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AMBIENTE TÉRMICO

Un ambiente térmico confortable es un objetivo que debe perseguir el equipo de ergonomía ya que el
diseño negligente del microclima laboral puede causar: deshidratación, aumento de las enfermedades de
las vías respiratorias, reducción del rendimiento físico al limitar la capacidad de trabajo físico, irritabilidad,
incremento de errores, reducción del rendimiento mental, incomodidad por sudar en exceso o temblar, y
es seguro que un tratamiento negligente del mismo producirá un aumento de la insatisfacción laboral y
una disminución del rendimiento.

Todo trabajo físico repercute en el sujeto incrementado su metabolismo; de ahí, que debamos diseñar los
PP.TT. de tal forma que dicho incremento se mueva siempre dentro de los parámetros asumibles por la
persona. Afortunadamente contamos con un eficiente mecanismo termorregulador en el hipotálamo, que
es el encargado de estabilizar la temperatura interna del cuerpo entre los 36°C y los 38°C, siempre que
hayamos diseñado los PP.TT. de forma que el individuo pueda responder fisiológicamente a los criterios
de referencia.

La temperatura interna de las personas, en condiciones críticas de estrés calórico no debiera


incrementarse por motivos del trabajo más de 1°C, aunque hay especialistas que sitúan este límite en 1,8
°C. En actividades laborales la temperatura interna puede incrementarse debido sobre todo a un elevado
gasto energético del trabajo y/o al microclima laboral.

Mientras que, ante un ambiente frío, cuando la temperatura corporal puede descender, ordena la
disminución del flujo sanguíneo en los capilares de la piel, y si esto no es suficiente provoca el incremento
de la actividad metabólica mediante los temblores.

Los factores que definen el ambiente térmico son:


1. La temperatura del aire (o seca), ta (ts) (°C)
2. El contenido de vapor de agua en la atmósfera, que puede expresarse como humedad relativa, HR (%),
o como presión parcial del vapor de agua, (pa) hPa.
3. La temperatura radiante media, TRM (°C).
4. La velocidad del aire, Va (m/s).

Además, influyen decisivamente el tipo de vestido y las actividades que se realizan.

Estos factores del ambiente térmico pueden afectar a las personas de forma diversa, ya que dependen de
otras variables individuales, además del sexo y la edad. Generalmente, son tres los indicadores fisiológicos
para evaluar la tensión térmica: el ritmo cardíaco, la temperatura interna, y la pérdida de peso por
sudoración.

Pero debemos considerar que una persona aclimatada al calor soportará mejor la sobrecarga térmica que
una que no lo está, e incluso, lo que para uno puede resultar tensión térmica, podría no serlo para otro,
o al menos sólo una tensión térmica ligera.

Como las combinaciones posibles entre los cuatro factores de microclima laboral (ts, TRM, humedad, Va)
pueden provocar multitud de resultados, los especialistas siempre han procurado encontrar un índice
térmico que resuma en un sólo valor la situación microclimática de un área de actividad.
Desarrollo de índices:

• índice de sobrecarga caloríca (ISC), Wet Bulb Globe (WBGT),


• índice de valoración media de fanger (IVM),
• índice se sudoración requerida (SWreq.).

Las medidas preventivas, jerarquizadas, más usuales se centran en tres aspectos:

1. Controlar las fuentes de calor en su origen ya sea apantallándolas, aislándolas o generando las medidas
preventivas adecuadas.

2. Actuar sobre el ambiente aplicando ventilación natural o artificial, humedeciendo o secando el aire,...

3. Y por último, actuaciones sobre el individuo rotándolo, gestionando la ingesta de líquidos,


protegiéndolo con vestidos adecuados...

En la tabla de la figura ofrecemos una muestra de algunas actividades laborales con ambiente térmico
extremo, y algunos de los efectos y tipos de exploraciones médicas habituales en estos casos.

Exposición, efectos y exploraciones ante el ambiente térmico

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