Está en la página 1de 5

El camello extraviado

Pero el camello no quería caminar. Y ya se habían


Cuento de colaboración acabado los dulces.

Era la noche más esperada del año por los niños de -¡Probemos a cantar! -dijo una chica. Y dicho esto,
Villaperdida de No sabe nadie: la noche de Reyes. sacó su pandereta y empezó a cantar un villancico:
Todos los niños esperaban ansiosos sus regalos.
Pero ese día ocurrió algo muy curiosos. Ya vienen los Reyes Magos,
ya vienen los Reyes Magos,
A Villaperdida de No sabe nadie solo llegaba gente caminito de Belén,
que se perdía y acababa allí, sin saber por qué. En olé olé olanda y olé,
este ocasión no llegó una persona, sino una animal. ya se ve, ya se ve.
Se trataba, ni más ni menos, que de un camello. Y
por la pinta que tenía no era un camello cualquiera: Todos los demás la acompañaron y, con el ritmo de
era el camello de un Rey Mago. la música, el camello empezó a caminar. La alegría
terminó contagiando a todos, que cantaban,
-Hay que hacer algo con este camello extraviado bailaban y daban palmas.
-dijo un niño-. Si no vuelve con los demás muchos
niños se quedarán sin regalos. Después de varias horas apareció por allí el que
debía de ser uno de los pajes de los Reyes Magos,
-Pero no podemos irnos ahora -dijo el alcalde-. Si porque el camello se puso muy contento cuando le
no estamos todos en la cama no vendrán los Reyes vio.
Magos. -Gracias a todos -dijo el paje-. No dudéis que se os
recompensará como es debido.
-No podrán ir a ningún sitio sin el camello -dijo una
niña. Todos los vecinos de Villa perdida de No sabe nadie
volvieron a sus casa. Y cuando entraron se
-Al menos, si ayudamos a este camello a encontrar encontraron muchos más regalos de lo que podían
a los demás, algunos niños sí tendrán sus regalos imaginar.
-dijo otro chico.
Desde entonces, los Reyes Magos son
Convencidos de que era lo más sensato, adultos y especialmente generosos con los vecinos de Villa
niños se llevaron al camello a las afueras de la villa. perdida de No sabe nadie.
El camello resultó ser muy dócil cuando se le
ofrecían dulces navideños, así no les costó mucho ¿Quieres más regalos el día de Reyes? Pues pórtate
convencerle de que les acompañara. bien, sé generoso, piensa en los demás y no seas
materialista, como hicieron los habitantes de Villa
-Llévamos por donde has venido -le dijo el alcalde perdida de No sabe nadie.
al camello.

Sencillez ejemplos

Ejemplo 1: “Empezaremos con un ejemplo sencillo”. Estamos diciendo que empezaremos con un ejemplo que sea fácil
de comprender. Como este!

Ejemplo 2: “Yo no quería llamar la atención, así que me presenté al evento vestido con sencillez”. Estamos diciendo que
fuimos vestidos con ropa discreta y poco ostentosa.

Ejemplo 3: “Este coche me parece muy caro, ¿no tienen otro modelo más sencillo?”. Estamos preguntando por un
modelo con menos prestaciones o sofisticaciones, pues posiblemente será más económico.

“Es muy buen tipo, muy sencillo, sin trampas”

- “No es tan sencillo cuidar de un perro”

- “Es muy buen profesor, lo explica todo con mucha sencillez”

Ejemplos de caridad
 La limosna. ...
 Dar comida al hambriento. ...
 Obsequiar ropa. ...
 Socorrer al extraño. ...
 Ayudar desinteresadamente. ...

Ejemplos de compasión

Ejemplo 1: Vamos andando por la calle y un anciano tropieza y se cae. Rápidamente nos acercamos a ayudarle. (al verlo
en el suelo hemos experimentado un sentimiento de compasión que nos ha impulsado a intentar ayudarle)

Ejemplo 2: Vemos en las noticias que un huracán ha arrasado una ciudad y sus habitantes están teniendo serios
problemas. Hay un número telefónico donde se puede donar dinero para ayudarles. Llamamos (hemos sentido pena y
dolor al ver lo mal que lo están pasando y decidimos hacer algo para intentar remediarlo) .

Ejemplo 3: Un mendigo pide dinero en la calle. Al verlo en el suelo, sucio y desesperado, sentimos piedad y le damos
una limosna para intentar aliviar su sufrimiento (nos duele verlo en esas condiciones).

El asesino no tuvo compasión de su víctima".

- “Por compasión, ayúdeme!”

Ejemplos concretos de solidaridad

 Ayudar a un anciano a cruzar la calle.


