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LA ORACION EFICAZ

TALLERES DE FORMACION CRISTIANA RUAH


“LA ORACION EFICAZ VOL. 1”

JEHMAR GLEZ. DE RUAH

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LA ORACION EFICAZ
Lo primero que debemos de mencionar acerca
de la oración eficaz, es que, esa oración debe
primero estar centrada en la Voluntad del Padre
y no centrada en nuestros propios quereres.

Un sinónimo de Oración es Comunicación y


Dialogo profundo, de corazón a corazón, desde la
interioridad del Ser, lejos de todo bullicio y
distracciones.

Ese dialogo en la oración es ante todo un


entrenamiento de nuestros sentidos espirituales,
sobre todo el Sentido del Oído espiritual.

Recordemos que esa fue el primer mandato de


Nuestro Dios, al dar las tablas de la ley…

“Escucha Israel: Yahvé Nuestro Dios, es Yahvé


Único”

(Dt. 6, 4)

Está palabra: “Escucha” es la palabra hebrea


“Shema”, que significa, estar dispuesto a
Escuchar al otro para seguir sus indicaciones.

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Pero para aprender el arte de Escuchar a Dios,
debemos de poner en práctica algunos
elementos esenciales, para que verdaderamente
nuestro Dialogo con el Señor sea eficaz y
fructífero en nuestra Vida Espiritual.

Uno de esos elementos es la actitud profunda de


la “disposición a un Cambio”, esto en consiste
en permitir que Dios realice su Obra de
Santificación en Nosotros, la realidad nos dice,
que muchas personas oran sin disposición y oran
sin saber escuchar a Dios.

Las oraciones de esas personas, son más del


tipo “Egocentrico” que “Teocentrico”, donde en
ese dialogo de Oración ellas quieren
posicionarse en primer lugar, para darle las
órdenes al otro.

La Oración Eficaz consiste en poner a Dios,


como el dirigente de la Oración (Del Dialogo), y
nosotros en una actitud humilde y Receptora,
permitir que Dios nos hable y nos transforme
desde su Corazón.

Esa Palabra Hebrea “Shema” mas que una


acción es un estilo de Vida Espiritual, es una
actitud de apertura del Corazón ante Dios y ante
Nuestro Prójimo, siempre dispuestos a ser

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mejores personas en el amor y en la entrega de
nuestro ser.

Las personas “egocéntricas”, son personas


cerradas que viven metidas en su propio “Yo”,
son personas que no permiten el acceso a su
Corazón, ni siquiera a Dios, y muchas de ellas
viven engañadas al Creer que Dios les habla y
les escucha, pero en realidad solo es su “Ego
personal” que las engaña y las embrutece,
llevándolas por caminos equivocados.

Muchos le oran a un dios creado por ellos


mismos, a su Imagen y Semejanza, ya que no
están dispuestos a Escuchar y a Obedecer al
Verdadero Dios de la Vida y del Amor.

“ No todo el que me diga Señor, Señor, entrará


en el Reino de los Cielos, sino él que hace la
Voluntad de mi Padre que está en los Cielos”

( Mt. 7, 21)

Como vemos, la oración eficaz y verdadera, no


consta de un montón de rezos insípidos y
dominantes, ni tampoco es un pliego de
peticiones caprichosas e interminables, la
oración que le agrada a Dios, es una oración con
un corazón dispuesto a Cambiar y a Obedecer,
desde un acto consciente y amoroso con Dios.

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A ese compromiso consciente y a la vez
profundo, es a lo que los hebreos lo llaman “El
pacto”, un pacto de amor y de unidad profundo
entre Dios y su Pueblo.

“Ustedes será mi Pueblo y yo seré su Dios”

(Ex. 6, 7)

Es un pacto profundo de Amor, de obediencia, de


fidelidad y de entrega constante hacia la
Voluntad del Padre, y no hacia nuestros propios
quereres.

Jesús más adelante volvió a hablar de este


pacto, pero de una manera más cercana y más
amorosa con el Pueblo de Dios…

“Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco.


Ellas me siguen.”

( Jn. 10, 27)

En este pequeño versículo Nuestro Señor


Jesucristo simplifica y profundiza con gran
precisión lo que es la Oración Eficaz.

