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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA

SEDE BOCA DEL MONTE


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
CURSO: ORATORIA FORENSE
LICENCIADA NOHELIA

PRIMERA DECLARACIÓN

Evelin Julissa Canil Senté


7650-21- 20568
Sección A´{-
DERECHOS DE LAS VICTIMAS

1. Los derechos de las víctimas y los deberes del Estado

Las normas y principios internacionales, así como la jurisprudencia y doctrina de


órganos de protección de derechos humanos del ámbito regional como universal,
han reconocido los derechos de las víctimas. Estos derechos consisten en
conocer la verdad, en lograr que se haga justicia, investigando a los responsables
de las violaciones, juzgándolos y sancionándolos con penas adecuadas y
proporcionadas, así como en recibir una reparación. Los tres conceptos aludidos -
de verdad, justicia y reparación- están intrínsecamente relacionados y la
realización de unos incide directamente en los otros. Adicionalmente, esos
derechos de las víctimas no pueden desconocerse aún en períodos de transición a
la democracia o de finalización de conflictos armados.

Según los principios internacionales:

“se entenderá por víctima a toda persona que haya sufrido daños individual
o colectivamente, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento
emocional, pérdidas económicas o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que
constituyan una violación manifiesta de las normas internacionales de
derechos humanos o una violación grave del derecho internacional
humanitario. Cuando corresponda, y en conformidad con el derecho
interno, el término “víctima” también comprenderá a la familia inmediata o
las personas a cargo de la víctima directa y a las personas que hayan
sufrido daños al intervenir para prestar asistencia a víctimas en peligro o
para impedir la victimización”

Paralela y consecuentemente a los derechos de las víctimas se imponen las


obligaciones y deberes de los Estados de garantizar a las víctimas su acceso a la
verdad, la justicia y la reparación. En este marco, el Estado debe adoptar todas las
medidas necesarias y oportunas para que existan los recursos efectivos para que
las víctimas puedan acceder y gozar de aquellos derechos. Entre esas

obligaciones, los Estados deben investigar seriamente las violaciones de derechos


humanos y las infracciones al derecho internacional humanitario; sancionar a los
responsables de las víctimas y asegurar la reparación a estas últimas.
2. La obligación del Estado de combatir y evitar la impunidad

En este marco, “el Estado tiene el deber de investigar las violaciones de los
derechos humanos y procesar a los responsables y evitar la impunidad” 1. La
obligación de combatir la impunidad se explica por la convicción de que ésta
“propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total
indefensión de las víctimas y sus familiares”

De las obligaciones del Estado para garantizar los derechos humanos, brindar
recursos judiciales efectivos e impartir justicia, se derivan los consecuentes
derechos de las víctimas. Para garantizar estos derechos deben asegurarse
recursos efectivos. En esta materia, la jurisprudencia ha establecido que los
recursos, para ser efectivos, deben ser adecuados, eficaces y estar disponibles 2.

Un recurso es adecuado cuando es idóneo para proteger la violación infringida. Es


eficaz cuando es capaz de producir los resultados esperados, es decir, aquellos
para los cuales fue concebido; y está disponible cuando es accesible a los
damnificados. Un recurso no es efectivo, por lo tanto, cuando no es útil para
producir efectos concretos.

Es necesario tener presente que “para que tal recurso exista, no basta con que
esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible,
sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido
en una violación a los derechos humanos y (para) [sic] proveer lo necesario para
remediarla”.

Asimismo, el Conjunto de principios para la protección y la promoción de los


derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad establece que “tanto por
la vía penal como por la civil, administrativa o disciplinaria, toda víctima debe tener
la posibilidad de ejercer un recurso accesible, rápido y eficaz” .

3. Derecho a la reparación integral: dimensión, contenido y modalidades

El derecho a la reparación y la consecutiva obligación de reparar es una regla


consuetudinaria del derecho internacional aplicable tanto en materia de
derechos humanos como de derecho internacional humanitario.

Desde 1928 quedó claramente establecido el derecho a la reparación como uno


de los principios fundamentales del derecho internacional, admitido por la Corte
Internacional Permanente de Justicia y reiterado posteriormente por la Corte
Internacional de Justicia.

