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Servicio Bíblico Latinoamericano

Semana 22 al 28 de noviembre de 2020 – Ciclo A

OBSERVACIONES
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Domingo 22 de Noviembre
34o Ordinario
Jesucristo Rey del Universo
Cecilia, virgen y mártir (177)

Ezequiel 34,11-12.15-17: Voy a juzgar entre oveja y oveja


Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
1 Corintios 15,20-26.28: Dios lo será todo para todos
Mateo 25,31-46: El juicio de las naciones

Problemática pastoral de la festividad de Cristo Rey


Vamos a comenzar removiendo obstáculos, porque hay problemas respecto a los
posibles significados de esta fiesta. Veamos algunos de ellos:
a) El origen de esta fiesta y su contexto original.
Esta fiesta fue establecida en un contexto anterior al Vaticano II, en 1925,
por Pío XI, y con un espíritu muy cercano al de cristiandad, cuando el Vaticano
expresaba claramente su deseo de que el cristianismo fuera la religión oficial de
los Estados cristianos. Al confesar a Cristo como Rey universal, se quería con ello
expresar el deseo de que también la Iglesia participara ya aquí en la tierra de esa
realeza: una realeza de Cristo reconocida, que redundaba inevitablemente en una
Iglesia respetada, favorecida por el Estado, con alto estatus en la sociedad, fuerte
y organizada, que, aunque no podía ya revestirse de poder político temporal, al
menos podía participar de él por una relación estrecha y armoniosa con los
poderes sociales. Durante mucho tiempo, el título de "Cristo Rey", el "reinado
social del Corazón de Jesús"... incluyeron esos aspectos de auto-encumbramiento
de la Iglesia, olvidando que la práctica de Jesús de Nazaret fue muy distinta,
incluso totalmente contraria. (¡Cuántas congregaciones religiosas con esos
nombres...!).

b) El concepto de Reino monárquico.


El Reino no es hoy día la forma más frecuente de organización
sociopolítica. La mayor parte de los países son repúblicas, de diferentes rostros, y
los reinos que persisten, ya no lo son en su forma clásica, sino en adaptaciones a
la cultura política actual (por ejemplo las monarquías "parlamentarias") que
niegan en el fondo la esencia misma de lo que era un "reino" (pues ahora «el rey
reina pero no gobierna»... ya no es lo que fue).
Aun siendo conscientes de la limitación inevitable que todo lenguaje
teológico tiene por su misma naturaleza analógica, figurada, simbólica,
apofática... cada vez más se viene insistiendo en que la palabra "reino" no sería ya
la más adecuada para expresar la utopía bíblico-mesiánica del «Reinado de Dios»
del que hablaron los profetas y Jesús, porque en esta altura de la historia la palabra
«Reino» ya no expresa una forma de organización sociopolítica deseable para los
humanos. Cada vez se evidencia más la dificultad de hablar de Dios (y de Cristo)
como "rey", y de su proyecto escatológico como un "reino". ¿Estamos seguros de
que un reino, una monarquía, podría ser una analogía del “Reino de Dios”
realizado? La realización del reino de Dios, ¿no exigiría la superación de muchos
aspectos de lo que es una monarquía, un “reino”? ¿Acaso una comunidad cristiana
puede ser comparada con un «reino», con una «monarquía»? ¿Y una familia,
puede ser comparada?
Pablo Suess propuso hace tiempo la expresión "democracia participativa del
RD", para corregir la evocación que el término clásico conlleva. Es bueno aludir
con frecuencia a esa insuficiencia de la expresión clásica, para hacer caer en la
cuenta a los oyentes, y para liberar al contenido (el Reino mismo, el significado),
de las limitaciones del significante (una palabra no completamente adecuada).
En vez de hablar del «Reino» de Dios, puede ser mejor hablar del Proyecto,
de la Utopía de Dios...: queremos «construir la Democracia de Dios, cósmica,
pluralista, inclusiva, y por eso, amorosa, encarnación viva del Dios de los mil
rostros, colores, géneros, culturas, etnias, sentidos...».

c) Connotación de género en la palabra "Reino".


Es útil saber que en el ámbito de la teología feminista angloparlante se
rechaza también la expresión (God's Kingdom), a causa de su machismo larvado
(kingdom alude directamente a king, no a queen...). En español no tenemos ese
problema en esta expresión, pero el saber que existe en otras lenguas invita a
prevenirlo también en otros frentes.