Nuestro Señor Jesucristo nos quiere decir que la


oración es una “actitud permanente” y no sólo
un acto momentáneo y rutinario, como muchos
lo hacen.

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Primero hay que notar que Él Señor, nos pide ser
como “Ovejas” o sea, dóciles y obedientes a la
Voz del pastor.

Nos pide que a través de esa Oración profunda


vayamos reforzando nuestro vínculo con Nuestro
Pastor y confiemos en su Protección y en su
Plan de Salvación para Nosotros y para nuestras
familias.

Muchos hombres y mujeres oran y se dirigen a


Dios, como dándole órdenes y diciéndole que es
lo mejor para ellos, en lugar de entrenar su oído
en la oración, se dedican a escupir palabrerías
vanas y sin sentido.

Por supuesto que Dios nos escucha pero para


atender nuestra necesidad, no para satisfacer
nuestros deseos y caprichos, por lo mismo,
debemos de “conocernos” profundamente para
diferenciar entre Deseo y necesidad.

Ese conocimiento profundo solo se puede dar a


través del Espíritu Santo, que escudriña los
corazones, ya que dice la Palabra de Dios que
nosotros no sabemos pedir y no sabemos ni
siquiera “hablar y escuchar a Dios”.

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“ … Pero si ustedes no tienen es porque no
piden, o si piden algo, no lo consiguen porque
piden mal, y no lo consiguen porque lo
derrocharían para divertirse”

(Stgo. 4, 2)

Volvemos a Insistir que la oración del Justo y


qué es Eficaz, es la que se centra en la persona
de Dios y en su Divina Voluntad para Nosotros,
confiando que esos preceptos de Dios son
nuestro camino a la Salvación.

Las ovejas no temen, y confían en su pastor, se


dejan guiar y cuando el Pastor se da cuenta que
esa Oveja se sale del camino, la corrige con
Amor para ponerla a Salvo de los Lobos
infernales.

La oración eficaz y verdadera también nos


garantiza “protección espiritual”, ya que un alma
que vive bajo la Gracia y la potestad de Dios, no
puede ser devorada por los espíritus del mal,
más si pueden ser tentadas a salir de esa
cobertura y protección que nos ofrece el Padre
Celestial.

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Tal y como les sucedió a Adán y a Eva, que la
serpiente engañosa los engaño, ellos
escucharon la Voz equivocada y salieron del
Paraíso (Presencia de Dios), para después vivir
en medio de la nada, y de peligros inminentes.

La oración eficaz del Justo, también le puede


ofrecer cobertura y protección amorosa a Su
familia, ya que Dios siempre está dispuesto a
extender su Brazo poderoso con aquellos que
también están dispuestos a dejarse guiar y
transformar por el Creador.

“Que se haga tu Voluntad en el Cielo y en la


tierra, en mi corazón y en mi familia, en mi
Matrimonio y en mi Grupo de Oración”

Nuestro primer enemigo en la oración, no es el


demonio, es nuestra propia soberbia y nuestro
propio egoísmo, pues muy pocos están
dispuestos a “desprenderse” de lo que aman y
de sus apegos, para realizar la obra de Dios.

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La oración como lo mencionábamos antes es
una comunicación profunda, en este caso entre
un “yo inferior” que somos nosotros, y el “gran
Yo Soy”, qué es Dios.

El conflicto llega, cuando nosotros intentamos


ponernos por arriba de Dios, muchas veces de
maneras inconscientes y otras tantas de
maneras manipuladoras, creyendo que con
nuestros rezos y ritos, podremos mover a Dios a
nuestra Voluntad.

La humildad es una actitud profunda del


corazón, que consiste en “dimensionar en toda
la extensión”, quien es Dios y quienes somos
Nosotros.

“Porque Él sabe de qué estamos hechos, se


acuerda de que somos sólo polvo”

(Sal. 103, 14)

Dios sí se acuerda, ¿Pero qué hay de nosotros”?,


¿Cuál es nuestra posición y nuestra actitud
interna cuando estamos de pie delante de Dios?

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“El sacrificio que te agrada es un espíritu
quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al
corazón quebrantado y arrepentido.”

(Sal. 51, 17)

Aquí podemos cambiar la Palabra Sacrificio por


la palabra “Oración”…

“La Oración que te agrada viene de un espíritu


quebrantado”

La palabra: “Quebrantado” es la palabra hebrea


“ Shabár”, que significa “roto o destruido”, por lo
tanto nosotros en humildad tenemos que admitir
que nuestro Corazón y nuestro Espíritu ha sido
“roto y destruido” por nuestro pecado, y que
ahora necesitamos la Misericordia de Dios para
que vuelva a “unir y Sanar nuestro Ser”.

Dice este mismo Salmo que el Señor no


desprecia a ningún corazón quebrantado (roto) y
arrepentido ( Dispuesto a un cambio), viendo lo
contrario de ello, podemos deducir que Dios sí
desprecia un corazón “duro y obstinado” que no
admite que necesita a Dios, y mucho menos
admite que necesita obedecer a Dios, para ser
Sanado y Renovado en Totalidad.

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“Pero El da mayor gracia. Por eso dice: DIOS
RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A
LOS HUMILDES.”

(Stgo. 4, 6)

En un acto de honestidad y de humildad,


pidámosle a Dios, que nos muestre sí nuestras
oraciones son agradables para Él, o están
impregnadas de Nuestra Soberbia y Vanidad.

Hagamos este Salmo (139) a manera de Oración


profunda y dejemos que Dios nos hable al
Corazón…

“Señor, tú me examinas y conoces, sabes si me


siento o me levanto, tú conoces de lejos lo que
pienso.

Ya esté caminando o en la cama me escudriñas,


eres testigo de todos mis pasos.

Aún no está en mi lengua la Palabra cuando ya


Tú, Señor, la conoces entera.

Me aprietas por atrás y por delante y colocas tu


mano sobre mi”

Amen

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SEGUNDA PARTE

La oración no es un monologo, no es un simple


hablar y hablar, de hecho la esencia de la
oración es “escuchar”, pero para aprender a
escuchar profundamente, primero debemos de
callarnos y concentrarnos en el otro.

Lo mismo sucede en nuestras conversaciones


habituales, existen personas que hablan y
hablan y no dejan participar a su semejante, por
lo tanto se convierte su plática en un monologo,
y con ello no se le da “valor y lugar a su
interlocutor”.

La lengua y la mente, son los dos órganos más


difíciles de gobernar, y son los principales
obstáculos en la oración y en nuestras
relaciones Sociales en general.

Por lo mismo antes de comenzar nuestra oración


y cualquier conversación en general, debemos
de aquietarnos internamente y en Silencio
Escuchar y contemplar con todo nuestro amor,
al que está delante de Nosotros, dándole con
ello un lugar muy especial en nuestro corazón.

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A veces para orar y amar se necesitan pocas
palabras, pero mucha disposición.

Por lo regular nosotros tenemos, muchas


palabras y poca disposición.

“De la misma boca sale la Bendición y la


Maldición”

(Stgo. 3, 10)

El arte de la escucha y la contemplación es muy


importante en nuestra vida espiritual, incluso
más importante que el hecho de hablar y de
predicar, ya que la “Escucha” es apertura de
corazón y la contemplación es “apertura del
Espíritu”, pues a veces sólo basta con
contemplar las obras del Señor para ya estar en
una oración profunda y sin palabras.

Por lo regular las personas que hablan y hablan,


piden y piden, rezan y rezan sin profundidad, es
porque en realidad no tienen nada que decir, y
no tienen una vida interior con Dios, sino que
solo son ritos, oraciones mentales y cultos
externos, que muchas veces cae en una
Vanidad.

“Este pueblo de labios me honra; Mas su


corazón está lejos de mí. “

(Mt. 15, 8)
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La oración eficaz siempre exige una actitud
profunda del corazón, siempre exige una entrega
de todo nuestro ser a Dios, no sólo una parte,
sino todo nuestra humanidad, en una posición
humilde y honesta delante de Dios, en una
apertura profunda del alma, con un espíritu
quebrantado listo a ser consolado y restaurado
por su Creador.

Con una actitud dispuesta a callar y a escuchar,


a recibir órdenes y amonestaciones,
exigiéndonos ser mejores personas para Dios y
para las personas que amamos y que están a
nuestro cargo.

La oración tiene que irnos transformando cada


día en la persona que Dios quiere que seamos,
creados y Santificados a su Imagen y
Semejanza.

