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4.8.- Condiciones ambientales.

Tu trabajo se realizará en gran parte al aire libre. Eso si te gusta, es una gran ventaja,
pero la exposición a las condiciones ambientales de los lugares de trabajo puede
suponer un riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores. A tal fin, dichas
condiciones ambientales y, en particular, las condiciones termohigrométricas de los
lugares de trabajo deberán ajustarse a lo establecido en el anexo III del R.D. 486/1997.

La exposición a las condiciones ambientales de los lugares de trabajo no


debe suponer un riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores.
Asimismo, y en la medida de lo posible, las condiciones ambientales de los
lugares de trabajo no deben constituir una fuente de incomodidad o molestia
para los trabajadores. A tal efecto, deberán evitarse las temperaturas y las
humedades extremas, los cambios bruscos de temperatura, las corrientes de aire molestas, los olores desagradables,
la irradiación excesiva y, en particular, la radiación solar a través de ventanas, luces o tabiques acristalados.

Dentro de las condiciones de trabajo, el ambiente térmico constituye una parte que va a tener una influencia negativa más
o menos importante en la mayoría de los ambientes laborales. Hay procesos industriales que requieren unas condiciones
de calor o frío extremos. En ellos, si no se aplican los medios de prevención apropiados, los riesgos para la salud de los
trabajadores debidos a una acumulación o a una pérdida excesivas de calor en el cuerpo serán inaceptables, ya que darán
lugar a diversas patologías. En otros casos, las condiciones climáticas de la zona pueden ser las causantes de que los
riesgos alcancen esos niveles. Es lo que ocurre en el sector agrícola y ganadero, en la construcción, y, en general, en los
trabajos que se realizan al aire libre y en ellos, en nuestro país, los riesgos se deben fundamentalmente al calor.

Es necesario para un correcto funcionamiento del organismo mantener un equilibrio térmico entre las ganancias de calor y
las pérdidas excesivas de calor para que la temperatura central del cuerpo se mantenga en torno a los 37 ºC. Las personas
pueden soportar grandes diferencias de temperatura entre el exterior y su organismo, pero la exposición a temperaturas
extremas puede producir daños graves, irreparables o incluso la muerte. Entre los daños se pueden citar los golpes de
calor, el síncope término, la deshidratación, los calambres,... El frío puede producir la hipotermia, la congelación, etc.
Además, las temperaturas extremas influyen en la ocurrencia de otros accidentes, ya que el frío puede reducir el tiempo
de reacción, se pierde movilidad, etc.; y el calor disminuye la fuerza física.

¿Qué hace el organismo ante un exceso de calor o de frío? Ante un exceso de temperatura, el organismo activa unos
mecanismos de defensa que consisten en: Incremento del ritmo cardíaco y del flujo de la sangre a la superficie del cuerpo
para transportar el calor desde el interior del mismo al exterior; amento de la sudoración, porque el sudor que se evapora
lleva calor interno al exterior. Si el problema es causado por un exceso de frío, el proceso de defensa del organismo es
inverso, de manera que disminuye el flujo sanguíneo hacia la periferia, y ciertas excitaciones musculares aumentan la
generación de calor (temblores). La eficacia de estos procesos de termorregulación dependerá de una serie de
condiciones que podremos agrupar en dos tipos y que permiten conocer si el trabajo en determinadas condiciones constituye
una amenaza para la salud de los trabajadores: Condiciones ambientales (temperatura radiante media; temperatura del
aire; humedad relativa; corrientes de aire); condiciones individuales (consumo metabólico en el trabajo; aislamiento de la
ropa de vestir o equipo).

Las medidas preventivas frente a los riesgos derivados del trabajo en condiciones calurosas comprenden diversas
actuaciones, cuya eficacia preventiva va desde la eliminación del riesgo, mediante la automatización del proceso, hasta la
reducción del mismo mediante la actuación en la fuente (aislamiento y apantallamiento de la fuente,...), o en la
transmisión (ventilación natural, extracción localizada, climatización), o la aplicación de medidas organizativas para la
reducción del tiempo de exposición (rotación, pausas,…); y otras medidas sobre el trabajador, como la aclimatación, la
vigilancia de la salud para garantizar la aptitud física suficiente, la toma de agua frecuente, y la ingesta de comida con
abundante sal, y el empleo de ropa adecuada y EPI’s.

Y las medidas preventivas frente la exposición laboral al frío se basan fundamentalmente en el uso de ropa de
protección apropiada y en la reducción del tiempo de exposición, intercalando pausas en sitios cálidos para que los
trabajadores puedan recuperar calor.

