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―¿Por qué no?

Este documento es una traducción oficial del foro Eyes Of Angels, por y para
fans.

Agradecemos la distribución de dicho documento a aquellas regiones en las


que no es posible su publicación ya sea por motivos relacionados con alguna
editorial u otros ajenos.

Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño, sea de
vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están adentrándose y
que ya están dentro del mundo de la lectura. Recuerda apoyar al autor/a de
este libro comprando el libro en cuanto llegue a tu localidad
Staff
Sinopsis

Capitulo 1

Capitulo 2

Capitulo 3

Capitulo 4

Capitulo 5

Capittulo 6

Capitulo 7

Capitulo 8

Capitulo 9

Starbust (star kissed #3)

Sobre la autora)
Moderadora de Traduccion:
Key

Traduccion:

Katiliz94 JessicaM
Apolineah17 Sandra289
Nessied Nanami27
Yolismimi Key

Moderadora de correccion:
Pily

correccion:

Key Katiliz94
Marta_rg24 AryannisG

Revision final:
Katiliz94

diseño:
Karool
En la segunda entrega de la serie Star Kissed, Melrose está de regreso y
determinada a llegar a conocer mejor a su cantante superestrella.

Cole invita a Melrose a su ciudad de origen para que pueda ver al auténtico
chico detrás de las cámaras. Viéndolo en su habitad natural, rápidamente se da
cuenta de cuanto tienen en común.

Jets privados, noches hasta tarde en charlas por Skype, y eventos de caridad,
eso es todo en un día de trabajo cuando estás saliendo con la más grande
superestrella del mundo.

¿Pero, Melrose finalmente conseguirá su primer beso del elusivo Cole Newton?
Traducido por katiliz94
Corregido por Key

¿Cómo diablos llegué aquí? Había seguido haciéndome esa pregunta una y
otra vez de nuevo. La pequeña yo, Melrose Morgan, estaba en un jet privado. Eso
es verdad, del tipo que vuela por el aire y no requiere tres horas de espera para
embarcar.

Conseguir el permiso de mi padre fue divertido. Tuve que rogar, suplicar, y


prometer ponerle a mi primer hijo su nombre. Tenía que revisar cada tres horas y
no me estaba permitido hacer nada que mi hermana pequeña Jemma no podría
hacer.

Considerando que ella solo tenía nueve años, eso incluía mucho de todo.
Podía respirar y comer, eso era.

Pero no me importaba. Estaba elevándome por el aire y preparándome para


pasar todo un fin de semana con Cole Newton.

Él podría ser una de las estrellas de una banda de cinco, Two Dimension,
pero él quería pasar sus pocos días libres conmigo.

—Prepárate para aterrizar. —La voz zumbó del intercomunicador,


sorprendiéndome. Me apreté más el cinturón de seguridad y me reforcé para el
descenso.

Odiaba volar. No lo había hecho mucho antes por lo que cada vez
prácticamente tenía un ataque al corazón cuando el avión salía o aterrizaba. Era
antinatural, solo los pájaros se supone que volaban, ¿verdad? No tenía ni idea de
cómo las malditas cosas permanecían en el aire y esperaba que cayesen en
cualquier plataforma.

Agarré ambos reposabrazos y cerré los ojos, intentando tomar unos pocos
respiros profundos y fingir que ya habíamos aterrizado con seguridad.

Hasta que recordé que era peor no ver lo que estaba ocurriendo y abrí de
nuevo los ojos. Miré fuera de la ventana, viendo las partes superiores de los
edificios zumbando aparentemente a solo unas yardas de distancia.
No respiré de nuevo hasta que estuve completamente a salvo en el asfalto
en mi limusina esperando. Prefería cuatro ruedas a dos alas cualquier día.

Los edificios de la ciudad estaban iluminados con centelleantes luces


mientras se reflectaban en las ventanas del coche. No me importaba preguntar
dónde estábamos yendo, mi carabina raramente me lo decía. A Cole le gustaba
sorprenderme, un concepto al que todavía estaba acostumbrándome.

Conducimos alrededor de veinte minutos antes de salir a un aparcamiento


abarrotado. Estábamos en un centro de entretenimiento, los carteles destellaban
con las noticias de que Two Dimension iban a tocar ahí esta noche. Mi reloj decía
que estaba a punto de dar las diez en punto, significando que el show
probablemente iba a acabar.

El Señor Conductor me entregó al Señor Auriculares quien me llevó a través


de largos corredores y túneles del centro.

Me aseguró que casi estábamos ahí pero no dijo nada más. Desde algún
lugar en la distancia habían amortiguados gritos y música la cual se volvía más alta
cuanto más nos acercábamos.

—Aquí estamos, Señorita Morgan —dijo el Señor Auriculares, escoltándome


hacia un pequeño espacio con más cuerdas eléctricas de las que nunca antes había
visto en mi vida—. Puede ver el espectáculo desde aquí pero no cruce la línea o la
audiencia la verán. ¿Entendido?

—Sí, gracias.

Él asintió, presionando un botón en su auricular y marchándose con prisa de


nuevo. Con cuidado me acerco a las cuerdas y encuentro mi vista hacia el
escenario. Todos los miembros de la banda estaban cantando con los corazones
fuera en frente de miles de fans gritado. Mis ojos se posan en Cole. Tenía una capa
de sudor por el brillo de las luces pero se veía que estaba teniendo el momento de
su vida. Ya que nuestra primera cita fue hace tres semanas, habíamos pasado
muchas noches en charlas tardías y su amor al estar en la banda era evidente en
todo lo que decía. Cole amaba su trabajo, puro y simple. Ni siquiera pensaba en
eso como un trabajo.

Yo trabajaba en Nación Burger, y definitivamente pensaba en eso como en


un trabajo. No pasaba quince horas la mayoría de los fines de semana con mi
manager Escalofriante Pete por diversión. Él tenía que pagarme para quedarse.

Me sorprendí a mí misma cantando junto a las canciones y mi cara comenzó


a arder de vergüenza. Cole sabía que yo era un gran fan de Two Dimension, pero
todavía se sentía raro ir como toda fan sobre ellos. Tenía que jugarlo bien, al
menos eso es lo que me decía a mí misma que estaba haciendo. En realidad,
probablemente estaba jugando a la idiota como normalmente hacía.

Ellos sólo cantaron tres canciones más antes de dar su última reverencia de
la noche y correr fuera del escenario en la oscuridad. Las luces de la casa en el
centro se prendieron unos segundos más tarde. No tenía ni idea de lo que se
suponía que tenía que hacer, así que me quedé ahí, esperando a que el Señor
Auriculares volviera para rescatarme.

El público parecía no tener prisa al marcharse, algunos todavía estaban


cantando sus nombres y exigiendo un bis. Ellos ya habían hecho una salida falsa,
¿cuántas veces esperan que regresasen?

Mi visión se volvió negra mientras mis ojos eran cubiertos. Me congelé,


¿quién diablos estaba de pie detrás de mí? Luché contra la urgencia de alejar sus
manos y restaurar mi visión.

—¿Adivina quién? —Podía reconocer esa voz en cualquier lugar.

Fingí pensar en ello.

—¿Umm, Cole?

Mi visión regresó mientras él me giraba para mirarle. Una sonrisa estaba


floreciendo en su hermoso rostro, sus preciosos ojos verdes brillando en la tenue
luz.

—¿Cómo lo adivinaste?

—Solo suerte, supongo. —Me encogí de hombros con aire despreocupado,


aunque no podía quitar la sonrisa de mi cara. La primera vez en que conocí a Cole,
hubo una indefinible conexión entre nosotros. Pensé que podría ser un
pensamiento anhelante, pero todavía estaba ahí —ardiendo en calor.

Tomó mis manos en las suyas.

—Vamos, quiero que conozcas a todos.

Le seguí a ciegas, yendo por donde él quería llevarme. Serpenteamos


nuestro camino a través de los corredores —¿en serio, por qué los corredores eran
tan ventosos? El lugar era como un laberinto, iba a necesitar un mapa para salir de
ahí.

Nuestra aventura por el espejo llegó a un alto en una gran habitación. Las
ropas estaban colgando en un estante temporal a un lado, sofás y mesas de
comidas estaban esparcidos alrededor de las otras paredes. Vagueando por todos
los lugares estaban los otros miembros de Two Dimension.

Cole en realidad no necesitaba presentarme a los otros chicos.


Probablemente yo sabía más de ellos que ellos mismos. Era del tipo de gran fan y
definitivamente me avergonzaba admitirlo. Así que, en su lugar, fingí que no sabía
nada y fui con eso.

—Melrose, este es Luke.

—Hey, sexy —dijo Luke en saludo, guiñando. En realidad me guiñó. Mi


mejor amiga Dallas probablemente moriría justo ahora.

—Cuidado —le advirtió Cole antes de pasar al siguiente—. Este es Nick. —


Nick simplemente me saludó, yo le saludé—. Dylan, y Reed.

—Hey —respondieron todos al unísono.

—Todos, esta es Melrose —dijo Cole con orgullo. Era tan dulce la forma en
que lo dijo con tal convicción, apartaba mis dudas de venir hasta tan lejos sola.

—Gracias a dios que estás aquí —dijo Dylan con un ruedo de ojos—. Cole
ha estado hablando una y otra vez de ti. Estábamos comenzando a pensar que te
inventó.

Lancé una mirada a Cole, él tenía un toque de rosa en las mejillas. Así que
Dylan estaba diciendo la verdad, él les habló sobre mí. Genial, ahora yo también
estaba comenzando a sonrojarme.

—No sería la primera vez que se ha inventado una chica —bromeó Nick,
consiguiendo una ronda de risas de los chicos.

—No les escuches —susurró Cole, antes de añadir más alto—, solo están
celosos de que tenga una increíble novia y ellos no.

¿Lo dices en serio… novia? Él nunca se había referido a mí como su novia


antes, ni siquiera habíamos hablado de lo que teníamos. Al parecer Cole ya había
decidido que era mi novio. La idea me hizo tener una experiencia extracorporal.

Nick se puso de pie y golpeó a Cole en el hombro.

—Nop, estoy diciendo la verdad, yo también tengo una novia increíble. ¿Lo
recuerdas?

—Lo que sea. —Cole se encogió de hombros. Apretó mi mano y se inclinó


más cerca—. Vamos a salir de aquí, hay más personas a las que quiero que
conozcas.

Asentí y esperé en el corredor a que se cambiase las ropas de la actuación.

Al parecer a todos los chicos tenían que dejarles ahí para ducharse antes del
siguiente espectáculo.

Esperaba que el Señor Conductor estuviera esperando al exterior en su


limusina por lo que estuve realmente sorprendida cuando Cole me guió a un
pequeño Prius y mantuvo la puerta abierta para mí. Entré, incluso más sorprendida
cuando él saltó en el asiento del conductor.

—¿Es este tu coche? —pregunté, no podía contener más la pregunta.

—Sí. Sé que no es tan llamativo o sofisticado, pero es bueno para el


medioambiente. Quiero participar un poco, ¿sabes? Mi estilo de vida no es
exactamente la amigable emisión de carbón.

—Es más sofisticado que mi coche. —Y eso no era una mentira. Mi viaje
normal era en un oxidado balde con ventanas que no se bajaban, lo cual era solo
un problema en el caliente verano. Lo cual era de una forma irónica considerando
que me llevaba todo un verano de maldecir hamburguesas a evitarlas.

Mientras Cole se concentraba en hacer su camino por el tráfico, decidí


probar mi suerte.

—Así que, ¿a dónde vamos? No me has dicho nada sobre este fin de
semana.

Me lanzó una sonrisa, del tipo que mostraba todos sus brillantes dientes
blancos.

—Vamos a casa.
Traducido por Apolineah17
Corregido por Key

Por todo lo que sabía de Cole Newton, que averigüé en Google y en todas
las revistas impresas, me imaginaba que viviría en una mansión. Quiero decir, Two
Dimension fueron nombrados como los artistas mejor pagados menores de
veinticinco años el año pasado. No era extraño esperar un poco de brillo y glamour
en el frente interno.

