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Un campo cruzado por la bruma, en la claridad previa al alba. Sobre esa imagen
aparece el título del primer capítulo:
1. Jabalina
Un grupo de hombres se materializa en medio de la niebla: forman una partida
de caza mayor, que se separa en dos grupos antes de entrar al bosque.
El primer grupo es pequeño, de vanguardia, liderado por un joven a quien
llaman CHACHO. Anda por los treinta, es parco y necesita una afeitada. Tiene
aspecto de cazador avezado: ropas abrigadas pero cómodas, un rifle de alto calibre
que parece una extensión de sus brazos, un cuchillo de monte en la cintura. La suya es
un alma simple, de una sola pieza, como su físico compacto; el único signo de
afectación es la cadena de oro que lleva al cuello, con una medallita de la Virgen del
Pilar.
Al grupo principal lo guía el gobernador de la provincia, Rubén Anselmo
ANGLADA, en carácter de anfitrión de un grupo de empresarios franceses tan
elegantes como poco habituados a manejar armas largas. ANGLADA es un hombre
de sesenta y pico muy bien llevados, de palabras simples y mirada complicada, que
trasunta una autoridad natural. Su aplomo contrasta con el nerviosismo de los
invitados. Hace frío; cada vez que exhalan producen un globo de vapor que espesa la
niebla.
Los empresarios franceses son dos, BEINEIX y LAGRANGE. Los acompaña
el TRADUCTOR, con quien hablan en un inglés con obvio acento galo. (En la
provincia no hay traductores del francés.)
El último integrante del grupo es RODRIGO, el hijo mayor de ANGLADA.
Es moreno y ancho como su padre, pero con una morrudez que trasunta cierta
blandura de su alma. Su hablar conserva rastros de una tartamudez que aprendió a
controlar casi a la perfección, salvo cuando lo traicionan sus nervios. Como ahora:
RODRIGO detesta la cacería, suda mucho, el rifle se le resbala de entre las manos.
Lleva una cámara colgada del cuello, que también lo incomoda.
CHACHO bate el terreno para hacer salir a la presa, con la ayuda de cuatro
perros de caza y dos peones, TITO y LEPES, que son sus laderos constantes. TITO es
poco más que un adolescente, LEPES es gordo y fuerte. CHACHO se pone en
cuclillas, examinando el suelo: encuentra mierda tibia y huellas, que traduce a
ANGLADA a la distancia con una seña de sus dedos abiertos en V: las bestias son
dos.
ANGLADA
(PARA SI, DECEPCIONADO)
¿Eso es todo lo que hay?
ANGLADA
(A LOS INVITADOS)
1
A veces, si hay suerte, uno da con la familia entera. Es mejor cuando se los mata a
todos juntos, sufren menos. ¡Los que sobreviven se vuelven locos!
TRADUCTOR
He says you’re lucky if you kill the whole family. Survivors get grazy. (NERVIOSO.)
They’re extremely dangerous!
BEINEIX
(A LAGRANGE, TEMEROSO)
C’est drole, ça.
RODRIGO
(NERVIOSO)
¡N-n-no hagan ruido!
TRADUCTOR
Keep as quiet as possible.
ANGLADA
Dejen distancia entre unos y otros y apunten siempre al suelo, hasta que llegue la
hora. (SONRIENDO.) ¡No queremos que nadie se quede sin talones!
Siguiendo el rastro de las bestias en pleno bosque, CHACHO descubre algo macabro
en una hondonada: el cuerpito semienterrado –y devorado a medias por los animales-
de un bebé recién nacido. Los perros ladran a lo loco, como si se enfrentasen a una
aparición.
En ese instante se le aproxima el peón LEPES, que venía bebiendo de una
petaca para combatir el frío. Patina sobre el terreno húmedo de rocío y rueda hasta el
fondo. Al descubrir a su lado el cadáver del bebé, LEPES grita.
Oyendo ese grito, el TRADUCTOR –que ignoró el consejo de ANGLADA y
se le ha pegado como abrojo- se sobresalta y gira, empujando al gobernador.
ANGLADA se da la frente contra la rama de un árbol, raspándose. El TRADUCTOR
pide disculpas. ANGLADA minimiza el incidente, que le produjo un corte en la ceja
izquierda.
ANGLADA
No es nada. ¡Sigan, sigan!
PPP de un arbusto espinoso. Oculto detrás de hojas y púas, un ojo negro como
la muerte observa la escena. Oímos la respiración del animal, que resopla.
CHACHO deja el rifle contra un árbol y se quita la campera, cubriendo el
cuerpito del bebé. LEPES vomita a un costado.
La bestia aprovecha su distracción y carga contra un flanco de la partida de
ANGLADA. Es un jabalí negro y fiero, que aulla cuando ataca.
Los invitados sucumben al pánico. BEINEIX corre, LAGRANGE se congela,
el TRADUCTOR pierde su arma. RODRIGO dispara, pero en vano; se olvidó de
amartillar.
2
ANGLADA
(A RODRIGO)
¿Qué hacés? ¡Dejalos a ellos!
ANGLADA
¿Qué te pasa, estás dormido? Hay que cuidarlos, a los franchutes. ¡Son más
preciosos que vírgenes!
ANGLADA
Debe ser de alguna negrita que ocultó la preñez, o que no podía mantenerlo.
CHACHO
¿Qué hago? (PAUSA; ANTE EL SILENCIO DE ANGLADA.) ¡…No lo voy a dejar
ahí!
ANGLADA
¡Lo dejo en tus manos!
ANGLADA
¡Esta foto los va a hacer quedar bien, allá!
3
En ese instante se oye un bramido que llega desde lo profundo del bosque.
BEINEIX
(ASUSTADO)
Q’est-ce que c’est?
ANGLADA
Es la hembra.
Mediodía. Un plano general de la lujosa finca de ANGLADA, cuyo centro es una casa
de estilo clásico que alguna vez perteneció a una familia muy diferente. Se avecina
una tormenta, anunciada por las nubes y el viento que se ha levantado.
ANA LAURA
Le nació seismesino. Te juro, parecía un pescado. Tenía los ojos super separados y
membranas acá, entre los dedos.
LINA
Decí que ahora hay ecografías, y esos análisis que te hacen durante el embarazo.
ANA LAURA
(ESCEPTICA)
¡Con una aguja larga así, que te clavan en medio de la panza!
4
LINA termina con su vino y ya siente el vacío de la abstinencia:
LINA
(A UNA CAMARERA)
…Yo me tomaría otro vasito.
RAFAELA
(A ANA LAURA)
¿Y qué pasó?
ANA LAURA
¿Qué pasó con quién?
RAFAELA
¡Con el bebé!
ANA LAURA
La verdad es que no sé. No los volví a ver. Supongo que no tendrían muchas ganas de
andar mostrándose. (REGISTRANDO EL TEMOR DE RAFAELA.) …Vos no
pongas esa cara, que nunca tuviste un solo problema. ¡Te salieron todos sanitos!
RAFAELA
Toco madera. ¡Con la sangre de la familia nunca se sabe!
HIJO 1
Mami, quiero pis.
RAFAELA
¡Pero por qué no me dejan vivir!
ANA LAURA
¡Nacho!
5
RAFAELA
Tómense su tiempo, ¿eh?
IGNACIO
(A LINA Y RAFAELA)
Sepan disculpar. ¡Hay amores que matan!
En ese instante entran a la carrera los hijos de LINA, los mellizos RUBEN y
HORACIO, de diez años de edad. Están vestidos formalmente, con camisas blancas y
corbatas que disimulan su espíritu malévolo. LINA los reta con una falta de autoridad
que contrasta con el carácter que RAFAELA puso en juego con su hijo –injustamente.
LINA
(BEBIENDO)
Chicos…
ANA LAURA
¡Pensé que no ibas a venir!
IGNACIO
No mientas, mamá. Con la presión que metiste… ¡Como si me hubieses dejado
opción!
ANA LAURA
(A IGNACIO)
Sí, hacete la víctima, ahora… (A RUBEN Y HORACIO) ¡Tengan cuidado, che, que
van a romper una botella! (A RAFAELA Y LINA.) ¡Desde que está de novio no me
da ni la hora!
IGNACIO revolea los ojos ante el reproche y se desprende del abrazo para
saludar a RAFAELA y LINA.
IGNACIO
By the way, Celina te manda un beso.
IGNACIO
Qué dicen. Tanto tiempo…
ANA LAURA
Si quisiera mandarme un beso me llamaría ella misma.
IGNACIO
6
(AL PERSONAL)
Buenas tardes.
ANA LAURA
¡Quién sabe las cosas que le dirás de mí!
