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Unidad 8.

El entorno ambiental

La concepción mecanicista y funcionalista que ha primado en las ciencias desde la


modernidad cambió en nuestros días por la emergencia de un nuevo paradigma
sistémico-integrativo. Los sistemas (desde los sistemas físicos, los ecosistemas y
hasta los sociales) no pueden pensarse ya bajo el formato de la linealidad y la
reducción de variables, ni tampoco bajo la noción de ser “el resto” de la operación
humano-técnica, por más que este resto regrese. Curiosamente, se rescatan desde
las ciencias mismas modos de pensar propios del naturalismo de las cosmovisiones
antiguas, no sin cierta tensión con la racionalidad científico-técnica.

El entorno ambiental no puede concebirse al modo del concepto teórico de entorno,


para el que vale lo que señalara Luhmann (1998):

El entorno es un estado de cosas relativo al sistema. Casa sistema se delimita


a sí mismo frente a su entorno. Por ello, el entorno de cada sistema es
distinto. Por consiguiente, también la unidad del entorno está constituida
por el sistema. El entorno es un correlato negativo del sistema. No es una
unidad capaz de realizar operaciones, no puede percibir al sistema, no lo
puede manejar, ni puede influir sobre él. Por eso se puede decir que una
referencia indeterminada al entorno permite al sistema totalizarse a sí mismo.
El entorno es, simplemente, “todo lo demás” (Luhmann, 1998, p. 176).

Sin necesidad de aventurarse en la suposición Gaia (la idea planteada por


Lovelock  (1985), según la cual la Tierra es una especie de gigantesco ser vivo que
reacciona al daño que se le causa), lo cierto es que en nuestros días parece bastante
probado que la interacción de los sistemas sociales, económicos, culturales y
tecnológicos sobre el entorno ambiental no puede entenderse al suponer que el
entorno es sólo un “correlato negativo”. El entorno medioambiental tiende a
organizarse también con dinámicas globales tales que la acción en una región del
sistema afecta a otra región por la vía de las líneas de alimentación del sistema
ecológico, que son realmente planetarias. Se impone por la fuerza de su propia
dinámica la unidad del sistema-mundo desde el basamento ecológico mismo. Por
esto, las problemáticas ecológicas son realmente universales y exigen soluciones
globales.

Entre otras cosas, estas problemáticas ecológicas han puesto de manifiesto la


insuficiencia de la racionalidad maximizadora como lógica dominante que rige los
sistemas económicos.

Maximizar tiene sentido, básicamente, para las máquinas; no para los


organismos ni para los ecosistemas. De forma más general, no tiene sentido
para los sistemas complejos adaptativos, con características como: no
linealidad, propiedades emergentes, efectos de umbral, retrasos entre causas
y efectos, irreversibilidades…
La racionalidad maximizadora (que caracteriza a la tecnociencia y a la
economía capitalista contemporánea) choca contra lo que de manera
provisional podemos llamar “racionalidad ecológica”, y que será más bien –
como antes sugerimos- una racionalidad acotada. Por ejemplo, en la lógica
de mantenimiento de las funciones esenciales de un sistema (ya sea natural
o producto del ingenio humano; hay pensemos en un bosque o en una gran
red eléctrica), un elemento importante es la creación de redundancias (para
hacer frente a los inevitable azares y contingencias: así, una red eléctrica
robusta y bien diseñada incorporará líneas y circuitos duplicados que
impidan que un fallo en alguna parte haga que se caiga toda la red). Por el
contrario, en la lógica de la maximización lo que tiene sentido es
precisamente la eliminación de redundancias, aunque sea a costa de la
fragilización del sistema (Riechmann, 2009, pp. 47-48).

La racionalidad maximizadora termina en nuestros tiempos por generar


ineficiencias que asfixian al propio sistema, todo lo que patentiza la necesidad de un
cambio estructural. La tecnociencia es ambivalente: resuelve necesidades y genera
bienestar; pero produce inevitablemente alteraciones del entorno que no puede
controlar por entero. Por esto un elemento fundamental de la ética ambiental es
superar el tecnoutopismo  (Jonas, 1995): la tendencia a considerar que el propio
desarrollo tecnológico terminará por solucionar los problemas que el actual modelo
de desarrollo genera.

La salida a los atolladeros que el actual modelo de desarrollo genera es complicada.


Existen razones que tienen que ver con la hegemonía cultural y el modelo de hábitos
éticos de consumo preponderante, y está también el hecho de que los beneficios de
la intervención correctora sobre las externalidades que el sistema económico genera
sobre el entorno medioambiental son a largo plazo; sin embargo, los costes de estas
acciones son inmediatos. El medioambiente es un caso de limitación del mercado
como asignador eficiente. Lo que no implica que se cuente con mecanismos de
mercado en conjunción con políticas públicas de carácter global, que deben ser
acordadas y comprometidas por los países que componen el planeta.

En el siguiente enlace encontrará una entrevista y un video con J. Lovelock, creador


de la hipótesis Gaia, en la que se muestra escéptico con las políticas ambientales.
Para acceder haga clic aquí.

