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Material didáctico para la Cátedra Problemas epistemológicos en

psicología
Facultad de Psicología
Universidad Nacional de Tucumán
Dra. Marisa Alvarez

Fragmentos y adaptación del texto de Diéguez Lucena, A. (2005) Conceptos


fundamentales. En A. Diéguez Lucena (Ed.), Filosofía de la ciencia (pp. 39-75). Málaga,
España: Univ. de Málaga.

Modos de inferencia: deducción e inducción

La ciencia es una actividad intelectual en la que se realizan razonamientos o inferencias, en


la que se obtienen conclusiones a partir de determinadas premisas. Se suele reconocer dos
formas de razonamiento científico: la deducción y la inducción.

La deducción:

La deducción: es aquel modo de inferencia en el que la conclusión se sigue


demostrativamente de las premisas, de modo que está totalmente fundamentada por éstas.
En este ejemplo, la conclusión. “Las panteras son pluricelulares” se sigue necesariamente
de las premisas:

Todos los mamíferos son pluricelulares premisas mayor


Las panteras son mamíferos premisa menor
Las panteras son pluricelulares conclusión

Diferencia entre verdad y validez:

Validez lógica: una inferencia es lógicamente válida cuando la conclusión se infiere


necesariamente de las premisas, de modo que si partimos de premisas verdaderas la
conclusión será necesariamente verdadera. En tal caso la deducción es el único tipo de
inferencia que nos garantiza que arribaremos a conclusiones verdaderas siempre y cuando
partamos de premisas verdaderas.
En una inferencia deductiva correcta o válida no es posible que sean verdaderas las
premisas y que al mismo tiempo sea falsa la conclusión, por lo tanto si se acepta la verdad

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de las premisas debe obligatoriamente aceptarse la verdad de la conclusión. En este
sentido se dice que las inferencias deductivas son preservadoras de la verdad.
Ahora bien, la deducción es un razonamiento válido en virtud de su estructura lógica, con
independencia del valor de verdad de las proposiciones que contiene (premisas y
conclusión), de modo que un razonamiento deductivo será válido aun cuando parta de
premisas falsas y arribe a una conclusión falsa, por ejemplo:

Todos los perros son unicelulares F


El maíz es un perro F
El maíz es unicelular F

o, por casualidad, llegue a una conclusión verdadera partiendo de premisas falsas como en
este ejemplo:

Todas las árboles son perennes F


El rosal es un árbol F
El rosal es perenne V

Ahora bien, en una deducción no es posible arribar a conclusiones falsas si partimos de


premisas verdaderas.
Ejemplo de inferencia deductiva inválida:

Todos los tucumanos son argentinos V


Los salteños son argentinos V
Los salteños son tucumanos F

Contenido informativo: La garantía de la verdad de la conclusión sobre la base del valor de


verdad de las premisas se debe a que la conclusión del razonamiento deductivo no agrega
información, en este sentido decimos que no es ampliativo.

Inducción:

Es aquel modo de inferencia en el que la conclusión no se sigue con necesidad lógica de


las premisas sino que estas sólo la apoyan en un cierto grado. Puede decirse que las
premisas proporcionan una buena razón para aceptar la conclusión, pero no es una
necesidad lógica, sino sólo con probabilidad.

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Por ejemplo:

Penélope es un gato y maulla


Pía es un gato y maulla
Lorenzo es un gato y maulla
--------------------------------------
Todos los gatos maullan

A diferencia de la deducción, en la inducción la verdad de las premisas no implica la verdad


de la conclusión. De modo que podemos tener una inferencia inductiva en la que lleguemos
a una conclusión falsa a partir de premisas verdaderas.
La inducción es un tipo de razonamiento lógicamente inválido, debido a que el conjunto de
individuos del que se predica la propiedad es infinito o indefinido. Aun suponiendo que
pudiéramos, por ejemplo acceder a todas los gatos existentes en el presente, no podemos
acceder a los que existieron en el pasado ni a los que existirán en el futuro, de modo tal
que, aunque las premisas sean verdaderas porque describen un hecho efectivamente
observado, no podemos tener garantía de la verdad de la conclusión, ya que no hemos
obtenido acceso observacional a todos los casos. En este sentido, decimos que en cuanto a
su
Contenido informativo: La inducción es una inferencia ampliativa dado que la conclusión
brinda más información que la que está contenida en las premisas. La conclusión, puede
referirse a individuos de los que nada se dice en las premisas o a momentos pasados.

Ahora bien, no hay una tipología de la inducción, sin embargo Diéguez Lucena distingue la
siguientes:

a) Inducción enumerativa: Si una serie de casos coinciden en una propiedad (o en una


carencia), se generaliza y se concluye que todos los casos la presentan (o carecen de ella).
Cuanto mayor sea el número de casos observados, tanta más será la fuerza que tendrá el
argumento.
(Decimos que estamos ante una inducción por enumeración completa cuando hemos
examinado todos los casos posibles y todos coinciden en una propiedad, en ese caso
decimos que la conclusión se establece deductivamente).

