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LECCIÓN 24 Vida plena en el Espíritu.

Juan 3:3. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Juan. 14:16. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre:

17. el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
El
Hechos 1:8; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Romanos 8:9-27
9. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

10. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.

11. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros.

12. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la
carne;

13. porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las
obras de la carne, viviréis.

14. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

15. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

16. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

17. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

18. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

19. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de


Dios.

20. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del
que la sujetó en esperanza;
21. porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.

22. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto
hasta ahora;

23. y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la
redención de nuestro cuerpo.

24. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza;
porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?

25. Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

26. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles.

27. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque
conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

VERDAD CENTRAL
El Espíritu Santo nos acompaña todos los días y nos provee de lo necesario para nuestro
desarrollo espiritual
y para que sirvamos a Dios.

OBJETIVOS
Comprender la obra que el Espíritu Santo realiza en los hijos de Dios.
Valorar la presencia del Espíritu.
Mantener una total dependencia y una comunión permanente con el Santo Consolador.

INTRODUCCIÓN
Antes de cumplir con su misión, Jesús tomó un tiempo para estar a solas con sus
discípulos, a fin de prepararlos para su partida. Les habló del Espíritu Santo, quien
continuaría su obra en la tierra. En el evangelio de Juan leemos por primera vez que al
Espíritu Santo se le llama Consolador (del griego, Parakletos). El término posee múltiples
significados, tales como consejero, ayudador, defensor, mediador, etcétera. Pero la idea
básica es la de alguien que ofrece compañía. El Espíritu Santo vendría a continuar la obra
de Jesús y estaría de principio a fin con los que creyeran en el Señor.
Gracias a la presencia del Espíritu, podemos llevar una vida en plenitud, disfrutando de las
bendiciones divinas, creciendo en nuestra vida espiritual y perseverando en el Señor.

I. NUEVA VIDA EN EL ESPÍRITU


@ La expresión "nacer de nuevo" en Juan 3:3 también puede traducirse como "nacer de
arriba". Es un cambio radical que ningún hombre puede realizar. Solo el Espíritu de Dios es
capaz de obrar una trasformación tan profunda (Juan 3:8 El viento sopla de donde quiere, y
oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido
del Espíritu)
Sin este nuevo nacimiento es imposible entrar en el reino de los cielos.

1. RENACIMIENTO Y RENOVACIÓN POR EL ESPÍRITU


La obra del Espíritu se hace evidente desde los inicios de la vida cristiana. Es él quien
trabaja en el corazón del hombre cuando éste escucha el mensaje del evangelio. El Espíritu
obra en el interior del oyente para redargüirlo de pecado.
Cuando alguien cree en Cristo, el Espíritu Santo realiza una obra de regeneración; es un
nuevo nacimiento una transformación interior.
(Juan 3:5-8 5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua
y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a
dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

El corazón de piedra es cambiado por un corazón de carne (Ezequiel 11:19. Y les daré un
corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en
medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

20. para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean
por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Ezequiel 36: 26. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré
de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra.de manera que la persona pueda servir a Dios.
19. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de
piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

20. para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean
por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

Quien nace de nuevo, se convierte en una nueva creación en Cristo (2 Corintios 5:17).17.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas.
Tal como la describe Pablo en (Tito 3:5-7,5. nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,

6. el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,


7. para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza
de la vida eterna.)
la vida sin Cristo es de extravío y rebeldía, en consecuencia, todas nuestras relaciones
están dañadas. Añade el apóstol que sin Cristo éramos aborrecibles, y aborreciéndonos
unos a otros (Tito3:3. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.) el resultado de la vida sin la transformación
que Cristo ofrece es una sociedad llena de odio en la que la gente en vez de vivir en
armonía, vive odiándose y enfrentándose unos a otros (Juan Carlos Cevallos y Rubén O.
Zorzoli. Comentario bíblico Mundo Hispano. pág. 286).
Pero a partir de que la gracia divina se manifiesta a nosotros, somos regenerados y
renovados por medio del Espíritu (Tito 3:5-7), y con el amor divino es derramado en nuestra
vida (Romanos 5:5. y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado)

