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Karate Tradicional o Karate 

Deportivo
Los dos estilos originales de artes marciales de Karate, desarrollados en las
regiones de Shuri y de Naha, se llamaban respectivamente “shuri-te” (la Mano
de Shuri) y “nahate” (la Mano de Naha).
El desarrollo del Karate Do fue mayor y principalmente, Okinawense y por ello
japonés. El Maestro Gichin Funakoshi (conocido como el padre del Karate Do),
influenciado por las Artes Marciales tradicionales de las islas principales de
Japón, por ejemplo: Kendo, Judo y Kyudo, modificó el Karate, que por ser sólo
técnica podría haberse denominado Karate-jitsu, un arte de lucha, y enfatizó el
arte desde el punto de vista filosófico, donde se podía integrar los principios y
valores de lo aprendido para extrapolarlo en la vida de cada practicante. Por
ello, Karate es una forma de vida: Karate Do (Do, significa vía o camino).
Gichin Funakoshi, entonces, combinó las técnicas de Karate con la estricta
filosofía del confucionismo y el budismo zen haciendo alusión al camino del
guerrero japonés medieval o samurai poniendo así la esencia del Budo dentro
del Karate, lo cual se resume en el Dojo Kun.
Entre las razones que dieron pie a la bifurcación del karate a lo deportivo están:
Entre 1939 y 1942 se desarrolló una temible etapa donde “Karate sin Límites”
era el lema del día. No tardó en inventarse un sistema de combate llamado
“Kokangeiko”, en el cual los participantes se golpeaban con brazos y piernas
con todas sus fuerzas. Ojos morados, brazos y piernas rotas estaban a la
orden del día. La frase “baño de sangre” no le hacía justicia a la cantidad y
gravedad de las heridas que resultaban de semejante mentalidad en el
entrenamiento. Se entrenaba sin restricciones en la búsqueda de la perfección.
“El Karate en sus comienzos no contaba con reglas en el combate, sin
embargo existía un acuerdo gentil de evitar el contacto en órganos vitales. A
pesar de tales circunstancias, se siguieron desarrollando estos encuentros por
algún tiempo. En aquellos días yo era estudiante en uno de estos clubes. Si la
costumbre de llevar a cabo tales encuentros hubiese prevalecido, temí que el
Karate se fuera a degenerar en una técnica bárbara y peligrosa.”
Sensei Masatoshi Nakayama
Sensei Isao Obata unificó los antiguos clubes universitarios y los dojos privados
en una sola organización, que recibió el nombre de Japan Karate Association
(JKA), en 1949. Gichin Funakoshi fue nombrado Primer Instructor Jefe, Isao
Obata fue nombrado Director.
En 1951 la Fuerza Aérea Norteamericana instituyó un programa de
entrenamiento de artes marciales. Enviaron sus instructores de entrenamiento
físico al Kodokan en Tokio, para la instrucción en judo, karate, aikido  y otras
artes. Karate se enseñó bajo el liderazgo de la JKA, contando con Nakayama,
Obata y Kamata como maestros. El problema con esto era que las personas
que habían tenido un poco de entrenamiento limitado al Karate-Do, regresaron
a los Estados Unidos y empezaron a enseñar un estilo propio. A mediados de
los 50 había más de 200 versiones que se hacían llamar estilos de karate,
muchas de ellas conducidas por personas con poco entrenamiento. Así que
Masatoshi Nakayama, bajo la dirección de Funakoshi, creó el Programa de
Entrenamiento de Instructores para asegurar la instrucción de calidad del
verdadero Karate-Do.
En el año 1970 durante una reorganización de la institución que regía el karate
tradicional, el grupo de Karate de JKA en USA se separó y creó el JKAUS,
parte del AAKF (All American Karate Federation). Hidetaka Nishiyama (alumno
de Gichin Funakoshi) fue presidente tanto del JKA-US como del AAKF.
En abril del mismo año el AAKF pasó a ser miembro del U.S. Olympic
Committee.
En el año 1973 Nishiyama es co-fundador de PAKU (Pan American Karate
Union) y es elegido como su primer director ejecutivo.
Una reunión internacional siguió más adelante en New York City dando por
resultado la formación de la International Amateur Karate Federation (IAKF),
con Nishiyama elegido como su ejecutivo. En 1985, el IAKF cambió su nombre
a International Traditional Karate Federation (ITKF) porque la palabra Karate se
había convertido en un término genérico aplicado a una variedad de deportes
