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Psicopatología I 2021

Comisiones 3 y 4 Prof. Mayka Surraco

BERCHERIE P. “LOS FUNDAMENTOS DE LA CLÍNICA”


Historia y estructura del saber psiquiátrico
El trabajo de Paul Bercherie presenta una historia de la evolución de los conocimientos
clínicos en psiquiatría, que analiza, desde Pinel hasta el círculo de Henri Claude, la
organización progresiva de las líneas que fundarán poco a poco la clínica psiquiátrica
moderna y contemporánea.
Los resultados de este trabajo producen entonces un doble esclarecimiento: Muestran lo
que era la psiquiatría francesa y alemana en el momento de la aparición del
psicoanálisis. Y establecen qué raíces encontró el psicoanálisis en la psiquiatría del
primer tercio del siglo XX, en tanto el psicoanálisis es imaginado comúnmente como un
comienzo absoluto, visión escatológica más que histórica.
Se podría considerar a la historia de la psiquiatría como dividida en dos periodos: un
primer periodo que correspondería a la clínica sincrónica y se ubica en la primera mitad
del siglo XVIII. Sus representantes máximos son Pinel y Esquirol, que plantean a la
locura como un género homogéneo que en su interior contiene especies. Éstos son
síndromes sincrónicos, reunidos alrededor de la manifestación más central de la
enfermedad.
El segundo periodo corresponde al de la clínica diacrónica y se ubica desde mediados
del SXVIII hasta 1930. Esta clínica toma en cuenta el pasado, el presente, y el futuro de
la enfermedad y tiende al estudio de su etiología. Falret es quien plantea los principios
de su construcción, y con Lacan se cierra el periodo con su tesis sobre la paranoia “De
la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, publicada en 1932, donde
incorpora a la nosología psiquiátrica la última categoría, que es la paranoia de
autopunición.
La clínica, en el espacio, no ha evolucionado como un movimiento igual y unificado,
sino que su movimiento está animado por controversias de escuelas. Se trata
especialmente de un espacio franco/alemán
Otro fenómeno notable reside en el hecho de que la clínica como método consciente de
sí mismo y sistemático apareció con un autor particular, Pinel.
Clínica como campo psicopatológico es primero y ante todo una acción médica,
aplicada en un segundo tiempo a lo que de entrada fue concebido como una rama de la
patología del cuerpo. Ese es el postulado de la base de la clínica psiquiátrica desde su
origen en PINEL. Las perturbaciones mentales deben Considerarse como una variedad
particular de las perturbaciones somáticas.
● Se trata de describir exhaustivamente,
● analizar objetivamente
● y clasificar racionalmente.

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Por otro lado Georges Lanteri-Laura1 (Psiquiatra y profesor de psiquiatría) propone la
utilización del concepto paradigma para realizar una lectura de la historia de la
psiquiatría desde sus orígenes hasta la actualidad. Distingue tres paradigmas
fundamentales: el de alienación mental, el de las enfermedades mentales y el de las
grandes estructuras psicopatológicas. Esto abarca una historia que va desde 1793 – la
asunción de Pinel como director del asilo de Bicetre- hasta 1977 la muerte de Henry Ey.
La concepción de paradigmas tomada de Kuhn sostiene un conjunto de saber
establecido que permite resolver los problemas planteados en un campo científico dado.
La eficacia del paradigma se mantiene hasta que no surjan problemas que lo pongan en
crisis. El estado de crisis se mantendrá hasta el surgimiento de un nuevo paradigma y
establecimiento de una nueva forma de ciencia.

PARADIGMA DE LA ALIENACION MENTAL


Corresponde al pasaje de la noción social y cultural de “locuras” al concepto medico de
“alienación mental”. Podríamos ubicarlo como el paso fundamental de la psiquiatría que
introduce la “locura” en el campo de la medicina con lo cual pasa a concebirla como
una enfermedad. Esto permite, en la práctica sustraerla de otros dispositivos- judiciales
y policiales- para ubicarla en el plano de la asistencia médica, el asilo.
Podemos pensar este paradigma como correspondiente a la clínica sincrónica propuesta
por Bercherie.
Desarrollaremos a continuación la propuesta de Pinel quien inicia el paradigma de la
alienación mental.