2. EL SELLO DEL ESPÍRITU


La Palabra de Dios también consigna que desde nuestra conversión, nuestra vida fue
marcada con el sello del Espíritu (Efesios I: 13. En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa)
Esto significa primeramente que el Espíritu Santo nos garantiza que somos posesión de
Dios; nuestro ser le pertenece al Señor. Dice Pablo: si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de él (Romanos 8:9. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si
es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es
de él.
Asimismo, el sello del Espíritu nos asegura la posesión de nuestra herencia celestial. La
presencia del Santo Espíritu nos garantiza que la obra de salvación iniciada en nosotros
llegará a su plena culminación al final de los tiempos. Por eso Pablo dice que el Espíritu es
las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida (Efesios 1:13. En
él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14. que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria.
Las "arras" aquí se refieren a una prenda, una depósito o adelanto; eran el enganche o
anticipo de una compra. La presencia del Consolador y todo lo que produce en nuestra vida
es solo un anticipo de la gloria venidera que aguarda a los fieles en Cristo.
Desde nuestros inicios caminando con Cristo, el Espíritu ha estado presente en nuestra
vida. Por él fuimos renacidos y renovados, y su presencia constituye el sello que nos marca
como propiedad divina y nos asegura que lo mejor está por venir cuando Jesucristo se
manifieste.

3. ESPÍRITU DE ADOPCIÓN
El Espíritu Santo también participa en nuestra adopción como hijos de Dios: Y ustedes no
recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta
como hijos y les permite clamar: «Abba! Padre!» (Romanos 8:15 NVI). Desde su
conversión, el creyente deja de vivir bajo el régimen de esclavitud y temor para disfrutar
ahora de la bendición de ser parte de la familia de Dios; puede clamar y acercarse a él con
plena confianza. Puede llamarle Padre porque el testimonio interno del Espíritu le confirma
su filiación (Romanos 8:16).
APLICACIÓN: ¿De qué manera le ayuda a perseverar en el Señor el saber que tiene el
sello del Espiritu?

II. LA COMPAÑÍA DEL ESPÍRITU.


@Somos herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 8:17). Los padecimientos
actuales se ven tan pequeños ante la gloria venidera, la cual tiene que ver con la
trasformación de nuestro cuerpo. Ahora padecemos y estamos sujetos a debilidad, pero un
día el Espíritu vivificará nuestros cuerpos mortales
(Romanos 8:11. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros)@

1. MORADA Y TEMPLO DEL ESPÍRITU


Desde el momento en que creímos en Jesús, el Espíritu Santo vino a nuestra vida para
hacernos morada suya. La presencia del Espíritu en el Antiguo Testamento era esporádica y
limitada a ciertos individuos (Jueces 15:14. Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron
gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban
en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus
manos)
1 Crónicas 12: 18. Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por ti,
oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues
también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la tropa.)
Pero Jesús prometió que al irse, enviaría al Consolador, quién haría de los creyentes su
residencia: mora con vosotros, y estará en vosotros (Juan 14:17. el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros)
Estas palabras enseñan la íntima comunión que habría entre los discípulos del Señor y el
Espíritu Santo. Es una bendición que el mundo no puede experimentar, sino solamente
aquellos que hemos creído en Jesús.
Pablo también nos habla de esta verdad. En su carta a los Romanos nos habla de tener el
Espíritu, y luego más claramente dice que éste mora en nosotros (Romanos 8:9. Mas
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora
en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

10. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.

11. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros.