Su casa, sin embargo, era completamente lo opuesto. Nos habíamos


detenido en la entrada de una casa promedio suburbana, incluso tenía una cerca
blanca. No había una puerta con grandes medidas de seguridad, ni piscina con
incrustaciones de oro y ninguna extensa escalera con una lámpara de araña. Eso
me hizo sentir mucho mejor sobre mi pequeña casa.

—¿Aquí es dónde vives? —Estaba teniendo un momento difícil censurando


mis preguntas, obviamente. Atravesamos el umbral y entramos a la sala de estar.

—Sí, prácticamente toda mi vida. ¡Wilson! —Comenzó a gritar. Wilson era su


hermano mayor, su tutor legal desde que sus padres murieron en un accidente
automovilístico hace un par de años. No era algo de lo que habíamos hablado a
profundidad, sabía la mayor parte de ello por la prensa sensacionalista. Así que, en
otras palabras, pretendía que no lo sabía.

Una versión más grande y más robusta de Cole entró a la sala de estar. Su
rostro se iluminó al ver a su hermano, él también tenía la misma sonrisa.

Cole y Wilson se abrazaron, palmeándose mutuamente en un abrazo de


hombres antes de acordarse de mí.

—Wils, esta es Melrose.

Wilson se acercó y me dio un abrazo, levantándome del suelo con su


considerable altura.

—Bienvenida, Melrose, es un placer conocerte. Cole me ha contado todo


sobre ti.

—Cosas buenas, espero —dije tímidamente. Se sentía como si estuviera


imponiéndome en una reunión familiar. No quería restarles nada de tiempo a los
hermanos.

—Sólo lo mejor —respondió Wilson, dándome golpecitos en el hombro—.


Estoy feliz de que este idiota finalmente tenga a alguien que lo mantenga fuera de
los problemas. No sabes lo problemático que puede ser.

—¿Mantenerme fuera de problemas? —dijo Cole incrédulamente—. Melrose


es nada más que problemas. Ella es una mala influencia para mí.

Mi boca cayó abierta hasta que me di cuenta de que él estaba bromeando.


Le di un manotazo a Cole en el brazo en represalia.

—No digas mentiras sobre mí, Wilson te va a creer.

—No, no creo una palabra de lo que él dice —dijo jovialmente Wilson antes
de ponerse serio—. Melrose, te he arreglado una cama en la habitación de
invitados, así no tendrás que compartir con nosotros, chicos. Cole te mostrará
dónde está.

Le agradecí mientras nos dirigíamos hacia arriba. Cole insistió en llevar mi


bolsa de viaje por mí, dándome el tratamiento completo de un caballero.

La habitación tenía adornos y era rosa, de nuevo no era lo que esperaba de


dos chicos viviendo juntos. Supuse que probablemente no se había redecorado
desde que sus padres vivían allí. Podía entender el que no quisieran cambiar nada.
Mi papá no había modificado su habitación desde que mamá se fue y nos dejó.
Cada vez que le sugería que comprara un nuevo cubrecama, ponía excusas sobre
por qué no debería.

—¿Estás cansada? ¿Quieres estar sola o algo? —preguntó Cole mientras se


apoyaba en el marco de la puerta. Eran poco más de las once, pero no sentía nada
de sueño.

—¿Qué tenías en mente? —le pregunté descaradamente.


—Sígueme. —Me llevó al otro lado del pasillo, dentro de otra habitación. A
juzgar por las paredes azules y los instrumentos musicales, creo que era lo
suficientemente seguro suponer que era su habitación.

No se detuvo una vez dentro de la habitación, cruzando el piso para llegar a


la ventana. Abriendo la ventana, trepó por ella. Me apresuré para ver a dónde había
ido, esperando verlo tendido inmóvil en el suelo.

Afortunadamente, Cole estaba sentado en el techo. Extendió la mano hacia


mí.

—Vamos, sal, no está resbaladizo. Pasé la mitad de mi infancia aquí.

Traté de salir lo más elegantemente posible pero fallé miserablemente


cuando medio caí sobre el techo. Agarré la mano de Cole, no por necesidad, sino
por miedo. Era un largo camino hacia abajo y no pensé que sería muy divertido
caer.

Nos acomodamos en el tejado junto a la pared, así teníamos algo en lo que


apoyarnos. Cole parecía cómodo, no dudaba de su historia sobre pasar mucho
tiempo aquí afuera.

Levanté la mirada, sobre todo porque era mejor que mirar hacia abajo. El
cielo estaba tan despejado que podía contar las estrellas si hubiera tenido todo el
tiempo del mundo. Continuaban por la eternidad, titilando y brillando como las
hermosas luces que eran.

—Todo aquí es tan tranquilo —comenzó Cole—. Es por eso que me gusta
tanto. Me siento insignificante en el universo, sólo una pequeña mancha en la
galaxia.

—Creo que eso es lo que todos somos en el gran esquema de las cosas.

—Excepto entre sí. Para nuestros seres queridos nosotros somos planetas.
—Me gustó esa idea. Sólo había un número limitado de planetas y no podían ser
reemplazados. Cada uno era único y diferente, al igual que las personas.

—Eso significa que algunos de nuestros seres queridos son los soles que
giran a nuestro alrededor.

Cole sonrió.
—Algunos lo son.

Su brazo se envolvió alrededor de mi espalda, con la mano apoyada en el


techo justo a mi lado. Si me inclinaba hacia atrás, lograría acurrucarme en su brazo,
pero no me atreví a hacerlo. No quería arruinar el momento y tener a Cole
quitando su brazo. Me incliné hacia adelante en su lugar, acunando mis rodillas en
mi pecho.

—¿Siempre has vivido aquí? —pregunté, rompiendo el reverencial silencio.

—Desde que tengo memoria. Supongo que eso significa que siempre.
¿Siempre has vivido en Meadowbrook?

Asentí en la oscuridad.

—Siempre. No podemos mudarnos ahora en caso de que mi madre regrese.


De lo contrario ella no sabría dónde estamos.

—En realidad la extrañas, ¿verdad?

Mi madre no era un tema del que normalmente hablaba pero Cole era muy
buen oyente. Él creó un espacio seguro para mí, uno en el que nunca estaría
avergonzada de compartir cosas.

—Pienso en ella todos los días. Me preguntó qué está haciendo, si está
pensando en nosotros. Sé que es estúpido.

—No es estúpido.

—Ella probablemente no piensa en mí en absoluto. De lo contrario habría


regresado a casa.

Cole se movió, su mano frotando gentilmente mi espalda. La calidez de sus


dedos se extendió sobre mí como fuego.

—Ella probablemente piensa en ti todo el tiempo. Volverá después de que


ponga todo en orden con ella misma.

—Estoy conteniendo la respiración.

—La gente te sorprende cuando no lo esperas.


Me di la vuelta para poder ver el brillo en los ojos de Cole en el aire de la
noche oscura. Brillaban debido a los rayos de la luna reflejados en ellos. Si no
cambiaba de tema, iba a llorar y no quería hacer eso delante de él. Tome unas
cuantas respiraciones profundas y parpadeé lejos las lágrimas.

—Me sorprendió cuando me invitaste aquí —dije con ligero entusiasmo.

—Tenía muchas ganas de verte de nuevo. No puedo dejar de pensar en ti.


Eres como un resfriado, simplemente parece que no puedo deshacerme de ti.

—Guau, siendo comparada con una infección viral. Sabes cómo hacer que
un chica se sienta bien —bromeé. Sabía lo que quiso decir, pero no fue
exactamente una digna canción de amor.

Dejó de frotar mi espalda para acercarme más. Estábamos en la zona de los


besos. Mi estómago se agitaba ante el pensamiento. ¿Sería esta noche cuando me
darían mi primer beso? Eso esperaba, pero al mismo tiempo estaba aterrorizada. Él
podría pretender ser un chico normal, pero todavía era Cole Newton.
Probablemente había besado a cientos de chicas.

—Lo siento, eso sonaba mejor en mi cabeza. —Se rió, sus dientes blancos
iluminaron las sombras—. Definitivamente eres mucho mejor que una infección
viral.

—Eso espero. —También reí, no pude evitarlo. La afable risita de Cole era
contagiosa, igual que una infección viral.

Permanecimos en el techo durante dos horas hasta que Wilson decidió que
no lo dejábamos dormir e insistió en que nos fuéramos a la cama. Cole se aseguró
de que estuviera cómoda en la habitación rosada antes de regresar a su habitación
azul.

Mientras miraba el techo y me obligaba a dormir, me pregunté cómo


demonios había llegado allí. Sólo era Melrose Morgan, una chica de una pequeña
ciudad que trabajada en un restaurante de hamburguesas. No debería estarme
sintiendo así por una superestrella y él definitivamente no debería estarse
sintiendo de esa forma por mí. Tal vez por la mañana me despertaría y descubriría
que todo fue un sueño.
Traducido por Nessied
Corregido por Key

Mis mañanas de sábados normales consistían en la limpieza de la casa,


asegurarse de que Jemma llegase a su clase de ballet, y luego aguantar a
Espeluznante Pete en Nación Burguer hasta las seis de la tarde. Luego me iba a
casa, a hacer mi tarea, y derrumbarme en el salón con un paquete de patatas fritas.

Sin embargo, este sábado fue completamente diferente. Cole Newton tomó
mi mano mientras le seguía en un recorrido por su ciudad natal. Hasta ahora,
habíamos visitado su tienda de café favorita, el almacén corriente donde él solía
trabajar, y el salón comunal donde ganó su primer premio cantando en un
concurso de talentos. Definitivamente no era un sábado normal.

Llegamos a la panadería donde Cole insistió que hacían los mejores bollos
del mundo.

—Maggie, esta es Melrose. Le estuve mostrando los alrededores de la


ciudad.

Maggie, y todas sus doscientas libras, se sacudieron cuando habló.

—Bueno, es un placer conocerte señorita Melrose. ¿Qué te trae a la ciudad?

—Cole me invitó para una visita —dije tímidamente.

Volvió su atención a Cole.

—Debe de ser una persona especial, no has traído a ninguna chica por aquí
desde Sarah Smithson.

—Sarah fue mi fracaso del sexto grado —me explicó, antes de regresar de
nuevo a Maggie—. Y gracias por traer de vuelta ese doloroso recuerdo. Todavía no
pasé de ella desde que me dejó por el mariscal de campo.

Maggie se encogió de hombros alegremente.

—Y escribiste una canción sobre eso, lo hiciste un gran éxito y entonces ya


no te sientes mal. Vi a Sarah el otro día, por cierto. Fue a tu concierto.

—No la vi allí —respondió Cole. ¿Cómo iba a ser capaz de ver a una sola
persona en una persona más allá? No era como si esta chica Sarah estuviera
usando un cartel señalando que fui a la que él quiso en el sexto grado o nada.

—Bueno, suena como si estuvieras con ella ahora. —Continúo Maggie,


entregando una bolsa de papel marrón con bollos—. Señorita Melrose te gustaría
un poco de melocotón. Disfruta de los bollos.

Los dos le agradecimos y tomamos una de las mesas vacías de afuera. A


pesar de que eran las once de la mañana, la calle estaba casi desierta. Incluso
Meadowbrook tenía más cosas y me estaba diciendo algo.

—Creo que esta ciudad es más pequeña que la mía —comenté.

—Hay alrededor de doscientas personas viviendo aquí. —Cole se rió de mi


mirada de incredulidad. ¿Doscientas personas? Había más que eso en mi escuela—.
Es una ciudad pequeña pero firme. Todos se conocen, así que todos cuidamos el
uno del otro.

—Entonces, ¿Cómo acabaste en Two Dimension? —Sabía que la historia


oficial era que fueron unidos por algún productor de discos, pero sabía que los
tabloides a veces tenían fallos. Había aprendido a tiempo y de nuevo después de
conocer a Cole pasando las últimas tres semanas.

—Estaban tomando las audiciones para una nueva banda de chicos en


Filadelfia. Vi el anuncio en línea y decidí probar.

Lo hizo sonar tan simple, como si los sueños de todos de ser una
superestrella se hicieran realidad con sólo ver un anuncio en línea.

