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Sinopsis
Shannon MacLeod siempre ha ido por el tipo equivocado de hombre. Después
de salir de una relación tóxica a la siguiente, su último novio le dio una llamada de
atención de la peor manera posible. Con su mundo destrozado, ha renunciado a los
hombres, especialmente los de la variedad de chico malo.
Cole Walker es exactamente el tipo que Shannon quiere evitar: magnífico,
tatuado, encantador y arrogante. Pero bajo su duro aspecto se esconde un buen
hombre que está listo para encontrar a “la indicada”. Está decidido a sacar a
Shannon de su soledad auto-impuesta y ganar su corazón.
Cuando Shannon se abre frente a la constante devoción de Cole, la pasión
entre ellos se enciende en llamas a altos niveles. Pero cuando el pasado de
Shannon vuelve a asediarla, sus temores pueden destruir la confianza que Cole ha
construido entre ellos y separarlos para siempre…
On Dublin Street #5
ÍNDICE
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulos 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulos 26
Capítulo 27
Epilogo
Prólogo
Traducido por Zoe Benson
Corregido por LizC

Calle Escocia Edimburgo


Creo que había aburrido a Abue con mi música y mi parloteo sin cesar de Ewan.
Sus ojos siguen cerrándose y abriéndose de repente y murmura “Oh querida” cada
tanto. Mi novio, el antes mencionado Ewan, estaría pronto en Edimburgo para
recogerme, así que no le vi nada malo a esperar en el porche de Abue y dejarla
tomar una muy necesaria siesta.
Cuando besé su delgada mejilla áspera y me despedí, Abue me ofreció una
cálida sonrisa, sus párpados ya cayendo. Saliendo de la gran casa, dudé un
momento en el espacioso pasillo. Su casa no se había visto tan grande cuando el
abuelo estaba vivo, pero desde que falleció tres años atrás, la casa mágicamente
se había vuelto más grande y fría. Cuando podía, como había hecho la noche
anterior, viajaba de la casa de mis padres en nuestra pequeña ciudad para
quedarme con Abue, algunas veces incluso el fin de semana entero. Como la casa
de Abue siempre se había sentido más como un hogar que la de mis padres,
aprovechaba cualquier oportunidad que surgiera para quedarme con ella.
Sin embargo, esta vez no podía quedarme todo el fin de semana, porque la
banda de Ewan iba a dar un gran concierto hoy y me quería allí. Él era el bajista de
la banda. Estaba muy emocionada de verlo tocar, aunque no estaba muy ansiosa
por ver a las chicas tratando de hablar con él después de la presentación, como mi
amiga Caro me advirtió que sucedería.
Cerrando la puerta de Abue, giré y bajé unos cuantos escalones para
permanecer de pie al final del porche de modo que Ewan pudiera verme. Tenía
diecisiete, un par de años más que yo, y acababa de obtener su licencia de
conducción. Le gustaba cualquier vieja excusa para conducir su pequeño y
magullado Punto, por lo tanto, no me sentí mal al arrastrar su trasero todo el camino
hasta Edimburgo para recogerme.
Buscando en mi bolso mi teléfono y audífonos para pasar el tiempo escuchando
música, oí lo que sonó como un pie deslizándose en el concreto detrás de mí y me
giré rápidamente en sorpresa.
Mis ojos instantáneamente colisionaron con los de un chico.
Estaba de pie en el porche de la casa de al lado, unos escalones más arriba
que yo, y me estaba observando con algo parecido a conmoción. Cuando lo miré
detenidamente, el ritmo de mi corazón empezó a acelerarse.
Su cabello rubio rojizo lucía algo largo y despeinado, pero le sentaba bien
porque… me quedé sin aliento, de repente sintiendo un manojo de nervios en mi
estómago. El chico era absolutamente atractivo. No los había como él en mi
escuela. A medida que descendió los escalones del porche lentamente, el
sorprendente verde de sus ojos se volvió más claro. Eran unos ojos increíbles en los
que sentí que podía sumergirme, y se me ocurrió que quizá ya lo había hecho. Al
momento en que nuestro contacto visual finalmente se rompió, fue solo porque él
estaba distraído por mi cabello.
Cohibida, coloqué un mechón detrás de mi oreja. Los ojos del chico siguieron el
movimiento. Se habían burlado de mi cabello por largo tiempo cuando era
pequeña, pero al crecer empecé a recibir cumplidos por él. Esto quería decir que
era muy insegura en cuanto a la reacción de la gente hacia mi cabello, pero igual
me negaba a cambiarlo. Lo había heredado de mi madre. Era la única cosa que
teníamos en común.
Colgaba justo por encima de mi trasero en ondas suaves y tirabuzones naturales.
Ni pelirrojo, ni rubio rojizo. Era más cercano al caoba, pero incluso así era demasiado
rojo para serlo realmente. Cuando el sol o la luz artificial se reflejaban en mi cabello,
Abue decía que era como un halo de fuego rodeando mi cabeza.
Los ojos del chico volvieron a los míos.
Un incómodo momento pasó mientras seguíamos mirándonos el uno al otro, y
podía sentirme empezar a retorcerme bajo la tensión que había surgido entre este
desconocido y yo.
Buscando una salida, llevé mi mirada a su camiseta negra. Era una camiseta de
The Airborne Toxic Event 1, y sentí mis labios curvándose en una sonrisa de
satisfacción. TATE era una de mis bandas favoritas.
—¿Los has visto en vivo? —le pregunté, con un poco de envidia.
El chico echó un vistazo a su camisa como si hubiera olvidado qué era lo que
llevaba puesto. Cuando volvió a mirarme, la esquina de su boca se elevó.
—Ya quisiera.
Sentí una oleada de emoción al oír el sonido de su voz e inconscientemente me
acerqué más a la verja de hierro forjado que separaba nuestros porches.
—Me encantaría verlos en vivo.
Él se movió más cerca e incliné la cabeza hacia atrás. Era alto. Yo era de un
pequeño metro y medio y el chico era casi treinta centímetros más alto que yo. Mi
mirada vagó, ya fuera de mi control, por sus anchos hombros, sus magros y
musculosos brazos hasta la gran mano que había envuelto alrededor de una de las
puntas de hierro que adornaban la verja. Sentí un tirón en mi estómago al pensar en
ser tocada por una de esas manos. Eran masculinas pero elegantes y de dedos
largos.
Me sonrojé, pensando en lo que Ewan me había hecho la semana pasada,
excepto que de repente me imaginé a este chico en su lugar. Culpable, mordí mi
labio inferior mientras levantaba la mirada de nuevo hacia el chico.
No pareció notar que mis pensamientos habían serpenteado en lo indecente.
—¿Eres fan de TATE?
Asentí, sintiéndome de repente tímida alrededor de esta persona que había
suscitado una reacción tan fuerte en mí.
—Es mi banda favorita. —Me dio una pequeña sonrisa e instantáneamente quise
saber cómo lucía cuando reía.
—También es una de las mías.
—¿Ah, sí? —Se inclinó un poco más cerca, sus ojos escaneando mi rostro como si
fuera la cosa más interesante que había visto alguna vez—. ¿Qué otras bandas te
gustan?
La emoción de tener toda su atención acabó con la timidez poco habitual en
mí y empecé a enunciar todas las bandas en las que pude pensar de las que
había escuchado últimamente.
Cuando terminé me recompensó con una sonrisa, y esa sonrisa fue tan buena
que me dejó sin aliento. Tenía algo coqueto pero a la vez juvenil,
encantadoramente infantil y completamente atractiva. Era una gran sonrisa. Una
muy buena, grandiosa sonrisa.
Suspiré por dentro y me incliné más hacia la verja.
—¿Cuál es tu nombre? —me preguntó, su tono de voz bajo porque ahora
estábamos tan cerca que podíamos susurrar y oírnos el uno al otro. De hecho podía
sentir el calor de su cuerpo, y darme cuenta que estábamos de pie tan íntimamente
me hizo muy consciente de mi cuerpo así como del suyo. Me sonrojé internamente
de nuevo, agradecida de no ser la típica pelirroja con piel propensa a ruborizarse.
—Shannon —respondí, segura de que había un silencio en el aire entre nosotros y
asustada de romper lo que fuera que sea al ser muy ruidosa—. ¿El tuyo?
—Cole —dijo él—. Cole Walker.
Eso me hizo sonreír. Le quedaba perfectamente.
—Suenas como un héroe.
Cole sonrió.
—¿Un héroe?
—Sí. Como si hubiera un apocalipsis zombi, y el héroe que trata de salvar a todos
tendría un nombre como Cole Walker.
Su risa me calentó por todas partes, lo mismo la forma en que sus ojos se
iluminaron en diversión.
—¿Un apocalipsis zombi?
—Podría ocurrir —insistí porque nunca me gustó descartar ninguna eventualidad
en la vida.
—No pareces preocupada en absoluto de que pudiera ocurrir.
Eso era porque no lo estaba. Me encogí de hombros.
—Es solo que nunca he entendido por qué a la gente le asustan los zombis. Se
mueven muy despacio y no tienen cerebro.
Cole resopló.
—Dos puntos muy razonables.
Sonreí.
—Entonces, ¿eres un héroe, Cole Walker?
Se rascó la barbilla, mirando hacia la distancia.
—¿Qué es un héroe en realidad?
Sorprendida por la profunda y aparentemente seria pregunta, me encogí de
hombros.
—Supongo que es alguien que salva gente.
Sus ojos se posaron nuevamente en mí.
—Sí, supongo que lo es.
Tratando de aligerar el ambiente, le di una sonrisa coqueta.
—Entonces, ¿salvas gente?
Cole rio.
—Solo tengo quince. Dame tiempo.
Teníamos la misma edad. Estaba sorprendida. Podría pasar por alguien de
dieciocho.
—Eres muy alto para tener quince.
Pasó sus ojos sobre mí, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
—Muchas personas deben parecerte altas.
—¿Me estás llamando bajita?
—¿Estás diciendo que no eres baja?
Arrugué mi nariz.
—No estoy delirando. Es que no es educado comentar sobre la corta estatura
de una chica. Para que sepas estoy muy enojada con el mundo por ser
verticalmente desfavorecida.
—Tal vez yo estoy muy enojado con el mundo porque soy alto.
Le di una mirada que decía “sí, claro” y el rompió en carcajadas.
—Está bien, no estoy enojado por ser alto. Pero no deberías estar molesta por tu
estatura.
—No lo estoy —le aseguré rápidamente—. Solo estaba haciendo un punto.
—Un punto sin sentido.
Solté una risita, pensando en nuestra bizarra conversación.
—Sí.
Cole sonrió, y me sentí caliente por dentro una vez más por la forma en que me
miró.
—De todas formas, dudo que alguien note tu altura. Tienes todo ese gran
cabello y esos asombrosos ojos para distraerlos.
Tan pronto como dijo eso, se sonrojó y pasó una mano a través de su cabello,
como si estuviera avergonzado por haberme hecho un cumplido en voz alta.
Mis mejillas ardieron en placer.
—Tú también tienes unos ojos asombrosos.
Su timidez momentánea desapareció de inmediato con mi cumplido. Cole se
inclinó sobre la verja.
—Por favor, dime que vives aquí.
Antes de poder responder, un fuerte bocinazo hizo añicos la intensidad entre
nosotros y volteé para ver a Ewan acercándose en su viejo Punto. La realidad
volvió para estrellarse en mí, y por alguna razón tuve un raro sentido de perdida
cuando volví a mirar a Cole.
—Vivo en Glasgow —le dije arrepentida. Hice un gesto hacia el auto—. Mi novio
está aquí para recogerme.
La decepción irradió en los ojos de Cole.
—¿Novio? —Su mirada voló hacia el auto y vi su expresión decaer.
Mi corazón se hundió en mi pecho.
—Lo siento —susurré, no muy segura del por qué me estaba disculpando.
—Yo también —murmuró.
Ewan tocó la bocina nuevamente y yo palidecí, bajando los escalones, con mis
ojos todavía en Cole. Mantuvimos la mirada del otro mientras caminaba al auto y
lentamente, a regañadientes, entré en él.
—Hola, nena —dijo Ewan, finalmente haciendo que rompiera mi conexión con
Cole.
Le di a mi novio una sonrisa temblorosa.
—Hola.
Él se inclinó y me besó antes de acomodarse en su asiento para conducir.
Presa del pánico, giré hacia mi ventana para encontrar a Cole, pero el porche
donde había estado se encontraba vacío. Una sensación de pesadez se apoderó
de mí.
—¿Quién era ese? —preguntó Ewan.
—¿Quién?
—El tipo en los escalones.
—No lo sé. —Pero espero poder averiguarlo.
Ewan empezó a hablar de la banda, sin molestarse en preguntar cómo había
estado mi noche o cómo se veía Abue incluso tras haberle dicho antes que estaba
preocupada por ella. Mientras el viejo auto me llevaba lejos de Calle Escocia en
medio de su incesante charla, sentí como si el destino me hubiera dado dos copas y
estúpidamente había bebido la incorrecta.

1 The Airborne Toxic Ev ent: Banda de indie-rock de Los Ángeles que se formó en el 2006, cuyo nombre prov iene de
un capítulo del libro de Don DeLillo “White Noise”, en el que un derrame de productos tóxicos prov oca una nube
v enenosa a la que los militares llaman: “The Airborne Toxic Ev ent”.
1
Traducido por Zoe Benson y Jane.
Corregido por LizC

Edimburgo
Nueve años después
INKARNATE.
Miré el letrero por encima del estudio de tatuajes en Leith Walk, con mi labio
entre los dientes. No había nada que hacer. Tenía que abrir las puertas y entrar.
Solté una respiración profunda hasta que mis labios formaron un mohín
disgustado. El letrero de INKarnate estaba pintado en negrita a través de un largo
panel de vidrio sobre su puerta. Los dos largos paneles de vidrio a cada lado de la
brillante puerta negra estaban cubiertos de fotografías de miembros tatuados,
obras de arte y anuncios en rojo-y-púrpura que exclamaban TATUAJES, PIERCINGS,
ELIMINACIÓN DE TATUAJES a quienes pasaban. En el centro del panel más lejano a
mí había dos carteles blancos que proclamaban orgullosamente EL ESTUDIO DE
TATUAJES #1 EN ESCOCIA y GANADOR DE MÚLTIPLES PREMIOS.
Incluso yo, que no tenía tatuajes de los cuales hablar, había oído de INKarnate.
Está bien, es cierto, había salido con varios tipos con tatuajes, pero esa no era la
razón por la que había oído del estudio de tatuajes de Stu Motherwell. Oí de él
porque sus anuncios no mentían y estuvo en televisión varias veces durante los
últimos años. Stu había sido dueño de INKarnate por casi treinta años para ahora.
Era un artista extremadamente talentoso y ambicioso, y era partidario a contratar
únicamente artistas fantásticos para trabajar junto a él.
Pensarías que estaría en las nubes por una entrevista para el puesto de
administrador/asistente/recepcionista que necesitaban llenar. Sin embargo,
INKarnate reunía todo aquello a lo que estaba huyendo en el momento. Todo lo
que era malo para mí.
Solo había aplicado para el trabajo porque los trabajos de administradora eran
escasos.
Irónico que ésta fuera la única solicitud que había producido una respuesta.
De todos modos, ¿qué podía hacer? Crucé mis brazos sobre mi pecho, con mis
ojos pegados al letrero TATUAJES. Tenía que alejarme de Glasgow, y no tenía ningún
lugar a dónde ir… Edimburgo era el único lugar que conocía lo suficiente como para
sentirme cómoda al mudarme, y era caro como el infierno. El hotel en el que me
estaba hospedando era en realidad un hostal y ni siquiera podía costear quedarme
allí por mucho más tiempo. Aunque tenía en mis ahorros para dos meses de renta
en un apartamento de mierda, no iba a conseguir un contrato de arrendamiento
hasta que encontrara un trabajo.
Necesitaba comer y necesitaba un techo sobre mi cabeza.
Como Abue solía decir, a buena hambre no hay pan duro.
Dejando caer mis manos a los lados (una postura defensiva no era realmente
una buena forma de empezar una entrevista), esperé a que una mujer con su
cochecito pasara junto al estudio antes de dar grandes zancadas hasta la puerta y
empujarme dentro. Una campana pasada de moda, y en contraste al resto de la
decoración, sonó encima de la puerta cuando entré.
Mis botas de tacón bajo resonaron fuertemente en el suelo de baldosas blancas
de aspecto caro. Estaba lleno de fragmentos plateados en mosaico y era más
elegante de lo que había esperado para un estudio de tatuajes.
Por un breve momento observé el resto del interior. Era como un típico estudio
de tatuajes pero menos… desaliñado. La sala principal era grande y espaciosa. Un
mostrador curvo y de mármol negro tenía lugar a mi izquierda, y sobre él había una
reluciente iMac por la cual habría dado hasta mis dientes. Tras el mostrador había
un enorme armario que no pude ignorar porque estaba abierto, revelando una pila
caótica de archivos en los estantes en su interior. Contrario al mostrador al otro lado
de la sala había un gran sofá de cuero negro degastado en forma de L que lucía
muy cómodo. Una mesa de café de vidrio estaba frente a él, con una pila
esparcida de revistas y lo que lucía como un tazón de caramelos con envolturas
brillantes.
Justo delante de mí había una especie de mini galería. Las paredes eran
blancas y casi cada centímetro de ellas estaba cubierta con bosquejos de tatuajes.
Las únicas paredes que habían sido dejadas al descubierto eran los paneles aquí y
allá a lo largo del espacio. En ellos había pantallas de televisión donde música indie
o rock sonaba suavemente como una banda sonora para las capturas y vídeos de
los portafolios de los artistas.
Aquí todo era arte.
Pero, ¿en dónde estaban los artistas?
Miré alrededor al vacío, mis ojos eventualmente deteniéndose en una puerta
cerca de la esquina a mano izquierda. Podía oír el zumbido de una aguja de tatuar.
El área de trabajo debía estar por allí atrás.
¿Debería aventurarme e ir?
Dudé únicamente para ser empujada hacia delante por alguien intentando abrir
la puerta de entrada. Apartándome del camino, le di al joven una sonrisa de
disculpa.
—¿Todo bien? —Asintió hacia mí en saludo antes de pavonearse hacia el
mostrador. Tocó una campana anticuada unas cuantas veces.
Oh. De acuerdo.
Unos pocos segundos después una figura apareció en la puerta de atrás. Una
figura grande y corpulenta. Lo miré con la boca abierta mientras se acercaba a
nosotros, y lentamente el reconocimiento me golpeó.
La barba gris y el largo cabello enmarañado, la jovial sonrisa y las arrugas
alrededor de ojos azules. No, no era Santa Claus.
Stu Motherwell.
Se aproximó al mostrador en lentos y medidos pasos, y noté que las botas
negras de motociclista que estaba usando definitivamente habían visto su mejor día
hacía mucho, mucho, tiempo atrás. El zumbido de una aguja de tatuar continuó
desde la habitación de atrás, así que supuse que había al menos otro tatuador por
allá.
—Hola, hijo —saludó al joven—. ¿En qué te puedo ayudar?
—Tengo una cita para una eliminación de tatuaje en diez minutos.
—¿Nombre?
—Darren Drysdale.
Stu se inclinó para mirar en la pantalla del computador, oprimiendo el ratón
unas cuantas veces.
—Drysdale. Toma asiento. Rae estará lista para ti en un momento. Te ofrecería un
café, pero mi última asistente compró ese maldito aparato y ninguno de nosotros
sabe cómo usarlo.
El cliente resopló.
—No hay problema, colega. —Le asintió y se giró, caminando hacia el sofá para
esperar.
Entonces me encontré bajo el escrutinio de los brillantes ojos azules de Stu.
Pareció hacer un balance de mí por un momento y luego me dio una gran sonrisa.
—¿Y qué puedo hacer por ti, pequeña hada?
¿Pequeña hada? Ese era nuevo. Si no fuera mi entrevistador, podría haber
respondido que esta “pequeña hada” golpearía con su pequeño pero efectivo pie
su trasero si la “pequeña hadiaba” de nuevo.
Era posible que estuviera un poco enojada estos días. Pero también
desesperada… así que…
—Soy Shannon MacLeod —me acerqué y extendí la mano—. Estoy aquí por la
entrevista para el puesto de administrador.
—Mierda, gracias —pronunció Stu jovialmente, rodeando el mostrador a
zancadas para envolver mi mano entre la suya inmensa. La agitó, sacudiendo todo
mi cuerpo con el movimiento—. Al menos luces normal. La última parecía que no
hubiera visto un ser humano en cuarenta años.
—¿Ah, sí? —¿Cómo se supone que debía responder a un comentario como ese?
—Sí. Ni siquiera sabía qué era un apadravya o un ampallang.
Me estremecí tan solo con pensar en esos piercings genitales. Un hombre
valiente, era todo lo que yo diría, un hombre valiente que de hecho había
aguantado y se hizo uno de esos.
—¿Hacen esos aquí?
—Simon es nuestro hombre de los piercings. Los hace todos. —Stu sonrió—. Asumo
por ese pequeño estremecimiento que sabes lo que son.
Asentí, no realmente cómoda discutiendo sobre piercings para penes con mi
posible jefe… aunque supuse que si obtenía el trabajo, ese podría convertirse en un
tema de conversación muy normal entre nosotros.
—Aunque, seguramente no reciben muchos pedidos para esos, ¿verdad?
—Estoy seguro que las mujeres alrededor del mundo preferirían más de los que
recibimos. —Stu se rio de su propia broma y empezó a caminar hacia la habitación
trasera, haciendo un gesto para que lo siguiera—. Mi oficina es por aquí. Charlemos.
Pasamos a través de la puerta trasera, entrando a un largo y angosto pasillo
donde se colaba la luz desde tres puertas. El zumbido venía de la habitación del
medio. Stu las señaló.
—Tres áreas de trabajo. —Apuntó la más cercana a nosotros—. Comparto esa
con mi gerente. Es nuestro tatuador principal y mejor artista, de modo que
usualmente hace los proyectos grandes, a menos que yo tenga un interés particular.
Los viernes son sus días libres, así que desafortunadamente no lo conocerás hoy. La
habitación del medio es la de Rae. Por ahora está terminando un tatuaje pequeño.
También hace nuestras eliminaciones de tatuajes. La última es la de Simon. Es un
tatuador, pero te darás cuenta que la mayoría de sus citas son para piercings. —Stu
asintió hacia la puerta cerrada al final del pasillo—. Mi oficina.
Pasamos por las zonas de trabajo y eché un breve vistazo a la del medio. Vi la
espalda de una delgada mujer de cabello púrpura quien supuse era Rae. Estaba
tatuando lo que lucía como una mariposa en la espalda baja de una chica
curvilínea recostada en una silla.
Robé otro vistazo en la última puerta, encontrándome con los ojos de un guapo
hombre rapado y tatuado. Tenía un cliente, pero me dio un pequeño saludo
mientras pasaba. Se lo devolví, pensando que tenía una mirada amable.
—Aquí estamos, pequeña hada —retumbó Stu cordialmente mientras abría su
oficina y movía su brazo en un gesto para que entrara antes que él. Frunció el ceño
cuando entré—. ¿Qué fue lo que dije?
Me di cuenta que no debo haber sido capaz de ocultar la irritación en mi rostro.
Oh, bien, me atrapó, así que mejor ser honesta.
—¿Pequeña hada? No estoy muy segura de cómo tomar eso.
—Bueno, cariño, no quiere decir nada malo. —Stu entró en la habitación,
pasando más allá de mí para tomar el gran asiento de cuero tras su desordenado
escritorio. Hizo un gesto con la mano hacia la silla frente a mí, así que la tome
rápidamente—. Es que con ese cabello y esos ojos, y el hecho de que en realidad
eres “pequeña”, me recuerdas a una pequeña hada.
Aunque no quería, me encontré luchando con una sonrisa. Este hombre
grandulón parecía perturbado y preocupado por haberme molestado.
—Está bien. Solo estoy un poco nerviosa por la entrevista.
—Ouch, no estés nerviosa —dijo y sacudió la cabeza—. Solo vamos a hablar de
tu experiencia laboral y luego te presentaré a Rae y Simon. Si obtienes el trabajo
estarás con ellos más que nada, por lo tanto, me gusta oír sus opiniones de las
personas.
Desde ahí charlamos por aproximadamente quince minutos más o menos sobre
mi trabajo previo en el mundo administrativo. Estuvo interesado más que todo en mi
experiencia como recepcionista en un estudio de tatuajes en Glasgow. Trabajé allí
hasta los veinte. Había estado saliendo con un motociclista local en ese tiempo,
quien era casi diez años mayor que yo (sí, mi familia lo había amado), y su mejor
amigo tenía un estudio. El trabajo duró lo mismo que la relación, lo cual fue
difícilmente dieciocho meses. Fue encantador, en serio: me engañó con una zorra
motociclista y fui la que consiguió ser despedida. “Reducción de personal”, lo había
llamado mi jefe. Sí, claro, en lugar de que a su amigo le pareció muy incómodo
tenerme alrededor después de haberlo encontrado follándose a otra mujer.
Pronto descubrí que esa era una de las muchas alegrías de salir con un
auténtico chico malo.
—Todo eso suena genial. —Stu me dio una gran sonrisa encantadora que me
hizo sonreír de vuelta a pesar de mí misma. Él realmente me había hecho sentir a
gusto durante la entrevista, y empecé a pensar que trabajar en INKarnate podría
no ser tan mala cosa después de todo—. Vamos a conocer a Rae y Simon.
La habitación de Simon estaba vacía, pero lo encontramos cernido en la puerta
de Rae, observando su trabajo mientras ella hablaba con el joven que estaba allí
para lo que resultó ser su primera sesión para una eliminación de tatuaje. El joven
hombre parpadeó hacia la puerta en alarma cuando Stu y yo aparecimos.
Rae frunció el ceño ante su brusco cambio de comportamiento antes de seguir
su mirada. Sonrió entonces.
—No te preocupes. No están todos aquí para mirar. ¿Cierto, Stu?
El cabello negro-y-púrpura de Rae lucía corto y de punta alrededor de su largo
y delgado rostro. Tenía una nariz afilada y una boca fina. Un diminuto perno brillaba
en su nariz, y un pequeño aro de metal perforaba el lado izquierdo de su labio
inferior. Grandes ojos oscuros y largas pestañas negras evitaban que su rostro se
viera muy severo. Entre más la miré, más me di cuenta que era sorprendente incluso
sin el cabello, los piercings y la hilera de rosas negras tatuadas a lo largo de su
brazo derecho. Una delgada camisa sin mangas de Harley-Davidson y jeans negros
exhibía su figura de piernas largas.
—¿Quién es la Pelirroja? —Asintió con la barbilla hacia mí.
—Esta es Shannon. Shannon, estos son mis artistas, Rae y Simon. —Stu hizo un
gesto en dirección al alto y rapado artista.
Simon me sonrió y sentí mi bandera roja empezar a ondear. Tenía hoyuelos, unos
hoyuelos muy, muy encantadores, brillantes ojos avellana, y unos agradables
músculos bien desarrollados bajo su camisa gris de Biffy Clyro1. Tatuajes cubrían
cada centímetro de ambos brazos. Túneles negros perforaban sus orejas.
Él era un problema.
Tal vez un trabajo en INKarnate no iba a funcionar después de todo.
—Deberías contratarla —le dijo Simon a Stu sin quitar esos lindos ojos de mí—. Es
caliente. Atraerá interés.
Nop. Definitivamente no va a funcionar.
Un resoplido surgió de Rae cuando leyó perceptivamente la expresión en mi
rostro.
—No te preocupes, Pelirroja. Prefiere los penes. Realmente, penes.
Parpadeé sorprendida no solo por su grosería, y no menos que delante de un
cliente, sino por la implicación. ¿Simon era gay? Él captó mi mirada de sorpresa y se
echó a reír.
—Sí, soy gay.
Odiaba admitirlo, pero la revelación me hizo relajarme al instante, la decepción
que había sentido momentos antes desapareció. Le sonreí a Simon ahora.
—Si estás soltero me desmayaré de incredulidad.
Él se rio de eso, pareciendo complacido.
—No lo soy. Mi novio se llama Tony. Es italiano.
—Oh, no hagas que empiece a hablar de Tony —gimió Rae, poniendo los ojos—.
Amo al chico, pero si tengo que escuchar una historia más de la talentosa boca de
Tony y su generoso corazón voy a vomitar sobre mí.
Mis ojos traicionaron mi conmoción y Simon me dio unas palmaditas en el
hombro.
—No te preocupes. Es solo la forma de ser de Rae. Ella me ama de verdad.
Ella carraspeó ante eso y se giró de nuevo a su cliente, quien nos estuvo
observando con algo parecido al aburrimiento en su rostro.
—Contrátala, Stu. Sabes que me encanta escandalizar a la gente, y Pelirroja
aquí parece que será divertida para mí.
—Lo tomo como un reto —dije, sintiéndome indignada por la acusación de ser
de alguna manera susceptible—. He oído cosas mucho peores, te lo prometo.
Su boca se curvó hacia arriba en las esquinas.
—Me tomaré eso como un reto.
—Lo has hecho. —Simón suspiró.
—Estás contratada —anunció Stu.
Levanté la vista hacia él, sintiendo un subidón abrumador de alivio.
—¿En serio?
Él sonrió.
—Sí, me agradas.
Eso no sonaba muy profesional.
—¿Me estás contratando porque te agrado?
—La gente no tiene idea de lo importante que es eso para un negocio con éxito.
Si todo el mundo se lleva bien, si el ambiente aquí es genial, la gente nos
recomendará.
—Oh, sí, porque es mi maldito carácter afable, no mi inmensa habilidad con una
aguja de tatuaje, lo que obtiene todas las recomendaciones —dijo Rae arrastrando
las palabras.
Stu gruñó.
—No es tu maldito carácter afable o tu habilidad con una aguja de tatuaje lo
que obtiene las recomendaciones. Es…
—Cole —terminó por él, lanzándole una sonrisa—. Pero no estoy tan mal.
Stu no pudo evitar sonreír ante eso.
—Sí, no estás mal.
—Correcto. —Simon se volvió hacia nosotros y nos echó con sus manos—. Dejen
a Rae trabajar. —Me sonrió mientras caminábamos por el pasillo—. Entonces,
¿aceptarás?
Pensé en ello mientras vagaba detrás de Stu hacia la sala principal. Un cliente
esperaba en el mostrador y Simon se apresuró a saludarlo mientras Stu me miraba
expectante.
Así que Rae tenía una bocaza y debía suponer que no había filtro entre dicha
boca y su cerebro, pero por debajo de la actitud quisquillosa sentí un verdadero
afecto por su empleador y su colega. Stu era fuerte y contundente, pero tranquilo y
relajado. Y Simon parecía tan tranquilo y agradable también.
No podía ser el peor lugar para trabajar.
¿A quién engañaba? Podrían ser horribles y aun así aceptaría este trabajo.
Extendí mi mano.
—Gracias. Estaría encantada de aceptar.
Stu sonrió abiertamente, sacudiendo mi mano y con ella todo mi cuerpo.
—Estupendo. ¿Cómo te suena el lunes?
—Estupendo —repetí, sonriendo enormemente por primera vez en días, incluso
semanas. Me sentí aliviada de finalmente continuar con mi vida.
Stu miró a Simon por encima del hombro.
—¡Ella dijo que sí!
Simon se echó a reír.
—Buenas noticias. Cole la amará.
—Oh, sí. —Stu se rio de una manera que me hizo sentir repentinamente nerviosa.
¿Quién era Cole? Los ojos de Stu brillaron con picardía—. En realidad estoy medio
jubilado. No estoy mucho por aquí, así que le dejo el funcionamiento del sitio a mi
gerente, Cole. Él te informará todo lo que necesitas saber el lunes.
Sonreí débilmente en respuesta.
De repente tuve una muy mala sensación en la boca del estómago.
***
La habitación era fría y estrecha, pero al menos tenía un lugar para descansar
mi cabeza por ahora. Aunque eso no hiciera que el entorno fuera menos
deprimente. Por no hablar de que odiaba tener que compartir el cuarto de baño
común con las otras cinco personas que se alojaban en el “hotel”.
Había terminado de llenar la planilla de empleados que Stu me había dado
antes de dejar INKarnate. Por un lado me sentía increíblemente afortunada de
haber conseguido un trabajo tan rápido, y por el otro estaba absolutamente
temerosa de conocer a mi nuevo gerente. Tenía la esperanza de que fuera como
Stu o incluso Simon. No un chico malo.
Gruñendo en voz baja acerca de la falta de comunicación que me había
puesto en esta situación, me aparté de la planilla y tomé mi teléfono. Sin mensajes.
Como si realmente esperara que hubiera alguno, no había sido del todo visible en
Glasgow para mi familia, pero al menos existía. Ahora era como si hubiera sido
eliminada de todo recuerdo.
Haciendo caso omiso a la ardiente ira en mi interior, me levanté y crucé la
pequeña habitación donde apilaba mis maletas y las cinco cajas con mis
pertenencias. Había arrojado a la basura la mayor parte de mis cosas antes de
mudarme. Pensé que podría ayudar a purgarme de esos recuerdos con el fin de
empezar de nuevo.
Hurgando en las cajas, encontré la que estaba buscando. La caja que guardé
desde la secundaria era la que tenía todos mis viejos cuadernos de bocetos y
materiales de arte. Dibujar siempre me relajaba, me transportaba a otro lugar por
cierto tiempo. Parecía necesitar mucho de eso últimamente.
Cuando estaba empacando las maletas, no tuve el tiempo suficiente para
revisar todos mis viejos dibujos, pero esta noche no tenía nada excepto tiempo y
cuatro paredes sombrías. Necesitaba algo para apartar mi mente de mis problemas
familiares, y no tenía dinero para comprar nuevos libros.
Llevando la caja a la cama, limpié el polvo que se había acumulado en la
parte superior de los cuadernos de bocetos con una vieja camiseta y me acurruqué
en la cama para mirarlos. Algunos de los dibujos, los más viejos, me hicieron sonreír.
Dibujar no era algo que se me diera fácil al principio. Amaba hacerlo, pero nunca fui
capaz de hacer que un boceto cobrara vida. Hasta que un chico de mi clase de
primer año (uno del que me enamoré enormemente) en la secundaria me enseñó a
cómo sostener un lápiz correctamente y cómo trazar en el papel, no dibujar
inflexibles líneas duras.
A partir de ahí aprendí rápidamente y me enganché.
El arte duró. El primer amor no.
Una hoja de papel cayó desde el tercer cuaderno de dibujo que había
recogido, y de repente, recordé a otro chico. Hace un año habría sido capaz de
mirar el boceto y no sentir nada más que una punzada de dolor, un recordatorio
fantasmal en lugar de algo real.
Sin embargo, ahora mirando el dibujo de mi ex-novio Nick, sentí amargura. Esa
amargura se estaba convirtiendo en una parte familiar de mí y la odiaba.
Simplemente, no sabía cómo luchar contra ella.
Pero me apoyé en mi almohada, mis dedos arrugando el boceto del hermoso
Nick Briar. Salí con Nick nueve meses después que mi primer novio, Ewan, me había
dejado de la nada. Durante un tiempo Nick calmó el dolor que Ewan me había
provocado. En mi inmadurez, de hecho sentí como si hubiera vencido a Ewan
cuando empecé a salir con Nick. Tenía diecinueve años, era hermoso y el vocalista
en una banda de rock rival.
Nick había sido el primero de mis chicos malos…
***
El pequeño club estaba sucio, lleno de humo y demasiado caluroso. Pero yo me
sentía vertiginosa de emoción a medida que veía a Nick cantar en el escenario con
su banda, Allied Criminals. Pensé que su nombre era estúpido y no era una gran fan
de su música, pero amaba la voz de Nick y su pasión, y cómo la gente se
entusiasmaba por ellos. Me sentía orgullosa estando de pie entre la multitud como su
novia, y me prometí que siempre lo apoyaría, sin importar qué.
Nick interpretaba su personaje melancólico en el escenario, pero en realidad
era un chico muy dulce. La noche anterior, cuando le dije que no sería capaz de
llegar a esta presentación por un asunto familiar, lo entendió completamente.
Estaba decepcionado, pero no hizo un gran escándalo como Ewan habría hecho. Y
me hacía sentir especial de una manera que Ewan nunca hizo. Nick siempre me
decía lo hermosa que era, cuán divertida e interesante. Me sentía ordinaria hasta
que lo conocí. Estaba completamente enamorada de él, la cual fue
probablemente la razón por la que había tenido sexo con él por primera vez hace
un par de semanas.
Mis amigos actuaron todos inmaduros y celosos por eso, lo que era ridículo.
Pensaban que era un error de mi parte ceder tan rápido y fueron realmente de
poco apoyo e ignorantes con todo el asunto. Por suerte tenía a Nick en mi vida, así
no tenía que aguantar su tonta ingenuidad todo el tiempo.
Después que Nick se comportara tan bien la noche anterior, susurrándome
palabras de amor al oído mientras me hacía el amor, decidí no asistir a la fiesta de
cumpleaños de mi tía y venir a verlo tocar. No podía esperar a ver la expresión de
sorpresa en el rostro de Nick.
La banda terminó y me apresuré hacia la puerta que llevaba a la parte detrás
del escenario. Un gorila trató de empujarme, pero después que le explicara quién
era, él desapareció detrás del escenario y volvió con el “manager” de la banda. En
realidad era el primo mayor de Nick, Justin, y en realidad no estaba muy segura de
qué lo calificaba para ser su manager. No me importaba realmente en ese
momento. Justin me reconoció y me llevó detrás del escenario solo para
desaparecer antes que pudiera preguntarle en qué dirección ir. Vagué en dirección
opuesta y me terminé encontrando a la banda sentada alrededor de una estéril
mesa de billar colocada al azar. Bebían cerveza y hablaban en voz alta entre ellos
con un par de chicos y chicas que no reconocí.
Nick no estaba a la vista.
Alan, el guitarrista principal, levantó la vista y se puso rígido cuando me vio, sus
ojos parpadeando nerviosamente detrás de mí antes de volver a mirarme.
—Shannon. —Se puso de pie bruscamente y todos los chicos me miraron de la
misma manera—. Pensé que no ibas a venir esta noche.
Le devolví la sonrisa, pero mis labios temblaron. La tensión que había causado mi
aparición hizo sonar las alarmas en mi cabeza.
—Quería sorprender a Nick. ¿Dónde está?
—Uh, no sé. —Digby, el baterista, se encogió de hombros, mirando a los otros
chicos con una indiferencia fingida que ellos devolvieron.
Sin embargo, Alan no. Apretaba sus labios mientras observaba a los demás, y
cuando sus ojos volvieron a los míos, los miré obstinadamente. Mi franqueza lo hizo
estremecerse. Alan y yo nos llevábamos bastante bien. De hecho, a veces me daba
la impresión de que yo le gustaba. Él coqueteaba conmigo todo el tiempo y
siempre era tan considerado conmigo. Siempre lo había rechazado porque estaba
loca por Nick y nadie más podría acercarse a lo que sentía por él.
—¿Dónde está, Alan?
Los ojos de Alan se suavizaron con pesar.
—Está en el guardarropa, Shannon. —Él asintió en la dirección detrás de mí
mientras los demás se movían inquietos.
Sintiendo mi corazón golpear en mi pecho, me giré sobre mis botas de tacones
bajo y caminé con más confianza de la que sentía por un estrecho y oscuro pasillo.
Me detuve delante de una puerta pintada de negro con la palabra GUARDARROPA
en pintura blanca a través de ella.
Oí los jadeos y gruñidos procedentes del interior y supe lo que iba a encontrar,
pero simplemente tenía que verlo por mí misma.
Con una mano temblorosa di vuelta al pomo de la puerta y la abrí.
En la pequeña habitación con poca luz, que no era más grande que un armario
grande, vi a Nick con sus pantalones en los tobillos, embistiendo a la rubia que tenía
presionada contra la pared.
Náuseas y dolor como nunca antes había sentido brotaron en mí cuando ambos
giraron sus cabezas sorprendidos por la intrusión. Los ojos de Nick se abrieron de par
en par cuando me vio y de pronto olvidó a la rubia mientras gritaba mi nombre con
horror y la dejaba ir. Ella trastabilló al suelo cuando Nick se agachó para recoger sus
pantalones.
Yo salí corriendo de allí, haciendo caso omiso de Alan y Nick gritando mi nombre
a medida que me perseguían. Los perdí en la multitud del sucio bar y me apresuré
hasta la parada de autobús. No fui a casa. En su lugar me encontré llamando a la
casa de mi amiga Caro. Ella me dejó entrar y sollocé sobre ella, pidiendo disculpas
por asumir que era ingenua, cuando al final yo era la única que podía ser criticada
por eso…
***
Nick fue una lección importante. Sin embargo, de alguna manera necesité que
otro hombre me engañara antes de aprender de ello. Finalmente me volví sabia
con los de su tipo. Aunque, más tarde me vi envuelta en un tipo diferente de chico
malo: del tipo que no engañaba, pero aun así encontró una manera de arruinar mi
vida.
Pero ya no más.
Rompí el boceto de Nick en un centenar de pequeños pedazos.
Nunca más.

1Biffy Clyro: Banda de rock procedente de Kilmarnock, Escocia, formada en 1995 por Simon Neil, y los hermanos
James Johnston y Ben Johnson.
2
Traducido por MaEx y Nelshia
Corregido por LizC

Había encontrado difícil dormir la noche antes de empezar mi nuevo trabajo,


mariposas revolotearon alrededor de mi estómago como bestias salvajes mientras
me preocupaba por el día siguiente. Cuando conseguí quedarme dormida, fue con
la esperanza de que mi gerente fuera en gran medida una versión más joven de
Stu. Podía hacer frente a un Stu.
Así que era con más de la cantidad normal de nervios del primer día que entré
en INKarnate el lunes, lo que a su vez probablemente fue la razón por la que casi
tropecé con mis propios pies ante la vista delante de mí.
Simon estaba de pie delante del mostrador de recepción de mármol hablando
en voz baja con un hombre muy alto, que estaba de espaldas a mí. Conseguí un
breve vistazo de anchos y fuertes hombros, y largas piernas antes que él se volviera
y mis ojos chocaran con los suyos verdes brillantes.
Santos…
Mi estómago se desplomó.
El terror me inundó.
Por favor, no, no, no. Que sea un cliente. Por favor, que sea un cliente.
Esos ojos se arrugaron atractivamente en las esquinas mientras su magnífico
dueño me lanzaba una encantadora sonrisa juvenil que penetró mi campo de
fuerza anti-chicos-malos. Los ojos y la sonrisa me habrían derribado por su cuenta,
pero lamentablemente esos ojos y esa sonrisa estaban realzados por un sexy
hoyuelo en la mandíbula del extraño, y el despeinado cabello rubio rojizo
desordenado que enmarcaba su atractivo rostro. Si eso no era suficiente para
afectar a una mujer, el alto y apuesto extraño tenía un cuerpo en forma. Un cuerpo
en muy buena forma por el aspecto de las cosas. Su camiseta azul marino no hacía
nada para ocultar la perfecta V de su torso o sus esbeltos brazos musculosos. Y esos
brazos estaban cubiertos de elaborados y calientes tatuajes.
—Shannon —me saludó Simon, arrancando mi mirada lejos del impresionante
problema delante de mí—. Este es Cole, nuestro gerente.
¿El destino era realmente así de insensible?
Cole me sonrió en respuesta, y la familiaridad me dio un puñetazo en el pecho
junto con consternación a medida que avanzaba hasta mí y tendía su mano.
—Cole Walker. Es un placer conocerte, Shannon.
De mala gana, di un paso adelante y tomé su mano en la mía.
Al instante me arrepentí.
Su mano fuerte y ligeramente callosa con un anillo de plata maciza en su dedo
medio se sintió muy bien. Envolvió la mía más pequeña y me sentí rodeada por él.
¡Maldita sea!
Arranqué mi mano, incapaz de encontrar la mirada de mi nuevo gerente. Mis
ojos cayeron a las botas negras entrelazadas pero sin atar en las cuales tenías los
jeans oscuros metidos.
—¿Shannon? —Cole dijo mi nombre como una pregunta y yo tuve que despegar
mis ojos de sus pies para encontrar su mirada. De cerca, la familiaridad que había
sentido momentos antes solo fortaleció el sentimiento cuando entrecerró sus ojos en
mí. Se quedó mirando mi cabello durante unos largos segundos.
El reconocimiento se estrelló a través de mí.
No.
De ninguna manera.
—Entonces, ¿eres un héroe, Cole Walker?
—¿Qué es un héroe en realidad?
Meses, incluso años, después de nuestro encuentro fuera de la casa de mi
abuela hace tanto tiempo, había pensado a menudo en el chico guapo con el
que había conectado después de solo unos minutos de conversación.
Cole Walker.
Cole jodido Walker.
Todo adulto.
Y era mi nuevo gerente.
Estaba tan jodida. Sin embargo, estaría menos jodida si él no me recordara, lo
cual estaba bastante segura que no hacía. Un tipo como él… estaba obligado a
tener conversaciones coquetas con mujeres todos los días. De ninguna manera iba
a recordar una conversación al azar con una pequeña y pálida pelirroja hace
nueve años.
—Te conozco. —Cole dio un paso atrás, inclinando la cabeza mientras me
escrutaba con una pequeña sonrisa en sus labios. Parecía encantado por mí, lo que
de inmediato envió mi campo de fuerza de regreso a plena potencia—. Shannon. —
Increíblemente, el reconocimiento iluminó sus hermosos ojos—. Ya nos conocimos. —
Él le devolvió la sonrisa a un sonriente Simon antes de volver su atención hacia mí.
Sus ojos estaban llenos de alegre sorpresa—. En la calle Escocia. Hace años.
Él esperó a que yo respondiera.
Podía decirle que lo recordaba, pero eso seguramente solo alentaría al
coqueteo que vi brillando en su mirada. Recordé que le gustaba mi cabello y mis
ojos. ¿Quién era yo para decir que no lo hacía todavía, y además le gustaría la
oportunidad de ver dicho cabello derramarse sobre su almohada mientras me
follaba? Una follada que probablemente seguiría inmediatamente con follarme
más.
Manteniendo mi expresión perfectamente en blanco, negué con la cabeza.
—Lo siento. No me acuerdo.
La decepción hizo que su sonrisa se marchitara.
—¿En serio? Hablamos de bandas, zombis y esas cosas. Tu novio te recogió. Eres
de Glasgow.
Cristo, ¿tenía una memoria fotográfica?
Apenas logré evitar arrugar la nariz en disgusto.
—Soy de Glasgow —respondí con calma, sin antipatía, pero no muy agradable
tampoco—. Y mi abuela vivía en la calle Escocia, pero no te recuerdo. Lo siento.
Simon trató de ahogar una carcajada detrás de Cole.
Cole le lanzó una mirada disgustada por encima del hombro y Simon se dio la
vuelta con un silbido inocente y casualmente entró en la parte posterior.
Suspirando, mi nuevo gerente se volvió hacia mí con el ceño fruncido.
—¿Realmente no me recuerdas?
—Lo siento. —Me encogí de hombros con apatía, lo que solo hizo que su ceño
fruncido se profundizara.
—Supongo que fue hace mucho tiempo. —Él siguió mirándome con una
expresión evaluativa y yo empecé a retorcerme incómodamente. Cuanto más me
miraba, más lo miraba yo, y cuanto más lo hacía, más me daba cuenta de cuán
deliciosamente lamible era.
Los tatuajes solo lo hacían aún más.
Le eché la culpa al artista en mí por mi debilidad por un hombre con grandes
tatuajes. Había lo que parecían ser iniciales trabajadas en un diseño tribal tatuado
en el lado izquierdo de su cuello. En su brazo izquierdo tenía un tatuaje envuelto en
tinta negra de un lobo de pie sobre un precipicio rocoso. Se esbozaba hacia arriba
en sus bíceps, y la parte superior del cuerpo de una mujer de perfil aparecía para
transformar la parte superior de la cabeza del lobo… la cabeza de la mujer
estando al revés; su cabello ondeando en el viento y desapareciendo bajo la tela
de su camiseta. En su brazo derecho en tinta de color marrón rojizo y negro tenía un
águila volando, las puntas de sus alas también desapareciendo bajo su camiseta.
Colgando de las garras del águila había un anticuado reloj de bolsillo, pero no
pude distinguir qué hora marcaba.
—¿Te gusta lo que ves?
Parpadeé ante la insinuación en la voz de Cole, arrastrando mis ojos de sus
tatuajes a su rostro. Llevaba esta pequeña sonrisa sexy que habría funcionado
como un hechizo en mí hace unos cuantos meses atrás.
Pero mucho había sucedido desde entonces. Levanté una ceja.
—¿Siempre coqueteas con todos tus nuevos empleados? —dije, desinteresada y
pretendiendo no estar impresionada.
La sonrisa arrogante de Cole se convirtió en una gran sonrisa mientras sus ojos
vagaban por encima de mi cabello.
—Nunca he tenido una como tú antes —murmuró.
—¿Eficiente, inteligente, responsable, confiable? —dije con los dientes apretados.
La risa destelló en sus ojos.
—Bueno, espero que también seas todas esas cosas. —Claramente satisfecho de
sí mismo, se rio y dio la vuelta para dirigirse hacia el mostrador de recepción—. Por
cierto, bonito cabello —disparó por encima de su hombro.
Por primera vez en años maldije mi jodido cabello.
—Estoy pensando en teñirlo de color rosa —mentí mientras lo seguía detrás del
escritorio.
Al hacer clic con el ratón del computador, Cole murmuró:
—Y yo soy realmente un tatuador de día y un Highlander inmortal que viaja en el
tiempo por las noches.
Antes de poder responder, me lanzó una sonrisa irónica e hizo un gesto a la
computadora con un movimiento de cabeza.
—Al mostrador. —El ratón se movió sobre la pantalla mientras me mostraba el
libro digital de citas, la hoja de cálculo en la que mantenían actualizados sus
suministros, una lista de los datos de contacto de sus proveedores, y una carpeta
con información sobre los clientes regulares—. Bien. —Suspiró y me lanzó una mirada
de disculpa—. Tenemos un problema con la sistematización. —Se dio la vuelta, su
brazo rozando el mío mientras lo hacía, y por desgracia no pude evitar que mi
cuerpo reaccionara al contacto. Los vellos en mis brazos se erizaron, y la sangre se
calentó en mis mejillas. Cole no pareció darse cuenta mientras agitaba un brazo
hacia el enorme armario frente a nosotros, aquel con las pilas de archivos—. Nuestro
último asistente era completamente inept…
—Y un jodido homofóbico —gruñó Simon en mi oído, haciéndome saltar del susto
al descubrir que estaba de pie junto a mi hombro.
—Razón por la cual echamos nuestro último asistente —me informó Cole.
Cuando miré de vuelta, él me estaba estudiando con cautela—. No eres una
homofóbica, ¿verdad, Shannon?
Apenas registré la pregunta. Tenía un acento encantador, era refinado y
cadencioso, y hacía cosas maravillosas con el sonido de mi nombre.
Al darme cuenta que ambos estaban ahora tensos esperando una respuesta,
me apresuré a asegurarle a Simon:
—Definitivamente no. El amor solo es amor, ¿verdad?
Simon se relajó y me sonrió.
—El amor solo es amor, cariño —concordó.
Le sonreí de vuelta, pero cuando mi mirada volvió a Cole, mi sonrisa se
desvaneció. Él había estado mirándome con ésta apabullante mirada en sus ojos,
una mirada suave que me hacía sentir cosas que no tenía derecho a sentir. Ante el
repentino cambio en mi actitud, Cole frunció el ceño, claramente confundido por mi
reacción hacia él.
—Entonces, ¿los archivos…? —insistí.
Cole parpadeó.
—¿Archivos? Ah, cierto, los archivos. —Se aclaró la garganta e hizo un gesto de
vuelta al armario—. Hay archivos de Stu antes de ir a lo digital. No los necesitamos,
se remontan a cuando el estudio se abrió, pero Stu quiere conservarlos. Nuestro jefe
puede ser un poco terco a veces. —Lo dijo con tal afecto que sabía que la
terquedad de Stu no molestaba en lo más mínimo a Cole—. Los archivos fueron
trasladados cuando una tubería estalló en la oficina de Stu, pero el asistente que los
movió en ese entonces lo hizo en un caos desorganizado. Los archivos de
contabilidad se mezclaron con los archivos de arte y todos están fuera de orden
cronológico. Me gustaría que lo reorganizaras cada vez que no te necesiten en la
recepción.
Di un paso hacia el desastre.
—¿Por qué no los digitalizo en su lugar? Va a liberar el espacio aquí. El lío no da
exactamente la mejor impresión a sus clientes.
Cole pareció considerarlo.
—Te va a tomar más tiempo…
Me encogí de hombros.
—Me gusta mantenerme ocupada.
Sus ojos se movieron por encima de mi cabeza hacia Simon.
—¿Puede ser? ¿Finalmente contratamos a una recepcionista que sabe lo que
está haciendo y realmente quiere trabajar?
—Milagros más grandes han ocurrido —dijo Simon, con una sonrisa en su voz.
Sintiéndome inmediatamente nerviosa, fingí lo contrario girando hacia el
mostrador de recepción.
—¿Dónde está la impresora?
—Está en la oficina de Stu. La conseguiré y traeré aquí para ti. —Cole se dirigió
hacia la parte de atrás y desapareció por el pasillo. Mis ojos lo siguieron en contra
de mi voluntad.
—No te preocupes —dijo Simon.
—¿Preocuparme de qué?
Él dio un resoplido de risa.
—Por derretirte frente a Cole. Él tiene la tendencia a tener ese efecto en la
gente. Créeme, nunca he deseado tanto que de la noche a la mañana alguien
despierte milagrosamente gay.
A pesar de estar molesta ya que Simon había adivinado de alguna manera mi
atracción inmediata a nuestro jefe, no pude dejar de reír.
—¿Qué hay de Tony?
Simon descartó mi pregunta con un gesto.
—Los dos tenemos listas de fantasía de la gente que nos permitimos follar si
alguna vez se vuelven gay. Channing Tatum está en la suya. Cole está en la mía.
—¿Cole sabe que fantaseas con él?
—Él ha visto toda mi lista. Tony la imprimió como prueba de nuestro pacto en
caso de que alguna vez la fantasía se haga realidad.
Todavía estaba sorprendida por el hecho de que Cole sabía que Simon
fantaseaba con él y sin embargo parecía muy a gusto con él.
—¿A Cole no le molesta que fantasees con él?
Simon gruñó.
—¿Por qué lo haría?
—Algunos hombres, especialmente hombres como Cole, son extraños acerca de
esas cosas. Los idiotas piensan que amenaza su virilidad.
—Hablas por experiencia, ¿verdad?
Hice una mueca al pensar en mi ex.
—Una vez conocí a un hombre que le dio una paliza a un sujeto que se le
acercó en un bar. Fue una de las cosas más horribles que he visto nunca. —
Parpadeando ante los recuerdos, descubrí a Simon observándome con una mirada
perpleja en su rostro. Era como si él sintiera que no era la única cosa horrible que
había visto nunca, y quería saber por qué. La idea de que alguien en mi nueva vida
supiera lo que había atravesado hizo que una pared se alzara dentro de mí; su
impenetrabilidad debe haberse reflejado en mi expresión de repente en blanco.
Sintiendo el cambio, Simon dio un paso atrás.
—Cole no es así. Él no es así en absoluto.
No importaba qué clase de hombre era Cole Walker. No tenía ninguna intención
de siquiera descubrirlo.
***
Escuché la voz de Cole retumbando cerca de la puerta a la sala principal de
recepción mientras guiaba a su cliente fuera. Al instante me tensé junto a la
impresora que él había colocado en el mostrador de recepción. Durante algunas
horas me había sumergido en la creación de carpetas digitales cronológicas para
organizar todo el material digitalizado. Los archivos contenían recibos e información
de los clientes, y muchos de ellos tenían fotografías del trabajo del tatuaje. Estaba
de acuerdo con Cole, las cosas se remontaban a años atrás, y a excepción de la
contabilidad, la mayor parte realmente no era necesario conservar. Stu, al parecer,
era un poco acaparador. Sin embargo, como le había dicho a Cole, estaba feliz de
digitalizarlo todo si eso significaba que me mantendría ocupada y fuera del camino
de mi nuevo gerente.
Él había tenido a un tipo llamado Ross Mead durante toda la mañana.
Estuvieron trabajando en un tatuaje enorme que eventualmente cubriría la espalda
de Ross. Sabía que Cole tenía tres citas más esta tarde y tuve que preguntarme si
alguna vez su mano se acalambraba. De hecho, después de recibir un par de
llamadas esta mañana de personas buscando reservar citas para un tatuaje,
descubrí que el estudio ya tenía reservado los fines de semana por las próximas seis
semanas. Las citas estaban disponibles durante la semana, siendo un momento más
difícil para las personas con puestos de trabajo de nueve a cinco, pero estaba
claro que algunos de ellos estaban dispuestos a tomarse un tiempo libre en lugar de
esperar para estar en la silla de Cole Walker.
—El mismo cuidado que antes —escuché a Cole decir mientras él y Ross salían a
la sala—. Y te veré de nuevo en tres semanas.
A pesar de querer seguir fingiendo que no era consciente de Cole, mi trabajo
consistía en tomar el pago del cliente, así que tuve que levantar la vista cuando se
acercaron. Ross se veía un poco fatigado mientras Cole lo traía hacia mí.
—¿Estás bien? —pregunté.
Ross me lanzó una temblorosa sonrisa seca.
—Quiero el tatuaje, aunque no me gusta en especial la manera en que me
siento durante y después.
—Tengo algo… —me agaché para rebuscar en mi bolso—, que podría ayudar.
¡Ajá! —Envolví mi mano triunfalmente alrededor de la barra de chocolate y tiré de
ella—. Ten. —Rompí un par de cuadrados y se los entregué—. Azúcar.
Él sonrió con gratitud.
—Gracias. ¿Cuánto te debo? —Mordió un trozo de chocolate mientras mis ojos
se posaban sobre la lista de precios en el mostrador.
Podría haberle preguntado a Cole, pero una vez más, eso significaba mirarlo.
—Cuatro horas… eso es doscientas cuarenta libras.
Cuando tomé la tarjeta de crédito de Ross y la metí en el lector de tarjetas,
esperé que Cole se fuera de nuevo a su zona de trabajo, pero se quedó allí,
charlando con Ross sobre el concierto de Lowlight al que ambos habían ido hace
unos meses en Glasgow. Por lo general, habría saltado directa a la conversación,
pero de nuevo, estaba evitando interaccionar con mi jefe. Por otra parte, se suponía
que debía haber estado en ese concierto. Pero no quería pensar en la razón por la
cual no había ido.
Una vez que Ross hubo pagado, hizo un gesto con su último pedazo de
chocolate en agradecimiento hacia mí y se fue del estudio. Dejándome sola con
Cole.
Podía sentir su mirada ardiente en mí.
Después de un tiempo se hizo imposible soportar la intensidad. Lo miré de
manera interrogante, sin decir nada.
Por desgracia estaba dándome esa sonrisa infantil que me llevaba a
pensamientos sucios.
—¿Quieres darme un poco?
Tomé aire, indignada.
—¿Perdona?
Sus labios temblaron con diversión.
—De chocolate —aclaró—. Un poco de chocolate.
Avergonzada de haber entendido mal, empujé la barra de chocolate hacia él,
haciendo caso omiso de su risa mientras la tomaba. Para evitarlo, metí el último
cuadrado en mi boca y me volví explorando los archivos.
—¿Cuándo viene mi próximo cliente?
—En una hora y media —dije sin levantar la vista del libro de citas. Ya había
memorizado el horario de Cole para el día.
Un billete de veinte libras se deslizó hacia mí sobre el mostrador.
—¿Puedes salir a conseguirnos algo para el almuerzo? Mejor consigue algo para
Rae también. Pronto estará aquí y normalmente se muere de hambre. Si la
alimentamos de inmediato, se suaviza un poco. Pero solo un poco.
Levantando la mirada para tomar el dinero, lo encontré sonriéndome.
—¿Qué te gustaría?
La sonrisa de Cole se volvió una extremadamente lobuna.
—Si respondiera eso honestamente, probablemente me encontrarías muy poco
profesional.
Me puse rígida ante el coqueteo, pero traté de seguir siendo educada.
—Entonces, tal vez no deberías responder con honestidad.
Con un atormentado y exagerado suspiro, Cole cruzó los brazos al otro lado del
escritorio y se inclinó hacia mí. Mi respiración quedó atascada en mi pecho ante el
calor en su expresión mientras me miraba fijamente.
—Me enorgullezco de ser honesto.
Dispuesta a que mi cuerpo deje de reaccionar a él, di un paso atrás del
mostrador y me di la vuelta para agarrar mi chaqueta del perchero detrás de mí.
Mientras me lo ponía, muy deliberadamente me encontré con la todavía
abrasadora mirada de Cole.
—Me enorgullezco de ser profesional.
La puerta del estudio se abrió de golpe, ahogando cualquier respuesta que
diera Cole, y distrayéndonos de la tensión chisporroteando entre nosotros. Rae
irrumpió y cerró la puerta con un gruñido.
El lenguaje corporal de Cole cambió cuando notó su cara enrojecida y los ojos
llameantes. Su espalda se enderezó y sus manos formaron puños a sus costados.
—¿Qué pasó?
—¡Mi estúpida compañera de piso la jodió! ¡Me desperté y había empacado
cada maldita cosa que poseía y se fue a la mierda con ese tipo de Malasia que
conoció hace un puto mes! ¡Mierda! —Estampó el pie, su pecho subiendo y bajando
rápidamente—. ¿Cómo diablos voy a pagar el alquiler?
A pesar de la voz gritando en mi cabeza que era una muy, muy, mala idea, me
encontré diciendo:
—Estoy buscando un lugar.
Rae puso sus ojos en blanco.
—No lo creo.
Ouch.
—Bueno, ¿por qué no? —Me crucé de brazos, molesta por el rechazo inmediato.
—No puedo estar preocupada por caminar sobre hielo en mi propio lugar.
Horribles cosas salen de mi boca antes de que pueda evitarlo, y necesito estar
rodeada de gente que pueda soportar el puto desastre que soy.
Escuché a Cole reír pero me rehusé a mirarlo mientras hacía mi punto.
—Nunca dije que quisiera mudarme contigo. Solo dije que estoy buscando un
lugar. ¿Dónde está tu apartamento? ¿Cuánto es la renta?
Ella me dio una mirada sugiriendo que solo me seguiría la corriente.
—En la calle King. Literalmente está justo al doblar la esquina. —Me dijo la renta
y los impuestos de cada mes excluyendo la mitad de las utilidades. Era bastante—.
Es un bonito apartamento —dijo, captando mi dudosa expresión.
Era un poco más de lo que había estado esperando pagar, pero estaba solo al
doblar la esquina del trabajo. Aunque tuve que preguntarme si vivir con Rae
equilibraría los aspectos positivos. Por otra parte, pasaría un largo tiempo antes de
que un agente de alquiler permitiría que yo firmase un contrato: tenía que
demostrar que había estado en el trabajo por tres meses. La idea de permanecer
en ese cuchitril, minúsculo de hotel por tres meses…
—Cocino. Limpio. Me gusta la privacidad.
Rae me consideró por un segundo y entonces lanzó las manos al aire en
exasperación.
—Mierda, ¡no tengo otra jodida oportunidad! ¡Bien! Puedes tener la maldita
habitación.
—Me gustaría verlo primero —dije. Parpadeando rápidamente ante el uso
excesivo de malas palabras derramadas de su boca.
Su cara se volvió roja otra vez.
—Es un maldito apartamento hermoso con doble habitaciones. ¿No confías en
mí?
Sintiendo los ojos de Cole quemándome, eché un vistazo hacia él y luego volví
mi enfoque a Rae.
—No confío en nadie —contesté fríamente.
Rae me miró fijamente por unos cuantos segundos antes de que el rojo en su
cara desapareciera. Me sonrió, sus ojos ahora brillando con humor.
—Me gustas —anunció como si fuera una reina concediendo un gran honor—. Te
vas a mudar.
—Pero…
—Esta noche. Sin chácharas. El alquiler se paga al final de mes. Oh. —Pasó sus
ojos sobre mí con cautela—. Sin trastos de payasos.
Mi boca cayó abierta.
—¿Qué?
—Los payasos son diabólicos. —Se dirigió a través del estudio hacia la habitación
de atrás—. Que alguien me consiga algo de comer. He tenido una jodida mañana
horrible.
Mis ojos se encontraron con los de Cole. Los suyos estaban riéndose. Los míos no.
—¿Qué acaba de ocurrir?
Él sonrió.
—Creo que Rae te acaba de adoptar.
—No creo que esa sea una buena idea.
—No es tan malo. Es como vivir con tu propio Rottweiler.
Hice una mueca.
—Si los Rottwailers fueran cariñosos.
Cole resopló.
—Esta no lo es.
***
—¿Esto es todo? —Rae se quedó mirando las cajas apiladas alrededor de mis
pies.
Estaba de pie fuera de su puerta en su edificio de apartamentos en la calle King.
Para el momento en que había conseguido juntar todo y meterme en un taxi que no
podía realmente costear, la noche había caído. Ahora Rae estaba de pie en su
puerta con pantalones cortos de pijama y una camiseta de Nine Inch Nails1 que
había visto mejores días.
—No necesito mucho. —Traté de echar un vistazo al apartamento. Mis reservas
sobre mudarme a vivir con esta mujer aparentemente loca habían disminuido un
poco ante el suelo de parqué que pude ver más allá de ella.
Rae pareció contemplar esto por un momento y de repente me encontré
incómoda con el hecho de tener muy poco en cuanto a posesiones. No se me
ocurrió hasta ahora que eso podría invitar a preguntas de por qué. La mayoría de la
gente tenía un montón de basura a su nombre.
—Está bien. —Rae se encogió de hombros y se agachó para recoger una caja—.
Vamos a meter toda esta mierda antes de que mis pezones se congelen.
Encantadora.
Resoplé y la seguí al interior.
Mi nueva colega y ahora compañera de piso no había estado mintiendo. El
apartamento era hermoso. Tenía una cocina moderna de tamaño decente, una
pequeña pero acogedora sala de estar con un balcón, y dos habitaciones dobles
de buen tamaño. Compartíamos un cuarto de baño, pero era casi tan grande
como la cocina, así que no me estaba quejando. Después de volcar mis cajas en mi
habitación, Rae me dejó para desempacar.
Una vez que desempaqué mi miserable cantidad de ropa en un armario de
IKEA2, comencé a desempacar mis cuadernos de dibujo, lápices y carboncillos. Sin
querer que nadie, es decir Rae, vea mi trabajo, lo metí debajo de la cama. Estaba
justo ahí de pie sosteniendo mi actual cuaderno de dibujo cuando la puerta de mi
dormitorio se abrió de golpe. Con el corazón en la garganta, caí de rodillas y deslicé
el bloc debajo de la cama antes que Rae pudiera verlo.
Miré hacia arriba para encontrar a Rae congelada en mi puerta cargando una
taza que tenía vapor elevándose de la parte superior. Ella notó mi postura de
rodillas y sonrió.
—No tienes que preocuparte de ocultar tus vibradores, Shannon. Probablemente
escucharás el mío a través de la pared. Tengo el Conejo. Es un clásico por la razón
que sabes. —Ella empujó la taza hacia mí—. Té. Supuse que con leche y dos de
azúcar.
Aún nerviosa y un poco aturdida, me puse de pie y agarre el té que había
preparado justo como me gustaba.
—Gracias —murmuré, sintiéndome como una idiota.
Rae sonrió arrogante y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.
Mis hombros cayeron cuando me di vuelta para mirar mis cosas de arte ocultas.
Sentí que mi garganta se cerró con emoción, sobre todo frustración, de haber sido
reducida a actuar como una tonta torpe con el fin de ocultar mi arte de la gente.
Nunca solía esconderme. Nunca solía actuar de esta manera.
No hasta…
—¿Por qué te molestas con esa basura? No es como si fueras buena en ello.
—¿Y tú qué sabes de arte?
—Lo suficiente como para saber que no tienes ningún talento, nena.
Los recuerdos me inundaron, removiendo mi energía, y di un traspié a la cama.
Mirando fijamente a la pared en blanco frente a mí, traté de luchar contra ellos, la
mano que no sostenía la taza de té caliente curvada tan apretada en un puño que
mis uñas se clavaron profundo en mi piel.
***
Una vez que tuve mis emociones bajo control, terminé el embalaje y decidí
familiarizarme con mi nueva compañera de piso. No quería que Rae pensara que
era antisocial, aunque quizás preferiría que lo fuera. Lo iba a descubrir muy pronto.
En lugar de Rae, encontré a Cole en la sala de estar. Casi tropecé con mis pies
ante la vista de él en el sillón cerca del balcón, su tobillo derecho enganchado
encima de su rodilla izquierda. Mis ojos absorbieron su cuerpo de largas
extremidades antes de poder detenerme. Cuando finalmente viajaron hacia arriba,
Cole me miraba con esta pequeña sonrisa conocedora y arrogante en sus labios.
Sus muy, muy besables labios.
Hombre, él era molesto.
—Pensé que tal vez querrías unirte a algunos de nosotros para tomar una copa
para celebrar el trabajo y el apartamento.
Procesando lo cómodo y a gusto que Cole parecía en el apartamento de Rae,
sentí que mis ojos se estrecharon mientras escaneaban la habitación. Se detuvieron
en un gran marco negro de fotos digitales. Cada pocos segundos, la imagen
cambiaría y entre el montón de imágenes de Rae con gente a la que nunca había
conocido había fotos al azar de Rae, Cole, Simon, y un amigo de aspecto italiano
que solo podía asumir era Tony.
Mierda.
Rae y Cole no eran solo colegas; eran amigos. Todos ellos eran buenos amigos.
Esto significaba que no solo tenía que esquivar a Cole en el trabajo, tenía que
también esquivarlo en mi propia maldita casa.
Él iba más allá de molesto.
—Estoy un poco cansada —dije, mirando a cualquier lugar, menos a él.
—¡Sandeces!
Esto vino de Rae. Me di la vuelta cuando ella entró en la sala de estar ahora
vestida con jeans, una camiseta de Celine Dion que parecía incongruente con su
personalidad, y una chaqueta de cuero negro.
—Ponte los zapatos —dijo ella—. Vas a venir de una jodida vez con nosotros.
—No creo…
—Al carajo lo que sea que vayas a decir.
Evaluando su tono autoritario y su actitud, no me tomó mucho tiempo para
suponer que no iba a salirme de esta. En vez de mirar a Rae, disparo una mirada
furiosa a Cole.
—Sabías exactamente en lo que me estaba metiendo y no hiciste nada para
detenerme. —Salí furiosa de la habitación, ignorando el delicioso sonido de la risa de
Cole.
***
Me presentaron a los gemelos idénticos Grant y Patrick y la novia de Grant,
Karen. Ellos eran amigos de Cole desde la escuela de arte y Rae los había
adoptado también. Grant y Karen eran propietarios de una pequeña galería y un
negocio de fotografía profesional. Patrick estaba trabajando para obtener el título
de arquitecto. Todos fueron muy amables y acogedores, pero la ansiedad que
sentía mientras nos uníamos a ellos en el pub local de Rae, The Walk, no se disiparía.
Sentí que no tenía a nadie más a quién culpar excepto a Cole.
Tan pronto como nos sentamos, Cole de alguna manera consiguió con
artimañas sentarse a mi lado en la cabina que se curvaba alrededor de la mesa.
Casi inmediatamente presionó su muslo contra el mío. Con Rae aplastada en mi otro
lado, no había ningún lugar a dónde ir y ninguna manera de alejarme del contacto
físico con Cole.
El calor quemaba en mis pantalones donde nos tocábamos y traté, oh, cómo
traté, de ignorar su presencia y escuchar a sus amigos hablar sobre el trabajo y las
cosas extrañas que las personas decían en las galerías.
—Tienes el mejor cabello que he visto en mi vida —me dijo Karen de pronto.
Todo el mundo se echó a reír ante el comentario al azar.
—Pero es cierto —insistió Karen—. Me encantaría fotografiarte.
—¿A mí? —Estaba desconcertada por la idea.
—Sí, a ti. —Karen sonrió—. Serías un gran tema.
—No lo creo.
—Oh, jodidamente lo sabía —gimió Rae.
La miré confundida y ella frunció el ceño en respuesta.
—Eres una de esas.
—¿Una de qué?
—Una chica bonita que no sabe que es bonita. Me molesta.
Si fuera propensa a sonrojarme, habría sido un tomate.
—Creo que es genial —dijo Cole.
Sin pensar en ello, giré mi cabeza para mirarlo.
Él sonrió con esa suave sonrisa juvenil y se estiró para tocar mi cabello.
—No hay nada más sexy que una mujer que no sabe que es hermosa.
Odié la forma en que mi estómago se agitó por su atención, por sus elogios.
Había pagado por ese tipo de elogios antes, y mi reacción a ellos no me había
traído más que problemas. Girándome, estuve agradecida con Rae al romper la
tensión repentina con:
—¡Joder! Nada es más sexy que un hombre o una mujer que sabe que son sexy
como la mierda. —Ella me miró, pareciendo rebosar con años de experiencia a
pesar de solo tener veintiocho años y por lo tanto, era solo unos pocos años mayor
que yo—. Tu falta de altura te hace linda rozando lo impresionante. Úsalo. Sacude
ese jodido cabello y esos jodidos ojos. Entonces podrás ser sexy. —Ella sonrió y se
pavoneó—. Como yo.
Patrick asintió, sonriendo a Rae con apreciación.
—Tengo que admitir que eso fue sexy.
Ella le lanzó una sonrisa coqueta.
—Abajo, muchacho. Ya estoy tomada.
Sorprendida, estaba a punto de preguntar a Rae con quién estaba saliendo
cuando sentí el toque más ligero en mi espalda baja. Me tensé.
Cole me estaba tocando.
Miré fijamente hacia él.
Con su muslo presionado al mío, sus dedos en mi espalda, y su mirada
clavándose en la mía, las palabras me abandonaron. El ruido en el pub pareció
amortiguado de repente, como si un muro invisible nos rodeara a Cole y a mí.
Sus dedos se presionaron más profundo y mi cuerpo comenzó a hormiguear.
El sonido de un vaso estrellándose ruidosamente rompió el hechizo entre nosotros
y me eché hacia atrás de golpe, chocando con Rae. Algo parecido a molestia
brilló en los ojos de Cole, pero firmemente me di la vuelta, empujándome más
cerca de Rae, quien estaba demasiado ocupada burlándose de Patrick por
depilarse las cejas para notar que estaba tratando de arrastrarme en su regazo y
escapar de la tensión sexual entre nuestro jefe y yo.
***
Nunca había estado tan agradecida de alejarme de alguien en mi vida. Claro,
hubo momentos en que había estado atrapada en conversaciones con personas
que me aburrían u ofendieron, y eso nunca era divertido. Sin embargo, estar
atrapada en estrecha proximidad con el máximo chico malo de ensueño que vale
la pena conservar cuya ropa quería desgarrar a pesar de saber que no era el
adecuado para ti, era peor. Mucho peor.
De hecho, era francamente terrible.
Me reprendí todo el camino de regreso al apartamento, preguntándome qué
demonios estaba mal conmigo al estar aún atraída por un chico como Cole Walker
después de todo lo que había pasado.
En el interior del apartamento, me quité los zapatos en una rabieta conmigo
misma.
Rae resopló mientras se quitaba la chaqueta.
—Sin duda has llamado la atención de Walker.
Me estremecí. Así que, ¿era tan obvio? Canalizando la profundidad de mi
aversión a la especie de chico malo en mi expresión, levanté mi mirada a Rae y
declaré con firmeza:
—No estoy interesada.
Rae se echó hacia atrás ante mi tono y rápidamente su sorpresa se desvaneció.
Ella parecía… ¿impresionada?
—De hecho, me lo creo. Una mujer que no ha caído a los pies de Cole. ¿Las
maravillas nunca cesan? —Ella sonrió—. Sabía que me gustabas.
Me reí suavemente, con cansancio, y le deseé a Rae buenas noches. Estaba
casi en la puerta de mi dormitorio cuando ella dijo mi nombre.
—¿Sí? —contesté.
Ella caminó hacia la puerta contigua a la mía con un contoneo de sus caderas
esbeltas.
—Mi novio, Mike, trabaja de nuevo esta noche, es enfermero. Por lo general
viene tarde y nos gusta follar ruidosamente. Hay un paquete de tapones para los
oídos en el cajón del aparador en el pasillo.
***
Unas horas más tarde me desperté por un chillido. No me tomó mucho tiempo
saber que el chillido, seguido de gruñidos masculinos, eran Rae y su hombre
teniendo relaciones sexuales. Ruidosamente. Tal como lo prometió.
Un poco mortificada por no haber tomado en cuenta a Rae en su palabra (y
ahora sabía mucho más de ella de lo que había querido), me apresuré en silencio
por el pasillo, tomé los tapones para los oídos, y regresé rápidamente a la cama.
Para mi alivio eterno, los tapones para los oídos amortiguaron el ruido lo suficiente
como para que pudiera ir a la deriva de nuevo y dormir. Pero lo hice con el
pensamiento de que nunca había conocido a nadie como Rae. No sabía muy bien
todavía si eso era una cosa buena o una mala.
***
El perro, creo que era un galés terrier, estaba atado al poste de luz en el lado
opuesto de la calle. Había estado allí durante las últimas tres horas desde que su
amo lo había atado allí y vagó al interior del pub. Mi pecho dolía con lo miserable
que se veía mientras la temperatura primaveral bajaba cuando una serie de nubes
oscurecieron el sol.
Se estremeció y maldije a su amo hasta el infierno por haberlo dejado allí por
esa cantidad de tiempo.
Mi ira había comenzado a escaldar hace dos horas antes y no presentaba
ningún signo de perder intensidad.
—¿Estás bien?
Me giré de golpe en torno a la voz de Cole. Estaba de pie al otro lado del
mostrador de recepción, sus cejas fruncidas con preocupación.
Hice un gesto hacia el perro fuera de nuestra ventana, visible a través del tráfico
de la calle. Y no pude evitar la tristeza en mi voz cuando dije:
—A algunas personas no se les debe permitir tener un perro.
Cole pareció confundido.
—Él ha estado allí toda la mañana —le expliqué.
La confusión se derritió de su expresión solo para ser sustituida por esa mirada
suave que era cien veces peor que su mirada llameante.
—Da a mis clientes chocolate cuando se sienten débiles, puede manejar a Raer
mejor que la mayoría de la gente, siente lástima por perros ajenos, es preciosa pero
no lo sabe, y tiene un gusto de gran mierda en la música. —Su voz se redujo a un
increíblemente estruendo sensual—. ¿Eres perfecta, Shannon MacLeod?
Mi pulso empezó a correr. Encubriendo mi expresión, miré hacia abajo en el
archivo que había estado escaneando. Había trabajado en INKarnate durante tres
días y apenas había hecho mella en los archivos.
—Realmente me gustaría que dejaras de coquetear conmigo —dije
remilgadamente.
El sonido de movimiento me hizo levantar la cabeza, y mis ojos se abrieron de
par en par al ver a Cole rodeando el escritorio. Me eché hacia atrás cuando
deliberadamente me encerró contra él, sus manos descansando sobre el escritorio a
ambos lados de mí. Mi respiración se tornó irregular mientras el aire se espesaba. El
calor se disipó de su cuerpo al mío, y sin importar lo mucho que intentara no pude
evitar el hormigueo entre mis piernas o la hinchazón en mis pechos cuando me miró
con descarada intención sexual.
Bajó la cabeza y yo me preparé. En lugar de besarme, murmuró contra mi boca:
—Ese podría ser un problema para mí.
El sonido de la puerta del frente abriéndose arrastró a Cole hacia atrás, y
agradecidamente tragué un poco de aire. Me sentía como una completa idiota.
—Tamara —dijo Cole, con sorpresa en su voz. Al ver la sonrisa de satisfacción en
su cara, me di la vuelta para echar un vistazo a esta persona Tamara.
Fruncí el ceño.
Una morena alta y curvilínea estaba caminando a través del estudio hacia Cole
con una enorme sonrisa en su cara bonita. Ella lo envolvió en un abrazo, tan alta en
sus botas de tacón alto que eran de la misma altura.
Encajaban perfectamente juntos.
Algo que estaba decidida a no admitir fue una oleada de celos que cortó en un
ardiente dolor a través de mi pecho.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Cole, mientras se apartaban de su
abrazo.
Tamara se encogió de hombros con una sonrisa emocionada.
—Estoy aquí en búsqueda de talentos y tenía la esperanza de que pudieras
hacerme un espacio. Sé que es al último minuto y eres un chico muy ocupado.
¿Hacerle un espacio? ¿Chico ocupado?
Mi estómago cayó.
Finalmente, aquí estaban las pruebas de Cole el mujeriego. No tenía derecho a
sentirme desilusionada y decepcionada. Ninguno. Así que no lo hice.
En serio. No lo hice.
No, señor, yo no.
Esperé de manera entrometida para ver si Cole tenía tiempo en su apretada
agenda de mujeriego para ella, pero miré mi trabajo como si no me importara.
—Shannon, estoy libre por la siguiente hora, ¿no?
—Dos —dije sin levantar la vista—, si cuentas la hora del almuerzo.
—¿Es solo un pequeño tatuaje? ¿Dos horas son suficientes?
—Más que suficiente.
Mis manos se detuvieron en el botón del escáner. Hablaban de tatuajes… ¿no
una sesión sexual? Me mordí el labio, odiando que los ardientes celos en mi pecho
ya estaban desapareciendo. Echando un vistazo hacia ellos por debajo de mis
pestañas, vi a Tamara observándome atentamente.
Cole se dio cuenta de su interés en mí.
—Tamara, esta es nuestra nueva recepcionista y compañera de piso de Rae,
Shannon. Shannon, esta es Tamara. Es una ejecutiva A&R3 de Tower Records en
Glasgow. Fuimos a la Escuela de Arte de Edimburgo juntos, Tamara es una
graduada de la Escuela de Música Reid.
Maldita sea. Era hermosa, realizada, inteligente y exitosa. Buscaba talento para
ganarse la vida, mientras que yo… escaneaba cosas.
—Hola —dije.
¿Qué más podía decir?
Tamara me dio un guiño de reconocimiento, con una pequeña sonrisa jugando
en sus labios mientras me examinaba. Se volvió a Cole después de su escrutinio.
—Tú nunca cambias.
Cole se puso rígido.
¿Qué diablos quería decir eso?
Cualquiera que sea la mirada que Cole dio a su amiga, ella se encogió de
hombros sin arrepentirse. Él suspiró y se volvió para conducirla a través del estudio, y
por suerte tuve la oportunidad de pasar por alto su salida debido a que un cliente
entró.
La joven estaba buscando perforar su oreja. Después de avisar a Simon, quien
estaba en su hora de almuerzo, salió a la sala principal. Habló en voz baja con la
chica en la sala de espera e hizo un gesto para que se fuera a la trastienda. Se
detuvo junto a mi escritorio antes de seguirla.
—¿Conociste a Tamara?
Asentí cautelosamente.
—Una chica muy hermosa —dijo Simon—. Aunque, no es la chica. —Y con esa
declaración enigmática y un guiño descarado, desapareció tras su cliente.
No por primera vez maldije el retorcido sentido de humor del destino por
entregarme un buen trabajo en el peor escenario posible. Estaba en el cielo de
chicos malos. O el infierno. Fuera lo que fuese, era el lugar equivocado para mí.
A buena hambre no hay pan duro, como siempre decía Abue.
Suspirando, miré por la ventana de nuevo, mi nivel de molestia aumentando
cuando vi al dueño del perro temblando acercarse a desatarlo. El perro dio un
salto al hombre, su cola sacudiéndose lastimosamente. Todos los intentos para
saludar a su amo fueron ignorados, su dueño quitándoselo de encima antes de
guiarlo y alejarse. El perro podría muy bien haber sido invisible en el otro extremo de
su correa. Mi corazón se encogió. Quería correr al otro lado de la calle y robar ese
perro solitario y bañarlo con afecto.
Se me ocurrió mientras veía al tipo balancearse un poco en sus pies que
simplemente había algunas personas que no sabían cómo amar. Entonces, tuve
que preguntarme por qué, si no podían aprender, incluso se molestaban tratando.
Sus intentos solo lastimaban a aquellos lo suficientemente tontos como para tratar
de amarlos a cambio.

1 Nine Inch Nails: Banda estadounidense de rock alternativ o fundada en 1988 por Trent Reznor en Clev eland,
Ohio, Estados Unidos. Como su principal productor, cantante, compositor e instrumentista, Reznor es el único
miembro oficial de Nine I nch Nails y el único responsable de la dirección de la banda.
2IKEA: Es un grupo multinacional de empresas que diseña y v ende muebles listos para ensamblar (tales como
camas, sillas y escritorios), electrodomésticos y accesorios para el hogar.
3Ejecutiva A&R: Los ejecutiv os de Artistas y Repertorio (A&R) forman parte de la div isión de un sello discográfico o
editorial musical que es responsable de buscar talentos y superv isar el desarrollo artístico de los artistas y/o
compositores de grabación. También actúa como un enlace entre los artistas y la discográfica o editorial.
3
Traducido por Gry
Corregido por LizC

Todavía no te perdono. Solo quiero saber que no estás muerta.


Mirando hacia el mensaje de texto de mi hermana, reflexioné qué hacer. Había
estado contemplando la maldita cosa una y otra vez durante las últimas
veinticuatro horas. Y durante las últimas veinticuatro horas no había sido capaz de
sacar su voz de mi cabeza.
—¿Cuándo vas a dejar de escoger a esos perdedores? Dios, Shannon, eso no
dice mucho sobre ti, ¿verdad?
—¿Otro que muerde el polvo? ¿Qué fue esta vez? ¿Otra mujer? ¿Drogas? ¿Un
susto de embarazo? ¿Todas las anteriores?
—Ahora sí lo has hecho. Invitas a esa basura en tu vida y somos nosotros quienes
tratamos con las consecuencias. ¡Eres tan egoísta, Shannon!
Supongo que significaba que era egoísta el dejarla esperando.
No estoy muerta.
Guardé mi teléfono en mi gran bolso donde llevaba mi cuaderno de dibujos y
mis lápices. Era viernes, mi día libre. Ya que el estudio estaba más ocupado durante
los fines de semana, tenía los jueves y viernes libres en su lugar. Ayer me lo pasé
limpiando el apartamento y leyendo un libro que Rae me dejó tomar prestado. Hoy
iba al castillo. No podía sacar la idea de mi cabeza de intentar usar mi mano en
pintar el paisaje. Nunca había pintado antes, pero no era la primera vez que
imaginaba hacerlo…
***
—¿Qué demonios es eso?
Contemplé la caja de pintura acrílica a la cual él señalaba.
—Pinturas.
—Tú no pintas ni una mierda.
—Pero voy a hacerlo.
—No. No lo harás. Vas a devolver esas malditas pinturas caras que no puedes
jodidamente usar.
Insegura ahora, contemplé la caja.
Sintiendo mi tristeza, él envolvió su mano alrededor de mi cuello, obligándome a
encontrar sus ojos. Lucían más suaves, preocupados.
—Nena, lo siento. Solo quiero que consigas sacar esta cosa del arte de tu
cabeza para que entonces podamos ser realistas. No quiero hacerte daño, pero no
hay una carrera en ello para la mayor parte de las personas y realmente tienes que
ser mega talentoso para tener éxito. No hay ninguna razón para que pierdas tu
tiempo y dinero en algo en lo cual no eres buena.
Aquella conversación y muchas más que habían venido antes resonaron
nuevamente en mi cabeza mientras me dirigía hacia el Castillo Edimburgo. Pagué la
entrada y fui hasta la cumbre, donde tenía una maravillosa vista de la ciudad.
Luchando contra el viento suave que revoloteaba las esquinas de mi papel de vez
en cuando, comencé a dibujar, ya imaginando la pintura de la ciudad en colores
nocturnos con vetas de tonos eléctricos para las luces.
Iba a usar pintura acrílica, pensé determinadamente, la ira quemando en mi
estómago.
Iba a usar mi primer pago para comprarme esas malditas pinturas acrílicas que
había devuelto debido a él.
Lágrimas punzaron en mis ojos, y mi boca temblaba cuando fulminé con la
mirada a la ciudad. Así fuera la última cosa que hiciera, compraría aquellas pinturas
acrílicas y las usaría… y de alguna manera, con suerte, a lo largo del camino iba a
encontrar a la chica que había perdido debido a él.
***
Contenta con el trabajo que había hecho en el castillo, volví al apartamento
con mejor humor del que lo había dejado. Antes de ir a casa fui a comprar comida,
trayendo pescado fresco, verduras, y patatas. Lo reuní con una salsa que mi abuela
me había enseñado a hacer y quedé complacida con el hecho de haber dejado a
Rae muda cuando volvió del trabajo para comer.
Tomó un bocado del pescado en su salsa casera e hizo un pequeño gemido de
placer. Enérgicamente, saqué el recuerdo de sus ruidos sexuales de mi cabeza.
—No estabas bromeando —dijo Rae con la boca llena—. ¿Cocinaste esto al
vapor?
Asentí a medida que comía.
—Es encantador. —Ella tragó y tomó un sorbo de la botella de agua—.
Realmente estás llena de sorpresas, pequeña hada.
Puse mis ojos en blanco.
—No.
—Stu nos dijo cómo reaccionaste a él llamándote así. —Gruñó—. También me
hubiera visto como si quisiera darle una patada en las pelotas si él me hubiera
llamado así.
Mis ojos se abrieron como platos.
—¿Así es como dijo que me veía? —Ante el asentimiento de Rae, susurré—,
entonces, ¿por qué me contrató?
—Dijo que tenías espíritu. No le creí, pero ahora lo hago.
—Puedo morir feliz —refunfuñé.
Rae sonrió abiertamente.
—Entonces, vamos. Escupe. ¿Por qué dejaste Glasgow?
Agradecida de que ya miraba mi plato y podía esconder fácilmente mi aversión
inmediata al giro que la conversación había tomado, me encogí de hombros
casualmente.
—En realidad, no hay ninguna razón. No soy cercana a mi familia. Fui despedida
en mi último trabajo. Decidí que era tiempo para un cambio de paisaje. Mi abuela
solía vivir en la calle Escocia, así que conozco Edimburgo bastante bien y siempre
he amado estar aquí. Es diferente de Glasgow. Buscaba eso.
—Sí, Cole mencionó que te conoció en la calle Escocia hace unos años.
Aunque, dice que no puedes recordarlo. —Ella me observó atentamente, sonriendo
con picardía—. De alguna manera dudo de eso. —Me estremecí internamente y
Rae echó su cabeza hacia atrás con risa—. Amo. Esto.
Antes que mi compañera de piso pudiera molestarme con más preguntas que
yo no estaba segura de estar lista para contestar, dije:
—¿Y tú?
Rae dejó su tenedor y lo apuntó directamente hacia mí. Y quiero decir
directamente.
—Niña adoptiva. Mamá heroinómana. Papá en la cárcel: por homicidio
voluntario sin premeditación. He vivido en Edimburgo mi vida entera. Estuve
comprometida una vez cuando tenía veinte años. Él murió. Traté de suicidarme.
Simon era el mejor amigo de mi prometido. Me encontró. Me salvó, me metió en la
industria del tatuaje. Lo amo tanto por eso. Cinco años más tarde conocí a Mike en
un concierto. Trabaja en horas extrañas, pero lo manejamos. Con suerte, conocerás
al hombre detrás de los gruñidos.
Maldita sea. Eso era mucho para procesar. El silencio se estiró entre nosotras
cuando traté de decidirme qué parte de eso reconocer. Sentí su mirada fija mientras
esperaba mi reacción y decidí que la mejor cosa que podría hacer era
concentrarme en lo positivo. Su vida había sido una mierda. Ella no me necesitaba
para comentar sobre el hecho de lo que había sido.
—¿Hace cuánto tiempo están juntos Mike y tú?
Sus ojos centellearon y aprendí que esto significaba que Rae estaba contenta.
—Tres años. —Tomó otro bocado de la comida y preguntó con la boca llena—:
Entonces, ¿ningún ex novio en tu pasado?
Sacudí mi cabeza.
—Pero hubo alguien —dijo ella.
Dándome cuenta que no era una pregunta, solo seguí comiendo. Estaba en la
punta de mi lengua decirle todo a Rae. Ella había dejado todo al descubierto por
mí, por lo tanto, sabía que no creería que estaba compartiendo demasiado con
ella. Pero hoy ya había sido un día emocional y simplemente no pude formar las
palabras.
Rae suspiró.
—Bueno, supongo que no todos pueden ser como un jodido libro abierto como
yo. Aunque, es solo con mi vida. Soy muy buena manteniendo mi bocaza cerrada
cuando se trata de la mierda de otra gente.
Sonreí y me levanté para lavar mi plato vacío.
—Algún día te diré todo sobre esto.
Rae se levantó y me acompañó al fregadero. Ella tomó mi plato de mi mano
para limpiarlo.
—¿Ya estás molesta?
***
Los últimos dos días habían sido relajados por una gran razón. No había visto a
Cole. Ni una vez.
Hasta que decidí que realmente iba a beber con mi nueva amiga y compañera
de piso y completamente olvidé que Cole probablemente estaría allí también. Y no
solo Cole. Descubrí que su amiga de piernas largas, Tamara, todavía estaba en la
ciudad cuando entramos a Voodoo Rooms y la encontramos en una mesa en la
esquina con Cole, Simon y Tony. Los saludé cortésmente, agradecida de que Tony
fuera todo un personaje irresistible que requeriría mi atención entera cuando nos
conocimos.
—Simon ha estado hablando sin parar de ti —dijo Tony en su acento musical,
antes de besarme en cada mejilla—. Puedo ver por qué.
Mientras que Simon era el epítome de simple y práctico, Tony era lo opuesto.
Increíblemente atractivo de un modo muy bonito, estaba vestido desde la cabeza
a los pies en un traje de tres piezas a medida. Él era cálido, refinado y sofisticado.
—Es encantador conocerte finalmente —dije después que me soltara de un
abrazo.
—No, no —dijo, y sacudió la cabeza—. El placer es todo mío. Haces la vida de
Simon más fácil, y ya te ama, así que sí, soy feliz.
Rae resopló.
—No recuerdo conseguir una recepción como esa cuando nos conocimos por
primera vez.
Tony le dio un encogimiento de hombros.
—No me gustaste al principio. Tan perra, querida.
—Hace falta una para reconocer a otra —respondió Rae.
Tony sonrió abiertamente.
—Es cierto, ¿verdad?
Rae se rio y lanzó sus brazos alrededor de él, plantando un beso contra su
mejilla. Él pretendió ahuyentarla, pero era claro que solo bromeaba y que había
mucho afecto entre ellos.
De repente, me sentí muy fuera de lugar.
Pero esa sensación no duró mucho. Ellos no lo merecían.
Simon compró una ronda de bebidas para todos y Rae y yo robamos un asiento
y lo compartimos. Por suerte teníamos un diminuto trasero o una de nosotras habría
terminado en el suelo. A través de la mesa, la atención de Cole estaba siendo
acaparada por la encantadora Tamara. Estaba bien con eso. Esto significaba que
evitar sus ojos sería fácil, y podría charlar con Simon y Tony, dos opuestos que de
alguna manera hacían uno perfecto. Ya estaba enamorada de ellos e imaginé que
cualquiera que pasara poco tiempo con ellos se sentiría del mismo modo.
—Entonces, esta mujer entra en mi salón y pide mi lista de precios —dijo Tony. Ya
había aprendido de Simon que Tony tenía un salón de belleza en Old Town. Eran
tan exitoso que estaba a punto de finalizar un proyecto para abrir un segundo salón
en Stockbridge—. Levanta su nariz y dice: “Ah no, querido, nunca corto mi cabello
en un salón que cobra menos de ochenta libras por un corte y secado”. —Él puso
sus ojos en blanco—. Entonces le digo: “Pero, querida, hay tantas mujeres magníficas
que no pueden permitirse precios tan elevados. Aquí ofrezco cortes de alta calidad
a un precio económico”. Y la vieja bruja tiene el coraje de decir en voz alta delante
de todas mis clientas hermosas: “Y por eso nunca tendrás clientes de alta calidad”.
—Espero que se la devolvieras a la perra esa —dijo Rae.
Tony se aclaró la garganta.
—La miré muy deliberadamente y dije: “En mi salón, querida, no puedes ponerle
un precio a la clase”. No sé lo que estas mujeres piensan… ¿que voy a ir oliendo tras
sus botones cubiertos de oro? —Él se inclinó hacia mí ahora—. Comencé con muy
poco y fueron estudiantes y trabajadores jóvenes los que me ayudaron a construir mi
negocio. No voy a olvidar de dónde vengo, sabes. —Se rio entre dientes—. Aunque
mi madre me diga todo el tiempo que olvido que soy italiano.
—No sabe de lo que está hablando. —Simon sacudió la cabeza—. La mitad del
tiempo no puedo entender una mierda de lo que sale de tu boca.
Tony sonrió pícaramente hacia él.
—Aunque, eso tiene sus usos, ¿cierto?
Cuando su novio echó la cabeza hacia atrás en una carcajada, Rae gritó:
—¡No! ¡No, no! Ninguna conversación sexual esta noche.
Levanté una ceja.
—¿En serio?
Ella frunció el ceño.
—¿En serio, qué?
—Tú tienes un problema con ellos hablando de su vida sexual. Tú —enfaticé—.
¿La Aulladora1?
Simon, Tony y Cole se echaron a reír. Ni siquiera me había dado cuenta que Cole
escuchaba nuestra conversación. Rae luchó contra una sonrisa mientras me
contemplaba.
Tony levantó su vaso hacía a mí.
—Sabía que íbamos a hacer progresos.
Rae pretendió resoplar, pero luego se levantó.
—Mi ronda —dijo y me señaló—. Usa los jodidos tapones para los oídos.
—Solo amortiguan los chillidos.
Esto hizo que los muchachos rieran otra vez.
Ella sacudió la cabeza, sus ojos brillando con diversión.
—Supongo que puedo tratar de ser más callada.
Sonreí.
—Eso sería estupendo.
—Tienes suerte de ser tan jodidamente dulce —dijo ella, y se fue a la barra a
conseguirnos más bebidas.
—Te dije que podrías manejarla —dijo Cole.
Lancé una sonrisa tensa en su dirección, con éxito evitando sus ojos.
Los chicos y Rae me metieron en una conversación divertidísima, cada pequeña
exquisitez de Tony demostraba que a pesar de su intimidante confianza y estilo, él
era práctico. Pero seguía muy consciente de Cole. Simplemente era esa clase de
hombre… él exudaba carisma. Había esta aura sobre él, que supuse que no era a
la única que atrapaba.
Sin embargo, hice todo lo posible para luchar contra ello, ganando la batalla
cada vez que levantaba la mirada y lo veía coquetear con Tamara. Mujeriego.
Mujeriego. Mujeriego, me recordé.
Después de unas cuantas bebidas y mucha conversación, me excusé para usar
el baño. El bar estaba cerca del cierre y muchos de sus clientes se habían ido.
Contenta de no encontrar ninguna fila en el baño, me tomé mi tiempo, y cuando
lavé mis manos me miré fijamente en el espejo encima del lavabo. Parecía menos
cansada, menos estresada. Las líneas fatigadas y estiradas alrededor de las
esquinas de mi boca habían desaparecido. Mi cabello caía bajo mi espalda en
ondas gruesas y rizos, y mis ojos violetas brillaban por el alcohol. No estaba
borracha, pero estaba definitivamente achispada. Eso mezclado con la buena
compañía significaba que estaba de un mejor humor al que había estado desde
siempre.
Ese humor cayó como plomo tan pronto como salí del baño y fui confrontada
por Cole cuando salía del baño de hombres.
Antes de poder decir una palabra, él vino hacia mí, atrapándome contra la
pared como me había atrapado contra el escritorio el otro día. Puso sus manos
sobre la pared justo por encima de mi cabeza, sus ojos ardiendo.
—Tamara es solo una amiga.
Eché la cabeza hacia atrás en sorpresa, golpeándola contra la pared.
—¿Y me importaría por qué?
Desde tan cerca podía ver las líneas del ceño fruncido entre sus cejas y el toque
de oscuridad en sus hermosos ojos verdes, una penumbra que ni siquiera las
hipnotizantes líneas doradas alrededor de los bordes de su iris podían quitar.
—Has estado callada conmigo, Pastelito2.
Me tensé contra la pared.
—He estado hablando con Simon y Tony. ¿Y Pastelito?
—Mmm. Soy fan de los pastelitos de fresa. Me recuerdas a uno.
—¿Te recuerdo a un pastel de fresa? —pregunté, completamente confundida.
—Fresas dulces, crema montada, y suave galleta. Esa eres definitivamente tú —
dijo y frunció el ceño—. Me estás diciendo que no me estás ignorando debido a
Tamara.
—¿Por qué iba a hacerlo?
Él se inclinó más cerca y contuve el aliento a medida que su colonia cítrica me
golpeaba en deliciosas oleadas.
—Debido a lo que hay entre nosotros.
—No hay nada entre nosotros —susurré, ahora temblando.
La penumbra desapareció de los ojos de Cole y el dorado pareció flamear
cuando el calor inundó su mirada.
—Solamente una gran química que he querido explorar apenas nos conocimos.
Y puedes dejar de fingir que no lo recuerdas porque sé que lo haces.
Sintiendo el calor desbordarse en mí, me torné desesperada por escapar de él.
Me estiré y empujé mis manos contra su pecho, pero él no se movería. Yo era
diminuta como era. Al lado de Cole, era indudablemente… una pequeña hada. Lo
miré con el ceño fruncido.
—Deberías saber que encuentro la arrogancia como un verdadero aguafiestas.
Cole se inclinó adelante y sus labios rozaron mi mejilla antes de descansar contra
mi oreja.
—Mentira.
Un temblor corrió por mi espalda con su aliento caliente en mi piel, y mis pezones
se tensaron. Mi pecho se elevó y cayó rápidamente a medida que perdía el control
de mi respiración… el aire entre nosotros sintiéndose muy, muy pesado.
Cole se alejó lo suficiente para examinar mis ojos, y cualquier cosa que viera allí
hizo que los suyos se tornaran triunfales. Nunca antes había sentido una atracción
tan potente como esta, y aunque hubiera una mini versión de mí gritando en el
fondo de mi cerebro que huyera inmediatamente de allí, no le hice caso. Más tarde
culparía al alcohol por haberme quedado allí de pie mientras Cole se acercaba
para encontrar mis labios con los suyos.
Esperé, sin aliento debido a la anticipación…
—¡Ahí estás!
Me volví atrás de golpe, chocando contra la pared, el momento arruinado.
Cole apretó sus ojos con fuerza, su mandíbula apretada con obvia irritación. Se
tomó unos segundos para tranquilizarse. Cuando abrió sus ojos la irritación se había
ido, pero algo más estaba allí. Sentí que él trataba de enviarme un mensaje
silencioso.
Fingiendo indiferencia, lo miré sin expresión alguna, apenas logrando respirar
correctamente cuando él se giró para hablar a Tamara.
No me agradaba.
Pero mi Dios, estaba agradecida con ella por habernos interrumpido.
Eso era todo. No habría más bebidas cuando Cole Walker estuviera en las
cercanías.

1Aulladora: En el original squealer. Así llaman a las personas que gimen, chillan y gritan durante el acto sexual.
2Pastelito: En el original shortcake, consiste en un pequeño pastel de frutas, con crema y una base de galleta.
4
Traducido por Jadasa Youngblood
Corregido por LizC

Resultó ser una locura trabajar un fin de semana en INKarnate. El estudio era un
hervidero con el ruido de las agujas, música y conversación. Había un flujo
constante de personas, y los chicos tomaron un descanso para almorzar más corto
con el fin de mantenerse al día con sus citas. Pensé que los domingos podrían ser un
poco más tranquilos, siendo uno de los días libre de Simon, pero resultó ser muy
ocupado, si no más.
Sin embargo, eso hizo que evitar a Cole fuera extremadamente fácil, y nunca
tuvo la oportunidad de traer a colación el tema sobre el momento cargado entre
nosotros en Voodoo Rooms.
Por alguna razón, el lunes también fue muy atareado, así que a pesar del hecho
de que un estudio ocupado significaba que Cole se encontraba demasiado-
ocupado-para-coquetar-conmigo, para la mañana del martes me encontré un
poco aliviada cuando entré a trabajar a un ambiente tranquilo. Reanudé donde
había dejado la digitalización de los archivos.
Media hora más tarde, la puerta se abrió y una mujer joven, quizás un par de
años más joven que yo, caminó lentamente hacia mi escritorio. Me tensé ante la
oscuridad detrás de sus ojos y su rostro pálido.
—Larissa Jones —dijo, su voz sumamente tranquila—. Tengo una cita para la
eliminación de un tatuaje.
Lo comprobé en el libro de citas, lo confirmé, y desaparecí en la parte de atrás
en dirección a la habitación de Rae, donde estaba preparándolo todo, para
hacerle saber que su primera cita había llegado. Cuando regresé para decirle a
Larissa que Rae estaría en cinco minutos lista, me sorprendí al encontrar a la chica
sentada en la sala de espera llorando entre sus manos.
Alarmada, me apresuré a encontrar la caja de pañuelos sobre mi escritorio y me
dirigí a ella. Me senté a su lado.
—¿Estás bien?
Sollozó y levantó su rostro manchado de lágrimas hacia el mío. Sacudió la
cabeza. Entendía el dolor que se encontraba grabado en cada uno de sus rasgos y
sentí que mi corazón se apretaba compasivamente. Acercándome más a ella,
deslicé un brazo consolador alrededor de sus hombros y sostuve los pañuelos en su
dirección.
—¿Una mala ruptura? —supuse, mientras agarraba uno.
Larissa inhaló profundamente.
—Sí. —Sus labios temblaron—. Su nombre es lo que me voy a quitar.
—Oh, cariño —murmuré suavemente, frotando su espalda.
—Era una mierda —sollozó—. Sé eso. Lo sé. Pero… —Escondió su cara.
—Oye. —Tiré de su mano, y se inclinó hacia mi consuelo—. Entiendo. Tienes
permitido estar triste. Lo estás. Pero te dijo algo… sin arrepentimientos, ¿de acuerdo?
Estás haciendo lo correcto. Este es un nuevo inicio. Un nuevo comienzo para ti.
Encontrando mis ojos, Larissa me dio una sonrisa temblorosa.
—Gracias.
—¿Todo está bien?
Levanté de golpe mi cabeza, sorprendida de ver a Cole ahí. Ni siquiera lo
escuché acercarse. Sus ojos verdes estaban sobre la chica y yo. La preocupación
fruncía su frente.
—Sí. —Larissa asintió, viéndose avergonzada—. Tuve un pequeño colapso. —
Sonrió tímidamente hacia mí—. Lo siento.
—No lo hagas —le tranquilicé. Debería haber tenido a una amiga que la
acompañe y ayude a través de esto, pensé, triste por ella.
—Entonces, ¿qué es todo esto? —Rae se dirigió hacia nosotros. Tan pronto como
vio la cara llena de lágrimas de Larissa, rodeó la mesa de centro, tomó su mano
suavemente y la guió fuera de su asiento—. Soy Rae. Vamos, cariño, vamos a
comenzar a quitar de tu piel el tatuaje de ese hijo de puta. Pronto te sentirás mejor.
Observé a mi compañera de piso guiar a la chica hacia las habitaciones
traseras y no pude evitar sonreír. Estaba aprendiendo que debajo de la
fanfarronería y bravuconería, Rae era una gran blandengue perceptiva.
De repente cambió el aire.
Tomé aliento, sintiendo la mirada de Cole ardiendo sobre mí.
No queriendo, pero sin embargo, necesitándolo, lo miré. Tomé aire de nuevo.
Me miraba fijamente con lo que parecía ser ternura.
No me gustó. Nop. Realmente no me gustó.
—¿Qué? —dije, mi tono impaciente.
Su respuesta fue darme una pequeña sonrisa, caminar indiferentemente hacia
mí, colocar un beso sobre mi frente, y luego se alejó.
Mi piel hormigueó donde sus labios me habían tocado.
—¿Qué diablos? —murmuré.
***
Esa noche tuve el placer de conocer por primera vez a Mike, el novio de Rae. Al
principio no fue un placer. Al principio, estaba un poco mortificada cuando Rae lo
presentó, porque todo en lo que podía pensar era que conocía los ruidos que este
chico hacia durante el sexo.
Una vez que me abrí paso a través de la vergüenza, me hallé un poco
sorprendida por Mike. Por alguna razón, esperaba que este chico rudo, súper
inquieto tuviera una personalidad que coincida o supere la de Rae. Mike no era
nada de eso. Era alto, de constitución delgada, tenía un rostro agradable, cálidos
ojos oscuros, cabello corto y rubio. A partir de la banda en su camiseta y de lo que
Rae me había contado, a Mike le gustaba el mismo tipo de música que a su novia.
Pero al parecer, ahí terminaban las similitudes.
—¿Podríamos decir, que nos sentíamos un poco juguetones? —continuó Rae,
contándome una historia sobre el segundo concierto al que asistieron juntos ella y
Mike. Desde el momento en que nos sentamos en la sala de estar para tomar una
cerveza, Rae había hablado por Mike, y él parecía estar bien con eso—. Así que
sugerí el baño de mujeres, mirando y observando, el lugar se encontraba vacío.
Arrastré a Mike ahí dentro, cerré la puerta principal, y comenzamos a ir contra las
paredes de azulejos. —Le sonrió a su novio y él le dio una pequeña sonrisa, para
nada incómodo de que ella estuviera divulgando detalles de su vida sexual. Se me
ocurrió que quizás esto se debía a que no era la primera vez que ella lo hacía.
Esperé, sin saber cuál debía ser mi respuesta ante eso. Nunca tuve sexo en un
lugar público. En honor a la verdad, nunca deseé hacerlo. Una vez, mi ex intentó
forzarme a tener relaciones sexuales con él en un callejón en el centro de la cuidad
de Glasgow y se enojó cuando le dije que corriera y saltara desde el puente más
cercano.
—Ella pensó que había bloqueado la puerta —murmuró Mike de repente, sus
labios retorciéndose con diversión.
Jadeé.
—No.
Rae se rio.
—Síp. Ahí estábamos, mi braga y falda alrededor de mi cintura, los jeans de Mike
alrededor de sus tobillos, mientras lo hacíamos contra una pared fría, y de repente
escuchamos: “Cariño, no estoy segura de que eso es muy higiénico”. Nos dimos la
vuelta y esta señora mayor, con su largo cabello gris suelto, una jodida vieja
indiferente, está parada en la puerta sosteniendo un pañuelo de tela. “Puede que
quieras darle a los azulejos una pequeña limpieza antes de continuar”, dice ella.
Me reí.
—¿Qué hiciste?
Los ojos de Rae destellaron ante el recuerdo.
—Mike agarró el pañuelo y yo dije: “Quiero ser tú cuando sea mayor”. Y ella
respondió: “Bueno, vas en el camino correcto”. —Rae se rio entre dientes—. En serio.
Mi bendito ídolo.
—Suena como un personaje.
Rae asintió y luego se lanzó a su siguiente historia. Aunque Mike rara vez tuvo
oportunidad de hablar, y al parecer Rae podía ser muy mandona con él, deduje
por lo que pude ver hasta el momento, que su relación era bastante equilibrada.
Cuando Mike se levantó para conseguirse otra cerveza, Rae lo echó hacia atrás
sobre su asiento. Acarició su mejilla con ternura.
—Cariño, has estado trabajando muchas horas. La traeré por ti.
Cada día descubría nuevas facetas de la personalidad de Rae, y aunque
podía ser desagradable y usar demasiadas malas palabras, no obstante, estaba
encantada con ella. Por mucho tiempo había estado rodeada de gente que era
negativa o falsa. Con Rae, lo que veías es lo que tenías, y aunque bromeaba a
menudo con la gente, sabía que nunca lo hacía intencionalmente a menos que
esa persona no fuera muy agradable.
En solo una semana de conocerla, sabía en dónde me encontraba con Rae, y
había aprendido que eso valía su peso en oro.
Mientras Rae traía las cervezas, Mike me sonrió.
—¿Cómo se están llevando Rae y tú?
—Bien.
—Sé que puede ser un poco… bueno, de todo, pero realmente es una buena
persona.
Sonreí de modo tranquilizador.
—Estoy comprendiendo eso.
—¿Hablando de mí? —Rae entró de nuevo en la sala—. Queridos, ¿están
discutiendo sobre lo completamente fabulosa que soy? —preguntó, imitando a Tony
y haciéndolo tan bien, que no pude dejar de reír.
—Algo así. —Mike le sonrió indulgentemente.
***
Una hora más tarde, Mike bajó su botella de cerveza vacía y se puso de pie.
—Lo siento, señoritas. Voy a tener que ir a dormir. —Me dio una inclinación de
cabeza de buenas noches y se agachó para presionar un beso suave en los labios
de Rae antes de dirigirse hacia su dormitorio.
Tan pronto como escuchamos que la puerta se cerró detrás de él, Rae giró
hacia mí.
—¿Qué piensas?
Sonreí.
—Como si te importa.
—Cierto. —Sonrió—. Pero tengo curiosidad.
—Parece un buen tipo.
—El mejor —dijo ella, su mirada yendo más allá de mí hacia el cielo oscuro
afuera.
Un cómodo silencio cayó entre nosotras, siendo roto un minuto más tarde por
Rae.
—Cuando era niña, tuve una buena madre de acogida.
El tono frágil en su voz hizo que se levanten los pelos de mi nuca.
—Sally McIntyre. Su esposo falleció un año antes de que me tuviera, pero siguió
criándome. —Tomó el último trago de su cerveza y me miró a los ojos directamente
—. El hermano de Sally me violó cuando tenía catorce años.
Todo mi cuerpo se sacudió hacia atrás como si hubiera recibido un disparo, y mis
labios cayeron abiertos, lista para las palabras correctas, la respuesta correcta,
pero mi cerebro no pudo pensar en una. La sangre corrió hacia mis oídos ahogando
cualquier posible respuesta.
—Sally lo descubrió e involucró a la policía. Sin embargo, lo perdió todo. Me
pusieron de nuevo en la casa de chicas, fui examinada y me hicieron preguntas
hasta que deseé morir. Ese tipo de cosas deja una marca en ti. Mi prometido, Jason,
se esforzó para ayudarme atravesar toda la fealdad con la que me dejaron desde
mi adolescencia. Fue paciente conmigo, en todos los sentidos, me hizo sentir segura.
También con el sexo. Me dio eso de regreso. —Sonrió, pero el gesto no llegó a sus
ojos—. Luché con uñas y dientes para disfrutar del sexo y no tenerle miedo, de forma
que en cierto modo terminé de la manera opuesta, ya sabes, tan sexualmente libre
como puedo ser. Pero esa marca… en realidad nunca desaparece, y deja algo
atrás, detrás de tus ojos.
No podía creer que alguien tan fuerte como Rae pasara por tanto.
—Siento lo que te ocurrió.
Asintió agradeciendo, y luego continuó sacudiendo el suelo debajo de mí.
—Shannon, ¿fuiste violada?
Sentí como si todo el aire fuera succionado de la habitación, y la sangre
corriendo hacia mis oídos solo empeoró. El sudor picaba bajo mis brazos y a lo largo
de mis palmas. Sostuve su mirada, temblando un poco.
—Casi —susurré, luchando contra las lágrimas.
Una ferocidad entró en los ojos de Rae.
—¿Luchaste para librarte del bastardo?
Asentí y de repente le estaba contando todo.
—Su nombre era Ollie…
Le conté todo, excepto lo peor. No quería que nadie sepa lo peor de todo: mi
reproche, mi culpa, la devastación que le causé a mi familia. Pero todo lo demás
simplemente se vertió de mí, hasta que me encontré llorando en sus brazos.
Rae me abrazó fuertemente, balanceándome, susurrando palabras de consuelo
que no tenía ni idea que necesitara hasta que de alguna manera el dolor
disminuyó. Agotada, me quedé dormida en sus brazos.
A la mañana siguiente me desperté en mi cama y me di cuenta que era el mejor
sueño que había tenido desde que ocurrió todo.
5
Traducido por âmenoire90
Corregido por Veroonoel

Aunque Rae y yo no mencionamos su confesión o la mía durante el desayuno a


la mañana siguiente, había sin duda alguna un cambio en nuestra nueva amistad
descubierta. No solo supe dónde estaba parada con respecto a Rae, ahora ella
sabía dónde estaba parada con respecto a mí.
Sintiéndome en carne viva después de haber purgado tanto del armario oscuro
en el fondo de mi mente donde guardaba los acontecimientos de los últimos años
encerrados herméticamente, estaba agradecida de que Rae continuara teniendo
su habitual sarcasmo sin filtro. Su lástima me hubiera matado. Era su día libre y por
una vez coincidió con el de Mike, así que estaba bastante contenta de salir hacia el
trabajo. Por la expresión de su rostro, supuse que Mike vendría por un maratón de
sexo.
A pesar del apoyo de Rae y su voluntad para actuar normal a mí alrededor,
mientras entraba en INKarnate todavía me sentía muy frágil de mi crisis de la noche
anterior. Cole tenía una cita temprano, así que estaba ocupado, pero Simon salió a
saludarme, me echó un vistazo e inmediatamente me preguntó si estaba bien. Me
las arreglé para convencerlo de que no había dormido bien, y me dejó para
continuar con la clasificación de archivos.
Culpo al nerviosismo que sentía por lo que pasó a continuación.
Unas horas más tarde, estaba de pie en el fondo del armario que contenía
todos los archivos cuando la luz de la habitación se atenuó un poco. Sintiendo que
no estaba sola, me di la vuelta y me encontré a Cole apoyado en el marco de la
puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, un tobillo sobre el otro. La pose
decía casual, pero su mirada era evaluativa.
La atracción que sentía hacia él de pronto fue superada por una abrumadora y
ardiente ira centrada en mis entrañas.
—Te ves muy bonita hoy, Pastelito —dijo suavemente.
La seriedad en sus palabras, la falta de coquetería, la ternura en el apodo tonto
que me había dado, solo hicieron que mi ira hirviera a fuego lento. Al menos
cuando estaba siendo indiferente y sexy podía pelear, pero ahora estaba siendo
turbio, usando esa conmovedora basura de “realmente me gustas” en mí.
—Estoy ocupada —espeté.
Suspirando pesadamente, Cole se levantó de la puerta y dio unos pasos hacia
el interior.
—Mira, lo siento si coqueteé un poco fuerte antes. Normalmente no soy así. —Me
dio una sonrisa descarada, volviendo a su forma natural—. Solo lo provocas en mí.
—Oh, estoy segura.
Al escuchar la acidez en mi respuesta, Cole se tensó.
—¿He hecho algo que te haya molestado?
¿Había hecho algo?
Enojada como el infierno, me volví hacia él, sintiendo toda la aversión, el miedo
y la pérdida que estaban corriendo a través de mí fusionarse en su dirección. Más
tarde me daría cuenta de lo injusta e irracional que había sido, pero en ese
momento Cole Walker representaba todo lo malo con mi vida y las decisiones que
había hecho hasta el momento.
—No soporto a los tipos como tú. —Mis palabras fueron bajas, llenas de veneno,
haciendo que el cuerpo de Cole se sacudiera hacia atrás sorprendido—. Tipos bien
parecidos que asumen que cada mujer caerá a sus pies, agradecidas por una
migaja de su atención. Bueno, no soy una de ellas. No respeto a los mujeriegos como
tú. No me agradas. No confío en ti. No hay nada detrás de esa sonrisa encantadora
más que promesas vacías. No tienes nada real para ofrecerme a mí o a cualquier
persona que se encuentre víctima de tu coqueteo. Sin embargo, la diferencia entre
ellas y yo, es que soy lo suficientemente inteligente como para verte por lo que eres
realmente. —Con mi respiración entrecortada, concluí—: Nada.
Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, quise recuperarlas. La
expresión de su cara… incredulidad absoluta. No decía cosas feas como esas a la
gente. Esa no era yo.
Pero el hecho de que él me hubiera reducido a eso solo me puso aún más
furiosa.
El músculo en la mandíbula de Cole se tensó y dio un paso amenazador hacia
mí, haciéndome tropezar hacia atrás. Se detuvo, notando mi retiro con algo como
disgusto.
—No sabes ni la primera maldita cosa sobre mí… pero gracias. Gracias por
enseñarme qué tan perra juiciosa puedes ser. No perderé mi tiempo en alguien que
no vale la pena.
Para mi asombro, sus palabras me hirieron.
Sin embargo, lo escondí. La práctica hace la perfección.
—¿Estoy sin trabajo?
Su labio superior se curvó.
—Realmente crees que soy un idiota, ¿cierto?
No di ninguna respuesta dado que el veneno con que lo había tratado parecía
suficiente evidencia.
—No, Shannon —espetó Cole—. Tu trabajo está a salvo, siempre y cuando lo
hagas bien. En cuanto a mí, me aseguraré de permanecer fuera de tu camino tanto
como me sea posible.
***
Desafortunadamente para Cole y para mí, compartíamos los mismos dos días
de descanso, así que no fue siquiera como si pudiéramos evitarnos el uno al otro en
el trabajo.
La hostilidad entre nosotros se tornó peor.
Estaba segura que Rae lo notó el martes en el trabajo, pero no dijo nada. Yo no
sabía si era ella siendo aterradoramente perceptiva o si simplemente le importaba
un carajo. A veces con Rae era difícil de decir. Era el día libre de Simon, así que no
sabía nada de lo que estaba pasando. Volvía a trabajar el miércoles.
Muy pronto hicimos evidente que algo andaba mal.
Cole recién había terminado con un cliente. Había sido todo amabilidad y
sonrisas, llevando a la anciana mujer hacia la recepción para pagar, pero tan
pronto como se volvió hacia mí, su expresión se volvió en blanco.
—Una hora para Marie.
Ni siquiera lo miré. Siendo tan amigable como él había sido con Marie, tomé su
dinero en efectivo con una sonrisa y le deseé un buen día. Tan pronto como salió
por la puerta, Cole me informó:
—Saldré para el almuerzo, así que no voy a necesitar que me consigas algo.
—Bien.
Gruñó y se alejó.
Media hora más tarde, su próxima cita llegó. Solo la idea de tener que ir a la
habitación de Cole para avisarle me causó mariposas y no del buen tipo. Del tipo
de una polilla alada.
Preparándome, me apresuré hacia su habitación solo para descubrir que él y
Simon estaban allí bromeando juntos. Cole levantó la mirada y la risa murió en sus
ojos al verme.
—¿Qué? —dijo con impaciencia.
Miré a Simon y noté que sus cejas estaban a mitad del camino hacia su frente,
estaba tan sorprendido por el tono de Cole. Molesta, apreté mis dientes y miré a mi
jefe con dagas invisibles disparándose desde mis ojos.
—Tu próxima cita está aquí. Pensé que te gustaría saber.
—Bien. —Miró hacia otro lado rápidamente para reanudar la conversación con
Simon, pero la boca de Simon estaba abierta mientras miraba hacia mí.
Hice una mueca y giré sobre mis talones y salí furiosa de allí.
Oí a Simon decir bruscamente:
—¿Qué fue eso? —Pero me estaba moviendo demasiado rápido para escuchar
la respuesta de Cole.
Así fue más o menos como Cole y yo nos tratamos mutuamente durante el resto
del día. Mi parte favorita fue cuando terminó con la rubia bastante joven que había
ido por un tatuaje de la letra de su canción favorita en su cadera baja (lo supe
porque no podía dejar de hablar sobre la letra de los Killers, lo que significaban
para ella, y lo que significaba que el Cole Walker estuviera entintándoselas en su
piel) y él terminó llevándola a almorzar. Su nombre era Jessica y después de que
pagó, se inclinó sobre la mesa hacia mí con esta sonrisa enorme en su cara y
susurrando-gritando:
—Cole va a llevarme a almorzar.
No pude evitarlo. Mis ojos buscaron los suyos bajo su propia voluntad.
Cole miraba a través de mí. Sin una despedida, mantuvo la puerta abierta para
Jessica y la siguió hacia el fresco día de primavera.
Haciendo caso omiso a la quemadura, me negué (una vez más) a admitir que
eran celos, jugueteé con los archivos, tratando de recordar en medio de qué había
estado antes de que Cole convirtiera una reunión con una clienta en una cita.
—Hmm.
Mi cabeza se levantó por el ruido.
Simon estaba de pie en medio del estudio mirando hacia la puerta.
—Hmm, ¿qué?
Se encogió de hombros antes de girar su mirada lentamente hacia mí.
—Cole rara vez hace eso.
No es que me importara… pero.
—¿Hacer qué?
—Salir con los clientes. Lo hizo una vez hace unos años, pero era una cliente
habitual y creo que salieron durante unos seis meses.
Solté un bufido. Era difícil creer que Cole durara seis meses con una chica.
—Lo que estoy diciendo… —Simon dio un paso hacia mí, sonando igual de
impaciente como Cole había sonado antes—, es que tal vez lo hizo porque alguien
lo hizo enojar.
¿Alguien como yo?
Hice una mueca, mirando hacia la puerta por donde se había ido.
—Muy maduro —murmuré.
—¿Qué pasó entre ustedes dos?
—Nada —me apresuré a asegurarle—. Absolutamente nada.
Ahora fue el turno de Simon para soltar un bufido.
—Es curioso como absolutamente nada puede hacer al hombre más relajado
que conozco actuar como un pequeño cabrón molesto.
—Es curioso —murmuré, mirando abajo hacia mi trabajo y negándome a mirarlo
de nuevo hasta que sentí que se iba.
Sería un eufemismo decir que me alegré cuando el jueves llegó. Me subí a un
autobús que me llevó a Portobello. Me senté en un ángulo del extremo del paseo
de la playa y empecé a esbozar las casas a lo largo de ella donde la tierra se
curvaba alrededor de la arena y el agua se extendía frente a mí.
Era pacífico y por un momento no pensé en mi familia o en Cole, o en nada
molesto.
Pensé que el viernes iba bien hasta que más tarde esa noche Rae me invitó a
tomar una copa. Quería decir que no porque sabía que Cole estaría allí, pero ya
había declinado la noche anterior y sabía que Rae no aceptaría un no por
respuesta de nuevo.
Extrañamente, la amistad de Rae había llegado a significar algo para mí. Estaba
sola en Edimburgo y era la única que evitaba que me sintiera tan sola. No quería
alejarla inadvertidamente en mi intento por evitar a Cole.
De todos modos, para mi alivio eterno, descubrí que Cole no estaba en el pub.
Solo Simon y Tony.
Rae y yo nos sentamos con una nueva ronda para los chicos.
—¿Dónde está Su Hermosura esta noche? —preguntó.
Simon sonrió.
—Poniéndose más sexy. Él, Cam, y Nate están en ese torneo de judo en Londres.
Volverán tarde esta noche.
La curiosidad pudo más que yo.
—¿Judo?
Rae asintió.
—Nuestro jefe es un rudo. No solo es un kickboxer, también tiene un cinturón
negro en judo con un número adjunto o algo así. No lo sé. Basta con decir que es
bueno en eso. Su cuñado, Cam, y el mejor amigo de Cam, Nate, también son
cinturones negros. Creo que Nate es entrenador.
Bueno, eso explicaría el fantástico cuerpo de Cole.
Evidentemente no era la única que pensaba que tenía un cuerpo increíble,
porque Simon empezó a reír ante la mirada vidriosa que se había apoderado de los
ojos de Tony.
—Déjate de eso, hombre.
—Lo siento. —Tony sonrió con malicia—. Solo que me perdí en la imagen de los
tres lanzándose unos a los otros.
Los demás se rieron, pero Rae sintió mi confusión.
—El cuñado de Cole es este tipo robusto, atractivo, en sus treinta y tantos años.
Nate tiene la misma edad, creo, pero es…
—Jódeme —interrumpió Tony—. Nate es jodidamente magnífico.
—Y heterosexual —dijo Rae, haciendo que Tony la mirara fríamente. Se volvió
hacia mí—. Cam se casó hace años con la hermana de Cole cuando Cole tenía
catorce o quince años o algo así. Jo es una versión femenina de Cole: tan
jodidamente hermosa que desearías odiarla. Pero prácticamente crio a Cole por su
cuenta, así que es del tipo impresionante. También dio a luz a la pequeña infeliz más
asquerosamente linda. Su nombre es Belle, casi tiene cuatro, y puede encantarte
con su ternura. —Rae sacó su teléfono y comenzó buscar—. Aquí. —Me lo puso en
la cara, mostrándome una fotografía de Cole riendo mientras sostenía a una niña
impresionante, con una masa de rizos rubio rojizo en sus brazos. Ella tenía sus brazos
envueltos apretadamente alrededor de su cuello mientras que su cabeza
descansaba en el hueco de la misma. Estaba mirando a la cámara llevando esta
amplia sonrisa encantadora.
Mis cejas se fruncieron. La imagen de Cole como un tío adorable pinchó algo
dentro de mí.
—Se ven cercanos.
—Oh, lo son. —Rae guardó su teléfono—. Le tomo el pelo al respecto. Esa gran
mierda blandengue. Mataría por esa pequeña. Por toda su familia.
—Sí, son cercanos —concordó Simon.
—Como la maldita Tribu Brady1 —gruñó Rae.
—¿Celosa, cariño? —Tony levantó una ceja.
—Absoluta y malditamente.
Mientras escuchaba a mis nuevos amigos bromear entre sí, me empecé a sentir
un poco incómoda. La idea de Cole como un hombre de familia no encajaba nada
bien con la persona que había dibujado en mi cabeza. Empecé a apretar mi labio
entre los dientes.
—¿Y tú, Shannon? —La voz de Simon me sacó de mis pensamientos sombríos—.
¿Llegaremos a conocer a algunos amigos y familiares de Glasgow?
Traté de no tensarme visiblemente.
—Realmente no soy cercana a mi familia.
Asintió como si entendiera.
—¿Qué hay de los amigos, entonces?
¿Amigos?
No. Lamentablemente había perdido a la mayor parte de esos…
***
Tomé un sorbo de la copa de vino que me había servido. Estaba casi lista para
mi primera noche de chicas en años y estaba vertiginosa de la emoción. No podía
esperar para ponerme al día con ellas en Merchant City, tener una buena comida y
algunas bebidas, y celebrar toda la noche. Se sentía como una eternidad desde
que había hecho algo para liberarme de las malas sensaciones.
Me deslicé en los tacones de aguja negros que me llevarían de un pequeño
metro sesenta a un menos pequeño metro sesenta y siete. Como siempre dejé mi
cabello suelto en sus ondas naturales y estaba glamorosa con una minifalda negra
apretada, medias negras, y top negro que llevaba con un montón de pulseras rojas
y plata, y aretes. Agarré mi brillante bolso de mano rojo y me volví hacia el espejo,
solo para sorprenderme al ver a mi novio, Ollie, compartiendo mi reflejo. Estaba de
pie en la puerta, con sus ojos vagando sobre mí. Ni siquiera lo había oído regresar
del trabajo.
Me tensé.
—No vas a salir usando eso —dijo en voz baja—. Te ves como una puta.
Sin una palabra más, salió de la habitación.
Ardiendo de vergüenza y dolor, me quité la falda con dedos temblorosos y me
puse un par de jeans ajustados negros.
No dije nada cuando entré en nuestra sala de estar con cocina integrada para
poner mi copa vacía en el fregadero. Me había bebido lo que quedaba hacía solo
unos momentos. Fortaleciéndome.
Cambiando mi monedero, llaves y teléfono de mi bolso de todos los días a mi
bolso de mano, podía sentir los ojos de Ollie quemando en mi espalda.
Segundos después lo oí acercándose y luego su calor me golpeó mientras
envolvía sus brazos alrededor de mí, tirándome hacia su pecho. Comenzó a besar mi
hombro, sus labios arrastrándose por mi cuello.
Todavía enojada, me puse rígida.
—Basta. Tengo que irme.
Me dio un apretón.
—No vayas, nena —dijo, usando su suave voz llena de disculpa y aplacamiento
—. He tenido un día tan jodido en el trabajo. Me vendría bien una noche tranquila
con mi chica.
Suspiré y me di la vuelta en sus brazos.
—Lo siento, pero he tenido esta noche con las chicas planeada por años. No las
he visto en mucho tiempo.
Su agarre sobre mí se apretó, sus ojos suplicantes.
—Por favor, nena. No tienes idea de lo malo que ha sido.
Mordí mi labio.
—Regresaré temprano. Lo prometo.
Los brazos de Ollie cayeron instantáneamente, con una clara decepción en su
rostro.
—Está bien. No te molestes. Tus amigas son importantes. —Pero por la forma en
que lo dijo bien podría haber sido “Tus amigas son más importantes que yo”.
Sintiendo una mezcla de culpa y disgusto y sabiendo que si no me quedaba
estaría enojado conmigo por días, suspiré.
—Les mandaré un mensaje para hacerles saber que no puedo ir.
Fui recompensada con un largo y dulce beso.
—Voy a ordenar —dijo.
—Comida china —murmuré mientras sacaba mi teléfono.
—Nah, estoy de humor para comida india.
Ugh, india. Suspiré de nuevo y envié un mensaje a mi amiga Jennifer.
Unos segundos más tarde, recibí un: “Estás bromeando, ¿verdad? ¿No te hemos
visto en mucho tiempo y luego nos cancelas de último minuto? Esta amistad es una
calle de un sentido en este momento y he terminado con ella”.
Furiosa (conmigo, con Ollie y con Jennifer), pisoteé de regreso a nuestro
dormitorio y me quité la ropa, me removí el maquillaje y me puse mi pijama en una
rabieta.
Ollie había puesto Top Gear y nos había sacado una cerveza de la nevera. Me
uní a él en el sofá, donde al instante me llevó a su lado, pero no podía relajarme.
Me senté allí preocupada durante las próximas horas, asustada de que había real y
verdaderamente arruinado mis amistades.
El teléfono de Ollie sonó y contestó. No estaba prestando atención a su
conversación, así que fue una sorpresa para mí cuando colgó el teléfono y se volvió
hacia mí.
—Ven, nos vamos a reunir con Bill y los muchachos abajo en el pub.
La incredulidad y la rabia me recorrieron.
—¿Estás bromeando?
Confundido, Ollie negó con la cabeza.
Me puse de pie, mis manos volando a mis caderas.
—Acabo de sacrificar una noche de fiesta con las chicas porque dijiste que
necesitabas una noche tranquila conmigo.
—Oh, no empieces —gimió Ollie—. No me molestes con tu maldita noche de
drama. ¿Vienes o no?
—¡No! ¡No voy! —grité—. Cabrón egoísta.
El rostro de Ollie instantáneamente se oscureció.
***
Me recuperé rápidamente del recuerdo, haciéndolo a un lado tan rápido como
pude. Había sido un imbécil durante mucho tiempo. No podía creer cuánto tiempo
me había llevado verlo por lo que era, ver el daño que me había hecho a mí y a
mi vida.
—¿Shannon?
Lancé a Simon una rápida sonrisa tensa.
—Hemos perdido el contacto.
—Necesito otra bebida —dijo Rae repentinamente, cambiando el tema, y
sospeché (agradecidamente) que fue deliberado—. ¿Alguien más?