IGNACIO
(A RAFAELA Y LINA)
¿Saben por qué Dios es todopoderoso? Porque nunca tuvo madre.
IGNACIO
¿Oíste, pendejo? ¡Estás frito!
TITO y LEPES bajan el cuerpo del jabalí de la camioneta. Pesa mucho, se esfuerzan.
Mientras tanto RODRIGO, que a diferencia de los peones ya se ha cambiado y viste
ropas limpias, los incordia con un pedido. Por el fondo vemos pasar a los niños
RUBEN y HORACIO, que escapan ocultando su botín de guerra.
RODRIGO
La cabeza sola, como se hace siempre. ¡La montan sobre una madera, o un
bastidor…!
LEPES
(MIENTRAS HACE FUERZA)
Pero eso lleva tiempo. ¡Hay que curarla para que no se pudra!
RODRIGO
Se la quiero regalar a los franceses antes de que se vayan. Viajan mañana, creo.
TITO y LEPES intercambian una mirada escéptica por encima del jabalí.
RODRIGO percibe este sutil desafío de su poder, y reacciona.
RODRIGO
¿Q-q-qué pasa? ¡Hagan lo que les digo y dejensé de joder!
7
SEC 6. INT. FINCA DE ANGLADA / CUARTO DE HUESPEDES. DIA
ANA LAURA le enseña a IGNACIO el cuarto que le ha destinado. Abre la puerta del
placard semivacío, enseñándole el contenido.
ANA LAURA
Acá hay más toallas, frazadas, almohadas… Las sábanas se cambian los lunes y
jueves, pero si las querés cambiar antes…
IGNACIO
¿Cuánto tiempo te pensás que me voy a quedar?
ANA LAURA
No tenés que volver corriendo a la oficina, que yo sepa.
IGNACIO
¡Tampoco voy a conseguir laburo si me quedo acá!
ANA LAURA
…Vos relajate.
ANA LAURA le acaricia la cara. Ahora que no hay testigos y que no precisa
disimular, IGNACIO revela sus verdaderos sentimientos: aparta la cara, rechazando la
caricia. Ya no queda nada de su afabilidad inicial; se lo ve frío y duro con su madre.
Pero ANA LAURA no se arredra. Se limita a bajar la mano, rozándole el brazo, y
sonríe.
ANA LAURA
Sé bueno. Dejame cuidarte alguna vez.
8
ANGLADA departe con los franceses en el living, whisky –y TRADUCTOR- de por
medio. Lleva un apósito sobre la ceja, allí donde la rama lo cortó. Lo acompaña
ESTEBAN, el marido de RAFAELA, que funciona como su virtual asesor.
ESTEBAN se sienta a su izquierda; el TRADUCTOR, a su derecha. El sitio es
enorme y acogedor, en la proximidad de la chimenea encendida. Encima de la
chimenea hay un jarrón chino: dorado, elegante, con aspecto de antigüedad carísima.
El buen gusto del arte y los muebles colabora con nuestra sensación de que el lugar no
cuaja con ANGLADA; debe ser obra exclusiva de ANA LAURA, la verdadera ama
de la casa.
TRADUCTOR
(A ANGLADA)
Dice que el directorio de Atlantor está dispuesto.
LAGRANGE
The dam is our biggest endeavour to date.
TRADUCTOR
(A LAGRANGE, DUDANDO)
Endeavour?
BEINEIX
(AL TRADUCTOR)
Accomplishment!
TRADUCTOR
(A ANGLADA)
La represa sería su logro más grande, hasta el día de hoy.
ANGLADA
Entonces es un hecho. ¡Salud, señores…!
BEINEIX Y LAGRANGE
(EN CASTELLANO)
Señor gobernador… Salut!
ANGLADA
(AL TRADUCTOR)
Digalés que firmamos cuando quieran.
LAGRANGE
We heard about some resistence, in Congress.
9
TRADUCTOR
(A ANGLADA)
Dice que oyeron que había cierta resistencia, en el Congreso.
ANGLADA
Es verdad. (A ESTEBAN, CON PICARDIA.) ¡Están bien informados, los mesiés!
ESTEBAN
Sé que se vieron con el Escorpión.
ANGLADA
(A LOS FRANCESES)
Hubo unos pícaros por ahí, pero enseguida nos pusimos de acuerdo en un número.
¡Todo hombre tiene su precio!
BEINEIX
(CONFUNDIDO)
Prix? Quelle prix?
ANGLADA
Les presento a Ignacio, el hijo de mi mujer.
IGNACIO
Comment ça va?
BEINEIX
Laurent Beineix. Enchanté!
LAGRANGE
Ça va… Michel Lagrange.
ANGLADA
Conseguime otro vaso, andá.
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ANGLADA
Los chicos de ahora vienen bien preparados: saben inglés, saben computación…
¡Cómo cambió el mundo! Cuando yo era pibe no había televisión, ni internet… ¡En
mi pueblo no había teléfonos, siquiera! El más pudiente tenía una vitrola…
RUBEN
¡Se la manda el abuelo!
Entonados por el whisky, ANGLADA y sus invitados están en el momento más alto
de su conversación. Se sienten los dueños del mundo, repantigados en los sillones y
exhalando grandes bocanadas de humo.
BEINEIX
La justice, c’est globale, maintenant!
ANGLADA
¡Entendí, entendí!
ESTEBAN
Hay que estar atento a la ley. Pero no olvidar que es tan sólo una de las lógicas con
que se analiza el problema.
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IGNACIO va traduciendo a medida que hablan. Los franceses aprueban la
intervención de ESTEBAN dando cabezazos.
BEINEIX
C’est vrai!
LAGRANGE
Bien sur!
ANGLADA
No hay problemas insolubles. Hay que estar alerta, nomás, tener los ojos bien
abiertos.
El ojo debajo del corte pestañea solo, como si comentase las palabras de
ANGLADA. IGNACIO aprovecha la pausa para traducir a los franceses. ANGLADA
no espera que termine para seguir hablando.
ANGLADA
Una mirada fresca te destraba cualquier situación. Mirá al Alejandro este, sino.
¡Alejandro Magno!
IGNACIO
Le vieux méchant sait un connerie. Il parle de Alexandre le Grand, maintenant!
IGNACIO
El viejo maligno dice boludeces. ¡Ahora habla de Alejandro Magno!
ANGLADA
¿No le pusieron delante el nudo gordito, y él, en vez de romperse la cabeza como
todos, sacó la espada y…?
IGNACIO
Gordiano. ¡Era el nudo gordiano!
ANGLADA
Sería gordiano, ¡pero te juro que era gordito, además!
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Aliviados por la broma, los presentes ríen y se relajan, IGNACIO incluido.
ANA LAURA los convoca entonces, desempolvando su francés de la Alianza:
ANA LAURA
Monsieurs… A la table, s’il vous plait! ¡A comer, todo el mundo!
ANGLADA
¿Tan rápido? (A LOS FRANCESES.) ¡…Lo firmamos a los postres, con un cigarro!
ANGLADA
A Ana Laura, mi señora, ya la conocen… A Rodrigo, mi hijo, también... ¡Mi nuera!
Mi hija Rafaela…
RODRIGO
¿Y los chicos?
ANGLADA
Este es Chacho, mi ahijado, ya lo han visto. ¡Es un gran cazador!
CHACHO
¿Todo bien?
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LAGRANGE
Superbe!
ANGLADA
(A CHACHO)
Decile a Turini que tenga la máquina a punto. ¡Quiero llevar a esta gente al glaciar!
ANGLADA
Aprovecho la ocasión para agradecer la visita de nuestros amigos, que se dignaron
viajar hasta el fin del mundo… (A ANA LAURA.) ¿Cómo es que le decís, vos?
ANA LAURA
(RUBORIZANDOSE, EN VOZ BAJA)
Le cul du monde.
ANGLADA
¡…le cul du mondo!
ANGLADA
Les agradezco que nos honren con su compañía.
TRADUCTOR
(A LOS FRANCESES)
He’s thanking you for…
ANGLADA
¿Qué hora es?
RODRIGO
Una, una y diez.
ANGLADA
Yo siempre digo que el peor enemigo del hombre es la ignorancia.
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TRADUCTOR
He says ignorance is mankind’s worst enemy.
ANGLADA
Cuando uno no conoce desconfía, le endilga al otro todos los males.
(PARPADEANDO.) ¿Qué hora es?
Ahora los comensales se miran entre sí, perplejos. ¿No acaban de decírselo?
La tormenta arrecia. Se oye el golpear de ventanas y puertas por doquier.
RAFAELA
Todavía es la una y diez, papá. ¡Una y once, ponele!
ANA LAURA
Rubén, ¿estás bien?