Desafíos ambientales

Los retos del cambio: consumo y producción en el destino ambiental de la humanidad


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Desafíos ambientales

Quizá el primer hito científico en el estudio de los impactos ambientales de la actividad humana
sea la publicación de la revista Climatic Change por S. H. Scheider en el año 1975. En 1988, la
NASA reconoce que se alteró la estructura de la atmósfera y en 1988 se crea el IPCC
(Intergovernmental Panel on Climatic Change), por la mediación del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

En la siguiente página web tiene información (creación, modo de funcionamiento, etcétera)


sobre IPCC (Intergovernamental Panel on Climatic Change): Acceda haciendo clic aquí.

En la actualidad, el cambio climático se asume como realidad, pese a que persisten voces
escépticas. Los sucesivos informes científicos del IPCC dejan evidencias probadas de las
alteraciones medioambientales que produce la acción humana. 

En el siguiente enlace tendrá acceso a información sobre diversos aspectos del cambio
climático. Navegando encontrará diversos recursos para apreciar el cambio climático. Haga clic
aquí.

La realidad del cambio climático, en base a evidencias que se vienen registrando desde hace 50
años, es incuestionable en la actualidad. La creación del Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC) en 1998 en el seno de la ONU ha servido para avalar evidencias
y así permitir consensuar herramientas políticas para abordar la problemática desde el eje la
gobernanza colaborativa a nivel internacional. En la siguiente tabla se resumen algunos hitos en
el desarrollo de la conciencia medioambiental que permiten situar la centralidad del problema. 

Cuadro 1. Hitos en la conciencia medioambiental


1971

Los límites del crecimiento: informe del Club de Roma en base al estudio encargado al MIT,
según el cual en base a 5 variables relacionadas con el desarrollo (crecimiento población;
disponibilidad y tasa de utilización de recursos naturales; crecimiento del capital industrial;
producción de alimentos y contaminación) la humanidad colapsaría en el 2100 si no cambiamos
el modelo de desarrollo y se apuesta por el crecimiento cero.

1972

Conferencia Naciones Unidas sobre Medio Humano: celebrada en Estocolmo. Informe Una sola
Tierra. Con 26 principios y 103 recomendaciones, se establece que el hombre tiene la obligación
de proteger y mejorar el medio para las generaciones futuras. Se Crea el Programa Mundial
sobre Medio Ambiente (PNUMA).

1987

Nuestro futuro común (Informe Brundtland): elaborado por la Comisión Mundial del Medio
Ambiente y Desarrollo e impulsado por la ministra de Noruega (Brundtland). Consagra el
concepto de desarrollo sostenible, entendido como aquel en el que se aspira a satisfacer las
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para
satisfacer las propias. Con el Protocolo de Montreal, tras la Conferencia ONU en Viena, se
establece acuerdo con los productores de clorofluorocarbnados para reducir emisiones.

1991

Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo): consagra otra manera de medir el desarrollo, mediante el IDH (Índice de Desarrollo
Humano), según el cual el desarrollo implica no sólo indicadores económicos de ingreso, sino
también otras variables relacionadas con la educación y la salud, con ítems como esperanza de
vida al nacer, cantidad de docentes por habitante, de médicos, etcétera.
1992

Cumbre de Río de Janeiro. Cumbre de la Tierra: se asumen 27 principios para una buena gestión
de los recursos del planeta. La ONU crea la Comisión de Desarrollo Sostenible que, reunida en
2002 (Johannesburgo) y 2012 (Río de Janeiro), realizó seguimiento de los acuerdos y
conclusiones de la Cumbre de Río.

1997

Conferencia sobre el calentamiento global (Kyoto): establece un protocolo para el
cumplimiento de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático. El objetivo era la
reducción de gases de efecto invernadero (GEI). EEUU se retiró en el 2001. Canadá en el 2011,
argumentó que no están países muy emisores de GEI como EEUU, China o India.

1998

Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC: Intergovernamental Panel on Climatic
Change), grupo de expertos creado por la ONU.

2015

Acuerdo de París: por primera vez compromete a todos los países (no sólo a los desarrollados)
en un único objetivo: mantener el aumento de la temperatura global en el siglo por debajo de los
2° C (grados Celsius). Se reconoce que las emisiones GEI subirán, pero se propone adelantar la
fecha del máximo para encaminarse en la segunda mitad del siglo hacia el equilibrio entre
emisiones y captación.
Fuente: adaptado de Camacho Larraña, Fernández Fernández, González Fabré, y Miralles, 2013; y

Cervigón Simo y López-Tafall Bascuñana, 2016.

A fecha actual se puede aseverar que pese a las dificultades del acuerdo se establecieron pautas
para el reconocimiento y sensibilización de la dimensión global de las problemáticas ecológicas.
La contaminación, el agotamiento de recursos, la inducción de desequilibrios sistémicos por la
actividad humana, así como –según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud)- las
muertes ocasionadas por contaminación (más de 2 millones de personas en el 2011) del agua,
las sustancias tóxicas de uso agrícola, la contaminación por desechos sólidos, los residuos
nucleares, etcétera (Camacho Larraña, Fernández Fernández, González Fabré, y Miralles, 2013),
son hoy un tópico socialmente asumido. Según consideraciones de la Comisión Internacional
del Cambio Climático, el planeta demora 1000 años en absorber los daños causados por el
hombre, lo que genera desiertos, inundaciones, agotamiento de recursos no renovables, entre
otras. Por no mencionar que, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura), los alimentos no cesan de subir de precio, para el 2023 los países
subdesarrollados con los actuales patrones de consumo quintuplicarán la producción de
residuos, etcétera, sin olvidar la subida del nivel del mar por el deshielo generado por el efecto
invernadero y otros fenómenos (Gilli, 2011). Todo ello nos sitúa en el umbral de catástrofes
futuras para las que la propia ciencia y la técnica no pueden sino atenuar sus efectos, más que
impedirlas.