1La Tribu Brady: Es una serie de telev isión sitcom estadounidense, que gira en torno a la conv iv encia de un
matrimonio recién casado formado por Mike y Carol, y sus 6 hijos.
6
Traducido por Jessy
Corregido por Veroonoel

A pesar de que las hostilidades no cesaron entre Cole y yo, el tiempo pasó
bastante rápido mientras me acostumbraba más a mi trabajo en INKarnate y a vivir
con Rae. A veces no podía creer que hubiera pasado un poco más de un mes
desde que llegué por primera vez a trabajar al estudio de Stu. No mucho había
cambiado: trabajaba, evitaba a Cole cuando podía, le contestaba en represalia a
su fría impaciencia, y lo observaba desaparecer para almorzar de vez en cuando
con Jessica, con quien había estado saliendo desde hace unas semanas.
No es que me importara.
Tenía a Simon y a Rae para utilizar como amortiguadores en la situación con
Cole. Ellos encontraban la tensión entre Cole y yo extrañamente divertida.
Simplemente lo aceptaban. Honestamente, casi se estaba volviendo una segunda
naturaleza ignorarlo, o fulminarlo con la mirada cuando no podía ignorarlo.
Eso era exactamente lo que estaba haciendo el martes a media tarde. Rae
tenía un cliente; era el día libre de Simon; Cole estaba libre pero se estaba
manteniendo ocupado (es decir, evitándome) en la oficina de Stu. Yo estaba como
en mi hora de almuerzo. Había llegado tarde esa mañana, así que estaba
compensándolo teniendo mi hora de almuerzo en mi escritorio. De esa manera
podía seguir atendiendo a los clientes si entraban o llamaban. Estaba intentando no
pensar en por qué se me hizo tarde para llegar al trabajo.
Mis pesadillas habían regresado.
Por años, después de todo lo que había sucedido en Glasgow, había tenido
pesadillas. Cuando me mudé a Edimburgo fueron rápidamente relevados por
sueños de estrés de la variedad “mis dientes cayendo”. Sin embargo, eran mejores
que las pesadillas, y no me despertaban en un lío sudoroso por la noche, así que
lidiaba con ellos. Luego me dieron el trabajo y una nueva compañera de piso y los
sueños habían desaparecido completamente.
Ahora estaban de vuelta y después de despertarme temprano esa mañana
siendo un completo desastre tembloroso, me había quedado dormida finalmente,
pero entonces no escuché mi alarma.
Fruncí el ceño y enterré mi nariz profundamente en el último libro de J.B.
Carmichael mientras me comía un sándwich hecho en casa. Estaba metiéndome
en la historia cuando escuché pasos acercándose desde el pasillo de atrás. Ni
siquiera tenía que mirar para saber que era Cole, me había vuelto así de
consciente de su presencia.
Concentrándome con todas mis fuerzas, intenté ignorarlo cuando entró al salón
principal del estudio, sus pasos cerca de mí. Lo sentí cernirse a mí alrededor, pero
había enterrado mi nariz tan profundamente en el libro que ahora todo lo que
podía ver era papel y líneas negras.
Oí un suspiro exasperado segundos antes de sentir manos en mi cintura y
entonces todo mi cuerpo fue levantado de mi silla. Di un grito ahogado y me
congelé en shock mientras era suavemente bajada a mis pies cerca de la puerta
del archivador. Todavía sostenía mi libro y mi sándwich en la misma exacta posición,
mis ojos asomándose por la parte superior del libro, mientras Cole me estabilizaba y
luego quitaba mi silla a un lado del escritorio. Cuando se agachó para recuperar
una carpeta vacía desde el cajón donde mis canillas habían estado presionadas,
finalmente encontré mi voz.
—¿No podrías haber dicho “disculpa”? —Estaba intentando no mirar sus brazos.
Sabía que era pequeña, ¡pero acababa de levantarme como si pesara menos que
el aire!
Cole puso sobre mí su mirada pétrea y de repente empezó a dirigirse hacia mí.
Me rehusé a retroceder, pero se acercó tanto que tuve que apretar mi sándwich y
mi libro contra mi pecho. Me quedé sin aliento cuando el calor irradiando de su
cuerpo me golpeó junto con el tentador y delicioso aroma de su colonia. Ahora
sabía que esa irresistible esencia era la versión deportiva de L’eau D’issey de Issey
Miyake porque había encontrado a Rae envolviendo un set de regalo de esa el
otro día y me dijo que era para Cole por su próximo cumpleaños. En el momento,
resistí el impulso de arrebatarle la botella, rociar mi cama, y rodar a su alrededor
desnuda como una vieja loca.
Tal vez la tensión entre Cole y yo estaba fastidiándome solo un poco.
Tal vez.
Con los ojos muy abiertos, observé como el rostro de Cole se acercaba más… y
luego pasaba completamente el mío mientras extendía la mano detrás de mí por
un lápiz situado en la parte de arriba del archivador detrás de mí.
Desafortunadamente mi cuerpo respondió a su proximidad de una manera que
realmente deseé que no lo hiciera. Estaba completamente fuera de sintonía con mi
cerebro. Confundida y enojada, me mantuve quieta cuando Cole retrocedió con el
lápiz en su mano. Su expresión era dura hasta que vio la mía. Lo hizo detenerse.
Los ojos de Cole parpadearon sobre mí antes de detenerse en la portada de mi
libro.
—¿Fan de J.B. Carmichael? —dijo.
Tragué fuerte, intentando recomponerme.
—Sí.
Asintió y luego levantó los ojos del libro para encontrar mi mirada.
—Es la mejor amiga de mi hermana. Vive en New Town.
¿Qué?
¿Qu…?
Mi boca se abrió mientras fangirleaba visiblemente.
—¿En serio? —susurré, visiones de conocerla y que me firmara los libros bailaban
en mi mente. Sabía que era una americana viviendo en Escocia. Sus series se
situaban en Richmond, Virginia, y Edimburgo también aparecía, pero no tenía idea
que había estado tan cerca de ella durante las últimas semanas.
Algo malvado destelló en los ojos de Cole, pero estaba muy ocupada
enloqueciendo para notar realmente lo que significaba.
—Sip. —Chasqueó la lengua—. Es una pena.
Violentamente fui sacada de un tirón de mi emoción ante el tono que usó.
Entendiendo esa mirada malvada, y supe exactamente lo que significaba.
Cualquier esperanza que tuviera de reunirme con la autora había sido arruinada
desde el momento que había comenzado una guerra con Cole.
Me dio una estrecha sonrisa de triunfo y se alejó.
Mi ira me ganó.
—¡Eres un idiota inmaduro!
—Me importa una mierda, Pastelito —me lanzó en respuesta—. Y tú lo
empezaste.
***
Por lo general, disfrutaba el particular estilo de conversación de Rae, pero esa
noche en la cena ya quería que se fuera. Mike la iba a llevar a ver una película,
pero estaba llegando tarde. Rae había decidido cenar conmigo antes de salir a su
encuentro, por consiguiente me impidió improvisar algo y esconderme en mi
habitación donde iba a sacar mis pinturas de acrílico por primera vez.
Lo había hecho como me prometí y compré las pinturas con mi primer cheque
de pago, y ahora me sentía como una niña en navidad, esperando por un piso
vacío para que así pudiera usarlas sin miedo a ser descubierta. El primer paisaje en
el que quería trabajar era el paisaje urbano que había dibujado desde la parte
superior del castillo.
Sin embargo, Rae se estaba tomando un buen tiempo con la cena. También
estaba siendo extrañamente tranquila.
Ya que a mi compañera de piso no le gustaba que nadie le preguntara si
estaba bien (normalmente respondía con algo sarcástico que me hacía desear
nunca haberme molestado en estar preocupada en primer lugar), comí en silencio.
Hasta que Rae tuvo la idea de volver a hablar otra vez.
—No he dicho nada, pero tengo que decirte que mi curiosidad me está
matando. —Dejó caer su tenedor y se inclinó sobre su plato, sus ojos capturando los
míos—. ¿Por qué mierda tú y Cole están comportándose como imbéciles entre sí? Es
como trabajar con psicópatas. Eres toda agradable con todos los demás y
entonces tu actitud se convierte en hielo a los segundos que él entra en la
habitación y viceversa. ¿Mucho trastorno de personalidad múltiple?
Sinceramente, me sorprendía que se las hubiera arreglado para contenerse
durante tanto tiempo. Resoplé lentamente antes de responderle.
—Seguía buscándome, así que lo puse en su lugar.
Rae se rio.
—¿Por qué harías una cosa tan tonta como esa? Es Cole.
—Es Cole… ¿y qué? ¿Solo porque es caliente, talentoso y confiado debería caer
a sus pies? Conozco a su tipo, créeme. Ya no salgo con los chicos malos mujeriegos.
Te mastican y te escupen. En cuanto a Cole, es como el Thor de los chicos malos del
mundo y… —Mi voz se apagó cuando Rae comenzó a reír histéricamente.
Fulminándola con la mirada, esperé a que se detuviera.
Mi molestia solo la hizo reír más fuerte, así que le tomó un rato finalmente
calmarse. De hecho, había terminado mi cena.
—Oh. —Se secó las lágrimas de los ojos—. Olvidando la divertida analogía al
azar que ni siquiera tiene mucho sentido pero que totalmente lo tiene de todos
modos. ¿De qué demonios estás hablando?
Me quedé mirándola sin comprender.
—Cole. Chico malo.
—Claro. —Rae resopló y comenzó a reírse de nuevo.
—¿Qué? —dije, más que molesta ahora.
—Nada. —Se puso de pie y llevó nuestros platos al fregadero—. Te dejaré
averiguar esto por tu cuenta, maldita loca insensible.
Desconcertada, la miré fijamente mientras limpiaba los platos. Finalmente me
levanté y dejé la cocina, pero no sin antes murmurar un poco malhumorada.
—Tú eres la loca insensible.
Su única respuesta fue seguir riéndose, lo cual sabía que me fastidiaría
completamente.
***
Al día siguiente algo diferente sucedió. Algo inusual.
Como todos los días entré al estudio justo antes de las nueve en punto sabiendo
que Cole, Rae o Simon ya estaban ahí instalados para empezar el día. A veces,
prácticamente casi siempre, si era el día de trabajo de Simon salía a saludarme y
buscaba el cappuccino que le traía. Si era el día de Rae salía para burlarse de mí
por algo y se llevaba el café negro que le había traído.
Cole nunca salía a saludarme en la mañana. No desde que habíamos
declarado la guerra.
Así que estuve más que un poco sorprendida al verlo caminando hacia mí
mientras me quitaba mi chaqueta.
—Hoy hagamos una tregua —resonó su profunda voz en la habitación.
Haciendo caso omiso de las familiares mariposas que se instalaban en mi vientre
cada vez que Cole entraba a la habitación, crucé los brazos sobre mi pecho en
desafío. Podría haber parecido intimidante e impresionante si no fuera por el hecho
de tener que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarlo.
—No veo el punto.
El músculo en la mandíbula de Cole se tensó. Ignoré la señal de advertencia de
que estaba molestándolo.
—¿Y bien? —Me encogí de hombros, moviendo mi cabello sobre mi hombro.
Sus ojos siguieron el movimiento antes de poder evitarlo.
—¿Cole?
Transfiriendo su atención de mi cabello a mi rostro, Cole suspiró.
—¿Puedes fingir ser una adulta por dos segundos? Uno: no me gusta actuar de
esta forma. Rara vez me comporté como un mocoso adolecente cuando era un
adolecente, y me irrita jodidamente que alguien de Glasgow de medio metro me
haya reducido a uno.
Irritada ante la sugerencia de que yo era la razón por la que él no podía
mantener un nivel de profesionalismo (fue él quien comenzó a ladrarme cuando lo
rechacé), abrí la boca para discutir solo para que Cole me silenciara cortando el
aire en frente de mí con su mano.
—No. —Su tono y lenguaje corporal sugerían que podría ser más seguro para mí
escuchar. Cole esperó un segundo para ver si iba a hacer caso de su orden. Dolió
hacerlo, pero no pude evitar recordar la manera en la que me levantó de mi silla
como si fuera insustancial—. Dos —continuó una vez que se dio cuenta que no iba a
disuadirlo—. Stu se aparecerá hoy con un viejo amigo que quiere un nuevo tatuaje
de él. Si Stu siente incluso la más pequeña parte del mal ambiente que tú y yo
hemos creado este pasado mes, despedirá tu trasero tan rápido que tu ropa interior
se convertirá en cenizas.
Oh, mierda.
Eso nunca se me había ocurrido.
Fui de inmediato consumida por la ansiedad.
Lo que estaba sintiendo debe haberse mostrado en mi rostro, porque la
expresión de Cole en realidad se suavizó.
—Puedo fingir llevarme bien contigo si tú puedes.
La idea de perder mi trabajo me hizo asentir rápidamente en acuerdo. Mientras
nos mirábamos fijamente el uno al otro quise preguntar a Cole por qué pensaría en
protegerme, proteger mi puesto aquí. Había pensado que estaría contento de ver
que me despidieran.
Demasiado asustada para preguntarle en caso de que hiciera que cambiara de
idea, mantuve mis labios sellados y Cole me dio un asentimiento decidido antes de
dirigirse a la parte posterior.
Me quedé mirando detrás de él por un rato, más allá de desconcertada de que
él hubiera sido lo suficientemente considerado para hacer esto por mí. Por alguna
razón una oleada de inquietud comenzó a chapotear en torno a mi vientre durante
un rato.
***
No más de cuarenta minutos más tarde la puerta principal del estudio se abrió y
el mamut que era Stu Motherwell entró. Aunque estaba ansiosa, también estaba
contenta de verlo. Tenía una alegría natural que realmente me hacía recordar a
una versión motorizada de Santa Claus.
Mientras entraba, estaba hablándole al hombre tras él. El hombre tenía casi la
misma altura, misma contextura, mismo cabello, con la misma barba.
—¡Ahí está ella! —gritó Stu alegremente—. Steely, conoce a Shannon. Shannon,
Steely.
Steely y yo intercambiamos saludos mientras Cole se paseaba por el salón
principal. Llegó a Stu y era difícil no perderse el afecto en los ojos del viejo hombre.
Había sabido que Cole significaba algo para Stu durante nuestra entrevista. Habló
de Cole con tal respeto. Pero ahora podía ver que era más que eso. Mientras ponía
una mano en un hombro de Cole, dándole un apretón varonil y preguntándole
cómo estaba, vi que era el gesto de un padre preguntando a un hijo.
Dijo algo, pero no estaba prestando atención a qué; estaba tan concentrada
en ser testigo de la dinámica entre ellos. Pero luego Cole se rio de lo que sea que
Stu hubiera dicho y fue una risa profunda, retumbante y llena que iluminó sus ojos y
me hipnotizó por completo. Nunca antes había visto a Cole reír así.
Se me ocurrió entonces que en verdad no conocía a Cole Walker en absoluto.
Había hecho suposiciones (las cuales todavía creía que eran verdad), pero no
sabía nada del pasado de Cole, su presente, o lo que lo hacía enojar.
—¿Shannon?
Parpadeé de mis cavilaciones. Stu sonrió de un lado a otro entre Cole y yo de
una manera que encontré perturbadora.
—¿Cómo se están llevando? —Miró a Cole—. ¿Cómo le está yendo a la
pequeña hada?
Cole inmediatamente me lanzó una sonrisa amable que me causó un extraño
sentimiento revoloteante en mi pecho.
—Lo está haciendo genial. Está revolucionando tu archivador, Stu.
Haciendo mi mejor esfuerzo para esconder mi sorpresa, le sonreí
agradecidamente a Cole.
Pareció casi deslumbrado por la sonrisa, parpadeando rápidamente hacia mí.
—Eso está muy bien —dijo Stu, aparentemente sin notar la extraña interacción
entre sus dos empleados—. Entonces, ¿qué sala me toca hoy?
—La mía —dijo Cole—. Es el día libre de Rae, así que tomaré su sala. —Asintió
más allá de Stu a Steely—. ¿Cómo están las cosas?
—Sí, no están mal. —Sin embargo, frunció el ceño—. Después de quince años
juntos, la esposa por fin notó que tengo el nombre de una mujer trazado en mi
hombro. —Me miró con incredulidad—. Quince años. Hablando de una falta de
interés, ¿eh?
—Para ser justos, es una pequeña escritura y el nombre es “Cherry” —dijo Stu.
—Sí, ese fue su argumento. Le pregunté qué demonios pensaba que significaba
“Cherry” si no era una mujer. Dijo que pensó que era el maldito título de una
canción. —Steely suspiró—. De todos modos, está molesta por ello, así que prometí
hacerme uno por ella para probar alguna tontería o lo que sea. No lo sé. Solo
vamos a hacerlo. —Cole se rio entre dientes y Steely lo inmovilizó contra la pared
con una furiosa mirada seria—. Nunca tatúes el nombre de una mujer en tu piel.
Nunca.
Stu le sonrió a Cole.
—Él va a ignorar eso, Steely. Lo conozco demasiado bien. —Cole apenas sonrió
con una sonrisa misteriosa y medio encogimiento de hombros—. Y será la hermosa…
—Stu frunció el ceño—. Mierda, ¿cuál es su nombre? Jessica, ¿verdad?
Inmediatamente quise enterrar la cabeza en los archivos. Realmente no quería
saber nada de la hermosa Jessica, pero Cole me detuvo de alejarme al lanzarme
rápidamente una mirada enigmática antes de responder.
—Nah. —Volvió a mirar hacia Stu—. Terminamos.
Dejé de respirar.
—Ah, ¿y qué sucedió esta vez?
—Eres un cabrón entrometido —bromeó Steely con su amigo.
Stu lo ignoró.
—¿Y bien?
—Comenzó a redecorar mi apartamento en su cabeza después de solo dos
semanas saliendo.
Stu se estremeció.
—Apegada.
—Oh Dios, sí.
La expresión de dolor de Cole se quedó pintada a través del ojo de mi mente
mientras inclinaba la cabeza y empezaba a sacar los archivos en los que había
estado trabajando últimamente. Todavía no había llegado ni de lejos a terminar su
digitalización. Mientras comenzaba a trabajar, todos los sentimientos cálidos y difusos
que había tenido miedo de admitir estarse desarrollando desde que Cole llamó a
una tregua por el día se disiparon ante la nueva evidencia de que Cole real y
verdaderamente era el tipo de chico malo que necesitaba evitar.
Sentí pena por Jessica.
Probablemente solo le sugirió a Cole comprar algunos cojines para el sofá o algo
así, y él lo había malinterpretado como una amenaza a su soltería.
Idiota.
Levanté la cabeza para despedirme por el momento de Stu y Steely mientras
desaparecían en el fondo para ponerse a trabajar en el nuevo tatuaje de Steely, y
luego volví a mirar los archivos.
Pero podía sentir la mirada de Cole en mí.
Estabilizando mis nervios, lo miré y de alguna manera me las arreglé para
despegar las palabras bloqueadas en mi garganta.
—Gracias.
Los labios de Cole se crisparon en diversión.
—¿Ves? Eso no fue tan difícil, ¿verdad?
—Todavía no me gustas.
El humor dejó sus ojos.
—El sentimiento es mutuo. —Sacudió la cabeza, ahora con una expresión
indescifrable—. Realmente eres la mayor decepción del mundo, Shannon MacLeod.
Sin otra palabra siguió a nuestro jefe a la parte de atrás, dejándome
tambaleando.
Sus palabras habían sonado casi… tristes.
***
Para ese momento realmente había pensado que lo peor había pasado por el
día. Cole y yo habíamos puesto un frente unido y Stu parecía lo suficientemente
feliz. Sin embargo, estaba equivocada.
Supe que me equivocaba cuando Stu acompañó a la puerta a Steely después
de haber terminado el tatuaje y luego se volvió hacia mí una vez que la puerta se
cerró tras él. Me escudriñó de una manera que me hizo retorcer a medida que
escaneaba las fotografías del tatuaje de un chico que Stu había hecho hace
quince años. Era el de una chica desnuda y musculosa montando una motocicleta
hacia las puertas del infierno. Era perturbante, pero el material gráfico era
impresionante.
—Me alegra saber que te estás acostumbrando tan bien aquí, Shannon.
¿Era esa una pregunta? Sonaba como una pregunta.
Me tensé.
—Sí, va muy bien. —De pronto Cole apareció y caminó hacia mí.
Extrañamente, nunca había estado más feliz de verlo.
Stu nos miró y luego asintió.
—Genial. Me alegra oírlo. Así que, ¿entonces te veré en la fiesta de cumpleaños
de Cole?
¿Fiesta de cumpleaños?
¿Qué?
Pánico. Sí, definitivamente era pánico haciendo que mi corazón hiciera ese
horrible revoloteo en mi pecho.
—Uh…
Cole se acercó a mí y deslizó un brazo a lo largo de mis hombros, tirándome
hacia su costado. Hice mi mejor esfuerzo para no ponerme tensa, de hecho
permitiendo relajarme contra él. Me sonrojé, sintiendo su delgado y duro cuerpo
presionado contra el mío suave.
Mi cabeza apenas alcanzaba su hombro.
Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, cantaba en mi cabeza para recordármelo
mientras rápidamente me acaloraba y me excitaba.
—Por supuesto que estará allí. —Cole me dio un apretón y mi pecho izquierdo se
estrelló contra su pecho.
Oh, chico.
Intenté sonreír, pero estaba bastante segura que salió tembloroso, porque Stu
tenía esta mirada sospechosa en su rostro. Sin embargo, la sospecha se fundió en un
destello de deleite que rápidamente me hizo darme cuenta que había recibido una
impresión equivocada de lo que estaba pasando entre Cole y yo.
—Oh. —Asintió y golpeteó un dedo contra su nariz—. Ya entendí.
No, ¡no nos entendió! No nos entendió en lo absoluto.
—Qué se diviertan, niños. —Se rio y abrió la puerta de entrada—. ¡Los veo pronto!
Al minuto que Stu estuvo fuera de vista de la ventana frontal, me solté del
abrazo de Cole, mis manos volando a mi cadera.
—¿Fiesta de cumpleaños?
Viéndose acosado, Cole asintió.
—Mi amiga Hannah está de licencia por maternidad. Y está aburrida.
Extremadamente aburrida. No le voy a decir a mi aburrida y embarazada amiga
que no puede hacerme una fiesta de cumpleaños sin importar lo mucho que no
necesito esa mierda en este momento.
Había mucho en esa oración con lo que no quería tratar.
—No creo que debería ir.
—Eso depende totalmente de ti, pero Stu estará ahí y se preguntará por qué no
estás ahí, ya que los dos nos llevamos tan bien. Todos los que conozco estarán ahí.
Gruñí en frustración.
Cole levantó una ceja ante mi reacción.
—No te preocupes, cariño. No es probable que vayamos a cruzar caminos en
esta cosa. Apenas sabré que estás ahí.
¡Y una vez más el irritante se alejó con la última palabra!
7
Traducido por Salilakab
Corregido por Mariandrys

La habitación estaba naturalmente oscura ya que estaba localizada en un


sótano, pero una cálida iluminación había sido colocada en las estancias de todo
alrededor y alfombras cubrían los suelos de piedra. A la izquierda del bar situado en
la parte posterior de la sala había dos mesas largas tipo buffet con suficiente
comida para alimentar una familia pequeña por un par de semanas. Las butacas
estaban situadas alrededor de las paredes de la habitación y la gente ya había
reclamado la mayoría de ellas.
No había globos ni pancartas, nada más que un pastel para sugerir que esto
era, de hecho, una fiesta de cumpleaños, lo que me dijo que Hannah conocía a su
mejor amigo bastante bien.
—De nuevo, ¿por qué estoy aquí? —le dije a Rae.
De alguna forma, a pesar de protestar en contra de esto durante días, me
encontraba de pie junto a Rae y Mike en la entrada del bar en el sótano que era
parte de una discoteca de dos niveles llamado Fire. El sótano se había convertido
en un salón de eventos para la fiesta privada de Cole, organizada por su amiga
Hannah y patrocinada por el dueño del club, Braden Carmichael. Y síp, Rae me dijo
que Braden era el esposo de J.B. Carmichael.
—Porque te ves caliente y eso molestará hasta la mierda a Cole, y eso a su vez
me entretiene mucho —dijo Rae inclinándose hacia Mike.
Le hice una mueca pero secretamente estaba complacida por el halago. No
tenía sentido, pero quería verme lo mejor que podía esta noche.
Como siempre mi cabello estaba suelto, pero había tenido especial cuidado en
que se viera suave y no salvaje. Llevaba un vestido corto ceñido al cuerpo, medias
negras y botines de gamuza negras con un tacón fino de plata, sin accesorios. Mi
maquillaje era fresco y ligero: mi labial, sombra de ojos y esmalte de uñas en color
melocotón porque era un color que quedaba muy bien con el tono de mi piel y
cabello.
Dado que el vestido era corto y los tacones eran altos, mis piernas se veían más
largas. Al no traer joyería y maquillaje, significaba que el vestido y mi cabello iban a
hacer todo el trabajo esta noche.
Tony nos saludó desde el otro lado de la habitación, solo esta simple acción
atrajo las miradas hacia mí. Se acercó a nosotros vistiendo otro maravilloso traje a
medida, su mano unida a la de Simon, quien llevaba jeans oscuros y una camiseta
blanca con un estampado de Banksy en ella. Tan pronto como Tony me alcanzó
recibí un beso en cada mejilla, cuando dio un paso atrás sus ojos me recorrieron con
una mirada que esperarías de un hombre heterosexual.
—Te ves bellissima —murmuró con voz ronca.
En serio, el hombre rezumaba carisma sexual.
Los desconocidos detrás de él nos estaban mirando de nuevo y yo escaneé el
grupo, deteniéndome en un rostro familiar. Cole. Me sonrojé y volví mi atención de
nuevo a Tony, murmurando mi agradecimiento.
Tony se volteó para saludar a Rae y Mike, y Simon tomó su lugar junto a mí.
—Sí que te ves sexy como el infierno, Shannon.
Sonreí agradecida. Me sentía completamente fuera de lugar y comodidad, pero
al verme bien y ser apreciada, especialmente por Tony y Simon (a quienes había
empezado a adorar) me hizo sentir un poco mejor.
—También te ves sexy, pero siempre estás sexy. —Era verdad, él podía llevar
una bolsa de basura y verse caliente.
—Simon —dijo una voz baja y agradable, así que me volví a la izquierda para
ver que pertenecía a una mujer rubia imponente y muy embarazada. Ella extendió
los brazos y Simon entró en ellos envolviéndola en un suave abrazo.
—Hannah, te ves muy bien, cariño.
Oh, así que ésta era Hannah. La estudié mientras ella sonreía a Simon, ésta era la
mejor amiga de Cole.
Su mirada se volvió hacia mí y pude ver que sus ojos castaños estaban llenos de
curiosidad.
—Preséntame, Sy.
Él lo hizo y luego rápidamente me dejó a solas con ella.
Hannah extendió su mano hacia mí con una sonrisa amigable y yo la tomé con
mi propia sonrisa. Asentí a su pequeña panza:
—Felicitaciones.
—Gracias. —Dio unas palmaditas a su estómago y luego asintió a su izquierda—.
Es nuestro segundo.
Seguí su mirada a un hombre excepcionalmente alto, de hombros anchos,
demasiado-atractivo-para-ser-verdad con fantástica piel color caramelo. Estaba
hablando con un hombre de cabello oscuro que no reconocí, sosteniendo a una
niña con rizado cabello oscuro en su brazo derecho, mientras que un niño pequeño,
vivo retrato de él, le sostenía la mano izquierda.
—Mi esposo Marco —dijo Hannah—. Y nuestra hija Sophia, y mi hijastro Dylan.
—Tienes una hermosa familia —dije con un genuino sentimiento.
La nostalgia causó un ligero dolor en mi pecho.
Ella sonrió.
—Ellos me mantienen ocupada. —Y justo así su mirada se volvió interrogante—.
Así que, ¿eres la nueva recepcionista en INKarnate?
Se me ocurrió que no tenía absolutamente ninguna idea de lo que Cole le había
dicho acerca de mí. Mi respuesta positiva fue cautelosa.
—Hmmm.
Esperé, pero aparentemente, eso era todo lo que iba a salir de ella sobre el
tema, porque las siguientes palabras que salieron de su boca fueron:
—Tienes el mejor cabello del mundo.
Me reí y algo de la tensión entre nosotras se rompió.
—Gracias.
—¿Cómo lograste los bucles? ¿Con alisadores o un rizador de cabello?
—Los rizos son naturales. —Rae saltó a la conversación—. El cabello de la perra
siempre se ve así de natural todo el maldito tiempo.
Claramente acostumbrada a Rae, Hannah ni siquiera parpadeó hacia ella por
llamarme perra. Ella solo se rio, nos dijo que nos sirviéramos nosotras mismas en la
barra libre y el buffet, y se alejó para mezclarse con otras personas.
Miré alrededor en la reunión, a las caras que no reconocí, niños pequeños que
reían y corrían entre los adultos. No había esperado que hubiera niños, pero de
repente tenía sentido que la fiesta hubiera empezado tan temprano en un domingo
por la tarde. Incluso Stu había cerrado el estudio temprano por esto. Había visto a
nuestro gigante jefe en acción hablando con una chica rubia de cabello rizado que
lo miraba con asombro.
Ésta era una fiesta familiar, completamente en desacuerdo en mi mente con el
hombre a quien estaba dirigida.
—Cole conoce a mucha gente.
—Sí —dijo Rae y tomó mi mano—. Y sé a cuál quieres conocer.
Sin misericordia, Rae comenzó a arrastrarme a través de la habitación. Luchar
contra ella solo atraería más atención hacia nosotras, así que solo fui con ella a
pesar de que estaba segura que estaba a punto de mortificarme.
Cuando Rae se detuvo abruptamente frente a una atractiva rubia que reconocí
por su foto de autora, sabía que estaba en lo cierto.
Me congelé cuando la vi. Ella se inclinaba hacia un tipo mayor, alto y robusto. Su
cabello tenía algunas canas a los lados, pero eso solo lo hacía parecer más
distinguido de lo que ya era. Sus increíbles ojos azul pálido taladraron a través de
mí.
Rae y yo habíamos interrumpido la conversación de la pareja.
Por favor, trágame tierra.
—Joss, Braden —dijo Rae de una manera casi militar—. Ella es Shannon. —Me dio
un pequeño empujón hacia delante y le dirigí a Joss una sonrisa forzada—. Es mi
nueva compañera de piso y nuestra recepcionista en INKarnate. Es una fan de tus
libros, Joss.
Joss me dirigió una amable sonrisa como si sintiera mi malestar. La verdad es que
no se habría necesitado ser una escritora genio para sentir eso. Sacudí su mano,
sorprendida por lo nerviosa que estaba de conocerla. Esa es probablemente la
razón por la que las siguientes palabras salieron de mi boca sin pensarlas y
revelando mucho más de lo que quería:
—Solo quiero que sepas que tus libros son importantes para mí. Me ayudaron a
través de los peores meses de mi vida este último año.
Me tensé tan pronto esas palabras salieron de mi boca y mis tres compañeros se
dieron cuenta. Rae lo notó. Puso un brazo alrededor de mí y me atrajo más cerca
de ella para presionar un beso en mi cabello. Gentilmente me soltó y se alejó,
dejándome mirando su espalda.
A veces, esa mujer podía jodidamente sorprenderme.
Cuando volví mi atención a Joss y Braden, descubrí que ahora ambos llevaban
idénticas expresiones de preocupación.
—Eso realmente significa mucho —dijo Joss y noté que su acento americano fue
un poco interrumpido por las inflexiones escocesas. De acuerdo con Rae, Joss había
vivido en Escocia durante diecisiete años—. He oído que te has mudado de
Glasgow. ¿Cómo te estás adaptando?
—Muy bien, gracias. Siempre me ha gustado esta ciudad.
Ella sonrió en respuesta, pero pude notar que aún me estaba evaluando.
—Bueno… ya sabes que somos un grupo reducido aquí… así que, si alguna vez
necesitas algo… —Se encogió de hombros.
Me quedé de piedra.
Su oferta de apoyo, aceptarme como parte de su grupo de amigos cuando ella
solo acababa de conocerme me impactó. Pensé en el hecho de que mi propia
familia no se había puesto en contacto conmigo desde hace semanas, desde que
mi hermana me envío un contundente mensaje de texto, así que, tuve que mirar a
otro lado porque la bondad de un desconocido me había conmovido hasta las
lágrimas.
Las alejé parpadeando a toda prisa, mirando fijamente a la chica con rizos
rubios una vez más. Ahora ella estaba custodiando a un grupo de niños más
pequeños cerca de la mesa del buffet. Mirando más de cerca pude ver que tenía
los ojos rasgados y la sonrisa de Joss.
—¿Ella es tu hija?
—¿Cómo pudiste saberlo? —dijo Joss siguiendo mi mirada, con una sonrisa
juguetona y una mirada brillante—. Esa es nuestra hija Beth y el pequeño niño de
cabello oscuro sosteniendo su mano es nuestro hijo Luke.
Eché un vistazo alrededor de la habitación, mirando a todos.
—Qué gran familia —murmuré.
—En realidad, somos una especie de tribu —bromeó Joss.
Sonreí y di un paso atrás.
—En fin, voy a dejar que vuelvas a tu noche. Fue un placer conocerte.
—A ti también, Shannon.
—Y recuerda —dijo Braden y al instante quedé paralizada por él. El aire
alrededor de él crepitaba como lo hacía con Cole. No lo había notado, porque
había estado tan enfocada en Joss, pero su esposo era realmente sexy—. Si alguna
vez necesitas algo, solo pídelo.
Guau, eso era agradable.
—Eso es muy amable. —Asentí mi agradecimiento y me alejé pensando que
Cole era un afortunado hijo de perra por tener personas como ellos en su vida.
***
Una hora después ya había conocido a casi todo el mundo, también me
encontré con los gemelos y Karen. No había pasado mucho tiempo con ellos desde
que los conocí la primera noche hace unas semanas, pero por su comportamiento
amistoso estaba claro que no sabían sobre mi guerra con Cole.
Estaba tratando desesperadamente de recordar el nombre de todos, pero los
únicos que sobresalían eran los nombres de la familia de Cole o tribu, tal como Joss
los llamó. Primero, Tony me presentó a una mujer alta, esbelta quien era
probablemente la mujer más hermosa que había conocido en la vida real. Con sus
hermosos ligeros y claros ojos verdes, no estaba sorprendida al saber que era la
hermana de Cole, Jo. Su esposo, Cameron, me recordó a Cole… no en su
apariencia, sino en sus modales. Podría decir que, por la forma en la que se vestía y
desenvolvía, había sido una gran influencia en la vida de Cole. Tenían a su hija Belle
con ellos y en el momento en que me vio se me tiró encima y me preguntó si podía
jugar con mi cabello. Por supuesto, ella era aún más adorable en la vida real, así
que le permití hacer eso mientras Jo me presentaba a su jefe y tío Mick, su esposa
Dee y la hija de Mick, Olivia.
Olivia era una morena atractiva, estadounidense, rebosante de humor y una
personalidad que casi me deslumbró tanto como su sonrisa y su marido, Nate, lo
hizo. A pesar de que Tony me había advertido sobre Nate, no había realmente
ninguna manera de prepararme para la realidad. Él simplemente era
increíblemente guapo. Todo sobre su apariencia, su sonrisa, su confianza, gritaban
mujeriego… hasta que veía a su esposa y sus dos hijas. Cualquiera podía ver que
significaban el mundo para él.
Finalmente, conocí a la hermana de Braden, Ellie y a su esposo Adam, y sus dos
hijos. Ellie era una de esas personas que no se podía evitar gustarnos de inmediato.
Era una persona con los pies en la tierra, cálida, entrañable y sabía cómo poner a
una persona cómoda. Después de conocer a su madre y su padrastro, Elodie y
Clark, supe al instante de dónde había heredado esas cualidades.
Fue abrumador conocer a la tribu.
Aún más abrumador era el malestar que había estado sintiendo de vez en
cuando, un malestar que revolvía mis entrañas y vino a mí en oleadas cuando
conocí a los amigos y familiares de Cole.
Tratando de espantarlo, me acerqué al bar para pedir una copa de vino con la
esperanza de dedicar unos minutos para mí misma.
Supe el instante en que él se acercó a mí.
Lo sentí.
Desde mi visión periférica vi a Cole deslizarse junto a mí. Me volví para mirarlo
mientras él se inclinaba en la barra. Esta noche se veía incluso más asombroso que
lo usual, en una camisa blanca con las mangas enrolladas hasta el codo, un
chaleco negro y unos pantalones de traje negro. Un reloj de bolsillo muy peculiar
unido a su chaleco y un reloj de aviador junto a las pulseras negras que siempre
usaba. Por alguna razón ese reloj y esas pulseras quedaban increíblemente sexys en
él. Tal vez era porque llaman la atención a sus muñecas, que llamaban la atención
a sus fuertes brazos, que luego desviaban la atención a sus tatuajes, los cuales
luego…
Bueno, entienden lo que quiero decir.
Mis ojos se dirigieron a su cara y un calor me inundó al instante. Su mirada
codiciosa vagó sobre mí de una manera puramente sexual y al mismo tiempo
consternada. Nuestros ojos se encontraron.
—Así que, todo lo que he escuchado de mi familia esta noche es cuán
encantadora es Shannon MacLeod.
Me sonrojé por dentro de placer, contenta de que les haya gustado, pero no le
respondí. Realmente no sabía qué era lo que él quería que le dijera.
No darle respuesta fue claramente el camino equivocado, porque lucía
exasperado.
—¿Quieres decirme por qué yo no he conocido esta versión tuya? No… espera.
—Se inclinó más cerca, con esos ojos verdes llameando de ira—. La he conocido,
pero ella tenía quince años.
Aparté la vista rápidamente, deseando que apareciera el camarero.
Segundos más tarde escuché un gruñido frustrado y entonces sentí a Cole
deslizarse lejos de mi lado. Solté un suspiro de alivio solo para ahogarlo al ver a
Hannah corriendo hacia mí. Frunció el entrecejo cuando se detuvo frente a mí.
—¿Qué fue eso? —preguntó, haciendo un gesto hacia donde asumí que Cole se
había ido.
—Nada.
Hannah entrecerró los ojos.
—Cole es mi mejor amigo y me dice todo, así que sé que te buscó y tú lo
echaste. Además sé que lo hiciste probablemente de una manera no muy
agradable de acuerdo a su reacción. Cole pasa la mayor parte de su vida
esforzándose, tiene buen temperamento y es relajado, de modo que se necesita
mucho para que él esté frustrado y cabreado. Él no es así.
—Solo dije la verdad. —Me defendí, porque no quería desagradarles a estas
encantadoras personas—. Le dije que sabía que él era un mujeriego y que no
estaba interesada.
Hannah pareció desconcertada.
—Me estás tomando el pelo, ¿cierto?
Negué con la cabeza.
—¿Cole? ¿Un mujeriego? —Soltó una carcajada—. ¿Estás drogada?
Me quedé inmóvil, para nada gustándome su reacción. Ella sonrió, pero había
incredulidad en su mirada.
—Shannon, he conocido a Cole Walker desde que era un tímido chico de
catorce años de edad, que apenas podía decirme dos palabras. Cole
definitivamente no es un mujeriego.
Luché para lidiar con lo que ella estaba diciéndome, pero dudo mucho que
pudiera mantener mi expresión en blanco.
—Él es todo un chico malo —chillé.
Ella se echó a reír.
—De ninguna manera.
—Pero… pero él es tan arrogante y coqueto… —Mi voz se fue apagando, ese
malestar en mi estómago comenzó a tener sentido de repente.
—Bueno, pasó sus años de formación rodeado por hombres incapaces de
refrenarse cuando se trata de coquetear descaradamente con sus esposas. Cada
uno de ellos… —Hizo un gesto alrededor de la habitación—, es un maldito engreído,
arrogante y con exceso de confianza. —Sonrío—. Pero no encontrarás hombres más
fieles o amorosos con sus esposas. —Su expresión se volvió seria—. Todos hemos
pasado por muchas cosas. Como también Cole. Así como nosotros, él sabe lo que
es importante. Y ha estado profundamente influenciado por los hombres en su vida.
Cole nunca ha sido un fan de lo casual. A excepción de Jessica y probablemente
alguna aventura de una sola noche inducida por el alcohol, Cole ha sido siempre
solo de relaciones. Él está buscando a la mujer indicada para establecerse. Es un
romántico. —Sus ojos brillaban con gran afecto—. También es uno de los mejores
hombres que jamás, jamás, jamás he conocido. Lo amo mucho y… solo quiero lo
mejor para él —concluyó enfáticamente.
Me sentí terrible en cuanto terminó de hablar. Absolutamente, verdaderamente
horrible.
—No respeto a los mujeriegos como tú. No me agradas. No confío en ti. No hay
nada detrás de esa sonrisa encantadora más que promesas vacías. No tienes nada
real para ofrecerme a mí o a cualquier persona que se encuentre víctima de tu
coqueteo. Sin embargo, la diferencia entre ellas y yo, es que soy lo suficientemente
inteligente como para verte por lo que eres realmente… Nada.
—Olvidando la divertida analogía al azar que ni siquiera tiene mucho sentido
pero que totalmente lo tiene de todos modos. ¿De qué demonios estás hablando?
—Cole. Chico malo.
—Claro.
—¿Qué?
—Nada. Te dejaré averiguar esto por tu cuenta, maldita loca insensible.
Apreté los ojos fuertemente debido a los recuerdos.
—Soy una perra.
Sintiendo la mano de Hannah sobre mi brazo, abrí los ojos para encontrarla
mirándome fijamente con sorpresiva amabilidad.
—De alguna manera, no creo que eso sea cierto.
Y con ese enigmático comentario se alejó, dejándome ahogar mi culpa con una
gran copa de vino tinto.
8
Traducido por Selene1987
Corregido por Mariandrys

Una vez cuando tenía diez años ayudé a mi abuelo a tirar algunas cosas viejas
porque la abuela estaba haciendo su limpieza de primavera y de alguna manera
las pertenencias del abuelo siempre eran las que se botaban.
Mi abuelo tenía libros por todos lados. Recordé recoger libros que estaban
apilados al azar en la esquina de la sala de estar y preguntarle si iban a tirarlos. Su
respuesta fue una inmediata e inflexible negativa. Hice una mueca y le pregunté por
qué, ya que nadie probablemente había oído hablar de los libros con esas
portadas tan aburridas. El abuelo me chasqueó la lengua y me dijo que en el interior
de los libros estaban las mejores historias que jamás habías leído, y que no debería
juzgarlos únicamente por su mala publicidad.
No lo entendí muy bien en ese momento, pero supongo que literalmente estaba
diciéndome que no juzgara a un libro por su portada.
Un antiguo cliché.
Sería un cliché pero también una lección que jamás debía olvidar. Después de
las revelaciones de Hannah sobre el verdadero carácter de Cole, dejé su fiesta
rápidamente. Apenas dormí esa noche, consumida por la culpa al haber juzgado a
Cole en lo que parecía una mala publicidad desde mi perspectiva. Con la culpa
había arrepentimiento y algo más grande. Algo como pánico.
***
Al día siguiente en el trabajo no sé cómo se suponía que tenía que actuar
alrededor de Cole. Para él parecía que era regresar al negocio, porque no salió a
saludarme cuando abrí la puerta principal del estudio.
Simon sí lo hizo, viéndose un poco mal vestido mientras recogía su café.
—Gracias, maldición —farfulló—. Empecé con el whisky después de cinco
cervezas anoche. —Le dio un sorbo a su café y me frunció el ceño—. ¿A dónde
huiste?
Me encogí de hombros, ya incómoda.
—A casa. Dolor de cabeza.
Me lanzó una mirada incrédula.
Con un gran suspiro, le conté la verdad.
—Puede que no haya hecho muy buenas suposiciones sobre Cole.
—¿Tiene esto algo que ver con la guerra fría entre ustedes dos?
Asentí.
—Y ahora no sé cómo arreglarlo.
—¿Por qué no empezar siendo simplemente amable con él?
—¿Amable?
—Amable.
Sin estar segura de cómo hacer ese cambio después de haber sido tan perra,
miré mi café para evitar la mirada de Simon. Me sentía avergonzada por mi
comportamiento en las últimas semanas. ¿Cómo demonios iba a intentar arreglarlo?
Contemplé mi café.
—¿Qué bebe Cole?
Simon se rio.
—Café cortado1. Una cucharada de azúcar.
—La cafetería está justo en la esquina —medité.
—Así es. —Simon sonrió—. Seré el recepcionista por ti.
Le devolví la sonrisa con una de las mías propias llena de agradecimiento antes
de ponerme la chaqueta y apresurarme a la cafetería. No habían pasado ni cinco
minutos cuando ya estaba de regreso en el estudio. Tan pronto como entré con el
cortado de Cole, Simon me guiñó un ojo y dejó la recepción para irse a su sala de
trabajo.
Miré el café de Cole y sentí las mariposas en mi estómago volverse locas.
Fortaleciéndome contra mis nervios, eché los hombros hacia atrás y me dirigí a la
parte de atrás.
Deteniéndome en la entrada de la sala de Cole, casi pierdo mi valor. Estaba
sentado con un tobillo descansando sobre la rodilla contraria, con su cuaderno de
dibujos en su regazo, y su cabeza inclinada, mientras se concentraba en lo que
estaba dibujando.
Era realmente atractivo. Lo sabía. Lo he sabido desde el momento en que lo
había conocido, pero ese sentimiento había regresado… ese sentimiento que había
tenido cuando tenía quince años y miraba sus ojos verdes en absoluto deleite. Ese
sentimiento que tienes cuando te das cuenta de algo especial en otra persona que
va de ser atractivo a dejarte sin aliento.
He aprendido mucho de Cole en estos últimos días.
Y él era definitivamente un ser que te dejaba jodidamente sin aliento.
Cole levantó la cabeza en sorpresa al verme por el rabillo de su ojo.
En respuesta a su mirada silenciosa, di dos pasos hacia delante y levanté la taza
frente a él.
Levantó una ceja. El gesto siendo demasiado sexy para describir.
Mi mano temblaba.
Cole vio como la taza de café comenzó a sacudirse con el pequeño temblor, y
alzó su mano para tomarla.
Una vez que la tuvo en su mano salí de la habitación y prácticamente volé por
el pasillo.
Deteniéndome en mi escritorio, tomando una bocanada de aire, me reñí a mí
misma por ser posiblemente la persona menos genial que alguna vez haya
trabajado en un estudio de tatuajes.
***
Ni diez minutos más tarde tuve que encontrar el valor para ver a Cole
nuevamente porque tenía un cliente. Le informé de esto con más amabilidad de lo
normal, y pude sentir su curiosa mirada en mi espalda mientras me seguía hacia el
área de recepción.
Enterré la cabeza en el trabajo, dando un gran suspiro de alivio cuando él
regresó a su sala de trabajo.
Una hora más tarde, con mi mente aún en el giro reciente de los
acontecimientos, me sorprendió muchísimo cuando sonó la campana de la puerta,
anunciando un cliente, solo para mirar hacia arriba y encontrarme con la cara de la
reciente ex de Cole, Jessica.
Caminó hacia el escritorio con su exuberancia habitual.
—Hola, Shannon. ¿Cole está libre?
Confundida, negué con la cabeza.
—Tiene un cliente.
—Entonces esperaré.
—Um… está bien.
Sonrió y plantó su trasero en uno de los asientos de cuero y dio la impresión de
alguien que se estaba instalando.
Cole había roto con ella… ¿cierto?
Durante los próximos cuarenta minutos intenté mantener la cabeza en el trabajo,
pero de vez en cuando mis ojos se alzaban para mirar si la joven rubia aún estaba
allí.
Y estaba.
Mientras la estudiaba decidí que sin duda no era adecuada para Cole.
Demasiado joven, demasiado chispeante, fastidiosa y muy, muy rubia.
No es que yo fuera tendenciosa ni nada así.
Oyendo la voz de Cole acercarse, esperé con curiosidad para ver cómo se
desarrollaba ésta escena. Apareciendo en el estudio principal, Cole estuvo
demasiado ocupado hablando de los cuidados del tatuaje con su cliente como
para darse cuenta de que Jessica estaba allí esperando. Lo trajo hasta mí y
mientras sonreía, sutilmente le hice un gesto hacia donde estaba Jessica.
Cole dio un vistazo y justo cuando estaba a punto de mirarme de nuevo, volvió
la cabeza hacia ella. Sus cejas inmediatamente se fruncieron.
Devolviéndole al cliente de Cole su tarjeta, lo despedí, igual que Cole, y esperé
a que el caballero se fuera.
—Ha estado esperándote por los últimos cuarenta minutos —le susurré.
Cole parecía frustrado. Exhalando, se encaminó hacia ella, pero no estaba ni a
mitad de camino cuando ella saltó del sofá y se apresuró hacia él. Puso sus brazos
alrededor de él como una niña pequeña y Cole se echó hacia atrás,
inmediatamente agarrando sus codos mientras la separaba gentilmente.
—Jessica, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó.
—Tenemos que hablar —dijo, haciéndole ojitos.
Era buena. Había que concedérselo. Pero aparentemente no demasiado
buena.
—Jessica, nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos.
—Pero te extraño. —Fue instantáneamente al modo rogar, cosa que me puso de
los nervios—. Lo puedo hacer mejor, lo prometo.
Requerí de toda mi fuerza de voluntad para no gritarle:
—¡Ten algo de respeto por ti misma!
Estaba empezando a pensar que quizás, tal vez, más que probablemente,
Jessica era en realidad todo lo que Cole le había acusado de ser.
—Jessica, no tienes que hacer nada. —Cole siguió siendo amable, y pensé que
era decente por su parte teniendo en cuenta que la mayoría de los hombres ya
habrían sacado su trasero por la puerta—. Cariño, no somos adecuados para el
otro.
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas.
—Lo somos. Yo te amo.
Mi boca cayó abierta.
Sip. Toda una apegada.
Una señal roja de advertencia empezó a parpadear en el ojo de mi mente.
Cole parecía tan estupefacto como yo.
—Jessica…
La urgencia por rescatarlo me sobrecogió.
—Cole —llamé—. Simon te necesita allá atrás.
Su mirada sorprendida voló a la mía, con alivio.
—Claro, por supuesto. —Se giró hacia Jessica—. Mira, este es realmente un mal
momento. Lamento si tuviste la impresión equivocada, pero nosotros no… no va a
pasar.
Cuando ella siguió mirándolo incrédula, me encontré saliendo de detrás del
escritorio y apresurándome hacia la entrada principal. Las campanas sonaron
cuando abrí la puerta, atrayendo la atención de Jessica.
Me dio un vistazo, y su mandíbula se tensó con mi silencioso punto de que se
largara. Con un sollozo exagerado se apresuró a salir del estudio, poniéndose el
bolso contra su pecho como si acabáramos de matar a su cachorrito y nos
negáramos a disculparnos.
Cerré la puerta tras ella y murmuré un, Guau, a Cole antes de regresar detrás de
mi escritorio.
Cole se acercó a mí recelosamente, con una expresión llena de sospecha. Le
devolví la mirada con una de las mías propias llena de inocencia.
—Gracias —dijo con mucha cautela.
—De nada —dije, mi tono amable.
Parpadeó rápidamente y estaba claro que sus sospechas solo habían
aumentado.
Cole se quedó mirándome unos segundos más, pero yo me las arreglé para
mantener una amabilidad perfecta.
Alejándose lentamente, Cole mantuvo mi mirada, silenciosamente
cuestionándome con cada paso que daba. Se dio la vuelta, pero justo antes de
entrar en el pasillo me miró de nuevo, confundido.
No le demostré nada y desapareció en el pasillo. Di una gran, gran sonrisa, una
sonrisa que rápidamente escondí cuando Cole asomó la cabeza nuevamente en la
puerta. La divertida imagen de su cabeza apareciendo rápidamente hizo que fuera
más gracioso por la desconfianza en sus ojos entrecerrados. Siguiendo con una
inocente amabilidad, mantuve una corta contienda de miradas con la cabeza de
Cole antes de darse por vencido.
Su cabeza desapareció y empecé a temblar con una risa silenciosa.
***
—Me estás asustando un poco —dijo Cole la mañana siguiente mientras
aceptaba el café que le había ofrecido.
Aunque disfrutaba el hecho de hacerle sentir despistado, le di el discurso que
había preparado para el momento en que me preguntara por mi comportamiento
inusual.
—He decidido que tienes razón. Estoy cansada de actuar como una mocosa
malcriada. Siento lo que dije. No te conozco. Estuvo fuera de lugar y fue poco
profesional de mi parte.
Cole ni siquiera intentó ocultar su sorpresa, y me gustó eso de él. Estaba
empezando a darme cuenta de que Cole era bastante transparente. No jugaba
juegos como la mayoría de las personas. Hacía que todo el mundo viera su estado
de ánimo, y la mayoría de las veces sus pensamientos también estaban dispuestos
a ser vistos.
—Guau. No lo vi venir.
Hice una mueca, sintiéndome un poco insegura de repente. Había estado
aceptando la evaluación de Hannah sobre el carácter de Cole, utilizándolo para
asegurarme de que seguiríamos adelante como si nada hubiera pasado.
—¿Eso significa que aceptas mi disculpa?
Se quedó mirándome un segundo y creo que lo hizo para hacerme sufrir.
Funcionó. Sin embargo, terminó asintiendo.
—Por supuesto. Gracias por el café.
Su respuesta fue madura, era lo que pensé que quería, pero salí de su sala
decepcionada. Había aceptado mi disculpa con la calidez de una toalla de baño
mojada.
Susurrando bajo mi aliento, me regañé. Solo podía culparme a mí si Cole no se
sentía amigable con la mujer que sin duda lo había avasallado sin ninguna prueba
alguna.
—¿Siendo amable con el jefe?
Dejé escapar un chillido de sorpresa y me giré para encontrar a Rae a escasos
pasos de mí.
—¡Jesús!
Rae se rio y me empujó gentilmente hacia el pasillo y hacia el salón principal,
lejos de los oídos de Cole.
—¿Entiendo que estabas escuchando? —La miré mientras me dirigía a mi mesa.
—Por supuesto.
—Eres un molesto grano en el trasero.
—Sí, sí, soy una compañera de piso horrible. Ahora habla, maldición.
Bajé la voz.
—Hannah me informó que tenía una impresión equivocada sobre Cole. Me dijo
que no era un mujeriego ni ningún chico malo después de todo.
—Te tomó mucho tiempo.
—Tú podrías habérmelo dicho.
—¿Y dónde está la diversión en eso, dímelo?
No estaba divertida con esto.
—¿Sabes? Hay momentos en los que eres una perra y luego hay otros momentos
en los que eres una perra.
Rae suspiró exasperada.
—Mira, necesitas aprender a no traer tu pasado a tu presente. Es una lección
que tuve que aprender por mi cuenta, y tener a alguien que sea tu niñera no va a
enseñarte lo que de verdad necesitas descubrir por ti misma. Si jodes esto, lo que
sea que tienes con Cole, aprenderás a no hacerlo nunca más. Pero espero que
haya una lección mucho mejor.
—¿Y cuál es?
—Alguien intentó quitarte algo. No los dejaste. ¿Por qué empezar ahora? Sobre
todo en lo que se refiere a las cosas que quieres, y las cosas que necesitas. —Dio un
golpe con su mano en el escritorio, tan repentino, que me asustó—. Ya basta de
esta mierda Miyagi. A lo que me refiero es, pelea por lo que quieres, y mientras lo
estás haciendo me gustaría un sándwich de huevo con mayonesa pero sin esa
jodida mierda de berro esta vez.
Intenté seguirle el ritmo con el cambio de tema.
—Faltan tres horas hasta tu descanso para almorzar.
—Estoy hambrienta ahora y tengo un cliente en 15 minutos.
—Hago el pedido del almuerzo para todos al mismo tiempo. No soy la de los
encargos. Soy una recepcionista.
Me miró con atención.
—A veces tu pequeña estatura es engañosa. —Y con ese extraño comentario,
Rae se dirigió afuera. Asumí que en busca de un sándwich.

1Cortado: Se trata de un café expreso con una pequeña cantidad de leche caliente para reducir la amargura. Es
popular en Portugal, España y América Latina.
9
Traducción SOS por LizC y Jenn Cassie Grey
Corregido por La BoHeMiK

En la secundaria tomé la clase de arte cada año, y en el plan de estudios de


Escocia, está involucrado un montón de dibujos de naturaleza muerta. Por suerte
para mí me gustaban esas clases, sin embargo, hubo momentos en los que estaría
esbozando una flor o flores pegadas al interior de un cráneo, o un animal de
peluche, o incluso una persona en esa clase; cuando retrocedía para ver mi
trabajo, me decepcionaba al ver que no estaba del todo bien. Había algo que
faltaba, algo que me impedía traerlo a la vida.
Si era el bosquejo de una persona, mi problema era por lo general en las manos.
Las manos eran tan difíciles de dibujar y me tomaba una eternidad conseguir
hacerlo bien. Hubo momentos en los que simplemente no podía manejarlo, y cada
vez que retrocedía desde el boceto, este no estaba a la altura debido a las jodidas
manos.
Así es más o menos como me sentía por mi interacción con Cole.
Definitivamente las cosas fueron mejor entre nosotros, pero era solo una especie
de amabilidad de su parte. Por alguna razón, su actitud me sacaba por completo
de balance. No podía dejar de pensar en él, lo cual sabía era ridículo, porque no
era como si quisiera estar en una relación con él. No quería estar en una relación
con nadie. Mi vida aquí acababa de empezar y no necesitaba a otro hombre
jodiendo este nuevo comienzo.
Eso no significaba que podía olvidar todo lo que sentía por Cole. Cuando salí a
beber con él, Rae, los gemelos, Karen, Simon y Tony; realmente la pasamos muy
bien. Una parte de mí se sentó ahí agradecida de que en tan solo unas pocas
semanas Rae me había ayudado a construir una vida, con buenos amigos y buenos
momentos que me ayudaban a pasar por alto el maldito horror de lo que había
dejado atrás en Glasgow. Sin embargo, había esta otra parte de mí que quería
vislumbrar a Cole por el rabillo del ojo, robando miradas cada vez que podía, y
sentiría esta decepción en mis entrañas al ver que todas las bromas y cercanía que
compartía con los demás, no trataba de compartirla conmigo.
La única cosa que podía apartar mi mente de mis complicados sentimientos era
mi nuevo amor por la pintura. De alguna manera me las arreglé para mantener mi
arte en secreto de Rae, ya sea al trabajar fuera del apartamento o esperando
hasta que ella estuviera ocupada en otro lugar. Ya estaba trabajando en mi
segundo paisaje después de haber completado el de Edimburgo en la noche.
Sabía que probablemente estaba muy lejos de la calidad de los artistas
profesionales, pero en realidad me encantó. Después de experimentarlo me di
cuenta que estaba más cómoda con amplias pinceladas y un enfoque mínimo. Me
encantaba cómo esto le daba energía al paisaje urbano y también movimiento.
Estaba enganchada. No podía esperar a mis vacaciones del trabajo. Estaba
pensando en reservar una escapada de bajo presupuesto en el último minuto a
algún lugar como Italia, Budapest o Praga… algún lugar emocionante donde
pudiera sentarme en la orilla del río, un café o en cualquier lugar donde pudiera
simplemente relajarme, dibujar, y olvidarme de todo que me preocupaba,
incluyendo a Cole Walker.
***
Había pasado una semana desde que empecé a ser amable con Cole. Se
sentía más tiempo, mucho, mucho más tiempo. Le fruncía el ceño mientras
trabajábamos. Él estaba de pie en el área abierta de la galería, mostrando algunas
ideas de tatuajes a un potencial cliente, a medida que desplegaba su portafolio de
vídeos para el chico. Cole estaba completamente absorto en la conversación
acerca de su arte y yo estaba cada vez más estupefacta por la energía animada
en su rostro y la forma en que sus ojos se iluminaban. La pasión por su trabajo
llevaba a Cole de un diez a un once; y un once, hasta ahora, nunca había visto la
luz del día en mi sistema de clasificación en cuanto a chicos ardientes.
Como si sintiera mi mirada, de repente Cole me miró mientras seguía hablando y
yo casualmente le sonreí, mirando en la dirección opuesta, como si no hubiera sido
atrapada comiéndome con los ojos a mi jefe. Viendo por la ventana, la sangre en
mis mejillas se tornó caliente, y me pregunté si todavía me estaba mirando. Me
inquieté, tratando de mantener la calma.
Estaba a punto de bajar la mirada a mi trabajo con la esperanza de hacer que
fuera como si solo necesitara un descanso de tanto mirar el papel, cuando la visión
de una conocida rubia en la acera me hizo congelarme en el lugar.
Jessica.
Ella estaba mirando hacia nuestro letrero, mordiéndose el labio.
Oh, diablos no.
Sabía por Rae que Jessica no había dejado de acosar a Cole. Se había
presentado en su apartamento el jueves pasado, y cuando estaba con él durante
la noche del viernes en el bar, ella le había enviado mensajes de texto una docena
de veces. Aunque Rae no me hubiera dicho, podría ver por mi cuenta que el
comportamiento de Jessica estaba empezando a estresar a Cole.
Había oído hablar de chicas como ella, chicas que simplemente no podían
aceptar un no por respuesta, pero nunca había conocido a una en la vida real. Ella
estaba empezando a molestarme. Cole había tenido que lidiar con mi locura
cuando llegué por primera vez aquí, como para que Jessica salte en el mismo tren
de la locura cuando yo salté de él.
Bueno, pensé con determinación, puedo enmendarme por mi locura al
deshacerme de Jessica una vez por todas.
Utilizando mi a menudo desaprovechada habilidad de escritura a máxima
velocidad, me conecté a Internet y busqué la información que pensé, podría ser útil
en derribarla. Una vez que la conseguí levanté la vista para ver que la demente
chica había decidido entrar al estudio.
Inmediatamente salté de mi silla y me apresuré a través del estudio hacia Cole,
escuchando las campanas sobre la puerta tintinear justo cuando lo alcancé.
Prácticamente saqué del camino a su cliente de un codazo y susurré—: Solo
sígueme la corriente a todo lo que haga.
Sus cejas apenas habían comenzado a subir en sorpresa cuando me abalancé
sobre él, haciendo que toda su cara adoptara una expresión de shock. De puntillas,
y teniendo que aplastar mi pecho contra el suyo para llegar a él, envolví mis brazos
alrededor de su cuello y jalé su cabeza hacia abajo. Mi boca golpeó la suya y
durante unos segundos se tensó en mi agarre.
Apreté los labios con más fuerza contra él, mis piernas temblando ya que tenía
que permanecer de puntillas para llegar a su boca. Solo así, Cole se relajó contra
mí, sus manos viniendo a descansar suavemente en mis caderas, su boca ahora
moviéndose en contra de la mía.
Oh, Dios.
Tenía buenos labios.
Buenos, muy buenos labios.
Y olía maravilloso.
No tenía idea de que un beso sin lengua todavía podría rizar tus dedos de los
pies.
Um… Shannon…
Obligándome a recordar por qué estaba haciendo esto, me aparté de él y me
tambaleé un poco cuando dejé caer mis brazos y volví a apoyar mis pies en el
suelo.
Los dedos de Cole se presionaron en mis caderas cuando me estabilizó.
—¿Qué…?
—Jessica —susurré—. Sonríe, como si estuviéramos juntos.
—Perdonen —dijo el molesto cliente desconcertado detrás de mí, pero fue
interrumpido por un chirrido.
—¿Qué diablos está pasando?
Me di la vuelta y las manos de Cole cayeron de mis caderas. Jessica estaba de
pie junto al mostrador de recepción, sus ojos abiertos con horror.
—Jessica —comenzó Cole con impaciencia, pero yo lo interrumpí.
—Deja de acosar a mi novio —dije tan amenazadoramente como pude.
Realmente no hago amenazas, pero creo que actué bastante bien como una
molesta pelirroja.
Cole se tensó a mis espaldas.
Sin embargo, Jessica jadeó, su mirada herida revoloteando hacia él.
—¿Novio? Pero…
Había perdido mi paciencia con su estupidez.
—¿Cuántas veces tienen que decirte que se acabó? —Di unos pasos más cerca,
pero ella no se echó hacia atrás como esperaba—. ¿O este es tu juego? ¿Crees
que puedes fastidiar a un chico hasta que ceda para que te detengas? Bueno, no
con mi chico.
Resopló con incredulidad.
—Yo no…
—No he terminado —la corté.
Su boca se cerró de golpe y su mirada de cachorrito herido regresó.
Mi expresión se volvió calculadora.
—¿Supongo que estás contando con graduarte en la Escuela de Arte de
Edimburgo?
Confundida, asintió.
—Sucede que soy la ahijada del profesor Kris Lowery. Has oído de Kris, ¿verdad?
Siendo ella la directora de la universidad.
El comportamiento de Jessica cambió completamente. Ahora ella tomó un
cauteloso paso hacia atrás.
—Mira, no sé si eres estúpida, egoísta o loca, pero sé que el acoso está más allá
de lo estresante, horrible y completamente criminal. También sé que es un hecho
que Kris no estará feliz de escuchar que una de sus estudiantes tiene un reporte
presentado en su contra con la policía por acoso. De hecho, estoy pensando que a
Kris no le gustará para nada.
La ansiosa mirada de Jessica pasó de mí a Cole y luego de regreso a mí.
Suspiré, vertiendo hasta la última gota de molesta impaciencia para lograr el
efecto.
—Esa mirada en tus ojos me dice que al menos no eres estúpida. Entonces, solo
egoísta.
—De verdad me gusta. —Se encogió de hombros patéticamente.
—Bueno, él está un poco ocupado queriéndome a mí, así que de ahora en
adelante no llames, no escribas, no vayas a su casa, su trabajo, o trates de
contactarlo por ningún medio, porque soy una novia celosa con una madrina muy
cariñosa que va a hacer casi cualquier cosa por mí. ¿Entendiste?
Ruborizándose, Jessica asintió rápidamente.
—Esa es tu señal para que te vayas.
Fue casi trágicamente cómico lo rápido que salió volando del estudio,
deslizándose en las baldosas de mármol. Se detuvo para agarrarse de la puerta y
enderezarse, antes de tirar de ella para abrirla y huir del edificio. Si no hubiera hecho
pasar a Cole por tantos problemas las últimas semanas, casi habría sentido pena
por ella.
Giré la cara hacia mi jefe, riéndome ante las idénticas miradas de estupefacción
en los rostros de él y su cliente.
—De nada.
—¿Siempre es así aquí? —le dijo el cliente a Cole.
Con sus ojos aún puestos en mí, Cole asintió.
—Últimamente se siente como si lo fuera.
***
El cliente se fue quince minutos más tarde (después de haber agendado una
cita, de modo que no pudimos haberlo asustado tanto), y Cole esperó hasta que la
puerta se cerró detrás de él para girar la completa fuerza de su inquisitiva mirada
verde en mí.
—Gracias, Shannon.
Había una pregunta ahí en alguna parte, pero también había una calidez que
me agradaba a sobremanera.
—De nada, en serio.
—¿Profesora Kris Lowery? ¿Cómo sabías eso?
—Busqué sobre ella. Buen engaño, creo, ¿cierto?
—Fantástico —concordó—. Pero, ¿por qué?
—Su constante acoso te estaba estresando. Me sentí mal por ti.
Cole se inclinó en el mostrador, creando una más profunda intimidad en nuestra
proximidad y en consecuencia en nuestra conversación.
—Sobre ese beso…
No queriendo que pensara que estaba esperando algo, me apresuré a
tranquilizarlo.
—Solo estaba tratando de ayudarte. No tengo muchos amigos aquí, Cole, y
aparentemente tú eres uno bueno. Estaba tratando de ayudar a un potencial
amigo.
Su sonrisa fue amable, pero había una molestia en sus ojos.
—Puedo ser tu amigo, Shannon. Sé que cuando viniste la primera vez aquí fui
demasiado lejos contigo, con el coqueteo y todo lo demás, pero eso fue entonces.
No pasará de nuevo.
—¿No lo hará? —dije bruscamente antes de poder controlarme.
—Te encuentro atractiva —dijo cuidadosamente—. Creo que ambos sabemos
eso, pero tú y yo… somos diferentes. Estamos mejor como amigos.
Sabía que debería aceptar sus palabras y seguir adelante, pero me estaba
sintiendo un poco desilusionada.
—¿Diferentes?
—No tuvimos el mejor comienzo por esa diferencia…
Caí en cuenta sobre lo que estaba hablando.
—Por ser demasiado crítica y juzgar antes de tiempo. —Me desinflé cuando vi en
su cara que había comprendido lo que me estaba tratando de decir.
Cole hizo una mueca.
—Yo no funciono de esa manera, y estar en una relación con alguien que podría
volverme loco, y tan hermosa como tú, no sería lo usual. Así que, seamos amigos.
Para mi horror y sorpresa me sentí más que un poco sin aliento por su
declaración. Quería decirle que me había mal interpretado, que tenía una razón
para tratarlo de esa forma y que regularmente no era así. Sin embargo, las palabras
se atoraron en mi garganta cuando mi orgullo irrumpió.
No iba a rogar por su atención como Jessica lo había hecho. En lugar de eso le
di un gesto en acuerdo.
—Seguro. Amigos.
—Grandioso. —Me dio esa sonrisa infantil de nuevo, e hizo que mi estómago se
revolviera con lujuria y arrepentimiento—. De hecho, descansamos los mismos días,
deberíamos hacer algo alguna vez.
—Seguro —repetí, sin estar segura de querer decirlo en realidad. ¿De verdad
quería pasar tiempo con Cole fuera del trabajo cuando él no sabía quién era yo
realmente?
—Sabes he querido ir a la nueva exhibición que fue premiada en la galería de
arte moderno. Han puesto al ganador y al subcampeón de los graduados de la
universidad de arte para el premio John Watson en exhibición. ¿Te gustaría venir
conmigo a verlo el viernes?
Sabía que si decía que no, si lo alejaba una vez más, esa probablemente sería
la última vez que hiciera una propuesta amistosa. Así que, intentando ocultar mi
renuencia, sonreí.
—Suena bien.
10
Traducido por Jane.
Corregido por La BoHeMiK