PINEL Medico Francés (1745-1826)


Con Pinel, en el plano del método veremos que funda una tradición: nace la clínica
como un método consciente de sí mismo y sistemático.
Abre la exploración sistemática de un campo de ordenamiento de los fenómenos que lo
constituyen. Resultado de esto es su nosografía que apunta a crear grandes clases
fenoménicas.
Pinel propone que el conocimiento tiene como base la observación empírica de los
fenómenos que constituyen la realidad. A estos fenómenos, materiales en bruto de la
percepción, el sabio debe agruparlos y clasificarlos en función de analogías y
diferencias, construyendo clases, especies, evitando introducir su subjetividad en este
trabajo de análisis y síntesis. Lo único importante es conocer lo que se presenta en lo
real para obtener de él un conocimiento eficaz.
Recomienda formarse mediante el estudio de la historia natural y la práctica de las
matemáticas en el espíritu de análisis, pues una observación simplemente empírica sigue
siendo intuitiva, no adquiere estatuto de ciencia.

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Para este apartado tendremos como referencia central el escrito de Claudio Godoy “La psicopatología:
de las psiquiatría al psicoanálisis”.

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La clínica debe crearse un lenguaje, palabras nuevas de sentido preciso que a diferencia
de las palabras imprecisas y demasiado sometidas al deslizamiento de sentido de la
lengua vulgar, evocarán sentidos englobantes.
Pinel abre la exploración sistemática de un campo y el ordenamiento de los fenómenos
que lo constituyen. Este camino ha sido el fundamento sobre el cual se constituyó
después el saber realmente positivo de la psiquiatría.
El pensamiento de Pinel:
Pinel considera la alienación mental como una enfermedad en el sentido de las
enfermedades orgánicas, una perturbación de las funciones intelectuales, es decir, de las
funciones superiores del sistema nervioso. Por eso las ubica dentro de la clase de las
neurosis “de las afecciones del sistema nervioso sin inflamación ni lesión de
estructura”. Sin embargo cita numerosas causas lesionales junto a las alteraciones
idénticas de la función sin lesión perceptible, lo importante es que la lesión no es
constante y que por lo tanto representa un elemento contingente.
La alienación mental forma parte de las neurosis cerebrales, siendo el cerebro el asiento
de la mente. Hay dos tipos: abolición de la función y perturbación de la función
(vesanias). Las vesanias comprenden la alienación mental, la locura propiamente dicha
y otras enfermedades mentales que no hacen del sujeto un alienado en sentido estricto:
La hipocondría, el sonambulismo, la hidrofobia.
Es necesario precisar que la alienación mental no forma una clase en la nosografía, se
vuelve a encontrar simplemente las cuatro especies que la constituyen en las vesanias.
Ella no es más que una categoría empírica social.
La locura o alienación mental se clasifica en:
● Manía propiamente dicha
● Melancolía
● Demencia o abolición del pensamiento (del juicio)
La locura la concibe entonces como un desarreglo de las facultades cerebrales y
propondrá a ese desarreglo cierto número de causas:
● Causas físicas primero
● La herencia
● y las causas morales que pueden ser de dos tipos
● Las pasiones intensas y fuertemente contrariadas o prolongadas
● Los excesos de todo tipo, irregularidades de las costumbres y del modo de vida
Tomando el nacimiento de la clínica 1963 de FOUCAULT podemos decir que Pinel
construye una encuesta ideal intentando tener un entendimiento total de la enfermedad,
se alternan los momentos hablados y los momentos de observación el primer momento
es visual: se observa el estado actual en sus manifestaciones pero también se interroga al
enfermo sobre sus síntomas, en este palpitar regular entre la palabra y la mirada la
enfermedad poco a poco pronuncia su verdad, verdad que da a ver y a entender y cuyo
texto no tiene más que un sentido dado por el saber médico o sea por el que mira y
escucha.
Observación y escucha aquí tienen el horizonte de la semiología como conjunto
completo.