de kicking/punching (patadas/puñetazos).
Comparaciones:
La proyección de la mayoría de los deportes está marcada hacia el trabajo
técnico y desarrollo físico, sin embargo la proyección del Karate Do Tradicional
no se retiene en las técnicas de lucha o en la potencia física. El Karate Do
tradicional intenta ir un paso mas allá, añadiendo a las técnicas un significado
moral, comprometiendo al Karateka a mantener un comportamiento digno y
justo con las personas. Los roles de Kohai, Sempai y Sensei (principiante,
veterano y profesor) están especialmente recalcados ya que forman una parte
muy importante del Budo Japonés.
La escuela Shotokan, realiza mucho énfasis en generar poder desde el HARA
«centro del cuerpo» fomenta con ello movimientos muy dinámicos, para
generar a través de la rotación o del traslado del cuerpo la mayor potencia
posible, a esta forma la denominamos «Shuri-te”.
En el seno de las escuelas tradicionales hay algunas que también incluyen una
pequeña parte competitiva, pero esta parte es minoritaria y se usa sólo como
un medio para promover el entrenamiento, y éste no es su fin primordial.
Dentro de este entrenamiento diferente se busca un completo desarrollo
humano, mejorando la estabilidad emocional con una disciplina mental.
El Karateka no compite con los demás Karatekas, compite siempre consigo
mismo contra sus temores debilidades y demás, nunca contra el que está
enfrente o al lado ese es simplemente otra persona tratando de sobreponerse a
sí misma. Sensei Nakayama dijo: “el deporte es para el cuerpo, mientras que el
arte es para el espíritu”.
En Karate deportivo, dejando aparte el hecho de la posibilidad de accidentes,
resulta bastante incompleto en dos sentidos:
A nivel técnico. Poco a poco se filtran y se van dejando de lado aquellas
técnicas que no son útiles en competición, pese a que fuera de un ring, y sin
árbitros, pueden ser más prácticas.
A nivel mental. Si solo se aprenden técnicas de lucha, dando importancia a
ganar en competición, todos los beneficios que trae consigo la práctica del
Karate, se reducen al beneficio sobre la salud de la práctica regular de un
deporte (lesiones a un lado), sin ningún desarrollo colateral del carácter y el
autocontrol.
Una vez que el Artista Marcial se hace hábil y competente en sus técnicas, un
tope que puede llegar a entorpecer sus progresos es el nerviosismo. Por
ejemplo, al competir en un torneo, la duda y el nerviosismo resultan en una
pérdida del balance físico y mental, y por ende un no apropiado control de las
técnicas. Por ello se incorporó en el Karate los principios del confucionismo,
Budismo Zen, esencia del Budo que sigue hasta ahora en el Karate Tradicional,
aplicando entre otros, el principio de Mushin
6 diferencias Importantes entre el Kárate deportivo y el Kárate tradicional
Según todos los maestros del Kárate y especialistas en la materia, existen
ciertas diferencias entre el Kárate deportivo y el Kárate tradicional que
caracterizan a cada modalidad:
El Kárate deportivo se enfoca en la competición, mientras que el tradicional es
un arte marcial basada en los principios del Budo, que reclama humildad y
buen trato con los demás.
En el Kárate deportivo se han filtrado técnicas únicamente útiles en
competición. Además, según algunos Maestros, se olvidan otras centradas en
defensa personal, que es el objetivo real de este arte marcial.
El Kárate tradicional, al seguir los valores del Budo y sus principios, se centra
en el desarrollo de la persona de forma más humana. El Kárate deportivo está
enfatizando quizás en exceso en los fines competitivos.
En cuanto a los Katas, el Kárate tradicional exige técnicas básicas que
respeten el ritmo, el foco, la posición, etc. Mientras tanto, el deportivo sacrifica
un poco la técnica en pro de una mayor velocidad, siendo más vistoso, pero
menos útil como defensa personal, su verdadera esencia.
El Kárate deportivo prioriza la velocidad de manos y pies, dado que su
competición se basa en un sistema de puntos por tiempo. En el tradicional, solo
se recoge el golpe definitivo, y no hay segunda oportunidad.
En la competición de Kumite de Kárate tradicional, las categorías no se basan
en pesos de los rivales. Es decir, no existe este criterio ya que el concepto del
arte marcial es la defensa personal.
 
