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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES


POSTGRADO EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS
DOCTORADO EN GERENCIA
Seminario: Gestión Humana en la Complejidad

PENSANDO A DRUCKER PARA UNA NUEVA


VENEZUELA
Visión y propuestas para el porvenir nacional fundamentadas en el
pensamiento Druckeriano

M Sc. Edgar Peña Sanabria


C.I 8.694.442
Prof. Dr. Jesus Silva

Febrero 2021
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| Pensando a Drucker para una nueva Venezuela|

PENSANDO A DRUCKER PARA UNA NUEVA VENEZUELA


(Visión y propuestas para el porvenir nacional fundamentadas en el
pensamiento Druckeriano).

La historia contemporánea de Venezuela está impregnada de eventos de carácter político y

económico que condicionaron el desarrollo de una sociedad de tradición democrática y que en la

actualidad vive procesos que se distancian enormemente de esta tradición.

Dar una mirada a las acontecimientos políticos, sociales y económicos de los últimos años y

sintetizarlos haciendo un recorrido hasta la más reciente realidad del país nos permite tener una

visión periférica de a donde se deben apuntar los esfuerzos estratégicos y en consecuencia las

decisiones.

El objetivo del presente trabajo es realizar un sucinto recorrido por la historia reciente de

Venezuela, sus realidades y dicotomías a fin de adentrarnos en una propuesta visionaria de acciones

y del hacia dónde y cómo deberían orientarse, utilizando como marco de referencia el pensamiento

de quien por muchos fuese considerado el padre del management moderno el Sr. Peter Drucker.

La Venezuela Democrática.

Para 1948 la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez quien había ascendido al poder tras

perpetrar un golpe de estado al constitucionalmente electo presidente, el novelista Romulo Gallegos,

había orientado sus políticas públicas, concentrándose en la ejecución de importantes obras de

infraestructura, en la modernización de actividades productivas en el campo ligadas a la movilidad de

la fuerza de trabajo y a la expansión económica sobre sectores secundarios que permitieron una

Venezuela con muy significativos índices de crecimiento económico y social y considerados de

referencia en América Latina y el mundo.

En Venezuela la fiebre por la construcción y urbanización se apoderó de los proyectos de

Gobierno. Inmensas obras de arquitectura y grandes inversiones en proyectos, pretendía mostrar la


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eficacia del régimen para impulsar el empleo, el desarrollo y crecimiento económico, pero también

facilitando los vicios de corrupción y el aprovechamiento indebido de los recursos.

Durante esos años el petróleo otorgó al Gobierno de Marcos Pérez Jiménez grandes

inyecciones de capital extranjero que facilitaron dinamizar inversiones paralelas en la industria

manufacturera, agricultura y servicios, originando así una distinguida solvencia financiera del Estado

qué dibujo desde entonces el porvenir de la sociedad venezolana.

En enero de 1958, se presentó en Venezuela un radical cambio de orden con la caída del

régimen de Marcos Pérez Jiménez. La coyuntura política dibujó un escenario de cambio en búsqueda

de libertades, de pensamiento y de acción en el mundo político en y aras de dejar atrás el militarismo

que se había sembrado nuevamente en el escenario socio político venezolano para virar hacia una

nueva figura en un marco democrático que dio luz a un Pacto entre la dirigencia política.

Nació entonces el Pacto de Punto Fijo un acuerdo firmado entre los más importantes

partidos políticos de Venezuela, que generó los cimientos que le permitieron vivir el más largo

período de gobiernos civiles por la vía del sufragio en la historia contemporánea del país y que

cerraba la última dictadura de medio siglo, abriendo paso a un nuevo periodo llamado “bipartidismo”

entre las organizaciones políticas más visibles como alternativa de gobierno.

Para la época, tres (3) partidos políticos, Acción Democrática (AD), COPEI (Comité de

Organización Política Electoral Independiente) y URD (Unión Republicana Democrática) tenían como

objetivo fundamental la conformación de un Gobierno de unidad nacional con estricto respeto de los

resultados electorales. Sin embargo, el poder político se distribuyó preferencialmente entre dos

partidos, Acción Democrática, de tendencia social demócrata, y el Partido Socialcristiano COPEI.

Con este Pacto, se construyó una estabilidad bipartidista entre los dos partidos sin

divergencias ideológicas y sin riesgos de sobresalto para el intercambio en los mecanismos de poder.

Se le caracterizó además como el responsable de la conformación de una coalición restringida entre


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élites excluyentes y cuyos compromisos integraban una red clientelar que se incrustó en la estructura

y funcionamiento de las instituciones (Atehortúa y Rojas, 2005, pp. 255).

De acuerdo con Rey (1996):

…se trató de lograr un amplio consenso entre los principales actores políticos y

sociales y que permitiera a los Gobiernos elegidos por el voto popular contar con el

apoyo moral y/o material necesario para no ser derrocados y para poder movilizar con

éxito el conjunto de recursos sociales y colectivos requeridos para hacer efectivas sus

decisiones (pp.542).

