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1
Cf. MARROU, Henri-Irenée, Historia de la educación en la Antigüedad. Buenos Aires, 1965, Eudeba,
Pág. 9.
casualidad que se haya utilizado este término, ni debe resultar extraño que debiera tener estas
características. En la actualidad existe un documento emitido por DEMES, referido a la
resignificación del rol del preceptor, en el que indica que su función va mucho más allá de
cuidar o celar, convirtiéndose en un auxiliar importantísimo en la tarea educativa.
En el transcurrir de nuestra experiencia en instituciones de nivel medio, tanto desde el
lugar de alumnos en tiempos más lejanos como en el de docentes posteriormente, hemos
constatado una problemática recurrente cuyo síntoma se manifiesta en la relación a menudo
tensa entre los diversos actores institucionales y los preceptores. En efecto, los preceptores se
relacionan permanentemente con los alumnos, los profesores, los directivos y las familias;
cada uno de ellos tiene sus propias demandas para con el preceptor, razón por la cual
sostenemos que el rol generalmente se define en la práctica.
Asumiendo el papel de investigadores y con la finalidad de aventurarnos en la
posibilidad de brindar respuestas válidas, nos preguntamos acerca de la posibilidad de
encontrar elementos que nos permitan definir más claramente el rol del preceptor. A partir de
los siguientes interrogantes, planteamos el problema que será objeto de nuestra búsqueda:
● ¿Cuál es el rol del preceptor?
● ¿Cuáles son los límites y alcances de su función pedagógica?
● ¿Están claramente establecidas las funciones del preceptor en la legislación escolar?
● ¿En qué medida la práctica define el rol del preceptor?
● ¿Cuáles son las necesidades de formación y capacitación de los preceptores?
● ¿Qué dificultades existen para articular la tarea formativa conjunta de preceptores,
docentes y directivos?
¿Cómo se construye el rol actual del preceptor del nivel medio de las escuelas privadas y
oficiales de la ciudad de Córdoba?
● Analizar el proceso a través del cual se fue construyendo el rol actual del preceptor.
● Describir el rol actual del preceptor, teniendo en cuenta las instancias tanto de la
legislación escolar como desde la práctica cotidiana en el interior de los centros
educativos.
El rol actual del preceptor en el nivel medio de las escuelas privadas y oficiales de
la ciudad de Córdoba, generalmente es una construcción que evidencia un
predominio de la práctica sobre la teoría.
PRIMERA SECCIÓN
CONSTRUCCIÓN DEL MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PRECEPTOR
Desde la despejada definición del diccionario, podemos decir que un preceptor es aquella
persona encargada de guiar y aconsejar, la que enseña; pero si nos detenemos a observar la
función que esta inicial figura educativa tuvo a lo largo de la historia, comprenderemos que
este estricto concepto es sumamente mezquino, ya que el preceptor, desde los más remotos
tiempos históricos, fue el entrañable maestro, acompañante desinteresado y fiel, que desde
muy temprana edad y hasta la madurez de su discípulo, lo iba instruyendo y explicándole, no
solamente los rudimentos de las letras o los números, sino sobre el difícil arte de vivir
conforme a los más altos ideales propuestos desde una perspectiva cultural según transcurría
el tiempo.
No nos quedan datos de aquellos preceptores de los primeros y lejanos momentos en
que el hombre comenzó a aprender técnicas y astucias para sobrevivir en un medio hostil.
Aquellos maestros prehistóricos acompañaron, de manera intuitiva y sin saberlo, el
crecimiento de los niños, contribuyendo al desarrollo de la inteligencia y a la evolución de la
humanidad. Con el transcurso del tiempo fueron creciendo las necesidades y las exigencias,
al punto de producirse una revolución de alcances insospechados: el hombre aprendió que
podía comunicarse a través de signos; nacía la escritura y, con ella, el saber y el afán del
conocimiento se hicieron ilimitados.
La educación impartida en la antigüedad fue elitista y con objetivos muy precisos. Se
educaban, en un sentido formal, solamente los nobles, varones representantes de la
aristocracia guerrera y, justamente por esta última condición, eran formados especialmente en
el arte de la guerra, instruidos militarmente y adiestrados para defender con su vida a la
nación. La destreza y el desarrollo del vigor físico eran las cualidades fundamentales en la
educación de los jóvenes; el cultivo de las capacidades puramente intelectuales aún no era
preocupación de aquellos preceptores que, si era preciso, acompañaban a sus protegidos a la
guerra, actividad por otra parte, harto frecuente en aquellos tiempos de imperialismos
heroicos. La figura del preceptor quedó desdibujada y generalmente le correspondía ese rol a
algún esclavo respetable y de hábil manejo de las armas.
Solamente las civilizaciones culturalmente muy evolucionadas comenzaron a
interesarse por las formas de expresión escritas y, en manera particular, por los recuerdos del
pasado registrados de esa manera. En efecto, se trataba de ensalzar las hazañas de sus
soberanos y la gloria de la nación. Así, pues, continuaban íntimamente ligadas la guerra y la
educación.
Existía también otro tipo de educación que llamaremos ‘popular’, aunque el término
sea demasiado amplio desde nuestra concepción actual. Era la instrucción concreta para la
adquisición de ciertas habilidades, destinada a algunos ciudadanos que, de origen humilde,
alcanzaban súbita notoriedad en la sociedad; tal es el caso de los escribas, funcionarios
encargados de codificar ya sean los conceptos religiosos o los puramente administrativos de
su país. La arqueología comprobó la presencia de escuelas o casa de instrucción destinadas a
la formación de estos escribas a través de un adoctrinamiento severo. No son preceptores
pacientes y abnegados quienes guían este aprendizaje, sino maestros encargados de transmitir
las técnicas de la escritura mediante una rigurosa pedagogía. Como los escribas, también se
ocupaban, como ya lo expresáramos, de asuntos religiosos; la formación del carácter y de la
conducta personal también estaban contemplados, pero siempre mediante los métodos
señalados. Lejos estamos aún de la figura del amable y paciente preceptor que ocupa nuestro
interés.
El legado recibido por los griegos clásicos fue determinante en la conformación del
estilo de vida occidental, y, obviamente, la educación tuvo un papel protagónico en esa
construcción cultural. En la actualidad hablamos en griego, estamos organizados
políticamente según el modelo griego, discutimos según el razonamiento griego y ahondamos
en la búsqueda de explicaciones absolutas también bajo la misma línea cultural de aquellos
que, desde cada ciudad-estado (la polis), nos legaron la democracia como sistema político de
gobierno y la filosofía como camino para llegar al conocimiento, reconocieron el valor de la
libertad individual e impulsaron el despliegue del razonamiento crítico, al mismo tiempo que
consideraron al orden como fundamento, ya sea de la vida personal o respecto a la naturaleza.
¨Orden y Mesura¨ era el lema escrito en la entrada de los templos invitando de esa manera a
la búsqueda de la armonía para alcanzar la felicidad.
7
JENKYNS, Richard, “El legado de Roma, una nueva valoración”, Barcelona, 1995, Editorial Crítica,
Pág.46.
eran sumamente demandados y llegan a la península itálica en el momento en que, a causa de
la expansión romana por todo el Mediterráneo, la cultura helénica se difunde.
Hubo escuelas independientes, aunque siempre de carácter particular y destinadas a
las familias aristocráticas. A ellas los niños concurrían con su preceptor, un esclavo
acompañante al cual los romanos llamaron, según la costumbre griega, paidagogus. Si se lo
elegía bien, podía desempeñar el papel de repetidor y, sobre todo, el de un verdadero ayo,
encargado de la formación moral del niño.8
Este preceptor se encargaba del niño desde el momento en que éste se levantaba, al
alba, le ayudaba a vestirse en invierno y, luego de acompañarlo a saludar a sus padres, hacía
junto con él el trayecto hasta la escuela. Su función al principio fue de gran modestia: llevaba
el equipaje de su amo, le alumbraba el camino con su linterna e inclusive lo portaba si éste se
sentía fatigado. Era necesario protegerlo de los peligros de la calle, al mismo tiempo que le
inculcaba buenos modales y rectos principios morales. Su función se distinguía del maestro
propiamente dicho, ya que si bien a menudo se transformaba en repetidor y ayudaba al niño
en sus estudios, el maestro era el proveedor de la ciencia.9
Llegamos aquí a la figura del tutor. Los hubo notables, de gran formación, que
acompañaron desde niños a quienes estarían a cargo de altas funciones gubernamentales. Uno
de estos tutores fue Séneca, responsable de la educación de Nerón desde la infancia. Había
nacido en Córdoba, pero desde muy joven estudió la filosofía estoica en Roma; su
pensamiento se basó en el estudio de la moral y se lo consideraba en su época, justamente
desde su estoicismo, como un director de conciencia que llamaba al dominio de sí mismo.
Su prestigio hizo que la madre de Nerón insistiera que fuese el tutor de su hijo, cifrando en él
esperanzas y ambiciones. La fidelidad a su discípulo fue total, al punto que éste, siendo ya
emperador, le ordenó el suicidio culpándolo de complicidad en una conspiración.
Otro famoso tutor fue Marco Favio Quintiliano, nombrado preceptor-tutor de dos
sobrinos del emperador Domiciano.10 Gran defensor de la escuela en general, ya sea pública o
privada, frente a la escuela doméstica impartida exclusivamente por el preceptor. Pensaba que
el trato con otros niños forjaba el carácter y atemperaba el egoísmo producido por la
educación personalizada.
8
Cf. MARROU, Henri-Irenée. “Historia de la educación en la antigüedad” Op. Cit. Pág. 327.
9
Cf. Ídem. Pág. 174-175.
10
Cf. Ídem. Pág 175
LA EDUCACIÓN EN LAS CULTURAS DEL NUEVO MUNDO
11
LUZURIAGA, L. “Historia de la educación y la pedagogía”. Op. Cit. Pág. 75-76.
12
WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina”, Buenos Aires, 1984,
Editorial Kapelusz, Pág. 27.
hijos de nobles en las cuales los jóvenes aprendían a mandar13, ya que serían los futuros
dirigentes. En ellas estudiaban religión, lengua, historia y también se interiorizaban en el
conocimiento de las técnicas indispensables para la consolidación del imperio: estadística,
hidráulica, artes bélicas, agrimensura, etc.
Los responsables de la educación de los nobles del Imperio Inca fueron los amautas,
verdaderos sabios, filósofos y doctores que impartían, desde el yachayhuasi, una enseñanza,
por supuesto, oral y memorista, y los haravicus que eran los poetas que enseñaban las
ciencias. Las jóvenes de la nobleza también contaban con un establecimiento educativo: el
acllahuasi, donde se formaban las mujeres que luego serían las sacerdotisas o vírgenes del
sol. Para el resto de la población la enseñanza era predominantemente práctica, realizada a
través de sus padres, aunque también percibimos la presencia de educadores que, sin cumplir
el rol del preceptor de la antigüedad clásica, fueron los encargados de adiestrar y calificar en
disciplinas relacionadas con los oficios. De allí los maestros de tejeduría, orfebrería,
arquitectura, etc., que transmitían sus conocimientos dentro de un grupo de generación en
generación, dedicados a la enseñanza y aprendizaje de tales artes.14
Leemos en el capítulo XIX del libro IV de los Comentarios Reales de los Incas, del
inca Garcilazo de la Vega, refiriéndose al inca Roca:
…estableció muchas leyes, entre las cuales dize por más principales
las que siguen. Que los hijos de la gente común no aprendiessen las
ciencias las cuales pertenecían solamente a los nobles, porque no se
ensoberbeciesen… que les enseñasen los oficios de sus padres, que les
bastavan… dize que fue el primero que puso escuelas en el Cuzco, para que
los amautas enseñasen las ciencias… no por enseñanza de letras, que no la
tuvieron, sino por la práctica y el uso cotidiano y por experiencia, para que
supiesen los ritos, preceptos y ceremonias de su falsa religión y para que
entendiesen la razón y fundamento de sus leyes y fueron y número dellos y
su verdadera interpretación, para que alcanzassen el don de saber gobernar
y se hiziessen más urbanos y fuesen de mayo industria para el arte militar;
para conocer los tiempos y los años y saber por los ñudos las historias y
dar cuenta dellas; para que supiesen hablar con ornamento y elegancia y
supiesen criar a sus hijos, gobernar sus casas. Enseñánvanles, poesía,
música, filosofía y astrología… a los maestros llamaban amautas, que es
tanto filósofos como sabios, los cuales eran tenidos de suma veneración…15
13
Ídem, Pág. 23.
14
Cf. WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina “.Op. Cit. Pág. 36.
15
WEINBERG, Gregorio, “Modelos educativos en la historia de América Latina”. Op. Cit. Pág. 38.
Más adelante, en tiempos del inca Pachacutec, se aumentó el número de preceptores y
maestros con el objetivo de difundir e imponer la lengua quechua a todo el Imperio.
La conquista española y el consecuente avasallamiento de estas culturas hicieron que
todos los esfuerzos por promocionar una educación homogénea, práctica, que les permitiera a
todos los súbditos del imperio ser más urbanos y de ingenios más capaces16, fuesen
desconocidos y despreciados por los españoles quienes, en su ambicioso afán de
enriquecerse, no vacilaron en aniquilar en pocos años, siglos de esplendor.
EL PRECEPTOR MEDIEVAL
16
Ídem, Pág. 33.
17
BUSTINZA, J. A. y otros, “Historia de la modernidad”, Madrid, 1997, Editorial AZ, Pág. 67.
el ascetismo y el desprecio por la vida terrena llevaban al común de las personas a
desinteresarse por el conocimiento intelectual.
Al principio de la Edad Media, la educación tendrá un pobre rol en los destinos de la
sociedad europea. El bagaje transmitido será intelectual y mentalmente elemental… será la
cultura de las citas, de los trozos escogidos, de los digestos…18. Los maestros de la época
eran compiladores y proporcionaron a los hombres de la Edad Media un saber en migajas19.
La Iglesia ocupó un lugar central en la vida del hombre medieval siendo, además de
depositaria del saber, centro hacia el cual estaban dirigidos todos los esfuerzos y la confianza.
Era la jerarquía eclesiástica quien tomaba las decisiones más profundas, y los monarcas no
hacían más que cumplir con esa voluntad. Las más bellas e imponentes catedrales de la
historia fueron construidas en estos tiempos, para la gloria de Dios y para aseverar el ideal
teocéntrico de la sociedad.
Por todo lo expresado, hasta nos parece una obviedad aclarar que las primeras
escuelas tuvieron su origen a partir del siglo V, en los monasterios y catedrales; serán las
llamadas escuelas monásticas y catedralicias, estas últimas desarrolladas posteriormente
durante el siglo XI. Ambas estuvieron destinadas a la formación de los clérigos; su enseñanza
estaba constituida por el trivium y el cuatrivium, es decir, por materias realistas y
humanistas, y por la sacra página o Teología20.
La sociedad estaba organizada en este período bajo un régimen feudal: el señor dueño
del castillo lo era también de las tierras y, en cierto modo, también de sus ciervos o vasallos,
ya que dependían de él para su alimentación, vivienda y protección. Con el paso del tiempo
esta organización netamente agraria dio paso, impulsada por el crecimiento demográfico, a
una forma de vida. Los campesinos comenzaron a emigrar y las ciudades crecieron
vertiginosamente. Se produjo el fenómeno de la urbanización. A partir de allí –siglo XII– las
escuelas urbanas tomaron la delantera sobre las escuelas monásticas. Se reclutaron maestros
y alumnos, y los métodos y programas fueron cuidadosamente seleccionados: se avecinaban
grandes cambios también en el pensamiento.
