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Principios de sociolingüís.

tica y sociología del lenguaje


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• • •
es una obra destinada a todos los que se mueven entre el. campo
de la enseñanza y ~J'est1:1dio}e la lingüística, la sociología,
la antropología y:otras disciplinas afines.
flllCI pi OS C e
El libro está organizado en cuatro partes; las tres primeras
socio lingüística
sociología
responden a un recorrido lineal que vade lo particular a lo más
general. Se empieza por el estudio de elementos fonéticos, para
concluir en el vasto ámbito de la. convivencia de lenguas y
sociedades diferentes, pasando por la variación estilística, la
variación en grupos sociales y los procesos de interacción
comunicativa entre individuos. En la cuarta parte se dedica un
capítulo a las relaciones entre sociolingüística, sociolo"gía del
lenguaje y etnografía de la comunicación, otro a la teoría y los
métodos de la socio!ingüística variaciorlista, otro a la aplicadón
de lenguaje
de esta disciplina a la enseñanza de lenguas y un último capítulo
a la planificación lingüística.

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En su cuarta edicilSn, Principios de sociolingü 13 FfLOLOOIA Y LINGUISTICA I!OIJ ,et
283400 SOCIOLINOUIST1CA. PQLnCA ~
Francisco Moreno Fernández
sociología del lenguaje s rgue siendo pórtico d(
JIRINCIPIOS DE SOCIOLlMGUtSl
a esta materia para estudiantes de distinto nivel: VV.AA.
1711434482777 218 t 00243tS11R 11/814
o estudiosos de diferente procedencia intelectua

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27,00 t:

Ariel Letras Arie/ Letras 4 .a edición


ÍNDICE

Prólogo a la cuarta edición . . 9


Prólogo mle segunda edición , li

Introducción . . . . . . . . • • . . 15
PRIMERA PARTE

LA VARIACIÓN EN LA LENGUA

1.• edición: enero de 1998 CAPITIJLO l. La variación en los niveles de la lengua . 21


4.• edición revisada y actualizada: enero de 2009 Lengua y variabilidad . . . . . 21
s.• impresión: julio de 2012 Comunidad de habla . . . . . . . . . . . . . • 23
Variación fonético-fonológica. . . . . . . . 24
© 1998 y 2009: Francisco Moreno Fernández
Variación gramatical: morfología y sintaxis. . 28
Derechos exclusivos de edición en español Variación léxica . . . . . . . . . . . . . . • 32
reservados para todo el mundo: Variación pragmático-discursiva . . . . _ 35
© 1998,200 y 2012: Editorial Planeta, S. A. Variables lingü!sticas y extralingüisticas . _ 36
Avda. Diagonal, 662-664- 08034 Barcelona Reflexiones y ejercicios . . . 37
Editorial Ariel es un sello editorial de Planeta, S. A. Orientaciones bibliográficas . . . . . . . . 37
www.ariel.es
www.espacioculturalyacademico.com CAPITuLo 2. La variación sociolfngüística. Las variables sociales . . . .. . . . . . . . . 39
Variación sociolingüistica . 39
ISBN 978-84-344-8277-7 La variable social «sexo» . 40
La variable social «edad» . 47
Depósito legal: B. 49.077 - 2008 La variable «clase social» . 52
La variable «nivel de instrucción» 61
Impreso en España por
La variable social «profesión». 67
Book Print Digital
La procedencia y los barrios.. 68
El papel utilizado para. la impresión de este libro Raza y etnia . . . . . . . . . . • 70
es cien por cien libre de cloro Reflexiones y ejercicios . . . 74
y está calificado como papel ecológico. Orientaciones bibliográficas . 74
No se permite la ~eproducción total o parcial de este libro, ni ~u incorporación a un siste~a CAPITIJLO 3. Patrones de estratificación sociollngüfstica 75
informático ni su transmisión en cualquier fonna o por cua!qu1er med1o, sea éste electrómco,
mecánico, ~r fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permi~o ~revio Y ~rescrito
Variación sociofonética . . · 75
del editor. La infracción de Jos derechos mencionados puede ser consutuuva de delito contra Variación sociogramatical . 81
la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Pe~al). . Variación socioléxica . . . 82
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográfi cos) SI neces1ta Variación sociodiscursiva . 85
fotocopiar o escanear alglln fragmento de esta obra. Reflexiones y ejercicios . . 87
Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com
o por teléfono en el 91 702 19 70 /93 272 04 4 7
Orientaciones bibliográficas 88
'l. PRINCIPIOS DE SOClOLlN<JUISTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE ÍNDICE 3

CAPiTULO 4. Variedades lingüísticas . . . , • •• . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . 91 CAPí'f(]LO9. Actitudes lingüísticas , . . , , ••• , , . . . . .. . . . . . 177


177
El concepto de variedad .

Clases de lenguas . . . . .
. • . .
Lengua y dialecto . . . . . . , • • .
• • •
. . . .
•••.
• , , ,
. •, .
, . . . •
• . . • .
.

.

.


.
.
.
.. 91
92
94
Actitud, identidad y conciencia lingüísticas. . . • . - • • · · · • · · · · · · ·
Interpretación y componentes de las actitudes lingüísticas . - · · • • · · · · · · · · ·
Medida de la actitud . . .
180
184
Dialecto, sociolecto y nivel , , • • • . • , • • . , • , • • , 96 El concepto de prestigio . . . • • . , , ... 187
Estilo y registro . . . . . . , • . . • • . • 98 Reflexiones y ejercicios . . . • 1 ••••• 190
Variedades especiales: las jergas
Reflexiones y ejercicios . . .
. • • • , . , , , , , , • , , 108
110
Orientaciones bibliográficas .... 190

Orientaciones bibliográficas . . . ... 110 CAPfruLO 10. Lengua, cultura y pensamiento . . . . - • , .• · • - .


Las lenguas y la visión del mundo . . . . . . . . • . . . . • • • • • . - .
.. - · ·
- - · • -
191
191
CAPÍTULO 5. El cambio lingüístico visto desde la sociolingüfstica . . . . . , • . • • . 111 Diversidad lingüística y diversidad cultural. . . • • . · · • • • · • ·~ • • • 194
Variación y cambio lingüístico . . . . . . . . . . • . 111 Tabú y eufemismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • . 196
El mecanismo del cambio lingüístico . . • 114 Competencia lingüística, competencia comunicativa y competencia cultural . . . . . . . 198
Teoría de la onda y teoría de catástrofes . . . • . . . 117 Traducción de lenguas-traducción de culturas . . . . - . . · · 200
Cambio fónico regular y difusión léxica • • • 120 Reflexiones y ejercicios . . . 202
El estudio del cambio en tiempo real y en tiempo aparente . • . •.• , ..••• 121 Orientaciones bibliográficas 203
Reflexiones y ejercicios . . . 124
Orientaciones bibliográficas . . . . ·. 126
TERCERA PARTE
CAPfruLO 6. El concepto de variación • , • •, , , , , , • • , , • , , , , , 127
Variación y significado . . . . . • • • • • • 127 LA COEXISTENCIA DE LENGUAS Y SOCIEDADES
Variación y polimorfismo . . . . . . . . . . . . . . . • . • • . • • , , • • • 130
Hacía una teoría de la variación . . . . . , • , • • , • 131 CAPÍTULO 11. Bilingüismo . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • • . . · · ••• • • 207
El lugar de la variación sociolingüística dentro de la lengua . . . . . . . . . . . . . . . . 135 La definición de bilingüismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . • • . • • • · • · 207
Reflexiones y ejercicios . . . 137 El bilingüismo individual. Clases de bilingüismo. • • • . •• . . . . • • . . · . • • ' • • 208
Orientaciones bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . 138 El bilingüismo social . . . . . . . . . . . . • . • . • . . . • • • • • . • • · · 211
Efectos y consecuencias del bilingüismo . , , . • • • • • • • . . . • . . • . • • • • • . 214
Aspectos educativos del bilingüismo . . . . . . . . . . . . . . . • • • • . . . • · - - · . 215
Reflexiones y ejercicios . . . . . . . . • . . . . • • 218
SEGUNDA PARlE
Orientaciones bibliográficas • - - · • · 219
LA LENGUA EN SU USO SOCIAL
CAPÍTULO 12. Diglosia . . . . . . . . . • . • . •• •• 221
La diglosia del griego y del árabe . • , • • • • . • . . . • . • . • • 221
CAPíTULO 7. Interacción comunicativa y cortesía .. . . . . . ••• 1 ..... .. 141 223
Delimitación teórica del concepto de diglosia . . . • . . . • • . . . • • • • . . • .
La sociolingüística y el estudio de la interacción comunicativa 141 Lenguas y dialectos como variedades A y B en situaciones diglósicas . . . . . . . . . . . 227
Sociolingüística y pragmática . . . . . . . . . . . . . 142 229
Bilingüismo y diglosia. . . . . . . . . . . . . . . . . - . . - · · · · • • • • · • · • · · ·
Socíolíngüística y actos de habla . . . . . . . . . . • , , , , , , . , , , , . . • , • • 143 230
Poliglosia . . . . . . . . . . . • • • • • , • • , • . . • . . . . . • . . - · - · • · • • · -
La cortesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • , • . • • . • • • • . . . . , , , 146 Las lenguas y sus funciones . . . . • . • . . . 232
El poder, la solidaridad y las formas de tratamiento 149 Reflexiones y ejercicios . . . . . . . • . • . . . . . . • • 233
La acomodación o adaptación comunicativa . . . , , , . . . . • . . . . . . • . . . . . . 155 233
Orientaciones bibliográficas . , . . . • . . . • . • . • . . . •• • • • • • ••
Reflexiones y ejercicios . . .
Orientaciones bibliográficas . . . . . • • . , ............
~··-···-,..
. ~
155
157 CAPÍTULO 13. Elección, mantenimiento y sustitución de lenguas . . . • • . • . . . . . . 235
Elección de lengua y elección lingüística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
CAPíTULO 8. Discurso y conversación .. 159 Aspectos sociológicos de la elección de lenguas . . . . . . . . . . . . • • , • • • . . . · 236
Análisis del discurso y análisis de la conversación . 159 Aspectos psicolingüísticos y psicosociológicos de la elección de lenguas . . . . . 240
La conversación: caracterización general . 162 Sustitución y mantenimiento de lenguas . . . . • • . 243
Sociolingüística de los rituales de acceso . 166 Lealtad y deslealtad lingüísticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244
El tumo de habla. . . . 168 El conflicto lingüístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · · · · · · · · · 245
La narración oral. . . . . . . , • • ~ • • • • • t .. • 171 Consecuencias de la sustitución de lenguas: deterioro y mortandad . . . . . . . . . . . . 246
Reflexiones y ejercicios . . . 174 Reflexiones y ejercicios . . . 247
Orientaciones bibliográficas 176 Orientaciones bibliográficas . 248
4 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGÜISTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE lNDICE :;

249 CAPiTULO 19. Sociolingüistica aplicada. 325


CAPITULO 14. Lenguas en contacto . . . . . . . . .
Consecuencias lingüísticas del contacto de lenguas
. , , , ••.
. . . . . , • •
, . . . . • , ..••
•• • , . . •• . , 249 Aplicaciones de la sociolingüística . . . ... . .... 325
Los conceptos de sustrato, superestrato y adstrato . . . . . . . , . • . • • . . . , , . . 251 soóolingüistica y enseñanza de lenguas 326
Adquisición de lenguas y contexto social . 3;28
Las aportaciones de Uriel Weinreich . . • . • • _ _ _ _ _ . • • _ _ .
Interferencia y convergencia . . . . . . . • . . • , • , • • , • , ,
_ _ _• • _ . •
• •• • • , • • . • •
252
254 Sociolingüística y traducción . .
...... .. .. . o • ••• •

330 1
257 Sociolingüística forense . , . 331
El préstamo léxico . . . . . . . . . . , , . • • • • . • • • . . • • • • . • . •• , . • •,
Alternancia y mezcla de lenguas . • • • • , . •, , , , , • • , 259 Reflexiones y ejercicios . . . 332
263 Orientaciones bibliográficas 333
Condiciones del cambio de código •• • •• • • •• . . • •• , ,
Reflexiones y ejercicios . . . 264
265 CAPITULO 20. Planificación lingüística 335
Orientaciones bibliográficas . . .
La planificación lingüística y sus componentes . . , 335
CAPÍTULO 15. Lenguas pidgin, lenguas criollas y mezclas de lenguas • , . . .. . . . 267 Planificación de lenguas y dialectos: a propósito del español en el mundo • , , . . • • . 339
Lenguas francas, lenguas pidgin, lenguas criollas . . . •• • • •• • , 267 La finalidad de una planificación de la lengua española , . , . • . . . • . • . . 343
Los procesos de pidginización y de criollización . . . . . . . . • • . . . _•. . . . . 269 Lengua española y globalización . . . . . • . . . • . . _ .•••••.•. 345
Características lingüísticas de tos sabires y ~os criollos. , • • • - . . . . . _. . . . . . . 271 Reflexiones y ejercicios . . . , • • . . , 346
El origen de las lenguas pidgin y criollas , . . . . . , . • , • • • . • • • , . • • . . . 273 Orientaciones bibliográficas 346
Los criollos hispánicos: papiamento, palenquero, chabacano. , • • • • . , . . • . . . 274
Mezclas de lenguas en las fronteras hispánicas . • • , • • • , , . •• • 279 Glosario sociolingüístico 349
Reflexiones y ejercicios . . . . • •• , . •• 282
Orientaciones bibliográficas . . . . . . , • • , , •• • • • ••• 283 Índice analítico 361

Bibliografia . . , ....... . . . . . . . - .. -- · - • • • ! • 381


CUARTA PARTE

TEORÍAS, MÉTODOS Y APLICACIONES

CAPÍTULO 16. Sociolingüística, sociología del Ienguaj e y etnografia de la comunicación , 287


El desarrollo de la sociolingüistica moderna . . . . . . . . . 287
Sociolingüística y sociología del lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . • . •
'
.. . 291
"La etnografía de la comunicación . . . . . . . . . . . . . . . . • • . • • • • . 292
Aportaciones y problemas de la etnografía de la comunicación • , • • • • • . • 294
El estudio de la estructura social y la estructura lingüística • • • • • • • • . • • 296
Orientaciones bibliográficas . . . . . . . . • • • . . . • . . . • . . . . . . . . - - - • - 298
CAPITULO 17. Sociolingüística variacionista _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . •• . . . 299
Variación y cambio . . . . . . . . . . . . . , . . . . • • • . • . • . . . • . • 299
Sociolingüística y teoría sociológica . . . . . . , . . • _ . . _ . . • . . 300
Variación y teoría lingüística . . . . . , . . . . . , . • . . . . . • • . 301
Gramática individual, gramática comunitaria y complejo polilectal 303
Modelo psicolingüístico de variación sociolingüística , . . . . . . , 306
Sociolingüística cognitiva y variación 307
Orientaciones bibliográficas , . . . . , . , . . . . . . . . . . . . . . 308

CAPÍTULO 18. Fundamentos de metodología sociolingüfstica cuantitativa .. .' . .. .. 309


Principios metodológicos . . . . •• •, . 309
Muestreos . . . . . . . . . . . . .. . •. t • • • • • , • • • 1 • • • , , • • 3ll
Cómo conseguir los ma~iales 313
Sociolingüística y estadística 315
El modelo del variacionismo . . 317
Corpus de lengua hablada . . • 320
Nota ética . . . . . . . . , .
Reflexiones y ejercicios . . ,
on·entaciones bibliográficas ... ' ... ...... . ... 321
322
323
A Nicolás Moreno Martín de Nicolás.
¡Pues mejor!

Mi lengua muy tosca te pide perdón,


amigo
cristiano lector y hermano,
si en lengua materna de mi castellano
ofende tu oido mi rústico son.

Recibe mi afecto, mi buena intención,


pon tú la sal que falta en mi boca;
emienda, trasmuda, deshaz, y revoca
aquello que sale de regla y razón.

BERNARDO PÉREZ DE CHINCHÓN


PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN

Cuando un libro de texto corre de mano en mano durante varios años, parece adquirir
vida propia y, si el autor tiene la oportunidad de retocarlo, se ve tentado de renunciar a par-
te de su intención primera para responder a lo que los lectores han ido buscando en la obra.
Las más de las veces, el libro· de texto sigue siendo pórtico de entrada a una materia para
estudiantes de distinto nivel de formación o es_tudiosos de diferente procedencia intelec-
tual, por lo que el autor puede hacer el intento de abundar en el ecumenismo, con el deseo
de ser entendido desde posiciones muy dispares. En ocasiones, se demanda una ii:tforma-
ción actualizada al tiempo que interpretada por el autor, porque es tal el aluvión bibliográ-
fico actual que a menudo requerimos el apoyo de opiniones ajenas que ayuden a separar el
grano de la paja y a esquivar los árboles que impiden la visión del bosque. Otras veces, en
fin, se busca simplemente un recordatorio de conceptos clásicos, una especie de vuelta a
los orígenes, pero con argumentos más claros y sencillos, siempre bien ejemplificados.
Esta cuarta edición de Principios de sociolingüí.stica y sociologia del lenguaje tiene algo
de todo eso, pero no renuncia a los objetivos que orientaron su concepción original.
Por otro lado, seria cínico negar que las reediciones son el punto idóneo para abordar el
aliviador quehacer de la corrección de erratas ... y de la subsanación de errores. Dificil tarea
la de editar una obra técnicamente compleja -<:omo lo es un manual- por cuanto el autor,
más que demiurgo, se siente un Sisifo que, aplicado en la pesada revisión de despistes, siem-
pre se halla al comienzo del camino, con más faltas que corregir y aspectos que mejorar. Para
los que creemos que las cosas deben hacerse bien, la enmienda de los errores que no cesan
resulta desesperante. Afortunadamente, hay subterfugios filosóficos capaces de positivar la
realidad más fea: para la estética japonesa wabi-sabi, todo es imperfecto, todo es efimero,
todo es incompleto. Consuela pensar que, incluso en tal estado, las cosas pueden llegar a ser
útiles y bellas. Con todo, este libro sigue siendo imperfecto e incompleto, pero ha enmenda-
do erratas -sobre todo en el índice analítico-, ha actualizado referencias bibliográficas y
la relación de enlaces de internet, a la vez que ha incluido algunas noticias de aspectos no tra-
tados en ediciones anteriores. Ojalá siga aceptándose como una obra de provecho y pueda
llegar, con vida propia, donde el autor no alcanzará a pisar nunca.

Alcalá de Henares, noviembre de 2008


PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Estos Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje no han dejado de dar-


me sorpresas desde que en 1998 apareciera su primera edición. Para empezar, que se haya
agotado. No es que no tuviera fe en el libro -que, naturalmente, la te1úa- sino que uno
pensaba que, ante la posibilidad de elegir entre. varios manuales del mercado editorial, los
profesores y lectores siempre iban a optar por otros títulos de la especialidad, mejores que
este en numerosos apartados y por los que siento un enorme respeto y admiración. La se-
gunda sorpresa ha sido que la demanda de este manual no solo se ha mantenido con el
tiempo, sino que ha ido creciendo, a pesar de que el paso de los años iba dejando desactua-
lizados algunos de sus aspectos. Y mi tercera sorpresa es que estos Principios han conse-
guido interesar por igual a profesores y estudiantes de regiones del mundo muy distantes:
principalmente, España, Hispanoamérica y los Estados Unidos, pero también de otros
países donde hay interés por el español. El resultado de tanta sorpresa es la felicidad y la
ilusión de preparar una segunda edición en la que poner al día lo anticuado, mejorar lo me-
jorable y corregir lo errado.
Soy perfectamente consciente de los errores y erratas que contenía la primera edi-
ción, que me do Han cada vez que abría el libro; como el haber citado a Dan Muntenau con
la primera vocal de su apellido trocada. Le pedí disculpas cuando lo advertí y lo bago aho-
ra de nuevo. Y, tras las disculpas -a todos los lectores- por lo mal hecho, doy las gracias
a las mucha~ personas que han apoyado esta obra con comentarios benévolos y hasta cari-
ñosos, comenzando por las que dedicaron su tiempo a la redacción de reseñas (M. Galeote,
en Analecta Malacitana, XXI [1998], pp. 349-352; J. J. Montes Giraldo, en Thesaurus,
Llll [1998), pp. 674-682; F. J. Martín Arévalo, en Lingüística, 10 [1998], pp. 176-182) y
terminando por las que la han citado con profusión, de palabra y por escrito, como mi
maestro amigo Humberto López Morales. A la hora de preparar esta segunda edición, me
dirigí a unos cuantos colegas para pedirles sus comentarios y opiniones sobre cómo mejo-
rar el libro y todos ellos me han regalado comentarios muy valiosos, si bien algunos ya me
los habían ofrecido tiempo atrás: José Luis Blas Arroyo, Paola Bentivoglio, Ana Cesteros,
Mauro Femández, Francisco Gimeno, Hurnberto López Morales, Pedro Martín Butrague-
ño, Isabel Malina, Florentino Paredes, Dennis Preston, Juan Villena, José Antonio Sam-
per. A todos, muchas gracias.
A lo largo de estos años he ido pensando en cambiar muchas cosas de este libro, para
hacerlo mejor. Uno nunca acaba de estar conforme con lo que hace. La duda empezaba
nada menos que con el titulo, porque creía que debería ser otro: si se habla del estudio de la
lengua y de la historia de la lengua, por ejemplo, ¿por qué no se ha de hablar de la sociolo-
gía de la lengua, en lugar de la sociología del lenguaje? Pero, aunque estoy convencido de
que la alternativa resulta mejor, no voy a negar ni el peso de la costumbre ni la aceptación
1.!
PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICION 13

de que goza el rótulo utilizado. Así es que no lo he modificado. En cambio, sí he cambiado derarse una adición la relación de fuentes de intemet en la que consultar información o ma-
otros aspectos, que resumo brevemente: he corregido las erratas detectadas, sobre t~do riales sociolingüísticos, si bien he incluido referencias a la red en otros muchos lugares
unas de concordancia que afeaban mucho el texto; he cambiado el sistema de citas, sustitu- te da di .
de esta segun e ctón.
yendo la referencia a pie de página por la cita de autor-año; he revisado y ampliado el glo- Finalmente, quisiera insistir en la fidelidad a una de las guías de estos Principios des-
sario final, a falta todavía de un diccionario de sociolingüística hispánica; he revisado la de su primera redacción: la atención a la lengua española. Este es un manual redactado en
glotonimia para adecuarla a las propuestas hechas por Juan Carlos Moreno Cabrera español, con ejemplificación en español y pensado para lectores y contextos que tienen
(2003), quien muy generosamente me hizo llegar toda la información que le solicité por contacto con el español o que se mueven en un entorno de lenguas románicas, aunque tam-
correo electrónico; he renovado parcialmente los ejercicios y las reflexiones, porque los bién puede resultar útil y curioso a los lectores que simplemente quieran conocer la socio-
estudiantes son tan inteligentes que siempre hay que proponerles retos inesperados; he re- lingüística a través de muestras procedentes del mundo hispánico. Mi mayor deseo es que
dactado de nuevo algunos epígrafes que no me dejaron satisfecho en la primera edición; Y
los lectores interesados en estas materias y los estudiantes de socio lingüística, sociología y
he unificado algunos elementos terminológicos con las denominaciones utilizadas en política, psicología, lingüística general, didáctica, dialectología, traducción, antropología
otros manuales, para no volver locos a los lectores con etiquetas que en el fondo se están o etn.ografia, sean de donde sean, piensen por un segundo que el contenido de estas pági-
refiriendo a unas mismas realidades. En alguna información que circula por intemet se
nas les ha ayudado a entender mejor cómo funciona la lengua en su contexto social.
dice que este manuai resulta algo dificil para los que no tienen formación previa en lingüís-
tica. No seré yo quien lo desmienta, pero, para no complicar las cosas innecesariam~nte,
FMF
he simplificado la redacción de algunos pasajes y he buscado nuevos y más claros eJem-
Chicago, abril de 2005
plos. Confío en que esto ayude a los que cuentan con menos experiencia en la lectura de
asuntos sociolingüísticos.
En lo que tiene que ver más con novedades que con reformas, he actualizado los con-
tenidos y la bibliografía con las referencias posteriores a 1998 que he considerado más im-
portantes. También he añadido algunos apartados nuevos, dando mayor relevancia a temas
que antes quedaban en segundo plano (concepto de «Conflicto lingüístico»; descripción
del bozal caribeño) o incluyendo asuntos que han ido alcanzando un nivel de significación
.y madurez suficiente; así ha ocurrido con el concepto de «líder lingüísticm>, con el trata-
miento de la variación pragmático-discursiva, con las nuevas propuestas del variacíonis-
mo o con el concepto de «globalizacióm>. De igual modo, el capítulo de aplicacion~s de la
sociolingüística lo he rehecho, prescindiendo de algunos temas relacionados con la educa-
ción, que ya he presentado más detenidamente en otras publicaciones (Moreno Fe~ández,
2004b), e incluyendo información nueva sobre las aplicaciones en contextos profeswnales
(traducción, sociolingüística forense).
La disposición de los capítulos del libro es prácticamente la misma, pero he hecho
una adicióti y una supresión. He prescindido del capítulo dedicado exclusi~amente a los
principios generales de la sociolíngüística (antiguo capítulo 7). Podria cons1derarse para-
dójico que un libro que lleva en su título la palabra Principios prescinda precisamente del
capítulo dedicado a ello. Puede ser, pero a la postre no se ha perdido nada porque los prin-
cipios siguen formulados entre estas páginas. Las razones que me han llevado a prescindir
del capítulo como tal son estas: 1) que la disposición en serie de unos principios no los
convierte en un corpus teórico (no eran tal cosa, ni lo pretendían, pero el conjunto resulta-
ba heterogéneo)· 2) que la comprensión de los principios resulta más fácil si se formulan y
se explican, cad~ uno de ellos, dentro del contexto adecuado. Por otro lado, si alguien ne-
cesita ver la relación completa de principios aquí tratados, solo tiene que acudir al índice
de materias. ·
En cuanto a la adición, he redistribuido los contenidos de los capítulos de la cuarta
parte.y he redactado un nuevo capitulo dedicado específicamente a fup.damentos de meto-
dología cuantitativa. Obviamente, ese capítulo no puede verse como un repertorio de téc-
nicas y métodos, ya que solo se ocupa de algunos aspectos básicos de la investigación so-
ciolingüística, pero sin duda llena una laguna de la primera edición. También podría consi-
INTRODUCCIÓN

.. -. Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje es una obra destinada, pri-


·_._ ...·:..<_-·-mordiálniente, a todos los que se mueven entre la enseñanza y el aprendizaje de las mate-
' :: , rias que se enuncian en el título, tanto si están vinculados al ámbito de la lingüística como
'.~ si habitan los pagos de la sociología o de otras disciplinas afines. Ofrecemos una suerte de
... ." ·, manual introductorio que pretende ser amplio, claro y útil, y que, por ser general, exige la
renuncia al tratamiento de ciertos asuntos con la profundidad y en el espacio que sin duda
· ·. ._: s.e merecen.
~ .;-~:r~.
· ·' A la hora de elegir el titulo de este Principios se nos ha presentado una doble posibi-
lidad: la de escribir simplemente «Principios de sociolingüística», confiriendo a «socio-
·. ,;\ lingüística» un significado muy amplio, en el que cupiera cualquier investigación que
relacionara la lengua y la sociedad, o la de hacer explícitos los nombres de dos materias,
la sociolingüística y la sociología del lenguaje. Obviamente, hemos tomado partido y
con ello descubrimos nuestra forma de pensar. El estudio de la lengua y la sociedad o del
lenguaje en la sociedad, como se quiera, no cuenta con un planteamiento epistemológico
unitario. Es verdad que se podría hacer un esfuerzo para llegar a <<una» teoría sociolin-
güistica e incluso se podría pensar que tal teoría es deseable por muchas razones, pero
igualmente verdad es que <da» teoría no existe. Al utilizar como apelativo único el térmi-
. ~.~ no «socio lingüística» no haríamos más que encubrir una realidad heterogénea y, tal vez,
-'~" alimentar la-confusión de quienes miran esta especialidad desde la distancia. Por eso la
alusión a la sociolingüística y a la sociología del lenguaje avisa sobre la heterogeneidad
de este campo y explicita la diferencia que existe entre lo eminentemente lingüístico y lo
:;. preferentemente sociológico.
·~-.
Mas, si no trabajamos en esta obra con una sola teoría sociolingüística, tampoco lo
hacemos desde unas posiciones lingüísticas o sociológicas exclusivas; en realidad, no
existe un modelo sociológico que satisfaga todas las necesidades teóriéas y metodológicas
de los sociolingüistas porque ni son suficientes los modelos funcionales de estratificación
social ni las teorías del conflicto solucionan todos los problemas. En todo caso, si se nos
obligara a buscar una base conceptual, un hilo conductor de naturaleza teórica, con capaci-
dad explicativa en terrenos «socio-lingüísticos» muy distintos, como la variación lingüís-
tica, la interacción comunicativa o el amplísimo ámbito del bilingüismo, probablemente
nos inclinaríamos por un planteamiento nacido, no en la sociología, sino en la psicología
social de Howard Giles y que recibe el nombre de teoría de la acomodación comunicativa
o de la adaptación. Esta teoría se preocupa por los procesos cognoscitivos que se produ-
cen entre la percepción del contexto social y la conducta comunicativa; pretende explicar
las motivaciones subyacentes a ciertas conductas, durante los encuentros comunicativos,
16 PRJNCIPIOS DE SOCIOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
INTRODUCCIÓN 17

y sus consecuencias sociales. Los principios básicos de la teoría son los de converg~ncia
1 s lectores podrán utilizar según sus gustos o necesidades: los profesores pueden encon-
y divergencía: la convergencia es una estrategia comunicativa que los hablantes stguen
para adaptarse a una situación y al habla de sus interlocutores; la divergencia es ~ pr~ce­
:ar en ellas un apoyo metodológico y unas pocas ideas, de valor d.esigual, para proponer
ctívidades prácticas relacionadas con la sociolingüística; Jos estudtantes tendrán aquí una
dimiento por el que los hablantes acentúan sus diferencias lingüísticas y comuntcattvas :yuda para afianzar los conocimientos adquiridos y un acicate para investigar o para am-
respecto de otros individuos. A lo largo de este manual tendremos oportunidad de compro- pliar sus lecturas. En total se proponen unos 70 ejercicios y reflexiones, que se acompañan
bar que la acomodación o adaptación ofrece explicaciones convincentes para fenómenos de indicaciones y comentarios bibliográficos a propósito de lo tratado en cada capítulo.
tan diversos como el cambio de estilo, los mecanismos de la conversación o la elección de La cuarta parte de este libro (teorías, métodos y aplicaciones) estará dedicada especí-
lengua. ficamente a la sociolingüística como disciplina, podríamos decir a la meta-sociolingüísti-
La organización interna de este Principios ofrece cuatro partes. Las tres primeras res- ca, como metodología, como corriente de estudio en desarrollo: dedicamos un capítulo a
ponden a un recorrido lineal que va de lo particular a lo más general: comenzaremos por la las relaciones entre sociolingüística, sociología del lenguaje y etnografía de la comunica-
explicación de elementos tan concretos como los sociofonéticos, para concluir en el vasto ción, otro a la sociolingüística variacionista, por ser especialmente representativa de la in-
ámbíto de la convivencia de lenguas y sociedades diferentes, siguiendo un itinerario que vestigación actual, otro a la metodología cuantitativa, otro a las aplicaciones de nuestra
nos llevará por la variación estilística, la variación en grupos sociales y los procesos de in- disciplina y un último capítulo a la planificación lingüística. Sabemos que son muchas las
teracción comunicativa entre individuos. Caminaremos del <<hablante» a la «nación», del ideas y los problemas que dejamos a un lado, pero es el precio de la fidelidad a unos objeti-
«sonido» a la «cultura», presentando, en la primera parte, los principios fundamentales de vos generales. De este modo nos hacemos cómplices de otros manuales de sociolingüisti-
la sociolingüfstica propiamente dicha (la variación en la lengua), en la segunda parte los ca, compañeros de viaje, cuya lectura o consulta recomendamos encarecidamente porque
conceptos básicos de la etnografía de la comunicación (la lengua en su uso social) y, en la allí se explica muy bien lo que aquí no hemos podido o no hemos sabido explicar.
tercera, los temas más destacados de la sociología del lenguaje y de los estudios de lenguas En el capítulo de agradecimientos -el más breve y el más sentido de todos los capí-
en contacto (la coexistencia de lenguas y sociedades). Los títulos de los capítulos nos dan tulos de esta obra que ahora empieza- deseo recordar, en primera y singular persona, a
una idea más precisa de su contenido: la variación en los niveles de la lengua, las variables mis alumnos, a mis maestros y a mi familia. Los alumnos de la Universidad de Alcalá y de
sociales, patrones de variación sociolingüística, variedades lingüísticas, el cambio lingüís- los cursos y seminarios que he dictado por muchos lugares son en realidad los responsa-
tico visto desde la sociolingüística, el concepto de variación, en la primera parte; interac- bles de que esta obra se haya escrito de la forma en que ha sido escrita: sus preguntas y ges-
ción comunicativa y cortesía, discurso y conversación, actitudes lingüísticas, lengua, cul- tos son un libro más abierto que el que ahora, lector, tienes en tus manos. Por otra parte,
tura y pensamiento, en la segunda parte; bilingüismo, diglosia, elección, mantenimiento y cada día que pasa siento un mayor cariño y un mayor respeto por mis maestros, y no quiero
cambio de lengua, lenguas en contacto, lenguas pidgin y lenguas criollas, en la tercera desaprovechar esta oportunidad para manifestárselo, especialmente al maestro Alvar, el
parte. más querido. En cuanto a mi familia -mi mujer, mis hijos, mis padres, mis hermanos--,
Los asuntos lingüísticos que en este volumen se van a tratar abarcan el espectro com- sólo quiero constatar algo que suele presumirse como sentimiento universal: que están por
pleto de los niveles de la lengua, desde el fonema -casi desde el rasgo distintivo- a la encima de todo y que son lo único que realmente merece la pena. Lo siento por la sociolin-
macroestructura del texto, pasando por el morfema, la oración y las secuencias discursivas güística.
más simples. Y todos ellos son vistos en su relación y correlación con los múltiples facto-
res sociales que concurren en las comunidades de habla, desde la división en clases o estra-
tos a la interacción comunicativa, pasando por diversos tipos de organizaciones sociales.
Por otro lado, es conveniente anunciar que la lingüística será la ciencia que nos sirva
de norte en la presentación y valoración de los fenómenos de la lengua y de la sociedad.
Pero debe saberse, igualmente, que no dudaremos en conceder espacio a una sociolingüís-
tica que vaya algo más allá de la lingüística o que nos obligue a discurrir por otras discipli-
nas, como la sociología, la antropología, la psicología social, la etnometodología, la etno-
grafía, la pragmática, el análisis del discurso, el análisis de la conversación, la lingüística
del texto. A todas y cada una de estas ciencias se les reconoce una relación, más o menos
estrecha, con la sociolingüística; por eso serán objeto de nuestro comentario, pese a que
los lingüistas puedan reprocharnos el abandono del terreno de la sociolingüística estricta.
Las tres primeras partes de este manual darán prioridad a la presentación de los con-
ceptos y principios básicos de la sociolingüistica, procedan de la escuela que procedan,
aunque el peso de la investigación norteamericana se ha de hacer notar. Procuraremos no
detenemos tanto en la sociolingüística como en lo sociolingüístico, dando protagonismo a
la lengua y a la sociedad, esto es, a los hechos sociolingüísticos propiamente dichos. Ade-
más, todos los capítulos van seguidos de unas propuestas de ejercicios y de reflexiones que
PRIMERA PARTE

LA VARIACIÓN EN LA LENGUA
CAPíTuLO 1

LA VARIACIÓN EN LOS NIVELES DE LA LENGUA

Lengua y variabilidad

Por la variedad que hay de usos y diferencias de hablar, no


digo en todo un reino, no en toda una nación, pero aun en cual-
quier provincia y nó sé si en cualquier ciudad.