1
2
En el mismo sentido se pronunció la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en relación con el artículo 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, que consagra la obligación de reparar cuando se produce una violación.
La Corte indicó que aquella “constituye una norma consuetudinaria que es,
además, uno de los pilares fundamentales del actual derecho de gentes tal como
lo ha reconocido esta Corte (...) y la jurisprudencia de otros tribunales”

Por otra parte, es pertinente recordar lo señalado por la Corte Interamericana


sobre la vinculación de la normativa nacional con las normas internacionales y el
deber de reparar: “El Estado obligado no puede invocar las disposiciones de
derecho interno para modificar o incumplir sus obligaciones de reparar, las cuales
son reguladas
en todos los aspectos (alcance, naturaleza, modalidades y determinación de los
beneficiarios) por el Derecho Internacional”

Los Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de


violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de
violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y
obtener reparaciones hacen referencia explícita al derecho a la reparación y
señalan las modalidades y el alcance del deber de reparar.

En esos Principios se reconoce el derecho individual y colectivo a la reparación,


entendido como noción genérica que abarca los diferentes tipos de reparación.
Estas modalidades comprenden la restitución, la indemnización y la
rehabilitación, así como las medidas de satisfacción y las garantías de no
repetición de las violaciones. Estos tipos de reparación, que no son excluyentes
sino complementarios, se definen de la siguiente manera:

a) Restitución: está orientada a restablecer la situación existente antes de la


violación de derechos humanos o del derecho internacional humanitario.
Esta medida se aplica por ejemplo a casos relacionados con el
restablecimiento de la libertad, la vida familiar, la ciudadanía o
nacionalidad, el retorno al país de residencia anterior y la recuperación del
empleo o de la propiedad.

b) Indemnización: se trata de una compensación por todo perjuicio que resulte


como consecuencia de una violación y que fuere evaluable
económicamente. Se concede en casos de daño físico o mental; de pérdida
de oportunidades -incluyendo las relativas a la educación-; de daños
materiales y pérdidas de ingresos -incluido el lucro cesante-; de daños a la
reputación o a la dignidad; así como para los gastos de asistencia jurídica o
de otros expertos, de medicinas o de servicios médicos.

c) Rehabilitación: se orienta a la recuperación de las personas mediante la


atención médica y psicológica, así como a garantizar la prestación de
servicios jurídicos y sociales necesarios para esos fines.

d) Satisfacción y garantías de no repetición : se incluyen entre estas medidas


varias que apuntan a una reparación simbólica y otras orientadas a la
prevención de violaciones mediante la construcción de condiciones para
evitar la repetición de las mismas. En este bloque se pone de manifiesto,
una vez más, la importancia de la verdad y la justicia como contenido de la
reparación integral. En síntesis se plantea el deber del Estado de adoptar
medidas adecuadas para que las víctimas no puedan volver a ser objeto de
violaciones que vulneren su dignidad. Entre ellas figuran:

 Medidas de satisfacción: como la cesación de las violaciones, la


verificación de los hechos y la publicidad de la verdad; la declaración
oficial o la decisión judicial de reparación de la dignidad, de la
reputación y de otros derechos de las víctimas; la disculpa y el
reconocimiento público de los hechos y de las responsabilidades; las
conmemoraciones y los homenajes a las víctimas; o la enseñanza y
la difusión de la verdad histórica.

 Medidas de prevención: incluyen la disolución de grupos armados


no oficiales vinculados directa o indirectamente al Estado o de
grupos paraestatales; las medidas administrativas o de otra índole
relativas a los agentes de Estado implicados en violaciones graves
de los derechos humanos.

Garantizar la no repetición de los crímenes es una de las acciones


que debe emprender el Estado en materia de reparación. En este
sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
manifestado:

“la reparación es el término genérico que comprende las diferentes


formas como un Estado puede hacer frente a la responsabilidad
internacional en la que ha incurrido (restitutio in integrum,
indemnización, satisfacción, garantía de no repetición, entre otras)”

Según los principios 1 y 35 del Conjunto de principios para la protección y la


promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, los
Estados deben tomar medidas eficaces para evitar la repetición de violaciones de
los derechos humanos e infracciones del derecho internacional humanitario.

Entre las acciones encaminadas a lograr la no repetición de las violaciones y las


infracciones, el principio 37 del Conjunto de principios recién citado señala:

“Los grupos armados paraestatales o no oficiales serán desmovilizados y


desmantelados. Su posición en las instituciones del Estado o sus vínculos
con ellas, incluidas en particular las fuerzas armadas, la policía, las fuerzas
de inteligencia y de seguridad, debe investigarse a fondo y publicarse la
información así adquirida. Los Estados deben establecer un plan de
reconversión para garantizar la reintegración social de todos los miembros
de tales grupos”.