De los años 1959 al año 1974 sucedieron dos (2) periodos gubernamentales del Partido

Acción Democrática y un (1) periodo del Partido COPEI como parte y cumplimiento de este acuerdo

que estableció una Declaración de Principios y un Programa Mínimo de Gobierno. Este último,

constituía “las bases de la gobernabilidad” con el compromiso de estas organizaciones autodefinidas

como democráticas (Atehortúa y Rojas, 2005, pp. 258). Este Programa definió la elaboración

inmediata de una Constitución Nacional que resultó en la Constitución Nacional de Venezuela del

año 1961.

Para ese momento dos partidos denominados de izquierda, el Partido Comunista y el

Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), este último como una separación de un grupo

minúsculo de Acción Democrática, se declararon en lucha armada en clara retaliación a la exclusión

que sufrieron al no estar representados en el mencionado pacto (Velásquez,1979).

En esos años, estos últimos dos partidos dedicaron grandes esfuerzos de organización y

búsqueda de alianzas y apoyo con algunos sectores militares con impacto desestabilizador sobre el

Gobierno de Rómulo Betancourt quién fue el primer presidente democráticamente electo posterior

al período dictatorial de Marcos Pérez Jiménez entre los años 1959 y 1963 (Rivas, 1976, pp. 565).
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Para los años de 1968 a 1973, el Partido Social Cristiano COPEI asume la presidencia con

Rafael Caldera y la izquierda armada derrotada militarmente decide institucionalizarse bajo el marco

legal. En este mandato el Estado adquiere un papel central e intervencionista por la vía de

mecanismos como la regulación, la protección y el subsidio. Asimismo, garantiza la competencia

político electoral y los partidos oficialistas liderizan los procesos de representación y canalización de

conflictos. Se establece distancia entre los militares y la práctica política, subordinándose estos a las

políticas regionales lográndose además el apoyo total de los medios de comunicación.

En ese año surge el modelo denominado “sistema populista de conciliación” de élites que

Rey (1991) define como “un acuerdo para garantizar a los sectores minoritarios poderosos que sus

intereses fundamentales no se verían amenazados por la aplicación de la regla de la mayoría en la

toma de decisiones gubernamentales” (pp. 543).

En materia económica este período ostenta dos características claves. En primer lugar, la

búsqueda de la modernización del aparato productivo con una articulación concreta a los mercados

internacionales, pero a la vez con una preponderante dependencia del desarrollo petrolero. La renta

derivada del petróleo como principal componente de la economía venezolana se traslada al conjunto

de la sociedad por diversos mecanismos; gasto e inversión pública, sueldos y salarios, rentas

tributarias de baja carga, tasas de interés fijas, subsidios y préstamos (Alvarez, 1996).

Es el petróleo para Venezuela un elemento esencial en torno al ejercicio del poder y de cómo

este influencia la política. El petróleo como divisa acentúa una importante desproporción entre el

sector público y el sector privado de la economía en el que este último se coloca a la zaga de las

decisiones políticas de grupos o de individuos que favorecen los intereses de las llamadas clases

dominantes.

Pero a su vez se constituyen en barreras e inconvenientes para la realización de un proyecto

nacional, ya que el sistema se construye exclusivamente sobre los ingresos de la industria petrolera

dependiendo la modernización, la forma y la dimensión del aparato institucional del Estado ya que
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de él derivan el presupuesto de la nación y las relaciones de lo público en todos sus espacios

incluidos la opinión pública e incluso los procesos electorales (Alvarez, 1996).

En Venezuela, la bonanza petrolera resplandeciente entre los años 1973 y 1978 se debe al

primer Gobierno de Carlos Andrés Pérez. El tamaño del Estado y sus fortalezas alcanzadas en el

periodo gubernamental anterior influencia una lógica providencial que se levanta sobre el auge de

los precios del petróleo y con estos el crecimiento económico.

El Estado interviene activamente en la vida institucional del país controlando de manera

absoluta las divisas, haciendo funcionar también el andamiaje económico y la redistribución de la

renta nacional.

En el ámbito político, ciertas posiciones ideológicas se profesan entre dos (2) corrientes,

demócratas y sociales. El Estado interviene en el ámbito clave de la economía y la regulación jurídico-

política de las relaciones sociales. Los partidos excepcionalmente poderosos son la vía y fuente para

que este penetre y controle la vida social, organizaciones civiles, sindicatos, gremios urbanos, rurales,

comités estudiantiles, asociaciones profesionales y gremiales se subordinan a las estructuras del

Estado y se colocan al servicio de los intereses programáticos y electorales.

Álvarez (1996) en su libro La crisis de hegemonía de los partidos políticos venezolanos señala

“lo público es un asunto casi exclusivo de los partidos al punto que el sistema político venezolano

puede ser descrito esencialmente como un sistema de partidos” (pp. 133).

