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1 Corintios 10:23-24
“Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica. Nadie busque su
propio bien, sino el bien del otro.”
Quienes hemos hecho a Jesús como nuestro Señor y Salvador, hemos experimentado una auténtica
libertad, hemos comprobado que no hay otra manera para alcanzar esa paz y esa confianza que solo
Cristo nos puede dar.
La libertad que Cristo trae a nuestra vida se manifiesta cuando nada ni nadie nos impide que
disfrutemos del propósito de Dios en nuestra vida, se manifiesta cuando nos desarrollamos plenamente
en todos los aspectos de nuestra vida, pero no porque no vayan a existir obstáculos de por medio, sino
porque nuestra libertad está fundamentada en Jesucristo y en la Palabra de Dios.
Tal concepto de libertad es muy distinto al concepto de libertad que el mundo nos ofrece, el cual se
reduce a una sola frase: “hagan lo que quieran”; lo que paradójicamente hace que nos atemos a
infinidad de circunstancias y cosas que, en el corto plazo, nos harán pagar la factura a costa de nuestra
salud, nuestra familia o nuestro trabajo, por mencionar solo las más importantes.
La Palabra de Dios nos enseña que todo nos es lícito, pero no todo nos conviene o edifica. Ello
significa que todas y cada una de las cosas que hagamos o hablemos en nuestra vida, debemos
pasarlas por este filtro que nos ofrece la Palabra, pues más allá de que sea pecado lo que
terminemos haciendo o hablando, es un hecho que nuestra propia vida o la de nuestra familia
quedarán en riesgo, solamente por no atender la importante recomendación que Dios nos trae el
día de hoy.
¿Quieres un ejemplo para acabar de entender lo antes explicado? Preguntémonos ¿Qué tan edificante
es para nuestros hijos que nos vean tomando bebidas alcohólicas o fumando? Seguramente algunos
dirán que no tiene nada de malo, que todo se reduce a la cantidad, que todo se violenta cuando
llegamos al extremo de emborracharnos o de fumarnos dos cajetillas al día, porque es en ese nivel
donde estaríamos entrando al umbral del pecado. Un simple ejemplo, pero que es común en nuestros
días.
La libertad del mundo nos permite hacer cosas que nos terminan degradando como personas, cuando la
libertad que trae Cristo es para hacer cosas que nos edifican, nos engrandecen y nos fortalecen.
Así como la libertad de Cristo nos ha sido dada para todo lo que nos edifique o para edificar a quienes
nos rodean, también nos es dada para no juzgar a otros, porque cada uno toma sus decisiones y cada
uno tendrá que asumir sus consecuencias por dichas decisiones, porque Dios nos ha dado la capacidad
de discernir (hacer un análisis de las consecuencias de lo que se va a hacer, precisamente antes de
hacerlo).
Recordemos que no somos como los animales que se mueven por instinto, aunque la verdad a veces no
hacemos uso de nuestra capacidad para discernir sino de nuestras corazonadas o instintos. La libertad
es para conquistar y, por ende, para avanzar en la vida, pero si esto no se ha dado en nuestra vida,
debemos hacer un alto en el camino para buscar qué es lo que nos está deteniendo.
“Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán
misericordia.” (Proverbios 28:13)
Algo que nos ata o nos detiene mucho es el sentimiento de culpa y de condenación que trae el pecado a
nosotros, y es tan fuerte ese sentimiento que podemos sentir culpa por nosotros mismos debido a que
hay algo que no nos hemos podido perdonar, y se nos olvida que desde hace mucho Jesús ya nos
perdonó. Igualmente sucede cuando tal condenación o falta de perdón en nosotros es causada por los
pecados de otros. Es importante aprender y entender que cada persona tiene que asumir sus
responsabilidades y no podemos tomar las culpas de los demás como nuestras.
La libertad debemos usarla para obedecer a Dios, de esta forma vendrá bendición sobre nuestra vida,
pero cuando la usamos para desobedecer, entonces atraemos maldición. De igual forma debemos
cuidarnos de no participar en pecados ajenos, y menos aún de ir a inquietar a otras personas con
nuestros problemas o quejas. Debemos obedecer, debemos dejar amistades incorrectas, debemos
arrepentirnos de todo lo que no está de acuerdo a la bendita Palabra de Dios.
Decidamos ser benévolos en nuestro corazón, no pensar mal de las personas ni sumar resentimientos
en nuestro corazón, guardemos nuestro corazón puro, no nos dejemos contaminar, porque si queremos
estar libres tenemos que estar libres desde nuestro interior hacia afuera, de lo contrario nada podremos
emprender en nuestra vida.
Seamos libres en el Señor nuestro Dios para alcanzar el propósito de ÉL en nuestras vidas.
Seamos sabios y discernamos todo lo que llegue delante de nosotros, porque posiblemente no
sea malo, pero seguramente no será edificante ni servirá para ayudar edificar, ya sea a nosotros
o a otros.
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos para fumar que funcionan con pilas. Contienen unos
cartuchos llenos de un líquido que suele contener nicotina, saborizantes y sustancias químicas. El
líquido se calienta y se convierte en un vapor, que la persona inhala. Por eso, consumir cigarrillos
electrónicos recibe el nombre de "vapear" (de vapor).
Existen diferentes tipos de cigarrillos electrónicos. Pero hay muchas personas que usan la marca
Juul. Este cigarrillo electrónico se parece a una memoria USB y se puede cargar en el puerto USB
de las computadoras. Puesto que genera menos humo que otros cigarrillos electrónicos, algunos
adolescentes lo usan para vapear en casa y en la escuela. La concentración de nicotina de la
marca Juul es similar a la de los cigarrillos ordinarios.
¿Tienes que vapear todos los días para volverte adicto?
Aunque no vapees todos los días, te puedes volver adicto. La rapidez con que alguien se vuelve
adicto varía. Algunas personas se vuelven adictas incluso si no vapean todos los días.
La mayoría de los cigarrillos electrónicos contienen nicotina. Incluso aquellos que no contienen
otras sustancias químicas. Y estas sustancias químicas pueden irritar y dañar los pulmones. Aún
no se sabe cuáles son los efectos a largo plazo de los cigarrillos electrónicos que no contienen
nicotina.
Un motivo importante para dejar de vapear es el de querer ser la mejor versión y la más saludable
de ti mismo. He aquí algunos motivos más:
Los signos de la abstinencia son más fuertes durante los primeros días después de dejar el hábito. Y mejoran durante los
días y las semanas posteriores.
Prepárate para abordar los sentimientos, las personas y los lugares que te harán sentir ganas de
vapear. Estas cosas se conocen como desencadenantes. De ser posible, evita los lugares y las
personas que te desencadenen las ganas de vapear. Si tienes muchas ganas de vapear, prueba a
hacer lo siguiente:
Mascar chicle sin azúcar o beber agua.
Enviar un mensaje de texto, llamar o salir con un amigo que te apoya.
Escuchar tu música favorita.
Salir a caminar o a correr.
Probar el yoga o la meditación.
Respirar hondo 10 veces.
Mantener las manos ocupadas en una afición, como dibujar o fabricar joyas.
Ir a un lugar donde esté prohibido fumar o vapear.
Si vapeas, ya sabes que esta conducta puede causar graves daños pulmonares e, incluso, la
muerte. Llama a tu médico de inmediato si: