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Práctica 1: Uso de escalas

Para esta actividad decidí reflexionar sobre mi nivel de la lengua española; en parte
porque en este momento, es el idioma que más necesito para desenvolverme en el área
de la traducción e interpretación, pero también porque nunca he tomado una clase de
español ni no he tomado una certificación que me ayudaría especificar mi nivel actual.
Aunque, teniendo en mente mis fortalezas y debilidades, me daría una banda siete.

Considero que la fluencia y coherencia son los puntos más débiles de mi producción oral
en la lengua española. Durante algunas presentaciones en las clases muestro vacilaciones
relacionadas con el lenguaje. Las expresiones no se me vienen a la mente tan rápido como
deberían. En ocasiones me autocorrijo y uso algunas palabras de manera repetida. No
obstante, soy capaz de dar un discurso largo, organizado y emplear varios conectores.

Tengo amplio conocimiento de varios recursos léxicos como los idiomas, pero de vez en
cuando elijo una preposición errónea o puedo llegar a producir calcos estructurales. En
cuanto a la pronunciación, en general se me entiende todo el texto; sin embargo, hay un
par de palabras cuya pronunciación se me dificulta. Por ejemplo, el sonido de /ll/ en
“vainilla”; /y/ en “yeso” y /rr/ en “perro” son particularmente difícil para mí.

Referente a la amplitud y precisión gramatical de mi discurso oral, utilizo una mezcla de


estructuras simple y complejas, según lo requiere el contexto. Pese a haber estudiado los
tiempos gramaticales, muchas veces estoy insegura en qué tiempo gramatical utilizar en la
variante de español mexicano. Algunos de los errores gramaticales que cometo, aunque
sea rara vez, es la conjugación de los verbos en imperativo, la asignación del género
erróneo al nombre y el uso de los artículos incorrectos.

Para mejorar mis habilidades y llegar a la banda ocho, me recomendaría aprovechar el


hecho de que vivo en un país hispanohablante y pasar más tiempo comunicándome en
español. El contacto con los nativos me puede ayudar a fosilizar las expresiones
idiomáticas con la estructura correcta y mejorar mi fluidez. Si no tengo oportunidad hablar
con alguien por un periodo de tiempo más largo cada día, debería intentar escribir un
diario en español para acelerar las actividades cognitivas y acordarme de las palabras de
manera veloz.

Para practicar la pronunciación y mejorar mi conocimiento del léxico debería leer en voz
alta varias revistas y libros de diversa temática. Una posible manera de darme cuenta de
mis errores es grabar mi voz y escucharme a mi misma. De las lecturas, podría empezar a
apuntar las locuciones preposicionales para tener mi propio glosario de expresiones
problemáticas. Además, escribiendo las personas recuerdan más que si las repiten algunas
veces en voz alta, especialmente si tienen memoria visual, la cual yo sí tengo .

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