La influencia de los partidos políticos en la vida social se hizo abrumadora sobre literalmente

todo, instituciones, empresas, organizaciones sociales, fundaciones e incluso en la vida estudiantil.

De acuerdo con Molina y Pérez (1996), “una enorme red de contactos y compromisos para compartir

el poder y sus beneficios invadió el transcurrir de la sociedad, los partidos oficialistas coparon las

organizaciones de masas y las convirtieron en apéndices burocráticos del Estado” (pp. 43).
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La nacionalización de la industria petrolera y la importancia en la economía que generaba su

renta tras el shock de 1974 se convirtió en una herramienta para enmendar los clásicos problemas

ligados al capitalismo frente a la educación, el empleo, la salud y la vivienda. (Atehortúa y Rojas,

2005, pp. 261). El Estado fungió como empresario invirtiendo cuantiosas cantidades y recursos en

infraestructura a través de asociaciones estratégicas en compañías de capital mixto en los diferentes

sectores productivos (Crisp, Levine, Rey, 1996, p. 12).

Las ventajas del sistema político y económico durante estos años se convirtieron en

desventajas desde 1979. La omnipotencia del petróleo perdió relevancia con la caída de los precios

cuya drástica disminución tuvo un impacto severo en el sistema financiero afectando toda la

economía, pero más aún a la economía familiar (Gavin y Hausmann, 1998, p. 10).

Venezuela a pesar de esta coyuntura logró aplazar la crisis con una maxidevaluación

lesionando el valor real de los activos de la banca, aplicando medidas exigidas por el Fondo

Monetario Internacional (FMI) y los nuevos modelos económicos a partir del llamado Consenso de

Washington, con el objetivo de promover el crecimiento, la estabilidad macroeconómica y una

esperada reducción de la pobreza, a la vez que se buscaba frenar la crisis de la deuda externa pero

que en definitiva afectaron al sistema venezolano en su conjunto. (Castañeda y Diaz, 2017).

El esquema de industrialización adoptado en esos años impulsaba la sustitución de

importaciones que pretendía establecerse como inversión para las divisas petroleras, pereció en un

contexto en el que importar resultaba mucho más barato y fácil que producir. La oferta de bienes no

tradicionales se vio mermada y el aparato productivo industrial reducido e ineficiente, se convirtió en

una estructura dependiente de la economía petrolera y considerado por algunos, un “parásito del

Estado”. La estructura de consumo, las limitaciones tecnológicas y la concentración del ingreso

tampoco favorecieron la construcción de una industria nacional diversificada. (Bitar y Troncoso,

1982, p 114).
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En este sentido, muchos autores señalan que el derrumbe del Petro Estado significó el

derrumbe de la Democracia. Sin crecimiento económico y sin dinero el poder de los partidos

descendió y las lealtades se debilitaron. Como resultado, la corrupción doblegó las instituciones y los

pactos señalados en el pacto de Punto Fijo sobre los cuales se había levantado el sistema no sólo se

resquebrajaron literalmente se desvanecieron (Varela, 2005, p. 821).

El punto de quiebre, la debacle, ocurre el viernes negro, 18 de febrero de 1983 cuando la

divisa colapsó y se devaluó la moneda sobreviniendo una cadena de acontecimientos que

deterioraron los cimientos de lo público y lo privado (Combellas, 2010, p. 150).

Un déficit fiscal enorme generaba inflación y ésta a su vez devaluación de la moneda que

buscaba proporcionar recursos al estado pero que por el contrario amplió su brecha fiscal

propagando un incremento en los índices inflacionarios. Esto trajo como consecuencia además que la

capacidad pública de gestión se deteriorará frente a la deuda externa y que el poder adquisitivo

sucumbiera ante un alza constante de los precios (p.150).

En 1988 es nuevamente elegido Carlos Andrés Pérez sembrando la esperanza de reeditar el

brillo de su primer periodo gubernamental bajo la promesa de una mayor justicia social, pleno

empleo, mayor equidad en la distribución de la riqueza y planes para estabilizar la economía.

El presidente Pérez en términos económicos, intentó la adopción de un tipo de cambio único

libre y flotante para el Bolívar, la eliminación de subsidios a los bienes y servicios producidos por el

estado, liberación de precios y tasas de interés, medidas dentro de un reajuste estructural llamado el

“gran viraje” que fue advertido por los venezolanos no como una solución sino por el contrario, como

una tortuosa vía que profundizaría su ya difícil situación (Lezama, 2012, p. 7).

Como resultado de esto, en 1989 las calles se vieron repletas de demandas y de protestas en

la que los saqueos la violencia y la delincuencia se adueñaron del quehacer y la cotidianidad

(Caracazo). Los partidos ya no controlaban las masas y ya no tenían influencia sobre la movilización

popular (p.10).
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Las evidencias demostraban el agotamiento del modelo. La caída en los precios del petróleo,

el incremento desmedido de la deuda externa y el manejo corrupto de las arcas públicas dejaron sin

fondo al clientelismo y sin piso a las otrora fuertes organizaciones partidistas.