Por pura fuerza de voluntad sobreviví el resto del día libre y el siguiente fingiendo
que todo estaba bien y como debía ser. La verdad era que no estaba segura de
que todo estuviera bien.
No quería una relación con Cole. Por mucho que hubiera llegado a gustarme,
todavía no confiaba en él. Además, me preocupaba en lo que mi familia pensaría,
si es que alguna vez se enteraban. Al mismo tiempo era realmente horrible tener
que aguantar la manera en que pensaba de mí. Así no era yo.
Y ahora…
Ahora él actuaba como si no hubiera atracción entre nosotros.
Prueba A: Él tomó un sorbo de mi café con leche sin ni siquiera preguntar y lo
hizo sin pestañear. Se alejó como si no fuera gran cosa, dejándome mirando el lugar
donde sus labios tocaron mi taza de café. ¡Hace semanas si nuestros labios tocaran
la misma taza habría causado un montón de miradas fijamente significativas y ojos
coquetos!
Prueba B: Yo estaba trabajando inocentemente en mi escritorio cuando sentí a
Cole presionarse detrás de mí y quitar el ratón de mi mano. Con la mejilla casi
tocando la mía, se inclinó a mi espacio personal para mirar la agenda
computarizada. Contuve la respiración todo el tiempo, todo mi cuerpo zumbando
consciente de él.
¡Yo no le afectaba en absoluto!
Por suerte para la primera mitad del jueves recibí un descanso de Cole. Fui a Old
Town por la mañana con mi cuaderno de dibujo y me instalé en la trastienda del
Café Elephant House. Con la gran vista del castillo fuera de la ventana, la música
sonando a través de mis auriculares, mi cuaderno de dibujo y un lápiz en la mano,
ahogué el mundo por un rato.
Hasta que mi teléfono vibró en el bolsillo.
Nos vemos fuera de la Galería de Arte Moderno, a las 10:30. Cole.
A partir de ese momento era un nervioso desastre.
Y no era ni siquiera una cita.
***
Vestirme para la no cita con Cole resultó ser mucho más difícil de lo que pensé
que sería. Durante las últimas semanas me las arreglé para comprar un poco de
ropa en descuento, por lo que mi armario no era tan patético como solía ser, pero
aun así… ¿cómo se vestía una chica cuando quería lucir lo mejor posible sin que
pareciera que trataba de lucir lo mejor posible?
Finalmente me decidí por unos ajustados jeans de color azul oscuro, metidos en
botas de gamuza hasta el tobillo de color marrón, que tenía un pequeño tacón solo
para darme un poco de altura. Llevaba un suéter de color amarillo de gran
tamaño debido a que una vez me habían dicho que el amarillo era uno de mis
mejores colores. Tenía la esperanza de que no fuera una mentira de un amigo bien
intencionado.
La galería estaba en Stockbridge, así que me subí en un autobús. Cuando me
acercaba a la galería de inmediato mi mirada se concentró en Cole. Se
encontraba cerca de la entrada, riendo en su teléfono. Viendo como él hablaba
con una persona misteriosa, sentí un aleteo salvaje en mi pecho y un nudo se formó
en la parte posterior de mi garganta. Él llevaba un suéter tejido de color azul oscuro
con cuello de chal, jeans oscuros y botas negras desgastadas.
Era muy alto, lo que ya sabía, pero mientras lo miraba me di cuenta de que era
en serio muy alto y muy ancho de hombros. Sobresalía un poco con su imponente
figura.
Iba a verme pequeña y tonta al lado suyo. No iba encajar a su lado. Tropecé
ante ese pensamiento, sintiendo arder mi sangre.
Esa no era la voz en mi cabeza. Era de otra persona y él no ganaría de esa
manera.
Así que, echando los hombros hacia atrás, me dirigí hacia Cole con más
confianza de la que sentía, una confianza que aumentó cuando sus ojos se
iluminaron al verme.
Él sonrió.
—Tengo a Hannah en el teléfono. Quiere saber si te apetece venir a cenar esta
noche.
Un poco aturdida por la amable pero repentina oferta, le di un brusco
asentimiento. Cuando Cole le compartió mi aceptación a su mejor amiga, mi mente
dio vueltas. ¿Cenar con su mejor amiga y su familia? ¿No era algo a lo que llevabas
a tu novia en lugar de tu amiga?
Todo este “asunto” era desconcertante.
Cole colgó el teléfono.
—Después de ti. —Extendió un brazo, haciéndome liderar el camino hacia el
interior. La entrada era gratis, así que no hubo nada de esa torpe pelea en la no
cita sobre quién de nosotros pagaría.
A pesar de mi nerviosismo, me di cuenta cuando entramos juntos en la
exposición, que no había una incómoda torpeza. Había consciencia (por mi parte
de todos modos), pero eso era totalmente diferente.
Nos detuvimos frente a la primera pieza de arte. Después de unos segundos de
mirarlo, Cole miró hacia mí.
—¿Te gusta?
—No —dije con sinceridad.
—¿Por qué?
Sorprendida de que pareciera genuinamente interesado en mi opinión, volví mi
atención a la fotografía. Fue tomada en algún lugar en Loch Fyne (como se
detallaba en el título) y el artista había utilizado materiales reciclables para construir
un paisaje urbano sobre el lago.
—No dice nada que no se haya dicho antes. Muchas veces. Y de una manera
mucho más creativa y significativa. Es…
—De principiante —terminó Cole—. Estoy de acuerdo. —Él sacudió la cabeza
con consternación—. Admito que la construcción del paisaje urbano está bien
hecha, pero el arte en este paisaje… —Hizo un gesto en torno a la galería—, siempre
debería decir algo nuevo o por lo menos decir algo viejo de una manera original.
Cambiamos y quedé atrapada rápidamente en nuestra pasión compartida.
Muchas de las veces estuvimos de acuerdo, pero incluso cuando no lo hacíamos
Cole escuchó por qué pensaba de manera diferente y lo aceptó como si fuera mi
derecho. Los pensamientos de las intimidantes opiniones de Ollie penetraron en mi
mente, pero con fuerza las empujé fuera de mi cabeza.
Una hora más tarde caminábamos hacia el fresco día y Cole me sonrió
pensativamente.
—No me di cuenta que te gustara el arte. ¿Dibujas, pintas o esculpes?
Todavía no estaba lista para compartir esa parte de mí con nadie, evité con
éxito la cuestión señalando una cafetería al otro lado de la calle.
—Siempre he querido comer allí. ¿Un almuerzo de lujo?
Cole aparentemente no pensó nada de mi cambio de tema y pronto nos
sentábamos en la cafetería, con café y bollos que nos trajeron.
—¿Siempre te ha gustado el arte? —le pregunté.
Cole masticó y tragó su bocado de bollo, sacudiendo los dedos cubiertos de
miga.
—Sí. De niño solía ser en su mayoría de cómics y dibujos animados, pero a
medida que fui creciendo me adentré más y más en mis clases de arte. Estuve
bastante influenciado por mi cuñado, Cameron. Es un diseñador gráfico y pasaba
mucho tiempo conmigo animando mi arte.
—¿Qué hay de tu hermana? ¿Tus padres?
Cole sonrió, pero había una tristeza en su mirada.
—Jo, sin duda, ella me ha apoyado desde el momento en que vine gritando al
mundo. En cuanto a mis padres, no recuerdo a mi papá y él ha estado fuera de mi
vida desde que era un bebé. No era cercano a mi madre. —Él miró a su bollo—.
Murió cuando tenía diecinueve años.
Sintiéndome terrible por sacar el tema, le susurré:
—Lo siento.
El músculo en su mandíbula se tensó.
—No lo hagas.
Ante su respuesta críptica y tranquila, llena de emociones, decidí que sería mejor
cambiar de tema.
—¿Tus tatuajes significan algo?
Todo el cuerpo de Cole se relajó y cuando me miró fue con una sonrisa de
agradecimiento. Sus dedos rozaron el tatuaje en su cuello.
—J y C. Jo y yo. Jo y Cam. Los tres. Cam tiene el mismo tatuaje.
—Deben ser muy cercanos.
—Jo es la mejor hermana que cualquiera podría pedir. Estoy muy orgulloso de
ella. Y Cam… le debo mucho.
Estaba contenta de que tuviera eso en su vida. Sonriendo, hice un gesto a su
muñeca.
—¿Y el tatuaje de allí? He estado tratando de leer la escritura desde hace
semanas.
Él se echó a reír y giró su mano, tirando de su manga para que yo pudiera ver el
tatuaje en la parte inferior de su muñeca. La levantó y me incliné sobre la mesa
para leerlo, deteniéndome para no tocarlo. Mientras admiraba las palabras, me
sentí un poco mareada con la familiaridad y la pertenencia que se precipitó sobre
mí.
—Abraza tus miedos como soldado y mátalos.
—Letras de TATE —murmuré, en referencia a la banda The Airborne Toxic Event.
Las letras eran de la canción “All I Ever Wanted” de su segundo álbum, All at Once.
Ese álbum fue el himno de mi adultez, y aquellas eran mis canciones favoritas de
todos los tiempos.
Y Cole Walker las tenía tatuadas en su cuerpo. No sabía si estaba excitada o
enamorada. O las dos cosas.
—Mis letras favoritas de TATE —añadí.
Cole me dio una caliente lenta sonrisa, que me encendió aún más.
—Las mías también.
Por primera vez en semanas compartimos una de esas largas miradas
significativas.
La rompí antes de que ya no pudiera respirar bajo la intensidad de mi atracción.
—¿Y el brazo derecho?
En respuesta, Cole levantó su suéter y por suerte (o no tan afortunadamente
dependiendo de cómo se veía), llevaba una camiseta debajo de ella. Él jaló la
camiseta hacia arriba en su hombro para que yo pudiera ver a la mujer y el tatuaje
del lobo con mayor claridad en su musculoso brazo. El cabello de ella ondeaba
contra una luna llena que no había visto antes, ya que por lo general estaba
cubierto por la manga de sus camisas.
—¿Qué significa?
Esa sonrisa infantil apareció nuevamente, pero esta vez iba acompañada de
algo parecido a timidez.
—Es una especie de homenaje a las mujeres en mi vida, y sobre todo es un
recordatorio de que hay mujeres como ellas por ahí. —Él negó con la cabeza, la
chispa en sus ojos oscureciéndose—. Pastelito, vamos a decir que no tuve una
buena madre. —Dio unos golpecitos con los dedos sobre la manga del tatuaje—.
Quería este recordatorio de que no todas las mujeres son como ella. Hay mujeres
que conocen la importancia de la familia, y harán cualquier cosa para protegerla.
Quería el simbolismo de eso aquí, pero también me gustan las cosas paranormales
y viéndolo como arte esta idea en particular funcionó mejor con ese elemento en
cuestión. —Él ahora se rio entre dientes—. Stu lo hizo y pensó que la mujer aullando a
la luna sería más sexual, y cito: “Va a diluir toda la mierda sentimental de modo que
no te verás como un marica de mierda”.
Me eché a reír.
—Los hombres y su mierda de machos.
Cole se unió a mi risa y asintió.
—Él tenía buenas intenciones.
—Hizo un buen trabajo. Pero, bueno, es Stu Motherwell. ¿Hizo el águila y el reloj
de bolsillo? —Señalé su tatuaje en el brazo derecho.
—Sí. —Cole levantó la tela de su camiseta, tratando de mostrarme que el
tatuaje en realidad comenzaba en el hombro derecho antes de curvarse alrededor
de sus bíceps superiores y hacia abajo.
—¿Y eso significa?
Suspiró.
—Este es un poco mórbido. Bueno, solía serlo.
Miré el reloj de bolsillo.
—Entiendo el significado general del tatuaje. El tiempo es oro. Es efímero,
¿verdad? Vive mientras puedas.
Él asintió.
—Pero, ¿la hora que marca el reloj de bolsillo tiene algún significado?
—Esa era la parte mórbida. —Él me miró, casi desafiándome a juzgarlo—. La
hora es cuando los paramédicos declararon el momento de la muerte de mi
madre.
La inquietud me recorrió a medida que empezaba a darme cuenta que la
madre de Cole realmente lo había lastimado.
—Ahora, gracias a Dios, significa vida, así como muerte. Es también la misma
hora en que mi sobrina, Belle, nació.
—Eso es realmente increíble.
—Sí. —Sonreímos mirándonos a los ojos, mientras tomábamos un sorbo de
nuestros cafés. Cole bajó la taza—. ¿Qué hay de ti? ¿Tienes tatuajes?
—No.
—¿Nunca has querido conseguir uno?
La pregunta me obligó a recordar cuando quise conseguir uno y bajé la mirada
a la mesa para evitar los ojos de Cole.
—Una vez. Pero mi ex novio me convenció de lo contrario. Tenía tatuajes, pero
no creía que fueran atractivos en las mujeres.
Él vaciló y yo esperé, mi corazón latiendo rápido por si preguntaba más. Para mi
eterna gratitud él ignoró mi repentino cambio de comportamiento.
—¿Qué te harías si lo decidieras?
Sonreí hacia él desde abajo de mis pestañas.
—Un pequeño dragón en mi espalda baja.
—¿Por qué un dragón?
—Siempre he tenido una fascinación por ellos. —Solía dibujarlos todo el tiempo y
coleccionar cosas de dragones cuando era adolescente—. Eran el epítome de lo
genial para mí. —No me di cuenta que mi tono se había vuelto plano y duro—.
Estaba tan fascinada que olvidé el hecho relevante de que podrían freírte el
trasero sin siquiera parpadear, si tuvieran la oportunidad.
Cole se quedó callado. Me estudió y sabía que entendía mucho más sobre mi
dragón de lo que decía. En lugar de hacer comentarios, dijo:
—Déjame hacerlo. Tu tatuaje.
—¿En serio? —La idea de Cole tatuándome, tocándome…
—Lo dibujaré, y si te gusta iremos al estudio el próximo jueves cuando los dos
estemos libres.
Me mordí el labio, sin saber si podía manejarlo.
—Consigues el descuento para empleados —insistió—. Cien por ciento de
descuento.
Ya que sería muy tonto rechazar un tatuaje gratis de uno de los mejores
tatuadores en Escocia, me encontré estando de acuerdo con ello.
El tatuaje no era una mala idea.
¿El tatuador por otro lado?
Él solo podría haber sido una muy mala idea.
***
Al descubrir que no había visitado la Galería Nacional en la calle Princes en
años, Cole me hizo subir a un autobús y volvimos a New Town, donde caminamos
por la galería, discutiendo nuestros pensamientos en bellas artes. Descubrí que el
conocimiento de Cole de la historia del arte era tremendo.
No tenía idea que el conocimiento pudiera ser tan sexy.
A partir de ahí nos dimos una vuelta por el centro de la ciudad… a través de los
jardines, a lo largo de la calle Princes, en North Bridge, a lo largo de Royal Mile, a
Old Town, en torno a la universidad, y de regreso. Apenas sentí la caminata,
estábamos tan perdidos en la conversación. Arte, música, cine, libros… hablamos de
todo.
Fue uno de los mejores días que jamás había experimentado. Cole tenía una
manera de hacerme sentir especial, como si yo fuera la única persona en el mundo
que él quería a su lado. Me hacía sentir inteligente, interesante e importante, y
nunca había sentido eso antes, excepto de la única persona en la que no podía
soportar pensar.
Para el momento en que llegamos a la casa de Hannah y de Marco en
Morningside, estaba bastante segura de que tenía un fuerte enamoramiento por mi
jefe.
Pronto me pasé del fuerte enamoramiento con Cole a un breve enamoramiento
por Marco cuando llegué a conocerlo mejor. Hannah lo presentó mientras cerraba
la puerta de su magnífica terraza victoriana, y cuando le di la mano, mirando a este
hombre gigantesco que de alguna manera se las arreglaba para ser más alto que
Cole, me encontré un poco deslumbrada por su buena apariencia.
—Encantado de conocerte —dijo en esa voz retumbante, sorprendiéndome con
un acento americano.
—Igualmente. —Me encontré mirando (con suerte no con la boca abierta) a sus
impresionantes ojos verdeazulado, asombrada de encontrar a alguien con los ojos
tan hermosos como los de Cole.
Bueno, tal vez no tan hermosos, pero estaban cerca.
Me distraje rápidamente del marido de Hannah cuando Dylan entró en la sala,
llevando a su hermana pequeña, Sophia. La palabra adorable ni siquiera lo cubría.
Las cosas empeoraron a partir de ahí.
Cole se dirigió a Dylan y tomó a Sophia en sus brazos, saludando de su parte
antes de otorgar su atención a Dylan, quien claramente idolatraba a su tío Cole.
La evidencia de que él era jodidamente impresionante con los niños seguía
creciendo. Mi enamoramiento profundizándose.
Cuando nos sentamos a cenar, Hannah empezó a preguntarme acerca de mi
familia, y mis torpes intentos para evitar la conversación provocaron cierta tensión.
Por último, sonreí a través de la incomodidad.
—Saben, pasé mucho tiempo creciendo en Edimburgo. Mis abuelos vivían en
una hermosa casa de estilo georgiano en la calle Escocia.
—Al lado de la casa de Ellie y Adam —añadió Cole.
Por supuesto.
—Es el lugar donde conocí a Cole por primera vez.
—¿Así que te acuerdas? —Él sonrió, y su mirada fue arrogante.
Le di una sonrisa de disculpa.
—Dije que tenías nombre de héroe.
Viendo la expresión absurdamente complacida de Cole, me encontré
volviéndome papilla en mi interior, apenas logrando mantener el anhelo fuera de
mis ojos cuando vi a Hannah observándome.
Se me ocurrió entonces que para ser amiga de Cole iba a tener que pasar la
prueba de la mejor amiga. Respuestas enigmáticas y los ojos de cachorro
enamorado probablemente no iban a funcionar a mi favor.
El resto de la cena fue más fácil porque solo les hice a Hannah y Marco un
montón de preguntas, descubriendo que se habían conocido desde que eran niños
y que perdieron contacto durante unos cuantos años solo para casi de inmediato
convertirse en pareja cuando finalmente se encontraron de nuevo. No entraron en
detalles, pero sonaba romántico, y viendo la ardiente mirada de adoración en los
ojos de Marco cada vez que la dirigía hacia su esposa me hizo pensar que
probablemente tenía razón.
Una vez que terminamos de comer, Cole se ofreció a ayudar a Hannah con los
platos y salieron de la sala. Había estado ocupada escuchando a Dylan hablarme
de su certificado de natación, por lo que había perdido la oportunidad de ofrecer
ayuda. A pesar de las protestas de Marco, pensé que sería imperdonablemente
grosero no ayudar a Hannah, y no quería perder puntos de la mejor amiga por no
hacerlo.
Recogí el resto de los platos y salí de la habitación, girando hacia lo que supuse
era la dirección de la cocina.
Sin embargo, al acercarme a ella me quedé paralizada ante el sonido de
Hannah diciendo—: No sé cuál es el problema. Es obvio que se gustan.
Con el corazón desbocado, esperé con tensa expectación por la respuesta de
Cole.
—Hannah, olvídalo. Shannon es solo una amiga.
Me dejé caer contra la pared, sintiendo un subidón inesperado de decepción.
Pensé que habíamos tenido un día maravilloso juntos, y aunque no estaba segura
de poder confiar en él, no podía negar la manera en que Cole me hacía sentir.
Al parecer, realmente todo era de un solo sentido.
—Ella es… —Cole vaciló—. Es una pena, pero ella no es la chica que estoy
buscando.
Humillada.
Absolutamente humillada.
—Lo que ella presumió saber de mí cuando empezó a trabajar en el estudio…
—Cole, ella se disculpó por eso.
—Mira, no es lo que ella pensó. Fue lo que dijo y lo que es capaz de decir
cuando su estado de ánimo se enciende. Crecí con esa mierda, Hannah. Nunca
voy a volver allí.
—Cole —susurró Hannah con simpatía.
—Está bien. —Su voz sonó ronca.
—Si te hace sentir mejor, no creo ni por un segundo que esa chica de ahí es
como tu madre.
Volví de puntillas a la sala, apoyándome contra la escalera. Estaba
conmocionada.
—No hay nada detrás de esa sonrisa encantadora más que promesas vacías.
No tienes nada real para ofrecerme a mí o a cualquier persona que se encuentre
víctima de tu coqueteo. Sin embargo, la diferencia entre ellas y yo, es que soy lo
suficientemente inteligente como para verte por lo que eres realmente… Nada.
¡Nada, nada, nada!
Sentí las lágrimas en mis ojos mientras me preguntaba cuántas veces su madre
le había dicho eso.
Avergonzada, tomé una gran respiración, parpadeé para contener las lágrimas,
y busqué la fuerza para acercarme a la cocina, esta vez ruidosamente. Actuando
como si todo estuviera bien, entregué los platos sucios y volví a la sala para
participar en una pequeña charla con Marco sobre su trabajo como jefe de obras
de construcción.
No me importaba si Cole nunca me volvía a ver bajo una luz romántica.
Claramente, ese barco había zarpado para él, y no podía ver cómo tendríamos un
futuro dado mi record en romances fallidos. Pero estaba empezando a
preocuparme por este hombre y no podía soportar la idea de realmente haberle
hecho daño.
Tenía que hacerle ver que lo mal que lo había tratado ese horrible día, vino de
un lugar que no tenía absolutamente nada que ver con él. Sabía que necesitaba
arreglar el daño que le había causado, incluso si eso significaba revelar todo el
daño que alguien más me había causado.
11
Traducido por MaEx
Corregido por Jut

No mucho después de oír por casualidad a Cole y Hannah en la cocina, Cole


surgió con una excusa y nos despedimos de la pareja y su joven familia. Caminé en
silencio a su lado en la oscura noche hacia la principal Morningside Road.
—¿Pasa algo malo? —dijo, sacándome de mis cavilaciones.
Al mirarlo, quedé confundida al encontrar preocupación en sus ojos. Me
sorprendía que pudiera pasar todo el día de hoy conmigo cuando pensaba tan
poco de mí.
Me detuve en la calle tranquila y Cole se detuvo también.
—¿Por qué pasaste el día conmigo?
Ahora era su turno para aparecer desconcertado.
—¿De qué estás hablando?
—Si he descubierto algo real acerca de ti, es que eres bastante directo, ¿por
qué lo de hoy? ¿Por qué pasar tiempo conmigo…?
—Porque eres amiga de mis amigos. Trabajamos en un ambiente muy unido.
Pensé que debíamos tratar de dejar nuestras diferencias atrás —dijo, después de un
momento de contemplación.
—¿Eso significa que todo el día ha sido una tortura para ti?
—¿Qué? —Él hizo una mueca—. No. Hoy ha sido… —Él pareció casi frustrado—.
Eres como dos personas diferentes. Me confundes completamente.
—No soy dos personas diferentes, Cole. Si puedes soportar pasar un poco más
de tiempo conmigo esta noche, me gustaría hablar contigo sobre algo.
Me estudió cuidadosamente, y pude ver un montón pasando en esos hermosos
ojos suyos.
—Está bien —dijo finalmente—. Mi lugar está a cinco minutos. Podemos hablar
allí.
Estaba tan nerviosa en el camino a casa de Cole que no podía hablar en
absoluto. Afortunadamente, pareció entenderlo. Nos llevó a un edificio de
apartamentos de estilo victoriano junto a Bruntsfield Road. Una vez dentro de su
apartamento en el segundo piso, estuve distraída por la belleza de sus techos altos
y pisos de madera pulidos. Cole había amueblado el piso con objetos en maderas
masculinas oscuras, texturas fuertes, y obras de arte que, obviamente, habían sido
elegidas cuidadosamente. La sala de estar tenía un mirador precioso castaño rojizo
vestido con cortinas de gamuza marrón que coincidían con el sofá en forma de L
de gamuza. Había una vieja chimenea victoriana en el centro de la habitación. Era
minimalista y había toques de color en los cojines y alfombra, pero nada de eso
había sido coordinado deliberadamente. Todo fue elegido para la comodidad y
funcionalismo, sin embargo, de alguna manera, seguía trabajando con estilo en el
entorno.
El lugar también olía a Cole.
—¿Café? —ofreció mientras seguía parada torpemente en el centro de la
habitación.
—Por favor. Leche, dos de azúcar.
Se marchó a hacerlo y me senté en el borde del sofá, mi rodilla saltando de
arriba abajo con mis nervios. Estaba a punto de ponerme al descubierto ante él.
Me sentía enferma.
Cuando Cole regresó, la preocupación regresó a su cara a medida que se fijaba
en mí, temblando. Me entregó una taza de café caliente.
—Si quieres, puedo encender el fuego.
—No si tú estás bien así.
Su respuesta fue encender el fuego por mí.
Le sonreí agradecida mientras se sentaba en el sillón bajo la ventana salediza.
—Así que, ¿qué es de lo que necesitas hablar?
Intentando controlar mis nervios, tomé una respiración profunda y exhalé
temblorosamente.
—Ese día que te dije que no eras nada…
Molestia brilló en sus ojos.
—Mira, Shannon, ya hemos hablado sobre eso. Está hecho. Vamos a seguir
adelante.
—No está hecho —insistí. Estaba tan asustada ante la idea de decirle acerca de
lo que había dejado atrás en Glasgow, pero al mismo tiempo tenía que abrirme a
él si íbamos a tener alguna oportunidad de verdadera amistad—. Por una vez no
voy a ser egoísta contigo. Te mereces la verdad, incluso si no quiero decirla.
Cole se deslizó hacia delante en su asiento, con las cejas fruncidas.
—Shannon, ¿de qué trata todo esto?
—No estoy aquí para volcar mis problemas en ti. Pero tengo que explicar algo
acerca de por qué vine a Edimburgo para que así puedas entender por qué dije lo
que te dije y por qué, al final, realmente no tenía nada que ver contigo.
Cuando él esperó pacientemente, continué.
—No soy una persona crítica, Cole. En realidad no. De hecho, he sido conocida
por perdonar a las personas incluso cuando sus acciones están más allá del punto
de perdón. Siempre he aceptado a las personas por lo que son, siempre creyendo
que había algo especial en todo el mundo, algo que los demás no podían ver. Y
cada vez que lo he hecho con los hombres en mi vida, me ha equivocado y todos
los demás han resultado teniendo la razón.
—Pastelito, no estoy entendiendo.
—Soy un imán para los chicos malos —dije sin humor, porque tan tonto como
sonaba en voz alta, era verdad—. Un imán para los mujeriegos. Para empezar
estuvo un cantante en una banda de rock que me engañó, el motociclista que me
engañó, el traficante de drogas que me robó, y mi último novio: la pièce de
résistance1. Estuvimos juntos durante dos años, se llamaba Ollie. Trabajaba en un
restaurante de día y era baterista en una banda en la noche. Tatuado, guapo,
arrogante, encantador, confiado…
Un entendimiento estaba comenzando a reflejarse en los ojos de Cole.
—Antes de Ollie, ya había enojado a la mayor parte de mi familia con las
elecciones que había hecho cuando se trataba de hombres. Había sido lastimada
tantas veces que creían que era mi propia culpa, y no creo que estuvieran
necesariamente equivocados. Predijeron que Ollie sería un desastre, pero yo estaba
tan segura de que era diferente a todos los demás. Era romántico para mí, y
empezar con él me hizo sentir realmente especial. Hasta que poco a poco eso
empezó a cambiar. Fue tan sutil que me tomó un tiempo muy largo darme cuenta
siquiera de lo que me estaba haciendo. Cómo había empezado remover pedazos
de mí. Me menospreciaba, me hacía sentir sin talento y estúpida. Me hacía sentir
como si fuera un milagro que me las arreglara para capturarlo.
—Era un idiota —espetó Cole.
—Como he dicho, ni siquiera sabía lo que estaba ocurriendo o lo mucho que me
manipuló emocionalmente y constantemente al escogerlo a él por encima de mis
amigos y familiares. Me llevó casi dos años despertar de una jodida vez. Fue tan
estúpido… —susurré, sintiendo el dolor en mi estómago y en mi pecho. De hecho,
todo el cuerpo me dolía con los recuerdos—. Fue una estupidez lo que me hizo
despertar. Se suponía que debía salir esa noche con las chicas. No las había visto
en mucho tiempo ya que siempre estaba esquivándolas por Ollie. Así que estaba
emocionada y me esmeré al vestirme. Ollie entró en el dormitorio. Me dijo que me
veía como una puta, la cual era su palabra favorita como arma. Me dolió, como
siempre.
Levantando la mirada hacia Cole, me quedé sin aliento ante la llamarada de
ira en sus ojos. Me dio un asentimiento tenso en un gesto para seguir adelante.
—Me cambié de ropa y le di el tratamiento del silencio. Él trató de aplacarme. Y
entonces de alguna manera, como siempre, me manipuló, tratando de hacerlo ver
como si estuviera escogiendo a mis amigas por encima de él cuando más me
necesitaba. Había tenido un mal día en el trabajo o algo así y solo quería una
noche tranquila conmigo. Así que cancelé la salida con las chicas. Estuvieron más
allá de molestas. Tan molestas como para no hablarme nunca más. Y luego, un
rato más tarde, dijo que iba a salir con la banda.
»Estaba tan enojada. Nunca discutía con él, pero estaba tan, tan enojada con
él esa noche que lo hice. —Mis ojos sostuvieron la mirada de Cole mientras en
silencio traté de prepararlo—. Ollie no dijo nada. Solo balanceó su brazo y me
abofeteó en la cara. Él es de un metro ochenta y tres, y baterista. Salí volando por
la habitación y me golpeé la cadera con la mesa de café mientras aterrizaba.
—Shannon… —Los dientes de Cole estaban apretados y estaba levantándose
de su silla, pero lo detuve con lágrimas en mis ojos.
—Estaba tan arrepentido. Lloró. Prometió que no volvería a suceder. Le creí. —
Las lágrimas cayeron—. Soy tan estúpida.
—No sé si puedo oír mucho más sin romper algo —dijo Cole, con la voz
temblando.
—Necesito que lo hagas. Necesito que trates de entender.
Tensando el músculo de su mandíbula, asintió.
—No se lo dije a nadie. Y aunque me quedé con él, lo que me había hecho se
enconó dentro de mí. No podía soportar su tacto, en la cama o fuera, y él se sintió
frustrado. —Exhalé fuertemente, mis dedos temblando. A veces se sentía igual que
ayer—. Me golpeó una noche cuando lo aparté de mí. A la mañana siguiente se fue
a trabajar y yo llamé reportándome enferma. Empaqué todas mis cosas, solo
tomando lo que necesitaba… el resto podía arder en el infierno junto con Ollie para
todo lo que importaba. Sin embargo, era como si tuviera un sexto sentido o algo así,
porque estaba a punto de salir cuando entró por la puerta. Había salido temprano
del trabajo. Debería haber llamado a Logan antes de incluso llegar a ese punto.
—¿Logan? —Cole frunció el ceño.
—Mi hermano mayor. —El dolor en mi interior se intensificó—. Solo somos Logan, mi
hermana Amanda, nuestros padres y yo. Pero nunca he sido cercana a ninguno de
ellos, solo a Logan. Mi madre y Amanda siempre han resentido lo cercanos que
Logan y yo éramos. Era uno de mis mejores amigos.
—Estoy casi asustado de preguntar lo que pasó después.
—Ollie echó un vistazo a mi maleta y enloqueció. Comenzó a gritar que yo no
iba a ninguna parte, que yo era suya, solo suya. —El escozor en la nariz comenzó de
nuevo, las lágrimas brotando rápido mientras oía su voz repitiéndose en mi cabeza
—. Y entonces él estaba gritando… solo tonterías y luego… empezó a golpearme
salvamente. Traté de luchar. —Quería que Cole supiera eso—. Lo intenté, pero él era
mucho más grande que yo…
—Shannon…
—Dejó de golpearme. —Tomé una respiración temblorosa—. Y comenzó a
tocarme, desgarrando mi ropa, repitiendo una y otra vez que yo era suya. Y yo… yo
lo supe. Sabía que iba a violarme.
De repente, Cole se puso de pie, con los puños apretados a su lado.
Negué con la cabeza ante sus ojos suplicantes.
—No. Fue el colmo para mí. Había tomado tanto. No podía dejar que él tomara
eso. La adrenalina me inundó, adormeciendo el dolor, y entonces estaba arañando,
rasguñando y mordiéndolo. Con el tiempo le di un rodillazo entre las piernas y perdió
su agarre sobre mí. Salí de debajo de él, la adrenalina manteniéndome en marcha,
y me escapé. —Ahí es cuando me puse a llorar en serio y aparentemente Cole no
podía hacer frente a estar al otro lado de la habitación por más tiempo.
De pronto estaba en el sofá a mi lado, con su brazo alrededor de mí,
sosteniéndome cerca.
—Debería haber ido al hospital —sollocé—. O a la policía. No pensé. No me di
cuenta del lío en el que estaba. Fui a Logan. —Miré hacia arriba a la mirada
emotiva de Cole, limpiando con enojo mis lágrimas mientras le suplicaba en silencio
que entendiera—. No pensé. No quise ser tan egoísta.
—Shh. —Su agarre en mí se apretó—. Fuiste a la única persona que te hacía
sentir segura. No hay nada de qué sentirse culpable.
—Estás equivocado. Hay de todo. Tomé la decisión de estar con un hijo de puta
como Ollie. Y cuando las cosas se tornaron muy mal me presenté en el trabajo de
mi sobreprotector hermano mayor cubierta en mi propia sangre. —Mi hombro
colgando fuera de su articulación, mi ojo derecho cerrado por la hinchazón, la ropa
rasgada…— ¿Cómo pensé que iba a reaccionar?
Cole pasó el pulgar por encima de mi mejilla para atrapar una lágrima.
—De la forma en que cualquier hombre reaccionaría cuando alguien que ama
ha sido violada. Le enseñaría a ese hijo de puta una lección.
—Logan puso a Ollie en un coma por tres días.
—Mierda.
Asentí, mis labios temblando.
—Mi hermano consiguió dos años de prisión. —Y ahí estaba. La peor cosa que
jamás había hecho.
—Shannon —murmuró Cole en simpatía, metiendo mi cabeza bajo su barbilla y
apretando sus brazos alrededor de mí.
Rae sabía sobre el ataque, pero no sabía nada de mi hermano. Era la primera
vez que había hablado de ello desde que dejé Glasgow.
—Tenía que irme. Mis padres, mi hermana… me odian por arruinar la vida de
Logan.
—Las acciones de tu hermano son suyas —dijo Cole, y oí el temblor de la ira en
sus palabras—. No te reproches eso. Tu familia está equivocada.
—Nunca habría sucedido si no hubiera tomado la decisión de estar con Ollie y
hombres como él. —Salí de la comodidad del fuerte abrazo de Cole y encontré su
mirada preocupada—. El punto de mí, diciéndote esto, es que entiendas en dónde
están mis pensamientos. Vine a Edimburgo para empezar de nuevo y para
mantener la distancia de mi antigua vida, mis viejas decisiones. De los chicos malos.
—Me reí falsamente—. Y la única entrevista de trabajo que conseguí fue en un
estudio de tatuajes donde el guapo gerente tatuado comenzó a coquetear
conmigo de inmediato como si yo fuera una cosa segura.
Cole hizo una mueca.
—No fue por eso, pero puedo ver después de todo lo que has pasado…
—Por qué pensé eso. —Sonreí débilmente—. Pero supuse que te conocía por eso
y asumí que eras como todos los hombres que habían jodido mi vida. Todos los
hombres que me habían lastimado y decepcionado. Al hacerlo, dije algunas cosas
imperdonables.
—Shannon…
—Necesito que sepas que no eres nada y cuando dije eso, era mi problema. No
el tuyo. No deberías tener que cargar con eso.
En respuesta, Cole inclinó la cabeza hacia la mía, trayendo nuestros rostros más
cerca mientras acunaba su mano alrededor de la parte de atrás de mi cuello. Él
quería toda mi atención y se la di, un tanto paralizada, de hecho.
—Ahora está completamente olvidado, Pastelito. No pienses más en ello.
Alivio, una abrumadora cantidad de alivio que no había estado esperando
sentir, se precipitó sobre mí, y las lágrimas estuvieron de vuelta en mis ojos, pero por
una razón completamente diferente ahora.
—¿Me perdonas?
—Dulzura —murmuró, su voz llena de una emoción que no conseguí precisar—.
¿Cómo puedes siquiera preocuparte por mí después de todo lo que has pasado?
—Porque eres una buena persona —dije.
Él le dio a mi cuello un apretón en respuesta, pero sus ojos se habían vuelto
duros.
—¿Qué le pasó a Ollie?
—Se recuperó. Consiguió una sentencia… treinta meses.
Cole frunció los labios con disgusto.
—¿Eso es todo?
—El abogado calculó que habría conseguido más, pero el ataque de Logan fue
perjudicial para mi defensa.
No parecía feliz, pero asintió.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo cerca que estábamos sentados, y
cuán íntimos fue cuando nos vimos a los ojos el uno al otro. De repente, era muy
importante para mí que Cole no malinterpretara la razón por la que le había
contado mi historia. No quería que él pensara que era alguna táctica para que
cambiara de parecer y…
Sintiéndome desnuda y vulnerable, de repente, me eché hacia atrás y su mano
cayó.
—Debo ir a casa.
—No quiero que te vayas cuando estás tan alterada. Quédate —sugirió como si
no fuera gran cosa—. Puedes dormir en mi habitación de invitados.
Solo la idea de estar con Cole era demasiado para mí. Le sonreí amablemente.
—Me gustaría mi propia cama esta noche.
Él asintió y se inclinó para presionar un beso en mi frente. Lo miré fijamente
mientras se ponía de pie, mi sangre calentándose.
—Entonces déjame llevarte a casa.
—No tienes…
Cole cortó mis protestas con solo una mirada. Una terca, preocupada y cálida
mirada.
Una mirada que golpeó en mi corazón.
Una mirada que seguía en el ojo de mi mente mientras cerraba los ojos para
dormir esa noche.

1Pièce de résistance: En francés, que al español sería “La pieza de resistencia”, se refiere al elemento más
importante o destacado en el trabajo de un artista creativ o.
12
Traducido por Nelshia
Corregido por Jut

No sabía cómo Cole actuaría a mí alrededor el día siguiente en el trabajo. Lo


que sabía era que era sábado, así que había una buena posibilidad de que hiciera
uso de lo ocupado que estaba para no tener que interactuar en absoluto conmigo.
Durante los fines de semana había acostumbrado a venir al trabajo al mismo
tiempo que los tatuadores: media hora antes de la apertura.
Aunque nerviosa, también me sentí aliviada de que él supiera la verdad, así que
estaba en muy buen estado de ánimo cuando entré cargando café para todos.
Primero llevé a Cole su café.
Cuando llamé a su puerta y entré, él levantó la vista de un documento que
estaba leyendo y su expresión se iluminó al verme.
Me robó el aliento.
Se puso de pie, sonriendo cuando le tendí su café. En lugar de tomarlo, envolvió
su mano alrededor de la mía y nos mantuvo allí.
—¿Cómo te sientes?
Notando los círculos oscuros bajo sus ojos, tuve que preguntarme si mis
problemas habían hecho que Cole tenga una noche de insomnio. Eso era dulce;
realmente lo era. Pero ahora me sentía muy mal, porque por primera vez en mucho
tiempo dormí como un bebé.
Le di una sonrisa tranquilizadora.
—Estoy bien. En serio.
Él me soltó, llevándose consigo el café. La mirada que me dio… era como si
quisiera protegerme en papel burbuja.
—Cole. —Sonreí de nuevo, un poco más que encantada por él—. Sé que
anoche tuve una crisis, pero la verdad es que estoy bien. Tengo una buena vida
aquí, un buen trabajo, buenos amigos. He encontrado más de lo que esperaba
encontrar cuando me mudé aquí, así que, por favor no te preocupes por mí.
—Esa es una petición difícil —dijo y negó con la cabeza, su sonrisa irónica—. Tú
estás hecha de cosas duras, Shannon MacLeod.
—Es el cabello. Es cabello mágico.
Cole rio.
—Definitivamente es mágico.
—¿Voy a recibir mi café en algún jodido momento pronto? —gritó Rae desde la
siguiente puerta.
Me reí ante su tono airado y juro que los ojos de Cole se iluminaron al oír el
sonido de mi risa.
Me sentí por dentro toda cálida y empalagosa.
—Será mejor… —Le di una pequeña despedida y me fui, segura de poder sentir
sus ojos en mí hasta que desaparezco de su vista.
Entré en la sala de Rae y me acerqué a donde ella estaba acostada en su silla
de tatuajes con los ojos cerrados. Los abrió al acercarme y me miró airadamente
mientras le entregaba su café con leche.
—Gracias a Dios —gruñó—. No sabes lo vergonzoso que es tener que escuchar a
los dos tortolitos que son cuando no he tenido mi dosis de cafeína.
Lo dijo tan fuerte que sabía que Cole había oído.
Arrugué la nariz.
—No seas mala.
—¿Por qué? —gruñó, y luego resopló—: ¿Vas a matarme con tu cabello
mágico?
Froté un mechón de cabello entre mi índice y pulgar.
—Es grueso. Haría una buena cuerda.
—Tenebroso. Me gusta, pequeña hada.
Puse los ojos ante el apodo irritante que ella había adoptado de Stu y salí de su
sala avanzando por el pasillo hacia Simon. Él estaba durmiendo en su silla, con los
brazos cruzados sobre el mostrador y el espacio del lavabo en la parte posterior de
la sala, con la cabeza apoyada en sus brazos. Me acerqué silenciosamente y le di
un codazo despertándolo, pasando el café por debajo de su nariz.
—Arrg —gimió, parpadeando adormilado. Vio el café primero y se limpió la
baba de su boca mientras se sentaba para tomarlo. Le dio un sorbo antes de
lanzarme una sonrisa de agradecimiento—. Tony me mantuvo despierto hasta tarde
anoche.
—¡Ninguna jodida charla de sexo! —gritó Rae.
—¿Desde cuándo? —le susurré a Simon, sonriendo.
—¡Escuché eso!
Mis ojos se ampliaron.
—Ella tiene orejas de radar.
—¿Y qué? ¡Tú tienes un maldito cabello mágico!
Me reí y escuché la risa de Cole unirse a la mía.
Suspirando, me bebí mi café mientras Simon se reía entre dientes con el suyo. Me
sentí casi contenta por primera vez en todo el tiempo que podía recordar.
Me sentí parte de algo aquí.
Me sentí parte de una familia.
***
Realmente no hubo una oportunidad para hablar con Cole en el trabajo ese fin
de semana, pero a medida que cerramos para la tarde del domingo, Rae anunció
que Cole iba a cenar con nosotras. Me sorprendió porque si Cole podía irse
temprano un domingo para alcanzar a sus amigos y familiares que se reunían para
la cena en la casa de la madre de Ellie, lo haría. Sin embargo, no me estaba
quejando. Había algo nuevo entre nosotros ahora. Aunque no tuvimos la
oportunidad de hablar mucho, cuando lo hicimos Cole fue cálido hacia mí, y ahora
había un brillo en sus ojos cuando me miraba.
Mike estaba en el apartamento cuando volvimos el domingo, y los cuatro
pasamos un buen tiempo juntos. Cole y yo habíamos formado un vínculo y éramos
un equipo contra el sarcasmo de Rae. Ella dijo que le molestó que estuviéramos
defendiéndonos el uno al otro, pero en secreto creo que a ella le gustaba el
desafío de encontrar una manera de ser más lista que ambos.
De lunes a miércoles Cole estuvo en mi espacio tanto como podía estarlo. Me
llevó a almorzar dos veces, y cuando no tenía un cliente pasaba el rato en la sala
de espera distrayéndome de mi trabajo con historias tontas y chistes. Cuando no me
estaba distrayendo, estaba dibujando, y lo que estaba dibujando eran diferentes
ideas para mi tatuaje de dragón.
Finalmente me decidí por un dragón depredador negro y azul petróleo de perfil.
La verdad era que estaba nerviosa por el tatuaje, no tanto por el dolor, porque
como Cole me había dicho muchas veces desde la decisión de conseguir la
maldita cosa, todo el mundo tenía experiencias y niveles de dolor diferente con los
tatuajes. No, yo estaba nerviosa por el hecho de que Cole iba a ser el que iba a
tatuarme. Como en… tocándome. Desde la noche del viernes ésta nueva tensión
había crecido entre nosotros. Por mucho que siempre hubiera sido consciente de
Cole, parecía como si él estaba muy consciente de mí otra vez. No como lo había
estado en un principio, él era más cuidadoso ahora, como si no quisiera asustarme o
molestarme.
Pero lo atrapé mirando hacia mí.
Había una gran parte de mí a la que le encantaba que estuviera mirando de
nuevo. Sin embargo, había esta otra gran parte de mí que le encantaba la
pequeña muestra que había conseguido al ser amiga de Cole, y no quería arruinar
eso.
—¿Lista? —Cole me saludó mientras entraba en su sala en la tarde del jueves.
Exhalé nerviosamente y cerré la puerta detrás de mí.
—No voy a mentir. Siento mariposas.
Él sonrió.
—Estás en buenas manos.
Oh, Dios, ¿tenía que decir eso? Me sonrojé por dentro, mirando
desesperadamente a cualquier lugar, salvo a sus manos.
Él todavía estaba sonriendo a medida que se sentaba en su taburete y asentía
a la silla.
—Puedes sentarte a horcajadas sobre la silla y apoyarte en el apoyabrazos.
Tragué saliva y me moví a hacer precisamente eso, dolorosamente consciente
de que probablemente él estaba recibiendo un buen vistazo a mi trasero mientras
lo hacía.
—Solo voy a elevar la altura de la silla —dijo un segundo antes de sentir la silla
elevarse.
De repente, sus manos estaban en mi cabello y me tensé.
—Hay un montón de él. Solo estoy quitándolo del camino. —Él recogió mi
cabello y lo puso sobre mis hombros. Sus dedos rozaron mi piel—. Puedes ya sea
quitarte la camiseta o levantar el dobladillo y mantenerla fuera de mi camino.
La idea de quitarme la camiseta delante de Cole casi fundió mi cerebro.
—Voy a… eh… —En respuesta levanté el dobladillo y lo agarré con fuerza en mis
manos—. ¿Eso es lo suficientemente alto?
—Sí. Pero si te incomoda déjame saberlo.
Asentí y traté de relajarme.
Eso fue muy difícil de hacer cuando sus dedos rozaron mi espalda baja.
—Todo el mundo siente diferentes niveles de dolor —dijo, su voz suave mientras
la punta de sus dedos acariciaban delicadamente mi piel—. Voy a decir que
probablemente encontrarás los contornos de lo más incómodo, porque mientras
haga el bosquejo estoy definitivamente hundiéndome más en la piel.
—Está bien. —Mis manos se convirtieron en puños mientras me preparaba para el
dolor.
Cole rio entre dientes.
—Ahora te has tensado. Solo relájate. No va a ser tan malo como piensas.
Asentí de nuevo y unos segundos más tarde, el zumbido de la aguja llenó la
habitación. Me preparé y traté de no estremecerme mientras Cole acercaba la
aguja a mi espalda.
Al principio picó, como un arañazo constante a lo largo de mi piel. Muy pronto
picó como la madre. Sin embargo, mientras pasaba el tiempo me acostumbré al
dolor. No era tan horrible como algunas personas dijeron que iba a ser.
La aguja dejó de zumbar.
—¿Estás bien?
—Todo bien —le dije—. ¿Tú?
Podía oír la diversión en su voz.
—Estoy bien, Pastelito.
Intenté y fracasé en ignorar la emoción que pasó por mí ante su palabra de
cariño.
—¿Cómo se ve?
—Como si acabara de empezar hace tres minutos.
Me reí, tratando de no temblar, y él rio.
—Va a ser muy lindo cuando termine. —Dejé de reír. Sintiendo por qué lo hice, él
se apresuró en asegurarme—: Lindo pero feroz. —Su mano libre apretó mi cadera—.
Perfecto para ti.
Me eché a reír ahora, gustándome eso.
—Lindo. Esa es mi suerte en la vida.
—¿Qué quieres decir?
—Así es como la gente me describe. “Oh, Shannon, te ves tan linda en esa foto”,
etcétera. Supongo que es mejor que: “Te ves como si hubieras sido arrastrada a
través de los arbustos de espalda”, así que no me quejo.
—Hay más para ti que lindo. La gente te llama linda porque eres pequeña…
pero también eres sexy… principalmente, eres hermosa de una manera que detiene
a un hombre en su camino.
¿Acaba de decir eso?
Asombrada, boquiabierta, alucinada… no sabía cómo responder al mejor
cumplido en la historia de los cumplidos. Al final me fui con un ahogado y patético:
—Gracias.
Cole le dio otro apretón a mi cadera y encendió la aguja otra vez, al igual que
el dolor. Afortunadamente no se detuvo, porque acostumbrarse al dolor de nuevo
no fue divertido.
Alrededor de una hora desde que Cole comenzó, la aguja se detuvo.
—Terminado.
—¿De verdad? —Estaba sorprendida. Había estado perdida en un sueño
acerca de diferentes cosas (no Cole… nop… no, señor), y el tiempo había volado.
Él rio entre dientes.
—En serio. Voy a poner un poco de película de envoltura sobre él para
protegerlo.
Lo podía sentir haciendo eso.
—Sé que probablemente has escuchado el discurso del cuidado posterior un
millón de veces, pero tengo que dártelo de todos modos.
—Dámelo. —Lo miré por encima del hombro con una sonrisa.
Había algo intenso en sus ojos verdes cuando él procedió a “dármelo”.
—Quita la película de cuatro a seis horas. Limpia el tatuaje con un jabón suave,
Rae sin duda tendrá algunos, y agua tibia. Masajea, no frotes. Si vas a tomar una
ducha esta noche o en la mañana, no dejes que el agua golpee el tatuaje con
toda su fuerza y mantén el agua tibia. También ayuda a poner agua helada sobre
tu tatuaje antes de salir de la ducha, ya que cierra cualquier poro que el agua
caliente podría haber abierto, permitiendo al tatuaje sanar mejor y mantener la tinta
vívida. No necesitas volver a vendarlo, pero hidrátalo ligeramente dos veces al día,
una vez más, Rae tiene el mejor producto a utilizar. Haz esto durante los próximos
días. Usa camisetas sueltas, jeans bajos, para que tu ropa no se roce contra él. —Lo
sentí levantarse de su taburete segundos antes de que sus manos se posaran en mis
caderas. Al darme cuenta que me estaba ayudando a bajar de la silla, me levanté
y tropecé un poco mientras trataba de retroceder—. Debería haber bajado la
altura de la silla —murmuró en tono de disculpa en mi oído.
Me estremecí ante su proximidad, y sus dedos se tensaron en mis caderas.
—Tal vez sería mejor dormir de lado esta noche, y durante los próximos días trata
de no frotar tu tatuaje contra nada y… eh… el misionero está probablemente fuera
por los próximos días también.
Me tragué mi grito de asombro pero me aparté de su agarre, volviéndome
hacia él con un millón de preguntas en los ojos. Su mirada estaba ardiendo muy
caliente y apenas podía respirar bajo la tensión asfixiante.
—Eso no va a ser un problema —susurré.
Cole dio un paso hacia mí justo cuando su puerta se abrió ampliamente.
—¿Puedo verlo? —Rae entró y rápidamente bajé la mirada para que así ella no
pudiera ver la emoción que el tacto de Cole y su comportamiento sensual en
general me estaba causando. Me volví y alcé mi camiseta.
—Genial —pronunció Rae después de una inspección—. Voy a ser capaz de
verlo mejor cuando el papel no esté. —Cuando me di la vuelta, ella sonrió—.
Entonces, ¿qué te parece? —dijo—. ¿Te dolió?
—No es tan malo como pensé que sería.
—¿Vas a hacerte otro?
Solté un bufido.
—Creo que estoy bien por ahora.
Rae palmeó bruscamente sus manos, tan fuerte que parpadeé.
—¡Mañana por la noche! ¡Bebidas para celebrar el tatuaje de Shannon!
—Suena bien. —Cole sonrió, ocupándose con su equipo de tatuaje.
Me sentía tímida e insegura ahora que ya no podía sentir sus ojos sobre mí.
—Bueno. Pero voy a pagar por Cole, ya que no me deja pagar por el tatuaje.
Los labios de Rae se entreabrieron.
—¿Gratis? —Ella se dio la vuelta y Cole levantó una ceja ante su resentimiento
agresivo—. ¡Solo me diste el cincuenta por ciento de descuento!
Sus labios temblaron mientras sus ojos volaban de ella hacia mí y entonces él
solo se encogió de hombros y se volvió de nuevo a cambiar las agujas de tatuaje.
No dispuesto a hacerse un objetivo para su molestia, Cole inconscientemente
mandó a Rae sobre mí.
—¡Maldito cabello mágico, muy bien!
Y con eso ella salió de la sala.
Cole me miró por encima del hombro y guiñó un ojo.
Estallé en carcajadas, ya contemplando si un café o una rosquilla o ambos
podrían pacificar a Rae.
13
Traducido por Gry y Jadasa Youngblood
Corregido por Veroonoel

Pasé el resto de aquel día intentando concentrarme, pero era demasiado


consciente de mi tatuaje para manejarlo. Estaba tratando de no rascarme o
apoyarme contra algo… y, es cierto que estaba tratando de no pensar en el hecho
que Cole había estado definitivamente coqueteando mucho conmigo.
Y el coqueteo no era como antes. Esta vez era como si no pudiera evitarlo.
Tenía que confesar que me hizo sentir más que un poquito mareada. Cole era el
tipo más caliente que había conocido y también resultaba ser uno de los más
agradables.
Agradable.
Parecía una palabra tan insignificante, pero era una cualidad que generalmente
era completamente despreciada.
No por mí.
Apreciaba al caliente y agradable tatuador con quien trabajaba.
Lo apreciaba demasiado, tanto que estaba sorprendida de haber atrapado su
atención.
Pero, al mismo tiempo, era también aprensiva.
Sabía que Cole no era Ollie, Nick, Bear el motociclista o Rory el ladrón. Sabía
eso. Le creía a Hannah. Creía lo que podía ver con mis propios ojos, pero eso no
significaba que mis miedos fueran a desaparecer durante la noche. Sin importar lo
genial que era, Cole todavía podría terminar haciéndome daño, y tenía esta
sensación en mi estómago de que ser lastimada por Cole Walker podría
simplemente romperme.
***
—Huele bien —dijo Rae mientras llegaba del trabajo esa noche. Se sacó sus
zapatos y se hundió en una silla de la cocina mientras ponía su plato delante de
ella—. ¿El tatuaje bien?
—Sí. —Me senté en el asiento a su lado—. Aunque pica un poco.
—Empeorará mientras se cura. Cualquier cosa que hagas, no lo rasques.
Arruinarás la jodida cosa.
—Sí, Cole ya me advirtió.
Rae asintió mientras masticaba. Tan pronto como tragó dijo:
—Hablando del Jefe, ¿con qué me topé hoy?
Con toda la honestidad…
—No tengo ni idea.
—¿Te gusta?
Alcé la vista para encontrar la mirada fija de Rae y asentí. Rae sonrió con
satisfacción.
—Bueno, cualquier idiota con un par de ojos en su cabeza puede ver que a
Cole le gustas. Entonces, ¿cuál es el problema, chicos?
Sabía que si alguien podía, sería Rae.
—Sé que es un tipo bueno. Francamente lo sé, pero he sido abatida demasiadas
veces para no estar asustada por empezar algo con él.
—Te sentirías así con cualquier hombre.
—Verdad. —Observé mi plato, sin hambre ahora que la confusión había llenado
mi vientre.
—¿Quieres mi consejo?
Le di una pequeña y torcida sonrisa.
—Ve por ello. Cole es el jodido hombre ideal.
—Se lo dije —solté, las palabras susurradas—. Lo de Ollie.
Las cejas de Rae se elevaron.
—¿Le dijiste eso? ¿Entonces sabe que vienes con un equipaje cargado de
mierda y todavía te folla con los ojos al otro lado de la habitación? —Sonrió
abiertamente—. Sabía que amaba a ese chico.
—No quiero arruinar mi amistad con él.
—¿Desde cuándo son amigos? La tensión sexual entre ustedes desde el
momento en que llegaste… bueno, es como vivir en un episodio de la última serie
de drama adolescente.
Fruncí el ceño.
—Creo que hay un insulto allí en algún sitio.
—También había un consejo que creo deberías tomar. Si mandas a volar a Cole
otra vez, va a seguir adelante, y Cole no va por lo casual, de modo que la siguiente
muchacha con la que siga adelante va a estar alrededor por un tiempo, si no para
siempre. ¿Realmente quieres tener que trabar amistad con la novia de Cole Walker
o quieres ser la novia de Cole Walker?
El magnífico rostro de Tamara destelló en mi mente.
Hice una mueca.
Rae asintió.
—Ajá. Eso es lo que estoy diciendo.
***
Cuando entré en Walk la próxima tarde, Rae a mi lado, me encontré llena de
anticipación. No sabía por qué… solo tenía esta sensación en mi estómago de que
algo estaba a punto de pasar.
Cole, Simon y Tony habían tomado una mesa en la esquina de la habitación y
habían comenzado a beber sin nosotras. Tan pronto como Tony nos vio a través del
lugar, Cole volvió su cabeza y sostuvo mi mirada mientras nos acercábamos.
No pude apartar la mirada.
Sonrió y se levantó cuando alcanzamos la mesa, sacando la silla al lado de él
para que yo tomara asiento.
—¿Cómo está el tatuaje? —preguntó una vez que me senté.
—Pica.
Rio entre dientes.
―Picará. Déjame verlo.
Mi hiperconsciencia sobre él significaba que cada interacción con él me hacía
pensar en sexo. Cuando me giré en mi asiento, no pude mirar a Rae porque mi
sangre estaba hirviendo y mi mente completamente perdida y sabía que si ella me
miraba lo vería. Cole levantó el dobladillo de mi suéter y la seda de mi camisola
debajo de él para así poder apreciar su trabajo. Me preparé para ello, esperando
poder controlar mi reacción, pero tan pronto como sus dedos rozaron la piel
alrededor del tatuaje me estremecí.
—¿Lo has visto? —dijo.
—Rae tomó una foto con mi teléfono. —Aclaré mi garganta ante la repentina
ronquera—. Luce asombroso. Gracias.
Él trazó la piel junto a la cinturilla de mis jeans.
—De nada.
La necesidad de girar y brincar sobre él era aplastante. Tan aplastante que me
aparté bruscamente de su toque y volví a bajar el dobladillo. Todo se sentía
demasiado apretado: mi ropa, mis pulmones en mi pecho, incluso mi piel. Nunca
antes había sentido este nivel explosivo de frustración.
—Se ve increíble. —Tony asintió en aprobación—. Muy sexy.
—Concuerdo. —Simon sonrió.
—Gracias. —Sonreí débilmente. Necesitando ya alguna distancia de Cole, cuya
loción para después de afeitar absurdamente deliciosa me estaba volviendo loca,
pregunté si alguien quería una bebida. Sin embargo, Rae robó mi escape insistiendo
en comprar la ronda.
—Entonces, voy a conocer a la madre de Tony por primera vez —anunció Simon
—. ¿Por favor díganme que uno de ustedes se casa, tiene una cirugía que amenaza
su vida, un bebé, o algún acontecimiento muy grande el veinte de junio?
Tony frunció el ceño.
—No te saldrás de esto, Sy. Mamá es muy tradicional y tiene que saber que su
querido niño está siendo cuidado por un hombre. —Frunció el ceño—. He pasado
dos años diciéndole que eres todo un hombre y ahora estás actuando como una
niña. ¿Dónde están tus malditas pelotas?
Simon se encogió de hombros.
—Saltaron dentro de mí ante la mención de parientes políticos.
Cole y yo nos echamos a reír, sentándonos silenciosamente, entretenidos por
Simon y Tony mientras discutían. Cuando Rae volvió, le regaló a Tony historias
provechosas de sus encuentros con la madre puritana de Mike. Todo el tiempo me
senté allí en silencio, consciente de cada vez que Cole se extendía para tomar su
bebida o se acercaba infinitésimamente más a mí.
Seguí echando un vistazo por el rabillo de mi ojo, mi mirada vagando por su
antebrazo tatuado, antes de fijarme en el fornido anillo de plata indio en su mano
grande.
No solo era hiperconsciente del cuerpo de Cole; era dolorosamente consciente
del mío. Mis labios, mi lengua, mis pechos, el latido insistente entre mis piernas…
Era ridículo. Y nunca me había pasado antes, así que no sabía cómo lidiar con
ello. Finalmente conseguí una excusa para alejarme de Cole cuando fue mi turno
de comprar una ronda de bebidas. Dirigiéndome a la barra, respiré hondo e intenté
sacarme mentalmente del estupor deseoso en el cual estaba.
Solo había estado parada en la barra unos segundos cuando un camarero se
liberó y tomó mi pedido de bebidas. Estaba en medio del intento de pensar en
formas de resistirme a la atracción de Cole cuando sentí ojos en mí. Volví mi cabeza
a la derecha y encontré a dos tipos alrededor de mi edad, tal vez un poco más
viejos, sonriéndome. Aunque eché un vistazo rápidamente, que los notara les
pareció una invitación a su atención.
Deslizaron sus bebidas por la barra y vinieron a pararse a mi lado. Muy
deliberadamente, los ignoré. Eso no los desalentó.
—¿Teniendo una noche agradable? —dijo el más cercano a mí.
—Sí, gracias.
—Soy Gordon. Este es mi compañero Barry. ¿Cómo te llamas?
No contesté porque no quería alentarlos. Aún podía sentir que sus ojos se
estaban arrastrando por todo mi cuerpo. Estaba usando jeans, mi camisola verde
oliva y mi suéter a juego. Mi maquillaje era sutil, y llevaba botas de tacón llano. No
había nada sobre mi aspecto que gritara que había salido a divertirme. No tenía ni
idea de por qué había llamado su atención, y francamente no me importaba. No
había nada más que me empujara lejos que tipos que se sentaban en las barras y
constantemente coqueteaban con cualquier cosa que se moviera. Había una
desesperación en ello, una falta de alma, en contra de la cual la parte romántica
en mí se rebelaba.
—Ah, vamos, somos inofensivos, cariño —dijo el otro.
Fruncí el ceño.
—No estoy interesada.
El que estaba más lejos se encogió de hombros y comenzó a retirarse, pero su
amigo realmente se acercó a mí.
—Suenas como que estás teniendo un mal día. Soy un oyente realmente bueno.
Eh… por lo visto no.
Resoplé.
—Todas las evidencias dicen lo contrario.
—¿Qué significa eso?
—Significa que no estoy interesada.
Se rio, como si hubiera dicho algo gracioso. Mis cejas se fruncieron en confusión.
—Te pareces a aquella actriz —dijo, acercándose aún más—. Aquella actriz
australiana. Te ves como ella cuando era más joven. Tuve la más grande erección
que he tenido por ella.
¿En serio?
Antes de que pudiera seguir a mi mirada de repugnancia con un verbal
“piérdete”, un calor repentino me recorrió y una sombra cayó sobre mí. Dos brazos
fuertes y tatuados me enjaularon a medida que se apoyaban en la barra a cada
lado de los míos, y un pecho duro se presionó contra mi espalda.
Me relajé inmediatamente y eché un vistazo sobre mi hombro al hermoso rostro
de Cole. En estos momentos estaba alejado de mí mientras miraba con el ceño
fruncido al persistente idiota.
Aunque el amigo al instante se alejó más de lo que ya había hecho, el “buen
oyente” solo miró fijamente a Cole.
Cole levantó una ceja.
—¿Qué parte de esto no te dice “vete a la mierda”?
El idiota estudió a Cole durante un momento como si estuviera considerando no
hacerle caso, y luego pareció que su cerebro finalmente calculó lo que sus ojos le
estaban diciendo. Cole era mucho más grande y mucho, muchísimo más
amenazador que él. Bajó su mirada.
—Lo siento, amigo. No sabía que ella estaba con alguien.
Se alejó de la barra, ya buscando en el bar un nuevo objetivo.
Cole inclinó su cabeza, sus labios rozando mi oído.
—¿Estás bien?
Incapaz de formar una oración coherente mientras se apretaba contra mí,
asentí.
Pareciendo sentir eso, Cole vaciló un segundo.
—¿Te estoy poniendo incómoda?
Mi pulso corrió con aquella sensación de anticipación que había tenido antes.
—Sí. Pero no como piensas.
Oí su aguda inhalación de aliento y me preparé.
Sus labios se posaron en mi oído otra vez.
—¿Me deseas, Shannon?
Mis piernas comenzaron a temblar.
—Sí.
Cole exhaló, como si estuviera aliviado, y para mi sorpresa enterró su nariz a un
lado de mi cuello, relajándose. La aspereza de la barba en sus mejillas contra mi
piel me tenía zumbando en todos mis sitios femeninos. Respiró y levantó su cabeza
mientras el camarero servía las bebidas.
Rompió el momento entre nosotros.
Cole se alejó lejos de mí y temblé por la pérdida de su calor.
Para mi confusión, Cole no dijo otra palabra mientras pagaba las bebidas y
volvíamos a la mesa.
Se sentó a mi lado, bebiendo su bebida como si nada hubiera pasado. Herví en
la incertidumbre, ignorando las miradas interrogantes de nuestros amigos
(obviamente habían visto nuestra interacción en la barra) y bebiendo a sorbos mi
bebida. No le tomó mucho tiempo a Tony disipar el incómodo momento lanzándose
a una historia sobre un bar de motociclistas al cual fue una vez en Glasgow.
Traté de prestar atención, riéndome en todas las partes correctas, pero fue difícil.
Después de terminar el último sorbo de mi ron con coca, puse mi vaso vacío
sobre la mesa y me pregunté cuán grosero sería si me marchara temprano.
Por lo visto a Cole no le preocupó si era grosero.
Tan pronto como mi vaso golpeó la mesa, empujó su silla, agarró mi mano y se
levantó, tirándome suavemente con él. Nuestros amigos se quedaron callados al
instante. Cole les dio un asentimiento con la cabeza y comenzó a guiarme. Tuve el
tiempo suficiente para agarrar rápidamente mi bolso y lanzarle a Rae una mirada
con los ojos muy abiertos que era en parte “santo cielo” y en parte vertiginosa,
antes de que Cole nos llevara fuera del bar.
Lo miré en busca de alguna orientación, pero estaba concentrado en encontrar
un taxi para nosotros. Con su mano enroscada fuertemente alrededor de la mía,
cruzó rápidamente por la calle, y su brazo se estiró tan pronto como un taxi con una
luz encendida apareció.
Abrió la puerta del auto para mí y subí, mi estómago solo era un manojo de
mariposas. Cole se instaló a mi lado, su lado derecho presionado contra mi
izquierdo, y entrelazó los dedos de su mano derecha en mi izquierda antes de
colocar nuestras manos en su muslo. Le dio su dirección al taxista e inmediatamente
sentí un temblor entre mis piernas.
Esto iba a pasar.
Iba a tener sexo con Cole Walker.
Imágenes calientes, excitantes y atractivas llenaron mi cabeza, de manera que
en el momento que el auto llegó a la parte exterior del edificio de Cole ya estaba
lista para él.
Era fácil sentir la impaciencia de Cole cuando al pagar prácticamente lanzó el
dinero al taxista y nos apresuró a salir del taxi y subir a su piso. En ningún momento
soltó mi mano mientras abría su puerta y me conducía por su vestíbulo a una
habitación al final.
El dormitorio principal.
Como el resto de su apartamento, tenía techos altos, profundamente curvados,
y una ventana salediza magnífica. Persianas caían sobre ella, dándonos intimidad.
En el centro del dormitorio había una cama extra grande con un marco de madera
de nogal fornido y masculino. En la esquina del dormitorio, cerca de la puerta al
final de la suite había una silla de lectura de cuero negra contemporánea. Las
paredes estaban pintadas de un cálido moca y crema, y la alfombra afelpada
bajo mis pies era chocolate oscuro. Encima de la cabecera había una fotografía en
blanco y negro enorme tomada desde el asiento trasero de un descapotable
americano clásico. El conductor estaba de perfil. Llevaba anteojos estilo aviadores
oscuros y el humo ondeaba de sus labios mientras parecía que miraba fijamente el
mundo con aburrimiento.
Más allá del auto había un cañón profundo, dando la impresión de que el auto
estaba a meros centímetros del borde.
La habitación entera era genial y atractiva, y completamente Cole.
Mis ojos volaron a él cuando dejó ir mi mano y caminó al final de la cama. Se dio
vuelta y me miró, casi burlándose de mí con el calor en sus ojos.
Sabíamos que estábamos a punto de cruzar la línea que yo había dibujado
entre nosotros hacía tiempo.
Antes de que cruzáramos aquella línea, antes de que no hubiera forma de
volver atrás, tenía que estar segura que estábamos en la misma página.
—Me gustas, Cole. En serio me gustas. Y claramente estoy atraída por ti… pero
tienes que saber que hay posibilidad de que nunca aprenda a confiar en ti. Y dijiste
que no vas por lo casual…
La respuesta de Cole fue sacarse su chaqueta y arrojarla sobre una silla
cercana. Su mirada feroz ahondó en mi interior.
—Shannon, no hay nada fortuito sobre lo que siento por ti. No lo ha habido
desde el día que salí de la casa de Ellie y Adam y te encontré en el porche.
Entiendo que no confíes en mí y entiendo por qué, pero quiero que me des la
oportunidad de cambiar eso. Creo que hay algo aquí que vale la pena todo el
esfuerzo.
—Cole —dije mientras mis labios temblaban, mis ojos llenándose de lágrimas.
Sentía demasiado, simplemente demasiado, mucho…—. Ojalá nunca te hubiera
dejado ese día.
Supe que entendió al instante todas las razones por las que deseaba nunca
haberme alejado de esa mágica y extraña conexión que sentí con Cole cuando
teníamos quince años. Si nunca me hubiera alejado, la vida nunca me habría
enseñado a no confiar en este hombre… un hombre que solo podría merecer mi
confianza mucho más que los otros que llegaron antes que él.
Vi el dolor y el arrepentimiento mezclarse con el calor en los ojos de Cole y
entendí sin que lo dijera que también lo estaba sintiendo.
De repente me encontraba en sus brazos.
Sus labios se estrellaron en los míos mientras me ponía de puntillas, mis manos
cerradas en puños en la parte posterior de la camiseta de Cole mientras lo
saboreaba por primera vez. Dos segundos más tarde agarró mi trasero en sus manos
y me levantó. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y me derretí en él mientras
el beso se volvía salvaje. Tenía un brazo alrededor de mi espalda mientras su otra
mano pasaba a través de mi cabello para sostener mi cabeza, sosteniéndome
para sus labios.
No quería que ese beso terminara nunca; era hambriento, húmedo y duro. Era
tan insensatamente hermoso que ni siquiera me di cuenta de que Cole nos movió
hacia la cama hasta que se sentó en ella y mis rodillas golpearon el edredón a los
costados de sus caderas.
Retrocedió del beso y jadeamos en la boca del otro. Cole apartó mi cabello de
mi cara y tomó todo de mí para alejar mi mirada de su maravillosa boca. Aunque
tan pronto como miré sus ojos verdes, juré que nunca volvería a alejar mi mirada.
Las motas de oro en ellos parecían más brillantes que nunca mientras decía con
voz ronca:
—Quiero verte. Solo tú y todo ese jodido cabello.
Mordí mi labio en una sonrisa tímida. Aunque emocionada, no podía dejar de
preguntarme cómo iba a estar a la altura de las diosas altas que parecían decorar
el pasado de Cole. Había escuchado las historias e incluso visto algunas fotos,
cortesía de Rae. Sin embargo, descubrí hace un tiempo que los hombres en general
no se ponían tan duros como Cole se encontraba en este momento a menos que
los encendieras, y actuar insegura definitivamente aniquilaba el atractivo de nuestra
muy sexy (oh Dios mío, demasiado sexy para respirar) situación.
—Estoy comenzando a pensar que te gusta mi cabello.
Tocó una hebra que cayó sobre mi pecho, sus manos acariciándolo suavemente
de una manera que sentí entre mis piernas. Me moví un poco impaciente contra su
erección.
—Me encanta tu cabello —murmuró, más que un poco distraído—. No tienes
idea de cuántas fantasías he tenido sobre ti y tu cabello.
Ruborizándome más de lo que habría creído posible, me retorcí y susurré:
—Cuéntame una.
—¿La más reciente? —dijo, arrastrando su mirada de mi cabello y pechos a mis
ojos—. Estás desnuda, de rodillas y manos, y tu cabello está cayendo sobre tus
hombros, las puntas tocando mi tatuaje en tu cintura. Una parte de tu cabello está
envuelta suavemente alrededor de mi mano mientras te follo desde atrás. —Sus
ojos brillaron—. Duro.
Ahora estaba jadeando ante la imagen, los soplos calientes tocando la boca
de Cole.
—Quiero eso.
Un posesividad entró en los ojos de Cole, una posesividad que dada mi historia
me causó pánico momentáneo… pero entonces me besó de nuevo, su mano
cerrándose en un puño en mi cabello. La sensación de su lengua acariciando la
mía, su sabor, su olor… nada más importaba.
El beso se rompió pero solo porque Cole estaba estirando el dobladillo de mi
camisola.
—Necesitamos tener cuidado con tu tatuaje —jadeó mientras levantaba mi
camiseta. Levanté mis brazos para ayudarle, el aire fresco cosquilleando sobre mi
piel y poniendo más duros mis pezones. Cole tiró mi camiseta en algún lugar por
encima de mi hombro y rodeó mi cintura con sus manos—. Mis pulgares casi lo tocan
—dijo en voz baja, casi como para sí mismo—. Eres muy pequeña.
—O simplemente tienes manos grandes —murmuré descaradamente.
—Las tengo, pero aun así eres muy pequeña. —Sus ojos se levantaron a mis
pechos y de repente estaba contenta de haber tenido la previsión, antes de irme
del apartamento, de colocarme mi mejor sujetador: de copa demi, satinado y con
encaje de un agradable color melocotón—. Estos… no tanto. —Me dio una sonrisa
hambrienta y de alguna manera me las arreglé para derretirme aún más. Se
encontró con mi mirada caliente—. Realmente eres perfecta. —Su lengua
humedeció su labio inferior antes de que dijera bruscamente―: La fantasía no está a
la altura de la realidad, Pastelito.
Entonces me lancé a él. Su versión de dulce y caliente me estaba empujando al
punto de la combustión. Cole recibió mi beso agresivo con el suyo febril, sus manos
esquivando cuidadosamente mi tatuaje mientras se deslizaban por mi espalda,
debajo de mi cabello, al broche de mi sujetador. Lo sentí aflojarse en cuestión de
segundos y Cole me empujó suavemente hacia atrás para así poder mirarme
mientras lo sacaba.
Contuvo el aliento mientras los tirantes caían por mis brazos, sus ojos fijos en mis
pechos desnudos mientras tiraba el sujetador a un lado. Me hinché ante la
necesidad en sus ojos, mis pezones frunciéndose bajo su concentración, rogando por
su boca.
Los dedos de Cole fueron al botón de mis jeans.
—Sácatelos —ordenó, y sentí la exigencia en mi centro. Temblando, me levanté
de la cama y comencé a desabrocharme mis jeans.
—Desvístete ―exigí en respuesta.
Me detuve para mirar mientras él se quitaba su suéter y la camiseta debajo de
él, mis ojos devorando su hermoso cuerpo bronceado. Esculpido, moreno y tatuado.
El profundo corte en sus oblicuos hizo que mi garganta repentinamente se secara.
Quería lamer la sensual definición de sus músculos antes de pasar a sus
abdominales.
Había sabido que era musculoso, pero no había tenido ni idea de qué tan
firmemente definido estaba. Estaba tonificado, definido y en plena forma y casi llego
al clímax con solo mirarlo.
—Shannon —rogó mientras se levantaba para desabrochar sus jeans.
Asentí y empujé mis jeans hacia abajo, saliendo de ellos y de mi ropa interior.
—En algún momento voy a lamer tus tatuajes.
Su suave risa llenó la habitación.
—Trato hecho. —Extendió uno de esos brazos tatuados, agarró mi mano y me
arrastró contra él. Había conseguido un vistazo de la enorme erección que estaba
parada en atención antes de sentirla caliente contra mi estómago desnudo.
—Cole —dije, sin aliento.
Se sentó de nuevo en la cama y me atrajo a su regazo de modo que me
encontraba de nuevo montándolo. Dejé caer mi mirada hacia su pene mientras se
empujaba insistentemente contra mi vientre. Si algo pareció hincharse bajo mi
atención. Nick había sido grande, el más grande que había visto, y Cole
definitivamente lo ponía a prueba. Estaba a la vez excitada y un poco aprensiva.
Sentí sus dedos rozar las curvas de mis pechos y volví mi atención a su rostro.
—¿Estás segura de esto? —dijo.
—¿Ahora me estás preguntando?
—Si querías detenerte hace diez minutos, nos habríamos detenido. Si deseas
detenerte ahora, nos detendremos. Si de repente quieres parar cuando estoy dentro
de ti, nos detendremos. —Ahuecó mi mejilla, clavando sus tiernos ojos en mí—.
Nunca haría algo que no quieras hacer. Shannon, estás a salvo conmigo.
—Maldición —dije, ahogándome con la palabra por toda la emoción que había
formado un nudo en mi garganta.
Cole parpadeó.
—Esa es la primera vez que te he escuchado maldecir.
—Abue siempre decía que las damas no maldicen, así que rara vez lo hago.
Pero esto parecía un momento de “maldición”.
El humor destelló en sus ojos.
—¿Por qué? Aparte de lo obvio, por supuesto.
Me reí mientras deslizaba mis manos detrás de sus orejas, acariciando su
mandíbula con mis pulgares.
—Cole Walker, porque tengo miedo de ti. Tengo miedo de que me lastimes o de
lastimarte… y aun así no tengo ninguna intención de retroceder. Voy a lanzarme de
este acantilado, a la mierda con las consecuencias.
Sus brazos se apretaron a mí alrededor y presioné mis labios en los suyos, nuestro
beso volviéndose rápidamente de dulce y sensual a cargado y erótico. Mis dedos
se apretaron en su cabello mientras empujaba contra su duro pene. Las yemas de
los dedos de Cole se deslizaron hacia la curva de mi cintura, a través de mi vientre,
y entre mis piernas. Gemí en su boca mientras empujaba dos dedos en mi interior, los
jadeos volviéndose gemidos mientras bombeaba de dentro hacia fuera. Dejó mi
boca, sus labios arrastrándose por mi mentón, mi garganta, mi pecho antes de
vagar a través de mi pecho izquierdo y cerrarse alrededor de mi pezón. Tiré mi
cabeza hacia atrás en un grito sorpresivo de placer a medida que su boca tiraba
de él disparando calor de mis pechos a mi sexo.
Apreté su cabeza contra mi pecho mientras succionaba y lamía mis pezones.
Mientras le prestaba tan gloriosa atención a mis pechos, mis caderas se flexionaban
contra el empuje de sus dedos entre mis piernas.
Estaba jadeando ruidosamente ahora, mis labios formando su nombre en
gemidos de plegaria mientras la tensión aumentaba en mi interior. Apretó, apretó y
apretó hasta que me quedé inmóvil, sin aliento. Cole arañó mi pezón con sus dientes
y aceleró el movimiento de sus dedos, y la tensión se rompió.
Mis ojos revolotearon mientras el éxtasis venía a mí.
—¡Cole! —grité, la palabra terminando abruptamente en un jadeo cuando mi
clímax me inundó por completo, mis músculos internos apretándose alrededor de
sus dedos mientras me sacudía contra ellos.
El orgasmo fue largo y hermoso, y apenas pude recobrar el aliento mientras
finalmente se detenía. Me apoyé contra Cole, mis miembros todos cálidos y
gelatinosos.
Cole levantó mi cabeza de su hombro, tomando mi mentón en su mano para
llevar mis labios a los suyos. Presionó un beso dulce en ellos.
—¿Estás tomando la píldora?
Asentí.
—Estoy limpio. —Me besó de nuevo antes de retroceder para gruñir—: Tómame
en tu interior.
La incertidumbre hizo que presionara firmemente mi mano contra su pecho.
—Con preservativo, Cole —insistí.
Me miró a los ojos, algo trabajando detrás de ellos mientras se daba cuenta que
al decirlo había querido decir que no confiaba plenamente en él. Sin importar lo
mucho que lo deseaba, o lo mucho que necesitaba que fuera tan genial como
parecía ser, no podía dejar de lado mi pasado. No sería jodida por otro hombre, y
eso incluía contagiarme de una ETS1.
Tensa, esperé mientras Cole tomaba una decisión. Me besó de nuevo y luego
me sostuvo fuertemente para que no me cayera de su regazo mientras se inclinaba
hacia el cajón de su mesita de noche. Me relajé cuando sacó un paquete de
condones.
Para compensar mi falta de confianza, lo ayudé, acariciándolo y apretándolo
hasta que gimió contra mi boca.
―Ahora tómame en tu interior.
Sentí un resurgimiento de la energía ante el ardor en su expresión. Me levanté
sobre mis rodillas y lo guie en mi interior. Lentamente descendí sobre él.
—Oh Dios —jadeé, sintiéndome abrumadoramente llena.
Me agarré de los hombros de Cole, viendo la manera en que apretaba sus
dientes y se oscurecían sus ojos a medida que su polla se deslizaba perfectamente
dentro de mí. Sus dedos se clavaron en mi cadera mientras bajaba hasta donde
podía y me levantaba de nuevo. Me empujó hacia abajo y luego hacia arriba,
tomando el control del ritmo. Envolví mis brazos alrededor de su cuello,
alineándonos de modo que mis pezones duros e hinchados frotaran contra su
pecho mientras lo montaba.
Jadeamos el uno contra los labios del otro, nuestro agarre sobre el otro
apretándose mientras nos elevábamos hacia el clímax.
—Shannon, vente para mí —gruñó Cole—. Ven.
Asentí en un gemido mientras me acercaba a las alturas. Cole deslizó su mano
entre mis piernas, y su pulgar presionó círculos alrededor de mi clítoris. La sensación
hizo estallar mi cabeza y grité.
—¡Mierda, mierda, mierda! —gritó Cole con voz ronca, sus dedos clavándose en
mis caderas mientras se sacudía en un último empuje fuerte. Lo sentí hincharse aún
más grueso en mi interior antes de que palpitara y su caliente y húmeda liberación
me llenara—. Oh, maldición. —Su pecho se movía contra el mío mientras me
derrumbaba sobre él, mi cabeza metida contra el hueco de su cuello. Me sostuvo
fuertemente.
Su pene siguió palpitando en mi interior mientras mis músculos internos se
estremecían a su alrededor.
—Ni siquiera estamos cerca de haber terminado —dijo Cole, cuando nuestra
respiración finalmente se calmó.
—No sé si puedo aguantar mucho más —contesté. Y lo decía en serio. Estaba
saciada y lánguida, y todo lo que quería era quedarme dormida mientras aún me
envolvía.
Cole me levantó e hice un puchero juguetón. Sonrió y besó el puchero de mis
labios. Con facilidad, me levantó de su pene y me bajó suavemente sobre la cama.
Observé su delicioso y firme trasero pasearse a través de la habitación y al baño.
Regresó, después de obviamente deshacerse del condón, y cuando me alcanzó
me puso sobre mis pies.
―Ahora puedes sentarte sobre mi cara para que pueda saborearte como he
estado fantaseando desde que pusiste un pie en el estudio.
Había pensado que había terminado.
Pero mi sexo se apretó ante la sensual imagen e increíblemente supe que no
había terminado.
Unos segundos más tarde Cole yacía acostado en la cama, la ofrenda más sexy
conocida para el sexo femenino, y yo me estaba arrastrando por su cuerpo. Nunca
había hecho esto antes. Por supuesto que había tenido novios colocando sus bocas
sobre mí, pero nunca lo había hecho de esta manera.
Con mis piernas temblorosas (de esto o de mis últimos dos clímax, no tenía ni
idea) vacilé encima de él.
Cole sintió mi incertidumbre y tomó el control, guiándome encima de él.
Sentí su lengua empujar dentro de mí, y eso fue todo lo que necesitó. Estaba
perdida de nuevo, la timidez evaporándose.
Cuando me vine de nuevo, esta vez fue más intenso y más corto, pero no menos
dulce, y para el momento en que acabé, Cole estaba duro otra vez. Me envolvió a
su alrededor y me levantó de la cama. Noté que agarraba otro condón de su
cajón antes de cargarme mientras salía de la habitación.
—No pesas absolutamente nada. —Apretó mi trasero, sonriendo mientras
entraba en la cocina.
Sentí la mesa de madera fría en mis nalgas mientras me bajaba sobre ella.
Acaricié su espalda mientras separaba mis piernas. Mis brazos cayeron mientras él
daba un paso hacia atrás y yo me agarraba del borde de la mesa,
concentrándome en mis propios pensamientos a medida que la mirada ardiente de
Cole vagaba sobre todo mi cuerpo.
—Rae dijo que tu primer gran flechazo fue con la esposa de Nate, Olivia.
Confundido ante el cambio al azar en la conversación, Cole frunció su ceño.
—¿Qué?
—Olivia —repetí—. Y he visto fotos de tus ex novias y he escuchado todo acerca
de ellas. Tienes un tipo. Y es alta, de piernas largas, curvas y a menudo morenas.
Tienes una atracción por las altas.
Entendiendo mi punto, Cole sonrió y dio un paso de nuevo en mi espacio,
guiando mis piernas alrededor de su cintura.
—Tengo una nueva apreciación por las pequeñas. —Sus ojos ardían mientras sus
manos se deslizaban a lo largo del exterior de mis muslos—. Delicada, hermosa,
frágil. Quiero protegerte y al mismo tiempo quiero hacerte añinos —murmuró contra
mis labios—, pero solo de la mejor manera posible. —El brillo en sus ojos me
tranquilizó—. Pequeña pero con curvas. —Sus manos se movieron a lo largo de mi
cintura para ahuecar mis pechos, sus pulgares acariciando mis pezones como
guijarros—. La mujer más sexy con la que he estado. —Su mano derecha
desapareció entre mis piernas mientras sostenía mi mirada y deslizaba dos dedos en
mi calor resbaladizo—. También hermosa aquí. —Su respiración comenzó a
intensificarse—. Te sientes jodidamente increíble. —Gimió la última palabra y sus
dedos desaparecieron durante unos segundos mientras se ponía la protección. Unos
segundos más tarde se empujó en mi interior.
Grité, mis manos deslizándose de nuevo sobre la mesa mientras Cole bombeaba
en mi interior. Nuestros jadeos, gemidos y el movimiento húmedo de su pene de
adentro hacia fuera de mí haciéndose eco en los azulejos de la cocina, los sonidos
del sexo excitándome tanto como la sensación de Cole en mi interior.
Me vine por cuarta vez en la noche, llevando a Cole conmigo.
De repente estaba siendo levantada de nuevo en el aire y soñolienta me aferré
a Cole mientras me llevaba de vuelta a su habitación, demasiado cansada para
preguntarle por qué en primer lugar me había movido. Me recostó en su cama, mi
frente en su frente, y tiró mi pierna sobre su cadera para que nuestros cuerpos
estuvieran lo más cerca posible.
Me acurruqué más profundamente en él, mi nariz presionada contra su
garganta, y los brazos de Cole apretados a mí alrededor.

