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1 The Airborne Toxic Ev ent: Banda de indie-rock de Los Ángeles que se formó en el 2006, cuyo nombre prov iene de
un capítulo del libro de Don DeLillo “White Noise”, en el que un derrame de productos tóxicos prov oca una nube
v enenosa a la que los militares llaman: “The Airborne Toxic Ev ent”.
1
Traducido por Zoe Benson y Jane.
Corregido por LizC
Edimburgo
Nueve años después
INKARNATE.
Miré el letrero por encima del estudio de tatuajes en Leith Walk, con mi labio
entre los dientes. No había nada que hacer. Tenía que abrir las puertas y entrar.
Solté una respiración profunda hasta que mis labios formaron un mohín
disgustado. El letrero de INKarnate estaba pintado en negrita a través de un largo
panel de vidrio sobre su puerta. Los dos largos paneles de vidrio a cada lado de la
brillante puerta negra estaban cubiertos de fotografías de miembros tatuados,
obras de arte y anuncios en rojo-y-púrpura que exclamaban TATUAJES, PIERCINGS,
ELIMINACIÓN DE TATUAJES a quienes pasaban. En el centro del panel más lejano a
mí había dos carteles blancos que proclamaban orgullosamente EL ESTUDIO DE
TATUAJES #1 EN ESCOCIA y GANADOR DE MÚLTIPLES PREMIOS.
Incluso yo, que no tenía tatuajes de los cuales hablar, había oído de INKarnate.
Está bien, es cierto, había salido con varios tipos con tatuajes, pero esa no era la
razón por la que había oído del estudio de tatuajes de Stu Motherwell. Oí de él
porque sus anuncios no mentían y estuvo en televisión varias veces durante los
últimos años. Stu había sido dueño de INKarnate por casi treinta años para ahora.
Era un artista extremadamente talentoso y ambicioso, y era partidario a contratar
únicamente artistas fantásticos para trabajar junto a él.
Pensarías que estaría en las nubes por una entrevista para el puesto de
administrador/asistente/recepcionista que necesitaban llenar. Sin embargo,
INKarnate reunía todo aquello a lo que estaba huyendo en el momento. Todo lo
que era malo para mí.
Solo había aplicado para el trabajo porque los trabajos de administradora eran
escasos.
Irónico que ésta fuera la única solicitud que había producido una respuesta.
De todos modos, ¿qué podía hacer? Crucé mis brazos sobre mi pecho, con mis
ojos pegados al letrero TATUAJES. Tenía que alejarme de Glasgow, y no tenía ningún
lugar a dónde ir… Edimburgo era el único lugar que conocía lo suficiente como para
sentirme cómoda al mudarme, y era caro como el infierno. El hotel en el que me
estaba hospedando era en realidad un hostal y ni siquiera podía costear quedarme
allí por mucho más tiempo. Aunque tenía en mis ahorros para dos meses de renta
en un apartamento de mierda, no iba a conseguir un contrato de arrendamiento
hasta que encontrara un trabajo.
Necesitaba comer y necesitaba un techo sobre mi cabeza.
Como Abue solía decir, a buena hambre no hay pan duro.
Dejando caer mis manos a los lados (una postura defensiva no era realmente
una buena forma de empezar una entrevista), esperé a que una mujer con su
cochecito pasara junto al estudio antes de dar grandes zancadas hasta la puerta y
empujarme dentro. Una campana pasada de moda, y en contraste al resto de la
decoración, sonó encima de la puerta cuando entré.
Mis botas de tacón bajo resonaron fuertemente en el suelo de baldosas blancas
de aspecto caro. Estaba lleno de fragmentos plateados en mosaico y era más
elegante de lo que había esperado para un estudio de tatuajes.
Por un breve momento observé el resto del interior. Era como un típico estudio
de tatuajes pero menos… desaliñado. La sala principal era grande y espaciosa. Un
mostrador curvo y de mármol negro tenía lugar a mi izquierda, y sobre él había una
reluciente iMac por la cual habría dado hasta mis dientes. Tras el mostrador había
un enorme armario que no pude ignorar porque estaba abierto, revelando una pila
caótica de archivos en los estantes en su interior. Contrario al mostrador al otro lado
de la sala había un gran sofá de cuero negro degastado en forma de L que lucía
muy cómodo. Una mesa de café de vidrio estaba frente a él, con una pila
esparcida de revistas y lo que lucía como un tazón de caramelos con envolturas
brillantes.
Justo delante de mí había una especie de mini galería. Las paredes eran
blancas y casi cada centímetro de ellas estaba cubierta con bosquejos de tatuajes.
Las únicas paredes que habían sido dejadas al descubierto eran los paneles aquí y
allá a lo largo del espacio. En ellos había pantallas de televisión donde música indie
o rock sonaba suavemente como una banda sonora para las capturas y vídeos de
los portafolios de los artistas.
Aquí todo era arte.
Pero, ¿en dónde estaban los artistas?
Miré alrededor al vacío, mis ojos eventualmente deteniéndose en una puerta
cerca de la esquina a mano izquierda. Podía oír el zumbido de una aguja de tatuar.
El área de trabajo debía estar por allí atrás.
¿Debería aventurarme e ir?
Dudé únicamente para ser empujada hacia delante por alguien intentando abrir
la puerta de entrada. Apartándome del camino, le di al joven una sonrisa de
disculpa.
—¿Todo bien? —Asintió hacia mí en saludo antes de pavonearse hacia el
mostrador. Tocó una campana anticuada unas cuantas veces.
Oh. De acuerdo.
Unos pocos segundos después una figura apareció en la puerta de atrás. Una
figura grande y corpulenta. Lo miré con la boca abierta mientras se acercaba a
nosotros, y lentamente el reconocimiento me golpeó.
La barba gris y el largo cabello enmarañado, la jovial sonrisa y las arrugas
alrededor de ojos azules. No, no era Santa Claus.
Stu Motherwell.
Se aproximó al mostrador en lentos y medidos pasos, y noté que las botas
negras de motociclista que estaba usando definitivamente habían visto su mejor día
hacía mucho, mucho, tiempo atrás. El zumbido de una aguja de tatuar continuó
desde la habitación de atrás, así que supuse que había al menos otro tatuador por
allá.
—Hola, hijo —saludó al joven—. ¿En qué te puedo ayudar?
—Tengo una cita para una eliminación de tatuaje en diez minutos.
—¿Nombre?
—Darren Drysdale.
Stu se inclinó para mirar en la pantalla del computador, oprimiendo el ratón
unas cuantas veces.
—Drysdale. Toma asiento. Rae estará lista para ti en un momento. Te ofrecería un
café, pero mi última asistente compró ese maldito aparato y ninguno de nosotros
sabe cómo usarlo.
El cliente resopló.
—No hay problema, colega. —Le asintió y se giró, caminando hacia el sofá para
esperar.
Entonces me encontré bajo el escrutinio de los brillantes ojos azules de Stu.
Pareció hacer un balance de mí por un momento y luego me dio una gran sonrisa.
—¿Y qué puedo hacer por ti, pequeña hada?
¿Pequeña hada? Ese era nuevo. Si no fuera mi entrevistador, podría haber
respondido que esta “pequeña hada” golpearía con su pequeño pero efectivo pie
su trasero si la “pequeña hadiaba” de nuevo.
Era posible que estuviera un poco enojada estos días. Pero también
desesperada… así que…
—Soy Shannon MacLeod —me acerqué y extendí la mano—. Estoy aquí por la
entrevista para el puesto de administrador.
—Mierda, gracias —pronunció Stu jovialmente, rodeando el mostrador a
zancadas para envolver mi mano entre la suya inmensa. La agitó, sacudiendo todo
mi cuerpo con el movimiento—. Al menos luces normal. La última parecía que no
hubiera visto un ser humano en cuarenta años.
—¿Ah, sí? —¿Cómo se supone que debía responder a un comentario como ese?
—Sí. Ni siquiera sabía qué era un apadravya o un ampallang.
Me estremecí tan solo con pensar en esos piercings genitales. Un hombre
valiente, era todo lo que yo diría, un hombre valiente que de hecho había
aguantado y se hizo uno de esos.
—¿Hacen esos aquí?
—Simon es nuestro hombre de los piercings. Los hace todos. —Stu sonrió—. Asumo
por ese pequeño estremecimiento que sabes lo que son.
Asentí, no realmente cómoda discutiendo sobre piercings para penes con mi
posible jefe… aunque supuse que si obtenía el trabajo, ese podría convertirse en un
tema de conversación muy normal entre nosotros.
—Aunque, seguramente no reciben muchos pedidos para esos, ¿verdad?
—Estoy seguro que las mujeres alrededor del mundo preferirían más de los que
recibimos. —Stu se rio de su propia broma y empezó a caminar hacia la habitación
trasera, haciendo un gesto para que lo siguiera—. Mi oficina es por aquí. Charlemos.
Pasamos a través de la puerta trasera, entrando a un largo y angosto pasillo
donde se colaba la luz desde tres puertas. El zumbido venía de la habitación del
medio. Stu las señaló.
—Tres áreas de trabajo. —Apuntó la más cercana a nosotros—. Comparto esa
con mi gerente. Es nuestro tatuador principal y mejor artista, de modo que
usualmente hace los proyectos grandes, a menos que yo tenga un interés particular.
Los viernes son sus días libres, así que desafortunadamente no lo conocerás hoy. La
habitación del medio es la de Rae. Por ahora está terminando un tatuaje pequeño.
También hace nuestras eliminaciones de tatuajes. La última es la de Simon. Es un
tatuador, pero te darás cuenta que la mayoría de sus citas son para piercings. —Stu
asintió hacia la puerta cerrada al final del pasillo—. Mi oficina.
Pasamos por las zonas de trabajo y eché un breve vistazo a la del medio. Vi la
espalda de una delgada mujer de cabello púrpura quien supuse era Rae. Estaba
tatuando lo que lucía como una mariposa en la espalda baja de una chica
curvilínea recostada en una silla.
Robé otro vistazo en la última puerta, encontrándome con los ojos de un guapo
hombre rapado y tatuado. Tenía un cliente, pero me dio un pequeño saludo
mientras pasaba. Se lo devolví, pensando que tenía una mirada amable.
—Aquí estamos, pequeña hada —retumbó Stu cordialmente mientras abría su
oficina y movía su brazo en un gesto para que entrara antes que él. Frunció el ceño
cuando entré—. ¿Qué fue lo que dije?
Me di cuenta que no debo haber sido capaz de ocultar la irritación en mi rostro.
Oh, bien, me atrapó, así que mejor ser honesta.
—¿Pequeña hada? No estoy muy segura de cómo tomar eso.
—Bueno, cariño, no quiere decir nada malo. —Stu entró en la habitación,
pasando más allá de mí para tomar el gran asiento de cuero tras su desordenado
escritorio. Hizo un gesto con la mano hacia la silla frente a mí, así que la tome
rápidamente—. Es que con ese cabello y esos ojos, y el hecho de que en realidad
eres “pequeña”, me recuerdas a una pequeña hada.
Aunque no quería, me encontré luchando con una sonrisa. Este hombre
grandulón parecía perturbado y preocupado por haberme molestado.
—Está bien. Solo estoy un poco nerviosa por la entrevista.
—Ouch, no estés nerviosa —dijo y sacudió la cabeza—. Solo vamos a hablar de
tu experiencia laboral y luego te presentaré a Rae y Simon. Si obtienes el trabajo
estarás con ellos más que nada, por lo tanto, me gusta oír sus opiniones de las
personas.
Desde ahí charlamos por aproximadamente quince minutos más o menos sobre
mi trabajo previo en el mundo administrativo. Estuvo interesado más que todo en mi
experiencia como recepcionista en un estudio de tatuajes en Glasgow. Trabajé allí
hasta los veinte. Había estado saliendo con un motociclista local en ese tiempo,
quien era casi diez años mayor que yo (sí, mi familia lo había amado), y su mejor
amigo tenía un estudio. El trabajo duró lo mismo que la relación, lo cual fue
difícilmente dieciocho meses. Fue encantador, en serio: me engañó con una zorra
motociclista y fui la que consiguió ser despedida. “Reducción de personal”, lo había
llamado mi jefe. Sí, claro, en lugar de que a su amigo le pareció muy incómodo
tenerme alrededor después de haberlo encontrado follándose a otra mujer.
Pronto descubrí que esa era una de las muchas alegrías de salir con un
auténtico chico malo.
—Todo eso suena genial. —Stu me dio una gran sonrisa encantadora que me
hizo sonreír de vuelta a pesar de mí misma. Él realmente me había hecho sentir a
gusto durante la entrevista, y empecé a pensar que trabajar en INKarnate podría
no ser tan mala cosa después de todo—. Vamos a conocer a Rae y Simon.
La habitación de Simon estaba vacía, pero lo encontramos cernido en la puerta
de Rae, observando su trabajo mientras ella hablaba con el joven que estaba allí
para lo que resultó ser su primera sesión para una eliminación de tatuaje. El joven
hombre parpadeó hacia la puerta en alarma cuando Stu y yo aparecimos.
Rae frunció el ceño ante su brusco cambio de comportamiento antes de seguir
su mirada. Sonrió entonces.
—No te preocupes. No están todos aquí para mirar. ¿Cierto, Stu?
El cabello negro-y-púrpura de Rae lucía corto y de punta alrededor de su largo
y delgado rostro. Tenía una nariz afilada y una boca fina. Un diminuto perno brillaba
en su nariz, y un pequeño aro de metal perforaba el lado izquierdo de su labio
inferior. Grandes ojos oscuros y largas pestañas negras evitaban que su rostro se
viera muy severo. Entre más la miré, más me di cuenta que era sorprendente incluso
sin el cabello, los piercings y la hilera de rosas negras tatuadas a lo largo de su
brazo derecho. Una delgada camisa sin mangas de Harley-Davidson y jeans negros
exhibía su figura de piernas largas.
—¿Quién es la Pelirroja? —Asintió con la barbilla hacia mí.
—Esta es Shannon. Shannon, estos son mis artistas, Rae y Simon. —Stu hizo un
gesto en dirección al alto y rapado artista.
Simon me sonrió y sentí mi bandera roja empezar a ondear. Tenía hoyuelos, unos
hoyuelos muy, muy encantadores, brillantes ojos avellana, y unos agradables
músculos bien desarrollados bajo su camisa gris de Biffy Clyro1. Tatuajes cubrían
cada centímetro de ambos brazos. Túneles negros perforaban sus orejas.
Él era un problema.
Tal vez un trabajo en INKarnate no iba a funcionar después de todo.
—Deberías contratarla —le dijo Simon a Stu sin quitar esos lindos ojos de mí—. Es
caliente. Atraerá interés.
Nop. Definitivamente no va a funcionar.
Un resoplido surgió de Rae cuando leyó perceptivamente la expresión en mi
rostro.
—No te preocupes, Pelirroja. Prefiere los penes. Realmente, penes.
Parpadeé sorprendida no solo por su grosería, y no menos que delante de un
cliente, sino por la implicación. ¿Simon era gay? Él captó mi mirada de sorpresa y se
echó a reír.
—Sí, soy gay.
Odiaba admitirlo, pero la revelación me hizo relajarme al instante, la decepción
que había sentido momentos antes desapareció. Le sonreí a Simon ahora.
—Si estás soltero me desmayaré de incredulidad.
Él se rio de eso, pareciendo complacido.
—No lo soy. Mi novio se llama Tony. Es italiano.
—Oh, no hagas que empiece a hablar de Tony —gimió Rae, poniendo los ojos—.
Amo al chico, pero si tengo que escuchar una historia más de la talentosa boca de
Tony y su generoso corazón voy a vomitar sobre mí.
Mis ojos traicionaron mi conmoción y Simon me dio unas palmaditas en el
hombro.
—No te preocupes. Es solo la forma de ser de Rae. Ella me ama de verdad.
Ella carraspeó ante eso y se giró de nuevo a su cliente, quien nos estuvo
observando con algo parecido al aburrimiento en su rostro.
—Contrátala, Stu. Sabes que me encanta escandalizar a la gente, y Pelirroja
aquí parece que será divertida para mí.
—Lo tomo como un reto —dije, sintiéndome indignada por la acusación de ser
de alguna manera susceptible—. He oído cosas mucho peores, te lo prometo.
Su boca se curvó hacia arriba en las esquinas.
—Me tomaré eso como un reto.
—Lo has hecho. —Simón suspiró.
—Estás contratada —anunció Stu.
Levanté la vista hacia él, sintiendo un subidón abrumador de alivio.
—¿En serio?
Él sonrió.
—Sí, me agradas.
Eso no sonaba muy profesional.
—¿Me estás contratando porque te agrado?
—La gente no tiene idea de lo importante que es eso para un negocio con éxito.
Si todo el mundo se lleva bien, si el ambiente aquí es genial, la gente nos
recomendará.
—Oh, sí, porque es mi maldito carácter afable, no mi inmensa habilidad con una
aguja de tatuaje, lo que obtiene todas las recomendaciones —dijo Rae arrastrando
las palabras.
Stu gruñó.
—No es tu maldito carácter afable o tu habilidad con una aguja de tatuaje lo
que obtiene las recomendaciones. Es…
—Cole —terminó por él, lanzándole una sonrisa—. Pero no estoy tan mal.
Stu no pudo evitar sonreír ante eso.
—Sí, no estás mal.
—Correcto. —Simon se volvió hacia nosotros y nos echó con sus manos—. Dejen
a Rae trabajar. —Me sonrió mientras caminábamos por el pasillo—. Entonces,
¿aceptarás?
Pensé en ello mientras vagaba detrás de Stu hacia la sala principal. Un cliente
esperaba en el mostrador y Simon se apresuró a saludarlo mientras Stu me miraba
expectante.
Así que Rae tenía una bocaza y debía suponer que no había filtro entre dicha
boca y su cerebro, pero por debajo de la actitud quisquillosa sentí un verdadero
afecto por su empleador y su colega. Stu era fuerte y contundente, pero tranquilo y
relajado. Y Simon parecía tan tranquilo y agradable también.
No podía ser el peor lugar para trabajar.
¿A quién engañaba? Podrían ser horribles y aun así aceptaría este trabajo.
Extendí mi mano.
—Gracias. Estaría encantada de aceptar.
Stu sonrió abiertamente, sacudiendo mi mano y con ella todo mi cuerpo.
—Estupendo. ¿Cómo te suena el lunes?
—Estupendo —repetí, sonriendo enormemente por primera vez en días, incluso
semanas. Me sentí aliviada de finalmente continuar con mi vida.
Stu miró a Simon por encima del hombro.
—¡Ella dijo que sí!
Simon se echó a reír.
—Buenas noticias. Cole la amará.
—Oh, sí. —Stu se rio de una manera que me hizo sentir repentinamente nerviosa.
¿Quién era Cole? Los ojos de Stu brillaron con picardía—. En realidad estoy medio
jubilado. No estoy mucho por aquí, así que le dejo el funcionamiento del sitio a mi
gerente, Cole. Él te informará todo lo que necesitas saber el lunes.
Sonreí débilmente en respuesta.
De repente tuve una muy mala sensación en la boca del estómago.
***
La habitación era fría y estrecha, pero al menos tenía un lugar para descansar
mi cabeza por ahora. Aunque eso no hiciera que el entorno fuera menos
deprimente. Por no hablar de que odiaba tener que compartir el cuarto de baño
común con las otras cinco personas que se alojaban en el “hotel”.
Había terminado de llenar la planilla de empleados que Stu me había dado
antes de dejar INKarnate. Por un lado me sentía increíblemente afortunada de
haber conseguido un trabajo tan rápido, y por el otro estaba absolutamente
temerosa de conocer a mi nuevo gerente. Tenía la esperanza de que fuera como
Stu o incluso Simon. No un chico malo.
Gruñendo en voz baja acerca de la falta de comunicación que me había
puesto en esta situación, me aparté de la planilla y tomé mi teléfono. Sin mensajes.
Como si realmente esperara que hubiera alguno, no había sido del todo visible en
Glasgow para mi familia, pero al menos existía. Ahora era como si hubiera sido
eliminada de todo recuerdo.
Haciendo caso omiso a la ardiente ira en mi interior, me levanté y crucé la
pequeña habitación donde apilaba mis maletas y las cinco cajas con mis
pertenencias. Había arrojado a la basura la mayor parte de mis cosas antes de
mudarme. Pensé que podría ayudar a purgarme de esos recuerdos con el fin de
empezar de nuevo.
Hurgando en las cajas, encontré la que estaba buscando. La caja que guardé
desde la secundaria era la que tenía todos mis viejos cuadernos de bocetos y
materiales de arte. Dibujar siempre me relajaba, me transportaba a otro lugar por
cierto tiempo. Parecía necesitar mucho de eso últimamente.
Cuando estaba empacando las maletas, no tuve el tiempo suficiente para
revisar todos mis viejos dibujos, pero esta noche no tenía nada excepto tiempo y
cuatro paredes sombrías. Necesitaba algo para apartar mi mente de mis problemas
familiares, y no tenía dinero para comprar nuevos libros.
Llevando la caja a la cama, limpié el polvo que se había acumulado en la
parte superior de los cuadernos de bocetos con una vieja camiseta y me acurruqué
en la cama para mirarlos. Algunos de los dibujos, los más viejos, me hicieron sonreír.
Dibujar no era algo que se me diera fácil al principio. Amaba hacerlo, pero nunca fui
capaz de hacer que un boceto cobrara vida. Hasta que un chico de mi clase de
primer año (uno del que me enamoré enormemente) en la secundaria me enseñó a
cómo sostener un lápiz correctamente y cómo trazar en el papel, no dibujar
inflexibles líneas duras.
A partir de ahí aprendí rápidamente y me enganché.
El arte duró. El primer amor no.
Una hoja de papel cayó desde el tercer cuaderno de dibujo que había
recogido, y de repente, recordé a otro chico. Hace un año habría sido capaz de
mirar el boceto y no sentir nada más que una punzada de dolor, un recordatorio
fantasmal en lugar de algo real.
Sin embargo, ahora mirando el dibujo de mi ex-novio Nick, sentí amargura. Esa
amargura se estaba convirtiendo en una parte familiar de mí y la odiaba.
Simplemente, no sabía cómo luchar contra ella.
Pero me apoyé en mi almohada, mis dedos arrugando el boceto del hermoso
Nick Briar. Salí con Nick nueve meses después que mi primer novio, Ewan, me había
dejado de la nada. Durante un tiempo Nick calmó el dolor que Ewan me había
provocado. En mi inmadurez, de hecho sentí como si hubiera vencido a Ewan
cuando empecé a salir con Nick. Tenía diecinueve años, era hermoso y el vocalista
en una banda de rock rival.
Nick había sido el primero de mis chicos malos…
***
El pequeño club estaba sucio, lleno de humo y demasiado caluroso. Pero yo me
sentía vertiginosa de emoción a medida que veía a Nick cantar en el escenario con
su banda, Allied Criminals. Pensé que su nombre era estúpido y no era una gran fan
de su música, pero amaba la voz de Nick y su pasión, y cómo la gente se
entusiasmaba por ellos. Me sentía orgullosa estando de pie entre la multitud como su
novia, y me prometí que siempre lo apoyaría, sin importar qué.
Nick interpretaba su personaje melancólico en el escenario, pero en realidad
era un chico muy dulce. La noche anterior, cuando le dije que no sería capaz de
llegar a esta presentación por un asunto familiar, lo entendió completamente.
Estaba decepcionado, pero no hizo un gran escándalo como Ewan habría hecho. Y
me hacía sentir especial de una manera que Ewan nunca hizo. Nick siempre me
decía lo hermosa que era, cuán divertida e interesante. Me sentía ordinaria hasta
que lo conocí. Estaba completamente enamorada de él, la cual fue
probablemente la razón por la que había tenido sexo con él por primera vez hace
un par de semanas.
Mis amigos actuaron todos inmaduros y celosos por eso, lo que era ridículo.
Pensaban que era un error de mi parte ceder tan rápido y fueron realmente de
poco apoyo e ignorantes con todo el asunto. Por suerte tenía a Nick en mi vida, así
no tenía que aguantar su tonta ingenuidad todo el tiempo.
Después que Nick se comportara tan bien la noche anterior, susurrándome
palabras de amor al oído mientras me hacía el amor, decidí no asistir a la fiesta de
cumpleaños de mi tía y venir a verlo tocar. No podía esperar a ver la expresión de
sorpresa en el rostro de Nick.
La banda terminó y me apresuré hacia la puerta que llevaba a la parte detrás
del escenario. Un gorila trató de empujarme, pero después que le explicara quién
era, él desapareció detrás del escenario y volvió con el “manager” de la banda. En
realidad era el primo mayor de Nick, Justin, y en realidad no estaba muy segura de
qué lo calificaba para ser su manager. No me importaba realmente en ese
momento. Justin me reconoció y me llevó detrás del escenario solo para
desaparecer antes que pudiera preguntarle en qué dirección ir. Vagué en dirección
opuesta y me terminé encontrando a la banda sentada alrededor de una estéril
mesa de billar colocada al azar. Bebían cerveza y hablaban en voz alta entre ellos
con un par de chicos y chicas que no reconocí.
Nick no estaba a la vista.
Alan, el guitarrista principal, levantó la vista y se puso rígido cuando me vio, sus
ojos parpadeando nerviosamente detrás de mí antes de volver a mirarme.
—Shannon. —Se puso de pie bruscamente y todos los chicos me miraron de la
misma manera—. Pensé que no ibas a venir esta noche.
Le devolví la sonrisa, pero mis labios temblaron. La tensión que había causado mi
aparición hizo sonar las alarmas en mi cabeza.
—Quería sorprender a Nick. ¿Dónde está?
—Uh, no sé. —Digby, el baterista, se encogió de hombros, mirando a los otros
chicos con una indiferencia fingida que ellos devolvieron.
Sin embargo, Alan no. Apretaba sus labios mientras observaba a los demás, y
cuando sus ojos volvieron a los míos, los miré obstinadamente. Mi franqueza lo hizo
estremecerse. Alan y yo nos llevábamos bastante bien. De hecho, a veces me daba
la impresión de que yo le gustaba. Él coqueteaba conmigo todo el tiempo y
siempre era tan considerado conmigo. Siempre lo había rechazado porque estaba
loca por Nick y nadie más podría acercarse a lo que sentía por él.
—¿Dónde está, Alan?
Los ojos de Alan se suavizaron con pesar.
—Está en el guardarropa, Shannon. —Él asintió en la dirección detrás de mí
mientras los demás se movían inquietos.
Sintiendo mi corazón golpear en mi pecho, me giré sobre mis botas de tacones
bajo y caminé con más confianza de la que sentía por un estrecho y oscuro pasillo.
Me detuve delante de una puerta pintada de negro con la palabra GUARDARROPA
en pintura blanca a través de ella.
Oí los jadeos y gruñidos procedentes del interior y supe lo que iba a encontrar,
pero simplemente tenía que verlo por mí misma.
Con una mano temblorosa di vuelta al pomo de la puerta y la abrí.
En la pequeña habitación con poca luz, que no era más grande que un armario
grande, vi a Nick con sus pantalones en los tobillos, embistiendo a la rubia que tenía
presionada contra la pared.
Náuseas y dolor como nunca antes había sentido brotaron en mí cuando ambos
giraron sus cabezas sorprendidos por la intrusión. Los ojos de Nick se abrieron de par
en par cuando me vio y de pronto olvidó a la rubia mientras gritaba mi nombre con
horror y la dejaba ir. Ella trastabilló al suelo cuando Nick se agachó para recoger sus
pantalones.
Yo salí corriendo de allí, haciendo caso omiso de Alan y Nick gritando mi nombre
a medida que me perseguían. Los perdí en la multitud del sucio bar y me apresuré
hasta la parada de autobús. No fui a casa. En su lugar me encontré llamando a la
casa de mi amiga Caro. Ella me dejó entrar y sollocé sobre ella, pidiendo disculpas
por asumir que era ingenua, cuando al final yo era la única que podía ser criticada
por eso…
***
Nick fue una lección importante. Sin embargo, de alguna manera necesité que
otro hombre me engañara antes de aprender de ello. Finalmente me volví sabia
con los de su tipo. Aunque, más tarde me vi envuelta en un tipo diferente de chico
malo: del tipo que no engañaba, pero aun así encontró una manera de arruinar mi
vida.
Pero ya no más.
Rompí el boceto de Nick en un centenar de pequeños pedazos.
Nunca más.
1Biffy Clyro: Banda de rock procedente de Kilmarnock, Escocia, formada en 1995 por Simon Neil, y los hermanos
James Johnston y Ben Johnson.
2
Traducido por MaEx y Nelshia
Corregido por LizC
1 Nine Inch Nails: Banda estadounidense de rock alternativ o fundada en 1988 por Trent Reznor en Clev eland,
Ohio, Estados Unidos. Como su principal productor, cantante, compositor e instrumentista, Reznor es el único
miembro oficial de Nine I nch Nails y el único responsable de la dirección de la banda.
2IKEA: Es un grupo multinacional de empresas que diseña y v ende muebles listos para ensamblar (tales como
camas, sillas y escritorios), electrodomésticos y accesorios para el hogar.
3Ejecutiva A&R: Los ejecutiv os de Artistas y Repertorio (A&R) forman parte de la div isión de un sello discográfico o
editorial musical que es responsable de buscar talentos y superv isar el desarrollo artístico de los artistas y/o
compositores de grabación. También actúa como un enlace entre los artistas y la discográfica o editorial.
3
Traducido por Gry
Corregido por LizC
1Aulladora: En el original squealer. Así llaman a las personas que gimen, chillan y gritan durante el acto sexual.
2Pastelito: En el original shortcake, consiste en un pequeño pastel de frutas, con crema y una base de galleta.
4
Traducido por Jadasa Youngblood
Corregido por LizC
Resultó ser una locura trabajar un fin de semana en INKarnate. El estudio era un
hervidero con el ruido de las agujas, música y conversación. Había un flujo
constante de personas, y los chicos tomaron un descanso para almorzar más corto
con el fin de mantenerse al día con sus citas. Pensé que los domingos podrían ser un
poco más tranquilos, siendo uno de los días libre de Simon, pero resultó ser muy
ocupado, si no más.
Sin embargo, eso hizo que evitar a Cole fuera extremadamente fácil, y nunca
tuvo la oportunidad de traer a colación el tema sobre el momento cargado entre
nosotros en Voodoo Rooms.
Por alguna razón, el lunes también fue muy atareado, así que a pesar del hecho
de que un estudio ocupado significaba que Cole se encontraba demasiado-
ocupado-para-coquetar-conmigo, para la mañana del martes me encontré un
poco aliviada cuando entré a trabajar a un ambiente tranquilo. Reanudé donde
había dejado la digitalización de los archivos.
Media hora más tarde, la puerta se abrió y una mujer joven, quizás un par de
años más joven que yo, caminó lentamente hacia mi escritorio. Me tensé ante la
oscuridad detrás de sus ojos y su rostro pálido.
—Larissa Jones —dijo, su voz sumamente tranquila—. Tengo una cita para la
eliminación de un tatuaje.
Lo comprobé en el libro de citas, lo confirmé, y desaparecí en la parte de atrás
en dirección a la habitación de Rae, donde estaba preparándolo todo, para
hacerle saber que su primera cita había llegado. Cuando regresé para decirle a
Larissa que Rae estaría en cinco minutos lista, me sorprendí al encontrar a la chica
sentada en la sala de espera llorando entre sus manos.
Alarmada, me apresuré a encontrar la caja de pañuelos sobre mi escritorio y me
dirigí a ella. Me senté a su lado.
—¿Estás bien?
Sollozó y levantó su rostro manchado de lágrimas hacia el mío. Sacudió la
cabeza. Entendía el dolor que se encontraba grabado en cada uno de sus rasgos y
sentí que mi corazón se apretaba compasivamente. Acercándome más a ella,
deslicé un brazo consolador alrededor de sus hombros y sostuve los pañuelos en su
dirección.
—¿Una mala ruptura? —supuse, mientras agarraba uno.
Larissa inhaló profundamente.
—Sí. —Sus labios temblaron—. Su nombre es lo que me voy a quitar.
—Oh, cariño —murmuré suavemente, frotando su espalda.
—Era una mierda —sollozó—. Sé eso. Lo sé. Pero… —Escondió su cara.
—Oye. —Tiré de su mano, y se inclinó hacia mi consuelo—. Entiendo. Tienes
permitido estar triste. Lo estás. Pero te dijo algo… sin arrepentimientos, ¿de acuerdo?
Estás haciendo lo correcto. Este es un nuevo inicio. Un nuevo comienzo para ti.
Encontrando mis ojos, Larissa me dio una sonrisa temblorosa.
—Gracias.
—¿Todo está bien?
Levanté de golpe mi cabeza, sorprendida de ver a Cole ahí. Ni siquiera lo
escuché acercarse. Sus ojos verdes estaban sobre la chica y yo. La preocupación
fruncía su frente.
—Sí. —Larissa asintió, viéndose avergonzada—. Tuve un pequeño colapso. —
Sonrió tímidamente hacia mí—. Lo siento.
—No lo hagas —le tranquilicé. Debería haber tenido a una amiga que la
acompañe y ayude a través de esto, pensé, triste por ella.
—Entonces, ¿qué es todo esto? —Rae se dirigió hacia nosotros. Tan pronto como
vio la cara llena de lágrimas de Larissa, rodeó la mesa de centro, tomó su mano
suavemente y la guió fuera de su asiento—. Soy Rae. Vamos, cariño, vamos a
comenzar a quitar de tu piel el tatuaje de ese hijo de puta. Pronto te sentirás mejor.
Observé a mi compañera de piso guiar a la chica hacia las habitaciones
traseras y no pude evitar sonreír. Estaba aprendiendo que debajo de la
fanfarronería y bravuconería, Rae era una gran blandengue perceptiva.
De repente cambió el aire.
Tomé aliento, sintiendo la mirada de Cole ardiendo sobre mí.
No queriendo, pero sin embargo, necesitándolo, lo miré. Tomé aire de nuevo.
Me miraba fijamente con lo que parecía ser ternura.
No me gustó. Nop. Realmente no me gustó.
—¿Qué? —dije, mi tono impaciente.
Su respuesta fue darme una pequeña sonrisa, caminar indiferentemente hacia
mí, colocar un beso sobre mi frente, y luego se alejó.
Mi piel hormigueó donde sus labios me habían tocado.
—¿Qué diablos? —murmuré.
***
Esa noche tuve el placer de conocer por primera vez a Mike, el novio de Rae. Al
principio no fue un placer. Al principio, estaba un poco mortificada cuando Rae lo
presentó, porque todo en lo que podía pensar era que conocía los ruidos que este
chico hacia durante el sexo.
Una vez que me abrí paso a través de la vergüenza, me hallé un poco
sorprendida por Mike. Por alguna razón, esperaba que este chico rudo, súper
inquieto tuviera una personalidad que coincida o supere la de Rae. Mike no era
nada de eso. Era alto, de constitución delgada, tenía un rostro agradable, cálidos
ojos oscuros, cabello corto y rubio. A partir de la banda en su camiseta y de lo que
Rae me había contado, a Mike le gustaba el mismo tipo de música que a su novia.
Pero al parecer, ahí terminaban las similitudes.
—¿Podríamos decir, que nos sentíamos un poco juguetones? —continuó Rae,
contándome una historia sobre el segundo concierto al que asistieron juntos ella y
Mike. Desde el momento en que nos sentamos en la sala de estar para tomar una
cerveza, Rae había hablado por Mike, y él parecía estar bien con eso—. Así que
sugerí el baño de mujeres, mirando y observando, el lugar se encontraba vacío.
Arrastré a Mike ahí dentro, cerré la puerta principal, y comenzamos a ir contra las
paredes de azulejos. —Le sonrió a su novio y él le dio una pequeña sonrisa, para
nada incómodo de que ella estuviera divulgando detalles de su vida sexual. Se me
ocurrió que quizás esto se debía a que no era la primera vez que ella lo hacía.
Esperé, sin saber cuál debía ser mi respuesta ante eso. Nunca tuve sexo en un
lugar público. En honor a la verdad, nunca deseé hacerlo. Una vez, mi ex intentó
forzarme a tener relaciones sexuales con él en un callejón en el centro de la cuidad
de Glasgow y se enojó cuando le dije que corriera y saltara desde el puente más
cercano.
—Ella pensó que había bloqueado la puerta —murmuró Mike de repente, sus
labios retorciéndose con diversión.
Jadeé.
—No.
Rae se rio.
—Síp. Ahí estábamos, mi braga y falda alrededor de mi cintura, los jeans de Mike
alrededor de sus tobillos, mientras lo hacíamos contra una pared fría, y de repente
escuchamos: “Cariño, no estoy segura de que eso es muy higiénico”. Nos dimos la
vuelta y esta señora mayor, con su largo cabello gris suelto, una jodida vieja
indiferente, está parada en la puerta sosteniendo un pañuelo de tela. “Puede que
quieras darle a los azulejos una pequeña limpieza antes de continuar”, dice ella.
Me reí.
—¿Qué hiciste?
Los ojos de Rae destellaron ante el recuerdo.
—Mike agarró el pañuelo y yo dije: “Quiero ser tú cuando sea mayor”. Y ella
respondió: “Bueno, vas en el camino correcto”. —Rae se rio entre dientes—. En serio.
Mi bendito ídolo.
—Suena como un personaje.
Rae asintió y luego se lanzó a su siguiente historia. Aunque Mike rara vez tuvo
oportunidad de hablar, y al parecer Rae podía ser muy mandona con él, deduje
por lo que pude ver hasta el momento, que su relación era bastante equilibrada.
Cuando Mike se levantó para conseguirse otra cerveza, Rae lo echó hacia atrás
sobre su asiento. Acarició su mejilla con ternura.
—Cariño, has estado trabajando muchas horas. La traeré por ti.
Cada día descubría nuevas facetas de la personalidad de Rae, y aunque
podía ser desagradable y usar demasiadas malas palabras, no obstante, estaba
encantada con ella. Por mucho tiempo había estado rodeada de gente que era
negativa o falsa. Con Rae, lo que veías es lo que tenías, y aunque bromeaba a
menudo con la gente, sabía que nunca lo hacía intencionalmente a menos que
esa persona no fuera muy agradable.
En solo una semana de conocerla, sabía en dónde me encontraba con Rae, y
había aprendido que eso valía su peso en oro.
Mientras Rae traía las cervezas, Mike me sonrió.
—¿Cómo se están llevando Rae y tú?
—Bien.
—Sé que puede ser un poco… bueno, de todo, pero realmente es una buena
persona.
Sonreí de modo tranquilizador.
—Estoy comprendiendo eso.
—¿Hablando de mí? —Rae entró de nuevo en la sala—. Queridos, ¿están
discutiendo sobre lo completamente fabulosa que soy? —preguntó, imitando a Tony
y haciéndolo tan bien, que no pude dejar de reír.
—Algo así. —Mike le sonrió indulgentemente.
***
Una hora más tarde, Mike bajó su botella de cerveza vacía y se puso de pie.
—Lo siento, señoritas. Voy a tener que ir a dormir. —Me dio una inclinación de
cabeza de buenas noches y se agachó para presionar un beso suave en los labios
de Rae antes de dirigirse hacia su dormitorio.
Tan pronto como escuchamos que la puerta se cerró detrás de él, Rae giró
hacia mí.
—¿Qué piensas?
Sonreí.
—Como si te importa.
—Cierto. —Sonrió—. Pero tengo curiosidad.
—Parece un buen tipo.
—El mejor —dijo ella, su mirada yendo más allá de mí hacia el cielo oscuro
afuera.
Un cómodo silencio cayó entre nosotras, siendo roto un minuto más tarde por
Rae.
—Cuando era niña, tuve una buena madre de acogida.
El tono frágil en su voz hizo que se levanten los pelos de mi nuca.
—Sally McIntyre. Su esposo falleció un año antes de que me tuviera, pero siguió
criándome. —Tomó el último trago de su cerveza y me miró a los ojos directamente
—. El hermano de Sally me violó cuando tenía catorce años.
Todo mi cuerpo se sacudió hacia atrás como si hubiera recibido un disparo, y mis
labios cayeron abiertos, lista para las palabras correctas, la respuesta correcta,
pero mi cerebro no pudo pensar en una. La sangre corrió hacia mis oídos ahogando
cualquier posible respuesta.
—Sally lo descubrió e involucró a la policía. Sin embargo, lo perdió todo. Me
pusieron de nuevo en la casa de chicas, fui examinada y me hicieron preguntas
hasta que deseé morir. Ese tipo de cosas deja una marca en ti. Mi prometido, Jason,
se esforzó para ayudarme atravesar toda la fealdad con la que me dejaron desde
mi adolescencia. Fue paciente conmigo, en todos los sentidos, me hizo sentir segura.
También con el sexo. Me dio eso de regreso. —Sonrió, pero el gesto no llegó a sus
ojos—. Luché con uñas y dientes para disfrutar del sexo y no tenerle miedo, de forma
que en cierto modo terminé de la manera opuesta, ya sabes, tan sexualmente libre
como puedo ser. Pero esa marca… en realidad nunca desaparece, y deja algo
atrás, detrás de tus ojos.
No podía creer que alguien tan fuerte como Rae pasara por tanto.
—Siento lo que te ocurrió.
Asintió agradeciendo, y luego continuó sacudiendo el suelo debajo de mí.