—¿Y así es como todos entrasteis en la banda?

—Todos excepto Lucas, que ya fue contratado. Les gustó tanto que
decidieron construir una banda a su alrededor. Pero no le digas que lo sabes, ya es
un cabeza dura sobre eso. —Sus ojos brillaron con maldad. Los chicos y sus
bromas, era la forma que tenían para mostrarse entre sí su afecto. Las chicas se
abrazaban, los chicos se burlaban.

—Mis labios están sellados —le prometí—. Este bollo es impresionante, no


has mentido sobre eso.

—Lo sé, ¿verdad? El mejor del mundo.

Maggie sabía cómo hacer bollos. Cuando terminé, me puse triste porque se
acabaron. Esperé que Cole insistiera que tuviéramos alguno para el camino para
mañana.

—Hay un lugar más que quiero mostrarte antes de que te quedes


completamente aburrida y te niegues a ver cualquier otra cosa.

Cole se puso de pie, y dijo—: ¿Vienes?

Puse mi mano en la suya, como si me gustara hacer algo más. Hasta ahora
habíamos caminado por toda la ciudad, que era demasiado pequeña como para
necesitar un coche. Este viaje no era la excepción. Sólo habíamos caminado dos
cuadras antes de que Cole se detuviera y señalara a una escuela tan pequeña que
parecía solo uno de los salones de clase en mi escuela.

—¿Esa es tu vieja escuela? —le pregunté.

Él sonrió con orgullo.

—Claro que lo es. Aquí es donde realmente comenzó mi carrera.

Pasamos por una puerta rota, la seguridad obviamente no era una prioridad
en el parque. Dudo que tuvieran detectores de metales como nuestra escuela
tampoco. La idea de los estudiantes se fue dañando probablemente en un
concepto extraño en una pequeña ciudad como está.

Al menos por fin pude entender por qué Cole estaba tan conectado a este
lugar. Había algo sobre las pequeñas ciudades que se negaban a dejar que el
talento aumentase.

Pensé que Meadowbrook era malo, pero me daba la sensación de que


Stonewall era peor.

Maggie probablemente daría una bofetada al ego de alguien en un instante.

—¿Cuántas personas van a esta escuela? —le pregunté mientras


rodeábamos el edificio. Parecía tener alrededor de cuatro habitaciones en total.
Uno por grado, supuse.

—Unas cincuenta. Hay algunas comunidades más pequeñas en todo el lugar


que envían a sus hijos aquí.

—¿Más pequeño que Stonewall?

—Un poco —respondió Cole. Él se asomó por las ventanas, un sentimiento


de nostalgia surgiendo sobre él. Probablemente tenía tantos recuerdos del lugar.
¿Me pregunté qué clase de estudiante era? Él siempre era muy educado, sin duda
tenía que ser uno de los buenos.

—¿Echas de menos venir aquí? —le pregunté, sintiendo que ya sabía la


respuesta.

Por mucho que la gente esperara salir de la escuela, todavía había algo
seguro y familiar acerca de asistir todos los días.

Cole frunció los labios tras sus pensamientos antes de que finalmente
arrugara la nariz.

—Sí, como que lo hago. ¿Eso me hace un nerd?

—Creo que tú puedes ser un nerd.

Él deslizó su brazo alrededor mío y me llevó más cerca, besando mi frente.


Todavía podía sentir sus labios en mi piel, incluso después de haberlos retirado.

—¿Qué pasa si te dijera que me gusta volver aquí porque me recuerda de


dónde vengo? ¿Podría alejarme del título de nerd entonces?

—Definitivamente. Todo este pueblo debe de tener un montón de


recuerdos para ti. Especialmente acerca de tus padres.

Cole se tensó inmediatamente y me dejó ir. Al instante quise revertir mis


palabras. No me había hablado de sus padres todavía, era tan estúpido de mi parte
tocar sobre el tema. Estúpida, Melrose, estúpida. Apreté los labios antes de que
pudiera decir algo peor.

—Hice las paces con la muerte de mis padres hace un tiempo. Puedo
recordarlos ahora sin estar triste por esas cosas —dijo en voz baja.

—Siento hacer sacado el tema.

Forzó una sonrisa en sus labios.

—No lo hagas. Ellos son una parte de lo que soy. No quisiera olvidarme
jamás de ellos. Me gusta la forma en que este lugar me recuerda a lo que hicieron
o dijeron. Es como un álbum de fotos de tamaño natural.

Cole manejaba el hablar de sus padres con tal gracia que sentía algo de
temor de él. Mi madre se había alejado de nosotros y yo caía en pedazos cada vez
que pensaba en ella. Ella no había muerto. ¿Cómo podía ser tan maduro sobre
todo más allá de mí?

—Estás… —No había tenido la oportunidad de terminar la frase, ya que


estábamos de repente rodeados de fotógrafos. Una rápida mirada me dijo que
había alrededor de cinco de ellos. Todos hombres y todos ellos apuntando sus
cámaras directamente hacia nosotros.

—Melrose, corre, —instó Cole. Me dio un empujón en dirección a la


panadería.

Comencé a correr a donde me indicó, desesperada por alejarme de los


paparazzi.

Di la vuelta, esperando que él estuviera justo detrás de mí, pero no lo


estaba. Reduje la velocidad, él estaba aún con los fotógrafos. A juzgar por la
expresión de su rostro, no estaba contento por su compañía.

Esperé en la esquina, mirando alrededor del viejo edificio de madera. Cole


tomó una de las cámaras del chico, o más o menos arrebatándosela. El fotógrafo
trató de recuperarlo, pero él continuó esquivando su alcance. No se la devolvió
hasta que hizo algo en la cámara, luego se la dio.

Sus voces comenzaron a subir, el ruido flotando a mi lado en el viento.


Todas las palabras eran enfadadas, algunas de ellas no me gustaría repetirlas. Cole
fue encerrado en una batalla con los paparazzi, incluso aunque era sólo una guerra
de palabras.

Finalmente, Cole se dio por vencido y salió corriendo en mi dirección. Rompí


la espalda por el lado del edificio por lo que él no vio que lo observaba. No me
gustaban las discusiones, en ninguna manera, u otra forma.

—Lo siento —dijo cuando me encontró.

Me encogí de hombros.

—No fue tu culpa. Ellos te siguen a todas partes, ¿no?

—Sí, normalmente sólo a pie, pero no pude hacer nada para que no
tomarán fotos de ti. Tenía que asegurarme de que hubiesen borrado cada una de
ellas —explicó.

Dijo algunas cosas más, pero yo no estaba escuchando. Todo lo que podía
pensar era sobre que Cole se sentía avergonzado de mí, que ni siquiera podía
soportar estar en la misma fotografía conmigo.
Traducido por Apolineah17
Corregido por Marta_rg24

Empecé a caminar. No me importaba a dónde iba, pero dudaba que pudiera


sentirme peor de lo que me sentía en ese momento. Cole se avergonzaba de mí.
Estaba tan avergonzado de ser visto conmigo que tuvo que asegurarse de que
toda la evidencia fotográfica fuera eliminada.

Supuse que debería haber escuchado todas esas dudas en mi cabeza


cuando me decían que él era demasiado bueno para mí. Cole Newton era una
estrella internacional. Yo era yo. Era demasiado tonto pensar que él se preocupaba
por mí.

—¿A dónde vas? —preguntó Cole mientras me alcanzaba, manteniendo el


paso a mi lado. Lo ignoré, no tenía nada que decirle en ese momento.

Mientras caminaba, mi decepción pronto se convirtió en ira. Yo era lo


suficientemente buena para que él me hablara en privado, compartiera sus
secretos conmigo, me hiciera enamorarme de él, me presentara a sus amigos y a su
familia, ¿pero no era lo suficientemente buena para ser vista con él? ¿Estaba bien
que estuviera alrededor, siempre y cuando nadie más me viera?

Yo era mejor que eso. Podría ser simplemente Melrose de Meadowbrook,


pero aun así seguía siendo un ser humano. Aun así era capaz de ser amada y
merecía no ser escondida del mundo. Si Cole no creía eso, lo había juzgado muy
mal.

Papá había dado su corazón y quedó hecho pedazos por mi madre. Había
visto lo mucho que le llevó reunir los pedazos y tratar de ponerlos juntos de nuevo.
Podías intentar curar un corazón roto, pero nunca sería el mismo de nuevo. Los
moretones nunca sanaban.
—Melrose, ¿qué pasa?

No podía permitir que me hicieran lo mismo. No quería andar por ahí herida
con un corazón defectuoso por el resto de mi vida. No cuando sólo tenía dieciséis
años y no por una estrella del pop que no se preocupaba por mí.

Ya había empezado a enamorarme de Cole. Ya le había abierto mi corazón y


ahora tenía que cerrarlo de nuevo. No me enamoraría completamente de él,
encontraría un suave aterrizaje, así podría levantarme y continuar como si las
últimas tres semanas no hubieran sucedido.

—Melrose, detente, espera. —Cole agarró suavemente mi brazo para


retenerme. Me detuve, sabiendo que no podía seguir caminando para siempre.
Tenía que decirle lo que estaba en mi mente, superarlo y acabar con ello.
Arrancarlo como una tirita y sufrir los breves momentos de dolor en lugar de
prolongar lo inevitable.

Cuando abrí la boca para hablar, me di cuenta de que tenía mucho que
decirle.

—No deberías haber jugado conmigo y hacerme creer que te gustaba.

La confusión frunció su ceño.

—Me gustas, ¿de qué estás hablando? ¿Pasó algo? ¿Fue por los fotógrafos?
Sé que pueden dar un poco de miedo, pero te acostumbrarás a ellos. Te
mantendré a salvo, lo prometo.

Ahí estaban esas palabras de nuevo: Lo prometo. Cole hacía un montón de


promesas. Tantas, que tendría que vivir diez vidas solo para cumplirlas todas.

—No fueron los fotógrafos, fue el hecho de que no querías que te vieran
conmigo. Enloqueciste completamente cuando nos tomaron la foto. No me di
cuenta de que era tan ofensiva.

—¿Es por eso por lo que estás molesta? —preguntó.

No dije nada, ni siquiera pude asentir con la cabeza. Sus ojos se movieron a
toda velocidad alrededor mientras intentaba formular una respuesta. Cole dio un
paso hacia adelante, tratando de sostener mis manos pero no se lo iba a permitir.
Las puse sobre mis caderas en su lugar.
—Melrose —dijo en voz baja, suavemente. Estaba preparada para una
discusión, para que empezara a imitar mi tono de voz y se pusiera igual de
enfadado. No estaba preparada para su tranquilidad.

—Cole, sólo… deberías haberme dicho que no querías que nadie supiera lo
nuestro. No habría venido —dije, mi ira bajando un nivel o dos. Maldita sea, Cole
tenía esa manera de desarmarme, incluso cuando realmente no quería que lo
hiciera.

Trató de acercarse otra vez a mí, esta vez no me moví. Muy lenta y
suavemente, apartó un mechón de cabello de mi rostro y lo enganchó detrás de mi
oreja.

—Melrose, quiero que el mundo entero sepa lo nuestro. Lo quiero más que
nada.

—No, no lo haces.

—Sí, lo hago —insistió—. Te dije que te fueras y eliminé esas fotos porque
estaba tratando de protegerte.

Me eché a reír. Era eso o llorar.

—Me han tomado fotos antes y viví para contarlo. No había nada de lo que
ser protegida.

Tomó mis manos de nuevo y esta vez se lo permití. Pero solo porque quería
escuchar su explicación y él parecía necesitar el contacto de piel con piel cuando
me estaba diciendo algo importante.

—Te estaba protegiendo de mis fans —comenzó—. En el momento en que


me ven con alguien, las atacan. Cualquier chica con la que he estado vinculado en
el pasado ha tenido amenazas de muerte, no podían conectarse a internet debido
a todos los trolls y en realidad la tuvieron muy difícil. No quería que te hicieran eso
a ti.

—¿Sólo por una fotografía? —pregunté con escepticismo. Parecía estar


exagerando. Y yo que pensaba que Dallas era la reina del drama.