(DAMASIO DE FRiAs, Diálogos de las lenguas, S. XVI)

La lengua es variable y se manifiesta de modo variable. Con esto se quiere decir que
los hablantes recurren a elementos lingüísticos distintos para expresar cosas distintas, na-
turalmente, pero a la vez tienen la posibilidad de usar elementos lingüísticos diferentes
para decir unas mismas cosas. En efecto, el uso de ciertas unidades lingüísticas en lugar de
otras puede expresar significados diferentes o, de forma más amplia, valores semánticos
diferentes; piénsese, por ejemplo, en el uso de z y s (caza, casa), de -dor y -dero (vestidor
'que viste [a alguien]', vestidero 'que es vestido'), de ser y estar (ser fuerte, estar fuerte),
en la ausencia o presencia de determinante en el sintagma nominal (he bebido cerveza, he
bebido una cerveza), en el uso de la forma enclítica de -se (tirar, tirarse) o de los tiempos
verbales en determinados actos de habla (¿puede venir mañana?, ¿podría venir maña-
na?).
Pero hay ocasiones en que el uso de un elemento en lugar de otro no supone ningún
tipo de alteración semántica: tanto si se usa uno como si se usa otro, se está diciendo lo
mismo. Esto es lo que los sociolingüistas denominan variación lingüística. He aquí algu-
nas muestras de variación en español: realizaciones [s, b, e] del fonema /s/ implosivo (ca-
sas, casah); realizaciones [r, 1] de los fonem8$ /r/ o 111 en posición final de silaba (multa,
murta); realizaciones más o menos tensas de eh, el uso del seseo, el ceceo o la distinción de
s y z; la realización de /ni, en posición final, como alveolar o como velarizada; el uso de los
morfemas -ra o -se para el imperfecto de subjuntivo; el leísmo, el laísmo o elloismo; la
presencia o ausencia de sujeto pronominal; la preferencia por ciertas construcciones acti-
vas o pasivas. Todos ellos son casos de variación. Al elemento, rasgo o unidad lingüística
que puede manifestarse de modos diversos -esto es, de forma variable-- se le da el nom-
bre de variable lingüística. Así, una variable lingüística es un conjunto de manifestaciones
de un mismo elemento y cada una de las manifestaciones o expresiones de una variable re-
cibe el nombre de variante lingüística.
Al identificar un fenómeno de variación, las preguntas que surgen de modo inmedia-
: l. 22 PRINCIPIOS DE SOCJOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
LA VARIACIÓN EN LA lENGUA 23

to, en cualquier nivellingüistico, son ¿por qué? ¿cómo se ha originado? Y las respuestas Para explicar el funcionamiento de estos usos, vamos a prestar atención separada~
suelen requerir el auxilio de disciplinas como la dialectología 0 de la historia de la lengua mente a la forma en que ejercen su influencia los factoreslingüisticos (variación interna) y
porque es habitual que haya factores extralingüísticos implicados en la variaCión: factores a la forma en que lo hacen factores sociales como la edad, el sexo (género) o la profesión,
como la geografia (variación geolingüística), la historia (variación histórica) o la situación entre otros. Pero, previamente hemos de detenernos en un concepto fundamental: «comu-
comunicativa, en su sentido más amplio (variación estilística). Todos estos factores pue- nidad de habla».
den explicar o ser responsables de muchos casos de variación. Pero los especialistas en so-
ciolingüística se plantean preguntas más concretas: ¿cómo se manifiesta esa variación?
¿qué factores la determinan? ¿qué capacidad de determinación tiene cada uno de los facto- Comunidad de babla
res concurrentes? ¿qué variantes lingüísticas caracterizan a unos grupos sociales y a otros?
La sociolingüística se preocupa de estos asuntos porque los factores sociales también pue- Cuando se usa el término comunidad en Lingüística, se hace referencia al hecho de
den determinar y explicar la variación. compartir algo y ese «algo» puede entenderse de formas distintas. Así, se puede pensar en
Henrietta Cedergren (1983: 150) y Humberto López Morales (2004: 56-57) han se- el conjunto de todos Jos hablantes de una lengua histórica (comunidad idiomática) o en los
ñalado, desde la scciolingüística y con toda claridad, que los factores que determinan la hablantes de una lengua en un momento y en un territorio determinados (comunidad lin-
aparición de unas variantes lingüísticas en ciertas circunstancias y de otras variantes en güística). Los individuos que han utilizado, utilizan y utilizarán una lengua, como el espa-
circunstancias diferentes, dentro de una comunidad de habla, responden a estas cuatro po- ñol, en cualquiera de sus variedades geográficas, sociales y estilísticas, forman una comu-
sibilidades: nidad idiomática; los hablantes de lengua española en este momento forman una comuni-
dad lingüística. 1
a) Que las variantes vengan determinadas exclusivamente por factores lingüísticos. Una comunidad de habla está formada por:un conjunto de hablantes que comparten
b) Que las variantes vengan determinadas exclusivamente por factores sociales. efectivamente, al menos, una lengua, pero que, además, comparten un conjunto de normas
e) Que las variantes vengan determinadas conjuntamente por factores lingüísticos y valores de naturaleza sociolingüística: comparten unas mismas actitudes lingüísticas,
y sociales. unas mismas reglas de uso, un mismo criterio a la hora de valorar socialmente los hechos
á) Que las variantes no vengan determinadas por factores lingüísticos ni por facto- lingüísticos, unos mismos patrones sociolingüísticos.
res sociales. Los miembros de una comunidad de habla son capaces de reconocerse cuando com-
parten opinión sobre lo que es vulgar, lo que es familiar, lo que es incorrecto, lo que es ar-
De las cuatro posibilidades comentadas por Cedergren y López Morales, la sociolin- caizante o anticuado. Desde este punto de vista, los hispanohablantes de México y de
güística está especialmente interesada en a y en e, sobre todo en esta última. Cuando se España pertenecen a una misma comunidad lingüística, pero no a una misma comunidad
comprueba que la variación lingüística está correlacionada con factores de naturaleza so- de habla. Por eso el cumplimiento de las normas sociolingüisticas al que obliga la perte-
cial, hablamos de variación sociolingüística. La posibilidad b se refiere principalmente a nencia a una comunidad puede servir de marca diferenciadora, de marca de grupo, y por
factores externos a ·la lengua, a menudo relacionados con el contacto o la influencia de eso los miembros de una comunidad suelen acomodar su discurso a las normas y valores
otras variedades. En lo que se refiere a la posibilidad d, que recoge los casos tradicional- compartidos. Tales normas y valores pueden no respetarse en la comunicación entre
mente llamados de variación libre o de polimorfiSmo, .Podría ser reformulada de la si- miembros de distintas comunidades de habla, pero aun en estos casos es frecuente que se
guiente forma: «que las variantes nó vengan determinadas por factores lingüísticos ni por intente seguir los criterios característicos de la comunidad del interlocutor respectivo: si
factores extralingüísticas». Estos casos interesan a la sociolingüística en tanto en cuanto un hispanohablante se desplaza a un país hispánico que no es el suyo, probablemente evite
también es necesario demostrar empíricamente que un fenómeno de variación no viene de- el uso de formas lingüísticas que son tabú en el país de destino, por ejemplo.
terminado efectivamente por tales o cuales factores. Sacando factor común de todo lo anterior, podemos formular el principio sociolin-
Como se infiere de los ejemplos presentados más arriba, la variación, definida como güístico de la comunidad de habla del siguiente modo:
el uso alterno deformas diferentes de decir lo mismo, se puede encontrar prácticamente en
todos los niveles de la lengua, desde el más concreto (fonético-fonológico) al más amplio Principio de la comunidad de habla
(discurso, por ejemplo), pasando por la gramática y el léxico. Y, a partir de aquí, se puede
formular un principio sociolingüístico de la variación, que ha estado presente en la mayor Una comunidad de habla está formada por un conjunto de hablantes que comparten al
parte de la investigación geo y sociolingüística de las últimas décadas (Preston, 1986): menos una variedad lingüística, unas reglas de uso, una interpretación de ese uso, unas actitu-
des y una misma valoración de las formas lingüísticas.
Principio de la variación sociolingüística

Los usos lingüísticos variables -fonéticos, gramaticales, léxicos o discursivos- pue- l. Sobre el concepto de comunidad de habla véase el epígrafe correspondiente en el manual de H. López
den covariar con otros elementos lingüísticos o extralingüísticas. Morales (2004: 180-185). Este concepto, que es el más generalmente aceptado, fue propuesto por W. Labov
(1972c: 120). Véase también S. Romaine (1980b: 4 1-59). Para la distinción entre comunidades idiomáticas, co-
munidades lingüísticas y comunidades de habla, véase el trabajo de F. Gimeno (1987: 689-698).
....,. LA VARIACION EN LA LEN GUA

Esta caracterización no es incomp~tible con el hecho de que, dentro de una comuni- a) La frecuencia. Cuanto más frecuente es una variable en la lengua hablada, ex-
dad, puedan surgir conflictos o dispandades de muy diversa naturaleza. Pero cabe aún presada en sus distintas variantes, más posibilidades hay de conseguir un buen análisis, es-
añadir uh comentario sobre este concepto: tal Y como se concibe en la socio lingüística ac- pecialmente cuantitativo. Esta característica se halla a menudo en las variables. fonéti-
tual, una comunidad de habla es básicamente una comunidad de consenso de sintonía en- co-fonológicas, dado que se cuentan por docenas los casos de fonemas como /si o como
tre grupos e individuos diferentes, donde el conflicto está minimizado. ' !di, por ejemplo, en unos pocos minut~ de habla, si bien es cierto que la frecuencia es mu-
El concepto de «comunidad de habla», así planteado, ofrece dos dificultades; una es fi- cho menor en elementos como !Jll o /tJ/.
jar los límites de la comunidad misma; la otra es su grado de heterogeneidad. En cuanto a los b) La integración en sistemas cerrados. Cuanto más integrada está una variable en
límites, es habitual identificar comunidad con núcleo urbano, pero resulta complicado deter- un sistema cerrado, cuanto más depende su valor del valor de otros elementos de un mismo
minar dónde dejan de tener validez unas normas y valores sociales en beneficio de otros y sí sistema, más idónea resulta para el análisis sociolingüístico. Desde este punto de vista, his
parece claro que esos límites pueden ir más allá del núcleo urbano, convirtiéndose en una unidades fonológicas son perfectamente adecuadas para un análisis de la variación puesto
realidad, al menos, regional. ¿Puede considerarse que Salamanca es una comunidad de ha- que pertenecen a inventarios cerrados, formados generalmente por un número bastante re-
bla independiente de la comunidad de Ávila o pertenecen ambas a una misma comunidad? ducido de elementos. El español, por ejemplo, cuenta con un número de fonemas consonán-
A pesar de la cercanía entre el habla de estas dos ciudades españolas y de que comparten mu- ticos que oscila entre las 17 y las 19 unidades, según la variedad de que se trate (piénsese en
cho más que el uso de una lengua, sólo un estudio sociolingüístico completo y riguroso, in- los dialectos que no tienen /e/ ni //J); el sistema vocálico del español dispone solamente de
cluidas pruebas de actitudes lingüísticas, nos proporcionaría elementos de juicio suficientes cinco elementos, sí bien algunas lenguas pueden llegar a tener 12, 15 o más vocales, y otras
para dar una respuesta absolutamente precisa. Y el mismo mecanismo cabria aplicar para dar menos (en árabe son tres los fonemas vocálicos) (Martínez Celdrán, 1988).
cuenta de la heterogeneidad interna de las comunidades: si una comunidad puede ir más allá e) Distribución estratificada social y estilísticamente. Esta propiedad se refiere a
de un núcleo urbano, también podría corresponderse con una realidad inferior al núcleo, la correlación que puede existir entre ciertas variantes lingüísticas y ciertos factores socia-
como un barrio o un grupo étnico; todo depende del modo y el grado en que unos barrios les y situacionales: unas variantes se encuentran principalmente en hablantes de determi-
-zonas, grupos-- compartan unas normas y unos valores sociales. nadas características sociales y en determinadas situaciones, y otras variantes en otros. Se-
mejante circunstancia se da en lo que, algunas líneas más arriba, hemos llamado posibili-
dad e: que las variantes vengan determinadas conjuntamente por factores lingüísticos y so-
Variación fonético-fonológica ciales. Cuando esto ocurre -y es relativamente frecuente en el nivel fonético-fonológi-
co-, la identificación de los factores que determinan la variación resulta más simple.
De suerte que es innegable la variación y diversidad en la
pronunciación.
Tenemos, por tanto, que las tres características presentadas (frecuencia, integración
(REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, en un sistema, estratificación social y estilística) se encuentran muy a menudo en las varia-
Diccionario de Autoridades, 1726) bles fonético-fonológicas, convirtiéndolas en objeto de estudio predilecto para la sociolin-
güística. Ahora bien, eso no quiere decir que este campo de la sociolingilistica esté exento
La variación fonética y fonológica es, sin duda, la más estudiada, la mejor conocida de problemas; ni mucho menos.
y la que presenta menos problemas a la hora de ser ejemplificada e interpretada: las va- Una de las dificultades prácticas más complicadas de salvar en todo estudio de la va-
riantes de un fonema -variantes facultativas, en la terminología estructuralista-no su- riación fonética es el establecimiento de las clases o tipos de sonidos que van a ser consi-
ponen, al alternar, ningún cambio de significado. Volviendo a algunos de los ejemplos derados como variantes, porque es bien sabido que las posibilidades de realización fonéti-
citados más arriba, la aparición en ciertas circunstancias de las variantes [s] o [0] del fo- ca de un fonema cualquiera son prácticamente infinitas y que dependen de factores más o
nema /s/ implosivo del español no implica cambio semántico alguno (los aviones, lo menos regulares (contextos, variantes dialectales), pero también de factores absolutamen-
avione); lo mismo ocurre con las variantes [r] y [l] del fonema /r/ implosivo (comer, co- te aleatorios, como las condiciones concretas de cada articulación o la constitución del
me!) o con las variantes [d] y [9] del fonema /di cuando aparece en posición final de pala- aparato fonador de cada hablante en particular.
bra (verdad, verdaz). Para el estudio de la variación es imprescindible manejar y fijar una serie limitada de
Pero, ¿qué es lo que hace que la variación fonético-fonológica sea refativamente fácil variantes o de posibles realizaciones, que van ser consideradas como auténticas clases o ti-
de estudiar? Ante todo, la comodidad y seguridad con que se puede demostrar que la altet:- pos, puesto que han de incluir todos los sonidos que cumplan unos requisitos determina-
nancia de elementos, la variación misma, no implica cambios de significado. Pero eso no dos. Así, cuando Orlando Alba estudia el comportamiento variable del fonema /lJ en posi-
es todo. Existen ciertas características que convierten a los elementos lingüísticos en sus- ción final de sílaba, distingue las variantes lateral [1], vibrante [r], vocalizada [i] y elidida
ceptibles de ser analizados desde una teoria y un método típicamente sociolingüísticos; en [e], y puntualiza (1990: 135-136):
la medida en que se ajustan a esas características, más adecuado resulta el análisis porque
más rigurosamente se puede determinar qué factores son los que hacen que aparezca una u Como es lógico, la selección de estas variantes lleva consigo algunas simplificaciones
otra variante y qué peso cuantitativo tiene cada uno de ellos (Labov, 1966: 32). Las carac- en el sentido de que cada una de ellas representa más bien un tipo de realización. La lateral,
terísticas a las que nos referimos son las siguientes. por ejemplo, agrupa varias realizaciones alofónicas que se diferencian no sólo en cuanto al
26 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGLJISTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 27

lugar de articulación sino también en lo relativo al grado de contacto de la lengua con la zona
.ción final de palabra que en interior de palabra, donde se encuentran muchos casos de
donde se produce_la articula~ión: los alvéolos, los dientes, el paladar, etc. De forma similar
sucede con la vanante vocalizada que, como han indicado algunos investigádores, presenta
s~isión. La vocalización se encuentra más probablement~ cuando se halla en interior de pa-
diversos grados de abertura Yde localización. Se ha creído prudente trabajar con una variante ~abra 0 cuando va seguida de una consonante, sea del tipo que sea. En interior de palabra,
tipo y no intentar discriminar diferencias fonéticas sutiles que a simple oído resultan muy di- la presencia de una vocal i precedente favorece la elisión (remiegado 'remilgado'). En po-
ficiles de transcribir de manera consistente. Sólo un análisis instrumental podria recoger de- sición final de palabra son insignificantes los casos de [rJ, mientras que la vocalización es
terminadas variaciones alofónicas de forma precisa, constante; fidedigna. más probable, como se ha dicho, cuando va seguida de una consonante, pero también
cuando va precedida de la vocal e y cuando aparece en una sílaba tónica (veide 'verde').
Como han señalado numerosos especialistas, entre ellos López Morales (2004: En lo que se refiere a la elisión en posición final, ésta se da cuando va seguida de una con-
57-64), los factores lingüísticos con capacidad para determinar la variación fonéti- sonante fricativa u oclusiva y cuando la vocal precedente es i (mae sueño 'mal sueño',
co-fonológica pueden dividirse en tres grupos : distribucionales, contextua/es y funcio- abrie 'abril'). Por último, tanto la vocalización como la elisión son frecuentes cuando el
nales. Los factores distribucionales tienen que ver con el lugar en que áparece el fone- acento recae en la sílaba siguiente.
ma: posición inicial de sílaba, final de silaba interior de palabra, final de sílaba y final de Un ejemplo más, en este caso recogido en el oeste de Argelia, sobre todo en la ciudad
palabra, etc. Los factores con textuales están conformados por los elementos que antece- de Orán (Moreno Femández, 1994a): la variable /s/ en posición implosiva, es decir, final de
den y siguen a la variable: consonante antepuesta o pospuesta, vocal antepuesta o pos- sílaba. En el español hablado en Orán, ya casi desaparecido, las realizaciones fonéticas más
puesta, pausa. Los factoresfoncionales se refieren a la naturaleza de las categorías gra- frecuentes del fonema fricativo sordo son el sonido sibilante [s] y la pérdida absoluta [e].
maticales en las que se incluye la variable: función gramatical, tipo de moifema, lugar en Para su estudio se tuvieron en cuenta diversos factores lingüísticos (variables explicativas):
la curva de entonación, etc. Unos pocos ejemplos nos servirán para ilustrar cómo se ma- posición de /si dentro de la palabra (interior o final de palabra) y contexto siguiente (conso-
nejan los tipos (las variantes) de diversas variables y cómo se correlacionan esas varian- nante sorda, consonante sonora, vocal tónica, vocal átona). Los resultados del análisis cuan-
tes con otros factores. 2 titativo de la relación entre la variable -/s/ y las otras variables lingüísticas revelan que la pér-
Los ejemplos de variación fonético-fonológica que ofrecemos a continuación proce- dida de-s se ve favorecida cuando va en posición final de palabra y de grupo fónico; por otro
den de varios lugares hispanohablantes y se refieren a variables fónéticas diferentes. Co- lado, la pérdida se produce con más frecuencia cuando el contexto siguiente es una conso-
menzamos con un ejemplo procedente del español de España; más concretamente, de la nante sonora o una vocal tónica. En otras palabras, en el español hablado en Orán es más
ciudad canaria de Las Palmas. José Antonio Samper (1990: 263-271) ha observado allí el probable que se pierda las, en primet: lugar, en posición final absoluta (las casan) y, además,
comportamiento variable de la -d- cuando aparece en posición intervocálica. Distingue en enunciados como loe miemoe añoe (final de palabra ante consonante sonora, interior de
este investigador tres posibles realizaciones: una d plena (partido, nada, ayuda), otra rela- palabra ante consonante sonora, ante vocal tónica, posición .final absoluta).
jada y una tercera, elidida(/aeo ' lado', dividíeo ' dividido', cuñána 'cuñada'). En la apari- Ahora bien, entre los ejemplos presentados hasta el momento, no todos responden a un
ción de cada una de ellas influyen factores tanto lingüísticos como sociales. En lo que ata- . mismo tipo de variación fónica. De hecho, pueden distinguirse dos tipos de variación, con im-
ñe a los primeros, se aprecia que los más significativos para explicar la variación de la den- plicaciones teóricas diferentes. Por un lado, está la variación que se encuentra a propósito de
tal son el estatus gramatical, el contexto fónico y la categoría léxica. De este modo, la eli- las realizaciones del fonema /s/: en este caso, las tres manifestaciones más frecuentes [s, h, 111]
sión se hace más frecuente cuando Ja -d- forma parte de un participio (estatus gramatical) o poseen un único elemento subyacente y la aparición de una u otra responde a factores contex-
cuando la vocal anterior es a u o y la vocal posterior es o (contexto fónico). También se ve tuales y no aporta más que un significado de carácter social, desde el momento en que pueden
favorecida la elisión cuando la palabra en cuestión es un adjetivo y, muy especialmente, en adscribirse a determinados grupos, clases o etnias de una comunidad. Pero, por otro lado, está
la palabra todo, cuando es adyacente. la variación que afecta a aspectos funcionales de los sistemas lingüísticos, rebasando el límite
Los casos de variación fonético-fonológica menudean también en las hablas america- de la simple realización superficial, Aquí se encontraría la variación fónica de ltJ/, con dos ti-
nas. Antes hacíamos referencia a las clases de variantes que distinguía Orlando Alba para pos de manifestaciones en las hablas del sur de España y en muchos otros territorios hispá-
estudiar la variación del fonema /1/ implosivo : lateral, vibrante, vocalizada y elidida. Los nicos, [ij"] y U] (muchacho-mushasho), pero que van ligadas a sistemas fonológicos de com-
factores lingüísticos que se han consideradó como posibles agentes de esta variación son posición diferente: la variante fricativa U] solo puede aparecer cuando el sistema no distin-
el segmento fonológico siguiente, la vocal precedente y el lugar del acento en la palabra. gue un fonema /si de un fonema /9/, es decir, cuando se trata de un sistema con seseo o ceceo
En Santiago de los Caballeros (República Dominicana), la presencia de un elemento foné- (como en Andalucía, Canarias o América). De igual modo, se ha comprobado que, en Mála-
tico cualquiera (lateral, vibrante o vocal), como realización de -/11, es más frecuente en po- ga, las realizaciones U] y [3) para los fonemas ltJI y /j/ o /y/ solo aparecen en los hablantes
con ceceo (zaco 'saco') (Villena, 2003: 140-142). Por lo tanto, no toda la variación fónica es
2 . En este momento sólo nos interesa comentar cómo las variantes pueden venir determinadas por facto- superficial, sino que en muchos casos están implicados aspectos funcionales.
res lingüísticos, lo que supondrá, de hecho, que los ejemplos propuestos no sean auténticas muestras de estudios Por último, merece una mención especial el fenómeno de la entonación (Sosa 1999;
sociolingüísticos sino de meros estudios lingüísticos: se intenta explicar cómo funciona la lengua en sí misma,
internamente. Con otras palabras, aunque en la realidad suele haber factores extralingülsticos implicados en la
Herrera y Martín Butragueño 2003). Antonio Quilis (1993: §14.5) explicó con claridad
variación lingüística, sobre todo en la fonético-fonológica, preferimos dejar su presentación para el capítulo si- que el principal problema que siempre ha presentado la descripción de la entonación ha es-
guiente·, insistiendo en la idea de que la sociolingüística encuentra su sentido cuando los hechos lingüísticos se tado en no distinguir los niveles en los que puede actuar, ni las funciones que puede de-
correlacionan con variables sociales y situaCionales. sempeñar.
n ....ll,unu;:, un >:>uuuu,~uul::. UL.A Y :SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 29

La entonación es[ ... ] el vehlculo lingüístico ideal para transmitir informaciones, que,
A ello puede añadirse que la variación sintáctica, muy frecuentemente, no está estrati-
aunque en el proceso de la comunicación vayan tremendamente mezcladas, el oyente desco-
difica automáticamente, y sabe si su interlocutor pregunta o afirma es de Chile o de España, ficada social ni estilísticamente, sino que viene detei?Irinada por faetores netamente lin-
está enfadado o contento, pertenece a un estrato social o a otro, etd. No distinguir estas fun- güísticos.
ciones supone presentar una masa de datos indiscriminados y dificilmente utilizables Al margen de lo complicado que pueda resultar el análisis de la variación de elemen-
tos poco frecuentes, de inventario abierto y no correlacionados social ni estilísticamente,
Basándose en estos argumentos, Quilis distingue tres niveles para el estudio de la en- el escollo que se ha considerado como más dificil de evitar es el relacionado con la demos-
tonación: el nivel lingüístico, que califica de denotativo, nocional u objetivo, el nivel ex- tración de que un conjunto de variantes son realmente formas diferentes de decir lo mismo,
presivo y el nivel sociolingüístico, que considera connotativo y subjetivo. Los datos de un esto es, de que son formas equivalentes; estamos, pues, ante un obstáculo esencialmente
estudio sociolingüístico realizado en Alcalá de Henares nos llevan a afirmar que existen semántico. Tal escollo no elimina, sin embargo, la posibilidad de identificar y analizar con
marcas prosódicas que se correlacionan con variables de naturaleza social y, consecuente- éxito numerosos casos de variación gramatical.
mente, que la funCión sociolingüística de la entonación consiste en la aparición de ciertos Advertidos de las dificultades que encierra el estudio de la variación gramatical, es-
rasgos prosódicos que pueden ser reconocidos como marcas de grupo social (Moreno Fer- pecialmente la sintáctica, se hace necesario comentar qué clases de variables son las que
nández, 1998b; 1999). quedan incluidas en este tipo de variación. Pedro Martín Butragueño ( 1994) ha intentado
llegar a una tipología de la variación gramatical en la sociolingüística del español y ha pro-
puesto la siguiente clasificación de las variables: variables de tipo morfológico, de tipo ca-
Variación gramatical: morfología y sintaxis tegorial, de tipo funcional y de tipo posicional.
Las variables de tipo morfológico son aquellas que afectan, claro está, a elementos de
Que se deve usar esta composición de la manera que digo y la morfología, sobre todo de la morfología gramatical, cuy.a variación rara vez implica ~os
no andar por las ramas como algunos que, por no hablar como niveles sintáctico y pragmático y que suelen verse determmadas por factores tanto soclo-
los otros, dizen por ponerlos, los poner y por traerlas, las traer. lingüísticos y estilísticos, como históricos y geográficos. Serían variables de tipo morfoló-
gico las que se expresan a continuación:
(JUAN DE VALDÉS, Diálogo de la lengua, 1535)
a) El uso de -mos o de -nos como terminación verbal.
La variación gramatical, de igual forma que la fonético-fonológica, puede venir de- para que fuéramos a buscarlo 1para que fuéranos a buscarlo.
terminada por factores lingüísticos o por la combinación de factores lingüísticos y socia-
les. Si distinguimos, dentro del plano morfológico, entre los fenómenos pertenecientes a la b) El uso de -ste o de -stes como terminación verbal.
morfología gramatical (morfemas gramaticales o con significado gramatical) y los corres- no quisiste avisarme 1no quisistes avisarme.
pondientes a la morfología léxica (morfemas con significado léxico), encontramos que la
variación que más se acerca a las propiedades de la variación fonético~ fonológica es la que e) El uso de -ra o de -se como terminación verbaL
pertenece a la morfología gramatical: son elementos frecuentes, pertenecientes a sistemas si quisiera, lo podría hacer 1si quisiese, lo podría hacer.
estructurados (género, número, sistema verbal) y a menudo distribuidos social y estilísti-
camente. Pero las ventajas de la morfología gramaticalse vuelven inconvenientes en la d) El uso de -ría o de -ra como terminación verbal.
morfología léxica, donde nos topamos con dificü.J.tades derivadas de una presencia más dé- si pudiera, lo haría 1 si pudiera, lo hiciera.
bil de esa triple característica. Esto también ocurre en la sintaxis o el léxico, aunque los si vendrías todos los días, no te llamaría 1 si vinieras todos los días, no te lla-
problemas no son insuperables, ni mucho menos. maría
Según Silva-Corvalán {2001: 129-132), la naturaleza de la variación sintáctica no es
análoga a la de la variación fonológica por varias razones: e) Valor funcional o referencial de le, la y lo.
e.I) anduvieron buscándola todo el día 1anduvieron buscándole todo el día (la
l. En una lengua hay menos variación sintáctica que fonológica. casa). ·
2. La variación sintáctica es más dificil de medir y cuantificar, debido a la escasa e.2) no le has dado las gracias 1 no la has dado las gracias (a esa mujer).
frecuencia con que se dan los contextos de ocurrencia y a la dificultad de obtener directa- e.3) le dio una buena noticia a su hermano 1lo dio una buena noticia a su her-
mente ejemplos del uso de una u otra variante.
mano.
3. Los contextos de ocurrencia de una variable sintáctica son en general más difíci-
les de identificar y definir.
Es evidente que esta relación podría ser más amplia, sobre todo si se piensa en varie-
4. La variación sintáctica plantea el problema de las posibles diferencias de signifi- dades dialectalesconcretas, como es claro que algunos de estos ejemplos rozan el límite de
cado entre las variantes.
la sintaxis, aunque no por ello dejan de ser buenas muestras de fenómenos morfológicos.
Las variables de tipo categorial son aquellas que afectan, en algunos casos, a ele-
LA VARJACION EN LA LENGUA 31

mentos de la morfología y, en casi todos, a la sintaxis, cuya variación implica a veces los g) Presencia o ausencia de pronombre (clítico) pleonástico.
niveles semántico y pragmático. Es importante tener en cuenta que este tipo de variables a se la estoy pasando 1 se la estoy pasándosela .
menudo no vienen determinadas por factores sociolingüísticos estilísticos, históricos Y
geográficos o se ven determinadas por ellos de un modo bastan~e irregular. Serian varia- h) Presencia o ausencia de duplicación de pronombre átono (clitico).
bles de tipo categorial las que se expresan a continuación:3 me alegré cuando lo conocí a Luis 1 me alegré cuando conocí a Luis.

a) Uso de subjuntivo o de infinitivo con para. En lo que se refiere a las variables que Martín Butragueño llama de tipo posi~!onal, s.e
me llaman para que yo redacte el informe 1 me llaman para redactar el informe. debe señalar, en primer lugar, que en todas ellas suele verse envuelta la entonacton;.el m-
vel fónico, por tanto, tiene aquí su importancia. Al mismo tiempo, .estamos ante. vana~les
b) Uso de adjetivo o de adverbio. que suelen implicar valores pragmáticos de diversa naturaleza, no as~ ~orfológtcos m se-
ella subió las escaleras muy rápida 1 ella subió las escaleras muy rápido. mánticos (orden sujeto-verbo, orden verbo-complemento, orden adJettvo-nombre, etc.).
Las variantes de estas variables pueden suponer usos estilísticos diferentes que, salvo ex-
e) Uso de secuencias de preposiciones. cepciones, no están correlacionados con factore_s históricos, geográficos ni soc~ol~n~~s~­
voy por agua 1 voy a por agua. cos. Un ejemplo de variable posicional correlacionada con la geografia o la soctohngwstt-
ca sería el de los modificadores en un sintagma nominal: la, esta, su casa /la casa suya 1la
d) Tipo de unidad sintáctica (oración cláusula, sintagma, ...): se refiere a la posibili-
su casa.
dad de formar construcciones con diferente grado de complejidad. Para ilustrar el modo en que ciertos factores lingüísticos pueden incidir en la varia-
ción morfológica y sintáctica nos serviremos de varios ejemplos: uno de ellos procede ~el
Las variables de tipo funcional son aquellas que afectan a la sintaxis, parcialmente a español de España y los demás del español de América; dos son de naturaleza morfológtca
la morfología, y que no suelen estar correlacionadas con otros factores de naturaleza se- y uno de naturaleza sintáctica (Lanúquiz, 1985). .
mántica. Por otro lado, como ocurre con las variables de tipo morfológico, a menudo re- A propósito del español de la Andalucía oriental, concretamente en la .A.lpuJarra de
sultan determinadas por factores históricos, geográficos, sociolingüísticos y estilísticos, Granada, López Morales (1985) ha analizado la presencia y ausencia de -/si como marca
aunque no siempre es así. Algunos ejemplos de estas variables son los siguientes: de plural en sintagmas nominales unimembres. Para el estudio, se han tenido en cuen:a va-
riables lingüísticas, como la posición de un modificador respecto de un nombre (modifica-
a) Uso de que o de de que (queísmo y dequeísmo). dor antepuesto al nombre: las gachas, unos agujeril/os; modificador pospuesto al nombre:
a .l) me enteré de que Maria llamó 1 me enteré e que María llamó. pimientos verdes, alambres fuertes) y la clase de palabras en la que aparece o _n o aparece la
a.2) yo digo que esto es cierto 1yo digo de que esto es cierto. · marca de plural (nombre: echar horas, cultivar tomates; pronombre no clittco: estos co-
mían, unos no pagan; pronombre clitico: nos vamos, los metieron, no les pasa nada). El
b) Sujeto pronominal pr~sente o ausente. análisis revela que, en la inmensa mayoría de los casos, el primero de los elementos (sea
entonces yo decidí que sí 1entonces decidí que s{. modificador, ~ea nombre) conserva una manifestación de -/si (generalmente en f~rma as-
piración), mientras que el segundo no lleva ningún tipo de marca (lah gachae); dic~o con
e) Personalización de haber. otras palabras, no llegan all O% los casos en que la marca de plural no aparece en mnguno
ha habido muchos problemas 1 han habido muchos problemas. de los dos miembros del sintagma nominal. Desde otra perspectiva, el mayor número de
ausencias de marca de plural se localiza en los nombres, frente a la preséncia generalizada
d) Personalización de hacer. de marca en cualquier clase de pronombres, clíticos o no clíticos.
hace seis años que no nieva 1hacen seis años que no nieva. Otro ejemplo de variación morfológica esla alternancia de las formas -ra y -se. En
un estudio sobre el habla de Valencia (Venezuela), Manuel Navarro (1989) descubre
e) Presencia·o ausencia de pronombre átono (clitico) no argumental. que, en consonancia con la tendencia general del español ame?cano, el emp~eo de las
la agenda contiene un calendario 1 la agenda le contiene un calendario. formas en -se es muy poco significativo; tan sólo tienen un uso digno de men~10n cuand~
aparece en tiempos compuestos (hubiese venido) y en la prótasis de las oractones condi-
/) Uso de lo o los. cionales (si hubiese cantado). , .
se lo advertí a ustedes 1se los advertí a ustedes. Por último, un ejemplo de variación sintáctica, procedente del español de Amenca,
concretamente de Caracas (Venezuela). La variable en cuestión es de tipo funcional: la
presencia o aus.e ncia del pronombre personal sujeto (c~nto 1yo c~nto). P_aol~,B~ntivogli~
3. Martín Butragueño in'cluye' más variables en la relación correspmidiente al tipo categorial, pero su (1980) ha estudiado este elemento teniendo en cuenta diversas vanables lmgu1s~cas exph-
consideración nos obligarla a hacer justificaciones que nos alejarían mucho del interés principal de este capitu- cativas: el referente de la oración, la posible ambigüedad de la forma verbal, el numero Y el
. lo. Hemos prescindido también de las variables que no parecen responder a factores de índole sociolingüística. tipo de verbo. El análisis descubre que el sujeto suele aparecer~ con mayor probabilidad,
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 33

en los casos en que el referente de la oración no coincide con el referente de la oración an-
terior (nunca quise salir a cenar y ella nunca me lo reprochó), cuando el número es singu-
lar y cuando el verbo es de percepción (ver, oler, etc.). En esta variable, y asf lo han com-
;::ro:
JI
ar ¡iniciar; panza 1 barriga 1 vientre/; carro 1 coche 1 automóvil; guita 1parné 1pasta

¡
cabrearse 1 mosquearse 1 enfadarse; pirarse/ largarse 1 irse lma.rcharse; canijo 1
delgado; currar 1 trabajar 1 laborar; terminar 1 acabar 1 concluzr 1finalizar. Las
0
probado tanto Bentivoglio como Silva-Corvalán (2001: 154-169), no suelen tener inci- f:~as léxicas susceptibles d~ entrar en variac~ón puede~ ~er uni~des de distinto o~gen
dencia alguna las variables de origen extralingüfstico. olingúístico que han conflUtdo en una comumdad (gorrzon, pardzllo), formas adscntas a
g~veles cultos o a niveles populares, así como a estilos más o menos formales (hijastro, en-
:nado; encinta, preñada, embarazada; rasguño, raspón, rozón; burbuja, gorgorita, gar-
Variación léxica go/ito, farol) o formas tabúes o eufemísticas (jorobado, chepita; axila, sobaco), entre otras
posibilidades (Casas, 2003: 564-565). . .
Pero en esto podéis considerar la riqueza de la lengua caste- Para abordar el estudio de la variación léxica hay que demostrar la eqwvalenc1a de
llana, que tenemos en ella vocablos en que escoger como entre una serie de variantes léxicas y, lógicamente, encontrar esas variantes en el discurso natu-
peras.
ral. Tal labor exige, a la vez, decidir qué características han de tener las variantes, porque,
(JUAN DE VALDÉS, Diálogo de la lengua, 1535) como ha señalado Julio Borrego (! 994), lo cierto es que pueden obedecer a motivaciones
muy diversas, aparte, claro está, de la etimología: diferente pronunciación (rocío 1ruc~o),
Yo comparo esta abundancia a la de los sinónimos, que, dado diferente evolución fonética (laguna 1 /laguna), diferente género (el dote 1 la dote), dife-
que los aya rigurosamente tales, solo sirven para la variedad, i rente derivación (rapiña 1 rapiñoso 'avaro'), diferente modificación (cogujada moñuda 1
hannonía del decir.
cogujada copetuda).
(GREGORJO MAvANs, .Orígenes de la lengua En un primer momento, podría parecer evidente que formas como laguna y llaguna,
española, 1737) 0 pescadero y pescatero, más que variantes léxicas, son elem~nt~~ que re~ponden a.u~a
variación fonética; en muchas ocasiones, sin embargo, tal vanac10n fonética es fictlcta,
El estudio de la variación léxica se enfrenta a los mismos problemas que la variación por tratarse de rasgos fónicos que han dejado de funcionar como variantes y que han que-
gramatical. Entre esos problemas destaca, naturalmente, el establecimiento de equivalen- dado fosilizados en detemúnadas unidades léxicas. Con otras palabras, los límites entre
cias entre supuestas variantes, que tiene como trasfondo, muy especialmente en este nivel las variantes léxicas no siempre son diáfanos y, consecuentemente, la decisión sobre qué
léxico-semántico, la larga porfia sobre la existencia o la imposibilidad teórica de la sinoni- unidades merecen ser consideradas como variantes de una misma variable entraña un ries-
mia (Salvador, 1984). Es evidente que la sociolingilistica no aspira a solucionar de modo go notable. Ante tan delicada circunstancia, cada investigador se dejará guiar por los inte-
definitivo una cuestión que lleva muchísimo tiempo ocupando y preocupando a los espe- reses particulares de su estudio y por las características históricas y dialectales de las va-
cialistas en semántica, pero no es menos cierto que, por eso mismo, la sociolingüística se riantes analizadas.
ve obligada a proponer salidas y a tomar decisiones prácticas. Asimismo la cuestión de localizar auténticas variantes léxicas no es baladí en absolu-
La sociolingüística se ha convertido, casi por necesidad epistemológica, en defensora '
to, dada la escasa frecuencia con que alternan en el discurso. De ahí que algunos especla-
.
acérrima de la existencia de la sinonimia, al menos en el nivel del discurso: las unidades lé- ·listas hayan·optado por encontrar las variables fuera del discurso continuado Ynatural: por
xicas, como ocurre con determinadas construcciones sintácticas, pueden verse neutraliza- medio de encuestas y cuestionarios. Si los hablantes no usan a menudo formas léxicas
das semánticamente en el discurso, en el uso comunicativo de la lengua. Esto no elude, sin equivalentes en su habla espontánea, lo mejor es preguntar directamente por ellas en una
embargo, la dificultad que supone demostrar que existe realmente una neutralización, es encuesta. Sin embargo, el lamento de los sociolingüistas a la hora de utilizar los cuestiona-
decir, que dos o más variantes son manifi~tamente equivalentes. La demostración se hace rios para recoger unidades léxicas ha sido general:
poco menos que imposible cuando el uso de cierta forma viene acompañado de valoracio-
nes o connotaciones particulares o cuando el hablante maneja en su selección léxica crite- A pesar de los inconvenientes que desde el punto de vista socíológico Y psicológico
rios que pueden pasar inadvertidos a los oyentes; hablamos de intenciones comunicativas, puede tener la utilización de cuestionarios fijos, hemos procedido de este modo (Etxebarría,
de consideraciones de estilo y de otros factores en cierto modo imprevisjbles. 1985: 73).
Escollos aparte, nada nos impide planteamos una pregunta elemental: ¿qué su busca Aqui (el estudio sociolingüístico del léxico), más que en ningún o~ campo resulta im-
al estudiar la variación léxica? Y la respuesta no puede ser muy diferente de la que se ha prescindible el recurso de la encuesta, con todos los problemas que tal mstrumento conlleva
dado a propósito de la variación fonético-fonológico o de la gramatical. Se intenta explicar (Borrego, 1994: 120).
el uso alternante de unas formas léxicas -normalmente sustantivos, verbos o adjetivos-
en unas condiciones lingüísticas y extralingüísticas detemúnadas. Luis Escoriza (2002; Este lamento nace, no del rechazo de la encuesta misma, muy usada en otro tipo de in-
2004) ofrece en sus trabajos varias muestt:as de variación léxica, procedentes de la comu- vestigaciones (geolingüística, lingüística aplicada), sino de los inconvenientes que pre-
nidad de habla de Cádiz, tratadas desde el prisma de la socio lingüística: conocido 1famoso senta en relación con lo queWilliam Labov llamó la paradoja del observador ( 1972c apud
1 célebre; casa 1 domicilio 1 vivienda 1 residencial; fácil / simple 1 sencillo; mono / lindo 1 1983: 266):
bonito 1 bello; picapleitos 1 abogado Iletrado; malo 1 perjudicial / nocivo; empezar 1 co-
.PK1l'IU1'1U::. .u.r. ::.u...,JVLH~uu1 ;:,•n...A r :SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LALENGUA 35

La sociolingüfstica aspira a estudiar la lengua que se usa en una comunidad cuando los variación pragmáth:o-discursiva
hablantes no se siente_n sis:emáticamente observados, pero sólo se puede estudiar esa lengua
mediante la observaciÓn duecta.
Al inicio de este capitulo se explicaba que la variación puede producirse y encontrar-
La encuesta con cuestionario implica necesariamente que el hablante se sienta obser- se en cualquier nivel lingüístico, comenzando por el fónico, el más concreto y el aparente-
mente más simple. Pero también puede darse variación en el proceso de construcción del
vado de una forma directa Y sistemática; de ahí los recelos. Pese a todo, el cuestionario pa-
discurso y de formación del enunciado. En estos casos, la dificultad de demostrar la equi-
rece ser el modo más elegante Y.eficaz de enfrentarse a la variación léxica y, para su aplica-
valencia entre frases, expresiones o recursos discursivos es extrema, dado que en ellos vie-
ción, se cuenta con una sólida y amplísima experiencia: la de la geografia lingüística.
A todo ello volveremos en el capitulo 3. nen a coincidir todos los obstáculos comentados para otros niveles de menor complejidad.
Dentro aún del capítulo dedicado al léxico, hay que mencionar los casos en los que las Además, al manejo de unidades con significados gramaticales y léxicos se añade ahora
unidades que alternan en su uso no son palabras propiamente dichas sino combinaciones todo lo relacionado con el significado en su dimensión pragmática.
No estamos en condiciones de establecer una relación pormenorizada de los posibles
fijas, . denominadas unidades fraseológicas. Como ha explicado Inmaculada Penadés
casos de variación pragmático-discursiva susceptibles de estar correlacionados con facto-
(1 999), también es posible, a partir de los significados fijados en los diccionarios, estable-
cer conjuntos de unidades fraseológicas entre las que se da una relación de sinonimia. Pue- res sociales, pero sí podemos apuntar algunos posibles objetos de estudio. Uno de ellos es
den servir, a titulo de ejemplo, estas dos series sinonímicas: el de las formas de tratamiento, de extraordinaria significación sociolingüística, por mu-
chos motivos. Aunque las formas de tratamiento incluyen recursos diferentes para expre-
Con el significado de 'rápidamente, en un instante': al punto, co~o e//un relámpago, sar distintos tipos de relaciones entre interlocutores, también es posible encontrar casos de
como (un) reguero de pólvora, de/en un vuelo, en dos paletadas, en dos p alotadas, en dos pa- competencia de formas o de sustitución de unos sistemas pronominales, característicos
tadas, en menos que canta un gallo, en un abrir y cerrar de ojos, en un decir amén, en un pen- de una generación o un grupo social, por otros sistemas. Pongamos como ejemplo la pugna
samiento, en un periquete, en un quítame allá esas pajas, en un santiamén, en un soplo, en un entre los sistemas de tratamiento basados en las relaciones de poder (con un uso más gene-
verbo, en un volver de ojos, en volandas. ral de usted) y los sistemas basados en la solidaridad entre interlocutores (con un uso más
general de tú). Esta pugna puede llevar a la alternancia de usos pronominales en el discur-
Con el significado de 'morir': cerrar los ojos, dejar el pellejo, estirar la pata, pasar a so, cuando el referente es el mismo. Pensemos también en los casos en que conviven, den-
mejor vida, pringar/a, quedarse tieso.
tro de una misma comunidad, hablantes que usan un sistema de dos pronombres (tú-usted)
con hablantes que usan un sistema de tres (tú-usted-vos) (Solé, 1970 ; Moreno Fernández,
Junto a este tipo de unidades fraseológicas, Penadés identifica otras, que no suelen 1986; Carricaburo, 1997).
considerarse sinónimas, al observarse entre ellas diferencias de tipo léxico, pero que en Corno se ha dicho, el ámbito del discurso -y específicamente de la variación discur-
realidad son variantes de un mismo fraseologismo, incluso con una identidad de signifi- siva- ofrece numerosas posibilidades de estudio, una vez que se acepta la posible equiva-
cante parcial, lo que refuerza todavía más la asociación que la propia identidad de signi- lencia (semántica, funcional) entre varias alternativas. Es un hecho que las opciones que
ficado establece entre ellas.
ofrece el discurso pueden asociarse a unos valores sociales y estilísticos determinados y,
por lo tanto, tiene sentido su estudio sociolingüístico. Veamos estos ejemplos propuestos
Con el significado de 'no importar': importar un bledo, importar un cojón / tres cojo-
por Aritonio Narbona:
nes, importar un comino, importar un pimiento, importar un pito, importar un pitoche, im-
portar un rábano.
l.a) Total: que cogí un libro y me senté debajo de un árbol.
Con el significado de 'muy cansado': hecho cisco, hecho migas, hecho papilla, hecho 2.a) Tú no tienes cabeza más que para la cocina. ¡Y ... y!
pedazos, hecho puré.
En ambos casos esti.mos ante enunciado~ que cualquier hispanohablante catalogaría
Los estudios de variación léxica realizados hasta el momento, escasos en general si como coloquiales (dimensión estilística) y más propios de hablantes de niveles so-
los comparamos con los de otros niveles, demuestran que en este tipo de variación partici- cio-culturales bajos. El uso de «Total» y de«¡ Y ...y!» posee alternativas reales en la lengua
pan principalmente factores extralingüísticos - rasgos sociológicos, situaciones, creen- hablada, como las que se anotan a continuación; variantes de las que se desprenden conno-
cias y actitudes-, aunque también pueden estar implicados factores l ingüísticos, factores taciones sociales y estilísticas diferentes:
como el ritmo del habla, las repeticiones o la lengua de origen de las unidades léxicas. En
un apartado distinto habría que considerar los estudios que buscan identificar el léxico ca- I.b) En resumen, cogí el libro y me senté debajo del árbol.
racterístico de diferentes grupos sociales: léxico juvenil, léxico profesional, léxico margi- 2.b) Tú no tienes cabeza más que para la cocina. Y es mucho decir.
nal, léxico de hombres o mujeres, entre otros.
En estos ejeinplos se puede apreciar también otro hecho de singular relevancia: la ín-
tima relación que existe entre la variación sintáctica y la variación del discurso, basta el
punto de que muchas variantes aparentemente sintácticas solo pueden tener explicación
36 PRINCIPIOS DE SOC!OLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 37
desde el discurso y la pragmática, a la vez que la concreción del discurso suele implicar a
componentes sintácticos (por ejemplo, el orden de palabras). Reflexiones y ejercicios
Otro posible ~bito para la variación es el de la conversación cotidiana; la lengua co-
loquial. Aquí es posible encontrar muestras de variación, correlacionadas con factores so- 1. Intente descubrir cómo es el sistema general de su comunidad de habla en rela-
ciales, en e~r~iones de mu~ diverso tipo: saludos, presentaciones, preguntas por la sa- ción con los fonemas IIJ Y /y/. Si no vive en una comunidad hispanohablante, consulte la
lud, agradec1m1entos, despedidas (Moreno Femández, 1989), y en el uso de diversos me- . bibliograña sobre la situación de alguna de ellas. ¿Existen ambos fonemas en esa comuni-
canismos c.onversacionales. De ello hablaremos más adelante. Finalmente, también pue- dad? ¿Cuántas «clases» de variantes se pueden identificar? ¿En qué condiciones lingüísti-
den ser v~nables en_ su uso l~s llam~dos marcadores del discurso, unidades que no ejercen cas se da cada una de esas clases de sonidos?
una func1ón en el mvel oractonal, smo en el discurso propiamente dicho, ordenándose en
diversas categorías: pero, entonces, mira, asimismo, encima, entonces, ahora, así pues, 2. Tanto en el español de España como en el español de América es posible encon-
por consiguiente (Portolés, 1998; 25 ~26; 135-146; Martín Zorraquino y.Montolío 1998). trar áreas en las que predomina el mantenimiento de -s fmal de sílaba y áreas en las que
Aquellos marcadores que pertenecen a la misma categoría, cuando coinciden sus caracte- predomina el debilitamiento o incluso la pérdida de ese elemento. Elabore una relación de
rísticas semánticas y pragmáticas, pueden establecer una relación de variación (por ejem- los factores distribucionales, contextuales y funcionales que favorecen en unos lugares el
~lo: por un lado 1por un~ parte; de todas formas 1 de todos modos 1 de todas maneras) e
mantenimiento y que favorecen en otros lugares el debilitamiento. Además de la biblio-
mcluso pueden ser sometidos a tratamiento cuantitativo en el que pueqen estar implicados grafia específicamente sociolingüistica, puede consultar otras obras de carácter general,
factores sociales y, por supuesto, estilísticos (Cortés Rodríguez, 1998). como el libro en dos volúmenes dirigido por Manuel Alvar (1996).