—Shannon, ¿fuiste violada?
Sentí como si todo el aire fuera succionado de la habitación, y la sangre
corriendo hacia mis oídos solo empeoró. El sudor picaba bajo mis brazos y a lo largo
de mis palmas. Sostuve su mirada, temblando un poco.
—Casi —susurré, luchando contra las lágrimas.
Una ferocidad entró en los ojos de Rae.
—¿Luchaste para librarte del bastardo?
Asentí y de repente le estaba contando todo.
—Su nombre era Ollie…
Le conté todo, excepto lo peor. No quería que nadie sepa lo peor de todo: mi
reproche, mi culpa, la devastación que le causé a mi familia. Pero todo lo demás
simplemente se vertió de mí, hasta que me encontré llorando en sus brazos.
Rae me abrazó fuertemente, balanceándome, susurrando palabras de consuelo
que no tenía ni idea que necesitara hasta que de alguna manera el dolor
disminuyó. Agotada, me quedé dormida en sus brazos.
A la mañana siguiente me desperté en mi cama y me di cuenta que era el mejor
sueño que había tenido desde que ocurrió todo.
5
Traducido por âmenoire90
Corregido por Veroonoel
1La Tribu Brady: Es una serie de telev isión sitcom estadounidense, que gira en torno a la conv iv encia de un
matrimonio recién casado formado por Mike y Carol, y sus 6 hijos.
6
Traducido por Jessy
Corregido por Veroonoel
A pesar de que las hostilidades no cesaron entre Cole y yo, el tiempo pasó
bastante rápido mientras me acostumbraba más a mi trabajo en INKarnate y a vivir
con Rae. A veces no podía creer que hubiera pasado un poco más de un mes
desde que llegué por primera vez a trabajar al estudio de Stu. No mucho había
cambiado: trabajaba, evitaba a Cole cuando podía, le contestaba en represalia a
su fría impaciencia, y lo observaba desaparecer para almorzar de vez en cuando
con Jessica, con quien había estado saliendo desde hace unas semanas.
No es que me importara.
Tenía a Simon y a Rae para utilizar como amortiguadores en la situación con
Cole. Ellos encontraban la tensión entre Cole y yo extrañamente divertida.
Simplemente lo aceptaban. Honestamente, casi se estaba volviendo una segunda
naturaleza ignorarlo, o fulminarlo con la mirada cuando no podía ignorarlo.
Eso era exactamente lo que estaba haciendo el martes a media tarde. Rae
tenía un cliente; era el día libre de Simon; Cole estaba libre pero se estaba
manteniendo ocupado (es decir, evitándome) en la oficina de Stu. Yo estaba como
en mi hora de almuerzo. Había llegado tarde esa mañana, así que estaba
compensándolo teniendo mi hora de almuerzo en mi escritorio. De esa manera
podía seguir atendiendo a los clientes si entraban o llamaban. Estaba intentando no
pensar en por qué se me hizo tarde para llegar al trabajo.
Mis pesadillas habían regresado.
Por años, después de todo lo que había sucedido en Glasgow, había tenido
pesadillas. Cuando me mudé a Edimburgo fueron rápidamente relevados por
sueños de estrés de la variedad “mis dientes cayendo”. Sin embargo, eran mejores
que las pesadillas, y no me despertaban en un lío sudoroso por la noche, así que
lidiaba con ellos. Luego me dieron el trabajo y una nueva compañera de piso y los
sueños habían desaparecido completamente.
Ahora estaban de vuelta y después de despertarme temprano esa mañana
siendo un completo desastre tembloroso, me había quedado dormida finalmente,
pero entonces no escuché mi alarma.
Fruncí el ceño y enterré mi nariz profundamente en el último libro de J.B.
Carmichael mientras me comía un sándwich hecho en casa. Estaba metiéndome
en la historia cuando escuché pasos acercándose desde el pasillo de atrás. Ni
siquiera tenía que mirar para saber que era Cole, me había vuelto así de
consciente de su presencia.
Concentrándome con todas mis fuerzas, intenté ignorarlo cuando entró al salón
principal del estudio, sus pasos cerca de mí. Lo sentí cernirse a mí alrededor, pero
había enterrado mi nariz tan profundamente en el libro que ahora todo lo que
podía ver era papel y líneas negras.
Oí un suspiro exasperado segundos antes de sentir manos en mi cintura y
entonces todo mi cuerpo fue levantado de mi silla. Di un grito ahogado y me
congelé en shock mientras era suavemente bajada a mis pies cerca de la puerta
del archivador. Todavía sostenía mi libro y mi sándwich en la misma exacta posición,
mis ojos asomándose por la parte superior del libro, mientras Cole me estabilizaba y
luego quitaba mi silla a un lado del escritorio. Cuando se agachó para recuperar
una carpeta vacía desde el cajón donde mis canillas habían estado presionadas,
finalmente encontré mi voz.
—¿No podrías haber dicho “disculpa”? —Estaba intentando no mirar sus brazos.
Sabía que era pequeña, ¡pero acababa de levantarme como si pesara menos que
el aire!
Cole puso sobre mí su mirada pétrea y de repente empezó a dirigirse hacia mí.
Me rehusé a retroceder, pero se acercó tanto que tuve que apretar mi sándwich y
mi libro contra mi pecho. Me quedé sin aliento cuando el calor irradiando de su
cuerpo me golpeó junto con el tentador y delicioso aroma de su colonia. Ahora
sabía que esa irresistible esencia era la versión deportiva de L’eau D’issey de Issey
Miyake porque había encontrado a Rae envolviendo un set de regalo de esa el
otro día y me dijo que era para Cole por su próximo cumpleaños. En el momento,
resistí el impulso de arrebatarle la botella, rociar mi cama, y rodar a su alrededor
desnuda como una vieja loca.
Tal vez la tensión entre Cole y yo estaba fastidiándome solo un poco.
Tal vez.
Con los ojos muy abiertos, observé como el rostro de Cole se acercaba más… y
luego pasaba completamente el mío mientras extendía la mano detrás de mí por
un lápiz situado en la parte de arriba del archivador detrás de mí.
Desafortunadamente mi cuerpo respondió a su proximidad de una manera que
realmente deseé que no lo hiciera. Estaba completamente fuera de sintonía con mi
cerebro. Confundida y enojada, me mantuve quieta cuando Cole retrocedió con el
lápiz en su mano. Su expresión era dura hasta que vio la mía. Lo hizo detenerse.
Los ojos de Cole parpadearon sobre mí antes de detenerse en la portada de mi
libro.
—¿Fan de J.B. Carmichael? —dijo.
Tragué fuerte, intentando recomponerme.
—Sí.
Asintió y luego levantó los ojos del libro para encontrar mi mirada.
—Es la mejor amiga de mi hermana. Vive en New Town.
¿Qué?
¿Qu…?
Mi boca se abrió mientras fangirleaba visiblemente.
—¿En serio? —susurré, visiones de conocerla y que me firmara los libros bailaban
en mi mente. Sabía que era una americana viviendo en Escocia. Sus series se
situaban en Richmond, Virginia, y Edimburgo también aparecía, pero no tenía idea
que había estado tan cerca de ella durante las últimas semanas.
Algo malvado destelló en los ojos de Cole, pero estaba muy ocupada
enloqueciendo para notar realmente lo que significaba.
—Sip. —Chasqueó la lengua—. Es una pena.
Violentamente fui sacada de un tirón de mi emoción ante el tono que usó.
Entendiendo esa mirada malvada, y supe exactamente lo que significaba.
Cualquier esperanza que tuviera de reunirme con la autora había sido arruinada
desde el momento que había comenzado una guerra con Cole.
Me dio una estrecha sonrisa de triunfo y se alejó.
Mi ira me ganó.
—¡Eres un idiota inmaduro!
—Me importa una mierda, Pastelito —me lanzó en respuesta—. Y tú lo
empezaste.
***
Por lo general, disfrutaba el particular estilo de conversación de Rae, pero esa
noche en la cena ya quería que se fuera. Mike la iba a llevar a ver una película,
pero estaba llegando tarde. Rae había decidido cenar conmigo antes de salir a su
encuentro, por consiguiente me impidió improvisar algo y esconderme en mi
habitación donde iba a sacar mis pinturas de acrílico por primera vez.
Lo había hecho como me prometí y compré las pinturas con mi primer cheque
de pago, y ahora me sentía como una niña en navidad, esperando por un piso
vacío para que así pudiera usarlas sin miedo a ser descubierta. El primer paisaje en
el que quería trabajar era el paisaje urbano que había dibujado desde la parte
superior del castillo.
Sin embargo, Rae se estaba tomando un buen tiempo con la cena. También
estaba siendo extrañamente tranquila.
Ya que a mi compañera de piso no le gustaba que nadie le preguntara si
estaba bien (normalmente respondía con algo sarcástico que me hacía desear
nunca haberme molestado en estar preocupada en primer lugar), comí en silencio.
Hasta que Rae tuvo la idea de volver a hablar otra vez.
—No he dicho nada, pero tengo que decirte que mi curiosidad me está
matando. —Dejó caer su tenedor y se inclinó sobre su plato, sus ojos capturando los
míos—. ¿Por qué mierda tú y Cole están comportándose como imbéciles entre sí? Es
como trabajar con psicópatas. Eres toda agradable con todos los demás y
entonces tu actitud se convierte en hielo a los segundos que él entra en la
habitación y viceversa. ¿Mucho trastorno de personalidad múltiple?
Sinceramente, me sorprendía que se las hubiera arreglado para contenerse
durante tanto tiempo. Resoplé lentamente antes de responderle.
—Seguía buscándome, así que lo puse en su lugar.
Rae se rio.
—¿Por qué harías una cosa tan tonta como esa? Es Cole.
—Es Cole… ¿y qué? ¿Solo porque es caliente, talentoso y confiado debería caer
a sus pies? Conozco a su tipo, créeme. Ya no salgo con los chicos malos mujeriegos.
Te mastican y te escupen. En cuanto a Cole, es como el Thor de los chicos malos del
mundo y… —Mi voz se apagó cuando Rae comenzó a reír histéricamente.
Fulminándola con la mirada, esperé a que se detuviera.
Mi molestia solo la hizo reír más fuerte, así que le tomó un rato finalmente
calmarse. De hecho, había terminado mi cena.
—Oh. —Se secó las lágrimas de los ojos—. Olvidando la divertida analogía al
azar que ni siquiera tiene mucho sentido pero que totalmente lo tiene de todos
modos. ¿De qué demonios estás hablando?
Me quedé mirándola sin comprender.
—Cole. Chico malo.
—Claro. —Rae resopló y comenzó a reírse de nuevo.
—¿Qué? —dije, más que molesta ahora.
—Nada. —Se puso de pie y llevó nuestros platos al fregadero—. Te dejaré
averiguar esto por tu cuenta, maldita loca insensible.
Desconcertada, la miré fijamente mientras limpiaba los platos. Finalmente me
levanté y dejé la cocina, pero no sin antes murmurar un poco malhumorada.
—Tú eres la loca insensible.
Su única respuesta fue seguir riéndose, lo cual sabía que me fastidiaría
completamente.
***
Al día siguiente algo diferente sucedió. Algo inusual.
Como todos los días entré al estudio justo antes de las nueve en punto sabiendo
que Cole, Rae o Simon ya estaban ahí instalados para empezar el día. A veces,
prácticamente casi siempre, si era el día de trabajo de Simon salía a saludarme y
buscaba el cappuccino que le traía. Si era el día de Rae salía para burlarse de mí
por algo y se llevaba el café negro que le había traído.
Cole nunca salía a saludarme en la mañana. No desde que habíamos
declarado la guerra.
Así que estuve más que un poco sorprendida al verlo caminando hacia mí
mientras me quitaba mi chaqueta.
—Hoy hagamos una tregua —resonó su profunda voz en la habitación.
Haciendo caso omiso de las familiares mariposas que se instalaban en mi vientre
cada vez que Cole entraba a la habitación, crucé los brazos sobre mi pecho en
desafío. Podría haber parecido intimidante e impresionante si no fuera por el hecho
de tener que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarlo.
—No veo el punto.
El músculo en la mandíbula de Cole se tensó. Ignoré la señal de advertencia de
que estaba molestándolo.
—¿Y bien? —Me encogí de hombros, moviendo mi cabello sobre mi hombro.
Sus ojos siguieron el movimiento antes de poder evitarlo.
—¿Cole?
Transfiriendo su atención de mi cabello a mi rostro, Cole suspiró.
—¿Puedes fingir ser una adulta por dos segundos? Uno: no me gusta actuar de
esta forma. Rara vez me comporté como un mocoso adolecente cuando era un
adolecente, y me irrita jodidamente que alguien de Glasgow de medio metro me
haya reducido a uno.
Irritada ante la sugerencia de que yo era la razón por la que él no podía
mantener un nivel de profesionalismo (fue él quien comenzó a ladrarme cuando lo
rechacé), abrí la boca para discutir solo para que Cole me silenciara cortando el
aire en frente de mí con su mano.
—No. —Su tono y lenguaje corporal sugerían que podría ser más seguro para mí
escuchar. Cole esperó un segundo para ver si iba a hacer caso de su orden. Dolió
hacerlo, pero no pude evitar recordar la manera en la que me levantó de mi silla
como si fuera insustancial—. Dos —continuó una vez que se dio cuenta que no iba a
disuadirlo—. Stu se aparecerá hoy con un viejo amigo que quiere un nuevo tatuaje
de él. Si Stu siente incluso la más pequeña parte del mal ambiente que tú y yo
hemos creado este pasado mes, despedirá tu trasero tan rápido que tu ropa interior
se convertirá en cenizas.
Oh, mierda.
Eso nunca se me había ocurrido.
Fui de inmediato consumida por la ansiedad.
Lo que estaba sintiendo debe haberse mostrado en mi rostro, porque la
expresión de Cole en realidad se suavizó.
—Puedo fingir llevarme bien contigo si tú puedes.
La idea de perder mi trabajo me hizo asentir rápidamente en acuerdo. Mientras
nos mirábamos fijamente el uno al otro quise preguntar a Cole por qué pensaría en
protegerme, proteger mi puesto aquí. Había pensado que estaría contento de ver
que me despidieran.
Demasiado asustada para preguntarle en caso de que hiciera que cambiara de
idea, mantuve mis labios sellados y Cole me dio un asentimiento decidido antes de
dirigirse a la parte posterior.
Me quedé mirando detrás de él por un rato, más allá de desconcertada de que
él hubiera sido lo suficientemente considerado para hacer esto por mí. Por alguna
razón una oleada de inquietud comenzó a chapotear en torno a mi vientre durante
un rato.
***
No más de cuarenta minutos más tarde la puerta principal del estudio se abrió y
el mamut que era Stu Motherwell entró. Aunque estaba ansiosa, también estaba
contenta de verlo. Tenía una alegría natural que realmente me hacía recordar a
una versión motorizada de Santa Claus.
Mientras entraba, estaba hablándole al hombre tras él. El hombre tenía casi la
misma altura, misma contextura, mismo cabello, con la misma barba.
—¡Ahí está ella! —gritó Stu alegremente—. Steely, conoce a Shannon. Shannon,
Steely.
Steely y yo intercambiamos saludos mientras Cole se paseaba por el salón
principal. Llegó a Stu y era difícil no perderse el afecto en los ojos del viejo hombre.
Había sabido que Cole significaba algo para Stu durante nuestra entrevista. Habló
de Cole con tal respeto. Pero ahora podía ver que era más que eso. Mientras ponía
una mano en un hombro de Cole, dándole un apretón varonil y preguntándole
cómo estaba, vi que era el gesto de un padre preguntando a un hijo.
Dijo algo, pero no estaba prestando atención a qué; estaba tan concentrada
en ser testigo de la dinámica entre ellos. Pero luego Cole se rio de lo que sea que
Stu hubiera dicho y fue una risa profunda, retumbante y llena que iluminó sus ojos y
me hipnotizó por completo. Nunca antes había visto a Cole reír así.
Se me ocurrió entonces que en verdad no conocía a Cole Walker en absoluto.
Había hecho suposiciones (las cuales todavía creía que eran verdad), pero no
sabía nada del pasado de Cole, su presente, o lo que lo hacía enojar.
—¿Shannon?
Parpadeé de mis cavilaciones. Stu sonrió de un lado a otro entre Cole y yo de
una manera que encontré perturbadora.
—¿Cómo se están llevando? —Miró a Cole—. ¿Cómo le está yendo a la
pequeña hada?
Cole inmediatamente me lanzó una sonrisa amable que me causó un extraño
sentimiento revoloteante en mi pecho.
—Lo está haciendo genial. Está revolucionando tu archivador, Stu.
Haciendo mi mejor esfuerzo para esconder mi sorpresa, le sonreí
agradecidamente a Cole.
Pareció casi deslumbrado por la sonrisa, parpadeando rápidamente hacia mí.
—Eso está muy bien —dijo Stu, aparentemente sin notar la extraña interacción
entre sus dos empleados—. Entonces, ¿qué sala me toca hoy?
—La mía —dijo Cole—. Es el día libre de Rae, así que tomaré su sala. —Asintió
más allá de Stu a Steely—. ¿Cómo están las cosas?
—Sí, no están mal. —Sin embargo, frunció el ceño—. Después de quince años
juntos, la esposa por fin notó que tengo el nombre de una mujer trazado en mi
hombro. —Me miró con incredulidad—. Quince años. Hablando de una falta de
interés, ¿eh?
—Para ser justos, es una pequeña escritura y el nombre es “Cherry” —dijo Stu.
—Sí, ese fue su argumento. Le pregunté qué demonios pensaba que significaba
“Cherry” si no era una mujer. Dijo que pensó que era el maldito título de una
canción. —Steely suspiró—. De todos modos, está molesta por ello, así que prometí
hacerme uno por ella para probar alguna tontería o lo que sea. No lo sé. Solo
vamos a hacerlo. —Cole se rio entre dientes y Steely lo inmovilizó contra la pared
con una furiosa mirada seria—. Nunca tatúes el nombre de una mujer en tu piel.
Nunca.
Stu le sonrió a Cole.
—Él va a ignorar eso, Steely. Lo conozco demasiado bien. —Cole apenas sonrió
con una sonrisa misteriosa y medio encogimiento de hombros—. Y será la hermosa…
—Stu frunció el ceño—. Mierda, ¿cuál es su nombre? Jessica, ¿verdad?
Inmediatamente quise enterrar la cabeza en los archivos. Realmente no quería
saber nada de la hermosa Jessica, pero Cole me detuvo de alejarme al lanzarme
rápidamente una mirada enigmática antes de responder.
—Nah. —Volvió a mirar hacia Stu—. Terminamos.
Dejé de respirar.
—Ah, ¿y qué sucedió esta vez?
—Eres un cabrón entrometido —bromeó Steely con su amigo.
Stu lo ignoró.
—¿Y bien?
—Comenzó a redecorar mi apartamento en su cabeza después de solo dos
semanas saliendo.
Stu se estremeció.
—Apegada.
—Oh Dios, sí.
La expresión de dolor de Cole se quedó pintada a través del ojo de mi mente
mientras inclinaba la cabeza y empezaba a sacar los archivos en los que había
estado trabajando últimamente. Todavía no había llegado ni de lejos a terminar su
digitalización. Mientras comenzaba a trabajar, todos los sentimientos cálidos y difusos
que había tenido miedo de admitir estarse desarrollando desde que Cole llamó a
una tregua por el día se disiparon ante la nueva evidencia de que Cole real y
verdaderamente era el tipo de chico malo que necesitaba evitar.
Sentí pena por Jessica.
Probablemente solo le sugirió a Cole comprar algunos cojines para el sofá o algo
así, y él lo había malinterpretado como una amenaza a su soltería.
Idiota.
Levanté la cabeza para despedirme por el momento de Stu y Steely mientras
desaparecían en el fondo para ponerse a trabajar en el nuevo tatuaje de Steely, y
luego volví a mirar los archivos.
Pero podía sentir la mirada de Cole en mí.
Estabilizando mis nervios, lo miré y de alguna manera me las arreglé para
despegar las palabras bloqueadas en mi garganta.
—Gracias.
Los labios de Cole se crisparon en diversión.
—¿Ves? Eso no fue tan difícil, ¿verdad?
—Todavía no me gustas.
El humor dejó sus ojos.
—El sentimiento es mutuo. —Sacudió la cabeza, ahora con una expresión
indescifrable—. Realmente eres la mayor decepción del mundo, Shannon MacLeod.
Sin otra palabra siguió a nuestro jefe a la parte de atrás, dejándome
tambaleando.
Sus palabras habían sonado casi… tristes.
***
Para ese momento realmente había pensado que lo peor había pasado por el
día. Cole y yo habíamos puesto un frente unido y Stu parecía lo suficientemente
feliz. Sin embargo, estaba equivocada.
