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Laudato

Capítulo I: “Lo que le está pasando a


nuestra casa” (17 – 55).

Las reflexiones sobre la situación INTRODUCCIÓN


de la humanidad y del mundo pueden sonar a “mensaje
repetido”, pero es fundamental hacer un recorrido por lo que le está pasando a “nuestra casa
común”.

APARTADOS
I. “Contaminación y Cambio Climático” (20 – 26).
i. “Contaminación, Basura y Cultura del Descarte” (20 – 22).
 La contaminación suele afectar a los más pobres, a pesar de que hay problemas
que nos afectan a todos.
 La tecnología, a veces, resuelve un problema creando otros.
 La acumulación de residuos es tan grande que La Tierra parece un “depósito de
porquería”.
 Muchas veces se toman medidas cuando los efectos son irreversibles.
 Estos problemas están íntimamente relacionados con la “cultura del descarte”,
que afecta tanto a seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se
convierten en basura.
ii. “El Clima, Bien Común” (23 – 26).
 El clima es un bien común, de todos y para todos.
 La humanidad debe tomar conciencia de realizar cambios en los estilos de vida,
de producción y de consumo.
 El calentamiento global afecta a todo el planeta (selvas, casquetes polares,
océanos). ¡es un problema mundial! Los peores impactos los recibirán los países
en desarrollo durante las próximas décadas, ya que no tienen los medios para
adaptarse a los cambios bruscos.
 No nos sentimos responsables de su situación. Quienes tenemos más recursos y
los poderosos, nos concentramos en enmascarar los problemas u ocultar los
síntomas.
II. “La Cuestión del Agua” (27 – 31). A nivel actual no es sostenible, resulta
inaudito nuestro hábito de gastar y tirar. El agua potable y limpia, representa una cuestión
de primera importancia; y la pureza del agua social se da, especialmente, en África, cuyo
problema más serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres; que provoca
muchas muertes todos los días.
Hay una tendencia a privatizar el agua y a regularla según las leyes del mercado.
El acceso al agua potable y segura, es un derecho humano básico, fundamental y universal.
Sin agua no hay vida y negarles el agua a los pobres es negarles el derecho a la vida.
La escasez de agua provocara el aumento de precio de otros alimentos y productos, y que
será fuente de conflicto porque el control de la misma recaerá en empresas mundiales.
III. “Pérdida de la Biodiversidad” (32 – 42). Indica que hacemos uso de La Tierra
según criterios de economía y actividad comercial y productiva. Solo piensan en el ahora.
Hay que respetar a las especies por lo que son y no como recursos explotables. “Nos es
más sencillo entender la importancia de un ave o un mamífero porque son más visibles;
pero todas las especies son importantes para el conjunto de los ecosistemas” (punto 34).
Destruimos la naturaleza al mismo tiempo que inventamos nuevos artilugios, pareciera
que pretendemos sustituir una belleza irremplazable e irrecuperable por otra creada por
nosotros mismos.
Cuidar los ecosistemas implica mirar más allá de lo inmediato, del beneficio económico
rápido y fácil. Los daños son mayores que los beneficios. Existen diversos problemas en el
mundo, como en el Amazonas y otras selvas o los océanos.
Es necesario invertir mucho más en investigación para entender mejor el comportamiento
de los ecosistemas.
IV. “Deterioro de la Calidad de la Vida Humana y Degradación Social” (43
– 47). Trata de una reflexión sobre la “cultura del descarte” en las personas.
Se puede encontrar una ciudad bella y llena de espacios verdes bien cuidados en algunas
áreas seguras, pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los “descartables” de la
sociedad.
El progreso y crecimiento de los dos últimos siglos no ha supuesto una mejora de la calidad
de vida para todos, no ha sido un verdadero progreso. Además los medios digitales no
contribuyen a la reflexión cuando nos saturan de información o reemplazan la relaciones
reales con los demás.
V. “Inequidad Planetaria” (48 – 52). Los efectos medioambientales son peores
para los más pobres, que dependen mucho más directamente de la naturaleza y no
pueden adaptarse a su destrucción.
Los medios de comunicación y los “formadores de opinión” hablan desde la comodidad de
los países desarrollados, por lo que les cuesta hacernos partícipes del sufrimiento de otros
pueblos.
Los planteamientos ecológicos, hoy día, no pueden olvidar la cuestión social. Hay que
escuchar tanto el clamor de La Tierra como el clamor de los pobres.
Habitual y actualmente se habla sobre falsas soluciones que no tratan el problema; sobre
el aprovechamiento de los países del norte y los recursos del sur. Las grandes
multinacionales hacen en los países pobres lo que no les dejan hacer en sus propios países;
es responsabilidad nuestra, de quienes más podemos, atender las necesidades de los que
menos pueden. No hay espacio para la globalización de la indiferencia.
VI. “Debilidad de las Reacciones” (53 – 59). Las decisiones políticas están
sometidas a las tecnologías y a las finanzas (se pierde de vista el bien común). La alianza
entre la economía y la tecnología, termina dejando afuera lo que no forme parte de sus
intereses inmediatos, y cualquier intento por modificar las cosas será visto como una
molestia provocada por “ilusos románticos”.
Se ha “divinizado” al mercado y sus intereses; y en éste contexto se prevén muchas
guerras disfrazadas detrás de “nobles reivindicaciones”.
VII. “Diversidad de Opiniones” (60 – 61). Generadas sobre la cuestión
medioambiental; desde los que creen que la tecnología lo “salvará todo” hasta los que
dicen que el ser humano debe cesar sus actividades.
La iglesia no debe proponer una palabra definitiva, pero sí escuchar y promover el debate
honesto y el diálogo. Siempre hay una salida.