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Aquí ya vemos sentadas las bases con respecto al lugar del observador que por un lado
puede percibir todo y luego que esto es enunciable a partir de un lenguaje como
estructura completa. La experiencia clínica como equilibrio entre la palabra y el
espectáculo. Entonces la mirada clínica constituye una reducción nominalista, todo lo
observable se puede nominar.

El asilo como tratamiento


El medio ambiente del alienado tiene un papel capital en la cura. Por lo que se supone la
necesidad de aislarlo en una institución especial, primero para retirarlo de sus
percepciones habituales, de aquellas que han engendrado la enfermedad o acompañado
su inicio; luego para poder controlar completamente sus condiciones de vida. En este
asilo el alienado está sometido a una disciplina severa y paternal, en un mundo
completamente regulado por la ley médica, en juego con las amenazas y recompensas.
Los objetivos que se persiguen con este tratamiento es subyugar y domar al alienado
poniéndolo en estrechar dependencia de un hombre que por cuyas cualidades físicas y
morales, sea adecuado para ejercer sobre él un poder irresistible y para cambiar el
círculo vicioso de sus ideas. Para conseguir tales resultados es conveniente conducirse
de una manera que suscite el respeto del alienado y su confianza.
Ideas de Pinel respecto al tratamiento del alienado.
En primer lugar piensa que nunca debe emplearse la violencia. La dulzura y la
comprensión a menudo bastan.
A veces el sarcasmo, el miedo, visita inesperada calculada por el médico, pueden
significar un choque afectivo buscado que lo saque de su delirio. Todo esto implica
según Pinel, recomendaciones institucionales. Personal numeroso, habituado a observar
y comprender a los enfermos, supervisor jefe que controla perfectamente a sus hombres,
que permitan aislar las diferentes variedades de aislados entre sí.
El aislamiento debe ser un centro de reeducación modelo, y panóptico en el que la
sumisión es el primer paso hacia la cura. Así como una educación mal hecha predispone
a la locura, el sujeto por el contrario adquirirá una educación modelo que se prolongará
en los consejos profilácticos para evitar una recaída.
La posición adquirida por Pinel es la necesidad de reformar las costumbres, una
sociedad sana y reglada, lejos de la decadencia o del tumulto revolucionario.
Pinel concluye que en la inmensa mayoría de los casos la locura está exenta de daño
material del cerebro. Esta toma de posición tiene una primer consecuencia que es la de
proporcionar a la idea de la curabilidad potencial de la locura una base teórica. El
cerebro no está dañado, la mente solo está alterada en su funcionamiento de donde surge
la acción posible del tratamiento moral y la curabilidad potencial de la locura en una
proporción que estima muy elevada.
Pinel se yergue así en contra del dogma de la incurabilidad de la locura.
La crisis de este paradigma es ubicada a mediados del siglo XIX a partir de la obra de
J. Falret (1749-1870).

Paradigma de Las enfermedades Mentales

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Falret sostiene que lejos de tratarse de una enfermedad única, la patología mental se
componía de una serie de especies mórbidas. Según su criterio, estas no constituían
meras variedades sino que serían específicas e irreductibles unas a otras. La clínica para
Falret era de una gran precisión y cuidado en la evolución, reconociendo la importancia
de los datos de la observación. Las especies son caracterizadas y constituyen una
marcha determinada y diferente una a otras.
Bajo este paradigma se constituye la patología mental como un conjunto de
enfermedades distintas, con sus signos propios y sus modos singulares de evolución. Se
despliega la semiología psiquiatra en su máxima riqueza para poder establecer un
pronóstico y un tratamiento adecuado. Por eso este paradigma puede ser pensado desde
la clínica diacrónica propuesta por Bercherie.

Uno de los psiquiatras más importantes que podemos considerar dentro del paradigma
de Las enfermedades mentales es Kraepelin.