Supe que me equivocaba cuando Stu acompañó a la puerta a Steely después
de haber terminado el tatuaje y luego se volvió hacia mí una vez que la puerta se
cerró tras él. Me escudriñó de una manera que me hizo retorcer a medida que
escaneaba las fotografías del tatuaje de un chico que Stu había hecho hace
quince años. Era el de una chica desnuda y musculosa montando una motocicleta
hacia las puertas del infierno. Era perturbante, pero el material gráfico era
impresionante.
—Me alegra saber que te estás acostumbrando tan bien aquí, Shannon.
¿Era esa una pregunta? Sonaba como una pregunta.
Me tensé.
—Sí, va muy bien. —De pronto Cole apareció y caminó hacia mí.
Extrañamente, nunca había estado más feliz de verlo.
Stu nos miró y luego asintió.
—Genial. Me alegra oírlo. Así que, ¿entonces te veré en la fiesta de cumpleaños
de Cole?
¿Fiesta de cumpleaños?
¿Qué?
Pánico. Sí, definitivamente era pánico haciendo que mi corazón hiciera ese
horrible revoloteo en mi pecho.
—Uh…
Cole se acercó a mí y deslizó un brazo a lo largo de mis hombros, tirándome
hacia su costado. Hice mi mejor esfuerzo para no ponerme tensa, de hecho
permitiendo relajarme contra él. Me sonrojé, sintiendo su delgado y duro cuerpo
presionado contra el mío suave.
Mi cabeza apenas alcanzaba su hombro.
Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, cantaba en mi cabeza para recordármelo
mientras rápidamente me acaloraba y me excitaba.
—Por supuesto que estará allí. —Cole me dio un apretón y mi pecho izquierdo se
estrelló contra su pecho.
Oh, chico.
Intenté sonreír, pero estaba bastante segura que salió tembloroso, porque Stu
tenía esta mirada sospechosa en su rostro. Sin embargo, la sospecha se fundió en un
destello de deleite que rápidamente me hizo darme cuenta que había recibido una
impresión equivocada de lo que estaba pasando entre Cole y yo.
—Oh. —Asintió y golpeteó un dedo contra su nariz—. Ya entendí.
No, ¡no nos entendió! No nos entendió en lo absoluto.
—Qué se diviertan, niños. —Se rio y abrió la puerta de entrada—. ¡Los veo pronto!
Al minuto que Stu estuvo fuera de vista de la ventana frontal, me solté del
abrazo de Cole, mis manos volando a mi cadera.
—¿Fiesta de cumpleaños?
Viéndose acosado, Cole asintió.
—Mi amiga Hannah está de licencia por maternidad. Y está aburrida.
Extremadamente aburrida. No le voy a decir a mi aburrida y embarazada amiga
que no puede hacerme una fiesta de cumpleaños sin importar lo mucho que no
necesito esa mierda en este momento.
Había mucho en esa oración con lo que no quería tratar.
—No creo que debería ir.
—Eso depende totalmente de ti, pero Stu estará ahí y se preguntará por qué no
estás ahí, ya que los dos nos llevamos tan bien. Todos los que conozco estarán ahí.
Gruñí en frustración.
Cole levantó una ceja ante mi reacción.
—No te preocupes, cariño. No es probable que vayamos a cruzar caminos en
esta cosa. Apenas sabré que estás ahí.
¡Y una vez más el irritante se alejó con la última palabra!
7
Traducido por Salilakab
Corregido por Mariandrys
Una vez cuando tenía diez años ayudé a mi abuelo a tirar algunas cosas viejas
porque la abuela estaba haciendo su limpieza de primavera y de alguna manera
las pertenencias del abuelo siempre eran las que se botaban.
Mi abuelo tenía libros por todos lados. Recordé recoger libros que estaban
apilados al azar en la esquina de la sala de estar y preguntarle si iban a tirarlos. Su
respuesta fue una inmediata e inflexible negativa. Hice una mueca y le pregunté por
qué, ya que nadie probablemente había oído hablar de los libros con esas
portadas tan aburridas. El abuelo me chasqueó la lengua y me dijo que en el interior
de los libros estaban las mejores historias que jamás habías leído, y que no debería
juzgarlos únicamente por su mala publicidad.
No lo entendí muy bien en ese momento, pero supongo que literalmente estaba
diciéndome que no juzgara a un libro por su portada.
Un antiguo cliché.
Sería un cliché pero también una lección que jamás debía olvidar. Después de
las revelaciones de Hannah sobre el verdadero carácter de Cole, dejé su fiesta
rápidamente. Apenas dormí esa noche, consumida por la culpa al haber juzgado a
Cole en lo que parecía una mala publicidad desde mi perspectiva. Con la culpa
había arrepentimiento y algo más grande. Algo como pánico.
***
Al día siguiente en el trabajo no sé cómo se suponía que tenía que actuar
alrededor de Cole. Para él parecía que era regresar al negocio, porque no salió a
saludarme cuando abrí la puerta principal del estudio.
Simon sí lo hizo, viéndose un poco mal vestido mientras recogía su café.
—Gracias, maldición —farfulló—. Empecé con el whisky después de cinco
cervezas anoche. —Le dio un sorbo a su café y me frunció el ceño—. ¿A dónde
huiste?
Me encogí de hombros, ya incómoda.
—A casa. Dolor de cabeza.
Me lanzó una mirada incrédula.
Con un gran suspiro, le conté la verdad.
—Puede que no haya hecho muy buenas suposiciones sobre Cole.
—¿Tiene esto algo que ver con la guerra fría entre ustedes dos?
Asentí.
—Y ahora no sé cómo arreglarlo.
—¿Por qué no empezar siendo simplemente amable con él?
—¿Amable?
—Amable.
Sin estar segura de cómo hacer ese cambio después de haber sido tan perra,
miré mi café para evitar la mirada de Simon. Me sentía avergonzada por mi
comportamiento en las últimas semanas. ¿Cómo demonios iba a intentar arreglarlo?
Contemplé mi café.
—¿Qué bebe Cole?
Simon se rio.
—Café cortado1. Una cucharada de azúcar.
—La cafetería está justo en la esquina —medité.
—Así es. —Simon sonrió—. Seré el recepcionista por ti.
Le devolví la sonrisa con una de las mías propias llena de agradecimiento antes
de ponerme la chaqueta y apresurarme a la cafetería. No habían pasado ni cinco
minutos cuando ya estaba de regreso en el estudio. Tan pronto como entré con el
cortado de Cole, Simon me guiñó un ojo y dejó la recepción para irse a su sala de
trabajo.
Miré el café de Cole y sentí las mariposas en mi estómago volverse locas.
Fortaleciéndome contra mis nervios, eché los hombros hacia atrás y me dirigí a la
parte de atrás.
Deteniéndome en la entrada de la sala de Cole, casi pierdo mi valor. Estaba
sentado con un tobillo descansando sobre la rodilla contraria, con su cuaderno de
dibujos en su regazo, y su cabeza inclinada, mientras se concentraba en lo que
estaba dibujando.
Era realmente atractivo. Lo sabía. Lo he sabido desde el momento en que lo
había conocido, pero ese sentimiento había regresado… ese sentimiento que había
tenido cuando tenía quince años y miraba sus ojos verdes en absoluto deleite. Ese
sentimiento que tienes cuando te das cuenta de algo especial en otra persona que
va de ser atractivo a dejarte sin aliento.
He aprendido mucho de Cole en estos últimos días.
Y él era definitivamente un ser que te dejaba jodidamente sin aliento.
Cole levantó la cabeza en sorpresa al verme por el rabillo de su ojo.
En respuesta a su mirada silenciosa, di dos pasos hacia delante y levanté la taza
frente a él.
Levantó una ceja. El gesto siendo demasiado sexy para describir.
Mi mano temblaba.
Cole vio como la taza de café comenzó a sacudirse con el pequeño temblor, y
alzó su mano para tomarla.
Una vez que la tuvo en su mano salí de la habitación y prácticamente volé por
el pasillo.
Deteniéndome en mi escritorio, tomando una bocanada de aire, me reñí a mí
misma por ser posiblemente la persona menos genial que alguna vez haya
trabajado en un estudio de tatuajes.
***
Ni diez minutos más tarde tuve que encontrar el valor para ver a Cole
nuevamente porque tenía un cliente. Le informé de esto con más amabilidad de lo
normal, y pude sentir su curiosa mirada en mi espalda mientras me seguía hacia el
área de recepción.
Enterré la cabeza en el trabajo, dando un gran suspiro de alivio cuando él
regresó a su sala de trabajo.
Una hora más tarde, con mi mente aún en el giro reciente de los
acontecimientos, me sorprendió muchísimo cuando sonó la campana de la puerta,
anunciando un cliente, solo para mirar hacia arriba y encontrarme con la cara de la
reciente ex de Cole, Jessica.
Caminó hacia el escritorio con su exuberancia habitual.
—Hola, Shannon. ¿Cole está libre?
Confundida, negué con la cabeza.
—Tiene un cliente.
—Entonces esperaré.
—Um… está bien.
Sonrió y plantó su trasero en uno de los asientos de cuero y dio la impresión de
alguien que se estaba instalando.
Cole había roto con ella… ¿cierto?
Durante los próximos cuarenta minutos intenté mantener la cabeza en el trabajo,
pero de vez en cuando mis ojos se alzaban para mirar si la joven rubia aún estaba
allí.
Y estaba.
Mientras la estudiaba decidí que sin duda no era adecuada para Cole.
Demasiado joven, demasiado chispeante, fastidiosa y muy, muy rubia.
No es que yo fuera tendenciosa ni nada así.
Oyendo la voz de Cole acercarse, esperé con curiosidad para ver cómo se
desarrollaba ésta escena. Apareciendo en el estudio principal, Cole estuvo
demasiado ocupado hablando de los cuidados del tatuaje con su cliente como
para darse cuenta de que Jessica estaba allí esperando. Lo trajo hasta mí y
mientras sonreía, sutilmente le hice un gesto hacia donde estaba Jessica.
Cole dio un vistazo y justo cuando estaba a punto de mirarme de nuevo, volvió
la cabeza hacia ella. Sus cejas inmediatamente se fruncieron.
Devolviéndole al cliente de Cole su tarjeta, lo despedí, igual que Cole, y esperé
a que el caballero se fuera.
—Ha estado esperándote por los últimos cuarenta minutos —le susurré.
Cole parecía frustrado. Exhalando, se encaminó hacia ella, pero no estaba ni a
mitad de camino cuando ella saltó del sofá y se apresuró hacia él. Puso sus brazos
alrededor de él como una niña pequeña y Cole se echó hacia atrás,
inmediatamente agarrando sus codos mientras la separaba gentilmente.
—Jessica, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó.
—Tenemos que hablar —dijo, haciéndole ojitos.
Era buena. Había que concedérselo. Pero aparentemente no demasiado
buena.
—Jessica, nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos.
—Pero te extraño. —Fue instantáneamente al modo rogar, cosa que me puso de
los nervios—. Lo puedo hacer mejor, lo prometo.
Requerí de toda mi fuerza de voluntad para no gritarle:
—¡Ten algo de respeto por ti misma!
Estaba empezando a pensar que quizás, tal vez, más que probablemente,
Jessica era en realidad todo lo que Cole le había acusado de ser.
—Jessica, no tienes que hacer nada. —Cole siguió siendo amable, y pensé que
era decente por su parte teniendo en cuenta que la mayoría de los hombres ya
habrían sacado su trasero por la puerta—. Cariño, no somos adecuados para el
otro.
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas.
—Lo somos. Yo te amo.
Mi boca cayó abierta.
Sip. Toda una apegada.
Una señal roja de advertencia empezó a parpadear en el ojo de mi mente.
Cole parecía tan estupefacto como yo.
—Jessica…
La urgencia por rescatarlo me sobrecogió.
—Cole —llamé—. Simon te necesita allá atrás.
Su mirada sorprendida voló a la mía, con alivio.
—Claro, por supuesto. —Se giró hacia Jessica—. Mira, este es realmente un mal
momento. Lamento si tuviste la impresión equivocada, pero nosotros no… no va a
pasar.
Cuando ella siguió mirándolo incrédula, me encontré saliendo de detrás del
escritorio y apresurándome hacia la entrada principal. Las campanas sonaron
cuando abrí la puerta, atrayendo la atención de Jessica.
Me dio un vistazo, y su mandíbula se tensó con mi silencioso punto de que se
largara. Con un sollozo exagerado se apresuró a salir del estudio, poniéndose el
bolso contra su pecho como si acabáramos de matar a su cachorrito y nos
negáramos a disculparnos.
Cerré la puerta tras ella y murmuré un, Guau, a Cole antes de regresar detrás de
mi escritorio.
Cole se acercó a mí recelosamente, con una expresión llena de sospecha. Le
devolví la mirada con una de las mías propias llena de inocencia.
—Gracias —dijo con mucha cautela.
—De nada —dije, mi tono amable.
Parpadeó rápidamente y estaba claro que sus sospechas solo habían
aumentado.
Cole se quedó mirándome unos segundos más, pero yo me las arreglé para
mantener una amabilidad perfecta.
Alejándose lentamente, Cole mantuvo mi mirada, silenciosamente
cuestionándome con cada paso que daba. Se dio la vuelta, pero justo antes de
entrar en el pasillo me miró de nuevo, confundido.
No le demostré nada y desapareció en el pasillo. Di una gran, gran sonrisa, una
sonrisa que rápidamente escondí cuando Cole asomó la cabeza nuevamente en la
puerta. La divertida imagen de su cabeza apareciendo rápidamente hizo que fuera
más gracioso por la desconfianza en sus ojos entrecerrados. Siguiendo con una
inocente amabilidad, mantuve una corta contienda de miradas con la cabeza de
Cole antes de darse por vencido.
Su cabeza desapareció y empecé a temblar con una risa silenciosa.
***
—Me estás asustando un poco —dijo Cole la mañana siguiente mientras
aceptaba el café que le había ofrecido.
Aunque disfrutaba el hecho de hacerle sentir despistado, le di el discurso que
había preparado para el momento en que me preguntara por mi comportamiento
inusual.
—He decidido que tienes razón. Estoy cansada de actuar como una mocosa
malcriada. Siento lo que dije. No te conozco. Estuvo fuera de lugar y fue poco
profesional de mi parte.
Cole ni siquiera intentó ocultar su sorpresa, y me gustó eso de él. Estaba
empezando a darme cuenta de que Cole era bastante transparente. No jugaba
juegos como la mayoría de las personas. Hacía que todo el mundo viera su estado
de ánimo, y la mayoría de las veces sus pensamientos también estaban dispuestos
a ser vistos.
—Guau. No lo vi venir.
Hice una mueca, sintiéndome un poco insegura de repente. Había estado
aceptando la evaluación de Hannah sobre el carácter de Cole, utilizándolo para
asegurarme de que seguiríamos adelante como si nada hubiera pasado.
—¿Eso significa que aceptas mi disculpa?
Se quedó mirándome un segundo y creo que lo hizo para hacerme sufrir.
Funcionó. Sin embargo, terminó asintiendo.
—Por supuesto. Gracias por el café.
Su respuesta fue madura, era lo que pensé que quería, pero salí de su sala
decepcionada. Había aceptado mi disculpa con la calidez de una toalla de baño
mojada.
Susurrando bajo mi aliento, me regañé. Solo podía culparme a mí si Cole no se
sentía amigable con la mujer que sin duda lo había avasallado sin ninguna prueba
alguna.
—¿Siendo amable con el jefe?
Dejé escapar un chillido de sorpresa y me giré para encontrar a Rae a escasos
pasos de mí.
—¡Jesús!
Rae se rio y me empujó gentilmente hacia el pasillo y hacia el salón principal,
lejos de los oídos de Cole.
—¿Entiendo que estabas escuchando? —La miré mientras me dirigía a mi mesa.
—Por supuesto.
—Eres un molesto grano en el trasero.
—Sí, sí, soy una compañera de piso horrible. Ahora habla, maldición.
Bajé la voz.
—Hannah me informó que tenía una impresión equivocada sobre Cole. Me dijo
que no era un mujeriego ni ningún chico malo después de todo.
—Te tomó mucho tiempo.
—Tú podrías habérmelo dicho.
—¿Y dónde está la diversión en eso, dímelo?
No estaba divertida con esto.
—¿Sabes? Hay momentos en los que eres una perra y luego hay otros momentos
en los que eres una perra.
Rae suspiró exasperada.
—Mira, necesitas aprender a no traer tu pasado a tu presente. Es una lección
que tuve que aprender por mi cuenta, y tener a alguien que sea tu niñera no va a
enseñarte lo que de verdad necesitas descubrir por ti misma. Si jodes esto, lo que
sea que tienes con Cole, aprenderás a no hacerlo nunca más. Pero espero que
haya una lección mucho mejor.
—¿Y cuál es?
—Alguien intentó quitarte algo. No los dejaste. ¿Por qué empezar ahora? Sobre
todo en lo que se refiere a las cosas que quieres, y las cosas que necesitas. —Dio un
golpe con su mano en el escritorio, tan repentino, que me asustó—. Ya basta de
esta mierda Miyagi. A lo que me refiero es, pelea por lo que quieres, y mientras lo
estás haciendo me gustaría un sándwich de huevo con mayonesa pero sin esa
jodida mierda de berro esta vez.
Intenté seguirle el ritmo con el cambio de tema.
—Faltan tres horas hasta tu descanso para almorzar.
—Estoy hambrienta ahora y tengo un cliente en 15 minutos.
—Hago el pedido del almuerzo para todos al mismo tiempo. No soy la de los
encargos. Soy una recepcionista.
Me miró con atención.
—A veces tu pequeña estatura es engañosa. —Y con ese extraño comentario,
Rae se dirigió afuera. Asumí que en busca de un sándwich.
1Cortado: Se trata de un café expreso con una pequeña cantidad de leche caliente para reducir la amargura. Es
popular en Portugal, España y América Latina.
9
Traducción SOS por LizC y Jenn Cassie Grey
Corregido por La BoHeMiK
Por pura fuerza de voluntad sobreviví el resto del día libre y el siguiente fingiendo
que todo estaba bien y como debía ser. La verdad era que no estaba segura de
que todo estuviera bien.
No quería una relación con Cole. Por mucho que hubiera llegado a gustarme,
todavía no confiaba en él. Además, me preocupaba en lo que mi familia pensaría,
si es que alguna vez se enteraban. Al mismo tiempo era realmente horrible tener
que aguantar la manera en que pensaba de mí. Así no era yo.
Y ahora…
Ahora él actuaba como si no hubiera atracción entre nosotros.
Prueba A: Él tomó un sorbo de mi café con leche sin ni siquiera preguntar y lo
hizo sin pestañear. Se alejó como si no fuera gran cosa, dejándome mirando el lugar
donde sus labios tocaron mi taza de café. ¡Hace semanas si nuestros labios tocaran
la misma taza habría causado un montón de miradas fijamente significativas y ojos
coquetos!
Prueba B: Yo estaba trabajando inocentemente en mi escritorio cuando sentí a
Cole presionarse detrás de mí y quitar el ratón de mi mano. Con la mejilla casi
tocando la mía, se inclinó a mi espacio personal para mirar la agenda
computarizada. Contuve la respiración todo el tiempo, todo mi cuerpo zumbando
consciente de él.
¡Yo no le afectaba en absoluto!
Por suerte para la primera mitad del jueves recibí un descanso de Cole. Fui a Old
Town por la mañana con mi cuaderno de dibujo y me instalé en la trastienda del
Café Elephant House. Con la gran vista del castillo fuera de la ventana, la música
sonando a través de mis auriculares, mi cuaderno de dibujo y un lápiz en la mano,
ahogué el mundo por un rato.
Hasta que mi teléfono vibró en el bolsillo.
Nos vemos fuera de la Galería de Arte Moderno, a las 10:30. Cole.
A partir de ese momento era un nervioso desastre.
Y no era ni siquiera una cita.
***
Vestirme para la no cita con Cole resultó ser mucho más difícil de lo que pensé
que sería. Durante las últimas semanas me las arreglé para comprar un poco de
ropa en descuento, por lo que mi armario no era tan patético como solía ser, pero
aun así… ¿cómo se vestía una chica cuando quería lucir lo mejor posible sin que
pareciera que trataba de lucir lo mejor posible?
Finalmente me decidí por unos ajustados jeans de color azul oscuro, metidos en
botas de gamuza hasta el tobillo de color marrón, que tenía un pequeño tacón solo
para darme un poco de altura. Llevaba un suéter de color amarillo de gran
tamaño debido a que una vez me habían dicho que el amarillo era uno de mis
mejores colores. Tenía la esperanza de que no fuera una mentira de un amigo bien
intencionado.
