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HACIA UNA VISION HOLISTA DE LOS HONGOS

Por. M en C Pavel del Moral Cervantes

RESUMEN
En este ensayo discuto el valor mítico, religioso, cultural, social y ecológico de los
hongos, para asimilar a través de una visión holista, la importancia del papel que juegan en
la naturaleza. Dado que se encuentran presentes en múltiples papeles de la trama de la vida,
se intenta abordar la mayoría, así como aplicar el concepto de biocampo como una
explicación alternativa a la resonancia que ejercen sobre nosotros y en los demás
organismos. Los biocampos son una propiedad sistémica emergente, que posee cada unidad
natural a partir de cierto grado de complejidad. Mi hipótesis es que los biocampos pueden
servirnos como base para iluminar el proceso cultural que actualmente impera alrededor de
ellos, y que los arroja a planos inferiores de importancia.

Los hongos en las civilizaciones antiguas


Los primeros registros que se tienen del uso de hongos por parte del hombre datan de
hace unos 15,000 años a.C, y provienen de un lugar denominado Non Nak Tha en Tailandia,
en ese sitio se encontraron entierros humanos acompañados de huesos de Cebú (Bos
indicus); lo que sugiere que el uso de hongos (en este caso coprofilos), se pudo haber
originado en cualquier lugar anterior en el que se combine, el habitad del ganado y
asentamientos humanos. La sabana Africana es un ambiente en el que actualmente, se
encuentran varias especies de hongos útiles (incluyendo alucinógenos); por lo que si ese fue
el lugar donde se originó el hombre de acuerdo a las evidencias arqueológicas, estamos ante
los primeros rastros del posible uso de hongos por parte del hombre en la historia. Para
entender lo anterior, imaginemos el momento en el que el primer homínido que tras bajar de
los árboles, se encontró con varios animales grandes con pezuñas, y posteriormente con sus
excretas, en el que crecen varios hongos entre los que podemos encontrar los alucinógenos
pertenecientes al género Psilocybe, ese momento pudo causar tal curiosidad en el individuo
que lo pudo haber llevado a comerlo, lo que desencadeno una reacción en su mente,
generando un comportamiento especifico expandidose, por resonancia, entre los miembros
de la especie. Terence Mckenna un renombrado etnobotánico, en su libro El Manjar de los
Dioses (1992) sugiere que el primer hongo que el hombre ingirió y que le provocó un efecto
cascada en la conciencia, fue el Psilocybe cubensis (Agaricales, Strophariaceae), esto por su
abundante presencia en la sabana Africana. Restos arqueológicos sugieren que el culto que
se desarrolló alrededor de este hongo estuvo relacionado con una sociedad fraternal, que
sobrevivía del pastoreo tenía una religión orientada a la tierra y al culto de la diosa dadora de
vida; puesto que los hongos y las plantas crecen sobre ella, posteriormente conforme el
hombre tuvo la necesidad de dejar esos sitios migro hacia el norte, se fue estableciendo en
pequeñas comunidades sin fortificaciones, agrícolas y pacíficas, que creaban soberbias
piezas de cerámica en vez de armas. Pero entre el 4000 y el 3500 a. C., esta forma de vida
fue perturbada por conquistadores indoeuropeos, guerreros, con ideas expansionistas y con
una religión de deidades masculinas, y que excluyo de sus creencias el valor simbólico y
sagrado de los hongos.