Los grandes temas de la fiesta de hoy y de la semana


Hay varios grandes temas que podrían servir para orientar la reflexión de la
homilía o la reflexión del círculo bíblico o la comunidad cristiana en torno a los
textos de este domingo. Habrá que elegir entre ellos. Aquí sólo los apuntamos:
a) El Reino de Dios, como contenido del mensaje de Jesús. Jesús nunca se
proclamó Rey: nada más lejos de Él. Lo que Jesús hizo fue ponerse al servicio
total del Reino, de forma que éste fue el centro mismo de su predicación y de su
vida, la Causa por la que dio la vida. Importa pues hacer honor a la identidad
verdadera de Jesús: Él no fue rey, ni lo quiso ser nunca, por mucho que algunos
cristianos crean que llamándolo así lo honran... La intención puede ser buena,
pero el título que de hecho se le atribuye no podría ser de su agrado.
Jesús habló del Reino, fue su servidor y su mensajero, pero sus seguidores
se olvidaron del Reino. y lo constituyeron a él como el Reino mismo, como el
Rey... El mensaje fue sustituido por el mensajero. Jesús nos indicaba el Reino,
como la Causa por la que estaba apasionado y por la que dio su vida, y un buen
grupo de seguidores se olvidaron de esa causa, y se enamoraron de Jesús. Es
preciso volver a Jesús, y su Causa...
Para hablar concretamente del Reino es bueno reparar en el texto del
prefacio de esta fiesta, que da una «descripción» muy plástica de su contenido.
Esa idea fue recogida en el conocido estribillo del Salmo 71 del compositor
Manzano, que dice: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia...
es Paz... es Gracia... es amor, ¡venga a nosotros tu Reino, Señor». Bien glosada, y
debidamente justificada esa perspectiva teológica, puede ser un buen guión para la
homilía. Y no debería faltar ese canto en la celebración de hoy.
b) La relación entre cristocentrismo y reinocentrismo. Una cierta
interpretación de esta fiesta –muy común por lo demás en el cristianismo en
general– propicia un cristocentrismo exagerado, absoluto, que no hace justicia a la
verdad de la revelación, al mensaje real de Jesús, a lo que Jesús realmente dijo, no
a lo que después dijeron que había dicho. Importa pues pastoralmente discernir
una «correcta jerarquía de valores», que la teología de la liberación fue la primera
que dio en llamar "reinocentrismo", con tal fuerza de persuasión, que no hay
teología ni espiritualidad honesta que se puedan resistir.
c) El mesianismo de Jesús. La aclamación o la espera de Jesús como Rey
se dio en el contexto del mesianismo: se esperaba un liberador. Hoy la postración
es tal que ni siquiera se espera nada, pudiendo hacer de la aclamación de Jesús
como Rey algo bien alejado de lo que el mesías supuso realmente para los que lo
esperaron.
d) La dimensión escatológica: el final de los tiempos, nuestro ineludible
caminar en la historia, el "juicio final"... El final del año litúrgico nos hace
tematizar en nuestra reflexión el final mismo de la historia, y el final también de
nuestras vidas personales. Pero ya en un contexto mental diferente, en el que
sabemos que nuestra aventura humana no es la razón del cosmos, que el mundo no
acabará el día que Dios decida acabar el ciclo de la humanidad y pasar a la vida
eterna, y que no se trata de que estemos aquí para una prueba que se verificará en
el día del juicio final, tras lo cual iríamos al cielo o al infierno...

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 100 de la serie «Un tal


Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El juicio de las naciones». El
guión, el audio y un comentario teológico pueden ser tomados de aquí:
https://radialistas.net/100-el-juicio-de-las-naciones/
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo (5
minutos de entrevista con Jesús que vuelve a la Tierra) titulado «¿Fin del
mundo?», relacionado con el escenario en el que transcurre la imagen del
evangelio de este domingo; puede ser recogido en: https://radialistas.net/89-fin-
del-mundo/

Para la revisión de vida


- El Reino de Dios fue el “leit motiv”, el estribillo de la vida de Jesús, el
centro de su predicación, el motivo de sus milagros, la razón de ser de su
fidelidad hasta la muerte, la corona de su resurrección. ¿Qué es para mí el
Reinado de Dios? ¿Está también en el centro de mi vida? ¿Es mi «Causa»,
como fue la de Jesús?
- Tal vez yo soy de los muchos a quienes la expresión «Reino de Dios» «vela
más que revela» el valor supremo de la vida de Jesús... ¿Me he preocupado
por renovar mi comprensión de esa Utopía de Jesús, y de re-formularla
adecuadamente?