La galería estaba en Stockbridge, así que me subí en un autobús. Cuando me
acercaba a la galería de inmediato mi mirada se concentró en Cole. Se
encontraba cerca de la entrada, riendo en su teléfono. Viendo como él hablaba
con una persona misteriosa, sentí un aleteo salvaje en mi pecho y un nudo se formó
en la parte posterior de mi garganta. Él llevaba un suéter tejido de color azul oscuro
con cuello de chal, jeans oscuros y botas negras desgastadas.
Era muy alto, lo que ya sabía, pero mientras lo miraba me di cuenta de que era
en serio muy alto y muy ancho de hombros. Sobresalía un poco con su imponente
figura.
Iba a verme pequeña y tonta al lado suyo. No iba encajar a su lado. Tropecé
ante ese pensamiento, sintiendo arder mi sangre.
Esa no era la voz en mi cabeza. Era de otra persona y él no ganaría de esa
manera.
Así que, echando los hombros hacia atrás, me dirigí hacia Cole con más
confianza de la que sentía, una confianza que aumentó cuando sus ojos se
iluminaron al verme.
Él sonrió.
—Tengo a Hannah en el teléfono. Quiere saber si te apetece venir a cenar esta
noche.
Un poco aturdida por la amable pero repentina oferta, le di un brusco
asentimiento. Cuando Cole le compartió mi aceptación a su mejor amiga, mi mente
dio vueltas. ¿Cenar con su mejor amiga y su familia? ¿No era algo a lo que llevabas
a tu novia en lugar de tu amiga?
Todo este “asunto” era desconcertante.
Cole colgó el teléfono.
—Después de ti. —Extendió un brazo, haciéndome liderar el camino hacia el
interior. La entrada era gratis, así que no hubo nada de esa torpe pelea en la no
cita sobre quién de nosotros pagaría.
A pesar de mi nerviosismo, me di cuenta cuando entramos juntos en la
exposición, que no había una incómoda torpeza. Había consciencia (por mi parte
de todos modos), pero eso era totalmente diferente.
Nos detuvimos frente a la primera pieza de arte. Después de unos segundos de
mirarlo, Cole miró hacia mí.
—¿Te gusta?
—No —dije con sinceridad.
—¿Por qué?
Sorprendida de que pareciera genuinamente interesado en mi opinión, volví mi
atención a la fotografía. Fue tomada en algún lugar en Loch Fyne (como se
detallaba en el título) y el artista había utilizado materiales reciclables para construir
un paisaje urbano sobre el lago.
—No dice nada que no se haya dicho antes. Muchas veces. Y de una manera
mucho más creativa y significativa. Es…
—De principiante —terminó Cole—. Estoy de acuerdo. —Él sacudió la cabeza
con consternación—. Admito que la construcción del paisaje urbano está bien
hecha, pero el arte en este paisaje… —Hizo un gesto en torno a la galería—, siempre
debería decir algo nuevo o por lo menos decir algo viejo de una manera original.
Cambiamos y quedé atrapada rápidamente en nuestra pasión compartida.
Muchas de las veces estuvimos de acuerdo, pero incluso cuando no lo hacíamos
Cole escuchó por qué pensaba de manera diferente y lo aceptó como si fuera mi
derecho. Los pensamientos de las intimidantes opiniones de Ollie penetraron en mi
mente, pero con fuerza las empujé fuera de mi cabeza.
Una hora más tarde caminábamos hacia el fresco día y Cole me sonrió
pensativamente.
—No me di cuenta que te gustara el arte. ¿Dibujas, pintas o esculpes?
Todavía no estaba lista para compartir esa parte de mí con nadie, evité con
éxito la cuestión señalando una cafetería al otro lado de la calle.
—Siempre he querido comer allí. ¿Un almuerzo de lujo?
Cole aparentemente no pensó nada de mi cambio de tema y pronto nos
sentábamos en la cafetería, con café y bollos que nos trajeron.
—¿Siempre te ha gustado el arte? —le pregunté.
Cole masticó y tragó su bocado de bollo, sacudiendo los dedos cubiertos de
miga.
—Sí. De niño solía ser en su mayoría de cómics y dibujos animados, pero a
medida que fui creciendo me adentré más y más en mis clases de arte. Estuve
bastante influenciado por mi cuñado, Cameron. Es un diseñador gráfico y pasaba
mucho tiempo conmigo animando mi arte.
—¿Qué hay de tu hermana? ¿Tus padres?
Cole sonrió, pero había una tristeza en su mirada.
—Jo, sin duda, ella me ha apoyado desde el momento en que vine gritando al
mundo. En cuanto a mis padres, no recuerdo a mi papá y él ha estado fuera de mi
vida desde que era un bebé. No era cercano a mi madre. —Él miró a su bollo—.
Murió cuando tenía diecinueve años.
Sintiéndome terrible por sacar el tema, le susurré:
—Lo siento.
El músculo en su mandíbula se tensó.
—No lo hagas.
Ante su respuesta críptica y tranquila, llena de emociones, decidí que sería mejor
cambiar de tema.
—¿Tus tatuajes significan algo?
Todo el cuerpo de Cole se relajó y cuando me miró fue con una sonrisa de
agradecimiento. Sus dedos rozaron el tatuaje en su cuello.
—J y C. Jo y yo. Jo y Cam. Los tres. Cam tiene el mismo tatuaje.
—Deben ser muy cercanos.
—Jo es la mejor hermana que cualquiera podría pedir. Estoy muy orgulloso de
ella. Y Cam… le debo mucho.
Estaba contenta de que tuviera eso en su vida. Sonriendo, hice un gesto a su
muñeca.
—¿Y el tatuaje de allí? He estado tratando de leer la escritura desde hace
semanas.
Él se echó a reír y giró su mano, tirando de su manga para que yo pudiera ver el
tatuaje en la parte inferior de su muñeca. La levantó y me incliné sobre la mesa
para leerlo, deteniéndome para no tocarlo. Mientras admiraba las palabras, me
sentí un poco mareada con la familiaridad y la pertenencia que se precipitó sobre
mí.
—Abraza tus miedos como soldado y mátalos.
—Letras de TATE —murmuré, en referencia a la banda The Airborne Toxic Event.
Las letras eran de la canción “All I Ever Wanted” de su segundo álbum, All at Once.
Ese álbum fue el himno de mi adultez, y aquellas eran mis canciones favoritas de
todos los tiempos.
Y Cole Walker las tenía tatuadas en su cuerpo. No sabía si estaba excitada o
enamorada. O las dos cosas.
—Mis letras favoritas de TATE —añadí.
Cole me dio una caliente lenta sonrisa, que me encendió aún más.
—Las mías también.
Por primera vez en semanas compartimos una de esas largas miradas
significativas.
La rompí antes de que ya no pudiera respirar bajo la intensidad de mi atracción.
—¿Y el brazo derecho?
En respuesta, Cole levantó su suéter y por suerte (o no tan afortunadamente
dependiendo de cómo se veía), llevaba una camiseta debajo de ella. Él jaló la
camiseta hacia arriba en su hombro para que yo pudiera ver a la mujer y el tatuaje
del lobo con mayor claridad en su musculoso brazo. El cabello de ella ondeaba
contra una luna llena que no había visto antes, ya que por lo general estaba
cubierto por la manga de sus camisas.
—¿Qué significa?
Esa sonrisa infantil apareció nuevamente, pero esta vez iba acompañada de
algo parecido a timidez.
—Es una especie de homenaje a las mujeres en mi vida, y sobre todo es un
recordatorio de que hay mujeres como ellas por ahí. —Él negó con la cabeza, la
chispa en sus ojos oscureciéndose—. Pastelito, vamos a decir que no tuve una
buena madre. —Dio unos golpecitos con los dedos sobre la manga del tatuaje—.
Quería este recordatorio de que no todas las mujeres son como ella. Hay mujeres
que conocen la importancia de la familia, y harán cualquier cosa para protegerla.
Quería el simbolismo de eso aquí, pero también me gustan las cosas paranormales
y viéndolo como arte esta idea en particular funcionó mejor con ese elemento en
cuestión. —Él ahora se rio entre dientes—. Stu lo hizo y pensó que la mujer aullando a
la luna sería más sexual, y cito: “Va a diluir toda la mierda sentimental de modo que
no te verás como un marica de mierda”.
Me eché a reír.
—Los hombres y su mierda de machos.
Cole se unió a mi risa y asintió.
—Él tenía buenas intenciones.
—Hizo un buen trabajo. Pero, bueno, es Stu Motherwell. ¿Hizo el águila y el reloj
de bolsillo? —Señalé su tatuaje en el brazo derecho.
—Sí. —Cole levantó la tela de su camiseta, tratando de mostrarme que el
tatuaje en realidad comenzaba en el hombro derecho antes de curvarse alrededor
de sus bíceps superiores y hacia abajo.
—¿Y eso significa?
Suspiró.
—Este es un poco mórbido. Bueno, solía serlo.
Miré el reloj de bolsillo.
—Entiendo el significado general del tatuaje. El tiempo es oro. Es efímero,
¿verdad? Vive mientras puedas.
Él asintió.
—Pero, ¿la hora que marca el reloj de bolsillo tiene algún significado?
—Esa era la parte mórbida. —Él me miró, casi desafiándome a juzgarlo—. La
hora es cuando los paramédicos declararon el momento de la muerte de mi
madre.
La inquietud me recorrió a medida que empezaba a darme cuenta que la
madre de Cole realmente lo había lastimado.
—Ahora, gracias a Dios, significa vida, así como muerte. Es también la misma
hora en que mi sobrina, Belle, nació.
—Eso es realmente increíble.
—Sí. —Sonreímos mirándonos a los ojos, mientras tomábamos un sorbo de
nuestros cafés. Cole bajó la taza—. ¿Qué hay de ti? ¿Tienes tatuajes?
—No.
—¿Nunca has querido conseguir uno?
La pregunta me obligó a recordar cuando quise conseguir uno y bajé la mirada
a la mesa para evitar los ojos de Cole.
—Una vez. Pero mi ex novio me convenció de lo contrario. Tenía tatuajes, pero
no creía que fueran atractivos en las mujeres.
Él vaciló y yo esperé, mi corazón latiendo rápido por si preguntaba más. Para mi
eterna gratitud él ignoró mi repentino cambio de comportamiento.
—¿Qué te harías si lo decidieras?
Sonreí hacia él desde abajo de mis pestañas.
—Un pequeño dragón en mi espalda baja.
—¿Por qué un dragón?
—Siempre he tenido una fascinación por ellos. —Solía dibujarlos todo el tiempo y
coleccionar cosas de dragones cuando era adolescente—. Eran el epítome de lo
genial para mí. —No me di cuenta que mi tono se había vuelto plano y duro—.
Estaba tan fascinada que olvidé el hecho relevante de que podrían freírte el
trasero sin siquiera parpadear, si tuvieran la oportunidad.
Cole se quedó callado. Me estudió y sabía que entendía mucho más sobre mi
dragón de lo que decía. En lugar de hacer comentarios, dijo:
—Déjame hacerlo. Tu tatuaje.
—¿En serio? —La idea de Cole tatuándome, tocándome…
—Lo dibujaré, y si te gusta iremos al estudio el próximo jueves cuando los dos
estemos libres.
Me mordí el labio, sin saber si podía manejarlo.
—Consigues el descuento para empleados —insistió—. Cien por ciento de
descuento.
Ya que sería muy tonto rechazar un tatuaje gratis de uno de los mejores
tatuadores en Escocia, me encontré estando de acuerdo con ello.
El tatuaje no era una mala idea.
¿El tatuador por otro lado?
Él solo podría haber sido una muy mala idea.
***
Al descubrir que no había visitado la Galería Nacional en la calle Princes en
años, Cole me hizo subir a un autobús y volvimos a New Town, donde caminamos
por la galería, discutiendo nuestros pensamientos en bellas artes. Descubrí que el
conocimiento de Cole de la historia del arte era tremendo.
No tenía idea que el conocimiento pudiera ser tan sexy.
A partir de ahí nos dimos una vuelta por el centro de la ciudad… a través de los
jardines, a lo largo de la calle Princes, en North Bridge, a lo largo de Royal Mile, a
Old Town, en torno a la universidad, y de regreso. Apenas sentí la caminata,
estábamos tan perdidos en la conversación. Arte, música, cine, libros… hablamos de
todo.
Fue uno de los mejores días que jamás había experimentado. Cole tenía una
manera de hacerme sentir especial, como si yo fuera la única persona en el mundo
que él quería a su lado. Me hacía sentir inteligente, interesante e importante, y
nunca había sentido eso antes, excepto de la única persona en la que no podía
soportar pensar.
Para el momento en que llegamos a la casa de Hannah y de Marco en
Morningside, estaba bastante segura de que tenía un fuerte enamoramiento por mi
jefe.
Pronto me pasé del fuerte enamoramiento con Cole a un breve enamoramiento
por Marco cuando llegué a conocerlo mejor. Hannah lo presentó mientras cerraba
la puerta de su magnífica terraza victoriana, y cuando le di la mano, mirando a este
hombre gigantesco que de alguna manera se las arreglaba para ser más alto que
Cole, me encontré un poco deslumbrada por su buena apariencia.
—Encantado de conocerte —dijo en esa voz retumbante, sorprendiéndome con
un acento americano.
—Igualmente. —Me encontré mirando (con suerte no con la boca abierta) a sus
impresionantes ojos verdeazulado, asombrada de encontrar a alguien con los ojos
tan hermosos como los de Cole.
Bueno, tal vez no tan hermosos, pero estaban cerca.
Me distraje rápidamente del marido de Hannah cuando Dylan entró en la sala,
llevando a su hermana pequeña, Sophia. La palabra adorable ni siquiera lo cubría.
Las cosas empeoraron a partir de ahí.
Cole se dirigió a Dylan y tomó a Sophia en sus brazos, saludando de su parte
antes de otorgar su atención a Dylan, quien claramente idolatraba a su tío Cole.
La evidencia de que él era jodidamente impresionante con los niños seguía
creciendo. Mi enamoramiento profundizándose.
Cuando nos sentamos a cenar, Hannah empezó a preguntarme acerca de mi
familia, y mis torpes intentos para evitar la conversación provocaron cierta tensión.
Por último, sonreí a través de la incomodidad.
—Saben, pasé mucho tiempo creciendo en Edimburgo. Mis abuelos vivían en
una hermosa casa de estilo georgiano en la calle Escocia.
—Al lado de la casa de Ellie y Adam —añadió Cole.
Por supuesto.
—Es el lugar donde conocí a Cole por primera vez.
—¿Así que te acuerdas? —Él sonrió, y su mirada fue arrogante.
Le di una sonrisa de disculpa.
—Dije que tenías nombre de héroe.
Viendo la expresión absurdamente complacida de Cole, me encontré
volviéndome papilla en mi interior, apenas logrando mantener el anhelo fuera de
mis ojos cuando vi a Hannah observándome.
Se me ocurrió entonces que para ser amiga de Cole iba a tener que pasar la
prueba de la mejor amiga. Respuestas enigmáticas y los ojos de cachorro
enamorado probablemente no iban a funcionar a mi favor.
El resto de la cena fue más fácil porque solo les hice a Hannah y Marco un
montón de preguntas, descubriendo que se habían conocido desde que eran niños
y que perdieron contacto durante unos cuantos años solo para casi de inmediato
convertirse en pareja cuando finalmente se encontraron de nuevo. No entraron en
detalles, pero sonaba romántico, y viendo la ardiente mirada de adoración en los
ojos de Marco cada vez que la dirigía hacia su esposa me hizo pensar que
probablemente tenía razón.
Una vez que terminamos de comer, Cole se ofreció a ayudar a Hannah con los
platos y salieron de la sala. Había estado ocupada escuchando a Dylan hablarme
de su certificado de natación, por lo que había perdido la oportunidad de ofrecer
ayuda. A pesar de las protestas de Marco, pensé que sería imperdonablemente
grosero no ayudar a Hannah, y no quería perder puntos de la mejor amiga por no
hacerlo.
Recogí el resto de los platos y salí de la habitación, girando hacia lo que supuse
era la dirección de la cocina.
Sin embargo, al acercarme a ella me quedé paralizada ante el sonido de
Hannah diciendo—: No sé cuál es el problema. Es obvio que se gustan.
Con el corazón desbocado, esperé con tensa expectación por la respuesta de
Cole.
—Hannah, olvídalo. Shannon es solo una amiga.
Me dejé caer contra la pared, sintiendo un subidón inesperado de decepción.
Pensé que habíamos tenido un día maravilloso juntos, y aunque no estaba segura
de poder confiar en él, no podía negar la manera en que Cole me hacía sentir.
Al parecer, realmente todo era de un solo sentido.
—Ella es… —Cole vaciló—. Es una pena, pero ella no es la chica que estoy
buscando.
Humillada.
Absolutamente humillada.
—Lo que ella presumió saber de mí cuando empezó a trabajar en el estudio…
—Cole, ella se disculpó por eso.
—Mira, no es lo que ella pensó. Fue lo que dijo y lo que es capaz de decir
cuando su estado de ánimo se enciende. Crecí con esa mierda, Hannah. Nunca
voy a volver allí.
—Cole —susurró Hannah con simpatía.
—Está bien. —Su voz sonó ronca.
—Si te hace sentir mejor, no creo ni por un segundo que esa chica de ahí es
como tu madre.
Volví de puntillas a la sala, apoyándome contra la escalera. Estaba
conmocionada.
—No hay nada detrás de esa sonrisa encantadora más que promesas vacías.
No tienes nada real para ofrecerme a mí o a cualquier persona que se encuentre
víctima de tu coqueteo. Sin embargo, la diferencia entre ellas y yo, es que soy lo
suficientemente inteligente como para verte por lo que eres realmente… Nada.
¡Nada, nada, nada!
Sentí las lágrimas en mis ojos mientras me preguntaba cuántas veces su madre
le había dicho eso.
Avergonzada, tomé una gran respiración, parpadeé para contener las lágrimas,
y busqué la fuerza para acercarme a la cocina, esta vez ruidosamente. Actuando
como si todo estuviera bien, entregué los platos sucios y volví a la sala para
participar en una pequeña charla con Marco sobre su trabajo como jefe de obras
de construcción.
No me importaba si Cole nunca me volvía a ver bajo una luz romántica.
Claramente, ese barco había zarpado para él, y no podía ver cómo tendríamos un
futuro dado mi record en romances fallidos. Pero estaba empezando a
preocuparme por este hombre y no podía soportar la idea de realmente haberle
hecho daño.
Tenía que hacerle ver que lo mal que lo había tratado ese horrible día, vino de
un lugar que no tenía absolutamente nada que ver con él. Sabía que necesitaba
arreglar el daño que le había causado, incluso si eso significaba revelar todo el
daño que alguien más me había causado.
11
Traducido por MaEx
Corregido por Jut
1Pièce de résistance: En francés, que al español sería “La pieza de resistencia”, se refiere al elemento más
importante o destacado en el trabajo de un artista creativ o.
12
Traducido por Nelshia
Corregido por Jut
No había nada como despertar para encontrar que el cielo estaba despejado y
hacía calor afuera… el tipo de calor para vestir pantalones cortos y una camiseta,
y comprando paletas de helado. Esos días eran una rareza incluso en verano, y los
amaba porque era como estar de vacaciones por un rato. Los frescos y brillantes
días de primavera eran buenos también, cuando el sol estaba en todo su apogeo
pero el invierno todavía se aferraba al aire de la mañana. Esos días siempre me
energizaban.
Mudarse a Edimburgo había sido como un frío y soleado día de primavera; ahí
estaba yo, despierta por primera vez en siglos y lista para empezar de nuevo.
Enamorarse de Cole era un día caluroso de verano: como estar de vacaciones
y esperar que la lluvia se mantuviera lejos para siempre.
Tres meses atrás había escapado de Glasgow. Hace casi dos meses había
empezado a ver a Cole. Y era bueno. Mejor que bueno. Era un caliente, muy
caluroso, verano; la mejor, más caliente e intensa distracción a mi pasado que
podría haber pedido.
—Has hecho un gran trabajo —me elogió Stu, golpeando su mano en mi hombro
con tanta fuerza que casi hice una mueca.
Estaba cubriendo a Cole, quien había tomado el día libre porque él, Cam y
Nate tenían entradas para algún gran torneo de judo en Berlín. Por primera vez en
unas cuantas semanas, estaría pasando la noche sola.
Stu acababa de terminar de mirar por encima mi digitalización completa de su
sistema de archivos.
—Gracias. —Sonreí hacia él.
—Me sorprende que lo hayas terminado tan rápido. Cole no puede estar
distrayéndote demasiado de tu trabajo —bromeó.
Hace dos meses me habría preocupado sobre lo que pensara Stu de mí
saliendo con su gerente, pero Cole le había explicado todo a Stu y no me
sorprendió descubrir que nuestro jefe estaba feliz por nosotros.