Según el IPCC  (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) en los


últimos 100 años se pueden observar los siguientes cambios (Cervigón Simo y López-Tafall
Bascuñana, 2016):

Incremento en 0,8 °C la temperatura media de la tierra.

Elevación de 20 cm el nivel del agua de los océanos.

Aumento de 280 a 400 ppm (partes por millón) de la concentración de CO2 en la atmósfera.

Disminución de 0,1 del pH en la acidificación de los océanos.

En los últimos 50 años, pérdida de 225 gigatoneladas de masa de hielo.

Cuadro 2. Impacto de la actividad humana


Contaminación del Contaminación del
Contaminación del aire
agua suelo

Gases Efecto Invernadero (GEI): Desechos orgánicos. Ácidos, metales

dióxido de carbono, metano, Contaminantes pesados, herbicidas,

óxido de nitrógeno. inorgánicos (fosfatos, fenoles, etc.

Sobre el ozono, metales pesados, Basuras residenciales,

clorofluorocarbonados. sustancias radiactivas, desechos industriales,

Lluvia ácida (óxido de azufre). etc.). agrícolas y mineros.

Tóxicos con benceno, tuoleno, Desechos nucleares:

tzicloroetileno, etc. cesio, estroncio,

plutonio, uranio, etc.


Monóxido de carbono, óxido de

azufre, óxido de nitrógeno,

plomo, etc.

Fuente: Velasquez, 2012, p. 145 y ss. 

Estos impactos ambientales tienen, sin duda, una enorme repercusión no sólo sobre la salud,
sino también sobre el propio ciclo económico. El aumento de las temperaturas supuso un
descenso de la renta per cápita media de entre un 4% y un 5%, aumentó la tasa de muertos por
desastres naturales (que sin duda tienen impacto muy negativo sobre el ciclo económico), lo que
afecta especialmente a la población más pobre (De Miguel, y Tavares, 2015). A estos impactos se
añade que el incremento de la población, en base a los comportamientos depredadores
imperantes, acrecienta el problema de la escasez de recursos, así como incrementa aún más los
residuos. 

En América Latina y el Caribe los impactos del cambio climático son notorios, desde la alteración
de los ciclos naturales hasta la amenaza de la biodiversidad. América Latina alberga una cuarta
parte de los bosques del planeta y contiene 6 de los países más ricos en biodiversidad (Brasil,
Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela). La reducción de esta riqueza tiene impactos muy
amplios: desde las oportunidades económicas (nuevos fármacos, nuevos productos estéticos,
etcétera) hasta la alteración de los ciclos del agua, el oxígeno y el nitrógeno. Los efectos de tal
alteración son para el mundo entero. 

En el siguiente video podrá ver qué impactos tiene el cambio climático sobre la biodiversidad de
América Latina y cómo se interrelacionan, así como su vínculo con el modelo de desarrollo
imperante.

Video 1. Impactos del cambio climático

YOUTUBE

El cambio climático y la biodiversidad en América Latina y …

El cambio climático y la biodiversidad en América


Latina y el Caribe
El cambio climático es, desde una óptica económica, consecuencia de una
externalidad negativa global que es consustancial al actual estilo de desarrollo y
que pone en riesgo un bien público global como el clima.
VER EN YOUTUBE 

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2017, recuperado de:

https://goo.gl/mYFe3a
El modelo de desarrollo histórico de la región latinoamericana basado en la explotación
intensiva y poco controlada de recursos naturales lleva a poner en peligro su propia
sostenibilidad ambiental y social. Se precisa transitar hacia un modelo en el que se diseñen
adecuadas políticas de desarrollo territorial, y superar la respuesta puramente normativa a los
desafíos medioambientales (De Miguel y Tavares, 2015). También se necesita: apostar por la
inversión y desarrollo de tecnologías de baja intensidad en el uso de carbono, encarar el nivel de
crecimiento de las ciudades (caracterizadas por un acceso inequitativo a servicios y el abusivo
consumo de carbono), entre otras. La ciudad debe convertirse en un macrobien público en que
se acerquen los servicios a los estratos de población más pobres, y se diseñen sistemas de
transporte público inclusivos. En general, avanzar hacia una economía del cuidado
medioambiental en la que se articulen los tres sectores sociales, en especial el sector productivo
y el sector público, mediante políticas de ordenamiento territorial y zonificación ecológica (De
Miguel y Tavares, 2015).

Figura 1. Contaminación atmosférica ciudades latinoamericanas

Fuente: De Miguel y Tavares, 2015, p. 65.

Según la OMS más de 100 millones de personas en el mundo están expuestas a niveles de
contaminación atmosférica por encima de los niveles de riesgo para la salud. Se calcula que más
de 400 mil personas por año mueren a consecuencia de esto. Las grandes ciudades
latinoamericanas están por encima de los niveles de riesgo (ver figura 1). Además de la
contaminación atmosférica, el incremento sustancial del parque automotor (reforzado por los
deficitarios sistemas de transporte público) es causante de esta situación. Los sectores medios
no usan generalmente transporte público según los reportes, lo que redunda aún más en
desigualdad. Un buen ambiente es la condición indispensable para una buena vida, eje
transversal de la reflexión ética.