3. Considere el uso de los pronombres interrogativos quién, qué y cuál en los si-
Variables lingüísticas y extralingüísticas guientes ejemplos:

A la vista de lo comentado a lo largo de todo este capítulo es posible proponer una - ¿Quién de tus hijos es el mayor?
diferenciación, al men~s como hi~óte~is de trabajo, entre los niveles de la lengua según - ¿Cuál de tus hijos es el mayor? .
la naturaleza de las vanables exphcatlvas que en ellos suelen incidir: mientras la varia- - ¿Qué hijo es el mayor?
ción fonético-fonológica y la de tipo morfológico y funcional se ven determinadas fre-
¿Suponen estos usos formas diferentes de decir lo mismo o se observa entre ellos al-
c~entem~nt~ p.or fact~res li~güísticos y extralingüísticos, la variación categorial, posi-
ciOnal (smtáctlca) y d1scurs1va se ve explicada mayoritariamente por factores lingüísti- guna diferencia semántica? Comente si el uso de un pronombre o de otro puede explicarse
4
cos y la variación léxica por factores extralingüísticos. Es preciso llamar la atención, no por razones sociales, geográficas o estilísticas.
obst~te, ~cerca de dos realidades. La primera es que la variación sociolingillstica, en la
que mterv1enen tanto fa.ctores de lengua .c omo factores ajenos a ella, se puede hallar en 4. Reflexione sobre las razones que podrían explicar la alternancia de unidades lé-
todos los niveles: fonética, gramática, léxico, discurso. La segunda es la preeminencia xicas como las que componen las series siguientes (puede ayudarse de las definiciones que
de los factores lingüísticos sobre los extralingüísticos. Como señala López Morales se dan en los diccionarios):
(2004: 178-179):
- agarrado 1 roñoso 1 avaro
Debe ~dvertirse, s~n emb~go, que todos los factores sociales, por importantes que sean, - urraca 1 marica 1picaza 1 blanca
están su~dttados. a los tmperattvos del sistema lingüístico; hasta la fecha se ha comprobado - deceso 1 muerte
en repetl.das ocastones que los factores sociales no son tan categóricos como los gramatica- - rápido 1 raudo 1 ligero
les: actúan donde el sistema lo pennite. - pelo 1 cabello
- manzana 1pero
Asi pues, las variables extralingüísticas, especialmente las sociales, actúan allí donde
la lengua lo permite y no es casualidad que sea en el nivel léxico -el más periférico o su-
perficial, el más sujeto a los vaivenes históricos, el de mayor carga simbólica- donde es- Orientaciones bibliográficas
tas variables parecen revelarse como más determinantes.
Acerca de los fenómenos variables más característicos del español y de los factores
que los determinan, además de la bibliografia citada en el texto, es aconsejable la lectura
de la obra dirigida por Manuel Alvar, también citada, Manual de dialectologla hispánica
( 1996). Como introducción clara y sencilla a las características del español dtl América, es
muy recomendable la lectura de los dos volúmenes de Maria Vaquero: El español de Amé-
4. También por variables de índole lingülstica, pero más irregularmente.
rica l. Pronunciación y El español de América JI. Morfosintaxis y Léxico (1996). Natural-
;,o i:'K1NLH'1U~ V~ ~OC!ULlNUUISTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE

mente, también es muy útil, por tratar los asuntos lingüísticos en su historia y en su geo.
grafia, la ~onsulta de la conocidísima Historia de la lengua española, de Rafael Lapesa
( 1980), as1 como de la Morfología histórica del español, de Manuel Alvar y Bernard Pottier
( 1983). En el libro de Frago, Textos y normas (2002), en el de Frago y Franco, El español de
América (2003), en el de Sáncbez Méndez, Historia de la lengua española en Américá
(~003) y en el coordinado por Raf~el Cano, Historia de la lengua española (2004), están
b1en tratados muchos aspectos sociales de la historia de la lengua en España y América.

CAPíTIJLO 2

LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA.
LAS VARIABLES SOCIALES

Variación sociolingüística

A excepción de José Carlos, Don Servando e Hipólito todos


hablan con dejo y. pronunciación andaluces: Estrella y Elvira, y
aun Doña Lola, con el fino y gracioso acento sevillano; Pepa Jua-
na, lo mismo, si bien con dicción más fuerte y recortada; Anita,
Rocío, Silveria y Guadaira, con el suave ceceo de los pueblos de
la comarca, más bien hacia Huelva que hacia Cádiz, y Paquito
Rodó, con originalidad característica del andaluz cerrado.

{HNos. ÁLVAREZ QUINTERO, La risa, 1934).

Queda dicho que las variables extralingüísticas, específicamente las sociales, son ca-
paces de determinar la variación hasta donde lo permite el sistema de la lengua, y queda
ilustrado cómo unas variables lingüísticas, internas, pueden incidir en la aparición de tales
o cuales variantes de una variable determinada. Es, por tanto, el momepto de centrarnos en
las variables sociales que son capaces de determinar la.variación lingüística y en el modo
en que esas variables se combinan con las de índole netamente lingüística. Con otras pala-
bras, a partir de ahora afrontaremos en su totalidad el fenómeno de la variación sociolin-
güística, defmido como la alternancia de dos o más expresiones de un mismo elemento,
cuando ésta no supone ningún tipo de alteración o cambio de naturaleza semántica y cuan-
do se ve condicionada por factores lingüísticos y sociales. Pero, antes, vamos a formular
un principio general relativo al uso lingüístico:
Principio del uso lingüístico
El uso lingüístico (natural) sólo puede tener lugar en contextos sociales y situaciooales
concretos.

Naturalmente, esto supone que el uso lingüístico, cuando es observado, siempre es


observado en situaciones y contextos reales. La investigación socio lingüística ha permiti-
do conocer que las 'variables sociales que influyen sobre la variación lingüística lo hacen
de un modo específico en cada comunidad y respecto a fenómenos lingüísticos concretos.
Aunque ya se ha explicado que hay ciertos niveles de lengua en los que cabe esperar con
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 41

más probabilidad la incidencia de factores extralingüísticas (fonética-fonología, morfolo- os· la conveniencia de utilizar mujeres como informantes en dialectologia y el carácter
gía) y aunque es innegable que existen hechos lingüísticos y sociales recurrentes, en reali- d 'i.zante o innovador de su forma de hablar. .
dad no es posible conocer de antemano qué tipo de variables sociales van a actuar sobre arca En relación con el primero, la idea más generalizada era qué la muJer resulta~~ de ~-
unoselementos lingüísticos en una comunidad dada. y esto p<>r dos motivos: en primer lu- tilidad en las encuestas que los hombres (Merlo, 1952: 12-13), aunque tambten se ht-
gar, porque los factores sociales actúan sobre la lengua de una forma irregular, es decir, en y~;n juicios contrarios a éste. Acerca del arcaísmo o la innovación en el habla de las mu-
dos comunidades de habla diferentes la variación sociolingüística de un mismo fenómeno ~1 hubo opiniones diversas. El carácter conservador es destacado en la mayor parte de
no tiene por qué manifestarse de la misma manera; en segundo lugar, porque los factores Jeretrs,abaios reunidos en Orbis; tan sólo Piccitto (1952: 14) señaló que no observaba dife-
sociales no están configurados de forma idéntica en todas las comunidades, aunque en }os ~ . . 6d ...
renct
·as claras • mientras que Pop (1950: 725)' si en ese momento
.
evxt ar una optmon, en

ellas se hablen modalidades cercanas de una misma lengua. otro lugar había señalado que tal vez el habla ~e las mujeres er~ mas conservadora. De
En efecto, los factores sociales no tienen por qué funcionar de igual manera en todas cualquier modo, las afirmaciones hechas en cast todos esos n:abaJO~ p~i~ de datos b~s­
las comunidades: pued~ que, en un lugar, la edad tenga mayor poder de determinación so- tante impresionistas e irregulares, por lo que el conservadunsmo lmgwstico de la muJer
bre !alengua o sobre cualquier conducta social que el nivel cultural, que, en otro, el nivel quedaba por demostrar (Alvar, 1973: 74).5 De hecho, Gauchat babia comprobado en Char~
económico provoque más .diferencias lingüísticas y sociales que la edad o que, en otro, el mey, muchos años antes (1905), que las mujeres hacían un mayor uso que los hombres de
sexo sea irrelevante. Todo esto es cierto, como lo es que una mayor complejidad social en formas lingüísticas innovadoras.
una comunidad puede dar lugar a una mayor variación lingüística y a un uso social de la Algún tiempo más tarde, Manuel Alvar (1956), partien~o de un estudio s~bre el ha~la
lengua más heterogéneo. Por eso las investigaciones sociolingüísticas deben ir precedidas de Puebla de Don Fadrique, en Andalucía, llega a la conclustón de que e~ arca.ts~o o la m-
de un análisis sociológico de la comunidad y de estudios exploratorios que permitan com- ovación del habla de las mujeres no depende tanto del sexo cuanto del t:I.po de vxda que se
probar cuáles son las variables realmente importantes en la estructura social y cuáles son ~eva en cada lugar. En la Puebla, los hombres ofrecían un ~<~stado medio>~ ~e len~a, más
las que previsiblemente pueden influir más en el uso social de la lengua. cercano al castellano norteño y normativo, porque su moviltdad les permttta rel~ctonarse
Generalmente, los factores sociales que muestran una mayor capacidad de influencia con gentes del exterior; las mujeres, en cambio, ~cusaban ~mayor conservadw:s~o por
sobrela variación lingüística son el sexo, la edad, el nivel de instrucción, el nivel sociocul- tener menos contacto con hablantes de otras vanedades. S m embargo, en el temtono co-
tural y la etnia, entre otros que también nos han de interesar. nocido como la «Andalucía de la e» (en la confluencia de las provincias de Sev illa, Málaga
y Córdoba), las mujeres hacían uso de rasgos más innovadores que los hombres. De ahi
que Alvar acabe afirmando (1973: 74):
La variable social «sexo/género»
Decir que el habla femenina es conservadora, neologista o ni una cosa u otra es, en ver-
El C se pronuncia pegando un poco la lengua sobre el pala- dad, no decir demasiado, por cuanto en su contexto social puede ser cada una de esas cosas o
dar y sobre los dientes de arriba tirando la lengua hasta los mes- todas ellas, y fuera del ámbito al que pertenece no es nada.
mos dientes, porque cecear con gracja se permite a las Damas.
El sexo puede mostrarse, por tanto, más como un factor de segund~ orden, como ~lgo
(AMBROSIO DE SALAZAR, Espejo general
de la gramática, 1614) que suele subordinarse a dimensiones sociales diferentes y con mayor p~der de dete:mma-
ción.6 Boris Cazacu (1956), por ejemplo, observó en el rumano de Mena que l~s dtferen-
Marco Tulio dice que en Roma para enseñar bien ·a los niños cias de edad son más importantes que las que determina el sexo. Por otro lado, Richard Ca-
nobles la pureza i la propriedad de su lengua latina natural a to- meron ha demostrado que las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres no son
dos, en las cosas principales daban el cuidado de su crianza a al- constantes ni equidistantes a lo largo de toda la vida (Cameron, 2005). . .
guna matrona parienta principal: porque en las mugeres, dice, La experiencia de la dialectología y de la geografia lingüística en el estudto de la vana-
persevera siempre i se conserva mas proprio i mas limpio ellen- ción lingüística es muy rica y sugerente, pero, sin duda, la mayor parte de lo que ~o~ s~e­
guage. mos acerca de la conducta lingüística de hombres y mujeres se lo debemos a la soctolmgms-
(AMBROSIO DE MORALES, Discurso sobre tica.- Esta disciplina ha dado un gran protagonismo al factor «sexo» (o «género») Y.lo ha
la lengua castellana, 1585) convertido en objeto de atención permanente, aunque en su seno se hayan hecho mu~has
afirmaciones infundadas, como las que enfrentan el habla de los hombres y de las muJeres
Una de las primeras obras que la lingüística europea produjo en relación con la varia- calificando la de éstas como conservadora, insegura, sensible, solidaria y expresiva, Y la de
ble «sexo» fue publicada en 1952. Se trata del volumen que la revista Orbis preparó para aquéllos como independiente, competitiva y jerárquica. Afortunadamente, las investigado-
ofrecer un estado de la cuestión de alcance mundial sobre la lengua de las mujeres (Le lan-
a
gage desfemmes: Enquéte linguistique l 'échelle mondiale). En lo que se refiere a la Ro- 5. El estudio más elaborado fue el. de G. Salvador ( 1952). Algunos trabajos recientes han vuelto a ob-
servar un mayor conservadurismo en el habla femenina (Elizaincin, 1976: 5 i; Fontanella de Weinberg ( 1973:
manía, allí aparecieron estudios de P~ariu, Capidan, Pop, Récatas, Merlo, Piccitto, Grie-
50-56).
ra, Badía y Salvador. En líneas generales, los temas di~cutidos en aquella época fueron 6. ~similares conclusiones llegó A . Badía ( 1952: 17).
42 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 43

nes han ido marginando poco a poco lo impresionista, lo subjetivo, para dejar su lugar a los , mo las madres estadounidenses inician menos narraciones en la mesa que los hijos y los
hechos probados y a las demostraciones solventes (Wodak y Benke, 1997). Por otra parte, c~es, cómo, en la cortesía de la interacción, son las .mujeres entre sí las que más cumpli-
coincidiendo con las observaciones hechas en algQnos trabajos dialectales (v.g. los de Caza- ~os se dedican (sobre todo relativos al aspecto físico), se~~idas por los hombre~ que hacen
cu),·la sociolingüistica también ha comprobado que, en un número importante de casos, son umplidos a las mujeres, o cómo los temas de conversac1on propuestos por muJeres cono-
otros factores, como el nivel sociocultural o el estilo, las principales bases de la variación, lo e n menos el éxito de su desarrollo que los temas propuestos por hombres. Ana M.• Ceste-
que deja al sexo relegado a un segundo plano (Fasold, 1990: 223: Martín Zorraquino, 1993: ce (1995; 2000), en su análisis de la alternancia de tumos de habla en el español de Alcalá
115-126). Ello no impide que haya estudios en los que se aprecia con claridad que el sexo ~~Henares (Madrid), ha podido averiguar que el funcionamiento del mec~ismo ~e alter-
tiene más capacidad de influencia sobre Ia lengua que otros factores, incluida la clase social: nancia de turnos, si bien no es estrictamente dependiente de las caracterísncas sociales de
. eso ocurre en el trabajo de Horvath (1984: 65)sobre el inglés de Sydney (Australia), por
1os interlocutores puede verse parcialmente influido por factores sociales. como el sexo. o
ejemplo. Más allá del posible peso de unos factores u otros, Richard Cam~on (2005: 49) la edad . Entre las conclusiones del estudio destaca que en las conversaciOnes ~ntre muJe-
sostiene que el sexo, como categoría social, no es claramente aislable de otras categorías so- res se produce un mayor número de alternancias de turnos que en las conve~actones entre
ciales; de hecho, la relevancia y la trascendencia de las diferencias de género no solo vienen hombres. Cestero sugiere que las diferencias en la producción de alternanctas y la super-
condicionadas por otras categorías sociales, sino también por los recursos lingüísticos de los posición de habla es~ vinculadas a las rel~ciones de poder y soli~dad entre los hablan-
que los hablantes disponen en sus comunidades. Resulta de una singular impo~cia la for- tes y que la diferencta entre el comportam1ento de hombres y muJeres revela una mayor
ma en que el sexo de los hablantes se combina con el factor «eda<h> en la variación y cambio tendencia de las mujeres a cumplir las normas de interacción.
de numerosos elementos lingüisticos, como habrá ocasión de comprobar.
Entre los estudios sociolingüísticos preocupados por las diferencias de las hablas de Estudios urbanos
hombres y mujeres destacan singularmente los de corte etnográfico. Estos estudios, reali-
zados en su mayor parte mediante la observación directa de las interacciones comunicati- Las investigaciones sociolingüísticas de centros urbanos han descubierto y descrito
vas que se producen en grupos o comunidades, han permitido conocer detalles reveladores una serie de hechos de singular relevancia relativos al sexo como variable social. Sin lugar a
y muy interesantes de la conducta comunicativa de hombres y mujeres en lugares muy dis- dudas, el más importante de todos ellos es que la mujer, generalmente, es más sensible ~ las
tintos. Saville-Troike, en su obra The Ethnography ofCommunication (1982), aduce una normas prestigiosas que los hombres; dicho de otra forma, las mujeres muestran una aclltud
serie de ejemplos, de los que entresacamos éstos: las mujeres hablantes de algunos dialec- más positiva que los hombres hacia los usos que se ajustan a la n~rma, a la vez que los ~o~­
tos esquimales usan nasales sonoras en posición final [m, n, ng] mientras los hombres uti- bres suelen ceñir sus usos a los llamados «vernáculos» y a las vanedades locales con mas m-
lizan oclusivas sordas [p, t, k, q]; la partícula japonesa ne de final de oración es utilizada tensidad que las mujeres. Este hecho ha sido observado en un importante número de estudios
casi exclusivamente por las mujeres, así como el uso de ciertas intetjecciones al comienzo sociolingüísticos y de actitudes, incluidos los de William Labov (1972), y ha dado lugar a lo
o al fmal de la frase. A estos ejemplos se podrían añadir algunos de la lengua española: el que se conoce con el nombre de modelo sociolingüístico de sexo (Fasold, 1990: 92-1 02). En
uso mayoritariamente femenino en España de ciertas formas léxicas Oila, monín, monada, relación directa con esta diferencia entre el habla de hombres y mujeres, López Morales ha .
divino, ¡corazón!), de ciertos prefijos (super-enamorado, super-simpática), de ciertas for- propuesto un principio general que introduce un matiz esencial en la interpreta~ión del fenó-
mas eufemísticas en diminutivo (braguita) o de truncamientos léxicos con resultado gene- meno ( 1992: 52). El principio quedó formulado en 1992 del siguiente modo: 8bi• ·
ralmente bisílabo (gordi 'gordito, -ta', chuli 'chulo, -a; chulito, -ta', pe/u 'peluquería', ilu
'ilusión', poifa ·'por favor') (López y Morant, 1991).7 En una estratificación sociolingüístíca estable, los hombres usan fonnas que no son es-
tándares con mayor frecuencia que las mujeres, siempre que la variación se produzca en un
Las anotaciones de los usos más frecuentes en hombres o en mujeres se han hecho a
nivel de consciencia dentro de la comunidad de habla.
propósito de todos los niveles de la lengua, desde el fonético al discursivo (Bull y Swan,
1992).7bis Precisamente, uno de los ámbitos que más atención ha recibido ha sido el del dis- Por tanto cuando hablamos de fenómenos lingüísticos de los que los miembros de la
curso y. de la conversación en su dimensión sociolingüística: se han realizado investigacio- '
comunidad no son plenamente conscientes (p9r ejemplo, el yeísmo en muchas comumda-
.
nes sobre el empleo de muy diversos elementos del discurso, sobre el modo de narrar o so- des), no tiene por qué seguirse ese <<modelo» de conducta en hombres y mujeres.
bre la forma de interactuar en la conversación,. entre otras. 8 En su libro Lahguage and gen- . Por otro lado, la tendencia a seguir un modelo prestigioso -a menudo considerado
der, Mary M. Talbot (1998) presenta muchos e interesantes datos. Explica, por ejemplo, como normativo- no implica siempre un seguimiento del <<Il'l.odelo normativo». El presti-
gio puede estar en las peculiaridades propias de una comunidad -lo que llevaría al conser-
7. En la segunda parte de López y Morant 1991 , responsabilidad de Ricardo Morant. se proporcionan vadurismo--, pero también en rasgos ajenos a ella, y estaríamos entonces ante una actitud
numerosos ejemplos procedentes de una observación directa. innovadora. En cualquiera de los dos casos, la figura de la mujer aparece destacada, no solo
7bis. En el nivel léxico, se han revelado diferencias entre hombres y mujeres a propósito de la disponi-
bilidad léxica de los hablantes, que será tratada con más detalle en el capitulo 3: variación socio léxica. Aunque 8bis. Labov (200 1a: 294) también explicó esta realidad sociolingülstica en forma de <<Paradoja del gé-
estas diferencias no siempre se manifiestan (Ávila, 2006 ), allí donde aparecen muestran que la producción léxi- nero)), según la cual las mujeres se ajustan más estrechamente que los hombres a las nonnas sociales que se esta-
ca de las mujeres es mayor que la de los hombres, sobre todo en las áreas temáticas de la ropa, las comidas y be- blecen y aceptan de una manera abierta, pero se ajustan menos que los hombr.es cuando tales normas sociales no
bidas, la cocin!l, la escuela, los animales y las profesiones y oficios (Gómez f>,iolina y Gómez Devís, 2004). existen. Véase la formulación del Principio 2 o de fa conformidad lingüística de las mujeres en el c apítulo 5, de-
8. Véase la blbliografia de L. Cortés Rodriguez (1996). · dicado al cambio lingüístico. .
PRINCIPIOS DE SOCIOLINGülSTICA. Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 45

por su tendencia al seguimiento de lo prestigioso, sino, tal vez en relación con ello, por su ca. una asignación de funciones socioculturales diferentes (géneros diferentes), sobre
pacidad para liderar procesos de cambio lingüístico dentro de ia comunidad y de servir com4 1 do de ando las variables son estables y cuando hombres y mujeres llevan vidas diferentes
modelo de habla, como se verá más adelante (capítulo 5) (Labov, 2001 ). Debe valorarse, n41 todo cude una comunidad. 11 Esa situación recibe el nombre de variabilidad basada en el
obstante, que, en las últimas décadas, la aceptación y difusión de los medios de comunica. dentro
, ro. pero, según Chambers, estas diferenc1as · pueden perststl~ · 1uso cuando no se tte-
· · ~nc ·
ción social, especialmente la televisión, está haciendo que el modelo de referencia sea el gene cuenta las diferencias de género: la mujer tiene unas habiltdades verbales mayores
nenen ·
· es que las de los hombres y que van más allá de las dtferenctas · u1tura1es. Las
· soctoc
mismo para cualquier hablante de cualquier comunidad, sea hombre o sea mujer. y~m .
La inclinación hacia un modelo de prestigio, a la que nos estamos reftriendo, se ve · es disponen de una capacidad neurofisiológica verbal que se puede mamfestar en
complementada por otra realidad: en la mujer funciona con menor fuerza que en los hom. ~u] e: de diferencias sociolingüísticas, como el uso de un repertorio de variantes má_s am-
bres el denominado prestigio encubierto. El prestigio encubierto es el que está asociado a ~=0 el manejo de unos recursos estilísticos más ricos qu~ l~s hom~res ~e sus mtsm~s
unos usos que no son cultos, unos usos que están alejados de lo que abiertamente se reco- p os sociales, aun cuando los atributos «genéricos» sean smnlares o tdénttcos. A esta st-
noce como normativo o adecuado y que a menudo son marcas de «mascúlinidad» entre los ::.ón se le da el nombre de variabilidad basada en el sexo y presenta el problema de su
12
estratos socioculturales más bajos (Labov, 1966; Trudgill, 1972). 9 El prestigio encubierto, demostración, objetiva y universal. • •
que es un prestigio de grupo, se opone al prestigio abierto, que es prestigio de comunidad Pero cabe plantear otra interrogante: ¿tan importantes son las dtfer~nctas entre el ha-
y que se asocia a lo correcto, lo adecuado, lo normativo. bla de hombres y mujeres? ¿hasta dónde puede llegar la diferencia lingüístic~ entre sexos?
Pero, ¿de dónde nace esa tendencia femenina a seguir los modelos de prestigio? Es evidente que no se puede ofrecer un explicación que sea iguahne~te válida ~~r~ todas
¿Por qué en muchas culturas se espera que la mujer ajuste se conducta sociolingüistica las comunidades; de hecho, podríamos encontrar muestras de todo ttpo de postbthdades:
a un canon o unos referentes de prestigio? ¿Por qué los usos lingüísticos que se consi- desde el conocido caso' parece que irreal, de la isla.
Caribe en la que los hombres hablaban
t3 'dad 1
deran característicos de las mujeres o de los hombres tienen que ver directamente con una lengua (caribe) y las mujeres otra diferente (arahuaco), hasta las comum es en as
el seguimiento o el abandono de una norma? La mayor parte de las respuestas que se que el sexo se revela como ~a varia~le abso~u~ente secundaria~ pasan~o ~or los mu-
han dado a estas cuestiones . tienen que ver con una interpretación sociocultural del chos estudios que descubren d1ferenc1as cuantttatlvas, aunque tamb1en c~htattvas, en los
sexo, es decir, están relacionadas con lo que en la bibliografia anglosajona se llama niveles fonético y gramatical. La experiencia nos confirma que las dispandades son ~ay.o­
gender 'género' {Amezúa, 1991), que a su vez en nada coincide con el concepto de res en aquellos rasgos lingüísticos de los que los hablantes tienen una mayor consctencta,
«género» como categoría grg¡matical. El género sociocultural se opone al sexo en tanto esto es en las características que pueden convertirse con más facilidad en marcas o símbo-
en cuanto el sexo es una característica biológica que viene dada prácticamente desde el los so~iales. Esta circunstancia se da con claridad en el léxico y en la pragmática; por eso
momento de la concepción del nuevo ser, mientras el género es una dimensión socio- suelen aportar muchos, variados y valiosos materiales las investigaciones l~xicas, los aná-
14
cultural que el individuo adquiere al ser socializado. Tales conceptos, sin embargo, tie- lisis de la conversación o los estudios sobre tratamientos y recursos coloqutales. En cual-
nen unos límites borrosísimos y plagados de problemas, dado que el sexo mismo es quier caso, la socio lingüística sostiene la existenci~ gen~l de v~ació~ li?güfstica ?asa-
parte insoslayable del género. da en el sexo en un modo similar a la basada en diferenctas soctoeconmmcas o ractales.
Chambers y Trudgill (1980), con un criterio que parte del concepto sociocultural de Y, a este respecto, Trudgill (1974b: 95) especifica que las variaciones basadas en el se~o
·género, explican la tendencia de las mujeres a seguir los modelos de prestigio mediante los son el resultado de una diferencia social, mientras que las basadas en la geografía, la etma
razonamientos siguientes: la falta de un lugar destacado en la sociedad hace que las muje- o la clase social se basan, siquiera parcialmente, en una distancia social.
res necesiten marcar su estatus social mediaJ!te una conducta específica; por otra parte, la
falta de cohesión de las mujeres en las redes sociales las obliga a enfrentarse más a menudo Sociolingüfstica feminista
a situaciones de formalidad; esto es, el lugar del hombre en los intercambios sociales per-
mite que consideren como de escasa formalidad muchas situaciones que las mujeres inter- Con el paso del tiempo, los estudios sobre el habla de hombres y mujeres se ~an.i.do
pretan como más formales; finalmente, la educación suele llevar a las mujeres a desempe- perfilando en diversos ámbitos de interés, difer<mtes del estudio especifico de la vanac10n,
ñar lo que se considera «Su» función social siguiendo unas normas de conducta socialmen-
te aceptadas. Se ha añadido a todo eso que la adecuación a un modelo de prestigio es una ll. Chambers habla de movilidad para referirse al contacto con otros grupos dentro de la comunidad o
procedentes de otras comunidades y afmna que en la sociedades modernas industria~das la mujer tien~ una ma-
estrategia interpersonal cuya finalidad es el mantenimiento de la autoestima en los inter-
yor movilidad que el hombre: sale a trabajar fuera de su barrio, va a otras zonas de la ctudad .a comprar, tu~ne c~n­
cambios sociales (Deuchar, 1988: 27-32). 10 tactos con grupos sociales diferentes, mientras el hombre centra su v~da alr~or del ~baJ~ Y.d~ su vecmdario.
· Frente a este punto de vista, el propio Chambers defiende unos años más tarde ( 1995) 12. No tenemos en cuenta la variabilidad que es consecuencta de las dtferenctas fis10logtcas entre hom-
una opinión semi-ecléctica en la que se da gran importancia al concepto biológico de sexo. bres y mujeres y que afectan al ámbito de la fonética. . · . .
Para Chambers, las diferencias entre el habla de hombres y mujeres pueden ser el resulta- 13. El ejemplo lo da Peter Trudgill (1983: 79-80). Según un in~onne. del sigl~ XVII, los nativos salvaJeS
de Dominica explican que esta circunstancia se debió a que los can'bes mvadiero~ la tsla arahuacohablan~e, ma-
taron a todos los hombres y se unieron a las mujeres para repoblarla. El mismo mfonne del XVII ~bla snnple-
9. Ahora bien, Trudgill observó en las mujeres jóvenes una conducta muy cercana a la de los hombres. mente de expresiones que son propias de hombres y de frases o palabras que los hombres nunca duian, pero no
1O. Las diferencias socioculturales explican tambi~n el funcionamiento del tabú lingüístico. El tabú se hace referencia al uso de lenguas diferentes.
puede provocar diferencias entre las hablas JIJIISculinas y femeninas (LópezMorales, 2004: 125-126). 14. Podrian añadirse los interésantlsimos estudios sobre el lenguaje no verbal.
rKI~I...it'lU~ ur. ;)\.J\...1\.JLlNUUISTICA.Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 47

aunque desarrollados a veces de modo complementario. 1 ~ De todos ellos, el de mayor tra. alidada los que se ha llegado desde la sociolingüística. Entre los asuntos que más in-
dición, peso y significación social tal vez sea el de lasociolingüísticafeminista (Thorne )' y sexu están la construcción de la identidad sexual en interacciones entre homosexuales o
Henley 1975; Moreno Fernández, 1988: 143-154; Smith, 1979: 109-146). 16 Esta corrientt teresllll:ción de marcas lingüísticas que puedan reconocerse como características de los ho-
de estudio se ha desarrollado desde la década de los setenta y su principal característica e:. la apanuales (-Kulick, 2000) Sobre este punto aún se discute si realmente puede hablarse
mosex arcas específicas, aunque· se acepta la extstenc1a
·' · de algunas p alab ras Yd e algunos ras-
el deseo, expreso, de provocar un cambio social que proporcione a las mujeres del mund(t
la igualdad y la liberación 4e la opresión masculina, poniendo de manifiesto el oculto e in· de Jllfi'J. icos característicos (curvas de entonación, alargamiento de vocales), aparte de los
·gos un ·' . . L t'ó
justo sexismo del lenguaje. En general, se parte de la idea de que las lenguas son sexistas y os proxémicos y kinésicos implicados en la interaccwn comurucat1va. a cues 1 n
ereroent ue existen unos estereotipos . o prototipos
. sobre el habla de los gays Yd e 1as 1esb.la-
de que, si se elimina el sexismo de ellas, resultaría más fácil erradicar el sexismo de la so-
nas en qincluyen unos modos o rasgos que no tienen
estáque · por que' aparecer en todos e llos y que
ciedad. Los usos sexistas pueden detectarse en muy diversos ámbitos de la comunicación,
como la redacción de los diccionarios, el vocabulario empleado para Jos atributos fisicos y pueden darse, en grado diverso, entre quienes no lo son.
morales, el vocabulario del mundo laboral, el refranero o el folklore popular (Calero,
1999). También han ido cobrando importancia, en este campo, las investigaciones centra-
das en los aspectos pragmáticos de la comunicación y ha llegado a proponerse el cultivo de Le. ...-ariable social «edad»
una pragmática feminista, preocupada por los significados que las expresiones parecen te-
Y assi conviene que los niños sean enseñados de maestros
ner para los interlocutores y de cómo se manejan las estrategias lingüísticas según sus ne-
inteligentes y curiosos al tiempo de la niñez, quando con fa~ili­
cesidades y objetivos. Se parte deJa idea de que los hablantes asumimos pautas sobre las
dad, por estar las potencias tiernas y desembara._adas, se les Im-
relaciones entre los interlocutores (hombres y mujeres) y sobre la identidad de los géneros primen como en cera las buenas costumbres tan presto como las
que no siempre son adecuadas (Christie, 2000). malas, que creciendo en edad vienen después a convertlfse en
Junto a los estudios feministas, cabe citar los campos centrados en los usos lingüísti- naturaleza.
cos de los hombres y de los homosexuales. En el primer caso, se ha mostrado una especial
preocupación por la organización del discurso y la conversación, así como por la expre- (JUAN LóPEZ DE VELASCO, Orthographia, 1582)
sión de la masculinidad: cómo construyen los hombres sus narraciones, cómo interactúan
17
en conversaciones entre hombres y en conversaciones con mujeres, cuáles son las marcas La edad de los hablantes, como se ha señalado desde la dialectología, es uilo .de
discursivas que pueden consid'e rarse como características de los hombres (Coates, 2003). los factores sociales que con mayor fuerza y claridad pueden determinar los usos lm-
La aparición del segundo campo es una consecuencia, según Leap (200 1: 332), del aumen- güisticos de una comunidad de habla. En ~ierto ~odo, puede afirmarse que la edad
to del número de estudios sobre gays, lesbianas, bisexuales o transexuales en diversas dis- condiciona la variación lingüística con más mtens1dad que otros factores . En contraste
ciplinas académicas; del esfuerzo de la teoría feminista por superar una concepción basada con el factor «clase social» o con el «género», la edad es un factor constante, dado que
en la dicotomia hombre/mujer; y de la madurez de los conocimientos sobre lengua, género su realidad no se ve alterada por cambios socioeconómicos, de actitudes o de organiza-
ción. No es constante en tanto que el individuo ve cómo cambia de edad de forma con-
15. La sociolingüistica también ha contribuido a que la figura de la mujer como investigadora y entre-
vistadora adquiera una nueva dimensión, ya que la multiplicidad de contextos y situaciones en que se recogen tinua y sin remisión. . . .
los datos hace que en muchas ocasiones sea preferible que la encuesta la haga una mujer a que la haga un hom- La edad conforme el tiempo transcurre, va determmando y modificando los caracte-
bre. El ejemplo más claro lo tenemos en la investigación de Lesley Milroy sobre el habla de tres redes sociales res y los hábitos sociales de los individuos, incluidos los comunicativ~s ~ l?s pur~ente
de Belfast. Milroy nos dice ( 1987: 44): lingüísticos. Por eso es posible distinguir en la vida lingüística de un mdlVlduo d1~tmtas
El investigador de campo tenia que ser una mujer. Generalmente las mujeres reciblan menos agresiones que los etapas aunque no exista acuerdo unánime sobre cuáles son y cómo han de caractenzarse.
hombres. Los hombres extraños eran vistos con considerable sospecha eo muchos lugares de Belfast y a menudo po- También puede ocurrir que la edad, como factor social, covaríe o. se solape con otros ~acto­
dían correr algún peligro si visitaban un Jugar durante un periodo detemtinado.
res como el nivel de instrucción: en España, por ejemplo, es hab1tual que las generaciones
Conviene valorar más de lo que se suele hacer las caracteristicas personales de Jos investigadores, en fun- ~jóvenes sean, en conjunto, las mejor instruidas, lo que la.s convierte en us~as de~­
ción del tipo de materiales que se pretende buscar en cada momento (Moreno Fernández, 1990: 71-77). gos lingüísticos cercanos al modelo normativo. En cualqmer caso, tanto las ?1ferenc1as
que se derivan de la edad, como la relación que la edad establece con otros parametros so-
16. Sin negar la existencia de usos sexistas de la lengua, pero negando la naturaleza sexista de la leo- ciales, ofrecen manifestaciones e implicaciones sociolingüisticas muy diversas, según la
gua en sí misma, hemos afirmado en otro lugar que la línea de estudio feminista, sobre todo la estadounidense
(salvo honrosísimas excepciones), ha sido poco fructífera para la ciencia porque se han restringido Jos límites cultura o el tipo de comunidad de que se trate (Eckert, 1997). . .
de la sociolingüística, se ha partido de presupuestos erróneos y se han manipulado criterios lingüísticos. Todo A propósito de la relación entre el factor «edad» y el factor «sexo» o «ge~ero», ~­
ello para dejar patente la necesidad de un cambio que, en sí mismo, no puede producirse solamente a través chard Camerort ha demostrado la certeza de una hipótesis de trabajo: que las d1ferenc1as
del lenguaje. Por otro lado, tienen un fondo razonable las críticas hechas a los estudios sociolingüísticos en lingüísticas basadas en el género varían a lo largo de la vida. Se ha comprobado que las di-
los que la mujer es tratada siempre como persona dependiente de su padre o su marido o en los que la conducta
ferencias lingüísticas entre géneros son relativamen_te pequeñas en la infancia, aumentan
sociolingüística femenina se interpreta como mera desviación o variante de la conducta masculina, La socio-
lingüística feminista critica Jos métodos de investigación basados en la figura del hombre (Cameron y Coates,
1988: 13-26; Christie, 2000). 17. Véanse las referencias a Rousselot, Gauchat o Millardet y Iordan, 1967.
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 49
/di intc~rvocálica l&f final de palabra
quiere contactos sociales de distinta naturaleza (familia, compañeros, veci-
00~---------------------- 60 cu:~aS~esupone que a partir de la seg~nda etapa comienza el de~~rrollo del llamad.o
no ) rnáculo (post-vernacular), que mcorpora elementos adqutndos desde muy dt-
post-ve
50
sas fuentes.
ver Si bien es cierto que Labov explica el proceso de adquisición a partir de da~os re-
ftl
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40
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J!!GI "d05 en la ciudad de Nueva York, también lo es que pocas veces se ha ofrectdo re-
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. · -e incluimos al propio Labov-- a la tentactón · ·
de umversa 1·tzar 1as ~Lamosas
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-ce: 20 . t pas Es aquí donde surgen las contra-argumentaciOnes y los pro emas, asta
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1 unto que puede decirse que las propuestas de Labov han servt o pnnctpa y cast
ta ~ ivamente como marco de referencia para un debate que aún no está cerrado: Ro-
(!)
10