—Lo predije tan pronto como entraste por la puerta. —Stu se veía con aire
satisfecho—. Me dije a mí mismo: “A Cole le gustara esta pequeña hada, no hay
duda sobre eso”.
Solté un bufido.
—¿Cómo podrías haber sabido eso?
—Instinto visceral. Nunca me ha dirigido mal. Y entonces los vi juntos cuando
entré con Steely y supe que estaba en lo correcto. No puedes fingir ese tipo de
química. Lo sé. Mi esposa, Rocky, y yo hemos estado juntos por más de treinta años.
Al momento en que la conocí solo lo supe.
Sonreí.
—Eso sí que es instinto visceral.
Stu me guiñó un ojo antes de irse a grandes zancadas hacia la parte trasera.
—Si me necesitas estaré en mi oficina.
—Tu próxima cita es en una hora —le recordé.
Me dio un ademán de reconocimiento y desapareció de la vista.
Por los siguientes cuarenta minutos o así me senté detrás de la recepción,
releyendo uno de mis libros paranormales favoritos. Había sido interrumpida solo una
vez por uno de los clientes de Simon. Comiendo un poco de chocolate que
guardaba en la nevera, bebiendo café, y leyendo mi libro, me sentí bastante
contenta. ¿Cuántas personas tenían un trabajo tan cómodo?
Pero algo tenía que arruinar mi día.
Y ese algo entró en el estudio en la forma de una atractiva morena de piernas
largas.
Me enderecé de golpe en mi asiento mientras Tamara se pavoneaba hacia mí
poniendo una pequeña molesta sonrisa en su boca bonita.
—Aún estás aquí —dijo con condescendencia en su voz.
—Lo estoy. —Puse mi libro a un lado, irritada de que su aparición hubiera hecho
que mi estado de ánimo cayera en picada—. ¿Te puedo ayudar en algo?
—Puedes ayudar consiguiendo a Cole para mí.
El calor embriagador de posesividad se apoderó de mí y tuve que darme un
par de segundos para conseguir controlarlo.
—No está hoy.
La decepción nubló los grandes ojos marrón oscuro de Tamara.
—Oh. ¿Está de vuelta mañana?
—Mañana es su día libre.
Sonrió ante eso.
—Genial. Entonces, solo pasaré por su piso.
—Está fuera del país —me apresuré a decir, el pensamiento de ella en cualquier
lugar cerca del apartamento de Cole provocándome palpitaciones—. No
regresará hasta el viernes.
—Bueno, por suerte estoy aquí hasta el sábado.
El impulso de marcar mi territorio fue por desgracia demasiado grande para
ignorarlo.
—Cole y yo estamos saliendo —espeté.
Los ojos de Tamara se deslizaron sobre lo que podía ver de mí detrás del
escritorio antes de que murmurar:
—Eso es una sorpresa. —Me dio una mirada de lástima—. Pero no te pongas
cómoda, cariño. He conocido a Cole desde que tenía dieciocho años y es un poco
monógamo en serie. Va a aburrirse de ti muy pronto.
La inquietud se agitó dentro de mí y momentáneamente me pregunté si estaba
en lo cierto. Empujando esa incertidumbre a un lado, me encogí de hombros con
una confianza que no estaba seguro que sintiera.
—Entonces no lo conoces muy bien.
Frunció los labios en disgusto.
—Lo conozco desde hace mucho más tiempo que tú. Sé que cuando haya
terminado de degustar cada sabor de mujer, seré yo con quien termine.
Escondí mis manos temblorosas debajo del mostrador.
—Pensé que ustedes dos eran solo amigos.
—Está guardando lo mejor para el final. —Soltó una carcajada—. ¿De verdad
crees que un tipo como Cole terminará con una pequeña y escuálida pelirroja sin
talento cuya única ambición en la vida es ser una gran recepcionista? No, cariño.
No eres nada. Te follará hasta que haya quedado satisfecho y luego te botará.
No eres nada.
Y así de simple mi incertidumbre se desvaneció. Me reí. Esta mujer estaba
engañada. Claramente no conocía a Cole en absoluto.
No eres nada.
Resonó en mi cabeza, pero no dolió. Ahora la veía con claridad. Tenía lo que
Tamara quería y sabía, después de las ácidas palabras que había derramado, que
nunca lo tendría.
—¿Algo gracioso?
—Sí. —Sonreí y negué con la cabeza hacia ella—. Cole no está dejando lo mejor
para el final, Tamara. No te quiere, porque reconoce la clase cuando la ve, y es
obvio que tú no tienes ninguna.
La ira se reflejó en sus ojos oscuros y había abierto la boca para replicar cuando
fuertes aplausos de la parte posterior del estudio atrajeron nuestras miradas. Stu
estaba apoyado en la puerta, observándonos. Dejó de aplaudir y se nos acercó
lentamente, sus ojos azules fijos en Tamara.
Nunca antes había visto a Stu con una expresión poco amistosa en su cara.
Era más allá de intimidante.
—Nunca he tenido paciencia para las perras. Fuera de mi estudio.
Tamara enrojeció.
—Stu…
—Ahora, Tamara.
Hubo casi una ráfaga de viento a la salida de Tamara, se movió tan rápido.
Me quedé mirando a Stu con los ojos abiertos.
—¿Qué fue todo eso? Me sentí como si estuviera atrapada en algún mal cuento
de hadas.
Se rio entre dientes y se relajó contra el mostrador.
—Tamara ha estado husmeando tras Cole durante años. Le ha dicho más de
una vez que nada iba a suceder entre ellos, y creo que él pensó que ella entendía
eso. —Miró hacia la puerta por donde acababa de salir—. Tenías razón, cariño. Cole
reconoce la clase. —Me sonrió ahora—. Tú la tienes. Ella no.
Sonreí agradecida.
—Después de verla pavoneándose aquí dentro y luego correr de aquí en las
piernas más largas que he visto en mi vida, realmente necesitaba escuchar eso.
Gracias.
Stu echó la cabeza hacia atrás en una profunda risa, sorprendiendo a su
próximo cliente mientras caminaba por la puerta.
***
Estaba sentada en el balcón de mi apartamento, mis pies sobre un taburete, mi
cuaderno de dibujo equilibrado sobre mis rodillas, y estaba usando carboncillos
para dibujar la calle debajo de mí. En mi estilo habitual, utilicé colores que
reflejaban la forma en que veía la calle y su energía, en lugar de los colores visibles
a mis ojos.
Era cerca de pasadas las ocho y sabía que estaría perdiendo la luz en una hora
más o menos. Quería terminarlo esta noche, porque estaría pasando el rato con
Cole mañana a su regreso de Alemania.
Fruncí el ceño ante el sonido de la puerta principal cerrándose de golpe. Rae
me había dicho que iba a salir con Simon y Tony esta noche.
—¿Te olvidaste de algo? —grité, mirando en la sala de estar, a la espera de su
aparición.
Casi me caí de mi asiento cuando Cole entró en la habitación.
Encantada de verlo, me olvidé de mi dibujo. Lo arrojé al taburete y me apresuré
a entrar a saludarlo.
—Llegaste temprano. —Sonreí y me lancé hacia él.
Cole envolvió sus brazos alrededor de mí y lo inhalé, ridículamente contenta de
verlo a pesar de que solo se había ido por dos noches.
Estuve sorprendida entonces cuando de repente dejó de abrazarme, me agarró
por los codos, y me empujó hacia atrás. Mi estómago se volcó a la vista de su ceño
fruncido.
—¿Hubo algo que se te olvidó decirme por teléfono ayer por la noche?
Confundida, sacudí mi cabeza.
Esto lo molestó más de lo que ya estaba.
—Piensa —espetó él.
—Estoy pensando —contesté bruscamente, quitando mis brazos de su agarre—.
¡Hola a ti también!
—No lo hagas —me advirtió—. Tuve que enterarme a través de Stu que mi
supuesta amiga abordó a mi novia, en lugar de escuchar esa mierda de la persona
que debería habérmelo dicho… también conocida como mi novia.
—Maldita sea —resoplé, maldiciendo a Stu por decirle a Cole sobre Tamara. No
había querido hacer una gran cosa de eso, porque a la final no era un gran
problema—. Cole, no fue nada.
Cole cruzó sus brazos sobre su pecho y vi sus bíceps flexionarse. Mi estómago se
volcó de nuevo, y este tirón fue mucho mejor que el anterior.
—Te atacó verbalmente y se burló en tu cara de nuestra relación. Algo que no
tiene absolutamente ninguna mierda que ver con ella. Algo de lo que está ahora
muy consciente ya que la llamé hace media hora y le dije que se quedara fuera de
mi maldita vida permanentemente. Nadie te hace eso a ti, especialmente cuando
no estoy ahí para protegerte.
—Bien. —Me sentí aliviada. Más que eso, estaba satisfecha de que Cole estaba
tomando nuestra relación tan en serio—. Gracias.
—No lo entiendes.
¿Por qué estaba enojado conmigo todavía?
—Claramente no.
De repente fui arrastrada a su cuerpo mientras envolvía sus brazos alrededor de
mi cintura y me agarraba con fuerza a él. Me miró, sorprendentemente intenso.
—No ha sido fácil llegar a este punto, Shannon. No necesito que alguien venga y
juegue con tu cabeza y la llene de tonterías sobre mí otra vez. Y el hecho de que lo
escondieras de mí… bueno, eso me dice que la dejaste llegar a ti. Estás dejando
que juegue con tu cabeza. Me estás dejando fuera de nuevo.
Sonreí y luego reí de la inmediata molestia y confusión que eso provocó en los
ojos expresivos de Cole. Su agarre se aflojó y me aferré con mis manos a su camisa
para evitar que se aleje de mí.
—Te equivocas. No te lo dije porque realmente no fue la gran cosa. No me
malinterpretes. Al principio con ella siendo toda caliente y de piernas largas, estuve
un poco preocupada de que podría estar en lo cierto. Sin embargo, ese
pensamiento fue fugaz. No nos conoce lo suficientemente bien como para formarse
una opinión. Estoy empezando a darme cuenta de mi propio valor una vez más,
Cole. Y tú eres un tipo honesto. Si quisieras estar con Tamara, lo estarías. —Me mordí
el labio, sonriendo sugestivamente mientras presionaba mis caderas contra su
cuerpo—. Afortunadamente para mí, tienes un punto débil cuando se trata de una
pequeña pelirroja con mucha actitud y una libido insaciable.
Los labios de Cole se crisparon.
—¿Una libido insaciable?
—No tienes ni idea. —Deslicé mis manos sobre su duro pecho, sintiendo la
sensación de hormigueo aumentar entre mis piernas—. Y por suerte para ti, tengo un
punto débil cuando se trata de un alto y caliente hombre tatuador que salta a
conclusiones.
Dejé escapar un pequeño chillido de deleite mientras Cole me levantaba en el
aire. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, mis manos aferrándose a su cuello
a medida que me besaba. Un largo, lento, dulce, profundo y caliente beso.
Me fundí en él.
—Ahora, esa es la manera de decir hola —murmuré.
Sus encapuchados ojos estaban llenos de algo… algo que no podía identificar
exactamente, pero era absolutamente notable. Me calmé en su asimiento.
—Me sigues sorprendiendo, Shannon MacLeod.
—Eso es una buena cosa, ¿verdad? —Froté mi nariz contra la suya y asintió,
volviendo la cara para atrapar mis labios en otro beso impactante.
Cuando volvimos a tomar aire, Cole jadeó:
—También tengo una sorpresa para ti.
La anticipación corrió a través de mí.
—Puedo sentir tu sorpresa.
Negó con risa.
—No es eso.
—¿Ah, un regalo? —dije, y se rio aún más fuerte de mi entusiasmo infantil.
Sentándose en el sofá, me ajustó de modo que estuviera sentada
cómodamente en su regazo; bueno, tan cómodamente como podía con su
erección clavándose en mí. Me senté pacientemente mientras deslizaba las manos
por mi cabello.
—La clase de dibujo al natural no era mi favorita, pero no puedo sacar de mi
mente la idea de dibujarte desnuda.
Por alguna razón, la idea de modelar para Cole me pareció estimulante y
vergonzosa.
—Me puedes dibujar si quieres.
Asintió, sus ojos ardiendo.
—Quiero. Me pregunto cuánto tiempo duraré antes de ceder a la tentación.
Me retorcí, mi piel calentándose al pensar en todas las maneras en que podía
tentar a Cole mientras él me dibujaba.
—Definitivamente voy a modelar para ti —murmuré con voz ronca.
Cole se hinchó contra el vértice de mis muslos. Hmm, realmente le gustaba esa
idea.
Gimió y empujó mi cabeza hacia él para un beso rápido.
—Antes de hacer el amor contigo quiero darte tu sorpresa.
—Bien.
—Sé que mañana es tu cumpleaños.
Tomada con la guardia baja, me eché hacia atrás.
—¿Cómo? No le dije a nadie.
—Lo sé. —Frunció el ceño—. Y eso es realmente molesto, Pastelito. Por suerte
trabajas para mí, así que vi tu fecha de nacimiento en el expediente.
—No quería hacer una gran cosa de ello. —Me encogí de hombros, sintiendo un
dolor desagradable en mi pecho arruinando todos mis atractivos y candentes
sentimientos.
Cole suspiró.
—¿Debido a que tu familia no se ha contactado contigo?
Bajé mi mirada y asentí.
—Es mi primer cumpleaños sin Logan. Sin ninguno de ellos. Era el único día del
año que mis padres realmente actuaban como si les importara.
Levantó mi barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos. Sus ojos se enturbiaron con
pasión y ternura.
—No van a quitarte tu cumpleaños. Si no quieren ese pedazo de ti, entonces yo
lo tendré todo. Gustosamente.
—Cole… —dije en voz baja, inclinándome hacia él. Parte de la fealdad en mi
pecho comenzó a disiparse.
Me abrazó fuertemente.
—Sé que estás tratando de armar la mayor cantidad de piezas diferentes como
puedas para tu portafolio, así que te voy a llevar a algún lugar donde puedas
trabajar en tu arte.
Me aparté, mi pulso ganando velocidad.
—¿Dónde?
—Joss y Braden poseen una villa privada en el Lago Como. Van a dejar que nos
alojemos allí dentro de dos semanas durante siete noches. Ya he despejado
nuestros horarios con Stu.
Conmocionada, me quedé mirándolo con la boca abierta durante unos
segundos antes de chillar:
—¿Me vas a llevar a Italia para mi cumpleaños?
Cole me dio esa engreída sonrisa infantil suya.
—Sí.
—No puedes hacer eso.
Arqueó una ceja hacia mí.
—Creo que puedo.
—No. —Negué con la cabeza firmemente—. Nunca nadie me ha llevado a
algún lugar, y mucho menos un hombre que solo ha estado saliendo conmigo
durante dos meses.
—Bueno, va a suceder. —Se echó a reír.
—No.
—Sí.
—No puedo dejar que me lleves a Italia, Cole —discutí.
La impaciencia crepitó en su mirada.
—¿Por qué diablos no?
—Porque… porque… —Me dejé caer en su regazo—. Sé que dije que conozco mi
propio valor ahora, pero parte de eso fue solo bravuconería, ¿de acuerdo? No me
malinterpretes. Estoy tratando de llegar allí… pero ha pasado un tiempo desde que
alguien fue bueno conmigo y yo… —Jadeé en busca de aire, completamente
desconcertada por la forma en que estaba abrumada por su regalo—. No sé si
puedo hacer frente a eso.
Fiereza resplandeció en la mirada de Cole y de repente me encontré en el aire
a medida que él se ponía de pie.
—Puedes hacerle frente. Mejorarás —declaró llevándome a mi dormitorio—.
Porque no tengo la intención de parar pronto.
—Sé lo que va a ayudar —susurré frenéticamente.
—¿Qué?
—Sexo. El sexo definitivamente va a calmarme.
Cole sonrió perversamente segundos antes de arrojarme sobre la cama.
—No de la manera en que yo planeo hacerlo.
20
Traducido por IvanaTG
Corregido por Veroonoel
—¿A dónde crees que vas? —Ollie se quedó mirando mis maletas con una
sonrisa burlona.
A pesar del miedo serpenteando por mi cuerpo, levanté mi barbilla desafiante.
—Me voy. Hemos terminado. Fuera de mi camino.
Escuché este gruñido inhumano, justo antes de que un borrón de color cruzara
por mi línea de visión y un repentino dolor golpeara en mi cabeza.
La agonía atravesó mi hombro derecho. Estaba aturdida, y mi visión seguía
parpadeando sin enfoque alguno, pero aún podía sentir el dolor atravesando mis
brazos y el aliento caliente en mi rostro.
De alguna manera estaba en el suelo. Ollie me tenía inmovilizada allí, su agarre
formando moretones en mi piel.
Grité indignada, ignorando el punzante dolor en el lado izquierdo de mi cabeza.
Traté de empujarme lejos de él, pateando con fuerza, pero mis luchas fueron
temporalmente detenidas cuando me dio un puñetazo en el estómago.
Me quedé sin aire y no podía hacer nada más que tratar de respirar.
Fuego se extendió a través de mis mejillas del poderoso e increíblemente
ardiente escozor donde su puño había aterrizado.
Presionó el lado derecho de mi rostro en la alfombra, otro tipo de fuego, debido
a la alfombra en sí, se disparó en mi otra mejilla. Entonces su peso ya no estaba
sobre mí, pero me tomó mucho tiempo darme cuenta, girando mi cabeza para
mirarlo cuando su pie se balanceó hacia mi estómago.
Gruñí, acurrucándome, apretando mis dientes para soportar el dolor en mi
hombro y la explosión de dolor que se encendió en mis costillas cada vez que
balanceó su bota hacia ellas.
—¡Mía, Shannon! —rugió—. ¡Jodidamente mía!
Sentí el crujido y la resultante agonía, y el gritó se arrastró fuera de mí antes de
que pudiera detenerlo.
No había nada más allá del dolor. Apenas era consciente de las cosas locas
saliendo de su boca, sobre cómo era nosotros para siempre, solo nosotros.
Fue justo cuando sentí el aire frío a través de mi pecho y el impulso de sus manos
entre mis piernas que surgió mi instinto de supervivencia. Pánico y terror se
apoderaron de mí, la adrenalina golpeándome, adormeciendo el dolor.
Peleé. Arañé. Rasguñé y mordí… pero no se quitaba de mí.
Lo sentí empujar contra mí. Listo para robar todo de mí.
—No —sollocé. Esta no era la forma en que realmente terminaba. Había huido.
—Nunca te irás —jadeó en mi cara, sus ojos volviéndose negros como los de un
demonio—. Perteneces aquí. Nadie te quiere más que yo, Shannon. No hay nadie
aquí, excepto yo. Ni tu familia, ni tu hermano. Te odian. Nunca te perdonarán. —
Besó mis labios suavemente—. Pero siempre me tendrás a mí. —Su agarre en mis
muñecas se apretó y se alzó…
—¡No! —grité, abriendo mis ojos de golpe en la oscuridad.
Jadeé para respirar mientras mis ojos se ajustaban y vi a mí alrededor. Estaba en
el apartamento de Cole, en su cama.
—¿Pastelito? —preguntó a mi lado, su voz áspera por el sueño.
La pesadilla había sido tan real.
Maldita sea, demasiado real.
Sollocé de alivio, arrastrando mis brazos alrededor de mis rodillas.
—¿Qué diablos? —murmuró Cole, y la cama se sacudió mientras se sentaba.
La luz se encendió y maldijo de nuevo segundos antes de tomarme en sus
brazos. Caí contra su pecho, incapaz de controlar los sollozos que sentí como si
estuvieran siendo arrancados de mí.
—Tranquila —me calmó, frotando mi espalda para confortarme—. Solo fue un
sueño. Estás bien. Estás a salvo. Estás a salvo, Shannon.
***
Todavía me sentía un poco perturbada cuando Cole regresó al dormitorio con
dos tazas de té. Su cabello estaba despeinado en diferentes direcciones, sus
párpados estaban caídos por el sueño, y estaba medio desnudo. Eso era porque
eran solo las cuatro de la mañana.
Pero parecía no importarle.
Me entregó una taza y subió a la cama. Deslizó su brazo libre alrededor de mis
hombros para atraerme a su lado mientras bebíamos el té de manzanilla que había
añadido a su cocina junto con una variedad de otras cosas un par de semanas
atrás cuando me dijo que me sintiera como en casa.
—¿Una pesadilla? —dijo, su voz aún ronca por el cansancio—. ¿Tienes muchas
de esas?
—A veces —admití—. Pero no había tenido una desde hace tiempo.
