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ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DEL VIRREINATO:

EL MONOPOLIO COMERCIAL

España, en el siglo XVI, se encontraba en la cúspide de su dominio sobre Europa; la conquista


del Tahuantinsuyo y el descubrimiento de los ricos yacimientos de oro y plata en América
sirvieron para mantener su hegemonía política y militar.

Por esa razón la administración colonial buscó incrementar y hacer más eficiente la producción
minera y sobre todo que se llevara a cabo, de manera segura, el transporte de las riquezas de un
continente a otro. Para lograr tal fin estableció un sistema comercial que le permitiera proteger
sus intereses y obtener los máximos beneficios de sus nuevas colonias. Ese sistema comercial se
basó en un principio económico denominado monopolio comercial.

El día de hoy hablaremos sobre el:

El monopolio comercial

¿En qué consistía?

Los virreinatos solo podían comercializar con la metrópoli, por lo tanto, estaban prohibidos de
intercambiar con otros reinos como Inglaterra y Francia, inclusive, con otras colonias de
América.

Mediante este sistema de comercio, España se llevaba de las colonias metales preciosos y mate -
rias primas y traía objetos manufacturados de Europa. Estos productos traídos de la Península
Ibérica eran colocados en los mercados locales del virreinato, como sabemos, o como
recordaran se les obligó a los indígenas a comprarlos en la repartición de mercancías.

- Instituciones comerciales

Bien, para llevar a cabo un control riguroso del comercio entre la metrópoli y las colonias se
crearon instituciones comerciales, la Casa de Contratación de Sevilla y el Tribunal del
Consulado.

Casa de Contratación de Sevilla

La casa de contratación de Sevilla, fue una institución creada en 1503 para reglamentar y
fomentar el comercio entre América y España. La corona estableció que el único puerto desde el
cual se podía partir hacia América era Sevilla, centralizando así el control y registro de personas
que se dirigían hacia las colonias.

En 1503 se creó la Casa de Contratación en el puerto de Sevilla, convirtiéndose así en el


exclusivo lugar de entrada y salida de embarcaciones de la Península Ibérica. Se encargó de
reglamentar el comercio entre España y las colonias americanas; nada podía entrar o salir si no
era con el permiso de esta institución. E incluso el tráfico de personas estaba bajo su supervi -
sión.

Tribunal del Consulado de Lima

Fue instalado en 1618; en el Callao, puerto principal de la ciudad de Lima.

Este organismo se encargó de la resolución de los problemas legales de índole comercial.


Asimismo, fue el único distribuidor de las mercancías europeas autorizado en América del Sur.

Desde principios del siglo XVII, los grandes comerciantes limeños se agruparon en el Tribunal
del Consulado. Es decir, el Tribunal del Consulado fue el organismo que los representó. Este
organismo se encargaba de resolver todos los problemas legales originados por las actividades
mercantiles en el Perú.

Asimismo, como menciona nuestra lectura el Tribunal del consulado fue instalado en el puerto
del Callao, por ende, se convirtió en el puerto principal de la ciudad de Lima y en el único
distribuidor en América del Sur de las mercancías de Portobelo.

Para comprender mejor lo que les acabo de mencionar vayamos a revisar el siguiente gráfico.

Observen que las flotas salían desde el único puerto autorizado en España, es decir desde
Sevilla, llegaban a Cartagena de Indias, a Portobelo allí acudían los comerciantes a comprar y a
traer los productos provenientes de España, una vez que los productos llegaban al Callao, eran
distribuidos a diferentes puntos del virreinato.

Hay testimonios de la época que señalan que se cometieron excesos en la venta de los productos
importados, pues un producto español era vendido quince veces más de su valor real.

Cabe mencionar que las flotas retornaban hacia el puerto de Sevilla, llevando metales preciosos
materias primas, especias, etc. Observen el recorrido desde el puerto del callao, hacia Panamá y
luego a España.

Para protegerse de los piratas y corsarios los miembros del tribunal organizaron la Armada del
Sur, compuesta por una escuadra de galeones y navíos mercantes.

Hay otro punto importante a considerar, los comerciantes o miembros del Tribunal para
proteger sus viajes desde las ferias de Portobello y Panamá en Centroamérica, organizaron la
Armada del Sur, la armada del sur estaba compuesta por una escuadra de galeones y navíos
mercantes para la debida protección de las embarcaciones.

El sistema comercial: las flotas y galeones


El sistema de flotas y galeones fue una medida tomada por Felipe II, hijo de Carlos I de España,
para evitar los constantes ataques a los barcos que transportaban oro y plata americana, por
parte de los corsarios y piratas, principalmente ingleses y franceses.