Para la reunión de grupo


- Basándose en este texto del evangelio, se dice en la teología
latinoamericana que, al fin y al cabo, los pobres (el amor efectivo hacia
ellos, la opción por su causa) son el «único sacramento universal e
imprescindible para la salvación». Todos los demás sacramentos, no son ni
tan universales, ni tampoco imprescindibles. Comentar la frase y el tema.
- Si Jesús no fue rey históricamente –bien lejos que estuvo de serlo–, ni se
llamó rey, ni dejó que le llamaran así, ni le hubiera gustado que le
llamaran así... ¿tiene sentido que nosotros le aclamemos con ese título?
¿Por qué? ¿Podría un cristiano o una comunidad, desde su sensibilidad
religiosa y su posición teológica personal, rechazar el dar ese título a
Jesús, o ese título expresa un dogma? ¿Puede un cristiano ignorar o
rechazar una advocación, una devoción, incluso una devoción oficial? ¿Por
qué?
- La llamada “parábola del juicio final” nos cuenta claramente cuál es el
criterio con el que «se nos va a examinar»: “tuve hambre y me diste de
comer...”. ¿Me doy cuenta de que Dios no nos está pidiendo que hagamos
nada «religioso», sino, sencilla y llanamente, que nos preocupemos del
prójimo y lo ayudemos en todo lo que podamos?
- Contemplemos una imagen tradicional de “Cristo Rey”: corona, cetro,
trono, ropaje... Hagamos un análisis simbólico de la imagen: ¿Qué evoca
cada uno de estos elementos simbólicos en la mente o en la piedad de un
cristiano/a sencillo/a? Hagamos a continuación un análisis teológico de lo
expresado en la pregunta anterior. ¿Cómo calificar esas evocaciones?
¿Cuáles son evangélicas y cuáles antievangélicas? ¿En qué y por qué?
- Utilizar el episodio nº 100 de la serie radiofónica "Un tal Jesús" –citado
más arriba– para una reunión de trabajo en el grupo o la comunidad.
Tanto el texto como el audio –así como un sugerente comentario bíblico
teológico– pueden ser tomados de https://radialistas.net/serie-un-tal-jesus/
- ¿Qué podemos sugerir al sacerdote para la homilía de esta fiesta?
-
Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia de Jesús, para que siga siempre los pasos de aquél no vino a
ser servido sino a servir, roguemos al Señor...
- Por todos los que ejercen poder y autoridad en este mundo, para que, como
quería Jesús, acepten el poder como la herramienta que permite un servicio
más universal y más eficaz, roguemos al Señor...
- Por las religiones que -como en otro tiempo el catolicismo- todavía hoy
pretenden estados confesionales, santas cruzadas o repúblicas religiosas,
en las que una religión impone a la sociedad la "realeza" de un Dios
intolerante y uniformizador: para que comprendan que Dios es amor y
pluralidad, y que está contra toda manipulación de su nombre, roguemos al
Señor...
- Para que Jesús, el que "pasó haciendo el bien" y "se humilló pasando por
uno de tantos" sea nuestro modelo, nuestro guía y -en ese sentido, sí-
nuestro rey y nuestra fuerza en la "militancia" por el Reino de Dios,
roguemos al Señor...
- Para que los cristianos, y especialmente los teólogos, entremos cada vez
más en el nuevo paradigma del diálogo de las religiones, para que siempre
sospechemos desconfiadamente de todo planteamiento cristocéntrico que
venga a reducirse de hecho en un planteamiento eclesiocéntrico, roguemos
al Señor...
Oración comunitaria
- Oh Dios que quisiste fundar todas las cosas en tu amor universal a todos
los Pueblos, y en tu comunicación multiforme e inefable con todos ellos.
Haz que toda la Creación y la Humanidad, unidas por el Cuidado mutuo y
el Diálogo, logre la plenitud del Amor hacia el que siempre le has estado
atrayendo. Tú que vives y estás presente en todos los pueblos y religiones
desde siempre y para siempre. Amén.
-
- Dios, Padre nuestro, que quieres que en nuestra vida nos veamos libres de
toda esclavitud y que luchemos para liberar a los oprimidos, haciendo así
presente tu Reino entre nosotros, te pedimos que guíes nuestros pasos para
que construyamos un mundo en el que todos vivamos como hermanos, como
auténticos hijos tuyos, en paz, en justicia y en libertad. Por Jesucristo.
-
- Dios nuestro y de todos los Pueblos, Tú que, de un modo u otro, esperas a
la Humanidad revestido de todos los nombres, por los caminos de todas las
religiones; haznos comprender que Tú no quieres encomendarnos una
evangelización que someta a los pueblos, ni que arranque culturas y
religiosidades, sino un diálogo que promueva el Amor y la Justicia, la
Verdad generosa y la Vida para todos y todas. Tú que vives y estás presente
en todos los pueblos y religiones desde siempre y para siempre. Amén.
Lunes 23 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Miguel Agustín Pro (1927)
Clemente I (97)

