Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES

TRABAJO EN GRUPO – N° 1

NOMBRE: Salomé Hernández

TEORÍAS TEOLÓGICAS O DE ORIGEN DIVINO

El término teología proviene del griego "Dios" y "estudio" (theos y logo) o "ciencia de
dios". El estudio de la teología es un discurso que tiene sus condiciones, reglas, método,
estructura y normas fundamentales y se enfoca en el estudio de Dios y la relación de los
seres humanos con ese Dios. (Edx, 2023). Decock nos advierte de la diferente
concepción existente entre la libertad contractual derivada de las consideraciones
morales y teológicas y las teorías contemporáneas sobre la voluntad y los contratos,
desarrolladas a partir del siglo XIX al calor de las nuevas corrientes de pensamiento
jurídico.

Entre los siglos XII y XIII: la consolidación del ordo iudiciarius. El Processus Satane es
un proceso simulado, un mock trial: se origina en un caso imaginario y se resuelve
siguiendo el orden previsto por el correcto desarrollo de un proceso. Destinada en
particular a las escuelas de derecho, la obra hace de pender su eficacia didáctica, y por
lo tanto su capacidad de impactar al público, de la contraposición entre la paradoja del
contenido y lo “ordinario” de la forma procesal. En otras palabras, el casus tomado de
una tradición que hunde sus raíces en la literatura edificante y en la reflexión teológica
ha sido elegido para impactar al auditorio y permanece grabado en la memoria de los
estudiantes; el modus con el que se conduce la disputa entre el diablo y la Virgen es, por
el contrario, perfectamente respetuoso de las reglas procesales elaboradas por la
doctrina y la normativa. (El diablo en el paraíso, 2017)

Para los juristas civilistas, que fueron los primeros a lanzar una reflexión sobre el ritual
judicial, el proceso es un actus trium personarum. Según la celebérrima definición que
se encuentra ya en Búlgaro –glosador, alumno de Irnerio y autor, en torno a 1140, de un
pequeño tratado De iudiciis, normalmente considerado el primero en su género los tres
sujetos que animan la acción procesal son el demandante (actor), el demandado y el
juez. El actor es el intendens, es decir el que declara querer algo y revindica un derecho
que según él tiene; el reus o demandado es el que intentionem evitans, es decir, quien
resiste a la demanda del actor, y el juez, finalmente, in medio cognoscens, es el tercer
sujeto, el que está entre las partes con el deber de conocer las verdades planteadas por
las partes y dar su solución. A partir de los primeros decenios del siglo XIII, siguiendo
UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES

la legislación Pontificia y en particular la de Alejandro III (1159-1181) y la de


Inocencio III (1198-1216) la materia procesal se erige en rama autónoma del derecho y
es objeto de análisis en particular por parte de los canonistas. La irrupción del derecho
en la escena cultural del siglo XII modifica profundamente los esquemas del
razonamiento teológico y contribuye a dar una nueva vida a la reflexión especulativa
incluso en temáticas que, al menos en apariencia, poco tenían que ver con el derecho. La
reflexión teológica usa el derecho para refundar los pilares de la construcción
escatológica. La concepción mágica de la justicia divina es substituida por un sistema
ordenado de pecados y penitencias que influye incluso en la “geografía” del más allá. El
rol de Dios juez iniciado con el proceso de Adán y concluido con el Juicio Universal es
redimensionado con la invención del Purgatorio, en donde las almas purgan una
penitencia proporcional a sus pecados y cuya duración depende de la directa
intervención de la Iglesia, a través del sistema de las indulgencias. La visión teológica
de la doctrina procesal y la visión jurídica de las liturgias sacramentales convergen de
forma particularmente evidente en las obras de Guillaume Durand, y sobre todo en el
Proemio del Speculum, en donde el gran canonista resume las doctrinas de la
legitimación carismática del derecho y del proceso trazando una suerte de historia del
derecho que, desde la creación, y por lo tanto desde la ley de Dios, llega sin solución de
continuidad hasta las más efímeras leyes humanas.

La visión jurídica del recorrido escatológico es ya la cifra distintiva del cristianismo de


los orígenes, y tanto de las doctrinas heterodoxas y heréticas como de las ortodoxas
recurren a temas de derecho. En la tradición teológica, el problema del mal está ligado
irremediablemente a la figura femenina. Y si la especulación filosófica, gracias en parte
a las categorías jurídicas, logra pensar en nuevos términos el rol del diablo, es decir, de
la personificación metafísica del mal, no sucede lo mismo en relación con la mujer,
vista siempre como su realización material echo para explicar la lucha entre el bien y el
mal, imaginada como confrontación legal.

DE LA CONDENA DE ADÁN AL JUICIO FINAL

No cabe duda de que el derecho necesita a Dios. Él es la fuente de legitimación de toda


autoridad y de él, en una suerte de estructura piramidal, descienden los poderes que
gobiernan las cosas de la tierra.
UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES

A diferencia de las otras religiones monoteístas, el cristianismo considera las tres


cualidades de Dios omnipotencia, omnisciencia y perfecto discernimiento del bien y del
mal como un arquetipo que es posible imitar sobre la tierra. Y, por lo tanto, la justicia
divina, que en la judaísmo y en el Islam son inaccesibles e incompresibles, en el
cristianismo medieval devienen el modelo que se debe trasladar a la escena humana.

También podría gustarte