Ocurre entonces el primer evento que desestabilizó la frágil pero consolidada democracia

venezolana de más de cuarenta años. La intentona golpista de Hugo Chávez en febrero de 1992

como una manifestación concreta del derrumbe político de los partidos y de las instituciones del

Estado pero que en sí mismo demostraba solidez e independencia de poderes porqué bajo el

estamento jurídico nacional La Contraloría procuró la destitución de Carlos Andrés Pérez acusado por

corrupción (Ochoa y Rodriguez, 1996, p. 125).

Le sucede entonces un Gobierno provisional encabezado por Ramón J. Velázquez quien llamó

a un nuevo acuerdo nacional para restablecer el orden constitucional y democrático y de cuyo

proceso eleccionario resultara electo el Dr. Rafael Caldera en su segundo mandato proceso que

alcanzó sin contar con el que entonces fuese su partido político de cuna, el Partido Social Cristiano

COPEI.

Rafael Caldera en 1993 propuso un “pacto solidario” que en lo económico enfrentó grandes

dificultades y en lo político la adversidad incluso de hasta sus más cercanos colaboradores.

Entre los diferentes problemas y dificultades económicas que afrontaba el presidente

Caldera en este segundo mandato se pueden enumerar entre ellas una baja sustancial del ingreso

petrolero, un amplio desequilibrio en la balanza de pagos, incremento de la deuda externa y

agotamiento de las reservas internacionales, aceleración inflacionaria y encarecimiento desmedido

del costo de la vida, devaluación continua del Bolívar con la concomitante dolarización de la

economía, deterioro extremo del salario real, decrecimiento de la actividad productiva de la nación

con un amplio desajuste del Producto Interno Bruto y disparidad intersectorial de la productividad,

liberación de precios, eliminación de subsidios, conversión de la deuda externa en deuda social y


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ausencia de políticas sociales que compensaran el debilitado poder adquisitivo del venezolano

(Kornblith, 1996, p. 3).

Ante una economía quebrada que soportaba el sistema, los partidos políticos estaban sin

capacidad para canalizar los conflictos estando debilitados en su papel como vehículos

fundamentales de comunicación y mediación entre gobernantes y gobernados para resolver las

dinámicas políticas y socio económicas lo que dio paso a una nueva elite política (Combellas, 2010).

La Venezuela Indefinida.

La serie de eventos ocurridos entre los años 1989 al 1993 y el continuo deterioro de los

pilares fundamentales que sostenían el orden democrático luego de 40 años, explica la rapidez y

profundidad de los cambios en las preferencias y percepciones colectivas expresadas en las

elecciones del año 1998. La búsqueda por parte de la población de nuevas opciones para superar la

crisis signó los resultados que alcanzarían los partidos políticos tradicionales.

Tras reiteradas y consistentes señales de impaciencia y desafección de la población con el

liderazgo tradicional a sus actuaciones, loa partidos políticos a todas luces decidieron repetir sus

mismas fórmulas promoviendo algunas innovaciones con insuficiente impulso renovador. En este

sentido, las adversas condiciones socioeconómicas agudizaron el cuestionamiento y el descontento

colectivos. (Kornblith, 1996, p.171).

De acuerdo con Kornblith (1996) “la ruptura comunicacional entre el liderazgo convencional

y los amplios sectores de la población convenció al electorado acerca de la inutilidad de seguir

apostando al liderazgo tradicional y promovió el atractivo que concitaron opciones alternativas o

enfrentadas al mismo”. (p.171).

Hugo Chávez quien venía estructurando y legalizado su partido político Movimiento Quinta

República inició un consistente ascenso en la política venezolana y en 1998 asciende al poder como
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presidente constitucional desplazando el liderazgo tradicional y dejando atrás una larga historia

política bipartidista nacional.

Chávez llega al poder con la bandera de promover una nueva Constitución mediante

referendo popular el 15 de diciembre de 1999 la cual fue aprobada gozando de indiscutible

legitimidad democrática.

Entre las novedades institucionales expuestas dentro del contenido programático de Hugo

Chávez estuvieron el cambio de nombre de la República, la formalización constitucional de la cláusula

de Estado Social, Democrático de Derecho y de Justicia, el cambio hacia una Democracia Participativa

y Protagónica, el establecimiento de referendos consultivos, el diseño de una arquitectura federal de

Estado Descentralizado, el establecimiento de un sistema presidencial de Gobierno con amplios

poderes presidenciales.

Igualmente propició un cambio en la estructura parlamentaria ahora unicameral

representado en la Asamblea Nacional con menos funciones legislativas que serían asumidas por la

presidencia de la República; nuevos poderes públicos, el Poder Ciudadano en la Defensoría del

Pueblo y el Poder Electoral, reconocimiento al pueblo indígena y el reconocimiento de una Fuerza

Armada nacional con estatus y rol superiores a los establecidos en la Constitución de 1991

permitiendo el acceso al voto a los militares activos, mayor autonomía funcional y protagonismo en

la vida nacional. Se consagraba un sistema socio económico regido por los principios de economía

mixta y la diversas modalidades de Estados de excepción.