Los pobres, y en especial las mujeres, no han sido bien atendidos por la organización del
transporte (De Miguel y Tavares, 2015). Se han diseñado diversos sistemas de tránsito rápido
(BRT, por sus siglas en inglés: Bus Rapid Transit), lo que es un gran avance. Pero diversas
auditorías muestran que aún se precisa más atención a diseños que incorporen la integración
social de los barrios pobres, puesto que suelen desatender paradas en los mismos, así como
desplazan a los vehículos de transporte pequeños que comunicaban estos barrios con los
lugares de prestación de servicios (De Miguel y Tavares, 2015). Por esto, se precisan políticas
públicas encaminadas a intervenir en dos ejes: sistemas de tránsito rápido integrativos por un
lado, pero por otro también la descentralización de servicios, con la finalidad de acercar los
servicios públicos a los lugares marginados, y posibilitar así que el costo de desplazamiento no
cargue sobre las espaldas de, en particular, mujeres y niños que emplean mucho tiempo en
desplazamientos, lo que implica un costo de oportunidad para otro tipo de acciones de cuidado y
actividades laborales.

En el siguiente video tienes una descripción de los sistemas de tránsito rápido, los BRT (Bus
Rapid Transit).

Video 2. Bus rapid transit

YOUTUBE

BRT - el futuro del transporte terrestre


BRT - el futuro del transporte terrestre
A Embarq Brasil y NTU apresentan lo Bus Rapid Transit (BRT), un sistema de
autobuses rápidos que hace parte de las soluciones para la movilidad urbana en
la superficie. El BRT es mejor para la ciudad, para los operadores, para los
pasajeros y para el medio ambiente.
VER EN YOUTUBE 

Fuente: NTU Brasil, 2012, recuperado de: https://goo.gl/3Qhkif

En general la intervención humana sobre el medio ambiente, cuya responsabilidad, si seguimos


las convenciones y pactos internacionales, es común pero diferenciada (los países desarrollados
emiten más GEI y su desarrollo se hizo a costa de un medioambiente que es común para la
humanidad), afecta con mayor medida a las personas y países más pobres:

El cambio climático genera desertificación, alteración de cultivos, subida de aguas en zonas


costeras, catástrofes naturales (inundaciones, huracanes, etcétera) que sin duda tienen
mayor impacto sobre los sectores sociales más pobres por diversos motivos.

Se considera que existe injusticia ambiental (Velasquez, 2012), incluso racismo ambiental
(Velasquez, 2012), en la medida en que los costes de la contaminación recaen sobre los más
pobres, y añaden aún más desigualdad por motivo de clase o grupo étnico-racial: malas
infraestructuras de reciclado en áreas marginales de las grandes urbes, sedimentación de
residuos, vertederos ilegales, etcétera.

Desde perspectivas ecofeministas (Velásquez, 2012) también se estima que los impactos de


la contaminación, el cambio climático, entre otros, son mayores en mujeres y niños. A lo
que se suma que las medidas que usualmente se toman tienden a no considerar la situación
de partida de mujeres y géneros diversos.

El acceso a la justicia e información ambiental.

Los países subdesarrollados y en vías de desarrollo tienden a emular los patrones de


consumo de los países desarrollados, lo que agrava la situación global dado sus patrones de
crecimiento poblacional y la conducta depredatoria de recursos naturales imperante (Navas
Acevedo y Rodríguez Hernández, 2016).

Para avanzar en el abordaje de todas estas problemáticas se precisa articulación de los sectores
productivos y los reguladores públicos, así como la implicación de la ciudadanía y sociedad civil
en general. La sostenibilidad debe entenderse en un sentido integral, y considerar elementos
ambientales, económicos, sociales y culturales. Pero sobre todo atender, en el diseño de
políticas y prácticas económicas, al cuidado de las poblaciones más vulnerables.

La pobreza, el hambre, la malnutrición y la desigualdad constituyen, al día de hoy,


problemas sistémicos en las sociedades latinoamericanas y caribeñas, y su
erradicación no parece posible exclusivamente a través de las políticas sociales. Hay un
vínculo evidente entre las acciones necesarias en esas esferas y las dimensiones
productiva y comercial de las economías. En particular, hay una clara conexión entre el
crecimiento con equidad y la promoción de cadenas de valor inclusivas, que conduzcan
al cierre de las brechas tecnológica, logística, de información y de acceso a los
mercados entre pequeñas y grandes empresas y entre países con diferentes niveles de
desarrollo. El rol de los consumidores, organizados en torno a metas de consumo ético
o sostenible, es fundamental en el desarrollo de esas cadenas. Además, las cadenas de
valor inclusivas, al promover el consumo local y el acercamiento entre productores y
consumidores, se asocian normalmente a prácticas productivas y comerciales más
sostenibles, con menor impacto ambiental y con un impacto social positivo (De Miguel
y Tavares, 2015, p. 38).

 Para profundizar estas temáticas dirígete a: 

Gilli, J. J. (2011). Ética y empresa. Valores y responsabilidad social en la gestión. Buenos Aires:
Granica. Pp. 85-88.