Cole asintió.
—Una foto, un tweet, una mención, cualquier cosa y se aferran y no lo
dejarán pasar. Amo a mis fans pero puede ser un infierno lidiar con ellas a veces.

—¿Me estás diciendo la verdad? —Mi voz fue tan baja que no estaba segura
de que él me hubiera escuchado—. No podría soportarlo si me estuvieses
mintiendo.

Sus profundos ojos verdes me miraron fijamente, sin parpadear. Incluso si


no decía nada más, sabía que le creía. Esos ojos eran tan sinceros, tan honestos
que no había forma de que pudieran haberme engañado. Eso o era la tonta más
grande del mundo.

—No estoy mintiendo, Melrose. Lo hice para protegerte. Llámame egoísta


pero quiero que te quedes por un largo tiempo y mis fans lo harán difícil cuando
se enteren. Cuanto más podamos retrasarlo, mejor.

—¿Son realmente tan malas?

—Hay una razón por la que no hablamos de nuestras vidas amorosas. De lo


contrario, estaría muy orgulloso de tener una foto tomada contigo. Me gustaría
que estuviera en todas las revistas del país. También lo gritaría a los cuatro vientos,
sólo para asegurarme de que todo el mundo supiera lo feliz que estaba.

Llámame tonta, pero me sentí enamorándome incluso más. ¿Cómo se


suponía que protegiera mi corazón cuando él seguía diciendo cosas que hacían
retumbar mi pecho incluso más fuerte? ¿Tal vez el camino hacia un corazón roto
era hacerlo latir tan rápido hasta que eventualmente se rindiera?

—Melrose, siento si te hice enfadar —susurró Cole. Se inclinó hacia abajo,


nuestras frentes apoyadas entre sí. Podía sentir su cálido aliento en mi nariz, su
mano acunando la parte de atrás de mi cabeza.

—Supongo que no debería haber saltado a conclusiones —confesé. Tal vez


si realmente hubiéramos tenido una discusión sobre lo que éramos entre sí, podría
no haberlo hecho. Hice una nota mental, realmente necesitábamos definir nuestra
relación. Sabía que se había referido a mí como su novia, ¿pero realmente me
consideraba eso? Estaba completamente consciente de mí misma.

—Debería haberlo explicado antes de que los paparazzi nos encontraran.


Fue mi culpa.
Empujé juguetonamente su pecho.

—Todo es tu culpa.

Se rió, derritiendo cualquier dolor residual o ira que sentía. Envolvió sus
brazos alrededor de mí y me acercó más. Estaba completamente dentro de su
abrazo y se sentía como el mejor lugar del mundo para estar.

Después de eso, nuestro recorrido llegó a su fin en caso de que algún


fotógrafo más siguiera de persistente alrededor de cada esquina. Cole estaba
nervioso y no podía culparlo. Si sus fans eran incluso la mitad de malas de como
las describió, entonces estaría en todo tipo de problemas cuando se supiera lo
nuestro.

Cuando pudimos salir de la protección de la oscuridad, Wilson y Cole me


llevaron a su restaurante favorito en la ciudad. Al parecer era el único restaurante
en la ciudad, así que era algo bueno que fuera bueno.

Apple Marie’s era un establecimiento familiar, alto en la tela de cuadros,


bajo en las opciones del menú. Las paredes con paneles de madera y las meseras
con coletas daban todo el ambiente hogareño, la vibra campirana. Decidí que me
gustaba el lugar.

Al parecer era famoso por sus hamburguesas así que cada uno de nosotros
pidió una. Las sirvieron muy rápido, poniendo a Nación Burger en vergüenza.
Escalofriante Pete y yo íbamos a tener que mejorar nuestro juego.

—Bueno, ¿qué te parece? —preguntó Cole, esperando expectante a que


tragara mi primer bocado. Wilson parecía igual de ansioso a mi otro lado.

No podía defraudarlos, aunque la hamburguesa estaba más o menos en mi


opinión experta.

—¡La mejor hamburguesa! —dije con entusiasmo.

Satisfechos, dirigieron la atención de regreso a sus propias hamburguesas.


Estuve fuera de la línea de fuego por un momento. Pero al parecer, no por mucho
tiempo.

—¿Te dijo Cole que salvé su vida una vez? —comenzó Wilson.
—No, pero me muero por escuchar esa historia —contesté mientras Cole
palidecía.

—Ella no necesita escuchar tu historia inventada —dijo.

—Sí, lo necesita —continuó Wilson, descaradamente—. Cuando Cole era


pequeño, como de tres o cuatro años o algo así, estaba montando su bicicleta en
la calle. Era terrible en ello, incluso con ruedas de entrenamiento, así que estaba
zigzagueando por todo el lugar.

—Tenía como dos años —interrumpió Cole, rodando los ojos. Empecé a
reírme, a pesar de que no había llegado al final de la historia. La forma en la que
Cole y Wilson discutían de ida y vuelta me recordaba a Jemma y a mí. Había algo
irracionalmente irritante sobre los hermanos.

—Claro que no, tenías como cinco o algo así —prosiguió Wilson—. De
todos modos, aquí estaba él, yendo a toda velocidad en medio de la calle sin
preocuparse por el mundo cuando un coche dobló en la esquina y comenzó a
acercarse.

Eso sonaba peligroso, podría decir a dónde iba la historia.

—Así que le grité “Cole, sal del camino,” pero no me estaba escuchando.
Sólo me saludó como un idiota. Podía ver el coche acercándose, pero no estaba
seguro de si el conductor había visto a Cole. Así que empecé a correr.

—Y el coche me rodeó, fin —terminó Cole por él.

Wilson le lanzó una mirada de muerte.

—El coche te rodeó pero luego golpeaste una roca y te fuiste directamente
sobre el manubrio. Te llevé a un lugar seguro. Podías haber muerto por la pérdida
de sangre, hermanito. Todavía tienes la cicatriz.

—¿Dónde? Muéstramela —exigí. Tenía que ver esa infame cicatriz, nacida
por la cercanía de la muerte.

Cole movió la cabeza hacia los lados y lanzó hacia atrás su rubio cabello
arena para revelar una franja blanca a lo largo de la línea del cabello. Era alrededor
de una pulgada de largo, habría sido impresionante cuando estaba fresca.
—No habría muerto por la pérdida de sangre. Probablemente ni siquiera me
habría estrellado si no fuera porque Wilson me distrajo.

—Vaya, está bien, hermano, no necesito tu eterna gratitud por salvar tu vida
ni nada. —Wilson rodó los ojos antes de tomar otro bocado de su hamburguesa.

—No me salvaste.

—Pruébalo.

—No tengo que hacerlo.

—Porque no puedes.

Cole abrió la boca para responderle pero decidió no hacerlo. No podía dejar
de reírme de ellos. Sentarse en Apple Marie’s se sentía tan normal, un mundo
aparte del Cole Newton que había visto en los tabloides. Sólo éramos tres
personas ordinarias compartiendo una sencilla comida juntos. Se sentía bien.
Traducido por Yolismimi
Corregido por Marta_rg24

Todo estaba tan callado mientras estaba recostada en la cama. El reloj en mi


teléfono decía que apenas eran las seis en punto, pero yo ya había estado
despierta por más de una hora. Debía de haber sido el aire fresco del campo.

No podía quedarme así más tiempo, tenía que moverme. El techo ya no era
para nada interesante y había más tela rosa de la que podía tolerar. Me fui de
puntillas a mi baño adjunto y me alisté para el día.

Pensé que de seguro ya habría movimiento en la casa para el momento en


que estuviera lista. Presionando mi oreja contra la puerta de mi recamara, todavía
había un silencioso murmullo en el pasillo. No me sentía bien caminando
alrededor de la casa yo sola, pero no me podía quedar aquí por más tiempo. Decidí
arriesgarme.

El pasillo estaba en silencio, justo como lo sospechaba. Me deslicé por él,


pensando en hacer un poco de ruido accidentalmente a propósito y despertar a los
chicos. No nos habíamos quedado tarde la noche anterior en la Apple Marie.
Estuvimos todos en la cama a unas respetables diez en punto. No necesitaban
dormir más tiempo.

Llegue a las escaleras y continué adelante, hacia la cocina. Supuse que


estaría bien si desayunaba algo, no estaba sobrepasando la hospitalidad, ¿o sí?
Una chica tenía que comer.

Se sentía extraño en la casa de alguien más, sola, como si estuviera


husmeando en lugar de caminar. Era normalmente en momentos como ese en las
películas de terror cuando la chica inocente se encontraba con el escondite del
novio que era un asesino en serie lleno de cuerpos, o algo así. Lo que me
recordaba —Necesitaba enviarle a mi padre un mensaje de texto y avisarle que yo
no era uno de esos cuerpos.

Llegué a la cocina a salvo y sin ver algo que no debería por accidente.
Encontré un vaso y me serví un poco de agua. La vista por la ventana de la bahía
era del patio trasero. Más allá había un espeso bosque de árboles. Podría imaginar
a Cole y Wilson metiéndose en todo tipo de problemas entre las maderas, como
niños. Probablemente algunos adolescentes también.

Sin importar cuantos armarios abrí, no pude encontrar los cereales. Me rendí
y lleve mi agua hacia la sala, pensando que vería la televisión mientras esperaba.
Cuando di vuelta a la esquina, me encontré de frente a Cole desnudo. Literalmente,
chocamos. Y literalmente él estaba usando únicamente sus boxers. Se me cayó el
agua, la cual cayó sobre su pecho desnudo.

—Cole, lo siento —dije, intentando no mirarlo fijamente. Instintivamente


intente limpiar el agua, pero no sabía por dónde empezar. Probablemente no
debería de haber estado limpiándole el pecho aunque tuviera un trapo.

Él se rió de todo corazón.

—Está bien, me estaba costando trabajo despertar. Creo que curaste eso,
gracias.

Estaba tan cerca y viéndose tan guapo con su pelo revuelto de recién
levantado de la cama, que olvidé completamente hacia donde iba, y que estaba
haciendo. Una sonrisa y me derretí completamente.

Cole me quito el vaso de las manos.

—Déjame rellenarlo.

—Oh, no tienes que hacer eso. —El agua comenzaba a resbalarse de su


pecho mientras se secaba. Voltéate, Melrose, mira a cualquier lugar menos su
pecho. Comencé a sonrojarme de manera involuntaria.

—Insisto. Si hubiera tenido más cuidado de hacia dónde iba, no estaría


vistiéndome con tu bebida.

Lo seguí a la cocina, aun intentando que mi cuerpo funcionara de manera


adecuada de nuevo. Cole, sin zapatos, se acercó al fregadero y rellenó mi vaso
antes de devolvérmelo. Realmente esperaba que no viera el brillo rosado en mis
mejillas.

—Gracias —murmuré.

Él puso a funcionar la cafetera, echándole un vistazo al reloj sobre el horno.

—¿Es esa la hora?

—Sí, es justo un poco después de las siete.

—Demonios, necesitamos apurarnos o se nos hará tarde. —El comenzó a


moverse rápidamente, me mareaba solo verlo.

—¿A dónde vamos a ir? —-pregunté, aun sin saber, como siempre.

—Un evento de recaudación de fondos para caridad. Tendremos que


conseguir algo de desayunar en el camino. ¿Estás cómoda con eso? —Afirmé con
la cabeza, no parecía útil hacer nada más—. Está bien, me daré un baño y estaré
listo en cinco minutos.

Yo esperé mientras él pasó silbando y subió las escaleras de dos en dos.


Dejé mi bebida y tome mi bolsa de mano, esperando que estuviera vestida
apropiadamente para un evento de caridad con mi simple vestido amarillo.

Cole se me unió en el descanso de las escaleras en los cinco minutos


prometidos, resoplando pero presentable en su pantalón caqui y una camiseta
polo roja. No había cambiado su cabello, pero no importaba, la apariencia
desordenada era su firma.

Nos metimos en el coche y Cole aceleró para salir del pueblo durmiente.
Como prometió, entró al autoservicio de McDonald’s en la carretera. Comimos
nuestras hamburguesas de huevo y tocino mientras el manejaba con una sola
mano.