Los cambios derivados del escenario político en el que se aprobó la nueva Constitución

incluyeron elementos considerados por algunos autores cómo no contemplados en las disposiciones

transitorias de la Constitución, modificándose arbitrariamente la composición de los poderes del

Estado (con excepción del Ejecutivo) cuyos cargos y magistraturas pasaron a ser ocupados por

personas afines a lo que fue llamado el “proceso revolucionario”.


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Algunas leyes fueron aprobadas contraviniendo el dogma del constitucionalismo

democrático, es decir, la posibilidad de ser aprobadas bien sea directamente por el pueblo o por sus

representantes electos dentro de un debate público y deliberativo en un cuerpo colegiado como la

Asamblea Nacional.

Se propició entonces un control hegemónico de los poderes del Estado por parte del

Gobierno de Hugo Chávez violando flagrantemente principios constitucionales recientemente

aprobados y que fueron avalados por un Tribunal Supremo de justicia diseñado literalmente a la

medida y que se autodenominó supraconstitucional todo enmarcado bajo una doctrina de

transitoriedad necesaria. Ante este escenario de control a plenitud de todos los poderes del Estado el

gobierno de Hugo Chávez se erigió con poderes literalmente definidos por Combellas (2010) como

“por encima de los principios y valores constitucionales” viéndose reflejado en la nominación de

funcionarios y magistrados en los cargos sin ningún tipo de auditoría o cumplimiento de

formalidades (p. 159).

La legislación bajo el modelo político erigido como de la “Quinta República” impuso diversas

restricciones a derechos humanos consagrados en la Constitución entre estos el acceso a la

información de los entes públicos, el derecho a la manifestación y libre tránsito bajo argumentos

arbitrarios de seguridad, restringido severamente las libertades económicas al imponer un agresivo

intervencionismo estatal por encima de la libre empresa con un concepto de privilegiar la propiedad

social sobre la propiedad privada garantizada por la Constitución.

Bajo este esquema político con vicios ideológicos indefinidos, el estado controla la

producción de bienes y servicios monopólicamente bajo un principio arbitrario de seguridad que

faculta a decretar la adquisición forzosa de bienes erosionando los derechos del ciudadano como

consumidor. Prácticamente todas las actividades económicas y productivas son consideradas sujeto

de decreto Ejecutivo como de utilidad pública, quedando en entredicho los derechos individuales

protegidos por la Constitución (Combellas 2010, p. 160).


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Hugo Chavez orientó el estado a un modelo socialista llamándolo “Socialismo del siglo 21”

que rompió con el modelo propuesto de economía mixta establecido en el texto fundamental de la

Constitución.

El papel personalista de Hugo Chávez estuvo expresado a través de un liderazgo carismático

que operó sin intermediación y con un excesivo uso de los medios de comunicación con largas

cadenas televisivas utilizando abiertamente los recursos del Estado y las diferentes empresas

privadas de telecomunicaciones. Instituciones creadas ad hoc, funcionarios dedicados a cumplir con

los intereses del líder sometidos al personalismo e informalidad de las relaciones entre institución y

el líder.

Este personalismo político encarnado por Hugo Chávez representó un abusó de su rol como

jefe de Estado erigiéndose en sí mismo en poder público representado no en una institución sino en

una persona que dirigía unilateralmente la acción del Gobierno, legislaba en función de sus intereses

y que interpretó sin autonomía ni real independencia la Constitución y las leyes.

La adversidad frente al devenir y comportamiento político de Chavez propiciaron escenarios

de una alta conflictividad político social que afectaron el desempeño económico de manera

importante impactando a la industria petrolera tras una larga huelga llamada “El Paro petrolero” que

precipitó al país a una severa recesión económica con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del

24 por ciento (24%) (Weisbrot y Sandoval, 2007, p. 3).

Es indudable que el esfuerzo realizado por su gobierno en gestionar temas de gran

repercusión mediática como la educación y la salud tuvieron un gran impacto en el componente y

fibra social de la población. Significativas mejorías en los índices de pobreza comenzaron a generar

escenarios de mayor bienestar especialmente en los sectores más desasistidos impulsado por un

ingente gasto social que solo en el año 2006 represento más del 20% del PIB (Weisbrot y Sandoval,

2007, p. 4).
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Los ingresos petroleros viabilizaron la inversión social y el incremento en el gasto público,

pues desde el año 2003 comenzó la escalada alcista de precios petroleros y de la recuperación de la

producción posterior a la huelga petrolera (p. 10).