Sorpresivamente y gracias a la iniciativa del emperador Carlomagno, apareció un
nuevo tipo de educación: el brindado por las escuelas palatinas. Fue este monarca quien, al
percibir la deficiencia de la cultura eclesiástica, trató de subsanarla organizando en su propio
palacio una escuela a la que asistirían su familia, miembros de la nobleza y el mismo
18
LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval”, Barcelona, 1970, Editorial Juventud, Pág.
164-165.
19
Ídem, Pág. 164.
20
LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval, OP. Cit. Pág. 87.
emperador, que ya adulto y dueño de un enorme imperio aún era analfabeto. La obra
emprendida por Carlomagno fue de una importancia insospechada en la época. Con ella
comenzaba el proceso de consolidación y difusión de la educación pública. El estudio y la
enseñanza se convirtieron en nuevos oficios y, paralelamente al surgimiento de los gremios,
surgieron escuelas seglares donde se aprendían los oficios a cargo de un maestro. Éstas
estaban ubicadas en los burgos o barrios, que habían crecido alrededor de las ciudades y
cuyos habitantes, los burgueses, comenzaban a interesarse especialmente por el artesanado y
el comercio. Las escuelas llamadas gremiales eran de carácter eminentemente profesional,
aunque en ellas estaba incluida una buena parte de la educación general. El alumno
comenzaba su educación como aprendiz, viviendo a menudo en la misma casa que su
maestro,21 el cual debía rendir un examen de competencia y demostrar su maestría para abrir
un taller. Una vez aprendido un oficio, el joven obrero pasaba al rango de oficial y
comenzaba a ser asalariado.
Por otra parte, las ciudades también dieron impulso a otro tipo de escuelas,
independientes de las exclusivamente religiosas; eran escuelas municipales, de carácter
esencialmente práctico, cuyos rectores o directores eran nombrados por el alcalde de la
ciudad, siendo aquellos los encargados de seleccionar los maestros; se disponía en algunas
oportunidades que hubiera veedores para vigilar la enseñanza de estas escuelas y que sus
maestros sufrieran un examen para poder ejercer la enseñanza22.
21
Cf. LE GOFF, Jacques, “La civilización del occidente medieval”, Op. Cit. Pág. 94.
22
Ídem, Pág. 95.
23
DA PORTA, Araceli, “ Un viaje a través del tiempo”, Córdoba, 2001, Editorial Ferreyra, Pág. 201.
estudiaba y se otorgaban licencias o permisos para enseñar.24 De esta manera, durante los
siglos XII y XIII surgieron las Universidades. En realidad eran corporaciones de maestros y
alumnos agremiados para dedicarse al estudio. Generalmente, esta nueva institución contaba
con el apoyo de la Iglesia y de los monarcas, quienes otorgaban privilegios a sus miembros y
les permitían regirse según sus propios estatutos. Algunos surgieron teniendo como base
escuelas preexistentes, mientras que otras fueron creadas por los pontífices o reyes. Los
profesores y la amplia mayoría del alumnado vivían en edificios cercanos, sometidos a una
rígida disciplina conventual, que fue poco a poco distendiéndose según los profesores laicos
que fueron remplazando a los religiosos.
En las universidades la enseñanza se impartía en latín, mediante discursos que los
alumnos debían memorizar. Además, se realizaban debates públicos y era frecuente ver a
profesor y alumnos discutir en esta lengua por las calles. Cada universidad se organizaba en
dos niveles y cuatro facultades; el primer nivel, de carácter preparatorio, duraba entre siete y
nueve años, y abarcaba a todos los alumnos. Correspondía a este nivel la Facultad de Artes y
los estudios que se cursaban comprendían las siete artes liberales –trivium y cuatrivium–. El
nivel superior
, de investigación especializada, estaba organizado en tres facultades: las de Teología,
Medicina y Derecho. Los títulos que se otorgaban eran los de bachiller, licenciado y doctor.
Cada facultad estaba dirigida por un decano. Y el decano de la facultad de Artes era el rector
de la universidad.
El más antiguo de estos centros de altos estudios fue la universidad de Salerno en
Italia; se destacaban igualmente las de Oxford y Cambridge, en Inglaterra; las de Salamanca,
Valencia y Lérida, en España; las de París, Montpellier y Toulouse, en Francia; y las de
Modena, Bolonia, Siena, Roma y Piacenza, en Italia.
Entre los siglos XIII y XV, las universidades experimentaron una formidable
expansión, tanto en número como en extensión geográfica. Durante este período surgieron
cincuenta y seis nuevos centros universitarios25 y ya contaban con recursos para mantener a
sus profesores y alumnos. Paulatinamente, las universidades se poblaron de hijos de
burgueses, los cuales serán los protagonistas de la historia de las sociedades en los siglos que
se sucedieron.
24
Cf. Ídem.
25
Cf. BENZECRY, Carlos y otros, “Las ciencias sociales”, Buenos Aires, 2001, Editorial Puerto de Palos,
Pág. 189.
A un tiempo con esta realidad de franco crecimiento académico y de cultivo de las
más altas facultades humanas, las espirituales e intelectuales, la sociedad presentaba sus
matices, sus contradicciones, no en el sentido moral de la bondad o malicia de las acciones,
sino en el orden de lo semejante y lo distinto. Es decir, muy distinta a esta cara de la sociedad
caracterizada por el cultivo de las artes, llena de brillo intelectual y de esplendor, tanto de las
universidades como de los grandes maestros, se presentaba la otra cara cruenta, sombría y
gris. La realidad de la convivencia humana bajo los sistemas políticos monárquicos estuvo
caracterizada por la correspondencia entre el crimen y el castigo, la falta y la pena. La
crueldad con que se castigaba a los culpables de los delitos de diversa magnitud tenía un fin
aleccionador a la vez que representaba la concepción del deber ser que debía regir la
conducta de los individuos.
En nuestra época, el filósofo francés Michel Foucault realizó un gran aporte mediante
el análisis de los modelos de poder, y cómo éste influye en las personas. Desde el punto de
vista de la gente común, muchas construcciones históricas tienen la apariencia de lo natural.
Ésta podría ser una de las hipótesis de Foucault que intenta deconstruir mediante un análisis
histórico, genealógico, a través de lo que la gente consideraba verdades permanentes sobre la
naturaleza humana y la sociedad.
26
NB: Este análisis interpretativo respecto de la función de la educación no aparece en la obra de
Foucault que analizamos, no obstante, es susceptible de realizar inferencias a partir de la misma.
En su modernización, la escuela del siglo XIX, adoptó el formato de organización
rígidamente burocratizada. El control social que ejercen los actores escolares se
profesionaliza. Estos nuevos expertos y especialistas dependen ahora del Estado en su
financiación y regulación interna. La administración central empieza a jugar un papel cada
vez más importante en la institucionalización del proceso de enseñanza.
La vigilancia de la sociedad actual respecto del obrar de sus miembros se torna más
racional, es decir, más eficiente y burocrática. Su finalidad es la homogeneización en pos del
funcionamiento y la estabilidad social, estableciendo un ideal de comportamiento y logrando
la conformidad de los individuos con lo que el colectivo ha establecido como norma válida o
como conducta lícita.27 El producto esperado:
Se ordenan los espacios y los tiempos se ajustan a tal efecto. La clase se torna
homogénea, compuesta de elementos individuales que vienen a disponerse los unos al lado
de los otros bajo la mirada del maestro.34 Las unidades educativas tienen la particularidad de
su rigidez y uniformidad excesivas. Insensibles por las idiosincrasias singulares de sus
estudiantes, se muestran inflexibles frente a los casos particulares y dejan escaso margen a la
iniciativa individual.35
El espacio escolar funciona como una máquina de aprender, pero también de vigilar,
de jerarquizar, de recompensar.
Se organiza una nueva economía del tiempo de aprendizaje. La vieja herencia de las
comunidades monásticas impone en los colegios: ritmos, ocupaciones determinadas,
30
Cf. Ídem, Pág. 131-133.
31
Ídem, Pág. 139.
32
NB: Los colegios adoptan el modelo de convento; el internado aparece como el régimen más perfecto.
33
FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 141
34
Ídem, Pág. 150.
35
Cf. MACIONIS, J.J., PLUMMER K., “Sociología”, Op. Cit. Pág. 517-519.
36
LA SALLE, J. B., « Conduite des écoles chrétinnes », B. N. Ms. 11759, Pág. 248-249. En FOUCAULT,
M., “Vigilar y Castigar”, Op. Cit. Pág. 151.
obligatorias y ciclos de repetición regulares.37 En la práctica pedagógica se impone el tiempo
disciplinario:
37
Cf. FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 153.
38
Ídem. Pág. 163.
39
Cf. Ídem. Pág. 165.
40
Cf. Idem. Pág. 168-169.
Un buen escolar, siempre que oiga el ruido de la señal imaginará
estar oyendo la voz del maestro o más bien la voz del propio Dios que lo
llama por su nombre. Compartirá entonces los sentimientos del joven
Samuel, diciendo con éste desde el fondo de su alma: ¨Señor, heme aquí ¨.
El alumno deberá haber aprendido el código de las señales y responder
automáticamente a cada una de ellas.41
41
Ídem. Pág. 171.
42
Cf. Ídem. Pág. 177.
43
Ídem. Pág. 180.
graves. En cuanto a los ¨intendentes¨, vigilan a los demás oficiales. Tan
sólo los ¨repetidores¨ desempeñan un papel pedagógico: hacen leer a los
alumnos de dos en dos en voz baja.44
Creemos patentizar, en este punto, los albores de la figura del celador y luego la del
preceptor. La vigilancia escolarizada, en un sistema de relaciones que disciplinariamente
encauza la conducta bajo la amenaza del castigo y la sanción. Reina un verdadero universo de
penalidades que transversalizan el ambiente escolar: por el tiempo (retrasos, ausencias,
interrupciones), por la actividad (falta de atención, descuido, falta de celo), por la manera de
ser (descortesía, desobediencia), por la palabra (charla, insolencia), por el cuerpo (actitudes y
posturas incorrectas, gestos impertinentes, suciedad), por la sexualidad (falta de recato,
indecencia)45. Este universo sin desviaciones reclamará cada vez con más fuerza la figura
necesaria y específica del que hace cumplir los preceptos que lo regulan.
Hasta aquí, no hemos encontrado el perfil del preceptor que se asemeje lo suficiente al
que actualmente tiene. Lo que sí queda claro es que su rol fue cambiando y estaba ligado
esencialmente al contexto educacional que se configuró en cada época histórica.
Un nuevo contexto se produjo en la Europa medieval a causa de la crisis del sistema
político feudal; este sistema estaba atravesado por una concepción teocrática que por largo
tiempo fue sostenida desde la Iglesia Católica y avalada por las monarquías. El debilitamiento
tanto de las monarquías como del poder de la Iglesia, a causa de las nuevas ideas filosóficas
que promulgaban la autonomía de la razón y la libertad del hombre, fue el ámbito propicio
para que se fueran gestando los ideales que luego dieron origen a los sistemas republicanos
44
Ídem. Pág. 180 y 181
45
Cf. Ídem. Pág. 182 y 183.
46
LUZURIAGA, L. “Historia de la educación y la pedagogía”, Op. Cit. Pág. 9.
de gobierno, como es el caso de Francia a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Al
respecto citamos un fragmento de la obra de Durkheim que indica la problemática de la
época, reflejada en la educación:
La crisis que vivía Europa en el siglo XIX determinó que se gestara un replanteo de la
propuesta pedagógica con carácter de urgencia, debido a que sus redes sociales estaban
destruidas y había un sentimiento generalizado de desafiliación social. Se pensó entonces,
que desde la organización del sistema educativo se podría reconstruir el orden social.
El hecho de fijar la atención en la educación no se debió sólo a la inmediatez con que
podrían emprenderse las acciones sino también porque sabían que en Prusia la educación
había tenido influencia positiva y ayudaría a tomar conciencia del nuevo régimen, por lo que
la educación adquirió una función legitimadora que podía imponer el sentido de filiación. De
esta manera, se buscó la unidad moral a través de un orden normativo que unifique la
sociedad y que ésta la acepte, hecho que permitió sostener el régimen republicano.
En este contexto tienen lugar las prescripciones educativas de Durkheim:
47
DURKHEIM, E., “La Educación Moral”, Buenos Aires, 1997, Editorial Losada, Pág. 11.
48
Ídem, Pág. 58.
todo ello se contribuye, desde el sistema educativo, a la formación de la personalidad de
quienes integran la sociedad.
El estilo educativo surgido de este replanteo pedagógico trae aparejado una educación
que favorece, junto con la socialización y la diferenciación, una estratificación que se
reproduce y legitima en el resto de la sociedad.
La Revolución Francesa fue el punto de partida de un nuevo orden político que
durante más de medio siglo se fue plasmando a través de reiterados esfuerzos por abandonar
el antiguo régimen e instaurar definitivamente el republicano.
Lo relevante del caso es que el Estado francés, recurrió a la educación como uno de
los medios más eficaces para restablecer el orden social a través de la educación moral y la
consolidación de la conciencia nacional. Esta estrategia, original para la época, se caracterizó
por la expansión y la homogeneización de la educación, basada en la obligatoriedad, laicidad
y gratuidad.49
Rápidamente se expandieron y consolidaron en Europa y Estados Unidos, los sistemas
educativos nacionales, sobre la base de una fuerte organización escolar. Las ideas
sociológicas de la época estaban impregnadas del paradigma funcionalista
49
Cf. Ídem, Cit. Pág. 14-18.
50
MACIONIS, J.J., PLUMMER K., “Sociología”, Op. Cit. Pág. 20-21.
estructuras sociales son también interdependientes, lo que garantiza el
funcionamiento de la sociedad.51
Si tuviésemos que caracterizar el ideario educativo positivista del siglo XIX, sin duda
tendríamos que hablar de orden y disciplina. El orden social, condición necesaria para el
progreso social y económico, parte del supuesto que la sociedad es un sistema, es decir, [de]
la existencia de un ´todo´ que tiene prioridad analítica sobre sus partes.53 Este sistema es
concebido en clara analogía con los cuerpos orgánicos que son objeto de la biología, por lo
que no es incorrecto decir que se trata de un sistema orgánico aunque, según Comte, no
reducible a las leyes biológicas. Así, pues, el todo está constituido por los diversos órganos, y
cada uno de ellos cumple una función específica para mantener la unidad, el equilibrio y el
funcionamiento del sistema social.
51
Ídem, Pág. 21.
52
Ídem, Pág. 21.
53
LISTA, C., “Los paradigmas de análisis sociológico”, Córdoba, 2000, Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad Nacional de Córdoba, Pág. 109.
A su vez este sistema, visto desde una perspectiva descendente, tiene subsistemas
entre los que destacamos el sistema educativo, constituido, como ya dijimos, por escuelas en
tanto unidades funcionales. Visto desde otra perspectiva ascendente, si decidimos entrar en el
aula, ésta es considerada como un subsistema de relaciones sociales dentro de un subsistema
educativo que a su vez se ordena a un sistema macro orgánico integrado y equilibrado que es
la sociedad. En efecto, el orden que se produce en el aula y en la escuela en general, como
consecuencia de la disciplina, se reproduce en la sociedad toda y viceversa.