Si nuestra oración no tiene como propósito


principal, la conversión y la Santidad, entonces
es una oración “ineficaz y sin contenido
espiritual”.

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MEDITACION EN LA PALABRA:

LEE Y RESPONDE:

1) “Como tenemos estas promesas, queridos


hermanos, purifiquémonos de todo lo que
contamina el cuerpo y el espíritu, para
completar en el temor de Dios la obra de
nuestra santificación.”

(1ª. Cor. 7, 1)

¿Qué es lo que a ti, te contamina el cuerpo y el


Espíritu?

¿Cuáles son los obstáculos que se presentan en


tu vida para no tener una oración y una
comunión eficaz con Jesús en tu diario vivir?

¿Estás dispuesto a ser transformado por Dios,


para llegar a la Santidad?

¿Por dónde empezaría ese proceso?

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2) “Más bien, sean ustedes santos en todo lo
que hagan, como también es santo quien
los llamó; pues está escrito: «Sean santos,
porque yo soy santo.»

(1ª. Ped. 1 , 15)

¿En tu propia experiencia y vida espiritual, que


significa ser Santo?

¿Para ti la Santidad es una Invitación de Dios o


es una obligación de todos los cristianos?

¿Crees que ti oración y tu vida sacramental, ha


sido eficaz para llevarte a completar ese
proceso de Santidad?

“La oración del justo tiene mucho poder, con tal


de que sea perseverante”

(Stgo. 5, 16)

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3) “Háganlo todo sin quejas ni contiendas,
para que sean intachables y puros, hijos de
Dios sin culpa en medio de una generación
Torcida y depravada. En ella ustedes
brillan como estrellas en el firmamento,
manteniendo en alto la palabra de vida.”
(Fil. 2, 14)

¿A ti que te dice esta primera frase: “Háganlo


todo sin quejas y sin contiendas”, tú cómo
actúas?

¿A qué se refiere el Señor cuando dice que


vivimos en una generación torcida y depravada?

¿Qué significa que tenemos que Brillar como


estrellas en el firmamento?

¿Cuáles son las circunstancias, que apagan el


brillo en ti, y por qué?

¿Qué tienes que hacer para mantener siempre


en alto la Palabra de vida, o sea la Palabra de
Dios viva en tu corazón”?
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CONCLUSION

“Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el


que vacila se parece a las olas del mar que
están a merced del viento.

Esa gente no puede esperar nada del Señor, son


personas divididas y toda su existencia será
inestable”

(Stgo. 1, 6 -8)

A manera de conclusión podemos tomar estás


palabras del Apóstol Santiago y decir que una
vida ineficaz, desordenada e inestable, es
resultado de la relación íntima y profunda que
llevamos con Dios.

Una oración vacilante, dividida e ineficaz, dará


como resultado una vida de igual manera.

Bien podríamos aplicar este dicho en nuestra


vida espiritual…

“Dime como vives y quien eres, y te diré como


oras (el tiempo profundo que le dedicas a Dios)”

Muchos creen que la oración no tiene que ver en


nada en nuestra vida cotidiana, pero yo diría que
la oración eficaz, es el motor y la fuente de
poder en nuestra vida cotidiana.

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Pues ya lo dice el Apóstol Santiago, que el que
lleva una fe inestable y vacilante, no podrá llevar
a cabo ningún proyecto efectivo en su vida, ya
que siempre estará envuelto en Miedos, dudas y
confusiones.

Es tiempo de volver a la Casa de Oración, es


tiempo de Volver al Corazón Amoroso del Padre
con un corazón quebrantado y humillado,
dispuesto a ser transformado por Él y para Él.

Es tiempo de reflexionar, sí nuestra vida de


oración y Nuestra Vida Sacramental es eficaz y
agradable al Señor, y si en verdad estamos
dispuestos a esforzarnos más, para amar y llegar
a la Santidad en el interior de nuestros
corazones.

Quizá nuestra religión y nuestra fe es una fe


vacilante, mediocre y poco productiva, donde no
le hemos dado el tiempo, la dedicación y el
cuidado necesario.

“muchos aman su religión y la oración, como el


niño ama ir a la escuela… más que por gusto y
deleite, es mera obligación”

Medita y sigue orando, y con honestidad mira


qué lugar de tu vida ocupa Dios.

“PAZ Y BIEN”

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