Capítulo III: “LA RAÍZ HUMANA DE


LA CRISIS ECONÓMICA” (101 – 136).

INTRODUCCIÓN
No basta con describir los síntomas de la crisis ecológica, hay que entender que el ser humano
tiene mucho que ver. Nos presenta el “paradigma tecnocrático” (101).

APARTADOS
I. “La Tecnología: Creatividad y Poder” (102 – 105). Es justo alegrarse
ante los avances tecnológicos y entusiasmarse frente a las grandes posibilidades que
nos ofrecen pero, puede llevarnos a una encrucijada.
El ser humano ha modificado a la naturaleza desde sus inicios y la tecnología, ha
remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. Además, la
ciencia y la tecnología, no solo producen cosas útiles o valiosas sino también bellas. El
problema surge cuando algunas tecnologías se concentran en manos de unos pocos,
suponiendo una enorme acumulación de poder (energía nuclear, biotecnología,
informática, modificación del ADN). ¿En manos de quien está y puede llegar a estar
éste poder? Es muy peligroso que resida en una pequeña parte de la humanidad.
Se tiende a creer que todo incremento del poder constituye un progreso, como si la
realidad, el bien y la verdad, brotaran espontáneamente de lo tecnológico y lo
económico (105).
El inmenso crecimiento tecnológico no ha estado acompañado de un desarrollo en
responsabilidad, valores o conciencia; falta una ética sólida, una cultura y una
espiritualidad que pongan límites al uso de dicho poder (105).
II. “Globalización del Paradigma Democrático” (106 – 114). Éste
paradigma establece que a mayor progreso científico mayor desarrollo tecnológico y,
consecuentemente, mayor crecimiento económico, a su vez relacionado con el mayor
bienestar social (promoviendo al mayor acceso de personas a estudios de investigación
que favorezcan el crecimiento científico, es un ciclo vicioso); pero que se ha
demostrado falso o incompleto.
El ser humano ha modificado siempre la naturaleza, pero se adaptaba a los límites que
encontraba, actualmente lo que le interesa es extraer todo lo posible de las cosas,
ignorando la realidad de lo que tiene delante, dando origen a una idea de “crecimiento
ilimitado”, que ha entusiasmado a economistas, financistas y tecnólogos, llevando al
ser humano a estrujar al planeta hasta el límite.
En el origen de muchas dificultades del mundo actual está éste pensamiento surgido
del paradigma anteriormente mencionado.
Los objetos producidos por la técnica no son neutros, condicionan nuestros estilos de
vida y nos empujan en la línea de los intereses de determinados grupos de poder
(acabamos vistiéndonos como nos dicen, divirtiéndonos como nos sugieren, etc.). Si
queremos cambiar las cosas, no podemos ver la técnica como un menor instrumento;
se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos y utilizarlos sin
ser “dominados” por su lógica. La lógica cristiana no puede dejarse arrastrar por la
lógica tecnocrática. Éste paradigma condiciona la vida de las personas y el
funcionamiento de la sociedad, ejerciendo también su “dominio” sobre la economía
(mira el desarrollo tecnológico en función del beneficio, sin prestar atención a las
consecuencias negativas que pudiesen derivar. Algunos dicen que ambas resolverán
los problemas medioambientales pero el mercado por sí solo no garantiza el desarrollo
humano integral ni la inclusión social) y la política.
No debemos miles de soluciones a cada pequeño problema que surja porque todo está
relacionado y así solo escondemos los verdaderos y más profundos problemas del
sistema mundial (110).
La gente ya no parece creer en un futuro feliz ni confía ciegamente en un mañana
mejor porque toma conciencia de que el avance de la ciencia y la técnica no equivale al
de la humanidad y la historia. Sin embargo, tampoco se imaginan renunciando a las
posibilidades que ofrecen las tecnologías. Hay que tomar conciencia de la urgencia de
avanzar en una “valiente revolución cultural” contra la falta de neutralidad de la
ciencia y la tecnología (114). No se trata de volver a la época de las cavernas pero, si
aminorar la marcha para poder mirar la realidad de otra manera.
III. “Crisis y Consecuencias del Antropocentrismo Moderno” (115 –
136).
i. Introducción (115 – 121). El antropocentrismo moderno ha conseguido que
la realidad sea desplazada por la técnica, debilitando el valor que el mundo tiene
en sí mismo. Hay que prestar atención a la realidad y a los límites que impone, ya
que se ha extendido el pensamiento de que la ciencia y la técnica humana no
deben conocer límite alguno y puede llegar a fundir el pensamiento de que la