Conocimiento prehispánico de los hongos en México


En México prehispánico el culto a los hongos fue ampliamente practicado; aunque entre los
Olmecas no hay evidencia tangible que lo demuestre, pero el culto que hacían a animales
totémicos, como el jaguar y otras deidades; supondría lo contrario; ya que la relación dioses-
hombre, en la mayor parte de la historia ha sido mediada por plantas y hongos. Los Toltecas,
ya tenían conocimiento de ellos, los ingerían con fines mágico-religiosos, medicinales y
alimenticios; y esta sabiduría fue heredada a las culturas posteriores. Los aztecas también
conocieron de hongos, ellos otorgaban un día al año, en el que los ingerían, para purificarse
y comunicarse con sus dioses. Psilocybe aztecorum (Agaricales, Strophariaceae), es una
especie enteogena, que fue encontrada en las zonas boscosas del valle de México, es
conocido como “niño de las aguas”. En Teotihuacan (Donde nacen los dioses), hay
evidencias en relieve, de personajes con hongos en las manos, además de otros símbolos
fúngicos. En la ciudad de Monte Alban, perteneciente a la cultura zapoteca; se han
encontrado entierros humanos acompañados de vasijas decoradas con motivos fúngicos. La
población zapoteca que subsiste en la actualidad; mantiene el culto a los hongos, aunque el
ritual se encuentra mezclado con símbolos cristianos. En algunos sitios arqueológicos
Mayas; como Palenque; se han encontrado estatuillas que representan animales totémicos
con forma de hongo, pero pesé a esto, aun no se puede afirmar su culto en esta civilización.
Los nahua nombran a los hongos como “nanacatl“, que significa carne y reconocen varias
especies que son parte de su dieta alimenticia. Actualmente podemos corroborar, que las
etnias, tienen un gran respeto y conocimiento de la naturaleza; producto de la interacción que
han sostenido desde tiempos remotos con las plantas, hongos y animales que habitan en sus
regiones, ya que estos organismos fueron integrados a su sistema de creencias, por lo que
muchas especies para ellos son sagradas.
Los hongos después de la conquista
En México la llegada de los españoles, provoco un proceso similar al que sucedió en Europa
en la llamada revolución Neolítica; ya que fueron mezclados dos sistemas complejos de
creencias que no debían ni podían prevalecer juntos. El choque de estos sistemas tuvo entre
sus implicaciones, una creciente aversión hacia los rituales en los que se ingerían hongos y
un alejamiento de lo sagrado de la tierra. Tal fue el afán de separar a los hongos de las
tradiciones del pueblo conquistado, que llegaron a inventar un texto épico que fue
descubierto recientemente, en el que Hernán Cortes forma parte de los personajes, este
documento fue titulado “Coloquio de la nueba conbersión y bautismo de los cuatro últimos
reyes de Tlaxcala” en él se narra un pasaje donde ángeles divinos bajan del cielo con aire
triunfal, liberando de la influencia que tenía un demonio llamado Hongol, sobre los reyes de
Tlaxcala, los cuales son convertidos y bautizados con nombres sugeridos por Cortes. Estas
evidencias sugieren que la actual ignorancia que tiene la cultura dominante hacia los hongos,
es parte de la herencia histórica que los conquistadores trajeron consigo.

Valor medicinal de los hongos


Los hongos no solo han sido valorados por sus propiedades enteogénicas; sino que estudios
farmacéuticos; elaborados en su mayoría por los Chinos, demuestran que varias especies
presentan actividad anticancerígena, antiviral, antioxidante y activadoras del sistema
inmune. A pesar de poseer estas maravillosas propiedades, actualmente no ha habido un
interés por ocupar sus principios activos en la elaboración de medicamentos; tan lo menos en
México, son pocos los estudios que abordan esta línea de investigación.