Ejemplo: Pablo es argentino y toma mate


Flavia es argentina y toma mate
Antonio es argentino y toma mate

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Laura es argentina y toma mate
Todos los argentinos toman mate

b) Inducción eliminativa: Es un procedimiento inferencial útil para detectar la causa de un


fenómeno. Básicamente se razona del siguiente modo. Si siempre que se da un
determinado fenómeno ocurre la circunstancia c, y cuando falta c, permaneciendo todo lo
demás igual, el fenómeno no se da, entonces c es la causa o forma parte de la causa de c.

Dado c, A es B
No se da c, A no es B
Por lo tanto, c es la causa de que A sea B

Por ejemplo: De las dos divisiones de maternidad de un hospital, en la división A se da un


alto índice de muerte por fiebre puerperal en la B no. Un cirujano muere con síntomas muy
parecidos a los de la fiebre puerperal después de haberse cortado con un bisturí durante la
realización de una autopsia. Las parturientas de la división A son atendidas por estudiantes
de medicina que acudían a dicha división tras las prácticas con cadáveres sin lavarse las
manos. Las parturientas de la división B son atendidas por comadronas que no tienen
contacto con cadáveres. Tras ordenársele a los estudiantes que se lavaran las manos en
una solución de clorurada, el índice de mortalidad de las divisiones se igualó. Por tanto, la
causa de la fiebre puerperal debía estar en la materia cadavérica que llevaban los
estudiantes en sus manos. (Razonamiento del médico húngaro Ignaz Semmelweis en
1847).

d) Razonamiento estadístico: se trata de una generalización estadística. En ella se parte de


la premisa de que en una determinada muestra de una población la proporción de miembros
que poseen cierta propiedad para concluir (con cierto margen de error que dependerá de los
representativa que sea la muestra) que la misma proporción se da en la población completa.
Por ejemplo: En el estudio realizado sobre una muestra representativa de los españoles,
sólo el 20% está satisfecho con el funcionamiento de la justicia. Por lo tanto, sólo el 20% de
los españoles está satisfecho con la justicia.

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e) Razonamiento por analogía1: Se parte de premisas que expresan la similitud de dos o
más cosas en un cierto aspecto para concluir la similitud de esas cosas en otro aspecto
distinto. El razonamiento por analogía podría ser esquematizado del siguiente modo.

A es P, Q, R, S Preto es un gato bien cuidado, bien alimentado y sano


B es P, Q, R Fígaro es un gato bien cuidado y bien alimentado
Por lo tanto, B es S Fígaro es un gato sano

Otro ejemplo: Cuando una placa con un cultivo de bacterias gram positivas se contamina
con un hongo del género Penicillium, las bacterias no se desarrollan y desaparecen. Por lo
tanto, este hongo podría ser usado también para curar las infecciones causadas por
bacterias gram positivas. (Argumento de Alexander Fleming, citado por I. M Copi, 1986).

f. Inducción hipotética, abducción o inferencia de la mejor explicación: Se parte de un


fenómeno que necesita una explicación y se concluye aquella hipótesis que mejor explica
dicho fenómeno, entendiendo por tal aquella de las explicaciones disponibles adecuadas al
fenómeno que sea más simple, más coherente con otras hipótesis aceptadas, más exacta,
más capaz de encajar todos los detalles, más abarcante, etc.

El esquema de este tipo de razonamiento sería algo como esto:

D es una colección de datos


H explica D
Ninguna otra hipótesis puede explicar D tan bien como H
Por lo tanto, H es probablemente verdadera.

O bien,

Por lo tanto, H merece ser provisionalmente aceptada y desarrollada.

Por ejemplo: En un yacimiento es hallado el cráneo fósil de un cánido que presenta grandes
asimetrías y carece de varios dientes, en particular de un camino superior que nunca se
llegó a formar. Estos defectos le dificultaban con toda seguridad la caza de una forma
severa. Sin embargo no era el cráneo de un individuo joven, sino de un adulto. Esto podría

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Si bien Diéguez Lucena considera a la analogía y a la abducción como razonamientos inductivos,
otros autores las diferencias de la inducción, y se limitan a caracterizarlas como razonamientos no
deductivos.

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explicarse muy bien si la jauría le hubiera proporcionado alimentos a dicho individuo. Por lo
tanto, probablemente la jauría le ayudó a su alimentación (Argumento de Palmqvist y cols.,
1999).