Veamos algunos pensamientos de Maestros con los que se refirieron en algún
momento de la historia del Karate, a la comparación de uno y del otro:
“El Karate-do no consiste tan sólo en adquirir una cierta destreza, sino también
en dominar el arte de ser un miembro de la sociedad bueno y honesto.”
Sensei Gichin Funakoshi
“La palabra Budo se escribe con el carácter chino para detener, metido dentro
de otro carácter formado por dos alabardas cruzadas, y su significado final
viene a ser detener el conflicto. Puesto que el karate es un Budo, se debería
reflexionar profundamente en este concepto tratando de no usar los puños de
manera desconsiderada.”
Sensei Gichin Funakoshi
 
«La diferencia fundamental entre el Karate Budo (el Karate como Arte Marcial)
y el Karate deportivo reside, a mi entender, en el hecho de que éste último no
tiene contacto alguno con la esencia del Budismo Zen, el cual, en cambio, se
encuentra muy presente en el Karate tradicional. El Karate Goju Ryu de
Okinawa está enraizado en el Budismo Zen; concretamente deriva del boxeo
chino del templo Shaolin, creado por los monjes de esta religión. En
consecuencia, el Goju Ryu tradicional ha heredado el verdadero espíritu del
Zen. El maestro Chojun Miyagi, creador de este estilo, afirmó que la meta del
Karate es la misma que la del Budismo Zen, es decir, alcanzar la iluminación
espiritual. En la actualidad, el Karate deportivo se ha hecho popular en todo el
mundo. Pero si insistimos demasiado en el aspecto deportivo, el espíritu del
Budo se perderá, y las técnicas originales del arte marcial quedarán
modificadas, perdiendo su significado real. Así, el público tendrá una idea
errónea sobre el significado del verdadero objetivo de este arte.
Por esta razón tengo la convicción personal de que todos los karatekas,
practiquen el estilo que practiquen, deben conocer el Karate Budo. Sin este
punto de referencia, poco a poco, las técnicas y el espíritu del Karate irán
muriendo y, en el futuro, el Karate quedará reducido a una simple práctica
deportiva de lucha.»
Sensei Toshio Tamano
 
“En las competiciones Tradicionales todo está basado en el llamado «golpe
definitivo» (Todome) no ofreciendo una segunda oportunidad, solo el golpe
definitivo es reconocido como punto, la competición es a un solo punto
«Ippon». Para ello se debe trabajar mucho sobre la técnica base. Las reglas de
la competición tradicional se crearon en base a estos conceptos.
El otro tipo de karate, «karate deportivo» se ha desarrollado a partir del karate
Do tradicional japonés pareciendo ser similar, pero este nuevo deporte hizo
algunos cambios muy cruciales. El más relevante es el cambio en la filosofía,
pasa de ser un Arte Marcial de defensa personal a un sistema de puntos
múltiples basado en la velocidad. Los puntos concedidos en la competición del
karate deportivo están basados fundamentalmente en ser el más rápido en
llegar al objetivo, tanto con los pies como con las manos.”
Sensei H. Nishiyama
“…Entrenadores deportivos desarrollan campeones para ganar, entrenadores
del Budo desarrollan campeones para la vida”
Sensei H. Nishiyama
“Se entiende que la transmisión del Karate Do no es meramente técnica ni
física, sino que a través del arte marcial se pretende transmitir la búsqueda del
perfeccionamiento del ser humano, el Budo.”
Sensei Justo Gómez
 