ANA LAURA
(ASUSTANDOSE)
¡Rubén!
RAFAELA
(A ESTEBAN)
¡Llamá al médico!
ANGLADA
¡He llegado tan lejos para nada!
TRADUCTOR
(CONFUNDIDO)
He says he has reached… he has touched….
ANGLADA
¡Todo lo que toco se pone viejo!
RODRIGO
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Yo diría que brinden tranquilos, mientras mi padre y yo…
ANGLADA
¿Y vos quién sos?
RAFAELA
¡Papá!
IGNACIO
Llamen a un médico. ¡Urgente, ya!
ANGLADA
¡El tiempo está roto! ¡Está roto! ¡El tiempo está arrrrrgh…!
MEDICO
Tiene toda la pinta de un accidente vascular.
ANA LAURA
¿Y el corazón?
MEDICO
El corazón está bien. Ahora lo vamos a tener monitoreado. Lo importante son las
primeras veinticuatro horas.
RAFAELA
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¿Y papá, ya lo subieron a la ambulancia?
RODRIGO
Si acaba de llegar.
RAFAELA
Porque en su cuarto no está. Y en el baño tampoco.
ESTEBAN
Muy lejos no puede haber ido.
MEDICO
¡Le di sedantes como para un caballo!
Las voces de los tres que lo buscan se van superponiendo, desde distintos
ambientes de la casa. Suenan más nerviosas a casa segundo.
ESTEBAN
Qué viejo más loco…
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SEC 16. EXT. FINCA DE ANGLADA / PISTA DE DECOLAJE. DIA
CHACHO
Está ahí arriba. ¡Le hice señas para que frene, pero siguió de largo!
Los pies de RODRIGO tropiezan con una botella vacía de vino, que rueda en el suelo.
TURINI duerme la mona después de bajarse todo el vino. Está sentado en una
silla, la cabeza apoyada en la pared y los pies encima de un escritorio.
RODRIGO lo despierta de un cachetazo. TURINI cae al suelo, sorprendido.
RODRIGO
Turini, p-p-pelotudo, ¿no te diste cuenta de que el viejo está enfermo? ¡Rezá para que
no le pase nada, porque si no…!
TURINI no entiende nada. Ve que el avión no está allí, pero le faltan datos.
TURINI
(TEMEROSO)
¿Qué pasó, patroncito?
CHACHO
Yo lo arreglo, después.
IGNACIO
Rubén, ¿me oye? Le habla Ignacio. ¿Rubén? ¡Por favor, vuelva!
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Se oyen unos ruidos en los parlantes de retorno, como si ANGLADA tratase
de usar su propia radio. Y de repente la voz de ANGLADA, que aturde. Está
cantando. ANGLADA canta un tango apenas comprensible en sus labios torcidos por
el ataque.
Los franceses se han sumado a la contemplación del cielo, junto con parte de la
familia (RAFAELA y ESTEBAN), el MEDICO y los HOMBRES de la ambulancia.
ANA LAURA
Viejo, ¿me oís? Rubén… (A IGNACIO.) ¿Están seguros de que me oye?
La prueba está en que ANGLADA deja de cantar. Todo lo que se oye por los
parlantes es el mismísimo sonido de los motores del avión.
IGNACIO y RODRIGO alientan a ANA LAURA con señas. Ella decide
cambiar de tono y ponerse severa.
ANA LAURA
Rubén, esto no puede ser. ¡Si en dos minutos no estás acá abajo, me mando mudar!
A través de los cristales de la avioneta, vemos el hangar allá abajo, la pista y toda la
gente que se ha reunido en espera del aterrizaje: además de la familia y el MEDICO
se ha juntado buena parte del personal del campo, la casa y la cocina.
Oímos en off la voz de ANGLADA, que contempla el espectáculo. Su voz
suena arrastrada, afectada en parte por el derrame que sufrió y en parte por los
sedantes.
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El motor comienza a ratear. El medidor de combustible ha entrado en la zona
roja.
La avioneta desciende sobre la pista, con rumbo inseguro. El motor sigue rateando.
CHACHO e IGNACIO presionan a la gente para que se aparte de allí. Nadie
sabe qué puede pasar.
IGNACIO
¡Corransé todos! ¡…Lejos, más lejos!
Las ruedas de la avioneta tocan tierra y vuelven a elevarse. La nave baja otra
vez, y esta vez sí sigue carreteando sobre la pista.
Hay expresiones de alivio en los rostros y bocas de los que esperan.
La avioneta empieza a frenar, pero antes de detenerse vira hacia un lado y se
sale del camino, metiéndose en pleno campo.
Todos gritan y salen corriendo rumbo a la avioneta.
Poco después la ambulancia parte, llevándose a ANGLADA y al MEDICO.
La familia se amontona en una camioneta: RODRIGO y LINA, ANA
LAURA, RAFAELA y ESTEBAN, los chicos…
IGNACIO se queda. Trata de infundir ánimo en su madre, sin mucha
convicción.
IGNACIO
Vos, tranquila. Yo voy apenas pueda.
IGNACIO regresa al comedor donde tuvo lugar el almuerzo interrumpido. Todo sigue
donde quedó y tal como quedó: los platos, las fuentes…
En abierto contraste con la premura que prometió tener, IGNACIO contempla
el panorama, recupera su copa de vino, bebe un sorbo. Un ruido metálico le revela que
no está solo. Se da vuelta.
CHACHO está en el living, sentado delante de la misma mesita que fue el centro de la
escena entre ANGLADA y los franceses. Se ha servido un vaso de grappa que todavía
no tocó. Parece devastado por los acontecimientos, la espalda curva y los hombros
hundidos. Lo que introduce un elemento disonante respecto de su tristeza es el objeto
que tiene entre las manos, el mismo que produjo el ruido metálico que alertó a
IGNACIO. Es un pequeño revólver, un viejo .38 con las cachas envueltas en tela
adhesiva.
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CHACHO
Che, y el ataque ese que le dio… ¿qué es, qué te hace?
IGNACIO
Depende. Te puede paralizar medio cuerpo, producir una embolia…
CHACHO
Pero después, cuando se recupera: ¿queda normal, al final?
IGNACIO
A veces sí.
CHACHO
Quiero decir, ¿queda igual que antes, o…?
CHACHO
Me lo dio don Rubén cuando yo tenía ocho años. Yo hacía poco que vivía con él. Qué
cosas las que se acuerda uno de cuando era pibe… Vos debés tener un montón de
recuerdos.
IGNACIO
(SERIO)
No creas.
CHACHO
Esa noche se tenía que ir, don Rubén; ya era concejal. Había rosca con otra línea
interna, algo así. Todavía vivía doña Rosa, la mamá de los pibes. El Rodrigo tenía
asma, y la Rafa era así de chiquita… Entonces don Rubén me lo dio, y me dijo:
cuando yo no estoy, usted cuida la casa.
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SEC 28. INT. HOSPITAL. DIA
IGNACIO y RODRIGO avanzan por los pasillos del hospital, a buen paso.
RODRIGO
¿Te la hicieron difícil, afuera? ¡Esto es un loquero! Todo el mundo quiere…
RODRIGO
(A IGNACIO)
Disculpame. (AL TELEFONO.) Mal momento, elegiste. Ahora estoy en otra, loca.
IGNACIO
Uh. ¡Perdón!
IGNACIO está sentado en un sillón de la sala de espera VIP del hospital: se aburre.
RODRIGO habla por su celular, mientras camina como león enjaulado.
ANA LAURA sufre como una madonna y estruja un pañuelo, consolada por el
obispo, monseñor SIFFREDI, que le da palmaditas sobre la mano libre.
SIFFREDI
…muchas veces, en la hora de la desolación se nos pone a prueba.
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IGNACIO se da vuelta. El obispo SIFFREDI sigue sentado junto a ANA
LAURA, ahora bebiendo un té. De pie a su lado hay un CAMARERO con su bandeja
plateada, en espera de un posible pedido.
ANA LAURA
Un té, un café… ¡Pedí lo que quieras!
IGNACIO dice que no con la cabeza. Cuando se da vuelta para volver a ver
hacia la puerta, descubre delante de sus narices la foto de una vagina.
RUBEN y HORACIO están parados delante suyo, bloqueando su visión. El
que le enseña la tarjeta con la foto es RUBEN. Cuando la mueve un poco, un efecto
holográfico hace aparecer en plano la imagen de un pene erecto.
RUBEN
¡Te la vendo!
ESTEBAN
¿Viste a…?
RODRIGO
Sí, ya lo vi. ¡…Atorrante!
ESTEBAN
¿Sabés cómo le dice tu viejo? El Escorpión. ¡Por el cuento del escorpión y la rana!