Ap 14,1-3.4b-5: Han sido rescatados para Dios


Salmo: 23: Estos son los que buscan al Señor
Lc 21,1-4: Una viuda daba limosna

U no de los grandes misterios de la fe cristiana es la Encarnación del Hijo de


Dios. Creemos en un Dios cercano y sencillo, que ve lo oculto, lo pequeño y
conoce el valor de nuestros esfuerzos, esos que, probablemente, nadie valora. Tal
como lo relata el evangelio de Lucas, las contribuciones que se depositaban en el
templo para las fiestas eran destinadas a impuestos, ofrendas, leña, utensilios y
mantenimiento del lugar. Algunos aportes eran voluntarios y se depositaban en
cofres ubicados en el Atrio de las Mujeres. Allí estaría Jesús observando todo ese
movimiento, pero tan solo aquella viuda pobre llamó su atención. Muchos de
nosotros que trabajamos con niños, jóvenes, ancianos, enfermos, con personas
carentes o simplemente con otros compañeros tenemos que aprender a observar al
modo de Jesús y medir no con la misma medida a todos, sino a cada uno con la
medida del esfuerzo que está a su propio alcance. ¿Cómo nos miramos a nosotros
mismos?, ¿Sabemos valorar nuestros logros y esfuerzos cotidianos?
Martes 24 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Andrés Dunc-Lac y comp. (1839)

Ap 14,14-19: Ha llegado la siega


Salmo 95: El Señor llega a regir la tierra
Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra

D esde los inicios de la historia, el ser humano quiso ser como dios y construir
una edificio tan alto para alcanzarlo. Las grandes construcciones, palacios,
templos y monumentos son un fenómeno constante a lo largo de la historia de la
humanidad, en todo tiempo y cultura. A medida que el tiempo avanza las grandes
ciudades van concentrando mayor número de habitantes. Desde entonces y hasta
hoy sucede algo similar: esas metrópolis constituyen un complejo entramado de
diferencias sociales, culturales, políticas y económicas. El trabajo pastoral en las
grandes metrópolis se enfrenta al desafío de especializarse cada vez más si es que
pretende lograr algún resultado. Incluso afrontar el desafío de la falta de interés o
atracción por la dimensión religiosa o la vida comunitaria. Las comunidades
creyentes de hoy y del futuro en las grandes ciudades deben aprender a ser
receptivas, comprensivas, acogedoras y servidoras de nuevas e impensadas formas
de vida. ¿Seremos capaces de construir comunidades no con ladrillos de cemento
sino con ladrillos de mayor humanización?
Miércoles 25 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Luis y María Beltrame (1951/1965)

Ap 15,1-4: Cantaban el canto del Cordero


Salmo 97: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor
Lc 21,12-19: Todos les odiarán por causa mía

M ás de un 52% de la población mundial vive actualmente en las ciudades y se


prevé que en el año 2050 este porcentaje aumente al 66-70%. Es por ello que la
pastoral de las grandes ciudades es de estricta actualidad, considerando
inevitablemente la sustentabilidad de la vida en ellas. Quienes tenemos un
compromiso con el Evangelio desde la opción por los pobres sabemos que las
periferias de las grandes ciudades son lugares donde se concentran las
desigualdades más escandalosas de las metrópolis, donde tienen lugar las fronteras
entre lo humano y lo inhumano, donde un clamor silencioso convive con el
resplandor hipnótico de carteles luminosos que ofrecen paraísos inalcanzables
para la mayoría. Hablar de Dios en las grandes ciudades corre el riesgo de tornarse
un discurso más entre tantos otros. Por eso será indispensable que las
comunidades creyentes hagan de las ciudades lugares humanamente habitables,
accesibles y dignificantes, dando testimonio real y coherente de que es posible
vivir el Evangelio en las grandes ciudades porque Dios también habita en ellas.
Jueves 26 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Santiago Alberione, fundador (1971)

Ap 18,1-2.21-23; 19,1-3.9a: ¡Cayó la gran Babilonia!


