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Bioética y Religión

Cristiano-Católica

Estudiante:

Lian Tapia – 10142203

Materia:

Moral Médica

Sección:

CSTI-1830-3285

Asignación:

Síntesis: Bioética y Religión


Cristiano-Católica

Docente:

Diego López

Miércoles 31 de mayo del 2023


Bioética y Religión Cristiano-Católica

La bioética forma parte de una conversación entre diferentes ideologías de la sociedad


con respecto a cómo se debe enfocar la atención médica y preservar la vida humana. Algunos
incluyen la fe como mediadora por excelencia para la bioética; mientras que, otros tildan la
fe como un tropiezo y atraso. No obstante, la conversación acerca de la bioética solo se puede
dar efectivamente si se hace bajo un contexto donde se reconozca que la ética cristiana tiene
mucho que aportar; pero que así mismo, se respeten las diferentes cosmovisiones acerca de
los asuntos biomédicos.

En la actualidad, existen diversos abordajes con respecto a la bioética y la religión.


En Norteamérica, la bioética se ha manifestado como un intento de conseguir una ética
basada en el consenso y un sentir común. Esta ideología propone que los individuos que
participen del diálogo de la bioética dejen a un lado sus convicciones religiosas, a cambio de
lograr concordancia con la mayoría. Sin embargo, esto es algo un poco contradictorio.
Irónicamente, una gran cantidad de los promotores de la bioética han nacido de posiciones
de religión y fe. Esto aplica para Europa, Estados Unidos y Latinoamericana; teniendo esta
última, un gran desarrollo a partir de raíces e instituciones católicas. A nivel global, la
religión siempre ha fungido un papel crucial desde un punto de vista cultural para la
construcción de la identidad del hombre. No obstante, actualmente la perspectiva humanista
universal parece oponerse totalmente a la religión. Por su parte, frecuentemente la
perspectiva humanista se va de la mano con un modo de vida secular; donde la religión, según
esa cosmovisión, descalifica otras verdades, como la ciencia.

Por otro lado, con respecto al aporte de la moral católica a la bioética, queda más que
claro que la religión está sembrada implícitamente en la historia del pensamiento humano. A
pesar de todos los cambios que ha atravesado la humanidad, permanecen como válidos los
principios de finalidad, causalidad, concepción de la persona como individuo digno y capaz
de distinguir entre el bien, el mal y conocer a Dios. Esto y más cosas revelan que
independientemente de las distintas corrientes, existe un conjunto de conocimientos que
reconocen un tesoro espiritual de la humanidad.

Es importante destacar que la forma en que percibimos y nos relacionamos con los
valores humanos está directamente relacionada con nuestra cultura y cosmovisión de la vida.
En efecto, nuestra cosmovisión tiene la capacidad para modificar nuestra percepción de los
valores humanos y de lo consideramos como ético. Es allí donde interviene la bioética
cristiana. La fe tiene el poder de iluminar al creyente, cimentando en este los verdaderos
valores humanos. La fe abre los ojos ante las oscuridades y distorsiones más profundas del
humanismo secular.
Dentro de los valores cristianos más especiales podemos encontrar el valor del ser
humano y su dignidad por encima de todas las cosas. Para Dios la vida del ser humano es la
cúspide de su creación y constituye un valor fundamental. Otro valor que abraza la religión
cristiana es el amor. La ética evangélica se basa en un amor sacrificial hacia el prójimo, la
empatía y el servicio al más necesitado; deja a un lado los intereses personales y busca la
satisfacción común. Así mismo, la ética cristiana promueve un fin a la violencia,
motivándonos a luchar contra el mal haciendo el bien.

En definitiva, todo esto muestra lo necesario que es seguir sosteniendo diálogos


acerca del aporte de la religión a la bioética. Todos los valores cristianos pueden ser asumidos
desde una ética no cristiana y permitir conversaciones entre las diferentes cosmovisiones y
posturas ante la vida. No hay duda alguna de que será de gran valor cuando la bioética y la
religión asuman una responsabilidad solidaria y se muestren abiertas a la interacción afectiva
entre sí, más allá de los intereses personales y culturales.

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