RODRIGO
¿Qué cuento?
IGNACIO
Che, ¿puedo ayudar en algo? Hacer algo. ¡Cualquier cosa!
RODRIGO
¿Qué querés hacer? Nosotros estamos metidos con cosas del laburo, porque alguien
las tiene que hacer. Pero si pudiese elegir, me encantaría estar libre como vos para
dedicarme al viejo. ¡La sangre de los Anglada no es ningún premio, te lo juro!
IGNACIO
¿Y Esteban, qué? (A ESTEBAN.) ¿Te hiciste una transfusión de sangre familiar?
RODRIGO
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Esteban es abogado. Siempre es útil tener un abogado cerca.
ESTEBAN
(POR LO BAJO)
Guarda, que viene el Escorpión.
RODRIGO
Vos sos ingeniero, Nachito. ¿Para qué mierda sirve un ingeniero?
LUJAN
Qué hacés, Rodriguito. Cuánto lo lamento. (SACANDO UN SOBRE DE SU
BOLSILLO.) Te traigo un comunicado que firmamos en la Cámara, donde dice lo
apenados que estamos por la enfermedad de tu viejo.
RODRIGO
(CON IRONIA)
Me imagino.
ESTEBAN
Luján, este es Ignacio, el hijo de Ana Laura. (A IGNACIO.) El compañero Alberto
Luján es el presidente de la Cámara de Diputados.
LUJAN
Qué hacés, che. (ESTRECHANDOLE LA MANO.) Encantado. (A RODRIGO Y
ESTEBAN.) Me imagino que los franceses ya habrán firmado, ¿no?
ESTEBAN
(A IGNACIO)
Nacho, ¿no nos dejarías…?
IGNACIO sale al pasillo, haciendo batir las puertas. Además de aburrido, ahora se
siente marginado. Va a las máquinas expendedoras, para tomarse el café que no quiso
aceptar de su madre.
Ya ha metido la moneda, en la espera de que se le llene el vaso, cuando repara
en un personaje que está ahí nomás, en el mismo pasillo. Es un hombre de
treintaipocos, alto, elegante, con aspecto de hombre de mundo: su nombre es Martín
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HASSAN. (Se lee jasán.) Habla con un ORDENANZA del hospital, humilde y
diminuto; resulta difícil imaginar qué pueden hablar dos tipos más disímiles.
HASSAN le tiende la mano al ORDENANZA, disimulando un billete. El
ORDENANZA se la estrecha, pero después no hace esfuerzo alguno para esconder el
dinero que acaba de recibir. En ese preciso instante HASSAN percibe que IGNACIO
lo está mirando. IGNACIO aparta la vista.
Acaba de sacar el café de la máquina cuando oye una voz a sus espaldas:
IGNACIO
Yo tuve la misma impresión.
HASSAN
Martín Hassan.
IGNACIO
Ignacio Caldas. (PAUSA; NO SE RECONOCEN.) Soy el hijo de Ana Laura, la
esposa del gobernador Anglada.
El dato no parece agregarle nada a HASSAN, hasta que una luz se enciende en
sus ojos y pregunta:
HASSAN
¿Vos no tenés nada que ver con Celina Baigorria?
IGNACIO
Es mi mujer. (CORRIGIENDOSE.) ¡Mi novia!
HASSAN
Yo estoy casado con Tea, la prima de Celina.
IGNACIO
¡…Martín, claro! ¡El mundo es un Kleenex, diría mi madre! (SE RIEN.) ¿Qué hacés
por acá?
HASSAN
Tengo una consultora. Trabajo mucho con la provincia. ¡Estoy acá de lunes a
viernes, prácticamente!
IGNACIO
Siempre me pregunté, ¿para qué mierda sirven las consultoras?
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HASSAN
Me lo preguntan todo el tiempo, quedate tranquilo… Formalmente, asesoro
empresas. En los últimos tiempos hago encuestas para políticos.
IGNACIO
¿Qué clase de encuestas?
HASSAN
(LADINO)
Las que les dicen lo que quieren oír.
LUJAN
Yo no sé si ahora los franceses van a cerrar un negocio semejante, con un gobierno
en crisis. Si tu viejo no sale rápido del pozo…
RODRIGO
Acá no hay ninguna crisis. En ausencia del gobernador, el que manda es el vice.
LUJAN
Tu tío es impresentable. ¿Te creés que los franceses comen vidrio?
RODRIGO
¡Dijeron que iban a firmar, y tienen que firmar! ¡Y si se hacen los boludos, se los
apretará como corresponde!
LUJAN
¿Te volviste loco? ¡Si les tocás un pelo, nomás, en Buenos Aires nos cuelgan!
ESTEBAN
(A RODRIGO)
En eso tiene razón.
LUJAN
No estamos tratando con piqueteros, ni con cuadros, ni con concejales de cuarta.
¡Esta gente juega en otra liga, vive en otro mundo, en otra dimensión! ¡No los podés
patotear alegremente!
RODRIGO
(EXASPERADO)
¿Qué son, lirios del campo? ¡Todo el mundo es apretable!
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Llega la camioneta que ahora conduce IGNACIO, con ANA LAURA a su lado.
ANA LAURA
Es un segundo nomás. Agarro un poco de ropa y salgo.
ANA LAURA
¿Qué va a ser de mí, vos decime? Si Anglada se muere… Yo no tengo nada, no me
corresponde nada, Anglada ya lo tenía todo desde antes de casarnos y el resto está
puesto a nombre de los hijos. Si hubiese tenido hijos con él sería distinto, pero vos me
dejaste seca por dentro.
ANA LAURA
¿Cómo puede la vida largarte a la intemperie, a mi edad? Ya estoy grande para
hacer de urraca. No quiero otro nido, este es mi nido, ¡esta es mi casa!
ANA LAURA intenta avanzar por el camino de piedras pero tropieza y cae.
Un automóvil mediano con una cubierta pinchada. Está detenido sobre la banquina, al
borde de una ruta. El neumático de repuesto está en condiciones (lo vemos apoyado
contra un lateral del vehículo), pero el crique está roto. Alguien busca y rebusca
dentro del baúl. No hay ruido de autos; la ruta está desierta. (El color de la escena es
artificialmente dorado; con el correr del tiempo virará a una tonalidad más
naturalista.)
Sobre esa imagen aparece el título del siguiente capítulo:
2. El laburito
27
Además del hombre que rebusca en el baúl hay un otro tipo al borde de la ruta.
Lo llamaremos el VIEJO, aunque no lo sea: es apenas cincuentón y tiene el pelo
entrecano. Es un hombre atractivo para su edad, bronceado de cama solar, siempre
atildado en el vestir. (Detalle: lleva en el cuello una cadena de oro como la del
CHACHO.) El VIEJO mira la ruta esperando que aparezca un auto, las manos metidas
en los bolsillos.
VIEJO
Tendrías que haberte fijado antes.
VIEJO
Vos quisiste manejar. Y si te hacés cargo, te hacés cargo de todo. ¡Las cosas son así!
JOVEN
(PARA SI, MASCULLANDO)
¡Así de injustas!
VIEJO
Y encima andamos a las corridas.
El VIEJO dice andar a las corridas, pero no se mueve. Sigue parado ahí, como
estatua, sin sacar las manos de los bolsillos.
El JOVEN se aproxima al borde de la ruta. Se oye un auto que se acerca.
JOVEN
Allá viene uno.
El sonido del auto sigue acercándose. Como el VIEJO no saca las manos de
los bolsillos, el JOVEN empieza a hacer signos para que el auto pare.
VIEJO
¿Quién va a parar, ahora? Dos tipos solos, en medio de la nada… ¡La gente se
asusta!
JOVEN
Paciencia y saliva…
VIEJO
28
Siempre dicen que la gente joven es impaciente. Qué pelotudez. La gente joven puede
esperar, tiene toda la vida por delante. ¡Los impacientes somos los viejos! ¡Para
nosotros, todo es ahora o nunca!
JOVEN
¡Las cosas son así!
VIEJO
¡Uno debería llevar dos criques en el baúl!
JOVEN
¡Y dos gomas de repuesto! ¡Y un negro que te apantalle!
VIEJO
Vos reíte… Gente como nosotros tiene que estar en todo. Anticiparse a lo que puede
pasar, porque nunca se sabe… ¿Qué hora es?
JOVEN
¡Y media!
VIEJO
Qué te dije. ¡A las corridas!
JOVEN
(PROTESTANDO)
¡Pongasé una cumbia, loco!
VIEJO
¿Vos querés ganar? Ponés algo de Sinatra, mirás a la piba a los ojos...
JOVEN
Una piba de sesenta, tiene que ser.