—¿Qué tipo de evento de caridad es este? —pregunté para tener tema de


conversación.

—Un hospital de niños, creo. Me pidieron ir hace muchísimo tiempo, cuando


la gira fue anunciada. Considerando que iba a estar en el área, accedí.

—¿Haces muchas cosas de caridad? —Ya conocía la respuesta pero pensé


que sería educado saberlo de su propia boca.

Cole asintió con la cabeza.

—Tantas como puedo. Imagino que si tan solo con estar en un lugar se
puede juntar dinero, entonces, ¿por qué no? Digo, lo digo porque yo quería hacer
una diferencia en el mundo.

—Es muy amable de tu parte el ceder tu tiempo. Mi contribución más


grande con la caridad es asegurarme que mi hermana se cepille los dientes.

Él se rió.

—No puedo esperar para conocer a Jemma, se oye como una niña
interesante.

—Ella te comería vivo. Es una súper fan.

—¿Esta en el equipo Cole?

Tuve que darle las malas noticias.

—Está totalmente en el equipo Reed. Lo siento.

Cole apretó su labio inferior como si estuviera enfadado. No podía


mantener la broma por demasiado tiempo.

—Tendré que enseñarle el camino. Puedo ganarla de nuevo.

Me encogí de hombros.

—Quizás. Me ganaste de nuevo, después de todo.

—¿Estabas en el equipo Reed?

—Equipo Luke —dije sonriendo. Mire con la orilla de mi ojo su reacción.


Pretendió tener un ataque cardiaco, el cual me dio otro a mí por la forma en que
conducía—. Ojos en el camino, Señor.

—Mi novia acaba de decir que prefiere a mi compañero de banda en mi


lugar. No tengo nada porque vivir —dijo melodramáticamente. Hojas, estrellitas. Si
no fuera por el travieso parpadeo de su ojo, pensaría que su piel es demasiado
fina.

—Soy del equipo Cole ahora, —mencioné. Él se enfocó en el camino de


nuevo mientras el silencio se puso entre nosotros en el coche. Una pregunta
estaba quemando la punta de mi lengua y realmente quería preguntarla, pero
estaba preocupada por la respuesta.

Supuse que era ahora o nunca.

—¿Realmente me ves como tu novia?

Cole me dio una miradilla.

—Sí, ¿está bien? ¿Quieres ser mi novia?

Pareció demasiado sencillo, demasiado simple. Y ni siquiera nos habíamos


besado todavía. ¿Cuándo iba a terminar este sueño e iba a amanecer en mi propia
cama?

—¿Quieres ser mi novio? —pregunté en lugar de responder su pregunta.


Contestar una pregunta con otra pregunta era una técnica realmente usada para
evitar decir cosas de las que no estabas segura.

—Sí, quiero —respondió Cole—. Y tú no contestaste mi pregunta.

Demonios, el contestar una pregunta con otra funcionaba mejor cuando la


persona con la que hablabas se distraía fácilmente. Supongo que Cole era del tipo
de los que se enfocaban.

¿Cómo se suponía que protegería mi corazón cuando Cole quería tenerlo en


sus manos? Supuse que yo había sido quien abrió la lata de gusanos. Quizás debí
de mantener mi pregunta quemándome la lengua. Muy buena esa, Melrose.

—Me gusta la idea de ser tu novia —contesté sinceramente. Me gustaba la


idea, solo no estaba segura de que estuviese completamente lista todavía. No
añadí esa última parte.

Una sonrisa curvó los labios de Cole. No podía evitarlo, pero me atontaba
esa sonrisa de enamorado también. Así que estábamos juntos, novio y novia. Es lo
que quería desde el primer momento que nos conocimos en el Nación Burguer.
Solo que nunca imagine que pasaría.

Mi siguiente pregunta era porque Cole nunca me había besado, aunque


había tenido montones de oportunidades. Pero decidí mantener esa para mí.

Llegamos al hospital infantil donde una tienda estaba erigida sobre el


césped casi media hora después. Estábamos a las afueras de Filadelfia. Cientos de
personas se arremolinaron alrededor de la tienda, la mitad de ellos niños.

Cole fue inmediatamente señalado por una dama con una tabla
portapapeles quien corrió para encontrarse con él. Se veía como si fuera quien
estaba a cargo.

—Señor Newton, estoy tan feliz de que pudiera venir —dijo, con su voz
aguda y chillona. Ella me recordó a un ratón.

—Gracias por invitarme —respondió Cole amablemente, dándole la mano a


la Señorita tabla-portapapeles—. Esta es mi amiga, Melrose Morgan.

—Es un placer conocerla —me dijo.

—Me encanta estar aquí —sonreí. Al parecer en un minuto era la novia de


Cole, al siguiente era degradada a su amiga. Sabía que él lo estaba haciendo
únicamente para protegerme para que esa declaración no llegara a sus fans. Pero
seguía lastimada.

Fue más doloroso obviamente que nuestra relación nunca sería normal o
usual o regular. Cole tenía muchos problemas que otros chicos no tendrían. Yo iba
a tener que superarlo, o alejarme y no lidiar con ello.

No quería alejarme. Me sentía más cercana a Cole de lo que podría con


cualquier otro que no fuera Dallas. Estaba segura de que podía decirle cosas que
no podría decir a nadie más y él estaría bien con eso. Él no usaría mis palabras en
mi contra o me juzgaría. Necesitaba aprender a estar bien con eso.

Mientras estaba atascada en mi propia cabeza, la Señorita tabla-


portapapeles nos llevó a la tienda principal. Ella puso a Cole detrás de una mesa
con un guardia de seguridad. Una ordenada línea se organizó frente a ella. Él iba a
firmar autógrafos, conocer a los chicos y posar para fotos por las próximas tres
horas.
—¿Por qué no vienes conmigo? —Me tomó unos cuantos momentos darme
cuenta de que la Señorita tabla-portapapeles me hablaba a mí. Miré a Cole,
asegurándome de que él supiera que estaba yendo. Él solo me dio una sonrisa
tranquilizadora.

La señorita portapapeles, quien después supe que se llamaba Penélope, me


llevó con un grupo de niños que estaban haciendo animales de papel. Los niños
eran pacientes del hospital, era devastador ver sus pequeños y frágiles cuerpos.

—Esta es Melrose, todos —me presentó Penélope a la mesa mientras


tomábamos asiento—. Katie, ¿la ayudas a hacer un koala?

La pequeñita sentada junto a mí, asintió con la cabeza y jaló algunos


limpiapipas grises mientras todos regresaban a sus propios animales.

—Los koalas tienen grandes orejas, ¿verdad? —me preguntó Katie mientras
comenzaba a hacer grandes círculos con los limpiapipas.

—Sí, también tienen una gran nariz negra —contesté. Ella asintió y tomó un
limpiapipas negro. Trabajamos juntas para hacer el animal, hablando todo el
tiempo que sus pequeños dedos trabajaron.

Katie me dijo que ella tenía leucemia durante nuestra conversación. Ella no
había estado en casa en casi dos meses mientras seguía en terapia. Mi corazón se
rompió completamente por ella y por los niños que estaban ahí. Eran tan valientes
y decididos a vencer su enfermedad. Eso hizo que todos mis problemas parecieran
pequeñeces en comparación.

Le eché un ojo a Cole algunas veces durante la mañana. Cada vez, él estaba
abrazando otro niño mientras esperaba que sus padres tomaran una foto. El pasó
tiempo hablando con ellos, no se movía simplemente al siguiente, en línea, como
si estuvieran en la fila de un banco.

Aún con todas las cámaras ahí, ninguna de ellas era de fotógrafos
profesionales. Los medios no estaban representados del todo, lo que significaba
que nadie sabría cómo Cole cedió todo su día para pasarlo con niños enfermos
mientras recolectaba dinero para el hospital. Conociéndolo, quizás él lo preferiría
de esa manera.

Todo lo que le interesaba a los paparazzi era un escándalo, no querían


retratarlo como la persona preocupada y sincera que era realmente. Cole podría
haber descansado el domingo, pasándolo con el hermano que extrañaba, pero aun
así estaba ahí, trayendo algo de gozo a esos niños enfermos.

Como si fuera del todo posible, me enamore aún mas de Cole mientras
echaba esas miradas por la tienda. Él estaba completamente feliz entre los niños,
probablemente disfrutando la reunión de la misma manera que ellos. Mi corazón y
yo estábamos en serios problemas.
Traducido por JessicaM
Corregido por katiliz94

Dicen que todo lo que sube tiene que bajar. Usando esa misma lógica, sabía
que lo que vuela del aeropuerto de Filadelfia, debía volar nuevamente. Aun así no
quería volver a entrar a esa trampa mortal incluso si se trataba de un jet privado.

—Gracias por venir —dijo Cole quitando el cabello de mi cara.

Tal vez no era solo el subir al avión si no también subirme a un avión que
me llevaría lejos de Cole lo que hacía que mis entrañas estuvieran en nudos.

—Gracias por invitarme y enviar tu jet a recogerme.

—No es mi jet, pertenece a la discográfica.

—Sigue siendo un jet privado, Cole, sigue siendo asombroso. Voy a echarte
de menos, —confesé, no estaba planeando ser toda emocional y cursi sobre eso,
pero al parecer no podía parar.

—También te voy a echar de menos. —Le creía, esos ojos verdes nunca me
mentirían, estaba completamente segura de eso ahora.

Nos sostuvimos en brazos del otro durante mucho tiempo. Estabamos de


pie casi nariz a nariz, bien dentro de la zona de besos, consideré poner mis labios
justo en los suyos por encima y acabar con esto pero no pude, no era esa clase de
chica, Dallas por otra parte…

—Debería dejarte ir, —dijo Cole, dejando salir un suspiro como si hubiese
tomado una decisión muy grande.

—Supongo. No querría hacer esperar al piloto.


Cole me abrazó, Dios se sentía tan bien en sus brazos. Me escabullí más
cerca, tratando de recordar cada segundo después. Nunca olvidaría como me
sentía en sus brazos.

Cuando me dejó ir, fue demasiado pronto, no estaba lista para irme pero
supongo que ninguna cantidad de tiempo hubiese sido suficiente.

Cole retrocedió y dejo que la azafata recogiese mi bolso. Era hora de irse.

—Adiós Cole.

—Te llamaré después, para asegurarme de que llegues sana a casa, ¿vale? —
Respondió.

—Ya lo estoy esperando. —Le lancé un beso, lo más cercano a lo que he


estado de en realidad besarlo, y subí las escaleras hacia el avión.

Incluso sentada en el interior podía ver a Cole mientras caminaba detrás de


la barrera de seguridad. No se movió en el despeje y se despidió con la mano
hasta que no me pude verle más.

Me recosté en el reposacabezas y cerré los ojos. Si en verdad estaba


haciendo toda esta cosa con Cole, esta cosa de la relación, tendría que
acostumbrarme a decirle adiós. Tenía el gran presentimiento de que habría
demasiadas despedidas entre nosotros. Afortunadamente uno menos que los
“hola.”

Me quedé en el asiento todo el vuelo. Ni siquiera escuchar música o jugar


con la pantalla de entretenimiento podía distraerme de que estuviésemos a miles
de kilómetros del suelo.

Después de que se me parase el corazón algunas veces, aterrizamos y me


dirigí a un coche que me está esperando. No era una limusina está vez, solo un
común sedán negro. El Señor Conductor —uno diferente de la última vez— me
llevó a casa.

Papá estaba en el trabajo pero Jemma me dio un gran y aplastante abrazo


de oso en el momento en el que atravesé la puerta. Considerando que su niñera es
más joven que yo —bien, papá— la dejé ir por la noche y puse a Jemma en la
cama por mí misma.
Mirando alrededor de la casa vacía, se sentía vacía. Cole nunca estaba solo,
ni siquiera cuando estaba en casa. Eso parecía una mejor alternativa. Me fui a la
cama antes de ponerme muy deprimida.

El día siguiente en la escuela estaba deseando algún tiempo sola, en el


momento en que Dallas me vio, me enganchó y exigió conocer cada mínimo
detalle acerca de mi fin de semana. Considerando que ella era la única que sabía
dónde estuve, además de papá y Jemma, se sentía casi bien hablar sobre ello, casi.