4. Supuestos de reparación a cargo del Estado

Los principios internacionales establecen obligaciones en materia de reparación a


cargo del Estado por las acciones atribuibles a sus funcionarios o agentes,
por acción u omisión:

“Conforme a su derecho interno y a sus obligaciones jurídicas


internacionales, los Estados concederán reparación a las víctimas por las
acciones u omisiones que puedan atribuirse al Estado y constituyan
violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos
humanos o violaciones graves del derecho internacional humanitario”

Los principios internacionales también se refieren a la actuación del Estado para


garantizar la reparación de las víctimas de conductas que no son atribuibles a
sus agentes:

“Cuando se determine que una persona física o jurídica u otra entidad está
obligada a dar reparación a una víctima, la parte responsable deberá conceder
reparación a la víctima o indemnizar al Estado si éste hubiera ya dado reparación
a la víctima. Asimismo, se determina: “Los Estados han de procurar establecer
programas nacionales de reparación y otra asistencia a las víctimas cuando el
responsable de los daños sufridos no pueda o no quiera cumplir sus
obligaciones”

Esto significa que el Estado debe, en primer lugar, garantizar recursos efectivos a
las víctimas para que puedan reclamar la reparación a la que tienen derecho. En
segundo lugar, debe proteger el derecho de las víctimas a la reparación mediante
su intervención en el marco de sus mecanismos administrativos y judiciales para
identificar a los responsables de las violaciones e imponerles la obligación de
reparar. En tercer lugar, el Estado debe proveer reparación cuando es
directamente responsable por la acción u omisión de sus agentes. En el caso de
conductas no atribuibles a éstos, cuando el Estado no logra que los responsables
reparen a las víctimas, debe asumir directamente acciones de reparación.

En una reciente publicación que recoge las reglas consuetudinarias en materia de


derecho internacional humanitario aplicables a los conflictos armados, se incluye
de manera consecuente la norma que establece la responsabilidad estatal y la
responsabilidad individual por las infracciones del derecho internacional
humanitario. Asimismo, se refiere al concepto de reparación integral. En relación
con el Estado, la norma 150, aplicable a conflictos armados con carácter
internacional o sin él, establece:
“El Estado responsable de violaciones al derecho internacional
humanitario está obligado a reparar íntegramente la pérdida o la lesión
causada”.

5. La verdad y la justicia como parte integrante de la reparación

El derecho a la verdad se refiere al“derecho a conocer, en forma veraz,


transparente y objetiva, los motivos, los hechos y las circunstancias relacionados
con la comisión de los crímenes” . Su desarrollo se debe especialmente a la
doctrina y la jurisprudencia, nacionales e internacionales, que han ido
construyendo su concepto y los elementos básicos necesarios para consolidar la
legitimidad del Estado de Derecho y la democracia.

La jurisprudencia interamericana ha manifestado que el fundamento legal del


derecho a la verdad encuentra asidero “en los artículos 8 y 25 de la Convención,
en la medida que ambos son ’instrumentales’ en el establecimiento judicial de los
hechos y circunstancias que rodearon la violación de un derecho fundamental.
Asimismo, la Comisión señaló que este derecho se enraíza en el artículo 13.1 de
la Convención, en cuanto reconoce el derecho a buscar y recibir información.
Agregó que, en virtud de este artículo, sobre el Estado recae una obligación
positiva de garantizar información esencial para preservar los derechos de las
víctimas, asegurar la transparencia de la gestión estatal y la protección de los
derechos humanos”.

El Conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos


humanos mediante la lucha contra la impunidad establece que el derecho a la
verdad se convierte en una garantía de no repetición de las violaciones de los
derechos humanos y las infracciones del derecho internacional humanitario. En
este sentido lo vincula directamente al derecho a la reparación.

“Cada pueblo tiene el derecho inalienable a conocer la verdad acerca de


los acontecimientos sucedidos en el pasado en relación con la
perpetración de crímenes aberrantes y de las circunstancias y los
motivos que llevaron, mediante violaciones masivas o sistemáticas, a la
perpetración de esos crímenes. El ejercicio pleno y efectivo del derecho
a la verdad proporciona una salvaguardia fundamental contra la
repetición de tales violaciones”.