Camacho Larraña, I., Fernández Fernández, J. L, González Fabré, R., y Miralles, J. (2013).
Ética y responsabilidad social empresarial. Bilbao: Desclée de Brouwer. Pp. 301-321.

Para acceder a estos textos, ingrese a eBook21. Por dudas o inconvenientes comuníquese
a biblioteca@ues21.edu.ar.

De Miguel, C., y Tavares, M. (2015). El desafío de la sostenibilidad ambiental en América


Latina y el Caribe. Santiago de Chile: CEPAL (Comisión Económica para América Latina). Pp.
13-36, 65-72 y 111-130. Haga clic aquí.
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Los retos del cambio: consumo y producción en el


destino ambiental de la humanidad

En el siguiente video tiene una entrevista con el nobel de química Mario Molina donde explica el
proceso de modificación climática derivada de emisiones contaminantes, así como el modo de
combatir estos procesos.

Video 3. Entrevista a Mario Molina

RTVE.ES

Redes - Las amenazas contra el clima - RTVE.es


Presentado por: Dirigido por: Eduard Punset Eduard Punset El economista
Eduard Punset presenta este espacio de divulgación científica. El contenido del
programa abarca la medicina, la química, las Tecnologías de la Información y la
Comunicación y todas aquellas disciplinas que puedan englobarse bajo el
paradigma de la ciencia.
MÁS INFORMACIÓN RTVE.ES 

Fuente: Rtve.es, 2012, recuperado de: https://goo.gl/mVCivJ

Los expertos señalan que el objetivo prioritario, dada la acumulación existente de GEI en la
atmósfera, es pautar un incremento de la temperatura máxima y orientar acciones hacia la
reducción de emisión de gases. Mediante la proyección de escenarios futuros se pueden
establecer pautas de acción. Igualmente, deberá tenerse en cuenta al trabajar los impactos que
generará el deshielo polar. En sintonía con la reducción de GEI, se precisa avanzar en la
descarbonización de la economía (Cervigón Simo y López-Tafall Bascuñana, 2016), esto es,
sistemas que reduzcan y eviten los combustibles fósiles. No es tarea sencilla, porque el dióxido
de carbono es la piedra angular de nuestro sistema económico. Por ello, además de desarrollar
tecnologías limpias se precisa desarrollar sistemas para reducir los niveles de CO2 existentes. La
reforestación es uno de ellos, pues el ciclo de la vegetación es un sumidero natural de dióxido de
carbono. También se desarrollan diversas apuestas tecnológicas: tecnologías de captura de CO2 y
otras tecnologías que buscan emitir partículas reflectantes en la atmósfera para evitar la
radiación solar y enfriar así el planeta. Esta última opción se apreció a raíz de la observación de
que los volcanes con sus emisiones enfrían porque se generan partículas que reflectan la
radiación solar. Esta última opción tiene sus contras, aún no se saben los efectos secundarios
que puede generar. 

En los siguientes videos observará una descripción de la tecnología de captura de emisiones de


CO2. 

Video 4. Tecnología de captura y secuestro de emisiones de CO2

YOUTUBE

CCS Tecnología de Captura y Secuestro de emisiones de …


CCS Tecnología de Captura y Secuestro de emisiones
de CO2 Doblado al español
Uploaded by Informate.pe on 2014-07-21.
VER EN YOUTUBE 

Fuente: Informate.pe, 2014, recuperado de: https://goo.gl/UHvrSz

Video 5. Captura, transporte y almacenamiento geológico de CO2

YOUTUBE

Captura, transporte y almacenamiento geológico de CO2

Captura, transporte y almacenamiento geológico de


CO2
Capturar el CO2 producido por procesos industriales y de generación de energía,
y almacenarlo en las profundidades geológicas de la tierra es una opción que
podría reducir en grandes cantidades la emisión de este gas.La normalización
en tecnologías de captura, transporte y almacenamiento geológico de CO2
permitirá facilitar el diseño y despliegue de las instalaciones precisas para
llevar a cabo esta actividad.
VER EN YOUTUBE 

Fuente: AENOR, 2013, recuperado de: https://goo.gl/FWU88Z

 Lea el siguiente artículo “Cientí cos de EE.UU. rociarán los cielos con partículas
re ectantes para enfriar el planeta” para obtener más información sobre la emisión de
partículas re ectantes a la atmósfera. Haga clic aquí.

La apuesta por la descarbonización de la economía remite a mecanismos variados, entre ellos


(Cervigón Simo y López-Tafall Bascuñana, 2016):

Impulso de tecnologías limpias y renovables que sustituyan las tradicionales basadas en el


uso de combustibles fósiles.

Definición de estándares que exijan rendimientos mínimos en el consumo energético.

Mecanismos de mercado para incorporar los costes medioambientales en el ciclo


económico. 

En el campo energético las energías renovables ya comienzan a ser competitivas, en especial la


eólica y la fotovoltaica. La innovación en el transporte avanza más lenta por motivos varios. 

En el siguiente enlace tiene la opinión de un experto sobre energías renovables en Argentina.


Acceda haciendo clic aquí.