—…y luego me llevo nuevamente al avión —terminé el relato, no deje nada


fuera porque si había algo que a Dallas le encantase, eran los detalles.

Me miro por algunos segundos, sus ojos muy abiertos y su boca abierta,
mientras formulaba una respuesta apropiada.

—¡Squeee¡ —estoy segura de que solo los perros pudieron escuchar lo


último de su chillido.

—Solo fue un fin de semana normal con mi novio, —respondí, llevándolo


lejos. Dallas me empujó, haciéndome caer de rodillas desde donde me encontraba.

—¡Cállate! No puedo creer que te llamara su novia…dos veces.

—Dijo que quería ser mi novio, —incluso decir las palabras en voz alta
sonaban mal para mis oídos. No tengo ni idea de cómo Dallas puede hablar sobre
eso cuando yo no puedo.

—Entonces, ¿es oficial y todo? ¿Se lo puedes contar a otras personas? ¿Se lo
podemos contar a las personas? —Sacudí la cabeza mientras sus hombros se
derrumbaban con las noticias—. ¿Por qué, no?

—Porque él cree que sus fans se van a volver locas y mandarme amenazas
de muerte. Al parecer es lo que hacen cuando alguno de ellos tiene novia, —
expliqué. Excepto que no estaba muy convencida. Cuando Cole me lo contó, me lo
creí sin ninguna pregunta. Pero ahora, me preocupaba que solo fuese una excusa
para mantenerme en la sombra.

—Las fans de Two Dimension pueden ser bastante locas, —dijo Dallas—.
Probablemente él quiere protegerte de ellas.

Fruncí los labios, preguntándome si lo que iba a decir era algo que en
realidad estaba pensando.

—Sueltalo Rosy, tienes esa mirada en la cara de cállate en la cara.

Suelto el aliento que estaba conteniendo.

—¿Qué pasa si me está manteniendo en secreto porque se avergüenza de


mí? A lo mejor sus fans no tienen nada que ver.

—¿Y tú te basas en… ?

—En el hecho de que aún no me ha besado, pasamos el fin de semana


juntos, tuvo muchas oportunidades y aun así no hizo nada, —esperé por el sabio
consejo de Dallas, que siempre sabía qué hacer en cualquier situación. Esperaba
tener la respuesta mágica en menos de veinte segundos.

—¿Le dejaste saber que querías que te besara? Porque a veces los chicos
pueden ser tímidos.

—Estamos hablando de Cole Newton, —le recordé.

—Algunos chicos pueden ser despistados, —señaló. Tenía un punto, pero sé


que Cole ha tomado la decisión consciente de no besarme. Estuvimos cerca
muchas veces y en cada ocasión él decidió apartarse de mí.

—Cole no es despistado, él solo no quería besarme. ¿Crees que pudo ser mi


aliento? A lo mejor tenía algo en los dientes? Ugh, me está volviendo loca el no
saber que está pensando. —Lancé las manos al aire como si me estuviese dando
por vencida. Si no estuviese tan enamorada de él, podría haberlo decidido.

Dallas me palmeó el hombro.

—Estoy segura de que no tiene nada que ver contigo.

—Pero, ¿por qué no me beso? ¿Soy así de terrible?

—No, Rosy, no hay nada de malo contigo. Los chicos son el problema, todos
juegan con tu cabeza, —Dallas me dio una sonrisa tranquilizadora, siempre podía
contar con Dallas para que me animase, siempre estaba de mi lado –incluso si me
equivocaba. Eso la hacía una mejor amiga—: ¿Cuándo lo veras de nuevo?
—Quien sabe. Oh Dallas, ¿qué estoy haciendo? Él solo está volviéndome
loca y luego me dejará. Tendré el corazón roto.

Una sonrisa descarada apareció en su rostro.

—Pero te vas a divertir primero. Te ordeno que te diviertas, Melrose Morgan,


no voy a escuchar otra palabra de protesta. —Levantó la mano para callarme
cuando abrí la boca.

Tenía un punto… de nuevo. Tal vez necesitaba dejar de pensar tanto y dejar
que las cosas fluyesen naturalmente. Eso sonaba como un buen plan. Lo inevitable
llegaría muy pronto y entonces tendría que recoger los pedazos de mi corazón
roto. Tal vez incluso me convertiría en una reclusa como mi padre. Mi madre solía
decir que yo cuidaba de él.

El resto del día pasó dolorosamente lento. Era difícil volver a mi vida
mundana cuando pasé el fin de semana volando en un jet privado y evitando a los
paparazzi. Sin importar cuántas veces comprobase mi teléfono, Cole nunca me
envió un mensaje. Intenté sacarlo de mi mente mientras reanudaba mi vida normal.

Recogí a Jemma del colegio y nos dirigimos a casa. Todavía sin mensajes.
Hice la cena y bañé a Jemma. Sin mensajes. Mi padre llegó a casa y nos sentamos
en la mesa a comer la cena. Nop, aun sin mensajes de Cole.

Apilé el lavavajillas que se suponía que ayudaría a quitar mis ojos del
teléfono pero no estaba funcionando. Papá me ayudó pasándome plato por plato.

—¿Está todo bien, Mel? —Preguntó—. No pareces tú misma.

—Problemas de chicos, —me encogí de hombros, insegura de si quería


hablar con mi padre sobre ello. Probablemente él no era el más apropiado en la
materia que necesitaba.

—¿Hizo algo ese cantante para hacerte daño? Si te está presionando sobre
algo, quiero saberlo y lo mataré si pone un solo dedo en mi niñita. —Papá tenía
problemas conmigo creciendo. No solo con Cole, si no con cualquier chico que
mostrará algún interés en mí. Esa era la razón por la que nunca traje un chico a
casa antes –solo la primera vez de todas formas pero nunca más después de ese
incidente.

—No me hizo nada, papá. Fue un perfecto caballero.


Eso pareció calmarlo un poco

—Bien, no tienes ni idea de lo preocupado que estaba por ti este fin de


semana.

—Papá. ¿Cómo hace una chica para saber si a un chico le gusta? —Pregunté,
valía la pena intentarlo. Nunca sabia cuando papá podía salir con algunas perlas de
sabiduría. Normalmente hacía un promedio entre lo que decían papá y Dallas y eso
por lo general me mantenía fuera de problemas.

—Bueno, cuando estaba en la escuela, solíamos tirar las coletas de la chica


que nos gustaba.

—No estoy en primaria, papá-

—Vale, vale. Entonces cuando éramos más viejos, supongo que era muy
tímido y actuaba muy raro alrededor de la chica que me gustaba. —Hizo una pausa
para pensar un poco más—. Cuando supe que me gustaba tu madre, se lo mostré
encontrándome con ella en donde estuviera. No sabía si le gustaba pero no iba a
permitir que se olvidase de mí.

—¿Así que la acechabas? —bromeé

—Técnicamente no, —dijo a la defensiva, pero con una sonrisa en la cara—.


Pero deje claro que me gustaba. Mi teoría es que si a un chico le gusta de verdad
una chica, lo va a hacer evidente a su manera. ¿Eso ayuda en algo?

Me eche a reír.

—En realidad no, pero gracias por intentarlo.

—Melly, ven a ayudarme con mi tarea, —gritó Jemma desde la sala de estar.
Sonaba como una gran distracción durante un tiempo, teniendo en cuenta que aún
no tenía mensajes en mi teléfono.

Ayudé a Jemma con su tarea de matemáticas antes de insistir en que yo


tenía mi propia tarea. Salí mientras papá me relevaba y me retiré a mi habitación.
Mi teléfono seguía dolorosamente silencioso en silencio.

Me conecte al portátil y comencé mi tarea. Era útil sacar a Cole de mi


cabeza, pero necesitaba utilizar toda mi concentración para no dejar vagar mi
mente. Si yo le gustaba tanto como decía, ¿por qué no me enviaba un mensaje de
texto? Habría llevado solo un segundo.

Pero eso no era en lo que tendría que estar pensando. Tenía que trabajar en
mi proyecto de historia o no podría acabarlo antes de la fecha de entrega.
Especialmente considerando que había pasado todo el fin semana sin hacer la
tarea.

Trabajé por más de una hora antes de que mi portátil sonara. Alguien me
estaba llamando a través de skype, alguien llamado… ¿Pato Donald? Consideré
ignorarlo pero mi curiosidad ganó y acepté la llamada.
Traducido por Sandra289
Corregido por AryannisG

Ni siquiera se me ocurrió revisar que mi cabello no estuviera todo loco antes


de responder la videollamada. Mi mente estaba demasiado preocupada tratando
de averiguar quién diablos era el Pato Donald. Todos los nombres de pantalla de
mis amigos estaban guardados en mi directorio de Skype, definitivamente no era
uno de ellos.

El rostro de Cole llenó la pantalla, al instante suavizando las arrugas de


preocupación en mi frente. Me relajé, en realidad sonriendo.

—Hola, Donald —comencé.

Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

—Hola, Daisy. Tenía la esperanza de que contestaras.

—No he sabido nada de ti en todo el día. —Y estaba molesta al respecto,


añadí en mi cabeza.

—Lo siento, ha sido agitado. Hemos estado haciendo entrevistas todo el día
y luego tuvimos un show esta noche. Acabo de regresar al hotel. Estaba pensando
en ti... bastante —lo dijo tan honesto y feliz que toda mi ira desapareció. Esos ojos
verdes me hicieron algo, aunque fueran solo en mi vieja pantalla borrosa—. ¿Me
perdonas?

—Claro. ¿Te divertiste en la feria?

Asintió con entusiasmo.

—Fue una gran participación. Dylan casi se cayó del escenario hacia el
público, fue divertidísimo.

Su felicidad era contagiosa. Me encontré a mí misma riendo con él.

—Probablemente no le dejarían ir si tuviesen las manos en él.

—Creo que podríamos tener que dejarlo que lo tengan por ser tan estúpido.
¿Cómo no vio el borde del escenario? —Rió para sus adentros—. Fue clásico, sin
duda uno para el DVD.

—¿Se lastimó?

—No, apenas tendrá un moretón. —Cole se calmó mientras recuperaba la


compostura—. Así que, he estado pensando mucho desde el fin de semana…

—Lo cual fue solo hace un día…

—Ha sido un largo día. —Se defendió—. Cómo iba diciendo, faltan solo
unas semanas para que llegue el verano. Me preguntaba qué tienes planeado hacer
en las vacaciones.

Me encogí de hombros, no había pensado mucho en ello.

—Creo que voy a estar trabajando, sirviendo hamburguesas y limpiando


mesas. Sé lo que estás pensando, “caramba, esos suena divertido,” pero no tan
bueno como parece ser.

—Si sigues poniéndolo por las nubes, voy a querer cambiar de carrera —
bromeó Cole. Por lo menos esperaba que él estuviera bromeando. El retardo de
tiempo en la pantalla lo hizo pixelado, un tipo de ayuda para perder cosas en la
traducción.

—¿Por qué lo preguntas, de todas formas? —le pregunté de vuelta.

—No hay razón, solo estaba pensando. Me encanta el verano.

—A mi también. —No estaba mintiendo tampoco. El verano era mi estación


favorita, sobre todo porque significaba que tenía un descanso en la escuela.
Noches cálidas, barbacoas, dormir, y dinero extra de los turnos adicionales.
Prácticamente el paraíso en la tierra.
La puerta detrás de Cole se abrió y Lucas entró. Al menos creo que era él,
era sin duda un hombre y no una chica. Cole se volvió y murmuró algo antes de
volverse hacia mí.

—Me tengo que ir. Gracias por la charla, Melrose. ¿Hablaremos otra vez
pronto?

—Más te vale. Y también me gustan los mensajes.

—Entendido. Buenas noches.

—Buenas noches.

Se despidió con la mano antes de terminar la llamada. Mi pantalla se quedó


en negro. Me negué a analizar cada parte de nuestra corta conversación. Solo me
enviaría por el hoyo del conejo y a una tierra donde no había fin.