“Karate Tradicional se centra en el desarrollo del carácter humano a un nivel
tal  que, en última instancia, la victoria sobre la oposición se logra sin violencia”
ITKF
El Significado del Color del Cinturón.
– “¿Cuál es la diferencia entre un hombre de Tao (Do) y un hombre ordinario”
.Sensei respondió: – “Eso es fácil… Cuando un hombre ordinario recibe su
Primer Dan, casi no puede esperar partir a casa y gritar a todo pulmón para
contarles a todos que es Primer Dan. Cuando recibe su Segundo Dan, se
subirá a los techos y le contará a la gente. Cuando recibe su Tercer Dan,
saltará dentro de su automóvil y dará vueltas al pueblo tocando la bocina y
contándole a todos sobre su Tercer Dan.
Ahora cuando un hombre de Tao (DO) recibe su Primer Dan, inclinará su
cabeza agradecido. Al recibir su Segundo Dan, inclinará su cabeza y sus
hombros. Al recibir su Tercer Dan, se inclinará hasta su cintura y se irá
caminando calladamente a lo largo de alguna pared para que la gente no lo vea
y no se den cuenta de él.”
« El Karate-do no consiste tan sólo en adquirir una cierta destreza, sino
también en dominar el arte de ser un miembro de la sociedad bueno y honesto.
»
SENSEI FUNAKOSHI GICHIN
Obi (cinturones, cintas) que denotan
el grado de aprendizaje, experiencia en el arte y formación.
Algunos colores pueden cambiar según la federación, organización o variación
del estilo a la cual se pertenezca, así algunas de estas promueven a sus
estudiantes incluyendo franjas o puntas, dando lugar a grados que se
identifican mediante combinación de colores. Por ejemplo: cinturones blanco –
punta amarilla, amarillo – franja naranja, entre otros. En el caso del Karate el
sistema de grados kyu – Dan fue heredado del Judo, como también lo fue el
uniforme, y las técnicas de barrido, pues muchos de los primeros practicantes
provenían del Judo o del kendo. Por estas razones además de su única
dinámica corporal, al Shotokan se le considera el estilo más japonés en su
forma.
Cinturones. Colores y grados
El color del cinturón va oscureciéndose con los años de dedicación y de
práctica, hasta llegar al Cinturón Negro y sus posteriores Danes. Hay muchas
explicaciones para los diferentes colores, esta solo es una de ellas:

Cinturón Blanco:  Inocencia. Simboliza la ingenuidad y limpieza que


caracteriza al estudiante que no posee ningún conocimiento.
 

Cinturón Amarillo: El color del Sol, el comienzo del camino. Simboliza


el realismo y descubrimiento del estudiante de karate.
 
Cinturón Naranja: Seguridad y Energía. Simboliza la ilusión y el amor
del estudiante sobre el karate, el cual va descubriendo sus riesgos y las
precauciones que debe tomar para no salirse del camino. Es el color del
estímulo, de la creatividad de la fortaleza y la resistencia, cuando se va
alcanzando la madurez.

Cinturón Verde: La vida y el vigor. Simboliza la esperanza y la fe del


estudiante de karate, ahora empiezan a florecer sus conocimientos. Es el color
de la naturaleza por excelencia y por tanto representa la fertilidad,  El
crecimiento y la esperanza. Es el color de la relajación y de la investigación. El
color de la exuberancia y la frescura.

Cinturón Azul: La calma y la tranquilidad. Simboliza el idealismo y la


pureza del estudiante, al ver su progreso maduro en la práctica del karate. Es
el color de la fe, de la estabilidad y de la profundidad, del pensamiento y de la
meditación. Es el color de lo que tenemos arriba y debajo de nosotros…el cielo
y el mar. Representa la inteligencia y la sabiduría. El afán de aprender.

Cinturón Morado o Purpura: La senda de la realeza. Simboliza la


sofisticación e inteligencia con un fin más sólido y constante.
 
 

Cinturón Marrón: La tierra y la solidez. Simboliza la iniciación al


conocimiento del Cinturón Negro. Es el color de la penitencia, de la humildad
plena. Próximo al negro y la maestría, añora sus días de inocencia y con rigor
se esfuerza con su humildad, para ser recibido y admitido en una nueva etapa
de aprendizaje, donde se da cuenta que sigue siendo ignorante.