Video 6. El negocio del transporte ecológico


Fuente:Banco Mundial, 2015, recuperado de: https://goo.gl/EaZts8 

Video 7. Ventajas y desventajas del automóvil eléctrico

DW.COM

Auto eléctrico: ventajas e inconvenientes | DW |


28.01.2018
¿Qué tan ecológico es un auto eléctrico? Los investigadores de Stuttgart
aseguran que en la fabricación de un vehículo eléctrico se genera mucho más
C02. De modo que sus ventajas ecológicas se notan cuantos más kilómetros haga
en su vida.
MÁS INFORMACIÓN DW.COM 

Fuente: DW, 2018, recuperado de: https://goo.gl/J99ojw

La fijación de estándares de consumo puede implementarse tanto por la vía del rendimiento
como del consumo energético, por ejemplo: sistemas de aislamiento, electrodomésticos de bajo
consumo, sistemas de limitación emisión gases en los vehículos, entre otros.

Los mecanismos de mercado actúan básicamente mediante dos modos: el impuesto sobre
emisiones o la compra de cupos de emisión. Mediante los mismos se pretende resolver la
cuestión de la externalidad, pues el coste de los combustibles fósiles no incluye costos asociados
a riesgo climático. El sistema mediante impuesto consiste en grabar a particulares y a empresas
por la emisión de GEI (gases efecto invernadero). En el sistema de cupos, el regulador establece
topes de emisión mediante procedimientos regulados. Quien precise más emisiones puede
comprar a otro su cuota de emisión. Ambos sistemas tienen desventajas, principalmente el
coste relativo mayor para los sectores sociales más desfavorecidos o para los productores en
menor escala. La ventaja del sistema de cupos de emisión es que se puede controlar
directamente el volumen de emisiones. 

Toda acción para descarbonizar la economía se ve presa de lo que llamamos la paradoja de la


sustentabilidad: los beneficios se ven a largo plazo, los costos son a corto plazo. Es por lo que al
irrumpir esta dimensión temporal se precisa el enfoque de la gobernanza y el abordaje
internacional del problema (Cervigón Simo y López-Tafall Bascuñana, 2016). En este sentido se
destacan los aportes realizados por la Convención Marco sobre Cambio Climático, firmada en la
Cumbre de Río (1992); el Protocolo de Kyoto (1997) y el Acuerdo de París (2015). Hay más por
supuesto: entre otros, el importante Protocolo de Montreal (1987) de protección de la capa de
ozono, cuyo logro fue la reducción drástica en la producción de clorofluorocarbonos

Cuadro 3. Aportes en la gobernanza global del clima


Fuente: adaptado de Cervigón Simo y López-Tafall Bascuñana, 2016.

Los hitos fundamentales en los proyectos de desarrollo sostenible son los objetivos establecidos
por la ONU con el acuerdo y apoyo de los países miembros. Así, los objetivos del milenio (OM),
establecidos en el año 2000 y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)- extensión de los
primeros- acordados en el 2015, son objetivos que tienen sus propios indicadores y metodología
de medición. Los ODS son resultado de un proceso de interacción y negociación de pluralidad de
intereses. Las negociaciones cristalizaron en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que
cada país lleva a su propio territorio en el diseño de políticas públicas y acciones colaborativas
con los tres sectores (público, privado y social) de cara a acometer estos objetivos. 

Sin duda alguna, los OM como los ODS son un éxito en su misma formulación. Muchos de los
países firmantes de los OM los cumplieron y redujeron así los niveles de pobreza extrema a los
existentes en 1990. Queda mucho por avanzar, pero la base para sentar procesos, políticas,
acciones, etcétera está establecida por primera vez en la historia de la humanidad. La sola
formulación de estos objetivos incentiva, pese a las dificultades, la apuesta por los mismos. 

Figura 2. Objetivos del Milenio (OM)


Fuente: Naciones Unidas, s./f., recuperado de: https://goo.gl/md8x6h

En los siguientes enlaces obtendrá información sobre: 

Informes, documentos, indicadores, etcétera de los Objetivos del


Milenio. Puede acceder desde aquí.

Respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Puede acceder desde


aquí.

Agenda 2030 de desarrollo sostenible. Puede acceder desde aquí.


Figura 3. Objetivos de desarrollo sostenible

Fuente: Naciones Unidas, s./f., recuperado de: https://goo.gl/3QLZNX

Las iniciativas de gobernanza global sobre medio ambiente y desarrollo sostenible nos incitan a
comprender los avances y los retos que nos sitúan ante el problema (adaptado de De Miguel y
Tavares, 2015):

Suponen un éxito en tanto planes de acción común, pero requieren adaptación a


especificaciones nacionales y regionales.

Confirman la multidimensionalidad del desarrollo. No basta el desarrollo económico, se


precisa la interdependencia e integración de esfuerzos. El desarrollo sostenible exige
igualdad, especialmente de género, pero también grandes esfuerzos en salud y educación,
así como en infraestructuras integrativas e inclusivas.

Se precisa estar atento a las crisis y reconocer la vulnerabilidad que generan. Se precisa
diversificar matriz productiva y mantener a raya los precios de los alimentos.

Es necesario potenciar la capacidad institucional, fortalecer instituciones regionales,


nacionales y subnacionales.
No hay soluciones tecnológicas ni externas. Cada país ha de apropiarse de la agenda de
desarrollo sostenible. 

Son retos fundamentales, en especial para la región latinoamericana: el envejecimiento de


la población; el asentamiento en grandes ciudades; los niveles de inseguridad y violencia
urbana; las crisis ecológicas.