Durante los períodos constitucionales gobernados por Hugo Chávez el papel del Petro Estado

siguió siendo el mismo. Guerra (2007) nos relata que “La diversificación de la economía de Venezuela

en lugar de fortalecerse se vio mermada” (p.11). Las inversiones en las industrias agrícolas y

pecuarias y en el desarrollo del campo se vieron fuertemente amenazadas por las decisiones

autoritarias de expropiación y ocupación sin la debida retribución a sus propietarios. Esta continua

amenaza sobre la propiedad privada obligó a muchos empresarios a reducir sus inversiones

mitigando sus riesgos buscando el refugio de sus capitales en otros sectores o inclusive abandonando

el país (Guerra, 2007).

Las inversiones en infraestructura por parte de la empresa privada se redujeron

importantemente por similares motivos, el miedo a la expropiación, el riesgo a las confiscaciones o a

las continuas fiscalizaciones generadas desde los entes tributarios y gubernamentales y los continuos

controles de precios y de la actividad industrial o comercial en general bajo una normativa legal

acomodaticia (Guerra 2007).

Otro elemento que preparó el escenario de la debacle económica venezolana tras la caída de

los precios petroleros del año 2012 fue la intervención a discreción de Hugo Chávez del manejo de las

reservas internacionales. En el año 2005 Chávez promovió la reforma de la ley del Banco Central de

Venezuela permitiéndose disponer de las Reservas Internacionales en el Banco Central de Venezuela

traspasando al FONDEN cerca de 53.500 millones de dólares, los cuales fueron ejecutados como

parte del gasto público y, algunos autores relatan, que una gran parte de esas reservas fueron

destinadas la compra de votos y a la campaña política para su reelección en el año 2012.

Chavez Igualmente modificó a través de la reforma las cláusulas según las cuales la petrolera

estatal de PDVSA tenía la obligación de vender las divisas al Banco Central de Venezuela a la tasa
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oficial desplazando todo el poder de las divisas petroleras al manejo exclusivo de la petrolera PDVSA.

En este sentido, los fondos para reservas internacionales en el Banco Central de Venezuela tuvieron

un flujo de entrada limitado pero un flujo de salida sin restricciones por esta razón las reservas

líquidas se fueron agotando.

El desmantelamiento de la industria petrolera, la corrupción y el uso indebido de sus

recursos se agudizaron con la llegada de la “revolución chavista” a pesar de contar con precios del

Petróleo que superaron los promedios de los últimos diez años. (Weisbrot y Sandoval, 2007, p. 8).

Con la muerte de Chávez asciende Maduro al poder y al enfrentar una economía sin reservas

internacionales implementa una medida restrictiva al recortar las importaciones. Con esta medida

un país mono productor se ve severamente afectado en su capacidad de desarrollo ya que la mayoría

de las empresas o bien importan productos o bien transforman materia prima y productos

importados.

Siendo así, la economía se ve aún más afectada sin la disponibilidad de divisas para la

generación de riquezas igualmente ante esta restricción de divisas la cotización del dólar en el

mercado paralelo se convierte en el precio más importante de la economía dejando a merced de la

especulación las nobles intenciones de emprendedores, empresarios y en general de los

consumidores (Vera, 2018, p. 90).

Ya bastante afectada la economía por la insuficiente disponibilidad de materias primas y

bienes de capital importados y por un desacertado diseño de la política cambiaria, la capacidad para

ofrecer bienes y servicios del sector productivo de la economía venezolana ha sido literalmente

asfixiada por las regulaciones y la propensión confiscatoria de medios de producción asociados al

proyecto socialista de la Revolución Bolivariana.

Maduro continúa su política desafiante utilizando el recurso arbitrario del “Decretismo” es

decir, utilizar los poderes legislativos asumidos por la presidencia de la Republica para imponer las

medidas políticas, sociales y económicas del país.


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La hiperinflación, una política cambiaria desatinada y excesivos controles agravaron la

escasez de productos impulsando un completo desbalance entre la oferta y la demanda con la

consecuente implosión de los precios y salarios, propiciando la escasez e inestabilidad a la población

venezolana en todos los sentidos.

Los más recientes hechos que viene sufriendo la población venezolana, están

fundamentalmente asociados a la incertidumbre que generan los desatinos en materia de política

económica y cambiaria del Gobierno de Nicolas Maduro que han obligado a millones de venezolanos

a cruzar las fronteras en calidad de migrantes arriesgando sus vidas en búsqueda de mayor bienestar

y un mejor porvenir. La crisis política venezolana o las diferencias en las posiciones ideológicas no

son la razón de la diáspora. La verdadera razón es la profunda crisis económica, el racionamiento y la

escasez que obligan al venezolano, sin distingo de clase social, a abandonar sus raíces y como se ha

dicho, a arriesgar su vida por alcanzar una real calidad de vida.

La Venezuela Posible

La cruda realidad que atraviesa el pueblo venezolano ha dejado atónito al mundo entero. Las

noticias internacionales reflejan la cruda realidad que vive la diáspora venezolana, profesionales de

diferentes áreas, académicos, especialistas, expertos en diferentes disciplinas han cruzado las

fronteras buscando nuevos horizontes con un solo objetivo, el de poder lograr una vida digna que

permita dar refugio a familiares y. por qué no decirlo, hacer realidad muchos sueños incumplidos en

tierra propia.