Estaba frustrada de estarlas teniendo otra vez. Especialmente luego de nuestro
viaje al Lago Como. Cole y yo habíamos llegado a nuevos niveles de intimidad en
Italia, en todo caso me sentía más segura ahora que antes de habernos ido de
viaje. Sin embargo, habíamos regresado dos días atrás y había pasado la mayor
parte de esos dos días tratando de sacarme de la cabeza el hecho de que aún no
había tenido noticias de mi familia a pesar de que mi cumpleaños había pasado
hace tres semanas. Y la razón de que no pudiera sacarlos de mi cabeza era mi
culpa. Era tan feliz con Cole que hacía que mi remordimiento fuera mucho más
insistente. Me estaba asolando. Mi familia me estaba asolando.
—¿De qué son esos sueños?
Tomé una respiración temblorosa.
—Los ataques de Ollie. Excepto que en el sueño no logro escapar.
El aire a nuestro alrededor crepitó con la ira de Cole.
—Estoy bien —prometí.
—No estás bien. —Dejó su taza no muy gentilmente sobre la mesa de noche y se
dio vuelta para mirarme. Sus ojos verdes estaban más alerta. La ira se había
derramado sobre ellos—. Estás en mi cama teniendo pesadillas.
Le di una sonrisa temblorosa.
—No es porque no estemos bien. Sabes que sí. Estamos tan bien que de hecho
me siento culpable todo el tiempo.
La comprensión apareció.
—Por Logan.
Asentí.
—Sé que me dijeron que me alejara de él, de ellos… pero pensé… son mi familia.
Pensé que al menos llamarían.
—No te voy a mentir, Pastelito. Realmente espero que no lo hagan. Excepto
Logan. —Sacudió su cabeza—. ¿Por qué incluso se molestaron en tener hijos?
Reí con amargura.
—Suenas como Logan. Solía decir eso todo el tiempo. —Me hundí en los brazos
de Cole y tomé un sorbo de mi té—. Mis padres no tienen suficiente amor para
todos. No son capaces de eso. Se daban la mayor parte entre ellos y nosotros
recibíamos las sobras cuando les daba la gana. Logan fue el único de nosotros en
quien mostraron interés genuino. Amanda y yo solo éramos un segundo
pensamiento. —Lo miré, entristecida por la distancia en mi familia—. Amanda
siempre me ha odiado. Yo era más cercana a Logan porque éramos más
parecidos. Además, me parecía a mamá y Amanda no, lo que significa que mi
narcisista madre pasó más tiempo conmigo cuando era pequeña, tratando de
convertirme en su pequeña doble. Eso cambió cuando me hice adolescente y
empecé a desarrollar mis propias opiniones e intereses. Aun así, Amanda nunca me
perdonó realmente por esos momentos de unión de madre-hija que tuve y ella no.
Cuando caí en el absurdo patrón de salir con perdedores, a Amanda le encantó.
Era algo con lo que podía vincularse con mis padres.
—Lamento que fuera así para ti —dijo suave y sinceramente.
—No sientas lástima por mí, Cole. Tuve a mis abuelos. —Sonreí al recordarlos—.
Fueron todo lo que se suponía que debían ser mis padres, así que nunca sentí que
me perdí de mucho. Pero se han ido. —Mis labios temblaron mientras mis ojos se
llenaban de lágrimas—. Logan se ha ido. Y por una vez… solo quiero que mi familia
se preocupe.
—Lo entiendo —murmuró, besando mi cabeza—. Lo entiendo. Y sé que no es lo
mismo, pero me tienes a mí ahora. No me voy a ir a ningún lado.
Sorbí por la nariz y di vuelta mi mejilla para presionar un beso sobre su pecho.
—Lo sé.
Nos quedamos en silencio un momento mientras bebía mi té y trataba de
calmar mis nervios.
—Encontré algo que podría animarte.
Me aparté de él.
—¿Ah, sí?
—Espera un segundo. —Se apartó suavemente y salió de la cama, caminando
fuera de la habitación. Volvió un minuto después sosteniendo un pedazo doblado
de papel en su mano. Subió de nuevo a la cama y, dándome esa mirada infantil
suya, me lo dio.
Era un trozo de papel cartulina. En él había dibujado a una súper heroína de
cómic y un zombi. Ella tenía sus manos apoyadas en sus curvilíneas caderas y
estaba usando un traje negro y azul. Una abundante cabellera roja y ondulada
volaba hacia atrás de su rostro mientras se enfrentaba al zombi. Había una burbuja
de diálogo por encima de ella: Te destruiré con mi afilado desinterés y falta de
miedo, lento y estúpido chico zombi.
Me reí, cubriendo mi boca en estado de shock.
Cole tiró del dibujo de mi mano.
—Dibujé esto la noche después de conocernos cuando éramos niños. Estaba
muy interesado en los cómics en ese tiempo.
Lo miré con asombro.
—Me veías como una súper heroína.
Agitó el papel.
—Corrección. Una caliente súper heroína.
—Cole… ¿aún lo tienes?
—Sí. Y esta es la parte buena. —Se acomodó sobre su costado, mirándome con
tanta ternura que me sentí a punto de reventar—. Jo y yo estábamos viviendo en el
apartamento de Cam en ese punto de mi vida, pero mi mamá aún vivía en el piso
de arriba a nosotros. Usábamos las habitaciones extra de nuestro viejo apartamento
como un almacén. Tenía un montón de obras de arte en mi antiguo dormitorio. Mi
mamá realmente nunca me prestó mucha atención luego de que nos mudáramos.
De hecho, me culpaba, decía que había vuelto a Jo en su contra.
Fruncí el ceño, mi sangre volviéndose instantáneamente caliente con enojo.
—¿Jo lo sabe?
—No. No vi el punto. Jo era feliz y merecía serlo. Podía manejar a mamá.
—¿Así que continuó siendo una perra contigo?
—Sí. Y un día me metí en el piso para recoger algo, una sudadera o una
chaqueta… y fui a mi vieja habitación y estaba destrozada. Mamá me siguió, me
miró a los ojos, sin nada en su expresión, y dijo: “Nunca seremos iguales”. Me dejó ahí
viendo la destrucción que había causado. Dejó ropa y cosas sin dañar… —Frunció
sus labios en disgusto—, y solo fue directo a las cosas que importaban. Fotografías y
todas mis obras.
—¿Todas? —jadeé.
—Todas… excepto… —Levantó el cómic dibujado y me dio una pequeña sonrisa
—. Lo encontré escondido detrás del radiador. Debe haber volado en el aire
durante su frenesí y quedó escondido allí. —Se encogió de hombros, pasando sus
dedos sobre él—. Lo sentí importante al ser la única cosa que se había escapado
de ella. Así que lo conservé.
No pude detener las lágrimas que rodaron por mis mejillas. Había tantas cosas
sucediendo dentro de mí. Me dolía por él y lo que su madre le había hecho pasar.
Sufría de una manera que no creí que fuera posible por otra persona. El
pensamiento de alguien siendo cruel con él me rompió por dentro. Al mismo tiempo
estaba abrumada por el dibujo y la historia detrás de él. Había una impresionante
tranquilidad en la creencia que algo más grande que yo siempre había planeado
en darme una vida tan hermosa como la que había encontrado con Cole Walker.
Cole se sentó y limpió mis lágrimas de mis mejillas y bajó su cabeza hacia la mía.
Con sus labios a centímetros de los míos, confesó:
—Te amo, Shannon. Quiero protegerte y mantenerte a salvo. Quiero ser tu familia
y darte la mía de modo que nunca tengas que sentirte triste por nadie que sea
demasiado estúpido como para darse cuenta de que ha dejado ir a alguien tan
especial que su vida siempre será un poco más oscura por eso.
Me atraganté con más lágrimas, sintiendo demasiado (mucho más que
demasiado) de pronto construyéndose en mi pecho. Presioné mi boca contra la
suya y me aferré a él, sacando la calma que necesitaba de él. Finalmente, cuando
me sentí capaz de hablar, rompí el beso y me tomé su rostro entre mis manos. Miré
directamente a sus ojos y luché contra cada miedo dentro de mí.
—También te amo.
22
Traducido por Jenn Casie Grey y Nikki leah
Corregido por Veroonoel
Me sentí enferma.
Logan solo quería una cosa de mí, una cosa, y ya lo había arruinado.
Pasé la siguiente media hora tratando de dejar a un lado mis emociones y
pensar racionalmente. Necesitaba llegar a alguna manera de hacer que esta
situación funcionara para todos.
Simplemente, no sabía cómo.
—¿Volverás a hablar alguna vez? —dijo Cole.
Se sentó frente a mí en la mesa de la cocina de Rae. Ella no estaba. Luego de
haber escuchado la conmoción en el trabajo, había decidido que probablemente
no seríamos una gran compañía esa noche. Por qué no pudo solo decir que nos
estaba dando un poco de espacio, no lo sé, pero esa era la forma de Rae.
Pensarías que ser atento era algo de lo que avergonzarse, por la forma en que ella
trataba tan duro de esconder su lado considerado.
—Lo siento. —Empujé a un lado mi plato de fideos y pollo rojo tailandés—. Solo
sigo pensando las cosas una y otra vez, y aún no sé qué hacer. —Mordí mi labio y
luego sugerí suavemente—: Tal vez deberíamos tomarnos un tiempo.
Cole se congeló por un segundo antes de que su tenedor cayera en el plato.
—¿Perdón?
Continué pensando en voz alta.
—Solo hasta que disminuya la distancia con mis padres. Ya sabes… volver a
encaminarme, mostrarles que estoy intentándolo, y entonces cuando vean eso, tú y
yo podemos volver de nuevo y verán por ellos mismos el buen chico que eres.
El aire en la habitación se tornó ártico. Supe inmediatamente que había
cometido un gran error de juicio al pensar en voz alta. Furia, incredulidad… y dolor
ardieron en los ojos de Cole mientras se empujaba de la mesa para cernirse sobre
esta y yo. Su voz fue casi un susurro, estaba tan ahogada por la emoción.
—¿Luego de todo, luego de la manera en que te han tratado, abandonado,
quieres ponernos a nosotros en espera para apaciguarlos a ellos?
Me deslicé de mi silla, desesperadamente tratando de pensar en una manera
de calmar la situación, de articular esto correctamente, porque claramente lo
estaba arruinando todo.
—¡No! Quiero decir, solo temporalmente.
¡Otro error! Mis ojos se abrieron de par en par mientras todo su ser parecía
expandirse con ira.
—¿No puedes estar hablando en serio? —dijo.
—Cole, por favor. Trata de verlo desde mi perspectiva. Esta es mi familia. Y sí, no
es genial, pero aun así es mi familia. Están heridos, asustados y he estado huyendo
de ellos, de todos, por demasiado tiempo. Es tiempo de arreglar las cosas. Es lo que
quiere Logan y lo que creo que necesito. —Tomé un paso hacia él, tratando de
tranquilizarlo con mis ojos y se echó hacia atrás. Realmente estaba jodiendo esta
explicación—. Cole… tú, de todas las personas, tienes que entender. Tu mamá era
una mala madre, pero nunca la abandonaste. No completamente.
Un músculo se flexionó en su mandíbula mientras asentía con los dientes
apretados. Finalmente expulsó el aliento con voz ronca.
—Pero nunca la habría escogido por encima de ti.
—No estoy eligiendo a nadie sobre…
—No puedo hacer esto ahora. —Levantó una mano para interrumpirme—.
Necesito salir de aquí antes de decir alguna mierda de la que me arrepentiré.
Preguntándome cómo la conversación podría haber tomado un giro tan
horrible, le supliqué.
—No lo hagas. No estoy tratando de herirte. Solo estoy tratando de pensar en…
—¿No estás tratando de herirme? —Empujó la silla en la que había estado
sentado con fuerza contra la mesa. Fue mi turno de estremecerme—. Me estás
pidiendo que demuestre que valgo la pena. ¡Si alguien tiene que demostrar algo,
son ellos!
Apreté mis labios, dándome cuenta con una pesadez en mis entrañas que eso
era exactamente lo que le había pedido que hiciera. Después de decirle a mi
familia que nunca le haría eso a él, lo había hecho sin pensarlo.
—No quise decir eso —prometí—. Realmente no quise. Es que no sé qué más
hacer.
Pero mi disculpa ni siquiera penetró su ira. Se inclinó hacia delante, con los ojos
entrecerrados, y susurró:
—Aquí hay una pista: Nunca deberías haber dicho que querías tomarte un
tiempo. Nunca deberías haberme pedido a mí que me probara después de todas
las jodidas cosas por la que me has hecho pasar.
Me dio otra mirada de disgusto y salió de la habitación mientras me recuperaba
de su furioso ataque.
Al oír que la puerta se abrió, salí de mi estupor y corrí por el pasillo.
—¡Cole!
Se dio la vuelta.
—Y pensar que te iba a pedir que te mudaras conmigo. Qué jodidamente
enorme y estúpido error hubiera sido.
Oh diablos, esto no estaba pasando.
—Cole, por favor…
La puerta se cerró de golpe en mi rostro.
Me tambaleé hacia delante, a punto de ir tras él, cuando sus palabras
comenzaron a resonar en mis oídos. Estaba furioso. Mis continuos intentos de rectificar
la situación no iban a cambiar cómo se sentía en este momento.
Apoyé mi frente contra la puerta.
—Mierda, mierda, mierda, mierda —sollocé.
***
Mi maleta estaba abierta sobre la cama, mi ropa esparcida por toda la
habitación, y estaba mirando mis trabajos de arte, preguntándome cómo iba a
empacarlos cuando la puerta principal se abrió de golpe.
—Shannon jodida MacLeod, ¡tú y yo tenemos que hablar! —gritó Rae a través
del lugar—. He estado consolando a tu muy enojado y dolido hombre y tengo que
decir… —Su voz se apagó cuando entró a mi habitación. La observé mientras
contemplaba la maleta y la ropa que estaba en progreso de ser empacada—.
Está bien. —Tragó saliva—. Deberías saber que Cole es muy impulsivo. No lo parece
porque es tan relajado todo el tiempo, pero cuando algo lo enoja, quiero decir, solo
lo deja salir sin pensar. —Ahora estaba divagando—. ¿Sabías que cuando se enteró
que Marco era el chico que embarazó a Hannah cuando tenía diecisiete, ni siquiera
le dio la oportunidad de explicarse? Solo perdió el control y fue tras Marco. Trató de
darle una paliza en una obra de construcción. Él también consiguió unos buenos
golpes.
Abrí la boca para explicar, pero mi teléfono sonó antes de que pudiera hacerlo.
Mirándolo sobre la mesa de noche, reconocí el número.
—Oh, tengo que tomar esta. —Lo tomé y respondí, todo el rato haciéndole un
gesto a Rae para que saliera de la habitación y me diera algo de privacidad.
Se quedó mirándome obstinadamente por un segundo, pero finalmente salió de
la habitación.
Para cuando terminé la llamada telefónica con mi padre para arreglar todo,
era tarde y Rae estaba acostada sobre la cama completamente vestida. Sus
ronquidos llenaban el piso entero.
***
Rae ya estaba levantada y se había ido para el momento en que desperté. Fue
desconcertante porque Rae nunca estaba levantada antes que yo. Había
permanecido despierta la mayor parte de la noche preocupándome por Cole y
obligándome a no llamarlo. No había ninguna razón para tratar de hablar con él
mientras aún estaba irritado.
Exhausta, entré a INKarnate, dirigiéndome directamente a la máquina de café.
Me estaba sintiendo un poco sin aliento, anticipando ver a Cole luego de nuestra
primera gran discusión como pareja. Técnicamente, creo que había roto conmigo,
pero ni siquiera podía procesar eso sin querer romper a llorar, así que me concentré
en el café.
Me mordí el labio inferior, tratando de decidir si debería preparar una taza para
Cole.
—Ahí estás.
Miré a Rae por encima de mi hombro de pie detrás del escritorio.
—Buenos días.
Me frunció el ceño.
—Lo que sea. Cole se reportó enfermo. Tienes que llamar y reprogramar todas
sus citas para hoy.
Mi corazón dio un pequeño salto fuera de mi pecho.
—¿Enfermo? —Cole nunca se reportaba enfermo.
—Como si te importara —espetó.
—Rae. —Estampé mi pie en el suelo en exasperación—. ¿Por qué Cole…?
—¡No puedo escucharte! —gritó infantilmente, y se alejó de mí.
Me apresuré a salir hacia el salón principal.
—¡Rae!
—No me presiones. —Se detuvo y me miró furiosa por encima de su hombro—.
Eres mi amiga, Shannon. Me preocupo por ti, pero si tengo que elegir, elijo a Cole. Así
que retrocede de una puta vez, antes de que te abofetee hasta sacar la maldita
estupidez de ti a golpes.
Horrorizada, me quedé de pie allí, aturdida, mientras ella desaparecía en la
parte posterior.
Aún estaba allí de pie cuando Simon se aventuró a salir de su sala. Por la mirada
en su rostro, había oído todo. Sea lo que sea que vio en mi rostro lo hizo levantar sus
manos en señal de rendición.
—No quiero saber. Lo siento, nena, pero tengo mi propia mierda con Tony.
Aplasté mi creciente pánico.
—¿Estás bien?
Se encogió de hombros con tristeza y pasó por delante de mí para tomar una
taza de café.
—Estamos tratando de resolver el tema del bebé.
—Lo siento.
Me dejé caer contra mi escritorio, deseando que las relaciones no tuvieran que
ser tan condenadamente desgarradoras.
Simon me dio una sonrisa triste.
—También lo siento.
***
Ignorada por Rae durante el resto del día, había perdido mechones de cabello
al tirar tanto de ellos en frustración. No podía creer lo que me había dicho. Ni
siquiera sabía lo que había hecho para merecerlo.
Finalmente, luego de cerrar todo por el día, tomé mi teléfono. Me sentía tan
enferma que pensé que podría vomitar, y la única manera de deshacerme de esa
sensación era llamar a Cole.
Fue directamente al buzón de voz.
Rae salió de la puerta de atrás usando su chaqueta y bolso. Simon ya se había
ido. Tomé mi propia chaqueta.
—Ni siquiera pienses en escoltarme afuera —dijo burlonamente, mientras pasaba
al lado de mi escritorio.
—¿Dónde diablos está Cole? —grité detrás de ella.
—Con Hannah. —Sacudió la cabeza hacia mí, todo el infantilismo desaparecido
y reemplazado por decepción—. No los molestes. Está visitando al bebé.
Me dejé caer.
—No quise lastimarlo, Rae.
—Tú renunciaste a él. ¿Cómo es que no le hiciste daño?
—Nunca renuncié a él. Solo estoy tratando de mantener una promesa a alguien.
—A la persona equivocada, aparentemente. —Sacudió su cabeza—. Cole
realmente ha estado allí para ti, y te has involucrado mucho con él, lo que significa
que en algún lugar a lo largo del camino, también le has hecho promesas a él. Tal
vez deberías averiguar de quién es la promesa en la que te deberías concentrar en
mantener.
—¿Por qué tiene que ser una situación o la otra?
—Porque alguien lo está haciendo de esa manera… y de nuevo, quizás ese
alguien es la persona con la cual deberías tomarte un tiempo. No Cole.
Cerró de golpe la puerta del estudio, dejándome sola para cerrar y reflexionar
las muchas maneras en las que de alguna forma había decepcionado a todos en
mi vida en menos de setenta y dos horas.
25
Traducción SOS por Shilo y Jenn Cassie Grey
Corregido por Jut
No hay nada como el sentimiento de miedo que tienes en tus entrañas cuando
sabes que has lastimado a alguien que te importa. El miedo se convierte en nervios
agitado entre más tiempo pasa sin que nada se resuelva.
Estaba terriblemente asustada.
Esa noche traté de llamar y mandarle mensajes a Cole, pero él no respondió.
Desesperada por hablar acerca de todo, de arreglarlo, tomé un taxi a su casa,
esperando que se hubiera calmado lo suficiente para que pudiéramos hablar.
Sin embargo, Cole no respondió a la puerta.
Regresé a casa esa noche con unas pesadas náuseas, fuertes y enfermizas en
mis entrañas.
Ese sentimiento solo empeoró cuando caminé al trabajo el lunes para
encontrarme cara a cara con Stu.
—Cole necesita tomar un descanso, así que se fue a un viaje de fotografía con
su amigo Nate por el siguiente par de días. Yo estaré cubriendo sus compromisos.
Me quedé un poco sin aliento con las noticias de que mi novio había dejado la
ciudad sin informarme.
—¿Viaje? ¿Dónde?
Stu se encogió de hombros, sin encontrarse con mi mirada.
—No estoy seguro.
—Stu…
—Mira, Shannon. —Stu se encogió de hombros hacía mí, simpatía mezclada con
dureza en sus ojos—. Eres buena en tu trabajo, pero si tu presencia aquí va a ser un
problema para mi mejor artista, tendré que dejarte ir.
—¿Dejarme ir? —Me tambaleé hacia delante, impresionada hasta lo más
profundo—. Cole y yo tuvimos una discusión. Lo vamos a arreglar.