1 ETS: Enfermedad de Trasmisión Sexual.


14
Traducido por âmenoire90
Corregido por LizC

El frío se filtraba en mí, levantando la piel de gallina en mi piel y sacándome del


sueño. Me demoré en los bordes de la inconsciencia, demasiado cansada para
llegar a la plenitud de ella.
—Pastelito, es hora de levantarse —dijo una voz baja.
Gemí y enterré mi cabeza más profundamente en la suavidad de la almohada.
Oí risa.
—Shannon, tenemos que levantarnos para el trabajo.
—Mmm, no —murmuré y seguí con un escalofrío. Pasaba que las mantas y el
cuerpo caliente que me había estado manteniendo agradable y cómoda durante
toda la noche, me habían abandonado. Di unas palmaditas a lo largo de mi
cuerpo, buscando el edredón, pero antes de que pudiera encontrarlo Cole agarró
mi mano.
Supuse que eso también funcionaría para calentarme.
Tiré de su mano con todas mis fuerzas hasta que su pecho estaba contra mi
espalda y su brazo estaba por encima de mi cintura. Ya más cálida, metí su mano
por debajo de la mía contra mi clavícula.
Las vibraciones de la risa desde su pecho en mi espalda me hicieron sonreír
somnolienta. Una sonrisa que me dejó un tanto abruptamente cuando Cole me
levantó fuera de la cama.
Grité con sorpresa, mis ojos se abrieron de golpe. Me aferré a él mientras se
bajaba de la cama y se dirigía hacia el cuarto de baño aledaño. Demasiado
cansada para hablar coherentemente, hice algunos ruidos de queja.
Mi cerebro empezó a despertarse justo cuando su hermoso rostro entró en foco.
—Hoy tengo una sesión de cinco horas a la que no puedo llegar tarde. —Entró
en la gran ducha y me bajó a mis pies.
Afortunadamente todavía mantuvo su agarre en mí, porque mis ojos se cerraron
al instante y me balanceé. Nos habíamos dormido tarde y definitivamente no había
tenido mis ocho horas de sueño. Necesitaba mis ocho horas o lo más cercano a
ellas como fuera posible, con el fin de funcionar normalmente.
Cole resopló.
—En realidad, no eres una persona madrugadora, ¿verdad?
Murmuré algo sobre la necesidad de ocho horas, pero hubiera estado
sorprendida si fuera inteligible.
—Ahora voy a abrir el grifo de la ducha. Realmente necesito que te despiertes.
Asentí.
—Ujum.
Aparentemente, entendió que le estaba dando el visto bueno para abrir el grifo,
porque el agua se vertió sobre mí, demasiado fría y me quedé sin aliento, mis ojos
abiertos de golpe. Cole estaba sonriendo mientras jugueteaba con el control de
temperatura.
—Eso fue deliberado —resoplé, empujándolo.
Sonrió y me agarró del brazo, empujándome hacia él.
—Consiguió abrirte los ojos, ¿no?
Fruncí el ceño.
—Malvado.
—Eres realmente adorable cuando estás cansada. —Me giró suavemente—.
Voy a lavarte. Tú me lavas.
Me volví hacia él.
—Tú primero. Voy a quedarme dormida otra vez si empezamos conmigo.
Cole me entregó el gel de baño, champú y acondicionador. La parte de la
mañana lavándolo fue muy divertida y pronto estaba completamente consciente.
Tuve acceso sin restricciones al duro cuerpo de Cole, pero por desgracia había una
restricción de tiempo, así que fue una exploración rápida pero maravillosamente
agradable. Nos encontramos con un pequeño problema cuando fue hora de
lavarle el cabello.
Envolví mis manos alrededor de él y presioné mi mejilla en su espalda.
—Soy demasiado pequeña para llegar a tu cabello.
Lo sentí, más que oí, riéndose antes de que tomara el champú y el
acondicionador y lo hiciera él mismo. Me puse de pie detrás del rocío y lo devoré
por un momento. Realmente era el hombre más fantástico y atractivo con el que
hubiera tenido la buena fortuna de acostarme.
—Tu turno.
Justo como había pensado que podría pasar, casi me quedo dormida de
nuevo mientras Cole lavaba mi cabello. Fue solo cuando empezó a enjabonar el
resto de mí, que mis ojos se abrieron de golpe. Jadeé cuando deslizó dos dedos
sobre mi clítoris. Sentí su erección clavarse en mí. Su aliento cálido sopló contra mi
oído derecho mientras se inclinaba para susurrar:
—Si confiaras en mí, podría estar dentro de ti ahora mismo.
De mala gana me aparté del contacto atormentador de Cole para poder
enfrentarlo. La incertidumbre me dio ganas de salir corriendo de la ducha y sin
embargo, al mismo tiempo, sentí la llamarada de pánico avivarse mientras lograba
decir a la fuerza:
—Te dije que no quiero que nadie salga herido aquí y por mucho que quiero
confiar en ti probablemente no va a suceder… Tal vez deberíamos parar antes de
que esto vaya demasiado lejos.
Para mi sorpresa, esto divirtió a Cole. Sacudió su cabeza con una sonrisa.
—Vamos a hacer esto. Vas a aprender a confiar en mí.
No estaba convencida y no le escondí mi reacción.
Para mi consternación, Cole se rio y me sostuvo en un abrazo húmedo y
desnudo.
Por desgracia, da buenos abrazos mojados y desnudos y me encontré
relajándome contra él, a pesar de mí misma.
—¿Alguna vez alguien te ha dicho que eres excepcionalmente arrogante?
Acarició mi espalda y murmuró:
—Tú dices arrogante. Yo digo optimista.
Me reí.
—Me encanta ese sonido. —Acarició mi trasero—. Ahora vamos a salir de aquí
antes de que nos hagamos llegar tarde al trabajo.
***
Sosteniendo mi mano, Cole me llevó a INKarnate. La campana sobre la puerta
sonó y Simon y Rae, que estaban charlando en el mostrador de recepción, se
volvieron hacia nosotros. Sus ojos inmediatamente se enfocaron en las manos
tomadas.
Rae acababa de abrir la boca para hablar cuando Cole se le adelantó.
—Antes de que digas nada, me gustaría recordarte que soy tu jefe.
Respondió con un largo e interminable resoplido.
—No creo que seamos los que necesitamos ese recordatorio ya que no somos
los que acabamos de follar a un empleado o a nuestro jefe.
Miré hacia Cole. Lució divertidamente ofendido.
—No hice tal cosa. —Algo malvado brilló en sus ojos—. Si alguien estuvo follan…
—Termina la frase y morirás. —Solté su mano y crucé mis brazos sobre mi pecho.
Sonrió y se acercó a Rae y Simon para darles el café que les habíamos traído.
Para mi alivio, la burla parecía haber terminado. Rae suspiró.
—Hoy es un gran día. Cole, tienes una pieza de cinco horas, tengo dos segundas
sesiones para remociones, y eso significa, Simon, que tienes una jodida carga de citas
más pequeñas con las que lidiar. Trata de mantener el ritmo.
Simon le dio una sonrisa irónica.
—Sin presión, entonces.
Tomé un bloc de papel del escritorio.
—Denme sus pedidos para el almuerzo y voy a ir a buscar algunos sándwiches.
Más tarde este lugar estará muy ocupado como para ser capaz de salir por ellos.
Me dieron sus órdenes y Rae y Simon se fueron a sus salas a prepararlas. Sin
embargo, Cole se quedó.
Puse el dinero para el almuerzo en mi bolso.
—¿Qué pasa?
—Nada. —Se encogió de hombros—. Solo estoy tratando de averiguar cómo
voy a conseguir pasar a través de hoy, si todo en lo que puedo pensar es en lo bien
que se siente estar dentro de ti.
Mi sangre se calentó al instante con el repentino cambio de conversación.
Presioné una mano en mi mejilla caliente.
—Estoy tan contenta de no ser una pelirroja típica. Estaría llevando un brillo
constante estando a tu alrededor.
—Personalmente creo que el sonrojo sería divertido.
Puse mis ojos en blanco y suavemente le di un codazo en su costado.
—Sí, para ti.
La mano de Cole se envolvió alrededor de mi muñeca y me jaló hacia él. Se
tragó mi jadeo mientras me levantaba de mis pies y aplastaba su boca en la mía.
Con mis brazos alrededor de su cuello, lo besé de vuelta durante unos segundos
antes de bajarme suavemente al suelo, besó mi nariz y luego, se dirigió hacia la
parte de atrás.
Sintiéndome más que un poco mareada, tuve que físicamente sacudirme fuera
del estupor sexual en que me puso.
Estaba empezando a sentirme cada vez menos en control de toda esta
situación.
***
Era un eufemismo decir que estuvimos ocupados. Las pocas veces que vi a
Cole, fue completamente profesional en torno a los clientes y no tuve que
preocuparme de que hiciera comentarios más calientes que me aturdieran. Sin
embargo, yo tuve que lidiar con un tatuaje que picaba cada vez más.
—Quiero frotarme contra un poste de rasguño. —Me quejé con Cole mientras
entrabamos en su piso esa noche más tarde, con comida china para llevar en la
mano.
Sonrió mientras lo seguía a la cocina.
—Por favor, no lo hagas. Vas a arruinar todo mi trabajo duro.
—No lo haré. Solo quiero hacerlo.
—Está curándose. La picazón desaparecerá. Solo tienes que perseverar. —
Levantó su tetera—. ¿Café?
—Por favor.
Mientras caminaba hacia el fregadero me di cuenta de que estaba un poco
rígido. Hizo una mueca y echó sus hombros hacia atrás en un gemido.
—¿Estás bien?
Echó un vistazo por encima de su hombro hacia mí.
—Encorvarse en un tatuaje de cinco horas siempre molesta mi espalda.
Se me ocurrió que ni siquiera había pensado en cuán físicamente incómodo
podría ser el trabajo de Cole. Sintiéndome como una no-novia de mierda por no
haber considerado esto, inmediatamente pensé en una manera en que pudiera
ayudarle.
—Podría darte un masaje si quieres. Hace años tuve esta amiga Caro y cuando
estaba entrenándose para ser una masajista, yo era su conejillo de indias. Aprendí
algunas cosas.
—No tienes que hacer eso. —Me lanzó una sonrisa cansada mientras caminaba
de vuelta para prender la tetera.
—Quiero hacerlo. —Puse la comida para llevar sin abrir sobre la mesa—. La cena
puede esperar. —Salí de la cocina, encantada de oír sus pasos siguiendo detrás de
mí. Una vez en su habitación, saqué el edredón y señalé el colchón—. Quítate la
camisa. Acuéstate sobre tu estómago. —Mientras Cole hacía lo que le dije, fui hacia
el baño en busca de la crema hidratante.
Encontrándola entre otras cosas de chicas en la parte posterior de su armario
del baño, sentí un ardor en mi interior que podría haberse comparado a celos si no
estuviera tan segura de que Cole y yo nunca íbamos a ir en serio.
En el dormitorio, Cole yacía sobre su estómago, la cabeza sobre sus brazos. La
visión de sus anchos hombros y su musculosa espalda causó un pequeño vuelco en
mi bajo vientre. Quitándome mis zapatos, me subí a la cama y me senté a
horcajadas sobre él.
—Ya me gusta esto —murmuró Cole.
Derramé algo de crema hidratante en mis palmas y las froté juntas.
—¿Viviste aquí con una mujer?
Lo sentí tensarse debajo de mí.
—Sí. ¿Por qué?
—Todavía hay algunos artículos de chicas en tu armario del baño.
—¿Hay algo? Me desharé de ellos si te molesta.
—No. Tenía curiosidad.
Empecé a trabajar gentilmente, primero en los músculos de su cuello y sus
hombros. El gemido que emitió se disparó directamente entre mis piernas y apreté
mis ojos cerrados. Esto no era un masaje sensual. Cole estaba en verdadero
malestar. Le estaba ayudando. Los pensamientos sucios pueden regresar al
desagüe, por favor.
—Su nombre era Elena. —Suspiró, todo su cuerpo relajándose bajo mi tacto—.
Nos separamos hace ocho meses.
Ignorando el objeto punzante que parecía haberse incrustado en mi pecho, use
un tono casual.
—¿Qué pasó? —Shannon, claramente eres una glotona del castigo.
—Salimos durante nueve meses, vivimos juntos por tres de ellos. Era la primera
vez en la historia que he vivido con una novia. Fue un desastre.
—¿Por qué? —Contuve la respiración, esperando, a pesar de mi mejor
razonamiento, que Cole no tuviera sentimientos persistentes por esta Elena. Rae no
me había hablado de una Elena, y eso en sí mismo, me causó preocupación.
¿Había roto el corazón de Cole tan mal que nadie hablaba de eso? Mierda.
—No éramos realmente compatibles. Realmente llegas a conocer a alguien… —
Gimió de nuevo cuando encontré el nudo que le estaba molestando. Empecé a
trabajarlo con cuidado para sacarlo—. Se siente bien, Pastelito. —Sus pestañas se
cerraron y casi gruñó con frustración.
—Estabas diciendo —indiqué, tratando de sonar casual.
—¿Mmm? Ah, sí, Elena. Sí, llegas a conocer a alguien cuando vives con ella.
Descubrió que no podía hacer frente a alguien tan relajado como yo, al parecer
significaba que no me importaba lo suficiente, y descubrí que era una perra.
Hablaba de sus amigos a sus espaldas y siempre estaba haciendo comentarios
negativos sobre las personas, incluso de los extraños en la calle. Cuando comenzó
con Hannah, tuve suficiente.
No podía imaginar que alguien fuera malo con Hannah. Ella era tan
encantadora.
—¿Por qué habría de comenzar con Hannah?
Cole sonrió.
—Te gusta Hannah, ¿verdad?
— E h, sí. Es una súper mujer embarazada. Es una maestra, una madre, una
madrastra, una mujer y es inteligente, organizada, atenta y de alguna manera se las
arregla para ser todas esas cosas mientras luce absolutamente increíble. Como que
quiero ser Hannah.
Se rio entre dientes.
—Tan agradable como es eso, me gustas tal y como eres.
Me quedé tranquila ante el cumplido y me detuve a poner más crema
hidratante en mis manos.
—De todos modos —continuó Cole—, todas mis novias han tenido un problema
con mi amistad con Hannah. A Elena nunca pareció molestarle hasta que un día…
simplemente lo estaba. Comenzó a hacer comentarios poco agradables sobre
Hannah y luego me acusó de estar enamorado de ella, hasta que no pude
soportarlo más. Rompimos.
Empecé a masajearlo de nuevo. Me sentí aliviada, pero realmente me hubiera
gustado no sentirme de esa manera. El alivio sugería que verdaderos sentimientos
estaban involucrados aquí. Me sacudí el alivio.
—Podría haber parecido nada para ti, pero estas cosas rara vez lo son. Alguien,
probablemente hizo un comentario y ella lo retorció en algo irracional. Apostaría
que fue uno de sus amigos.
—¿Tú crees?
—Sí. —Fruncí mi labio con molestia—. Las chicas son idiotas. Especialmente
cuando se trata de mujeres atractivas. Uno de sus amigos probablemente echó un
vistazo a Hannah y lo hermosa que es y luego dijo algo acerca de ustedes dos,
hasta que puso a Elena paranoica sobre su amistad.
—Mierda. Probablemente tienes razón —se quejó—. ¿Por qué las mujeres hacen
eso?
—Uff, no me pregunte. También me confunden la mayor parte del jodido tiempo.
—Sin embargo, las hace interesantes.
Me reí.
—Si tú lo dices.
—Tú me confundes todo el jodido tiempo —dijo—. Pero hasta ahora lo estoy
disfrutando.
—Cole Walker, la paciencia de un santo.
—¿Eso es lo que van a poner en mi lápida?
—Eso y: “tatuador de día y Highlander inmortal viajero en el tiempo por la
noche” —bromeé.
Su cuerpo se estremeció con diversión debajo del mío.
—Nunca te teñiste el cabello de color rosa.
—Uff, tiene valor sentimental. Es lo único que tengo en común con mi madre. —
Arqueé una ceja—. Pensándolo bien, tal vez debería teñirlo.
Se tensó bajo mis manos.
—No vuelques tus problemas familiares en tu cabello.
Sonreí.
—Haré un trato contigo… no voy a cortarme o teñirme el cabello durante los
próximos seis meses.
—No hay trato.
—¿Por qué?
—No vas a tocar tu cabello durante el próximo milenio.
Sonreí de nuevo y comencé a trabajar en su espalda superior. En realidad
nunca cambiaría mi cabello, así que no dolió concedérselo.
—Está bien, dado que te gusta tanto…
Cole se relajó de nuevo y caímos en un cómodo silencio mientras seguía
masajeándolo.
Un poco más tarde oí un ronquido.
Se había quedado dormido.
Mi primer instinto fue acurrucarme junto a él.
Sin embargo, mi cerebro me dijo que no me volviera demasiado apegada.
Acurrucarme para una siesta con Cole era definitivamente algo que haría si
estuviéramos en una relación. Pero no estábamos en una. No se podía estar en una
relación a menos que confiaras en la persona con la que tenías dicha relación.
Ugh, me estaba dando a mí misma, un dolor de cabeza.
Me deslicé de la cama tan sigilosamente como fue posible y suavemente eché
el edredón sobre Cole. Me aventuré a la cocina por la comida para llevar, mis
mejillas inundándose con calor al recordar lo que había sucedido en la mesa, la
noche anterior. Todavía no le había preguntado a Cole por qué me había llevado
a la cocina para tener sexo.
Hmm.
Con un plato caliente de arroz con pollo frito y salsa curry, me acomodé como
en casa en la sala de estar. La televisión del sábado por la noche no era genial,
pero sería suficiente. Bajé el volumen de un concurso de talentos para que no
molestara a Cole.
Media hora después, oí el sonido de su caminata. Con los ojos en la puerta,
esperé a que apareciera, sus pasos se aproximaron rápidamente por el pasillo hacia
mí. Cole se detuvo abruptamente al verme. Todavía estaba sin camisa y su mejilla
tenía marcas por la siesta. También su cabello estaba despeinado. No me había
dado cuenta hasta ese momento que era posible que un hombre fuera adorable y
sexy al mismo tiempo.
Sus hombros tensos cayeron cuando me vio, acurrucada al final de su sofá.
—Me preocupó que te hubieras ido.
Negué con la cabeza y me dio una inclinación antes de regresar a la habitación.
Unos minutos más tarde pasó a la sala de estar con una camisa y se dirigió a la
cocina. Cuando regresó y se sentó en el otro extremo del sofá con su plato de
comida y dijo:
—Siento haberme quedado dormido.
—No lo estés.
—Mi espalda se siente mejor. Gracias.
—De nada.
¿Por qué esto era de repente incómodo? Le fruncí el ceño. No me miraba y su
tono era… extraño.
Frunció el ceño ante la televisión.
—La próxima vez, despiértame.
Fruncí el ceño de vuelta.
—No si estás agotado.
Comió en lugar de contestar, ese pequeño surco en su frente se profundizó.
¿Él estaba…?
—¿Estás molesto porque no te desperté o porque no me quedé en la cama
contigo?
Me lanzó una mirada enojada y tuve que morderme el labio para suprimir la
sonrisa por su descontento entrañable.
—No.
Me eché a reír porque definitivamente estaba enojado. Eso era dulce.
Ahora estaba furibundo.
—¿Qué?
Negué con la cabeza, sin dejar de reír.
—Eres el único chico que he conocido alguna vez que ha conseguido enojarse
conmigo por no quedarme acurrucada. —Traté de tragarme más risitas, pero fue
imposible.
Para mi sorpresa y deleite, la mirada furiosa de Cole se fundió en una lenta y
maliciosa sonrisa.
—Si estás tratando de hacerme sentir castrado, estás perdiendo el tiempo.
—¿Ah, sí?
Puso su plato sobre la mesa de café.
—Estoy perfectamente seguro de mi propia masculinidad. —Envolvió su mano
alrededor de mi tobillo y tiró, deslizando mi cuerpo por el sofá hacia él.
—¿Lo estás? —susurré mientras se movía por encima de mí, suavemente
haciendo que mis piernas se separaran.
Asintió, sus ojos verdes ardiendo.
—Y estoy a punto de mostrarte por qué.
—Una demostración —jadeé mientras sus manos se deslizaban mi falda hacia
arriba—. ¡Qué encantador!
La risa destellaba en sus ojos, una risa que se convirtió rápidamente en una
ardiente mientras se ponía en la tarea de demostrar que había más que un poco
de macho alfa en él.
Después mientras yacía en sus brazos viendo la televisión, me acordé de
preguntarle acerca de la noche anterior y el sexo en la mesa de la cocina. Su
respuesta:
—El misionero estaba descartado… era la siguiente mejor cosa. Y la mesa de la
cocina es resistente. —Me besó—. La corrompimos.
—¿La mesa era virgen? —le dije, mis ojos abiertos con fingido horror.
—Sí, pero estoy seguro que no le dolió.
—Aun así, desearía haberlo sabido. Hubiera sido más un caballero.
Cole se echó a reír, una risa profunda y llena desde el estómago que no había
oído en él hasta entonces. Sabiendo que lo había hecho reír… bueno… me afectó.
Pasé el resto de la noche luchando por ignorar el calor creciendo en mi pecho. No
tuve éxito.
Más tarde, mientras me abrazaba a mi espalda en la cama, estaba pensando
en maneras para protegerme de convertirme en adicta a él. La mejor opción, por
supuesto, era ir de golpe y acabar con esto antes de que realmente comenzara,
pero sabía que no podía hacerlo…
Maldije mi fuerza de voluntad o la falta de ella.
—Estás tensa —dijo.
Así que traté de relajarme.
No tuve éxito.
Cole apretó su brazo alrededor de mí.
—Todo va a estar bien, Shannon.
Por alguna razón, esas simples palabras me emocionaron. Las lágrimas ardieron
en mis ojos y en mi garganta, y aunque intenté, no pude evitar que cayeran por mis
mejillas. Traté de tragar el nudo en mi garganta, pero terminé soltando este terrible
casi, pero no del todo, sollozo.
Fue el turno de Cole de tensarse y de repente me encontré en mi espalda a
medida que él se inclinaba sobre mí. La luz del exterior se filtraba a través de las
persianas de su ventana para iluminar la preocupación en sus ojos.
—Pastelito —susurró, sus dedos limpiando mis mejillas húmedas.
—No sé por qué estoy llorando —le susurré, rozándome en ellos—. Tan estúpido.
—No lo es. —Negó con la cabeza y presionó un suave beso en mis labios—. No
lo es. —Apoyó su frente contra la mía, soplando aire caliente sobre mi boca
mientras suspiraba—. Si fuera menos que un bastardo egoísta, te dejaría ir.
Lo alcancé, mis dedos clavándose en su cintura. Ni siquiera me di cuenta que lo
había hecho hasta que Cole se echó hacia atrás para darme una pequeña sonrisa.
—Sin embargo, soy un bastardo egoísta.
Mi cuerpo se relajó bajo el suyo y su sonrisa se ensanchó. Para mi agradecimiento
eterno, no hizo ningún comentario sobre el hecho de que mi cuerpo estaba
claramente en guerra con mi cerebro.
—Puedo animarte.
—No estoy triste… es solo… —Negué con la cabeza y me encogí de hombros
porque honestamente no sabía lo que estaba sintiendo.
—Bueno, puedo deshacerme de esas lágrimas… Joss te invitó al lanzamiento de
su libro la noche del jueves.
Tomé aire, sintiendo una mezcla de sorpresa, gratitud y emoción.
—¿En serio?
Todo el rostro de Cole se calentó con afecto.
—¿Qué dices? ¿Gustas ser mi cita para asistir?
—¿Siquiera necesitas pedirlo?
Se rio y se recostó, acercándome a él.
—Aparentemente, no.
Sonriendo ahora, envolví mis brazos alrededor de él, hundí mi cara en el hueco
de su cuello y a decir verdad, traté de imaginar un verdadero lanzamiento de libro.
¿Sería elegante y sofisticado? ¿Con vino, cócteles y divertidas charlas literarias?
Ooh, tenía que vestirme bien para algo como eso.
Ooh, y también haría que Joss firmara mis libros.
Ahora vertiginosa, dejé que los pensamientos felices me llevaran a un sueño
profundo y contento.
15
Traducido por Jessy y Salikab
Corregido por Mariandrys

La atmósfera en la librería de la calle George era acogedora y relajada.


Aunque había vasos de vino y champagne, también había vasos de jugo de
naranja y agua. El código de vestimenta era casual tipo nerd, lo cual en cierto
modo arruinó mis planes de comprar algo un poco más elegante para vestir, pero
no me distrajo de la emoción de estar en el lanzamiento de un libro de una de mis
autoras favoritas.
Todos estaban ahí a excepción de los niños, Nate, Mick, su esposa, y el hermano
de Hanna, Declan. Entre los rostros familiares había una veintena de extraños…
todos fans de J.B. Carmichael. Los lectores de Joss estaban aumentando desde que
su último libro llegó al top cien de los e-book. Cole me había contado que habían
solo un puñado de personas en su último lanzamiento de libro, y se leía en su rostro
que ella estaba un poco sorprendida por el hecho de que su popularidad se
hubiera cuadriplicado desde la última vez.
Su esposo permaneció a su lado mientras los lectores se acercaban a hablar
con ella, y cada vez que él intentaba darle espacio, ella agarraba su brazo y no
tan sutilmente lo tironeaba de vuelta hacia ella.
Solté un bufido y Cole siguió mi mirada.
—Nunca la hubiera imaginado como del tipo tímido.
—No lo es. Pero a la vez odia ser el centro de atención, así que este tipo de
cosas es la parte que menos le gusta de ser una autora.
Hice una mueca.
—Tengo que admitir que probablemente me sentiría del mismo modo. No soy
una persona tímida, pero eso me haría tímida.
—A mí también.
—¿En serio? —dije, mirándolo con sorpresa—. ¿Tú? ¿Tímido?
Cole sonrió abiertamente.
—Hay muchas cosas que no sabes sobre mí.
Antes de que pudiera hacerle más preguntas, mi curiosidad fue puesta en
espera cuando la publicista de Joss aclaró su garganta y presentó a Joss. Braden le
apretó la mano y suavemente la empujó hacia el centro de la sala donde ahora
todos estaban reuniéndose en un semicírculo a su alrededor.
—Hola, amigos. —Les sonrió a todos, el frescor natural en sus ojos rasgados se
llenaron de calidez cada vez que hacía contacto visual con alguien de sus amigos
y familia—. Quiero agradecerles a todos ustedes por estar aquí en el lanzamiento de
mi quinto libro. —Pareció relajarse un poco mientras continuaba menos formalmente
—. Ya saben, soy extremadamente bendecida por estar rodeada por familia y
amigos que me inspiran. Créanme cuando les digo que nunca hay un año aburrido
en la tribu Carmichael-Clark-Sutherland-MacCabe-Sawyer-Walker.
Ante eso, dicha tribu se rio disimuladamente, reconociendo la verdad en sus
palabras. Sabía que había verdad en ellas porque había pasado la semana
pasada preguntándole a Cole sobre éstas coloridas y hermosas personas que lo
hacían bastante afortunado por tenerlas en su vida. Cada uno de ellos tenía una
historia para contar, y a pesar de que él solo me había dado lo básico sobre ellos,
leí entre líneas y deduje que sus historias involucraban mucho drama y muchos
dolores de corazón.
—Por eso es que la trama de este libro vino a mi tan fácilmente… fue inspirada
en una de mis mejores amigas. Ella sabe quién es y solo quería darte las gracias por
ser tú. Eres una verdadera heroína… y tú historia hace una infierno de historia. —
Sonrió burlonamente a la multitud y ellos rieron.
Miré alrededor hacia todas las mujeres en la vida de Joss, preguntándome de
quién estaba hablando.
—No voy a decir mucho, porque mi esposo les dirá que no soy mucho de
discursos, pero quiero agradecer a mi publicista, a mi editor, Audrey, quien voló todo
el camino desde Londres para estar aquí, mi publicista, Bill, mis amigos, y más
importante aún, a mi marido, Braden, quien después de un largo día de trabajo
encuentra maneras de mantener a los niños entretenidos mientras yo me albergo en
mi cueva de escritura. Me gustas —le sonrió a él—. Muchísimo.
Braden se rio y supe inmediatamente lo que Joss vio en él.
Riiiii-co.
Mientras Joss se acercaba a él y la multitud comenzaba a mezclarse, Cole
apretó mi cintura. Mirando hacia él, encontré que tenía las cejas levantadas.
—Braden tiene cuarenta y dos años —susurró.
Maldición. Me atrapó comiéndomelo con los ojos.
Me encogí de hombros, yendo por la indiferencia.
—Un hombre caliente de cuarenta y dos años.
Gimió como si le doliera.
—Él es como un hermano mayor, igual que Cam. No los llames así.
—No lo haré. —Sacudí la cabeza—. Además, Cam es más sexy que caliente.
Cole hizo un sonido de arcadas.
—Y no dejemos fuera a Adam, y cielos, definitivamente no a Nate ni a Marco.
Esos dos están que echan hum…
Su gran mano tapó mi boca y miré hacia él desde debajo de mis pestañas, mi
mirada pícara.
—No lo digas.
Le prometí con mis ojos que no lo diría.
Con cautela, Cole quitó su mano de mi boca. Sonreí.
—No veo el problema en que admita que son atractivos. No es como si tú no
hubieras tenido un gran enamoramiento por Olivia.
—Eso me recuerda. Necesito hablar con Rae.
—Ella ha estado siendo muy comunicativa.
—Quédate aquí mientras voy a encontrarla y a matarla.
—¿Está aquí? —dije, mirando alrededor de la tienda buscándola.
—Entró mientras Joss estaba hablando. —Se quedó quieto y seguí su mirada
para ver a Rae en la esquina riendo con Ellie y su mamá—. Vuelvo enseguida.
—Cole —protesté, pero él ya estaba yéndose a grandes zancadas.
—Oh-oh, alguien está en problemas.
Me di la vuelta hacia la burlona voz de Hanna.
—Rae. Rae está en problemas.
Hannah sonrió.
—¿Por qué eso no me sorprende?
—Me contó acerca del enamoramiento de Cole por Olivia.
Encantada, Hannah se echó a reír.
—Oh por Dios, casi me olvidó de eso. —Sus ojos brillaban de alegría—. Ella fue su
primer gran flechazo. Fue tan adorable.
—Síp. —Me reí—. Es por eso que Cole va a matar a Rae.
—¿De qué nos estamos riendo? —Liv se apresuró hacia nosotras con Jo, sus ojos
llenos de curiosidad mientras nos otorgaba su malditamente increíble sonrisa.
Mi propia mirada asimiló toda su magnificencia voluptuosa. No era hermosa
como Jo, o glamorosa como Joss, o impresionante como Hannah. Ella era llamativa
y sexy con unos inusuales ojos color avellana casi dorados y curvas asesinas. No era
de extrañar que Cole hubiera tenido un flechazo por ella. Era el sueño húmedo de
un chico adolecente.
—Rae le contó a Shannon sobre el viejo flechazo de Cole por ti. Ahora está
matándola con palabras.
Todos nos quedamos mirando al otro lado de la habitación donde Cole estaba
riendo con Rae.
Solté un bufido.
—Bueno… estaba haciéndolo…
—Espero que no te moleste… —Liv pareció insegura—. Fue hace años. Él era solo
un adolescente.
—Por supuesto que no. —Rechacé con un gesto de la mano sus
preocupaciones.
—Estoy contenta de ver que te llevas bien con Hannah. —Jo, tomó un sorbo de
su champagne mientras Hannah se tensaba tras de mí.
La tranquilicé con una sonrisa.
—Oh, ¿lo dices porque todas sus ex novias eran unas locas?
La hermana de Cole pareció sorprendida.
—¿Cole te lo dijo?
—Síp. No se preocupen. No soy ciega. —Miré hacia Hanna ahora—. Puedo ver
que ustedes dos son como hermano y hermana.
El alivio brilló en sus lindos ojos cafés y se me ocurrió que esto era obviamente
algo de lo que ella tenía que preocuparse cada vez que Cole comenzaba a verse
con alguien nuevo.
—De todas maneras —continué—. No es como si Cole y yo seamos algo serio.
Así como así, el estado de ánimo en nuestro círculo cambió. Y no para mejor. Jo
se veía visiblemente confundida y enojada.
—Pero… Cole no sale con mujeres de manera casual.
Abrí la boca para explicar, pero descubrí que realmente no sabía cómo.
—Problemas.
Me di la vuelta para encontrar a Joss de pie detrás de nosotras, aparentemente
escuchando.
Agitó su copa de vino hacia mí.
—Puedo detectar a alguien con problemas a un kilómetro de distancia.
—¿Problemas? —Jo y Liv se acercaron más, hacinándome. Me estaba
comenzando a sentir un poco atrapada—. ¿Qué problemas?
—¿Sí, qué problemas? —espeté, olvidando que está mujer era mi ídolo actual.
Joss se encogió de hombros.
—Si tuviera que adivinar, diría que todo lo de “no es una cosa seria” fue tu
sugerencia y fue tu sugerencia debido a una mala ruptura.
Hannah, Jo, y Liv miraron de Joss a mí, todas las expresiones iguales. Fui
golpeada por tres preguntas silenciosas, cada una la misma: Bueno, ¿tiene razón?
Sí, definitivamente me sentía atrapada.
—Jesús, mujeres. —De repente Cole apareció, empujando a su hermana y a
Hannah para llegar a mí—. Las cuatro parecen una manada de hienas
agolpándose sobre el bebé Simba.
Envolví mi brazo alrededor de su cintura, agradecida por la intrusión a pesar de
ser comparada con un cachorro león. Por mucho que me gustaran los amigos y la
familia de Cole, no estaba realmente dispuesta a compartir mi pasado con ellos.
—Lo sentimos. —Hannah se veía como si realmente lo dijera en serio.
Sin embargo, Jo no estaba lista para dejarlo ir tan fácilmente.
—¿Qué quiere decir ella con que no son algo serio?
—Jo —suspiró Cole—. No…
—¿Desde cuándo sales con mujeres de forma casual? —Cruzó los brazos sobre
su esbelto pecho, con molestia en sus ojos. Ojos que eran de la forma y sombra
exacta de los de Cole.
Me relajé contra su hermano, recordando cómo Rae me había dicho que Jo lo
había criado. Ella solo estaba siendo protectora.
—Jo…
—No creo que…
—Jo, envaina las garras de mamá osa.
Lo dijo en un tono tan autoritario que no estuve sorprendida cuando ella cerró la
boca.
Los dedos de Cole apretaron su agarre sobre mi cintura.
—Shannon es mi asunto, no tuyo.
—Y tú eres mi asunto —argumentó ella, fulminándome con la mirada.
—Incómodo.
Todos dejaron de hablar y me miraron. Palidecí.
—¿Dije eso en voz alta?
Cole asintió, estremeciéndose con diversión.
Joss, Hannah y Liv se echaron a reír e incluso el ceño de Jo se borró cuando sus
labios temblaron. Estaba avergonzada, pero podía hacer frente a la vergüenza si
eso significaba que Jo dejaría de entrometerse en mi situación con Cole.
***
Para mi alivio, en las siguientes semanas, Cole nunca sacó a relucir “nuestra
situación”. Me negaba a llamarla relación a pesar de que muy rápidamente me
perdí una burbuja de felicidad con él. Su atención, consideración, engreimiento y
dulzura… nunca amainaron. Parecía que eso era justo quien él era, y tenía que
admitir que era agradable.
Está bien, era mucho más que agradable.
Cole no escondía su afecto por mí, aunque todavía mantenía una
profesionalidad distante frente a los clientes, y no ocultaba que pensaba que
definitivamente estábamos yendo a algún lugar serio y que con el tiempo llegaría a
confiar en él. Su optimismo era algo encantador.
Como lo era su buen humor y su paciencia y… y, ¡y!
De verdad deseaba poder encontrar algún tipo de falla en él. Pero mientras
pasamos esas semanas en citas en el cine, en salir a cenar, tragos con los amigos,
tranquilas copas solo nosotros dos, pasando el rato en su piso, y teniendo el sexo
más caliente de mi vida, no pude encontrar nada más molesto sobre él que el
hecho de que constantemente cambiara el canal de televisión. Y por supuesto, eso
era verdaderamente molesto, pero era la única cosa.
Algo con lo que podía tratar, porque…
Estaba feliz.
Y con la felicidad vino la culpa.
Logan estaba en la cárcel mientras yo convivía con un hermoso artista del
tatuaje.
No era de extrañar que todavía mi familia no se preocupara en ponerse en
contacto conmigo. Estaba viviendo felizmente mi vida mientras mi hermano sufría
por haber intentado protegerme. Mi hermana no me había enviado más mensajes
desde el último hace semanas cuando me pidió confirmar que estaba viva.
Y así, en los últimos días la preocupación por lo que mi familia pensaría si
averiguaran sobre Cole había superado mi satisfacción. No importaba que Cole no
era realmente un chico malo en lo absoluto. Se veía como uno, y eso era todo lo
que le importaría a mi familia.
Sabía que Cole podía sentir que estaba en un lugar raro, pero por suerte se lo
atribuyó a que él estaba quedándose en mi apartamento por primera vez. No lo
había invitado a quedarse conmigo, porque secretamente me gustaba la idea de
que podía dejar a Cole cuando quisiera. No es que lo hubiera hecho, pero el
control estaba ahí. Si Cole se quedaba conmigo… bueno, era mucho más difícil
patear a alguien a la calle de lo que era irse. Pero hace unos días Cole había
insistido en quedarse por la noche. Habíamos discutido. Él ganó. Y ahora pensaba
que estaba enojada cuando en realidad estaba hasta el cuello con la auto-
recriminación.
Mientras preparaba la cena en la cocina, Cole estaba en la sala viendo un
show de comedia. Estaba muy a gusto aquí, mientras que yo me sentía como si
fuera nuestra primera noche juntos otra vez.
—Pastelito, ¿has visto mi teléfono? —gritó.
—Prueba en el dormitorio.
Unos minutos después lo divisé por el rabillo de mi ojo. Miré sobre el hombro para
encontrarlo parado en el umbral de la cocina, sosteniendo un pedazo de lienzo,
con los ojos en mí. Parecía confundido.
Mi mirada voló hacia el lienzo.
Mi… arte.
El pulso en mi cuello comenzó a palpitar.
—¿Qué estás haciendo? —grazné.
Cole levantó el paisaje urbano de Edimburgo.
—¿Esto es tuyo? ¿Tú hiciste esto?
Me sentí enferma.
La preocupación emanaba de él mientras caminaba hacia mí.
—¿Shannon?
Asentí, con los ojos pegados a la pintura.
—Shannon, esto es increíble. —Su voz fue suave, baja, sorprendida—. ¿Por qué
no me lo dijiste?
¿Increíble? Mis ojos volaron hacia su cara.
—¿Te gusta?
Cole dio un resoplido de risa.
—¿Me estás tomando el pelo? ¡Es brillante!
¿Le gustó? ¿A él le gustaba mi pintura?
—¿Estás seguro? —chillé.
—Sí —insistió—. Así como los otros tres ocultos debajo de tu cama. —Puso la
pintura con cuidado sobre la mesa de la cocina y envolvió sus brazos alrededor de
mi cintura, atrayéndome hacia él—. ¿Por qué no me dijiste que pintabas? ¿Por qué
es un secreto?
Yo aún estaba en estado de shock al ver que le gustaba mi trabajo.
—¿Shannon?
Temblando, me liberé de él para seguir revolviendo mi salsa.
—Es…
No sabía siquiera por dónde empezar para explicarle.
El pecho de Cole se apretó contra mi espalda cuando se inclinó sobre mí para
apagar el fuego.
—La cena puede esperar. —Tomó suevamente mi mano entre la suya y me
llevó al dormitorio. Mientras me quedaba de pie en la puerta él se puso de rodillas y
sacó toda mi obra de arte escondida. Puso las pilas de cuadernos de dibujo sobre
la cama—. ¿Puedo?
Con el corazón acelerado de nuevo, asentí.
Cole empezó a hojear mi trabajo. Después de unos minutos se sentó en la cama
y miró hacia mí. No sabía que significaba su expresión.
—Siento como si no te conociera —dijo en voz baja tocando un boceto de mi
hermano, Logan—. Esto es claramente una gran parte de ti…
Fue entonces cuando me di cuenta lo tensa que estaba conteniéndome, mis
músculos estaban rígidos por la tensión. Solté mis manos de los puños apretados que
había formado y tentativamente me dirigí a la cama. Rocé mis dedos sobre el
boceto de Logan.
—Él fue el único que alguna vez animó mi obra de arte. Después de que el
abuelo falleció y luego la abuela… solo me quedó Logan.
—¿Él es tu hermano?
Asentí.
—Solía gustarme dibujar personas. Ahora estoy un poco más con los paisajes
semi abstractos. —Miré sobre las pinturas de acrílico que Cole había acomodado
contra la pared—. Nunca antes había pintado hasta que llegue aquí.
Me sonrojé con placer por la sorpresa en su mirada.
—Nunca lo habría adivinado.
—¿De verdad crees que soy buena?
—¿Buena? —Cole negó con la cabeza, perplejo— Shannon, eres una artista
maravillosa. ¿Por qué… por qué no continuaste haciéndolo?
Con su cumplido resonando en mis oídos tuve que agachar la cabeza para
evitar su mirada. No quería que él supiera lo mucho que eso significaba para mí, o
cómo me hacía querer sumergirme en él y besarlo completamente.
—Después de la secundaria decidí no ir a la universidad como todos mis amigos.
Quería tener un poco de experiencia en la vida, experiencia laboral. El plan era
aplazarlo por dos años y luego aplicar a la escuela de arte. —Suspiré, un millón de
lamentos pesaban sobre mi pecho—. De alguna manera, lo dejé escapar. Era más
fácil tener un trabajo, algo de dinero y una relación que pensar en estudiar y tener
deudas. Pero entonces me hice un poco mayor y me di cuenta de que no era feliz.
Ser creativa me hacía feliz y quería que fuera una parte real en mi vida. —Miré a
Cole y se estremeció ante la ira en mis ojos. Mis palabras sonaron frágiles ante mis
propios oídos—. Cuando decidí que quería aplicar para la escuela de arte estaba
con Ollie. Él había encontrado mis bocetos por ahí alrededor y se había burlado y
los había menospreciado. Me dijo una y otra y otra vez que no era lo
suficientemente buena, que no era talentosa… y me dejé creerle al hijo de perra.
—Espero nunca encontrarlo, Shannon. —La voz de Cole sonó áspera, su propia
ira rasgando contra sus palabras—. Porque, maldita sea, terminaré lo que empezó
Logan.
—No digas eso. —Tomé su mano y él enlazó sus dedos alrededor de los míos—.
Él no vale la pena.
—Él no vale esto tampoco —espetó Cole—. Esconder tu talento debajo de tu
cama como si fuera algo de lo que avergonzarte. —Sus ojos ardieron en los míos—.
Él sabía que eras demasiado buena para él, que un día ibas a despertar y darte
cuenta de ello también. Así que hizo lo mejor que pudo para que te sintieras
pequeña y sin valor… para hacerte sentir afortunada de estar con él, cuando la
verdad era justo lo contrario.
—Cole…
—Esto. —Agarró un cuaderno de dibujo—. De ahora en adelante se queda a la
intemperie, y si quieres ir a la escuela de arte, encontraremos la forma de que eso
suceda. Todavía estoy en contacto con algunos de mis profesores de Edimburgo…
hago talleres especiales cada año sobre el arte del tatuaje. Vamos a encontrar una
manera —prometió—. Si eso es lo que quieres.
Me quedé sin aliento cuando tantos sentimientos llenaron mi pecho. Miré a Cole
fijamente con asombro.
—¿Eres real, Cole Walker?
Me dio una pequeña media sonrisa.
—Es curioso. Cada día te veo y me pregunto si tú eres real.
—No hagas eso. —Apreté su mano—. Me harás llorar.
—Quiero saberlo todo.
—¿Todo?
El músculo de su mandíbula se tensó.
—Sobre los otros, tus ex novios.
Alarmada, me alejé de su alcance.
—¿Por qué?
La determinación en sus ojos solo se hizo más intensa con mi huida.
—Porque necesito saber con lo que estoy lidiando. Necesito saber lo que te han
hecho.
—No. —Sacudí mi cabeza, lista para retirarme—. Tú quieres saber y yo no estoy
segura de estar lista para esa discusión.
Cole removió mis cuadernos de dibujo, dejándolos sobre el piso gentilmente
como si fueran preciosas obras de arte y después se movió más cerca de mí en la
cama. Sus dedos se envolvieron alrededor de mi muñeca y tiró de mí hasta que mi
cadera descansó contra la suya.
—Necesito saber. —Rozó sus nudillos a través de mi pómulo mientras miraba
profundamente mis ojos—. Necesito saber para poder revertir todo el daño que
hicieron.
Mis ojos y nariz ardieron mientras sus palabras se hundían demasiado cerca de
mis emociones abiertas.
—Si supieras… —Negué con la cabeza, tratando de apartarme pero él no me
dejó—. Cole. —Traté de afirmar mi voz, pero él me sostuvo con más fuerza—. Si
supieras, sabrás lo idiota que he sido. Me verás de forma diferente.
—No lo haré.
—Lo harás.
—Shannon. —Agarró mi barbilla con fuerza y sabía que él estaba perdiendo la
paciencia con mi reconocida baja autoestima y el poco reconocimiento hacia él—.
No lo haré.
Alejé mi barbilla de su mano para mirar a otro lado, pero no me retiré. Me rendí.
En algún momento él lo iba a averiguar. Siempre había sido solo una cuestión de
tiempo.
—Mi primer novio fue Ewan. El chico que me recogió ese día en la calle
Scotland. La suya fue una deserción típica y no dejó cicatriz. Pero Nick fue el
siguiente y él definitivamente la dejó. —Tomé un gran suspiro—. Fue el primer chico
con el que tuve sexo. Pensé que lo amaba. —Puse los ojos ante mi ingenuidad—.
Estaba en una banda de rock. Era apuesto y demasiado encantador para su propio
bien. Me dijo que me amaba la noche anterior a que lo encontrara follándose a
una rubia en el armario en uno de sus conciertos.
Sentí como los dedos de Cole se clavaban en mi cintura y cuando lo miré, vi
agitación en su mirada.
Él estaba herido por mí.
Algo… algo grande se tambaleó en mi pecho.
Quería envolver mis brazos alrededor de él y nunca dejarlo ir, sin embargo, al
mismo tiempo quería correr en la dirección opuesta de este hombre que parecía
demasiado bueno para ser verdad.
—No aprendí mi lección —continúe, mi voz ronca… afectada por los
acontecimientos del pasado y del presente—. Más o menos, un año más tarde,
comencé a salir con Bruce. Él era motociclista… todos lo llamaban Oso, porque era
enorme. Él estaba realmente colgado por mí. Al principio. —Sonreí con tristeza—. Mi
tamaño lo hacía sentir protector y poderoso al mismo tiempo. Él siempre me decía
lo linda y sexy que era, lo divertida, lo inteligente, lo adorable que era. Estaba lleno
de elogios. Así que no me importaba que fuera un motociclista y amante de la
diversión con diez años más que yo. Me enamoré de él. Me consiguió trabajo en el
estudio de tatuajes de su mejor amigo y salimos por dieciocho meses. Los últimos
cuatro de esos se dedicó a follarse a una verdadera nena motociclista a mis
espaldas. A la final decidió que ella era más de su clase, así que me dejó e hizo que
su mejor amigo me despidiera.
Cole parecía a punto de matar a alguien.
—¿Estás seguro de que quieres que continúe?
Él asintió, su humor rápidamente se hizo más oscuro frente a mis ojos.
Para mí… bueno, creí que sería más difícil revelarle esto a Cole. Había superado
mis pasadas humillaciones hasta Ollie, y estos últimos meses los recuerdos de lo que
había dejado que sucediera me quemaban como ácido en las entrañas. Sin
embargo, aquí sentada junto a Cole, me di cuenta que durante las últimas semanas
la amargura había comenzado a desvanecerse der alguna manera.
Me tensé ante la revelación.
Me estaba permitiendo olvidar debido a Cole.
No seas tonta de nuevo… necesitas recordar, mantener la guardia alta. Es
cuando te sientes más segura que ellos te lastiman. Cada. Vez.
Instintivamente, traté de alejarme de Cole, pero su agarre en mi cintura se
apretó.
Exhalé, tan confundida, tan increíblemente enredada por todas las sensaciones
recorriéndome. Debería estar aterrada de Cole, y sin embargo…
—Bien —continué—. Después estuvo Rory. Estuvimos juntos solo unos meses antes
de comenzar a notar que el dinero seguía desapareciendo de mi bolso.
Eventualmente descubrí que era Rory quién me había estado robando a pesar de
que tenía un lucrativo negocio a medio tiempo como traficante de drogas. Y luego
me enteré de que era un ex convicto. Me largue de ahí inmediatamente y fui
corriendo justo a los brazos del querido Ollie. De él ya sabes todo.
—Es solo una serie de mala suerte, Shannon —dijo Cole. Después de unos
segundos de cargado silencio.
Esta vez sí me aparté, saltando de la cama con un gruñido de exasperación.
—¿Mala suerte? No, Cole, esa soy yo teniendo un pésimo gusto en hombres.
—Compañía presente excluida —refunfuñó levantándose de la cama.
—No lo hagas —le espeté, girando sobre mis talones y regresando a la cocina
para seguir con la cena.
—¿Que no haga, qué? —me siguió.
—Ser juvenil y encantador.
—Eso es un poco difícil. Soy juvenil y encantador.
Bufé, estaba a punto de encender la estufa cuando unos fuertes brazos me
rodearon y me encontré en el aire, aterricé en el hombro de Cole con un jadeo.
—¿Qué estás haciendo?
—Llevándote a la cama. La cena puede esperar. —Me dio unas palmaditas en
mi trasero y comenzó a caminar de vuelta al dormitorio.
—¡Bájame! —gruñí.
—No. En primer lugar: mirar tu hermosa obra de arte me dio una seria erección.
Me gustan las mujeres talentosas. —Acarició mi trasero antes de dejarme caer sobre
la cama. Lo miré fijamente, preguntándome cómo habíamos pasado de
confesiones sinceras, confusión alocada y finalmente de airada irritación a esto. Mis
ojos se fueron a sus manos cuando comenzó a desabrochar sus jeans—. En segundo
lugar, voy a borrar cada uno de esos malditos malos recuerdos de esos imbéciles
indignos de ti, incluso si me lleva una vida entera. A partir de esta noche.
Mi boca se abrió con el comentario de “una vida entera”.
—Cole…
—No digas nada, Pastelito —murmuró, trepando por la cama hasta que quedó
a horcajadas sobre mí—. Cualquier cosa que digas solo me hará estar más
decidido.
***
Me desperté de pronto, mi corazón latía con tanta fuerza que era todo lo que
podía oír. Sudor recorría mi piel y jadeaba en busca de aire.
Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, vi que me encontraba en mi
dormitorio. Cole estaba durmiendo a mi lado. Estaba exhausto después de haber
pasado toda la noche follándome al máximo. Yo también estaba agotada. Por eso
me había quedado dormida tan pronto como mi cabeza había tocado la
almohada.
Pero las pesadillas habían regresado.
No las había tenido durante semanas, desde que había empezado a salir con
Cole.
Tragué saliva, pasándome una mano temblorosa por mi cabello húmedo. Debe
haber sido todo el hablar sobre mis ex novios que las trajo de regreso.
No tenía ni idea de qué hacer.
Las cosas parecían y se sentían bien con Cole, pero, ¿no había sido así con
todos los demás antes de que todo fuera mal? Debería dejarlo, debería…
Tomándome mi tiempo, inhalando y exhalando, sentí que mi corazón desaceleró
y fue cuando escuché un gruñido familiar seguido de un jadeo bajo. Poco a poco
los gruñidos se hicieron más fuertes y los jadeos se tornaron más altos hasta que fue
más un chillido.
Cole se movió a mi lado y gimió. Sus ojos se abrieron de mala gana y entrecerró
los ojos hacia mí.
—¿Qué carajo es eso? —dijo, su voz ronca por el sueño.
Solté un bufido y me recosté de nuevo.
—Eso es Rae y Mike.
La expresión de horror en su rostro somnoliento fue tan cómica que me eché a
reír.
Los gruñidos y los chillidos se detuvieron de inmediato. Algo golpeó la pared
entre la habitación de Rae y la mía.
—¡Cállense la jodida boca! —resonó su grito ahogado.
Eso nos hizo callar a ambos. Me acurruqué más cerca de Cole, enterrando mis
risitas en su garganta mientras él se sacudía con su propia risa ahogada.
Y justo así, mis pesadillas y preocupaciones quedaron olvidadas temporalmente.
16
Traducido por Selene1987
Corregido por Mariandrys