Entre los valores de la cultura común y las normas que moldean la personalidad del
individuo se destaca la disciplina, entendida como el conjunto de actos repetidos en
condiciones determinadas bajo una autoridad y que tiene por objetivo regularizar la
conducta.
En este sentido, completando lo que ya dijimos, el ámbito propio de la internalización
de la disciplina es la educación donde cobran sentido el rol del maestro y las etapas
evolutivas del desarrollo de los alumnos en la formación de su conducta social.
Estas ideas pedagógicas fueron una nota distintiva de la educación en la sociedad
industrializada europea. Y en Inglaterra en una búsqueda del mismo fin, a principios del
siglo XIX, se da una originalidad que constituye el antecedente más próximo del perfil del
preceptor que tenemos en la actualidad. Allí, el rol del maestro o profesor, quien se
encargaba del dictado de las clases, sigue siendo de gran importancia. No obstante, vemos
nacer otra figura significativa: la del preceptor.
54
BONAL, Xavier, “Sociología de la Educación, una aproximación crítica a las corrientes
contemporáneas”, Barcelona, 1998, Paidós, Pág. 35.
con poder hacían respetar con más dureza las órdenes que se impartían
desde más arriba.55
¿De dónde procede esta idea de organización escolar? ¿Qué fenómenos sociales
demandaron esta respuesta? ¿Qué situaciones semejantes es posible identificar? Por esta
época, el conocimiento organizativo desarrollado hasta el momento en la educación resultó
insuficiente para responder a los requerimientos de la coyuntura histórica, dada por la
expansión de los sistemas educativos nacionales. A estas nuevas ideas pedagógicas le resultó
exigua la estructura organizativa de la educación. Se registraron en el escenario escolar
fenómenos tales como obligatoriedad, masividad y gradualidad, que sólo se habían
observado en instituciones tales como el ejército y los conventos. De allí que el modelo
organizativo escolar se haya asemejado en principio, a la estructura vertical y jerárquica de
dichas instituciones.56
55
PERGOLINI, M., “Saquen una hoja”, Buenos Aires, 1999, Editorial Planeta, Pág. 67.
56
Cf. FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”, Op. Cit. Pág. 141.
57
Ídem, Pág. 139.
58
Ídem, Pág. 142.
Este método que se va construyendo progresivamente sobre la marcha de los
acontecimientos se lo ve actuando en los colegios, las escuelas elementales, los hospitales, la
milicia, las escuelas técnicas, los liceos y talleres59. La aceptación incuestionable de la
autoridad era la base del cumplimiento de la disciplina. En cada una de estas instituciones la
autoridad se escalonaba en un orden jerárquico vertical por medio de la delegación de
autoridad, en la que cada integrante reconocía el lugar que le correspondía en relación a quién
debía obedecer. En el ejército, el soldado respondía al cabo y éste sucesivamente a la cadena
ascendente de autoridad; el lego estaba por debajo del sacerdote y ambos estaban debajo del
superior del convento; en los hospitales o asilos, los alienados respondían al celador y éste al
director; en las cárceles los reclusos respondían al guardiacárcel y éste al director del
presidio; en la escuela elemental el alumno dependía del maestro y éste a su vez del director;
finalmente en los colegios, escuelas técnicas y liceos, el alumno dependía del celador, luego
del maestro o profesor y éstos del director.
Como si fueran tradiciones que hubiera que mantener siempre vivas. La disciplina es
como la navidad, una ceremonia que no muere.60 Con esta expresión el autor viene a
completar el panorama y pone de relieve la importancia que tiene la disciplina en dichas
instituciones. Y en cada caso, siempre hay una figura, más o menos definida, encargada del
cumplimiento de las pautas de comportamiento exigidas por la naturaleza de cada institución
y que, a la vez, guardan entre sí, alguna semejanza. En el caso de los hospitales psiquiátricos,
cárceles y escuelas, está presente la figura del que vigila y castiga, ubicada en una posición
estratégica en permanente contacto con las personas a su cargo. En la escuela, como ya
dijimos, los celadores primero eran los alumnos de cursos superiores; luego, una vez
egresados, algunos de ellos continuaban en sus funciones y de esta manera con el paso del
tiempo se arraigó su rol.
En nuestro país se dio un fenómeno particular respecto de quienes ocuparon estos
lugares en los hospitales psiquiátricos y cárceles. Se trató en su mayoría de trabajadores no
calificados, generalmente inmigrantes, españoles o italianos, procedentes de la ciudad de
Buenos Aires61 que, ante la falta de empleo acudieron sin reservas a cubrir esa función. En el
ámbito educativo, se dio un fenómeno semejante al que hemos descrito en al párrafo anterior.
59
Cf. Ídem.
60
PERGOLINI, M., Saquen una hoja, Op. Cit. Pág. 76.
61
AGÜEROS, N., ERASO, Y., “Saber psiquiátrico e institución manicomial. Hacia una comprensión de las
estrategias de “moralización”, en el asilo Colonia de Oliva (Córdoba, 1914-1934), en Cuadernos de Historia,
serie Economía y Sociedad, año 1999, Área de Historia del CIFFyH-UNC, Córdoba, Ediciones Ferreyra,
Pág. 26.
En síntesis, hemos encontrado el antecedente del preceptor actual y su perfil queda
delineado: a) en función del lugar que ocupa en la institución educativa, una posición
estratégica en permanente contacto con los alumnos y en relación subalterna con el director o
el vice director; b) por su función, de velar por el cumplimiento de las normas disciplinarias;
y c) por el hecho de que para desarrollar su función no se exigía ninguna formación
específica más que la enseñanza media. Respecto de este último punto, sólo era necesario que
el preceptor, durante este período de formación, hubiera internalizado los valores y las
normas institucionalmente legitimadas para luego reproducirlas con los alumnos a su
cuidado.
Esto se ve reflejado en la legislación, más específicamente, en el Reglamento General
de Escuelas de Enseñanza Media y Especial, del año 1963. En el próximo capítulo
ahondaremos sobre las posibilidades y límites que brinda la legislación, en relación con el
contexto actual en que deben desempeñarse los preceptores.
CAPÍTULO II
EL ROL DEL PRECEPTOR EN EL MARCO DE LA
LEGISLACIÓN VIGENTE
Antes de abordar el rol específico del preceptor desde el punto de vista de la legislación
vigente, entendimos que era conveniente explicar brevemente en qué consiste la normativa
por la que se rige la actividad docente de Nivel Medio. En efecto, dicha actividad está
regulada por una parte, por el Reglamento General de Escuelas de Enseñanza Media y
Especial, por otra, por el Estatuto Docente. Este último data del año 1963. Se trata del
Decreto Ley 214/E/63 y regula la relación laboral entre el Estado (empleador) y los docentes
(empleados).
62
SANCHEZ, E. D., SUAU, A., “Legislación Educacional Córdoba”, Córdoba, 1970, TA.P.AS.
S.R.L., Quinta Edición 1987, Pág. 495.
63
DEMES (Dirección de Enseñanza Media, Especial y Superior)
modificado en diversas oportunidades, y a su vez se complementa con otras resoluciones de
DEMES.
¿CELADOR O PRECEPTOR?
Siguiendo con la línea de reflexión del Capítulo I, en la que nos referíamos a los
antecedentes históricos del preceptor, encontramos un dato relevante para nuestra reflexión,
hecho que no podemos soslayar, ya que en la normativa vigente no se utiliza el término
‘preceptor’ sino ‘celador’. El hallazgo se produjo confrontando un texto de la legislación
escolar editado en 197064 con otro editado en el año 200365.
Durante las décadas transcurridas entre los años 50 y los 80, Argentina atravesó
numerosas crisis de gobierno caracterizadas por la permanente intervención de las fuerzas
militares. Esta realidad no es ajena a lo que, durante gran parte del siglo XX, sucedió en
distintos lugares del mundo con la instauración de gobiernos de tipo autoritario. En efecto, el
Reglamento General de Enseñanza Media y Especial, que data del año 1963, es hijo de su
tiempo, es decir, está impregnado de la mentalidad propia del contexto histórico en que fue
escrito. Por esos años, la estructura del sistema educativo respondía estrictamente a un
modelo científico-racionalista, acentuando el aspecto normativo de la organización escolar.
Un ejemplo de ello es que durante las dictaduras militares, era común que hubiese en materia
educativa gran cantidad de prescripciones y prohibiciones acerca de la utilización de cierto
material bibliográfico.
Nuestra intención en este apartado es poner de manifiesto que la utilización del
término ‘celador’, el cual revela un carácter completamente distinto de lo que en la
actualidad se concibe como preceptor, respondía a un modelo educativo muy diferente al
nuestro y, sin embargo, la misma legislación sigue vigente.
64
SANCHEZ, E. D., SUAU, A., “Legislación Educacional Córdoba”, Op. Cit.
65
DEBANNE, R., “Manual de Normativa y Legislación Escolar de la Provincia de Córdoba para el Nivel
Medio, Selección temática de Leyes, Decretos, Resoluciones y Documentos de aplicación en la Conducción
Escolar del Nivel Medio”, Córdoba, 2003, Editorial Espartaco Córdoba.
Etimológicamente, el vocablo celador proviene de la voz latina celare que significa
‘vigilar, custodiar, el que cela o vigila’. De la misma raíz derivan palabras como celaduría,
celada, celar, celda. De acuerdo con ello, cobran sentido las explicaciones manifiestas en los
artículos 29 al 31 y sus incisos del Reglamento General; y la función que se pretendía del
celador en la institución educativa era semejante a la de un guardia militar, o a la de un
vigilante o custodio en las instituciones correccionales. No es casualidad que se haya
utilizado este término, ni debe resultar extraño que debiera tener estas características.
En el texto del año 2003, que mencionábamos al inicio de este apartado, los artículos
29 al 31 se refieren al preceptor y no al celador. No obstante, el contenido sigue utilizando
las mismas expresiones y manteniendo el mismo significado, es decir, sigue intacto y
original.
Nuestra pregunta al respecto es ¿qué habrá motivado al compilador de la legislación
escolar a utilizar el término preceptor en lugar de celador? Por una parte, siendo el
Reglamento General un instrumento legal que data de 1963, es lógico que utilice una
terminología de aquella época. Por otra, una posible respuesta la inferimos del hecho que el
autor adjuntó al texto de la legislación un documento de la misma DEMES referido a la
resignificación del rol del preceptor, en la que indica que su función va mucho más allá de
cuidar o celar, convirtiéndose en un auxiliar importantísimo en la tarea educativa.
En definitiva, el vocablo preceptor proveniente de la voz latina praeceptum que
significa ‘enseñanza’; se refiere al que enseña, hecho que quedó de manifiesto en el Capítulo
I. Así, pues, este término pudo resultarle al compilador de la legislación más acorde a la
actualidad del sistema educativo que requiere un rol re-significado desde la función
pedagógica.
A continuación presentamos un análisis que se ajusta estrictamente al contenido
textual de los artículos e incisos referidos al celador. De ello dedujimos las características
principales de su rol, lo que servirá de base para la crítica y para su resignificación. Estas
características son:
a) No se requiere una formación específica para desempeñarse como celador, al
contrario del caso de los profesores.
b) Es el encargado de conservar el orden y la disciplina.
c) En el orden jerárquico, responde al jefe de preceptores.
d) Es un auxiliar docente, sólo limitado al transporte del material pedagógico para el
dictado de las clases.
e) Cumple una función administrativa.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL ROL DEL CELADOR A LA LUZ DE LA
LEGISLACIÓN VIGENTE
Respecto del título necesario para cubrir el cargo, según este artículo, basta con
acreditar el título de Nivel Medio (anteriormente denominado título de Nivel Secundario),
sin distinguir la orientación del mismo. Además se debe acreditar idoneidad, entendida como
la capacidad de poder desenvolverse en las funciones que le son propias a su rol. Con
respecto a este último punto, en la educación pública de gestión estatal, la cobertura de
cargos docentes se rige por lista de orden de mérito. En consecuencia, la idoneidad deriva de
la suma de antecedentes al título reglamentario; por ejemplo: cursos, seminarios,
capacitaciones, etc. En el ámbito de la educación pública de gestión privada, rige el mismo
requisito respecto del título; sin embargo, no se valen de una lista de orden de mérito, sino
que la designación del personal docente y no docente es competencia de la entidad
propietaria a través de su Representante Legal, que tiene la facultad para realizar los
nombramientos.
66
DEBANNE, R., “Manual de Normativa y Legislación Escolar de la Provincia de Córdoba para el Nivel
Medio, Selección temática de Leyes, Decretos, Resoluciones y Documentos de aplicación en la Conducción
Escolar del Nivel Medio”, Op. Cit. Pág. 239.
Siguiendo con el análisis de los artículos, el número 30 describe la naturaleza de la
función del celador. Éste debe conservar el orden y la disciplina en lo que respecta a los
alumnos.67 Luego, el artículo 31 describe los alcances de este rol que se observa en las
expresiones tales como:
Luego, encontramos que los preceptores deben cumplir las órdenes que reciban del
jefe de celadores (inc. k), ya que este último está constituido en superior inmediato del
celador. En consecuencia, los celadores deben dar cuenta inmediata al jefe de celadores de
cualquier acto de indisciplina (inc. a y f) y dar inmediata cuenta al jefe de celadores de la
hora exacta en que se hicieran cargo del curso (inc. h).
El inciso b indica que deben cuidar que en las aulas no falte el material pedagógico
necesario para el dictado de las clases. Así, pues, de lo apuntado inferimos, aunque
restringidamente, que se trata de la función de auxiliar docente sólo limitada al transporte del
material pedagógico para el dictado de las clases. 69
Por su parte, la función administrativa queda de manifiesto a través de las siguientes
expresiones:
67
Ídem, Pág. 239.
68
Ídem, Pág. 239-240.
69
Cf. Ídem, Pág. 239.
70
Ídem, Pág. 239-240.
En síntesis, respecto al lugar que ocupan los trabajadores de la educación en el
organigrama institucional, los niveles se rigen por escalafones, es decir, existe un orden
jerárquico determinado por el Reglamento General que describe acabadamente las funciones,
alcances y límites de cada rol. Para cada uno de los casos, prevé la acreditación del título
correspondiente y demás requisitos que se deben poseer. Esto abre la posibilidad, en primer
lugar, en el caso de los profesores, de seguir la carrera profesional ascendiendo en el
escalafón, primero a Vicedirector; segundo a Director; luego a Inspector, y así sucesivamente
a los estamentos superiores. El segundo orden de escalafón está dentro de la dimensión
administrativa de la institución, en cuyo orden jerárquico está el prosecretario, que puede
ascender al cargo de secretario docente. Respecto al tercer orden, la legislación todavía
mantiene la mención al jefe de celadores que constituye el escalafón superior, el cual se
inicia con el cargo de celador. No obstante, a partir del año 1994, con la implementación de
la Ley Federal de Educación, no se renovaron estos cargos y paulatinamente fueron
desapareciendo del sistema educativo. En consecuencia, el celador no tiene escalafón.