VIEJO
Yo no sé cómo pretenden, los pibes de ahora… ¿Qué les cantan a las mujeres, esas
canciones que dicen lo puta que sos, lavate la boca por la baranda a leche, sentate en
el pelado…?
El JOVEN se ríe, por la versión sui generis que el VIEJO hace de las cumbias.
29
VIEJO
No sé ni cómo logran ponerla, mirá… ¿Cómo conseguiste este laburo?
JOVEN
Por puro pedo. Yo era policía, pero me levantaron un expediente. Inconducta y abuso
de autoridad. ¡Me dejaron en la calle, sin indemnización, obra social, nada! Había
empezado a hacer unas changuitas, yo tengo una chata… Entonces conocí al pibe,
¡por puro pedo! Estaban a punto de chorearlo y yo le salvé las papas. Quedó
agradecido, me pidió el teléfono… A los días me llamó para darme un laburito.
VIEJO
A ver si te conchaba fijo. ¡Mi palabra vale mucho para esta gente!
JOVEN
¿Qué hace?
VIEJO
No frenés, no frenés…
JOVEN
¿Qué quiere, que nos matemos?
VIEJO
Es genial, ¿viste? Una boca de lobo… ¡No ves tres en un burro!
JOVEN
Qué ganas de joder…
VIEJO
Fijate, si mirás un segundo empezás a ver algo con la luz de la luna, nomás.
30
SEC 38. EXT. CAMINO DE TIERRA. NOCHE
Descienden del auto para evaluar el desastre. Bajo la doble luz de los faros,
encuentran que el animal (peludo y negro, colmillos: ¿un jabalí?) no sólo está muerto,
sino que ha quedado enganchado en la parrilla del auto, salpicada de sangre. Tironean
de la pata metida entre los hierros, pero no sale.
VIEJO
(AGITADO)
Carajo… Va a haber que cortarla. ¡No lo vamos a arrastrar hasta el pueblo!
VIEJO
Otra cosa para la lista de lo que siempre hay que llevar. (CONTEMPLANDO LA
HOJA DEL CORTAPLUMAS.) ¡Un serrucho!
VIEJO
Servime más, flaco.
VIEJO
(SATISFECHO)
Ahora sí.
31
El VIEJO no espera que el CAMARERO termine de servirle al JOVEN:
agarra su copa y se manda un buen trago.
JOVEN
(AL CAMARERO)
Qué poca gente que hay.
CAMARERO
A esta altura, siempre. Pero en Semana Santa se vuelve a llenar. Con permiso.
VIEJO
Los restoranes de ahora te complican la vida. (AGARRA UN MENU Y LO ABRE.)
¡Parece que no quisieran que sepas qué mierda comés! ¿Qué es una terrina, por
ejemplo? ¿Qué es un…? (ESFORZANDOSE PARA LEER BIEN.) ¿…coulis? ¿Qué
es una escalivada?
VIEJO
Perdón, ¿puede ser que te tenga visto de la tele?
VIEJO
Estos tipos son todos iguales. Se creen que cagan petunias.
Y bebe.
Al rato, el VIEJO mete la botella vacía de vino, con el pico hacia abajo, dentro
del coqueto florero. Los platos también están vacíos, ya terminaron de comer.
Inquieto y achispado por la bebida, el VIEJO no para de darse vuelta para chusmear.
El JOVEN lo mira con seriedad, como si temiese todo el tiempo lo peor.
Y de repente lo peor ocurre. El VIEJO gira la silla y encara a HASSAN.
VIEJO
Muy linda, tu acompañante. ¿La trajiste de lejos o la levantaste por acá?
32
HASSAN
Te desubicaste, hermano. ¿Tenés ganas de pasar la noche en cana?
VIEJO
Minas como esa no pican si no hay guita en el anzuelo. Además tiene que ser un
billete grosso. Aunque yo me la unte con miel y me pegue unos billetes, no me la
chupa ni el Oso Yogui.
JOVEN
(A HASSAN)
Disculpeló. Está un poco alegre. ¡Mil perdones!
Una vez afuera apuran el paso rumbo al auto. El VIEJO ya no parece sufrir los efectos
del alcohol, por el contrario, se lo ve lúcido y preciso.
JOVEN
Era ese, ¿no?
VIEJO
Mejor apurate. Tendremos una hora, a lo sumo. ¡El pelotudo va a comer a las
corridas, para cojerse a la pendeja cuanto antes!
Cuando llegan al auto, el JOVEN descubre que no tiene la llave. Revisa todos
sus bolsillos y nada. Entonces mira adentro del auto. La llave quedó adentro, en la
ignición. El VIEJO lo quiere matar, se pone verde.
VIEJO
No lo puedo creer… ¿Quién te mandó a vos, el enemigo?
33
VIEJO
No te quejes. Más querría yo morir como vos, que te vas poniéndola.
Y dispara.
El VIEJO fuma, sentado sobre el capot del auto, que tiene los faros encendidos. El
auto está al filo de una playa, a una altura de meseta: abajo está la arena y más allá el
mar.
VIEJO
La fatalidad aparece de la forma más estúpida: un accidente en el camino, el olvido
de una llave… ¡No hay que descuidar las pequeñas cosas, los detalles!
VIEJO
Eso sí, esta vez manejo yo. ¡Nos vamos a cagar de frío, con la ventanilla rota!
VIEJO
Ahora que terminaste el laburito, ¿qué pensás hacer?
JOVEN
Todavía no lo terminé.
34
Una superficie de cristal, cuya ondulación deforma lo que vemos a través suyo: es un
lujoso botellón que guarda un líquido rojo. Sobre esa imagen aparece el título del
nuevo capítulo:
3. Agua
Estamos en el despacho que ANGLADA tiene en su finca. Se oye en off la
voz de RODRIGO, que habla por teléfono mientras busca algo en el escritorio de su
padre: revuelve, abre y cierra cajones con inquietud creciente. Afuera llovizna; es de
noche.
Al tensarse del todo, el cable del teléfono desplaza al botellón que está en
primer plano, tumbándolo al piso donde se parte en mil pedazos.
IGNACIO, que pasaba por la puerta, oye el ruido y se detiene.
Alterado por la conversación y por el percance, RODRIGO baja todavía más
la voz, dado que IGNACIO entra al escritorio para tratar de limpiar el desastre.
RODRIGO
… Nena, ¿te creées que esto es soplar y hacer botellas? ¿Qué más querés de mí, el
alma, querés? ¡Si tuviese una te la regalaría!
IGNACIO
¿Problemas políticos?
RODRIGO
Sí. Política sexual. Dejá eso ahí, que la Mecha lo limpia. Qué boludo…
RODRIGO
Uh, ¿te cortaste?
IGNACIO
¿Qué es esto?
RODRIGO
35
Un licor. Pacharán, se llama. Regalo de los gallegos de Repsol. (LLAMANDO.)
¡Mecha! (A IGNACIO.) ¿Vas a venir al acto o no?
IGNACIO
¿Qué acto?
RODRIGO
El Plan de Viviendas. ¿Es cierto que los ingenieros se excitan sexualmente con estas
cosas? ¡Debe ser como ir a un puticlub, para ustedes!
IGNACIO levanta la vista y descubre una vistosa carpeta, caida debajo del
escritorio. Mientras tanto, RODRIGO sigue revolviendo.
RODRIGO
¡…pero será posible, che!
IGNACIO
¿Qué buscás?
RODRIGO
Unos documentos…
IGNACIO
¿Del Plan de Viviendas?
RODRIGO
(BURLANDOSE)
Ah, ya te enganchaste, ¿eh? …No, otra cosa, busco. ¿Viste los franceses? Son de una
empresa que quiere construir un embalse acá nomás, en la confluencia del río Verde
con el Pinares. Van a necesitar gente local, seguro. ¿Querés que les pregunte?
IGNACIO
(PICARO)
Me encantaría. ¡Pero para preguntarles tenés que encontrarlos, primero!
La familia improvisa una cena en la cocina, a media luz y sin sirvientes: picotean
cosas que sacan de la heladera y las alacenas. Están ANA LAURA e IGNACIO,
RODRIGO, LINA y sus endiablados hijos y también ESTEBAN. Los ausentes son
CHACHO, RAFAELA y sus cuatro niños.
La conversación tiene un arranque apagado, motivado por la enfermedad de
ANGLADA y por el concierto de ruidos de la comida: vajilla, cubiertos, botellas…
ANA LAURA
Está insoportable. ¡No quiere ver a nadie!
36
RODRIGO
(AMBIGUO)
Salvo a vos, me imagino.
