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Hoy en día, está más que claro que fumar

tabaco es peligroso para la salud, han sido

muchas las campañas de concienciación que


se han realizado al respecto.

Fumar incrementa el riesgo de enfermedades


cardiovasculares, de cáncer de pulmón, boca

o laringe, y de otros problemas como la enfermedad


pulmonar obstructiva crónica, que causa una

obstrucción del flujo de aire en los pulmones.

Cuando hablamos de tabaco, el mensaje está


claro.

Sin embargo, a principios de esta década


los cigarrillos electrónicos irrumpen en

el mercado y cada vez más gente comienza


a utilizarlos sin conocer demasiado bien sus

efectos en la salud e incluso considerándolo


una alternativa más inocua que el tabaco

al estar fumando “vapor” en lugar de “humo”.

Pero ¿es esto cierto?

¿Son los cigarrillos electrónicos inocuos,


o son tan peligrosos como el tabaco?

Y en ese caso, ¿Qué riesgos tienen?

¿Es mejor VAPEAR que FUMAR?

Hoy en la Hiperactina, hablamos del VAPEO.

Esto de aquí es un cigarrillo electrónico.

Bueno, y esto también, y esto, y esto.

Se le conoce también como “vaporizador”


o “vapeador”, y consiste en un dispositivo

electrónico que calienta un líquido en su


interior para producir un aerosol que es inhalado

por el consumidor.

Suelen utilizarse o bien por placer o bien


como sustitutivo del tabaco tradicional.

Cuando inhalamos el humo de un cigarrillo


clásico que proviene de la combustión del

tabaco, lo llamamos FUMAR, mientras que cuando


inhalamos el aerosol de un cigarrillo electrónico
lo llamamos “vapear”.

“Vapear” se ha percibido como una actividad


más segura que fumar, que deja un mejor sabor

de boca y menos molesto al no producir el


mal olor del humo del tabaco.

Sin embargo, aquí viene el primer problema:


ya de por sí, la palabra “vapear” tiene

truco, ya que da a entender que lo que se


inhala de un cigarrillo electrónico es un

VAPOR.

Pero esto no es del todo cierto.

Como te he comentado, los cigarrillos electrónicos


producen lo que llamamos un aerosol, que es

distinto a lo que se entiende por un vapor.

Es decir, entendemos por “vapor” una sustancia


en estado gaseoso, normalmente refiriéndonos

al vapor de agua.

Sin embargo, un aerosol es un conjunto de


partículas microscópicas en suspensión,

ya sean sólidas o líquidas.

Y concretamente, ¿a qué tipo de partículas


nos referimos?

O dicho de otro modo, ¿Qué hay en el aerosol


que inhalamos de un cigarrillo electrónico?

Como hemos comentado, el aerosol del cigarrillo


electrónico NO es un "vapor de agua" inofensivo

y ya está, sino que contiene varios tipos


de sustancias químicas.

Para empezar, aunque los cigarrillos electrónicos


no contienen tabaco como tal, sí que hay

algunos que contienen nicotina.

La nicotina es una sustancia psicoactiva presente


en el tabaco, y es la responsable tanto de

la adicción al tabaco como de los efectos


que produce el tabaco en nuestro cuerpo.

Al fumar se reduce el estrés y la ansiedad,


se mejora el ánimo y se incrementa el estado
de alerta; pero la nicotina también produce
otros efectos como el aumento de la presión

arterial y de la frecuencia cardíaca, lo


cual incrementa el riesgo de algunas enfermedades

cardiovasculares como el infarto cardíaco.

Pero los efectos de la nicotina son especialmente


preocupantes cuando hablamos de la población

joven, es decir, cuando el cerebro está todavía


en desarrollo.

El problema es que la nicotina puede dañar


al cerebro en desarrollo y por tanto afectar

a funciones como la memoria, la concentración,


el aprendizaje, la atención, el estado de

ánimo y el control de los impulsos.

Además, se cree que el consumo de nicotina


en la adolescencia aumenta el riesgo de tener

otros tipos de adicción más adelante en


la vida.

Por ejemplo, se cree que los jóvenes que


utilizan cigarrillos electrónicos se convertirán

en fumadores con más facilidad.