KRAEPELIN (1856 – 1926) Psiquiatra Alemán.


Ha sido considerado como el fundador de la psiquiatría científica moderna, la
psicofarmacología y la genética psiquiátrica. Kraepelin dijo que las enfermedades
psiquiátricas son causadas principalmente por desórdenes biológicos y genéticos. Sus
teorías dominaron el campo de la psiquiatría a principios del siglo XX.

Diferencia entre paranoia y demencia precoz


Kraepelin se apoya en la psicología atomista de Wundt, tributaria de la teoría de las
facultades anímicas o mentales. Por eso establecerá diferencias entre los cuadros,
tomando en cuenta cuáles de las facultades están alteradas y qué forma evolutiva se
vincula con esa alteración. A partir de esto distingue la paranoia en sentido restringido y
acentuado el criterio evolutivo; de la demencia precoz en sus diversas formas clínicas
(paranoide, hebefrénica y catatónica).
En la paranoia no se trata entonces de una alteración del pensamiento como tal sino del
juicio, del modo en que el sujeto considera e interpreta los hechos de la vida. La
evolución se plantea como crónica y continua, sin que se produzca deterioro o
empobrecimiento de las facultades mentales. El carácter de la conservación de las
facultades mentales es lo que la diferencia a la paranoia de la enfermedades paranoides
que serán incluidas dentro del grupo de la demencia precoz.
Esta forma de definición modifica el campo clínico. Ahora el diagnóstico de la paranoia
no recae sobre el 90% de los pacientes que ingresan al asilo psiquiátrico, sino que se
reduce al 4 %.
En la paranoia el delirio es fundamental, el sujeto está totalmente tomado por su delirio,
es en base a éste que organiza su vida. Pero como sus facultades mentales -la memoria,
el juicio, la atención, la concentración, la conciencia, la orientación, el pensamiento, la
voluntad- están conservadas, el sujeto puede seguir cumpliendo por ej con su trabajo, o
sosteniendo su vida familiar durante periodos importantes.
En la paranoia la percepción no está alterada, es decir no presenta alucinaciones. El
delirio no se encabalga sobre la alucinación.
Por otro lado la demencia precoz define un conjunto de enfermedades agrupadas bajo
este nombre. Lo que hay en común en este grupo es la alteración de dos funciones
mentales: la voluntad y la afectividad. Hay un deterioro y empobrecimiento de ambas y
secundariamente también de funciones relativas al lenguaje. Por ello Kraepelin ubica el
núcleo de la demencia precoz en el deterioro de la afectividad y voluntad. Los síntomas
fundamentales serian indiferencia afectiva, repliegue afectivo, abulia (falla de voluntad)

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y ciertos trastornos del pensamiento y del lenguaje. Las alucinaciones y los delirios son
concebidos como síntomas secundarios. Es decir que estos últimos no van a ser
necesarios que se presenten para el diagnóstico de demencia precoz. Lo que evidencia
este diagnóstico es el deterioro de la afectividad y voluntad: desinterés por lo que lo
rodea, falta de expresividad, perdida de iniciativa. Su evolución no es continua como
vimos en la paranoia, sino que se realiza por brotes y remisiones, con el detalle que en
cada brote los síntomas pueden variar. Kreapelin distingue dentro de la demencia precoz
diferentes formas clínicas para describir diversas presentaciones de la enfermedad. La
enfermedad es en sí misma pero puede adoptar diferentes ropajes o mascaras.

En la demencia precoz se llega a alterar el centro de la personalidad y deja el sujeto


inerte y a merced de fueras exteriores. Y eso es lo que para kraepelin muestra la
debilidad de la voluntad del sujeto.

Mientras que la evolución de la paranoia se mantiene a lo largo del tiempo sin la


perturbación de las facultades mentales las formas paranoides de la demencia precoz
evolucionan con cierta rapidez hacia un deterioro.