 Ayudar a un compañero de clase.
 Adoptar a un perro callejero.
 Socorrer a una persona que se accidentó en la vía.
 Dar de comer a un mendigo.
Ejemplos de Generosidad

Ayudar a un anciano a cruzar una calle.

Servir el almuerzo en un comedor infantil sin percibir un salario o una remuneración por ello.

Acompañar a una persona accidentada y desconocida mientras llega una ambulancia.

Plantar voluntariamente árboles para evitar el sobrecalentamiento global.

Compartir alimento con una persona que no tiene recursos.

Cuento de sencillez

El alumno misterioso

Era una tarde fría, acosada por la brisa y las grandes gotas de Cuando los niños salían al descanso, Nito deseaba poder correr
agua que arrojaba el cielo y ahí estaba Nito, sentado sobre una con los demás, pero era imposible desde el otro lado de la verja
piedra, tratando de memorizar los números de la pizarra a del colegio. Además había un inconveniente, los niños nunca
través de la ventana. hubieran querido acercarse a alguien como Nito, un pequeño
con los zapatos viejos y los pantalones remendados.
Cada vez que lo observaban, muchos de los niños se
preguntaban que hacía ahí sentado, pero nadie se preguntaba La tarde del seis de abril, Lucía, la profesora de geografía,
adónde iba después de que terminaran las clases. escribió en la pizarra una pregunta pero nadie respondía. Nito
trataba de hablar a través de la ventana pero no le prestaban
Pasaban las semanas y Nito no se despegaba de los cristales. Los atención. Continuó insistiendo hasta que la profesora abrió la
profesores continuaban con su clase y simplemente lo ventana.
observaban de vez en cuando, a lo que el pequeño contestaba
sonriendo, pues a pesar de todo era feliz. - Hola. ¿Te puedo ayudar en algo?- le preguntó Lucía.
- Es que yo sé la respuesta – respondió Nito con voz tímida- Los días pasaban y Rubén seguía enfurruñado, pero al final, con
el ánimo que le daba Paula, también consiguió ilusionarse.
- ¿Sí? Adelante entonces.
-¿Ves? ¡A veces hay que darle una oportunidad a las cosas en
La respuesta de Nito sorprendió muchísimo a Lucía. ¿Cómo era vez de negarse desde un principio! -le decía Paula, dándole una
posible que ese niño al que veía a diario a través de la ventana buena lección.
supiese la respuesta mientras que ninguno de los niños que
asistían a su clase había sido capaz? Un día, la catequista les habló de la caridad, pero ni Paula ni
Rubén entendieron muy bien qué significaba, así que, cuando
Al día siguiente, en clase de geografía, Lucía vio que el niño no salieron, preguntaron a su abuelita Mercedes:
estaba en la ventana. Preguntó a los demás si lo habían visto
pero nadie supo decirle qué había pasado con él, por eso -Abuela, ¿qué es la caridad?
decidió salir a buscarlo al terminar las clases.
La abuelita intentó explicárselo, pero ellos no lo entendían.
En el pueblo una anciana le señaló un descampado donde solía Mientras hablaban, vieron a un papá y a una mamá sentados en
ver a unos niños jugando, pensando que quizá ahí estaría Nito. un portal con un cartel que decía:

Cuando lucia llego a la cancha , sonrio al “No tenemos ni dinero, ni comida, ni casa, ni trabajo y
necesitamos ayuda”
verle. Ahí estaba, tratando de hacer algo que a ella le costaba
creer; Nito les estaba explicando a los demás lo que ella Paula y Rubén se quedaron mirando y sintieron mucha tristeza.
enseñaba en clase. Entonces, su abuelita les dijo:

Y lo más interesante era la manera en que lo hacía: utilizando -Coged estas monedas y esta bolsa de comida que acabo de
pedazos de cartón y viejos atlas con las páginas medio rotas. comprar y ofrecedlo a ese matrimonio.

Lucía, dejó salir sus lágrimas mientras se sentía orgullosa de lo Paula y Rubén cogieron el dinero y la comida y se la llevaron.
que hacía el pequeño, que por otro lado era completamente Ellos los abrazaron muy fuerte. En ese momento, los dos niños
admirable. se sintieron muy felices y sonrieron.

Nito la vio y se acercó a ella tímidamente: - Abuelita, ¡se han puesto muy contentos! -dijeron Paula y
Rubén
- Hola profesora, ¿le puedo ayudar en algo?
Claro! ¡Les habéis ayudado mucho! Precisamente eso es lo que
Ella contestó con los ojos llenos de lágrimas: significa la caridad -les explicó su abuela.

