El arte venezolano, como en otras culturas comienza a manifestarse
desde tiempos donde la existencia humana ya era una realidad. Tras
la Segunda Guerra Mundial, la vanguardia artística venezolana se inicia en París, de un grupo de artistas nativos que experimentaron con la abstracción geométrica y el cientismo.
Con la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en 1958 y el
surgimiento de la democracia, se cuestionó la cultura oficial y emergieron expresiones artísticas más libres y eclécticas, como el informalismo, la nueva figuración y el arte conceptual.
El movimiento muralista, influenció a un grupo de artistas venezolanos
entre los que destacaron; Héctor Poleo, César Rengifo y Gabriel Bracho. Ellos iniciaron una temática de crítica social, naciendo así el realismo social con su claro enfoque orientado a dar a la figura humana papel protagónico de su drama social. Surge así, tal vez por primera vez, el mensaje del pintor revolucionario, oponiéndose a una estética que, como la del Círculo, se juzgaba formalista. Por otra parte, el realismo social jugó un papel cuyos logros fueron resultado más de la actividad de dos o tres personalidades descollantes que la de un movimiento amplio y consistente. Los postulados del realismo pueden resumirse en los siguientes puntos: retorno a la figura humana como eje principal de la composición; disminución del papel protagónico del paisaje en beneficio de la anécdota o del tema de contenido social o político.
El arte abstracto: Este arte consistía en extraer de una imagen
figurativa los elementos esenciales, deformándolos o modificándolos; en él se tiende a impresionar lo psíquico por encima de lo puramente visual, se busca una nueva expresión de la realidad, llegando a oscilar entre dos polos: el acercamiento a la realidad para entenderla y el alejamiento de ella al interpretarla.
En Venezuela el arte abstracto no llegó a Caracas antes de 1949, si
bien todos los movimientos gestados fuera o dentro de la Escuela de Artes Plásticas apuntaban hacia él. Este paso a la abstracción fue dado en París por la generación que egresó de la Escuela entre 1945 y 1946, y de la cual formaban parte aquéllos que serían los pioneros o protagonistas de los primeros cambios de signo vanguardista que se operaron en el arte venezolano.
El primero en experimentarlo fue Alejandro Otero, quien viajó a la
capital francesa en 1945. Otero se convirtió a la postre en el principal teórico del nuevo arte. Luego viajó, en distintas ocasiones, el resto de aquella importante generación. En 1950 todos esos artistas Pascual Navarro, Jesús Soto, Carlos González Bogen, Mateo Manure, Luis Guevara Moreno, Mercedes Pardo, Aimée Battistini, Armando Barrios, Dora Hersen, Rubén Núñez, Perán Erminy, Narciso Debourg, fundaron en París la revista Los Disidentes, que sirvió de manifiesto a una toma de partido a favor del arte más radical por aquel tiempo: el llamado abstraccionismo geométrico.
La abstracción geométrica: Se refiere a las composiciones en donde el
artista trabaja con figuras geométricas como el círculo y el cuadrado, y con líneas que partiendo de colores planos las hacen ser obras totalmente estáticas. Aunque en un comienzo proponían realizar obras de signo individual, que respondieran a necesidades expresivas inmediatas, obras para ser expuestas en exhibiciones, salones y museos, lo cual era ya en sí mismo una concesión a la tradición, pronto encontraron viable la alternativa de pasar al campo de la arquitectura, realizando proyectos para trabajos integrados al urbanismo o a las edificaciones, en áreas cubiertas o libres, alianza de la que se esperaba el surgimiento de un arte público que fuera al encuentro de una función social. Muerte a la pintura de caballete era el grito de guerra.
Dos generaciones cerraron filas en torno al programa y los conceptos
del abstraccionismo geométrico, contribuyendo a hacer de este movimiento, por la influencia que tuvo en su época y por su proyección en la arquitectura, una tendencia hegemónica, gracias al respaldo decisivo que le brinda un momento de bonanza y de gran optimismo, en cuyo marco se desarrolló, en las principales ciudades venezolanas, a lo largo de los años 50, una poderosa industria de la construcción. Fue en la arquitectura donde la abstracción geométrica llevó a cabo su mayor despliegue y donde encontró su razón de ser, gracias al estímulo brindado por los programas de vivienda popular, y sobre todo por el experimento de síntesis artística que puso en práctica el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria. Fue en esta vasta zona de edificaciones, jardines y patios cubiertos donde se concentró el mayor esfuerzo tendiente a brindar a los artistas espacios para realizar obras integradas a la arquitectura.