0+-----~----.-----.---~ o =~:: (1984: 85) critica la inconveniencia de op~?er jóvenes a a.dultos sin valorar la
diferencias sociales que pueda haber entre unos Jovenes y otros, Chambers ll~a ~a

"
~...
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/JI' ,.,# ~ ,;!'
./' stca»
·ón sobre la imposibilidad de distinguir entre lo que Labov llama «gramáttca ba-
a~encty <<vernáculo»·• la misma Romaine (1984: 99) y especialistas como. Reid (1978),
Wolfram (1989) o Roberts advierten, con datos en la mano, que es .~ostble encontr.ar
FUENTE: R. Cameron, 2005. diferencias dialectales, estilísticas, de clase social o de sexo en ~mos ~e ~~~s •. sets:
cho diez o doce años y que, por lo tanto, la adquisición de una vanedad hnguJshca, SI
FIG. 2.1. Diferencias entre géneros según la edad por la realización de Id/ intervocálica y de /si ~ien ~iene determinada por factores biológicos, también lo está, y en modo notable,
en posición final de palabra. . 1 !8
por factores socta es. ., . , .
Estos argumentos nos llevan al comentario de una cuestton Importante en el amb~to
de la sociolingüística: ¿qué edad mínima han. de tener los hablantes para poder ser obje-
hasta su máximo en la adolescencia, para decrecer paulatinamente en la madurez, hasta al-
to de un estudio socio1ingüístico? La cuestión, estrechamente lig~da al n~ero de gene-
canzar su punto más bajo entre los cuarenta y los sesenta -a veces antes- y hacerse algo
raciones que se manejan en este tipo de trabajos, ha rec~bido soluc10nes ~versas:,P. Ben-
más marcadas en el tramo final de la vida. En el caso del español, así se ha comprobado
tivoglio y M. Sedano (1993), en Caracas, entrevistan a tnformantes_que tlenen mas de 14
tanto con datos de la pronunciación de Id! en posición intervocálica, como de /s/ en posi-
ción fmal de palabra, en San Juan de Puerto Rico (fig. 2.1 ). años. M. Etxebarría, en Bilbao, estUdia hablantes mayores de 15 anos; O. Alba, en San-
tiago de los Caballeros, y G. Perissinotto, en México, manejan informantes que tienen 16
En lo que al desarrollo lingüístico del individuo se refiere, tal vez la etapa más impor-
años 0 más; 19 H. U eda, para su estudio del léxico del español, recoge datos de hablantes
tante sea la que corresponde a la adquisición del dialecto y del sociolecto, la lengua del
mayores de 18 años; 20 H. López Morales, en San Juan de Puerto Rico, J.~· Samper, en
grupo social al que pertenece el hablante; es decir, la variedad vernácula. William Labov
Las Palmas de Gran Canaria, F. Martínez, en Burgos, y otros muchos trabaJan con perso-
llegó a proponer en 1964, con resultado polémico, una división periódica de seis fases para
nas mayores d~ 20 años; en el «Proyecto para el Estu~io Sociolingüístico del_Españo1 de
la adquisición del inglés llamado estándar, incluidas todas sus variedades regionales, so-
España y de América» (PRESEEA)también se trabaJa con mayores de 20 anos, aunque
ciales y estilísticas. Ese proceso de adquisición es interpretado por Labov como un proce-
hay lugar para estudios específicos de hablantes de 14 a 19 años (Moreno F emánd~~·
so de aculturación o de alejamiento de los usos adquiridos en la adolescencia y una ade-
1993); en el «Proyecto para el estudio coordinado de la norma lingüística culta» se unh-
cuación al modelo predominante entre los miembros adultos de la comunidad. Las etapas - 21
del proceso de adquisición son las siguientes: zan informantes mayores de 2 5 anos. . .
Sea como sea, la sociolingüística no suele considerar convemente la recog¡.da de da-
tos de hablantes menores de 14 o 15 años para el estudio de grandes núcleos urbanos, al
l. Adquisición de la gramática básica, en la primera infancia.
menos mientras no esté suficientemente claro cómo y cuándo se llega a la madurez en el
2. Adquisición del vernáculo, entre los 5 y los 12 años.
3. Desarrollo de la percepción social, entre los 14 y los 15 años.
18. P. Kerswill (1996) ha elaborado una escala de dificultad en la adquisición de caractc~sticas lingüís-
4. Desarrollo de la variación estilística, a partir de los 14 años aproximadamente. ticas indicando a qué edad suele darse. Algunos de los estadios de esa escala, de mayor a menor dificultad de ad-
5. Mantenimiento de un tiso «estándar» coherente, en la primera etapa adulta. quisición, serian los siguientes: reglas fonológicas léxicamente impredecibles (3 años; máxi~ dificultad); ~ue­
6. Adquisición de todos los recursos lingüísticos; se produce en las personas ins- vas oposiciones fonológicas (3-13 años); cambios gramaticales (8 años); siste~s pro~ódicos (12_-1.5 an~s),
truidas y especialmente preocupadas por el uso de la lengua. nuevas clases morfológicas (adolescencia); difusión léxica de cambios fonológtcos; prestamos (rmmma difi-
cultad).
19. Esta es la edad mínima con la que se trabaja en las encuestas sociolingüísticas del Atlas Lingüístico
La primera fase se cumple bajo la influencia directa de los padres, especialmente (y etnográfico) de Castilla-La Mancha (García Mouton y Moreno Femández (1993).
de la madre, y de la familia más cercana; la segunda responde a la influencia de los ami- 20. No es un estudio propiamente sociolingüístico, pero tiene en cuenta las variables sexo Yedad. Pro-
gos y compañeros de estudios; la t~rcera supone la influencia de hablantes adultos; la yecto Varilex (Variación léxica del español en el mundo). Tokio.
21. No se olvide que se trata de hablantes cultos de español (Lope Blanch, 1986: 26y ss.).
J V t'.K1N\...1t'1U:>un ::.uuU.1..1.NUU1.STICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 51

22
uso social de la lengua. Ahora bien, si lo que se pretende es estudiar los cambios lingüb ? ,Aunque es evidente que el número de generaciones y sus límites han de deciW:se en
tic os en tiempo aparente, se podría hacer con hablantes desde los g años de edad (véase c¡¡o ellos_., d 1 s obietivos de cada estudio sociolingw",stico, no es frecuente que se trabaJe con
&..nc¡on e o J 1 . '1 b
pitulo 5) (Labov, 1996: 104). l...... d tr grupos generacionales ni con más de cuatro, por más que os socto ogos tra a-
J1l
enos e es · 'd · '
d con seis 0 más generaciones.25 Cuando se nenen en cons1 erac10n so o os '1 d
Una vez advertidos los inconvenientes de la propuesta que hizo. Labov en 1964, hay .en a lllenu o dinad .
que llamar la atención sobre otras explicaciones o interpretaciones. Comentaremos breve. J s de edad es porque los objetivos sociolingüísticos están subor os a ot;ros mtere-
mente dos: una delpropio Labov (1972; 1983); la otra de Chambers. William Labov, est¡ . gru~ objetivo principal del proyecto «VarileX>>, por ejemplo, para el que se maneJ~ d?s .ge-
vez en 1966, ofrece una explicación centrada en la adquisición de una «serie de normas de ses- cíones, es dar cuenta de la variación léxica en toda la geografia del mundo his~aruco.
habla» de la comunidad y no tanto en la adquisición de una variedad lingüística determina- nera tra parte si se maneiaran más de cuatro generaciones seguramente se encontranan, en-
poro ' ~ · · da · 'fi
da. Según Labov, la primera experiencia lingüística de los niños, entre los 2 y los 3 años, tre dos 0 más de ellas, muchas coincidencias y solapanu~~t~s qm: n~ ap~~an na stgm -
está dominada por el ejemplo de los padres; entre los 4 y los 13 años, el modelo de ha- ·voy que podrían complicar innecesariamente el analisiS soctolmgmsnco. .
bla está dominado y regulado por los grupos de preadolescentes entre "los que los indivi. catl Tenemos, pues, que los sociolingüistas manejan tre~ o cu~tro grup~s generaciOnales,
duos se mueven: se supone que en este periodo se fijan los patrones automáticos de pro- límites dependen de la edad que se fije como míntma: s1 se trabaJa con menores de
ducción lingüística; durante la adolescencia, el hablante comienza a adquirir un conjunto ~ya':os, se suelen distinguir cuatro generacione~; ~i la ~d~d ~a .e~ ,de 20 o 25 años, se
de normas evaluadoras, hasta que a los 17 o 18 años llega a ser consciente de la significa- suelen distinguir tres grupos. Una vez fijado ellinute nunt~o, la dt~tston ?e grup?s puede
ción social de su propio modo de hablar y del de los demás, asi como de los usos prestigio- . la agrupación de los informantes en categonas de dtmenstón eqUivalente,
buscar, b ten , - (p . . 1 da
sos. La adquisición de las formas prestigiosas es tardía, mucho más en los grupos sociales cando un limite más o menos objetivo cada cierto número d~ anos .or ejemp o, ~a
con menor instrucción; de ahí que sea posible encontrar hablantes de entre 30 o 40 años de ~años: de 20 a 35, de 36 a 50, de 51 a 65), bien la a~p~ción ~~a nusm~ categona de
edad que aún intentan reorientar su estilo más cuidadoso -y su concepto de la norma los informantes que estén viviendo unas circunstanctas vttal~ smular~, sabtendo que és-
de prestigicr-- hacia modelos cercanos a lo normativo. tas pueden variar de una comunidad a otra. Asi, es probable, s1 se trabaJa ~on cuatro gene-
Por su lado, J. K. Chambers parte del hecho de que las.variables lingüísticas y la al- raciones, que se quiera recoger: en un primer_grupo, la_ etapa ~~espondtente a la forma-
ternancia de estilos se desarrollan conjuntamente con la fonología y la sintaxis desde el .· .individual (que en ]as comunidades occtdentales mdustnahzadas suele compl~tarse
comienzo del proceso adquisitivo y propone la existencia de tres periodos formativos en ~::e los 20 y los 25 años), en un segundo grupo la etapa del in~cio de la vida profestonal,
la adquisición de los sociolectos: en primer lugar, la infancia, durante la cual se desarro- independiente de los padres (entre los 20 y lo~ ~5 años apr~xunadamente), en un tercer
lla la lengua bajo la influencia de la familia y los amigos; 23 en segundo lugar, la adoles- grupo la etapa de la madurez y el máximo rendmnento profestonal (de l~s 35 a los 5.0 o_55
cencia, en la que los usos lingüísticos se llevan más allá de los límites establecidos por la años) y, en un cuarto grupo, la etapa correspondiente a la mad~ez profes10nal Y a la J ubtla-
generación anterior, con gran influencia de los individuos que forman parte de la misma ción. Lógicamente, estos grupos de edad tie~e~ un valor r~lattvo, pues dependen ?e la _so-
red social: aquí se hace uso, por ejemplo, de un léxico de jerga o argot que ayuda a mar- ciedad a la que se pertenezca, del tipo de activtdad profestonal de q~e se trate (~s fistca,
car distancias con las generaciones adultas; en tercer lugar, la edad adulta joven, que más intelectual), de las condiciones socioeconómicas de la comumdad, de la esperanza
tiende a hacer un mayor uso de la variedad normativa («estándar>>), al menos en aquellos media de vida, de la organización social y de otros ~~~hos factor~s. .
contextos y ocupaciones en que el manejo de la lengua es especialmente importante, a la Los grupos generacionales y las etapas de adqms1c1ón del ~oc:ole_cto pued~ detemu-
vez que se procura fijar una variedad sociolingüística de acuerdo con ciertas aspiracio- nar y de hecho lo hacen, el uso de ciertas variables o rasgos hngüístlcos que strven para
nes y preferencias sociales.24 Después de esa tercera. etapa, se supone que los hablantes ~car distancias entre niños y jóvenes, entre jóvenes y ad~ltos. Son ele~entos que fun-
estabilizan sus sociolectos. cionan como indicadores de pertenencia a un grupo generactonal de.termm~do Y que pue-
La división de edades que propone Chambers y las consideraciones hechas sobre la den proceder de cualquier nivellingüistico. Ocurre ~ui, sin embargo, 1~ nusmo que com·
edad mínima de los informantes nos llevan a comentar las divisiones generacionales que se probamos a propósito de otras variables: son los mveles más superfict~es de la.len~
suelen practicar en la investigación sociolingüística: concretamente, ¿cuántos grupos gene- -el léxico, la fraseología, el discurso-los qQe acusan más cl~ente la deternun~cton
racionales pueden distinguirse en una comunidad y dónde han de situarse los límites entre del factor edad, sin que medien otras variables lingüí~ticas. ~e tgual modo qu~ cte~as
prendas de vestir, ciertos peinados, ciertos gustos y acti:Udes, c1ert?s ~~~os de diverstón
22. Evidentemente, en los estudios en los que, además de lo sociolingüístico, preocupan aspectos psi- se consideran característicos de tal o cual generación, e:x1sten usos hngutsncos,q~e se c?n-
ca-sociales o psicológicos de maduración o desarrollo, por ejemplo, se trabaja con hablantes de edades meno- 'd · d ct'ertos grupos
res. La dialectología, por su parte, trabaja normalmente con la generación en la que teóricamente se da una ma- Sl eran proptos e . de edad' que se acaban convirtiendo en autentlcos . stm-26
yor estabilidad: entre 40 y 60 años (Pop, 1950: 1161 ).
bolos generacionales y que se van renovando conforme llegan l~s nuevas ~~neracwnes.
· 23. Los conflictos entre los usos habituales en la familia y los que se suelen usar con los amigos surgen Desde este punto de vista, han interesado mucho los usos léxtcos de losjovenes, muy a
cuando son hablantes de una comunidad que se han trasladado a otra. En estos casos, es frecuente que el habla
del nuevo entorno predomine sobre la modalidad de origen de los padres. Esto ocurre en la localidad española
de Alcalá de Henares, ciudad castellana que ha recibido una gran cantidad de inmigrantes procedentes de Anda- 25. Sobre las té~cas de investigación más propias de lossociólogos, véase M. Garc{a Ferrando, J. Ibá-
lucía, Extremadura y Castilla-La Mancha (Blanco Canales, 2005). ñez y F. Al vira (1989). · · d
24. En estos casos, los usos de los adultos pueden ser discrepantes respecto de los usos de jóvenes y vie- 26. ParaGarcíade Diego (1951: 303 y ss.), en las generaciones jóvenes se dan usos mas Ulllova ores Y
jos, que a su vez pueden coincidir entre sí (Downes, 1984: 190 y ss.). en las viejas, usos más conservadores. · ·
-- - -· .. -----·....... -· -- LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 53

menudo adscritos a grupos de determinadas caracteristicas sociales y pautas de conducta (léxi- de la estructura que el capitalismo industrial generó durante el siglo XIX. Desde
ocuparon , ·
· ·ón la clase queda defmida en términos econonucos. p ara Marx, 1as elases se es-
co estudiantil, léxico de los grafiteros, léxico cheli y macarra, léxico pijo)27 (Umbral, 1983; esta postCl '
F. Rodríguez, 1989; 2002), aunque no es necesaria su vinculación a ningún grupo para que el en función de la propiedad del capital y de los medtos e prod uccwn,
. . . d ., d d
e mo o
tablecen blación queda · 1'tsta) Y1os que no
. dividida entre los que tienen capital (clase captta
habla de los jóvenes muestre ciertas peculiaridades (Moreno Femández, 1989c). En cuanto a
que. la P0 (proletariado)· los grupos soctales
. ·
que no se ajustan a esta di vtsl
· '6n ( agnc· ultores,
las generaciones de edad más avanzada, aún es mucho lo que falta por conocer, empezai)do
lo nenen · ' ·d d
- s comerciantes y propietarios) son considerados como res1 uos e a economta 1 '
por la posibilidad de identificar un grupo social «anciano» con unas marcas sociolingüísticas
pequeno d difi . d
propias. Sin embargo, parece que la caracterización de esta «ancianidad>> lingüística podrla lo- · 'talista destinados a desaparecer. Para Weber, las clases respon en a erenctas e
precapt · 'b'l'dad
grarse fácilmente mediante el análisis de sus pautas narrativas y conversacionales. Uno de los ·tal que j'unto a la habilidad y la educación, dan lugar a diferentes post 11 es Y
capt , • · 1 ·
tópicos asocia el discurso de los más viejos al egocentrismo y al continuo refunfuñar y, aunque rtunidades dentro de un mercado; de ahí que se distingan c~tro clases: la e ase ~ropte-
es posible descubrir estos rasgos en sus discursos, hay que establecer bien su dimensión cuali-
0
~ 1 clase administrativa, la clase de los pequeños comerctantes y la clase trabaJadora.
tana, a ul 'dim . al
tativa y cuantitativa respecto de los hablantes de otros grupos de edad. El conocimiento de ta- Según el economista alemán, la estratificación social es un fenómeno m tl enswn en
les pautas comunicativas será muy útil para el desempeño de aquellas profesio~es que obligan el que actúan tres factores: la clase, el estatus y el poder (Tezanos, 19?6).
al trato continuo con ancianos (Coupland, Coupland y Giles, 1991). Posteriormente, la sociología occidental, sobre todo la norteamencana, ha rechazado
No podemos dar por concluido este apartado sobre la variable «edad» sin aludir las propuestas de Marx y matizado de forma impo~te las d~ We~er. Hans Gerth Y Ch~­
brevemente a una de sus principales implicaciones, el cambio lingüístico, aunque este les Wright Mills, por ejemplo, hablan de la formac10n y perststencta d~ los e_s~tos socta-
asunto será tratado más detenidaQlente en otro capítulo. La sociolingüística ha consta- les teniendo en cuenta cuatro claves, llamadas dimensiones de la estratifi~acwn: la o~pa-
tado, a partir del comportanliento lingüístico de los grupos generacionales de una co- . 'n la clase el estatus y el poder. La ocupación se define como el conjunto de activtda-
munidad, cómo se producen los cambios lingüísticos en curso: el cambio lingüístico, ~: ;ealizada~ de forma más o menos regular como fuente principal de ingresos económ_i-
especialmente el fonético, es un proceso regular que se puede observar entre genera- cos· la clase es una dimensión relacionada con los ingresos, considerados c?mo un medio
ciones sucesivas. 28 El desarrollo del cambio, observado en un momento determinado y de ~onseguir objetos; el estatus es una dimensión social referida a la obtenctón d~ respeto;
en hablantes de generaciones distintas, ofrece una imagen dinámica en «tiempo apa- el poder se define como la capacidad de realizar la voluntad propia, aun por ene!~ de la
rente» que permite proyectar cómo será ese cambio en el futuro, conforme vaya trans- voluntad de los demás.
curriendo el «tiempo real». En general, las propuestas que definen las clases haciendo conc~ ~arios factores o
dimensiones --enfoque multidimensional- consideran que no hay lumtes claros entre
estratos y que éstos no son más que categorlas ordenadas a lo I_argo de un_conti?~um, de
La variable «clase social» modo que los conflictos entre clases quedan reducidos a su mínima exprest6n teonca. Se-
gún Abercrombie, Hill y Turner (1986), la división ~e la pob~acio? en tres clases -obr~~·
Y la misma differencia y ventaja que lleva la habla del hom- intermedia y alta- responde a un modelo convenctonal soctológ¡co de la estructura ~ntá­
bre de pro a la del villano y soez aunque ayan ambos nascido en nica de clases: los trabajadO!tfS manufactureros se sitúan en la clase obrera, los trabajado-
una misma ciudad y barrio, aquella lleua la 'd e la corte a la de las res que no son manufactureros de bajo nivel (oficinistas, técnicos) se sitúan en la clase me-
29
otras villas y ciudades de todo el reyno. dia y los gerentes administradores y profesionales, en ~a.:Iase alta. • ,
La sociolingüística norteamericana ha basado su vtston de la soctedad en unas te~nas
de la estratificación que operan con varias dimensiones o indi~adores, q~e ~e.combman
(GONZALO GARCÍA DE SANTA MARÍA,
La vida de los santos padres religiosos, 1490)
para distinguir varias clases, según se manifiesten esas dimen.s tones: lo~ mdt~du~s.que­
dan clasificados a lo largo de una escala social graduada, atendiendo a atrtbutos md~vtdua­
La clase social, como concepto teórico, ha sido estudiada y debatida profusamente
les como la educación, los ingresos o la ocupación, entre otros. Desde esta perspec_u v~, los
entre los especialistas en sociología. Las primeras propuestas teóricas de importancia, en
conflictos sociales quedan minimizados, al concebir la sociedad como un ente umtano en
relación con el análisis de clases, procedieron de Karl Marx y de Max Weber, quienes se
el que los individuos comparten unos valores y unas mismas normas de conducta Y de
prestigio (Guy, 1981:41 y ss.; Moreno Femánde~ 19.~0: 173-200). . . .. .
27. Lo «cbeli» es caracterlstico de los jóvenes de Madrid de principios de los años oehenta. Junto al William Labov, principal responsable de la difus10n entre los soctolingu,tstas de e~te
uso de ciertas formas léxicas (pela 'peseta', curro 'trabajo', loro 'radio', tití 'chica'), aparecen ciertas expre- modelo de estratificación social, utilizó en su estudio The Social Stratification ofEngllsh
siones fijas Yalgún rasgo fonético, como el alargamiento del sonido [s] o la velarización de /s/ ante consonan-
te ([áxko) 'asco'). En cierto modo, algunos usos chelis se han extendido al habla juvenil en general. Lo «ma-
in New York City la división de clases propuesta por J. Michae! en 1962. Se trata ?e ~a es-
carni» pertenece a los jóvenes urbanos· de extracción social humilde que a menudo muestran una actitud de cala lineal de clasificación social-o más bien del estatus soc1al- basada en un mdice so-
arrogancia y suelen ir vestidos con cazadoras de cuero (chupas). También hacen uso de algunos elementos
que se acaban de comentar, aunque se van renovando continuamente. Lo «pijo» en España es lo que se conoce
en Mexico como «fresa~> y en Argentina como <<cheto», propio de Jos jóvenes de clases más adineradas que 29. Una de las criticas que ha recibido este modelo es que está basado ell.clusivamente en los ho~bres e
gustan de vestir ropa cara y de marca. ignora por completo a las mujeres, cuya situación laboral no se ajusta al patrón expuesto. El androcentnsmo es
28. Véase el importante trabajo de U. Weinreich, W. Labov y M. Herzog (1968). un rasgo común a muchas propuestas sociológicas.
54 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 55
cioeconómico de 1Opuntos que combina tres elementos: el nivel de instrucción, la ocupa-
Clase alta:
ción y los ingresos familiares; cada dimensión queda dividida en cuatro grados o posibili- .,---~ var1edad «estándal"'
dades (0, 1, 2 y 3 ). A los hablantes se les asigna una puntuación por cada umi de las tres di-
mensiones, de modo que pueden recibir un máximo de 9 puntos (3 + 3 + 3) y un mínimo de
O. Posteriormente los hablantes quedan agrupados en las siguientes categorías o clases:
clase baja (0-1), ciase trabajadora (2-5), clase media-baja (6-8) y clase media-alta (9).
Actualmente contamos con mucha más experiencia en el uso de índices de estratifi-
cación social. Peter Trudgíll (1974) trabajó en Norwich (Reino Unido) con un índice for-
mado por seis indicadores (ocupación, nivel de instrucción, ingresos, tipo de vivienda, lo-
calidad, ocupación del padre) que lo llevaron a distinguir cinco clases: clase trabajadora
baja, clase trabajadora media, clase trabajadora alta, clase media baja y clase media me-
dia. Por su parte, Shuy, Wolfram y Riley (1968) distinguieron cuatro clases sociales en
Detroit (EE.UU.): clase trabajadora baja, clase trabajadora alta, clase media baja y cla- Clase baja
se media alta. En algunos estudios también se ha manejado, como expresión del nivel so- variedaci «no esiáncial"'
ciocultural, el barrio de residencia de los hablantes, puesto que hay barrios o zonas urba-
nas en las que sólo pueden instalarse individuos con cierto estatus y nivel de vida. 30 ¡... ll>j
En el mundo hispánico, H. López Morales (1983: 27-29) ha trabajado con la variable Var1ac16n regional
«nivel socio-cultural» en su estudio de San Juan de Puerto Rico. Aquí, el nivel se conside-
FIG. 2.2. Variación social y region{ll, según P.· Trudgi/1 (1974).
ra como una variable de post-estratificación, es decir, como una variable que no se tiene en
cuenta para preparar la muestra, aunque sí a la hora de realizar los análisis sociolingüísti-
cos: se distinguen cuatro niveles {bajo, medio-bajo, medio, medio-alto) para los que se sólo pueden entenderse cuando se conciben como parte de un todo indisoluble. De hecho,
combinan tres parámetros (escolaridad, profesión e ingresos). En el estudio sociolingüís- Peter Trudgill prefiere hablar de dialectos sociales en lugar de sociolectos, oponiéndolos a
tico del español de Caracas, Bentivoglio y Sedano (1993: 8-12) han manejado siete facto- los dialectos geográficós. Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido -también en
res que permiten distinguir cinco niveles socio-económicos. Los factores son éstos: ocu- otros lugares-, la variación sociolingüística y variación geolingüística se imbrican dentro
pación del hablante, ocupación del padre, ocupación de la madre, grado de instrucción, de una misma comunidad de habla para dar forma al entramado de la variación lingüística.
condiciones de alojamiento, ingresos totales e ingreso promedio familiar; los niveles dis- La manera de representar esta profunda interdependencia de lo geolingüístico y lo socio-
tinguidos son los siguientes: bajo, medio bajo, medio, medio alto y alto. Como se puede lingüístico en las comunidades anglosajonas ha sido la pirámide que incluyó Trudgill
comprobar, muchas investigaciones sociolingüísticas utilizan los términos nivel so- (1974: 41) en su conocida obra Sociolinguistics: An lntroduction to Language and Society
cio-cultural o nivel socio-económico para referirse a lo que en otras se clase.31 llama (fig. 2.2). La pirámide se interpreta asi: entre los hablantes de clase baja, donde se localiza
La sociolingüistica ha visto las propuestas multidimensionales como una forma su- un uso poco prestigioso del inglés, se recogen muestras de las diferentes variedades regio-
ficientemente válida de descubrir diferencias relativas entre individuos, porque es una nales de un territorio, mientras que en la clase alta está generalizado el empleo de la varie-
realidad evidente que ciertos usos lingüísticos son-más característicos de unos grupos dad del inglés llamada «estándar», que varía muy poco entre las comunidades de un mis-
(clases, niveles) que de otros y que las diferencias sociolingüísticas aumentan conforme mo país. Con otras palabras, cuanto más bajo es el estrato social de los hablantes, más po-
crece la distancia social entre los miembros de una comunidad. Además, es palmario que sibilidades hay de reconocer claramente su procedencia geolingüfstica; la identificación
32
la distribución social de los usos lingüísticos funciona como factor decisivo en el desa- no se produce con facilidad cuando los hablantes pertenecen a las clases más elevadas.
rrollo y la expansión de los cambios lingüísticos, coordinada frecuentemente con otras Sin embargo, la situación representada en la pirámide de la variación social y dialec-
variables sociales, como la «edad» o el «sexo» (Labov, 1990). Al conjunto de caracterís- tal, si bien refleja lo que ocurre en la sociedad anglosajona, no responde a las realidades
ticas lingüísticas propias de un grupo, estrato o clase se le da en sociolingüística el nom- geo-sociolingüísticas de otras lenguas o regiones del mundo. En el caso del mundo hispá-
bre de sociolecto. nico, la ascensión en la escala social no tiene por qué suponer, aunque a veces lo suponga,
Dentro de la especialidad, los sociolectos han sido puestos en relación directa y estre- el abandono total de ciertos rasgos característicos de la zona dialectal de la que se procede:
cha con las variedades dialectales: dialecto y sociolecto son dimensiones de la lengua que por muy alto que sea el estatus de un hispanohablánte, resulta relativamente sencillo iden-
tificar si procede del norte de España, de las Islas Canarias, del Caribe o de Centroamérica.
30. En las encuestas sociolingüísticas de las capitales de provincia del Atlas Lingüístico (y etnográfico) Pero dejemos a un lado, por el momento, las referencias a la geolingüística para volver al
de Castilla-La Mancha se tiene en cuenta el barrio en que residen los informantes, si bien se hace así, no al pre- concepto de «clase social». ·
parar la muestra, sino al seleccionar a los informantes. En muchas ciudades hispánicas, los barrios muestran im-
portantes diferencias según la procedencia de sus habitantes (véase ~ás adelante). .
31 . La obra pionera de la sociolingüística española se titula precisamente Nive les socio-culturales en el 32. Según Trudgill, en el caso del «acento» el extremo superior de la pirámide seria un vértice que re-
habla de Las Palmas de Gran Canaria. El libro es de Manuel Alvar ( 1972). presentaría la «Received Pronimciation», el acento más prestigioso del inglés británico, y que no ofrecería nin-
guna posibilidad de variación geolíngüística.
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 57
El empleo de índices de estratificación y el modelo es . . ·
presentan unos inconvenientes que n , l tranficaciOnal en su conJunto ductas dependientes de las actividades socioeconómicas de los individuos. En un mer-
o so o no se pueden ocult . h "d d
cados por numerosos especialistas Al d .
. margen e constderac.
ar, smo que an st o esta-
d d
co~ lingüístico los hablantes que desempeñan ciertas profesiones tienden a hacer un uso
diferentes de interpretar la realidad soc· 1 (V"ll 10nes e escuela y e maneras ca ;ativo de la lengua, mientras que los que desempeñan otras profesiones no lo hacen, o
ta I ena 1992) los d l 1 "di . 110
les de estratificación plantean el proble d ' ' mo e os mu t1 mens10na- necesitan hacerlo, aunque ambos compartan unos mismos rasgos socioeconómicos.
ma e que no todos los· d" d ( .6 ,.
gres os· etc.) tienen la misma importan · E . In 1ca ores ocupac1 rr; In- r ·nsese, por ejemplo, en la necesidad que tiene un profesor o un locutor de un medio de
, Cla. sta crrcunstancia d I . 1
mente, asignando a cada factor un pesó o ponderact"o' di~ se p~e e reso ver particular- ~unicación de ajustarse a un modelo lingüístico prestigioso. Los hablantes, consecuen-
· . . n ~erente· en Cara d
más IIDportancta a los Ingresos que a la ocupación· S J . e~ se conce e comente, ocupan diferentes lugares en el mercado; dependiendo de la necesidad que tienen
d~ más. valor a los ingresos, a continuación a la profe:~ónan :f::::;e Puerto ~tco s~ conce- te hacer un uso prestlgtoso
de · · de 1a lengua.
ctón. Sm embargo, este recurso no resuelve la dificultad co ci:;
ente: al ntvel de mstruc- sankoff y Laberge han visto en el mercado lingüístico un medio más adecuado que
tos o clases de comunidades diferentes. mparar ngurosamente estra- los estratos o clases sociales para estudiar la variación lingüística. El procedimiento para
, Otro problema de la variable «clase» es ue el númer d . el análisis sociolingüístico consiste simplemente en poner en relación unas variables lin-
pertenecer a los distintos estratos puede tamb~, . d o e personas susceptibles de gillsticas con unos índices de integración en el mercado lingüístico, que se consideran atri-
. . ten vanar e una comunidad tra
puede vanar la movdidad entre clases. Asimism l . . . a o ' como butos de los hablantes. Para la asignación de tales índices se parte del juicio emitido por
más indicadores para construir las clases podrí o, eul~.aneJ;. Stm~ltáneo_ de tres, cuatro o varias personas (jueces) sobre la historia de la vida socioeconómica de cada hablante. Al
ticular de alguno de ellos (por ejemplo el nivel ;e~~ ~r o_ , ~~nar la tmportancia par- correlacionar el índice de integración en el mercado con las variables lingüísticas se puede
buiraentre~ezclardímensiones como ~1 poder el e:ta ce~~· a a vez que podría contri- llegar a comprobar que hay variantes que aparecen mayoritariamente en personas muy in-
chas comurudades tienen una organización soci~I mu tu~. ello se ?ebe sumru: que mu- tegradas en el mercado, mientras otras variantes se dan en individuos situados profesional-
de las sociedades modernas e indu tri . da
1
Yalejada de los canones occidentales mente en la periferia del mercado. Así, en cuanto a la alternancia de avoiry étre, en el fran-
africanas o polinésicas en la im s a ~a s: pense~os en las organizaciones tribales cés de Montreal, los individuos integrados en el mercado lingüístico hacen generalmente
1994b) JS Estamo t y bl porta_ncta que han temdo las castas en la India (Granda un mayor uso de étre, y lo mismo ocurre con el uso del pronombre on para el sujeto de pri-
· s an e pro emas teóncos que a difi 1 . '
(Milroy, !987a; 1987b; Romaine, 1980a). carrean cu tadesdetipometodológico mera persona del plural.
. Los :nconvenientes o puntos débiles que se acaban de . . Aunque es mucho el interés de los estudios realizados a partir del concepto de «mer-
. tivas suscttada8 por otras propuestas teóricas h 'd d d p~esent~r, urudos a las expecta- cado», esta alternativa presenta algunos inconvenientes metodológicos que no se superan
1
la sociolingüistica Iaboviana y más ortodo ' ~ ~- an_,0 ugar, mcluso desde dentro de de forma sencilla: por ejemplo, resulta complicado demostrar la objetividad de los proce-
cas, a la búsqueda de nuevos caminos ex ~a, ~ a ap Icacto~ de alternativas epistemológi- dimientos seguidos para asignar a cada hablante un índice de integración en el mercado
tados obtenidos desde de la estratt"fica ~;Icattv~sl, qUue no Siempre han superado los resu1- lingüístico. La posible subjetividad en la redacción de las historias de la vida socioeconó-
. cton socta . na de las alt · ·
maneJo de los factores que constituyen las el ernanvas consiste en el mica de los hablantes, en la selección de los jueces y en los juicios emitidos por estos mis-
.b . . ases no como parte de un t d ·
na les Independientes: educación i ' ., o o, smo como va- mos, aconsejan manejar la variable <<mercado» con suma cautela.
_, . • ngresosyocupaczon Entalcaso 1 '1' · · .
gu1sttcos se encargan de desvelar hasta , · • os ana 1s1s soctoltn-
1
ellos; hasta qué punto tiene más peso la ~e p~~o es relev~te o explicativo cada uno de Red social
ucacwn que os Ingresos, por ejemplo.
Mercado lingüístico El concepto de «red social» también responde a un deseo de manejar entidades menos
abstractas que la «clase social». Según Lesley Milroy, primera responsable de la difusión
En el concepto de «mercado lingüístico» sub . . . . del concepto entre los sociolingüistas, una red social es un entramado de relaciones direc-
la conducta lingüística viene determinada p
1
y~c~ ~ ~n~ctpto marxzsta según el cual tas entre individuos, que actúa como un mecanismo para intercambiar bienes y servicios,
de producción. Un mercado tal y como lo or..;.a red actDon _ed os hablantes con los medios para imponer obligaciones y para otorgar los d~rechos que corresponden a sus miembros.
(1978) -los. .. . . ' en..en en avt Sankoff y s L b
soctolmgü1stas que introd · uzanne a erge Parece claro que, si consideramos que una red está formada por individuos que esta-
UJeron e 1 concepto en nuestro camp<;>--, refleja blecen relaciones, estamos ante un principio que podría considerarse de validez universal.
Estas redes disfrutan de distintos grados de densidad y de multiplicidad, según la fuerza de
33. Esta asignación se realiza mediante la multi r .. . . los vínculos que relacionan a los individuos entre sí y el número de .individuos que las for-
a un hablante, en relación con un faétor por un . Pd Jcac¡~n del mdJce 0 la puntuación que le corresponde
· • numero eternunado que ser· . . man. En los estudios de redes, cada hablante recibe un índice numérico que refleja la es-
cons1dere ese factor. • a mayor cuanto mas 1mportante se
34. Por eso, en algunas investigaciones se refiere b . . . tructura de la red a la que pertenece, de acuerdo con los principios de la densidad y la mul-
profesión como variables autónomas independ· p tra aJar con el Dlvel de mstrucción, los ingresos o la tiplicidad. Milroy lo explica así:
la clase. ' Jemes, y no como componentes de una variable abstracta, como
. 35. Los modelos deorganizaciónsocial orotr
hempo. En la sociedad romana se distinguía W:
.
p 1 o lado, se ven sometidos a fuertes cambios a lo largo del La medida usada en[... ] Belfast para examinar la relación entr~ la variación lingüística
rial, ecuestre, plebeya, la de los peregrinos yn la ~s el ases qlue no han pervivido en los países románicos: senato- y la estructura de la red fue una escala de seis puntos que medía los índices de los hablantes
e os ese avos (A. Alvar Ezquerra, 19SJ). sobre cinco indicadores de multiplicidad y densidad (vecindad, parentesco, trabajo en el mis-
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 59