ANA LAURA
A mí no me quería dejar entrar, tampoco. (PAUSA; CON DELIBERACION.) Pero a
esta altura, yo ya aprendí a no hacerle caso.
ESTEBAN
Va a tener que hacer rehabilitación, eso es seguro.
RODRIGO
(PICARO)
¿Te acordás del Tuerto?
ANA LAURA
Ay, por favor. ¡Cosas de mal gusto en la mesa, no!
RODRIGO
(A IGNACIO)
El Tuerto Brizuela era un hijo de puta. Todo el mundo sabía que violaba pendejos…
LINA
¡Rodri, por favor!
RODRIGO
…pero era un anguila, el muy turro. La única vez que cayó en cana salió a los cuatro
meses, con un compromiso de hacer rehabilitación psicológica. Entonces el viejo lo
mandó a Chacho con uno de los peones. Le arruinaron los huevos a patadas…
RODRIGO
…y le rompieron todos los huesos: fémur, tibia, peroné… (DUDA, PORQUE NO
RECUERDA EL NOMBRE DE LOS HUESOS.) …brazo, antebrazo… El juez se
enteró, y llamó al viejo para protestar. Y el viejo le dijo…
ESTEBAN
(CITANDO CON UNA SONRISA)
37
“Vea el lado bueno…”
RODRIGO
“…vea el lado bueno de las cosas. Usted lo mandó a rehabilitarse de la cabeza. Y yo,
por el mismo precio le hago rehabilitación completa: ¡chapa, pintura, motor y
chasis!”
CHACHO
Buen provecho…
ANA LAURA lo recibe con especial afecto; CHACHO es buen mozo, dentro
de su estilo salvaje, y ANA LAURA no puede con su genio de seductora omnívora.
IGNACIO no se pierde un solo gesto de su intercambio.
ANA LAURA
Chacho, querido. ¿Querés comer algo?
ESTEBAN
(VIENDO A CHACHO)
¿Qué te pasó? ¿Jugaste al rugby en el barro?
CHACHO
(A ANA LAURA)
La verdad es que no tengo hambre. ¡Le agradezco!
CHACHO
38
¿Cómo anda don Rubén?
ANA LAURA
Tirando. Pero es un hombre fuerte. ¿Cuándo lo vas a ir a ver?
CHACHO hace un silencio, dentro del que se cuelan las voces en off de
RODRIGO y ESTEBAN:
CHACHO
…No quería molestar.
ANA LAURA
No seas tonto. ¿Cómo vas a molestar? ¡Vos sos parte de la familia!
RODRIGO
(SATISFECHO)
Es dulce la justicia cuando llega.
IGNACIO
Dejame de joder…
RODRIGO
¿Qué dijiste?
IGNACIO
(A RODRIGO)
Yo tengo una digestión sensible, de veras. ¡Las boludeces me irritan el colon!
39
ANA LAURA se adelanta e intercede, para que la cosa no pase a mayores:
ANA LAURA
¡Nacho, no me parece que…!
IGNACIO
(CORTANDOLA)
Nacho cumplió hace rato los veintiuno. ¡Nacho se cuida solo! (A RODRIGO.) ¿De
veras te parece gracioso lo que contaste? ¿Qué tiene que ver ese horror con la
justicia?
RODRIGO
Si v-v-violasen a tu hija y el tipo sale libre por falta de pruebas, te darías cuenta.
IGNACIO
(MASTICANDO)
Será por eso que no quiero tener hijos. Si no podés cuidarlos, ¿para qué los tenés?
IGNACIO
Pero no me vengas con que eso es justicia. Que el gobernador cometa un delito para
castigar a un delincuente no es una piolada, es una aberración. Si el tipo no respeta
el sistema, ¿qué se puede esperar de los que vienen detrás?
CHACHO
Vos no entendés. La gente es dura, de acá. (SE GOLPEA LA SIEN CON LOS
NUDILLOS.) A veces hay que hacer cosas, para que entiendan.
IGNACIO
Así empezaron todos los criminales, Chacho. Saltaron la barrera una vez y no
pudieron parar. Hoy les matás a uno para que entiendan, como decís vos. Mañana les
matás treinta mil. O seis millones. O invadís Afganistán en nombre de la democracia,
para que entiendan… ¡Vivimos en el reino del revés! ¿Por qué te creés que acá no
hay mafias como las de las películas? Porque el crimen organizado está en manos de
la gente que, en teoría, trabaja a nuestro servicio. Funcionarios. Policías.
Gremialistas. Si le creés a los medios, el lobo es el pobre ladrón boludo que está en la
calle, atacando a la más indefensa de tus ovejas. Pero el verdadero lobo, acá, es el
que está a cargo del rebaño. El presidente de la empresa. El banquero. El comisario.
El gobernador.
40
RODRIGO se pone de pie, como impulsado por un resorte. ANA LAURA y
LINA lo agarran al unísono, tratando de frenarlo. Los chicos abren los ojos,
fascinados: ¡papá le va a pegar a alguien! Pero IGNACIO sigue comiendo como si no
hubiese registrado la reacción: habla para CHACHO, que lo observa con interés
creciente.
IGNACIO
Como el lobo no te mata hoy, la gente ignorante le está agradecida. Pero no se dan
cuenta de que no te perdonó porque te respete, o porque te aprecie. No te mató hoy
porque te está guardando para mañana. Figurás en otra página del menú, y nada
más. Hoy estás acá sentado, chocho de la vida. ¡Pero mañana la oveja podés ser vos!
IGNACIO
(MASTICANDO)
¿Me pasás la sal?
Las luciérnagas vuelan por el parque. Las vemos a través de las ventanas del despacho
de ANGLADA. Al abrirse el cuadro, descubrimos que IGNACIO también está ahí
afuera, fumando un cigarrillo que brilla como una luciérnaga más.
IGNACIO
La verdad es que no sé para qué me educaste. Nada de lo que aprendí me sirvió de
mucho.
IGNACIO
¿En qué quedamos, madre? ¿No me dijiste que no había hecho nada?
41
IGNACIO (EN OFF)
A veces me pregunto qué le viste. Tuviste tantos tipos…
ANA LAURA
Parece brujo…
ANA LAURA
¡Ojalá se te contagiase un poco esa habilidad!
42
La conversación prosigue, pero ahora la registramos desde afuera. IGNACIO da
pitadas profundas y compulsivas a su cigarrillo, mientras ANA LAURA se acerca
para hablarle; cuanto más cerca está físicamente, más se turba IGNACIO.
ANA LAURA
Vos nunca tuviste un padre contra el que rebelarte. A veces pienso que eso es malo,
porque te hace más difícil crecer. Y a veces pienso que es peor, incluso, porque esa
ausencia puede hacer que te agarres con la persona equivocada. Anglada no es ni va
a ser nunca tu padre, obvio. ¡Pero puede ser tu amigo!
IGNACIO
(IRONICO)
Anglada. ¡La respuesta a todas mis plegarias!
ANA LAURA
¿A quién querés engañar, Nacho? Si supieses qué hacer con tu vida… (EXHALA
UNA BOCANADA DE HUMO.) …no estarías acá.
El interior de una casa bajo el agua. Completamente hundida. Las cosas flotan a
media altura: los portarretratos, las sillas, una revista, un chupete…
CHACHO
¿Qué voy a hacer con vos? ¿Qué puedo hacer, decime?
43
SEC 50. INT. FINCA DE ANGLADA / LIVING. NOCHE
En la finca de ANGLADA, el reloj del living –una antigüedad cubierta por una
campana de cristal- señala que son las tres y media de la madrugada. El silencio es
absoluto, a excepción del tic tac.
CHACHO
¿Me puedo quedar a dormir?
PROSTITUTA
Y yo que pensé que ya no te causaba gracia… ¡Durante un momento, creí que te ibas
a quedar dormido en medio del polvo!
CHACHO
Hace días que no pego un ojo.
PROSTITUTA
44
Preocupado por el viejo, pobrecito… ¿Y si se muere, qué pasa?
CHACHO
(MOSQUEANDOSE)
¿Qué decís? Vos no sos más pelotuda porque no tenés tiempo.
PROSTITUTA
¿Qué dije? ¿Qué tiene? Es un hombre grande, ¿o no?
CHACHO
¡Don Rubén es un roble!
PROSTITUTA
Pero esos ataques son jodidos. Y algún día, tarde o temprano…
PROSTITUTA
No te vayas, dale. ¿Adónde vas a ir? ¿Te espera alguien, en tu casa?
PROSTITUTA
Quedate acá. Yo no laburo más esta noche.
CHACHO deja que lo tumbe, con pantalón y todo. Ella se acuesta a su lado y
sigue acunándolo entre sus brazos, con voz de arrullo:
PROSTITUTA
Duerma, mi negrito. Shhh. Que la noche es larga para atravesarla solo.
