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OVA CONTROL CULTURAL DE MALEZAS

Akobundu (1987) afirma que "el manejo cultural de malezas incluye a todos los aspectos
de una buena atención al cultivo con vistas a minimizar la interferencia de las malezas en
estós. incluye al desyerbe manual, mecánico, la labranza, la quema, la inundación, el
acolchado (con materiales no vivientes) y la rotación de cultivos como ejemplos de
manejo cultural de malezas. Koch y Kunisch (1989) ofrecen un listado similar bajo el
término de control cultural, agregando la prevención de la dispersión de las semillas, el
momento de la plantación, las distancias de plantación y el cultivo intercalado.

El control cultural de malezas incluye cualquier práctica de atención o manejo que


aumente la capacidad de los cultivos para competir con las malezas. El control cultural es
básicamente el arte de manejar la vegetación Burrill y Shenk (FAO 1986)

Fundamento Ecológico del Control Cultural de Malezas. Las prácticas culturales para


el manejo de malezas deben basarse en el concepto del nicho ecológico. Un nicho es la
situación de una especie en una comunidad en cuanto a sus relaciones espaciales,
temporales y tróficas (nutricionales) con otras especies coexistentes, o más sencillamente
"un espectro de recursos y su utilización”.

El concepto de nicho denota especialización, y esta especialización probablemente es el


resultado de la competencia en una comunidad

De acuerdo con el principio de exclusión competitiva de Gause (citado por Radosevich y


Holt 1984), si dos especies están en competencia directa, una de ellas deberá dirigirse a
su extinción local. Pero si las especies difieren en sus requerimientos de recursos o
especialización (competencia menos directa), es posible que ellas coexistan, como es el
caso de muchos complejos malezas/cultivo. Sin embargo, la productividad de la especie
cultivada es generalmente el objetivo en la agricultura y necesitamos evitar el costo de la
coexistencia con las malezas. Por lo tanto, el manejo de la maleza deberá maximizar los
recursos destinados a las plantas de cultivo y minimizar aquéllos disponibles para las
malezas.

En décadas recientes la investigación sobre el manejo de malezas ha estado a menudo


enfocado hacia el uso de productos agroquímicos. Las prácticas culturales para el manejo
de malezas, cuando sean apropiadas, tienen que ser revalorizadas y promovidas para
agricultores de todos los niveles de recursos. Las prácticas culturales son compatibles con
las técnicas y estrategias de manejo integrado de plagas y generalmente son
ambientalmente seguras. Las prácticas de manejo cultural de malezas son más
accesibles al gran número, a nivel mundial, de agricultores de bajos recursos y debe
permitirles continuar siendo los principales productores de una significativa proporción de
los cultivos alimenticios básicos en las regiones tropicales y subtropicales del mundo.

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