unidad a otra, es decir, la comparación de redes diferentes puede ser dificil si no se traba-
~ exactalllente con los mismos indicadores. Por otro lado, las redes sociales déb iles no son
~cites de es~dia~ debido a la mo~ilidad ~ heterogeneida~ de los miembros que las com-
onen.lo que tmplde comparar satisfactonamente a los mtembros entre sí y unas redes dé-
~iles con otras. Además, las investigaciones de redes sociales ofrecen, no la imagen de
conjunto de una comunidad, sino la imagen de algunos de los grupos que la componen:
Milroy centró sus intereses en tres ámbitos de la clase trabaj adora de Belfast; Villena
(1988) ha incluido, en su proyecto de investigación del habla de Málaga, el estudio de
ocho redes sociales urbanas; Ana Blanco (2005) estudió una red social de Alcalá de Hena-
a)
b) res (España), la correspondiente a una familia tradicional de esa ciudad, receptora de una
FUBNTE: L. Milroy, 1980. importante inmigración. Estas investigaciones, no obstante, presentan la ventaja de mane-
FiG. 2.3. Redes sociales (X: centro d 1 dn · jar entidades sociales muy pegadas a la realidad y permitir la conjugación del concepto de
. e a re '/· a) red de densidad alta. b) red d.- do ..J d b . <<red» con el de <anodo de vida».
• . ~ ~ns1ua a_¡a.
Otra de las limitaciones que presentan los estudios de redes sociales es que no siem-
. mo_ lugar que otros vecinos, trabajo en el mism 1 . pre han podido demostrar estadísticamente la existencia de correlación entre los miembros
amistad). Estos indicadores fueron int d o ugar que otros vecmos del mismo sexo y
rían la existencia de una red person 1 erpltr~ta os como requisitos que, si se cumplían suge de la red, del tipo que sea, y la variación lingüística. Este hecho ha llevado a algunos inves-
· a re a IVamente densa y úl · 1 ' - tigadores a limitar el valor de las redes al mero procedimiento de obtención de datos natu-
.asignaba un punto por cada requisitó que cum 1' d 1t4 m típ e. A cada individuo se le
red era la suma de los índices de los ind" d p 1~, d~ ~a orma que el grado de fuerza de la rales, es decir, a la aplicación de técnicas de naturaleza etnográfica (Labov y Harris, 1996;
Ica ores m IVIduales. Kerswill, 1994; Labov, 2001 ). Villena Ponsoda (2003b), sin embargo, es partidario de re-
La densidad de una red viene detennin rut 1 •
conocer el valor de las redes, en su relación con la variación lingüística, como un marco
las relaciones que se establecen entre lo . a bpor e numero de miembros y, sobre todo por muy adecuado para interpretar correctamente la vida social de los hablantes, de influencia
ber redes densas o de densidad alta en lassnuemtodros qlue Ia_ componen, de modo que pued~ ha- decisiva en la selección de sus opciones lingüísticas. A este modo de entender las redes lo
1 ·• d • ' que os os nuembros manti al . . llama hipótesis interpretativa.
acton con 1os emas, y redes de densidad b . . enen gun tipo de re-
los demás y en las que otros pueden no rn:::::n: 1
a:' que alguno_s, nuembros se relacionan con
Modo de vida
. Cuando las relaciones entre los miemb d nmguna relacwn entre sí (fig. 2.3).
leza diversa (amistad vecindad comp - _ros e una red responden a vínculos de natura-
. d , , anensmo) se está ante red 'l . l
Clones se eben a un solo tipo de vínculo (por e.e 1 , ~ mu tzp es; si esas rela- El concepto de <anodo de vida», presentado por T. Hejrup ( 1983) y desarrollado por
de multiplicidad baja. ~ mp o, solo la vecmdad), se habla de redes J. Milroy (1992), pone en relación.las redes sociales de pequeñas dimensiones con otras
En la investigación sociolingüística . . estructuras o grupos sociales de mayor entidad. Los modos de vida responden a un modelo
(densidad, multiplicidad fuerza) y d se _corrbelacwnan las características de las redes en el que los grupos sociales son considerados como entidades internamente estructuradas
. ' e sus m1em ros con las vari bl 1. - . . y relacionadas con otros grupos. En este modelo, la conducta lingüística obedece más al
pond1entes. Para llevar esto a la práctic . a es mgu1stlcas corres-
partir del tipo de red a la que pertenece yadsel a~lgna a cad~ hablante un índice, construido a poder de determinación de las redes y de las estructuras en las que se mueven los hablan-
1os demás ·nuem· bros de la red. Este indic e numero Y. el tipo de vínculos que establece con tes, que a los atributos percibidos como característicos de ciertos grupos sociales. Se da
modo semejante a como se hace con 1 ~se corr~1aclona con Jas v~ables lingüísticas, de prioridad al tipo de actividad laboral y familiar y a las relaciones que los hablantes mantie-
distribuir a los hablantes a lo largo de~e aseto~lal o el mercado lmgüístico, y sirve para nen con otros miembros del grupo. A su vez, los grupos son considerados como conse-
ha comprobado que la densidad la mul:~~ -~a:fo~rza de la red. Juan A. Villena ( 1997) cuencia de las estructuras fundamentales de la sociedad, que dividen la población en mo-
mente en los individuos menos ~struid p ~I J.a fuerza de la red influyen especial- dos de vida sustancialmente diferentes.
Los modos de vida que proponen T. Hejrup y J. Milroy son básicaniente tres. Si bien
za, en Málaga, que estos hablantes de os Y a_po ldo .observar, en una red social anda!u-
ción de Jos fonemas /si y 181, característi~:~:al m~~cclón rechazan nítidamente la distin- están pensados para comunidades occidentales industrializadas, esto no significa que no
grupos sociales malagueños. .· as a las castellanas Y frecuente en algunos se puedan tener en cuenta otros modos de vida que aquí no se recogen, cuando realmente
Pero también en este terreno se han comentado . . . . se den dentro de una comunidad. Los modos propuestos son los siguientes (J. Milroy,
se refieren a cuestiones muy específi l~tac10nes o dzficultades. Algunas 1992: 206-220):
.estudio de las redes débiles Los ind. c.~· como la medida y la cuantificación de la red o el
grados diferentes, que son. medido:Vla utros ~uedformlan una red están integrados en ella en Modo de vida l. Unidad primaria de producción (agricultura, pesca, pequeños servi-
· d
( amrsta · · aves e os indicadores h cios). Relaciones cooperativas entre compañeros de profesión. Familia implicada en la pro-
, vecmdad, etc.); el problema está . . que emos comentado
en que 1os mdlcadores pueden variar de una co- ducción. Autoempleo. Escaso tiempo libre: cuanto más se trabaj a, más se gana. Redes socia-
les densas y múltiples.
bl
. Moao ae vJda 2. Empleo en u~ sistema de produc . ,
baJadores. Se trabaja para ganar un sueldo Ypod d. Cion que no es controlado por los tra.
üfsticos propios, aunque estén alejados del modelo «legitimizado» o de prestigio; cuan-
laciones laborales separadas del ámbito familiar ~¡~frutar~~ periodos de tiempo libre. Re-
dad con los compañeros y los vecinos. · a movt11dad laboral. Redes de solidan. ~0 las redes ofrecen relaciones débiles, favorecen los usos lingüísticos normativos o de
prestigio. _ .. .
Modo de vida 3. · Profesión cualificada ca d Hemos de senalar, finalmente, que la utthdad del concepto de «modo de vtda>> en so-
los trabajos de otras personas. Tiempo d~ vac~ . paz de ~ontrolar la producción y de dirigir iolingüística requiere mayor experimentación, por más que esté llena de sugestivas posi-
cender en lajerarqufa y adquirir más poder. A~~':~s edlca~~ al trabajo. Se traqaja para as- ~ilidades. Dentro del mundo hispánico se ha propuesto su utilización, de forma experi-
. competitiva con Jos colegas. mental y algo marginal, en el «Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de
Los rasgos ideológicos que caracterizan'an t España y de Américm> (PRESEEA) (Moreno Femández, 1993). Así, para el estudio del
. es os modos de vid , .c. ••
para e1mo d o 1, «el oc1o» para el modo 2 y «el tr b . . a senan « 1a tanuhm> español de la ciudad de México, vinculado a PRESEEA, Lastra y Martín Butragueño
no obstante,_que el concepto de <<modo de vida>~ e;c;: para el modo 3. Debe valorarse, (2000) han propuesto un sistema que asigna valores numéricos a los hablantes según su
rasgos defimdores de un grupo vienen dados ndamentalmente estructural: los modo de vida y que consiste en sumar los valores asignados al modo de producción del ha-
Desde otro punto de vista, las relaciones entr~~: ~~traste con lo~ de los demás modos. blante, al tipo de relación familiar y al empleo del tiempo libre. Para los modos de produc-
turales asociadas a cada uno de ellos no tie émodos de VIda Y las prácticas cul- ción se distinguen ocho categorías (tradición semirrural, empleo informal, pequeños co-
las comunidades, por lo que, en un estudio nen:ort~u ser_e~actamente iguales en todas !llerciantes, subempleados, obreros, burócratas, cuellos blancos y profesiones liberales);
todo detalle. · con as Ivo, sena 11llportante describirlas con para las relaciones familiares se identifican tres categorías (familia implicada en la pro-
Más irrriba se ha hecho referencia a la estrecha rel .ó . ducción, separada de la producción y ceñida a la carrera); y también se dividen tres catego-
de «red» y de «modo de vida». La forma b acl n_que existe entre los conceptos rías para el empleo del tiempo libre (poco, cl~ente delimitado e innecesario). A partir
guiente esquema, ela~orado por James ~~~;:; ~ ~~ ;~ ~(~lan queda reflejada en el si-
9 de aquí se puede analizar la correlación con las variables lingüísticas.
El esquema refleJa una estructura de natur 1 . g. 2.4).
· a eza soc10Hn ~' t · ·
cromvel, correspondiente a la estructura "al ,. guxs •ca que Incluye un ma-
.
d10, soct po1thca y ec ' · .
que correspondería a los modos de vida ~ . . onomtca, un mvel intenne- La variable «nivel de instrucción>)
estas redes suponen relaciones fuertes {; ' Y mlcl romvel, _de_redes sociales. Cuando
. ' avorecen e manterumtento de unos usos lin- Lo hombres doctos hablan y escriven con más elegancia y
Mlllltenimiento de propiedad que el vulgo, y a vezes con tanta diferencia, que pare-
códlgo lingüfstico Predominio del cen lenguas diversas. ·
no legitimizado código llngúlstlco
4. legitimizado (SEBASTIÁN DE COVARRUBIAS, Tesoro de /a lengua
~ castellana o española, 1611, s.v. lengua)

Educación, nivel o grado de instrucción, estudios o escolaridad son algunas de las


1 denominaciones que ha recibido la variable que se refiere al tipo de formación académica
o de titulación conseguidos por los hablantes, lo que está íntimamente relacionado con la
cantidad de años que se ha estado estudiando. La sociolingilistica, como otras disciplinas
preocupadas por la lengua hablada, ha comprobado que el nivel educativo de los hablantes
Ganancias
relativamente determina de forma directa y clara la variación língüística: es normal que las personas más
escasas · instruidas hagan mayor uso d~ lás variantes que son consideradas como más prestigiosas o
que más se ajustan a la norma. Este hecho puede tener consecuencias importantes en el
ámbito del cambio lingüístico.
La variable «nivel de instrucción», por lo general, suele incluirse entre los facto-
Modos de vida
res integrantes de la clase social o del nivel sociocultural y, consecuentemente, en un
gran número de investigaciones no ha tenido ningún protagonismo singularizado. Esto
no quiere decir, sin embargo, que no sea importante o que su capacidad para determi-
nar la variación lingüística sea pequeña; al contrario, estamos ante un factor de primer
orden que merecería ser considerado como una variable independiente más, junto a
otras como la edad o el nivel socio-económico, y no como un factor desdibujado dentro
de un éomplejo y confuso concepto de «clase». Todo ello no es óbice para reconocer la
flG. 2.4. Estructura soci t ··· · relación' directa que existe entre educación, profesión, clase, estatus y poder: cuanto
o mgwstzca, según J. Milroy (1992).
más preparado se está, cuanto mejor formado, más posibilidades hay de desempeñar
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 63
profesiones que reporten mayores ingresos económicos, un estatus más alto y más ele-
vadas cotas de poder. nas de uso lingüístico más o menos estándar. Al mismo tiempo se prescinde de los grados in-
termedios, de forma que en cada grupo de edades se procurará encontrar dos tipo de infor-
La variable «nivel de instrucción» presenta algunos problemas compartidos con otras mantes: aquellos cuyo contacto con la norma sea el meilor posible y aquellos cuyo contacto
variables, principalmente la determinación de los límites entre niveles y la equiparación de sea de los más amplios entre sus coetáneos.
los niveles de comunidades diferentes. Efectivamente, existe la posibilidad de reqoger en
una investigación sociolingüística todos y cada uno de los grados o títulos educativos que Aunque no es habitual en sociolingüística el estudio de comunidades tan pequeñas
tienen un caráCter ()ficial dentro de una comunidad, pero una clasificación tan minuciosa o mo Villadepera (400 habitantes), la experiencia de Borrego y la propuesta sobre el con-
muy oficialista no suele tener correspondencia exacta en la conducta lingillstica, por lo ~octo con la norma merecen tenerse en cuenta por su aplicabilidad en comunidades rurales
que la mayoría de las veces puede carecer de sentido. Como consecuencia de ello, es fre- a erni-rurales, como ha hecho Ana Ruiz (2003) para el estudio de varias comunidades ru-
cuente que los estudios sociolingüísticos trabajen solamente con categorías generales: ;~es de la Comunidad de Madrid, en el centro de la península Ibérica.36
analfabetismo, enseñanza primaria, enseñanza secundaria, enseñanza universitaria. Pero
no si7mpre es así: López Morales (1983 : 27) distingue en Puerto Rico ocho giados de es- La teoría del déficit de Bernstein
colandad (0-1 años de escolaridad; 2-6 años de escolaridad; 7-8 años de escolaridad· uno o
más años de escuela secundaria; graduado de escuela universitaria; uno o más años de uni- íntimamente ligadas a las variables <<nivel de instrucción» y «clase social» est~ las in-
versidad; título universitario pregraduado; título universitario graduado); Samper (1990: vestigaciones del sociólogo británico Basil Bernstein. Este investigador, preocupado muy
33-35) distingue en Las Palmas seis niveles de instrucción (analfabetos 1sin estudios; pri- especialmente por el proceso de socialización de lps individu~s, prestó m~h~ ~enc~ó? al
mer grado; segundo grado, primer ciclo; segundo grado, segundo ciclo; tercer grado, nivel lugar que ocupa el lenguaje en dicho proceso y lo puso en relactón, desde pnnctptos bastea-
A; tercer grado, nivel B); Bentivoglio y Sedano trabajan con nueve grados (analfabeto· mente psicolingillsticos, con la clase, la escolaridad, y el contexto en que se mueven los ha-
parte de la primaria; años de secundario/cursos de capacitación; educación secundari~ blantes.37 Esto dio lugar a una teoría conocida como teoría del déficit, desarrollada por Bern-
completa/carreras técnicas; medio pregrado/colegio técnico superior; pregrado universita- stein entre 1958 y 1971 a partir de sus estudios sobre la sociedad británica.
rio completo; maestría; doctorado) (1993: 9). La teoría del déficit distingue dos formas de expresión lingüística, de uso de la lengua o
A la vista de las distintas posibilidades que se ofrecen, extraemos como primera de códigos, que en un principio recibieron los nombres de lenguaje público y lenguaje for-
consecuencia que la división de niveles de instrucción ha de reflejar la realidad de cada mal y que después se han denominado, respectivamente, código restringido y código elabo-
comunidad estudiada. Ahora bien, si se manejan niveles amplios y referencias educati- rado. El código restringido predomina en las clases o estratos trabajadores y el código ela-
vas susceptibles de generalización (indicando, por ejemplo, años de escolaridad) resulta borado en las clases medias. N o está nada claro, desde una perspectiva lingüística, cuál es el
mucho más fácil la comparación y el encuentro de paralelismos entre comunidades dife- referente de lo que Bernstein llama «código», pues no equivale ni a «sociolecto» ni a «esti-
rentes. lo» ni, en un nivel más general, a «competencia>>; tan sólo se habla de los códigos como m~
Apropósito de la adecuación a la realidad de la comunidad estudiada y de las relacio- dos o patrones de comunicación desarrollados durante el proceso de socialización.
nes que la educación puede establecer con otros factores, Julio Borrego ha llevado a la En un primer momento, como ha quedado dicho, Bernstein se limitó a asociar el códi-
práctica una experiencia singular y digna de comentario. Más arriba se ha hablado de los go restringido -'-con sus características lingillsticas- a los niños de la clase trabajadora, y
profundos ~ínculos que exist~n entre nivel de instrucción, profesión, clase, estatus y po- el elaborado a los niños de la clase media. Sin embargo, posteriormente, prefirió ofrecer
der; pues bJen, todo ello refleJa modos de vida que tienen diferentes manifestaciones: ma- una interpretación más amplia, asociando los códigos a estilos de interacción, a procesos
yores o menores posibilidades de viajar, mayor o-menor contacto con personas de comuni- de cognición y a formas diferentes de interpretar la estructura social, y recalcando el carác-
dades diferentes, mayor o menor contacto con los medios de comunicación social. A la ter predecible del código restringido y el menos predecible del elaborado. Para Bernstein
hora de preparar la muestra para el estudio de Villadepera de Sayago (Zamora, España), (1965), todos los hablantes, de cualquier clase social, tienen acceso a un código restringi-
Borrego(l981: 50-51) pensó que, en relación con los objetivos de su estudio, los factores do, pero sólo algunos grupos tienen acceso al elaborado; en estos últimos, el código res-
«edad», «se~o», «gr~do de instrucción>>y «viajes» (cantidad y duración de los viajes reali- tringido se reserva para ciertas situaciones, normalmente de comunicación familiar. Esta
zados} podrían func10nar como rasgos diferenciadores. Ahora bien, de haber utilizado to- es la caracterización del código restringido que presenta:
das estas .variables para su muestreo, se habría visto obligado a distinguir 32 tipos diferen-
tes de SUJetos .en una comunidad ~inentemente rural, muy poco compleja sociológica- Si en virtud de sus relaciones de clase, es decir, como resultado de su función en la co-
mente. munidad y de su estatus social, un grupo social ha creado sólidos nexos comunales; si sus re-
laciones de trabajo son poco variadas; si toma pocas decisiones; si, para tener buen éxito, la
Era .c~nveniente, por tanto, buscar la acumulación y los extremos y favorecer así un jue-
go más nttldo de contrastes. La solución propuesta es reunir los factores instrocción y viajes
en uno solo que puede llamarse algo así como contacto con la norma (se entiende, con la nor- 36. · González Ferrero (1991), sin embargo no tiene en cuenta la variable «contacto con la norma», sino
ma lingüística ~s!ándar) y que incluiría desde la influencia de los centros de enseñanza y las que distingue ocupación, estudios y nivel socioeconórnico, además del sexo y la edad.
37. Como experimentos afines al de Bemstein, en. los que se intenta poner en relación, desde la psicoso-
lecturas a los VIaJes, pasando por la de la radío, la televisión y las conversaciones con perso- ciología,la clase social, la escolaridad y los usos lingüísticos, destacan los de Fries (1940) y los de Schatzman y
Strauss (1955). Para una introducción general a estos estudios, véase W. P. Robinson (1978).
_ _ _ , . _ , _• • . . . . , _ . - - • • 4 - - -- - - - • • • - - -.&"'.I..IVU &.nJ.J"-"._, ..._.._._.... , ._. - • - LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 65

aserción ha de ser colectiva, más que individual; si el trabajo exige manipulación Y.control fl. 4. Dificultad para mantener un tema a lo largo del discurso.
sico, más que organización y control simbólicos; si la autoridad que el hombre p1er~e :n su 5. Uso restringido y limitado de adjetivos y adverbios. .
trabajo se transforma en autoridad de poder en casa; si el hogar está sobrepoblado Yhm~ta la 6. Empleo poco frecuente de los pronombres impersonales como sujetos de cláu-
variedad de situaciones que puede ofrecer; si los niños se socializan entre sí en un ambtente sulas condicionales.
que pocos estímulos intelectuales ofrece; si se encuentran todos esos atributos _en un ambie~.
7. Uso frecuente de enunciados categóricos . .
te, entonces cabrá suponer que dicho ámbito social generará una forma espectal d~ ~omunJ.
cación, que modelará la orientación individual, social y afectiva d~ los niños. Tal co~tgo hará 8. Uso frecuente de enunciados 1 frases que indican petición de refuerzo de la se-
hincapié verbalmente en lo comunitario, más que en lo individual; en lo concreto, mas que en cuencia de habla anterior: ¿No es así?,¿ Ves?, Ya sabes,.etc.
lo abstracto; en la sustancia, más que en la elaboración de procesos; en el aqui Y ahora, más 9. Número limitado de vocablos; escasez de sinónimos.
que en la exploración de motivos e intenciones, y en formas de control social por la posición, 10. Transmisión implícita de significados.
. das. 38
más que personal tza
Código elaborado (lenguaje formal)
La teoría del déficit se preocupa por los niños de familias y de barrios económica-
mente pobres cuyo uso de la lengua es claramente deficiente o «deficitario», comparado 1. Orden gramatical adecuado.
con el uso oue hacen las clases medias. Teóricamente los niños de clases trabajadoras 2. U so de una variada serie de conjunciones y cláusulas subordinadas.
disponen de. unos recursos lingüísticos y de unos instrumentos cognoscitivos limitados, 3. Uso frecuente de preposiciones que indicán relaciones lógicas y de preposicio-
que pueden ser una barrera en la escuela y provocan fracaso escolar, dado que en ella se nes que denotan contigüidad temporal y espacial.
hace uso habitualmente de un código elaborado. Como ha señalado Fasold (1990: 4. Uso frecuente del pronombre personal yo.
269-270), este hecho sugirió a algunos educadores en los Estados Unidos de América la 5. Elección cuidada de adjetivos y adverbios.
necesidad de reducir el fracaso escolar mediante la implantación de programas de apoyo 6. Organización adecuada de la información.
o compensatorios destinados a niños de la clase trabajadora. Ahora bien, admitiendo que 7. Uso del lenguaje adecuado a una organización conceptual compleja. ·
la escolarización contribuye a la adquisición o al dominio del código elaborado, es justo 9. Número extenso de vocablos; manejo adecuado de sinónimos. ·
advertir que esto puede suponer, además de la erradicación total del código restringido, 8. Transmisión explícita de significados.
la alienación del individuo respecto de su grupo de procedencia y de su tradición local.
Por su parte, el código elaborado, menos predecible que el restringido, abre la posibi- Esta rehción de rasgos lingüísticos nos indica que los usuarios de ·un código restrin-
lidad de Út individuación, por estar más orientado hacia la persona como tal que hacia la gido tienen importantes limitaciones en el ámbito de la gramática, el léxico y la pragmáti-
posición del individuo dentro de un grupo. Bernstein (1964) afirma lo siguiente: ca. Las características de cada código se reciben en un entorno cultural y lingüístico deter-
minado y se transmiten de una generación a otra, perpetuando unas pautas lingüísticas,
El usuario del código elaborado hallará la lengua como un juego de posibilidades teóri· 40
cognoscitivas y sociales.
cas disponible para la transmisión de experiencias únicas en su género. El concepto de la Pero la t~oria del déficit, desarrollada poco a poco, perfilada experimento a experi-
identidad misma -<:ontra lo que ocurre con el código restringido- se diferencia verbalmen-
mento, ha recibido críticas desde frentes muy diversos, incluida la propia sociolingüística.
te, de modo que mediante unas regulaciones propias se convierte en objeto de actividades es·
peciales de p~cepción. En el hablante limitado por el código restringido, el concepto de la
Para entender adecuadamente esas criticas no hay que olvidar que la teorfa no está hecha
identidad tenderá a fraccionarse por las implicaciones de los acuerdos de estatus. Aquí no por lingüistas, ni para lingüistas ni con fines lingüísticos. Los reproches podrían resumirse
9 en unos cuantos ptmtos. En primer lugar, algunos lingüistas han argüido que los usos defi-
hay problema de identidad, porque este problema no es relevante?
citarios de la lengua no son tales sino, simplemente, formas diferentes de usar esa lengua
Los rasgos lingüísticos que se asocian a uno u otro código, con diferencias primor· (R.omaine, 1996: 233). Por otro lado, no han sido pocos los que han llamado la atención
dialmente de orden cuantitativo, son los siguientes: sobre las deficiencias e imprecisiones de los conceptos y análisis de Bemstein, dejando al
margen la imposibilidad de vincular la teoría del déficit a teoría lingüística alguna (López
Código restringido (lenguaje público) Morales, 2004: 187-196). Para colmo de males, la teoría del déficit se relacionó, creemos
que injustamente, con las ideas de Arthur Jensen (1969), para quien la capacidad intelec-
1. Lenguaje gramaticalmente sencillo, a menudo con c,>raciones inconclusas, po· tual de los niños negros era genéticamente inferior a la de los niños blancos. Estas ideas
bres en su forma sintáctica. provocaron la reacción inmediata de· muchos intelectuales, entre ellos algunos sociolin-
2. Uso sencillo y repetitivo de conjunciones. Apenas se emplean las cláusulas su· güistas, que repercutieron negativamente en la aceptación de las propuestas de Bernstein
bordinadas. (Baugh, 1988).
3. Uso frecuente de interjecciones.
40. Es importante tener en cuenta que el uso de códigos restringidos y elaborados se ha llegado a poner
.38. Fragmento traducido al español en W. P. Robinson (1978: 143). en relación con el uso de la variedad baja y la variedad alta en una situación de diglosia (véase capitulo 13) y con
39. Traducido al español en B. Schlieben-Lange (1977). el uso de las variedades más o menos prestigiosas de una lengua (Fasold., 1996; Trudgill, 1975a: 93).
66 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 67

La variable social «profesión» do también con la opinión de especialistas en sociología: 1) buhoneros y vendedores am-
bulantes, obreros no especializados urbanos, obrer(?s campesinos, servicio doméstico,
De las voces proprias pertenecientes a Artes liberales Y me-
servicios no especializados; 2) pequeños comerciantes, secretarios y oficinistas, obreros
chánicas ha discurrido la Academia hacer un Diccionario sepa-
especializados, artesarios, mecánicos, vendedores en tiendas, cobradores, ayudantes técni-
rado, quanto este se haya concluido: por cuya razón se ponen
sólo las que han parecido mas comunes o precisas al uso, y que cos, policías y guardias, soldados; 3) profesionales universitarios, person~ docente de
se podían echar menos. - ! ·educación media y primaria, pequeños empresarios y productores, mandos tntermedios,
técnicos, supervisores; 4) profesionales universitarios de libre ejercicio, gerentes medios
(REAL AcADEMIA EsPAJ'lOLA, Diccionario del sector público y privado, militares con graduación, medianos empresarios y producto-
de Autoridades, 1726) res, docentes universitarios; 5) altos funcionarios del poder ejecutivo, legislativo y júdí-
cial, altos oficiales del ejército, grandes empresarios privados, grandes hacendados, altos
Entre los modelos sociológicos -y sociolingüísticos- basados en la estratificación ejecutivos del sector público y privado.
social, la profesiórJ u ocupación es uno de los factores capaces de indicar la pertenenCia de Cuando las comunidades estudiadas no son grandes ciudades sino núcleos más redu~
los individuos a unas clases o a otras, a la vez que el parámetro más nítidamente ligado al ciclos, las categorías también han de ceñirse a la realidad social. En el estudio sociolingüis~
concepto de estatus. La función social de una persona, la actividad que realiza en una co- rico de diversos actos de habla coloquiales realizado en Quintanar de la Orden (Toledo)
munidad, está en relación directa con el lugar que ocupa en la jerarquía social Y la valora- (Moreno Fernández, 1989a), distinguimos como variantes de la variable «profesión»,
ción que de ella hacen los demás miembros de la comunidad. · para hombres y mujeres, las siguientes categorías: agricultores, comerciantes, albañiles,
En este caso, como ocurre con otras variables sociales, la socio lingüística también ha hosteleros, obreras (fábrica), amas de casa y estudiantes.
comprobado que la profesión de los hablantes influye de forma directa sobre la variació~ Al correlacionar las profesiones con hechos de naturaleza lingüística se ha podido
lingüística. Para Manuel Alvar (1976: 114), el gremio es uno de los factores que deternu- apreciar una preferencia por los usos más prestigiosos de las profesiones también más
nan la estructura lingüística del individuo, junto a los grupos especiales, el hogar y la co- prestigiosas. Asimismo, Manuel Alvar {197 6: 76-77) ha tenido oportunidad de analizar el
munidad inmediata. Habitualmente las personas que desempeñan profesiones más presti- carácter arcaizante o innovador del habla de personas que desempeñan profesiones dife-
giosas hacen mayor uso de las variantes más prestigiosas de una lengua y más ajustadas a rentes en una pequeña comunidad, Roque de las Bodegas, en las Islas Canarias, y ha llega~
la norma. En este punto ha de recordarse lo comentado más arriba acerca del mercado lin- do a conclusiones muy interesantes. Las profesiones que se tienen en cuenta son «campe-
güístico y el uso de las variedades de prestigio: profesión y mercado son conceptos que in- sino» y «pescador>>y se relacionan con el contraste que se produce entre las hablas urba-
ciden sobre una misma realidad. nas y las rurales:
La variable «profesión» suele incluirse entre los factores integrantes de la cfase socia]·
o del nivel sociocultural y, por lo tanto, en muchos estudios no ha tenido ningún protago- El habla del campesino es aquí más innovadora que la del pescador, pero no tanto por el
nismo singularizado. Pero tampoco ahora estamos ante una variable poco importante: la arca[smo de ésta, sino por cierta·resistencia a los neologismos rurales que en aquél se dan. De
profesión influye sobre la variación lingüística, aunque sea innegable la estrecha vincula- este modo se deduce que el habla del labrador acepta --o crea- modificaciones que podría-
ción que existe entre educación, clase, estatus, poder y profesión. mos llamar no urbanas, que serán rechazadas en la capital por su rusticidad, mientras que el
. Los problemas que presenta la variable <<profesión» son parecidos a los de otras va- el
marinero, no arcaizante por sí mismo, viene a serlo en el cotejo: para tiene un imperativo
mayor la norma ciudadana y ofrece, en las relaciones de su habla, un estado más concorde
riables: el establecimiento de tipos o categorías profesionales dentro de una comunidad y
con la normalidad general.
la equiparación de las categorías de comunidades diferentes. Aquí también, las profesio-
nes estudiadas pm: lqs sociolingüistas han de reflejar la realidad de una comunidad, aun-
La covariación de lengua y profesión tiene su reflejo en todos los niveles de la lengua
que es .evidente que, si se manejan categorías amplias y susceptibles de generalización,
-como en otras variables sociolingüísticas-- (Duarte y Feitosa, 1998), pero es en elléxi~
saldrá beneficiada la comparabilidad de los estudios.
co donde encuentra su expresión más evidente: los rasgos que caracterizan el habla de
Las categorías profesionales que manejan los sociolingüistas son tomadas casi siem-
ciertos grupos profesionales son rasgos mayoritariamente léxicos. Esta puerta nos lleva
pre de las investigaciones sociológicas, que suelen proponer siete grupos, tal y como ha
directamente al ámbito de las jergas profesionales, que será tratado cuando nos refiramos a
distinguido Sam.per (1990: 40-4l).en Las Palmas: 1) obreros sin calificar; 2) obreros con
las variedades lingüísticas. Por otra parte, nos conduce a la posibilidad de aplicar los cono-
cualificación; 3) empleados medios; 4) pequeños empresarios autónomos; 5) medianos
41 cimientos sociolingüísticos de que disponemos para el desempeño de profesiones concre~
empresarios; 6) profesionales liberales. 7) altos directivos y grandes empresarios. Ya he-
tas, sobre todo aquellas que tienen su fundamento en la expresión y la interacción comuni-
mos visto que, para construir los modos de vida, Lastra y Martín Butragueño (Lastra,
cativa: educación, psiquiatría, investigación forense, traduccíón e interpretación (Trud~
2000) proponen o cho modos de producción, referidos a la actividad laboral del individuo. gill, 1984). .
Bentivoglio y Sedano (1993: 8~9), sin embargo, han distinguido cinco categorías, contan-

41 . J. A. Moya y E. J. Garcla Wiedemann (1995: 51-52) tienen en cuenta la profesión como componente
del nivel sociocultural. En su trabajo sobre Granada reducen las siete categorías que maneja Samper a tres.
68 PRINCIPIOS DE SOCIOLMGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARlACIÓN EN LA LENGUA 69

La procedencia y los barrios mente las variedades del español que allí se dan cita (el español de los inmigrantes puerto-
rriqueños, cubanos, dominicanos, colombianos, mex,icanos, ecuatorianas) (Otheguy,
Concurriendo a estas partes mucha gente de diuersas partes i
2005).
que habla vna misma lengua castellana, en poco tiempo, con al-
guna aduertencia, se conoce quál es de Castilla la Vieja, quál de En lo que se refiere al barrio, se debe advertir que son muchos los sociolingüistas que,
la Nueva, quién de Estremadura i quién del Andaluzia i el tiem- por razones diversas, prefieren abordar el estudio de las grandes ciudades de forma par-
po que a que reside en la Corte o vniversidad por sólo el modo cial, mediante el análisis de uno o varios de los barrios que las componen: en Belfast se han
de hablar. estudiado redes sociales de barrios obreros; el estudio de Copenhague se ha centrado en el
barrio de Nyboder, donde se concentra un número significativo de hablantes del dialecto
(BERNARDO DE A.LDRETE, Del origen y principio de la lengua danés de la ciudad (Gregersen y Pedersen, 1991 ); en Berlín se han analizado las repercu-
. castellana o romance que oi se usa en Espa_ña, 1606) siones sociolingillsticas de la división política que vivió la ciudad (Dittmar y Schlobinski,
1988).
La procedencia geográfica del hablante y el barrio de residencia son variables perti- Aparte de ser un factor ligado al nivel socioeconómico de los individuos, el barrio
nentes para la correcta interpretación de algunos fenómenos sociolingillsticos. Esto ocurre es un elemento muy relacionado con la variable «procedencia geográfica» porque es ha-
con regularidad en los estudios sobre comunidades del mundo hispánico, en las que duran- bitualla concentración de individuos de un mismo origen en unas mismas zonas de las·
te los últimos 50 años se han dado importantísimos movimientos migratorios del campo a ciudades: hay barrios tradicionales, en los que viven personas cuya ascendencia es origi-
la ciudad. y no es ésta cuestión de poca importancia en sociolingüística·porque la configu- naria del propio lugar, y barrios receptores de inmigrantes. Esto, a su vez, tiene repercu-
ración última de muchas hablas urbanas ha contado con el aporte de hablas rurales muy di- siones lingüísticas muy importantes porque, en el. caso de España, por ejemplo, al hablar
versas (Bortoni, 1989). A este respecto Manuel Alvar ( 1972a: 185) ha escrito lo siguiente: de procedencia se está haciendo alusión implfcita a una dimensión geolingüística: la
gente de cierto origen, usuaria de cierta variedad lingüística (dialecto), puede haberse
Una y otra vez, al comparar los niveles urbanos he señalado la vinculación de los gru- asentado principalmente en un barrio determinado, y la de otro origen ~geográfico; lin-
pos económicamente menos desarrollados con las motivaciones rurales. Es más, de una u güístico-, en una zona distinta. En algunos barrios o municipios periféricos de Madrid
otra manera, con correlación geográfica próxima o remota, según mis materiales y s in salir-
hay una importante concentración de personas procedentes de Extremadura o de Anda-
nos de la geografla isleña [Islas Canarias], hemos comprobado que las gentes sin instrucción
van de acuerdo con las realizaciones campesinas y no con las clases instruidas de la capital. lucía, lo que les confiere una peculiar imagen lingüística, sobre todo cuando se compara
Se conflnna -una vez más-- la tesis de la proletarizaci6n urbana del campesinado y del el habla de los innúgrantes con la de sus descendientes, de primera y de segunda genera-
acercamiento entre las gentes menos dotadas para acceder a los bienes materiales; esto es, se ción. Martín Butragueño ( 1991 ; 2002) ha analizado un amplio número de procesos fó~i­
ha creado una nivelación en la base de la estructura porque las gentes se han acercado en la cos en el habla de Getafe (cerca de Madrid, importante receptor de inmigrantes) y, a pro-
nueva realidad, y este acercamiento entre campesinos y obreros ha repercutido sobre la lin- pósito del mantenimiento de la pronunciación plena de /s/ (frente a la aspiración o la eli-
güística aproximando el habla de unos y otros. sión), concluye que esa articulación se ve favorecida por los hablantes procedentes de la
ciudad de Madrid y por los inmigrantes procedentes de la región de Castilla y León (al
«Campo» y «ciudad», en sociedades como la española o las hispanoamericanas, son norte de la Península), más conservadores, mientras que no se ve favorecida por los in-
.conceptos hermanados y en contraste para el estudio de las hablas urbanas.42 Como mues- migrantes procedentes de Extremadura o de Andalucía. sobre todo en este ~!timo caso,
tras de investigaciones en las que se ha tenido en cuenta la procedencia de los hablantes, se de fonética más innovadora.
pueden tomar los trabajos de Humberto López Morales sobre San Juan de Puerto Rico La importancia de los barrios en el desarrollo sociolingüístico de las ciudades puede
(1983: 137-143; 147-153) o de Leonor Rosado sobre México. López Morales explica que llegar a ser muy grande. Una prueba de ello la proporcionan Moya y García Wiedemann en
hay usos lingüísticos en San Juan que tienen un claro origen rural (velarización de la vi- su estudio del habla de Granada (1995: 230-232): en esta ciudad del sur de España, los dos
brante múltiple), como hay usos típicamente capitalinos (pronunciacjón fricativa de eh). barrios tradicionales (Albaicín y Realejo) sigueJ:J. unas noxmas de conducta lingüística que
Leonor Rosado (2005) demuestra que los inmigrantes llegados a la ciudad de México des- se oponen radicalmente a las que se observan en otras zonas de la ciudad. En los barrios
de Yucatán favorecen las soluciones fonéticas que los identifican como yucatecos {la reali- nuevos la norma mayoritaria, en cuanto a la distinción des y z, el seseo o el ceceo, es la dis-
zación glotal de /p, t, k/ o la pronunciación oclusiva de lb, d, g/ intervocálicas). Este tipo de tinción; en los barrios tradicionales, la norma casi única es el seseo. Esto hace que la mayor
situaciones de dialectos en contacto se producen como consecuencia de una migración in- parte de la ciudad andaluza de Granada tenga actualmente como norma principal la dis-
tea-nacional (generalmente, como decimos, del campo a la ciudad), aunque también existe tinción (entre el60% y el 70%) y que el seseo quede relegado a un segundo plano (entre el
una migración internacional de consecuencias lingüísticas muy interesantes. Así, Ricardo 25 %y el33 %). La implantación de la distinción, para Moya y García Wiedemann, corre
Otheguy y Ana Celia Zentella dirigen el «Proyecto CUNY» sobre el español en Nueva paralela al crecimiento y transformaéión de la ciudad, propagándose con fuerza por los ba-
York, donde se analiza, entre otros muchos aspectos, el modo en que se influyen mutua- rrios y las zonas más nuevos. El seseo ha resistido en las zonas en que se ha manterúdo una
estructura sociológica tradicional. El ceceo prácticamente ha desaparecido, víctima de su
42. Sobre la influencia de las ciudades en el habla de las comunidades rurales se viene escribiendo des- desprestigio y de su vinculación a las hablas rurales.
de hace muchos años (Jaberg, 1905: 8-9; Dauzat, 1922: 191-216).
LA VARIACION EN LA LENGUA 71
Raza y etnia
En relación con este tema, es obligado resaltar la trascendencia de los trabajos de los
La cual pronunciaci · . . • · sociolingilistas en el rechazo de los planteamientos racistas y de las creencias populares
. . on es prop1a de JUdzos y moros, de los
cuales, cuanto 10 pienso las recJ'b', tra sobre la incapacidad de los miembros de determinadas razas para aprender, en general, o
. ' 10 nues 1engua.
para manejar la lengua de una forma adecuada y socialmente aceptada (Baugh, 1988).
(E. ANTONIO DE NEBRJJA, Gramática de la lengua A propósito de las correspondencias entre lengua y raza, merece la pena detenerse breve-
castellana, 1492) mente en el comentario de dos grupos de población: los negros en el Caribe hispano, en re-
A lo largo de la historia han sido constantes los des laz · i . laéión con el español, y los negros de los EE.UU., en relación con el inglés. Para un caso y
han llevado a la convivencia, en unas mismas comunidafes :uentos de poblaclOnes ~ue para otro, más allá de su origen e historia particulares, vale decir que las diferencias lin-
rente raza y de diferente etnia. Generalmente al hablar d ' pe~sonas y ~pos de dtfe- güísticas entre personas de distinta raza dentro de una comunidad generalmente son refle-
tión genética, perceptible por el color de la ~iel, que pue~:~~=- . ac~ ~us.IOn a ~a :~e~­ jo de la distancia que existe entre unos grupos y otros, así como del grado de integración y
cas, sociales y culturales. Cuando se habla de etnia se s 1 h 1IDp tcacw~es Imgulsti- convivencia social en cada lugar.
h • ue e acer referencia a un grupo Como es sabido, la presencia de la raza negra en el Caribe hispánico se debió históri-
umano que comparte unos rasgos y unos valores culturales ( ..
cias religiosas), que es identificado por los demás co . con:epto de familta, cr~en­ camente a los movimientos de población forzados por la esclavitud, con el fin de conse-
lingíiístícas que permiten SU identifi ·, . mo grupo y vOn unas Caracterfsttcas guir mano de obra para el cultivo de la caña de azúcar. Ahora bien, en lo que se refiere a la
lcacton mterna Y externa. De este modo s h bl d
raza al pensar en la poblaci~n negra de los Estados Unidos p . 1 . ' e a a .e acrualidad sociolingüística ·de esta región, la afrrmación de López Morales es de una ro-
1 1 bl · · h' ' or eJemp o, y se habla de etnia tundidad manifiesta (2004: 136):
a pensar en a po acton 1spana de ese mismo país En este 'lt' 1 · ·
n · 1 1 . · u uno caso, os hispanos tie-
en en comun a eng~a y las creenctas religiosas, además de otros al
pueden ser de razas diferentes. v ores culturales, pero El caso del Caribe hispánico donde, en igu¡Udad de condiciones sociales, no se encuen-
tran diferencias lingüísticas entre blancos y negros es una prueba palpable, entre otras mu-
· Esta diferenciación entre raza y etnia aparentement t · 1 ·
chas, de que la raza per se no condiciona al hablante al uso de determinada variedad. Tienen
infinito si se reflexiona sobre el modo en q~e se aplica en ~ an ~u:::de, se comphca hasta el
que estar presentes otros factores que son los verdaderamente determinantes: diferencias de
de un hecho biológico, también es resultado de una elab~ so~~e ' ~olrque la raza, ap~e nivel sociocultural, inmigrantes recientes, condiciones de substratum o diversa procedencia
co t 'al racwn socta Y porque la etma,
mo concep o soct , se confunde frecuentemente con la · H 1 de las variedades manejadas.
piejo el concepto de raza desde el punto de vista social qu~~aíasta: punto resulta co~­
terpretar de manera distinta. En los Estados Unidos 'los hijos d:es ~ent~s se p~ede m- Así pues, la l'aza no es factor que condicione per se el habla de esta comunidad. Tales
blancos y negros son adscritos, desde el momento de ~u nacimient mal omos mtxtos de argumentos contrastan con las tesis de Jensen, que sostenían que las diferencias lingüísticas
Yes de astgnaciOn
· ·' d ·
e estatus racial pueden hacer que se clasifi
o, a a raza negra y las le-
entre blancos y negros están unidas a diferencias genéticas en la capacidad intelectual de
ca que sea su piel, a una persona que haya tenido un antep qdue como negra, por muy blan- 43
unos y otros. Para López Morales, si existen diferencias de nivel sociocultural, éstas suelen
fuer E B il b' asa 0 negro, por muy remoto que
a. n ras , en cam 10 la asignación de raza es fen tí · d d · ser de carácter cuantitativo, especialmente cuando se dan en ciudades dinámicas, con posibi-
pueden ser clasificados co~o de raza distinta si es distm'ot ptlca, 1e mdo o q~e. dos he~anos lidades de movilidad social para todos sus miembros, sean de la raza o la etnia que sean. Por
· · · 0 e co or e su ptel y los hiJos d
man:momos miXtos se asignan, si es el caso, a la categoría intermedia de m · e otro lado, en el Caribe sí es posible encontrar algunos elementos lingüísticos de origen afri-
que mcluye tres tipos principales: mulato (mestizo de blanco ) estizo (pardo), cano, relacionados directamente con la raza negra, pero se inscriben más en el plano etno-
(mestizo de blanco e indio) y cafo.so (mestizo de indi y n)e(grKo ' mameluco o caboclo gráfico de la lengua que en el puramente sociolingüístico. Así, hallamos hoy formas léxicas
E ¡ · ,· o y negro ottak, 1996· 81-89)
n e mundo htspamco, aunque los grandes gru os · 1 h · · · relacionadas con el mundo de la comida, la música, el baile y la santería,_en buen número
i~dios y los mestizos Gunto a los negros en la región ~en~~la;:d. ~ SI~O los blancos, r_os procedentes del yoruba; unas son de uso más general y otros restringen su empleo a ciertas
tmguido, al menos en la cultura popular, mQchos tipos de me;tizosicton~ mente se han dis- actividades (guarapo 'jugo de la caña dulce', ñame 'raíz comestible', marimba 'instrumento
dres Y las madres. En un conocido esrudio de Manuel Al 198, segun la ~za de los pa- musical', vudú 'creencia y práctica religiosa', babalaawo 'sacerdote de Santería', oba 'rey',
formas de mestizaje: de blanco e india. mestizo· de m ti var ( ?), se explican hasta 82 orisha 'deidad deJa Santería', ashé 'poder divino') (González-Wippler, 2002; Sánchez
y mestiza: chamizo· de chamizo y m ·ti. . ' es. zo y espanola: castizo; de castizo
• es za. coyote mestzzo· de blanco y · l Méndez, 2003: 22l-230).44 Más adelante nos referiremos a los criollos de los negros en el
coyote mestizo y.mulata: ahí te estás En México 1 . '¡ negra: mu ato; de mundo !Pspánico, como es el caso del palenquero, en Colombia. ·
zas: europeos (chapetones o gachu;ines), criolioe::e~t~ o xvm, se ha~la~a de siete ra- El habla de la población negra de los Estados Unidos, también denominada africa-
chinos (de negros e indios). En el Caribe y en otros '1 zods,Amu~a~os, mdws, negros y no-americana, ha sido un tema recurrente en los estudios de la lengua inglesa hablada, in-
· ugares e menea era com · d · ti
gutr el grupo de los isleños, gente de raza blanca procedente de las Islas e . un(~: n-
1_987: 50-51). Todas estas denominaciones de un modo tr fi ananas var,
lingüístico y cultural de Hispanoamérica. C~sa distinta u bo o, dormabn p~e del a,cerv.o 43 .. Otros autores prefieren hablar de diferencias de mentalidad: mentalidad oral (en negros) frente a
· · · . es sa er o escu nr s1 cada catego mentalidad «alfabetizada>) (en blancos). Véase la alusión a las teorías de Thomas J. Farrell en J. Baugb (1988:
na vema y VIene caractenzada por . unas marcas lt'ngu"'ts1teas
·
espec1'ficas. - 67-71). . . .
44. En Brasil también se conoce este fenómeno. El candomblé, culto afro-brasileño, aporta una serie de
elementos lingü!sticos, principalmente léxicos, que se han ido incorporando a la lengua general (Póvoas, 1989).
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 73