Inspector General
Inspector
Director
Según este cuadro, debemos mencionar que el movimiento siempre se da dentro del
mismo escalafón y en sentido vertical ascendente o descendente, no pudiéndose dar
movimientos en sentido transversal del escalafón “C”, al “B” o al “A”. Por esta razón, queda
de manifiesto que el celador no tiene escalafón superior. En todo caso, podrá cambiar de
escalafón en la medida que acredite la titulación y los requisitos para las otras funciones.
Otro dato significativo acerca de la concepción que el Reglamento General tiene
sobre el celador lo aporta el análisis de los capítulos, según el cual, el Capítulo I, se refiere al
Director; el Capítulo II, al Vicedirector; el Capítulo III, al Secretario; el Capítulo IV, a los
Profesores; y el Capítulo V, agrupa al Personal de Disciplina y empleados del Jefe de
Celadores, Celadores, Ayudantes de Clase y Gabinete, Habilitado, Empleados y Personal de
Servicio. Es de notar que en el Capítulo V, el celador es considerado personal no docente, al
mismo nivel, por ejemplo, que el personal de servicios.
De manera implícita esto se vio reflejado hasta hace aproximadamente diez años, en
el hecho que el celador era una figura de segundo orden, sin jerarquía, sin relevancia
institucional, sin autonomía; y su desempeño sólo se circunscribía al control disciplinario y a
actos administrativos. Su relación con otros actores institucionales era que trabajaba para el
jefe de celadores, para los profesores y/o para los directivos. No en vano el Reglamento
General lo señala como personal de disciplina y empleado del jefe de celadores.72
Un análisis ulterior nos permite arribar a otras consideraciones acerca de las
expectativas que se tenía del celador. Proponemos dos categorías de análisis para distinguir
el tipo de función que, según el Reglamento General, debe cumplir el celador. Se trata de la
función pedagógica y de la función administrativa.
71
NB: A los fines de agilizar en las referencias a cada escalafón los hemos denominado con una letra, por
ejemplo, ESCALAFÓN “A”, para referirnos a la carrera docente, y así sucesivamente con los otros dos, el
“B” y el “C”.
72
Cf. SANCHEZ, E. D., SUAU, A., “Legislación Educacional Córdoba”, Op. Cit. Pág. 126.
La función pedagógica queda de manifiesto en las expresiones tales como conservar
el orden y la disciplina, vigilar la conducta, cooperar en la formación de hábitos y todas las
expresiones relacionadas al control de los alumnos.73 Podemos estar de acuerdo o no respecto
de si se trata de funciones eminentemente pedagógicas. Lo cierto es que en el contexto
histórico en que se desarrolló el Reglamento General, estas funciones sí respondían a los
fines de la educación contextualizados en un época de gobiernos militares en que se
pretendía, a través del sistema educativo, un fuerte control social sobre las personas mediante
el arraigo de hábitos de sumisión a la autoridad, y que esto contribuyera en definitiva, al
mantenimiento del orden social pretendido. En efecto, para el desempeño del rol de celador
bajo esta concepción no se requiere una formación específica más que haber pasado por una
institución de nivel secundario (hoy denominada Nivel Medio), y haber internalizado los
valores y las normas institucionalmente legitimadas, las que, luego, reproducirá con su
práctica.
Por otra parte, la función administrativa del celador74 se divide en la realización de
actos administrativos y en el desempeño como auxiliar docente.
Los actos administrativos que le correspondía realizar al celador eran: comunicar por
escrito las inasistencias a los padres; llevar registro de domicilio y de las firmas de los padres
o tutores encargados, y confeccionar las libretas de calificaciones para los profesores del o de
los cursos a su cargo. Como auxiliar docente es el encargado de cuidar que no falte el
material pedagógico para el dictado de las clases; entregar el curso a los profesores en
73
Cf. Ídem, Pág. 126-127.
74
NB: Creímos conveniente en este punto proponer una comparación entre la función administrativa del
secretario docente y el prosecretario, con la del celador. Por su parte, en la práctica, el secretario docente
tenía competencias Pedagógicas y Administrativas. Esto lo mantenía en un nivel de análisis y toma de
decisiones en colaboración con la dirección del establecimiento. Para ello contaba con personal a su cargo
(el pro secretario), con competencias sólo Administrativas, es decir, era el encargado de los actos
administrativos, de “llevar los papeles y los libros”, del llenado de planillas, de preparar las listas de
estudiantes para rendir exámenes, confeccionar las planillas de estadísticas, etc. Asimismo, cuando se
suprimieron los cargos de pro secretario -y en los establecimientos que no lo tenían- el secretario tuvo
solamente competencias administrativas. Por su parte, el celador, de acuerdo al Reglamento General,
estaba restringido por competencias administrativas que lo limitaban solo a la realización de actos
administrativos para lo cual no se requiere ninguna facultad especial más que la de saber escribir
correctamente, ser cuidadoso, prolijo y ordenado con los papeles.
75
DEBANNE, R., “Consideraciones Generales sobre la normativa y legislación escolar desde la perspectiva
de la conducción educativa”, Córdoba, 2006, A.D.E.M.E., Pág. 4
perfecto orden, así como la libreta respectiva; y acudir al llamado del profesor cuando éste
deba retirarse antes del término de sus clases. 76
CAPÍTULO III
APORTES DE LAS CIENCIAS DEL
COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL A LA
ORGANIZACIÓN ESCOLAR
LAS ORGANIZACIONES
76
Cf. SANCHEZ, E. D., SUAU, A., “Legislación Educacional Córdoba”, Op. Cit. Pág.126-127.
equipos para la construcción ni ordenadores. Sin embargo, lo que sin duda
tuvieron fue organización.77
77
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Madrid, 2000, Mc Graw Hill, Pág. 820.
78
STONER, J. A. F., FREEMAN, E. R., “Administración”, México, 1994, Prentice Hall
Hispanoamericana S.A., 5ta Edición, Pág. 9.
79
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 6.
Una organización es una unidad coordinada formada por un
mínimo de dos personas que trabajan para alcanzar su objetivo o conjunto
de objetivos comunes.80
Desde épocas muy remotas en la historia las personas se han organizado de manera
individual con sus posesiones y de manera colectiva con el resto del clan o la tribu,
disponiendo personas para cubrir diversas actividades y destinando recursos para la
subsistencia. Así, pues, con el paso del tiempo y la complejización cada vez mayor de las
sociedades fue más relevante la necesidad de contar con algunas pautas de organización que
pasaron de ser intuitivas y simples a ser racionales y complejas. En los siglos XVIII y XIX,
luego de la revolución industrial, empezaron a desarrollarse algunas teorías de la
administración y de las organizaciones desde una perspectiva eminentemente racional como
era característico en la modernidad. El ámbito propicio que sirvió de base para la reflexión y
el desarrollo de estas teorías fue el de la producción, de la industria que, animada por los
ideales de progreso de la modernidad buscaba cada vez mayor eficacia en los procesos para
obtener mayor producción y en definitiva mayor capital.81
Esta perspectiva racionalista, que todavía se evidencia en nuestros días en las distintas
organizaciones que nos rodean, se caracteriza por la existencia de numerosas reglas,
procedimientos, centralización de autoridad y fuerte especialización. Luego, hacia finales del
siglo XIX y principios del XX, con los aportes del positivismo se conoció la perspectiva
organicista caracterizada por una mayor adaptabilidad y mayor desarrollo, con menos reglas
y menos procedimientos, con autoridad descentralizada y escasa especialización82. En la
actualidad se habla de la teoría de la contingencia, en virtud de la cual una organización debe
responder a las exigencias de una determinada situación sirviéndose de procedimientos
característicos de los modelos anteriores. Esta teoría constituye una síntesis de las anteriores
a la vez que se presenta como un modelo superador.83 No obstante, para semejante desarrollo
fue necesario el aporte de otros ámbitos del conocimiento que dieron origen a lo que hoy
llamamos la escuela de las ciencias del comportamiento, como consecuencia de que
administradores y académicos veían que el enfoque clásico no favorecía el logro de los
objetivos esperados en la producción.
80
Ídem.
81
Cf. STONER, J. A. F., FREEMAN, E. R., “Administración”, Op. Cit. Pág. 31.
82
Cf. GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 609.
83
Cf. Ídem Pág. 8. 616.
En este sentido, dada la naturaleza de nuestro trabajo, hacer un análisis
epistemológico acerca del estatuto científico de lo que llamamos Comportamiento
Organizacional excedería los propósitos de este trabajo; no obstante, cabe dar algunas
precisiones al respecto para que el lector pueda comprender nuestra posición.
Las ciencias del comportamiento son la psicología, la sociología y la antropología; allí
echan sus raíces las actuales teorías organizacionales o del Comportamiento Organizacional.
En otras palabras, el estudio del comportamiento de la organización es multidisciplinario;
emplea principios, modelos, teorías y métodos de otras disciplinas.
El Comportamiento Organizacional no es una ciencia en sí misma y el interés en este
campo, desde mediados del siglo XX, atrajo hacia sí la mirada de todos los que cuestionan la
validez de sus conclusiones, dada la importancia de sus intervenciones y sus efectos en las
diversas organizaciones de la sociedad. Por ello, los teóricos del Comportamiento
Organizacional convienen en hablar más que de una disciplina o una ciencia en sí misma, del
enfoque científico como un proceso objetivo, sistemático y controlado con comprobaciones
incorporadas84 de otras áreas de las ciencias. Así, pues, en virtud de estas características, el
enfoque científico reviste de objetividad sus actividades y sus conclusiones. Por otro lado, es
un hecho que los científicos utilizan más de un método en sus procedimientos por lo que
conviene hablar más de un enfoque científico que de un método en particular.
84
Ídem Pág. 823.
luego son clasificadas en el recuerdo como entidades a disposición del sujeto. En el mismo
sentido, hablan de que el lenguaje es el depositario de esta cantidad de significados que están
disponibles objetivamente para el resto de la sociedad.85
En este punto nos referimos a la sedimentación para despertar la atención del lector
acerca del uso del lenguaje en nuestro ámbito propio de la educación. En numerosas
oportunidades nos encontramos leyendo y hablando acerca de organización escolar
posiblemente sin tomar en cuenta todo lo que implica esta expresión. Por ello, nuestro
objetivo en este apartado será poner en evidencia el peso de estos significados en el uso del
lenguaje. Es decir, si se utilizan estas expresiones es porque están depositados en la
conciencia determinados significados que es preciso que reconozcamos.
Así, pues, existe una precomprensión de lo que estamos refiriendo, y que se podría
objetivar con el significado de organización que dejábamos sentado más arriba.
Parafraseando al autor, la escuela es una organización en tanto que es una persona jurídica
que permite a la sociedad diversos objetivos, por ejemplo, de mantenimiento de pautas de
adaptación y servicio social.86 Seguramente algo semejante a esta idea dio forma a los ideales
del optimismo pedagógico en la Europa del siglo XIX. Recordemos que los sistemas
educativos, conformados por escuelas en tanto unidades funcionales, pretendían en principio
la consolidación de los estados nacionales mediante la generalización de la educación formal.
Bajo esta experiencia cobra significado la otra expresión que indicaba una unidad coordinada
formada por un mínimo de dos personas que trabajan para alcanzar objetivos comunes.87
Evidentemente aquí se trata de mucho más que dos o más personas, se trata de la
organización de los sistemas educativos de todo un país. En Argentina, con Sarmiento, estas
ideas impulsaron la organización de las escuelas, la formación de los maestros y la posterior
expansión de la educación formal a todo el territorio nacional.
En síntesis, se habla de organización escolar y de fondo están estos significados que
nos permiten avanzar en nuestro análisis a los fines de develar cada elemento que constituye
este mundo de significados.
A continuación, nos referiremos a cuáles son los elementos constitutivos de una
organización.
85
Cf. BERGER, P., LUCKMAN, T.,” La construcción social de la Realidad”, Bs. As., 1995, Amorrortu,
Pág. 91.
86
MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION, “ Innovación y Gestión”, Buenos Aires, 1998,
Pág. 34.
87
Ídem, Pág. 30.
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA ESCUELA COMO ORGANIZACIÓN
OBJETIVOS
ESTRUCTURA
88
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 611.
89
STONER, J. A. F., FREEMAN, E. R., “Administración”, Op. Cit. Pág. 9.
organizaciones que sí la cambian. En relación con aporte de Stonner, encontramos que la
indeterminación de la relación entre objetivos y estructura en la escuela:
SISTEMA DE RELACIONES
90
MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION, “ Innovación y Gestión”, Op. Cit. Pág. 32.
91
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 10.
con los objetivos y la estructura, pero como veremos más adelante, para ello es ineludible
conocer acabadamente los objetivos y, sobre todo, la estructura organizativa.
En efecto, la escuela en cuanto organización, está constituida básicamente de estos
tres elementos que mencionamos –objetivos, estructura y sistema de relaciones–; no obstante,
el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación amplía la explicación y reconoce cinco
elementos, a saber:
A partir de esta ampliación se propone una relación a través del siguiente cuadro:
92
MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION, “ Innovación y Gestión”, Op. Cit. Pág. 32-33.
93
NB: El punto 5 esta colocado intencionalmente en una columna paralela ya que se relaciona en parte
con la estructura organizativa y en parte con el sistema de relaciones.
Cuadro 2. Elementos constitutivos de las organizaciones
Retomando las ideas desarrolladas al inicio de este capítulo, para toda actividad que se
quiera realizar con mediano éxito es necesaria la organización; dicho de otra manera, la
organización es básica a la hora de realizar un propósito, sea éste individual o colectivo. La
organización nos brinda la posibilidad de ordenar las ideas y los recursos en pos del logro de
los objetivos. En efecto, para que la organización sea efectiva, tienen que estar previamente
determinados los objetivos generales y particulares. En el caso de la escuela, dada su
naturaleza propia, es preciso que se tengan como horizonte más remoto los fines últimos de la
educación; de allí se desprenden los objetivos que, en vista del análisis propuesto, queda
plasmado en lo que damos en llamar la cadena de fines, objetivos, metas y actividades, de los
cuales, los dos primeros eslabones corresponderían a un primer momento estratégico y los
dos últimos a un segundo momento operativo. En el momento operativo situamos a la
organización; es ahí cuando se dispone qué y cuándo se va a realizar determinado objetivo, y
donde se destinan los recursos humanos, materiales, financieros, de espacio, de tiempo, entre
otros.
Si bien no existe una correspondencia absoluta entre los distintos instrumentos legales
y la cadena a la que nos hemos referido más arriba, creímos conveniente citar los
instrumentos legales que regulan el sistema educativo según su jerarquía. Esta jerarquía:
94
DEBANNE, R., “Consideraciones Generales sobre la normativa y legislación escolar desde la perspectiva
de la conducción educativa”, Op. Cit. Pág. 5.
asignaturas que deben dictarse (decreto de Plan de Estudio). Es no
prescriptivo la bajada del currículum.95
En efecto, se trata de algo semejante a los niveles de concreción del currículum, los
fines vienen dados por las leyes generales de educación96 pero, en el caso de las escuelas
públicas de gestión privada, también por los idearios educativos.