En los ambientes moderados en los que haya problemas de falta de confort, las medidas a aplicar serán la reducción del
calor radiante, mediante aislamiento térmico apropiado de las paredes y techos del local de trabajo, persianas y toldos en las
ventanas, la climatización del aire (calefacción y refrigeración), sin olvidar que la humedad del aire ha de estar comprendida
entre el 30 % y el 70 %.

Para saber más


En este enlace encontraremos información de las condiciones ambientales en interiores.

Condiciones ambientales en interiores. (0.74 MB)

Autoevaluación
Es necesario para un correcto funcionamiento del organismo mantener un equilibrio térmico entre las
ganancias de calor y las pérdidas excesivas de calor para que la temperatura central del cuerpo se
mantenga en torno a los:
37 ºC.
27 ºC.
40 ºC.
4.9.- Carga de trabajo.
No te tengo que contar que en muchas ocasiones los procesos diseñados para hacer el
trabajo exigen que los empleados realicen esfuerzos específicos que, eventualmente,
pueden producir grandes cargas, desgastes y fatigas. A estas alturas, si no has
trabajado contratado, seguro que te tocó “arrimar el hombro” en alguna ocasión.

Lo primero que conviene tener en cuenta es que la carga de trabajo es un factor de


riesgo presente en todas las actividades laborales y en cualquier empresa. Por ello,
conviene precisar qué se entiende por carga de trabajo.

Se define carga de trabajo como el conjunto de requerimientos físicos y psíquicos a


los que se ve sometida la persona en su puesto de trabajo a lo largo de su
jornada laboral.

Así pues, existen dos tipos de carga de trabajo: Carga física y Carga psíquica.

La carga física se refiere a las demandas de esfuerzos físicos, posturas..., que ha de realizar la persona durante su
jornada laboral. Las cargas físicas dan lugar a lesiones y fatigas producidas por el tipo de trabajo que se realiza y por
las condiciones ambientales presentes (calor, ruido...). Su importancia dependerá de la configuración física y corporal
del trabajador, su formación,... Para abordar la carga física hay que examinar:
Los esfuerzos físicos. Cuando se realiza un esfuerzo físico se desarrolla una actividad muscular que implica
un consumo de energía. Así, a mayor consumo, mayor carga física y mayor penosidad de la tarea. Existen
varios métodos para medir el consumo como la evaluación de la frecuencia cardiaca del trabajador o el
consumo de oxígeno durante el trabajo.
La postura de trabajo. Trabajar sentado o de pie, adoptar posturas forzadas..., son hechos que pueden
contribuir a que el trabajo sea más pesado y fatigoso y, a la larga, a la aparición de daños serios para la salud.
La manipulación de cargas. La manipulación manual de cargas es una de las actividades que más favorecen
la aparición de fatigas y daños físicos de importancia. Lesiones lumbares, luxaciones, discopatías, etc., son
dolencias asociadas al movimiento manual de las cargas.
La carga mental de trabajo es el resultado de esfuerzos perceptivos y cognitivos que ha de realizar el trabajador a
nivel individual (es decir, el nivel de actividad mental necesario para desarrollar una actividad), factores técnicos,
organizacionales y sociales. La carga mental de un determinado puesto de trabajo no es siempre la misma, sino que
está en función de la interacción o relación que se establece entre las exigencias de la tarea y las características
del individuo. Los factores que inciden en la carga mental son:
La cantidad de información que se recibe.
La complejidad de la respuesta que se exige.
El tiempo en que se ha de responder.
Las capacidades individuales.

Todos estos factores y sus interacciones deben ser tenidos en cuenta en la concepción de los sistemas de trabajo, con el fin
de asegurar las condiciones de trabajo óptimas sobre el plano de la salud y la seguridad, del bienestar, del rendimiento y de
la eficacia, evitando tanto una carga de trabajo muy importante (sobrecarga) como una carga por defecto (subcarga) con
el fin de prevenir efectos negativos.

La norma ISO 10075 define las exigencias de la tarea que inciden sobre el individuo como “presión mental” y el efecto
inmediato de esta presión como “tensión mental”. A su vez, las consecuencias de la tensión mental definidas en la citada
norma son principalmente la “fatiga” y los estados similares a la fatiga. La fatiga puede presentarse a dos niveles
diferentes: La fatiga normal o fisiológica, y la fatiga crónica.