También la corona para proteger las embarcaciones de los ataques de piratas y corsarios, decidió
crear un sistema de protección, denominado sistema de flotas y galeones, el cual consistía en
que todos los navíos mercantes debían navegar en convoy con la protección de barcos de guerra
como escoltas. A partir de 1564, se organizaron dos grandes convoyes, para cada uno de los
virreinatos.

- La flota: Embarcaciones salían una vez al año desde el puerto de Sevilla, con destino al
virreinato de Nueva España (México), y desembarcaban en el puerto de Veracruz.
- Los galeones: Al igual que las flotas, los galeones salían una vez al año. Partían de
Sevilla para llevar los productos al virreinato peruano, pero este recorrido no era
directo, sino que seguía una ruta, que veremos a continuación:

Salían del puerto de Sevilla, cruzaban el Atlántico, después de hacer una escala en Cartagena de
Indias, llegaban a la ciudad de Portobello (Panamá) donde se realizaba una importante feria (una
vez al año) a la cual acudían los comerciantes limeños desde el Callao. En esta feria, los
comerciantes compraban los productos traídos desde España para luego venderlos en el
virreinato peruano.

Una vez realizado los intercambios comerciales, los negociantes se dirigían a Panamá por tierra
para luego embarcarse con la Armada del Sur rumbo al Callao.

Bien continuemos, los navíos mercantes provenientes de España luego de haber cargado con
mercancías y productos de las colonias, debían retornar y para ello debían reunirse en un punto
de las Américas del cual saldrían en convoy custodiados por una buena cantidad de
embarcaciones de guerra de la Armada Española. El punto elegido para la reunión de todos los
barcos fue la bahía de La Habana por su ubicación geográfica y no demasiado expuesta al
Atlántica, pero también por el gran tamaño de la bahía que colaboraba con la protección de las
embarcaciones.

Actividad: Averiguar los problemas del monopolio comercial, en el virreinato.


Problemas del monopolio comercial

La política económica basada en el monopolio comercial fracasó porque el Estado español no


abastecía regularmente a sus colonias de las mercaderías que necesitaban. Por esa razón las
colonias se veían obligadas a buscar otros compradores para abastecerse de los bienes que
necesitaban.

Además, los elevados precios que imponían los comerciantes españoles obligaron a la población
americana a recurrir al contrabando. Esta práctica era permitida por los funcionarios coloniales
a cambio de sobornos.

Por otra parte, como la producción manufacturera española era pequeña, la metrópoli tenía que
adquirir en el resto de Europa los productos que necesitaban sus colonias. Es decir, el reino
español debía comprarles a otros estados los bienes que las colonias requerían. Y como se
pueden dar cuenta el oro y la plata americanos terminaban finalmente en poder de Inglaterra,
Holanda y Francia, cuyas industrias estaban más desarrolladas.

Algunos de los factores que socavaron el sistema monopólico en el siglo XVII fueron los
siguientes.

La penetración extranjera:

Las potencias europeas rivales de España, como Inglaterra, Holanda, Francia buscaron romper
el sistema monopólico español, con el propósito de tener acceso a los mercados coloniales
americanos y de este modo colocar sus manufacturas. ¿De qué manera lo hicieron?

Pues las casas comerciales extranjeras (principalmente inglesas, holandesas y francesas) se


infiltraron en la ruta legal a Sevilla utilizando testaferros (Persona que presta su nombre para
figurar como titular en un negocio o asunto jurídico ajenos.) y poniendo capital y naves a
disposición de los sevillanos, para que ellos figuren como los propietarios de mercancías, sin
embargo, los dueños realmente provenían de otros estados como Inglaterra, Holanda, entre
otros.

En este contexto, no solo usaron ese mecanismo, si no buscaron mecanismos que apunten a ello
a su objetivo, siendo los principales el contrabando y los corsarios:
Los corsarios:

Fueron marinos que al servicio de una monarquía enemiga de España, asaltaban a los galeones
españoles que transportaban los metales preciosos. Entre los más destacados corsarios tenemos
a Francis Drake (inglés), John Hawking (inglés), entre otros.

Los piratas, a diferencia de los corsarios, no obedecían a ningún reino, fueron asaltantes
comunes de mar y actuaban motivados por sus ambiciones particulares.

El contrabando:

Mecanismo por el cual las potencias europeas introducían sus mercancías en las colonias de
modo clandestino. Así, las mercancías ingresadas por contrabando competían con las
manufacturas españolas, a menor precio y mejor calidad que las fabricadas en la Península
Ibérica.