Va a diferenciar la paranoia de las formas paranoides de la demencia precoz, en relación


a la alucinación y al delirio. Mientras que en la primera el delirio no está acompañado
de alucinaciones y es sistematizado, es decir es un delirio sólidamente estructurado en
su lógica interna, en los encadenamientos de las ideas. En las formas paranoides de la
demencia precoz el deliro no se sistematiza es un delirio deshilvanado, que cambia de
temática con facilidad y tiende a diluirse.

Es decir que kraepelin no pensaba en una cura para la psicosis sino que pensaba que iba
hacia un debilitamiento del pensamiento. Kraepelin, con su concepción de la demencia
precoz se encuentra de lleno en el segundo paradigma postulado por Lanterie-Laura,
para este psiquiatra la demencia precoz constituía una enfermedad que podía ser
abordada a partir de la descripción clínica.
A Kraepelin no le interesaba demasiado la etiología -causa de la enfermedad- ni la
patogenia -el modo en que se produce la génesis y el desarrollo de la enfermedad, su
mecanismo-. Sí le interesó la descripción y la clasificación, siguiendo criterios
descriptivos y evolutivos. Por eso para Lacan, Kraepelin es un genio de la clínica.

La crisis de este paradigma comienza a producirse en el punto en que la multiplicación


de las especies mórbidas se torna difícil de ordenar. Es el momento también en el que
surge el cuestionamiento de la teoría de las localizaciones cerebrales en donde se ponían
las esperanzas para anclar a las enfermedades mentales en una etiología certera. Pero
fundamentalmente será el surgimiento de la obra de S. Freud y su incidencia en la
psiquiatría como Bleuler en Zurich las que introducirán las bases para la constitución
del tercer paradigma de la psiquiatría.

Paradigma de Las grandes estructuras psicopatológicas

Lo que se destaca en este tercer paradigma es el momento en que un conjunto de


conceptos y la psicopatología misma se imponen en el ámbito de la psiquiatría,
produciendo una modificación crucial de sus coordenadas.

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El termino psicopatología fue utilizado por primera vez por el alemán Emminghaus en
1878, pero como equivalente a psiquiatría clínica. La psicopatología nace más tarde
como método y disciplina propia con el Francés Théodore Ribot (1839-1916) quien crea
el método psicopatológico que buscaba comprender la psicología normal a partir del
estudio del hecho patológico.
Para Ribot la enfermedad era una experimentación sutil producida por la naturaleza
misma que brindaba un campo de estudio privilegiado. Su formación era filosófica y no
tenía una práctica concreta en el campo de la patología mental. La psicopatología
constituía entonces una disciplina fundamentalmente teórica opuesta a la psiquiatría
como práctica médica.
La psicopatología francesa comienza en la filosofía y la psicología especulativa y luego
se inserta en el campo de la psiquiatría. En Alemania sigue el camino inverso. Esto
queda en evidencia con K. Jasper quien primero como psiquiatra escribe su monumental
“Psicopatología General” (1913) para luego, a partir de los años 20, pasa de la práctica
psiquiátrica a la filosofía. K. Japer opone la psiquiatría como “profesión práctica” a la
psicopatología como “ciencia”.
“En la profesión psiquiatría práctica, se trata de los seres humanos individuales y
enteros, ya sean puesto a disposición del psiquiatra para la custodia, la atención y la
curación, o haya de hacer un peritaje. El psicopatólogo en cambio, queda en el dominio
de los conceptos y reglas generales” (Jasper, 1913).
Lanterie- Laura ubica el surgimiento del paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas en 1926, en la intervención Bleuler en el congreso de Psiquiatría de
Ginebra y fecha su declinación en 1977 año de la muerte de Heri Ey. Este congreso de
1926 marca la aceptación y consolidación de la perspectiva bleuleriana en el plano
internacional. Por su parte, el modelo órgano-dinámico de Henri Ey implicará el último
esfuerzo por construir un sistema que de su razón a la psiquiatría en su totalidad.
Para dar cuenta de este paradigma tomaremos los siguientes psiquiatras:

BLEULER (1857 – 1939) Psiquiatra Suizo


Conocido por haber acuñado el término esquizofrenia, y por sus contribuciones al
campo de las enfermedades mentales.
Fue el gran iniciador de la nueva psiquiatría del Siglo XX, y un reformador del
tratamiento de la locura, comparable a lo que, un siglo antes, representó Philippe Pinel
(1745-1826). Contemporáneo de Sigmund Freud, de quien fue amigo y defensor, más
allá de los conflictos y los desacuerdos.
Es uno de los primeros psiquiatras que aceptaron al psicoanálisis. Cambió la
denominación de demencia precoz a la de "esquizofrenia". Introdujo el término de
esquizofrenia en 1908 en un artículo basado en un estudio de 647 pacientes. Consideró
más importante el estudio transversal de los síntomas, que su curso y desenlace. Recalcó
que lo unificador de esta anormalidad era la "división o fragmentación del proceso del
pensamiento". El resto de los síntomas eran de la misma importancia: aplanamiento
afectivo, pensamiento distorsionado, abulia, ambivalencia. A estos síntomas los
denominó "Síntomas fundamentales", mientras que a los delirios y alucinaciones los
consideró "accesorios", ya que también podían aparecer en trastornos como la psicosis
maníaca- depresiva.

Tiene un enfoque psicoanalítico de los síntomas esquizofrénicos. Encuentran un sentido


en la psicología de los complejos y los mecanismos que descubrió Freud.

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Bleuler es uno de los autores que marca el punto de crisis del paradigma de las
enfermedades mentales y el pasaje a las grandes estructuras psicopatológicas, al
introducir e imponer su concepto de esquizofrenia.
Diferenciándose de Kraepelin, va a introducir la dimensión psicopatológica y no
meramente descriptiva. Esto traerá aparejado una progresiva reducción de las
enfermedades mentales junto con la ampliación del concepto de esquizofrenia hasta
cubrir todo el campo de la psicosis y por consiguiente relegar al olvido la paranoia.

Lacan retomará en su momento la distinción entre paranoia y esquizofrenia.


Bleuler se interesó especialmente por el mecanismo de la enfermedad. Publica en 1911
su texto “Demencia precoz o el grupo de las esquizofrenias”. Esto lo impulsó a ir más
allá de lo meramente descriptivo. Bleuler criticará duramente a Kraepelin, aunque
reconoce el valor inicial de sus desarrollos. Bleuler propone el cambio de demencia
precoz a esquizofrenia, porque concibe que no hay una verdadera demencia ni tampoco
es precoz. No es verdaderamente demencia porque ésta supone un deterioro global y
progresivo de funciones como la memoria, la orientación, la atención, la inteligencia, el
juicio, el pensamiento, etc., todas funciones que según el mismo kraepelin supone
conservadas o son las ultimas en deteriorarse, recordemos que lo que kraepelin acentúa
es la alteración de afecto y voluntad en la demencia precoz. Y no es precoz porque
Breuler especifica que se registran casos en los que comienza la enfermedad a los 40 o
50 años edades muchos más avanzadas de las que suponía Kraepelin.

Propone el concepto de esquizofrenia cuya significación es literalmente escisión


(esquizo) de la mente (phrenos). Bleuler plantea el mecanismo de enfermedad que
consiste en un trastorno de la personalidad que reside en que se desagrega, se escinde
por haber una perturbación de la función asociativa, esto es, hay una alteración a nivel
de la asociación de las representaciones. Ya no se trata de la perturbación de la voluntad
y de afectividad, sino que se trata de un trastorno a nivel de la asociación de las ideas.

SEGLAS (1856 – 1939) psiquiatra francés.


Considerado un alienista que formaba parte de un grupo de autores franceses que
desarrollaron gran parte de sus carreras en el Hospital La Salpêtrière. Se interesó
esencialmente en los problemas psiquiátricos que surgieron en su época.