Países de la región como Colombia, Chile, Perú, Argentina y otros, han visto inundadas sus

calles de cientos de miles de venezolanos en precaria condición de vida. Se conoce que han acogido

más de 4 millones de venezolanos en su seno y, para fortuna de muchos, la nobleza de estos

gobiernos con profundo espíritu democrático ha promovido una amplia solidaridad diseñando figuras

Migratorias para posibilitar la inserción de todos a la vida social y económica de estos países.
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Paralelamente, cientos de profesionales, académicos, políticos e inclusive estudiantes han

documentado en profundidad las realidades venezolanas. Ingentes reportes e informes documentan

profusamente un diagnóstico certero de la enfermedad que sufre Venezuela.

Con base en cifras reales y documentos estadísticos debidamente elaborados se vienen

preparando planes para lo que se ha llamado” la transición” que no es otra cosa que el

restablecimiento de la democracia y la recuperación del país. Un país que está quebrado.

En este sentido, es nuestra responsabilidad contribuir con tan importante gesta aportando

nuestra visión sobre el cómo y reflexionando el pensamiento de Peter Drucker cuyos aportes

sirvieron de sustento a que los líderes de otros países propiciaran alcanzar suficiente prosperidad y

pudieran brindar a sus conciudadanos altos niveles de satisfacción personal e inigualable calidad de

vida de manera sostenida y estable.

Para Venezuela se considera imprescindible iniciar con la restauración de la democracia, con

recuperar el estamento jurídico y legal que no está representado en la primera magistratura sino en

la Constitución Nacional y su riguroso cumplimiento. Es indispensable para Venezuela un cambio de

orden que restaure las políticas de Estado Social y de Derecho que son la base fundamental para la

construcción de un nuevo modelo de sociedad que coloque en el centro al ciudadano y sus

instituciones apegadas al cumplimiento más estricto de las normas y leyes, sin desviaciones por

filiación política o para satisfacción de personalismos injustos y egoístas que lo que han hecho es

menoscabar la magnificencia de la entidad pública representada en sus gobernantes.

La función de Presidente implica una integridad impoluta tal como lo señala Drucker (2004)

…la prueba de la sinceridad y seriedad de una dirección es el énfasis intransigente

en la integridad del carácter pues el pueblo puede perdonar a una persona por muchas

cosas: incompetencia, ignorancia, inseguridad o malos modales, pero no perdonarán la

falta de integridad en esa persona (p.3).


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En este sentido, la dirección de un país requiere de un líder con alto valor moral y ético, así

como el de su equipo de Gobierno. Bien lo subraya Drucker (1954) “la sostenibilidad de las

empresas (el país) depende no sólo de planes estratégicos sino de los principios y valores de la

dirección que no son otros que los de los seres humanos que la conforman” (p. 63).

Para una nación no debe haber posibilidad de error en tan juiciosa decisión la de otorgar la

posición más importante de la empresa (país) a alguien sin las calificaciones morales o éticas para

ejercer.

Así mismo, Drucker (200$) señala:

“Si las instituciones de nuestra sociedad pluralista no funcionan con una autonomía

responsable, no tendremos individualismo y una sociedad en la que haya una

oportunidad para que las personas se realicen. En cambio, nos impondremos una

reglamentación completa en la que a nadie se le permitirá la autonomía. (p. 12)

En este sentido, nuestro autor lo ilustra muy claramente: “Instituciones autónomas, fuertes y

eficaces son la única alternativa a la tiranía”. (p. 12).

Se propone para Venezuela entonces la reinstitucionalización para volver a dar

majestuosidad a tan importante institución como lo representa la Presidencia de la República.

Someterla al control de los otros poderes, limitarla en sus funciones, regulando su accionar,

restituyendo a tan importante función su claro objetivo de dirección y de coordinación tal como lo

señala Drucker (2004) “la Dirección tiene que pensar en la misión de la institución, tiene que fijar sus

objetivos y tiene que organizar los recursos para los resultados que la institución tiene que aportar”

(p. 18).

La Gerencia genera desarrollo económico y social. El desarrollo económico y social es el

resultado de la gestión. Puede decirse, sin demasiada simplificación, que no hay "países

subdesarrollados". Solo hay países "sub- gerenciados" (Drucker, 2004, p. 51).


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| Pensando a Drucker para una nueva Venezuela|

Interpretando a Drucker podría señalarse que la dirección de un país exige dirigir

coordinadamente orientando las decisiones con un profundo pensamiento estratégico, destacadas

habilidades de gestión, pero con una alta conciencia moral pues dirigir requiere la destreza de

integrar las partes y ponerlas al servicio de un fin común y para el caso de un país esto se representa

en la felicidad y el bienestar de toda una nación.