Con la presión de un gentil toque en la parte baja de mi espalda, me encontré


inhalando el olor de la colonia de Cole.
—Pensé que podrías pasarte por mi casa esta noche una vez que termine con el
judo —murmuró en mi oído.
Me alejé de él, inclinando la cabeza hacia el archivo en el que estaba
trabajando. Casi había completado la digitalización del sistema de archivos de Stu.
Si no tuviera que soportar tantas distracciones, habría terminado hace una semana
o más. Cole no aceptaba mis pistas de: “Estoy ocupada. No quiero que me toques”.
El estudio estaba en silencio y no había nadie alrededor que fuese testigo de cómo
me arrinconaba contra la mesa de la recepción.
—Shannon —dijo, su voz era una advertencia a medida que sus dedos se
aferraban a mis caderas.
Ignoré la ola de excitación que sentí cuando me tocó. De hecho, intentaba
ignorar todo de él estos días.
Fiel a su palabra, Cole contactó a un tutor en la Escuela de Arte preguntando
sobre las oportunidades que tenía de ser aceptada en un curso de pintura para
una licenciatura. Fue lo suficientemente amable para enviarme información sobre la
clase de portafolio artístico que necesitaba para entrar en el programa, así como la
información para el sistema de becas estudiantiles. Iba a perderme la fecha límite
de ese año, pero después de discutirlo con Cole y ser influida por su entusiasmo,
decidí que iba a trabajar en el portafolio durante los nueve meses siguientes, junto
con las calificaciones de la secundaria, para poder aplicar la admisión en el
programa del próximo año.
Cole también me expuso ante Rae y Simon, y Rae insistió en que usara la sala de
estar para trabajar ya que había más espacio y teníamos la vista desde el balcón.
Me quedé asombrada por todo su apoyo, pero sobre todo por Cole, quien parecía
más que determinado a borrar toda la negatividad que Ollie había dejado.
Su aparente determinación a hacerme feliz me asustaba hasta la mierda. Era
por eso que cuando la mayoría de las novias (no es que yo fuese su novia) estarían
llenas de gratitud y afecto por él, yo estaba más distante. Ni siquiera era intencional.
La necesidad de protegerme era instintiva. Al principio, ni siquiera me di cuenta de
que estaba haciéndolo.
Empezó con cosas pequeñas… como no encontrarme con su mirada cuando
hablábamos en el trabajo y encontrando maneras de soltarme de su mano cada
vez que alcanzaba la mía. Luego empecé a dar excusas para no ir a casa con él, y
para que él no viniera a la mía conmigo. Dos noches a la semana iba a judo y otras
dos iba a kickboxing. En el pasado me hubiese encontrado con él en su casa
después de que terminara, pero ahora estaba utilizando las clases como una
excusa para que no pasáramos las noches juntos.
Cole había sido paciente.
No sabía cuánto más iba a durar eso. Había una posibilidad de que su
paciencia se acabara.
—Ahora estoy trabajando en la pieza Royal Mile. —Me apresuré a excusarme de
su compañía para esa noche—. En otro momento.
—Rae dijo que lo has terminado.
Maldición, Rae.
—Bueno… estoy cansada por eso. Creo que hoy tendré una noche tranquila. —
Me tensé, esperando su reacción.
Su reacción fue abrazarme y besar mi sien.
—De acuerdo. Pero tienes el día libre el domingo. Simon me cubrirá así que
puedo llevarte a almorzar a la casa de Elodie y Clark. —Como si notara mi negativa
inminente, continuó—: Ya le he dicho a Elodie que venías, así que lo ha planeado
todo como corresponde. También se lo ha contado a todo el mundo. Hannah
realmente espera verte, y Joss esperaba que pudieras echarle un vistazo a unos
cuantos capítulos de su nuevo libro mientras estamos allí.
Me giré en sus brazos y lo encontré intentando esconder una sonrisa. Me la había
jugado completamente y lo sabía. Cole sonrió ante mi ceño fruncido y se acercó
más a mí. Mi respiración surgió entrecortada al sentir su mano en mi muslo. La deslizó
bajo mi falda, sus dedos acariciando la piel de mi muslo interno mientras su mano
subía aún más.
—Cole —jadeé y alcancé su mano solo para que él la agarrara con la otra y
presionase mi palma contra su pecho.
Bajó la cabeza, atrayendo nuestros cuerpos más cerca y su mano siguió
subiendo por mi falda mientras me besaba el cuello. Me estremecí a medida que
sus besos siguieron ascendiendo hasta que sus dientes estaban mordiendo mi oreja.
—Sobre esta noche… —susurró, y sus dedos profundizaron debajo de mi ropa
interior—. ¿Segura que estás demasiado cansada?
Mis caderas se sacudieron en sorpresa del toque de su pulgar en mi clítoris. El
calor y el shock me retuvieron cerca de él mientras jugaba conmigo a plena luz del
día en el estudio.
—Cole —jadeé sin aliento, con los dedos aferrados en su camiseta. Todo mi
cuerpo estaba ofuscado y mis muslos temblaban mientras presionaba mis caderas
más a su toque.
Sus labios rozaron los míos, burlándose.
—Tomaré eso como un “no, no estoy demasiado cansada”.
Aturdida por el deseo, envolví mis manos detrás de su cabeza e hice que se
inclinara para un beso de verdad mientras mi clímax estaba más cerca.
Me corrí con un gemido sin aliento contra sus labios, mi cuerpo sacudiéndose
contra el suyo.
Cole gruñó, sacando su mano de debajo de mi falda para acomodarla
nuevamente hacia abajo. Me besó otra vez, sus manos acariciándome mientras se
deslizaban por mi cintura y mi espalda.
Cuando por fin regresé a mis cabales. Me puse rígida. Acababa de dejar que
me diera un orgasmo en un lugar público y no había hecho nada para detenerlo.
Honestamente, había sido imprudente solo por sentirlo.
Tanto hablar de querer distanciarme de él. O por aclarar mi mente sobre lo que
quería.
Era todo un desastre.
***
Colocando la última página sobre la pequeña pila de capítulos, miré a Joss,
quien estaba sentada en una mesa en la esquina. Estábamos en el cuarto de los
niños de la casa de Elodie y Clark Nichols, y Joss había estado esperando
impacientemente mientras yo leía los tres primeros capítulos de su último manuscrito.
—Sé que es distinto de todo lo que he escrito antes.
—Sí. —Asentí seriamente. Luego sonreí—. Pero me encanta.
Joss se levantó, sus ojos grises eran difíciles de leer.
—¿De verdad?
—Sin duda. —Le entregué los capítulos—. Aún tiene tu estilo: el humor oscuro, el
amor por la tierra, de alguna manera el sentimiento no demostrado. Pero le has
añadido acción, misterio, agallas e intriga. Me encanta. No puedo esperar a leer el
resto.
Una lenta y complacida sonrisa iluminó la cara de Joss.
—Bueno, primero tengo que escribirlo. Solo quería la opinión de un lector antes
de seguir continuando… alguien en quien confiar. Cole dijo que sin duda podía
confiar en ti.
Me sonrojé por dentro ante la alabanza de Cole. A veces me hacía sentir
culpable por el pecado de no confiar en él a cambio. Eh, ¿a veces? Intenta con
todo el tiempo.
—Gracias por confiar en mí.
Y como si me leyera la mente, Joss sonrió.
—Quizás podrías tratar de confiar en Cole.
—¿Él ha dicho algo? —Podía sentir cómo me erizaba por dentro. Mis asuntos
eran mis asuntos. Cole no tenía que andar contándoselos a nadie.
—No mucho. Pero él se encuentra rodeado de muchas mujeres que lo han
adorado desde que era niño, así que tendemos a ser un poco entrometidas en lo
que a él se refiere. —Sonrió, como si fuera gracioso o algo parecido. Yo no estaba
de acuerdo—. Pudimos averiguar lo que yo ya sospechaba: no confías en él por
una mala ruptura.
La tensión se fue lentamente.
—Pero, ¿eso es todo lo que ha dicho?
—Sí, Cole no nos dio los detalles. Él no te haría eso. Sin embargo, no soy tonta,
Shannon. Sé que malo en tu caso significa malo. —Me dio un pequeño apretón en el
hombro—. Pero puedes confiar en Cole. A él le importas.
No respondí, porque no sabía qué decir. Empezó a dolerme el pecho mientras
bajábamos las escaleras y el sonido de risas y conversaciones llegaron a nuestros
oídos. Cole se merecía estar con alguien que no solo confiara en él sino que se diera
a él como él estaba dispuesto a darse a cambio.
Oh, Dios.
¿Ya era el momento? ¿Tenía que alejarme?
Sintiéndome enferma por ese pensamiento, descubrí que hizo falta todo de mí
para sonreírle a Cole mientras Joss me llevaba al comedor. El lugar era una
aglomeración con una larga mesa de comer y otra más pequeña al final de la sala
donde se sentaban los niños. Aparentemente, estaba de visita en unos de esos días
raros en los que todos estaban libres el domingo para cenar.
Cole me llevó a su lado y tenía a Hannah y Sophia del otro lado. De alguna
manera Elodie se las ingenió milagrosamente para poner comida frente a todos.
—Nate, cuéntales la historia de “Y si” —dijo Liv sonriendo a su marido.
Nate sonrió a la sala y yo seguí su mirada. La hija de él y Liv, Lily, una belleza de
cabello oscuro de unos siete años, estaba riendo con su hermana, January, y la hija
de Joss y Braden, Beth. Viéndolas ocupadas, Nate sonrió.
Liv me miró.
—Acabamos de llegar de un fin de semana de descanso en Argyll.
—Así que, estamos en Dunoon —explicó Nate—. Liv está en los muelles con
January porque Jan todavía le tiene un poco de miedo el agua. Entonces, me llevo
a Lily en un barco al lago para enseñarle a pescar. Y Lily está pasando por su fase
“Y si”.
—¿Cuál es la fase “Y si”? —pregunté.
—La fase “Y Si” —dijo Braden—, es una fase que pasan la mayoría de los niños.
Todo el día, todos los días, durante lo que parecen ser meses, hacen preguntas “Y
si”.
Me reí y le asentí a Nate para que continuara.
—Entonces, Lily y yo estamos en el barco y me está haciendo muchas preguntas
y yo intentando responderlas lo más pacientemente posible. “Papá”, dijo, “¿y si no
atrapamos ningún pez?”. “Entonces habrá un pez más en el lago”. “Papá, ¿y si
perdemos un remo?”. “Entonces usaré el que nos queda para regresar al muelle”.
“Papá, ¿y si perdemos los dos remos?”. “Entonces remaremos con nuestras manos”.
“Papá, ¿y si viene un barco?”. “Entonces nos quitaremos de su camino”. “¿Y si está
muy cerca?”. “Nos quitaremos de su camino muy rápido”. “Papá, ¿y si no ves el
barco?”. Y para ese momento ya estaba perdiendo la paciencia. “Lily”, dije, “pensé
que querías aprender a pescar. ¿Por qué todas esas preguntas de barcos?”.
“Porque, papá, hay un gran barco detrás de ti”. Miro por encima de mi hombro, ¡y el
ferry de Dunoon está justo ahí!
Todos estallamos en risas mientras Nate empieza a hacer gestos con sus manos.
—Empiezo a remar como el demonio para sacarnos de ahí y Lily simplemente
permanece allí sentada de lo más calmada.
Riéndome al lado de Cole, noté que los padres de la mesa entendieron la
conversación totalmente. No creo que yo hubiera pasado por una fase “Y si” de
pequeña. Mis padres no eran muy conversadores, así que probablemente ni tenga
que molestarme en preguntar.
Olivia se secaba las lágrimas de risa de sus ojos, probablemente al haber
escuchado la historia muchas veces para contar y todavía así encontrándola muy
graciosa.
—Bueno, ya que estás sentado aquí hoy podemos decir con seguridad que tú y
Lily se quitaron de en medio —dijo Joss con sequedad.
—Por poco. Vivos gracias a Dios porque mi hija es tan inteligente como su madre.
Liv se encogió de hombros.
—No puedo evitar que haya heredado mi maravilloso sentido del humor.
Nuestras risas fueron interrumpidas por un ruido al final de la mesa.
Elodie se apretaba el brazo con dolor, los ojos abiertos del shock, su rostro pálido
y reluciente de sudor.
—Elodie… —Braden, que estaba más cerca de ella, saltó de su silla al mismo
tiempo que Clark empezó a acercarse a ella desde el otro lado de la habitación.
Una gran intranquilidad se asentó en mi garganta mientras observaba a Braden
y a Clark hacerle preguntas.
Ella se dejó caer en sus agarres, sin poder hablar por el dolor.
—Llamen a una ambulancia —gruñó Braden, pero Marco ya estaba con el
teléfono.
Sorprendida, miré a Cole. Miraba a Elodie con pánico en sus ojos, su propia cara
estaba pálida.
De repente, Jo estaba a su lado, con su mano apretando la de él fuertemente.
***
Un manto sombrío colgaba en el aire del apartamento de Cole. Él está
tumbado en su cama, mirando el techo mientras yo estoy acostada a su lado sin
saber qué decir.
Los paramédicos se habían llevado a Elodie al hospital. Su marido, Hanah,
Declan, Ellie, Braden y sus compañeros y niños se fueron tras ellos. Los niños estaban
llorando porque sabían que había pasado algo malo, y los padres intentaban
mantenerlo en secreto por su seguridad.
El resto nos quedamos atrás.
Cole estaba silencioso.
Permaneció en silencio cuando Jo sugirió que nos fuéramos a casa y contactaría
con nosotros con cualquier noticia. Estuvo en silencio todo el camino hasta el
apartamento en el taxi. Había estado en silencio durante los últimos quince minutos.
Sabía que era cercano a los Nichols; simplemente, no me había dado cuenta
de la profundidad de eso hasta ahora. Estaba asustado por Elodie y sabía que yo
no podría calmar esos miedos ni aunque lo intentara.
—¿Puedo conseguirte algo?
Sacudió la cabeza.
—Se pondrá bien —susurré, esperando tener razón.
—No lo sabes —contestó—. Mi madre tuvo un ataque al corazón. No lo
consiguió.
—Elodie no es tu madre.
—Sí —resopló, un poco cortante—. Lo sé. Por eso esto es jodidamente peor. —Sin
entenderlo susurré su nombre preguntándole.
Sus ojos verdes se encontraron con los míos y me encogí ante el dolor en ellos.
Mi mano automáticamente buscó la suya.
—Elodie Nichols es todo lo que mi madre nunca fue. Una madre de verdad. Una
madre excelente. Amable y compasiva. Leal. Añade gente a su familia como si
fuera algo que hace todo el mundo, como si no fuera un problema abrirle tu casa a
un desconocido.
Viendo las lágrimas en sus ojos, sentí un espesor en mi garganta, y lágrimas en
respuesta quemaban en los míos.
—¿Cómo era tu madre? —No estaba segura de querer saberlo, pero sin duda
sabía que necesitaba saberlo.
Suspiró profundamente y se giró para mirar nuevamente el techo.
—Egoísta. Amargada. Una borracha.
Apreté su mano más fuerte, y sus dedos acariciaron mi piel como respuesta.
—Al crecer, nunca estuvo ahí para mí. Jo siempre cuidó de mí, asegurándose de
que estuviera bañado, vestido y alimentado. Asegurándose que tenía todo lo que
necesitaba para el colegio. La borrachera de mamá se puso peor, especialmente
cuando nos mudamos de Glasgow a Edimburgo.
—¿Eres de Glasgow? —dije, sorprendida.
Asintió.
—No recuerdo a mi padre. Lo encerraron por robo a mano armada cuando yo
tenía unos dos años. Sí sé que no era un buen tipo, porque al crecer por fin recibí
atención de mi mamá. Pero no una buena atención.
Me sentí enferma de repente.
—Yo tenía unos trece años, casi catorce, y parecía un poco mayor. Era tan alto
como Jo cuando tenía catorce años. —Me lanzó una sonrisa triste—. Era un
completo friki. No iba a ninguna parte a menos que fuera a la casa de mi mejor
amigo a jugar videojuegos o trabajar en los cómics que habíamos creado.
Sonreí.
—Suenas adorable.
—Era muy tímido. —Su sonrisa se fue—. Estaba preocupado todo el tiempo. Jo se
partió el trasero trabajando para tratar de llegar a fin de mes porque nuestra madre
era una alcohólica postrada en cama para ese momento. Siempre la estábamos
recogiendo del suelo de la cocina, limpiando su vómito… De cualquier manera, Jo
intentó protegerme, pero eso solo hacía que me preocupara de la presión a la que
estaba sometida. Y siempre salía con esos hombres que tenían dinero y yo sabía por
qué. Me sentía como una mierda… deseaba ser mayor para poder ayudar, sabes.
Me acerqué y le acaricié la mejilla, luchando contra lágrimas de compasión.
—Pasábamos por todo eso y los otros niños de mi edad parecían muy
inmaduros. Hizo que me aislara un poco hasta que fui muy torpe socialmente.
—No puedo ni siquiera imaginarme eso. —Juro que mi corazón se apretó en mi
pecho por él.
—No ayudaba que mamá se volviera abusiva. Intenté esconderlo de Jo porque
no quería que tuviera que enfrentarse a ello… y estaba avergonzado.
No pude detener las lágrimas ahora.
—¿Cole?
Me miró, con expresión sombría.
—Dijo que yo era como él. Como mi papá. Que no valía la pena, que no era
nada. Y me golpeaba. Aunque ni una vez le devolví el golpe. No era como él.
Jamás iba a ser como él.
Me tragué un sollozo de compasión y culpa.
—Y yo dije… dije que…
—Shh… —Cole frunció el ceño y envolvió sus brazos alrededor de mí. Enterré la
cara en su garganta y empecé a llorar por todo por lo que había pasado y por lo
que yo le había hecho pasar—. Cariño, sshh, me estás matando.
—Lo siento —sollocé, intentando desesperadamente controlarme.
Me frotó la espalda.
—Quítate eso de la cabeza. Para siempre.
—No lo decía en serio.
—Lo sé. —Me echó hacia atrás para que pudiera ver la verdad en sus ojos—.
Shannon, lo sé. No es lo mismo, pero entiendo lo que es tener a alguien que se
supone que te quiere haciéndote sentir tan pequeño y sin valor. Que te hagan daño
con violencia despreocupada. Lo sé. Y eso significa que sé exactamente por qué
tienes tus defensas tan altas. —Limpió mis lágrimas con su pulgar—. Eres una buena
persona. No eres para nada como ella. Hizo que fuera muy difícil amarla y me dejó
con mucha culpa por ello.
Sorbí las lágrimas.
—¿Jo se dio cuenta? De que tu mamá te pegaba.
—De hecho fue Cam. Él era nuestro vecino. Lo descubrió y se lo contó a Jo.
Bueno, pensó que Jo lo sabía y le dio una severa reprimenda por ello y la dejó
devastada, así que yo le di una buena reprimenda a él y tuvo que esforzarse para
compensarlo. Él cambió todo para nosotros. Le debemos mucho.
—¿Y tu papá?
La cara de Cole se ensombreció.
—Solía pegarle a Jo cuando era una niña. Mick lo descubrió y le dio una paliza y
se marchó. No mucho después, acabó en la cárcel. —Su mano se prensó en mi
cintura—. Regresó cuando tenía catorce años. Intentó chantajear a Jo. Dijo que si no
le daba dinero vendría por mí, para alejarme de ella.
—Oh, Dios mío.
—Jo intentó mantenerlo lejos de mí, lo intentó tanto que la encontró sola y la
atacó como advertencia de que el tiempo se estaba agotando.
No había palabras para lo sorprendida que estaba por todas estas
revelaciones. Jamás habría sabido que había tanta oscuridad en el pasado de
Cole.
—Ella te ama de verdad —susurré, llorando de nuevo pero esta vez de gratitud
y respeto por la hermana de Cole.
—Oh, sí —dijo y sonrió, pero podía ver la emoción abrumadora en sus ojos—. Es
una guerrera en lo que a mí respecta. Siempre lo ha sido. Belle es la niña con más
suerte del mundo.
Sonreí al estar de acuerdo antes de obligarme a preguntar.
—¿Qué pasó con tu papá?
—Jo acudió a Joss y Braden. Braden reunió a Cam y a Mick y los tres se
encargaron de ello. No pregunté y no quiero saber qué pasó. Lo único que sé es
que nos protegieron y nunca hemos tenido noticias de ese hombre otra vez.
Se giró de repente para inclinarse sobre mí, sus ojos brillaban con tal pasión que
me dejaron sorprendida, congelada debajo él. Con manos temblorosas apartó el
cabello de mi cara.
—Por eso tienes que saber que jamás te haré daño de esa manera. Jamás.
Tienes que creer eso, Shannon. —Se inclinó aún más, sus labios flotando sobre los
míos, y sus próximas palabras fueron susurradas contra mi boca en una súplica—: Por
favor, créelo.
Mirando su preciosa cara y sus ojos amables, sentí que los recuerdos de las
últimas semanas me apresaron. Su paciencia, su amabilidad, su compasión, su
firmeza… todo eso era mucho más grande que el tatuador caliente, arrogante y
confiado que el resto del mundo veía.
Y como un golpe en el pecho, me faltó el aire al darme cuenta de que le creía.
Le creía.
Asustada pero necesitando asegurarle a él más de lo que necesitaba
asegurarme a mí misma, deslicé mis manos alrededor de su cuello y presioné mi
boca contra la suya para un beso lento y dulce. Cuando lo rompí, lo miré
directamente a los ojos y le dije con una intensidad que incluso me sorprendió a mí:
—No digas que no eres nada. Eres maravilloso. Todo el que te conoce no puede
evitar adorarte…
—Shannon…
—Inspiras lealtad en la gente por una razón, Cole, y tu madre fue la que se lo
perdió. Se perdió amar a un niño muy, muy increíble. —Sonreí entre lágrimas—. Y un
hombre inteligente y bueno. No te sientas culpable al sentir más por Elodie Nichols
que por tu madre. Elodie se merece tu amor. Por todo lo que sé, tu madre nunca lo
mereció.
Tembló a mi lado, enterrando su cara en mi cuello y apretando sus brazos
fuertemente alrededor de mí.
Lo abracé, dándole todo mi amor, a pesar de que todos mis miedos me gritaban
que no lo hiciera.
—Te creo, Cole —susurré—. Te creo.
De alguna manera se las ingenió para presionar su cuerpo más cerca del mío en
respuesta.
17
Traducción SOS por Magdys83 y Shilo
Corregido por Veroonoel

Desperté, viendo a Cole con ojos lagañosos mientras se sentaba en la cama.


—¿Alguna noticia?
La preocupación en su voz me llevó por completo a la conciencia, la saga
emocional del día golpeándome en el pecho. El sonido del timbre del teléfono de
Cole nos había despertado a ambos. Me esforcé para sentarme, dándole un
vistazo al reloj de la cabecera. Eran las once en punto de la noche. Luego de que
me hubiera confesado su historia familiar, me las arreglé para convencerlo de
comer algo. Después, ambos nos habíamos acurrucados en su cama de nuevo y
nos habíamos quedado dormidos.
—Pero, ¿está bien? —susurró en su teléfono. Envolví mi brazo a su alrededor.
Cole deslizó su brazo libre alrededor de mis hombros y me atrajo más cerca. Sentí
sus músculos tensos. Se quedó callado mientras la persona en el otro extremo de la
línea respondía—. Está bien… sí. Gracias, Jo. Hablamos pronto… si, tú también. —
Colgó el teléfono y miró hacia mí.
—¿Eran buenas noticias?
Exhaló.
—Elodie tuvo un infarto.
—Oh, Dios. —Sujeté su brazo más fuerte.
—Está bien. —Apretó mi mano—. Le hicieron algo… ¿angioplastia? Quitaron una
obstrucción. No hubo demasiado daño en su corazón, por lo que piensan que va a
estar bien.
Me sentí aliviada por Elodie, y por Cole y el resto de su familia. No había estado
mucho alrededor de todos ellos, pero no se necesitaba ser un genio para darse
cuenta que Elodie era la matriarca de su tribu.
—Esa es una buena noticia.
Asintió, pero la melancolía que había estado arraigada en su mirada más
temprano ese día permanecía allí. Mirando en sus hermosos ojos conmovedores, me
sentí abrumada por mi necesidad de hacerlo feliz.
Deslizándome encima de él hasta que me senté a horcajadas, sujeté su rostro
entre mis manos y presioné un beso suave en su boca.
—Son los momentos como estos que nos recuerdan cuán efímero es todo. —Mi
mano cayó sobre su brazo derecho y acaricié el águila y el reloj de bolsillo con la
punta de mis dedos—. Crecí escuchando música, leyendo libros, y viendo películas
que me seguían diciendo lo mucho que subestimamos el tiempo. La advertencia
empezó a perder significado. Y desafortunadamente, es solo cuando nos
enfrentamos con nuestra propia mortalidad que recordamos que el mundo nos está
diciendo “la vida es corta” porque es cierto. —Miré profundamente a sus ojos y sentí
esa conexión entre nosotros extenderse y sumergirse directamente en mi pecho. Me
sentí sin aliento, un poco mareada. Asustada—. No puedo hacerte promesas, Cole.
Todavía no. En verdad desearía poder hacerlo. Pero puedo tratar de llegar allí.
Quiero tratar de hacer que esto funcione. —Sonreí, sintiéndome tímida y abrumada
—. Quiero que esto sea una relación.
Algo brilló en los ojos de Cole, echando atrás la melancolía. Deslizó sus manos
por mi columna vertebral, atrayéndome más cerca.
—¿Estás diciendo que quieres ser mi novia? —Su voz sonó ronca, casi burlona.
Me incliné hacia él y susurré contra sus labios:
—¿Estás diciendo que quieres que sea tu novia?
—Maldición, sí —susurró de nuevo, y presionó su boca en la mía.
***
Aunque Cole dijo que quería que fuera con él cuando visitara a Elodie en el
hospital, lo convencí de lo contrario. No era porque no quisiera apoyarlo o mostrarle
a Elodie que estaba pensando en ella. Era porque todavía no sentía que fuera mi
lugar aún. Apenas conocía a Elodie, y su infarto había sacado a la luz tanto para
Cole. Pensé que sería mejor que tuviera algo de tiempo a solas con ella.
Visitó el hospital la noche siguiente llevando un ramo de flores que yo había
elegido.
El ver a Elodie por sí mismo, teniendo seguridad de que iba a estar bien, se llevó
el aspecto sombrío que se había deslizado en Cole, y tan pronto como regresó del
hospital a su apartamento, donde yo lo estaba esperando, inmediatamente sentí el
cambio animado en él. Cole estaba de nuevo de vuelta en sí mismo, excepto más.
Estaba incluso más feliz que antes y yo estaba vertiginosa e igualmente aterrorizada
de que esto se debiera a que le había prometido intentar algo serio con él.
Sin embargo, no tenía la intención de permitir que ese miedo me controlara, y
me lancé con una clase completamente extraña de temor en esta nueva etapa
de nuestra relación. Estaba en mi naturaleza ser abiertamente cariñosa con una
pareja, y con alguna dificultad dejé que saliera esa parte de mí.
Me gustaban los abrazos, los besos y tomarse de las manos.
Afortunadamente, a Cole parecía gustarle todas esas cosas también e iba con
el cambio en mi comportamiento sin decir una palabra.
El miércoles durante la hora del almuerzo, nos habíamos encerrado en su sala y
no conseguimos nada bueno en su silla de tatuaje. Todavía estaba toda caliente y
molesta unas horas más tarde cuando salió de la sala con un cliente y se acercó al
mostrador para pagar.
—Eso es sesenta libras, por favor —le dije al chico alto y desgarbado que tenía
tantos tatuajes que estaba sorprendida de que hubiera encontrado espacio para
uno nuevo.
El chico me sonrió y me entregó su tarjeta.
Mientras procesaba el pago, Cole dijo:
—Le prometí a Hannah que vería a Sophia mañana, pero te quiero en mi casa
para cenar a las ocho.
Arqueé una ceja.
—¿Hubo una pregunta allí?
Ardió en silencio.
—Por favor, ¿me acompañarías a cenar, Shannon?
Oh, chico.
Asentí en señal de conformidad.
—Amigo, ¿ella está contigo? —le preguntó el cliente a Cole, quien no se dignó a
responder—. ¡Amigo! —El chico le dio un empujón a Cole en el codo de una manera
“eres el hombre”.
Cole se le quedó mirando de modo inexpresivo.
Su cliente titubeó, su descaro desapareciendo mientras trataba de encogerse
de hombros en algo indiferente.
—Quiero decir, solo estoy diciendo. —Sus ojos se posaron en mí y después de
vuelta en Cole—. Es caliente —terminó en un susurro.
Cole siguió mirándolo de modo inexpresivo.
—Correcto… está bien. —El chico tomó su tarjeta y el recibo de mí—. Yo solo… —
Dio una despedida torpe con la mano y se apresuró a salir del estudio.
Apoyé mi codo sobre el mostrador, mi barbilla descansando en la palma de mi
mano.
—Lo intimidaste deliberadamente.
Mi novio se encogió de hombros con pereza antes de agacharse para besarme.
—No eres alguna chica que recogí de una casa de fraternidad americana —
ofreció como una explicación a su rudeza. Evidentemente estaba saliendo con un
caballero.
Complacida, sonreí.
—Mañana. A las ocho en punto.
—Mañana —prometí.
***
En retrospectiva, la necesidad urgente y repentina que tenía de recuperar algo
del control que sentí que había perdido por Cole nació de un malentendido.
Había ido a comprar algo que esperaba que hiciera que Cole perdiera el
sentido y así tal vez me daría parte del control que sentía que estaba perdiendo.
—Tenía planes —dijo Cole, siguiéndome por el pasillo hacia su dormitorio—. Pero
si quieres saltar directamente al postre, me parece bien.
Eran las ocho y definitivamente quería saltar directo al postre.
Me volví para estar frente a él, empapándome de su visión. Temblé con
anticipación de lo que estaba por venir. Cole estaba usando una camiseta negra
simple y jeans. Estaba descalzo. Sexy sin esfuerzo. Solo vivía y respiraba sensualidad.
Yo, sin embargo, tenía que tratar un poco más.
El cosquilleo empezó entre mis piernas tan pronto como me quité mi camiseta
con un movimiento brusco y la arrojé a la habitación.
Los ojos de Cole se entrecerraron con la visión de mí en seda verde esmeralda y
sujetador de encaje que había comprado solo para la ocasión.
Sonreí malévolamente.
—Hay más.
—Continúa —dijo, con voz gruesa.
Lentamente, me quité los tacones y luego bajé la cremallera de mi falda de
tubo. Me sacudí para que cayera, revelando las bragas a juego de seda y encaje
que estaban por encima de mis nalgas. La cereza del pastel era algo que
raramente usaba.
Tirantes y medias negras.
Los labios de Cole se abrieron mientras daba un paso para quitarme la falda y
me daba la vuelta sin ninguna prisa, mi cabello rozando mi espalda baja justo por
encima del tatuaje del dragón negro. Arqueé mi espalda de modo que mi trasero
sobresaliera en una descarada invitación. Mirando sobre mi hombro, noté su polla
tirante sobre su cremallera. Sonreí.
—¿Te gusta?
Su pecho se elevaba y bajaba rápidamente.
—¿Que si me gusta? —dijo, su voz áspera.
Me di la vuelta para estar frente a él y acaricié mis senos.
—Lo compré especialmente para ti.
En respuesta, Cole tiró de su camiseta para quitársela, sus músculos ondulándose
con la fuerza del movimiento. Me choqué los cinco internamente en triunfo.
—Date la vuelta y queda de cara a la pared. —Las palabras duras y autoritarias
me tomaron con la guardia baja.
—¿Qué? —susurré, insegura pero al mismo tiempo excitada con la exigencia.
—Date la vuelta y queda de cara a la pared.
Lo hice.
—Asegura tus manos contra la pared y arquea tu espalda.
La parte inferior de mi vientre dio un vuelco, fuerte, y mientras me inclinaba para
hacer lo que dijo, sentí mi resbaladiza excitación entre mis piernas.
—¿Cole?
Lo escuché acercarse y luego su calor me golpeó segundos antes de que me
tocara. Acarició la piel descubierta por el corte alto de la ropa interior y luego
recorrió con sus dedos hacia abajo y bajo ella. Se deslizaron dentro de mí, y jadeé,
empujando hacia la maravillosa intrusión.
—Estás mojada —dijo con voz ronca.
Gemí y presioné mis manos contra la pared para empujar más fuerte contra la
estocada de sus dedos.
—Cole, por favor.
Los deslizó hacia fuera y agarró mis caderas. La tosca aspereza de su erección
cubierta por la mezclilla se frotó contra mi trasero.
—¿Es esto lo que quieres?
Ahí se fue mi control. Pero no me sentí tan mal acerca de eso, porque sabía que
Cole estaba a segundos de perder el agarre del suyo.
—Sí —gemí.
Los únicos sonidos en la habitación fueron los de las respiraciones pesadas y el
sonido de una cremallera. Y luego sus jeans arrastrándose hacia sus tobillos, seguido
del crujido de una envoltura de condón. La parte interna de mis muslos tembló.
Sus grandes manos acariciaron mi trasero, moviéndose para agarrar mis
delgadas caderas.
—Abre tus piernas.
Sentí otro profundo vuelco en mi vientre e hice lo que me dijo.
—¡Oh Dios! —Lancé mi cabeza hacia atrás, mis manos resbalándose en la pared
mientras Cole arremetía contra mí. Sus caderas se detuvieron, pero se deslizó más
profundamente mientras se inclinaba para reajustar mis manos en la pared. Incliné
mi cabeza, mi cabello cayendo sobre mi rostro, y miré fijamente al piso, consciente
de nada más que la sensación de él rodeándome, pulsando dentro de mí. Manos
callosas se deslizaron por mis brazos y alrededor de mis costillas y suavemente me
quitó el sujetador.
El aire frío apretó mis pezones ya duros, y mis pechos llenaron las manos de Cole
mientras los ahuecaba.
Besó mi hombro, mientras frotaba sus pulgares sobre mis pezones.
Se retiró y luego se deslizó de nuevo, destellando calor y sensación por mis
extremidades.
Temblé, aferrándome a la vida mientras se impulsaba dentro y fuera de mí en
estocadas cada vez más rápidas. Aguda excitación se disparó por mi vientre
mientras Cole pellizcaba y jugaba con mis pezones.
—Córrete para mí, Shannon —gruñó, sus caderas sacudiéndose más fuerte
contra mí.
Tensé mis piernas y mantuve firmes mis manos en la pared y me moví con sus
estocadas.
—Maldición. —Movió una mano hacia mi cadera, sus dedos magullando la piel
ahí mientras aumentaba la velocidad de sus golpes.
Estaba viniendo. La tensión dentro de mí llegó a su punto de quiebre y me
congelé.
—Sí, sí —gruñó, deslizando su mano por mi espalda—. Córrete, Shannon, córrete.
En el momento justo la tensión se rompió y grité liberándome mientras mi sexo se
convulsionaba alrededor de su pene.
—Oh, oh… oh… —Cole quedó rígido—. M-m-maldición. —Tembló contra mí
mientras acababa.
Me desplomé contra la pared, jadeando para recuperar el aliento, y Cole se
presionó contra mí, sus manos ahora en la pared junto a mí. Sus jadeos pesados
rebotaban contra mi espalda, mientras apoyaba su frente en mi hombro.
—Imagino que eso significa que te gustó la ropa interior —murmuré agotada.
Su cuerpo se sacudió con una suave risa.
—Buena suposición.
Me di cuenta en ese momento que sí, Cole podría tener más confianza en
nosotros como una pareja, en nuestra habilidad para buscar una relación, pero eso
no significaba que estuviera tomando el control de mí. En todo caso estábamos a la
merced el uno del otro. Podía lidiar con eso. Creo que podría lidiar con cualquier
cosa mientras estuviéramos siempre en igualdad de condiciones.
18
Traducido por Jenn Cassie Grey
Corregido por Veroonoel

—Tu siguiente cita ha llegado.


Cole alzó la mirada de los papeles en su escritorio. Sonrió ante la vista de mí
recargada en el marco de la puerta.
—No huyas. —Hizo un movimiento invitándome a entrar.
—¿Qué es esto? —Mis ojos cayeron en su obra de arte mientras entraba a su sala
de trabajo.
—Quiero preguntarte algo. —Me sobresaltó al encerrarme en sus brazos.
Me sostuve de sus bíceps y reí en sorpresa.
—¿Qué estás haciendo?
Los ojos verdes de Cole brillaron.
—Besándote. —Y entonces lo hizo.
Renuentemente, lo empujé hacia atrás.
—No podemos hacer eso aquí —lo reprendí—. Tienes un horario muy ocupado,
Cole Walker.
Su respuesta fue deslizar su nariz a lo largo de mi mandíbula y apretar mi cintura.
—Lo sé —gruñó—. Pero no consigo sacar tu sabor fuera de mi lengua. Me está
volviendo loco.
Solté una risita y lo empujé.
—Entonces deja de besarme.
Con una sonrisa lobuna, Cole sacudió su cabeza.
—Ni de maldita casualidad va a pasar.
Complacida, sonreí.
—Entonces al menos ten algo de fuerza de voluntad. Vamos, tu cliente espera.
Tuve que sofocar mi risa mientras me seguía con una divertida y petulante
mueca en sus labios. Fuera del estudio lo conduje al área de espera donde una alta
y delgada morena con su labio y ceja perforados estaba esperándolo. Se iluminó
ante la vista de Cole y determinadamente clavé mi molestia antes sus ojos
hambrientos.
—Esta es Renee. Renee, este es Cole.
—Hola, Renee. —Cole estiró su mano simpáticamente mientras la joven mujer se
levantaba y la estrechaba.
—Bueno, hola ahí —coqueteó.
Me tensé.
En este momento por lo general habría regresado detrás de mi escritorio y
dejado a Cole tratar con ello, pero estaba demasiado ocupada siendo posesiva así
como tratando de demostrar mi posesividad.
Cole ignoró su coqueteo, manteniendo su rostro perfectamente en blanco.
—¿Tienes idea de lo que estás buscando o te gustaría darle una mirada a mi
portafolio?
Renee sacó una hoja de papel doblada y se la dio. Estiré mi cuello para poder
echar un vistazo mientras Cole lo desdoblaba. Un flamenco. Renne se encogió de
hombros ante la mirada curiosa de Cole.
—Mi amigo lo dibujó para mí. Tengo una cosa por Alicia En El País De Las
Maravillas y pensé que esta era una sutil manera de mostrarlo. —Dio un paso más
cerca y deslizo una mano provocativamente sobre su estómago y el hueso de su
cadera—. Lo quiero en mi cadera. Justo aquí.
Oh, grandioso. Entonces tendría sus pantalones medio abajo.
Cole me lanzó una mirada por el rabillo del ojo, y debió captar algo de mi
molestia, porque sus labios se torcieron como si pensara que era divertido.
Me di la vuelta en una rabieta y me ocupé detrás del escritorio, ignorándolos
mientras Cole la conducía a su sala.
Puse mis ojos en blanco cuando escuché su alta exclamación:
—Oh, esa es la pistola más grande que he visto.
¿Estaba bromeando con esa mierda?
Enfurecida, apenas me podía concentrar en mi trabajo. Esto era algo que sabía
que tenía que acostumbrarme. Cole era guapo. Las mujeres iban a venir a él. Tenía
que aprender a lidiar con eso.
—¿Estás segura que estás bien? Te ves un poco mareada —escuché a Simon
decir mientras entraba al estudio.
Alcé la mirada para verlo conduciendo a una mujer joven hacia mí y de hecho
se veía bastante pálida. Se había hecho una perforación en su ombligo.
Desapareciendo en el armario detrás de mí donde habíamos puesto un nuevo
mostrador con una cafetera que todos podíamos utilizar junto con una nevera, abrí
esta última y saqué un trozo de chocolate de mi escondite.
—Shannon, Jen aquí está lista para pagar.
Le sonreí y le tendí algo de chocolate.
—Estoy ayudará.
Sus dedos temblaban mientras lo tomaba de mi mano.
—Gracias.
Después de que pagó vi como Simon, siempre el caballero, la acompañó a la
puerta. Se ofreció a dejarla sentarse en nuestra sala de espera hasta que se sintiera
mejor, pero se veía firme para irse. Una vez que la puerta se cerró detrás de ella, se
giró hacia mí con un suspiro.
—Esa reacción pareció salir de la nada. Ya se había perforado su nariz y orejas y
nunca hubo un problema con eso.
—Estará bien.
Simon se inclinó sobre mi escritorio.
—¿Alguna posibilidad de que pueda obtener un trozo de chocolate?
Sonriendo ampliamente ante la sonrisa infantil que me dio, saqué chocolate
para ambos. Simon terminó de comer su pedazo, mirándome mientras masticaba el
mío. Finalmente dijo:
—Así que, ¿hay alguna posibilidad de que tú y Cole salgan del nido de amor
para unirse al resto del mundo de nuevo? Tony los extraña.
Era cierto que durante las últimas dos semanas Cole y yo habíamos estado un
poco ocupados el uno con el otro. Aunque nos habíamos movido a una nueva
etapa en nuestra relación, y la verdad era que ambos éramos un poco adictos. Al
menos asumía que Cole era tan adicto como yo.
Fruncí el ceño, pensando en la coqueta y delgada morena con la que estaba
en ese momento haciéndole un tatuaje.
—¿Bebidas este viernes?
—No si es causa de molestia. —Simon hizo un gesto hacia mi ceño.
—Oh no, esa no es la razón. —Solté un suspiro y bajé mi voz—. La cliente de Cole
bien podría haberle hecho un striptease en el sofá y habérsele ofrecido. Se está
haciendo un tatuaje en su cadera.
Simon sonrió ampliamente.
—Obtiene eso a veces.
—¿Por qué las mujeres son tan descaradas? Ni siquiera piensan que tal vez tiene
una novia.
Ahora mi amigo estaba sonriendo.
—Y él tiene… quiero decir, ¿eres oficialmente su novia?
—Sabes, para ser alguien tan alfa eres realmente una reina chismosa.
—No evadas la pregunta.
Realmente no había admitido a nadie más que a Cole que de hecho
estábamos en una relación. Anunciarlo al mundo lo hacía parecer más real. Sería
mucho más duro tratar con las repercusiones si rompíamos sabiendo que habría
testigos de mi estupidez si alguna vez resultaba estar equivocada con Cole.
Pero no estaba equivocada.
No lo estaba.
—Sí. Soy su novia. ¿Feliz?
Simon rio entre dientes.
—Estoy seguro que Cole lo está.
Estuvimos en silencio por un momento, Simon escudriñándome mientras mordía
mi labio pensativamente.
—¿Simon?
—¿Sí? —arrastró la palabra.
—Eres gay.
—Lo notaste, ¿cierto?
Sonreí satisfecha ante su sarcasmo.
—¿Dirías que eres particularmente perceptivo?
—¿Por qué todos los hombres gay son clarividentes? —Estaba sonriendo, así que
supe que no estaba ofendido.
—No… es solo… siempre he pensado que la mayoría de las mujeres son más
intuitivas que la mayoría de los hombres, y solo me preguntaba si…
—¿Ser gay me hace más intuitivo?
—Suena terrible cuando lo dices así.
—¿Qué? ¿Como si estuvieras generalizando a todo un grupo de personas
solamente por su orientación sexual? —bromeó.
Hice una mueca.
—Olvídalo.
Simon le dio un golpecito a mi nariz con su dedo.
—Habla, pequeña hada. ¿Qué hay en tu mente?
Mirando sobre mi hombro a la puerta de entrada trasera, tomé una profunda
respiración.
—¿Qué es lo que crees que ve en mí?
Pareció sorprendido con la guardia baja por la pregunta, ya que la mirada
inquisitiva de Simon buscó la mía.
—¿En serio?
Me encogí de hombros.
—Lo dijiste tú mismo… Cole es caliente. Más allá de caliente. Y es talentoso y
carismático. Pudo haber elegido a cualquiera.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Por supuesto.
—Bueno, Cole me contó todo sobre cómo se conocieron cuando tenían quince.
—¿Sí?
—¿Puedes recordarlo?
Sonreí suavemente.
—Claro.
—¿Recuerdas sentirte insegura en ese entonces cuando él habló contigo?
¿Alguna vez te preguntaste por qué un chico tan apuesto como él estaba
interesado en ti?
Mis cejas se fruncieron. Me desplomé hacia Simon, mis codos sobre el mostrador,
mi barbilla descansando en la palma de mi mano.
—No —dije suavemente—. Siempre estuve un poco insegura de mi cabello y
estatura pero… no. Era bastante segura cuando era más joven.
—Entonces, ¿por qué no lo eres ahora?
Por Ollie.
Mis manos se cerraron en puños.
—Por ninguna buena razón en absoluto.
Simon cubrió una de mis manos con la suya.
—Buena respuesta.
Levanté la mirada y su expresión era tierna.
—Sabes cuánto vales, Shannon. Cole también lo sabe. Créeme.
Sonreí agradecidamente.
—Eres una mierda, Simon.
Sus cejas se alzaron mientras sonreía ampliamente.
—¿Dijiste una mala palabra por mí?
Reí por lo feliz que lo hacía una mala palabra.
—Realmente somos un grupo raro, ¿no?
Me guiñó.
—No nos querría de otra manera.
***
El olor a cloro me golpeó mientras seguía a Cole al centro deportivo y una
oleada de nostalgia me inundó. Había amado nadar cuando era una niña. Cada
verano, durante los días de vacaciones, Logan nos llevaba a Amanda y a mí a
nuestra alberca local una vez a la semana. A veces me las arreglaba para
presionar por dos viajes a la semana con él. Mi hermano nunca nos abandonaba si
sus amigos se presentaban, sin importar cuántas burlas recibiera por salir con sus
hermanas pequeñas. Siempre estaba cuidando de nosotras, entreteniéndonos.
—¿Estás bien? —Cole me dio una mirada mientras caminábamos sobre un
corredor de azulejos color crema.
—Sí. Solo estaba pensando que si no tuviera tanta curiosidad de verte en clase
podría haber ido a nadar en su lugar. No he nadado en siglos.
Sonrió.
—La próxima vez. —Nos detuvimos fuera de unas puertas dobles de color gris
con grandes ventanales de paneles semicirculares. A través de ellas pudimos ver
una sala de buen tamaño que había sido usada como sala de entrenamiento para
la clase de judo de Cole. Había un gran número de personas pululando dentro:
unos cuantos chicos de alrededor de la edad de Cole y más grandes, un número
de chicos de edades entre ocho y quince, y dos mujeres que se veían un poco más
grandes que yo. Habían dos rostros que reconocí: Cam y Nate. De acuerdo a Cole,
esta era la clase de Nate que enseñaba e incluía todos los niveles diferentes de
habilidades. La otra clase de judo de Cole durante la semana era donde asistían
Nate y Cole enseñada por un maestro de mayor rango que ellos… era solo de
cinturones negros.
Cole se había puesto su traje después del trabajo. Era un traje azul de Adidas
como el que Nate, Cam y sus compañeros llevaban, y el cinturón de Cole era
también negro. No sabía qué significaban los otros colores de cinturones en la
habitación, pero sabía que el cinturón negro era de más alto rango que los demás.
Cole me había dado una rápida explicación en el auto. Aunque mi cerebro había
estado bastante preocupado (con pensamientos de Renee y mujeres como ella, el
hecho de que mi cumpleaños se acercaba rápidamente y aún no había
escuchado nada de mi familia, el hecho de que quería visitar desesperadamente a
Logan pero sabía que no quería verme, y el hecho de que me sentía culpable
porque Cole me estaba haciendo feliz mientras que mi hermano se pudría lejos en
una cárcel) para poner la suficiente atención para recordar todo.
Me golpeó que a Logan le agradaría Cole. Lo sabía sin ninguna duda.
Pero entonces, saqué a Logan de mis pensamientos porque era probable que
me empujaran dentro de una oscura depresión, y en su lugar miré a mi novio.
Ya que las artes marciales eran una gran parte de la vida de Cole, me había
puesto algo curiosa. Quería ver de qué se trataba todo. Cole se puso más
entusiasta por mi curiosidad, asumiendo que mi interés era debido al deseo de
posiblemente comenzar a tomar clases. Había sugerido que observara una clase
para ver si era algo que tal vez me gustaría probar. Estaba más que feliz de que
Cole pensara que tenía curiosidad sobre las artes marciales en lugar de que diera
cuenta que solo estaba un poco obsesionada con él en este momento.
—¿Lista?
Asentí y empujó la puerta, sosteniéndola para mí mientras entraba a una
habitación llena de extraños que se volvieron para mirarme curiosamente. Cole tiró
su bolso de gimnasio en la esquina y tomó mi mano, conduciéndome hacia Nate y
Cam.
Me saludaron con sonrisas de bienvenida y me relajé un poco.
—Así que estas aquí para observar. —Nate sonrió, mostrándome sus hoyuelos.
—¿Si eso está bien?
—No hay problema. Solo estoy sorprendido que Cole permita que veas cómo le
patean el trasero.
Cole rio. Amaba verlo reír. Amaba la manera en que sus ojos realmente
resplandecían brillantemente con humor, amaba las arrugas en las esquinas de
ellos, amaba la sonrisa infantil que siempre acompañaba su risa.
—Estás a punto de tragarte tus palabras, anciano.
Nate carraspeó.
—Ya veremos quién es el anciano. Ponte en línea.
***

Una hora y media mas tarde


—Te pateó el trasero.
Cole se encogió de hombros hacia mí mientras se aproximaba. Nate recién
había terminado la clase y todo mundo se estaba dispersando hacia los vestuarios.
—Lo dejé. Me estaba sintiendo generoso.
—Generoso, mi trasero —dijo Nate detrás de él mientras tomaba su bolso de
gimnasio del suelo.
Cole sonrió satisfecho hacia él y luego se giró hacia mí. Se inclinó, oliendo a sudor
fresco e irradiando cantidades masivas de calor. Mis labios cosquillearon después de
que depositó un suave beso sobre ellos.
—Solo voy a saltar a la ducha. Te veré en la recepción.
Asentí y lo miré salir con Nate.
—Entonces, ¿lo sabe?
Aparté mi mirada de la puerta donde Cole y el resto de sus compañeros de
clase habían salido, sorprendida de encontrar que Cameron se había quedado
detrás. Se paró frente a mí en el ahora vacío estudio, su bolso de gimnasio colgado
sobre su hombro. Después de todo lo que Cole me había dicho de su pasado, no
pude evitar sentir esta extraña gratitud y afecto por Cam, aún cuando apenas lo
conocía.
—¿Perdón?
—¿Lo sabe?
—¿Saber qué?
El cuñado de Cole dio unos pasos hacia mí, sus oscuros ojos azules sujetándome
a ellos por su intensidad.
—Que estás enamorada de él.
Creo que mi corazón se detuvo ante esas palabras.
Cam me dio una sonrisa tranquilizadora.
—Si no se lo has dicho, no se lo diré. Pero es bastante obvio para mí.
¿Lo era? Extraño… ¡ya que no lo era para mí!
—Um…
—Es por la forma en que lo miras.
—¿La forma en que lo miro?
Cam soltó una risa ante mi tono ansioso y comenzó a caminar más allá de mí.
Antes de hacerlo se acercó y le dio a mi hombro un apretón tranquilizador.
—No es el fin del mundo, Shannon. Confía en mí.
¿Confiar en él?
Realmente desearía que las personas dejaran de pedirme que hiciera eso.
19
Traducido por Nikki leah
Corregido por Veroonoel

No había nada como despertar para encontrar que el cielo estaba despejado y
hacía calor afuera… el tipo de calor para vestir pantalones cortos y una camiseta,
y comprando paletas de helado. Esos días eran una rareza incluso en verano, y los
amaba porque era como estar de vacaciones por un rato. Los frescos y brillantes
días de primavera eran buenos también, cuando el sol estaba en todo su apogeo
pero el invierno todavía se aferraba al aire de la mañana. Esos días siempre me
energizaban.
Mudarse a Edimburgo había sido como un frío y soleado día de primavera; ahí
estaba yo, despierta por primera vez en siglos y lista para empezar de nuevo.
Enamorarse de Cole era un día caluroso de verano: como estar de vacaciones
y esperar que la lluvia se mantuviera lejos para siempre.
Tres meses atrás había escapado de Glasgow. Hace casi dos meses había
empezado a ver a Cole. Y era bueno. Mejor que bueno. Era un caliente, muy
caluroso, verano; la mejor, más caliente e intensa distracción a mi pasado que
podría haber pedido.
—Has hecho un gran trabajo —me elogió Stu, golpeando su mano en mi hombro
con tanta fuerza que casi hice una mueca.
Estaba cubriendo a Cole, quien había tomado el día libre porque él, Cam y
Nate tenían entradas para algún gran torneo de judo en Berlín. Por primera vez en
unas cuantas semanas, estaría pasando la noche sola.
Stu acababa de terminar de mirar por encima mi digitalización completa de su
sistema de archivos.
—Gracias. —Sonreí hacia él.
—Me sorprende que lo hayas terminado tan rápido. Cole no puede estar
distrayéndote demasiado de tu trabajo —bromeó.
Hace dos meses me habría preocupado sobre lo que pensara Stu de mí
saliendo con su gerente, pero Cole le había explicado todo a Stu y no me
sorprendió descubrir que nuestro jefe estaba feliz por nosotros.
—Lo predije tan pronto como entraste por la puerta. —Stu se veía con aire
satisfecho—. Me dije a mí mismo: “A Cole le gustara esta pequeña hada, no hay
duda sobre eso”.
Solté un bufido.
—¿Cómo podrías haber sabido eso?
—Instinto visceral. Nunca me ha dirigido mal. Y entonces los vi juntos cuando
entré con Steely y supe que estaba en lo correcto. No puedes fingir ese tipo de
química. Lo sé. Mi esposa, Rocky, y yo hemos estado juntos por más de treinta años.
Al momento en que la conocí solo lo supe.
Sonreí.
—Eso sí que es instinto visceral.
Stu me guiñó un ojo antes de irse a grandes zancadas hacia la parte trasera.
—Si me necesitas estaré en mi oficina.
—Tu próxima cita es en una hora —le recordé.
Me dio un ademán de reconocimiento y desapareció de la vista.
Por los siguientes cuarenta minutos o así me senté detrás de la recepción,
releyendo uno de mis libros paranormales favoritos. Había sido interrumpida solo una
vez por uno de los clientes de Simon. Comiendo un poco de chocolate que
guardaba en la nevera, bebiendo café, y leyendo mi libro, me sentí bastante
contenta. ¿Cuántas personas tenían un trabajo tan cómodo?
Pero algo tenía que arruinar mi día.
Y ese algo entró en el estudio en la forma de una atractiva morena de piernas
largas.
Me enderecé de golpe en mi asiento mientras Tamara se pavoneaba hacia mí
poniendo una pequeña molesta sonrisa en su boca bonita.
—Aún estás aquí —dijo con condescendencia en su voz.
—Lo estoy. —Puse mi libro a un lado, irritada de que su aparición hubiera hecho
que mi estado de ánimo cayera en picada—. ¿Te puedo ayudar en algo?
—Puedes ayudar consiguiendo a Cole para mí.
El calor embriagador de posesividad se apoderó de mí y tuve que darme un
par de segundos para conseguir controlarlo.
—No está hoy.
La decepción nubló los grandes ojos marrón oscuro de Tamara.
—Oh. ¿Está de vuelta mañana?
—Mañana es su día libre.
Sonrió ante eso.
—Genial. Entonces, solo pasaré por su piso.
—Está fuera del país —me apresuré a decir, el pensamiento de ella en cualquier
lugar cerca del apartamento de Cole provocándome palpitaciones—. No
regresará hasta el viernes.
—Bueno, por suerte estoy aquí hasta el sábado.
El impulso de marcar mi territorio fue por desgracia demasiado grande para
ignorarlo.
—Cole y yo estamos saliendo —espeté.
Los ojos de Tamara se deslizaron sobre lo que podía ver de mí detrás del
escritorio antes de que murmurar:
—Eso es una sorpresa. —Me dio una mirada de lástima—. Pero no te pongas
cómoda, cariño. He conocido a Cole desde que tenía dieciocho años y es un poco
monógamo en serie. Va a aburrirse de ti muy pronto.
La inquietud se agitó dentro de mí y momentáneamente me pregunté si estaba
en lo cierto. Empujando esa incertidumbre a un lado, me encogí de hombros con
una confianza que no estaba seguro que sintiera.
—Entonces no lo conoces muy bien.
Frunció los labios en disgusto.
—Lo conozco desde hace mucho más tiempo que tú. Sé que cuando haya
terminado de degustar cada sabor de mujer, seré yo con quien termine.
Escondí mis manos temblorosas debajo del mostrador.
—Pensé que ustedes dos eran solo amigos.
—Está guardando lo mejor para el final. —Soltó una carcajada—. ¿De verdad
crees que un tipo como Cole terminará con una pequeña y escuálida pelirroja sin
talento cuya única ambición en la vida es ser una gran recepcionista? No, cariño.
No eres nada. Te follará hasta que haya quedado satisfecho y luego te botará.
No eres nada.
Y así de simple mi incertidumbre se desvaneció. Me reí. Esta mujer estaba
engañada. Claramente no conocía a Cole en absoluto.
No eres nada.
Resonó en mi cabeza, pero no dolió. Ahora la veía con claridad. Tenía lo que
Tamara quería y sabía, después de las ácidas palabras que había derramado, que
nunca lo tendría.
—¿Algo gracioso?
—Sí. —Sonreí y negué con la cabeza hacia ella—. Cole no está dejando lo mejor
para el final, Tamara. No te quiere, porque reconoce la clase cuando la ve, y es
obvio que tú no tienes ninguna.
La ira se reflejó en sus ojos oscuros y había abierto la boca para replicar cuando
fuertes aplausos de la parte posterior del estudio atrajeron nuestras miradas. Stu
estaba apoyado en la puerta, observándonos. Dejó de aplaudir y se nos acercó
lentamente, sus ojos azules fijos en Tamara.
Nunca antes había visto a Stu con una expresión poco amistosa en su cara.
Era más allá de intimidante.
—Nunca he tenido paciencia para las perras. Fuera de mi estudio.
Tamara enrojeció.
—Stu…
—Ahora, Tamara.
Hubo casi una ráfaga de viento a la salida de Tamara, se movió tan rápido.
Me quedé mirando a Stu con los ojos abiertos.
—¿Qué fue todo eso? Me sentí como si estuviera atrapada en algún mal cuento
de hadas.
Se rio entre dientes y se relajó contra el mostrador.
—Tamara ha estado husmeando tras Cole durante años. Le ha dicho más de
una vez que nada iba a suceder entre ellos, y creo que él pensó que ella entendía
eso. —Miró hacia la puerta por donde acababa de salir—. Tenías razón, cariño. Cole
reconoce la clase. —Me sonrió ahora—. Tú la tienes. Ella no.
Sonreí agradecida.
—Después de verla pavoneándose aquí dentro y luego correr de aquí en las
piernas más largas que he visto en mi vida, realmente necesitaba escuchar eso.
Gracias.
Stu echó la cabeza hacia atrás en una profunda risa, sorprendiendo a su
próximo cliente mientras caminaba por la puerta.
***
Estaba sentada en el balcón de mi apartamento, mis pies sobre un taburete, mi
cuaderno de dibujo equilibrado sobre mis rodillas, y estaba usando carboncillos
para dibujar la calle debajo de mí. En mi estilo habitual, utilicé colores que
reflejaban la forma en que veía la calle y su energía, en lugar de los colores visibles
a mis ojos.
Era cerca de pasadas las ocho y sabía que estaría perdiendo la luz en una hora
más o menos. Quería terminarlo esta noche, porque estaría pasando el rato con
Cole mañana a su regreso de Alemania.
Fruncí el ceño ante el sonido de la puerta principal cerrándose de golpe. Rae
me había dicho que iba a salir con Simon y Tony esta noche.
—¿Te olvidaste de algo? —grité, mirando en la sala de estar, a la espera de su
aparición.
Casi me caí de mi asiento cuando Cole entró en la habitación.
Encantada de verlo, me olvidé de mi dibujo. Lo arrojé al taburete y me apresuré
a entrar a saludarlo.
—Llegaste temprano. —Sonreí y me lancé hacia él.
Cole envolvió sus brazos alrededor de mí y lo inhalé, ridículamente contenta de
verlo a pesar de que solo se había ido por dos noches.
Estuve sorprendida entonces cuando de repente dejó de abrazarme, me agarró
por los codos, y me empujó hacia atrás. Mi estómago se volcó a la vista de su ceño
fruncido.
—¿Hubo algo que se te olvidó decirme por teléfono ayer por la noche?
Confundida, sacudí mi cabeza.
Esto lo molestó más de lo que ya estaba.
—Piensa —espetó él.
—Estoy pensando —contesté bruscamente, quitando mis brazos de su agarre—.
¡Hola a ti también!
—No lo hagas —me advirtió—. Tuve que enterarme a través de Stu que mi
supuesta amiga abordó a mi novia, en lugar de escuchar esa mierda de la persona
que debería habérmelo dicho… también conocida como mi novia.
—Maldita sea —resoplé, maldiciendo a Stu por decirle a Cole sobre Tamara. No
había querido hacer una gran cosa de eso, porque a la final no era un gran
problema—. Cole, no fue nada.
Cole cruzó sus brazos sobre su pecho y vi sus bíceps flexionarse. Mi estómago se
volcó de nuevo, y este tirón fue mucho mejor que el anterior.
—Te atacó verbalmente y se burló en tu cara de nuestra relación. Algo que no
tiene absolutamente ninguna mierda que ver con ella. Algo de lo que está ahora
muy consciente ya que la llamé hace media hora y le dije que se quedara fuera de
mi maldita vida permanentemente. Nadie te hace eso a ti, especialmente cuando
no estoy ahí para protegerte.
—Bien. —Me sentí aliviada. Más que eso, estaba satisfecha de que Cole estaba
tomando nuestra relación tan en serio—. Gracias.
—No lo entiendes.
¿Por qué estaba enojado conmigo todavía?
—Claramente no.
De repente fui arrastrada a su cuerpo mientras envolvía sus brazos alrededor de
mi cintura y me agarraba con fuerza a él. Me miró, sorprendentemente intenso.
—No ha sido fácil llegar a este punto, Shannon. No necesito que alguien venga y
juegue con tu cabeza y la llene de tonterías sobre mí otra vez. Y el hecho de que lo
escondieras de mí… bueno, eso me dice que la dejaste llegar a ti. Estás dejando
que juegue con tu cabeza. Me estás dejando fuera de nuevo.
Sonreí y luego reí de la inmediata molestia y confusión que eso provocó en los
ojos expresivos de Cole. Su agarre se aflojó y me aferré con mis manos a su camisa
para evitar que se aleje de mí.
—Te equivocas. No te lo dije porque realmente no fue la gran cosa. No me
malinterpretes. Al principio con ella siendo toda caliente y de piernas largas, estuve
un poco preocupada de que podría estar en lo cierto. Sin embargo, ese
pensamiento fue fugaz. No nos conoce lo suficientemente bien como para formarse
una opinión. Estoy empezando a darme cuenta de mi propio valor una vez más,
Cole. Y tú eres un tipo honesto. Si quisieras estar con Tamara, lo estarías. —Me mordí
el labio, sonriendo sugestivamente mientras presionaba mis caderas contra su
cuerpo—. Afortunadamente para mí, tienes un punto débil cuando se trata de una
pequeña pelirroja con mucha actitud y una libido insaciable.
Los labios de Cole se crisparon.
—¿Una libido insaciable?
—No tienes ni idea. —Deslicé mis manos sobre su duro pecho, sintiendo la
sensación de hormigueo aumentar entre mis piernas—. Y por suerte para ti, tengo un
punto débil cuando se trata de un alto y caliente hombre tatuador que salta a
conclusiones.
Dejé escapar un pequeño chillido de deleite mientras Cole me levantaba en el
aire. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, mis manos aferrándose a su cuello
a medida que me besaba. Un largo, lento, dulce, profundo y caliente beso.
Me fundí en él.
—Ahora, esa es la manera de decir hola —murmuré.
Sus encapuchados ojos estaban llenos de algo… algo que no podía identificar
exactamente, pero era absolutamente notable. Me calmé en su asimiento.
—Me sigues sorprendiendo, Shannon MacLeod.
—Eso es una buena cosa, ¿verdad? —Froté mi nariz contra la suya y asintió,
volviendo la cara para atrapar mis labios en otro beso impactante.
Cuando volvimos a tomar aire, Cole jadeó:
—También tengo una sorpresa para ti.
La anticipación corrió a través de mí.
—Puedo sentir tu sorpresa.
Negó con risa.
—No es eso.
—¿Ah, un regalo? —dije, y se rio aún más fuerte de mi entusiasmo infantil.
Sentándose en el sofá, me ajustó de modo que estuviera sentada
cómodamente en su regazo; bueno, tan cómodamente como podía con su
erección clavándose en mí. Me senté pacientemente mientras deslizaba las manos
por mi cabello.
—La clase de dibujo al natural no era mi favorita, pero no puedo sacar de mi
mente la idea de dibujarte desnuda.
Por alguna razón, la idea de modelar para Cole me pareció estimulante y
vergonzosa.
—Me puedes dibujar si quieres.
Asintió, sus ojos ardiendo.
—Quiero. Me pregunto cuánto tiempo duraré antes de ceder a la tentación.
Me retorcí, mi piel calentándose al pensar en todas las maneras en que podía
tentar a Cole mientras él me dibujaba.
—Definitivamente voy a modelar para ti —murmuré con voz ronca.
Cole se hinchó contra el vértice de mis muslos. Hmm, realmente le gustaba esa
idea.
Gimió y empujó mi cabeza hacia él para un beso rápido.
—Antes de hacer el amor contigo quiero darte tu sorpresa.
—Bien.
—Sé que mañana es tu cumpleaños.
Tomada con la guardia baja, me eché hacia atrás.
—¿Cómo? No le dije a nadie.
—Lo sé. —Frunció el ceño—. Y eso es realmente molesto, Pastelito. Por suerte
trabajas para mí, así que vi tu fecha de nacimiento en el expediente.
—No quería hacer una gran cosa de ello. —Me encogí de hombros, sintiendo un
dolor desagradable en mi pecho arruinando todos mis atractivos y candentes
sentimientos.
Cole suspiró.
—¿Debido a que tu familia no se ha contactado contigo?
Bajé mi mirada y asentí.
—Es mi primer cumpleaños sin Logan. Sin ninguno de ellos. Era el único día del
año que mis padres realmente actuaban como si les importara.
Levantó mi barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos. Sus ojos se enturbiaron con
pasión y ternura.
—No van a quitarte tu cumpleaños. Si no quieren ese pedazo de ti, entonces yo
lo tendré todo. Gustosamente.
—Cole… —dije en voz baja, inclinándome hacia él. Parte de la fealdad en mi
pecho comenzó a disiparse.
Me abrazó fuertemente.
—Sé que estás tratando de armar la mayor cantidad de piezas diferentes como
puedas para tu portafolio, así que te voy a llevar a algún lugar donde puedas
trabajar en tu arte.
Me aparté, mi pulso ganando velocidad.
—¿Dónde?
—Joss y Braden poseen una villa privada en el Lago Como. Van a dejar que nos
alojemos allí dentro de dos semanas durante siete noches. Ya he despejado
nuestros horarios con Stu.
Conmocionada, me quedé mirándolo con la boca abierta durante unos
segundos antes de chillar:
—¿Me vas a llevar a Italia para mi cumpleaños?
Cole me dio esa engreída sonrisa infantil suya.
—Sí.
—No puedes hacer eso.
Arqueó una ceja hacia mí.
—Creo que puedo.
—No. —Negué con la cabeza firmemente—. Nunca nadie me ha llevado a
algún lugar, y mucho menos un hombre que solo ha estado saliendo conmigo
durante dos meses.
—Bueno, va a suceder. —Se echó a reír.
—No.
—Sí.
—No puedo dejar que me lleves a Italia, Cole —discutí.
La impaciencia crepitó en su mirada.
—¿Por qué diablos no?
—Porque… porque… —Me dejé caer en su regazo—. Sé que dije que conozco mi
propio valor ahora, pero parte de eso fue solo bravuconería, ¿de acuerdo? No me
malinterpretes. Estoy tratando de llegar allí… pero ha pasado un tiempo desde que
alguien fue bueno conmigo y yo… —Jadeé en busca de aire, completamente
desconcertada por la forma en que estaba abrumada por su regalo—. No sé si
puedo hacer frente a eso.
Fiereza resplandeció en la mirada de Cole y de repente me encontré en el aire
a medida que él se ponía de pie.
—Puedes hacerle frente. Mejorarás —declaró llevándome a mi dormitorio—.
Porque no tengo la intención de parar pronto.
—Sé lo que va a ayudar —susurré frenéticamente.
—¿Qué?
—Sexo. El sexo definitivamente va a calmarme.
Cole sonrió perversamente segundos antes de arrojarme sobre la cama.
—No de la manera en que yo planeo hacerlo.
20
Traducido por IvanaTG
Corregido por Veroonoel

Esto era surrealista.


