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Paradigmas de La Psiquiatría
Paradigmas de La Psiquiatría
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Por otro lado Georges Lanteri-Laura1 (Psiquiatra y profesor de psiquiatría) propone la
utilización del concepto paradigma para realizar una lectura de la historia de la
psiquiatría desde sus orígenes hasta la actualidad. Distingue tres paradigmas
fundamentales: el de alienación mental, el de las enfermedades mentales y el de las
grandes estructuras psicopatológicas. Esto abarca una historia que va desde 1793 – la
asunción de Pinel como director del asilo de Bicetre- hasta 1977 la muerte de Henry Ey.
La concepción de paradigmas tomada de Kuhn sostiene un conjunto de saber
establecido que permite resolver los problemas planteados en un campo científico dado.
La eficacia del paradigma se mantiene hasta que no surjan problemas que lo pongan en
crisis. El estado de crisis se mantendrá hasta el surgimiento de un nuevo paradigma y
establecimiento de una nueva forma de ciencia.
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Para este apartado tendremos como referencia central el escrito de Claudio Godoy “La psicopatología:
de las psiquiatría al psicoanálisis”.
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La clínica debe crearse un lenguaje, palabras nuevas de sentido preciso que a diferencia
de las palabras imprecisas y demasiado sometidas al deslizamiento de sentido de la
lengua vulgar, evocarán sentidos englobantes.
Pinel abre la exploración sistemática de un campo y el ordenamiento de los fenómenos
que lo constituyen. Este camino ha sido el fundamento sobre el cual se constituyó
después el saber realmente positivo de la psiquiatría.
El pensamiento de Pinel:
Pinel considera la alienación mental como una enfermedad en el sentido de las
enfermedades orgánicas, una perturbación de las funciones intelectuales, es decir, de las
funciones superiores del sistema nervioso. Por eso las ubica dentro de la clase de las
neurosis “de las afecciones del sistema nervioso sin inflamación ni lesión de
estructura”. Sin embargo cita numerosas causas lesionales junto a las alteraciones
idénticas de la función sin lesión perceptible, lo importante es que la lesión no es
constante y que por lo tanto representa un elemento contingente.
La alienación mental forma parte de las neurosis cerebrales, siendo el cerebro el asiento
de la mente. Hay dos tipos: abolición de la función y perturbación de la función
(vesanias). Las vesanias comprenden la alienación mental, la locura propiamente dicha
y otras enfermedades mentales que no hacen del sujeto un alienado en sentido estricto:
La hipocondría, el sonambulismo, la hidrofobia.
Es necesario precisar que la alienación mental no forma una clase en la nosografía, se
vuelve a encontrar simplemente las cuatro especies que la constituyen en las vesanias.
Ella no es más que una categoría empírica social.
La locura o alienación mental se clasifica en:
● Manía propiamente dicha
● Melancolía
● Demencia o abolición del pensamiento (del juicio)
La locura la concibe entonces como un desarreglo de las facultades cerebrales y
propondrá a ese desarreglo cierto número de causas:
● Causas físicas primero
● La herencia
● y las causas morales que pueden ser de dos tipos
● Las pasiones intensas y fuertemente contrariadas o prolongadas
● Los excesos de todo tipo, irregularidades de las costumbres y del modo de vida
Tomando el nacimiento de la clínica 1963 de FOUCAULT podemos decir que Pinel
construye una encuesta ideal intentando tener un entendimiento total de la enfermedad,
se alternan los momentos hablados y los momentos de observación el primer momento
es visual: se observa el estado actual en sus manifestaciones pero también se interroga al
enfermo sobre sus síntomas, en este palpitar regular entre la palabra y la mirada la
enfermedad poco a poco pronuncia su verdad, verdad que da a ver y a entender y cuyo
texto no tiene más que un sentido dado por el saber médico o sea por el que mira y
escucha.
Observación y escucha aquí tienen el horizonte de la semiología como conjunto
completo.
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Aquí ya vemos sentadas las bases con respecto al lugar del observador que por un lado
puede percibir todo y luego que esto es enunciable a partir de un lenguaje como
estructura completa. La experiencia clínica como equilibrio entre la palabra y el
espectáculo. Entonces la mirada clínica constituye una reducción nominalista, todo lo
observable se puede nominar.