En cuanto a los objetivos, algunos vienen prescriptos por la legislación vigente y otros
se construyen tomando en cuenta ésta junto con las demandas del contexto institucional,
quedando plasmados en el Proyecto Educativo Institucional (PEI). Las metas, por un lado
vienen prescriptas en la normativa, la que fija qué y cuándo se va enseñar, es decir, todo lo
relativo a niveles y ciclos de enseñanza, contenidos básicos comunes, planes de estudio, carga
horaria, etc.; pero también hay una parte de las metas que le corresponde trabajar a la
institución en sus diferentes dimensiones: administrativa, organizativa, pedagógico-didáctica
y comunitaria.97
Finalmente, las actividades, lo que se realiza día a día, semana tras semana, etapa tras
etapa en las escuelas es lo que debe viabilizar los fines y objetivos; en ellas también
encontramos un alto contenido prescriptivo, a la vez que un amplio terreno para la innovación
institucional mediante proyectos específicos.
95
Ídem.
96
Cf. Ídem, Pág. 4.
97
NB: Sobre este punto el Artículo 8° de la Ley 5326/72 de Enseñanza Privada, dice: Los institutos
inscriptos podrán proponer planes y programas propios de estudios, los cuales serán autorizados con
carácter experimental por la Dirección General y sujetos a aprobación definitiva por el Poder Ejecutivo.
98
DEBANNE, R., “Consideraciones Generales sobre la normativa y legislación escolar desde la perspectiva
de la conducción educativa”, Op. Cit. Pág. 6.
Cuadro 3. Cadena de fines, objetivos, metas y actividades.
99
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 10.
lograr los objetivos que se ha propuesto en su proyecto institucional.100 En este sentido,
acordamos con Gibson cuando plantea que:
Lo dicho tiene relación con la singularidad de cada institución, que viene dada por los
factores socio-culturales que influyen en el sistema de relaciones, es decir, las relaciones
formales e informales que se construyen en la interacción entre directivos, docentes, alumnos,
padres, personal administrativo, de servicio, etc.; y en algunos casos, el sistema de relaciones,
suele estar regulado por un organigrama institucional basado en cuatro decisiones clave: la
conformación de los roles, la distribución de funciones, el establecimiento de sus
posibilidades y límites, y la organización del sistema de delegación de autoridad propio de
cada centro.
Las estructuras de las organizaciones difieren como consecuencia de las cuatro
decisiones de gestión. Para determinar estas diferencias debemos identificar, además, ciertos
atributos o dimensiones de la estructura que podamos valorar. Tres de las dimensiones más
utilizadas son la complejidad, la centralización y la formalización.102 La complejidad alude al
grado de especialización de los puestos de trabajo de una organización, la centralización a la
cantidad de autoridad que conserva la dirección y la formalización a la existencia de políticas,
normas y procedimientos por escrito.
100
NB: Sobre este punto, destacamos el artículo 2° del Reglamento que dice: El director ejerce la facultad
para tomar por cuenta propia todas las medidas que conduzcan a la buena marcha del establecimiento y
el estricto cumplimiento de los decretos y resoluciones emanadas de la superioridad y de las directivas de
los organismos jerárquicos.
101
GIBSON J. L., IVANCEVICH J. M., DONNELY J. H., “Las organizaciones, Comportamiento,
Estructuras, Procesos”, Op. Cit. Pág. 31.
102
Ídem, Pág. 561.
Todas las escuelas, en cuanto a organizaciones sociales, han tenido una estructura
organizativa semejante que les permitió afrontar los desafíos de cada contexto histórico. Se
trataba de una estructura de mediana complejidad, en la que interactuaban directivos,
profesores, preceptores y alumnos. Que tenía fuerte centralización, por un lado en los
funcionarios de gobierno y, en la escuela, por parte del director en la toma de decisiones
institucionales acorde a las problemáticas y asuntos de cada momento histórico; y una
relativa formalización basada en la normativa escolar. Pero, con el paso del tiempo y el
desarrollo de la sociedad, los desafíos fueron cambiando y esta estructura resultó insuficiente.
A partir de los ’80 empieza a crecer la responsabilidad de sostener una educación de calidad a
través de la generación de aprendizajes socialmente válidos; el fortalecimiento de la identidad
nacional; la educación para la democracia; y la transmisión de valores y comportamientos
para la convivencia solidaria y pacífica, que contribuyeron a crear un modelo de institución
escolar reformada. Desde lo económico debió responder de manera innovadora a la
formación para el mundo productivo incentivando la formación científico-técnica para el
desarrollo, y preparando a los alumnos para la inserción en el mundo del trabajo. Desde el
punto de vista epistemológico debió centrarse en una nueva definición y selección de
contenidos y áreas disciplinares. Como consecuencia hubo una redefinición de la dimensión
pedagógico-didáctica basada en la nueva definición del sujeto de aprendizaje; de las teorías y
métodos de enseñanza; del rol docente; de la convivencia escolar; de la institución educativa;
de los modelos de organización de tiempos y espacios; y de los modelos de conducción y
supervisión.
Desde el punto de vista social la violencia fue y es uno de los rasgos más importantes
que emerge en la escuela como reflejo de lo que pasa en la sociedad toda. La acumulación de
frustraciones en la población produjo marginación y disgregación social; debilitamiento y
ruptura de los vínculos familiares; y diferencias socioeconómicas cada vez más acentuadas,
cuyo efecto sobre las personas se manifestó en el uso de la fuerza, en agresiones morales y
físicas. Estas expresiones de violencia las hemos catalogado en relación a las distintas clases
sociales en que se producen. La clase media y media-alta se corresponde con el embate hacia
la autoridad y la institución; y la clase baja se manifiesta en hechos de violencia hacia las
personas y ataques a la propiedad privada.103 En las escuelas ocurre algo proporcional de
acuerdo a la clase social que conforma la población escolar, no es casualidad que en las
103
NB: Ejemplo de esto son los saqueos producidos hacia fines de los ’80 protagonizados por las clases
bajas que atentaron contra todo tipo de comercios tanto corporativos como particulares, a diferencia de
los “cacerolazos” de fines del 2001 producidos por las clases media y media-alta.
instituciones educativas de clase baja sean más habituales los episodios de violencia contra
las personas y sus bienes, o los bienes de la institución. Esto no exime a los establecimientos
educativos de clases más favorecidas, en las que la violencia toma otras características de
embate menos físico y más simbólico.
Durante las últimas dos décadas, las sucesivas crisis socio-económicas deterioraron
las posibilidades de satisfacer las necesidades básicas de subsistencia de una franja creciente
de población que encontró –junto con el Estado- en la escuela, el lugar propicio para contener
esas demandas. De ello se derivó que la escuela debió sumar a su función primera e
indelegable, otras funciones para las cuales su estructura no estaba preparada. Los objetivos
primeros de aprendizaje experimentaron un corrimiento para dar lugar a los objetivos de
asistencialismo y contención; y las personas tuvieron que asumir nuevos roles para conservar
el equilibrio social. No se trató sólo de un cambio de rol sino de la suma de otras funciones
para las que muchos nos estaban preparados. Hoy los docentes, además de enseñar, tienen
que cumplir funciones de asistente social, de psicólogo, de mediador, de contenedor, de
padre, de madre, etc. Algo semejante ocurre con los preceptores, cuya función en el pasado,
se limitaba a un número reducido de acciones, y en la actualidad tiene que cubrir esas otras
funciones, por estar en contacto permanente con numerosas problemáticas, dada su ubicación
estratégica en permanente relación con alumnos, padres y docentes.
Mientras que la escuela necesitaba mayor apoyo para paliar las consecuencias de
dichas crisis, el Estado se encargó progresivamente de restarle ayuda financiera y le quitó
personal, como es el caso de la provincia de Córdoba en que fueron desapareciendo del
escenario escolar los jefes de preceptores, los ayudantes de trabajos prácticos, los
gabinetistas, hasta los porteros. Como consecuencia se sobrecargaron cada vez más con
nuevas funciones los viejos roles y el escenario en materia educativa, en la actualidad, se
halla caracterizado por un alto nivel de problemáticas y una baja complejidad dado que la
escuela carece de los actores suficientes para resolver las nuevas dificultades; por una escasa
centralización manifestada en la inacción del Estado que deslindó responsabilidades en las
escuelas; y por una exigua formalización –la misma formalización de hace más de cuarenta
años- que no se ajusta a las nuevas instancias del contexto histórico.
SEGUNDA SECCIÓN
TRABAJO DE CAMPO
CAPÍTULO IV
EL NUEVO ROL DEL PRECEPTOR
IV.1. RESIGNIFICACIÓN DEL ROL DEL PRECEPTOR DESDE LA DIMENSIÓN
PEDAGÓGICA
106
DEBANNE, R., “Manual de Normativa y Legislación Escolar de la Provincia de Córdoba para el Nivel
Medio, Selección temática de Leyes, Decretos, Resoluciones y Documentos de aplicación en la Conducción
Escolar del Nivel Medio”, Op. Cit. Pág. 242
De acuerdo con lo dicho, el preceptor actúa como nexo en la interacción de la
comunidad educativa, y así da lugar a los siguientes encuentros educativos:
Con el profesor, el preceptor establece una estrecha relación dado que comparten la
misma misión desde distintos roles. El preceptor:
107
Ídem.
108
Ídem, Pág. 242.
“realiza y controla la marcha de las tareas burocráticas del
centro educativo; cumple con el registro de los acontecimientos cotidianos:
asistencia, actividades, calificaciones, etc.109
109
Ídem.
horas libres no están abandonados y dando vueltas por el establecimiento, o en ocasiones
fuera de él sin que nadie sepa dónde están o qué les está ocurriendo.
La relación particular del preceptor con sus alumnos se extiende a los padres, dado
que ante cualquier inconveniente que se les presenta o información que necesitan, se dirigen
en primer lugar y con toda confianza a los preceptores. Esto es así porque los padres son
plenamente conscientes de que son ellos quienes receptan todas las inquietudes de sus hijos,
y que pueden contar con su colaboración para darle solución a problemas que a veces los
padres no saben cómo enfrentar. Parte de esta relación esencial con los padres se da a través
de las consultas y acciones para tratar de sostener el rendimiento y contención dado que, en la
mayoría de los casos y por razones de trabajo, los padres no pueden estar tantas horas cerca
de sus hijos como en realidad quisieran, ni como lo están preceptores.
En síntesis, se espera que los preceptores puedan desenvolverse con éxito de acuerdo
con las circunstancias que surgen en la vida escolar, sin tener en cuenta que para ello es
preciso contar con facultades personales y profesionales determinadas. Es decir, mientras
cumplen funciones semejantes a otros profesionales, no son vistos, ni en la teoría ni en la
práctica, como tales. En un sentido amplio, esto se debe a que la educación misma está
desvalorizada junto con el rol docente que se ha desvirtuado. En consecuencia, a los
preceptores no se les exige una titulación específica para ejecutar su rol, como es el caso de
directivos y docentes. No recibe capacitación específica y actualizada para realizar su tarea; y
tampoco tiene una remuneración acorde con el trabajo que realiza.
Este tipo de planteo no tiene en cuenta la figura del preceptor tal como la concebimos
en nuestra realidad escolar. Es decir, no existen dos personas, una encargada de la disciplina y
de lo administrativo, y otra encargada de lo pedagógico, sino que se piensa en el docente tutor
como quien acompaña el proceso de formación mediante la orientación del alumno desde una
visión integral. Decimos esto dado que, en nuestra realidad escolar, el preceptor es tomado
110
ARNAIZ e ISUS, “De la tutoría, organización y tareas”, Barcelona, 1995, Editorial Graos, en
MÜLLER, Marina, “Docentes Tutores”, Bs. As., 2005, Editorial Bonum, Quinta Edición, Pág. 35.
generalmente como auxiliar docente, cuyo rol es considerado de poca relevancia pedagógica.
No obstante, cuando se trata de dar solución a los problemas tales como la deserción, el
desgranamiento, la repitencia, los problemas de conducta, la asistencia social, la prevención,
etc. sostenemos que la respuesta no es incluir en la escuela nuevos expertos y técnicos.
Creemos que la solución está simplemente en trabajar con los preceptores que están más de
cinco horas diarias con los alumnos, para prepararlos en las ciencias necesarias para su
actividad y darles una carrera profesional adecuada a las tareas que realiza. En este sentido
dice Marina Müller:
111
MÜLLER, Marina, “Docentes Tutores”, Bs. As., 2005, Editorial Bonum, Quinta Edición, Pág. 30.
112
Ídem. Pág. 41
113
CORREA, Esperanza, “La escuela media y la orientación del adolescente”, Buenos Aires, 1981,
Hvmanitas, Pág. 11.
Asimismo, de la misma manera que hemos aclarado el concepto de tutoría, es
conveniente en este apartado aclarar el significado del término orientación, que proviene de
oriente ‘lugar donde nace el sol’; este término da también la idea de gestación y nacimiento
de nuevos conocimientos, de nuevas conductas, de decisiones importantes. Tomamos el
sentido de orientación como acompañamiento, en este caso de los procesos de aprendizaje y
de sus vicisitudes.114
En el libro La escuela media y la orientación del adolescente, la autora analiza el
desarrollo de los individuos desde el punto de vista de la institucionalización y la
socialización. Parte de la idea de que el niño nace en el seno de una institución, la familia, y
que luego tiene una trayectoria a lo largo de su vida, marcada por sucesivas instituciones que
le ayudan a formar su yo y a encontrar un lugar en la sociedad. De este modo, en la primera
infancia el niño ingresa en la enseñanza preescolar, luego en la escuela primaria, la
secundaria, el nivel superior de enseñanza o en el mundo del trabajo, etc. Simultáneamente,
las personas suelen formar parte de otras organizaciones que enriquecen su crecimiento, nos
referimos a los clubes, diversos grupos, boy scouts o grupo parroquial, por citar algunos
ejemplos. La nota distintiva de la educación de nivel medio está dada por la etapa evolutiva
por la que atraviesan los alumnos. En este especial período en que los adolescentes atraviesan
diversas crisis de identidad, de intimidad, de trascendencia, etc. ellos se sienten
particularmente desorientados. Por esta razón, la autora ve la necesidad de que haya un actor
institucional abocado al acompañamiento y la orientación de los jóvenes, dado que los
profesores generalmente están más dedicados a la enseñanza de los conocimientos
específicos de su asignatura y no disponen del tiempo suficiente para esta labor.115
Esta mirada acerca de la educación habla a las claras de una concepción de educación
integral que tiene en cuenta a la persona en todas sus dimensiones, que sitúa los aprendizajes
114
MÜLLER, Marina, “Docentes Tutores”, Op. Cit. Pág. 33.
115
Cf. CORREA, Esperanza, “La escuela media y la orientación del adolescente”, Op. Cit. Pág. 11-17.
116
Ídem, Pág. 11.
no sólo dentro del aula sino también fuera de ella, sobre todo en la convivencia diaria, en la
trama de las relaciones interpersonales que se construyen en la escuela. En ocasiones esta
mirada suele ir más allá y se extiende a la realización de actividades comunitarias, solidarias,
encuentros deportivos, campamentos, convivencias, viajes educativos, todas actividades estas
que conllevan un alto contenido educativo en un sentido más amplio, ya que favorece el
encuentro en clave de orientación entre adolescentes y adultos.