- ¿Me permite estar en su clase pequeño profesor? -Entonces, ¿caridad es cuando ayudamos a alguien, o cuando
compartimos nuestra merienda con los que no tienen, o cuando
llevamos ropa y juguetes para los niños necesitados?
-preguntaron los niños.

Su abuelita, los abrazó y les dijo:


Cuento de caridad
-¡Eso es! ¡Por fin habéis aprendido lo que es la caridad! Y, ahora,
Paula, Rubén y la caridad
tenéis que ponerlo en práctica todos los días.
Paula y Rubén eran dos hermanos que iban a hacer la primera
Y así fue. Los dos niños entendieron lo que significaba y, desde
comunión muy pronto y, por eso, tenían que ir catequesis.
entonces, siempre comparten sus cosas, ayudan a quien lo
A Paula le hacía mucha ilusión, pero a Rubén no. necesita y se preocupan por los demás.

-¡Jolín! ¡Yo no quiero ir a catequesis! ¡Eso es un rollo! -decía Cuento de compasión


Rubén.
Francisco y el mendigo
-¡Venga Rubén! ¡Seguro que aprendemos un montón de cosas!
Había una vez, en Asís, Italia, un muchacho llamado Francisco,
-le decía Paula.
hijo de un importante mercader de telas. Francisco atendía con
Por fin llegó el primer día de catequesis. Allí había un montón de frecuencia el negocio del padre, mientras este estaba de viaje a
niños y la catequista les contó muchas historias. Pero Rubén Francia a las ferias locales, buscando mercancías para vender.
seguía pensando que aquello era un rollo.
Mientras atendía la tienda de telas, Francisco solía quedarse
-¡Jolín Rubén! ¡Eres un cabezota! ¿No ves que hay muchos enfrascado en diversas reflexiones. Uno de estos días, mientras
niños? Seguro nos vamos a divertir un montón -le decía su Francisco reflexionaba sobre cuestiones relativas al comercio,
hermana. entró en la tienda un mendigo.
-Una limosna, por el amor de Dios -dijo el mendigo-. Por el amor reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como
de Dios, una limosna para este pobre hombre que no tiene qué internacionales
comer.
EN 1982 fue intermediaria en un conflicto entre la India y Líbano
Francisco, molesto por la interrupción - a nadie le gusta que un pero al final no pudo hacer mucho y se mantuvo al margen. En
pobre hombre le interrumpa en medio de sus sueños de riqueza 1986 empezó a tener problemas de salud. Tuvieron que
y prosperidad - expulsó al mendigo. colocarle un marcapasos y en 1993 contrajo malaria en Nueva
Delhi (India) lo que empeoró sus problemas de corazón. Como
-Fuera de aquí, andrajoso -le dijo-, no manches con tus sucias estaba tan débil, tuvo que sucederla en su puesto en las
manos estas hermosas mercancías. Misioneras de la Caridad una de sus seguidoras.

El mendigo se fue y Francisco intentó volver a sus


pensamientos. Pero una y otra vez estos se veían interrumpidos
por el recuerdo de aquel pobre mendigo. Al cabo de un rato, Días después de celebrar su 87 cumpleaños, la madre Teresa de
Francisco se dijo: Calcuta tuvo que ser ingresada en un centro de cuidados
intensivos donde murió en septiembre de 1997. Aún hoy, es
-Pero, ¿qué he hecho? Si este mendigo me hubiera pedido algo ejemplo de la generosidad y la humildad hacia los demás. De
en nombre de algún noble o de algunas persona importante, le hecho, su lema siempre fue este: ayudar al más pobre de los
hubiera dado cuanto me pedía. ¡Con mayor razón debí darle pobres.
una limosna hacerlo cuando lo que pedía era en nombre del Rey
de reyes y Señor de todos! Cuento de generosidad

Y salió corriendo a la calle, en busca del mendigo. Cuando lo El gigante generoso


encontró, le cogió con amabilidad por el brazo y le dijo:
Había una vez un gigante que vivía oculto en una casa
Disculpad mi falta de cortesía, buen hombre. Venid conmigo y construida dentro de una cueva en una gran montaña. Con
os ayudaré. mucho esmero, el gigante había puesto un suelo de madera
para igualar el piso y había construido una fachada con ventanas
El mendigo, agradecido, siguió a Francisco, que le obsequió con y una gran puerta para aislarse del frío en invierno y evitar que
una abundante y generosa limosna. nadie invadiera su hogar.