Salmo 99: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero
Lc 21,20-28: Jerusalén será destruida

S eguimos hilando nuestra reflexión en torno a Jerusalén, y así vamos


desentrañando el gran simbolismo bíblico que ella encierra por ser el centro
sociocultural, político y religioso que aglutinó gran parte del proyecto de Israel
como pueblo elegido por Dios para ser luz de las naciones. Pues bien, Jesús se
encontró con una ciudad muy diferente a aquel ideal. Jerusalén se convirtió en el
centro de una trama de alianzas entre poderosos que hicieron imposible la
liberación del pueblo. Esta tensión será motivo de sucesivas invasiones y
violencia contra la población más vulnerable. Este contraste nos acompaña para
seguir reflexionando sobre las grandes oportunidades de vida y desarrollo que
ofrecen hoy las grandes ciudades, ais como las debilidades y amenazas que ellas
generan. Una de las metas que se han fijado las Naciones Unidas hasta el 2030 es
tener ciudades y comunidades sostenibles. Necesitamos mejorar la planificación y
la gestión urbanas para que éstos espacios sean más inclusivos, seguros y
resilientes. ¿Vives en una ciudad grande? ¿Qué aporta tu comunidad a los
espacios urbanos?
Viernes 27 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Ntra. Sra. de la M. Milagrosa
Virgilio (784)

Ap 20,1-4.11–21,2: Vi a la nueva Jerusalén


Salmo 83: Ésta es la morada de Dios con los hombres
Lc 21,29-33: El reino de Dios está cerca

L a visión de una nueva Jerusalén, el cielo nuevo y tierra nueva, el reinado de


Dios que acontece finalmente triunfante nos alienta a seguir construyendo con
esperanza lugares habitables. Se debe avanzar en la construcción de “ciudades
cuidadoras”, donde los hombres y las mujeres se hagan cargo, en un contexto de
corresponsabilidad y solidaridad, de las labores de cuidado necesarias para la
reproducción de la sociedad. “Las urbes latinoamericanas exhiben enormes
desigualdades en materia de género en cuestiones de acceso a ingresos propios,
niveles de pobreza, uso del tiempo y dedicación al trabajo remunerado y no
remunerado entre varones y mujeres. La incorporación de las mujeres al mercado
laboral no ha ido de la mano de una mayor participación de los hombres en las
tareas domésticas de cuidado en los hogares, lo que representa retos para las
políticas públicas urbanas”. Con estas expresiones los Objetivos de Desarrollo
Sostenible de la ONU nos siguen alentando a generar nuevas relaciones para la
vida urbana sustentable. ¿Somos conscientes de estas desigualdades en materia de
género?
Sábado 28 de Noviembre
34ª Semana Ordinario
Catalina Labouré (1876)

Ap 22,1-7: Sus siervos lo adorarán


Salmo 94: ¡Maranatha! Ven, Señor Jesús
Lc 21,34-36: Estén siempre despiertos

Q uienes, en alguna ocasión, vimos un manantial de agua cristalina brotando


sin fin entre las piedras de alguna montaña desértica sabemos que el planeta es un
ser vivo, activo y resiliente. Quizá por eso mismo pensamos que podrá soportar
toda las acciones que emprendemos en su contra para extraer su riqueza,
explotando sus recursos naturales que tardarán más tiempo en reponerse que el
tiempo que tardamos en consumirlo. "Ecocidio" es una palabra nueva que algunos
expertos usan para advertir del grave riesgo de destrucción terminal del medio
ambiente y de nosotros con él. Nuestra hermana tierra está en peligro, igualmente
nuestra vida. La deforestación y la desertificación provocadas por las actividades
humanas y el cambio climático suponen grandes retos para el desarrollo sostenible
y han afectado la vida y los medios de vida de millones de personas en la lucha
contra la pobreza, porque de la tierra proviene todo.
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