Con esta reflexión no pretendemos en absoluto restar importancia al encuentro que se
da en el salón de clases entre docentes y alumnos. Bien sabemos que muchos docentes suelen
destinar algún tiempo del dictado de su materia para atender las inquietudes de los alumnos;
no obstante, esto generalmente constituye un esfuerzo aislado y sin continuidad. Así, pues,
según Esperanza Correa, en su función de orientador el docente tutor es el que tiene
especialmente a su cargo:
117
Ídem, Pág. 12.
EL DISEÑO
Dada la naturaleza del tema investigado en nuestro trabajo de campo, el diseño que
adoptamos para inquirir el problema fue elegido en función de éste y de los objetivos que nos
han guiado en las sucesivas etapas de la investigación.
118
FOUCAULT, M., “Vigilar y castigar”” P 142.
Reglamento General de Escuelas que establece las funciones que han de cumplir los
celadores en la institución escolar. En este sentido, el marco teórico tuvo como finalidad dejar
claro que este rol es una construcción inseparable de los contextos históricos que propiciaron
su actuación.
En consecuencia, siguiendo este hilo argumentativo, en esta fase del trabajo retomamos
la pregunta problema:
¿Cómo se construye el rol actual del preceptor del nivel medio de las escuelas privadas y
oficiales de la ciudad de Córdoba?
LA MUESTRA
Según esto, hemos administrado una encuesta con cuestionario mixto a cuarenta y
ocho preceptores de diez escuelas de nivel medio de la ciudad de Córdoba y realizado una
entrevista semiestructurada a los directivos de dichos centros educativos.
El instrumento se estructuró con 12 preguntas, combinando preguntas abiertas y
cerradas. Las preguntas abiertas son más adecuadas en contextos exploratorios y de primeras
aproximaciones las cerradas son más útiles en estudios de extensión y en dominios bien
conocidos.
En las preguntas cerradas, ideamos alternativas de respuestas para que el encuestado
pudiera emitir de modo satisfactorio su opinión o juicio. En este caso nos aseguramos que
estén presentes todas las alternativas necesarias para que el encuestado encuentre cómo
expresar su posición.
Las preguntas abiertas se preparan más fácilmente, pero requieren un considerable
trabajo para su procesamiento y análisis, y muchas veces generan respuestas de difícil
comparabilidad. No obstante este tipo de preguntas son valiosas para detectar el marco de
referencia.
En este sentido, hemos seguido la recomendación de combinar preguntas abiertas con
cerradas, usar las primeras con mucha moderación, prepararlas con mucho cuidado en su
contenido y redacción. Tratamos de que las preguntas cerradas cubrieran aspectos
importantes incluidos en las preguntas abiertas. La pregunta nro. 8, incluye 23 actividades
que realiza el preceptor y que son inherentes a su rol. Los porcentajes se obtuvieron en
función de las frecuencias marginales. Estas son los totales de las sumas de las hileras, son
muy útiles y necesarias para la transformación de las frecuencias observadas a porcentajes
para facilitar la lectura de datos y la comparación de los mismos.
119
GRASSO Livio. “Introducción a la Estadística en Ciencia Social y del comportamiento”. Córdoba, 2003,
UNC. Facultad de Psicología, Pág. 272.
OPERACIONALIZACIÓN
OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES
● Lo teórico-administrativo.
● Lo práctico- pedagógico.
Dado que se trata de dimensiones compuestas por dos conceptos, y a los fines de
explicar mejor el sentido en que son interpretados, los definiremos por separado:
Lo teórico: Aspecto de la función que reúne todos los elementos normativos y del
acerbo cultural e institucional.
Lo administrativo: Control de las tareas burocráticas correspondientes a los cursos a
su cargo, y registro de los acontecimientos cotidianos: asistencias, actividades, calificaciones,
etc.
Lo práctico: La realización cotidiana de las actividades inherentes a su rol escolar.
Lo pedagógico: Aspecto derivado de su presencia permanente frente a los alumnos,
de acuerdo con su tarea tutorial que complementa la tarea del profesor mediante la afirmación
de los valores morales para una adecuada convivencia.
LO TEÓRICOADMINISTRATIVO:
120
NB: El registro de disciplina es un aspecto muy amplio enmarcado en la dimensión normativa de cada
centro y éste depende de las normas de convivencia adoptadas y legitimadas institucionalmente.
Confección de registro anual de calificaciones121: Transcribe las calificaciones
finales de todas las asignaturas, aprobadas o que adeuda cada alumno, en el registro
correspondiente a cada año y ciclo cursado.
Emisión y control de comunicados: Dicta o pega en el cuaderno las comunicaciones
institucionales enviadas a la familia y luego controla la firma de los padres. Informa a los
padres sobre inasistencias y sanciones.
Emisión de certificados: Atiende a la demanda de alumnos y/o padres que solicitan
diversos certificados: de escolaridad, abono del transporte, etc.
Confección y control del libro de temas: Completa el libro de temas con los datos
generales de la institución y particulares de cada asignatura; registra las clases no dictadas por
los docentes marcándolas en el mismo y acota el motivo por las que no fueron dictadas.
Provisión de material didáctico en las aulas: Lleva a cada curso a su cargo el libro
de temas, borrador y tiza, parte diario, y todo material solicitado por los docentes: Mapas,
instrumentos, TV, etc.
IV.7.2.2. LO PRÁCTICO-PEDAGÓGICO:
121
NB: Este registro se conoce comúnmente con el nombre de libretón, razón por la cual, en la encuesta
utilizaremos este último término para favorecer la comprensión de la consigna.
Mediación de conflictos: Interviene en situaciones de violencia escolar, conflicto
entre pares, diferencias con los docentes, desavenencia entre padres y docentes, y entre
alumnos y padres, a los fines de aportar una solución efectiva.
Seguimiento de la conducta escolar de los alumnos: Lleva el registro personal de
disciplina de los alumnos a su cargo, dialoga con los docentes, alumnos, padres y directivos
acerca del comportamiento observado en la escuela.
Seguimiento del rendimiento académico: Observa las calificaciones de los alumnos
y detecta aquellos con bajo rendimiento para una posible intervención pedagógica.
Seguimiento socio-personal: Detecta problemáticas más amplias, que condicionan la
actividad escolar del alumno, a través del diálogo con él y con sus familiares. Deriva las
situaciones que trascienden su competencia profesional.
Relación con profesores: Dialoga con los profesores de los cursos a su cargo acerca
del rendimiento y comportamiento de los alumnos.
Relación con directivos: Dialoga con el/los directivos acerca del rendimiento y
comportamiento de los alumnos.
Relación con la familia: Dialoga con los familiares a cargo de los alumnos sobre su
actividad escolar.
Apoyo del aprendizaje de hábitos de convivencia: Inculca la internalización de
valores morales y pautas de conducta propios de la escuela, que luego el alumno podrá
transferir a otros aspectos de su vida.
CAPÍTULO V
DE ENCUESTAS
ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE DATOS DE ENCUESTAS
Entre 11 y 15 22,2
Más de 15 22,2
En cuanto a la titulación que poseen los preceptores, se observa en primer lugar que el
55,4% tiene titulación de nivel superior, distribuida en 38,8% de nivel superior no
universitario y 16,6% de nivel superior universitario; las carreras acreditadas no están
necesariamente ligadas a la formación docente, es decir, se refieren a distintos campos del
conocimiento. En segundo lugar, se registra un 44,6% de los preceptores que cuenta con el
nivel secundario completo, resultado de la sumatoria de los que tienen sólo el secundario
completo, y de aquellos que cursaron alguna carrera de nivel superior tanto universitaria
como no universitaria y que no la completaron.
Ambos 22,2
Acerca de la pregunta que indaga si los preceptores conocen el significado de la palabra que
denomina su función, es decir, el significado de la palabra preceptor, una amplia mayoría, el
72,2%, dice conocer el significado, mientras que el 27,7% no lo conoce.
Por otro lado está muy claro el significado de lo que es el celador. Dicho significado está
íntimamente relacionado con el sistema carcelario de control de los internos, esto se
manifiesta claramente en las siguientes expresiones tomadas textualmente de las respuestas
de los preceptores:
Luego, en un segundo momento y con menor claridad conceptual, se empiezan a definir las
notas distintivas del significado de la palabra preceptor según la concepción de los
encuestados. Este significado hace ostensible la idea de que el preceptor es el encargado de
preservar el orden y la disciplina de los alumnos.
En esta concepción más amplia de la palabra, surgen con la misma relevancia que lo
señalado en el párrafo anterior, expresiones que indican al preceptor como un formador en un
sentido integral de la persona del alumno.
Un 38% afirma que la función principal es la de ser un nexo y mediador entre padres,
alumnos, docentes y directivos, remarcando que es una actividad difícil de definirya que tiene
muchas aristas.
Con la utilización de palabras tales como difícil y aristas, los preceptores dejan muy en
claro que sus deberes se llevan a cabo en un ambiente rígido, riguroso, áspero, con tareas que
todavía deben ser pulidas para igualar criterios en cuanto a las competencias referidas a una
función específica. Un 33% coincide en que la tarea primordial es la de velar que se respeten
las normas establecidas por la escuela, acompañar y ayudar al alumno en lo que necesiten,
enseñando conceptos, principios y valores. Aquí remarcan en primer lugar que su función es
la de mantener el orden escolar, cumpliendo con las normas que establece la institución. El
preceptor controla que los alumnos respeten las reglas que se deben seguir o a la que se
deben ajustar las conductas, tareas, actividades, etc.
Un 11%, dice ser preceptores por vocación, una actividad maravillosa en donde
diariamente se encuentran con situaciones diversas, y en ese momento se puede ser profesor,
psicólogo y hasta amigo en sentido expresivo y figurativo. En muchas ocasiones los alumnos
traen al colegio sus problemas personales, conflictos con docentes, con familiares, etc. y el
preceptor se transforma en psicólogo, escuchando, aconsejando o siendo un nexo entre el
alumno y sus padres o mediando entre las partes en conflicto para encontrar un punto de
equilibrio o simplemente acercar las partes a una solución. Por esto, muchos educandos
consideran al “prece” como un amigo en el que se puede confiar.
6. ¿Encuentra alguna diferencia entre ser preceptor del CBU del CE?
Un 77% de los encuestados sostiene que S existen diferencias entre ser preceptor del CBU
y de CE.
En el CBU, los alumnos siguen con facilidad el reglamento, son dóciles al momento de
acatar una orden o corregir actitudes. Hay que ser más condescendientes y ofrecerles mejor
trato por su edad ya que se encuentran en un periodo de adaptación en el que necesitan de la
guía del preceptor. Los alumnos son muy chicos y requieren un acompañamiento casi
maternal, necesitan afecto y contención y que estén pendientes de ellos a toda hora.
Un 111 % respondió que no existen diferencias entre trabajar en el CBU y el CE. Justifican
su respuesta en que la escuela donde trabajan es nocturna y las edades de los alumnos no
presentan diferencias significativas, por lo que requieren prácticamente de las mismas
atenciones. Otro preceptor dice que no existen diferencias ya que todos necesitan de alguien
en todas las edades, tanto en la vida personal como institucional. No obstante, el preceptor
sigue siendo un guía y consejero en los dos ciclos.
Respuestas preceptores %
Opciones
Sí, todas. 111
Sí, algunas. 55,5
En este ítem, la mayor frecuencia de respuestas indica que los preceptores conocen algunas
de las funciones que la legislación establece para el cargo. Esto se ve representado en el
55,5%, y le sigue un 33,3% que conoce muy pocas o ninguna de tales funciones. Por último,
el 11,1% que dice conocer todas las funciones.
.b. Si su respuesta fue Sí, todas o Sí, algunas ¿dónde o en qué circunstancias lo
aprendió?
Las funciones del preceptor que la Legislación Escolar contempla fueron aprendidas por
los encuestados, según la siguiente distribución.
8.a. Indique con una X la opción seleccionada. ¿Cuál o cuáles de estas actividades
realiza en la escuela?
Para procesar la matriz de datos sobre las actividades que los preceptores realizan en la
escuela hemos divido el análisis en dos tipos de actividades. En primer lugar, realizamos el
estudio de las actividades que llevan a cabo los preceptores en la escuela y, en segundo lugar,
exploramos dichas actividades pero en función de si están o no contempladas en la
legislación escolar.
Por ello entendemos toda comunicación formal e informal, personalmente, por escrito, por
teléfono, etc. sin contar la comunicación entre pares, con directivos, con administrativos, etc.
ya que no es posible dimensionar un promedio, dado que estos datos difieren
considerablemente en cada institución, por lo que las cifras enunciadas a continuación
constituyen un número mínimo de referencia.
Según esta tabla, un preceptor manejaría como mínimo, un promedio de 7.350 variables al
mes, 1.837 variables por semana y 367 variables por día con el objetivo de atestiguar la
presencia y el rendimiento de los alumnos mediante el trabajo administrativo al llevar toda la
documentación de los mismos, además del trabajo cualitativo o eminentemente pedagógico
que debe realizar en el acompañamiento de los alumnos.
● Siempre
●
● Frecuentemente
●
● A veces
●
● Nunca
●
Nos manejamos con las frecuencias marginales, para luego expresarlas en porcentajes,
como recurso estadístico clave para comparar las respuestas de los preceptores. De las cuatro
frecuencias antes mencionadas, sólo consideramos para este análisis las dos primeras, es decir
las actividades que se realizan siempre o frecuentemente.
Esto se realizó de esta manera, por que los porcentajes de respuestas en esas frecuencias
son muy altos, superiores al 87% en promedio de las 23 actividades propuestas.
El siguiente cuadro registra las actividades que llevan a cabo los preceptores con los
porcentajes según frecuencias marginales (siempre + frecuentemente).
Nº Actividades Porcentaje %
1 Registro de asistencia 100
2 Registro de disciplina 100
3 Confección de libretas del profesor 66,6
4 Confecciona, remite y controla libretas de alumnos 94,3
5 Confección de planilla anual de calificaciones 83,1
6 Confección de libretones 66,6
7 Emisión y control de comunicados 88,8
8 Control de cuadernos de comunicados 88,8
9 Emisión de certificados 55,5
10 Confección y control del libro de temas 94,3
11 Provisión de material didáctico en las aulas 83,2
12 Cuidar la conservación del mobiliario 83,2
13 Conservar el orden y la disciplina 100
14 Contención de alumnos 100
15 Mediación de conflictos 94,5
16 Seguimiento de la conducta escolar de los alumnos 94,5
17 Seguimiento del rendimiento académico 87,7
18 Seguimiento socio-personal 61
19 Relación con profesores 100
20 Relación con directivos 94,5
21 Relación con la familia 83,2
22 Interacción con alumnos 100
23 Favorece el aprendizaje de hábitos de convivencia 94,5
Para analizar las actividades y sus porcentajes, establecimos las siguientes subcategorías:
Es importante dejar en claro que todas las actividades (23) son inherentes al rol del
preceptor, la diferencia reside en si están o no plasmadas en la egislación scolar.
En función de estas tres subcategorías de análisis, estructuramos tres nuevos cuadros (uno
para cada categoría), a los fines de facilitar la exploración de datos.