A partir de entonces, Francisco prometió que nunca más se Durante el invierno, el gigante no podía salir de su casa debido a
negaría a ayudar a quien pidiera ayuda en el nombre del Señor. la nieve. Por eso, durante la primavera y el verano el gigante se
dedicaba a recoger granos, frutos y hierbas y las almacenaba
Cuentos de solidaridad para pasar el invierno. También recogía leña para calentarse y
compraba leche para hacer queso.
Conociendo a Teresa de Calcuta
Una día de primavera, cuando el gigante llegó a casa, descubrió
En esta ocasión vamos a conocer a una de las figuras más
unos pequeños agujeros en el suelo de madera. El gigante
importantes del mundo de la cooperación y la solidaridad: la
observó y vio que una familia de ratones se había instalado bajo
madre Teresa de Calcuta.
su suelo. El gigante no le dio importancia, y siguió a lo suyo,
Su nombre en realidad era Agnes Gonxha Bojaxhiu y nació en como siempre.
1910 en Macedonia. En el colegio empezó a cantar en el coro y
Al día siguiente, al llegar a casa, observó que el saco que usaba
se sumó a una congregación religiosa de misioneras llamada
tenía un pequeño agujero por el que se iban cayendo algunos
Sodalicio Nuestra Señora. Allí conoció historias de las misioneras
frutos y granos. El gigante no le dio mucha importancia. Vació el
que habían ido a trabajar a la India a ayudar a la gente que vivía
saco, lo cosió y volvió a bajar a por más.
en la calle. Sintió mucha admiración y pensó que a ella le
gustaría hacer lo mismo. Pero al día siguiente, cuando regresaba, descubrió que el
agujero estaba ahí de nuevo. Lo volvió a coser, pero al día
A los 12 años ya había tomado la decisión de que dedicaría su
siguiente volvió a pasar lo mismo.
vida a ayudar a los demás y a la vida religiosa. A los 18 años,
viajó a Dublín a estudiar magisterio y cambió su nombre por el Así estuvo varios días hasta que descubrió que los ratones
de Teresa. Estuvo trabajando como profesora casi 20 años en hacían el agujero cuando él dejaba el saco en el suelo para abrir
Irlanda. Cuando se dio cuenta de la pobreza de la India, le pidió la puerta y así coger los frutos que se caían al suelo.
al Papa en Roma un permiso especial para abandonar su
congregación y dedicarse a cuidar a los pobres. En 1948 abrió su -¡Ay, picarones! -dijo el gigante-. Si no me volvéis a romper el
primer refugio. En 1950, fundó las Misioneras de la Caridad en saco os dejaré un puñado de frutos para vosotros cada vez que
la India. En 1964 abrió un refugio para leprosos y convenció al traiga uno.
Papa para abrir un refugio para indigentes en el Vaticano. Fue
elegida representante para la Conferencia de las Naciones Cuando al día siguiente el gigante comprobó que su saco no
Unidas y en 1979 ganó el Premio Nobel de la Paz. A este se estaba roto cumplió su palabra y dejó un gran puñado de frutos
sumaron después una decena más de premios y en el suelo. En cuanto el gigante se escondió, los ratones
cogieron lo que les había dado y se escondieron de nuevo.
En otra ocasión, el gigante observó que las migas de pan y
restos del queso que caían al suelo desaparecían en cuanto se
levantaba de la mesa para ir a buscar algo con que limpiarlos. El
gigante no le dio importancia y siguió como siempre.

Pero un día vio que los muchos de los quesos que almacenaba
estaban mordisqueados. Y era una lástima, porque así los
quesos se estropearían antes. El pan también estaba mordido y
había muchos agujeros.

-¡Ay, picarones! -dijo el gigante-. Si no volvéis a mordisquear mis


quesos y mi pan os cortaré unos trocitos para vosotros todos los
días.

En cuanto los ratones vieron que el gigante dejar trozos de pan


y de queso junto a las migas de su almuerzo no volvieron a
mordisquear la comida del gigante.

finalmente llegó el invierno. El gigante seguía dejando los restos


de comida a los ratones y le ponía un poco más para que no
pasaran hambre. Pero ese año fue mucho más largo de lo
habitual, y el gigante empezó a quedarse sin comida.

Los ratones, al darse cuenta de que el gigante les dejaba menos


comida, salieron a ver qué pasaba. Entonces descubrieron que
la despensa estaba casi vacía.

Los ratones, preocupados por su amigo el gigante, decidieron


ayudarle para que no muriera de hambre. Y así, todas las
noches, los ratones salían de su escondite y subían a la mesa del
gigante frutos, granos y trocitos de queso y de pan que habían
almacenado gracias a la generosidad del gigante.

El gigante se sintió muy afortunado de tener tan bueno


compañeros. Y así siguieron conviviendo por muchos años.

También podría gustarte