Como lo ha señalado la Comisión Interamericana, “las interpretaciones emitidas


por la Corte en el caso Castillo Páez y en otros relacionados con las obligaciones
genéricas del artículo 1(1), permiten concluir que el "derecho a la verdad" surge
como una consecuencia básica e indispensable para todo Estado Parte, puesto
que el desconocimiento de hechos relacionados con violaciones de los derechos
humanos significa, en la práctica, que no se cuenta con un sistema de protección
capaz de garantizar la identificación y eventual sanción de los responsables”.
El Comité de Derechos Humanos acoge la obligación de reparar vinculada al
esclarecimiento de la verdad, como un elemento esencial para hacer efectiva la
reparación. Considera que el deber de reparar el daño no se satisface solamente
por medio del ofrecimiento de una cantidad de dinero a los familiares de las
víctimas. En primer término, debe ponerse fin al estado de incertidumbre e
ignorancia en que aquellos se encuentran, es decir, otorgar el conocimiento
completo y público de la verdad, entendido como el derecho a saber que tienen las
víctimas y sus familias. Considera además que el desconocimiento del derecho a
la verdad constituye una violación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.

En conclusión, la jurisprudencia internacional ha venido elaborando un concepto


de derecho a la verdad como elemento fundamental del derecho a la justicia, de
los mecanismos de reparación, y de la garantía de no repetición de las violaciones
de los derechos humanos y las infracciones del derecho internacional humanitario.

Las víctimas tienen derecho a la justicia entendida como la capacidad de solicitar


y “obtener que el Estado investigue los crímenes, juzgue a sus autores y
partícipes, e imponga a éstos penas ajustadas a los principios democráticos de
necesidad, proporcionalidad y razonabilidad”. Se relaciona directamente con el
deber del Estado de proveer justicia y con el derecho de las víctimas a una
protección judicial mediante un recurso efectivo.

Esta obligación entraña para las autoridades nacionales la adopción de medidas


cuya finalidad sea investigar los crímenes, juzgar a los responsables de los
mismos, imponerles sanciones proporcionadas a la gravedad de su conducta y
asegurar a las personas afectadas una justa reparación.

Los principios internacionales sobre reparación también vinculan a ésta con la


justicia y señalan;

“Una reparación adecuada, efectiva y rápida tiene por finalidad promover la


justicia, remediando las violaciones manifiestas de las normas
internacionales de derechos humanos o las violaciones graves del derecho
internacional humanitario. La reparación ha de ser proporcional a la
gravedad de las violaciones y al daño sufrido”

Adicionalmente, las normas de derecho internacional humanitario también


imponen a los Estados el deber de impartir justicia. La norma 158 consuetudinaria
aplicable a los conflictos armados internacionales y no internacionales dispone:

“los Estados deberán investigar los crímenes de guerra presuntamente


cometidos por sus ciudadanos o sus fuerzas armadas, así como en su
territorio, y encausar, si procede, a los imputados. Deberán asimismo
investigar otros crímenes de guerra que sean de su competencia, y
encausar, si procede, a los imputados”.
En este mismo sentido, la norma consuetudinaria 159 aclara el contenido del
artículo 6 del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra, que establece el
deber de las autoridades de conceder las amnistías “más amplias posibles”. Dicha
norma hace la salvedad de que tales amnistías no proceden respecto de las
personas sospechosas o acusadas de haber cometido crímenes de guerra, o que
estén condenadas por ello.

Así pues, la necesidad de poner fin al conflicto no exonera al Estado de sus


obligaciones de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de delitos graves
conforme al derecho internacional.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se expresó en este mismo


sentido:
“Las protecciones derivadas del derecho al debido proceso y la protección
judicial aplicables en los conflictos armados internacionales y no
internacionales, previstos en los Convenios de Ginebra, se corresponden
en forma sustancial con las protecciones del derecho internacional de los
derechos humanos y exigen a los Estados el juzgamiento y sanción de
personas que cometan u ordenen la comisión de infracciones graves al
derecho internacional humanitario. Estas obligaciones no admiten
derogación por causa de la vigencia del conflicto”

Estos procesos judiciales, así como la puesta en práctica de los mecanismos de


protección judicial, son los que permiten el esclarecimiento de los hechos y de la
responsabilidad y, sobre esta base, hacer efectivo el derecho a la reparación. En
consecuencia, se trata de una tríada que vincula verdad, justicia y reparación de
manera interdependiente, cuyos conceptos se definen cada uno en función de los
otros. Para garantizar la reparación integral debe poderse establecer la verdad y
hacer efectiva la justicia.

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