Nº Actividades Porcentaje %
1 Registro de asistencia 100
2 Registro de disciplina 100
4 Confecciona, remite y controla libretas de alumnos 94,3
10 Confección y control del libro de temas 94,3
13 Conservar el orden y la disciplina 100
14 Contención de alumnos 100
15 Mediación de conflictos 94,5
16 Seguimiento de la conducta escolar de los alumnos 94,5
19 Relación con profesores 100
20 Relación con directivos 94,5
22 Interacción con alumnos 100
23 Favorece el aprendizaje de hábitos de convivencia 94,5
El registro de asistencia y el de disciplina son tareas propias del rol del preceptor, como así
también la confección y control de libretas y libros de temas de los profesores. Lo mismo
sucede en lo que respecta a conservar el orden, la disciplina y mantener una relación
armónica con los directivos.
Los preceptores (100%) dicen cumplir con roles en los que se configuran como
contenedores de alumnos. Contener es reprimir o moderar una pasión, que puede
interpretarse como una perturbación o efecto desordenado del ánimo, tristeza, depresión,
abatimiento o desconsuelo. Por esto, el preceptor se encuentra en la práctica con diferentes
estados de ánimo del alumno, quien le confía sus problemas, y él debe ofrecer la mejor
solución. En este momento se produce una interacción que se ejerce en forma recíproca entre
el preceptor y el alumno, compartiendo situaciones y aunando esfuerzos por un bien común.
Nº Actividades Porcentaje %
5 Confección de planilla anual de calificaciones 83,1
7 Emisión y control de comunicados 88,8
8 Control de cuadernos de comunicados 88,8
11 Provisión de material didáctico en las aulas 83,2
12 Cuidar la conservación del mobiliario 83,2
17 Seguimiento del rendimiento académico 87,7
21 Relación con la familia 83,2
La confección de planillas de calificaciones, emitir y controlar comunicados y el control
del cuaderno de comunicaciones son tareas propias del rol del preceptor. Lo mismo sucede
con la provisión de material didáctico en las aulas, tiza, borrador, mapas, etc. Es de sentido
común que todos los actores institucionales deban cuidar y conservar el mobiliario escolar,
pero la responsabilidad directa y prescripta es de los preceptores. La tarea de ejecutar un
seguimiento del rendimiento académico constituye un respaldo para los alumnos, seguirlos, ir
tras ellos, para que todo lo que estudien y aprendan pueda dar frutos y sea de utilidad. Todas
estas acciones son registradas por el preceptor, de manera que estén siempre a disposición de
quien requiera esta información, sean directivos, docentes y sobre todo los padres, quienes
frecuentemente concurren a la escuela a ver cómo van sus hijos o cómo es el rendimiento o
qué conducta tienen. Por esto, el preceptor fortifica su relación con las familias de los
alumnos.
Nº Actividades Porcentaje %
3 Confección de libretas del profesor 66,6
6 Confección de libretones 66,6
9 Emisión de certificados 55,5
18 Seguimiento socio-personal 61
El 50% de las actividades que siempre hacen todos los preceptores son demandadas por
su práctica y no están establecidas en la egislación escolar. El otro 50% corresponde a las
tareas que les son propias y están contempladas en la legislación.
Los encuestados que respondieron que siempre o frecuentemente realizan las tareas propias
o inherentes al rol del preceptor, atribuyen sus respuestas a las siguientes razones:
● El 88,2% porque le corresponde por la función que cumplen en la escuela.
● El 41,4% porque lo establece la legislación escolar.
●
● Al 29,4% se los pide la Dirección en forma directa.
● Al 17,6% se los pide la Dirección en forma indirecta y porque está establecido
en el PEI.
●
● El 5,8 % porque hay otra persona que lo haga.
●
10.b. Si la respuesta fue SÍ, marque con una cruz la opción que
corresponda.
Respuestas preceptores %
Opciones
Por el puntaje que otorga 16,6
Por interés personal 44,4
● Interés personal.
●
● Para consolidarse en la función.
●
● Por un mejor desempeño laboral.
●
● Por el puntaje que otorga.
●
● Porque se lo exigió la institución.
●
Los porcentajes de respuestas de los encuestados donde afirman que no se capacitaron son
muy bajos y lo atribuyeron a las siguientes causas:
Atención de la familia 50
Conducción de grupos/desempeño en el aula 55,5
Seguimiento de alumnos 27,7
Proyectos educativos 27,7
Otros: Psicología del adolescente 5,5
Por último se consultó a los preceptores sobre qué aspectos o circunstancias más relevantes
los motivaron para ingresar y permanecer en el cargo. Las respuestas fueron las siguientes:
CAPÍTULO VI
ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN
DE DATOS DE ENTREVISTAS
ENTREVISTAS
122
GOETZ.J.P y LECOMPTEM. D. Etnografía y Diseño Cualitativo en Investigación Educativa. Madrid.
1998. Ediciones Morata S.A. Cap V. Pág 152.
La expresividad del individuo y por lo tanto su capacidad para
producir impresiones, parece involucrar dos tipos radicalmente distintos de
actividad significante: la expresión que da y la expresión que emana de
él.123
La primera –la expresión que da– incluye los símbolos verbales que confiesa usar y
usa con el único propósito de transmitir la información. La segunda –la expresión que
emana– comprende un amplio rango de acciones que pueden considerarse sintomáticas del
actor, como gestos, emociones, postura física, entre otras.
Los dos tipos de comunicaciones antes mencionados son tenidos en cuenta en este
trabajo, a través de la desgrabación de una cinta de audio de la entrevista, donde se especifica
lo “dicho” y a través del registro observacional, lo que “emana”. En este tipo de entrevistas
es importante tener en cuenta o analizar las interacciones incorporando datos de documentos
escritos que nos permitirán acercarnos mejor a la cultura oral de los entrevistados.
Luego de las presentaciones pertinentes de los entrevistadores, les explicamos a los
entrevistados que el rol del preceptor presenta una base teórica que revela los antecedentes
más remotos, se trata de figuras semejantes a lo largo de la historia, hasta los antecedentes
más próximos de lo que es en la actualidad. Intentamos confrontar esto con lo que ocurre
realmente en la práctica, con todo lo que se pone en juego en la realidad cotidiana de la vida
institucional. Esto sirvió como apertura de entrevista.
Por último, y antes de comenzar la entrevista, dejamos claro que nuestro objetivo no
es calificar la práctica del preceptor ni evaluar la función del director; sí lo es la búsqueda de
información y parámetros que nos permitan establecer una visión de lo que realmente ocurre
en la práctica del preceptor y posteriormente confrontar con un marco teórico referencial.
La entrevista fue analizada desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, con el
uso del recurso estadístico del porcentaje. Las preguntas claves que incorporamos en esta
entrevista son:
1. ¿Conoce el significado de la palabra celador o preceptor?
2. ¿Cuál es el rol del preceptor en la escuela?
3. ¿Conoce las funciones que la normativa vigente prescribe para los preceptores?
4. ¿Encuentra diferencias entre ser preceptor del CBU o del CE?
5. ¿Qué actividades realizan con mayor frecuencia los preceptores?
6. ¿Necesitan de capacitación?
123
ERVING GOFFMAN. La presentación de la persona en la vida cotidiana. 1986. Bs. As. Amorrortu Editores Pág
14
7. ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos del rol del preceptor?
● Yo tengo la idea que son sinónimos, es decir, uno u otro hacen la misma cosa, son lo
mismo.
● Sí, etimológicamente por así decirlo, era el que celaba, el que cuidaba un grupo y que
tenía en cierta manera que protegerlo. Hoy en día me parece que este término va más
allá de solamente celar.
El 50%, acepta que ambas palabras no son iguales. El término preceptor incluye
muchas dimensiones nuevas, pedagógicas, psicológicas, etc. y celador quedó en la historia,
reservado a cárceles y presidios.
El 100% de los directores entrevistados coinciden en expresar que el rol del preceptor
ha cambiado y con él surgen nuevas tareas y funciones, el preceptor es un socializador de
cuestiones pedagógicas, debe atender problemas, solucionar conflictos, ser contenedor y
mediador. A todo esto se le suma la dimensión administrativa prescripta en la legislación
escolar.
● Es amplio, tendría que empezar a ver… por un lado, es la socializadora de todas las
cuestiones pedagógicas y también en el ámbito de la convivencia... por un lado es
socializadora, por otro lado, de acompañamiento pedagógico… educadora
esencialmente. En todos los aspectos, pero tiene que ver con la parte pedagógica, con
la parte administrativa, toda la documentación, libretas, cuestión de asistencias,
registro de notas.
● Hoy más que administrativa tiene que tener una función de contención muy grande,
muy importante, que no todos los preceptores lo terminan de captar, cuál es la
demanda que tienen por parte de los alumnos.
● A mí me parece, esto que te digo, valorizar la función del preceptor, no
circunscribirlo a la función en el orden solamente administrativo, sino un orden
pedagógico también.
● El preceptor de algún modo es un docente que acompaña a los alumnos, cumple las
funciones de tutor, el preceptor es diferente al docente, ¿por qué? Porque el preceptor
está todos los días con ese grupo humano.
El 50% de los directores entrevistados conocen las funciones del preceptor que
prescribe la legislación escolar.
En cuanto a las actividades que los preceptores realizan con mayor frecuencia, el
100% de los entrevistados coinciden en expresar que realizan de todo un poco, atención de
problemas, mediación y administración, etc.
● De todo un poco…, yo creo que hay atención de problemas personales… o sea, lo que
realiza diariamente es tomar asistencia, digamos las tareas administrativas de todos
los días. Después, de lo otro, que se hace con bastante frecuencia, atender
problemáticas particulares, atender problemáticas particulares y atender padres.
● Todo lo diario, lo cotidiano, el tomar lista, te decía, a cada uno de ellos… poner al
día todo lo que tiene que ver con los registros, tanto en el diario como el que van
pasando al oficial, tener al día la actualización de las libretas, el control de los libros
de temas, el paso de las inasistencias de los profesores a secretaría, el control de los
recreos, se ubican en lugares que consideramos estratégicos, como puede ser en la
puerta del baño.
● Cuidar alumnos… cuidar alumnos… y te voy a decir que realmente esto es una
práctica constante, y te lo digo con total sinceridad, por cuidar alumnos
descuidamos cuestiones que hacen a lo formativo a lo específico, es decir a este rol
que le quierodar yo en la escuela, que lo hemos hablado mucho con la vicedirectora,
más un rol tutorial que administrativo.
● Mediación. Mediar los conflictos que suceden constantemente en los cursos, en
conjunto con la dirección, con los padres, en las reuniones.
● Sí, son diferentes en la demanda de necesidades o de atención que tiene los alumnos a
mayor edad, pero mientras mayor es la edad, menores demandas tienen, más
autonomía, más independencia, entonces menor demanda hacia el preceptor. En los
cursos bajos, es mayor la demanda, uno porque son más pequeños, recién salen del
nivel primario, tienen más necesidades, están acostumbrados a las maestras que son
un referente, digamos, estable. Y por otro lado, sí requieren más contención, los del
CBU”.
● Sí hay, de hecho, cuando los elegimos buscamos el perfil para uno y para otro grupo,
¿no? El del CBU tiene que estar más conectado con los padres, ¿no? Esta relación de
aceptar los reclamos… de un mayor control… un seguimiento de los chicos, ¿no? Son
más intensivos, me parece. Los preceptores del Ciclo de Especialización, no es que
sean más light, conversan con los chicos de otra manera porque normalmente
nosotros tenemos el mismo grupo que viene desde jardín, por así decirlo, entonces los
conocen.
● Hay diferencia, porque los chicos cambian mucho, es decir es vertiginoso el cambio
de los chicos de hace diez años a esta parte. La diferencia entre el de trece y el de
diecisiete, es tan abismal la diferencia que uno no la aprecia porque vos das clases y
te acomodás según las circunstancias, ¿no? Pero cuando vos tenés tan de cerca y
medís, si quiera… si quiera… las inquietudes de uno y otro… son muy distintos,
totalmente distintos… Yo creo que el preceptor del CBU es más exigente que para los
chicos del Ciclo de Especialización.
● Por lo general intento que roten, porque en el CBU los preceptores tienen mucha
carga, tienen demasiada carga… y es una carga psicológica muy fuerte. El chico que
pasó a cuarto año ya no tiene problemas, pero hay que llegar a cuarto año. Entonces,
el preceptor del CBU tiene mayor carga emocional, hace un trabajo de contención.
● La distribución del tiempo… claro, yo me refiero a que deberían tener una mayor
distribución del tiempo. Cada preceptor tiene dos y tres cursos, hay dos preceptoras
que tienen tres cursos cada una, las otras tienen dos cursos.
● Los aspectos negativos pueden ser que… todos tenemos que comprender que más allá
de lo que ganamos… por la función, no nos podemos limitar a que si mi función… si
tengo que hacerlo porque es mi función o no. Rescato la buena voluntad.
● Mirá, desde la práctica, el tiempo que el preceptor tiene que estar en la escuela, ¿si?
El preceptor no puede entrar con un horario reducido, porque presupuestariamente
eso es lo que dice, cinco horas por día. Ese sería el aspecto negativo. Y el otro punto
–el positivo– la buena voluntad, las ganas de contribuir al orden, contribuir a paliar
situaciones problemáticas con los chicos, desde la inexperiencia de todos.
● “Están comprometidos con su trabajo, pero el problema es que a veces nos
equivocamos, pero nos equivocamos porque no tenemos los conocimientos necesarios
para eso… Yo creo que siempre vamos a tener preceptores que no estén capacitados.
Entonces de algún modo el Estado tiene que prescribir una obligación de
capacitación, si quieren mantener su trabajo, porque hay capacitación.
Constantemente me llegan a mí las propagandas de capacitación. Pero ellos no van,
si ya tienen el trabajo, entonces para qué van a ir. Entonces, tiene que haber una
prescripción, una obligación para que vayan, porque sino no van a ir, ya tienen el
trabajo, para qué van a ir. Y si uno los quiere obligar un poco, te puede contestar
alguno que sepa un poco de leyes: “no tengo tiempo” y está en todo su derecho, no
tiene la obligación de capacitarse una vez que entró al colegio.
TERCERA SECCIÓN
CONCLUSIONES FINALES
CAPÍTULO VII
CONCLUSIONES, APORTES Y
SUGERENCIAS
124
FILMUS Daniel. “Una Escuela para la Esperanza”. Temas Grupo Editorial. SRL. Bs. As.2002.Pág 20
compromete con la realidad de la cual somos todos partícipes, los principales perjudicados
son los alumnos. Las escuelas se han transformado en centros educativos para la contención
de alumnos como función primordial, que ha pasado a formar parte del nuevo mandato
fundamental de toda escuela. Así, pues, se presentan diariamente una diversidad de
cuestiones a resolver, tales como:
● Conflictos entre alumnos, entre alumnos y docentes, entre docentes y padres, etc.
● Seguimientos académicos.
● Seguimientos sociopersonales.
● Contención de alumnos
● Malas relaciones entre diferentes actores institucionales.
Todas las cuestiones antes mencionadas recaen sobre el preceptor. Esto implica
indefectiblemente una transformación del rol del preceptor. En su tarea pedagógica, el
preceptor ocupa un lugar estratégico dentro del sistema educativo pues su presencia frente a
los alumnos determina una modificación en la conducta, es vínculo de entendimiento con sus
pares y con los demás actores de la educación, contribuyendo así a la educación integral del
alumno. Su función es la de contener a los alumnos, cuidar la disciplina, mantener el orden,
preservar las buenas costumbres, intervenir en la relación social con la comunidad educativa,
cumplir una función de asistencia social, asistir permanentemente a los profesores, entre
otras. De acuerdo con esto, podemos decir que el preceptor complementa la tarea del
profesor, puesto que mientras este instruye, él se encarga de realizar la tarea socializadora y
administrativa.