El día ya clarea en las ventanas del despacho. IGNACIO sigue allí, sentado en el
sillón de ANGLADA, estudiando febrilmente la carpeta de Atlantor. Ahora se fija en
los mapas. El primero, enorme y desplegable, muestra la confluencia de los ríos Verde
y Pinares tal como se ve en la actualidad. El segundo reproduce la misma zona, pero
con el embalse ya construido. Después hay esquemas y dibujos que describen cómo
sería la represa.
Desde el bosque llega al grito de la jabalina; IGNACIO sufre un escalofrío.
45
Por la mañana. Una mano femenina pone un viejo disco de vinilo en un tocadiscos.
Comienza a sonar una gran orquesta.
ANA LAURA estudia la tapa del viejo disco. Es un LP de Sinatra, Songs for
Swinging Lovers. Sonríe. El teléfono comienza a sonar. Deja la tapa y sale de cuadro.
ANA LAURA responde. De fondo sigue la música. El tono de la conversación
es afable, pero debajo se intuye una cierta frialdad.
IGNACIO
¿Quién era?
ANA LAURA
…Hola, bebé. ¿Descansaste?¿Qué querés tomar?
En un monitor, las pulsantes imágenes de una ecografía. En algún sitio, entre esas
manchas grises hay un bebé de palpitante corazón.
MEDICA
Los análisis salieron perfectos.
RAFAELA
¿Pero no hay posibilidad de que todo esté bien y en algún momento empiece a ir mal?
MEDICA
Cómo haber… ¿Pero por qué te preocupa tanto? Los otros cuatro que tuviste…
46
RAFAELA
Con mi familia nunca se sabe. Corren cosas raras, por nuestra sangre.
La MEDICA, que sabe que RAFAELA es hija del gobernador, la mira con
curiosidad y en silencio. De inmediato RAFAELA trata de distraerla con un
argumento algo más científico:
RAFAELA
¡…Además me saqué una radiografía de la muela, cuando no sabía que estaba
embarazada!
MEDICA
Si hubiese algún efecto de la radiación, ya lo habríamos notado.
RAFAELA voltea la cara, evitando ver la pantalla. Sus ojos están húmedos.
RAFAELA
Tengo miedo de parir un monstruo.
Un terreno pelado, puro desierto. Por fundido aparece una camioneta con logo oficial
de la gobernación. Sus ocupantes clavan el cartel del Plan de Viviendas (que incluye
el dibujo de cómo quedaría el barrio una vez terminado) en medio de la nada y
después se desvanecen en el aire. Un nuevo fundido hace aparecer a un montón de
empleados de la gobernación: arman una tarima, conectan un equipo de sonido,
despliegan sillas, plantan una bandera argentina y también se desvanecen.
Un nuevo fundido nos ubica en el acto inaugural del Plan de Viviendas. Sobre
la estructura ya plantada aparecen RODRIGO, ANA LAURA y los funcionarios
menores y figurantes ansiosos por salir en fotos y TV. Delante de ellos aparecen las
cámaras, formando un cordón que separa a los funcionarios de los presuntos
beneficiarios del Plan. Y detrás de las cámaras, la gente, que ha llegado en micros
alquilados para la ocasión. A todos ellos se les ha entregado cotillón ad hoc:
banderitas, maracas, silbatos, carteles con el retrato de ANGLADA y hasta caretas de
plástico con su rostro, que los niños disfrutan especialmente. En el fondo han
aparecido también media docena de camiones cargados con ladrillos, vigas de madera
y hierro, arena y bolsas de cemento.
Al frente de la tarima, y hablando por un micrófono conectado al defectuoso
sistema de sonido, RODRIGO da el discurso inaugural del Plan de Viviendas.
RODRIGO
En nombre del gobernador en ejercicio, don Aníbal Anglada, quiero dejar inaug-g-g-
g…
RODRIGO
…quiero dar por empezado aquí el plan de viviendas, cuyo objetivo es levantar…
47
IGNACIO aparece entonces en el acto, mezclándose entre la gente. Desde la
tarima ANA LAURA lo ve, y le hace señas para que suba. IGNACIO, que ni siquiera
se ha vestido de traje, se niega de plano.
RODRIGO
A pesar de la enfermedad que aqueja a nuestro gobernador electo, don Rubén
Anselmo Anglada, queremos que sepan que no vamos a bajar los brazos. ¡Los
Anglada cumplimos con la palabra empeñada!
RODRIGO
¡…el momento por todos esperado, en que nuestro Plan de Viviendas deja de ser una
promesa, para convertirse en una realidad palpable y material!
ANA LAURA
Qué sorpresa, verte por acá.
IGNACIO
Siempre me gustó el circo. Vos no lo sabés porque nunca me llevaste.
ANA LAURA
Pobre víctima. ¡Mi corazón se desgarra!
IGNACIO
(VIENDO EN DERREDOR)
¿Y ahora qué? ¿Cómo sigue el Super Plan Anglada de Viviendas Baratas para Gente
Idem? Porque los materiales los descargaron, pero cuadrillas yo no veo. Y no
pensarán dejar todo esto a la intemperie: ¡se les va a arruinar!
ANA LAURA
A mí no me preguntes. Yo soy la mujer de Anglada, nomás. ¡Una figurita decorativa!
48
FOTOGRAFO
A ver, miramos todos a la cámara, es un segundito, nomás.
RODRIGO
¿Cómo que no? ¿Y dónde mierda están, entonces?
RODRIGO agarra a ESTEBAN del brazo y camina hacia el auto oficial negro.
El FOTOGRAFO y las familias quedaron atrás, esperando la foto que ya no se
tomará.
ESTEBAN
Yo creo que siguen acá. Se deben haber guardado para que no los presionemos,
mientras hacen tiempo a ver qué pasa con tu viejo.
RODRIGO
¿Pero dónde?
ESTEBAN
La pregunta del millón.
RODRIGO
Que los sigan buscando, entonces. No puede ser tan difícil. ¡Son dos franceses en
medio de la nada!
Cuando mira adentro del auto, antes de sentarse, RODRIGO descubre allí a
ANA LAURA, primorosamente acomodada en el asiento trasero y sonriendo como si
nada.
IGNACIO, que se ha quedado, se acerca a la pila de ladrillos entre la que
juegan los críos. Cuando recoge uno, advierte que lleva inscripta a fuego la palabra
ANGLADA.
49
En la televisión encendida, un documental sobre lobos del Artico. El volumen está
bajo.
En su oficinita, CHACHO se ha quedado dormido sobre la silla. (El lugar está
lleno de posters proselitistas de ANGLADA; los más nuevos reclaman su reelección.)
TITO también está dormido, sólo que encima de un sofá; ronca con ganas, la boca
abierta de par en par. Tiene curitas en la palma de las dos manos.
LEPES agarra el control remoto y cambia de canal. Va a dar a un videoclip. La
música, más estridente que el locutor del documental, despierta a CHACHO.
CHACHO
(SOMNOLIENTO, A MODO DE PROTESTA)
Estoy viendo, che.
LEPES
¿Cómo se portó la criatura?
CHACHO
Bastante bien, para tratarse del debut.
LEPES
Le daba cosa, el viejo.
CHACHO
A todos nos daba cosa.
LEPES
Qué se le va a hacer… Las deudas se pagan en vida, como quien dice.
CHACHO
Mirá quén habla.
LEPES
(ATAJANDOSE)
Quedate tranquilo, Chacho, que estoy en eso.
CHACHO
Lo que vos tenés que hacer está claro: ¡más laburo y menos paja!
CHACHO
50
(SORPRENDIDO)
¡Qué sorpresa!
IGNACIO
Me perdí.
CHACHO
Vos tendrías que meter mano, acá.
IGNACIO
Yo no sé nada de ladrillos.
CHACHO
Pero sos ingeniero. Le vendrías bien a la fábrica, que está llena de negros cabeza
como yo.
CHACHO
Espérenme en la oficina. ¡Enseguida voy!
IGNACIO
Tenés dos Sancho Panzas, a falta de uno.
CHACHO
Armamos equipos de trabajo de a dos hombres, para cada función. Don Rubén dice:
un hombre solo siempre es medio hombre.
IGNACIO
¿Y Rubén le da bola a la fábrica, o…?
CHACHO
No, don Rubén está en otra. La conserva por cariño, como un bien de familia. Yo
hago lo que puedo. Acá la gente es vaga, los negros trabajan lo menos posible y
chorean lo más posible. ¡Después se quejan! Yo era como ellos, les digo. Y si hoy
tengo algo, se lo debo a don Rubén. Me enseñó todo lo que sé. (SONRIENDO.) ¡Es
un lobo muy bueno!
