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El ratio studiorum
En esta etapa fundacional arribaron al continente americano las ideas
pedagógicas predominantes en España, de origen estrictamente medieval. En ese
sentido debe tenerse presente la identificación existente entre la Iglesia y el Estado
español, por lo cual la educación estuvo casi exclusivamente en manos del clero
regular o secular.
La mayor influencia fue ejercida por la Compañía de Jesús, que impuso en
sus establecimientos el ratio studiorum, sistema pedagógico en el que
predominaban los estudios humanísticos, contenido en un documento que data del
año 1586, titulado Plan y reglamentación (ratio atque institutio) de estudios
recopilados por seis padres comisionados para ello por mandato del R.P prepósito
general. El ratio definitivo se publicó en 1599 y estuvo en vigencia hasta la
supresión de la Compañía en 1773. Antes de la restauración se editó una nueva
versión revisada, que alcanzó a tener validez legal. De acuerdo con sus
características, explica el profesor Juan Carlos Ballesteros, el ratio “fue un método
intelectual, rechazaba la memoria como único fundamento del aprendizaje,
adecuaba la enseñanza al ritmo de aprendizaje de cada alumno, a punto tal que no
se dudaba en pasar a una clase más adelantada, incluso durante el curso, a los
alumnos que manifiestamente aventajaban a sus compañeros, y postulaba una
pedagogía activa, cuya máxima era Excita, que descansaba en una avanzada
técnica de la emulación”1 . A tal efecto, las clases se dividían en dos grupos que
competían entre sí, señalándose sus mutuos errores. Los alumnos aventajados se
hacían acreedores a premios que eran entregados con gran solemnidad.
El ratio dividía los estudios en cinco cursos: tres de gramática, uno de
humanidades y otro de retórica. La gramática inferior o prima, comprendía
nociones de latín, que era intensificada en la gramática media, basada en textos de
Cicerón y Jubo César. El tercer curso, de gramática superior o suprema, abarcaba
la sintaxis y la versificación. En cuanto a las humanidades, comprendían la lectura
de obras de Horacio, Virgilio, Salustio y Tito Livio y también de autores griegos,
como Platón y Aristóteles. El último curso, de retórica, procuraba que los
estudiantes se perfeccionaran en la correcta expresión de sus ideas.
Según las investigaciones del padre Guillermo Furlong, “el sistema del ratio
studiorum fue el seguido en todas las escuelas que tuvieron los jesuitas en Buenos
Aires, Córdoba, Corrientes, Santiago del Estero, La Rioja, Salta, Santa Fe,
Tucumán, Catamarca, Mendoza, San Luis y en las sesenta y una reducciones”. A
lo que agrega: “En todas esas escuelas que eran las más prestigiosas que había y las
más concurridas, y en no pocas otras regentadas por maestros salidos de las
escuelas jesuíticas, el ratio studiorum con sus directrices flexibles y firmes fue el
método sólido y racional que predominó en el Río de la Plata durante los siglos
XVII y XVIII”2 .