Nunca había imaginado que alguna vez estaría rodeada de tanta belleza.
Sin embargo, allí estaba a mí alrededor.
El lago resplandecía bajo el sol inflexible, encontrando pedacitos de sombra
solo en las sombras proyectadas por las montañas de los alrededores. Villas y
hoteles se esparcían en las orillas del lago y las laderas de las montañas con sus
explosiones de color blanco, amarillo, ocre y rojo en las tejas de los techos. Cipreses
enmarcaban imponentes y lujosas casas a la orilla del lago, y la exuberante
vegetación y la sencilla y romántica arquitectura italiana creaban un edén de paz
y tranquilidad. Ferries cruzaban el lago, así como lanchas y motos acuáticas en un
relajado tiempo libre bajo el calor del sol.
Sudor y loción bronceadora irradiaban en mi piel, y encontré un ligero alivio en el
calor del sol a finales de julio mientras una pequeña brisa desde el lago susurraba
sobre mí.
La villa que Joss y Braden poseían en el Lago Como estaba sobre el agua en el
Menaggio. Era una villa de cuatro dormitorios con su propia piscina privada. No fue
hasta que llegamos que comprendí completamente cuán adinerados eran los
Carmichael. Y lo diferente que vivía la otra mitad…
Sonreí al agua.
Por un tiempo me estaba poniendo a gusto con eso.
El agua me salpicó y miré a mi izquierda mientras Cole salía de la piscina. Era un
eufemismo decir que me gustaba la forma en que las gotas de agua caían por su
duro abdomen. Habíamos estado aquí solo dos días y la piel de Cole ya se estaba
volviendo de un precioso color dorado. Me sonrió mientras se secaba con una
toalla.
—Si puedes separarte de esa pintura, podríamos ir a un ferry. Ver el resto del
lago.
Me mordí el labio, con ganas de hacer exactamente eso, pero me encontraba
ansiosa por terminar el trabajo.
—Solo tengo unos días para armar un par de piezas.
—¿Por qué no juntas lo básico y cuando volvamos a casa puedes completar el
resto con esa magnífica imaginación tuya? —Se detuvo donde había puesto mi
caballete y el banquillo—. Se ve maravilloso.
—Gracias. —Mis ojos viajaron a su estómago, tomándose su tiempo hasta que
llegaron a su rostro. Una pequeña sonrisa de suficiencia cubría sus labios—. Cállate.
Se echó a reír.
—No dije nada.
—Sabes que eres atractivo y lo estás usando para distraerme.
Cole se rascó la frente, pareciendo luchar por no reírse de nuevo.
—Todo lo que hice fue preguntarte si querías tomar un descanso.
—Y luego pones eso en mi cara. —Señalé con mi pincel a sus abdominales.
—Bienvenida a mi mundo —dijo, de repente con su voz ronca—. Ese bikini…
Bajé la mirada al bikini blanco que llevaba puesto. Era un bikini caliente. Había
pasado las últimas dos semanas comprando la ropa para estas vacaciones y eso
incluía un par de bikinis diminutos. Sabía que Cole hasta se vería bien en papel
transparente, así que decidí sentirme sexy a su lado.
Me sentía sexy en este bikini.
Era mi turno de sonreír con aire de suficiencia.
Riéndose, Cole deslizó su mano por atrás de mi cuello desnudo y apretó
suavemente. Mi cabello estaba apilado descuidadamente sobre mi cabeza. Su
largo y espesor eran un poco molestos en un clima tan cálido.
—¿Vienes a explorar conmigo? —dijo, presionando un dulce beso en mi boca.
Realmente no había manera de decir no a eso.
***
—Está bien, hagamos esto todos los días —dije, cerrando los ojos debajo de mis
gafas de sol contra la brisa que soplaba sobre nosotros. El ferry hizo lentamente su
camino a través del lago. El alivio de la brisa del lago traído del calor era más que
delicioso.
—Y querías quedarte en la villa y pintar —bromeó Cole.
Abrí los ojos para mirar ver su hermoso rostro sonriente. Supuse que sus ojos
verdes se reían de mí por debajo de sus gafas de sol Ray-Ban.
—Todavía no puedo creer que me hayas traído a Italia para mi cumpleaños. —
Hice un gesto al otro lado del agua—. Podemos ver los Alpes.
—¿Y?
Me encogí de hombros, mirando a otro lado, fingiendo examinar detenidamente
la enorme villa cerca de la ciudad de Bellagio, que era nuestro destino.
—Nada… solo… es un asunto importante para una pareja que solo ha estado
saliendo unos meses, y sin embargo… —Mi voz se apagó en otro encogimiento de
hombros.
—¿Y sin embargo? —preguntó Cole.
Lo miré, mi corazón acelerado.
—Se siente como una especie de sueño, y sin embargo, al mismo tiempo… —La
sangre debajo de mis mejillas aumentó su calor a pesar de la brisa—. No recuerdo
que algo jamás se sintiera más real.
Cole se quedó en silencio, lo que solo hacía que mi corazón se elevara de un
ritmo acelerado a palpitaciones tronadoras.
—Jesús, Shannon —dijo finalmente, su voz gruesa—, me gustaría que dijeras esas
cosas en privado.
Herida y confundida, miré hacia el agua.
—En privado. —Tomó mi mano y tiró de mi cuerpo a él mientras se inclinaba para
susurrarme al oído—: Puedo mostrarte mi aprecio de la forma en que realmente
quiero.
Sintiéndome segura, me apoyé en él.
—Siempre me puedes dar una idea de ese aprecio. Dudo que los italianos se
sorprendan por un poco de demostraciones públicas de afecto.
Cole aceptó esa invitación… por el resto del día. Mientras nos dirigíamos por los
empinados y empedrados escalones y caminos de Bellagio, mientras paseábamos
a lo largo de la orilla del lago en los jardines de la Villa Melzi, e incluso cuando pasé
la mayor parte del tiempo oponiéndome a los precios de ropa de diseñador y
bolsos, Cole me mostró su aprecio. Sosteniéndome, besándome, acariciándome… el
chico se estaba sintiendo bastante a gusto con las demostraciones. No me molestó
ni un poco.
—Deberías haber comprado ese vestido si te gustó —dijo Cole, balanceando mi
mano juguetonamente mientras caminábamos por la calle hacia el muelle del ferry.
Se acercaba el final de la tarde y estábamos concluyendo con el Bellagio por el
día.
—Costaba la mitad de mi salario mensual. —Negué con la cabeza—. Tendría
que estar perdidamente enamorada de un vestido antes de gastar tanto dinero.
Incluso entonces…
—No lo necesitas de todos modos —me aseguró, sus ojos recorriendo mi longitud
—. Lo que estás usando está funcionando muy bien.
Tenía puesto un vestido veraniego de algodón blanco sobre mi bikini blanco.
Soltó mi mano para rozar sus dedos por encima de mi hombro.
—Hoy conseguiste broncearte bastante. Será mejor que te pongamos una loción
protectora cuando regresemos.
Siempre cuidando de mí.
Sonreí abiertamente y parpadeó sorprendido.
—¿Qué? ¿Qué hice?
Sacudí mi cabeza, mi sonrisa volviéndose reservada. Cole sacudió su cabeza
también, demasiado divertido por mi actitud infantil.
—Parece que el ferry llegará en otros cinco minutos más o menos —dijo mientras
se detenía al final de una larga fila de personas que esperaban en el muelle. Miró
por encima del hombro y sonrió como un niño pequeño—. Hay una heladería.
—Entonces vamos a tomar un helado.
Tiró de mi mano y se apresuró a cruzar la calle antes de que dos chicos en
motocicleta nos golpearan. Dentro de la celestial heladería con aire
acondicionado, estudié a Cole aumentando su deleite mientras mordía su pulgar y
miraba todos los sabores de helado con ese fruncido estudioso en sus cejas.
Luché para no reírme de él siendo tan adorable.
—¿Tienes problemas para elegir?
Con una seria expresión, asintió, sus ojos no dejaron el helado ni por un segundo.
—¿Sabes lo que quieres?
¡A ti, a ti, a ti!
Contuve mis ganas de gritar eso y tirar mis brazos a su alrededor.
—Estoy pensando en chocolate y caramelo.
—Hmm… ¿por qué no pedimos un cono de tres sabores?
Mis labios temblaron.
—Bueno. ¿Qué te gustaría? —Mis ojos se elevaron a la mujer mayor detrás del
mostrador, que le sonreía a Cole como si lo encontrara tan encantador como yo. El
adorable chico que estaba emocionado por comer helado en un día caluroso se
hallaba tan en desacuerdo con su apariencia. Llevaba una camiseta blanca que
dejaba ver sus músculos, sus tatuados brazos y cuello, y un par de pantalones
cortos con cholas. Para variar estaba completamente afeitado, pero su cabello se
encontraba tan desordenado como siempre. Se parecía menos al chico malo de lo
que normalmente lo hacía, pero aun así…
—Estoy pensando en lima limón, sandía y fresa.
—Quédate con tus frutas. —Lo empujé con mi cadera—. Tendré el chocolate
con caramelo, menta con chispas de chocolate, y chocolate con doble chispas.
Una vez que tuvimos nuestros conos los atacamos de inmediato, gimiendo por
los cremosos sabores que nos refrescaron temporalmente.
—Ven. —Cole inclinó su cono hacia mí—. Prueba el de fresa.
Tomé una lamida y al instante deseé haberlo elegido.
—Maravilloso. —Sostuve mi cono hacia él, se inclinó para lamer y terminó
embarrándose de chocolate por toda su nariz. Me reí y le hice señas con mi mano
libre para que inclinara su cabeza. Tan pronto como lo hizo, lamí su nariz, riendo
mientras él trataba de probar otro sabor de mi cono y consiguió poner más
alrededor de sus labios en lugar de su boca.
Estábamos de pie en la acera, riendo y besándonos con el helado del otro, sin
importar que estuviéramos actuando como adolescentes en público. Hicimos tanto
alboroto con esos conos que casi perdimos el ferry.
Corriendo por la pasarela, alcanzamos al resto de los turistas y residentes que
estaban avanzando por la plataforma de hierro para llegar al ferry.
—Desearía que pudiéramos quedarnos aquí para siempre —dije, llena de
nostalgia.
Cole apretó mi mano en respuesta y comprendí cuando lo miré de pie junto a
mí que nunca estuve tan feliz en toda mi vida.
De alguna manera me las arreglé para ahogar el sonido de mi aliento contenido
con esa sorprendente revelación. Aturdida y distraída tendí mi boleto a un hombre
vestido con un nuevo uniforme blanco de ferry.
—Inglese, ¿no? —dijo de repente.
Parpadeé hacia él, apreciando lejanamente sus hermosos ojos oscuros.
—Escocesa.
—Scozzese. —Sonrió, sus ojos oscuros brillando con aprecio—. Todas las mujeres
tan hermosas, ¿cierto?
La mano de Cole se tensó sobre la mía y me tiró no muy gentilmente a su lado.
El trabajador del ferry le dio una sonrisa burlona a Cole y nos hizo señas hacia el
ferry. Podía sentir en mi espalda los flameantes ojos del italiano mientras que la
mano de Cole me apretaba casi entumeciéndome con su intenso agarre.
—Puedes aflojar un poco —dije mientras tomábamos nuestro asiento en la parte
trasera del ferry. Por desgracia todos los asientos exteriores estaban tomados, de
modo que quedamos atrapados en el interior. Era como un horno.
—Malditos italianos —murmuró Cole en voz baja.
—Tony es italiano —le recordé—. Siempre es coqueto conmigo.
El músculo en su mandíbula se tensó.
—Sí, sin ninguna intención alguna de tratar de follarte. Si ese imbécil pudiera
follarte con sus ojos, lo haría.
—No es gran cosa. —Fruncí el ceño, sorprendida de cuán molesto se
encontraba.
Ante mi tono conciliador, Cole empujó sus gafas de sol sobre su cabeza y me
miró fijamente.
—Siempre es gran cosa cuando un hombre se acerca a una mujer frente al
hombre con el que obviamente está. Es como pedir un puño en su rostro.
—Cosa que todos sabemos que podrías abordar con bastante facilidad. —Rocé
mis dedos sobre el puño que había hecho inconscientemente—. Pero no habría
ningún punto, ya que un millón de hombres podrían acercarse a mí y aun así solo te
querría a ti. —Acaricié su mano con dulzura—. No es propio de ti que te tomes esas
cosas en serio.
Fue el turno de Cole de fruncir el ceño al darse cuenta de la verdad en mis
palabras. No era habitual en él ponerse nervioso por algo que era realmente
insignificante al final del día. Apartó su mirada, pero no sin antes ver que flexionaba
el músculo de su mandíbula.
El ferry había comenzado a alejarse del muelle cuando Cole dijo en voz tan
baja que casi no lo oí:
—Es porque se trata de ti. —Se volvió para encontrarse con mi mirada, la suya
intensa—. ¿Qué me estás haciendo, Shannon?
Me cortó la respiración.
—Exactamente lo que me estás haciendo a mí —susurré, finalmente.
***
Esa noche volvimos a la villa para ducharnos y vestirnos para la noche. Joss y
Braden nos habían recomendado un restaurante en las colinas de la ciudad vecina
de Tremezzo. Conocían a los propietarios y reservaron una mesa para nosotros por
adelantado. También nos habían dejado el número de un taxista ya que en la zona
eran pocos y distantes entre sí.
Vestida con un fresco maxi vestido suelto de un azul turquesa que contrastaba
muy bien contra mi cabello, sentí que una sensación de satisfacción absoluta se
apoderaba de mí mientras apretaba la mano de Cole y dejaba que me llevara
por las escaleras de losa de piedra hasta el restaurante. Estaba vestido con una
camisa blanca y pantalones negros… elegante sin ningún esfuerzo. También olía
increíble. El restaurante era precioso, construido al estilo de un chalet suizo, y
cuando la dueña nos llevó a una mesa en el jardín que tenía la vista más
impresionante del lago, casi me dieron ganas de llorar.
Este lugar, con este hombre a mi lado, era demasiado bueno para ser verdad.
En el ambiente romántico, mientras veía el sol bajando lentamente detrás de las
montañas, mi piel se erizó, y no con una creciente frialdad. El aire alrededor de Cole
y yo era eléctrico, y sabía que él estaba sintiendo todo lo que yo había estado
sintiendo hoy. A pesar de la excitación entre nosotros, nos las arreglábamos para
tener una divertida conversación (llena de insinuaciones) mientras nos permitíamos
la comida más asombrosa que jamás habíamos comido. Todo simplemente sabía
mucho más delicioso aquí que en casa. Las verduras, las frutas… todo era una
explosión de sabores.
Permitimos que nuestra comida se asentara, bebimos nuestro vino y miramos al
lago.
—Gracias por traerme aquí. Está más allá de cualquier cosa que he
experimentado antes.
Cole tomó mi mano.
—Gracias por venir conmigo.
Nuestros ojos se encontraron y la electricidad que estuvo chispeando entre
nosotros toda la noche crepitó.
—Volvamos a la villa —dije, las palabras saliendo roncas.
En el viaje de regreso me obligué a tratar de encontrar mi equilibrio. Era
probable que explotara en mil pedazos diferentes si no trataba de controlar lo que
sentía por Cole.
Tan pronto como entramos en la villa, mi mirada se clavó en la piscina que
brillaba a la luz de la luna fuera de la sala de estar.
—Vamos a nadar —sugerí, pensando que podría enfriarme. En cierto modo
sospechaba que era el calor lo que me estaba haciendo sentir tan alterada.
—¿Nadar? —Cole sonó confuso, pero ya me dirigía a la habitación para agarrar
un bikini. Cole había desaparecido mientras me cambiaba y estaba afuera en la
piscina para el momento en que él apareció en su traje de baño, llevando dos
cervezas frías.
Le sonreí mientras se sentaba en la piscina.
—Bien pensado —dije, tomando la cerveza que me ofrecía.
Bebimos en silencio durante un rato, mirando hacia el cielo estrellado.
—¿Por qué estamos en la piscina? —preguntó Cole, con diversión en su voz.
Tragué saliva, incapaz de mirarlo.
—Porque necesitaba refrescarme antes lesionarte a ti o a mí misma al derribarte
en el suelo.
—Ah. Un relajante baño en la piscina o ser derribado por una hermosa pelirroja.
—Me dirigió una mirada simulando confusión—. ¿Estás segura de que entiendes a los
hombres?
Me reí y le di un codazo.
En respuesta, Cole tomó la cerveza de mi mano y la puso sobre la losa que
bordeaba la piscina.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté.
Me respondió girando hacia mí con una determinación en su mirada que pude
reconocer. Mi pulso empezó a correr y…
Cole me empujó hacia atrás contra el borde de la piscina, con su boca
devorando la mía mientras levantaba mis piernas alrededor de su cintura y
encallaba sus caderas contra mí. Me aferré a su cuello, presionándome contra él,
besándolo de vuelta tan vorazmente. Nuestras lenguas lamieron, se enredaron y
saborearon mientras el agua normalmente tranquila se derramaba contra los lados
de la piscina.
El aire frío cubrió mis pechos cuando Cole desató hábilmente la cuerda detrás
de mi cuello y la soltaba. Lo sentí hincharse contra mí mientras mis pezones se
fruncían por él. Gimió profundamente en su garganta momentos antes de
agacharse para chupar mi pezón izquierdo con su boca caliente, jugando con el
derecho con su pulgar. Calor comenzó a cimentarse entre mis piernas mientras me
atormentaba con su boca y sus dedos hasta que me estaba retorciendo contra él.
Todo el día había estado dirigiéndose a esto, y cualquier control o paciencia
que tenía había desparecido. Deslicé mis manos por su espalda hasta llegar a la
cintura de sus pantalones cortos y tirar de ellos.
Jadeando, Cole levantó su cabeza de mi pecho para encontrarse con mi
mirada. Su voz sonó ronca.
—No tengo un condón.
Sonreí, mis ojos brillantes por la emoción.
—No necesitamos uno.
Cole se congeló contra mí, procesando mis palabras, la expresión en mi rostro, y
lo que significaba.
Confiaba en él.
Dejó escapar la ráfaga de aire que estuvo conteniendo y se dejó caer contra
mí, su boca cerrándose de golpe en la mía. Si había pensado que nuestro beso
anterior había sido salvaje, eso no tenía nada en comparación con este. Besándolo
y jadeando en busca de aire al mismo tiempo, me aferré a Cole fuertemente con
mis piernas mientras se quitaba rápidamente su traje de baño. Solté mi agarre de
modo que pudiera quitarme la parte inferior del bikini. Flotaron en el agua mientras
Cole deslizaba sus manos a lo largo de mis muslos, mis caderas, y alrededor de mi
trasero. Me levantó con facilidad en el agua, su pene empujando en mi entrada.
Mis muslos temblaron y mis dedos se clavaron en los bíceps de Cole con el ardor
de mi anticipación.
El grito de regocijo de nuestros labios voló al cielo nocturno mientras Cole se
deslizaba dentro de mí. Esos gritos, como pájaros, fueron seguidos por plumas más
suaves, gritos rotos que revolotearon a su paso sobre sus lentas embestidas,
terriblemente maravillosas en mi interior. Nos provocó y torturó a ambos.
—Cole —supliqué contra sus labios—. Por favor.
—¿Qué quieres? —jadeó—. Dime lo que quieres.
Lo besé.
—Más duro —susurré, dándole todo.
Sus brazos se apretaron alrededor de mi cintura y cuando se deslizó dentro de
mí, fue con más fuerza que antes.
—Oh Dios. —Mi cabeza cayó hacia atrás mientras bombeaba más rápido y más
fuerte dentro de mí. Sentí el calor en mi interior erigiéndose en una llamarada—.
Estoy cerca.
Apenas sentía el duro borde de la piscina mientras Cole perdía los últimos restos
de su control y me empujaba de nuevo contra ella para así poder aumentar la
fuerza de sus embestidas.
—¡Cole! —grité, estallando a su alrededor.
Gruñó en sorpresa cuando mis músculos internos se apretaron y aflojaron
poderosamente a su alrededor mientras mi orgasmo se extendía sobre mí.
—Shannon. —Ahogó mi nombre y se tensó. Un segundo más tarde gimió con sus
dientes apretados mientras sus caderas se sacudían contra las mías.
Poco después que nuestros sentidos regresaron, Cole presionó un dulce beso en
mis labios.
—Gracias —murmuró.
No necesitaba preguntar por qué me daba las gracias. En su lugar, bromeé:
—Tenemos que hacer que limpien la piscina antes de irnos.
Su cuerpo se estremeció contra el mío de la manera más maravillosa posible
mientras su profunda risa llenaba el aire que nos rodeaba.
21
Traducido por Veroonoel
Corregido por LizC

—¿A dónde crees que vas? —Ollie se quedó mirando mis maletas con una
sonrisa burlona.
A pesar del miedo serpenteando por mi cuerpo, levanté mi barbilla desafiante.
—Me voy. Hemos terminado. Fuera de mi camino.
Escuché este gruñido inhumano, justo antes de que un borrón de color cruzara
por mi línea de visión y un repentino dolor golpeara en mi cabeza.
La agonía atravesó mi hombro derecho. Estaba aturdida, y mi visión seguía
parpadeando sin enfoque alguno, pero aún podía sentir el dolor atravesando mis
brazos y el aliento caliente en mi rostro.
De alguna manera estaba en el suelo. Ollie me tenía inmovilizada allí, su agarre
formando moretones en mi piel.
Grité indignada, ignorando el punzante dolor en el lado izquierdo de mi cabeza.
Traté de empujarme lejos de él, pateando con fuerza, pero mis luchas fueron
temporalmente detenidas cuando me dio un puñetazo en el estómago.
Me quedé sin aire y no podía hacer nada más que tratar de respirar.
Fuego se extendió a través de mis mejillas del poderoso e increíblemente
ardiente escozor donde su puño había aterrizado.
Presionó el lado derecho de mi rostro en la alfombra, otro tipo de fuego, debido
a la alfombra en sí, se disparó en mi otra mejilla. Entonces su peso ya no estaba
sobre mí, pero me tomó mucho tiempo darme cuenta, girando mi cabeza para
mirarlo cuando su pie se balanceó hacia mi estómago.
Gruñí, acurrucándome, apretando mis dientes para soportar el dolor en mi
hombro y la explosión de dolor que se encendió en mis costillas cada vez que
balanceó su bota hacia ellas.
—¡Mía, Shannon! —rugió—. ¡Jodidamente mía!
Sentí el crujido y la resultante agonía, y el gritó se arrastró fuera de mí antes de
que pudiera detenerlo.
No había nada más allá del dolor. Apenas era consciente de las cosas locas
saliendo de su boca, sobre cómo era nosotros para siempre, solo nosotros.
Fue justo cuando sentí el aire frío a través de mi pecho y el impulso de sus manos
entre mis piernas que surgió mi instinto de supervivencia. Pánico y terror se
apoderaron de mí, la adrenalina golpeándome, adormeciendo el dolor.
Peleé. Arañé. Rasguñé y mordí… pero no se quitaba de mí.
Lo sentí empujar contra mí. Listo para robar todo de mí.
—No —sollocé. Esta no era la forma en que realmente terminaba. Había huido.
—Nunca te irás —jadeó en mi cara, sus ojos volviéndose negros como los de un
demonio—. Perteneces aquí. Nadie te quiere más que yo, Shannon. No hay nadie
aquí, excepto yo. Ni tu familia, ni tu hermano. Te odian. Nunca te perdonarán. —
Besó mis labios suavemente—. Pero siempre me tendrás a mí. —Su agarre en mis
muñecas se apretó y se alzó…
—¡No! —grité, abriendo mis ojos de golpe en la oscuridad.
Jadeé para respirar mientras mis ojos se ajustaban y vi a mí alrededor. Estaba en
el apartamento de Cole, en su cama.
—¿Pastelito? —preguntó a mi lado, su voz áspera por el sueño.
La pesadilla había sido tan real.
Maldita sea, demasiado real.
Sollocé de alivio, arrastrando mis brazos alrededor de mis rodillas.
—¿Qué diablos? —murmuró Cole, y la cama se sacudió mientras se sentaba.
La luz se encendió y maldijo de nuevo segundos antes de tomarme en sus
brazos. Caí contra su pecho, incapaz de controlar los sollozos que sentí como si
estuvieran siendo arrancados de mí.
—Tranquila —me calmó, frotando mi espalda para confortarme—. Solo fue un
sueño. Estás bien. Estás a salvo. Estás a salvo, Shannon.
***
Todavía me sentía un poco perturbada cuando Cole regresó al dormitorio con
dos tazas de té. Su cabello estaba despeinado en diferentes direcciones, sus
párpados estaban caídos por el sueño, y estaba medio desnudo. Eso era porque
eran solo las cuatro de la mañana.
Pero parecía no importarle.
Me entregó una taza y subió a la cama. Deslizó su brazo libre alrededor de mis
hombros para atraerme a su lado mientras bebíamos el té de manzanilla que había
añadido a su cocina junto con una variedad de otras cosas un par de semanas
atrás cuando me dijo que me sintiera como en casa.
—¿Una pesadilla? —dijo, su voz aún ronca por el cansancio—. ¿Tienes muchas
de esas?
—A veces —admití—. Pero no había tenido una desde hace tiempo.
Estaba frustrada de estarlas teniendo otra vez. Especialmente luego de nuestro
viaje al Lago Como. Cole y yo habíamos llegado a nuevos niveles de intimidad en
Italia, en todo caso me sentía más segura ahora que antes de habernos ido de
viaje. Sin embargo, habíamos regresado dos días atrás y había pasado la mayor
parte de esos dos días tratando de sacarme de la cabeza el hecho de que aún no
había tenido noticias de mi familia a pesar de que mi cumpleaños había pasado
hace tres semanas. Y la razón de que no pudiera sacarlos de mi cabeza era mi
culpa. Era tan feliz con Cole que hacía que mi remordimiento fuera mucho más
insistente. Me estaba asolando. Mi familia me estaba asolando.
—¿De qué son esos sueños?
Tomé una respiración temblorosa.
—Los ataques de Ollie. Excepto que en el sueño no logro escapar.
El aire a nuestro alrededor crepitó con la ira de Cole.
—Estoy bien —prometí.
—No estás bien. —Dejó su taza no muy gentilmente sobre la mesa de noche y se
dio vuelta para mirarme. Sus ojos verdes estaban más alerta. La ira se había
derramado sobre ellos—. Estás en mi cama teniendo pesadillas.
Le di una sonrisa temblorosa.
—No es porque no estemos bien. Sabes que sí. Estamos tan bien que de hecho
me siento culpable todo el tiempo.
La comprensión apareció.
—Por Logan.
Asentí.
—Sé que me dijeron que me alejara de él, de ellos… pero pensé… son mi familia.
Pensé que al menos llamarían.
—No te voy a mentir, Pastelito. Realmente espero que no lo hagan. Excepto
Logan. —Sacudió su cabeza—. ¿Por qué incluso se molestaron en tener hijos?
Reí con amargura.
—Suenas como Logan. Solía decir eso todo el tiempo. —Me hundí en los brazos
de Cole y tomé un sorbo de mi té—. Mis padres no tienen suficiente amor para
todos. No son capaces de eso. Se daban la mayor parte entre ellos y nosotros
recibíamos las sobras cuando les daba la gana. Logan fue el único de nosotros en
quien mostraron interés genuino. Amanda y yo solo éramos un segundo
pensamiento. —Lo miré, entristecida por la distancia en mi familia—. Amanda
siempre me ha odiado. Yo era más cercana a Logan porque éramos más
parecidos. Además, me parecía a mamá y Amanda no, lo que significa que mi
narcisista madre pasó más tiempo conmigo cuando era pequeña, tratando de
convertirme en su pequeña doble. Eso cambió cuando me hice adolescente y
empecé a desarrollar mis propias opiniones e intereses. Aun así, Amanda nunca me
perdonó realmente por esos momentos de unión de madre-hija que tuve y ella no.
Cuando caí en el absurdo patrón de salir con perdedores, a Amanda le encantó.
Era algo con lo que podía vincularse con mis padres.
—Lamento que fuera así para ti —dijo suave y sinceramente.
—No sientas lástima por mí, Cole. Tuve a mis abuelos. —Sonreí al recordarlos—.
Fueron todo lo que se suponía que debían ser mis padres, así que nunca sentí que
me perdí de mucho. Pero se han ido. —Mis labios temblaron mientras mis ojos se
llenaban de lágrimas—. Logan se ha ido. Y por una vez… solo quiero que mi familia
se preocupe.
—Lo entiendo —murmuró, besando mi cabeza—. Lo entiendo. Y sé que no es lo
mismo, pero me tienes a mí ahora. No me voy a ir a ningún lado.
Sorbí por la nariz y di vuelta mi mejilla para presionar un beso sobre su pecho.
—Lo sé.
Nos quedamos en silencio un momento mientras bebía mi té y trataba de
calmar mis nervios.
—Encontré algo que podría animarte.
Me aparté de él.
—¿Ah, sí?
—Espera un segundo. —Se apartó suavemente y salió de la cama, caminando
fuera de la habitación. Volvió un minuto después sosteniendo un pedazo doblado
de papel en su mano. Subió de nuevo a la cama y, dándome esa mirada infantil
suya, me lo dio.
Era un trozo de papel cartulina. En él había dibujado a una súper heroína de
cómic y un zombi. Ella tenía sus manos apoyadas en sus curvilíneas caderas y
estaba usando un traje negro y azul. Una abundante cabellera roja y ondulada
volaba hacia atrás de su rostro mientras se enfrentaba al zombi. Había una burbuja
de diálogo por encima de ella: Te destruiré con mi afilado desinterés y falta de
miedo, lento y estúpido chico zombi.
Me reí, cubriendo mi boca en estado de shock.
Cole tiró del dibujo de mi mano.
—Dibujé esto la noche después de conocernos cuando éramos niños. Estaba
muy interesado en los cómics en ese tiempo.
Lo miré con asombro.
—Me veías como una súper heroína.
Agitó el papel.
—Corrección. Una caliente súper heroína.
—Cole… ¿aún lo tienes?
—Sí. Y esta es la parte buena. —Se acomodó sobre su costado, mirándome con
tanta ternura que me sentí a punto de reventar—. Jo y yo estábamos viviendo en el
apartamento de Cam en ese punto de mi vida, pero mi mamá aún vivía en el piso
de arriba a nosotros. Usábamos las habitaciones extra de nuestro viejo apartamento
como un almacén. Tenía un montón de obras de arte en mi antiguo dormitorio. Mi
mamá realmente nunca me prestó mucha atención luego de que nos mudáramos.
De hecho, me culpaba, decía que había vuelto a Jo en su contra.
Fruncí el ceño, mi sangre volviéndose instantáneamente caliente con enojo.
—¿Jo lo sabe?
—No. No vi el punto. Jo era feliz y merecía serlo. Podía manejar a mamá.
—¿Así que continuó siendo una perra contigo?
—Sí. Y un día me metí en el piso para recoger algo, una sudadera o una
chaqueta… y fui a mi vieja habitación y estaba destrozada. Mamá me siguió, me
miró a los ojos, sin nada en su expresión, y dijo: “Nunca seremos iguales”. Me dejó ahí
viendo la destrucción que había causado. Dejó ropa y cosas sin dañar… —Frunció
sus labios en disgusto—, y solo fue directo a las cosas que importaban. Fotografías y
todas mis obras.
—¿Todas? —jadeé.
—Todas… excepto… —Levantó el cómic dibujado y me dio una pequeña sonrisa
—. Lo encontré escondido detrás del radiador. Debe haber volado en el aire
durante su frenesí y quedó escondido allí. —Se encogió de hombros, pasando sus
dedos sobre él—. Lo sentí importante al ser la única cosa que se había escapado
de ella. Así que lo conservé.
No pude detener las lágrimas que rodaron por mis mejillas. Había tantas cosas
sucediendo dentro de mí. Me dolía por él y lo que su madre le había hecho pasar.
Sufría de una manera que no creí que fuera posible por otra persona. El
pensamiento de alguien siendo cruel con él me rompió por dentro. Al mismo tiempo
estaba abrumada por el dibujo y la historia detrás de él. Había una impresionante
tranquilidad en la creencia que algo más grande que yo siempre había planeado
en darme una vida tan hermosa como la que había encontrado con Cole Walker.
Cole se sentó y limpió mis lágrimas de mis mejillas y bajó su cabeza hacia la mía.
Con sus labios a centímetros de los míos, confesó:
—Te amo, Shannon. Quiero protegerte y mantenerte a salvo. Quiero ser tu familia
y darte la mía de modo que nunca tengas que sentirte triste por nadie que sea
demasiado estúpido como para darse cuenta de que ha dejado ir a alguien tan
especial que su vida siempre será un poco más oscura por eso.
Me atraganté con más lágrimas, sintiendo demasiado (mucho más que
demasiado) de pronto construyéndose en mi pecho. Presioné mi boca contra la
suya y me aferré a él, sacando la calma que necesitaba de él. Finalmente, cuando
me sentí capaz de hablar, rompí el beso y me tomé su rostro entre mis manos. Miré
directamente a sus ojos y luché contra cada miedo dentro de mí.
—También te amo.
22
Traducido por Jenn Casie Grey y Nikki leah
Corregido por Veroonoel

Rae nos estaba sonriendo satisfechamente a Cole y a mí mientras caminábamos


hacia la mesa tomados de la mano. Tony y Simon estaban usando expresiones
similares.
—Se las arreglaron para arrastrarse fuera de su nido de amor, ¿verdad? —Rae
prácticamente había gritado, y podía sentir las curiosas y divertidas miradas de los
otros comensales del restaurante quemándome.
—Recuérdame que de alguna forma la quiero —dije, apretando mis dientes.
Cole gruñó.
—Es difícil cuando estoy bastante ocupado tratando de recordármelo a mí
mismo.
—¡No! —Rae continuó hablando demasiado alto mientras Cole me conducía al
asiento que se encontraba al lado de ella—. Cambien con Simon y Tony. Si me
siento al lado de ustedes dos me veré como si alguien me hubiera arrastrado sobre
harina.
Asumiendo que se estaba refiriendo al bronceado que habíamos adquirido en
Italia, tomé el asiento que Cole me había ofrecido.
—Supéralo.
Frunció sus labios en señal de molestia. Finalmente, mientras Cole se
acomodaba en el asiento a mi lado, dijo:
—Hay algo diferente en ti. Y no estoy hablando de tus comentarios más
sabiondos que de costumbre.
Me encogí de hombros.
—Se llama felicidad.
La atención de Rae se dividió entre Cole y yo. Nos dio una gran, radiante y
genuina sonrisa que se volvió rara con sus siguientes palabras.
—Bichos cursis.
—Entonces, bien, realmente quiero saber qué es lo que piensan de mi país natal.
—Tony sonrió perezosamente, pero pude ver un brillo de emoción en sus ojos—. Pero
primero quiero decirles algo.
—Tony —gruñó Simon.
—No, no. —Su compañero estrechó su mirada—. Quiero saber qué es lo que
piensan.
—¿Sobre qué? —dijo Cole.
—Quiero adoptar un niño —anunció Tony, sin su usual aire de despreocupación—.
Simon, no quiere porque cree que estoy loco. Convénzanlo de lo contrario.
Cole se relajó en su silla, viéndose despreocupado por lo que yo consideraba
que eran grandes noticias.
—Está bien, bueno, lo haré pero todo depende.
—¿De qué?
—De si estás loco o no.
Simon resopló. Tony no se veía divertido.
—Estoy listo para ser papá. Creo que Sy y yo seríamos padres maravillosos.
—Yo también creo que lo serían —me encontré opinando antes de que pudiera
detenerme. Desde el momento en que había dado las noticias, sonando casi tan
casual como si hubiera decidido que necesitaba un nuevo auto, había sentido la
irritación bullendo en mi sangre. Traté de calmarla, sabiendo que Tony tenía un buen
corazón. Sonrió ante mis palabras, pero lo interrumpí—. Pero solo si ambos lo quieren
y han pensado bastante sobre eso. Un niño no es un accesorio… algo que tener
porque combina con tu humor y porque es lo que las personas esperan. No lo
puedes devolver simplemente, Tony, y no lo puedes ignorar solo porque un niño no
es todo lo que habías esperado que fuera para ti, y ciertamente no puedes criar a
un niño en un hogar donde un padre se podría resentir por eso.
Todo mundo se quedó sentado en un silencio sorprendido ante mi explosión.
Cole tomó mi mano debajo de la mesa y le dio un apretón al mismo tiempo que
Simon alzaba su vaso de agua y hacía un brindis hacia mí.
—Gracias. Una voz de la razón en la locura.
Tony le lanzó una mirada herida.
—No pienso que sea un accesorio. Quiero un niño.
—Y yo no estoy listo. Y además no quiero discutir esta mierda enfrente de
nuestros amigos.
Retorciéndome incómodamente, apreté la mano de Cole más fuerte mientras la
tensión aumentaba alrededor de la mesa.
—¿Están listos para ordenar? —Un mesero apareció repentinamente a un lado
de nosotros.
Rae abrió de golpe su menú.
—Desafortunadamente hemos estado muy ocupados participando en una
conversación jodidamente incómoda, así que no estamos listos aún. Denos un par
de minutos.
El mesero se alejó tan rápido como pudo.
Le lancé a Cole una mirada de preocupación.
—No creo que vaya a regresar.
Los labios de Cole se retorcieron.
—¿Tú lo harías?
Miré hacia mi menú, evitando tener contacto visual con la pareja que se
peleaba en el lado opuesto al nuestro.
—Absolutamente no.
Tony suspiró con cansancio.
—Lo siento, ¿está bien? No quise hacer sentir incómodo a nadie. Me emocionó la
idea. —Se inclinó más cerca, tratando de ocultar la molestia de sus ojos con una
sonrisa—. Así que, dime, ¿qué te pareció el Lago Como?
Antes de que pudiera contestar, el tono de llamada de Cole resonó de su
bolsillo. Lo sacó y miró el identificador de llamadas. Frunció el ceño excusándose.
—Lo lamento. Tengo que contestar.
Golpeó la pantalla y llevó el celular a su oreja.
—¿Marco? —Cole se tensó.
Yo también lo hice.
—Shannon y yo vamos de camino.
¿Íbamos? ¿Dónde?
Cole deslizó su teléfono en su bolsillo y se levantó de la mesa.
—Para hacer esto más incómodo de lo que ya es, Shannon y yo nos tenemos
que ir. —Hizo una mueca—. Hanna acaba de entrar en labor de parto.
***
—Nunca me hubiera imaginado nada de eso. Hannah se veía tan fresca y
coherente sobre el embarazo.
Estaba acurrucada a un lado de Cole en la sala de espera del hospital y me
había terminado de contar un poco sobre la historia de Hannah. Todo mundo se
había dirigido al hospital cuando entró en labor, pero cinco horas después la
mayoría de la familia se había ido para llevar a los niños adormilados a sus camas
en casa. Marco estaba con Hannah, quien finalmente se había dilatado lo suficiente
para ser llevada a la sala de partos. El reloj en la pared me dijo que Cole y yo
habíamos estado aquí por al menos diez horas. En cuanto a Clark y una mucho más
recuperada Elodie, estaban cuidando a Sophia, y Dylan estaba con su mamá.
Eso nos dejaba a un exhausto Cole y a mí. Para mantenernos despiertos
habíamos estado tomando café y hablando hasta que nos quedamos roncos.
Descubrí por qué Cole quería quedarse después de que me contó la historia de su
mejor amiga.
Aparentemente cuando Hannah tenía diecisiete había salido un día con Cole y
Jo cuando de pronto colapsó.
—Fue horrible —dijo, sus ojos tristes con los recuerdos—. Había toda esta sangre y
no sabía lo que significaba. Tenía mis sospechas porque, ¿qué más podía ser? Pero
esta era Hannah… de todas formas, estaba inconsciente, mortalmente pálida e
inmóvil mientras Jo y yo esperábamos a que la ambulancia llegara. Cuando la
subieron a la ambulancia, solo supe… —Sus ojos se tornaron brillantes de repente—.
Estaba muriendo. Lo sentía en mi interior.
—Oh Dios mío, Cole. —Apreté su brazo, conmocionada.
—La metieron rápidamente a cirugía. Su corazón se detuvo en la mesa, pero la
trajeron de vuelta. Para ese punto toda su familia estaba en el hospital y
continuaban haciéndonos preguntas. Estaba entumecido por la conmoción.
Hannah y yo no éramos realmente cercanos, pero pensé que se veía como una
chica agradable, una chica callada que no se metería en problemas, y todo lo que
podía pensar era que si se mejoraba de eso sería un mejor amigo. Un amigo que
habría sabido que algo pasaba con ella en primer lugar. Afortunadamente salió de
eso. Había estado embarazada y no lo sabía. Hubo una complicación y una de sus
trompas estalló, así que estaba sangrando internamente. Le realizaron una cirugía, y
logró pasar por ella, y le dijeron que aún podría tener bebés. De todos modos, todo
lo que pasó la marcó. —Su expresión se endureció un poco—. El niño había sido de
Marco. No descubrí ese pedazo de información hasta después de que él y Hannah
arreglaran las cosas. No le había dicho a nadie en su intento de protegerlo. Después
que eso sucedió, las cosas fueron mal para ella en la escuela, estaba deprimida… y
yo quería que ella tuviera a alguien. Así que nos hicimos cercanos. Me convertí en
su mejor amigo. Aun así, no me dijo la verdad. Puse dos y dos juntos mucho, mucho
después.
—¿Marco lo sabía?
Cole sacudió su cabeza.
—Nah. Lo confronté violentamente —admitió tristemente—. Hasta que Hannah
llegó a detenerme, y explicó que Marco no sabía nada sobre eso. Ese es el por qué
aún está vivo.
Me acurruqué un poco más cerca de mi maravillosamente novio sobreprotector.
—¿Entonces Hannah tiene problemas para estar embarazada?
—Sí. Estaba aterrorizada de tener niños. Incluso pensó en alejarse de Marco
porque estaba convencida de que no sería capaz de superarlo. —Suspiró, jugando
con la manga de mi camiseta—. Sophia fue un accidente. Hannah estaba
petrificada pero se mantuvo fuerte. Durante este tiempo ha estado bien, pero ha
tenido sus momentos. Saber que está angustiada me hace sentir angustiado, así que
quiero estar aquí hasta que ese niño salga.
Lo besé, una suave caricia de mis labios contra los suyos.
—Realmente eres un buen amigo.
Deslizó su mano debajo de mi camiseta, deslizando sus nudillos sobre la superficie
de mi estómago.
—Eso realmente no te molesta, ¿verdad? Mi amistad con Hannah.
—No. —Incliné mi cabeza, tratando de pensar en cómo podría explicarlo de
modo que él realmente me creyera. Y entonces me golpeó. Mi mirada cayó del
rígido techo blanco a sus ojos—. Hay momentos cuando ustedes están hablando o
riendo juntos que puedo ver esa mirada en sus caras… esa mirada realmente
familiar. —Mi garganta estaba de pronto apretada con emoción—. Es familiar
porque es la misma mirada que Logan siempre me daba.
La expresión de Cole se suavizó.
—Pastelito, necesitas ir con él.
La puerta de la sala de espera de pronto se abrió y Marco estaba ahí de pie,
cansado pero más allá de feliz.
—Es un niño. —Sonrió.
Riendo, Cole se levantó de la dura e incómoda silla y caminó para estrechar sus
manos con Marco.
—Felicidades, hombre. ¿La mamá y el bebé están bien?
Asintió, pasando una mano sobre su casi afeitado cabello.
—Están perfectos, Cole. Quiero decir, mi esposa me acaba de decir que no
vamos a tener sexo de nuevo, pero por todo lo demás están perfectos.
***
No pasó mucho tiempo antes de que toda la tribu llegara al hospital a primera
hora de la mañana para venir a conocer al nuevo miembro. Nunca había
conocido un grupo de personas tan cercanamente unidas, y mientras me
encontraba en los bordes de sus vidas, mirándolos tomar turnos para cargar al
bebé Jarrod D’Alessandro y besar las mejillas de la mamá, sentí un dolor en mi
corazón tan fuerte que no pude respirar.
Y no pude quedarme mirando mucho más.
Retirándome de la habitación, me abracé a mí misma y salí disparada hacia el
corredor, desesperada por encontrar algún lugar donde pudiera tomarme un
minuto para tener un momento de paz como estaba buscando siempre estos días.
Ni siquiera estaba a mitad del corredor antes de que me encontrara siendo
detenida y jalada hacia atrás por un preocupado Cole.
Me dio una mirada y ni siquiera tuvo que preguntar. Me empujó contra su duro
pecho para abrazarme.
—Lo digo en serio, Shannon. Necesitas hablar con tu hermano. Es una gran parte
de ti. Tienes que enfrentar lo que tiene que decirte, sin importar lo que sea.
Envolví mis brazos alrededor de él, abrazándolo fuertemente. Sabía que tenía
razón.
—Está es mi tercera cosa favorita sobre ti.
Escuché la diversión en su voz.
—¿Y qué es?
—Das los mejores abrazos del mundo.
Me apretó aún más fuerte y rio entre dientes.
—¿Cuál es la número dos?
—La segunda es tu habilidad para llevarme al orgasmo cada vez que lo
hacemos.
Cole rio abiertamente ante eso, y escuché el masculino placer en su voz.
—¿Y la primera?
Sacudí mi cabeza.
—La primera es muy cursi. Solo debes saber que es una buena. —Me empujé
fuera de su abrazo y suspiré—. Visitaré a mi hermano este jueves. —Presioné mi mano
sobre mi estómago y dejé salir el aire entre mis labios en un suspiro tembloroso—. Oh
diablos, siento como si fuera a vomitar solo de pensarlo.
Cole tomó mi mano y comenzó a llevarme de regreso a la habitación de
Hannah.
—Vomita si lo necesitas. Solo dame una advertencia antes.
Estábamos a punto de entrar a la habitación cuando Cole me detuvo con una
mirada. Alcé una mano para evitar que dijera lo que sabía que estaba a punto de
decir.
—Te diré la número uno cuando esté ebria. Soy muy sentimental cuando estoy
ebria.
Sonrió ampliamente y nos llevó dentro.
—Es bueno saberlo.
***
Cole y yo estábamos recostados en la cama. Acababa de hacerme el amor en
esa forma suya tan lenta y tierna que derretía mi interior. Después me enroscó a su
lado, mi cabeza descansando en su pecho, nuestras piernas enredadas juntas. A
Cole no le gustaba dormir sin alguna parte mía tocándolo.
Sabía que estaba cerca de irse a la deriva, porque el ritmo de su respiración
había cambiado, pero no pensé que pudiera guardarlo hasta la mañana.
Mariposas revolotearon en mi estómago.
—Contacté a mi hermano.
Solo así, Cole estuvo instantáneamente alerta, su cuerpo tensándose contra el
mío.
—¿Y?
—Solo tiene permitido cuatro visitas al mes. Se supone que iba a reunirse con un
amigo, pero dijo que podía venir en su lugar.
—¿Hablaste con él?
—No directamente. Todo está arreglado. Las horas de visita los jueves son a
quince para las tres.
Acarició mi brazo suavemente, haciendo círculos tranquilizadores en mi piel con
la punta de sus dedos.
—¿Cómo te sientes?
—Como si quisiera llorar cada cinco segundos.
—Entonces llora, Pastelito.
En lugar de dejar salir las lágrimas, susurré:
—He decidido que no tengo que estar ebria para decirte cuál es la número uno.
Esperó en silencio.
—Es tu habilidad para hacerme ser una mejor versión de mí. Quiero ser la
persona que ves en mí.
—Pastelito —susurró, jalándome más cerca.
—También deberías saber que no seré capaz de ver un pastelito de la misma
forma de nuevo.
Sentí su cuerpo estremecerse con la risa, y por un pequeño momento la
ansiedad de ver a mi hermano se desvaneció.
***
Me quedé mirando el centro de visitantes de ladrillo rojo.
Estaba a punto de perder mi desayuno.
Cole me había hecho comer unas tostadas y huevos esta mañana, pero me
había negado a comer el almuerzo. Buena cosa también o creo que estaría
vomitándolo definitivamente a las afueras de la prisión.
Mi comprensivo y ansioso novio realmente había querido unirse a mí en Glasgow.
Iba a esperar fuera en el estacionamiento mientras visitaba a Logan, pero había
declinado su oferta. No era que no lo quisiera allí, pero tenía que hacer esto por mí
misma.
Había una enorme posibilidad de que fuera a entrar en esa habitación de
visitante y tener a la única persona en todo el planeta que adoraba diciéndome
que me odiaba y que nunca me perdonaría. Había estado huyendo de ese miedo,
esa consecuencia, desde que el juez transmitió su condena. Era el momento de ser
valiente y enfrentarlo, incluso si eso significaba perder a mi hermano mayor para
siempre.
Sin embargo, era mucho, mucho más difícil de lo que había previsto.
Sabía que tenía a Cole esperando de vuelta en Edimburgo por mí y con él la
promesa de esta hermosa familia que estaba allí los unos para los otros como las
familias deberían ser. A pesar de esa promesa, sin importar lo mucho que quería
ofrecerla para mí como un bálsamo contra la posibilidad de perder a Logan, nunca
iba a funcionar. Ganarlos no significaba que perder a Logan no rompería mi
corazón.
Tenía tantas grietas en mi corazón… No estaba segura de poder soportar otra sin
romperse en mil pedazos impegables.
La risa de un niño me sacó de mis pensamientos sensibleros, y vi como una joven
madre llevaba a su niño feliz en el interior del edificio.
Era hora de encargarse.
—¿Y usted no tiene más de diez libras en efectivo encima? —me preguntó el
funcionario de prisión en el puesto de seguridad en la entrada.
Saqué mi cartera, mis manos temblorosas.
—Uh, sí.
—Voy a tener que tomar su bolso junto con el teléfono. —Lo tomó y me dio un
boleto para recuperar mis cosas cuando me fuera.
Antes de que entrara en la habitación de visitante, tuve que detenerme. El
aleteo caótico en mi estómago pululaba en pánico en mi pecho y sentí una oleada
vertiginosa, jadeante. Apoyé mis manos en mis rodillas y agaché la cabeza,
tomando aire por la nariz y soltándolo lentamente por la boca.
—Señorita, ¿está bien?
Miré hacia arriba a través de mi cabello al funcionario de prisión de pie en la
entrada de la habitación. Me enderecé y deslicé los temblorosos dedos sobre mis
labios secos. Dejé escapar otra bocanada de aire.
—Sí. Estaré bien.
Su mirada de preocupación me dijo que no estaba convencido, así que eché
hacia atrás mis hombros con más determinación y seguridad de la que sentía y
tomé esos primeros pasos en la sala grande.
Había unas cuarenta mesas y una pequeña zona de juegos cerca de la entrada
donde niños eran supervisados. Había tres asientos colocados delante de cada
mesa, y solo uno frente a ellos para el prisionero.
Mis ojos recorrieron la habitación, deteniéndose junto con mi corazón al ver a mi
hermano. Miraba a través de la sala, su expresión dura.
De alguna manera mis miembros gelificados me llevaron a él y me deslicé en el
asiento frente a él, solo mirándolo, absorbiendo todo en él.
Se veía diferente.
Su cabello oscuro, el cual siempre había sido ondulado como el mío, había sido
rapado cerca de su cráneo, acentuando los pómulos afilados y la mandíbula
aguda que había heredado de papá. Antes bien afeitado, ahora parecía robusto y
mayor con la corta barba que había crecido. Ojos violeta, iguales a los míos, me
traspasaron bajo sus pestañas oscuras. A pesar de que siempre había estado en
forma, pude ver en la anchura de sus hombros y pecho que había ganado
bastante músculo desde que entró.
Parecía cansado; parecía sombrío. Parecía endurecido.
Ni siquiera podía comenzar a imaginar las cosas que había visto y la gente con
la que se había visto obligado a estar alrededor.
—Logan —susurré, encogiéndome con incertidumbre—. Ni siquiera…
Sus ojos vagaron sobre mí.
—Te ves bien.
Me incliné más de cerca hacia el sonido de su voz.
—Yo…
—¿Dónde diablos has estado, Shannon? —siseó, la dureza en sus ojos se hizo a
un lado momentáneamente para hacer espacio al dolor.
Sentí como si alguien hubiera arrojado un ladrillo en mi pecho.
Me pasé una mano por el cabello, y el movimiento llamó la atención de Logan.
Sus ojos se estrecharon.
—Estás temblando. —Se echó hacia atrás, sorprendido y herido—. ¿Tienes miedo
de mí?
—Por supuesto que no —le espeté, y luego bajé la voz cuando me di cuenta de
que había llamado la atención hacia nosotros—. Pero tengo miedo de lo que
piensas de mí. No creí que me quisieras aquí. Mamá, papá y Amanda dijeron que
no lo querías. Me dijeron que me mantuviera alejada.
—¿De qué estás hablando? Dijeron que solo te fuiste y que no has estado en
contacto. —La ira brilló en sus ojos como chispas de color púrpura—. ¿Tienes alguna
idea de cuán jodidamente aliviado estuve al escuchar de ti? Nos has tenido
terriblemente preocupados, Shannon.
—No. —Sacudí mi cabeza en negación, mi corazón latiendo con fuerza—.
Mamá, papá y Amanda… dijeron que esto era mi culpa, que todos pensaban que
era mi culpa. Me dijeron que nunca me perdonarían. Pensé que lo mejor era que
solo… me fuera. Por el bien de todos.
—¿Dijeron eso?
Me tensé por la en sorpresa en su rostro.
—¿Nunca pensaste eso?
—No —escupió—. Y tú deberías haber sabido mejor.
—¿Cómo? Logan, te puse en la cárcel.
—Yo me puse en la cárcel. —Golpeó su puño contra su pecho—. Lo hice. Lo
haría otra vez aún si eso significara poner a ese maldito animal en el hospital.
De repente fui inundada por los recuerdos de ese día, de los siguientes días y
semanas… Mi pecho se sintió apretado y los recuerdos se volvieron duros bultos en
mi garganta. Aunque el dolor y la humillación de ese día habían disminuido desde
entablar una relación con Cole, no habían desaparecido por completo. Como era
evidente por la forma en que me sentía al ver a Logan por primera vez en tanto
tiempo. Las lágrimas ardieron en mis ojos.
—Si no hubiera sido tan idiota. Si no hubiera estado con él… si no hubiera corrido
hacia ti, tú…
—No lo hagas. —Logan agarró mi mano—. Si no te hubieras pasado cada día
después de que saliste del hospital evitándome cuando estaba en libertad bajo
fianza, entonces te habría dicho lo que te estoy diciendo ahora: nada de esto es
culpa tuya. Nada de esto.
Comencé a llorar inclinando mi cabeza para que mi cabello escondiera mis
lágrimas de los extraños a mí alrededor.
—He sido una cobarde. Debería haber venido antes. Yo… —Miré hacia él,
curvando los dedos más apretados alrededor de los suyos y suplicándole con la
mirada que me creyera—. Sé que nuestra familia nunca ha sido unida, pero cuando
me dieron la espalda me sentí muy sola y simplemente no pude hacer frente a que
pudieran estar diciéndome la verdad, que la única persona… que tú no querías que
yo fuera tu hermana nunca más.
—Eres una jodida idiota —dijo en voz baja—. Pero el miedo nos hace estúpidos.
—Sus labios se retorcieron y la dureza estuvo de vuelta en sus ojos—. Créeme. He
visto mucho de eso aquí.
—Logan, lo siento mucho. Nunca quise nada de esto.
Negó con la cabeza de la forma que lo hacía cuando estaba asombrado.
—Shannon MacLeod, eres la persona más amable que he conocido. Eres mi
sangre. Y alguien pensó que podía hacerte daño. No me arrepiento de informarle lo
contrario.
—No hay ni un solo día en el que no piense en ti.
Apartó la mirada y capté la tristeza en sus ojos. Logan siempre había sido un
poco como Cole: impulsivo con un temperamento que se apagaba tan rápido
como se encendía. Pero ese era todo el indicio de cualquier clase de “oscuridad”
en él. Logan era luz. Era protector y trabajador, pero también sabía cómo pasar un
buen rato. Era un bromista con humor constante en sus ojos.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que había tan diferente de en él.
Esa chispa de picardía, de humor fácil… ya no estaba.
La culpa me atormentó a pesar de mis mejores esfuerzos para sumergirme en sus
palabras de consuelo.
—¿Te visitan mamá y papá a menudo?
Logan se volvió hacia mí y asintió.
—Visitan dos veces al mes. Amanda también lo hace. Las otras dos visitas las
mantengo abiertas para los amigos.
—Entonces, ¿no has perdido a ninguno? —Eso era algo que me había
preocupado demasiado.
—No. Entienden por qué hice lo que hice. Tengo buenos amigos, Shannon. Y,
aunque no lo creas, mamá y papá realmente han estado ahí para mí.
Estuve confundida y enojada, y aun así, agradecida al mismo tiempo por eso.
—Me alegro.
—Aunque, voy a tener una palabra con ellos por la forma en que te han
tratado.
—No.
Sus ojos destellaron.
—Estuviste en el hospital debido a que fuiste golpeada y casi violada, y en lugar
de estar allí para ti, te ahuyentaron. Quiero decir, ¿qué diablos has estado haciendo
estos últimos meses? ¿Dónde has estado?
—Edimburgo.
El entendimiento iluminó sus ojos.
—Corriendo hacia la abuela como siempre.
—Excepto… —Mis labios temblaban.
—No estaba allí. —Me apretó la mano de nuevo—. ¿Has estado sola todo este
tiempo?
—No. —Respiré hondo y le dije a mi hermano todo. Desde quedarme sin hogar y
sin trabajo hasta el retorcido sentido del humor del destino consiguiéndome un
trabajo en INKarnate, desde conocer a Rae y ser tomada en su extraño pero
maravilloso redil, hasta Cole, hasta el antagonismo entre nosotros y el por qué, sobre
aprender todo de su familia, hasta nuestra relación cambiante, a cuán comprensivo
había sido, hasta cómo me había enamorado de él, y cómo fue él quien me
convenció de hacerle frente a Logan.
Cuando terminé, Logan se echó hacia atrás en su silla, con el ceño fruncido en
contemplación.
—Di algo —le supliqué tranquilamente—. Necesito que creas que no estoy
cometiendo otro error. Tienes que saber después de todo, que nunca volvería a
cometer el mismo error.
Logan asintió.
—Suena como un tipo decente y me alegro de que hayas tenido gente a tu
alrededor. —Me dio su sensata mirada de hermano mayor, y el calor estalló en mi
pecho ante la visión familiar de ella—. Pero tendré que conocerlo.
—Por supuesto —accedí fácilmente.
Soltó un bufido.
—¿Tienes un tatuaje?
—Síp.
—¿Crees que conseguiría un tatuaje gratis cuando salga de aquí? ¿Del
mismísimo legendario Stu Motherwell?
Sonreí.
—Definitivamente.
—Bien, porque tendré un montón de inspiración para el momento en que salga.
Mi estómago se depslomó ante el recordatorio de donde estábamos sentados.
—¿Cómo has estado? ¿Estás… bueno… bien?
—No todo es una maravilla, pero puedo encargarme. No te preocupes por mí.
—Pero, ¿cómo ha sido…?
—No te voy a contar esa mierda, así que puedes olvidarte de eso.
Podía sentir mis ojos abrirse de par en par ante su tono tajante, de modo que
levanté mis manos en rendición.
—Está bien, está bien.
Sonrió satisfecho.
—Te he echado de menos, Shay.
Casi me eché a llorar cuando usó el apodo que él no me había dado desde
que éramos niños.
—También te he echado de menos —me atraganté al decir.
—Ah, no te pongas todo llorona otra vez. Tenemos cosas que resolver. —Se
inclinó hacia delante, su mirada directa—. Ninguno de nosotros debería haber
escuchado las tonterías de mamá, papá y Amanda, pero lo hicimos. Eso ha
terminado ahora. Lo que no ha terminado es esta familia. Sé que no somos
perfectos, Shannon. Pero ellos son nuestra familia y han dado intercedido y estado
allí para mí. Quiero que te reconcilies con ellos para que así podamos tratar de ser
una familia de verdad. Prométemelo.
El pánico revoloteó en mi pecho. Después de todo, sin importar sus protestas, le
debía a Logan. Si él quería esto de mí, tenía que buscar la manera de darle esto.
Pero iba a ser difícil llevar a mi familia alrededor a la idea de perdonarme.
Por otra parte, eso significaba que yo tendría que perdonarlos.
No hice caso de la incertidumbre profundamente asentada en mi interior y le di
a mi hermano una sonrisa tranquilizadora.
—Trataré de hacerlo.
23
Traducido por IvanaTG
Corregido por La BoHeMiK

La vista de tu casa de la infancia, no se supone que llene tu boca con sabor a


ceniza y tu estómago de miedo. Sin embargo, al ver el búngalo de la preguerra en
la que había crecido, ubicada en una calle muy tranquila en un pueblito fuera de
Glasgow, sentí eso.
Lo que realmente quería hacer era saltar en un autobús de regreso a
Edimburgo, pero le hice una promesa a mi hermano. Solo esperaba que Amanda
todavía viviera con nuestros padres para que así pudiera matar tres pájaros de un
tiro.
A medida que lo pensaba, la puerta de la casa se abrió y mi hermana salió en
pantuflas, andrajosos jeans y una enorme camiseta. Su cabello oscuro estaba
amarrado sobre su cabeza y me miraba con sus ojos de color marrón oscuro que
heredó de papá. Para mi sorpresa, vi un destello de alivio, el cual, no se
correspondió con su seco saludo.
—Entonces, estás viva.
—Lo sabrías si hubieras llamado.
Ella puso sus ojos en blanco.
—Lo mismo digo. —Con ese comentario se deslizó al interior, dejando la puerta
abierta para mí.
El familiar olor del tabaco de papá me golpeó tan pronto como entré. La Abue
había odiado que papá fumara, pero sin importar lo mucho que le molestara no
pudo hacer que su hijo dejara de fumar. Mamá nunca se molestó al respecto. Decía
que papá siempre iba a hacer lo que quisiera y que lo amaba lo suficiente como
para dejarlo simplemente tranquilo.
Me pareció que era una manera de excusarse, pero entonces, siempre fue así
con papá. Él ganaba todos los argumentos, porque ella no quería que la viera
como algo menos que la perfecta esposa comprensiva que trataba ser.
Personalmente, me pareció que estaban viviendo en los años cincuenta. Me
estremecí cuando recordé cuán similar había actuado con Ollie hasta casi el final.
Por supuesto, Ollie era un abusivo que golpeaba a las mujeres y papá era solo un
persistente dolor en el trasero.
Llena de temor, seguí a Amanda en la gran sala de estar donde mi padre veía
la televisión, mientras mamá se sentaba en la mesa del comedor, escribiendo en un
ordenador portátil. Levantaron la vista ante mi entrada y papá pulsó en el control
remoto el botón de silencio.
Nuestros ojos se encontraron y pude ver esa familiar terquedad en su oscura
mirada luchando contra una emoción que no pude precisamente nombrar.
Se puso de pie bruscamente, llevando su mano a la boca antes de caer en una
fuerte exhalación.
—Maldición, gracias.
Fui empujada bruscamente contra él, sus brazos apretándose a mí alrededor
mientras me abrazaba.
Me tomó un minuto salir de mi shock y abrazarlo en respuesta.
—Deberías habernos llamado, maldición —espetó, y luego me empujó de nuevo
hacia él. Agarró mis bíceps con tanta fuerza que hice una mueca de dolor.
—Papá, tú podrías haberme llamado —dije, tratando de mantener el dolor y la
molestia fuera de mi propia voz, sin éxito—. Fuiste el que me dijo que era mi culpa y
que debía de permanecer lejos de Logan. Pensé que estarías feliz de verme partir.
Él me dejó ir, con esa terca barbilla suya sobresaliendo.
—No he dicho que todo era tu culpa.
—Entonces, ¿por qué no llamaste?
—¿Por qué tú no lo hiciste?
Suspiré. Típico de papá. Su orgullo jamás le permitiría admitir que había
manejado esto mal. Eché un vistazo a mi madre, quien se detuvo en medio de la
sala junto a Amanda. Amanda era más alta que ella. Yo obtuve mi corta estatura
de mamá junto con su cabello, ojos y figura. Ella se veía joven, tan joven que
probablemente podríamos pasar por hermanas. Pero ahí era donde terminaban las
similitudes entre nosotras. Del resto, no me parecía a ninguno de mis padres.
Era más parecida a la abuela, hasta la médula.
Afortunadamente.
—Muchas cosas fueron dichas y hechas —dijo mamá—. Pero eso no es excusa
para lo que nos has hecho pasar.
Mis manos se apretaron a mis costados.
—Tampoco ha sido precisamente fácil para mí.
Mamá suspiró.
—Imagino que no. Pero no siempre se trata de ti, Shannon.
—No vine aquí para pelear —contesté con mis dientes apretados—. Acabo de
ver a Logan. Me pidió que trate de resolver las cosas con ustedes y le prometí que
lo haría.
—Bien. —Amanda cruzó los brazos sobre su pecho, con sus ojos entrecerrados—.
Puedes comenzar con, dónde has estado durante los últimos meses y por qué hay
un tatuaje en tu espalda que no estaba antes.
Maldita sea. Mi camisa debió levantarse cuando abracé a papá.
—Bueno. Vamos a sentarnos.
***
—¡No puedo creer esto! —Amanda se puso de pie una vez que terminé de
contarles la historia de mi vida en Edimburgo—. Esto es el colmo.
—No es así. —La fulminé con la mirada—. No es posible que creas que sería tan
estúpida de nuevo. No después de todo lo que hemos atravesado.
—¡Sí, sí, puedo!
—Amanda —dijo papá bruscamente—. Cálmate.
—Mira. —Atraje su mirada molesta de papá hacia mí—. Ya les expliqué acerca
de mí y Cole. Estaba igual de recelosa y cautelosa con él como cualquiera que
haya pasado por lo que pasé. Pero es un buen hombre. Él es el único que ha creído
en mí. Me ha hecho venir aquí. Me ha hecho enfrentar a Logan.
El pánico sujetando mi pecho era insoportable. Quería huir de la casa y de esa
sensación, pero no podía porque lo había prometido como una jodida imbécil. Así
que tenía que enfrentar la respuesta de mi familia y convencerlos de que no estaba
cometiendo un error al salir con Cole.
—Quiero conocerlo. —Amanda me miró furiosa—. Puedo ir a Edimburgo y lo
decidiré personalmente.
—¿Decidirás qué?
—Si él es un tipo decente u otro de tus perdedores.
—¿Y qué demonios sabes tú de cómo es un tipo decente, Amanda? Tienes
veintiocho años y nunca has estado en una relación seria.
Contuvo el aliento, el dolor resplandeció en sus ojos.
—Shannon —me advirtió mamá—. Si quieres que empecemos de nuevo,
tenemos que saber que no vas a traer todo un nuevo cargamento de problemas
en tu vida y, por consecuencia, a la nuestra. No vamos a pasar por todo esto otra
vez. Tu hermano no ha terminado de hacer frente a las consecuencias de tu última
desastrosa novela.
—No depende de ustedes juzgar a Cole —continué argumentando, odiando la
idea de que alguien creyera que de alguna manera él tenía que demostrar que
valía la pena—. Él se merece algo mejor que eso.
Amanda gruñó.
—No te ofendas, pero no eres exactamente conocida por ser capaz de distinguir
a un buen chico de un perdedor. Quieres que limemos asperezas. Entonces, nos
presentarás.
***
Volver a encontrarme con Logan terminó por disolver algo dentro de mí a lo
que me había acostumbrado tanto que ni siquiera me había dado cuenta que no
debería estar allí. Hasta que se hubo ido.
Era un vacío en mi interior. Un horrible espacio que no podía llenarse sin importar
lo feliz que Cole y mi nueva vida en Edimburgo me hicieran. Era una sensación que
creció hasta convertirse en una parte de mí, al punto de que progresó,
resignándome a la idea de que siempre estaría ahí.
Entonces había desaparecido. Con tan dulce, apacible alivio, ese vacío se
había ido.
El remordimiento era una historia diferente. Eso nunca podría desaparecer y
ciertamente no iría a ninguna parte a corto plazo. No mientras mi hermano estuviese
en la cárcel. Tal vez una vez que saliera tendría la oportunidad de luchar, de
enfrentar esa culpa, pero por ahora era una parte de mí, y sí, estaba reconciliada
con eso, independientemente de mi hermano o cualquier otra confrontación.
Después de hablar en círculos con mi familia, los dejé con mis datos de contacto
y les dije que podríamos volver hablar una vez que todos estuviésemos calmados.
Luego fui directamente a Cole y lloré en sus brazos hasta quedarme dormida.
Al día siguiente le conté todo lo que pasó y me escuchó sin interrupciones. Pero
podía sentir la tensión aumentando a su alrededor.
Estaba molesto con mi familia.
—No tienes que lidiar con esa mierda —dijo—. No después de la forma en que te
trataron.
—Pero lo tengo que hacer —insistí—. Tengo que hacer esto por Logan.
Por ahora acordamos no estar de acuerdo. Así como Rae y yo. Le dije a Rae y
tuvo la misma opinión que Cole. Y aunque Cole accedió a conocer a Logan (ya
había arreglado todo para que fuéramos en un par de semanas en nuestro día
libre), descubrí llegando al trabajo que no solo Cole estaba siendo un poco
distante, sino que Rae también.
—Este va a ser un día divertido —murmuré después de haber comprado café y
haberlo entregado a cada uno de ellos, arrebatándolo de mis manos sin siquiera un
agradecimiento. Con Cole sabía que era porque se había ido al interior de su propia
cabeza para meditar sobre el asunto. Con Rae porque estaba realmente molesta
conmigo.
Por suerte, como siempre, nos encontrábamos muy ocupados ya que era
sábado y pretendí que la tranquilidad de Cole se debía a su profesionalismo.
Sin embargo, sabía con toda certeza que, a medida que el temor se hundía con
fuerza en mi estómago, todas esas pretensiones estaban a punto de salir volando
cuando la puerta de la tienda se abrió y mi hermana entró.
Me congelé en el lugar debido a la sorpresa, vi como sus ojos recorrieron el
estudio de tatuajes, su labio superior retorciéndose con disgusto. Amanda era
prácticamente todo lo contrario a mí. Odiaba los tatuajes, piercing, cabellos teñidos,
o cualquier otra cosa que modifique su cuerpo de su estado natural. No tenía ni un
hueso de creatividad en su cuerpo y nunca sintió la necesidad de mejorar o
cambiar nada de sí misma o de expresar quién era a través de su apariencia física.
Ella comparaba la modificación corporal con una deficiencia del carácter.
Finalmente, Amanda me vio de pie detrás del mostrador de recepción, e
ignorando a las personas que se sentaban en la sala de espera, se acercó a mí con
una ceja levantada.
—¿Éste es el famoso INKarnate?
Sintiéndome a la defensiva, me puse rígida.
—Sí.
Ella entornó sus ojos.
—Solo tú podrías pensar que trabajar en un lugar como este sería genial.
—No, en realidad cientos de personas lo harían. Es muy respetado por su arte y
pagan bien ya que consigue una gran cantidad de ventas.
Ella carraspeó e ignoró mi comentario.
—Mira, estoy aquí porque todos acordamos en que te queremos de vuelta en
nuestras vidas. Puedes pensar en tu tonta cabecita vacía que nos importas una
mierda, pero eso no es cierto, Shannon. Te amamos. Simplemente… sabemos cómo
eres. Tienes mal juicio. Estoy aquí para hacerte entrar en razón.
Había pasado de estar sorprendida de que dijera la palabra con A, a estar
indignada por su aire de superioridad.
—Te dije que tendríamos que discutir esto. No puedes solo entrar aquí,
esperando emitir un juicio sobre Cole. Uno, simplemente no puedes. Y dos, está
trabajando. Es sábado. Estamos muy ocupados.
—Solo quiero conocerlo. No voy a ninguna parte hasta que lo haga. —Ella sonrió
—. ¿O no quieres cumplir con esa promesa a Logan?
Apreté los dientes con frustración. A veces mi hermana era pura maldad.
—Espera aquí.
Me apresuré a la parte trasera, llamando a la puerta de Cole.
—Adelante —llamó por encima del zumbido de la aguja.
Abrí la puerta para encontrarlo tatuando un Minotauro muy detallado sobre el
brazo de una chica aspirante a motera. Su nombre era Vik y era un cliente habitual.
Ella había venido hace tiempo por un tatuaje cuando empecé a trabajar en el
estudio, y estuvo otras tres veces desde entonces.
Cole me miró y se quedó inmóvil al ver mi expresión.
—¿Qué pasa?
—Mi hermana está aquí. —Hice una mueca—. Lo siento mucho. No sabía. Y no
se irá hasta que te conozca.
Los rasgos de Cole se endurecieron.
—Estaré afuera cuando termine con este tatuaje. Puede colocar su jodido
trasero en la sala de espera.
Asentí y salí a toda prisa cuando él dijo mi nombre.
—¿Sí? —pregunté sobre mi hombro.
—No le ofrezcas café, agua o cualquier cosa. No es bienvenida aquí, y la única
razón por la que no estoy echándola a patadas eres tú y tu hermano.
La inquietud se removió a través de mí, pero le di un rápido movimiento con mi
barbilla en mutuo acuerdo y me apresuré a salir. Tenía la sensación de que esta
reunión no iría muy bien.
***
Amanda hizo una mueca cuando le presenté a Cole. La había llevado a su sala
de trabajo por algo de privacidad. Cole no le ofreció su mano. Solo le dio un saludo
con la cabeza y me atrajo de manera protectora a su costado.
Fruncí el ceño.
—Amanda, ustedes dos ni siquiera han intercambiado ni una palabra todavía.
—Míralo. —Agitó su mano hacia mí—. Como si fuera a quedarse contigo por
mucho tiempo.
—¿Qué diablos se supone que significa eso? —espetó Cole.
Amanda soltó un bufido y me lanzó una mirada mordaz.
—Encantador.
La impaciencia crepitó en mi sangre y di un paso adelante.
—Amanda, déjalo. Se supone que ibas a darle una oportunidad justa.
—No necesito hacerlo. Míralo. Creo que tus primeros instintos estaban en lo
correcto en este caso, Shannon.
La comprensión me golpeó.
—Nunca le ibas a dar una oportunidad. Te gusta esto. Te gusta que yo sea la
oveja negra.
Ella puso sus ojos en blanco otra vez.
—Lo hiciste por ti misma. Sigues eligiendo a estos perdedores. Estos grandes don
nadie…
Me lancé a ella tan rápido que se tambaleó hacia atrás, asustada.
—Nunca se te ocurra llamarlo así —susurré, con mis puños apretados en los
costados.
—Shannon —murmuró Cole, pero ignoré la moderación en su tono.
—No sabes nada acerca de él o de mí. ¿Por qué? —supliqué—. ¿Por qué eres
así? Estoy tratando de arreglar las cosas porque Logan quiere a su familia de
regreso, y estás jugando tus mezquinos juegos.
—No estoy jugando. Esto es serio. Esto no me parece como si estuvieras
intentándolo.
Negué con la cabeza, sintiéndome de repente inmensamente triste.
—Dijiste que me amas, pero no estoy segura de creer eso. Tú y yo… nunca nos
hemos llevado bien y aún no sé por qué siempre te has hastiado de mí…
—¡Oh, por el amor de Dios! Si tan solo hubieras sido desconfiada con tus novios,
tal vez Logan no estaría en la cárcel.
Sentí el calor de Cole a mi espalda y llevé una mano hacia atrás para evitar
que dijera o hiciera cualquier cosa en represalia.
—Cole no necesita demostrar nada, ni ti ni a nadie. Bueno, ya lo insultaste lo
suficiente. Quiero que te vayas.
Su rostro se puso rojo y sus ojos de repente se llenaron de una cantidad
sorprendente de emoción.
—No sé lo que piensas o por qué lo haces, pero me preocupo por ti.
Simplemente no confío en ti y estoy tratando de evitar que cometas otro gran error.
Nunca olvidaré lo que le hiciste a Logan, pero estaba dispuesta a tratar de
perdonarte. Por favor, Shannon. Si dejas que salga por esa puerta, entonces, estás
fuera de esta familia —susurró Amanda.
Mientras me encontré casi paralizada por sus palabras, fue solo el toque de las
manos de Cole en mis caderas lo que me calmó. El miedo de decepcionar a Logan
de nuevo me impidió decir algo.
Amanda tomó mi silencio como un rechazo y con sus ojos heridos y un gesto de
desaprobación, se apresuró a salir del estudio antes de que yo pudiera encontrar la
manera de hacer que todo esto funcionara.
24
Traducido por Veroonoel
Corregido La BoHeMiK