Esa maldita simpatía derritió completamente la dureza.
—Cole parece bastante molesto.
—Sugerí algo, él lo tomó de la manera incorrecta, pero eso es apenas… —Toqué
mi frente mientras la habitación empezaba a tambalearse—. Está muy enfadado y
dijo cosas, pero pensé… —Me quedé callada a medida que buscaba mi bolso por
mi teléfono. Cole y yo necesitábamos hablar. No podía solo alejarse.
No era propio de él.
—Esto no es propio de él —murmuré, rebuscando por el teléfono. Esta vez sonó,
pero no obtuve respuesta. Me estremecí con el sonido de su voz pidiéndome que
dejara un mensaje—. Cole, soy yo. Contesta tu teléfono. Esto es ridículo. Tenemos
que hablar.
Stu hizo una mueca.
—Espero que seas buena humillándote, pequeña hada.
Suspiré.
—Tengo la sensación que para cuando termine esta semana, lo habré
reinventado.
***
—Extraño este lugar. —Papá sonrió, acogiendo la vista del castillo fuera de la
ventana de la cafetería—. Tu mamá es puro Glasglow de la cabeza a los pies, pero
este lugar nunca se dejó de sentir como mi hogar.
Asentí.
—También está en mi sangre.
—Sí, tienes mucho de mi madre en ti. Podría ser lo mejor considerando que tu
hermana tiene mucho del lado de tu madre en ella y mira lo neurótica que resultó.
Arrugué mi nariz.
—Papá.
Solo se rio y le dio un sorbo a su café.
—Gracias por encontrarte conmigo. —Decidí después de mi discusión con Cole
que tal vez sería lo mejor tratar de tener una conversación racional con un miembro
de mi familia. Papá había sido el único que había parecido más receptivo hacia mí,
de modo que lo llamé para organizar un encuentro. Solo podía verme el fin de
semana, lo que significó que tuve que pedirle a Rae que me cubriera… algo que
había hecho con disgusto. Aunque todavía estaba enojada conmigo por alterar a
Cole, podía ver el precio que me estaba haciendo pagar el hecho que no me
haya devuelto las llamadas en toda la semana. Entonces, a pesar del hecho que
mi compañera de piso apenas me hablaba, había estado de acuerdo en cubrir mi
turno.
—Sería bueno tener un poco de paz en la familia de nuevo. —Papá se encogió
de hombros—. Si podemos encontrar una manera de hacerlo, entonces genial.
—No quiero tener que comprometer mi relación con Cole solo para mantener
una contigo. No es justo.
Me lanzó una mirada desaprobadora. Francamente estaba cansada de ver esa
mirada en los rostros de las personas que conocía.
—Amanda nos contó acerca de él.
Me tragué mi frustración.
—Apenas lo dejó decir dos palabras. Llegó al estudio y solo empezó a insultarlo.
No tenía intenciones de darle una oportunidad.
—Dice que se ve y actúa exactamente como todos tus ex novios.
—Él no es como ellos. —Me incliné hacia delante, infundiendo cada palabra con
mi convicción—. Es la mejor persona que conozco.
—¿Por qué no puedes simplemente estar soltera por un tiempo, Shannon?
Tómate un tiempo para resolver las cosas. Nuestra familia necesita un descanso del
drama.
—No había drama entre Cole y yo. —Podía saborear la amargura en mi lengua
—, hasta que mi familia regresó a la ecuación.
Papá arrugó el entrecejo.
—Eso no es lo que quise decir. —Alejé mi último comentario con un gesto, pero
no estaba segura si no lo había querido decir—. Solo estoy tratando de hacer lo
correcto para todos. Logan quiere que seamos una familia de nuevo, pero para
hacer eso ustedes quieren que termine con un hombre del que no saben nada.
—Míralo desde nuestro punto de vista. La última vez que estuviste en una
relación con algún tatuado… de todas formas, dejaste que las cosas se pusieran tan
mal que detuvieron a tu hermano por protegerte. Eso es más que normal. —Agarró
mi mano—. Hija, necesitas tiempo para poner tu cabeza en orden. No hay manera
de que hubieras tenido tiempo para hacerlo desde que te fuiste de Glasglow, no
después de saltar a otra relación con otro idiota.
Arranqué mi mano de debajo de la suya.
—Cole no es un idiota. Y sigo tratando de decirte que es la razón por la que ya
mi cabeza está en orden. Me ha ayudado. Ha hecho mucho para hacerme sentir
valorada de nuevo, y más que eso, me llevó de vuelta a Logan. Sabes, he seguido
teniendo estas pesadillas. Había pensado que se habían ido y luego habían
regresado. Pero no he tenido ni una sola desde que visité a Logan. Ni una sola. Y
Cole hizo eso.
Para mi creciente molestia, Papá todavía no se veía convencido.
—¿Por qué viniste aquí si no me ibas a escuchar?
—Vine aquí con la esperanza de que me escucharas a mí. —Se levantó y lanzó
dinero a la mesa para cubrir su café—. Estamos aquí para ti, cariño, mientras dejes
tu equipaje atrás. Ven a casa y empieza de nuevo. No silo por nosotros, sino por ti.
***
—Supongo que por esa mirada en tu cara que el encuentro con tu querido viejo
no fue bien. —Rae se quitó sus zapatos, solo para ponerse sus botas—. ¿Demasiada
historia, eh?
La fulminé con la mirada, confundida por su comentario, pero demasiado
concentrada en una cosa para cuestionarlo.
—Traté de llamar a Cole de nuevo. ¿No le dijiste que he estado tratando de
contactarlo?
—Estuvimos algo ocupados en el trabajo hoy. Estaba tratando de ponerse al día
con las cosas después de su semana fuera.
Con mi pecho doliendo, no pude contener mis lágrimas.
—No era mi intención herirlo. ¿Por qué no me deja explicarle?
Sus ojos llamearon con ira.
—Porque después de todo, escogiste a tu familia por encima de él. Escogiste a
gente que le dio las espaldas a una hija que acababa de ser asaltada sexualmente
y hospitalizada. ¿Qué carajos dice eso acerca de cómo te sientes por Cole que los
hayas elegido a ellos?
El horror se disparó a través de mí.
—¿Es eso lo que piensa? ¿Que los elegí a ellos? No lo hice. Estaba tratando de
encontrar una manera de apaciguarlos. Nunca tuve ninguna intención de dejarlo.
Solo pensé que podríamos tomarnos un tiempo…
—Separados —me interrumpió—. Un tiempo separado de él. El tipo apenas
puede soportar estar lejos de ti por pocos días y tú estabas dispuesta a irte a casa a
Glasglow por Dios sabe cuánto tiempo. Y él qué… ¿solo debía estar dispuesto a
sentarse y esperar tu llamada por quién sabe qué tiempo le lleve a tus padres
aprobarlo? Y de nuevo, padres a los que les importas una mierda cuando Cole
hubiera movido los cielos para protegerte. —Se levantó y agarró su bolso—. Lo que
fue un argumento tonto para ti fue mucho más para él. Por razones que entiendo y
razones que no. Pero supongo que tú sí. Supongo que te ha dicho todo acerca de
él. Y supongo que sabes que incluso sugerir tomarse un tiempo lo hiere
profundamente por una razón, y sabes exactamente cuál es.
Se volvió para irse.
—Espera. —Me levanté rápidamente de la silla—. Necesito verlo, Rae. ¿Vas a
encontrarte con él?
—No. No sé dónde está esta noche.
Entrecerré mis ojos mirando su espalda mientras salía. Rae estaba mintiendo.
Nunca mentía.
Agarrando mi propio bolso y llaves, me apuré a salir detrás de ella a una
distancia discreta. La seguí y sentí una nerviosa anticipación cuando vi su cabeza
dentro del Walk. Cole estaba ahí. Podría apostar todo lo que tenía.
El pub estaba bastante abarrotado. Siempre lo estaba en las noches de
sábado. Empujé a través de la gente de pie cerca de la puerta y estiré mi cuello
mientras forcejeaba para salir de la pequeña multitud en la puerta principal. Todas
las mesas estaban llenas.
Alcancé a ver a Rae abriéndose camino a través de las mesas y mi mirada se
dirigió más allá de ella.
Esa sensación de náusea en mi estómago se intensificó.
Cole estaba sentado con los gemelos y Karen, con una cerveza en la mano.
Tenía otra compañía también. Una linda rubia estaba sentada con su muslo
presionado contra el de él, y Cole tenía su cabeza inclinada de modo que pudiera
susurrar en su oído.
Mis mejillas se calentaron, mi piel hormigueó.
Dejando que los ardientes celos me recorrieran y salieran, respiré
profundamente. Cole nunca me engañaría. Eso lo sabía. Sabía que la escena
frente a mí era inocente.
Pero había pasado la semana entera agonizando por nuestra relación y
sintiéndome culpable, y él había pasado la semana entera evitándome. Ahora
estaba permitiendo que una mujer lo sedujera.
Sentí la picazón de las lágrimas en mis ojos.
No podía soportar esto. No con todo lo que estaba sucediendo. Necesitaba
tranquilizar a Cole, porque herido, el Cole impulsivo estaba alborotando todas las
inseguridades con las que había estado peleando los últimos meses.
Con ese pensamiento me di la vuelta y comencé a abrirme paso entre la
multitud. Casi estaba en la puerta cuando me detuve.
Eso no era propio de Cole.
Él no actuaba para nada así.
¿No había sido ese mi mantra toda esta semana?
Contuve el aliento y me di la vuelta.
Había algo más pasando aquí que no entendía.
Rogando que no estuviera actuando como una confianzuda tonta enamorada,
me obligué a regresar a través de una ahora molesta multitud. La rubia seguía ahí,
pero la atención de Cole estaba en Rae. Él le estaba frunciendo el ceño a lo que
sea que ella le estuviera diciendo.
Fue entonces cuando pareció que sintió mi mirada enojada.
Ignorando el furioso enjambre de nervios en mi estómago, me abrí camino a
través de las mesas mientras Cole me miraba acercarme melancólicamente.
Cuando me detuve, los gemelos y Karen saludaron, les di un asentimiento distraído.
Cole y yo nos miramos el uno a otro y mientras más lo hacíamos, más profundo
se sentía la herida de él evitándome. Lo extrañaba mucho. Toda una semana sin él
se había sentido como una eternidad. Había sido doloroso y francamente
innecesario. Estaba tan enojada con él como él lo estaba conmigo y no podía
esconderlo. Hice una señal hacia la rubia.
—¿Por qué?
Frunció el ceño.
—Solo estamos platicando.
—¿Pero por qué estás hablando con ella y no conmigo? ¿Por qué no has
contestado mis llamadas? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no podemos portarnos como
adultos y hablar lo del sábado pasado?
—No aquí —dijo Cole suavemente.
—No me importa —solté, no me importaba si teníamos público—. Éste no eres tú.
Vine aquí, después de una de las peores semanas de mi vida, y pude haberme ido
simplemente de nuevo… pero éste no eres tú. No entiendo qué está pasando
contigo.
La dura y herida mirada en sus ojos me hizo jadear.
—¿No lo entiendes? —Se puso de pie abruptamente, dejando de golpe su
cerveza en la mesa—. ¿No entiendes que estoy enojado porque estás empacando
tus jodidas mierdas y te estás yendo a Glasgow para estar con esa jodida familia…
escogiéndolos a ellos sobre nosotros? ¿No puedes entender que eso tal vez me
enoja?
Las personas a nuestro alrededor dejaron de hablar.
No me importó. Estaba demasiado confundida para que me preocupara.
—¿De qué diablos estás hablando?
—Rae me lo dijo. —Arrastró sus ojos sobre mí, y pareció encogerse de dolor ante
mi vista—. Solo vete, Shannon. Todos estos meses tratando de hacer que confiaras
en mí… qué pérdida de tiempo.
—Confío en ti. —Lo empujé, fuerte, y se tambaleó contra el banco en sorpresa—.
Ese es el por qué te estoy dando el beneficio de la duda. Ahora ¿Qué carajos… —Le
lancé una mirada a Rae—, dijo ella?
—Le dije la verdad. —Me regresó la mirada—. Que nos estabas dejando. Estabas
empacando la semana pasada. O lo estabas haciendo antes de fracasar con tu
papá hoy.
—Tú vaca tonta —siseé, sin estar segura de si me estaba llamando a mí misma o
a Rae de esa forma. Mi mirada se dirigió de regreso a Cole. Ahora yo estaba
enojada—. Estaba empacando mis cosas porque dijiste que me ibas a pedir que me
mudara contigo. Tenía la impresión de que una vez que se te bajaran los humos y te
dieras cuenta que lo lamentaba la oferta iba a seguir en pie.
Cole parpadeó, sorprendido.
Sacudí mi cabeza en exasperación.
—Así somos. Ésto. —Hice un gesto hacia nosotros—. Así es como empezamos y
ésta probablemente no será la última vez que tenemos una discusión. Tengo la
tendencia a pensar en voz alta, y a veces mi proceso de pensamiento involucra
ideas realmente estúpidas antes de tener algunas buenas. Eso es lo que pasó la
semana pasada. Explotaste y entendí por qué, pero nunca creí que estaríamos
enojados el uno al otro o que terminaríamos. —Di unos pasos hacia él. Estaba
aliviada de ver que su expresión se había suavizado—. Confío en ti, Cole. Confío en
ti porque te conozco. Te amo porque te conozco. Todo este tiempo hemos hablado
de mis problemas de confianza y nunca de los tuyos. Claramente esto prueba que
los tienes —apunté—. Así que decide, Cole… ¿confías en mí?
—No lo sé. —Sus ojos llamearon ante el sonido de dolor en mi jadeo y se inclinó
hacia mí—. Ya sabes —dijo, su voz baja con emoción—. Lo sabes todo. Sabes cómo
ella me hizo sentir durante toda mi vida, y aun así te sentaste ahí y sugeriste
ponerme a un lado de modo que pudieras trabajar en mí para que así me ganara
la aprobación de tu familia. Ella no se merecía mi esfuerzo y aun así me hizo sentir
como si no fuera nada, como si tuviera que probar algo. Ellos no te merecen y aun
así, de alguna forma, me hiciste sentir como si no fuera nada, como si tuviera que
probarte algo. A ti, de todas las personas.
—No —le supliqué, las lágrimas empañando mi visión—. Nunca quise que te
sintieras de esa forma. Nunca jamás.
—Pero lo hiciste. Y no sé lo que eso significa para nosotros.
***
—Te ves como el infierno.
Levanté mi mirada para encontrar la de Logan y él frunció el ceño ante
cualquier cosa que vio en mis ojos.
—¿Qué pasó?
Pasé una mano temblorosa por mi cabello.
—Lo he arruinado todo. De nuevo.
—¿Cómo lo has arruinado?
—Quería hacer esto correctamente para ti. —Sintiendo el ardor de las lágrimas
en la parte trasera de mis ojos, peleé contra ellas. Estaba harta de llorar. Sentía
como si hubiera pasado las últimas cuatro noches llorando—. Querías nuestra familia
de regreso, y quería darte eso. Te lo debía. Pero no creo que pueda, Logan. —
Sacudí mi cabeza, la ira escociendo en mi sangre—. Me dieron un ultimátum. Ellos o
Cole. ¿Ellos? Ellos que nunca me preguntaron siquiera una vez cómo le hice para
superar el ataque de Ollie. Ni una vez. Actuaron como si lo hubiera estado pidiendo
o algo así, como si lo mereciera.
Los ojos violetas de Logan se oscurecieron con furia y supe que no estaba
dirigida hacia mí. Lo sabía por la furia se mezclaba con desaprobación. Había visto
esa mirada en su casa muchas veces a través de los años cuando estaba
pensando en nuestros padres.
Tomé una temblorosa respiración.
—Porque dudé, he perdido al único hombre que alguna vez me va amar
realmente. —Perdiendo la batalla contra mis lágrimas, las limpié con frustración,
incapaz de encontrar la mirada de Logan—. Cole rompió conmigo por ellos.
—Shay, no entiendo…
Así que le dije todo.
—Era feliz, Logan —concluí—. Me sentía culpable por ser feliz mientras que tú
estabas aquí y quería hacer algo por ti, pero no puedo hacer esto. Lo arruiné
contigo, con ellos y con Cole. —Tiré de mi cabello—. Ugh, tal vez esto no es algo
insalvable. Quiero decir Cole se fue, así que mamá, papá y Amanda me aceptarán
de nuevo en sus vidas. Tal vez podemos ser una familia de nuevo. —Solo tendría
que enterrar mi resentimiento.
—Shannon. —Logan tomó mi mano y mi completa atención. La preocupación
estaba escrita por toda su cara—. Te ves y estás actuando como si no hubieras
dormido en días.
Alejé gentilmente mi mano.
—Solamente he tenido dos personas en mi vida que adoro… y los he herido a
ambos. Te puse en prisión y rompí el corazón de Cole. —Limpié mis lágrimas—. Y no
puedo parar de llorar. Es ridículo. Incluso Rae está siendo amable conmigo. Ahí es
cuando sabes que eres patética. —Me encogí de hombros—. Stu probablemente
va a despedirme de todas formas. La atmósfera entre Cole y yo en el trabajo es
horrenda y Stu me advirtió que se iba a deshacer de mí si estaba causando
problemas con…
—¿Puedes callarte por favor por dos minutos? —interrumpió Logan,
frunciéndome el ceño—. Primero: no voy a repetir esto de nuevo. Tú no me pusiste
aquí. Yo me puse aquí. Segundo: Shannon, jamás te habría pedido que hicieras algo
que te pudiera hacer infeliz para hacerlos a ellos felices. Mientras tú y yo estemos
bien, ¿Qué importa?
—Pero dijiste…
—No tienes que tomártelo tan a pecho. No me di cuenta cuán culpable te has
estado sintiendo. Quiero decir, sabía que te sentías culpable por alguna jodida
razón, pero no me había dado cuenta que estaba tan arraigado. Cariño. —Sacudió
su cabeza—. Tienes que dejarlo ir.
Me quedé en silencio. No había un punto para replicar, porque no podía darle
la garantía que estaba buscando. Me sentía arrepentida. Ese sentimiento no iba a
irse pronto.
—Y en cuanto a Cole… nunca te había visto así de mal antes. Nunca te había
visto tan feliz como lo estabas la última vez tampoco, así que puedo decirte que
este chico es diferente. Olvida a todos los demás, Shannon. Regresa a Edimburgo y
has lo correcto con él. Y cuando lo hagas, regresa aquí y déjame agradecer al
chico que ha estado cuidando de mi hermanita mientras yo no puedo.
Sonreí ligeramente.
—¿Siempre has sido así de grandioso?
—Sabio de nacimiento, pequeña. Sabio de nacimiento —dijo inexpresivamente.
Reí suavemente y entonces me detuve, teniendo un repentino pensamiento
horrible.
—Él no me aceptará de regreso. No sé cómo hacerle ver cuánto significa para
mí.
Logan me guiñó un ojo.
—Ve por todo… O regresa a casa.
26
Traducción SOS por Jenn Cassie Grey y LizC
Corregido por Jut
Fin
1Gouache: Es un método de pintura con pigmentos opacos diluidos en agua y engrosados con una sustancia
aglutinante. Es distinto de la pintura transparente sobre papeles brillantes; normalmente se utiliza para producir un
efecto de pinceladas con un flujo espontáneo.
Moonlight on Nightingale Way
Logan pasó dos años pagando por los errores que cometió. Ahora, está listo
para empezar de nuevo. Tiene un gran apartamento, un buen trabajo, y un montón
de mujeres para distraerlo de su pasado. Y una mujer que lo está impulsando a la
distracción…
Grace escapó de su familia manipuladora al mudarse a una nueva ciudad. Su
nueva vida, hecha para adaptarse a sus propias necesidades, es casi perfecta. Lo
único que tiene que hacer es encontrar a su Hombre Perfecto… o al menos
encontrar una manera de ignorar a su irresistible mujeriego aunque molesto vecino.
Grace está decidida a no tener nada que ver con Logan hasta que una
sorpresa transcendental poco a poco comienza a cambiar al salvaje
rompecorazones en exactamente el tipo de hombre fuerte y estable que ha estado
buscando. Solo en el momento en que ella comienza a ceder a sus encantos, su
propio pasado desastroso amenaza con descarrilar todo lo que han trabajado para
construir…
On Dublin Street #6
Samantha Young
Traductores
âmenoire90
Fanny
Gry
IvanaTG
Jadasa Youngblood
Jane.
Jenn Cassie Grey
Jessy
Madgys83
MaEx
Nelshia
Nikki leah
Salilakab
Selene1987
Shilo
Veroonoel
Zoe Benson
Staff de Corrección
Correctoras
Jut
La BohemiK
LizC
Mariandrys Rojas
Veroonoel
Revisión y Recopilación
LizC
Diagramadora
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