Se produce fatiga mental cuando los descansos o las pausas no son efectivos frente al trabajo realizado. Las exigencias del
trabajo sobrepasan las capacidades del trabajador de tal modo que las pausas no proporcionan el tono necesario. La fatiga
puede llegar a ser crónica, dando lugar a graves estados de estrés.

Las medidas o actuaciones que se lleven a cabo para prevenir la aparición de fatiga mental deberán ir encaminadas
fundamentalmente a facilitar el proceso de tratamiento de la información y a organizar el trabajo de manera que se facilite,
por una parte, este mismo proceso, y por otra, la recuperación de la fatiga.

Para saber más


En este enlace encontraremos información en una nota técnica de prevención de la Carga mental de trabajo.
Carga mental de trabajo. (0.33 MB)
4.10.- Fichas de seguridad.
Si anteriormente vimos como en tu actividad habitual habrás de manejar diferentes
sustancias químicas (algunas muy peligrosas), deberás conocer los riesgos que pueden
ocasionar finalmente daños a la salud de los trabajadores que las llevan a cabo. Por
ello, es muy importante saber interpretar la información que suministra el fabricante
acerca de la peligrosidad de los productos utilizados para poder planificar la forma de
llevar a cabo la evaluación de riegos, como los métodos de control a establecer.

Las Fichas de seguridad de los productos químicos que se manejan dan los
conocimientos básicos acerca del producto, sobre su manipulación y posibles impactos
medioambientales asociados a una manipulación y uso incorrectos.

El fabricante o importador tiene la obligación legal de entregar la ficha de seguridad al usuario (de forma gratuita y con
la primera entrega del producto, en papel o en formato electrónico, siempre que el destinatario disponga del equipo
necesario para su recepción) y al Ministerio de Sanidad y Consumo, que la mantendrá a disposición del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio ambiente y de las Comunidades Autónomas que lo soliciten. Nunca deben
proporcionarse más tarde de la entrega del producto y, en el caso de preparados, se podrán entregar
posteriormente siempre que se produzcan revisiones originadas por la aparición de nuevos conocimientos significativos
relativos a la seguridad y a la protección de la salud y el medio ambiente.

Las fichas de seguridad deben redactarse, al menos, en la lengua oficial del Estado incluyendo obligatoriamente los
siguientes epígrafes:

1. Identificación del preparado y del responsable de su comercialización.


2. Composición/información sobre los componentes.
3. Identificación de los peligros.
4. Medidas para los primeros auxilios.
5. Medidas de lucha contra incendios.
6. Medidas que deben tomarse en caso de vertido accidental.
7. Manipulación y almacenamiento.
8. Controles en caso de exposición y protección individual.
9. Propiedades físicas y químicas.
10. Estabilidad y reactividad.
11. Informaciones toxicológicas.
12. Informaciones ecológicas.
13. Consideraciones sobre la eliminación.
14. Informaciones relativas al transporte.
15. Informaciones sobre reglamentación.
16. Otras informaciones.

No es necesario que figure el nombre químico de la sustancia en un preparado cuando se trate de: Explosivo; comburente;
extremadamente inflamable; fácilmente inflamable; inflamable; irritante o peligroso para el medio ambiente.

La clasificación de los productos químicos peligrosos se realiza a partir de los datos obtenidos siguiendo los métodos
de ensayo descritos en el R.D. 363/95 y que se citan en: Anexo I (con un listado de sustancias ya clasificadas y
etiquetadas); Anexo V (en el que se establecen los métodos de ensayo) y Anexo VI (criterios de interpretación de los
resultados y los principios para la clasificación de todas las propiedades consideradas). En la clasificación además de la
caracterización de la propiedad se le asigna a la sustancia un pictograma, un símbolo y unas frases de riesgo (R) que
posteriormente en el etiquetado se complementarán con una frase (S) como medidas de prudencia. Los pictogramas y
símbolos aplicables figuran en el anexo II y las frases R y S en el Anexo III. Los símbolos irán en la etiqueta del producto en
negro sobre fondo anaranjado/amarillo.

Además cabe resaltar que el preparado o sustancia química debe ser de nuevo evaluado cuando la composición se
modifique.

Para saber más


En este enlace encontraremos información de las Fichas de seguridad de los productos químicos.

Fichas de seguridad.
Autoevaluación
Indica la afirmación correcta acerca de la Fichas de seguridad.
En las fichas de seguridad no se indicarán los controles en caso de exposición y protección individual.
El fabricante o importador tiene la obligación legal de entregar la ficha de seguridad al usuario.
En el caso de preparados no pueden entregarse más tarde de la entrega del producto.

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