Un punto clave es la financiación del desarrollo. En esto resulta clave la cooperación


interregional. 

Los desafíos medioambientales que se exploraron no son solo un reto para los reguladores y los
hacedores de políticas públicas. Es indudable la centralidad que la gobernanza tiene en el
proceso. Pero el modelo de la gobernanza involucra participación y colaboración en la
producción del bien y el valor público. Sector privado y sector social son centrales también. 

Desde el punto de vista de las economías de mercado hay que señalar dos cuestiones
fundamentales. La primera, que toda forma de contaminación o externalidad negativa altera los
procesos de mercado, por lo que acaba por generar ineficiencia económica. La segunda que el
combate a la contaminación, mediante la generación de tecnologías limpias por ejemplo, es un
incentivo a la innovación y una oportunidad de negocio. 

Desde el punto de vista de la innovación tecnológica, las oportunidades de las tecnologías


limpias son muy amplias para la región latinoamericana. Pero, ciertamente, en el mercado de
bienes y servicios ambientales la región enfrenta limitaciones para abordar competitivamente la
innovación. Sin embargo:

Para que la región aproveche la transición global hacia una economía más amigable
desde el punto de vista ambiental tendrá que desarrollar su capacidad industrial,
científica y tecnológica, y estimular la innovación, mejorando así su competitividad
sistémica. En el mercado de bienes y servicios ambientales, la región enfrenta
limitaciones tanto para desarrollar ventajas competitivas por medio de la innovación y
el desarrollo tecnológico, como para alcanzar, aun usando tecnologías maduras,
costos competitivos en los procesos productivos y los servicios. Sin embargo, una
región que cuenta con gran diversidad de recursos naturales y cuyos pueblos
originarios poseen amplios conocimientos sobre el uso de la biodiversidad y los
ecosistemas tiene una ventaja competitiva que le permitiría reducir la pobreza,
proteger el medio ambiente y crear sectores internacionales de punta, en la medida en
que esas ventajas sean valorizadas y se proteja su propiedad (De Miguel y Tavares,
2015, p. 106).

Una razón importante para apostar por un mercado que se haga cargo de las externalidades es
que las mismas generan ineficiencias: inducen sobreproducción (al no disponer precios de
equilibrio que consideren los costos ambientales, la reducción del precio genera una demanda
desnaturalizada, y provoca incremento de la producción por encima de la capacidad de
absorción de la misma); desincentiva el ahorro y la innovación tecnológica; se impone como
obligación a terceros, e introduce así diferenciales de precio que generan una distribución de
bienes ineficiente, etcétera. 

La contaminación, entonces, impone costos externos y esto significa que los costos
privados de producción son menores que los costos sociales. Por lo tanto, los
mercados con contaminación no imponen una disciplina óptima sobre los
productores y el resultado es una caída de la utilidad social. La contaminación del
ambiente es una violación de los principios utilitarios que apoyan un sistema de
mercados.

[…] En un mercado competitivo que funciona bien, el valor de lo que reciben en


promedio compradores y vendedores a partir de sus intercambios en el mercado es el
valor de su contribución. Pero cuando un mercado genera contaminación, existen
costos externos que algunas personas deben pagar además de los que pagan por los
bienes que reciben del mercado. Estos costos son injustos: son costos que impone el
productor a las personas (por ejemplo, las personas que viven cerca de una planta
eléctrica que lanza hollín de carbón sobre ellas y las obliga a pagar costos más altos de
doctores y limpieza, y a aceptar que el valor de su propiedad decline) y por los cuales
estas personas no obtienen nada a cambio.

[…] Por último, también está claro que la contaminación viola los derechos que
caracterizan un mercado libre competitivo. En él todos los intercambios de mercado
son voluntarios y el mercado respeta el derecho negativo de los participantes a elegir
los intercambios que quieren hacer. Más aún, las personas son libres de entrar o salir
del mercado y ningún productor lo domina como para obligar a otros a aceptar sus
términos. Sin embargo, cuando un productor genera contaminación, impone costos
sobre las personas que no eligieron voluntariamente, lo que viola su derecho a elegir.
Aún más, las víctimas de la contaminación nunca tuvieron la opción de entrar o salir
del mercado donde se encuentran con la carga de los costos por los que no reciben
algo a cambio. Y como el productor domina el intercambio, de hecho obliga a sus
víctimas a aceptar sus términos: pagar sus costos sin obtener algo a cambio. La
contaminación, entonces, no solo viola la utilidad, también viola la justicia y los
derechos (Velasquez, 2012, p. 275).

Desatender los desafíos ambientales nos lleva a ineficiencias en el mercado y a distintos tipos de
injusticias ambientales, como hemos  argumentado. Distinta es la situación en la que se busca
ventaja competitiva al incumplir las normas en un horizonte en el que existe cooperación
respecto a las mismas. Aquí sí se debe intervenir por partida doble: la sanción del regulador y la
sanción social. 

Son muchos los retos medioambientales para la producción tanto agrícola como industrial, así
como los procesos de comercio. Todos ellos suponen el incremento en las emisiones de GEI (ver
gráficos De Miguel y Tavares, 2015, se encuentran entre las páginas 131 y 137). La producción
industrial desde luego, pero también la agrícola y el comercio generan impactos ambientales
importantes, además de otras huellas como: la huella hídrica (cantidad de agua involucrada en
una actividad durante toda la cadena de valor) o la huella ecológica (contabilización de recursos
del planeta utilizados: áreas biológicamente productivas usadas en el proceso de producción y
absorción de desechos). Se hablaba también de la huella de kilómetros, pero hoy se sabe que no
es tan cierto que la distancia incrementa la emisión de GEI. Con el concepto de huella ambiental
(De Miguel y Tavares, 2015) se busca integrar otras huellas, mediante indicadores multicriterio. 