Hipótesis:

Literalmente hipótesis significa supuesto, lo puesto por debajo. Una hipótesis científica es
una afirmación contrastable empíricamente, que se considera provisional y revisable a partir
de nuevas experiencias. Se trata por lo general de enunciados que son formulados de
manera precisa que tratan de dar cuenta de los fenómenos sometidos a investigación o de
solucionar problemas. Se supone que si dicho enunciado es verdadero, entonces los
fenómenos en cuestión quedan explicados. Por ejemplo, para Karl Popper todos los
enunciados científicos, ya sean enunciados básicos, generalizaciones empíricas, leyes o
teorías más amplias y abarcativas, tienen el carácter de hipotéticos. En el sentido de que
siempre son conjeturas que se aceptan tentativamente mientras no hayan sido refutadas
por la experiencia, sin que nunca podamos considerarlas como verdaderas definitivamente.
A veces, los términos hipótesis, ley y teoría son empleados como sinónimos. En otros
contextos, se reserva el término hipótesis para una propuesta científica que aún está en
proceso de contrastación mediante la búsqueda de más evidencia empírica que la apoye o
la refute, o sobre cuya aceptación aún se discute en la comunidad científica. Por ejemplo, la
hipótesis de que la extinción de los dinosaurios se produjo por la caída de un meteorito.

A lo largo de la historia, el uso del término “hipótesis” en la filosofía de la ciencia ha sido


variado. Hubo momentos en que por hipótesis se entendía:
- Como una falsedad útil que permitía salvar los fenómenos convenientemente, pero no se
aceptaba en su literalidad. Por ejemplo, el cardenal Bellarmino entendía así al sistema
copernicano cuando le aconsejaba a Galileo que enseñara así el sistema copernicano. O,
bien,
- Como una especulación imposible de probar experimentalmente o con un carácter cuasi
metafísico, por ejemplo ese el sentido que se le daba a la teoría atómica presentada por
Dalton.

En ambos casos se entiende a la hipótesis como un instrumento que nos permite salvar los
fenómenos, pero no es verdadero, es un sentido peyorativo. Actualmente este sentido está
en desuso.
Las hipótesis científicas son sometidas a contrastación a partir de sus consecuencias
empíricas. La forma de hacerlo es derivar deductivamente de la hipótesis a contrastar, con

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ayuda de otros supuestos auxiliares, predicciones acerca del comportamiento de los
fenómenos abarcados por ella. Si las predicciones no se cumplen, eso cuenta como
evidencia en contra de la hipótesis y puede conducir a su abandono. Si se cumplen,
cuentan como evidencia a favor lo que refuerza la confianza de la comunidad científica en la
hipótesis. (En esto consiste el método hipotético deductivo).

Leyes:

El concepto de ley científica es uno de los más difíciles de caracterizar, y ha generado y


continúa generando debates en torno a cómo interpretarla. Hasta el punto que dado que las
condiciones necesarias y suficientes que se han dado para caracterizarlas han resultado
problemáticas o inadecuadas, algunos han negado que existan leyes en el sentido que le
han dado los filósofos.
Habitualmente se entiende a las leyes como un enunciado que expresa una relación regular
y empíricamente contrastable entre los fenómenos o propiedades seleccionadas de los
fenómenos. Se asume, con frecuencia, que debe ser formulable como una ecuación
matemática simple.
Se suele distinguir entre leyes universales y leyes probabilísticas. Si la regularidad se afirma
universalmente y sin excepciones, es decir, si se afirma su cumplimiento en todos los casos
(aunque ese cumplimiento sea de forma aproximada) es universal o determinista. Por
ejemplo, la ley de gravedad que afirma que: “Todo cuerpo ejerce sobre otro cuerpo una
fuerza de atracción que es directamente proporcional al producto de las masas e
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa”.
-Si se afirma sólo una regularidad que se da en una serie de casos pero no en otros, y que
admite por tanto excepciones. Es decir, si el cumplimiento de la relación establecida por la
ley se mantiene en un cierto porcentaje de casos, pero no necesariamente en todos los
casos concretos, o bien si la ley incluye en su misma formulación la probabilidad de que se
de un suceso, estamos ante una ley probabilística.
Por ejemplo, la ley de la termodinámica, que puede formularse del siguiente modo: “Un
sistema aislado tiende a estados de mayor entropía”. Como se puede ver en su formulación.
No se excluye la posibilidad, aunque su probabilidad sea extremadamente baja, de una
transición espontánea a un estado de menor entropía. A veces se dice también que la
naturaleza tiende a evolucionar desde los estados de orden hacia los de desorden, o desde
los menos probables hacia los más probables.
Ahora bien, podemos preguntarnos ¿Qué es lo que diferencia a una ley científica de una
generalización accidental? En la tradición filosófica, desde Aristóteles a Locke, se