defensa de la naturaleza es cosa de débiles; los cristianos no deben pensar eso,
puesto que tenemos que vernos a nosotros mismos como “administradores”
responsables de “la creación”.
Actualmente puede palparse la falta de preocupación por medir el daño a la
naturaleza (cuando no se reconoce el valor de un pobre, de un embrión humano o
de una persona con discapacidad, difícilmente se escucharan los mismos gritos de
la naturaleza, todo está conectado, no habrá una nueva relación con la naturaleza
sin un nuevo ser humano, tenemos que tomar conciencia de la necesidad de
cambiar nuestro modo de vida).
Considerar al ser humano como una criatura más entra las demás sin nada de
especial, hace que disminuya en las personas la conciencia de la responsabilidad,
el biocentrismo no resolverá la situación actual y sumara nuevos problemas.
Es muy importante la relación entre las personas, no podemos pretender sanar
nuestra relación con la naturaleza y el medioambiente sin sanar todas las
relaciones básicas del ser humano. Dado que todo está relacionado, no resulta
compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto.
ii. Subapartados.
 “El Relativismo Práctico” (122 – 123). Cuando el ser humano se
coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus
conveniencias circunstanciales y todo lo demás se vuelve relativo e irrelevante
si no sirve a los propios intereses inmediatos. La cultura del relativismo es lo
que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero
objeto (trabajos forzados, esclavos a causa de una deuda, explotación sexual de
niños, abandono de ancianos), es la misma lógica del “usa y tira”. Sin una
verdad objetiva o unos principios universalmente válidos las leyes solo se
entenderán como imposiciones arbitrarias y obstáculos a evitar.
 “Necesidad de Preservar en Trabajo” (124 – 129). Es necesario
incorporarla a cualquier planteamiento sobre una ecología integral.
Basándose en una correcta concepción de trabajo (San Francisco de Asís), una
sana y rica comprensión sobre el trabajo (Charles de Foucault) y la
impregnación del trabajo de sentido espiritual gracias a su “Ora Et Labora” (San
Benito), vivir el trabajo nos vuelve más cuidadosos y respetuosos con el
ambiente.
La Iglesia Católica, afirma que la persona es: la autora, el centro y el fin de toda
la vida económico-social y es, a través del trabajo que se desarrollan las muchas
dimensiones de la vida (creatividad, comunicación, etc.). Es necesario que se
siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de
todos más, allá de los intereses limitados de las empresas.
El progreso tecnológico no debe reemplazar el trabajo humano porque la
humanidad se dañaría a sí misma y el trabajo es una necesidad (128).
Ayudar a los pobres con dinero siempre tiene que ser una solución provisional,
el objetivo tiene que ser permitirles una vida digna a través del trabajo,
imposibilitado por el avance tecnológico, que reduce costos de producción y
consigo puestos de trabajo; la acción del ser humano puede volverse contra sí
mismo. Dejar de invertir en las personas para obtener un beneficio inmediato,
es muy mal negocio para la sociedad (128).
La economía mundial favorece a las grandes empresas y deja de lado a los
pequeños productores, hecho que debería evitarse (128).
 “Innovación Biológica a Partir de la Investigación” (130 –
136). Habla principalmente de la investigación biológica y la manipulación
genética.
La experimentación animal solo es legítima si se mantiene en límites razonables
y contribuye a cuidar o salvar vidas humanas. Es contrario a la dignidad humana
hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas.
Los organismos genéticamente modificados no son buenos ni malos en sí
mismos, pero los riesgos pueden venir de su aplicación inadecuada o excesiva.
En muchos lugares, la utilización de cultivos modificados en laboratorio ha
supuesto que las tierras se concentren en las manos de unos pocos y que los
más frágiles se conviertan en mano de obra explotada.
Es inmoral también que muchas empresas vendan semillas estériles (que solo
valen para un cultivo) porque obligan a los campesinos a comprar semillas
nuevas cada vez.
Expresa gran preocupación por algunos movimientos ecologistas que defienden
la integridad del ambiente pero ignoran los mismos principios para la vida
humana cuando se experimenta con embriones humanos vivos. El valor de un
ser humano va más allá del grado de su desarrollo.
La técnica separada de la ética, difícilmente será capaz de auto limitar su poder.

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