cluidos los trabajos de William Labov. Una de las investigaciones más importantes a este El habla gitana de España, llamada caló, se ha perdido en la práctica: tan sólo se
respecto es la realizada por Wolfram en los años sesenta sobre la sociolingüística del habla ervan de forma desigual, algunas voces y giros, a menudo deformados, que salpi-
de los negros de Detroit. El inglés de los negros, llamado inglés negro vernacular o ing lés cons l español
, hablado por los gitanos: camelar ' seducrr, - ' , e horo '1a drón , , ga-
. enganar
can e , d . 'd
vernáculo africano-americano (en inglés, también ebonics) es una variedad lingüística, hí 'rnujer', piltra ' cama', chamuyar 'hablar'. El gran n~ero e.gttanos rest entes en
que caracteriza a una parte importante de la población de raza negra y que muestra rasgos ~a región meridional de la península Ibérica, la impo~cta de lo gttano en el flam~nco y
diferenciados del inglés normativo. Esta :variedad está asociada principalmente a los gru- el rnás extendido de los tópicos han hecho que se asocte estrechamente el habla g¡tana a
pos más aislados de la población negra, por razones de educación, residencia y profesión, s hablas andaluzas más particulares, pero debe tenerse en cuenta que, aunque esta aso-
1
así como a los estatus más humildes, si bien hay que tener muy en cuenta que ni todos los ~
ctacl'ón ext·sta, no es la única realidad posible·· hay gitanos
.. andaluces, de habla andaluza,
hablantes de inglés africano-americano son negros ~aunque sean mayoria- ni todos los ue utilizan pocos términos del caló y otros que utlhzan muchos -:-a veces se produc.en
negros hacen uso de él (Rickford, 1999). lrerencias sociolingüisticas notables-, como hay gitanos castellanos o de otras regio-
Entre los rasgos más característicos de este inglés los hay de diversos niveles: en la s que no son hablantes de modalidades andaluzas y que echan mano de elementos del
gramática se produce una ausencia de la marca de tercera persona en las formas verbales o ~=ló con distinto grado de intensidad. Hay que valorar también ~ue el caló ha sido el
la supresión de la cópula (Baugh, 1982; Dillar, 1972; Labov, 1972b); en el nivel fónico se do de expresión de una etnia históricamente apartada y persegmda, y que ha estado en
produce la pérdida de -g final. del grupo -ing, la pérdida de -ten -st, la pronunciación de th- :~tacto con jergas marginales -la de los delincuentes, por ejemplo-- con las que ha
como [d], la nasalización de a en mii (de man 'hombre') o la indistinción vocálica entre intercambiado numerosos elementos léxicos que, en algunos casos, han pasado a la len-
pen y pin; en el léxico, hay ciertos vocablos característicos, que responden a orígenes di- gua general. . . . . .
versos (bogus ' falso', hommie o dog 'amigo, colega', boo 'chica, novia', big-eye ' avari- Sin abandonar aún España, es obligado hacer menctón del crectmtento de ~a m~m-
cioso'). Esta variedad de inglés, que podría considerarse un etno/ecto, se ha interpretado gración, que también está llevando a la convivencia de gente y de lengu~s ~e etmas dife-
como una lengua criolla, procedente de un antiguo pidgin de la época de la esclavitud, en rentes. El proceso inmigratorio más reciente se está concentrando pnnctpalmente en
proceso de descriollización, esto es, de convergencia con el inglés normativo, con el que Madrid, Cataluña, Valencia y Andalucía y, de los ex~anjeros ll~gados, alre~edor.~e un
comparte muchos rasgos. Otras hipótesis la vinculan con las variedades del sur de los 40 % procede de Hispanoamérica (lo que está produc1endo una mteresante s1tuac1on de
EE.UU. y, por tanto, sitúan su origen en el seno de la lengua inglesa. dialectos en contacto), un 20% de África (sobre todo de los países del t-¿agreb) Yalrede-
En lo que se refiere más específicamente a la etnia -que también tiene sus implicacio- dor de un 1S %de países del Este de Europa (hay muchos polacos, por eJemplo) (Fernán-
nes raciales y que, de hecho, en muchos casos se utiliza en lugar del concepto de raza- des- dez y Villalba, 2005). En estos casos, es habitual que los inmigrante~, al ~s~ ~a ~engua o
tacamos dos tipos de situaciones. Por un lado, la coexistencia de etnias dentro de los territo- variedad de la nueva comunidad, acusen la presencia de transferenctas hngutsttcas des~
rios hispanohablantes y, por otro, la convivencia de etnias de origen hispánico en dominios de la lengua materna: cuando se producen movimientos de población se da lugar a la
de otras lenguas. Naturalmente, todas estas posibilidades de coexistencia tienen sus repercu- aparición de fenómenos de sustrato, que co~sis~en en la ~ervivencia de rasgos de la len-
siones lingüísticas tanto en un sentido como en el otro, desde y hacia el español. gua de la etnia de origen. Por lo general, los mnngrantes mtentan hacer~ uso ade~ua~o,
Dentro del mundo hispánico conviven etnias diferentes cuando hay población de cul- desde un primer momento, de aquellos rasgos lingüísticos que son soctalmente stgmfi-
tura indígena incorporada recientemente a las comunidades urbanas, como pueda ser el cativos en la nueva comunidad, mientras que los rasgos más irrelevantes desde un P~.to
caso de los indígenas de las zonas de montaña de Perú o Ecuador o los indígenas de Méxi- de vista social se adquieren más tarde o incluso es posible que nunca llegue? ~ adqumr-
co que deciden sumarse a la vida de las grandes ciudades. Esa circunstancia podría expli- se. La variación en la lengua de este tipo de hablantes está fuertemente condictonada por
car la distribución sociolingüística, en una ciudad como Quito, de la alternancia estar en su nivel sociocultural y por el tiempo de residencia en el lugar de destin~:s . .
cama-estar en la cama, por influencia de la lengua de los indígenas quechuas. En la ciudad Finalmente encontramos situaciones de convivencia de grupos de ongen htspánico
de México, por influencia de los hablantes de náhuatl, se encuentra el sonido fricativo sor- en dominios de 'lenguas diferentes del español: por ejemplo, allí donde se utiliza el j u-
~o m· principalmente en la pronunciación de indigenismos, que entra en. un juego de va-
nacwn con [s] (Lope Blanch, 1972: 93-107).
deo-español o sefardí (Israel, Turquía) y en el caso de la población hispana n:asladada a los
EE.UU. Tras su ~xpulsión en 1492, los judíos españoles llevaron! mantuvteron s_u h~bla
Cambiando de éontinente, en muchos núcleos urbanos de España se produce la con- allá donde fueron sobre todo en los Balcanes y en el norte de África. Su habla, aun vtva,
vi~enciainterétnica de gitanos y payos ('no gitanos'). Los gitanos forman un puebl~ dise- ha sido y sigue sie~do después de cinco siglos elemento caracterizador de este grupo, tanto
mmado por muchos países del mundo -una comunidad «no territorial>>-- que ha conser- si ha convivido con cristianos como si ha pervivido entre musulmanes (Sala, 1996; Alvar,
vado durante siglos su propia estructura social y unos modos de expresión caracteristicos 1996b: 368-377). ·E n cuanto a los hispanos de los BE. UU., constituyen la primera minorí.a
(Maia, 1992; Courthiade, 1989). El habla gitana, en su conjunto, recibe el nombre de ro- étnica de la Unión: la población hispana se acerca a los 50 millones en un país de. 250 rm-
maní Yes una variedad lingüística indoeuropea, convertida en seña de identidad, cuyas ca- llones de habitantes (Moneada y Olivas, 2003; Romero, 200~ ; R~ca Y Col.o~bt,-~0?3).
racterísti.cas y usos son muy irregulares entre los diferentes grupos de gitanos. Por lo gene- Naturalmente, esta situación ha dado lugar a infinidad de investigaciOnes socwlmgmsttcas
~1, los gttanos se desenvuelven en la lengua de su entorno, de la sociedad en la que viven,
e mcorporan, en mayor o en menor medida elementos léxicos, fraseológicos y textuales re- a
45. En 1996, Barrios publicó un estudio sobre las caracierlsticas lingülsticas de los inmigrantes ita-
cibidos de su propia tradición, una tradición cuyos hilos más largos llegan al sánscrito. lianos en Montevideo (Uruguay).
74 PRINCIPIOS DE SUC1UL1NUUiSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE

a las que nos referiremos en otros capítulos. En lo que afecta a la lengua española, son sin-
gularmente interesantes los fenómenos que se producen como consecuencia de la convi-
vencia con el inglés y su distribución de uso de acuerdo con parámetros social~s.

Reflexiones y ejercicios

l. Observe algunos rasgos lingüísticos que se consideren característicos de los


hombres o de las mujeres de una comunidad hispanohablante. Identifique, si le es posible,
rasgos en el nivel gramatical Yen el nivel léxico. ¿Considera que el habla de las mujeres de CAPíTULO 3
su comunidad se ajusta más que la de los hombres al modelo de prestigio?
PATRONES DE ESTRATIFICACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA
2. Elabore y comente una relación de rasgos lingüísticos (fonéticos, gramaticales y
léxicos) que respondan a un prestigio encubierto dentro de su comunidad de habla.
De aldeanos es decir poya/ por vanea/, creo que porque usan
3. · Elija una persona conocida por usted e intente construir su red so:cial. Vaya ano- más poyos que vancos. Entre gente vulgar dizen yantar, en corte
tando en un cuaderno cuáles son las personas con las que su conocido estabÍ!ece interaccio- se dize comer. '
nes comunicativas y apunte qué tipo de relación une a cada pareja de personas que perte- (JuM,( DE VALDÉS, Diálogo de la lengua, 1535)
necen a la red. Comente el resultado de sus anotaciones, prestando atención a si, en gene-
ral, se trata de ~a red múltiple o densa y observando si, dentro de ella, se forman subredes Los contenidos del capítulo anterior exigen una ejemplificación que ilustre las expli-
de mayor o menor densidad.
caciones teóricas y demuestre cómo unas variables lingüísticas y unas variables soci~es,
por un lado, o diversas variables sociales y estilísticas, por otro, son capaces ~e detemn~
4. Observe, durante un tiempo predeterminado, los discursos que aparecen en los la variación lingüística. Los ejemplos que vamos a manejar proceden de los mveles fonetl-
programas informativos de televisión (noticiarios, reportajes, etc.), prestando especial co-fonológico, gramatical, léxico y discursivo, y han de servir asimismo para presentar
atención al habla de las personas que son entrevistadas o que hacen declaraciones públi- otros principios, hipótesis y unidades de gran importancia en el ámbito de la sociolingilis-
cas. Anote sus características sociales (sexo, edad aproximada, cargo o profesión) y prin- tica entre los que destacan los llamados patrones de estratificación sociolingüística.·Un
cipales rasgos geolingüísticos Ysociolingüísticos que pueda reconocer. Comente el resul- pad-ón es la representación del modo en que se distribuyen o estratifican unas variables
tado de sus observaciones.
lingüísticas al ser correlacionadas con unas variables sociales o estilísticas, sobre todo con
la «clase social» o el «nivel sociocultural».
Orientaciones bibliográficas
Variación sociofonética
Sobre cuestiones relacionadas con el factor «sexo», son muy interesantes los trabajos
de Deborah Tannen (1996, 1992) Ymuy rica la colección de artículos reunidos por Jenni- La variación sociofonética supone la influencia de factores lingüísticos y sociales en
fer Coates (1998). Es casi inexcusable la lectura del clásico libro de Robin Lakoff, El/en- la manifestación de las variables fonético-fonológicas dentro del discurso. A la hora de
guaje y el lugar de la mujer (1 975). Ameno e instructivo es el libro de Á. López y R. Mo- ofrecer un ejemplo de este tipo de variación, casi es obligado partir de uno de los estudios
rant sobre el habla de hombres Ymujeres (1991 ). Acerca de la clase social, es muy útil el pioneros y más relevantes de la sociolingüística hispánica:-nos referimos a la investi~a­
artículo de G Guy (1988). •
ción realizada por Humberto López Morales sobre la ciudad de San Juan de Puerto Rico
Como ejemplo de investigación sociolingüística de una comunidad hispánica (con- (1983) .. En ese estudio se incluye un análisis de la velarización de la vibrante múltiple, re-
cretamente, de algunos de sus aspectos fonético-fonológicos), véase la obra de Humberto presentada gráficamente como r- o -rr- (la vibrante velarizada tiene un sonido cercano a la
López Morales, Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico (1983 ). j castellana), en el que se observa perfectamente cómo interactúan las variables lingüísti-
cas y las sociales
López Morales constata en San Juan que la posición inicial de palabra_ favorece más
la velarización que la posición interior, pero no cuando es inicial absoluta, sm~ cuando v_a
precedida de consonante o vocal (la rosa, el ron). En cuanto a los factores soctales consi-
derados (sexo, edad, nivel sociocultural y procedencia), demuestra que t?d~s ellos deter-
minan de algún modo la aparición de la variante velarizada. El cuadro 3:1 mdica, con valo-
10 PRJNCIPIOS DE SOC10U.NUU1STICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 77

CUADRO 3.1. Probabilidades de velarización de la vibrante múltiple por factores sociales


en San Juan de Puerto Rico
0,65

Sexo Edlld Nivel sociocultural Procedencia · 0,6

0,55
Masculi- 0,52 20-34 0,35 l. Medio-alto 0,30 A 0,31
no 0,47 35-54 0,56 2. Medio o,4o B 0,39 0,5
Femenino 55 o más 0,58 3. Medio-bajo 0,64 e 0,56 0,45
4. Bajo 059 ·l n 0,71
0,4
Proctdencia: A, nacidos en la capital o llegados a ella con menos de 6 años; B, llegados entre los 6 y los 12 años; C, llc-
gados entre los 13 y los 20 años; D, llegados con 21 años o mAs. 0,35
FUENTE: H. López Morales, 1983.
0,3

0,25
res que van de Oa i, ia probabilidad de aparición de la variante velarizada en distintas con-
diciones sociales.
Los datos.demuestran que en San
Juan es más probable encontrar la articulación vela- FuBNTE: H. López Morales, 1983.
rizada en los hombres que en las mujeres, dato que no sorprende, puesto qu.e es un fenóme-
no muy estigrnatiza.do en toda 1~ isla de Puerto Rico. El factor «edad>> permite deducir que Fra. 3.1. Probabilidades de aspiración de -/si por niveles socioculturales
es un fenómeno anttguo en el pa1s, pues son las generaciones mayores las que hacen uso de en San Juan de Puerto Rico. Niveles: l. medio· alto; 2. medio; 3. medio bajo; 4. bajo.
é~ ~e una forma_más intensa: compárese el 0,35 de la generación más joven, con las proba-
blltdades supenores a 0,5 que se dan en las generaciones mayores de 35 años. También el riable: la variante fricativa se encuentra bien arraigada en los barrios más tradicionales de
nivel .sociocultural se revela como una variable pertinente porque en los niveles bajos es la localidad, en las personas de edad más avanzada, en los hablantes de menor nivel cultu-
más probab~e encontrar la variante velarizada que en los niveles altos. Y, en cuanto a la va- ral. Estas variables sociales interactúan con las variables explicativas de naturaleza lin-
riable «procedencia», se observa una alta probabilidad de velarización en los hablantes de güística, que indican con claridad que el contexto que favorece el sonido fricativo es el in-
origen rural que llegaron a la ciudad siendo ya adultos, hecho que evidencia la naturaleza tervocálico. En este caso, el estilo no se muestra como factor influyente; esto es, la varia-
eminentemente rural del fenómeno, que como tal es sentido por los puertorriqueños. · ble lingüística no parece estar estratificada estilisticamente.
Los análisis cuantitativos realizados en Puerto Rico y en otros muchos lugares nos Si, a propósito de la eh granadina, nos centramos específicamente en la variable so-
dan ~ie para llamar ahora la atención sobre los patrones de estratificación sociolingüfsti- cial «nivel sociocultural», apreciamos que el patrón de estratificación que se obtiene es di-
ca. Sr trasladamos a un gráfico las probabilidades de aspiración de /s/ en posición final de ferente del que hemos visto para la velarización de la vibrante en San Juan: ahora la distan-
sílaba calculadas por López Morales para el español de San Juan por niveles sociocultura- cia que existe entre el nivel bajo y el, medio es muy grande, cosa que no ocurre entre los ni-
les, a~reciamos que la línea resultante es una curva que se eleva paulatinamente, del pri- veles medio y alto (fig. 3.2).
mer mvel al segundo, del segundo al tercero y del tercero al cuarto, sin que las distancias Este patrón, en el que se produce en salto cuantitativo importante entre variantes, se
entre niveles contiguos sean desproporcionadas. Este tipo de comportamiento sociolin- conoce como patrón de estratificación abrupta o discontinua: aparece generalmente en
güístico forma lo que se denomina un patrón de estratificación continua, que a menudo se las situaciones en las que la clase baja queda distanciada de forma nítida de las demás, sin
encuentra en fenómenos del nivel fonético-fonológico y que suele darse cuando las varia- que apenas haya posiciones intermedias. A este respecto, es preciso apuntar que, aunque
bies están bien estratificadas o son socialmente significativas. se pueden encontrar estratificaciones abruptas en fonética, suele ser más frecuente hallar-
En la figura 3.1 se observa que, conforme se desciende en el espectro social cuanto las en el nivel gramatical.
más bajo es el nivel sociocultural de los puertorriqueños, mayor es la probabilidad de en- Además de los patrones de estratificación continua y discontinua que hemos tenido la
contrar aspiración de /s/. Este fenómeno, además, se ve favorecido en los hombres y en las oportwJ.idad de comentar, existen en sociolingüística otros dos tipos generales de patro-
generaciones más jóvenes. nes, sin tener en cuenta la infinidad de posibilidades intermedias que ofrece la realidad es-
Otro ejemplo de \fariación sociofonética puede ser el comportamiento del fonema pecífica de cada comunidad de habla. Los dos tipos de patrones a los que nos referimos son
prepalatai africado sordo !tJ!, correspondiente a la grafia eh, en la ciudad de Granada, don- el patrón curvilíneo y el patrón de hipercorrección.
de se han recogido dos tipos de realizaciones: una propiamente africada y otra fricativa. El patrón curvilíneo surge cuando los grupos sociales intermedios muestran unos
Los ~~~lisis cuant~tativos_ rea~izados . por Moya y García Wiedemann revelan que, en la valores cuantitativos por encima o por debajo de los grupos extremos. Una muestra de
apanc10n de la vanante fricauva, el sexo es el factor más influyente: son los hombres los ello la tenemos en la realización asimilada a la consonante siguiente del fonema /s/ im~
que propician la articulación fricativa; la de menor prestigio. Pero los factores «barrio» plosivo en Las Palmas de Gran Canaria: casos como [lab:ókas] o [lafókas] 'las bocas'.
«edad» y «nivel sociocultural» también tienen algún poder de determinación sobre Ia va~ José Antonio Samper ha recogido, para las asimilaciones fonéticas, las siguientes pro-
PRINCIPIOS DE SOCIOLINGUISTlCA Y. SUCIULOGIA DEL LENGUA.Ih LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 79
78
80

75
70
65

80

·55

50
45

40
35

Alto Medio 30
Clase: 9 6-8 4-5 2-3 o
FuENTE: J. A. Moya y E. García Wiedemann, 1995.
Escala: 0-1, clase baja; 2-4, clue trabajadora; S-6, 7-8, clase media baja; 9, clase media alta.
f'uENTI!: Labov, 1990.
FJG. 3.2. Frecuencia relativa f'A) de fricatización de eh por niveles·culturales en Granada.
FIG. 3.4. Frecuencia relativa ("A) de pronunciáción de r en estilos formales (lectura)
porciones por nivel sociocultural: medio-alto, 50,52 %; medio, 59,33 %; medio-bajo, por clases socio-económicas en Nueva York. ·
61,73 %; bajo, 55,36 %. Llevadas esas frecuencias a un gráfico, obtenemos una repre-
sentación cúrvilínea (fig. ·3.3). cuencia los usos propios de este grupo alto, sobre todo cuando las variantes lingüísticas
Este tipo de ·p atrones es característico de las fases iniciales de los cambios lingüísti- son las más prestigiosas o normativas. El ejemplo más conocido de este tipo de patrón de
cos, si bien no los suponen necesariamente, a menos que el patrón curvilíneo coincida con estratificación es el que presentó William Labov en su trabajo «Hypercorrection by the
una distribución lineal de los grupos generacionales (patrón continuo), cosa que no ocurre Lower Middle Class as a Factor in Linguistic Change»: la estratificación por clases de la
con la asimilación de /s/ en Las Palmas. variable lingüística r, en formas del inglés comoguard, car, beer, beard o board. Esta va·
En ·c uanto al patrón de hipercorrección, se produce normalmente cuando los usos del riable, como las implosiva en español, está experimentando un proceso de debilitamiento
gntpd o nivel social inmediatamente inferior al más alto de una comunidad superan en fre- que hace que la pérdida se extienda en los estilos menos cuidados y en las clases sociales
más bajas. El ejemplo de patrón de hipercorrección lo encontramos en los estilos más cui-
dados de los hablantes de Nueva York.
En la figura 3.4 se aprecia claramente que la clase media baja (6-3) supera la frecuen·
cia de conservación de r de la clase más elevada (9) en los estilos de lectura, especialmente
en la lectura de palabras ordenadas en pares mínimos: no se olvide que la conservación de
res un rasgo que se ajusta a la norma del inglés y que goza de un notable prestigio. Debe
aclararse, por cierto, que al hablar de hipercorrección se hace referencia específica a la hi-
percorrección sociolingüística, que no debe confundirse con la <<Ultracorrección>> como
fenómeno puramente lingüístico (Bilbado por Bilbao o expléndido por espléndido).

Indicadores, marcadores y estereotipos

Los distintos tipos de patrones de estratificación sociolingüística, que hemos presenta-


do sobre ejemplos de variación socio fonética, proporcionan el pie oportuno para comentar
las diferencias que pueden existir, desde un punto de vista sociolingüístico, entre unas varia-
Medio-alto Medio · Medio-bajo bles sociolingüísticas y otras. Concretamente, Williarn Labov ha puesto un interés especial a
la hora. de distinguir tres clases de variables: indicadores, marcadores y estereotipos.
FUENTE: J. A. Samper, 1990.
Un indicador es una variable lingüística distribuida entre los grupos sociales de una
FJG. 3.3. Frecuencia relativa f'A) de asimilación de -/si por niveles socioculturales comunidad, que la usan sin someterla a variación estilística. Las variantes de esa variable
en Las Palmas de Gran Canaria. son utilizadas de forma inconsciente, la mayor parte de las veces, y siempre en unos mis-
. --.··~···~v -- v-~· --·· ·--·v··~"' • "'v..-tVLUUlA DEL LENGUA.Ih LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 81

1ooy----------=====~=====::::r~-----¡ Variación sociogramatical


90 ¡¡¡.-- . - - "U

80 El concepto de variación gramatical incluye, como se ha explicado, fenómenos de na-


70
é.-- ............,_...... turaleza muy diversa, tanto desde un punto de vista lingüístico como desde una perspecti-
. .......
60
...... ... .......__ __
:-~ ----.. ____..
.... va sociolingüística. Hay .variables que tienen un comportamiento cercano al de los ele-
mentos fonológicos, variables que sólo se ven determinadas por factores lingüísticos y va-
50 riables en las que resulta dificil demostrar la cabal equivalencia de sus variantes.
40 En líneas generales, no es habitual que ofrezcan dificultades de análisis las variables
30
' .... ...... .. del ámbito de la morfología gramatical, como el género ó el número. En un estudio realiza-
do en la comarca de La Jara, zona rural del centro de la península Ibérica (Toledo, Cáce-
....
20 .......... _.... res), F. Paredes (1995) ha observado la alternancia la médica 1 la médico para hacer refe-
10 '~---- -- -- .., rencia a la mujer que desempeña tal profesión y ha comprobado que la variante más em-
!)...L...-----~-
pleada para el femenino es la que contiene el morfema -a (71 %para la médica; 29 %para
Conservación Ustarápida Listas la médico). Los recuentos de los datos indican que la médica es la variante preferida por
los hombres, aunque muy levemente. Además, el análisis cuantitativo también revela que
FUENTE: L. Williams, 1988.
se establece una relación directa entre los diferentes grupos generacionales y las variables
Fla 3.5. Frecuencia relativa (0/6) de realización interdenta/ de -/k! por estratos sociales Ifugüísticas: como se aprecia en el figura 3.6, la probabilidad de encontrar la variante la
y estilos en Valladolid. médica aumenta conforme lo hace la edad de los hablantes.
El uso del morfema -a en el sustantivo de la profesión desempeñada por mujeres se da
46
m os contextos. Normalmente, los indicadores son variables que no están en proceso de de forma mayoritaria entre los hablantes de edad más avanzada, hasta el punto de que es muy
cambio dentro de una comunidad y cuyo uso no tiene una especial significación social. poco probable que una persona mayor de 60 años de La Jara use la médico; por el contrario,
Un ejemplo de la variable llamada indicador podría ser la realización interdental la probabilidad de que diga la médica un hablante menor de 25 años es francamente baja.
([9]) del fonema /k/ cuando va en posición fmal de sílaba (azto 'acto'), en la ciudad de Va- Como antes se ha señalado, en el ámbito de la gramática es relativamente frecuente la
lladolid. Lynn Williams proporciona el siguiente patrón socio-estilístico, construido sobre aparición de patrones de estratificación abrupta o discontinua, aquellos en los que existen
·materiales procedentes de hablantes jóvenes (fig. 3.5). importantes diferencias entre grupos o niveles sociales. Julio Borrego señala, por ejemplo,
· Como se puede apreciar en la figura 3.5, los estilos que se han tenido en cuenta Va- cm que el cambio de orden de los pronombres personales átonos (me se cayó por se me cayó) o
ll~dolid ( conve~ación~ lec~~ ~~ida de una lista de palabras, lectura atenta) no dan lugar ciertas formas verbales (semos, haiga, íbanos por somos, haya, íbamos) son fenómenos
a unportantes d1ferenctas lmgmsticas, salvo en un caso (las líneas tienden a ser horizonta-
les); pero sí se producen diferencias entre estratos sociales porque las frecuencias relativas
de los estratos medio-alto y medio-bajo y de los estratos bajos se mantienen claramente
distanciadas.
Por otro lado, un marcador es una variable lingüística que caracteriza a una comuni-
dad de habla y que, por lo tanto, se puede encontrar ·e n todos sus miembros. El marcador se
manifiesta de una forma regular y estratificada, tanto social corno estilísticamente, y los
hablantes suelen tener ante él unas actitudes similares; al mismo tiempo, los marcadores
pueden ser reflejo de situaciones de proceso de cambio, aunque no necesariamente. Ejem-
plo de marcador puede ser la aspiración de /s/ en ftnal de silaba, en comunidades como
Santiago de los Caballeros o San Juan de Puerto Rico.
Por último, un estereotipo es una variable muy marcada socialmente, de forma cons-
ciente, que suele caracterizar a ciertos grupos sociales, genentlrnente los más bajos y que
por estar estigmatizada, corre peligro de desaparición dentro de una comunidad d~ habla:
Como modelo de estereotipo podemos presentar la velarización de la vibrante múltiple en
San Juan de Puerto Rico, cuya distribución sociolingüística ha sido presentada al comien-
zo de este epígrafe.
ftn:NTE: F. Paredes, 1995.

. 46. . Tam~ién bay casos de va~abl~s que no están estratificadas socialmente, pero sí estilísticamente: por FIG. 3.6. Probabilidades de uso de la médica (frente a la médico) por edades
eJemplo, la pérd1da de-d-en la termmac16n -ado- en Valladolid (Williams, 1988: 65 y ss.).
en La Jara (Toledo, Cáceres).
• - •-•• • - - -... 'V.,'-J'JU\. UCJ.., LJ::.l'tVUJi\..jJ:, LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 83

0,75--r------~--------------,
bies léxicas, hallamos la dificultad, por un lado, de entresacar datos válidos y suficientes
0,7 del discurso hablado y, por otro, de demostrar que ciertas variantes léxicas son realmente
0,65 variantes de una misma variable. Nos apresuramos a aclarar que se pueden admitir como
0,6
variantes léxicas algunas unidades que van algo más allá de la palabra gráfica; hablamos
de lo que B. Pottier denominó lexías, unidades de comportamiento léxico que pueden ser
0,55 palabras, palabras compuestas o sintagmas estereotipados (carmín 1pintalabios 1 lápiz de
0,5 ·labios; noria 1rueda de Chicago 1vuelta al mundo;prismáticos 1miralejos 1anteojos 1lar-
. tas/.\ .47
gavzs
0,45
Para descubrir qué tipo de léxico caracteriza a los grupos sociales que forman una co-
0,4 munidad existen varios itinerarios metodológicos. Uno de ellos es el estudio de corte etno-
gráfico: mediante la convivencia continuada dentro de un grupo social o la observación di-
recta de los discursos emitidos dentro de él. Este procedimiento tiene un enorme interés,
especialmente si lo que se quiere es presentar un análisis cualitativo, esto es, determinar
qué lexías aparecen de forma característica en cada grupo social. Casado Velarde (1989)
Alto Medio-alto Medio-bajo !3ajo señala como rasgos característicos del lenguajejuvenil en España el empleo del sufijo -ata
FuENtE: M. J. Semno, 1994. (bocata 'bocadillo', bugata - buga 'coche', del inglés buggy-, chabolata ' chabolista',
drogata 'drogadicto', sociata 'socialista', tocata 'tocadiscos'), el truncamiento léxico
FIG. 3.7. Probabilidades de las formas verbales en indicativo enlaprótasis.y la apódosis
d~ las condicionales por niveles socioculturales en La Laguna.·
(anarco 'anarquista', anfeta 'anfetamina', depf.e ' depresión', neura 'neura~ténico') y el
empleo de ciertas unidades léxicas, algunas de ellas procedentes del lenguaJe del hampa
(basca 'gente', calcos 'zapatos', chupa 'chaqueta', dabuten 'bueno',peluco 'reloj ~e pul-
radicalmente ausentes en ciertos grupos sociales, normalmente de nivel elevado. En estos sera' , jalar ' comer '). Manuel Alvar (1993: 69-116), a partir del diario de sesiones del
casos las diferencias serian más de carácter privativo que gradual (Romaine, 1996: 94). Congreso de los Diputados de España, estudió el lenguaje empleado por los políticos espa-
Muestras de patrones de estratificación abrupta o discontinua se encuentran en el es- ñoles en el debate sobre el estado de la Nación de 1989, y comprobó la abundancia de es-
tudio de las formas verbales del periodo hipotético de las condicionales que ha realizado drújulos y palabras largas (corresponsabilización, confuienciabilidad, sorpresivamente,
Maria José Serrano. En su trabajo sobre La Laguna (Tenerife) (Serrano, 1994), se apunta simplistamente), la vitalidad de algunas formas prefijadas y sufijadas (anticompetitivos,
. que la variante denominada «indicativo-indicativo», esto es, cuando los verbos de la pró- improductiva, macromagnitudes, inflacionista, minorización), la aparición de pala-
tasis y de la apódosis van en indicativo -si no llovía, el campo se secaba- arroja, en fun- bras~clave (derivados de globo: global, globalidad, globalización), de deslizamientos y
ción del nivel sociocultural7 las siguientes probabilidades: nivel bajo, O,70; medio-bajo, metáforas (coyuntura internacional, agentes económicos y socia/es,paquetes de medidas,
0,66; medio-alto, 0,38; alto, 0,27. Si llevamos a un gráfico esas probabilidades (fig. 3.7), dinámica nueva) e incluso de usos populares o vulgares (tela 'dinero').
encontramos que existe una gran distancia entre los dos niveles medios, distancia que deja Otra posibilidad metodológica, para el estudio socio lingüístico del léxico, es la entre-
a un lado los niveles socioculturales bajos y a otro, los altos. vista, procedimiento que permite además el análisis cuantitativo de la variación. Pero, sin
Al margen de la estratificación abrupta en sí misma, interesa saber que, en La Laguna, duda, es aquí donde más inconvenientes se presentan porque no es habitual que en un pe-
el uso del indicativo en la prótasis y en la apódosis de las condicionales se da sobre todo en riodo de tiempo determinado, generalmente corto, salgan no sólo todas las variantes de la
la tercera generación y en las mujeres. Al cruzar la variable sexo con el nivel sociocultural variable léxica que pueda interesar, y en cantidades suficientes, sino la variable misma:
se-descubre que son los hombres del nivel sociocultural bajo y las mujeres del alto los que por muy dirigida que esté una entrevista, nunca se tiene la absoluta seguridad de que se van
más decididamente impulsan la variante «indicativo-indicativo» y, al cruzar la variable de a conseguir muestras de la variable oportuna,.a menos que el investigador induzca o pro-
la edad con el nivel sociolingüístico, se aprecia que los individuos de la tercera generación voque su aparición mencionándola expresamente, lo que irla en detrimento del interés de
del nivel alto y los de la segunda del nivel bajo son los que más uso hacen de la variante. En la entrevista sociolingüística como tal 'para la recogida de la variación léxica. ·
lo que se refiere a las variables lingüísticas, el análisis permite c~mcluir que las formas en Si un sociolingilista decidiera, partiendo de un conjimto de entrevistas realizadas so-
indicativo predominan cuando la prótasis es una oración negativa y la apódosis afirmativa, bre wia muestra de una comunidad de habla, hacer una caracterización léxica de los gru-
· y cuando los sujetos de ~mbas tienen el mismo referente. pos sociales de una comunidad Góvenes o adultos, cultos o incultos), se hallaría ante el
problema de dar respuesta a estas preguntas: ¿habrán quedado recogidas en las entrevistas
Variación sociolél:ica
47. Véanse estos ejemplos y otros muchos en Equipo Varilex, Varílex 4. Variación léxica del español
Las dificultades que supone recoger y analizar la variación léxica son muchas. En el del mundo, Tokio, 1996. Se puede consultaren linea. Véanse los enlaces de interne! que ofrecemos tras la bi-
bliografia. En muchas ocasiones, las conclusiones sobre el comportamiento sociolingüístico del léxico también
momento de descubrir-qué variables sociales o estilísticas explican el tiso de ciertas varia- son aplicables al ámbito de la fraseología. ·
84 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGÜÍSTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENUUN !:. LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 85

las formas léxicas realmente caractenzadoras de cada grupo? ¿Se encontrarán ahí las va- Uzada en San Juan de Puerto Rico entre niños de tres niveles socioculturales (bajo, obrero
riables léxicas más destacadas con todas sus posibles variantes? Tales preg!ID~s pueden y Jlledio~ se ha com_Prob~o que, en todos los ámbitos léxicos que se tienen en cuenta (ali-
quedar sin una respuesta convincente sino se utilizan mecanismos de rati?cac1ón o con- lllentos, JUegos ,Y ~vers10ne~, profesiones y oficios, cuerpo humano, etc.):9 el sociolecto
trol (por ejemplo, Jos resultados de análisis exploratorios o complementanos), po:qu~ las llledio muestra mdices supenores de disponibilidad léxica. También se ha podido observar
diferencias léxicas entre grupos sociales son muchas veces cuantitativas y no cuabtatlvas, que todas las palabras que aparecen en los sociolectos bajos lo hacen también en el nivel
como ocurre en los demás niveles de la lengua. Con.todo esto no se quiere decir que sea Jl)edio, sin embargo en todos los ámbitos léxicos aparecen lexemas usados por el sociolec-
imposible el estudio cuantitativq del léxico a partir de material recogido en entrevistas: es to medio que no tienen paralelo en los sociolectos bajos: en niños de unos 10 años de nivel
posible, mas dificultoso. . medi~ se encuet_ltran pala~ras ~o~o pariet~l, ovarios, occipital, glándulas salivares o epi-
La tercera técnica que permite abordar la investigación sociolingüística del léxico es dermrs. En las bstas de dtspombthdad léXIca se encuentran algunos casos de variación en
el cuestionario, o la encuesta con cuestionario, a la que hemos hecho referencia en el capí- los que se hace patente el juego tabú-eufemismo: axila 1 sobaco, pene 1 bicho, cuello 1pes-
tulo l. Este sistema de recogida de datos garantiza la aparición de ciertas unidades léxicas cuezo,piel 1pellejo, senos 1 tetas. A propósito del estudio sociolingüistico de la disponibi-
en una cantidad determinada y, por lo tanto, se revela como el más satisfactorio para los es- lidad, López Morales afirma (1993):
tudios de índole cuantitativa. Los posibles objetos de estudio socioléxicos son ilimitados:
se puede analizar la preferencia de uno o más grupos de una comunidad por ciertas formas La sociolingüistica ve en la disponibilidad un instrumento que le permite establecer es-
léxicas según el tipo de interlocutor, según la situación (estilo formal-informal); se puede tratificaciones de comunidades de habla. Somete a análisis de covariación a la disponibilidad
analizar la mayor o menor presencia en ciertos grupos sociales de formas anticuadas o mo- con los factores sociales que le interesa manejar y determina la caracterización léxica de los
dernas, vernáculas o foráneas, eufemísticas o disfemísticas, de un origen o de otro, dialec- sociolectos que integran la comunidad. Como se trabaja aquí a base de cuantificación y no
. 48 (siempre) de variación cualitativa. no existen los problemas teóricos de envergadura que se
tales o generales. . . dan a la hora de estudiar la auténtica variación 'léxica.
Un buen ejemplo de estudio sociolingüístico del léxico basado en datos recogidos
mediante cuestionario es el realizado por Maitena Etxebarría en la ciudad de Bilbao. Esta
El mismo López Morales también llama la atención sobre el interés de los estudios de
investigadora ha estudiado el léxico del español de Bilbao cruzando diversas variables so-
disponibilidad léxica en el terreno de la etnolingüística: W. F. Mackey ha descubierto, por
ciales («sexó», «edad>>, «origen de los informantes», «nivel socio-económic?», «nivel ~e
ejemplo, que mientras la disponibilidad de la lexía vino es muy alta en Francia, en la Aca-
estudios» entre otras) con la variable «origen de los términos» y las conclusiOnes obtem-
dia canadiense es muy baja, en claro contraste con lo que ocurre con la palabra agua.
das han sido de un gran interés a propósito de prácticamente todas las variables extralin-
güísticas. Al analizar la relación existente entre el origen de los términos y el hecho de que
lo"s informantes sean hablantes o no de vasco se ha podido demostrar que esta variable
provoca un comportamiento lingüístico bien diferenciado: la media de términos de origen Variación sociodiscursiva
vasco y de términos dialectales utilizados por los informantes hablantes de vasco es mu-
cho mayor que la media correspondiente a los informantes que no hablan vasco; del mis- A lo ya comentado sobre la variación lingüística se ha de añadir que existe una larga
mo modo, la media de términos castellanos utilizados por los informantes que no hablan serie de fenómenos relacionados con el discurso y con la conversación que también han
'
vasco es superior a la media de los informantes que hablan vasco. Etxebarna (1985: sido objeto de análisis sociolingüísticos. Los estudios sociodiscursivos a los que nos esta-
256-257) ofrece conclusiones significativas y detalladas a propósito de todas las variables mos refiriendo han utilizado diversos procedimientos de recogida de datos (técnicas etno-
sociales analizadas. gráficas, técnicas de conversación y cuestionarios) y en general han buscado no tanto un
Haciendo uso de los cuestionarios, y con informantes seleccionados según criterios análisis de la variación discursiva propiamente dicha -aunque existan muestras de ello-
sociolingüísticos, también se puede analizar el léxico básico, el léxico disponible o e~ léxi- como la caracterización del discurso y de la conversación de ciertos grupos sociales. El pa-
co fundamental de un grupo social o de una comunidad; de hecho, numerosos estudtos de ralelismo entre el comportamiento del léxico y el de muchos aspectos del discurso y la
lingüística aplicada echan mano de las variables sociales para conseguir conclusiones vá- conversación se hace patente en la teoría y en la práctica: estamos ante elementos poco re-
lidas y representativas de las comunidades de habla. En lo que se refiere 1). la disponibili- petitivos o, al menos, dispersos en el habla continua, que no pertenecen a sistemas (cerra-
dad léxica entendida como el caudal léxico utilizable en una situación comunicativa dada, dos) y que a menudo funcionan respondiendo a factores pragmalingüísticos y no tanto so-
López Mo~les ha señalado que los análisis dejan ver regularmente una menor disponibili- ciolingüísticos o estilísticos.
dad en Jos hablantes de los niveles socioculturales bajos, coincidiendo en cierto modo con En cualquier caso, si es posible encontrar recursos o mecanismos del discurso habla-
algunas de las conclusiones de la teoría del déficit de Bemstein. En una investigación rea- d~ o de la conversación en correlación con factores sociales. En un estudio realizado por
Richard Cameron (2000; 2005) sobre estrategias de cita de estilo directo en la conversa-
ción, se distinguen tres procedimientos básicos:
48. J. Borrego (1981: 280 y ss.) observó en Villadeperade Sayago que los grupos sociales que tenían un
mayor contacto con la norma hacían un mayor uso del léxico llamado estándar. Como referen~ia para clasificar
las fonnas dialectales y las generales se pueden utilizar los diccionarios o las respuestas obtemdas en grupos de
control (por ejemplo, de informantes con formación universitaria). 49. Esos ámbitos léxicos reciben el nombre de centros de interés.
LA VARIACION EN LA LENGUA 87