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Falret sostiene que lejos de tratarse de una enfermedad única, la patología mental se
componía de una serie de especies mórbidas. Según su criterio, estas no constituían
meras variedades sino que serían específicas e irreductibles unas a otras. La clínica para
Falret era de una gran precisión y cuidado en la evolución, reconociendo la importancia
de los datos de la observación. Las especies son caracterizadas y constituyen una
marcha determinada y diferente una a otras.
Bajo este paradigma se constituye la patología mental como un conjunto de
enfermedades distintas, con sus signos propios y sus modos singulares de evolución. Se
despliega la semiología psiquiatra en su máxima riqueza para poder establecer un
pronóstico y un tratamiento adecuado. Por eso este paradigma puede ser pensado desde
la clínica diacrónica propuesta por Bercherie.
Uno de los psiquiatras más importantes que podemos considerar dentro del paradigma
de Las enfermedades mentales es Kraepelin.
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y ciertos trastornos del pensamiento y del lenguaje. Las alucinaciones y los delirios son
concebidos como síntomas secundarios. Es decir que estos últimos no van a ser
necesarios que se presenten para el diagnóstico de demencia precoz. Lo que evidencia
este diagnóstico es el deterioro de la afectividad y voluntad: desinterés por lo que lo
rodea, falta de expresividad, perdida de iniciativa. Su evolución no es continua como
vimos en la paranoia, sino que se realiza por brotes y remisiones, con el detalle que en
cada brote los síntomas pueden variar. Kreapelin distingue dentro de la demencia precoz
diferentes formas clínicas para describir diversas presentaciones de la enfermedad. La
enfermedad es en sí misma pero puede adoptar diferentes ropajes o mascaras.
Es decir que kraepelin no pensaba en una cura para la psicosis sino que pensaba que iba
hacia un debilitamiento del pensamiento. Kraepelin, con su concepción de la demencia
precoz se encuentra de lleno en el segundo paradigma postulado por Lanterie-Laura,
para este psiquiatra la demencia precoz constituía una enfermedad que podía ser
abordada a partir de la descripción clínica.
A Kraepelin no le interesaba demasiado la etiología -causa de la enfermedad- ni la
patogenia -el modo en que se produce la génesis y el desarrollo de la enfermedad, su
mecanismo-. Sí le interesó la descripción y la clasificación, siguiendo criterios
descriptivos y evolutivos. Por eso para Lacan, Kraepelin es un genio de la clínica.
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El termino psicopatología fue utilizado por primera vez por el alemán Emminghaus en
1878, pero como equivalente a psiquiatría clínica. La psicopatología nace más tarde
como método y disciplina propia con el Francés Théodore Ribot (1839-1916) quien crea
el método psicopatológico que buscaba comprender la psicología normal a partir del
estudio del hecho patológico.
Para Ribot la enfermedad era una experimentación sutil producida por la naturaleza
misma que brindaba un campo de estudio privilegiado. Su formación era filosófica y no
tenía una práctica concreta en el campo de la patología mental. La psicopatología
constituía entonces una disciplina fundamentalmente teórica opuesta a la psiquiatría
como práctica médica.
La psicopatología francesa comienza en la filosofía y la psicología especulativa y luego
se inserta en el campo de la psiquiatría. En Alemania sigue el camino inverso. Esto
queda en evidencia con K. Jasper quien primero como psiquiatra escribe su monumental
“Psicopatología General” (1913) para luego, a partir de los años 20, pasa de la práctica
psiquiátrica a la filosofía. K. Japer opone la psiquiatría como “profesión práctica” a la
psicopatología como “ciencia”.
“En la profesión psiquiatría práctica, se trata de los seres humanos individuales y
enteros, ya sean puesto a disposición del psiquiatra para la custodia, la atención y la
curación, o haya de hacer un peritaje. El psicopatólogo en cambio, queda en el dominio
de los conceptos y reglas generales” (Jasper, 1913).