Me sentí enferma.
Logan solo quería una cosa de mí, una cosa, y ya lo había arruinado.
Pasé la siguiente media hora tratando de dejar a un lado mis emociones y
pensar racionalmente. Necesitaba llegar a alguna manera de hacer que esta
situación funcionara para todos.
Simplemente, no sabía cómo.
—¿Volverás a hablar alguna vez? —dijo Cole.
Se sentó frente a mí en la mesa de la cocina de Rae. Ella no estaba. Luego de
haber escuchado la conmoción en el trabajo, había decidido que probablemente
no seríamos una gran compañía esa noche. Por qué no pudo solo decir que nos
estaba dando un poco de espacio, no lo sé, pero esa era la forma de Rae.
Pensarías que ser atento era algo de lo que avergonzarse, por la forma en que ella
trataba tan duro de esconder su lado considerado.
—Lo siento. —Empujé a un lado mi plato de fideos y pollo rojo tailandés—. Solo
sigo pensando las cosas una y otra vez, y aún no sé qué hacer. —Mordí mi labio y
luego sugerí suavemente—: Tal vez deberíamos tomarnos un tiempo.
Cole se congeló por un segundo antes de que su tenedor cayera en el plato.
—¿Perdón?
Continué pensando en voz alta.
—Solo hasta que disminuya la distancia con mis padres. Ya sabes… volver a
encaminarme, mostrarles que estoy intentándolo, y entonces cuando vean eso, tú y
yo podemos volver de nuevo y verán por ellos mismos el buen chico que eres.
El aire en la habitación se tornó ártico. Supe inmediatamente que había
cometido un gran error de juicio al pensar en voz alta. Furia, incredulidad… y dolor
ardieron en los ojos de Cole mientras se empujaba de la mesa para cernirse sobre
esta y yo. Su voz fue casi un susurro, estaba tan ahogada por la emoción.
—¿Luego de todo, luego de la manera en que te han tratado, abandonado,
quieres ponernos a nosotros en espera para apaciguarlos a ellos?
Me deslicé de mi silla, desesperadamente tratando de pensar en una manera
de calmar la situación, de articular esto correctamente, porque claramente lo
estaba arruinando todo.
—¡No! Quiero decir, solo temporalmente.
¡Otro error! Mis ojos se abrieron de par en par mientras todo su ser parecía
expandirse con ira.
—¿No puedes estar hablando en serio? —dijo.
—Cole, por favor. Trata de verlo desde mi perspectiva. Esta es mi familia. Y sí, no
es genial, pero aun así es mi familia. Están heridos, asustados y he estado huyendo
de ellos, de todos, por demasiado tiempo. Es tiempo de arreglar las cosas. Es lo que
quiere Logan y lo que creo que necesito. —Tomé un paso hacia él, tratando de
tranquilizarlo con mis ojos y se echó hacia atrás. Realmente estaba jodiendo esta
explicación—. Cole… tú, de todas las personas, tienes que entender. Tu mamá era
una mala madre, pero nunca la abandonaste. No completamente.
Un músculo se flexionó en su mandíbula mientras asentía con los dientes
apretados. Finalmente expulsó el aliento con voz ronca.
—Pero nunca la habría escogido por encima de ti.
—No estoy eligiendo a nadie sobre…
—No puedo hacer esto ahora. —Levantó una mano para interrumpirme—.
Necesito salir de aquí antes de decir alguna mierda de la que me arrepentiré.
Preguntándome cómo la conversación podría haber tomado un giro tan
horrible, le supliqué.
—No lo hagas. No estoy tratando de herirte. Solo estoy tratando de pensar en…
—¿No estás tratando de herirme? —Empujó la silla en la que había estado
sentado con fuerza contra la mesa. Fue mi turno de estremecerme—. Me estás
pidiendo que demuestre que valgo la pena. ¡Si alguien tiene que demostrar algo,
son ellos!
Apreté mis labios, dándome cuenta con una pesadez en mis entrañas que eso
era exactamente lo que le había pedido que hiciera. Después de decirle a mi
familia que nunca le haría eso a él, lo había hecho sin pensarlo.
—No quise decir eso —prometí—. Realmente no quise. Es que no sé qué más
hacer.
Pero mi disculpa ni siquiera penetró su ira. Se inclinó hacia delante, con los ojos
entrecerrados, y susurró:
—Aquí hay una pista: Nunca deberías haber dicho que querías tomarte un
tiempo. Nunca deberías haberme pedido a mí que me probara después de todas
las jodidas cosas por la que me has hecho pasar.
Me dio otra mirada de disgusto y salió de la habitación mientras me recuperaba
de su furioso ataque.
Al oír que la puerta se abrió, salí de mi estupor y corrí por el pasillo.
—¡Cole!
Se dio la vuelta.
—Y pensar que te iba a pedir que te mudaras conmigo. Qué jodidamente
enorme y estúpido error hubiera sido.
Oh diablos, esto no estaba pasando.
—Cole, por favor…
La puerta se cerró de golpe en mi rostro.
Me tambaleé hacia delante, a punto de ir tras él, cuando sus palabras
comenzaron a resonar en mis oídos. Estaba furioso. Mis continuos intentos de rectificar
la situación no iban a cambiar cómo se sentía en este momento.
Apoyé mi frente contra la puerta.
—Mierda, mierda, mierda, mierda —sollocé.
***
Mi maleta estaba abierta sobre la cama, mi ropa esparcida por toda la
habitación, y estaba mirando mis trabajos de arte, preguntándome cómo iba a
empacarlos cuando la puerta principal se abrió de golpe.
—Shannon jodida MacLeod, ¡tú y yo tenemos que hablar! —gritó Rae a través
del lugar—. He estado consolando a tu muy enojado y dolido hombre y tengo que
decir… —Su voz se apagó cuando entró a mi habitación. La observé mientras
contemplaba la maleta y la ropa que estaba en progreso de ser empacada—.
Está bien. —Tragó saliva—. Deberías saber que Cole es muy impulsivo. No lo parece
porque es tan relajado todo el tiempo, pero cuando algo lo enoja, quiero decir, solo
lo deja salir sin pensar. —Ahora estaba divagando—. ¿Sabías que cuando se enteró
que Marco era el chico que embarazó a Hannah cuando tenía diecisiete, ni siquiera
le dio la oportunidad de explicarse? Solo perdió el control y fue tras Marco. Trató de
darle una paliza en una obra de construcción. Él también consiguió unos buenos
golpes.
Abrí la boca para explicar, pero mi teléfono sonó antes de que pudiera hacerlo.
Mirándolo sobre la mesa de noche, reconocí el número.
—Oh, tengo que tomar esta. —Lo tomé y respondí, todo el rato haciéndole un
gesto a Rae para que saliera de la habitación y me diera algo de privacidad.
Se quedó mirándome obstinadamente por un segundo, pero finalmente salió de
la habitación.
Para cuando terminé la llamada telefónica con mi padre para arreglar todo,
era tarde y Rae estaba acostada sobre la cama completamente vestida. Sus
ronquidos llenaban el piso entero.
***
Rae ya estaba levantada y se había ido para el momento en que desperté. Fue
desconcertante porque Rae nunca estaba levantada antes que yo. Había
permanecido despierta la mayor parte de la noche preocupándome por Cole y
obligándome a no llamarlo. No había ninguna razón para tratar de hablar con él
mientras aún estaba irritado.
Exhausta, entré a INKarnate, dirigiéndome directamente a la máquina de café.
Me estaba sintiendo un poco sin aliento, anticipando ver a Cole luego de nuestra
primera gran discusión como pareja. Técnicamente, creo que había roto conmigo,
pero ni siquiera podía procesar eso sin querer romper a llorar, así que me concentré
en el café.
Me mordí el labio inferior, tratando de decidir si debería preparar una taza para
Cole.
—Ahí estás.
Miré a Rae por encima de mi hombro de pie detrás del escritorio.
—Buenos días.
Me frunció el ceño.
—Lo que sea. Cole se reportó enfermo. Tienes que llamar y reprogramar todas
sus citas para hoy.
Mi corazón dio un pequeño salto fuera de mi pecho.
—¿Enfermo? —Cole nunca se reportaba enfermo.
—Como si te importara —espetó.
—Rae. —Estampé mi pie en el suelo en exasperación—. ¿Por qué Cole…?
—¡No puedo escucharte! —gritó infantilmente, y se alejó de mí.
Me apresuré a salir hacia el salón principal.
—¡Rae!
—No me presiones. —Se detuvo y me miró furiosa por encima de su hombro—.
Eres mi amiga, Shannon. Me preocupo por ti, pero si tengo que elegir, elijo a Cole. Así
que retrocede de una puta vez, antes de que te abofetee hasta sacar la maldita
estupidez de ti a golpes.
Horrorizada, me quedé de pie allí, aturdida, mientras ella desaparecía en la
parte posterior.
Aún estaba allí de pie cuando Simon se aventuró a salir de su sala. Por la mirada
en su rostro, había oído todo. Sea lo que sea que vio en mi rostro lo hizo levantar sus
manos en señal de rendición.
—No quiero saber. Lo siento, nena, pero tengo mi propia mierda con Tony.
Aplasté mi creciente pánico.
—¿Estás bien?
Se encogió de hombros con tristeza y pasó por delante de mí para tomar una
taza de café.
—Estamos tratando de resolver el tema del bebé.
—Lo siento.
Me dejé caer contra mi escritorio, deseando que las relaciones no tuvieran que
ser tan condenadamente desgarradoras.
Simon me dio una sonrisa triste.
—También lo siento.
***
Ignorada por Rae durante el resto del día, había perdido mechones de cabello
al tirar tanto de ellos en frustración. No podía creer lo que me había dicho. Ni
siquiera sabía lo que había hecho para merecerlo.
Finalmente, luego de cerrar todo por el día, tomé mi teléfono. Me sentía tan
enferma que pensé que podría vomitar, y la única manera de deshacerme de esa
sensación era llamar a Cole.
Fue directamente al buzón de voz.
Rae salió de la puerta de atrás usando su chaqueta y bolso. Simon ya se había
ido. Tomé mi propia chaqueta.
—Ni siquiera pienses en escoltarme afuera —dijo burlonamente, mientras pasaba
al lado de mi escritorio.
—¿Dónde diablos está Cole? —grité detrás de ella.
—Con Hannah. —Sacudió la cabeza hacia mí, todo el infantilismo desaparecido
y reemplazado por decepción—. No los molestes. Está visitando al bebé.
Me dejé caer.
—No quise lastimarlo, Rae.
—Tú renunciaste a él. ¿Cómo es que no le hiciste daño?
—Nunca renuncié a él. Solo estoy tratando de mantener una promesa a alguien.
—A la persona equivocada, aparentemente. —Sacudió su cabeza—. Cole
realmente ha estado allí para ti, y te has involucrado mucho con él, lo que significa
que en algún lugar a lo largo del camino, también le has hecho promesas a él. Tal
vez deberías averiguar de quién es la promesa en la que te deberías concentrar en
mantener.
—¿Por qué tiene que ser una situación o la otra?
—Porque alguien lo está haciendo de esa manera… y de nuevo, quizás ese
alguien es la persona con la cual deberías tomarte un tiempo. No Cole.
Cerró de golpe la puerta del estudio, dejándome sola para cerrar y reflexionar
las muchas maneras en las que de alguna forma había decepcionado a todos en
mi vida en menos de setenta y dos horas.
25
Traducción SOS por Shilo y Jenn Cassie Grey
Corregido por Jut

No hay nada como el sentimiento de miedo que tienes en tus entrañas cuando
sabes que has lastimado a alguien que te importa. El miedo se convierte en nervios
agitado entre más tiempo pasa sin que nada se resuelva.
Estaba terriblemente asustada.
Esa noche traté de llamar y mandarle mensajes a Cole, pero él no respondió.
Desesperada por hablar acerca de todo, de arreglarlo, tomé un taxi a su casa,
esperando que se hubiera calmado lo suficiente para que pudiéramos hablar.
Sin embargo, Cole no respondió a la puerta.
Regresé a casa esa noche con unas pesadas náuseas, fuertes y enfermizas en
mis entrañas.
Ese sentimiento solo empeoró cuando caminé al trabajo el lunes para
encontrarme cara a cara con Stu.
—Cole necesita tomar un descanso, así que se fue a un viaje de fotografía con
su amigo Nate por el siguiente par de días. Yo estaré cubriendo sus compromisos.
Me quedé un poco sin aliento con las noticias de que mi novio había dejado la
ciudad sin informarme.
—¿Viaje? ¿Dónde?
Stu se encogió de hombros, sin encontrarse con mi mirada.
—No estoy seguro.
—Stu…
—Mira, Shannon. —Stu se encogió de hombros hacía mí, simpatía mezclada con
dureza en sus ojos—. Eres buena en tu trabajo, pero si tu presencia aquí va a ser un
problema para mi mejor artista, tendré que dejarte ir.
—¿Dejarme ir? —Me tambaleé hacia delante, impresionada hasta lo más
profundo—. Cole y yo tuvimos una discusión. Lo vamos a arreglar.
Esa maldita simpatía derritió completamente la dureza.
—Cole parece bastante molesto.
—Sugerí algo, él lo tomó de la manera incorrecta, pero eso es apenas… —Toqué
mi frente mientras la habitación empezaba a tambalearse—. Está muy enfadado y
dijo cosas, pero pensé… —Me quedé callada a medida que buscaba mi bolso por
mi teléfono. Cole y yo necesitábamos hablar. No podía solo alejarse.
No era propio de él.
—Esto no es propio de él —murmuré, rebuscando por el teléfono. Esta vez sonó,
pero no obtuve respuesta. Me estremecí con el sonido de su voz pidiéndome que
dejara un mensaje—. Cole, soy yo. Contesta tu teléfono. Esto es ridículo. Tenemos
que hablar.
Stu hizo una mueca.
—Espero que seas buena humillándote, pequeña hada.
Suspiré.
—Tengo la sensación que para cuando termine esta semana, lo habré
reinventado.
***
—Extraño este lugar. —Papá sonrió, acogiendo la vista del castillo fuera de la
ventana de la cafetería—. Tu mamá es puro Glasglow de la cabeza a los pies, pero
este lugar nunca se dejó de sentir como mi hogar.
Asentí.
—También está en mi sangre.
—Sí, tienes mucho de mi madre en ti. Podría ser lo mejor considerando que tu
hermana tiene mucho del lado de tu madre en ella y mira lo neurótica que resultó.
Arrugué mi nariz.
—Papá.
Solo se rio y le dio un sorbo a su café.
—Gracias por encontrarte conmigo. —Decidí después de mi discusión con Cole
que tal vez sería lo mejor tratar de tener una conversación racional con un miembro
de mi familia. Papá había sido el único que había parecido más receptivo hacia mí,
de modo que lo llamé para organizar un encuentro. Solo podía verme el fin de
semana, lo que significó que tuve que pedirle a Rae que me cubriera… algo que
había hecho con disgusto. Aunque todavía estaba enojada conmigo por alterar a
Cole, podía ver el precio que me estaba haciendo pagar el hecho que no me
haya devuelto las llamadas en toda la semana. Entonces, a pesar del hecho que
mi compañera de piso apenas me hablaba, había estado de acuerdo en cubrir mi
turno.
—Sería bueno tener un poco de paz en la familia de nuevo. —Papá se encogió
de hombros—. Si podemos encontrar una manera de hacerlo, entonces genial.
—No quiero tener que comprometer mi relación con Cole solo para mantener
una contigo. No es justo.
Me lanzó una mirada desaprobadora. Francamente estaba cansada de ver esa
mirada en los rostros de las personas que conocía.
—Amanda nos contó acerca de él.
Me tragué mi frustración.
—Apenas lo dejó decir dos palabras. Llegó al estudio y solo empezó a insultarlo.
No tenía intenciones de darle una oportunidad.
—Dice que se ve y actúa exactamente como todos tus ex novios.
—Él no es como ellos. —Me incliné hacia delante, infundiendo cada palabra con
mi convicción—. Es la mejor persona que conozco.
—¿Por qué no puedes simplemente estar soltera por un tiempo, Shannon?
Tómate un tiempo para resolver las cosas. Nuestra familia necesita un descanso del
drama.
—No había drama entre Cole y yo. —Podía saborear la amargura en mi lengua
—, hasta que mi familia regresó a la ecuación.
Papá arrugó el entrecejo.
—Eso no es lo que quise decir. —Alejé mi último comentario con un gesto, pero
no estaba segura si no lo había querido decir—. Solo estoy tratando de hacer lo
correcto para todos. Logan quiere que seamos una familia de nuevo, pero para
hacer eso ustedes quieren que termine con un hombre del que no saben nada.
—Míralo desde nuestro punto de vista. La última vez que estuviste en una
relación con algún tatuado… de todas formas, dejaste que las cosas se pusieran tan
mal que detuvieron a tu hermano por protegerte. Eso es más que normal. —Agarró
mi mano—. Hija, necesitas tiempo para poner tu cabeza en orden. No hay manera
de que hubieras tenido tiempo para hacerlo desde que te fuiste de Glasglow, no
después de saltar a otra relación con otro idiota.
Arranqué mi mano de debajo de la suya.
—Cole no es un idiota. Y sigo tratando de decirte que es la razón por la que ya
mi cabeza está en orden. Me ha ayudado. Ha hecho mucho para hacerme sentir
valorada de nuevo, y más que eso, me llevó de vuelta a Logan. Sabes, he seguido
teniendo estas pesadillas. Había pensado que se habían ido y luego habían
regresado. Pero no he tenido ni una sola desde que visité a Logan. Ni una sola. Y
Cole hizo eso.
Para mi creciente molestia, Papá todavía no se veía convencido.
—¿Por qué viniste aquí si no me ibas a escuchar?
—Vine aquí con la esperanza de que me escucharas a mí. —Se levantó y lanzó
dinero a la mesa para cubrir su café—. Estamos aquí para ti, cariño, mientras dejes
tu equipaje atrás. Ven a casa y empieza de nuevo. No silo por nosotros, sino por ti.
***
—Supongo que por esa mirada en tu cara que el encuentro con tu querido viejo
no fue bien. —Rae se quitó sus zapatos, solo para ponerse sus botas—. ¿Demasiada
historia, eh?
La fulminé con la mirada, confundida por su comentario, pero demasiado
concentrada en una cosa para cuestionarlo.
—Traté de llamar a Cole de nuevo. ¿No le dijiste que he estado tratando de
contactarlo?
—Estuvimos algo ocupados en el trabajo hoy. Estaba tratando de ponerse al día
con las cosas después de su semana fuera.
Con mi pecho doliendo, no pude contener mis lágrimas.
—No era mi intención herirlo. ¿Por qué no me deja explicarle?
Sus ojos llamearon con ira.
—Porque después de todo, escogiste a tu familia por encima de él. Escogiste a
gente que le dio las espaldas a una hija que acababa de ser asaltada sexualmente
y hospitalizada. ¿Qué carajos dice eso acerca de cómo te sientes por Cole que los
hayas elegido a ellos?
El horror se disparó a través de mí.
—¿Es eso lo que piensa? ¿Que los elegí a ellos? No lo hice. Estaba tratando de
encontrar una manera de apaciguarlos. Nunca tuve ninguna intención de dejarlo.
Solo pensé que podríamos tomarnos un tiempo…
—Separados —me interrumpió—. Un tiempo separado de él. El tipo apenas
puede soportar estar lejos de ti por pocos días y tú estabas dispuesta a irte a casa a
Glasglow por Dios sabe cuánto tiempo. Y él qué… ¿solo debía estar dispuesto a
sentarse y esperar tu llamada por quién sabe qué tiempo le lleve a tus padres
aprobarlo? Y de nuevo, padres a los que les importas una mierda cuando Cole
hubiera movido los cielos para protegerte. —Se levantó y agarró su bolso—. Lo que
fue un argumento tonto para ti fue mucho más para él. Por razones que entiendo y
razones que no. Pero supongo que tú sí. Supongo que te ha dicho todo acerca de
él. Y supongo que sabes que incluso sugerir tomarse un tiempo lo hiere
profundamente por una razón, y sabes exactamente cuál es.
Se volvió para irse.
—Espera. —Me levanté rápidamente de la silla—. Necesito verlo, Rae. ¿Vas a
encontrarte con él?
—No. No sé dónde está esta noche.
Entrecerré mis ojos mirando su espalda mientras salía. Rae estaba mintiendo.
Nunca mentía.
Agarrando mi propio bolso y llaves, me apuré a salir detrás de ella a una
distancia discreta. La seguí y sentí una nerviosa anticipación cuando vi su cabeza
dentro del Walk. Cole estaba ahí. Podría apostar todo lo que tenía.
El pub estaba bastante abarrotado. Siempre lo estaba en las noches de
sábado. Empujé a través de la gente de pie cerca de la puerta y estiré mi cuello
mientras forcejeaba para salir de la pequeña multitud en la puerta principal. Todas
las mesas estaban llenas.
Alcancé a ver a Rae abriéndose camino a través de las mesas y mi mirada se
dirigió más allá de ella.
Esa sensación de náusea en mi estómago se intensificó.
Cole estaba sentado con los gemelos y Karen, con una cerveza en la mano.
Tenía otra compañía también. Una linda rubia estaba sentada con su muslo
presionado contra el de él, y Cole tenía su cabeza inclinada de modo que pudiera
susurrar en su oído.
Mis mejillas se calentaron, mi piel hormigueó.
Dejando que los ardientes celos me recorrieran y salieran, respiré
profundamente. Cole nunca me engañaría. Eso lo sabía. Sabía que la escena
frente a mí era inocente.
Pero había pasado la semana entera agonizando por nuestra relación y
sintiéndome culpable, y él había pasado la semana entera evitándome. Ahora
estaba permitiendo que una mujer lo sedujera.
Sentí la picazón de las lágrimas en mis ojos.
No podía soportar esto. No con todo lo que estaba sucediendo. Necesitaba
tranquilizar a Cole, porque herido, el Cole impulsivo estaba alborotando todas las
inseguridades con las que había estado peleando los últimos meses.
Con ese pensamiento me di la vuelta y comencé a abrirme paso entre la
multitud. Casi estaba en la puerta cuando me detuve.
Eso no era propio de Cole.
Él no actuaba para nada así.
¿No había sido ese mi mantra toda esta semana?
Contuve el aliento y me di la vuelta.
Había algo más pasando aquí que no entendía.
Rogando que no estuviera actuando como una confianzuda tonta enamorada,
me obligué a regresar a través de una ahora molesta multitud. La rubia seguía ahí,
pero la atención de Cole estaba en Rae. Él le estaba frunciendo el ceño a lo que
sea que ella le estuviera diciendo.
Fue entonces cuando pareció que sintió mi mirada enojada.
Ignorando el furioso enjambre de nervios en mi estómago, me abrí camino a
través de las mesas mientras Cole me miraba acercarme melancólicamente.
Cuando me detuve, los gemelos y Karen saludaron, les di un asentimiento distraído.
Cole y yo nos miramos el uno a otro y mientras más lo hacíamos, más profundo
se sentía la herida de él evitándome. Lo extrañaba mucho. Toda una semana sin él
se había sentido como una eternidad. Había sido doloroso y francamente
innecesario. Estaba tan enojada con él como él lo estaba conmigo y no podía
esconderlo. Hice una señal hacia la rubia.
—¿Por qué?
Frunció el ceño.
—Solo estamos platicando.
—¿Pero por qué estás hablando con ella y no conmigo? ¿Por qué no has
contestado mis llamadas? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no podemos portarnos como
adultos y hablar lo del sábado pasado?
—No aquí —dijo Cole suavemente.
—No me importa —solté, no me importaba si teníamos público—. Éste no eres tú.
Vine aquí, después de una de las peores semanas de mi vida, y pude haberme ido
simplemente de nuevo… pero éste no eres tú. No entiendo qué está pasando
contigo.
La dura y herida mirada en sus ojos me hizo jadear.
—¿No lo entiendes? —Se puso de pie abruptamente, dejando de golpe su
cerveza en la mesa—. ¿No entiendes que estoy enojado porque estás empacando
tus jodidas mierdas y te estás yendo a Glasgow para estar con esa jodida familia…
escogiéndolos a ellos sobre nosotros? ¿No puedes entender que eso tal vez me
enoja?
Las personas a nuestro alrededor dejaron de hablar.
No me importó. Estaba demasiado confundida para que me preocupara.
—¿De qué diablos estás hablando?
—Rae me lo dijo. —Arrastró sus ojos sobre mí, y pareció encogerse de dolor ante
mi vista—. Solo vete, Shannon. Todos estos meses tratando de hacer que confiaras
en mí… qué pérdida de tiempo.
—Confío en ti. —Lo empujé, fuerte, y se tambaleó contra el banco en sorpresa—.
Ese es el por qué te estoy dando el beneficio de la duda. Ahora ¿Qué carajos… —Le
lancé una mirada a Rae—, dijo ella?
—Le dije la verdad. —Me regresó la mirada—. Que nos estabas dejando. Estabas
empacando la semana pasada. O lo estabas haciendo antes de fracasar con tu
papá hoy.
—Tú vaca tonta —siseé, sin estar segura de si me estaba llamando a mí misma o
a Rae de esa forma. Mi mirada se dirigió de regreso a Cole. Ahora yo estaba
enojada—. Estaba empacando mis cosas porque dijiste que me ibas a pedir que me
mudara contigo. Tenía la impresión de que una vez que se te bajaran los humos y te
dieras cuenta que lo lamentaba la oferta iba a seguir en pie.
Cole parpadeó, sorprendido.
Sacudí mi cabeza en exasperación.
—Así somos. Ésto. —Hice un gesto hacia nosotros—. Así es como empezamos y
ésta probablemente no será la última vez que tenemos una discusión. Tengo la
tendencia a pensar en voz alta, y a veces mi proceso de pensamiento involucra
ideas realmente estúpidas antes de tener algunas buenas. Eso es lo que pasó la
semana pasada. Explotaste y entendí por qué, pero nunca creí que estaríamos
enojados el uno al otro o que terminaríamos. —Di unos pasos hacia él. Estaba
aliviada de ver que su expresión se había suavizado—. Confío en ti, Cole. Confío en
ti porque te conozco. Te amo porque te conozco. Todo este tiempo hemos hablado
de mis problemas de confianza y nunca de los tuyos. Claramente esto prueba que
los tienes —apunté—. Así que decide, Cole… ¿confías en mí?
—No lo sé. —Sus ojos llamearon ante el sonido de dolor en mi jadeo y se inclinó
hacia mí—. Ya sabes —dijo, su voz baja con emoción—. Lo sabes todo. Sabes cómo
ella me hizo sentir durante toda mi vida, y aun así te sentaste ahí y sugeriste
ponerme a un lado de modo que pudieras trabajar en mí para que así me ganara
la aprobación de tu familia. Ella no se merecía mi esfuerzo y aun así me hizo sentir
como si no fuera nada, como si tuviera que probar algo. Ellos no te merecen y aun
así, de alguna forma, me hiciste sentir como si no fuera nada, como si tuviera que
probarte algo. A ti, de todas las personas.
—No —le supliqué, las lágrimas empañando mi visión—. Nunca quise que te
sintieras de esa forma. Nunca jamás.
—Pero lo hiciste. Y no sé lo que eso significa para nosotros.
***
—Te ves como el infierno.
Levanté mi mirada para encontrar la de Logan y él frunció el ceño ante
cualquier cosa que vio en mis ojos.
—¿Qué pasó?
Pasé una mano temblorosa por mi cabello.
—Lo he arruinado todo. De nuevo.
—¿Cómo lo has arruinado?
—Quería hacer esto correctamente para ti. —Sintiendo el ardor de las lágrimas
en la parte trasera de mis ojos, peleé contra ellas. Estaba harta de llorar. Sentía
como si hubiera pasado las últimas cuatro noches llorando—. Querías nuestra familia
de regreso, y quería darte eso. Te lo debía. Pero no creo que pueda, Logan. —
Sacudí mi cabeza, la ira escociendo en mi sangre—. Me dieron un ultimátum. Ellos o
Cole. ¿Ellos? Ellos que nunca me preguntaron siquiera una vez cómo le hice para
superar el ataque de Ollie. Ni una vez. Actuaron como si lo hubiera estado pidiendo
o algo así, como si lo mereciera.
Los ojos violetas de Logan se oscurecieron con furia y supe que no estaba
dirigida hacia mí. Lo sabía por la furia se mezclaba con desaprobación. Había visto
esa mirada en su casa muchas veces a través de los años cuando estaba
pensando en nuestros padres.
Tomé una temblorosa respiración.
—Porque dudé, he perdido al único hombre que alguna vez me va amar
realmente. —Perdiendo la batalla contra mis lágrimas, las limpié con frustración,
incapaz de encontrar la mirada de Logan—. Cole rompió conmigo por ellos.
—Shay, no entiendo…
Así que le dije todo.
—Era feliz, Logan —concluí—. Me sentía culpable por ser feliz mientras que tú
estabas aquí y quería hacer algo por ti, pero no puedo hacer esto. Lo arruiné
contigo, con ellos y con Cole. —Tiré de mi cabello—. Ugh, tal vez esto no es algo
insalvable. Quiero decir Cole se fue, así que mamá, papá y Amanda me aceptarán
de nuevo en sus vidas. Tal vez podemos ser una familia de nuevo. —Solo tendría
que enterrar mi resentimiento.
—Shannon. —Logan tomó mi mano y mi completa atención. La preocupación
estaba escrita por toda su cara—. Te ves y estás actuando como si no hubieras
dormido en días.
Alejé gentilmente mi mano.
—Solamente he tenido dos personas en mi vida que adoro… y los he herido a
ambos. Te puse en prisión y rompí el corazón de Cole. —Limpié mis lágrimas—. Y no
puedo parar de llorar. Es ridículo. Incluso Rae está siendo amable conmigo. Ahí es
cuando sabes que eres patética. —Me encogí de hombros—. Stu probablemente
va a despedirme de todas formas. La atmósfera entre Cole y yo en el trabajo es
horrenda y Stu me advirtió que se iba a deshacer de mí si estaba causando
problemas con…
—¿Puedes callarte por favor por dos minutos? —interrumpió Logan,
frunciéndome el ceño—. Primero: no voy a repetir esto de nuevo. Tú no me pusiste
aquí. Yo me puse aquí. Segundo: Shannon, jamás te habría pedido que hicieras algo
que te pudiera hacer infeliz para hacerlos a ellos felices. Mientras tú y yo estemos
bien, ¿Qué importa?
—Pero dijiste…
—No tienes que tomártelo tan a pecho. No me di cuenta cuán culpable te has
estado sintiendo. Quiero decir, sabía que te sentías culpable por alguna jodida
razón, pero no me había dado cuenta que estaba tan arraigado. Cariño. —Sacudió
su cabeza—. Tienes que dejarlo ir.
Me quedé en silencio. No había un punto para replicar, porque no podía darle
la garantía que estaba buscando. Me sentía arrepentida. Ese sentimiento no iba a
irse pronto.
—Y en cuanto a Cole… nunca te había visto así de mal antes. Nunca te había
visto tan feliz como lo estabas la última vez tampoco, así que puedo decirte que
este chico es diferente. Olvida a todos los demás, Shannon. Regresa a Edimburgo y
has lo correcto con él. Y cuando lo hagas, regresa aquí y déjame agradecer al
chico que ha estado cuidando de mi hermanita mientras yo no puedo.
Sonreí ligeramente.
—¿Siempre has sido así de grandioso?
—Sabio de nacimiento, pequeña. Sabio de nacimiento —dijo inexpresivamente.
Reí suavemente y entonces me detuve, teniendo un repentino pensamiento
horrible.
—Él no me aceptará de regreso. No sé cómo hacerle ver cuánto significa para
mí.
Logan me guiñó un ojo.
—Ve por todo… O regresa a casa.
26
Traducción SOS por Jenn Cassie Grey y LizC
Corregido por Jut

La casa de estilo gregoriano en la calle Dublín era increíble. Más allá de


increíble. No podía dejar de mirar los relucientes pisos de madera oscura y los
muebles caros, pero simples.
La maravillosa propiedad le pertenecía a Joss y Braden, actualmente estaba
llena de amigos cercanos a la pareja y familia, que estaban ahí para celebrar el
nacimiento del bebé Jarrod. Me colé y estaba tan increíblemente preocupada que
estaba a punto de vomitar sobre el suelo de madera.
Joss no se vio para nada preocupada de que me hubiera colado. De hecho,
tenía ese casi satisfecho brillo en su mirada cuando abrió la puerta principal y me
encontró en la entrada.
—Estoy aquí para ir por todo o irme a casa —dije sin preámbulos.
Sonrió ampliamente y dio un paso a un lado.
—Entonces, por todos los cielos, entra.
El ruedo que venía de la sala de estar me sacudió mientras seguía a la anfitriona
hacia ella. La luz se colaba desde los enormes ventanales situados en los extremos
opuestos de la habitación. Nate, Liv, Mick y su esposa, Dee, estaban hablando con
Cole y Cam, quien estaba sosteniendo a Belle en sus brazos cerca de la vieja
chimenea gregoriana. Dylan conducía a Elodie a través de la habitación hacia
Luke, William y Bray, quienes estaban amontonados alrededor de los juguetes en el
suelo. Clark, Declan y Marco estaban de pie riendo cerca de la ventana más
cercana por cualquier cosa que Braden le estaba diciendo, mientras que Jo estaba
sentada sobre el apoyabrazos de la mecedora en la que Ellie estaba sentada
mientras comían sus aperitivos con los dedos. Explosiones de risas resonaron desde
la parte trasera de la habitación donde Beth, Lily y January estaban viendo una
película de Disney en la gran televisión. Beth tenía a la pequeña Sophia en sus
brazos.
Como si me hubiera sentido, Cole levantó la vista. Se tensó cuando me vio y me
preparé para lo que venía. Un silencio recorrió por toda la habitación mientras los
adultos notaban mi presencia.
—Cole, Shannon está aquí para verte. —Joss lo miró fijamente en mi nombre
hasta que sus pies comenzaron a moverse hacia mí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, pareciendo un poco conmocionado
por verme.
Los círculos oscuros que habían estado bajo sus ojos toda la semana no habían
ido a ningún lado y en su cuello estaba apareciendo una barba. Era egoísta de mi
parte, pero estaba aliviada de que tampoco estuviera llevando bien nuestra
separación.
Lamí mis labios resecos, mirando a mí alrededor a todo mundo que nos
observaba. Finalmente miré arriba hacia la hermosa cara de Cole.
—Estoy aquí porque te amo, y necesito preguntarte algo. —Tomé una profunda
respiración. Era momento de ir por todo.
Me agaché hincándome sobre una rodilla.
Los ojos de Cole se ampliaron y escuché algunos jadeos femeninos detrás de él.
—Shannon, qué…
—Cole Walker, una vez te dije en medio del temor que no eras nada, pero
nunca ha habido un solo día en tu vida que eso haya sido cierto, y no ha habido ni
un día en que realmente haya pensado eso. Has sido extraordinario para mí desde
que teníamos quince. —Sonreí temblorosamente, sintiéndome vulnerable y asustada
pero esperanzada también mientras él miraba hacia mí con una creciente ternura
en su rostro—. Aparte de Logan nunca he tenido una familia real. Del tipo con la que
puedas contar para todo. Del tipo que te da una segundas, terceras y cuartas
oportunidades porque la otra opción no es una opción en absoluto. Porque te
aman y están ahí para ti. Incondicionalmente. Logan fue el único que alguna vez
me dio eso. Hasta ti. Eres mi familia, Cole. Quiero que seas mi familia para siempre. —
Reí un poco ronca—. No tengo un anillo o algo. Solo me tengo a mí. Y sé que no soy
perfecta y sé que mereces la perfección… pero te amo más que a nadie más en
este mundo y te prometo que nunca dejaré que olvides eso de nuevo. —Mi corazón
desaceleró su rápido ritmo mientras una sensación de calma barría sobre mí. Una
sensación de estar haciendo lo correcto. Era como si hubiera encontrado el
equilibrio que había perdido desde que me metí en ese auto y dejé a Cole detrás
en ese porche en la calle Escocia hace muchos años—. Siempre has sido tú, y
siempre he querido que lo seas… Cásate conmigo, Cole.
Todo pareció congelarse alrededor de nosotros mientras la mirada brillante de
Cole se quedaba trabada en la mía. Se agachó para ponerse en sus rodillas y
deslizó su mano sobre mi pierna mientras la otra acunaba mi mejilla. Me incliné ante
su toque.
—Realmente sabes cómo obtener la atención de un hombre… entre ese cabello
tuyo y la proposición… —sonrió ampliamente.
Curvé mis dedos alrededor de su muñeca.
—¿Eso fue un sí?
Me llevó hacia él y pasé mis manos sobre su pecho.
—Aún cuando me robaste mi línea… —Asintió presionando un suave beso en mis
labios—. Sí, Shannon.
Euforia barrió sobre mí mientras Cole me besaba de nuevo, esta vez por más
tiempo y más fuerte. Lo besé de regreso con abandono, apenas consciente de las
risas y la celebración de su familia a nuestro alrededor.
***
Mis dedos se curvaron en la sábana y gemí, mi cabeza cayendo hacia atrás
contra el hombro de Cole mientras se movía dentro de mí. Estábamos recostados
sobre nuestros costados, mi espalda recargada en el pecho de Cole.
Era intoxicante, como si estuviera alrededor de mí, dentro de mí, siendo una
parte de mí. Su esencia estaba por todos lados, su corazón latiendo contra mi
espalda, y su mano acariciando mis pechos. Estaba consciente de todo, la
aspereza del vello de sus piernas rozando contra mi suave piel, el sonido de su
respiración mientras aceleraba, la gruesa y completa sensación que abarcaba él
estando dentro de mí.
Abrumadora.
Pura.
Verdadera.
En una forma que nunca había sido antes.
Cuando me vine alrededor de él mi pulso palpitó tan fuerte que reverberó en la
base de mi garganta.
—Shannon —jadeó Cole—. Oh, ma-maldición —balbuceó mientras se tensaba
segundos antes de llegar al clímax.
Húmeda por el sudor, encontré una pequeña clase de alivio cuando Cole
envolvió mi cabello con su mano y lo apartó fuera de mi cuello de modo que
pudiera besarme ahí. Desde nuestro regreso de la casa de Joss y Braden y nuestra
reconciliación/compromiso, habíamos estado el uno con el otro como adolescentes
hambrientos de lujuria. Primero, me acorraló en la pared de su pasillo; entonces me
cargó hasta su cama, donde habíamos follado espléndidamente hasta quedar sin
sentido.
Finalmente nuestra urgencia se desvaneció a medida que ambos nos
tranquilizamos. Habíamos hecho el amor lentamente, sin prisa y de alguna manera
esa fue la parte más erótica de todo.
Cole se alzó como si fuera salirse de mí y puse mi mano en su cadera para
detenerlo.
—Quédate —murmuré.
—¿Dentro de ti?
Asentí, tomando su brazo y jalándolo alrededor de mi cintura.
Captándolo, Cole me tomó con él mientras se movía para apagar la luz.
Entonces se acomodó, acariciándome.
Mis ojos ya comenzaban a cerrarse cuando habló en la oscuridad.
—Tenías razón. Lo que dijiste de mí confiando en ti. No me había dado cuenta
hasta que lo dijiste.
Completamente alerta, pasé las puntas de mis dedos a lo largo de su
antebrazo.
—Está bien.
—Necesito que entiendas algo. Necesito que entiendas por qué reaccioné de la
forma en que lo hice, por qué no me tomé un tiempo para pensar. Mira… —Su voz
bajó—. Hace muchos años en atrás en la calle Escocia cuando salí por la puerta de
Ellie y tú te diste la vuelta, pensé… —Se detuvo abruptamente, apretando
inconscientemente su abrazo en mí.
—¿Tú pensaste…?
—No sé cómo decirlo sin sonar como un completo idiota.
—Te pedí matrimonio sin tener un anillo o un plan real enfrente de toda tu familia.
Nadie juzga aquí.
Rio abiertamente, su respiración resoplando contra mi cuello.
—Cierto. —Me besó de nuevo—. Cuando te diste la vuelta, fue como si
hubieras… no sé, como si hubieras sido conjurada del aire o algo solo para mí. No
puedo explicarlo. Solo supe que estabas hecha para mí —confesó—. Para mí era
como si estuvieras ahí para compensar todas las cosas malas que habían venido
antes de ti. Pero entonces, solo así como así, te alejaste y creo que creí que eso
tenía más sentido que todo lo bueno podría tener. En ese momento de todas
formas. Crecí y me crie fuera de esa mierda. —Me dio un apretón y me pregunté si
podía escuchar lo fuerte y rápido que mi corazón estaba golpeteando en mi pecho
—. Luego regresaste a mi vida y te quería. Porque aún me sentía atraído a ti. Fue, y
es, poderoso, Shannon. Nunca me había sentido de esa manera con ninguna mujer.
»Jo, Hanna, Liv, todas ellas son especiales para mí y siempre he tenido razones
para confiar en ellas. Pero tú… Alguien trató de romperte, alejarte de ti misma, y en
una manera alejarte de mí. Creo que solo estaba esperando que dejaras de confiar
en mí porque no parecía posible seguir con este sueño. —Se inclinó sobre mí y giré
mi cabeza para encontrar su mirada, sintiendo mucho más por este hombre de lo
que alguna vez pensé que sería posible sentir—. Lamento si te decepcioné
últimamente.
—No. —Las lágrimas vinieron y las dejé caer—. Cole, nunca podrías
decepcionarme. ¿Sabes lo que significa para mí que tú me veas de esa manera?
¿No lo entiendes? Eres el hombre más maravillo que he conocido: eres amable,
inteligente, leal, compasivo, fuerte, talentoso, valiente y clemente. Eres todo lo que
siempre quise de la vida, y que te sientas de igual forma… Toda mi vida he estado
asustada y nunca supe por qué. —Le sonreí a través de mis lágrimas—. Ya no tengo
miedo.
Aplastó mis labios bajo los suyos, sus gemidos de alegría rodeándome como
todo lo demás sobre él.
Una vez que terminó de mostrar su agradecimiento por mis palabras, mi
confesión, me aparté un poco, aferrando su brazo apretado a mis pechos, y le
prometí:
—Quise decir lo que dije. Nunca voy a elegir a nadie más que a ti. Mi familia
debería preocuparse lo suficiente para no ponerme en esa posición. Voy a verlos la
semana que viene y eso es exactamente lo que voy a decirles.
Sentí la vacilación de Cole y él ni siquiera tiene que decir lo que estaba
pensando. Solo lo sabía.
—No te preocupes. Esto es lo que quiero. Logan quiere esto para mí también. La
discordia entre mi familia y yo no tiene por qué afectar mi relación con mi hermano.
—Me relajé más profundamente contra mi almohada—. Cole… ellos nunca me han
dado lo que tú me has dado. Ni una sola vez. Tú lo mereces. —Sonreí en la
oscuridad de nuestro dormitorio—. Tú eres digno de todo lo malo que me ha
pasado, porque pasar por todo eso me llevó a ti.
—Shannon. —Él me acercó más, su voz ronca, llena de emoción.
Decidí parar allí. Cole finalmente lo consiguió entender.
Yo no iba a ninguna parte.
¿Por qué iba a hacerlo cuando tenía el mejor asiento en la casa?
***
—¿Supongo que esto significa que tengo que empezar a ser amable contigo de
nuevo? —Rae frunció la nariz.
Cole y yo acabábamos de ser emboscados. Comunicamos las noticias de
nuestro compromiso a Rae y Simon esa mañana antes de que los clientes
comenzaran a aparecer, y había sido recibida con felicitaciones entusiastas,
seguida de susurros y secretas miradas traviesas.
Su comportamiento comenzó a tener sentido diez minutos después que nuestro
último cliente se fuera y la campana sobre la puerta sonara. Stu entró, seguido por
Tony. Rae y Simon los habían llamado para decirles acerca de nuestras noticias. Stu
desplegó toda una celebración alrededor de nosotros. Obtuve abrazos de todos los
chicos y, finalmente, un abrazo tentativo de Rae.
—El que seas agradable sería apreciado. Si lo puedes manejar.
—Puedo intentarlo.
Suspiré y le ofrecí una pequeña sonrisa.
—Mira, entiendo que estabas siendo leal a Cole.
—No lo hagas. —Ella levantó una mano para detenerme—. La jodí, Shannon.
Metí mi nariz en tus asuntos y los empeoré. Lo siento.
Levanté una ceja, pero decidí no tomarle el pelo por admitir que se equivocó.
—Está en el pasado. Todo funcionó a la final, ¿verdad?
—Sí. —Ella sonrió y lanzó una mirada a Cole—. A pesar de que en cierto modo te
robaste su momento de proposición. Él es el hombre más jodidamente romántico
que conozco, y no llegó a proponérselo a su novia.
Me mordí el labio, mirándolo mientras él se reía de algo que Stu dijo.
—¿Crees que le molesta?
—Creo que él se va a casar contigo… así que, no. No creo que le importe.
***
Un par de horas más tarde se nos unieron los gemelos, Karen, Mike y algunos de
los amigos de Tony y Rae. La gente trajo cerveza, comida y champán, convirtiendo
la tertulia en una fiesta de compromiso en toda regla.
Un poco achispada por el champán y con ganas de que todo el mundo sea
tan feliz como yo era, me encontré acercándome sigilosamente hasta Simon, quien
estaba taciturno en la esquina del estudio con una cerveza en la mano. Él sonrió
ante mi aproximación. Deslicé un brazo alrededor de él y lo abracé de costado.
—¿Estás bien, amigo?
Simon me miró. Había estado un poco demasiado preocupada últimamente
con mis propias cosas para notar el cansancio en sus ojos.
—Voy a estarlo.
—¿Lo del bebé?
—Shannon, esta es tu fiesta de compromiso. No vamos a hablar de eso.
—Quiero hacerlo. Quiero que mi amigo sea feliz.
Él sonrió e inclinó la cabeza para presionar un beso en mi frente.
—Estoy bien.
—¿Es Tony?
Al darse cuenta de que no iba a dejar de molestarlo hasta que me diera algo,
Simon respondió:
—Él me ama. No me va a dejar.
—Tengo la sensación de un “pero”.
—Es solo que no quiero que termine resintiéndome.
—¿Es que nunca quieres tener hijos?
Él se encogió de hombros.
—No lo sé. Solo sé que no los quiero en este momento.
—Es por eso que se queda. —Apreté su brazo y me aparté para verlo—. ¿Quién
sabe lo que querrás en el futuro? Nadie lo hace. Tony no quiere alejarse de ti por un
tal vez. Él te ama, Simon. Y tú lo amas. Así que deja de cavilar sobre el futuro y
simplemente disfruta de lo que tienes justo ahora.
Simon se apartó de la pared, con la mirada fija en su compañero, quien se reía
con Rae y se veía excepcionalmente guapo en una camisa de cuello abierto negra
y pantalón negro. Simon no podía ocultar lo que sentía sobre Tony. Emanaba de él.
Me lanzó una sonrisa de agradecimiento.
—Creo que voy a hacer eso.
Vi como cruzó la habitación con un propósito, deteniéndose detrás de Tony y
poniendo una mano en su hombro. Se inclinó y presionó sus labios en la mandíbula
de Tony. Los párpados de él se tornaron pesados y perezosos a medida que se
volvía para encontrar la boca de Simon con la suya.
—¿Jugando a la casamentera? —murmuró Cole, envolviendo sus brazos
alrededor de mí y atrayéndome de espalda contra su pecho.
Me relajé contra él.
—Solo pasando una lección muy importante que me enseñaste.
—Hmm. —Rozó sus labios sobre mi oreja—. ¿Qué tal si vamos a casa y te enseño
un poco de algo más?
Me estremecí en anticipación.
—¿Algo como qué?
—Habilidades de dibujo al natural. Si mal no recuerdo, prometiste que me
dejarías dibujarte desnuda.
Sonriendo, me di la vuelta en sus brazos.
—Lo hice, ¿cierto? —Me apreté más cerca—. Vamos a hacer que sea más
interesante.
—¿Más interesante que dibujarte desnuda?
—Ajá. Vamos a hacer una apuesta.
—¿Una apuesta?
—Apuesto a que vas a ceder a la tentación y anotar con tu modelo de
desnudos en cuestión de diez minutos.
Cole me dio una mirada de “oh, por favor”.
—Voy a aceptar esa apuesta. Voy a durar por lo menos treinta minutos.
—Tan engreído. —Iba a ganar esta apuesta tan fácilmente—. ¿Los términos?
—Si yo gano, quiero tu boca primero. —Él me guiñó un ojo.
Me reí.
—Muchacho pervertido. Bien. Si yo gano, quiero tu boca primero.
—Trato.
Sacudí la mano que me tendió.
—Trato.
***
No jugué justo como modelo de desnudos. Digamos que nunca fui muy buena
en estar completamente quieta.
Cole duró tres minutos.
27
Traducido por Fanny
Corregido por LizC

Una semana después nos encontramos de regreso en la casa de Joss y Braden.


Ellie quería que celebráramos nuestro compromiso con estilo. No sé cómo se las
arreglaron para organizar otra reunión tan rápido, pero la mesa estaba cubierta con
comida de buffet, y había decoraciones y pastel. Todos habían encontrado tiempo
en sus apretadas agendas. También habían traído regalos que ahora estaban
apilados en el pasillo.
—Ahí están. —Hannah nos sonrió. Se acercó cargando al pequeño bulto que era
Jarrod.
La familia, Cole y amigos estaban en la sala en la misma manera en la que
habían estado la semana pasada. Estaba un poco nerviosa de estar cerca de ellos
de nuevo después de que hubieran presenciado mi emocional proposición, pero
después de cenar con Jo y Cam esta semana, al menos me sentía más cómoda
alrededor de la hermana mayor de Cole.
Y por supuesto, Hannah siempre me tranquilizaba.
Mirando el hermoso pequeño rostro de Jarrod y el chaleco azul que tenía las
palabras “Soy tan lindo, seguro soy Escoces” impreso en él, solté inmediatamente la
mano de Cole.
—¿Puedo cargarlo?
Ella rio y asintió, pasándome a Jarrod.
Tomé su sólido y cálido peso, sonriendo como tonta ante sus ahora inquisitivos
ojos mientras sonreía un poquito. Se acomodó mientras lo aseguraba en mis brazos.
—Bueno, ¿no eres la cosita más hermosa en el planeta? —Tenía el color de
Marco, pero sus ojos eran azul oscuro, pero eso tal vez, probablemente, cambiaría
cuando creciera más—. Mírate, encantando los pantalones de las mujeres desde
ya.
Cole pasó su larga mano sobre la cabeza de Jarrod y juro por Dios que mi útero
estuvo a punto de explotar.
—Aprendiendo del mejor, amiguito, ¿eh?
Miré estúpidamente a mi prometido.
—¿Qué?
Hannah bufó.
—Está teniendo un momento. Déjala.
Cole alzó una ceja.
—¿Un momento? Un… no. —Sus ojos de abrieron cómicamente de par en par—.
Una cosa a la vez, Pastelito. Ahora, entrega al niño lentamente.
Reí y le regresé a Jarrod a una Hannah divertida.
—Serías un gran papá.
—Estoy seguro que sí —dijo confiadamente—. Y lo estoy deseando… en al menos
unos cinco años.
Estaba encantada que incluso lo hubiera pensado. Tampoco quería niños en
este instante. Había mucho que todavía quería hacer. Pero era lindo saber que
Cole y yo estábamos en la misma página sobre algo tan grande.
Hice señas hacia Jarrod.
—No sé cómo consigues hacer las cosas con esa cosa adorable a tu alrededor.
—De hecho, a pesar del adorable distractor, Jarrod ha sido increíble. Sophia
lloró la mayoría de las noches, pero Jarrod duerme mucho. Es un absoluto ángel.
Al ver la mirada amorosa en el rostro de su amiga, Cole dijo con cautela:
—¿Entonces no deseas regresar al trabajo?
Hannah se encogió de hombros.
—Deseo regresar al salón de clases, pero extrañaré esto. Solo voy a volver a
tiempo parcial. Todavía necesito más tiempo con este pequeñito. —De repente me
sonrió y dio un paso hacia delante, bajando su voz—. Cole nos dijo que eres una
artista talentosa y tienes un talento particular con los paisajes.
—Oh. —Sorprendida por el cambio de tema y el cumplido, me encontré
tartamudeando—. Lo hago bi… bien, o sea, supongo q-que soy buena.
Cole envolvió un brazo a mí alrededor y me jaló a su lado.
—Lo que quiso decir fue: “Sí, soy una artista jodidamente fantástica, gracias”.
Puso los ojos en blanco.
—Lo que él dijo.
Hannah rio.
—Bueno, bien, porque todos estamos tratando de idear el regalo perfecto para
darle a la pareja que lo tiene todo. —Hizo señas al salón a nuestro alrededor, así
que supuse que se refería a Joss y Braden—. Y luego pensamos que sería una idea
encantadora encargar un paisaje de Edimburgo.
—¿Encargar? —Puse mi mano libre en mi pecho—. ¿Encargármelo a mí?
—Bueno, sí. Confiamos en el ojo de Cole, y si dice que eres buena, entonces eres
buena.
Asombrada, llena de modestia, emocionada y todo lo anterior, asentí
entusiastamente.
—Me encantaría. ¿Qué están celebrando?
—El embarazo de Joss, por supuesto.
Más sorpresa se disparó a través de mí y miré a Cole en interrogación.
Hizo una mueca.
—Con todo lo que ha pasado, olvidé decirte.
—¿Decirle qué? —preguntó la familiar voz de Joss detrás de nosotros.
Nos giramos y ella, Jo y Ellie se acercaron a nosotros de modo que creábamos
un pequeño círculo.
—Que estás embarazada. —Sonreí—. Felicidades.
Sus ojos color metal se suavizaron.
—Gracias. Este es el último, así que Branden tiene a todos corriendo como si
fuera algo grande.
—Es algo grande. —Su marido se acercó a ella, insertándose entre ella y Ellie
para poder besar el cuello de Joss. Ella se inclinó contra él y suspiró.
—Bueno, es algo grande, ¿pero podríamos por favor dejar de hablar de eso? Es
la fiesta de compromiso de Cole y Shannon.
—Oh, por favor. —Hannah bufó mientras su hermana mayor tomaba a Jarrod de
ella—. Esta es la fiesta de Ellie.
Ellie sonrió sin pena.
—Cualquier excusa, eh, bebé —susurró, presionando un beso en la frente de
Jarrod.
—Oh, dámelo acá. —Eloide apareció a su lado, estirándose para tomar a su
nieto.
—No están jugando a pasar el paquete —resopló Hannah.
—Silencio. —Eloide ondeó su mano y presionó a Jarrod contra su cuerpo—. No lo
he cargado en quince minutos. Estoy teniendo síntomas de abstinencia.
—¿Cómo te estás sintiendo? —Sentí la necesidad de preguntar. Durante toda la
emoción del fin de semana pasado, no había preguntado—. Te ves bien.
Sus mejillas estaban sonrosadas, sus ojos brillaban y había perdido ese
demacrado cansancio que llevaba después del ataque.
—Estoy bien, cariño —me aseguró, dándome una sonrisa amable—. He
descansado bastante y me siento fuerte. Especialmente ahora que tengo otro
hermoso nieto para mantenerme ocupada, y una boda por la que esperar.
—Shannon, antes de que se me olvide —dijo Braden de repente, alejando mi
atención de la matriarca de la familia—. Tengo una oferta para tu hermano.
—¿Una oferta? —dije, perpleja.
Por el rabillo de mi ojo, vi a Marco aparecer. Jaló a Hannah a su lado.
—Les conté —explicó Cole, luciendo preocupado—. No sobre todo, pero si sobre
por qué Logan está en prisión. Pensé que podrían ayudar. Lo siento. Debí…
—Está bien. —Lo corté y presioné una mano en su brazo para tranquilizarlo—.
Confió en ellos. —Miré a Braden una vez más—. ¿Qué tipo de oferta?
—Imagino que le será difícil encontrar trabajo cuando salga de la cárcel, pero
Cole explicó lo que importa y un hombre no debería tener que soportar ese tipo de
consecuencias por proteger a su familia. Cuando tu hermano salga, mándalo
conmigo y encontraré un trabajo para él donde quiera que quiera comenzar de
cero. Tengo un sinfín de oportunidades para él.
—Yo también —dijo Marco—. Soy jefe de obra en una compañía de
construcción. Si no encuentra nada que le guste con Braden, estaría feliz de ponerlo
en algún lugar adecuado a sus habilidades.
Abrumada por la generosidad, me quedé completamente muda y aturdida por
unos cuantos segundos.
El silencio solo se rompió cuando Cole trató de cerrar mi boca presionando un
dedo debajo de mi barbilla. Todos rieron y le di un manotazo en broma.
—Gracias —me las arreglé para decir—. En verdad significa mucho. También
significará mucho para Logan.
—Ahora eres la familia de Cole. Eso te hace nuestra familia. —Eloide sonrió.
—Y con esa nota. —Cole se alejó de mí y se puso en una rodilla.
—Cole, ¿qué est…?
—Recuperando mi momento. —Sonrió y tomó mi mano—. Aquí, en esta
habitación, está la gente más importante para mí. Una familia que abrazó a mi
familia y nos hizo más fuertes. Era el mejor regalo que me habían dado hasta el
momento en el que me dijiste que me amabas.
Mi respiración se detuvo.
—Me ofreciste todo la semana pasada, y quiero mi oportunidad para ofrecerte
todo a ti. Te estoy ofreciendo lo que ellos me ofrecieron una vez. Te estoy ofreciendo
una familia que te amará y protegerá no solo porque y o te amo, sino porque eres
una mujer asombrosa quien se merece cada cosa dulce que la vida tiene para dar.
Vamos a pasar el resto de nuestras vidas más felices y más fuertes porque nos
tenemos el uno al otro, y porque finalmente tenemos el tipo de familia detrás de
nosotros que ambos siempre soñamos tener.
Las lágrimas se derramaban tan rápido por mis mejillas que apenas y podía ver
a través de la borrosidad mientras sacaba un diamante marquesa estrecho y
puntiagudo sobre una banda de platino. Sus ojos brillaban con emoción mientras
deslizaba el anillo en mi dedo.
Segundos después estaba siendo levantada en sus brazos. Envolví mis piernas
alrededor de su cintura mientras lo besaba hasta dejarlo sin vida. Cuando
finalmente me las arreglé para zafarme de él, unas llorosas, Jo, Liv y Eloide me
abrazaron, seguido por unas sonrientes Joss, Ellie y Hannah. Recibí más abrazos de
felicitaciones de los hombres e incluso de los niños, y me quedé ahí, en los brazos de
Cole, mirando cada cinco segundos al hermoso anillo en mi dedo, pensando en lo
extraña que podría ser la vida.
Cómo una persona podía pasar de sentirse tan sola y rota a alguien tan
apreciada y llena de esperanza en unos pocos meses.
Mientras miraba a los pintorescos personajes que nos rodeaba, decidí que eran
ellos. Tenían un cierto tipo de magia sobre ellos, una magia que le habían regalado
a Cole, quien me la había regalado a mí.
***
Había pasados dos semanas desde nuestro compromiso. En ese tiempo había
movido todas mis cosas a la casa de Cole, donde me sorprendió una vez más.
Había puesto un sofá cama en la habitación de invitados para reemplazar la cama
que había estado ahí. Hizo esto para hacer más espacio… más espacio para mis
cosas de arte. También era un gran espacio lejos del estudio para que él se
concentrara en su propio trabajo de arte.
Vivir con Cole era bastante fácil en general. Estaría mintiendo si no dijera que
daba miedo, era embriagador y emocionante también.
Antes de hacer lo divertido de mudarme, fui a Glasgow a reunirme con mi
familia. Estuvieron enojados, pero me había cansado de tratar de probarme ante
ellos. Solo el tiempo diría si superaríamos o no nuestros problemas.
Ahora tenía a Cole.
Y siempre había tenido a Logan.
Mis ojos fueron a mi hermano tan pronto como Cole y yo entramos a la sala de
visitas en la prisión. Logan estaba sentado esperando por nosotros, luciendo alerta,
escudriñando a Cole mientras me llevaba de la mano a través de la habitación.
Le sonreí a mi hermano mientras nos sentábamos frente a él.
—Logan, es bueno verte de nuevo.
—A ti también, Shay, —Sus ojos se movieron a Cole—. Veo que te lo tomaste a lo
grande.
Reí y asentí.
Cole pareció confundido.
—Mi hermano me animó a proponerme.
Mi prometido elevó una ceja al escuchar eso.
—¿Sin haberme conocido?
Logan se encogió de hombros.
—Me guie por mis instintos en esto.
Sintiéndome vertiginosa por muchas razones, me incliné hacia él.
—Dejaré que los dos platiquen y se conozcan en un minuto, pero primero, tengo
grandes noticias.
—¿Más grandes que ese maldito diamante en tu dedo? —Logan tomó mi mano
y luego le sonrió a Cole—. Lindo.
—Concéntrate. —Jalé la mano de Logan, trayendo su atención a mí—. Mira,
¿recuerdas que mencioné que la familia de Cole está envuelta en algunos
negocios en Edimburgo?
—Sí.
Sonreí.
—Logan, Braden te ofreció un trabajo. También Marco. Cuando salgas… tendrán
algo esperando por ti.
Logan me miró en silencio por un segundo y luego después a Cole. Cuando
regresó su mirada a mí, dijo suavemente:
—¿Es una broma?
—Nop. Saben todo y lo entienden. Quieren ayudarte.
—Eso es… —Sacudió su cabeza—. ¿Por qué lo harían? No me conocen.
—Me conocen a mí. —Apreté su mano—. Y son buenas personas.
Logan frotó una mano sobre su corto cabello.
—Estoy sin palabras. He estado… he estado preocupado sobre lo que pasará
una vez que regrese allá afuera… esto… —Miró a Cole—. Gracias, amigo. Esto
significa mucho. Dales las gracias.
Cole asintió.
—No hay problema.
Logan agarró mi mano más fuerte.
—Gracias, Shannon.
—No. —Sonreí, luchando con las lágrimas de felicidad—. Gracias a ti.
Epílogo
Traducido por Fanny
Corregido por LizC

Dieciocho meses después


La luz inundaba la habitación. El olor de flores y los vapores de la pintura ya se
habían vuelto tan familiar que era como estar en casa. Estaba tan cómoda ahí que
me perdía en el arte. A veces no tenía idea de cuánto tiempo había pasado.
Ajeándome del gran lienzo, contemplé la escena. Era un distópico Nueva York
pintado en gouache1. Era mi primera vez usando la pintura y hasta ahora, estaba
disfrutando el afecto aterciopelado en ella.
—Shannon.
—¿Hmm?
—Shannon, ¿qué sigues haciendo aquí? Son las seis.
Eso penetró mi niebla.
—¿Qué? —Miré sobre mi hombro a mi amiga de clase Bernice. Bernie y yo
éramos las más adultas del primer año en la Escuela de Arte de Edimburgo y
habíamos gravitado hacia la otra casi inmediatamente cuando comenzamos hace
algunos pocos meses. Miré alrededor del vacío salón—. Maldición. —Bajé mi brocha
—. Se supone que debo de estar en la presentación del libro de Joss en una hora.
—Puedes llegar si te apuras.
Asentí, agarré mi bolso y salí, dejándola atrás.
—¡Gracias! Nos vemos mañana.
***
—Estás cubierta en pintura —dijo Cole sin preámbulos tan pronto como entré en
nuestro apartamento. Agarró mi mano—. Baño.
Sentí una oleada de anticipación pero traté de aplastarla considerando que no
teníamos mucho tiempo.
—No puedo bañarme contigo. Es muy, muy, muy tarde.
Abrió la puerta y se sacó su camisa, revelando la estilizada “S” que se había
tatuado en su pecho. Justo como Stu había predicho, Cole no había hecho caso
de la advertencia de Steely sobre tatuarse el nombre de una mujer. Lo convencí de
no ponerse todo mi nombre en su piel, y habíamos acordado que solo la inicial.
—Entonces llegaremos muy, muy, muy tarde.
Riendo, lo seguí, sacando mi camiseta y dejándola sobre el piso detrás de
nosotros.
—Si alguien pregunta, te culparé.
***
—Llegas tarde —susurró Hannah mientras Cole y yo nos empujábamos a través
de la pequeña multitud en la librería para llegar a nuestra familia.
—Es culpa de Cole —susurré.
—¿Qué fue esta vez? —murmuró Marco—. ¿Probando el peso de la mesa de la
cocina?
Sonreí, mirando hacia Joss, quien estaba hablando sobre la inspiración detrás de
su último personaje.
—Nop. La efectividad de nuestro baño.
—Creo que voy a vomitar.
Reí suavemente al gruñido familiar y miré sobre mi hombro. Logan estaba detrás
de mí, vestido elegantemente en una camisa azul marino y pantalones negros.
Me hizo una mueva.
—Hazme un favor… mira a tu alrededor antes de compartir ese tipo de detalles.
Tratando de contener la risa, asentí y me giré para escuchar a Joss.
Unos minutos después, terminó su introducción, firmó algunos libros y ahora se
estaba dirigiendo hacia nosotros. Miró mis rizos aún mojados y el color de mis mejillas.
—Primero llegas tarde y después hablas en mi introducción. Me debes otra
pintura.
—Lo siento. Fue culpa de Cole.
—Detente. —Logan alzó una mano—. ¿Qué dije?
—¿Qué dijiste? —Braden se detuvo a su lado.
Logan le frunció el ceño a su jefe.
—No puedo no decirlo.
—Tiene que ver conmigo, Cole y un baño.
Braden hizo una mueca.
—Oh, no vayas ahí.
Mi hermano gruñó.
—Necesito un trago. —Fue hacia la mesa de bebidas y lo miré levantar una
copa de champán. Una linda morena se estiró por una al mismo tiempo y sonrió
coquetamente hacía él. Logan le dio una sonrisa arrogante y se inclinó para
hablarle en voz baja. Sabía que no debía tener esperanza sobre algo serio
pasando ahí. Mi hermano había dejado claro que no tenía intención de desarrollar
ningún tipo de relación significativa con una mujer pronto. Pensé que era una
lástima. Estaba convencida de que la mujer indicada lo ayudaría a deshacerse del
duro aspecto que la prisión había puesto en sus ojos.
—Lo está haciendo bien. —Braden llamó mi atención.
Logan había salido de la cárcel hace un par de meses y Braden, fiel a su
palabra, le había dado un trabajo de seguridad en su club nocturno, Fire. En unas
pocas semanas, el aire natural de autoridad y liderazgo de Logan se volvió
aparente. Braden estaba impresionado con los cambios que había sugerido para la
seguridad del club, al igual que las ideas creativas que tenía para el propio club.
—Estoy muy orgullosa de él por empezar de nuevo. —Y en cuanto a mi culpa…
casi ha desaparecido por completo.
—Deberías estarlo.
—¡Shannon!
Me giré y vi a Eloide saludándome. Estaba con Jo, Hannah y Liv y había una
obvia pila de revistas de bodas en sus manos.
—¿En serio? —Le disparé una mirada a Joss—. Es tu noche.
Joss rio.
—Oye, las bodas les ganan a los lanzamientos de libro, y este largo compromiso
está comenzando a matar a Eloide y Ellie.
—Ni siquiera hemos fijado una fecha aún.
—Exacto. Si fuera tú, lo haría. Entre más rápido termines con esto, más rápido
regresarás a tu vida normal.
—No más revistas de novia, muestras de vestidos y selecciones del lugar —
reflexioné, y luego, se me vino a la mente, di vuelta, buscando a Cole. Lo vi parado
en la esquina con Marco, Cam y Nate—. ¡Cole!
Levantó una ceja por mi grito.
—¡Vamos a fijar la fecha!
—¡Por fin! —Escuchamos el grito alegre de Eloide desde el otro lado de la librería.
Cole y yo nos echamos a reír junto con el resto de nuestra familia.
***
Más tarde esa noche mientras nos acurrucábamos juntos en la cama, Cole
murmuró:
—¿Cómo estuvo la escuela hoy?
—Bien. ¿El trabajo?
—Bien. Aunque te extraño durante la semana.
Desde que había comenzado la escuela, Stu había contratado a alguien para
trabajar a medio tiempo en la semana y yo trabajaba los fines de semana.
—Yo también te extraño.
—¿Así que vamos a fijar una fecha?
Sonreí y presioné mis labios en su pecho.
—Es tiempo, ¿no crees?
—Me casaré contigo cuando quieras, Pastelito. Lo sabes.
El calor se extendió a través de todo mi cuerpo mientras me curvaba contra él.
—Hablé con papá ayer y dijo que mamá quiere que vayamos a cenar el fin de
mes.
—¿Otra cena? —bromeó—. Creo que le estoy comenzando a gustar a tu
mamá.
Reí.
—Está matando a Amanda.
—Bien.
Sonriendo por su seca respuesta, cerré mis ojos.
En los últimos meses, en verdad sentía que finalmente mi vida estaba
encontrando balance. Con Cole, la escuela, Logan y ahora mis padres haciéndose
a la idea de mi prometido, me sentía más en paz de lo que nunca me había
sentido antes.
De repente, nuestra conversación de hace tanto años en la calle Escocia vino a
mí.
—Entonces, ¿eres un héroe, Cole Walker?
—¿Qué es un héroe en realidad?
—Supongo que es alguien que salva gente.
—Sí, supongo que lo es.
—Entonces, ¿salvas gente?
—Solo tengo quince. Dame tiempo.
—Estoy tan contenta de haberlo hecho —murmuré somnolienta mientras el
brazo de Cole de apretaba a mí alrededor.

Fin
1Gouache: Es un método de pintura con pigmentos opacos diluidos en agua y engrosados con una sustancia
aglutinante. Es distinto de la pintura transparente sobre papeles brillantes; normalmente se utiliza para producir un
efecto de pinceladas con un flujo espontáneo.
Moonlight on Nightingale Way

Logan pasó dos años pagando por los errores que cometió. Ahora, está listo
para empezar de nuevo. Tiene un gran apartamento, un buen trabajo, y un montón
de mujeres para distraerlo de su pasado. Y una mujer que lo está impulsando a la
distracción…
Grace escapó de su familia manipuladora al mudarse a una nueva ciudad. Su
nueva vida, hecha para adaptarse a sus propias necesidades, es casi perfecta. Lo
único que tiene que hacer es encontrar a su Hombre Perfecto… o al menos
encontrar una manera de ignorar a su irresistible mujeriego aunque molesto vecino.
Grace está decidida a no tener nada que ver con Logan hasta que una
sorpresa transcendental poco a poco comienza a cambiar al salvaje
rompecorazones en exactamente el tipo de hombre fuerte y estable que ha estado
buscando. Solo en el momento en que ella comienza a ceder a sus encantos, su
propio pasado desastroso amenaza con descarrilar todo lo que han trabajado para
construir…
On Dublin Street #6
Samantha Young

Samantha Young es una escritora escocesa graduada de la Universidad de


Edimburgo en 2009. Estudió historia antigua y medieval, lo cual en realidad sólo
significa que le gustaban las cosa viejas. Desde febrero de 2011, Samantha ha
estado auto-publicando sus novelas para adultos jóvenes más vendidas por
Amazon. Ha sido nominada para el Premio al Mejor Autor y Mejor Romance
Goodreads por su best-seller internacional ON DUBLIN STREET.
Para obtener más información sobre la novela de ficción para adultos de
Samantha visita http://www.ondublinstreet.com
Saga On Dublin Street:

1. La Primera Cita de Elodie y Clark


2. On Dublin Street
3. Una Navidad en Dublin Street
4. POV de Braden
5. Until Fountain Bridge
6. POV de Adam
7. Down London Road
8. POV de Cam
9. Castle Hill
10. Before Jamaica Lane
11. POV de Nate
12. Fall from India Place
13. Echoes of Scotland
14. Moonlight on Nightingale Way
Créditos
Staff de Traducción
Moderadoras
Jenn Cassie Grey
LizC
ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ

Traductores
âmenoire90
Fanny
Gry
IvanaTG
Jadasa Youngblood
Jane.
Jenn Cassie Grey
Jessy
Madgys83
MaEx
Nelshia
Nikki leah
Salilakab
Selene1987
Shilo
Veroonoel
Zoe Benson

Staff de Corrección
Correctoras
Jut
La BohemiK
LizC
Mariandrys Rojas
Veroonoel

Revisión y Recopilación
LizC

Diagramadora
ile_itzel
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