A) Introducción ~e la cita mediante un verbo de lengua


Entonces, yo dzgo, «¡Ahora prepárate que te voy a quitar un montón de cosas1» 0,90

0,80
B) Uso de «y>> más (pro)nombre
Y ella, «Ah no, mi }o» 0,70

0,60
C) Ausencia de elemento introductorio
0,50 -Q- B
Entonces me metía escapando y qué se yo para Ja tíenda. «¿Qué pasó?» «No
tengo clase.» . 0,40 -.-e
0,30
Cameron correlaciona estas tres posibilidades de cita directa con los factores «sexo»
0,20
Y«edad>> en San Juan de Puerto Rico y realiza un análisis cuantitativo que arroja las proba-
bilidades de aparición que se reproducen en el cuadro 3.2. El cuadro permite observar que 0,10
el uso del verbo de lengua como introducción de la cita (A) aumenta su probabilidad de oJ-----------------------------------~
aparición conforme aumenta la edad de los hablantes y que, si bien entre los más jóvenes Preadolescentes Adolescentes 2D-39 40-59
son los chicos los que más lo utilizan, entre los adultos es más probable encontrarlo en las FIG. 3.8. Probabilidades de tres procedimientos de cita directa por edades
mujeres. Por otro .. lado, el recurso de cita que prescinde de elemento introductorio (C), en San Juan de Puerto Rico, según Cameron.
siempre más probable en hombres que en mujeres, mantiene un nivel similar, hasta que los
hablantes son mayores de 40 años, momento en el que su probabilidad cae. La figura 3.8
muestra la probabilidad media por grupos de edad de cada uno de los procedimientos pena comprobar la posible correlación entre el manejo de esos recursos discursivos y con-
de cita. versacionales y algunos factores sociales relevantes en la investigación. Del mismo modo,
En la investigación de aspectos pragmáticos y discursivos es relativamente frecuente también vale la pena incluir factores discursivos como variables explicativas de algunos
que el empleo de los mecanismos como el que se acaba de ejemplificar venga regido sola- rasgos lingüísticos de otro nivel; fonéticos, por ejemplo. Así, sería posible analizar hasta
mente por causas comunicativas (semántica, intencionalidad, contexto lingüístico) y su qué punto el procedimiento de cita directa elegido por el hablante influye en la fonética va-
cuantificación, a menudo practicada sobre conjuntos pequeños de datos, a veces no arroja riable de determinados segmentos, como pueda ser /s/ en posición fmal de silaba o Id! in-
una significación estadística adecuada, sino solo orientativa. De todos modos, me¡:ece la tervocálica, por hablar de dos rasgos con una variación fónica muy extendida por la geo-
grafla del español.

CUADRO 3.2. Probabilidades de procedimiento de cita directa en el español


de San Juan de Puerto Rico, por edad y sexo Reflexiones y ejercicios
A B e l. Comente detenidamente el contenido del cuadro 1 en el que se ofrecen las proba-
Preadolescentes bilidades de velarización de r-, -rr- en San Juan de Puerto Rico, teniendo en cuenta los fac-
Mujer 0,23 0,45 0,31 tores «edad», «sexo», «nivel sociocultural» y «procedencia».
Hombre 0,37 0,27 0,34
2. La figura 3 .9 refleja las probabilidades de elidir 1si en posición final de sílaba por
Adolescentes parte de hablantes de cuatro generaciones del barrio madrileño de Getafe (Madrid): 1 ni-
Mujer 0,13 0,62 0,24 presenta la generación más joven y 4, la de mayor edad (Martin Butragueño, 2002: 164).
Hombre 0,24 0,23 0,52 . Las curvas representan los datos procedentes de hablantes madrileños y de inmigrantes.
Comente la información sociolingüística de la figura y diga qué tipo de patrón refleja cada
20-29
curva.
Mujer 0,43 0,25 0,30
Hombre 0,32 0,25 0,41
3. El cuadro 3.3 ofrece datos de uno de los más famosos estudios sociolingüísticos
40-59 realizados sobre el inglés por William Labov (1972c: 49-54). Se presentan los porcentajes
Mujer 0,56 0,23 0,20 de pronunciación de [r] en habla espontánea (1) y en habla enfática (11) en la expresión
Hombre 0,39 0,33 0,26 fourthjloor 'cuarta planta' por parte de los empleados de tres almacenes de Nueva York a
los que acuden clientes de distinta extracción social (alta, en Saks; media, en Macy s; más
FuENTE: .R. Cameron, 2005. baja, enKlein). La realización [r] alterna con la elisión. Elabore un gráfico de curvas a par-
89
- --- -~ ~ .. ·------ LA VARIACIÓN EN LA LENGUA

0,86 cial de (r) en los grandes almacenes de Nueva York». Son mu~ ~~~~s, en líneas ge-
so tarios que ofrece R Hudson en su libro SocwlmguzstJca (Anagrama,
0,8
nerales, los l~o8~;nes ecialmente en el ~apitulo 5. También es recomendable .la lectura ~el
0,6 0,48
~:;~~~n;,(«Patr~ne~sociolingüisticos») del libro de S. Romaine, El lenguaJe en la soeze-
p dad (Ariel, Barcelona, 1996).
0,4 0,44
0,36 0,36
0,2

o
1 2 3 4

. . . . Madrllellos ~- Inmigrantes

FIG. 3.9. S elidida por edad y origen er¡ Getafe (Madrid).

tir de esos datos y comente las principales conclusiones estilísticas y sociolingüísticas que
se desprenden de este cuadro.
Probablemente le interese saber que el enunciado espontáneo se obtuvo en la
cuarta planta de los grandes almacenes, preguntando a los empleados: «Perdone, ¿qué
planta es esta?» El enunciado enfático se consiguió repitiendo la pregunta. En total se
hicieron 264 microentrevistas a lo largo de 6 horas y media. La pregunta se reiteró en
cada una de las plantas de los almacenes, lo que permitió obtener una variada informa-
ción fonética.

CuADRO 3.3. Porcentaje de realización de [r] en fourth y floor, habla espontánea.


y habla enfática en empleados de tres grandes almacenes de Nueva York

(/) (JI) {!) (JI)


[rj en (r] en [rj en [r] en
.Almacén fourth fourth floor floor

Saks 30 40 63 64
Macy's 27 22 44 61
Klein 5 13 8 18

3. Elabore una relación de diez rasgos, como mínimo, en cuyo u8o se pueda dar un
patrón de estratificación discontinua dentro de su comunidad de habla.

4. Elabore y comente una relación de elementos fonéticos, gramaticales y léxicos


que se consideren característicos de los hablantes jóvenes de su comunidad de habla.

Orientaciones bibliográficas

Es conveniente la lectura del capítulo 2 del libro de William Labov, Modelos socio-
lingüísticos (Cátedra, Madrid, 1983), por tratarse de un texto clásico: «La estratificación
CAPÍTUL04

VARIEDADES LINGÜÍSTICAS

El concepto de variedad

El idioma latino conoce el idioma vulgar en cuanto al géne-


ro, pero no en cuant9 a hi especie, pues si Jo conociese específi-
camente, conocerla todos los idiomas vulgares, porque no hay
razón para que conozca uno más que otro; y así, todo hombre
que conociese ellatin podría conocer todas las lenguas vulgares.
Pero no sucede as!.

(DANTE ALIGHIERI, E/ convite, 1304-1307)

La sociolingüística centra una parte importante de sus preocupaciones en el estudio


de la variación y de las variedades lingüísticas. En otros capítulos hemos tratado la forma
en que se manifiesta la variación lingüística y el modo en que factores sociales y lingüísti-
cos interactúan y determinan esa variación. Ahora nos va a interesar la definición y carac-
terización de las variedades que se encuentran dentro de las lenguas naturales y que tienen
que ver con su uso social.
La primera dificultad que surge a la hora de estudiar las variedades lingüísticas es
la de fijar el propio concepto de «variedad». Para R. A. Hudson (1981: 31 y ss.), una
· variedad lingüística es una manifestación del fenómeno llamado lenguaje que se defi-
ne como un conjunto de elementos lingüísticos de similar distribución social. Dentro
de esta definición, ampliá donde las haya, quedan incluidas las lenguas de un hablante
o de una comunidad de habla, los dialectos, los estilos, los registros, las jergas y cual-
quier otra manifestación lingüística en la que se pueda observar un determinado uso o
valor social. Las variedades lingüísticas, así definidas, revelan problemas considera-
bles, según Hudson, a la hora de distinguir las que pertenecen a la misma clase (una
lengua de otra, un dialecto de otro, un estilo de otro) y para la delimitación de diferen-
tes tipos de variedades (lengua de dialecto, dialecto de jerga) (Moreno Femández,
1992: 64-68). Tal vez por ello se intercambian a menudo las denominaciones:.se habla
de dialectos sociales; las jergas también se llaman lenguas de grupo o registros; varie-
dades muy cercanas pueden ser consideradas como lenguas, mientras otras, lingüísti-
camente alejadas, se consideran dialectos de la misma lengua. 50 Por otro lado, una par-

SO. Por ejemplo, lo que se conoce como <<chinm) es un conjunto de variedades llamadas dialectos (man-
daren, cantonés, quejiá, hunanés, minnán, etc.), en general mutuamente ininteligibles y para los que se puede
- ---- ·~•"" •- ..., ~""""' ..... . . . ----~- " - -·~ - ----o:o ---.... . . ..._..._,'.J.J.L'\ U.í:.LJ LJ~.o"u v¿·~.t...~ LA V A.KIAClON EN LA LENUUA 93

ticular distribución social puede hacer que una lengua funcione solamente en un grupo los que se afirma que los dialectos no existen (Iordan, 1967: 255, 352), pero sus argumen-
social o en un estilo detenninados. . tos siguen siendo esgrimidos por muchos investigadores. La legitimidad del concepto de
Charles A. Ferguson (1971: 30) propuso una definición de «variedad» con un carác- «dialecto>>se niega sobre el hecho, bien cierto, de que es muy dificil marcar sus fronteras.
ter bastante más concreto que la de Hudson: una variedad es un conjunto de patrones lin- pero si esto es verdad, también lo es que la historia y la homogeneidad lingüísticas hacen
güísticos lo suficientemente homogéneo como para ser analizado mediante técnicas que existan diversas clases de variedades y, además, en las hablas de todo territorio conflu-
lingüísticas de descripción sincrónica; tal conjunto estaría formado por un repertorio de yen ciertos factores extra o paralingüísticos que permiten que esas hablas, con tmos carac-
elementos suficientemente extenso y podría operar en todos los contextos normales de co- .teres determinados, puedan ser consideradas como dialectos. Entre esos factores se en-
municación. Siguiendo al pie de la letra esta definición, serian variedades las lenguas, los cuentra el prestigio, aparte de la vinculación a una geografia (Alvar, 1990; 1996b: 15-21).
dialectos, incluso los sociolectos, pero tal vez no lo serían los estilos, que podrían interpre- Los hablantes suelen tener una clara conciencia del prestigio de su variedad y de h\
tarse en todo caso como manifestaciones de una determinada variedad. distancia que la separa, en el uso y en la interpretación de la variación sociolingüística, de
Ahora bien, tanto si ·se trabaja con definiciones amplias como si se hace con defmicio- otras variedades. En este punto el concepto de «comunidad de habla», manejado por la so~
nes más estrictas, lo habitual es tratar las variedades como conjtmtos de elementos o de pa- ciolingüística, puede ser de gran utilidad: los miembros de una comunidad de habla no
trones lingüísticos asociados a factores externos, sean contextos situacionales, sean ámbitos sólo comparten un código o una variedad lingüística, sino que juzgan, valoran e interpre-
profesionales, sean grupos sociales, sean áreas geográficas. En el manejo del término varie- tan de forma semejante las variables que permiten diferenciar sociolingüísticamente a sus
dad; los inconvenientes que acarrea la inconcreción conceptual pueden verse compensados hablantes (Labov, 1972: 175 y ss., 353 y ss.). Los individuos, al hablar entre sí, son capa-
por la comodidad que supone evitar el uso de otras denominaciones que, en determinados ces de distinguir los que pertenecen a su misma comunidad de los que son ajenos a ella: los
casos, pueden ser conflictivas, como ocurre con los términos lengua y dialecto, cargados, a limites de una comunidad pueden ser locales, regionales, nacionales o incluso supranacio-
veces, de valores connotativos muy complejos. Junto al término variedad, buscando la mis- nales y sus miembros generalmente conocen el perfil de la conducta lingüística que los ca-
ma ínconcreci6n o neutralidad, también se ha utilizado el término lecto. Los tipos de varie- racteriza. Por este camino podría llegarse a aceptar la existencia de los dialectos, dado que
dades con los que trabaja la sociolingüística son relativamente heterogéneos; los principales los hablantes pueden sentirse miembros de una comunidad dialectal, desgajada de otras
52
son las lenguas, los dialectos, las hablas, los sociolectos y los estilos o registros. comunidades que usan la misma lengua, pero sin una fuerte diferenciación.
Es evidente que, aunque una persona tenga conciencia de su pertenencia a una comuni-
dad, también es capaz de identificar dentro de ella variantes internas de carácter geolingüís-
Lengua y dialecto tico o sociolingüístico, así como de reconocer cuáles son los usos más prestigiosos de su va~
riedad y de apreciar las relaciones históricas de su habla con otras hablas. Del mismo modo,
· Las definiciones que se han propuesto para los conceptos de «lengua» y «diale«;<to» los miembros de una comunidad tienen una idea de la homogeneidad de sus caracteres lin-
han sido muchas y diversas. Desde un punto de vista rigurosamente lingüístico, no existen güísticos y distinguen qué rasgos los acercan y cuáles los separan. En otras ·palabras, los ha-
evidencias ·que justifiquen la distinción entre lengua y dialecto, por lo que resulta obligado blantes saben si su instrumento de comunicación es un habla local o si coincide, en mayor o
recurrir a criterios extralingüísticas, si se quiere mantener. 51 Algunos autores, sin embar- menor grado, con las hablas de otros lugares, si tiene prestigio o no lo tiene. Como conse~
go, han evitado la diferenciación negando simplemente la existencia de los dialectos. A fi- cuencia de lo anterior, se puede afirmar que un dialecto existe cuando los hablantes se consi-
nales del siglo XIX, Gaston Paris y Paul Meyer llegan a la conclusión de que los dialectos deran miembros de una comunidad de habla dialectal circunscrita a un determinado territo-
no existen como entes autónomos, aunque se pueda hablar de la manifestación de la len- rio, es decir, cuando consideran que su variedad está suficientemente diferenciada de otras y
gua como ·un continuum dialectal: sólo existen conjuntos de rasgos lingüísticos que se cuando interpretan y valoran de forma semejante la variación sociolingüística.
combinan de forma diversa coincidiendo algunos de ellos en un territorio y combinándose Ahora bien, admitiendo la existencia teórica y práctica de los dialectos, es obligado
de modo distinto en las áreas vecinas. Frente a esta concepción, Graziadio Isaia Ascoli de- preguntarse por su definición y por la definición de los conceptos colindantes: «lengua»,
fiende vehementemente la existencia de los dialectos, adoptando un crite¡jo en el que pre- «habla regional», <<habla local». En este punto, y recordando la naturaleza extralingüística
domina la síntesis sobre el análisis fragmentario. de los argumentos que nos van a permitir distinguir todos esos conceptos, somos partida~
· Es cierto que quedan ya muy lejos los trabajos de Gaston París --o de Wenker- en
. ríos de seguir las definiciones propuestas por Manuel Alvar, entre otras razones porque
pueden aplicarse a las situaciones de las grandes lenguas de cultura, incluido el español
utilizar una sola modalidad escrita (tradicionalmente el wen-yan, lengua literaria escrita; modernamente el pu
(1983: 56-88). Para Alvar una lengua es
long hua).
51 . E~ cad~ lengua, los concept~s de «lengua» y «dialecto>> pueden. tener unos valores particulares. En
el sistema lingüístico del que se vale una comunidad hablante y que se caracteriza por estar
inglés, la fonna dialect a menudo se hace equivalente a sub-standard o a non-standard y la definición tradicio- fuertemente diferenciado, por poseer un alto grado de nivelación, por ser vehículo de una im~
nal de standard language es la de dialecto (dialect) que se impone sobre otros dialectos (Sturtcvant, 1917: 157). ¡10rtante tradición literaria y, en ocasiones, por haberse impuesto a sistemas lingüísticos de su
En francés, dialecte es una variedad regional de una lengua, variedad asociada nonnalmente a una tradición lite- mismo origen.
raria, mientras que patois es la variedad regional, nonnalmente de carácter local, que carece de tal tradición y en
la que no se reconoce prestigio alguno (Chaurand, 1972; Guiraud, 1978). En italiano, se distingue el italiano, 52. La idea de comunidad que aquí barajamos no está necesariamente asociada a la de núcleo de pobla-
como lengua general, de los dialetti, desarrollos regionales a partir dellatln (De Mauro y Lodi, 1993). ción, sino que puede exténderse a un territorio más amplio. Véase capítulo l .
.L..n. v AKLALlüN EN LA LENUUA

El dialecto, sin duda el concepto más controvertido, es definido por Alvar de la si-
guiente forma: CUADRO 4.1. Tipos de variedades, según W. Stewart (1968)

Atributos
Sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, normalmente
con uria concreta delimitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de 1 2 3 4 1fpo
origen común. De modo secundario, pueden llamarse dialectos las estructuras Iingüfsticas,
simultáneas a otras, que no alcanzan la categoria de lengua.
+ + + + Lengua estándar
+ + + Lengua clásica
En un nivel inferior al del dialecto, referidos a realidades más concretas, estarían + + Lengua artificial
dos tipos de variedades que Alvar denomina habla regional y habla local y que se defi- + + + Lengua vernácula
nen así:
+ + Dialecto
+ Lengua criolla
Habla regional son las peculiaridades expresivas propias de una región determinada, Lengua pídgin
cuando carezcan de la coherencia que tiene el dialecto. [... ]Habla local es la estructura Jin"
güística de rasgos poco diferenciados, pero con matices característicos dentro de !a estructu- 1 = ~~darización; 2 = autonomlas; 3 - historicidad; 4 =vitalidad.
ra regional a la que pertenece y cuyos usos están delimitados a pequeñas circunscripciones
geográficas.
olicéntrica, que se da cuando conviven simultáneamente v~as normas. Por o!~de~~i!~
pstandarización puede ser endonorniativa, si las normas estan basadas en ; l d de
En lingüística -la lingüística que se ocupa de los uso~ y los hablantes- siempre se :Wstico del propio país, o exononnativa; si las normas están basadas en mo e os, e uso
ha coincidido acerca de la dificultad que supone dictaminar si una variedad debe ser consi-
derada como lengua, como dialecto o como habla. Para ello hay que realizar investigacio-
nes que se ocupen de diversos aspectos: en primer lugar, es imprescindible la caracteriza-
otro ~)otr~pa~;;~~mía es atributo de los sistemas lingüísticos únicos e ~depend;entes.
d' t' . s ún Stewart entre lenguas y dialectos, o que
cri~erio es el1que pe~!:l~~~~~t:~ la hora d; ofrecer una explicación teórica,
.
ción lingüística del territorio y el descubrimiento de las isoglosas que allí se dan cita; tam- Este
bién es necesario averiguar su filiación histórica y llevar a la práctica un análisis sociolin-
güístico, acompañándolo de estudios de actitudes lingüísticas. Determinar si una variedad
=~~=~~~el grado de auton~mia de que disfruta~ variedad "':'!:
las variedades no sólo pueden ser aut?nomas o. mdependientes; tambten pueden ser r
00

es dialecto o no lo es resulta difícil, pero se complica más cuando se carece de datos bási-
vamente autónomas o relativamente mdependtente~. .. . 'd n re-
cos sobre las isoglosas, sobre la historia, sobre la distribución sociolingüística de los fenó-
menos y las actitudes de los hablantes.53 ) ,. La historlcídad se aprecia en los sistemas hnguistlcos que son o se ~onst '::; .

s~dltaaddo ~ =oen~er~igada
e 11 gular a lo largo del tiempo. Generalmente, la noctón de ston-
.de a la de tradición nacional o étnica; con otras palabras, la
Clases de lenguas
c1 vtene m
historicidad se relaciona estrechamente con factores extrarm gili's fe
1 o s y' en parte: depende
l
de la idea o las creencias queJos hablantes tengan sobre los orígenes de. su propta en~~~
· d) Por último, la vitalidad tiene que ~er co.n el uso real de ~a vanedad P:: ~~~bu-
Bajo el rótulo de lengua se reúnen diferentes tipos de variedades lingüísticas que me- 'dad de hablantes nativos. La eXIstenctade una comuntdad s~pon~ .
recen una caracterización y un comentario pormenorizados. William Stewart llegó a pro- una comunt
ción de tales hablantes en un espacio geográfico mas , o menos amplio y la apanctón de mo-
poner en 1962 cuatro criterios o atributos que permitirían establecer una tipología lingüís- delos de uso diferentes.
tica suficientemente clara y sencilla, aunque no exenta de problemas: estandarización, au-
tonomía, historicidad y vitalidad.
S. . stos atributos en términos de «presencia» o «ausencia»(+ / -), pod:-
1 se maneJan e . r gili .
mos combinarlos para caracterizar diversos tipos de vanedades m stt~ autóno-
su mayona
a) La estandarización consiste en la codificación y aceptación, dentro de una co-
llamadas lenguas (Cuadro 4.1 ). Ejemplos de lenguas es~dares --estan ' . nse-
munidad de hablantes, de un conjunto de normas que defmen los usos correctos: artogra- italidad- pueden encontrase fácilmente por todo el mundo. pe
histo~cas
. , .
fía~ gramática y diccionario. Cuando una lengua determinada es hablada en varios países mas, y con v , , el es añol S4 Las lenguas clásicas, que ya no son ha-
surge la posibilidad de distinguir dos tipos de estandarización: la estandarización mono- mas en el mglés, el ~¿~·;~al=Íido ~igue~y cumpliendo funciones culturales de p~­
céntrica, que supone la aceptación general de unas mismas normas, y la estandarización bladas por una comum • . han 'do ara la cultura mundial el sánscn-
mer orden: baste p_ensar e_n la impo~cLta q~e t::ficfales -sin historicidad, sin vitali-
to, el griego, ellatin o el arabe clástco. as enguas
53. Una buena parte de la sociolíngüística italiana ha girado en tomo a los problemas que supone la de-
limitación de los conceptos de «lengua» y «dialecto>>. La situación italiana pone a disposición de los miembros
de las comunidades de habla un código de uso local, hablado e infonnal (al que se suele denominar dialecto) y la d nos arece el más adecuado aplicado a la situación
54. El uso que se hace de la palaOO:a están ar no } 1 sim le hecho de contar con una·gramática;
lengua nacional como código de uso «estándar>>, escrito y fonnal, con posibilidad de gradaciones y combinacio-
nes intennedias (registros y variedades dentro del dialecto y dentro de la lengua) (Berutto, 1974).
del
una español hablado
ortografia ~o~úiiiil;ente,
y un dtcc10nano o a salvo
una mos~s~·~:~ec~~~:;~~
a1 c~eado; ex-profeso que aún no existe de fonna
consolidada.
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 97

dad-;-~ue~e~ crearse con fine~ m~~ ~versos: .uno de ellos podría ser el deseo de promover
un codí~o umco para la comumcac10n mternact?nal, que subyace a la propuesta del esperan- pérez, 1997; Casas, 2003). Según Coseriu, dentro de cada dialecto es posible encontrar dife-
t~, por ejemplo. Las lenguas vernáculas son vanedades aprendidas normalmente en la infan- rencias de nivel y de estilo; a su vez, entre estas unidades también es posible encontrar fron-
cta como leng~a materna, pero q~e cru:ecen de una norma prescriptíva, tanto en la ortografia, teras diferenciadoras: entre distintos dialectos existen isoglosas diatópicas; entre diferentes
como en ell~xtco o en la gramática: eJemplos de ello pueden ser numerosísimas lenguas in- niveles, isoglosas diasiráticas; entre estilos distintos, isoglosas diafásicas. La unidad sintópi-
dígenas de Africa o d~ Amé~ca. Cuando, además de no contar con una norma establecida, ca, sinstrática y sinfásica recibe el nombre de lengua funcional.
no se da ~a autonorma sufict~te respecto a variedades de un mismo origen 0 a la lengua de Por lo general, para lo que Coseriu llama niveles, la sociolingüística suele hablar de
procedencta,._estamos ant: el tipo llamado dialecto (pensemos en los dialectos de lenguas sociolectos o de dialectos sociales, que se pueden definir como manifestaciones de un dia-
como el espanol o ~1 ~leman): Las l~nguas criollas y las lenguas pidgin se deben ambas a un lecto, vamos a decir «geográfico», en un grupo social determinado, especialmente cuando
desar:ollo caractenstico de ct~os ttpos de contactos lingüísticos y sociales, que dan lugar a el grupo social se caracteriza por adscribirse a un nivel socioeconómico o sociocultural de-
soluctones. en las que s¡;: co~bman el vocabulario de una lengua con la gramática de otra terminado. Partiendo de esta definición sería posible encontrar, dentro de una comunidad
(véase capttulo 1.6). En los pn~eros estadios de esos contactos, cuando aún no h~ apareci- en la que se utiliza un dialecto dado, un sociolecto alto (para el nivel sociocultural alto;
'!o~bl~tes. nativos d~ la. vanedad, su:gen las lenguas pidgin (pidgin ingleses de Asia·y también nivel culto), un sociolecto medio (para el nivel sociocultural medio) y un socio-
Africa;.~zdgm fula Ypzdgm sango de Africa occidental); cuando el contacto se prolonga lecto bajo (para el nivel sociocultural bajo; también nivel popular), aunque, del mismo
Yestabthza, dando lugar a tm.a.c~munidad de habla, nacen las lenguas criollas (papiamento modo, sería posible hablar del sociolecto de los hombres o del sociolecto de los jóvenes,
~e Curazao, chabacano de Fthptnas, criollo francés de Haití) (Matthews, Polinsky y Coro- para los grupos sociales formados por hombres y por jóvenes, puesto que no dejan de ser
7
ne, 1996). · manifestaciones lingüísticas adscritas a unos grupos sociales determinados.5
Entre los inconvenientes de una tipología como la que se acaba de ofrecer destaca el Respecto a las cuestiones tratadas en el páJ,Tafo anterior, Eugenio Coseriu ha dejado
hecho de .q~~ se tratan en té~os absolutos (presencia-ausencia) algunos atributos que, muy clara su opinión. En primer lugar, con referencia al uso de la denominación dialecto
por defimcton, pueden relattvtzarse, como la historicidad 0 la autonomía.ss social,58 Coseriu ha señalado que es cierto que todas las unidades menores que se distin-
guen dentro de una lengua histórica podrían llamarse dialectos, incluidos los niveles y los
estilos, sin embargo, cree conveniente mantener diferenciados los dialectos espaciales de
Dialecto, sociolecto y nivel los demás modos de hablar, dado que estos dialectos -para quienes habría que reservar en
exclusiva el término dialecto- suelen ser sistemas completos desde el punto de vista fóni-
· . ~i c~~cebimos los dial~ctos como sistemas de signos, normalmente con una concreta co, gramatical y léxico, m ientras que los niveles y estilos de lengua son, generalmente, sis-
de~tmttactOn. ~e?gráfic~ Y SI~ una fuerte diferenciación frente a otros de origen común, temaS incompletos, que conciernen sólo a aspectos parciales, aunque a veces sean muy im-
extste ~a postbthdad de 1dent1ficar dentro de ellos otro tipo de variedades Jingüístic~s, cir- portantes. Por otro lado, siendo posible el funcionamiento de un dialecto espacial como ni-
·cunscntas a. grupos ~e hablantes de comunidades dialectales. Para entender adecuadamen- vel o como estilo de lengua -por ejemplo, el alemán y el ruso en los Países Bálticos hasta
te esta realidad es ~portante tener en cuenta dos circunstancias: en primer lugar, que la Primera Guerra Mundial o el francés en Prusia y en Rusia a finales del siglo xvm-, es
. cuando se habla de dza~ecto se e.stá haciendo referencia a una modalidad concreta de una impensable que un estilo pueda llegar a funcionar como nivel o que un nivel lo haga como
lengua Yqu~ esa modahdad no tiene por qué estar desprestigiada (es el caso, por ejemplo, dialecto. Coseriu prefiere, por tanto, no hablar de dialectos sociales, y compartimos su
de la mod~dad castell~~ dentro de la lengua española); en segundo lugar, que este con- opinión, dado, además, que no es apropiado mantener un paralelismo entre dialectos espa-
cepto de «dialecto» esta vmculando un sistema a una-geografía, por lo que también se ha- ciales u horizontales y dialectos sociales o verticales: son entidades situadas en planos di-
bla de geolecto. ferentes.
~u~~ Eu~e~io Coseriu. (1981) declara la existencia de variedades dentro de las len- Finalmente, con .la mirada puesta en la investigación sociolingüística, es importante
~as histonc~, d1stt~gu.e tres ~pos ~~entales ~e diferencias internas: diferencias díató- partir de la idea de que la lengua hablada en una comunidad refleja un dialecto o una varie-
pzcas (geograficas), diferencias dzastraticas (soctales) y diferencias diafásicas (situacio- dad geográfica determinada. Por eso se puede formular el siguiente principio:
nales). A c~a ~a. de~ clases .de di~erencias les corresponden tres tipos de sistemas, más
0
~enos ~1tanos. las umdades smtóp1cas, a las que denomina dialectos, las uniüades sins- Principio del dialecto.
trátJ~ o mveles de lengua (nivel culto, nivel medio, nivelpopular) y las unidades sinfásicas
o estilos de lengua (le~guaJe solemne, lenguaje familiar, etc.) (Lorenzo, 1991; Femández
57. Eugenio Coseriu incluye entre los estilos de lengua los llamados lenguajes de grupos, que pueden
distinguirse en unos mismos niveles socioculturales o independientemente de ellos. Asf, los lenguaJes de los
t5~. ~~steriormente R. T. Bell (1976: 147-154) propuso la consideración de tres atributos más para una hombres, de las mujeres, de los adultos, de los niños o de ciertos grupos profesionales serían, para Coseriu, esti-
~arac ~~za~¡ n adecuada del. concepto. de «lengua»: reducción, mezcla y normas de facto. La reducción se re- los de lengua diferentes. En nuestra opinión, sin embargo, los grupos fotmados por hombres, por jóvenes o por
Jcre 8. ec 0 de ~ue una vanedad particular sea considerada-por los hablantes como una sub-variedad de otras ciertos profesionales no hacen uso de estilos distintos sino de niveles o socio/ectos diferentes, puesto que dentro
(por CJernplo, lasJerxas). La mezcla se refiere al sentimiento de los hablantes sobre la «pureza» de la variedad de cada uno de ellos se pueden descubrir diferencias diafásicas, a veces notables, motivadas por condiciones si-
que hablan. Las normas de Jacto s~ refieren ~ la conciencia de los hablantes sobre el buen y el mal hablar. tuacionales o contextuales distintas. Es cierto, sin embargo, que estas· diferencias di afásicas no se manifiestan
56. Cuando se presta atenc1ón a las diferencias del nivel fonético se habla de diferencias de acento. de la misma fonna en todos los grupos sociales.
58. Denominación utilizada por Trudgill (1974b)¡
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 99
El dialecto es una propiedad de una comunidad
El modelo de selección de códigos está constituido por dos conjuntos: las variables in-
. De este principio. se desprende que cada hablante nat·1vo t'tene e¡ m1smo
· ·· d e acceso
ttpo dependientes -es decir, los factores que entran en juego en la selección de un código-- y las
a1d1alecto - a la vanedad, la. lengua- de su comunidad y e¡ m1smo · · ·
conoc1m1ento sob re él variables dependientes -las manifestaciones posibles; es decir los códigos disponibles.
que. .los demás hablantes
. nat1vos
. de la misma comunidad . as 1 tcu tades para ¡a 1'd entífi-
L d'fi 1 ·
cac!On y el estud1o de los dJalectQs surgen cuando se dan ·1 ·
. . . c1 a en un mismo 1ugar en un mis- En líneas generales, comparten este punto de vista la etnolingüística preocupada por
mo nucleo urbano, hablantes nattvos de variedades difiere t 1 'd
· ¡ h' · n es, como es e caso e muchas ]os cambios de código (Gumperz, 1964; G Sankoff, 1972) -a la que haremos referencia
cap1ta es 1spanoamencanas que reciben población de origen rural L. · 1' ... ·
dna· tar · d .
es mteresa a tanto en el estudio del dialecto que se e 'd
· a socto tnguJsttca po-
· eri el capitulo 15-, la lingüística praguense60 o la teoría del registro de la sistémica, for-
'd d ( 1 - onst era caracterfsttco de una mulada por M. A. K. Halliday (Halliday, Mclntosh y Strevens, 1964; Gregory y Carroll,
comum a e espanol de X) como en el estudio del encuentro d d' ¡
t rod · d . e ta ectos que se pueda es- )978). Entre todas ellas destacarnos la última, la«teoría del registro» de Halliday.61
ar ~ ucte~ o en un lugar determmado (el español en X) (Caravedo 1990· 17-32) El
tudto d~ un d1alecto siempre requiere el análisis de una comunidad pu~sto q~e es ahf.d eds- Halliday asocia los conceptos de «dialecto» y de <<registrO)) -no habla de estilo- y
se manifiesta. ' . on e los considera como manifestaciones lingüísticas dependientes, la primera, de los usuarios,
de los hablantes, y la segunda, de los usos que se den a la lengua.62 Los registros, por tanto,
dependen del uso que se haga de la lengua en situaciones concretas, mientras que los dia-
Estilo y registro lectos se identifican en función de sus usuarios. Las variaciones de registro dependen, para
la sistémica, de las siguientes dimensiones:
Es m~nester, pues, hablar de un modo a~ropiado a las cir-
cunstan.~tas. Los retóricos incluyen todas las circunstancias de a) El campo del discurso: se refiere al contexto en que se hace uso de la lengua y de-
una accwn en este verso: quis, qui, ubi. quibus·auxilíis, cur, uo- pende del tema tratado (discusión científica, vida cotidiana) y de la actividad que desa-
modo,quando. q
rrollan el hablante y sus interlocutores (por ejemplo, labores domésticas, seminario acadé-
mico).
(IGNACIO LUZÁN, Arte de hablar, 1723-1736)
b) El modo del discurso: se refiere al canal de comunicación, al medio o «modO)) en
Aunque los témrin?s estilo Yregistro son utilizados muchas veces como sinónimos _ que se produce la actividad lingüística, incluyendo la distinción primaria entre lengua ha-
blada y lengua escrita.63
rece ~C:Cuado Y,c?nvemente hac~r un uso diferenciado de ambos y evitar la confusión e~~=s
·

exposiciones ~ncas. En este eptgrafe hablaremos de estilo y de variación estilfstíc e) El tenor o estilo del discurso: se refiere al tipo de relación que existe entre los
hacer referencta a los usos lingüísticos que se definen en función d 1 ·tuac· . a para participantes en un proceso comunicativo; a este respecto, la distinción primaria y funda-
to C ' ti C d b e a Sl tOn Y e1contex- mental es la de estilo educado y estilo coloquial.
omuruca v?s.. uan o ablemos de registros lo haremos siguiendo a los autores u ·
lo prefieren, pz:ttctpalmente a !Jalliday, y haciendo las aclaraciones pertinentes. q e ast
·· 1' No.. ,es·postble entender bten la variación estilística si se presct'nde de 1a vanact
· 'ó
n so-
cto tngutsttc~, como no ~e puede dej.ar ~~lado la variación estilística, si se quiere Ile ara ·60. B. Havránek (1 964), por ejemplo, vincula la variación lingülstica a las funciones comunicativas del
una correcta mterpretactón de la vartacton sociolingu"ística La esti'lí .: d 1 1 g lenguaje. A cada estilo funcional le corresponde un «lenguaje funcional»: coloquial-familiar, técnico-especiali-
trib ., · · . suca e a engua con-
. uye a una correcta valoracton de la diversidad sociolingüística q · 1 zado, científico, poético. Dentro de estos estilos, se pueden distinguir los que dependen de la función lingüística
nidades de habla.59 ue encierran as comu- predominante (exhortativo, expresivo, informativo) y los que dependen de las situaciones comunicativas (pri-
vado-informal, público-formal).
. C. Lefe~V:e agrupa las ~ociones de estilo que han manejado los especialistas en dos 61. A esta relación puede añadirse el modelo de J. U re y J. Ellis (1974). Ure y E!lis hablan de registros
~po¡ ~e teonas .. las que constderan los estilos como códigos diferenciados y aquellas que y pretenden ofrecer un análisis y una clasificación de los hechos que son relevantes en determinados contex-
os e me~ partiendo de~ est~lo básico, el llamado vernáculo. La teoría ue me'or _ tos. Los registros vienen definidos por el modo en que se relacionan unos usos lingüísticos y unas dimensio-
sen~a la pnmera tendencia (esnlos como códigos) es la teoría de la acom~acz'o'n1 e repr~ nes situacionales. La dimensiones que tienen en cuenta son el medio y la circunstancias fisicas (que dan lugar
a modos lingüísticos diferentes), las relaciones personales y sociales (que dan lugar a diferentes grados de
catzva o de la d t · • omum-
1. . a ap aczon, propuesta por H. Giles y sus colaboradores (1975· Shepard, G' formalidad), el tema o la materia tratada (pueden ser campos diferentes) y la función social del intercambio
es Y_L~ Potre, 2001 ), a. la que más adelante prestaremos una mayor atención:' cada estil t- lingüístico. Estas dimensiones permiten crear una serie de pares conceptuales que·caracterizarían los discur-
un codigo d~.I que se dispone para transmitir información sobre los propios hablantes ~: sos desde el punto de vista de los registros: preparado/no preparado, íntimo/distante, especializado/no espe-
bre la relac10n que establecen con sus interlocutores y sobre la situac' · · '· cializado, literario/no literario, conversación/no conversación, etc. Para U re y Ellis, un registro es una varia·
(Coupland., 1980). SegúnLefebvre (1983: 326): ton comurucattva ción situacionid constituida por una selección-de preferencias de entre el total de opciones lingüisticas que
ofrece una lengua específica.
62. Es muy importante distinguir las diferentes acepciones que el término registro tiene dentro de la so-
cio lingüística: primero, corno estilo de lengua (variedad diafásica); segundo, como lengua de grupo profesional
(equivalente a jerga o a tecnolecto ). Coseriu llama registros idiomáticos a las manifestaciones de la lengua que
obedecen a factores culturales, ·o de otro tipo, y a conexiones muy diversas: lengua hablada, lengua escrita.
63. Distinción que no tiene por qué ser privativa. Podría habiarse de la éxistencia de un continuum «len-
gua hablada-lengua escrita>> a lo largo del cual' se disponen muy diferentes manifestaciones lingüísticas (Bustos
Tovar, 1995; Payrató, 1997).
1Vl