El fortalecimiento de los comerciantes locales.

Hacia el siglo XVII, el Tribunal del Consulado diversificó sus fuentes de abastecimiento
mercantil contrabandeando productos europeos en Panamá y mercancías asiáticas en Acapulco,
y viajando a España para adquirirlos directamente de los proveedores.

A pesar de que la Corona española restringió el comercio entre sus colonias, el Perú producía
algunos productos (vino, aguardiente, vinagre) que exportaba a otros sectores de América bajo
dominio español, como Centroamérica y México; azúcar a Chile y sombreros de paja a
Guayaquil. Asimismo, importaba de otras colonias trigo, cacao, textiles finos, maderas y añil.
Con el tiempo, la producción de bienes industriales y agrícolas creció tanto que empezó a
competir con los artículos importados de España. Por esa razón, para proteger la producción de
la metrópoli, se prohibió la elaboración de productos como textiles, papel o vino dentro de las
colonias.

A pesar de ello, el tráfico de mercancías entre México y Perú (es decir entre esas dos colonias)
aumentó a lo largo del siglo XVII.

Por ejemplo, en el puerto de Acapulco, los comerciantes peruanos encontraban productos


mexicanos y también asiáticos, como sedas importadas de China a través de las Filipinas, otra
colonia española.

Este circuito era ventajoso para los comerciantes limeños, quienes podían obtener finos textiles
chinos a la novena parte del precio que establecían los comerciantes españoles en Portobelo.

El alza de los impuestos.


La Corona requería de muchos recursos para administrar el imperio y sostener las guerras en las
que se involucró.

En la primera mitad del siglo XVII, los apremios económicos que afrontaba la Corona española
obligaron a las autoridades coloniales a elevar los dos principales impuestos comerciales:

la avería (impuesto sobre el valor de las mercaderías) y el almojarifazgo (derecho aduanero).


Ante estas medidas, muchos comerciantes optaron por el fraude, o por el contrabando y eso que
genera que haya menor recaudación, o en otras palabras que se afecte el nivel de recaudación.

Pero cabe señalar que no eran los únicos impuestos, en el siglo XVII, al igual que en nuestros
días, las autoridades coloniales establecieron varios impuestos para el sostenimiento de los
diferentes sectores de la sociedad colonial, entre los más destacados se encuentran:

a) Tributo indígena:

Eran pagados por los indígenas por ser considerados vasallos del rey. Los obligados a pagar
fueron los varones entre 18 y 50 años de edad. La administración colonial para evaluar el
número de tributarios realizó visitas a las provincias para contabilizarlos.

En los primeros años de cobranza, el pago del tributo se hizo en especias, como llamas, luego
aceptaran dinero y productos, pero a partir del siglo XVII se exigió el pago solo en dinero.
Después de la eliminación de las encomiendas, el cobro del tributo pasó a ser una tarea de los
corregidores, sin embargo, para cumplir esta labor debían contar con la colaboración de los
curacas, quienes se encargaban de cobrar los tributos de los indígenas de sus comunidades.

b) Alcabala:

Era el impuesto a la venta de inmuebles, muebles y esclavos dentro del virreinato. Este
impuesto era pagado por los vendedores; esta carga fiscal permitió solventar los gastos de la
Armada del Sur.

c) Almojarifazgo:

Impuesto aduanero que se pagaba por todo producto que entraba o salía del virreinato.
(importación y exportación).

d) Diezmo:

Era el impuesto en beneficio de la Iglesia, comprendía el 10% de todo lo producido en una


actividad económica. Los diezmos fueron suprimidos legalmente después de la rebelión de
Túpac Amaru II, pero se mantuvieron hasta mediados del siglo XIX.

e) Media anata:
Lo debían pagar los funcionarios del Estado, con la mitad de sus ganancias del primer año de
empleo.

f) Quinto real:

Era el cobro del 20% de la producción minera, era pagado por los propietarios de las minas.
Este impuesto era destinado a la Corona española.

g) Avería:

Impuesto para la defensa de los puertos y navíos contra los piratas y corsarios, era aplicado a los
productos que eran transportados por mar.

Por ello, usualmente se prestaba dinero de los banqueros europeos con la garantía de la plata
que llegaba de las colonias.

Esto trajo dos consecuencias: La primera, España empezó a depender económicamente de sus
colonias y la segunda fue que se convirtió en el gran distribuidor de plata en Europa.

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