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La hemorragia puerperal o hemorragia posparto corresponde al sangrado vaginal excesivo luego de un parto,
habitualmente corresponde una pérdida sanguínea mayor a 1.000 ml en relación con el parto y signos clínicos de
hipovolemia. También se considera la caída del 10% del hematocrito.
Según su presentación temporal, la hemorragia posparto puede ser inmediata o tardía.
Luego del alumbramiento, el lecho placentario comienza a sangrar y la detención de ese sangrado depende de la
contracción uterina posparto, facilitada por altos niveles fisiológicos de oxitocina, que ayude a comprimir las arterias
espiraladas e impide el sangrado. El volumen de sangre perdida depende de cuán efectivas son las contracciones uterinas
en el periodo posparto inmediato.
La pérdida fisiológica de sangre es menor a 500cc en un parto vaginal y a 1000cc en una operación cesárea. La tolerancia
a esta pérdida de volumen sanguíneo es buena en la mayoría de las mujeres. Si la pérdida de sangre es mayor a lo
normal, la mujer responderá con mecanismos compensatorios que permiten el diagnóstico clínico de la magnitud de la
pérdida.
E: Etiología
El diagnóstico etiológico es imprescindible en el manejo. Las causas más frecuentes de la hemorragia posparto se
encuentran contenidas en las cuatro “T”:
• Tono: La causa más frecuente de hemorragia posparto es la inercia uterina (90%).
• Trauma: desgarros del canal del parto en un 6% y también rotura uterina
• Tejido: restos placentarios (4%): extracción incompleta de la placenta, quedando fragmentos de cotiledones
y/o membranas fetales en la cavidad uterina. El acretismo placentario es causa de retención de la placenta y
hemorragia posparto.
• Trastorno de la Hemostasia: es una causa infrecuente, y puede deberse a coagulopatías o alteraciones de la
función plaquetaria.
E: Expansión de Volumen
Se requiere de la corrección enérgica de la hipovolemia. Es necesario dos vías venosas de gran calibre. La reposición se
inicia con cristaloides o coloides (tibios) y se recomienda administrar el triple de volumen que la pérdida estimada.
Rápidamente se iniciará la reposición de hemoderivados: glóbulos rojos, plaquetas y plasma fresco congelado a una
relación 1:1:1.
El Índice de Choque es el método más sencillo para determinar qué paciente requerirá terapia transfusional; es una
razón matemática entre 2 datos clínicos: Frecuencia Cardiaca/Presión Arterial Sistólica, (valores normales de 0.5-0.7) y
aporta información respecto de hipoxia tisular y función del ventrículo izquierdo y consecuentemente, como pronóstico
del desarrollo de complicaciones e incluso muerte. Aquellas pacientes que, durante la emergencia obstétrica, presenten
un índice de choque mayor a 1.1 deberán recibir aporte de hemoderivados a la brevedad posible.
1. Masaje uterino: El útero puede masajearse de modo enérgico a través del abdomen materno (o directamente
si se detecta durante la cesárea) con la mano derecha del médico. El masaje uterino logra controlar el sangrado
mientras se implementan las otras medidas.
3. Antifibrinolíticos: La administración de ácido tranexámico reduce las muertes por hemorragia y la necesidad
de una laparotomía para controlar el sangrado. La administración temprana por vía intravenosa está indicada
independiente de la vía del parto y de la causa de la hemorragia, a una dosis fija de 1 gramo en 10 mL (100
mg/mL), a razón de 1 mL por minuto (es decir, durante 10 minutos), con una segunda dosis de 1 gramo por
vía IV si el sangrado continúa después de 30 minutos.
I: Intraoperatorio
La mayoría de las pacientes con inercia uterina responden a retractores uterinos; sin embargo, existen pacientes que
requieren tratamiento quirúrgico. El manejo quirúrgico se efectúa de forma escalonada. No siempre es posible y muchas
veces se procede directamente a la histerectomía.
Taponamiento: maniobra transitoria de compresión del útero/endometrio para lograr cohibir el sangrado.
⎯ Manual: masaje bimanual introduciendo la mano izquierda en la vagina y la derecha sobre el abdomen,
comprimiendo el útero entre ambas manos.
⎯ Compresas: se introduce un paquete de compresas a presión en la cavidad uterina; estas compresas se
introducen una tras una, en capas.
⎯ Balón inflable (balón de Bakri): el balón se inserta en la cavidad uterina, por vía vaginal, y se infla logrando
compresión del lecho placentario. Posee un doble lumen que permite evaluar la persistencia del sangrado.
Suturas compresivas: Se efectúa una laparotomía y se instalan en el útero suturas de material reabsorbible, que
mantienen comprimido el útero, la técnica más utilizada es la técnica de “B-Lynch”.
Ligaduras Arteriales
• Ligadura de arterias uterinas: se efectúa una laparotomía y se ligan las arterias uterinas (a nivel del itsmo
uterino).
• Ligadura de arterias hipogástricas: el resultado es el mismo que el de la ligadura de las arterias uterinas; sin
embargo, es más difícil, aumentando la morbilidad asociada al procedimiento.
Histerectomía
• Histerectomía obstétrica total o subtotal: Se recomienda la histerectomía subtotal (conserva el cuello uterino), pues
reduce el tiempo operatorio y reduce las complicaciones (lesiones vesicales) comparado con la histerectomía total.
N: No Obstétricos
El manejo de la hemorragia posparto requiere un equipo interdisciplinario de manejo, en el que está incluido el obstetra,
el anestesiólogo, que requieren el apoyo otros servicios: banco de sangre, laboratorio, Unidad de Cuidado Intensivo.
G: Complicaciones Generales
Una vez solucionada la emergencia, debe mantenerse el cuidado de la paciente, con un apoyo interdisciplinario de
especialistas, que permita detectar complicaciones y tratarlas prontamente.
Si el cuadro clínico no es compatible con los diagnósticos más frecuentes, debe solicitarse una curva de –HCG
cuantitativa, para descartar enfermedad trofoblástica gestacional. Hasta un 25% de las neoplasias trofoblásticas
gestacionales ocurren luego de embarazos normales (la mayoría ocurren post aborto) y se manifiesta por metrorragia
tardía del puerperio, debido a la persistencia de tejido trofoblástico en la cavidad uterina.
Tratamiento de la metrorragia tardía del puerperio
Habitualmente requiere tratamiento médico, no quirúrgico, salvo excepciones. Se recomienda evitar el legrado uterino
por el riesgo de sinequias y perforación uterina. El tratamiento se hace mediante:
• Retractores uterinos: Metilergonovina 0.2mg i.m.
• Antibióticos
1. Parenteral: Ceftriaxona + Metronidazol o Clindamicina + Gentamicina.
2. Oral: Amoxicilina + Ácido Clavulánico o Levofloxacino + Metronidazol.