Los abstractos geométricos cumplieron su papel más decisivo en la
década de los cincuenta, entre 1952 y 1959. Su importancia en la plástica nacional fue decisiva y trascendió la historia. Fueron los grandes renovadores del momento, pues le dieron expresión a una acción decididamente contemporánea de las vanguardias, hecho que ocurría por primera vez en Venezuela.
El cienetismo: Ttendencia de la pintura y escultura contemporáneas
que hace referencia a aquellas obras creadas para producir la impresión o ilusión de movimiento. En la actualidad se conoce como arte cinético todas aquellas obras que producen en el espectador sensación de inestabilidad y movimiento a través de ilusiones ópticas, las que cambian de aspecto en virtud de la posición desde donde se contemplen y las que crean una aparente sensación de movimiento por la iluminación sucesiva de alguna de sus partes (los anuncios de neón). También se incluyen dentro del arte cinético las construcciones tridimensionales con movimiento mecánico y los móviles sin motor.
El cinetismo es un arte de carácter más abierto, a tal punto que puede
decirse que es una tendencia internacional en cuya invención intervienen hallazgos y experiencias de varios países, entre los que se cuenta Venezuela.
En la base del cinetismo está la forma abstracta pura, si bien se
diferencia de la abstracción geométrica por el hecho de que no es el plano en sí, como forma, lo que le interesa, sino el desplazamiento de la imagen a través de un efecto óptico que se hace depender del punto de vista o de la movilidad del espectador. Al dinamizar la forma geométrica, proporcionándole una dimensión real o virtual, el cinetismo resulta ser la consecuencia última del abstraccionismo como estilo capaz de servir a ese ideal de integración que ha perseguido el arte moderno. En Venezuela, el cinetismo tiene un origen pictórico, entendiendo por esto el hecho de que sus realizadores principales han trabajado fundamentalmente con el color, la luz y las vibraciones ópticas de naturaleza gráfica, que, como en el caso de Jesús Soto, resultan de la superposición de dos planos de tramas o rejillas que interactúan separadamente al desplazarse el espectador. La luz y el color, la atmósfera y el espacio se encuentran soportando la estructura de los planteamientos de Soto y Cruz-Diez, a quienes hay que agregar, para hablar sólo de los precursores, a Alejandro Otero, quien procediendo también de la pintura, plantea en su arte la reactivación dinámica de la relación obra-ambiente físico.
Por lo que respecta a Venezuela puede hablarse de una escuela
cinética netamente diferenciada. Y, aunque es una tendencia internacional, el cinetismo entre los artistas venezolanos se sustenta en matizaciones regionales que le confieren en nuestro caso rasgos de identidad muy particularizados por las circunstancias geográficas del espacio donde se han levantado sus creadores. Así, pareciera que la naturaleza está siempre presente en Jesús Soto. Carlos Cruz-Diez expresa una concepción del todo opuesta. El color es para él lo que la luz-atmósfera para Soto. Cruz-Diez es a la pintura lo que Soto a la arquitectura. El arte cinético de los artistas venezolanos es translativo. Se vale de sus propios medios y, salvo con algunas excepciones, como en el caso de obras de J.M. Cruxent, Rubén Núñez y, en algún momento, de Omar Carreño, no adopta recursos electromecánicos. La operación óptica se plantea con la mayor virtualidad, incluso en el caso de artistas que ensayan artificios más complejos, como la sonorización del ambiente y las imágenes proyectadas en espejos, tal es el caso de Domingo Álvarez..
El Informalismo: Movimiento aparecido en las décadas 30,40, 50 y
siguientes con el nombre de expresionismo abstracto. La presencia de numerosos surrealistas europeos en Estados Unidos durante la II Guerra Mundial fue decisiva en la evolución de este movimiento. El expresionismo abstracto se desarrolló en Europa bajo el término informalismo. El informalismo en Venezuela estuvo representado por Humberto Jaime Sánchez en 1930, Francisco Hung en 1937 y Ángel Hurtado. Una figuración satírica caracterizó en estos años la obra de Jacobo Borges y Régulo Pérez, mientras que Mario Abreu se destacó por figuraciones míticas religiosas y Alirio Rodríguez, expresó la crisis de la humanidad.
El Neoimpresionismo: También llamado puntillismo y dimensionismo,
en este movimiento se llevan a cabo los postulados impresionistas. Los descubrimientos científicos sobre la descomposición de la luz blanca y la ley del contraste y de complementariedad fueron los que motivaron a los artistas. además de un uso sistematizado del color, otro principio básico del neoimpresionismo fue la composición concienzuda del cuadro, así como el cuidado del dibujo. En este aspecto el neoimpresionismo rechazó el ideal impresionista de la objetividad no estructurada