En lugar de obsesionarme como normalmente habría hecho, me desconecté


de Internet y volví a mi tarea. No pensaré más en Cole esta noche, me prometí.

Ja, eso nunca iba a suceder. Hice lo que pude con mi tarea y luego me fui a
la cama. Cole estaba aún en mi mente cuando me desperté al día siguiente.
Todavía consumía mis pensamientos cuando fui a la escuela. Y mis pensamientos
todavía hacían eco de su nombre en el momento que comencé mi turno en Nacion
Burger.

Mi manager, Escalofriante Pete, era el único que podía sacarlo de mi mente.


Principalmente porque no dejaba de molestarme en que el suelo no estaba lo
suficientemente limpio.

—Hazlo otra vez y hazlo bien esta vez —dijo con esa voz quejumbrosa que
mantenía reservada solo para mí. Empujó la fregona en mi mano y empujó el cubo
de agua hacia mí. Las gotas de agua sucia salpicaron el suelo.

Me mordí la lengua, así que no le dije lo que realmente quería que él hiciera
con la fregona y asentí. El suelo estaba impecable, además de las nuevas gotas que
Pete había puesto allí. Aun así, pasé la fregona alrededor de los azulejos de todos
modos y esperaba que pasara su prueba esta vez.

Al menos fregar el suelo significaba que no tenía que limpiar el filtro de


grasas o vaciar la papelera. Pete estaba recogiendo a alguien más para esas tareas.
Juraría que disfrutaba haciendo a la gente miserable.

—Pete enardece los ánimos esta noche, ¿eh? —Andy, mi compañero de


trabajo, me dio un codazo mientras hablaba. Él estaba en el deber de la cocina, su
cabello oscuro retenido en un sombrero neto. Era una de las personas que hacían
de trabajar en Nación Burger soportable.

—Está en una misión para ver la cantidad de gente que puede cabrear en un
día —le contesté—. ¿Crees que este suelo se ve limpio?

Andy hizo una demostración de inspeccionarlo, sosteniendo su barbilla en


sus manos con guantes de plástico.

—Puedo ver bajo tu falda, por lo que parece lo suficientemente limpio para
mí.

Lo empujé.

—No está tan limpio.

Me empujó juguetonamente cuando tonteó alrededor.

—Lo suficientemente cerca. ¿Cuándo es tu descanso? ¿Quieres sincronizar?


—A veces teníamos nuestros descansos juntos y utilizábamos el tiempo para
quejarnos de nuestros puestos de trabajo de baja categoría.

—No hasta otra hora.

—Te veré en la sala de descanso en una hora. —Me guiñó un ojo y se volvió
hacia el chisporroteo de sus hamburguesas y empanadas. Hice otro barrido con la
fregona. En el momento en que vi a Pete salir de mi camino, decidí que el suelo del
restaurante estaba lo necesariamente limpio y me agaché bajo el mostrador.

Para un martes por la noche, el lugar tenía una buena cantidad de personas,
por lo menos una docena, la mayoría adolescentes de mi escuela. Al parecer
éramos los únicos que salíamos en una noche entre semana. Me mantenían
empleada, así que no me preocupaba.

Limpié lo que esperaba fuera un batido en lugar de vómito y mantuve mi


cabeza hacia abajo para que Pete no me molestara. Cuando lo hice, no pude evitar
escuchar la conversación en la mesa más cercana.
Tres chicas de mi escuela estaban compartiendo un pedido de patatas fritas.

—Mi madre me dijo que iba a conseguir entradas para el espectáculo de


Paris por mi cumpleaños. Íbamos a estar de vacaciones allí durante el verano de
todos modos —dijo alegremente Abigail, una de las chicas.

—Apuesto a que el espectáculo será mucho mejor que el que hicieron aquí.
Será todo europeo —respondió Maddison, poniendo mayor énfasis en la última
palabra como si todo fuera mucho más fantástico si era europeo. Rodé los ojos,
por suerte todavía me encontraba de espalada hacia ellas por lo que no lo vieron.
No habría sido capaz de detenerme.

—Lo sé, ¿verdad? —continuó Abigail—. Es mejor que consiga buenos


asientos, quiero estar en la primera fila de nuevo.

La tercera chica, Brianna, asintió.

—No puedes ver a Two Dimension de otra manera. Estoy tan celosa, me
gustaría verlos en París.

Mis orejas tiesas ante la mención de la banda de Cole. Fregué un poco más
cerca, no queriendo escuchar mal cualquiera de los detalles.

Abigail se inclinó sobre la mesa para colocar una mano consoladora sobre
Brianna.

—Tal vez hagan otra gira europea el próximo verano. Puedes ahorrar todo el
año para verlos.

Así que supuse que sabía lo que Cole estaba haciendo con su verano. Esto
en cuanto a la esperanza de que podría tener días libres para que pudiésemos
pasar algún tiempo juntos. Probablemente era absurdo esperarlo, para empezar.

Dejé de fregar el tiempo suficiente para interrumpir su cotorreo.

—¿Estáis hablando de Two Dimensions?

Los tres pares de ojos me miraron. Maddison tuvo el valor suficiente para
hablar.

—Sí, ¿no has oído? Anunciaron hoy una gira de verano por Europa.
Empezarán en Londres y terminará en Madrid. Va a ser épica.

—¿Hasta cuándo van a estar de gira? —le pregunté rápidamente, deseando


no frustrar a la chicas con mi falta de comprensión.

—Durante todo el verano —respondió Abigail, hablando lentamente, así


podía entender su inglés—. Eso es normalmente lo que significa una gira de
verano... duh. —Empezaron a reírse de su propia hilaridad así que las dejé.

Había hablado con Cole solo la noche anterior, él habría tenido


conocimiento de la gira. No era como que trabajasen esas cosas durante la noche.
Me molestó que no me hubiera hablado de eso, incluso más enfadada porque iba
a tener que pasar todo el verano sin él.
Traducido por Nanami27
Corregido por AryannisG

Caminé de vuelta al mostrador y atendí a algunos clientes esperando a ser


servidos. No quería estar a solas con mis pensamientos, porque probablemente
haría algo estúpido como llamar a Cole y entregarle un pedazo de mi mente.
Probablemente lo lamentaría por la mañana, no era la cosa más inteligente de
hacer.

Todavía estaba molesta una hora más tarde, cuando tuve mi descanso con
Andy. No quería descargar mis problemas en él, así que fingí que todo estaba bien.
A pesar de que definitivamente no lo estaba.

—Nunca comes hamburguesa durante tu descanso —comentó, señalando


mi recipiente de yogur—. Cualquiera pensaría que eres una obsesionada con la
salud o algo así.

Me reí, había muchas cosas que me podrían decir, pero obsesionada con la
salud definitivamente no era una de ellas. Era en realidad todo lo contrario, solo
me gustaba mucho el yogur por alguna razón.

—Sé lo que hay en las hamburguesas —dije—. Y no creo que quiera


comerlas.

Andy dio un gran mordisco a su hamburguesa con intención.

—Lo que no te mata, te hace más fuerte. —Flexionó sus bíceps mientras
reía.

—Estoy bastante segura de que las bacterias te matarán.

—Hoy no, Morgan, no puede llevarme en mi mejor momento. —Continuó


alardeándose a sí mismo como un pavo real hasta que se volvió a su
hamburguesa—. Así que, el baile de promoción, ¿eh? Está a la vuelta de la esquina.

El baile de promoción estaba a cuatro semanas en el último recuento. No


había pensado mucho en ello, teniendo en cuenta que no estaba en lo alto de mi
lista de prioridades.

—Supongo que sí.

—¿Acaso las chicas no pasáis meses planeando lo que vais a usar y esas
cosas?

Me encogí de hombros.

—Quizás algunas chicas. Da la casualidad de que no soy una de ellas.

—Eso es lo que me gusta de ti, Morgan.

—¿El hecho de que no me interesa el baile? —pregunté, tratando de


averiguar sobre qué diablos estaba hablando. A veces podría jurar que los chicos
hablaban un lenguaje completamente diferente del mío.

—No, porque eres real, piensas y esas cosas —respondió, como si eso lo
explicara todo—. La mayoría de las chicas no lo hacen.

—Podría estar realmente ofendida por ello en nombre de la raza femenina,


o podría tomarlo como un cumplido. Elijo tomarlo como un cumplido, Andy.

—Deberías, esa era mi intención. —Sonrió mientras yo terminaba mi yogur.


Salí de la sala de descanso sin tener ni idea de lo que acabábamos de discutir.
Literalmente, ni idea.

Pero así era Andy. Era un gran tipo, genuinamente divertido y feliz casi todo
el tiempo. Podía hacerme reír cuando estaba en el peor estado de ánimo debido a
algo que hiciera Escalofriante Pete o un cliente. Un buen tipo, sí. Un poco… ¿raro?
También eso.

Cuando volví al mostrador de la entrada, llegué justo a tiempo para ver a


Dallas apresurarse al restaurante. Miré a mi alrededor por Pete, estaba de suerte, él
estaba fuera molestando a algunos niños.
A juzgar por la mirada emocionada en el rostro de Dallas, supuse que tenía
algo que estaba muriendo por decirme.

—¿Qué le sirvo? —pregunté, con mi mejor voz de ventas en Nación Burger.

—No comería aquí —dijo, haciendo pucheros con la boca con disgusto ante
la idea—. He venido a verte.

—¿Y bien? ¿Qué es? Escúpelo.

Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estuviera escuchando.


Cualquier cosa que estuviera a punto de decir, mis expectativas se intensificaron a
la espera de que fuera algo jugoso.

—Acabo de recibir una llamada de Dax Stewart —dijo finalmente, tratando


claramente de contener la emoción—. ¡Me pidió ir al cine el sábado por la noche!

—Eso es genial, Dal. —Ella había estado medio acosando a Dax durante
todo el año, gracias a Dios que finalmente se había fijado en ella. Dallas no era
muy sutil con sus señales tampoco, prácticamente lo había golpeado en la cabeza
con su sugerencia de la cita.

—Necesito saber si crees que debo llevar mi vestido rosa con zapatos
verdes, ¿o mi vestido verde con zapatos rosa? —Esperó mientras yo lo pensaba a
fondo, o al menos fingía hacerlo de todos modos. No tenía ni idea de qué vestidos
estaba hablando.

—¿Qué hay del azul? —pregunté, principalmente solo para mi propio


entretenimiento.

—¿El de los lazos blancos?

—Sí, ese.

Asintió lentamente, con los ojos fijos mientras se imaginaba a sí misma en


los vestidos. No tenía que ver dentro de su cerebro para saber eso, había pasado
demasiado tiempo con Dallas en los últimos años.

—Eso podría funcionar —decidió finalmente—. Solo piénsalo, si esta cita va


bien, podría pedirme ir baile.
Suprimí un gemido, ¿qué pasaba con todos y su repentina obsesión con el
baile? Tal vez podría ocultarme por las próximas cuatro semanas.

—Tal vez.

—Podríamos tener una cita doble.

—Necesitaría una cita para poder tener una cita doble —señalé. Teniendo
en cuenta que Cole estaba pensando irse a Europa, y que probablemente no
estaría alrededor para un estúpido baile de promoción. Por no mencionar el hecho
de que no podíamos decirle a nadie que estábamos juntos.

Dallas movió su dedo hacia mí.

—¿Siquiera le has dicho a Cole sobre el baile? Probablemente está ocupado,


tienes que decirle cosas con mucha antelación para que pueda programarlo a
tiempo, Melrose.

Rodé los ojos.

—Estoy segura de que Cole no está interesado en ir a nuestro baile de


promoción.

—Nunca lo sabrás a menos que se lo pidas.

Eso no iba a suceder. Esbocé una sonrisa para su beneficio.

—Supongo que tendremos que esperar y ver. —Gané un golpe castigador


en el brazo.

—No me vengas con eso, sabes que eso es lo que dicen los padres cuando
quieren decir que no y esperan que te olvides de ello.

—Bueno, bueno, basta. Voy a pensar en preguntarle —prometí. Era lo mejor


que podía hacer.