Por lo que respecta a la dimens_ión del tenor, es bastante improbable que puedan ais- ador, los tipos de interlocutor, la relación que éstos mantienen con lo~ hablantes Y el con-
larse registros discretos Ybien definidos. Esta dimensión funciona como un continuo en el ~e"to. comunicativo, para conseguir materiales pertenecientes a unos ~tilos Yno a otros. To-
que es complicado identificar un núme~o. preciso de registros. En general, depende de cada dos esos elementos son conjugados por Labov para evitar la parado]~ del observ~or. . ,
lengua qué tipo de relación entre partiCipantes son relevantes lingüísticamente y en qué Más arriba hemos presentado dos notas caracterizadoras del_estilo: e~ una d1mens10n
medida se reflejan estas relaciones en la gramática Yel léxico: cada hablante tiene a su dis- · ada longitudinalmente en una escala de múltiples grados mtermed10s; además, esa
posición una escala continua de modelos Yde unidades, de la cual selecciona, para cada si- orgalanai~s un refleio una proyección, de la dimensión sociolingüística. Esto supone que no
tuación, el modelo apropiado. ese :~ ' . . d 1 t
lo s hablantes de un sociolecto tienen el mismo grado de conocmuento e as carac e-
t odos ' ¡· "tad 1
Las ideas de Allan Bell también participan de la corriente o tendencia que hemos lla- rísticas de los demás sociolectos de su comunidad y que, c~t~ mas ~ , ?es e acceso
mado estilos como códigos al aceptar como fundamento la teoría de la acomodación, pero
1os sociolectos comunitarios, más pobres resultan las posibilidades est1hst1cas de un ha-
se apartan de ella en puntos concretos, para otorgar una importancia notable a lo sociolin- ablante. El canibio de estilo supone una coincidencia co~ ~os. usos 1·mgwsncos
··• · de_~tros so -
güístico. Bell, en su teoría de la audiencia (1964; 2001 ), define la variación sociolingüís- ciolectos, pero en un plano diferente. Las varie~des estihs~c~ s~~ ~a proyecciOn_de las
tica como un fenómeno interindividual Y la variación estilística como una fenómeno in- ariedades sociolingüísticas, pero no son las vanedades soclDlmguisticas. ~n los ~stilos se
traindividual, de tal forma que la selección de un estilo por parte de un hablante supone la ;ejlejan los sociolectos, 66 ~unque la variab!lidad.~stilíst~ca es ~s compl~~a, debido a q~e
adaptación de sus usos lingüísticos a alguna de las posibilidades sóciolingüísticas que se valoran factores que no aparecen en la dtmensiOn soc~al y deb1d~ tambien a que lo~ .esb~
ofrece su comunidad. Al analizar cuantitativamente las frecuencias de uso de ciertos ras- los, a la vez que sirven para decir lo mismo de mane~a diferent~ (ruvel fo~l), tamb1~n se
gos lingüísticos en un estilo se observa a menudo que coinciden con las habituales en un manejan para decir cosas distintas de maneras · div~as (ruvel semántico) (Halhday,
determinado grupo social para esos mismos rasgos. Esto significa que, en cierto modo los Mclntosh y Strevens, 1964; Coupland, 1980; Ure y Elhs, 19?4). . . .
sociolectos pueden funcionar como variables estilísticas, pero no en el plano sociolin~üís­ · Por otra parte, compartimos con Labov (1966: .84-85) la 1d~a ~~que ~1 esti~?· enten~­
tico (interindi vidual), sino en el plano intraindividual. El estilo serfa, pues, una proyección do como una serie de alternativas lingüfsticas, no admite una factl identificaciOn Y.medi-
de la dimensión sociolingilistica. ción puesto que los límites entre unos estilos y otros son inexistentes o, al menos, Imper-
. En lo que se refiere a la segunda corriente o tendencia de estudio del estilo, la que da ceptibles. Hablamos de un parámetro gradual que repres~nta el .nivel de .ro~alidad .d~l
importancia a un estilo básico, el vernáculo, William Labov ha sido su más notable repre- discurso, considerando laformalidad como la conducta guiada_ p?r unos cntenos de maxi-
sentante. Para Labov ( 1966: 60-88), los estilos se ordenan en un solo parámetro -el grado mo respeto hacia las normas sociolingüísticas y hac.ia lo ~~estlgi?so. . .
de atención prestado por el hablante a su propio discurso- que formaría una escala con Ahora bien, al relacionar la formalidad con la dimenston soctal no es posible sostener
diversas posibilidades intermedias, con un grado mayor o menor de formalidad. Este mo- que necesariamente se produzca una ecuación del tipo
delo también propone la existencia de variables independientes (grado de atención presta-
do al discurso, clases sociales) y de variables dependientes (rasgos lingüísticos variables). orma/idad infonnalidad
Las teorías de Labov han sido seguidas con fidelidad en numerosas investigaciones sobre fi
----~~~-------=----~~~-------­
distintas lenguas y formulan los siguientes estilos: habla informal o vernáculo64 (casual rasgos de socio/ectos altos rasgos de sociqlectos bajos
speech), habla cuidada o formal (formal speech) --que se obtiene principalmente de la
lectura de textos y listas de palabras- Yhabla espontánea (spontaneus speech). Esta últi- Cada hablante y cada grupo social se mueven en unos márgenes estilís~cos propio~,
ma surge cuando, en una situación formal, como la de una entrevista, aparece un discurso cuyos límites inicial y final son siempre dos puntos cualesquiera pertenectentes a la dt-
originado por una interrupción, un inciso o una digresión. 65 inensión proyectada desde el plano sociolingüístico. . .
Es importante resaltar que la concepción de Labov; pese a la importancia que concede a Así en un hablante de nivel socio-cultural bajo (véase la figura 4.1 ), los rasgos de su e~­
la figura del hablante, no ignora el peso que tienen otros factores en la variación estilística. lo más c~dado 0 formal pueden corresponderse con los de los niveles medios o altos de la di-
Prueba de ello es que el tema tratado en las entrevistas se tiene en cuenta, por ejemplo, para mensión social (b2, b3), pero, en ocasiones, no se alejarán demasiado de los límites refleja~s
conseguir un discurso cercano al vernáculo. De la misma forma, en los trabajos reunidos en por su propio sociolecto (b 1). En un hablante de ~vel socío~ultural ~to, los rasgos de su estilo
Language in the Jnner City sobre el inglés de las personas de raza negra (Labov, 1972b), se menos cuidado pueden coincidir con los de los ruveles medios o bajos (~2,_ a3), a~que puede
_deja ver con claridad la necesidad de atender a aspectos como las características del investí- ocurrir que sus usos informales no se alejen mucho de lo que es caractensbco del mv~l al~o ~
la dimensión social (a 1). Un hablante del nivel medio puede hacer uso de e~~tos lmgüfstl-
cos atribuidos a las clases altas para su estilo más formal y de elementos atribwdos a las clases
64. . Aquf el vernáculo se identifica ~omo la variedad q~e ap~recé en ei habla infonnal, pero también se
bajas para el menos formal (m3), pero su dimensión estilística ~formali~-informalidad) pue-
.
ha utilizado este término para hacer referencia al babia adquirida hasta la adolescencia (véase lo comentado a
propósito del factor «edad») y para aludir a variedades que no tienen fijadas sus normas, generalmente despres- de tener en los extremos características que reflejan las de los m_veles medios Y
6
ftos
(m2, 1), las
tigiadas o estigmatizadas. Estamos, pues, ante un término polisémico que puede provocar algunas confusiones. de los medios y bajos (m2,2) o limitarse a los usos de su prop10 grupo (ml).
65. A partir de las ideas de Labov se ha desarrollado la teo1·ía del mo11Úor, que intenta abarcar no sólo as-
pectos lingülsticos, sino también psicológicos, psico-sociológicos y comunicativos. La teoria ha sido propuesta 66. Sobre el modo en que se produce esa proyección y sobre la importancia que; en ese proceso, tiene la
por S. Krashen (1981). La interpretación que hace esta teoría de la noción de estilo también se basa en la aten- «evaluación>>, véase A. Bell (1981: 150-158). .
ción que el hablante presta a su propio discurso (Lefebvre, 1983: 323-324). 67. No obstante, son poco frecuentes los casos a3, m3 Y b3.
-~ ___ .,._ - - - - · ·- - - - - ·~·-. UV\...iVLUI.JlA UJ::.L LJ::.l~I.JU/UJ::. LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 103

Estilo informal EstRo informal ··ística general (Jakobson, Bühler), son el hablante, el oyente, el mensaje, el canal y
g~código. A eso hay que añadir el contexto situacional, la intención del hablante y la
eelación que mantienen
· 1os mter
· 1ocutores.
r En la variación estilística, cada factor comunicativo contribuye a reforzar de manera
1 diferente la formalidad o la informalidad del discurso. A su vez, esos f~tor~~ tienen ~y~r
.o. menor capacidad para determinar la forinalidad dependiendo de la s~tuacion co~umcati-

1 va g
eneral y del tipo de hablante o de grupo social de que se trate: en ciertas ocasiones será
. · 1
ás determinante el contexto que la relación personal entre los mter ocutores; en otras
:ndrá más peso el tema tratado que el contexto; en otras pued~ ser más importante la re~a­
ción que une a los inter~ocutores que el tema tra~do. ~sto podría llevarnos a una casuistica
NIVel social atto · Nivel social medio Nivel social bajo inabarcable, pero lo cterto es que e~ la comurucactón suelen dm:se pautas regulares de
comportamiento y parece que la meJor forma de ordena: l~s r~lac10nes entre los factores
F'IG. 4.1. Dimensión social y dimensión del estilo. comunicativos es tratarlos por separado. Allan Bell ha distmgwdo entre factores persona-
les y no personales. Así lo hacemos nosotros también.
Sin embargo, la mayor complejidad de .la variación estilística, respecto de la sociolin-
güística, se demuestra en otro hecho. Los cambios de estilo que se producen dentro de los 1. Factores personales
márgenes en que se mueve un grupo social tienen dos formas de manifestarse. La primera
de ellas es de naturaleza formal (fonología, morfología) y se manifiesta cuantitativamente; a) El hablante. El hablante ejerce un control sobre su producció~ l~güísti_ca_y
determinados rasgos aparecen más frecuentemente en los estilos formales que en los infor- por lo tanto es responsable de ella, aunque está sujeto a numerosas constriCCiones histo-
males o viceversa (p. ej.: inglés, la conservación del elemento velar de -ing; en español, rico-geográficas y sociolingüisticas.68 En lo que se refiere a_ la atención prestada p~r ~!
~onservación de la-s final de sílaba). Aquí es donde más fácilmente se confunden las va- hablante a su discurso, no parece que deba ser la base exclustva del concepto de estilo, .
riedades sociolingüísticas y las estilísticas .y donde se aprecia con nitidez cómo lo socioló- sino un aspecto más del proceso psicológico de producción lingüística: es un efecto psi·
gico se proyecta en lo situacional (A. Bell, 1981: 152-156): son formas diferentes de decir colingüístico dependiente de la forma en que se manifiestan los factores que co~curren
lo mismo. La segunda es de naturaleza semántica y se manifiesta cualitativamente: ciertos en una interacción. Si partimos de esta concepción, quedan justificados -y casi serian
elementos se utilizan en unos e·stilos y no en otros, según el asunto tratado en la conversa- imprescindibles-la recogida y el estudio de rasgos de los que los hablantes son plena-
ción o, en general, según las situaciones comunicativas en que se desenvuelven los hablan- mente conscientes, a los que se atribuye una especial significación social. Pensamos. e~
tes ( e.g. fórmulas de cortesía, léxico culto, técnico o estigmatizado, ciertas curvas de ento- rasgos lingüisticos como la presencia o la pérdida de la -d- intervocálica de los partici-
nación, etc.). Dicho con otras palabras, hay formas diferentes de.decir cosas distintas; por pios, el ceceo y el seseo o la conservación o pérdida de -s en los plurales de la lengua es-
eso es posible reconocer varios estilos cuando los márgenes estilísticos no van más allá de pañola.
lo .correspondiente a un solo grupo social (al, ml, b1). En tales circunstancias, son más re- Por otro lado, siempre existe la posibilidad de que la conducta lingüística del hablante
levantes los cambios de tipo cualitativo que los de naturaleza cuantitativa (Ervin-Tripp, no sea idéntica ante unas mismas circunstancias comunicativas. Ello puede deberse a la
1969; López Morales, 1977: 54-56). Además, hay expresiones que representan un cambio presencia de otros factores que más adelante comentaremos, aunque·siempre ~ue~ una
dé estilo para los hablantes de un nivel, mientras que no ocurre lo mismo para los de otro. parcela de la variación reservada a factores psicológicos Y_ a la estrategia co~un~cati~a de
Así, para alguien de nivel bajo, la simple utilización de fórmulas de cortesía como porfa- cada individuo en cada momento. Por esta razón. si se qmeren conocer las unphcac10nes
vor o gracias puede suponer el paso de un estilo informal a otro más formal. En conclu- sociolingüísticas del estilo es necesario trabajar con un número suficientemente amplio de
sión, los cambios de estilo pueden manifestarse a través de rasgos diferenciados cuantitati- hablantes y con unas situaciones comunicativas bien caracterizadas.
70
vamente,· cualitativamente o de ambas maneras. b) La audiencia. No cabe duda de que la teoría de la audiencia de Bell es la que
Las posibilidades estilísticas de una comunidad son tantas como puntos existen en más interés ha puesto en la figura del interlocutor y la que le ha concedido, junto a la teoría
la escala de la dimensión situacional. De ahí que sea tan complicado afirm~r, que hay
dos, tres, cuatro, cinco o más estilos y que sea prácticamente imposible determinar
68. A propósito de este factor, hay que recordar la importancia que Labov otorga a la consecución ~e la
dónde está el limite entre ellos (Joos, 1959). El grado de formalidad de un discurso de- variedad vemacularpor parte de los investigadores. Dejando las caracterizaciones a un lado, parece convemen··
pende del modo en que se presenten los factores implicados en la comunicación; no se te puntualizar que, si bien el vernáculo es el objetivo principal de la investiga~ión socio~ingüística (~ har.razo-
trata solamente de que el hablante preste mucha atención a su discurso o de que la nes suficientes para que lo sea), no puede tener tanta importancia en los estudiOS del est1lo. La locahza~¡on del
situación comunicativa sea formal. R. Caravedo (1990: 61) afirma que la unidad situa- vemacular de un grupo sirve para fijar una referencia en su escala estilistica, pero ahí no acaba el ~ab~jo: a?e-
más hay que explicar el mecanismo del cambio, delinú1ar las fronteras de estilo en cada grupo soc1al e identifi-
cional no garantiza la unidad estilística, porque los individuos y los grupos se compor- car unidades dentro de la dimensión (Labov, l 981: 5; L. Milroy, 1987b:.57 -60; Moreno Fernández, 1990: 66).
tan de manera diferente ante una misma situación .. La formalidad se desprende de la re- 69. Tampoco lo cree W. U. Dressler (1982); Romaine y Traugott (1985).
lación que se da entre los factores comunicativos. Esos factores, según nos dice la lin- 70. Bell, no obstante, prefiere hablar de «marcO)) más que de teoría propiamente dicha.
~n. v .M.itiALIUN bN LA LbNliUA 105

CUADRO 4.2. 1ipos de oyentes, según Bell (1984) den darse in praesentia (se sabe que hay un persona --"0 más- que puede cumplir la fun-
74
ciÓn de auditor o de oyente casual) o in absentia (no ~xiste interlocutor o bien existe pero
COJtocido Ratificado Interpelado funciona como oyente casual o como «curioso»).
+ Junto a su diseño de audiencia, Alan Bell propone lo que se denomina un «diseño del
Interlocutor + +
Oyente fonnal + + grupo de referencia» (referee design). Según Bell, el tema tratado y el contexto comunica-
Oyente casual + tivo pueden hacer que se produzca un cambio de estilo en el que esos factores se asocian de
Curioso ·un modo determinado a los miembros de la audiencia. Sin embargo, al mismo tiempo que
el estilo puede surgir como respuesta a factores como la audiencia, el tema o el contexto,
también es posible que su aparición se deba a una iniciativa del propio hablante, provocan-
de la acomodación, una mayor relevancia teórica.71 Bell distingue claramente cuatro tipos do, por su parte, un cambio en la situación. En estos cambios de estilo «por iniciativa del
de oyentes en los intercambios comunicativos, cuyos atributos y funciones aparecen en el hablante» los rasgos lingüísticos que aparecen suelen estar asociados a un grupo de refe-
cuadro4.2. rencia y pueden, por tanto, servir como un medio de identificación con ese grupo (Bell,
Según esto, el interlocutor propiamente dicho es el único interactuante, conocido, 2001).
ratificado e interpelado por el hablante. El lugar en que está situado cada miembro d e la En otro orden de cosas, es lógico pensar que tan importante como la función que cum-
audiencia predetermina, en buena manera, su capacidad de respuesta a los mensajes del ple cada oyente en una interacción concreta es el tipo de relaciones personales que man-
hablante:72 lógicamente la respuesta de una persona interpelada es más esperada que la tiene el hablante: ]a importancia de las características sociolingüísticas del oyente pueden
73
de un oyente formal, y la de éste más que la de un oyente casual. Hay situaciones, no pasar a un segundo plano si el vínculo entre el h;iblante y su interlocutor es estrecho (Bic-
·obstante, en las que un oyente formal o incluso un interlocutor tienen una capacidad de kerton, 1980). El mayor problema que presentan estas relaciones personales para el análi-
respuesta nula o mínima ante el discurso del hablante; son situaciones dadas, por norma sis del estilo reside en que ofrecen infinitas posibilidades: no se mantiene el mismo grado
general, en actos públicos: discursos políticos, conferencias o emisiones de radio y tele- de intimidad con todos los amigos, ni con todos los hermanos, ni siquiera con el padre o la
visión. Este aspecto está relacionado con otro que afecta directamente a las característi- madre. Si tuviéramos en cuenta las múltiples posibilidades de las relaciones interpersona-
cas del estilo: la naturaleza pública o privada de la conversación, aunque parece razona- les nos enfrentaríamos a una casuística inagotable.
ble incluir este rasgo entre las propiedades del contexto y no de la audiencia. Los tipos de Para calibrar el peso del tipo de relación interpersonal sobre el estilo es imprescindi-
audiencia que propone Bell ocupan posiciones diferentes dentro de un diseño de audien- ble trabajar sobre una tipología básica,75 que deberla ser tan simple y general como para in-
cia (fig: 4 .2). cluir, en la medida de lo posible, toda clase de relación. En la construcción de tal tipología,
Por otra parte, en las interacciones comunicativas, la «cantidad» de la audienc~a -el los conceptos de «poden> y «solidaridad>>, propuestos por Roger Brown desde 1960, se re-
número de personas que la componen- puede ser tan importante como su «calidad>>. Des- velan como unos instrumentos de gran utilidad (Brown y Gilman, 1968) (véase capítulo
de este punto de vista, las interacciones pueden ser bilaterales (dos interlocutores) o multi- 8). En principio, esos conceptos han sido utilizados principalmente para el estudio de las
laterales (más de dos interlocutores). También existen discursos monologados, que pue- formas de tratamiento, pero su aplicabilidad es mucho mayor. Partiendo de la idea de que
tanto el poder como la solidaridad pueden darse o no darse en una misma relación interper-
sonal (Ueda, 1982; Moreno Fernández, 1989a), llegamos a la conclusión de que el interlo-
cutor, cualquier miembro de la audiencia, puede mantener con el hablante uno de estos
cuatro tipos de relaciones:

A = + Poder- Solidaridad
B = + Poder + Solidaridad
C = - Poder - Solidaridad
D = - Poder + Solidaridad
Curlaeo. )
La tipología obtenida es sencilla, abarcadora y, por lo tanto, útil, especialmente
FJG. 4.2. 1ipos de audiencia (oyé'f!tes), según Be// (1984). para el estudio de la variación estilística. A todo ello·volveremos a hacer referencia en el
capítulo 9.
71. En algunos estudios de Labov (l972b: xiv) se maneja muy cuidadosamente el tipo de relación que
mantienen los hablantes entre si y éstos con el explorador. Por esa razón, utiliza investigadores de raza blanca y de
raza negra, externos al grupo social estudiado o pertenecientes a él, según las necesidades de la investigación.
72. Romaine y Traugon (1985: 15) distinguen entre hablante activo y hablante pasivo.
73. La categorla «curiosO)> se refiere a una persona que presencia (escucha) una interacción sin que los 74. Por ejemplo, el discurso de un locutor de televisión o de radio.
interlocutores lo sepan. 75. Esta relación es la que constituye el concepto de <denom manejado por Halliday ( 1978: cap. III).
LA V AR.IACIÓN EN LA LENGUA 107

CUADRO 4.3. Factores implicados en la variación estilística


II. Factores no personales

Los factores comunicativos no personales son, básicamente, el discurso y ei contexto. I. Factores personales
a) Hablante: . . .. .
- Características sociolingüisticas y pstcohnguisticas.
a) Discurso. En el habla se expresan marcas cualitativas y cuantitativas que per- - Variación consciente-variación inconsciente.
miten distinguir unos estilos de otros. Dentro del discurso de un hablante, conviene prestar b) Audiencia: .
atención a aquellos elementos que son capaces de originar variación estilística. Desde - Audiencia (interlocutor, oyente formal, oyente casual, cunoso).
nuestro punto de vista son dos: el tema y el tipo de comunicación. - Capacidad de respuesta (positiva-negativa).
El tema de un discurso está estrechamente ligado al contexto en que se produce - Cantidad de oyentes (bilateral-multilateral).
(sólo se habla de ciertas cosas en ciertos contextos), a las características psicolingüísti- - Relación entre interlocutores (a-b-c-d).
cas de los interlocutores y a la relación que une a los que conversan (sólo se habla de
ciertos temas con ciertas personas). 76 La importancia de los temas ha sido bien explicada II. Factores no personales
por Labov: 77 su metodología incluye este factor como especialmente significativo en la a) Discurso:
- Tema (formal-informal). .,
recogida de materiales lingüísticos, tanto en los estudios de corte sociológico, como en - Tipo de comunicación (monólogo-conversacton).
los etnográficos. Los investigadores que recogen materiales de la lengua hablada han de b) Contexto (natural-no natural):
tener presente la importancia del tema que se va a tratar: gracias a las demostraciones - Lugar (familiar-no familiar).
empirícas de Labov, sabemos que hay temas que favorecen la formalidad (la corrección - Momento (adecuado-no adecuado).
y la incorrección en el uso de la lengua) y otros que favorecen una aprox~mación a las va- - Tipo de actividad (pública-privada).
riedades menos formales (peligro de muerte, relatos infantiles). De todas maneras, esto
no quiere decir que tales temas provoquen las mismas reacciones en cualquier comuni-
dad. L. Milroy ha explicado que el tema del «peligro de muerte» no disminuye el control b) Contexto. El contexto es el factor no perso~ ~s ~omplejo en s~ fwlciona-
emocional en los 'hablantes de Belfast. En cada cultura, en cada comunidad, hay temas miento interno y el más dificil de valorar en cuanto a su mctdencta sobre el estllo. La rela-
que provocan más fácilmente la aparición de estilos informales. Debe tenerse presente, ción entre el contexto y el tema es muy estrecha. . .
no obstante, que, en situaciones de entrevista, el informante sólo habla de lo que está dis- El contexto tiene tres componentes principales: el lugar (espectalmente el entorno m-
puesto a hablar, aunque a veces sorprenda, por ejemplo, la facilidad con que se cuentan mediato) el momento y el tipo de actividad desarrollada.78 Dado que estos elem~tos son
detalles de la vida íntima. capaces de provocar cambios de estilo, si se quiere observar cómo se produ~en t ~s cam-
El tipo de comunicación se acerca al concepto de «modo» que utiliza Halliday: lli ma- bios or mtluencia de otros factores (personales o no personales, es necesano que as con-
nera en que el discurso se manifiesta. Las modalidades básicas capaces de reflejar varia- dicio~es contextuales -es decir, que todos los componentes del contexto- permanezcan
ción estilística en la lengua hablada son el discurso monologado y la conversación. Las invariables. . f1 _
conversaciones pueden ser rápidas (duración breve) o no rápidas, dirigidas (cuando un De lo expuesto hasta aquí se desprende que son muy numerosos 1os actore~ que pue 1
hablante distribuye los turnos y controla el tema), libres (si no hay control de turnos ni de den tener incidencia sobre la variación estilística.79 Todos ellos quedan resunudos en e
temas) o semidirigidas. Cuando las conversaciones son multilaterales, el control puede
cuadro 4.3. . . d . uno de los
ser ejercido por uno solo de los participantes (dirección única) o por varios de ellos (direc- La investigación del estilo no puede infravalorar la unpo~.c.ta e .n,m~ .
ción múltiple o alterna). Por su parte, los discursos monologados a menudo cumplen una factores implicados en la comunicación y, por lo ~t~, en ~a vanacton estihsttca. Stn ~m·
función expresiva o una ~ción referencial: en el primer caso se trata frecuentemente de bargo es cierto que no todos ellos tienen la misma tnetdencta sobre el fenóm~no d~ ~stil;.
monólogos in absentia (con oyente casual o con «curioso»), en el segundo, de monólogos Lame~tablemente es mucho lo que queda por conocer sobre la importancta re ti:'~ e
in praesentia. cada elemento pero ya se ha trabajado lo suficiente como para empezar a plant~ar hipo~e­
Los investigadores de la lengua hablada han hecho uso de muchas de estas modalida- sis con cierta s~riedad. Allan Bell propone, como hipótesis general, que el cambto ~e estilo
des para estudiar diferentes estilos. Labov, por ejemplo, ha conseguido estilos poco forma- obedece al tipo de audiencia y al grupo de referencia, lo que supone conceder pnm.aciha a
les a través de las siguientes modalidades: conversación rápida, discurso monologado, · 1 A arti de aquí se descubren otros hec os
los factores personales sobre los no persona es. P r .
conversación multilateral libre o semidirigida, conversación bilateral libre. Los discur- (Coupland, 1980; Douglas-Cowie, 1978): .
sos más formales se obtienen fácilmente por medio de conversaciones bilaterales dirigi-
das o semidirigidas.
78 . Este úÚimo presenta una estrecha relación con el carácter público o.pr~ado de la interacción. -
' Dell Hymes ( 1967) afinna que los componentes asociados~ las vanac1o~~s del habla pue~e~q~e
79
· · · alabra mnemotécnica SPEAKING: S (settrng}, P (parttctpants): E (ends". ,art
76. En la lengua escrita literaria no funcionan de mane~a tan estricta estos factores.
::~::~;s~=)~~ ~instrumentalities, canal, código), N (nofms of interaction and mterpretat10n), G
77. Halliday habla del tema como «field of discourse». (gender, tipo de acto de habla).
LA VARIACIÓN EN LA LENGUA 109

. l. . Una variación estil~ti~ detenninada por factores que no tienen relación con la
audiencta presupone lenguas de grupo -también se utiliza el nombre de tecnolecto-- con diferente grado de
. una vanactón
. . de acuerdo con el m·t er1ocutor. · hermetismo, que pueden ser de muchos tipos:81 aquí se incluiría la jerga médica, la econo~
2.
'"~ "l.tn
Un cambw de estilo
. · en la audiencia se pued.e catalogar o e1ast'fitcar m ás
motivado
.. mista y empresarial, la jurídica, la militar, la periodística, la informática y multitud de jer-
!aCl ente que un cambto debtdo a los temas tratados.
82
gas de oficios, que en ocasiones han gozado de una larga tradición. Lógicamente, en la
Como colofón de este apartado, podemos formular un · · · al 1 · medida en que desaparecen oficios, van desapareciendo las respectivas jergas gremiales,
variación estilística. pnnctpw gener re attvo a la de igual modo que las nuevas actividades traen de la mano nuevos usos comunicativos.
A este tipo de jergas se añadirían las que permiten caracterizar a prácticamente cual-
Principio de la variación estilística quier grupo social según la actividad que realice: estudiantes, deportistas, funcionarios,
pescadores. Estamos ante variedades más o menos accesibles para los ajenos al grupo, que
Un estilo de habla - variante estilística- es una posibilidad de actuac1·0· · · no tienen una intención críptica y que no se suelen utilizar fuera de la comunicación inter-
v d · d · n comumcatJ-
a, capaz e expresar un etermmado grado de fonnalidad que el hablante s 1 . . • na, aunque algunas de ellas tienen más facilidad que otras para transferir elementos a la
1 r. . • e ecc10na segun
a onna en que se presentan diversos factores personales y no personales. lengua general: en España, por ejemplo, el uso general va incorporando muchas voces
propias de la jerga estudiantil, de la taurina o de la política y la economía, debido, en gran
, Con este p~ncip_io ~~ e~tá llamando la atención sobre la importancia de los estilos no parte, a la influencia de los medios de comunicación social (Alvar, 1983). Para todo ello
solo en la actuact~n lm¡~tus~~a natural, sino también en la actuación lingüística produ~ida también se habla de argot y de slang.
en contextos de mvesttgac10n de la lengua hablada (Moreno Fernández . B Pero, por otra parte, una jerga puede entenderse como un conjunto de rasgos lingüís-
1984; 2001; Ladegaard, 1995). ' 1992e,_ e 11,
ticos, generalmente artificiosos, utilizados con una intención críptica o esotérica. En este
caso el término ha alternado con otros muchos, como jerigonza, germanía, jácara o jaca~
randina. Se trata de «lenguas secretas» manejadas por grupos sociales cuya actividad está
Variedades especiales: las jergas o puede estar fuera de una norma o incluso fuera de la ley -es la lengua de los bajos fon-
dos, del hampa, de la delincuencia (Salillas, 1896)-, aunque también se han utilizado en
Gerigonza. Un cierto lenguaje particular de que usan los cie- otras actividades, como las comerciales o las trashumantes. Estos usos, en general, se ca-
gos co~ que se entienden entre sí. Lo mesmo tienen los gitanos, racterizan por una gran capacidad de cambio, dado que, conforme se hacen transparentes,
Y tamb1~ forman lengua los rufianes y los ladrones que llaman aparecen nuevas voces que sustituyen a las que empiezan a ser reveladas.
germama. '
Los recursos lingüísticos de las jergas crípticas, además de ser artificiosos, suponen
(SEBASTIÁN DE COVARRUBIAS, Tesoro de /a lengua una actitud activa por parte del grupo y afectan sobre todo al léxico y a la fraseología: se
castellana o española, 1611) modifican formal o semánticamente términos ya existentes (por ejemplo, cambiando el or-
den de las silabas),83 se toman formas prestadas de otras lenguas (en el caso del español de
b Jun: a las r~edades comentadas hasta el momento, la investigación lingüística se España, se han tomado del gallego, del catalán, del vasco, del francés, del árabe, del caló;
~ ocup~ o, e~ a gun caso desde hace mucho tiempo, de otras variedades ue u eden re ·_ en el lunfardo, se han tomado del italiano),84 se usan palabras onomatopéyicas y se incor-
~tr el ~alt~cahvo de esp~cia/es. E~tre ellas las que más atención han mere~idophan sido ~ poran nuevas series de numerales. Ejemplos de estos usos pueden ser la germanía españo-
ama as ;ergas, entendiendo_ por Jerga un conjunto de caracteres lingüísticos es ecíficos la del Siglo de Oro, el primer lunfardo argentino o la más reciente jerga de la drogadicción
de un grupo de hablantes dedicado a una actividad determinada· el uso de · p · (León, 1980). Pero hay otros muchos, como el caló de los arrieros de Quintanar de la
. . . . una Jerga stem-
Pre ~s un modo d e_ mru:~ar ~a 1den:1dad _sociolingüística o la pertenencia a un o. Aho- Orden (Toledo), utilizado por los comerciantes ambulantes durante el siglo XIX, hasta la
ra b~en, tal ~enommaciOn mcluye sttuaclOnes y realidades bien diferenciadas grup ha d desaparición de la anieria. En esta jerga de arrieros se suelen dar significados nuevos aso-
vertido Juho Casares (1992: 279): , como a -

81. En conexión con las variedades sectoriales, estarían los «lenguajes c ientlfico-técnicos», fonnados
~e~~jerg~ co~.sti~ye una zona restringida de la lengua familiar, que limita aJ sur con la principalmente por nomenclaturas especificas en las que el significante y el significado de los signos establecen
. n a Y e ca o, a este y oeste con la terminología artesana y al norte con el t · · una relación biunívoca que impide la polisemia o la connotación (Rodríguez, 1977-1978; Cabré, 1993).
Científico. . ecmc1smo
82. He aquí Íl.lgunos ejemplos tradicionales españoles: el bara/lete o parafosa de los afiladores de
Orense, la jalleira de los tejeros y alfareros de Tomiño, también en Galicia, la tixileira de los fabricantes de
cara;f~c~~vamente, podemos ~abiar de jerga -o ~rgot"- para hacer referencia a los usos cuencos de madera del sudoeste de Asturias o lagaceria de los canteros de Cantalejo, en Segovia (Moreno Fer-
e ens _tcos d~ grupos gremtales, cuya comunicación puramente profesional no ha de
nández, 2005). .
t
83. Este recurso lo utiliza el lunfardo. Sobre alteraciones formales con fines comunicativos o lúdicos,
ener un~ m~e~ctón ? ~~ carácter críptico, por más que su dominio corresponda normal- son ilustrativos los ejemplos recogidos en la obra de D. Crystal (1994: 53-59}. .
mente a mdivtduos mtc~ados. Estamos ante variedades sectoriales o especializadaio 84. El lunfardo es un argot porteño, restringido a iniciados y ll¡¡mado policialmente lenguaje canero.
0
.. Como ocurre en muchos lugares·, algunas palabras del lunfardo han pasado a formar pane del léxico general, en
80. Denominación dada por B. Rodríguez (1981; 1997). este caso del Río de la Plata: mina, gil, chamuyo, papu.sa (Borges y Clemente, 1968; Teruggi, 1978; Espfndola,
2002).
ciados a formas ya existentes, se crean metáforas y se utilizan multitud de nombres propios
con referentes locales o regionales. Sirvan como muestras estas pocas frases: la de ariepa
de hoy me invita a jalar chipola con andújar y pedroñeras 'en la carta de hoy me invitan a
comer cordero con aceite y ajos'; el tolimo de la mesada peor que un senador 'el hombre
tiene la cabeza peor que un burro'; aculla birris y no conoce a la tía jacinta 'está borracho
y no conoce la vergüenza' (Martín de Nicolás, 1968).

Reflexiones y ejercicios CAPÍTULO 5

l. Aplicando los criterios de Stewart (1962), indique a qué tipo de variedad corres-
ponderían las siguientes denominaciones y explique por qué: BASIC, sánscrito, vasco, ca- EL CAMBIO LINGÜÍSTICO .
rioca,francés, maya, chino mandarín, pichinglis de Guinea Ecuatorial. Busque en manua- VISTO DESDE LA SOCIOLINGÜÍSTICA
les de lingüística o consulte la Enciclopedia de/lenguaje, de D. Crystal, si lo considera ne-
cesario.
Variación y cambio lingüístico
2. Consulte la página informática de Ethnologue, que ofrece una halle de datos de
las lenguas del mundo: <http://www.ethnologue.com>. Busque Chile, dentro del conti- Por eso digo que si los que murieron hace mil años volvieren
nente americano. Anote, junto al nombre de cada lengua, si cumple o no cada uno de los a sus ciudades, las creerían ocupadas por gente.extranjera debi-
criterios de Stewart y determine de qué tipo de variedad se trata en cada caso. do a que su lengua es distinta de la de éstos;

3. Descubra: en su propia habla qué caracteristicas fónicas, gramaticales, léxicas y (DANTE ALIOHIERI, El convite, 1304·1307)
pragmáticas predominan cuando hace uso de un estilo formal y cuáles lo hacen cuando usa
un estilo informal. Describa los principales rasgos lingüísticos que aparecen en el estilo La sociolingüística ha contribuido enormemente a revitalizar el interés por el cambio
.formal de los niveles socioculturales más bajos de su comunidad. lingüístico, después de muchos años de hegemonía de los estudios sincrónicos, desarrolla-
dos, en su mayor parte, desde posiciones estructuralistas o generativistas. La reanimación
4 ... Señale cuáles son las principales caracteristicas de la jerga estudiantil de su co- -al menos teórica- de este tipo de estudios por parte de la sociolingüística ha supuesto,
munidad de habla. Preste atención a todos los niveles de la lengua, incluidos los aspectos entre otras cosas, la ruptura de la dicotomía saussureana «diacronía-sincronía>>porque se
relacionados con el discurso. ha demostrado que lo sincrónico puede ser tan valioso para el estudio del cambio como lo
diacrónico.
En 1982, William Labov presentó los aspectos !fiás destacados del estudio de la varia-
Orientaciones bibliográficas ción y del cambio lingüístico, señalando la importancia que tienen unos fundamentos em~
píricos para·el conocimiento de la realidad. De los trabajos sociolingüísticos que hasta ese
Sobre el concepto de dialecto y todos los problemas teóricos y prácticos que se sitúan momento se habían dedicado al estudio de la variación y del cambio, Labov extrajo los si-
en su entorno, conviene consultar los capítulos introd~ctorios del libro dirigido por Ma- guientes denominadores comunes: en primer lugar, los hablantes cuya lengua se.estudiaba
nuel Alvar, Manual de dialectología hispánica. El español de España (1996). Para una ca- eran localizados en el contexto social de una comunidád de habla; en segundo lugar, los
racterización del español coloquial, puede consultarse el trabajo de Antonio Briz, El espa- datos de habla analizados procedían de grabaciones de interacciones lingüísticas; además,
ñol coloquial. Situación y uso (1996). Como introducción gen,eral a las teorías de M. A. K. los materiales eran sometidos a minuciosos análisis cuantitativos. Todo ello demostraba
Halliday, véase su obra El lenguaje como semiótica social (1982). que la variación y el cambio podían ser investigados sobre bases empíricas muy sólidas y a
partir de materiales de las hablas vivas.
Las propuestas más recientes de explicación del cambio son deudoras en gran parte
de los estudios sobre variación lingüística. Variación y cambio, sin embargo, no deben ser
interpretados como fenómenos absolutamente dependientes o vinculados por una relación
causa~. Según Labov, el cambio es variación y todo cambio implica la existencia de varia-
ción, pero no toda variación ha de desembocar necesariamente en un cambio. . .
Como es bien sabido, el cambio lingüístico es un complejísimo proceso que Implica
factores de muy diferente signo: sociales, geqgráficos, psicológicos, pragmáticos. Los

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