En lo que respecta a la estructura del trabajo, podemos concluir lo siguiente:
En el marco teórico fue fundamental la descripción de los antecedentes históricos del
preceptor y de las líneas conceptuales para llegar a definir más claramente el rol del preceptor
actual (Capítulo I). Resultó muy valioso establecer las características del rol del preceptor a
la luz de la legislación vigente, según el Reglamento General de Escuelas de Enseñanza
Media y Especial (Capítulo II). Esto sirvió para comparar las tareas que cumple el preceptor
en función de si están o no prescriptas en la legislación escolar. La inclusión de aportes de las
ciencias del comportamiento organizacional a la organización escolar resultó clave para
contextualizar el rol del preceptor en una organización con objetivos, estructura y sistemas de
relaciones complejas como es la institución escolar (Capítulo III). Describir la situación
actual de las escuelas fue de valor significativo para interpretar cómo responde el preceptor a
este nuevo contexto educativo. Asimismo resultó positivo explicar de qué modo se puede
reconstruir el rol desde la dimensión pedagógica y del modelo de docente tutor. Es
importante aclarar que este modelo tutorial es el protagonista principal de los actuales
Proyectos de Retención Escolar.
Desde el punto de vista metodológico hemos tratado de respetar todas las exigencias
que demanda un estudio exploratoriodescriptivo, especificando con claridad el problema, la
hipótesis de trabajo, la población a estudiar y el tipo de muestreo utilizado (Capítulo IV)
En el análisis e interpretación de datos resultó de notable practicidad, organizar los
mismos en matrices para luego valernos del recurso estadístico del porcentaje, que facilitó la
comprensión de la información obtenida en las encuestas. En cuanto a las entrevistas a
directores, consideramos significativo haber diseñado dichas entrevistas semiestructuradas y
en profundidad, con un soporte teórico cualitativo que permitió registrar no solo lo que decía
el director, sino también lo que emanaba de ellos, como gestos, posturas, etc. (Capítulo V)
De las encuestas administradas a los preceptores (12 ítems de preguntas generales y 23
actividades que son inherentes al rol), podemos establecer el siguiente contexto laboral. La
mayoría de los encuestados tienen más de seis años de antigüedad en la función (722%). En
cuanto a la titulación que poseen los preceptores, se observa en primer lugar que el 55,4%
tiene titulación de nivel superior, distribuida en 38,8% de nivel superior no universitario y
16,6% de nivel superior universitario. Las carreras acreditadas no están necesariamente
ligadas a la formación docente, es decir, se refieren a distintos campos del conocimiento. En
segundo lugar, se registra un 44,6% de preceptores que cuenta con el nivel secundario
completo, resultado de la sumatoria de los que tienen sólo el secundario completo y de
aquellos que cursaron alguna carrera de nivel superior tanto universitaria como no
universitaria y que no la completaron.
En cuanto al ciclo donde desempeñan sus funciones, la mayoría trabaja en el CBU
(444%), otro tanto en el CE (33,3%) y el resto (22,2%) lo hace en ambos ciclos. Los
preceptores que trabajan en el Ciclo Básico Unificado afirman que los alumnos de este ciclo
son mucho más dóciles y fáciles de manejar, ya que respetan las normas establecidas por la
escuela. La tarea se centra más en mantener el orden escolar y controlar que los educandos
respeten las reglas que se deben seguir o a las que se deben ajustar las conductas, tareas,
actividades, etc. También dicen que acompañan al alumno en lo que necesiten,
constituyéndose en auxiliar, una persona que presta cooperación y a la vez colabora con los
colegiales en la búsqueda de soluciones. Los preceptores que trabajan en el Ciclo de
Especialización afirman que los alumnos, dada la etapa evolutiva por la que atraviesan los
adolescentes, tienen una especial dificultad para cumplir las normas, dificultad que es normal
y propia de la edad, pero necesitan de un guía y acompañante que los ayude, oriente y enseñe
conceptos, principios y valores.
En cuanto a enseñar conceptos, valores y principios, es muy importante remarcar que
usan la palabra valor como una cualidad que el preceptor considera un bien y que el alumno
debe estimar y adquirir. En cuanto a principios, se lo toma como dar una idea fundamental,
que rige el pensamiento o determinadas conductas que son consideradas aceptadas o dentro
de la norma, como es el estudio, la buena conducta escolar, el respeto por el otro, etc. Al
enseñar conceptos, se refieren claramente a que en muchas situaciones son los preceptores los
que asumen el rol de enseñar como los profesores, ya sea en el estudio de temas particulares
de las diferentes asignaturas, actitudes o formas de desempeñarse en distintas situaciones
escolares.
Los preceptores que trabajan en los dos ciclos consideran que no existen diferencias
significativas entre trabajar en el CBU o en el CE, ya que los alumnos en todo momento de su
tránsito escolar necesitan de un guía, orientador, consejero, y deben a su vez respetar las
normas establecidas. En general, la función principal es la de ser un nexo y mediador entre
padres, alumnos, docentes y directivos, remarcando que es una actividad difícil de definir ya
que tiene muchas aristas. Con la utilización de palabras tales como difícil y aristas, los
preceptores dejan muy en claro que sus deberes se llevan a cabo en un ambiente rígido,
riguroso, áspero, con tareas que todavía deben ser pulidas para igualar criterios en cuanto a
las competencias referidas a una función específica.
Un 11% dicen ser preceptores por vocación, una actividad maravillosa en donde
diariamente se encuentran con situaciones diversas, y en ese momento se puede ser profesor,
psicólogo y hasta amigo en sentido expresivo y figurativo. En muchas ocasiones los alumnos
traen al colegio sus problemas personales, conflictos con docentes, con familiares, etc., y el
preceptor se transforma en psicólogo, escuchando, aconsejando o siendo un nexo entre el
alumno y sus padres o mediando entre las partes en conflicto para encontrar un punto de
equilibrio, o simplemente acercar las partes a una solución. Por esto, muchos educandos
consideran al “prece”, como un amigo en el que se puede confiar.
Un porcentaje mínimo (5,5%) afirma que su tarea no tiene reconocimiento social ni
gubernamental. Es un trabajo que demanda mucho esfuerzo, no sólo para poder cumplir con
las tareas administrativas sino también para proponer soluciones a posibles problemas y
conflictos entre actores institucionales, y esto nunca se socializa o se da a conocer.
En los antecedentes históricos del preceptor, encontramos un dato relevante para
nuestra reflexión, hecho que no podemos soslayar ya que, en la normativa vigente no se
utiliza el término preceptor sino celador. El hallazgo se produjo confrontando un texto de la
legislación escolar editado en 1970 con otro editado en el año 2003. Para recabar
información sobre lo antes expuesto incluimos en la encuesta un ítem que indaga si los
preceptores conocen el significado de la palabra preceptor o celador, con la intención de
poner de manifiesto que la utilización del término celador, el cual revela un carácter
completamente distinto de lo que en la actualidad se concibe como preceptor, respondía a un
modelo educativo muy diferente al nuestro y, sin embargo, la misma legislación sigue
vigente. Los resultados expresan que las palabras no son sinónimos. En primer lugar, el
significado de celador está íntimamente ligado al sistema carcelario de control de internos,
esto se manifiesta claramente en las expresiones tomadas textualmente de los preceptores
encuestados, con palabras claves como: celda, control de cárcel, encierro, custodio y
vigilancia. En segundo lugar, surgen algunas notas distintivas del significado de la palabra
preceptor, pero orientada a preservar el orden y la disciplina de los alumnos. En tercer lugar,
emergen conceptos relacionados con la formación de valores, preceptos, dar consejos y
orientación a los alumnos. En cuarto lugar, se expresan argumentos que indican que el
preceptor contribuye con la formación integral de la persona del alumno. Finalmente, se
asocia el significado de preceptor con alguien que cumple la función de contención de los
adolescentes y toman en cuenta la dimensión psicológica de los mismos para su actuación.
En síntesis, los preceptores encuestados distinguen a la perfección las diferencias
entre las palabras preceptor y celador, dejando muy en claro que en la actualidad el concepto
de celador no se adecua a las exigencias del contexto escolar presente. En cuanto a las
funciones prescriptas por ley para los preceptores, la mayoría conoce algunas de las mismas
y las aprendieron leyendo la legislación escolar o bien como fruto de la cotidiana práctica en
la escuela, muchas veces cometiendo errores o simplemente indagando en alguna fuente de
información.
Según los resultados de las encuestas en cuanto a las actividades que realizan en la
escuela, lo que siempre hacen todos los preceptores (90 a 100% de respuestas siempre –
frecuentemente) es el registro de asistencia y disciplina, la confección y control de libretas y
libros de temas de los profesores, conservar el orden, la disciplina y mantener una relación
armónica con los directivos. Estas tareas están contempladas en la legislación escolar.
El preceptor se encuentra en la práctica con diferentes estados de ánimo del alumno,
quien le confía sus problemas y a quien debe ofrecer la mejor solución. En este momento se
produce una interacción que se ejerce en forma recíproca entre el preceptor y el alumno,
compartiendo situaciones y aunando esfuerzos por un bien común. Se configuran en
contenedores de alumnos y mediadores de conflictos entre alumnos, docentes y padres.
También realizan un seguimiento de las conductas de los colegiales favoreciendo el
aprendizaje de hábitos de convivencia, ayudando en situaciones problemáticas y colaborando
con la adquisición de conductas duraderas, social y normativamente aceptadas para convivir
en la escuela y fuera de ella en forma armónica. Estas actividades son demandadas por su
práctica y no están establecidas en la legislación escolar.
Lo que siempre hace la amplia mayoría de los preceptores (80 a 89% de respuestas
siempre – frecuentemente), es la confección de planillas de calificaciones, emitir y controlar
comunicados, vigilancia del cuaderno de comunicaciones, proveer material didáctico en las
aulas (tiza, borrador, mapas, etc.), cuidar y conservar el mobiliario escolar. Estas tareas
están plasmadas en la legislación escolar, como responsabilidad directa y prescripta de los
preceptores.
Realizan un seguimiento del rendimiento académico, controlando las calificaciones de
los colegiales, las inasistencias, conductas, etc. Todas estas acciones son registradas por el
preceptor, de manera que estén siempre a disposición de quien requiera esta información,
sean directivos, docentes y sobre todo los padres, quienes frecuentemente concurren a la
escuela a ver cómo se desenvuelven sus hijos o cómo es el rendimiento o qué conducta
tienen. Por esto, elpreceptor fortifica su relación con las familias de los alumnos. Estas
últimas prácticas no están establecidas en la legislación escolar.
Lo que siempre hace la mayoría de los preceptores (50 a 79% de respuestas
siempre-frecuentemente) es confeccionar las libretas del profesor y emitir certificados de
escolaridad, de situación académica, etc. Estas actividades están prescriptas en la legislación
vigente. La confección de libretones y el seguimiento socio-personal, que no figuran en la
normativa vigente escrita, son tareas que el 60% contestó que realiza la mayoría de los
preceptores.
Del total de respuestas de los encuestados un 6% (en promedio) corresponden a la
categoría a veces, cumplimos con las tareas inherentes al rol del preceptor y un 7% (en
promedio) de esas respuestas afirman que nunca ejecutan las actividades descriptas
anteriormente. Los preceptores encuestados que dicen desempeñar dichas tareas a veces o
nunca, se justifican afirmando que no es de su competencia, no le corresponde y que no están
claramente definidas o establecidas tales funciones del preceptor. En menor medida se
justifican diciendo no tener tiempo o les parece que es meterse mucho en la vida interior de
los alumnos. Es importante mencionar que los preceptores que respondieron a veces o nunca
representan un porcentaje no significativo a los fines del objetivo de la investigación.
A contracara de esto, los encuestados que respondieron que siempre o frecuentemente
realizan las tareas inherentes al rol del preceptor, cumplen con dichas tareas simplemente
porque les corresponde por la función que cumplen en la escuela y, en menor medida, porque
lo establece la legislación escolar. La amplia mayoría de los preceptores aprendieron a hacer
su trabajo, recibiendo explicaciones de otros preceptores con más antigüedad y experiencia
en el cargo, o porque se lo indicaron los directores y en menor proporción tomando modelos
de los preceptores que tuvieron cuando eran alumnos en la secundaria.
Una dimensión muy importante que indagamos es la capacitación o actualización que
los preceptores realizan y qué factores influyeron en esa toma de decisiones. El 50% de los
preceptores realizó alguna capacitación específica acorde a su función, mientras que el otro
50% no se capacitó. Los que se capacitaron lo hicieron por interés personal, para
consolidarse en la función, por un mejor desempeño laboral, por el puntaje que otorga y, en
menor medida, porque se lo exigió la institución. Los que no se capacitaron, se justificaron
diciendo que no conocen las ofertas de capacitación, no se lo exigieron en la escuela o tienen
experiencia en el cargo y, en menor medida, por falta de recursos económicos y por falta de
tiempo. Es importante mencionar que ningún preceptor justificó no capacitarse por falta de
interés o por que las tareas que realizan no requieren de capacitación específica. No obstante
la situación antes descripta, una amplia mayoría de los preceptores consideran que necesitan
realizar cursos de capacitación para desempeñar con mayor eficacia sus labores escolares.
Creen de valor significativo que tales capacitaciones deberían estar referidas a la
problemática del adolescente y de los jóvenes, a la conducción de grupos y el desempeño
escolar, la atención a la familia, la contención y la mediación en conflictos. Con menor
intensidad reclaman capacitación en tareas administrativas, organizativas y de comunicación
institucional. Finalmente, al consultar a los preceptores sobre qué aspectos o circunstancias
más relevantes los motivaronpara ingresar y permanecer en el cargo, respondieron
simplemente que fue por una salida laboral como cualquier otra y en menor escala por
vocación.
Por su parte, el 100% de los directores entrevistados coinciden en expresar que el rol
del preceptor ha cambiado y con él surgen nuevas tareas y funciones, el preceptor es un
socializador de cuestiones pedagógicas, debe atender problemas, solucionar conflictos, ser
contenedor y mediador. A todo esto se le suma la dimensión administrativa prescripta en la
legislación escolar. Todos consideran que los preceptores deben capacitarse y actualizarse en
manejo de grupos y técnicas de mediación. No obstante, el 50% de los directivos afirman que
algunos preceptores evitan la capacitación por cuestiones particulares. El total de directivos
entrevistados remarcan como aspectos positivos de la tarea del preceptor la buena voluntad
para desempeñar tareas para las cuales no están preparados. Y como aspectos negativos citan
el poco tiempo de permanencia del preceptor en la escuela y la gran cantidad de cursos y
alumnos que deben manejar y cuidar.
Sobre la base del problema planteado y de acuerdo con los objetivos generales de la
investigación, uno de los cuales propone analizar el proceso a través del cual se fue
construyendo el rol actual del preceptor y en función del riguroso análisis de datos que
realizamos, verificamos ampliamente nuestra hipótesis:
“El rol actual del preceptor en el nivel medio de las escuelas privadas y oficiales de
la ciudad de Córdoba, generalmente es una construcción que evidencia un
predominio de la práctica sobre la teoría”
APORTES Y SUGERENCIAS