¿Y por qué te cuento todo esto?

Pues porque la mayoría de los cigarrillos


electrónicos contienen nicotina.

Y de hecho, la cantidad de nicotina que se


inhala de un vapeador suele ser mucho mayor

de la que normalmente se inhala al fumar tabaco,


con lo que… ojo.

Sin embargo, como te he comentado, hay vapeadores


que NO tienen nicotina.

En ese caso, ¿Qué lleva?

Y ¿seguiría siendo malo?

Pues lo cierto es que el aerosol de los cigarrillos


electrónicos contiene sustancias químicas

como los humectantes, los aromatizantes y


algunos metales pesados.

Vamos a verlos uno por uno.


Para empezar, los humectantes son sustancias
que retienen el agua.

Algunos humectantes presentes en los vapeadores


serían el propilenglicol y el glicerol.

Al principio, se creía que estos humectantes


eran inocuos… el problema está cuando estas

sustancias se calientan.

Algunos estudios vieron que, al calentarse


los humectantes, estos daban lugar a dos tipos

de sustancias: por una lado, sustancias cancerígenas


conocidas y por otro lado, sustancias irritantes

para las vías respiratorias capaces de dañar


la mucosa pulmonar.

Además, estas sustancias se producían en


mayores cantidades en los cigarrillos de mayor

voltaje, es decir, aquellos que calentaban


a mayor temperatura el líquido de su interior

para producir el aerosol.

De todos modos, los humectantes no son las


únicos presentes en el aerosol: este también

contiene aromatizantes, que son los responsables


de dar sabor al aerosol, es decir, de que

sepa a frutas, dulces o menta.

Y uno de los aromatizantes de los que más


se ha hablado es el diacetilo.

El diacetilo es un aditivo alimentario, pero


también se utiliza en los cigarrillos electrónicos

para darles un sabor parecido a la mantequilla.

El problema tanto del diacetilo como de otros


aromatizantes es que son sustancias que se

consideran seguras para la ingestión… pero


cuando hablamos de inhalación, la cosa cambia.

El intestino es capaz de procesar más sustancias


que los pulmones, pero a día de hoy se desconocen

qué efectos puede tener en la salud coger


una sustancia perfectamente segura para comer,

vaporizarla a 500 grados e inhalarla.


De hecho, algunas investigaciones demuestran
que los aromatizantes presentes en los cigarrillos

electrónicos tienen efectos tóxicos en los


pulmones.

Por ejemplo, pueden producir lo que llamamos


una bronquiolitis obliterante, una afección

en la que los bronquiolos de los pulmones


se dañan y se inflaman dando lugar a cicatrices

que obstruyen las vías respiratorias.

Pero todavía harían falta más estudios


para analizar estos efectos a largo plazo.

Y ya por último, además de humectantes y


aromatizantes, los vapeadores también contienen

metales pesados, como el níquel, aluminio,


cromo, hierro, plomo o estaño.

Estos metales están presentes en la bobina


de metal del cigarrillo electrónico que calienta

el líquido para producir aerosol y, por extensión,


también se encuentran en el aerosol que producen

estos cigarrillos.

A día de hoy sabemos que los metales pesados


son peligrosos porque pueden provocar daños

en nuestro sistema nervioso, enfermedades


cardiovasculares o cáncer.

Pero lo cierto es que todavía se desconocen


los efectos a largo plazo de una exposición

sostenida a los metales de los cigarrillos


electrónicos, con lo que habrá que ver qué

nos depara el futuro.

En resumen, el aerosol de un cigarrillo electrónico


contiene las siguientes sustancias: nicotina,

humectantes, aromatizantes o metales pesados.

Y hemos visto que, a corto plazo, consumir


el aerosol de los cigarrillos electrónicos

implica inhalar por un lado sustancias que


producen una irritación de nuestras vías

respiratorias y por otro lado sustancias potencialmente


cancerígenas.
Sin embargo, ¿Cuáles son los efectos de
los cigarrillos electrónicos a largo plazo?

Pues tenemos un problema con esto y es el


siguiente.