Cinturón Negro: El comienzo. Nos indica que realmente iniciamos


con el aprendizaje real del Karate, Es el inicio del aprendizaje del Karate
Superior de los grados “Dan” Esta cinta tradicionalmente la conservan durante
el resto de su vida de entrenamiento y con el tiempo va perdiendo el color
negro y recuperando el color blanco, cerrando el circulo de regreso a la
inocencia y pureza, lo cual indica que el DO (camino, vía) no tiene un fin real.
Los sistemas tradicionales sólo gradúan hasta el 5º Dan, Existe una “leyenda
urbana” según la cual el máximo grado que se puede obtener en vida es el
9ºDan, y el 10º se concede como título póstumo, al fallecer la persona. El
origen de esta creencia es aun incierta. Por citar algunos ejemplos: a los
Maestros Nakayama o Kase nadie les concedió ningún 10ºDan al morir; el
Maestro Hidetaka Nishiyama fue 10ºDan años antes de su muerte; y los
Maestros Okazaki y Kanazawa son ambos 10ºDan, y están muy vivos. Por
supuesto existen otros ejemplos fuera del Shotokan, como HIGAONNA Morio
(10ºDan Goju-Ryu), entre otros.
El objetivo de los grados
El objetivo del Karate-do está lejos de ser la obtención de cinturones. Los
grados son un mero reconocimiento de la veteranía y el nivel adquiridos por el
practicante. El nivel de Cinturón Negro es perfectamente asequible tras tres o
cuatro años de práctica regular, el verdadero camino del Karate-do es para
toda la vida.
La creencia popular es que el Cinturón Negro es el máximo grado en Karate.
Muchos practicantes incluso abandonan la práctica de inmediato tras la
obtención del Cinturón Negro, al parecer viendo todos sus objetivos cumplidos.
Se puede decir que estas personas saben de Karate lo mismo que aquellos
que jamás se han puesto un Karategi.
Al llegar al Cinturón Negro “ya no hay más colores”, pero sí más grados. Y de
hecho para alcanzar el nivel de cada grado a partir del Cinturón Negro se
necesita un tiempo de práctica equivalente o superior al necesario para llegar al
Cinturón Negro habiendo empezado desde cero. En realidad el Cinturón Negro
es el grado más bajo, y a diferencia de lo que los profanos en la materia
piensan, no representa que el que lo porta es un experto, sino que ha
alcanzado un nivel de conocimientos mínimo sobre los fundamentos prácticos
del karate.
A partir del Cinturón Negro es cuando se puede empezar a aprender. Tampoco
se debe pretender comparar el nivel de varios practicantes en función del grado
de cada uno. El Karate-do es un camino hacia uno mismo, hacia la propia
superación, compararse con otros no sirve de nada.
Los grados sirven su propósito sobre todo en el nivel de principiante.
Representan un reto, una motivación, un estímulo, y un reconocimiento del
progreso alcanzado. Más allá de ese punto se podría decir que son totalmente
innecesarios. Practicantes con años de experiencia a sus espaldas y
adecuados objetivos no prestan atención a detalles insignificantes y relativos
como son los grados.
Nadie que desea progresar en el Karate-do por el simple hecho de que le gusta
debería necesitar otros estímulos para practicar.
Maestro, Instructor y Formador