Lanterie- Laura ubica el surgimiento del paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas en 1926, en la intervención Bleuler en el congreso de Psiquiatría de
Ginebra y fecha su declinación en 1977 año de la muerte de Heri Ey. Este congreso de
1926 marca la aceptación y consolidación de la perspectiva bleuleriana en el plano
internacional. Por su parte, el modelo órgano-dinámico de Henri Ey implicará el último
esfuerzo por construir un sistema que de su razón a la psiquiatría en su totalidad.
Para dar cuenta de este paradigma tomaremos los siguientes psiquiatras:
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Bleuler es uno de los autores que marca el punto de crisis del paradigma de las
enfermedades mentales y el pasaje a las grandes estructuras psicopatológicas, al
introducir e imponer su concepto de esquizofrenia.
Diferenciándose de Kraepelin, va a introducir la dimensión psicopatológica y no
meramente descriptiva. Esto traerá aparejado una progresiva reducción de las
enfermedades mentales junto con la ampliación del concepto de esquizofrenia hasta
cubrir todo el campo de la psicosis y por consiguiente relegar al olvido la paranoia.
Influenciado por varios psiquiatras entre otros como Henri Ey (1900–1977), Jacques
Lacan (1901–1981) y Jean-Martin Charcot (1825–1893), Jules Cotard (1840–1889),
entre otros, estudió la nosografía de las alucinaciones, el delirio de la negación, la
melancolía, la paranoia y más ampliamente la psicosis.
En 1892 investigó acerca del fenómeno alucinatorio con lo que dio lugar a su
monografía. Jules Séglas reparó en que el término de delirio hace referencia al conjunto
de pensamientos patológicos que se relacionan con el individuo en sí mismo, junto con
el mundo exterior que lo rodea.
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A lo largo de su vasta obra se destaca un interés especialmente dirigido a las
alucinaciones verbales, lo que lo lleva paulatinamente a alejarse del modelo del estudio
de las afasias y a profundizar en una concepción mucho más psicológica.
En su monografía publicada en 1892 “Troubles du langage” estudia sistemáticamente
los trastornos del lenguaje hablado, escrito, y mímico.
La concepción del lenguaje que tiene Séglas, es “la palabra no es más que el auxiliar de
la idea, que puede existir sin la palabra que la representa y se forma generalmente antes
que ésta y sin ésta”.
Subdivide la alucinación verbal en tres tipo: auditiva, visuales y psicomotrices verbales.
Las AUDITIVAS, en sus formas más simples, están constituidas por ruidos confusos
que el alienado “parece traducir por onomatopeyas”, o por sonidos con mayor
resolución que relaciona con cualquier objeto (una campana, un cañonazo, etc); en sus
formas más complejas se conforman como “verdaderas voces que se hacen oír”, “[…]
en las formas crónicas de locuras en las que predomina la alucinación del oído, como
por ej en los delirios de persecución, el enfermo se vuelve hasta tal punto auditivo que
no puede pensar sin oír su propio pensamiento formulado netamente en sus orejas.
Fenómeno nominado “eco del pensamiento”. Entre las imágenes del lenguaje interior, la
auditiva se torna tan viva que se exterioriza en forma de alucinación, reproduciendo el
pensamiento íntimo del enfermo.
Estas concepciones que establece Séglas suponen una pequeña revolución en el mundo
de la psicopatología, pues desde Baillarger se venía considerando que las alucinaciones
tenían su fuente en el exterior, es decir responderían a un estímulo externo, por el
contrario Séglas pudo comprobar repetidamente que tras los testimonios de sus
pacientes se escondía un pequeño secreto: eran ellos mismos, a través de gorjeos y
bisbiseos, de palabras pronunciadas en tonos y esbozos silábicos, quienes pronunciaban
sin saberlo aquello que decían oír.
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El automatismo mental, es para el autor, el síndrome nuclear de la Psicosis. Es la
aparición automática de una actividad involuntaria, perfectamente neutra y atemática.
Clerembault sostiene que en el síndrome del automatismo mental, el delirio ocupa poco
lugar y casi todo el lugar psíquico se halla ocupado por la alucinación.
Dentro del automatismo mental (luego llamado síndrome de pasividad), Clerembault
analiza los fenómenos sutiles y los fenómenos ideo-verbales.
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etc. Las ideas de De Clérambault, fueron uno de los factores que promovieron a la
disolución del concepto de la psicosis paranoica.
BIBLIOGRAFÍA
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