En su primera carta a los Corintios nos enseña que somos templo del Espíritu Santo y que
nuestro cuerpo y nuestro espíritu le pertenecen al Señor; por lo que hemos de guardarnos
en santidad para que Dios sea glorificado en nuestra vida.
19. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

2. LA INTERCESIÓN DEL ESPÍRITU


El Espíritu Santo ofrece un auxilio invaluable para nuestros momentos de oración. ...el
Espíritu mismo intercede por nosotros (Romanos 8:26. Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero
el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles
El contexto previo del pasaje habla de cómo la creación misma espera la manifestación de
los hijos de Dios. Pablo explica que la creación también experimentará la libertad cuando
ese día llegue (Rom. 8::19-21 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la
manifestación de los hijos de Dios.
20. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del
que la sujetó en esperanza;
21. porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto
hasta ahora;
23. y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la
redención de nuestro cuerpo)
La expectativa del cristiano también está en su redención final, en la gloria que un día habrá
de manifestarse (w. 17-23). Los hijos de Dios aguardamos con paciencia ese tiempo de
nuestra glorificación. En tanto, hemos de lidiar con toda clase de adversidades. Pero no
estamos solos en esta lucha; el Espíritu Santo acude siempre en nuestra ayuda (v. 26; la
palabra que aquí se traduce como "ayuda", tiene el sentido de "juntarse para ayudar",
(Lucas 10:40. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo:
Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude)
El viene a echarnos una mano con nuestras cargas; sabe que en ocasiones se nos dificulta
hacer las peticiones correctas, así que él, que sí conoce cabalmente la voluntad divina, pide
por nosotros.
Su intercesión es con gemidos que no pueden expresarse con palabras (v. 26 N'TV). Pero el
omnisciente Dios sí conoce la intención del Espíritu, lo que garantiza la respuesta a
nuestras oraciones.
PREGUNTA DE REFLEXIÓN O APLICACIÓN: ¿Puede dar testimonio de alguna ocasión en
que haya sido bendecido con la intercesión del Espíritu Santo?

III. CRECIMIENTO Y MADUREZ POR EL ESPÍRITU


@El apóstol Juan se refiere a la presencia del Espíritu como la unción del Santo
(1 Juan 2:20,27. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas
27. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y
es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Esta unción la han recibido todos los creyentes y permanece durante toda nuestra vida en
Cristo. Además, nos capacita para conocer la verdad y nos ayuda a rechazar el error de los
falsos maestros@
1. LA ILUMINACIÓN DEL ESPÍRITU
El Espíritu Santo también cumple una función sumamente importante en lo que respecta a
nuestro desarrollo espiritual. Jesús lo llama el Espíritu de verdad
(Juan 15: 26. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu
de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.)

Juan. 16:13. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque
no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir.

Su labor es guiarnos a toda la verdad; nos ayuda a comprender la Palabra de Dios. Las
profundas verdades de la Escritura se vuelven claras gracias a la iluminación que el
Consolador nos otorga.
Asimismo, al dar testimonio de Jesús, nos permite tener un mayor conocimiento de nuestro
Salvador.
Mas no solo nos permite comprender la Palabra; nos ayuda, además, a ponerla en práctica.
Por ello, en los momentos que dedicamos a la lectura de la Biblia, pidamos al Santo Espíritu
que ilumine nuestras mentes, para que crezcamos en el conocimiento de la verdad divina y
la apliquemos en nuestro andar cotidiano.

2. LA CAPACITACIÓN DEL ESPÍRITU


El Espíritu Santo nos convierte en instrumentos útiles en la obra del Señor. ¿De qué manera
lo hace? En primer lugar, nos bautiza y nos imparte poder (Hechos 1:.8. pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra
El poder que imparte el Espíritu es la capacidad para convertirnos en testigos de
Jesucristo. Cuando los discípulos experimentaron el cumplimiento de la promesa dicha por
el profeta Joel (2: 28. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y
profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros
jóvenes verán visiones.
adquirieron valor para proclamar el evangelio (Hechos 2:14-40; 4:29-31).
La promesa del Espíritu Santo nos permite exaltar a Dios en otras lenguas, y nos da el valor
para dar testimonio de Jesús. No menospreciemos la importancia del bautismo del Espíritu;
es el poder que nos capacita para ser testigos efectivos de Cristo.
En segundo lugar, el Espíritu Santo nos equipa con diversos dones para que sirvamos
al Señor (Romanos 12:6. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que
nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
7. o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
8. el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con
solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
1 Corintios 12:4. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.

5. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

6. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el
mismo.
7. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

8. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia
según el mismo Espíritu;

9. a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

10. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro,
diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

11. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere.

1 Pedro 4:1010. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios
Por medio del Espíritu, somos llamados a servir a Dios y a servirnos unos a otros; podemos
edificarnos mutuamente, y al hacerlo, también adoramos a Dios.

3. EL FRUTO DEL ESPÍRITU


A lo largo de nuestro caminar en el Señor. el Espíritu Santo modelará nuestra vida hasta
que un día sea semejante a Cristo
(2 Corintios 3:18. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo
la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por
el Espíritu del Señor
Efesios 4:13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
À esta obra trasformadora que realiza en nuestro carácter, el apóstol Pablo la nombra el
fruto del Espíritu
(Gálatas 5.22. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe,
23. mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Efesios 5:9. (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)
Este fruto es un anticipo de la vida que nos aguarda cuando Cristo venga.
Pablo enumera nueve virtudes del fruto del Espíritu;
El amor encabeza la lista; es la misma clase de amor que Dios nos mostró
(Juan 3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

I Juan 3:16. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también
nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos
1 juan 4:8. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor
El gozo es un adelanto de la dicha plena que nos aguarda; no es una alegría pasajera, sino
el gozo profundo prometido por Jesús Juan I5:11. Estas cosas os he hablado, para que mi
gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
La Paz es la tranquilidad de mente que viene por la relación salvadora con Cristo (Daniel
Carro. Comentario bíblico Mundo Hispano. pág.85).
Se entiende la paciencia como tolerancia al sufrimiento, así como la capacidad de soportar
las ofensas de otros.
La benignidad es amabilidad, gentileza; se relaciona también con la práctica de la
misericordia hacia los necesitados.
La bondad es lo que distingue a quien hace el bien, lo que es correcto.
La fe tiene que ver principalmente con la fidelidad a Dios.
La mansedumbre no es debilidad de carácter; es más bien el equilibrio entre la actitud
pusilánime y el temperamento arrebatado (Gálatas 6:1. Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado
Finalmente, la templanza se refiere al dominio propio; el término era usado en relación con
los atletas, que debían disciplinarse, guardándose de todo lo dañino.
Pablo concluye la lista con la frase contra tales cosas no hay ley (Gal 5:23. mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.)
● Qué más puede pedirse a quien refleja en su vida el carácter de Jesús?

APLICACIÓN: El bautismo en el Espíritu Santo es una promesa para todos los hijos de
Dios. ¿La ha recibido ya?

CONCLUSIÓN
El Espíritu Santo ha venido por intercesión de Cristo para ser nuestro compañero hasta el
final. El Señor prometió que el bendito Consolador estaría con nosotros para siempre
(Juan14:16. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre:)
Alienta el corazón saber que no vivimos en el desamparo ni en la orfandad espiritual, pues
el Espíritu nos acompaña todos los días.
Mientras estemos aquí en la tierra, tomados de la mano del Señor, tendremos un auxilio
eficaz en la tercera persona de la Trinidad.
Disfrutemos de la vida plena que se nos ha otorgado por medio del Espíritu Santo.
Perseveremos siempre en la comunión con él.
FIJACIÓN DEL APRENDIZAJE
1. ¿Qué significa el hecho de hemos sido sellados con el Espíritu?
2. ¿Por qué se le llama al Espíritu Santo el Espíritu de verdad?
3. ¿De qué manera el Espíritu nos hace útiles en la obra de Dios?

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