Para hacer esto posible en Venezuela, en nuestro criterio se requiere además, un

redefinición de la legislación sobre la propiedad privada y los derechos económicos de las personas e

instituciones. Devolver completa autonomía y eliminar el intervencionismo estatal y la

burocratización de los tramites y procedimientos administrativos relativos a la creación y

funcionamiento de las empresas, permitiendo establecer el basamento legal para el reflorecimiento

de las aun existentes y sea estímulo para la creación de nuevos emprendimientos con una robusta

sostenibilidad futura.

“Hacer que nuestras instituciones funcionen de manera responsable, autónoma y con un alto

nivel de rendimiento es, por lo tanto, la única salvaguarda de la libertad y la dignidad en la sociedad

pluralista de instituciones” (Drucker, 2004. p. 12).

Con base en lo anterior y estableciéndose una estructura legal y jurídica sólida, ante la

inextricable situación económica que vive Venezuela, se considera imperativo recurrir a los

organismos multilaterales para que con planes concretos de inversión extranjera e iniciativas de

ejecución del gasto, bien formuladas y sujetas a auditoria internacional permanente, reimpulsen

diferentes sectores como el sector Petrolero representado en la corporación PDVSA como principal

industria nacional y la que tiene mayores posibilidades de generación de ingresos para la obtención

de divisas, recuperación de las reservas internacionales y estimular la economía nacional.

Para ello esta debe recuperar su autonomía y sometimiento al resto de los poderes e

instituciones que regulan el sector en el país. Retomar la profesionalización de su liderazgo para que

en su Dirección se encuentren los profesionales e individuos más capaces y preparados, buscando


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garantizar resultados de gestión exitosos. Así como devolver la obligatoriedad de venta de las divisas

al Banco Central de Venezuela a fin de lograr la recuperación de las finanzas públicas.

Igualmente promover a Venezuela como un nuevo polo de oportunidades para la inversión

apelando al potencial de recursos naturales y humanos de los que dispone. Así convocar a

inversionistas nacionales e internacionales a desarrollar los diferentes sectores económicos como el

sector industrial, agroindustrial, pecuario, minero, metalúrgico, construcción todos estos

apalancados en una fuerte y preponderante inversión en tecnología que reposicioné al país a los

niveles del llamado primer mundo.

Así mismo recuperar la inversión en educación a través de nuevas tecnologías y

metodologías educativas. Replantear el rol del maestro y del profesor con nuevos modelos de

formación, cualificación, evaluación, y retribución para que forme y eduque a los profesionales del

futuro quienes serán los posibilitadoras del desarrollo y crecimiento del país.

En este sentido, es prudente recordar a Drucker (2004) que, en 1993, acuño la expresión

“Sociedad del Conocimiento” señalando que “es también una sociedad de organizaciones: el

propósito y la función de cada organización, tanto empresarial como no empresarial, es la

integración del conocimiento especializado en una tarea común” (p. 141), que en nuestro caso esta

gran tarea es la recuperación del país.

Con una economía reflorescente se estimulará además el retorno de los hoy millones de

ausentes pero que con su regreso se refundaran los caminos del desarrollo y de la estabilidad de la

familia venezolana con el reaprovechamiento del profesionalismo y experiencia, pero sobre todo con

su arraigo y compromiso nacional.

Drucker (2004) en su pensamiento nos señala “La Gerencia es, de hecho, responsable de

dirigir la visión y los recursos hacia los mejores resultados y contribuciones” (p. 18).
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Igualmente, nos instruye señalando que “El desarrollo, en otras palabras, es una cuestión de

energías humanas más que de riqueza económica. Y la generación y dirección de las energías

humanas es tarea de la Gerencia” (p. 56).

Finalmente, podemos resumir que el pensamiento Druckeriano nos habilita con los principios

para desarrollar la gestión exitosa de nuestra empresa -País-. Nos plantea el valor de la libertad, la

Integridad, la educación, la autonomía de las organizaciones, las verdaderas funciones de la

dirección, el valor del factor humano, de la planificación con claridad estratégica, el papel de la

tecnología, el impacto en la innovación pero sobre todo el papel del Líder y su valor en la integración

de todos los procesos y decisiones para alcanzar el propósito de la empresa, que como se ha

mencionado antes, en nuestro caso es la recuperación del país y el bienestar de toda nuestra gente.

Así pues, considero que es responsabilidad de todos, nacionales o extranjeros que tenemos

sentimiento por nuestro país, desde cualquiera sea nuestra tribuna, bien sea como profesionales,

estudiantes, académicos, industriales, comerciantes independientes, todos, asumir la posición de

Líderes, que la misma naturaleza nos ha dado, y aprovechar la necesaria conjunción entre el interés

económico y social de alcanzar una mejor calidad de vida y la disponibilidad de recursos humanos y

naturales para crear riqueza y sacar adelante a esta maravillosa tierra que hoy puede perfilarse como

la nación con más potencial de desarrollo de toda América Latina.


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