Servicios ambientales de los hongos


Los hongos son seres de suma importancia en el mantenimiento y regulación del ciclo
energético en los ecosistemas, que a su vez forman parte del sistema autorregulador de la
biosfera. Si no existieran, una gran capa de materia orgánica se acumularía en los bosques
sin digerirse por las plantas, ocasionando su extinción. Tan grande es su capacidad para
relacionarse con otros organismos, que la mayor parte de las comunidades forestales, son
parasitadas por ellos en forma de micorrizas, proporcionándoles un incremento en la
velocidad de crecimiento; ya que facilitan la captación de moléculas complejas ricas en
nitrógeno. Los estudios con micorrizas reflejan, que los hongos no solo son importantes para
el humano, sino también para otros organismos del planeta.
Hongos y biocampos
Para desarrollar esta parte del ensayo es conveniente aclarar que la noción de biocampo fue
propuesta por el Biólogo ingles Rupert Sheldrake en su libro Una Nueva Ciencia de la Vida
(1981), desarrollada en La presencia del pasado (1988) y complementada en El renacimiento
de la Naturaleza (1991). Sheldrake, teoriza que la forma en la que se autoorganizan en varios
planos de complejidad los distintos sistemas vivientes, es producto de la influencia de
campos; en el caso de las unidades vivientes -biocampos- o campos morfogénicos y en el
caso de átomos, moléculas, cristales y sociedades; campos mórficos. Estos campos al igual
que el de los imanes, se encuentran dentro y alrededor de los sistemas, por lo que hay desde
campos de átomos hasta campos planetarios y de galaxias. Estos campos se crean a partir de
una configuración primigenia de dos o más diferentes sistemas; por ejemplo la primera vez
que se formaron en el laboratorio los cristales de glicerina; se creó un campo mórfico
especifico al cristal de glicerina, lo que ocasiono el aumento en la probabilidad de volverlos
a formar en cualquier laboratorio del mundo. Los biocampos al igual que los campos
mórficos, poseen una memoria inherente y acumulativa, que va siendo alterada a través de
las vivencias que va teniendo el sistema que los posee. Así como cambian las conexiones
sinápticas entre las neuronas, algo similar pasa en la constitución de los biocampos.
Con base en lo anterior, los biocampos de los hongos generan la formación de un sistema
específico de pensamientos y creencias en torno a ellos; por ejemplo, las ideas del valor
sagrado que imperaban en el pueblo antes de la conquista, se pueden visualizar como un tipo
de campo que era reforzado y renovado, por decisión consensual de los habitantes; por lo
que el biocampo de los hongos aún se mantenía, sin perturbaciones de ideas y creencias
foráneas. Pero a partir de la perturbación ocasionada por las conquistas culturales, el
biocampo de los hongos se vio modificado, a tal grado que hoy en día ya no transmite a la
mayoría de nosotros, la experiencia extática de admiración y contemplación; si no al
contrario en su mayoría invocan el pensamiento de que son venenosos, y en algunos otros
casos hasta pasan por desapercibidos.

Tejiendo la red de implicaciones


Tomando en cuenta lo discutido anteriormente, podemos percatarnos en una dimensión más
amplia, del inmenso papel que tienen los hongos en el planeta y en sus moradores. Es
interesante resaltar como es que en ellos resalta la función de intermediarios, para una
conexión armónica entre los planos de conciencia, tanto individual, colectiva, como
planetaria. Por ejemplo, algunas especies de plantas sin clorofila, se valen de algunas
especies de hongos micorrizicos, para obtener sus nutrientes. La forma de autoorganizarse en
su ciclo de vida de ciertas especies de Mixomicetos, demuestra que la cooperación entre
individuos de una misma población, tiene como resultado la sobrevivencia y trascendencia
de la especie, en conjunto. Los líquenes, que son una asociación simbiótica entre un alga y
un hongo, son otro ejemplo de las sutiles conexiones en las que pueden llegan a participar.
La relación de los hongos con la conciencia humana, se puede entender en términos de
simbiosis; ya que como se expuso a lo largo del ensayo, á estado presente desde tiempos
prehistóricos. Actualmente, como he mencionado las implicaciones de la conquista, se
reflejan en el bajo interés de la comunidad científica por estudiarlos, en el poco interés de
preservar especies en peligro de extinción e integrarlas en programas de conservación y
aprovechamiento, y la aversión en general que la cultura dominante tiene frente a ellos. Esto
a pesar de que como se discutió, México es un país que tiene un gran acervo cultural en el
cual participaron de manera activa; por lo que es necesario respaldar las ideas discutidas aquí
con estudios transdiciplinarios, para así poder contar con información más concisa para
devolverlos al lugar que ocuparon alguna vez, entre nosotros como especie.

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