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Como os iba diciendo, tenemos un problema,


y es el siguiente: los cigarrillos electrónicos

son algo relativamente reciente, lo que significa


que todavía no tenemos estudios sobre los

efectos que pueden producir a largo plazo


en la salud.

Por ejemplo, es cierto que se sabe que el


aerosol del cigarrillo electrónico contiene

sustancias cancerígenas, pero algunas enfermedades


como el cáncer de pulmón aparecen tras años

y años de acumulación de daños en el organismo,


con lo que todavía no podemos saber cuál

es la implicación exacta de los vapeadores


en el riesgo de cáncer.

También hemos visto que los aromatizantes


como el diacetilo son seguros para la ingestión

pero no sabemos qué efectos tendrá a largo


plazo su inhalación y contacto repetido con

nuestros pulmones.

No solo eso, sino que los estudios sobre los


cigarrillos electrónicos tiene sus propias

limitaciones: existen tantas marcas distintas


con diferentes diseños y composición, con

diferentes concentraciones de nicotina, e


incluso de otras drogas (porque los vapeadores

se pueden usar para administrar drogas como


el cannabis) que intentar estudiar todo esto
pues no es una tarea precisamente fácil.

Pero por supuesto eso no significa que no


se deba seguir intentando.

En resumen, quedan muchas incógnitas por


resolver: es posible que haya efectos en la

salud que a día de hoy todavía no conozcamos.

Habrá que esperar algunos años para ver


cómo evoluciona el asunto y para poder conocer

los efectos a largo plazo de consumir cigarrillos


electrónicos.

De todos modos, hay muchas personas que utilizan


el cigarrillo electrónico no solo por placer,

sino como un reemplazo del tabaco.

Con lo que la pregunta que se hace mucha gente


es: ¿son los cigarrillos electrónicos más

seguros que los cigarrillos convencionales?

¿Es vapear mejor que fumar?

Pues… la respuesta parece ser que sí.

Los cigarrillos electrónicos contendrían,


a priori, menos sustancias químicas nocivas

que los cigarrillos quemados: entre otras


cosas, no producen alquitrán ni monóxido

de carbono, dos de los elementos más dañinos


del humo del tabaco.

Para que te hagas una idea, el humo del tabaco


contiene 7000 sustancias químicas de las

cuales 70 son potencialmente cancerígenas.

Y si bien es cierto que el aerosol de los


vaporizadores contiene sustancias cancerígenas,

estamos hablando de cantidades significativamente


más bajas que las del humo del cigarrillo.

Visto así, la idea de un cigarrillo electrónico


como una terapia sustitutiva del tabaco tendría

sentido.

Pero como hemos visto, que los vapeadores


puedan ser un buen reemplazo no significa
que no sean dañinos para la salud, ya hemos
visto las implicaciones que tienen a corto

plazo.

Al final, hay que saber diferenciar: una cosa


es pasar de fumar cigarrillos a vapear y otra

cosa muy distinta es comenzar a vapear y por


tanto empezar a consumir nicotina y el resto

de sustancias que contiene un cigarrillo electrónico


porque lo percibamos como “inocuo”.

Como siempre, termino este vídeo con mi frase


favorita: FURTHER RESEARCH IS NEEDED, es decir,

se necesita más investigación y sobre todo,


más tiempo, para ver qué pasa con los cigarrillos

electrónicos, si son una buena terapia de


reemplazo para el tabaco o no y cuáles son

sus efectos a largo plazo.

En su día, mucha gente se sumó a la moda


de “fumar tabaco” cuando era algo nuevo

y desconocido, y nos llevó un tiempo darnos


cuenta de cosas que a día de hoy damos por

hecho, como que fumar aumenta significativamente


el riesgo de cáncer.

Los cigarrillos electrónicos parecen más


seguros que el tabaco en cuanto al riesgo

de cáncer, ¿pero qué hay del resto de sustancias


que dañan a nuestros pulmones?

¿Qué nos deparará el futuro?

Lo veremos en un futuro vídeo de La Hiperactina


en 2052.

Eso sería todo, espero que os haya servido


este vídeo y que ahora conozcáis un poco

mejor qué hay detrás de los cigarrillos


electrónicos.

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