Influenciado por varios psiquiatras entre otros como Henri Ey (1900–1977), Jacques
Lacan (1901–1981) y Jean-Martin Charcot (1825–1893), Jules Cotard (1840–1889),
entre otros, estudió la nosografía de las alucinaciones, el delirio de la negación, la
melancolía, la paranoia y más ampliamente la psicosis.

En 1892 investigó acerca del fenómeno alucinatorio con lo que dio lugar a su
monografía. Jules Séglas reparó en que el término de delirio hace referencia al conjunto
de pensamientos patológicos que se relacionan con el individuo en sí mismo, junto con
el mundo exterior que lo rodea.

Los clasificó según el grado de conciencia: conscientes (se reconoce el fenómeno


patológico), e inconsciente cuando se ignora el carácter mórbido, así como también
según el sentido afectado: alucinaciones auditivas verbal, bruta (solo el sonido) y
diferenciada, motrices verbales y comunes, sensoriales, etc.

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A lo largo de su vasta obra se destaca un interés especialmente dirigido a las
alucinaciones verbales, lo que lo lleva paulatinamente a alejarse del modelo del estudio
de las afasias y a profundizar en una concepción mucho más psicológica.
En su monografía publicada en 1892 “Troubles du langage” estudia sistemáticamente
los trastornos del lenguaje hablado, escrito, y mímico.
La concepción del lenguaje que tiene Séglas, es “la palabra no es más que el auxiliar de
la idea, que puede existir sin la palabra que la representa y se forma generalmente antes
que ésta y sin ésta”.
Subdivide la alucinación verbal en tres tipo: auditiva, visuales y psicomotrices verbales.
Las AUDITIVAS, en sus formas más simples, están constituidas por ruidos confusos
que el alienado “parece traducir por onomatopeyas”, o por sonidos con mayor
resolución que relaciona con cualquier objeto (una campana, un cañonazo, etc); en sus
formas más complejas se conforman como “verdaderas voces que se hacen oír”, “[…]
en las formas crónicas de locuras en las que predomina la alucinación del oído, como
por ej en los delirios de persecución, el enfermo se vuelve hasta tal punto auditivo que
no puede pensar sin oír su propio pensamiento formulado netamente en sus orejas.
Fenómeno nominado “eco del pensamiento”. Entre las imágenes del lenguaje interior, la
auditiva se torna tan viva que se exterioriza en forma de alucinación, reproduciendo el
pensamiento íntimo del enfermo.

Por su parte las ALUCINACIONES VISUALES, aunque menos frecuentes,


corresponden a aquellas formas alucinatorias en la que los pacientes “ven aparecer ante
sus ojos” palabras escritas que pueden ser leídas.

El tercer tipo, las ALUCINACIONES PSICOMOTRICES, se deben por completo a la


sagacidad y buenas dotes de observación de nuestro alienista: “en efecto, si se les
interroga sobre los caracteres de las voces ellos declaran, al contrario de los alucinados
auditivos, que las voces no tienen ningún sonido, ningún timbre particular, que no
vienen de fuera a golpear su oreja, pero que ello las oyen interiormente y sin que la
oreja esté para nada afectada. […] algunos de entre ellos que tienen al mismo tiempo
alucinaciones verbales auditivas distinguen con mucha claridad las dos variedades de
voces”.
Dice Séglas: “uno de mis enfermos declara, que le vienen a hablar en la boca y que
obligan a la lengua a moverse, pero la boca permanece cerrada y no sale ningún sonido.
Comprendo lo que dicen las voces por los movimientos de la lengua, sin pronunciar
nada ni en alto ni en bajo”.

Estas concepciones que establece Séglas suponen una pequeña revolución en el mundo
de la psicopatología, pues desde Baillarger se venía considerando que las alucinaciones
tenían su fuente en el exterior, es decir responderían a un estímulo externo, por el
contrario Séglas pudo comprobar repetidamente que tras los testimonios de sus
pacientes se escondía un pequeño secreto: eran ellos mismos, a través de gorjeos y
bisbiseos, de palabras pronunciadas en tonos y esbozos silábicos, quienes pronunciaban
sin saberlo aquello que decían oír.

