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PRIMERA DECLARACIÓN
“se entenderá por víctima a toda persona que haya sufrido daños individual
o colectivamente, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento
emocional, pérdidas económicas o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que
constituyan una violación manifiesta de las normas internacionales de
derechos humanos o una violación grave del derecho internacional
humanitario. Cuando corresponda, y en conformidad con el derecho
interno, el término “víctima” también comprenderá a la familia inmediata o
las personas a cargo de la víctima directa y a las personas que hayan
sufrido daños al intervenir para prestar asistencia a víctimas en peligro o
para impedir la victimización”
En este marco, “el Estado tiene el deber de investigar las violaciones de los
derechos humanos y procesar a los responsables y evitar la impunidad” 1. La
obligación de combatir la impunidad se explica por la convicción de que ésta
“propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total
indefensión de las víctimas y sus familiares”
De las obligaciones del Estado para garantizar los derechos humanos, brindar
recursos judiciales efectivos e impartir justicia, se derivan los consecuentes
derechos de las víctimas. Para garantizar estos derechos deben asegurarse
recursos efectivos. En esta materia, la jurisprudencia ha establecido que los
recursos, para ser efectivos, deben ser adecuados, eficaces y estar disponibles 2.
Es necesario tener presente que “para que tal recurso exista, no basta con que
esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible,
sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido
en una violación a los derechos humanos y (para) [sic] proveer lo necesario para
remediarla”.
1
2
En el mismo sentido se pronunció la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en relación con el artículo 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, que consagra la obligación de reparar cuando se produce una violación.
La Corte indicó que aquella “constituye una norma consuetudinaria que es,
además, uno de los pilares fundamentales del actual derecho de gentes tal como
lo ha reconocido esta Corte (...) y la jurisprudencia de otros tribunales”
“Cuando se determine que una persona física o jurídica u otra entidad está
obligada a dar reparación a una víctima, la parte responsable deberá conceder
reparación a la víctima o indemnizar al Estado si éste hubiera ya dado reparación
a la víctima. Asimismo, se determina: “Los Estados han de procurar establecer
programas nacionales de reparación y otra asistencia a las víctimas cuando el
responsable de los daños sufridos no pueda o no quiera cumplir sus
obligaciones”
Esto significa que el Estado debe, en primer lugar, garantizar recursos efectivos a
las víctimas para que puedan reclamar la reparación a la que tienen derecho. En
segundo lugar, debe proteger el derecho de las víctimas a la reparación mediante
su intervención en el marco de sus mecanismos administrativos y judiciales para
identificar a los responsables de las violaciones e imponerles la obligación de
reparar. En tercer lugar, el Estado debe proveer reparación cuando es
directamente responsable por la acción u omisión de sus agentes. En el caso de
conductas no atribuibles a éstos, cuando el Estado no logra que los responsables
reparen a las víctimas, debe asumir directamente acciones de reparación.