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¿Por qué la gente desconfía de los ateos? En nuestro estudio, que ha sido dirigido
por el psicólogo Will Gervais, hemos descubierto que, en el mundo, existen
prejuicios morales generalizados y extremos hacia los ateos. Las conclusiones
muestran que en todos los continentes, la gente asume que las personas que
cometen actos inmorales, incluso aquellos tan extremos como los asesinatos en
serie, tienen más probabilidades de ser ateas.
Aunque esta haya sido la primera demostración de tal sesgo a escala global, su
existencia no es sorprendente.
Los datos de las encuestas hechas para la investigación revelan que los
estadounidenses confían menos en los ateos que en cualquier otro grupo social.
Así, para la mayoría de los políticos, ir a la iglesia a menudo es la mejor manera de
obtener votos, y decir que no creen en nada en puede ser un suicidio político. De
hecho, en el Congreso de EE. UU. no hay personas abiertamente ateas y la única
representante que no está afiliada a ninguna religión aún se niega a declararse
como atea.
Pero, ¿de dónde viene ese prejuicio extremo? Y ¿cuál es la evidencia real sobre la
relación entre religión y moralidad?
Por un lado, los ideales éticos de una religión pueden parecer inmorales para los
miembros de otra. Por ejemplo, en el siglo XIX, los mormones consideraban que la
poligamia era un imperativo moral, mientras que los católicos la consideraban un
pecado mortal.
En cualquier caso, la religiosidad solo está relacionada con la teología. Es decir, las
creencias y los comportamientos de las personas religiosas no siempre están de
acuerdo con las doctrinas religiosas oficiales. La religiosidad popular tiende a ser
mucho más práctica e intuitiva. Esto es lo que los eruditos en estudios religiosos
llaman "incorrección teológica".
El budismo, por ejemplo, puede ser oficialmente una religión sin dioses, pero la
mayoría de los budistas todavía tratan a Buda como una deidad. De manera
similar, la Iglesia Católica se opone vehementemente al control de la natalidad,
pero la mayor parte de los católicos lo practica de todos modos. De hecho, la
incorrección teológica es la norma más que la excepción entre los creyentes.