La gobernanza involucra también al sector social, a la sociedad civil dicho genéricamente. Por
esto un desafío clave en la integración mercado-estado-sociedad, fundamental para una lógica
distinta de la producción y el consumo, es potenciar la participación social en proyectos,
distintas temáticas, decisiones, etcétera, vinculadas a la gestión ambiental. Un primer obstáculo
es el actual estilo de desarrollo.

El estilo de desarrollo de la región muestra una inercia que debilita sus propias bases de
sustentación, donde el cambio climático representa una externalidad negativa global
que intensifica estos problemas y paradojas. La estructura productiva, la
infraestructura específica, el paradigma tecnológico dominante —caracterizado por
una escasa innovación—, la política que rige los incentivos económicos y los
subsidios, y una matriz de consumo de bienes privados y públicos inducen y
consolidan una senda de baja sostenibilidad ambiental. Para modificar estas
tendencias se requieren transformaciones profundas del paradigma de desarrollo.
Adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e instrumentar los procesos de
mitigación necesarios para el cumplimiento de las metas climáticas exige alcanzar un
acuerdo mundial que apunte a transitar hacia un desarrollo sostenible. Este tipo de
desarrollo implica una mayor igualdad y cohesión sociales, y una matriz público-
privada congruente, factores que reducen la vulnerabilidad a los efectos adversos y
tornan más viables y menos onerosos los costos de la mitigación. El desarrollo
sostenible resulta menos vulnerable a los choques climáticos y permite instrumentar
con mayor eficacia los procesos de adaptación y de mitigación. En este sentido, el
desafío del cambio climático es el desafío del desarrollo sostenible (De Miguel y
Tavares, 2015, p. 144).

Generar ecoetiquetados –etiquetas que recojen las características de impacto ambiental del
producto o servicio- es una herramienta positiva para incentivar la concientización y
participación social en la gestión ambiental. Pero también (adaptado de: De Miguel y Tavares,
2015):

Establecer registros de emisiones y transferencias de contaminantes, en especial mediante


las herramientas digitales abiertas al público con datos abiertos y en formatos
manipulables, como también sistemas de información ambiental. Esto permite a
ciudadanos y consumidores tomar decisiones informadas, así como establecer las
sanciones oportunas desde el punto de vista social a quienes incumplen.

Tomar en consideración las voces de los más afectados, como es el caso de las poblaciones
originarias que viven las consecuencias del desarrollo sin verse, muchas veces,
involucrados en el desarrollo mismo. Desde la Declaración de la ONU de los derechos de los
Pueblos Originarios se apela al consentimiento libre previo e informado de los pueblos
originarios. En algunos países existen cupos de representación de los pueblos originarios.
Tal es el caso de la práctica de la silla vacía en municipalidades de Ecuador, donde esa silla
es ocupada por cualquier representante de la comunidad para poder legislar y asistir en los
actos de gobierno.

Implementar metodologías de participación que fortalezcan las capacidades de los grupos


subrepresentados (mujeres, pueblos indígenas, niños, etcétera).

Transparentar la información a la ciudadanía.

Potenciar el acceso a la justicia en materia ambiental mediante, por ejemplo, la creación de


tribunales especializados en materia ambiental, levantar restricciones de acceso a la
justicia, construir mecanismos alternativos para la resolución de conflictos, garantías para
las poblaciones más vulnerables, avanzar en educación de derechos ambientales, etcétera.

 En el siguiente artículo “Justicia ambiental en América Latina. Inteligencia colectiva y


creatividad institucional contra la desposesión de derechos” puede recopilarse información
sobre el estado de la justicia ambiental en América latina. Para acceder haga clic aquí.

El cambio supone retos para los tres sectores, conjuntamente con el sector académico.
Incentivar la economía verde, generar conciencia y responsabilización social y ciudadana son
pilares fundamentales. El Estado debe apoyar la innovación tecnológica y penalizar las
conductas contrarias a los objetivos de desarrollo sostenible. La ciudanía deberá hacerse cargo
(responder) por sus actos desde la cotidianeidad.

 Para profundizar estas temáticas diríjase a:

Gilli, J. J. (2011). Ética y empresa. Valores y responsabilidad social en la gestión. Buenos Aires:
Granica. Pp. 88-91.

Camacho Larraña, I., Fernández Fernández, J. L, González Fabré, R., y Miralles,


J.  (2013).  Ética y responsabilidad social empresarial.  Bilbao: Desclée de Brouwer. Pp. 321-
337.

Para acceder, ingrese a eBook21. Por dudas o inconvenientes comuníquese a


biblioteca@ues21.edu.ar.

De Miguel, C., y Tavares, M. (2015). El desafío de la sostenibilidad ambiental en América


Latina y el Caribe. Santiago de Chile: CEPAL (Comisión Económica para América Latina). Pp.
43-64, 73-88, 103-110 y 131-145. Haga clic aquí.

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