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consideraba que las leyes científicas establecen conexiones necesarias entre propiedades.
Esto implicaba aceptar una conexión necesaria entre objetos o acontecimientos y no otros.
Por otro lado, Hume, en el siglo XVIII, criticó desde las bases empiristas la idea de una
conexión necesaria entre objetos o acontecimientos. Para él la diferencia entre leyes y
generalizaciones accidentales no era objetiva, sino que dependía de las diferentes actitudes
que mantenemos hacia cada una de ellas. No expresan más que una conjunción constante
entre fenómenos. Pero en el caso de las leyes, un hábito mental basado en la repetición nos
hace esperar que la regularidad observada se mantenga. Habría en cambio, otras
regularidades que no hacen aparecer este hábito de proyectar la regularidad hacia el futuro
y que consideramos por ello accidentales. Reconocía que la idea de una conexión
necesaria forma parte inevitable de nuestra mente, algo que no podemos dejar de imaginar
pero que no está en los objetos mismos.
Ambas respuestas, la aristotélica y la humeana, resultan problemáticas. La primera por su
carga metafísica, sospechosa para algunos porque podemos preguntarnos ¿en qué
consiste exactamente esa conexión necesaria entre los fenómenos y cómo puede ser
analizada?. La segunda por el carácter subjetivo que atribuye a las leyes. Si la diferencia
entre las leyes y las generalizaciones accidentales estriba únicamente en nuestra actitud
epistémica hacia las mismas, sin que haya una diferencia objetiva entre ellas ¿qué es lo que
hace entonces que tengamos precisamente una actitud epistémica distinta hacia las unas y
hacia las otras? ¿Por qué unas regularidades hacen aparecer un hábito mental que nos
lleva a proyectarlas hacia el futuro y otras no? Hume no dio una respuesta a estas
preguntas.

Teorías:

En la filosofía de la ciencia actual hay dos enfoques principales acerca de qué es una teoría
científica y cuál es su estructura: la concepción enunciativa y la concepción semántica o
modelo teórica.
La concepción enunciativa ha sido defendida por los empiristas lógicos, Popper, Kuhn,
Lakatos, Toulmin, Feyerabend, Laudan, Putnam y Niiniluoto. Para dicha concepción, las
teorías son entidades lingüísticas, es decir, sistemas de hipótesis de forma de enunciados
generales más o menos estructurados jerárquicamente.
Los empiristas lógicos consideraban que en el caso ideal las teorías de las ciencias
empíricas debían ser formuladas como un sistema de axiomas susceptibles de una
interpretación fáctica. De los axiomas se derivarían deductivamente otros enunciados
(teoremas) que desplegarían el contenido de la teoría con términos referidos a fenómenos
observables vendría dada por una serie de reglas de correspondencia. Estas reglas de

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correspondencia especificarían las aplicaciones de las leyes teóricas (los axiomas) a los
fenómenos y harían posible las predicciones empíricas. Un ejemplo de regla de
correspondencia dada por Carnap es: “La temperatura (medida por un termómetro) de un
gas es proporcional a la energía cinética media de sus moléculas”. Ambos enunciados
ponen en conexión cosas inobservables (la energía cinética media) con cosas observables
(una señal en el termómetro).
Una teoría sería pues el conjunto TC (postulados teóricos y reglas de correspondencia) de
los axiomas y teoremas deducidos de ellos más la interpretación de los mismos. En pocas
palabras, una teoría sería un cálculo formal interpretado (parcialmente) por las reglas de
correspondencia.
En los 60 surgió la concepción semántica, cuyos representantes son P. Suppes, B. van
Fraassen, R. Giere, J. Sneed, W. Stegmüller y U. Moulines, entre otros. Suppes sitúa la
diferencia entre la concepción enunciativa y la semántica en que mientras que para la
primera las teorías versan sobre fenómenos, para la segunda versan sobre sistemas físicos,
como los gases ideales, las frecuencias genotípicas de las poblaciones ideales o los
patrones estímulo-respuesta en la conducta de los individuos. Los sistemas físicos son
“réplicas muy abstractas e idealizadas de los fenómenos, que son una caracterización de
cómo se habrían comportado los fenómenos, si se hubieran dado las condiciones
idealizadas” (Suppe 1989). Con esto, Suppe no quiere indicar que los defensores de la
concepción enunciativa desconozcan la existencia de idealizaciones y de modelos en la
ciencia. Se trata más bien de que para éstos dichas idealizaciones son el modo en que la
teoría intenta recoger de forma tratable el comportamiento de ciertos fenómenos, mientras
que para la concepción semántica, las teorías versan sobre esos sistemas idealizados o
modelos, que representan sólo algunos aspectos concretos de los fenómenos, en lugar de
hacerlo directamente sobre los fenómenos en toda su complejidad. El nombre concepción
semántica viene precisamente de la importancia que se otorga al concepto semántico de
modelo y a la semántica formal.

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