Gaetan Gratian De Clérambault (1872 – 1934) Psiquiatra y etnólogo francés.


El interés de De Clérambault no se limitaba a la descripción del gran cuadro clínico en
su totalidad, sino en poder destacar lo más inicial, los primeros esbozos del desarrollo
de una psicosis. Esto lo llevó a una observación semiológica mucho más fina y detallista
que le permitió delimitar lo que conocemos como “Síndrome de automatismo mental”.

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El automatismo mental, es para el autor, el síndrome nuclear de la Psicosis. Es la
aparición automática de una actividad involuntaria, perfectamente neutra y atemática.
 
Clerembault sostiene que en el síndrome del automatismo mental, el delirio ocupa poco
lugar y casi todo el lugar psíquico se halla ocupado por la alucinación.
Dentro del automatismo mental (luego llamado síndrome de pasividad), Clerembault
analiza los fenómenos sutiles y los fenómenos ideo-verbales.

Fenómenos sutiles: son fenómenos de interferencia que perturban el curso del


pensamiento pero que no tienen contenido. Henry Ey los llama "interceptaciones". 

Fenómenos ideo-verbales: cuyo modelo lo constituye el eco del pensamiento y que


también son neutros, a-temáticos: el pensamiento adelantado, eco del pensamiento y de
la lectura, enunciación de gestos y de intenciones, comentarios de actos, alusiones,
preguntas (palabras raras, trastornos del lenguaje).
 
Clerembault dice que la tendencia a la verbalización (de palabras raras) va progresando,
indiferenciada al principio, el pensamiento deviene auditivo o verbomotriz (la palabra
empieza a traducir todo el pensamiento, el sujeto dice todo) las voces se constituyen
bajo cuatro características:
● Verbales
● Objetivas
● Individualizadas
● Temáticas

Se constituye así el "Gran automatismo" o "Triple automatismo", porque es; mental,


motor y sensitivo. El cuadro terminal es un sujeto que no cesa de hablar, en una total es
conexión con el otro. Hay una ruptura de la noción de conversación, es decir, no sólo
rompe el diálogo interno, sino además con el otro (es como una catarata de palabras,
una catarata de significantes, dirá Lacan, salen de algún lado, caen como cascada y no
pueden parar).

De Clérambault divide estos automatismos en dos grupos:


● El esencial, que tiene que ver con el eco del pensamiento, las alucinaciones
motrices, la enunciación de actos y de palabras;
● El accesorio, que es auditivo y visual. Se remite, entonces, a un fenómeno
xenopático (xeno- extrangero, pathos-padecer) por el cual el sujeto experimenta
como ajeno un pensamiento que le es propio.

De CLÉRAMBAUlT diferencia la paranoia de las psicosis pasionales. Estas últimas


incluyen un núcleo ideo –afectivo inicial, generado por la pasión, ósea algo que se le
impone al sujeto no a partir de una razón, sino algo que tiene origen vinculado con los
afectos. Plantea que sin este núcleo de pasión no se llegaría a construir el delirio.
Separa la psicosis pasional de la paranoia en donde especifica que es un tipo clínico
que define un estilo de conducta: un sujeto que es desconfiado, hipersensible que se
toma a mal algunas cosa, piensa mal de lo que le dicen, etc. Y finalmente llega a delirar.
Entonces sería una forma de carácter como puede haber otras: hipocondriaca, mística,

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etc. Las ideas de De Clérambault, fueron uno de los factores que promovieron a la
disolución del concepto de la psicosis paranoica.

BIBLIOGRAFÍA

✔ BERCHERIE, P. (1985). “Los fundamentos de la clínica”. Buenos Aires,


Argentina: Manantial.

✔ GODOY, C. (2015). “La psicopatología: de la psiquiatría al psicoanálisis”. En


SHEJTMAN, F. y Otros, “Psicopatología: clínica y ética. De la psiquiatría al
psicoanálisis”. Buenos Aires, Argentina: Grama Ediciones.

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