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Aprender a escuchar la voz de Dios

Texto Bíblico: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo
para hablar, tardo para airarse.” (Santiago 1:19)

Alguna vez haz escuchado la voz de Dios en tu vida? Alguna vez te has
preguntado por que NO, has escuchado la voz de Dios en tu vida? O por que otros
si y tu no?

No sólo debemos pedir, sino también escuchar la voz de Dios


A lo largo de nuestra vida de fe, desarrollamos la práctica de la oración. Pero muchas
veces, esa oración se reduce a la petición hacia Dios. Le exponemos nuestras
necesidades, y buscamos que Dios se comporte como un dispensador de favores.
Pero para mostrar una fe madura, no sólo debemos pedir, sino estar dispuestos también
a escuchar y obedecer.

Si meditamos en lo que es la enseñanza, reconoceremos que más aprovecha el alumno


que escucha que el que se la pasa hablando. Del mismo modo, en la vida de la fe
adelantará más el que escucha la Palabra de Dios y la practica que el sólo se dedica a
hablar sin cesar.
La Palabra de Dios nos ofrece la riqueza de la instrucción divina. Está en nosotros
acudir con un espíritu de aprendizaje o uno de mendigar. Si sólo nos acercamos a Dios
para exponerle necesidades, estamos desaprovechando el tiempo que tenemos para
aprender y escuchar las cosas que Dios tiene para nosotros.

Luego de esta vida, ya no habrá tiempo para entender qué quiere Dios de nosotros, sino
sólo estarán las consecuencias de haberlo hecho o no. (Proverbios 16:20)

Oremos con la Escritura en la mano, y pidamos la luz para nuestro entendimiento. Si


aplicamos la escucha obediente a lo que quiere enseñarnos, tendremos una fuente
inagotable de sabiduría que podemos aprovechar.

Debemos guardar y estar en silencio para escuchar la voz de Dios


Es obvio que no puede oír el que tiene los oídos ocupados con otros sonidos. Si nuestra
mente y corazón están embotados con el ruido del mundo, no podrán escuchar la
Palabra de Dios, o la escucharán pero no la entenderán. Tenemos que tener un silencio
interior en el que la semilla de la Palabra encuentre tierra fértil. Y esto no significa poner
la mente en blanco como muchos piensan.

Simplemente es no dejar que el afán o la preocupación inunden nuestros pensamientos,


y no nos dejen escuchar con claridad la voz de Dios.
Muchas veces yo me siento preocupado por cosas que pasan alrededor mio, o a veces
ni se por que, como hoy le decía a Pao.
También Continuamente somos atacados por los ruidos del mundo. Si somos capaces
de acallarlos, seremos capaces también de encontrar la paz y el silencio. Cada día
debemos reservar un momento para orar en el silencio y la quietud del alma. Si
practicamos esto, estaremos más dispuestos para oír a Cristo que nos habla en el
interior.

Si pensamos en nuestro camino de fe, así germinó en nosotros al comienzo. Hemos


escuchado a Cristo que nos llamaba a seguirlo. Si hubiésemos estado distraídos con el
ruido y los afanes, no podríamos haberlo hecho.
Para muchos de nosotros Hizo falta una meditación razonada y el impulso del Espíritu
Santo que nos concedió la fe en Jesús. (Romanos 10:17)

Para escuchar la voz de Dios podemos hablar, pero como un diálogo con Dios
La oración no es solamente la escucha.
Implica de nuestra parte una respuesta con el cambio de vida que es necesario después
de oír a Dios que nos habla. Así establecemos un diálogo con Él, donde nos enseña y
nosotros respondemos con la conversión.
Por que si no nos estamos convirtiendo en solo habladores, que hacemos banas
repeticiones, como dice justo la palabra de Dios que no hagamos.

Pero además de eso, podemos exponerle a Dios lo que nos está ocurriendo, sin dejar
nada oculto. Ya sabemos que Él conoce nuestro interior mejor que nosotros. Pero de
esta manera, ejercitaremos la confianza en Dios y podremos enfrentarnos a nuestra
miseria. Así creceremos en la humildad, que nos hará aferrarnos fuertemente del poder
de Dios.
Este diálogo confiado nos hará estar en presencia de Dios continuamente. Así será más
difícil que caigamos en las tentaciones. Porque siempre estará la voz de Dios en nuestro
interior que nos alejará de lo que dañe nuestra amistad con Él. Pero debemos orar con
fe, así no confundiremos la voz de Dios con la voz del mundo que quiere confundirnos.
(Salmo 5:3)

Conclusión
Muchas veces nuestra oración se reduce a hablar nosotros, solamente diciéndole a Dios
todo lo que necesitamos. Nos comportamos con Él como si fuera un dispensador de
favores, al que sólo nos dirigimos para pedir y pedir. Pero la verdadera oración empieza
por la escucha. Si no estamos atentos a la voz de Dios, no aprenderemos lo que quiere
enseñarnos.
En la Escritura está la instrucción divina que nos guiará en nuestro camino. Debemos
acercarnos a ella con respeto y fe, esperando aprender cada día más de ella. Pero para
que esto suceda, tenemos que entrenarnos en la escucha y el silencio. Si no tenemos
silencio en el corazón, no podremos escuchar la voz de Cristo en la Palabra. (Mateo 4:4)

Jesus se alejaba para poder estar a solas con Dios el padre, oraba y el realmente sabia que estaba dialogando con el Se;or,
el le daba la importancia que realmente merece el orar a Dios, aun que tuviera mucho trabajo, muchos pendientes, muchos
quehaceres o problemas! Porque todo esto tenia Jesus, el se apartaba para estar a solas con Dios, porque era su necesidad
como hombre, y esa misma necesidad debe ser para nosotros, y lo es pero muchas veces lo ignoramos, y creemos que
podemos seguir en nuestras fuerzas cuando no es asi, y solo andamos todos cargados.

Muchos tal vez hemos perdido, o hemos caído en la monotonía de la vida y del cristianismo de solo ir a la iglesia cuando
toca, y no nos hemos enfocado en fortaleces la oración, nuestra comunión personal con Dios. sinceramente, pregúntate,
como andas en esto aspecto, yo creo que hoy es el momento para volver a ese primer amor, con Dios, estar cada dia, cada
ma;ana con El, orar, adorar con todo nuestro corazón, y comenzar a escuchar nuevamente su voz en nuestro corazón.

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