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DARLE VIDA A LA VIDA...Los móviles...

pueden
empobrecernos humana y religiosamente
n la sala de espera del cen- diaria, sin embargo, como decía la mística
tro de salud, un señor ya urbana Madeleine Delbrél, “en la más
entrado en años se sentó a ocupada y ajetreada de las existencias se
mi lado. Con tono alegre, deslizan pequeñas motitas de tiempo libre
saludaba a las personas que pasa- (...). Cuando decimos‘imposible orar’,
ban junto a él y todo el mundo pare- debemos buscar esas pequeñas motitas de
cía conocerlo. Reparó en mí y, con tiempo y utilizarlas tal como son”. Esto es
grandes dosis de humor, empezó a posible, creo yo, siempre que no las
hablarme de sus achaques, de su ocupemos antes con el omnipresente
hija que vivía en Florida y de que teléfono móvil.
estaba deseando cruzar el Atlántico Una forma de vivir más anclada en la
para conocer a su nieto. Fue media realidad, presente y consciente, se abre
hora de espera agradable y serena, ante nosotros cuando guardamos en el
y me consta que lo único que propi- bolsillo todo ese ruido que nos separa no
ció aquella conversación fue que yo solo de los que tenemos al lado, sino
estaba “disponible”; mi móvil descan- ensancha nuestra vida y también nuestro también de Dios, e incluso de nosotros
saba en el bolso. tiempo. A veces son solo instantes, pero en mismos. Porque no es que no nos dé la
Con demasiada frecuencia el teléfono ellos sucede, por ejemplo, la mirada de vida, sino que se la hemos dado a aquello
nos saca abruptamente de la escena. nuestro hijo mientras nos cuenta por qué que nos la absorbe vanamente, con sigilo y
Rellenamos con él, fiel aliado siempre a le han puesto una estrella hoy en el a traición. Unas cu; mtas motitas de
mano, todos los huecos libres que se abren colegio; sucede ese reflejo de luz que entra tiempo bastan para hacer de la espera una
en nuestra vida: desde pequeñas esperas por la ventana iluminando la fotografía de esperanza y para pasar de una existencia
diarias hasta esos tiempos muertos que un ser querido que hace tiempo que murió; autómata a una vida mucho más
aparecen entre una actividad y otra. y sucede que de repente sí hay un intencional, ffi
Dejamos entonces de estar realmente momento para rezar.
presentes, aunque nuestro cuerpo perma- Probablemente no tengamos grandes Revista Misión
nezca en el sitio; e inconscientemente periodos de tiempo para dedicar a la
alzamos un muro entre nosotros y los oración en nuestra frenética rutina
demás, como diciendo: “Estoy ocupado;
por favor, no moleste”.
El móvil parece haber llegado para
liberamos de todas esas tediosas esperas a
; Señor, nos sacaste de la tierra donde servíamos a los «señores» que nos
la salida del colegio o antes del comienzo
de una reunión.
esclavizan: el consumo, los caprichos, el «mi-me- conmigo y basta», o el
«todo se resume en tener y pasarlo bien». Son las miras pequeñas de una
Ya no sabemos ni queremos esperar. No esclavitud casi imperceptible porque se disimula, «yo estoy bien» porque
como hacen nuestros ancianos, sentados
«hago lo que quiero)». Nos sacaste, Señor, de las miras cortas y nos
durante horas en los bancos de piedra de
abriste al horizonte de la gratuidad. Todo a nuestro lado es puro regalo.
cualquier pueblo con su mirada atenta a la
vida y su trans- currir.Y es que en la espera
Nada es tan nuestro que nos lleve a pensar solo en nosotros. Nada
ocurren cosas; transcurre con mayor
nos libera tanto como levantar los ojos al cielo y reconocerte como
calma nuestra vida. Esa misma que, elimi-
Señor.
nando la lentitud de la espera, sentimos
que se nos escapa sin tregua para poder * Nada nos libera tanto como mirar a los otros y en ellos sentir la huella de tu
admirarla o contemplarla. presencia. Nada nos aprisiona tanto como poner los límites del mundo en
Levantar la mirada de la tragaperras la frontera de nuestro interés.
(así llama al smartphone el minimalista Nada nos hace tan libres como
digital Cari Newport) reconocerte nuestro salvador,
Los diez mandamientos para educar a un hijo, según Harvard
En la receta de la crianza hay que mezclar ingredientes tan variados como el amor, los límites, el juego, el
ejemplo, el fomento de la independencia y un entorno seguro y saludable
El Debate El mayor reto de un padre es criar a su hijo y prepararle para ser una persona con recursos con los que
poder enfrentarse a las vicisitudes de la vida. Según la Universidad de Harvard, hay ciertas estrategias que pueden ayudar a
cumplir este objetivo con éxito.

En la receta de la crianza hay que mezclar ingredientes tan variados como el amor, los límites, el juego, el
ejemplo, el fomento de la independencia y la creación de entorno seguro y saludabl e para el bienestar de
los niños. Así, el decálogo para educar a hijos que se conviertan en buenas personas pasa por:
. Ama a tus hijos. Todo padre quiere a sus hijos, pero no todos lo demuestran. El afecto ha de mostrarse cada día. Que
un niño crezca sintiéndose querido es fundamental para el desarrollo de su personalidad.
. El ejemplo lo es todo. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice.
. Establecer límites claros. Las líneas rojas que no se pueden cruzar dan a los niños seguridad y protección. Son un
quitamiedos para sus cerebros, que todavía no controla las emociones.
. Celebrar ios éxitos. Los logros de un niño, si son celebrados, fomentan la autoestima, y así desarrollarán la confianza
en sí mismos.
. Escuchar. La atención que se le da a un niño también es un cohete para su confianza y para que se establezca una
sana comunicación intrafamiliar.
. El valor del respeto es algo que hay que enseñar, no solo hacia los demás, sino también con uno mismo.
. Responsabilidad. Q.ada uno ha de ser consecuente con sus actos y también cumplir con sus obligaciones.
. Autonomía e independencia. Aprender a ser autónomo se consigue dando cierta libertad de toma de decisiones y
asumiendo responsabilidades, siempre adecuadas a su edad y desarrollo.
. Comprensión. Todo el que está aprendiendo se equivoca alguna vez. Comprender a los hijos en su camino y ser
empático con ellos, no solo hará que ellos sean así cuando vean a alguien errar, sino que les ayudará a sentirse
apoyados y comprendidos.
Por último, respetar su manera de ser. Cada padre tiene que educar al hijo que tiene, no al que le gustaría tener.

EDUCA quien sabe dar sentido, responsabilidad y esperanza a otro ser


humano para qué él asuma su propia existencia como realidad, don y
tarea, en cuanto persona ante sí mismo, como prójimo ante el otro,
como ciudadano ante la sociedad y como creyente ante Dios,

i!LOS VALORES!i
Son lo que mas nos engrandece ante Dios y los hombres. Lo que en verdad buscamos en los demás y
lo que los demás esperan de nosotros. Son el verdadero tesoro que nadie nos puede
robar ni el tiempo apolilla

EDUCAR es la gran tarea y responsabilidad de los PADRES con los


que TODOS debemos colaborar

Leer, releer, orar y difundir

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