Está en la página 1de 2

Locke y el origen del empirismo

El llamado empirismo inglés se desarrolla desde el fi-


lósofo inglés John Locke con una fuerte polémica con-
tra aspectos centrales del racionalismo: la existencia de
ideas innatas, el descubrimiento de la verdad a priori o
el margen de la experiencia; y, en general, una crítica a
la metafísica. Sin embargo, es equivocado contraponer
empirismo a racionalismo, como si el primero fuera una
filosofía contraria a la razón. De hecho, en el empirismo
inglés se desarrolla un programa de determinación por
parte de la razón misma de sus capacidades, límites y
campo de aplicación, con el fin de asegurar el conoci-
miento.
Preocupado por determinar un criterio que garantizara
la validez del conocimiento, tomó como modelo el mé-
todo empleado en las ciencias experimentales y cons-
truyó una teoría del conocimiento basada en la expe-
riencia. En su pensamiento ético también mantuvo una
posición empirista: rechazó la existencia innata de los
principios morales y afirmó que estos tienen su origen
en la reflexión sobre los datos captados por la sensibi-
lidad. John Locke (Wrington, 1632 - Essex, 1704)

El Ensayo sobre el entendimiento humano de Locke


Esta obra es la más importante del filósofo inglés y fue publicada en 1690. El autor comenzaba con un
primer libro dedicado a mostrar la inexistencia de principios innatos en la mente humana, tanto en el or-
den teórico (verdades) como en el práctico (leyes morales). Para él, ni siquiera la idea de Dios era innata.
Locke daba una explicación alternativa al origen de los principios y, en general, al origen de todo el
conocimiento humano mediante la elaboración mental de la experiencia inmediata al sentido. Así, la
hipótesis de la que partía era que nuestra mente viene al mundo vacía y desprovista de conocimiento,
como una tabula rasa.
De este modo, la adquisición de todo conocimiento se da por medio de la experiencia, que se convierte
en el origen y fundamento de todo conocimiento. La experiencia puede ser externa (sentidos externos)
e interna (sentido interno o reflexión) y nos informa del mundo mediante las ideas que este causa direc-
tamente en nosotros.
Locke concibe las ideas como Descartes, si bien para él las ideas son adventicias o facticias. Las ideas cau-
sadas inmediatamente en nosotros por el mundo exterior o por nuestro propio yo son las ideas simples,
y Locke distingue entre las ideas de cualidades primarias y las ideas de cualidades secundarias, conside-
rando a estas últimas subjetivas, es decir, afecciones producidas en nosotros por las cualidades primarias
de los objetos.
La mente compone las ideas simples en ideas complejas. Para Locke, son ideas complejas las ideas de
cualidades o modos inherentes a la sustancia; la idea de sustancia, que no es sino una hipótesis o su-
posición acerca de una parte de las cualidades percibidas; las ideas de relaciones, entre las que destaca
la relación de causa-efecto. La mente produce también, por abstracción de las ideas simples, las ideas
abstractas (los universales); en este caso, asume solo los rasgos comunes y forma una idea general.
David Hume (Edimburgo 1711 - 1776)
Es uno de los principales representantes del empirismo. Impulsó el argumento empirista de Locke a la
extrema coherencia. Con Hume, el empirismo se refiere a la experiencia de la propia naturaleza humana,
en su actuación más universal posible, registrada por la observación.
Para Hume, el contenido de la mente se halla compuesto por dos elementos, impresiones e ideas, deriva-
dos ambos de la experiencia y cuya única diferencia es su grado de intensidad. Nociones como sustancia,
trascendencia o yo no son, según él, más que representaciones creadas por la imaginación a partir de
datos procedentes del mundo empírico, pero sin correspondencia con él. Se ocupó también de proble-
mas morales, políticos y económicos. Entre sus libros merecen citarse Tratado sobre la naturaleza humana
(1739- 40), Ensayos sobre el entendimiento humano (1748) e Investigación sobre los principios de la moral
(1751).

La relación de causa y efecto


Al decir que «El sol saldrá mañana» no se tiene la impresión del «sol» ni de la «mañana», y sí de que el sol
salió ayer, y antes de ayer, y la semana pasada. Sin embargo, aunque no se tiene la impresión dada, la frase
tiene significado, aunque es posible que el sol no salga mañana.
El significado de la frase se fundamenta en que establecemos una conexión entre el hecho pasado y pre-
sente de que ha salido el sol y el hecho que anticipamos, a saber, que saldrá mañana. Esta conexión que
lanza el pasado sobre el futuro es la experiencia. Esta no es una impresión ni una reflexión. Es algo distinto:
se trata de afirmar una cosa porque es constante. El significado de la frase «El sol saldrá mañana» procede
de la constancia de que hasta ahora ha salido todos los días.
Lo mismo sucede con la relación de causa y efecto. En una partida de billar, cuando se dice que «la bola
roja es causa del efecto de movimiento que vemos en la bola azul», esta frase, que es una idea compleja,
tiene significado. Al analizar sus ideas simples se ve que todas se corresponden con impresiones simples,
excepto las palabras causa y efecto. Estas palabras son ideas aparentemente simples, pero de hecho son
muy complejas. Su significado encierra que la bola roja se mueve antes que la bola azul, que en un mo-
mento hay contigüidad de tiempo y lugar con la bola azul y, finalmente, que siempre que la bola roja
se mueva y choque con la azul, esta se moverá. Así que en la palabra causa se dan las ideas simples de
prioridad, de contigüidad y de conexión constante.

Billares, grabado del siglo XVIII por R. Sayer El movimiento de las bolas en el billar permite
a Hume ejemplificar las relaciones causa-efecto establecidas por la costumbre.

También podría gustarte