Saludos a todos
los Representantes y Alumnos de nuestro Dojo Kenwakan y a toda la
comunidad karateka del mundo, en esta oportunidad quiero compartir y citar un
artículo con ustedes que me pareció muy interesante y del cual tenia en mi
mente escribir un poco, se trata de la responsabilidad y  las actividades que
realiza el Instructor de Karate dentro del Dojo, justamente encontré este
material elaborado por José María Martínez Meza, del cual no tengo mas
detalles pero asumo que también es del mismo gremio.
Responsabilidad compartida.
Aunque en la práctica del Karate-Do se inician tanto adultos, niños y jóvenes de
ambos sexos, las responsabilidades del instructor de esta disciplina son más
significativas en el caso de niños y jóvenes por tratarse de etapas de vida en
las que el carácter y la personalidad se encuentran en plena formación. De
modo que la influencia del instructor en la formación del carácter de los
alumnos que se inician a edades tempranas puede ser determinante o de
mucha ayuda. Es pertinente anotar la diferencia entre lo que es un Instructor y
un Maestro.
El Instructor no siempre es un Maestro; en cambio el Maestro es siempre un
Instructor. Hay diversos niveles de Instructores, desde el auxiliar hasta el más
calificado, desde el que tiene poco tiempo realizando esta tarea hasta el que
cuenta con muchos años de práctica en su haber. En todos los casos se trata
de cinturones negros con cierto grado de vocación por la enseñanza y merecen
en consecuencia reconocimiento y respeto propios de la tradición del
Karate. En la mayoría de los casos, niños y jóvenes son acercados por su
padres a las academias de Karate en busca de una actividad que les posibilite
la realización de un ejercicio de manera organizada, así como la búsqueda de
disciplina, atributo con lo que se identifica merecidamente el Karate.
Por supuesto hay quienes también se inician atraídos por la divulgación del
Karate como método de defensa personal, deformado con frecuencia por el
cine y la televisión. No hay que equivocarse sobre los alcances y el grado de
influencia que la labor del instructor ejerce en la formación de los alumnos. La
influencia fundamental sigue radicando en el hogar. Difícilmente un practicante
infantil o juvenil puede asimilar la disciplina que se le trata de inculcar en el
Dojo si en su hogar no se observan normas de disciplina, así sean mínimas,
para desarrollar y fortalecer mutuamente este trabajo.
Caso distinto es el de los adultos, quienes acuden al Dojo por propia voluntad y
con plena conciencia de que el Arte Marcial implica, entre otras cosas,
disciplina. Por otro lado, el Instructor puede incurrir involuntariamente en falta
de firmeza para inculcar la disciplina, bajo el criterio de que infantes y jóvenes
no entienden los beneficios que esta les aportará a su desarrollo personal,
permitiendo con ello deformaciones de actitud y defectos técnicos difíciles de
corregir posteriormente. Por tanto, el instructor debe confiar en la tradición de
los métodos de enseñanza-aprendizaje del karate, basados en la disciplina, la
paciencia y el esfuerzo, que rendirán frutos en su momento.
El Instructor se da cuenta de inmediato cuando llega al Dojo un niño(a) o un(a)
joven acostumbrados en sus hogares al desorden, a la manipulación en su
favor de las atenciones de los padres, en general no acostumbrados a recibir ni
obedecer órdenes, así como al desarrollo y práctica de buenos hábitos
cotidianos. Este tipo de alumnos tendrá mayores dificultades para asimilar los
métodos y valores del Karate. La costumbre de arrojar la basura en cualquier
sitio o dejar la ropa y el calzado fuera de su lugar, se reflejan en el ámbito
hogareño, en la calle, la escuela, en el estadio deportivo o en el Dojo.
De modo similar aquellos infantes acostumbrados a que papá o mamá hagan
las cosas por ellos, se verán en dificultades en emprender su propio esfuerzo
en el Dojo. Ayudar a corregir este tipo de defectos y a reforzar los hábitos
disciplinarios de quienes ya los tienen es una de las principales
responsabilidades del instructor, pero hay que insistir, si el alumno no se
conduce fuera del Dojo con la misma disciplina y en su hogar prevalece la falta
de obediencia, respeto y esfuerzo, el trabajo en el Dojo habrá sido en vano.
De esta suerte el Instructor está obligado a aplicar su mayor capacidad para
contribuir a la formación del carácter de sus alumnos, a pesar de los obstáculos
a los que se enfrente. Para alcanzar este objetivo, es responsabilidad del
Instructor prepararse y superarse día a día y evitar la monotonía y la inercia,
debe plantearse objetivos individuales y de grupo y autoevaluarse
periódicamente.
Esta no es una tarea sencilla, particularmente en el contexto actual en el que la
sociedad está expuesta a la excitación de sensaciones extremas como método
de enajenación, así como a la veneración de la ley del menor esfuerzo y la
obtención del dinero fácil, todo lo cual genera un ambiente de frustración y
apatía. Adicionalmente, valga decir que el Instructor y el Maestro no son seres
perfectos, son seres humanos con defectos y virtudes, que tienen sobre sus
hombros esta responsabilidad de formadores, de educadores en un entorno
adverso tomando en cuenta que entre los valores formativos que tiene a cuesta
están la humildad, el honor, la lealtad, la disciplina y la superación constante a
través de la reflexión y el esfuerzo.
Finalmente, hemos de señalar que uno de los mayores retos a los que se
enfrenta el Instructor consiste en lograr que sus alumnos comprendan
cabalmente que la práctica y el dominio de las técnicas del Karate van más allá
de la práctica de índole deportiva y tienen como finalidad el conocimiento de sí
mismo, de sus debilidades y fortalezas , de la capacidad de corregir los
defectos propios y que comprendan que el Karate-Do es un camino interno
para construir la Paz y no la guerra, todo basado en los principios del Budo.
Cuando un Instructor logre que su alumno asimile esta senda, entonces este lo
reconocerá como su MAESTRO.

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