—Bien. Y luego podemos ir un fin de semana a comprar los vestidos. —La


sonrisa de Dallas irradiaba su rostro, no podía rechazarla. Aunque, podía esperar
que se olvidara al respecto mientras tanto.

—Mirando ya hacia el futuro —mentí, diciendo esas palabras con mucho


más entusiasmo del que en realidad sentía. No iba a ir al baile, estaba bastante
segura de eso.

Dallas desapareció tan rápido como había llegado y terminé mi turno a las
diez en punto. Estaba en la habitación del personal, recogiendo mis cosas, cuando
mi teléfono sonó con un mensaje de texto.

Esperaba que fuera de Dallas, compartiendo algo más en exceso acerca de


sus preparativos para la cita. Ya me había enviado fotos con sus vestidos mientras
encontraba uno tras otro que pudiera tener un aspecto más lindo.

Pero el mensaje no era de Dallas, el remitente era Cole.

No estabas en línea, te eché de menos. Sigue sonriendo con esa


hermosa sonrisa.

XOXO C.

—¿De qué te ríes? —preguntó Pete. No lo había oído entrar. Ni siquiera me


di cuenta de que mis labios se habían extendido en una sonrisa al leer el mensaje.

—Nada —respondí, devolviendo mi teléfono a mi bolso.

—No parece ser nada.

—Te aseguro que lo es. Buenas noches, Pete. —Pasé junto a él antes de que
pudiera decir nada más. Conociendo a Escalofriante, no pondría mi teléfono a su
alcance para que me lo arrebatara y echara un vistazo por sí mismo.

Todo el camino a casa, Cole se mantuvo entrando y saliendo de mi mente.


¿Cómo podía ser tan adorable por un lado, pero entonces, mantener algo grande
de mí como irse todo el verano? Pensé que teníamos una conexión, pensé que lo
entendía, pero cada vez terminaba confundiéndome más.

Sabía que me gustaba, sabía que me estaba enamorando de él. Solo


esperaba, rezaba y cruzaba los dedos para que no fuera a hacerme daño. Si él se
iba como todo el mundo lo hacía en mi vida, no sé si podría manejarlo.

Papá y Jemma ya estaban en la cama para el momento en que llegué a casa.


Me registré en línea, pero Cole, o el Pato Donald, no había iniciado sesión. Me fui a
la cama y traté de no obsesionarse con ello toda la noche.
No funcionó. Desactivar mi cerebro era mucho más difícil de lo que parecía.
Fui a la escuela cansada y de mal humor, lo cual solo atrajo cosas que me hacían
poner de peor humor.

Tuve un examen sorpresa en mi clase de Historia, fui llamada por mi tarea


de respuestas en Matemáticas, e hice equipo con Abigail en Ciencias. Pensé que mi
día no podía ser peor. Pero no solo porque piensas algo se hace cierto.

Me enteré de que la regla era verdadera cuando estaba de pie en la fila de la


cafetería. Brianna estaba detrás de mí, jadeando en cada segundo extra que tomé
para decidirme entre chocolate o leche de fresa.

—Vamos, Melrose. Si no te decides pronto, tus quince segundos de fama


van a terminar y no tendrás leche en la que llorar —dijo, dando golpecitos con el
pie. Dios, hablando de impacientes.

Cualquier otro día y podría simplemente haber tomado lo que estuviera más
cerca y haberme escabullido. Ese día, sin embargo, al parecer quería hacer mi día
incluso peor.

—Brianna, ¿cuál es tu problema? He estado de pie aquí por unos dos


segundos —dije, ni siquiera tratando de contener la hostilidad en mi voz.

Se inclinó más cerca, de manera que estaba justo en frente de mi rostro.

—Dos segundos demasiado largos. ¿Qué, solo porque subiste al escenario


en el concierto de Two Dimension, crees que eres mejor que nosotros ahora? ¿Eh?
¿Lo haces, Melrose?

Antes de que pudiera abrir la boca para decirle exactamente cuán mejor era
que ella, sentí un codazo en las costillas. Me di la vuelta, dispuesta a darle a alguien
más un pedazo de mi mente cuando vi a Dallas.

—¿Qué? —dije, de mal humor.

Dallas no dijo una palabra, solo asintió hacia la puerta. Conocía la mirada de
asombro en su rostro tan bien como la palma de mi mano. Me volví lentamente
alrededor para ver lo que la había desconcertado, temiendo cada momento.

De pie en la puerta de la cafetería, estaba Cole Newton. Y nosotras no


éramos las únicas que se habían dado cuenta.
Traducido por Key
Corregido por AryannisG

—¿Oh Dios mío, es ese Cole Newton? —Brianna se quedó sin aliento,
olvidando la manera en que yo temblaba con nervios.

Un mar de chicas se apresuró hacia la puerta, con toda la intención de llegar


a Cole antes que los demás. Ellas gritaron, gritando su nombre a todo dar.

—¿Qué está haciendo aquí? —le susurré a Dallas.

Se encogió de hombros.

—No tengo ni idea. Pero si quieres un pedazo de él, te gustaría ir ahora


antes de que comiencen a rasgar su ropa —respondió, sin apartar la vista de él.

No me podía mover, lo más lejos que podía ir era la barandilla. Me apoyé en


ella, tratando de averiguar si estaba soñando de nuevo. Cole estaba en realidad de
pie en medio de mi escuela, y yo tenía un centenar de testigos para probarlo.

Desapareció detrás de una masa de cuerpos y rompimos el contacto visual.


Realmente debería haber considerado traer su equipo de seguridad con él, parecía
que lo iba a necesitar.

—Ve a buscar a tu hombre. —Dallas instó dándome un codazo.

—No puedo. —Gemí en respuesta. Deseé tener un control total sobre mis
piernas, pero no me escuchaban más. Nada lo hacía.

No podía ver nada a través de la multitud mientras todo el mundo se reunía


alrededor del pobre Cole. Todavía no tenía idea de lo que estaba haciendo allí. La
pequeña voz en mi cabeza dijo que probablemente iba a romper conmigo. Pero la
otra voz dijo que probablemente haría eso por teléfono. Mi estómago era un nido
de mariposas mientras él se encontraba allí.

Me preocupaba lo que estaba sucediendo en el centro de la masa. Cole era


una sola persona y tenía que haber por lo menos un centenar de personas
apiñadas a su alrededor. Ser aplastada era una posibilidad real que yo no quería
imaginar. Él podría ser nada más que un panqueque cuando saliera.

Desde el medio de todo, Cole apareció de repente cuando estaba en una


mesa. Miró a su alrededor, tratando de orientarse. Su cabello se encontraba más
desordenado de lo que por lo general estaba y su camisa estaba ahora fuera de sus
pantalones. Parecía que había perdido una pelea con un león.

Nuestros ojos se encontraron de nuevo mientras él me encontraba. Mi


aliento se atascó en la garganta, por lo que era imposible hablar, incluso ahora.
Tomó una carrera en la mesa y con destreza saltó a la siguiente, por lo que los
chicos sentados alrededor saltaron de sorpresa.

Cole continuó, bailando sobre las mesas hasta que se encontraba de pie en
la más cercana a mí. Su legión de fans siguió, haciendo su camino a través del
laberinto para mantenerse cerca de él.

Se agachó, extendió su mano y la mantuvo abierta para mí. ¡Muévete,


Melrose! En serio lo necesitaba para juntar todo de mí.

Puse mi mano en la de Cole y él se apoderó de ella al instante, tirando de mí


en la mesa. No tuve elección, dejé que me guiara hacia arriba hasta que mis pies
estaban de pie justo al lado de los suyos.

Era más alto estando en la mesa de lo que esperaba. Estábamos


absolutamente rodeados de un mar de rostros mientras observaban para ver lo
que hacía la superestrella luego. Mi corazón latía con la misma pregunta.

Cole todavía me agarraba la mano, nuestros dedos entrelazados.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunté. Para empezar, nadie se supone que
iba a saber de nosotros. En segundo lugar, estábamos en el medio de toda la
escuela. En tercer lugar, no podía pensar con claridad cuando él estaba
sosteniendo mi mano.

Se inclinó más cerca, así que nadie nos podía oír por casualidad, como si
estuviéramos compartiendo un secreto, solo sabiéndolo nosotros dos.

—Me encontraba en mi camino de regreso a Los Ángeles y no podía esperar


otro momento para darte un beso.

Cole me atrajo hacia sí y desentrelazó nuestros dedos para poder acunar mi


cabeza en sus dos manos. No podía ver nada, pero si sus hermosos ojos verdes, y
el resto de la escuela completamente se desvaneció.

—La gente nos va a ver —señalé. No quería meterlo en cualquier tipo de


problemas.

—No me importa. —Sonrió.

Y entonces no hubo más conversación. Cole se inclinó y sus labios apretaron


los míos. Su beso fue tan suave y tierno, nuestros labios encajaban entre sí y hacían
que cada pensamiento en mi cabeza desapareciera por completo.

Estaba perdida totalmente en él. Sus fuertes manos me sostenían cuando


me hundí contra su cuerpo. Rozó sus labios sobre los míos antes de darme un
último beso. Yo estaba completamente sin aliento, me dejó inmóvil a su paso.

Se echó hacia atrás, pero siguió abrazándome. Sus ojos nunca dejaron los
míos.

—Eso hizo que valiera la pena la espera —dijo sin aliento con una risa.

Solo había una cosa que se me ocurrió decir:

—¿Quieres ir al baile conmigo?

—Absolutamente —respondió, plantando otro beso en mis labios antes de


dejarme ir.

Entrelazó sus manos detrás de mi espalda, manteniéndome allí sin salida. El


resto de la cafetería apareció de nuevo en mi conciencia. Mi mirada se precipitó
alrededor las caras, estaban todos sin dejar de mirarnos. Y ninguno de ellos parecía
feliz a excepción de Dallas.

Debería haber cuidado lo que los demás pensaran, mi relación con Cole
acababa de ser expuesta para que todos lo viesen. Ya la gente estaba sujetando
sus teléfonos celulares. Probablemente pasaríamos a ser un tema de tendencia en
Twitter antes de que terminara el día.

Mi mirada regresó a Cole. Ellos no importaban, solo él lo hacía. Tenía la


sensación de que las cosas estaban a punto de ponerse muy interesantes en mi
vida, sobre todo ahora que había sido besada por una estrella
(Star Kissed #3)

En la tercera entrega de la serie Star


Kissed, Melrose debe determinar lo
que vale la pena sacrificar por quien
ama.

Al viajar a Hollywood para pasar


tiempo con Cole, Melrose es
introducida a un mundo de riqueza,
regalos, y paparazzi.

Cuando su relacién es expuesta para


que todo el mundo lo vez, se
convierte en el tema de los trolls de
internet, acoso escolar, y cada punto
de medios comunicativos imaginable.

Salir con una superestrella puede ser


un trabajo difícil. ¿Puede Melrose
navegar por las tormentosas aguas
para permanecer con su amado?
Jamie Campbell

Jamie nació en una gran familia alocada de 6 niños. Siendo la más joven,
siempre salía con cualquier cosa y nunca se callaría. Constantemente dejando su
imaginación volar, sus profesores solían frustrarse cuando sus historias de “Lo que
hice el fin de semana” contenían conejitos y princesas.

Al crecer, Jamie hizo las cosas sensibles y obtuvo un grado en Licenciatura


de Negocios de la Universidad Cross del Sureste y trabajó con fuerza por ganar su
membresía con el Instituto de Chartered Accountants en Australia.

Aun no compaginó el escribir. Saliendo de la carrera de ratas para pasar


tiempo de calidad con su ordenador portátil llamado Lily, Jamie ha escrito varias
novelas y guiones de cine. Abarcando un número de géneros y medios, Jamie
escribe sobre lo que sea que la inspire, desde historias de fantasmas para
adolescentes hasta historias de amor y hasta tentadores misterios de asesinato.
Nada está fuera de límites.

Una adicta confesa a la televisión, amante de los perros, admiradora de


Taylor Swift, y los Ghost Hunter, a Jamie le encanta la emoción de compartir sus
historias.
http://eyesofangels.foroactivo.com

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