51
IGNACIO
(SONRIENDO)
¿Seguís ofendido por lo del otro día?
CHACHO
No, no me ofendí. ¡Lo que no deja de sorprenderme, te juro! Nunca había visto las
cosas de esa forma. Puestas de ese modo. Como vos lo dijiste.
IGNACIO
No quise ofender. No mucho, por lo menos. Rubén no es distinto de tantos otros que
están en el poder, que aman el poder. ¡Quién sabe lo que haría uno, en su lugar!
CHACHO
Será medio lobo, pero es buen padre, también. Y buen patrón. ¡Y buen marido!
IGNACIO
Es mejor que yo, en ese caso. ¡Yo ni siquiera soy buen hijo!
CHACHO
¿Estás seguro de que no te puedo conchabar para la fábrica?
IGNACIO
(BROMEANDO)
Todo hombre tiene su precio.
CHACHO
Don Rubén lo dice siempre. ¡Todo el mundo tiene un precio! (HACE UN GESTO
CON LOS DEDOS, SIGNIFICANDO DINERO.) En contante… (HACE UN
GESTO CON LOS DEDOS, COMO SI SE CORTASE EL CUELLO.) ¡…o en
sonante!
Una vez afuera, IGNACIO y CHACHO se inclinan sobre el capot de la camioneta del
primero, donde IGNACIO ha desplegado un mapa de la zona. Sobre ese plano
CHACHO le indica a IGNACIO cómo llegar a un sitio específico.
CHACHO
…serán cinco kilómetros, como mucho. Hay mojones con el kilometraje. ¡Si llevás la
cuenta, no te podés perder!
IGNACIO
¿Qué sentido tiene levantar un barrio que va a quedar debajo de las aguas de un
dique?
CHACHO
Ninguno. ¿Quién haría semejante huevada?
IGNACIO
52
El pueblito del Plan de Viviendas queda acá, ¿o me equivoco?
CHACHO
…más o menos, sí.
IGNACIO
Rubén está negociando un dique, con los franceses, que cubriría esta zona.
Con un lápiz, IGNACIO va grisando una zona entre ambos ríos. La cruz del
pueblito del Plan queda debajo del grisado.
CHACHO se encoge de hombros y sonríe. Está tratando de no hacerse cargo
de la cuestión, aunque no puede evitar sentir una ligera inquietud.
CHACHO
Yo no sé nada. ¡Yo trabajo para don Rubén, nomás!
ANA LAURA
(AL CUSTODIO)
Vaya, nomás. ¡No pasó nada!
ANA LAURA
¿Qué hacés?
ANGLADA
(ININTELIGIBLE)
¡…vo al mañ…!
ANA LAURA
53
No, no podés ir solo al baño. ¿No ves que tenés conectado el suero?
ANA LAURA
Sentate derecho, dale.
ANA LAURA
¿Sabías que los franceses desaparecieron? Rodrigo los está buscando por cielo y
tierra.
ANGLADA no parece sentir interés por lo que ANA LAURA cuenta. Pero
ella insiste, mientras levanta las sábanas y mete la chata debajo de las piernas de
ANGLADA.
ANA LAURA
¿Dónde pueden estar? Yo le pregunté a Lola, que sabe vida y obra de cada finca,
pero me dijo que no había oído nada. …Casi prefiero que Rodrigo no los encuentre,
mirá. Me da miedo que meta la pata. Ese hijo tuyo…
Pero ANGLADA no parece haber oído una palabra de las de ANA LAURA.
Se lo ve perdido en sus propio mundo, enajenado por la enfermedad y la química.
ANA LAURA repara en este estado y habla casi para sí, en un tono de gran intimidad:
ANA LAURA
¿Y dónde estás vos, ahora? Antes no se te escapaba una, Rubén. No podés dejarme
sola. Todavía no… (MOLESTA POR LA FALTA DE RESPUESTA.) ¿Me estás
oyendo?
ANA LAURA
(RESIGNADA)
Dale, meá. Yo te ayudo. (PICARA.) Si querés, hasta te la puedo sacudir.
54
nada que desprecie más en un hombre que la debilidad. Con esfuerzo, palmea la
espalda del viejo y le dice, tratando (muy mal) de sonar consoladora:
ANA LAURA
Te vas a poner bien, ya lo dijo el doctor. ¡Tenés que ser fuerte, nomás!
IGNACIO
Buenos días. Le pido mil disculpas. ¿Por casualidad no tendrá un poco de agua
destilada? El motor de mi camioneta se recalentó. ¡Me quedé varado acá nomás!
PAISANO
Qué barbaridad. A ver, déjeme pensar… ¡Pero pase, pase!
PAISANO
¿Quiere algo de tomar?
IGNACIO
Un poco de agua, nomás.
PAISANO
Le ofrecería otra cosa, pero ahora no tengo. ¡Me toca ir al pueblo, hoy! (LE DA LA
TAZA.) Si quiere más, digamé. Agua sí tengo. (SONRIE.) ¡Es lo único que nos
sobra!
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consecuencia del pulso que late en su mano. (Y que oímos en la banda sonora, un
latido claro y distinto.)
IGNACIO deja el agua y agarra la carpeta que se había puesto bajo el brazo.
Esta vez ignora los mapas y se concentra en el texto del contrato. Lee con atención.
IGNACIO
Me dijeron que estabas acá.
ANA LAURA
¿Dónde te habías metido? Te busqué para el brindis, después de la inauguración.
IGNACIO
¿Vos sabías que ese barrio va a quedar bajo el agua, cuando los franceses levanten
la represa?
IGNACIO
Pero eso no es lo mejor. ¿A que no sabés cuál es la última de tu marido?
ANA LAURA se alarma. Abre la boca para decir algo, pero IGNACIO sigue:
IGNACIO
Si el contrato se firma… (MOSTRANDOLE EL INTERIOR DE LA CARPETA.) …y
Rubén ya lo inicialó, como podés ver… le va a entregar a los franceses la cuenca
hidrográfica de la provincia. ¡Van a ser los dueños de toda el agua!
IGNACIO
…Rubén. Qué bueno, verlo levantado. ¡Le contaba a mamá lo del dique!
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ANA LAURA
¿Qué hay de malo con vender hoy lo que mañana te van a sacar, de todas formas?
ANA LAURA
Rubén lo dice siempre. Tarde o temprano, los chinos van a necesitar agua. Y en ese
momento no van a pedir permiso. Nos van a pasar por arriba. ¿Cuál es el problema
de cobrar una compensación, ahora que hay alguien dispuesto a pagarla?
IGNACIO
(ASOMBRADO)
Mirala, a la figurita decorativa…
ANA LAURA
Nadie llega ingenuo a mi edad.
ANGLADA
Dejame.
IGNACIO
…Sí, mejor. ¡Ya me voy!
ANGLADA
¡Dejame!
ANGLADA
Todo lo que quiero… es que mi gente esté protegida, cuando llegue la hora.
57
ANGLADA
Si ese es mi pecado… ¡soy culpable!
Funde a negro.
TURINI, el peón a cargo del hangar, viene a caballo por la banquina de una ruta,
debajo de la lluvia; la cámara va delante suyo, registrando su avance lento. Está
borracho. Se balancea sobre la montura, canta entre dientes. (El color de la escena es
artificialmente dorado; con el correr de los segundos virará a una tonalidad más
naturalista.)
Sobre esa imagen aparece el título del nuevo capítulo:
Un cementerio de pueblo; la lluvia ha parado. Dos figuras avanzan entre las lápidas,
iluminando su andar con un sol de noche y una linterna. La figura que marcha al
frente es la de CHACHO, que carga sobre su hombro el cuerpo inerte de TURINI;
lleva la linterna en su mano libre. Detrás suyo va TITO, con el sol de noche y un par
de palas.
CHACHO se detiene delante de una cruz, a la que ilumina. La inscripción dice
Josefina Garayoa, 1936-1976, R.I.P. CHACHO duda un instante pero finalmente se
decide y descarga sobre el suelo el cuerpo de TURINI, cuya cabeza está cubierta de
sangre todavía húmeda. (La sangre es negra.)
CHACHO
Empezá vos.
TITO
¿Acá mismo?
CHACHO
Así se matan dos pájaros de un tiro. ¿Quién va a buscar a Turini en la tumba de
otro?
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Esa imagen se funde con la de una de las estatuas del cementerio. Ha pasado
un tiempo y TITO está avanzado en su pozo. De repente su pala choca contra un tope.
TITO
Me parece que acá hay algo.
TITO
¡Esa no es una mujer!
CHACHO
Ya me parecía a mí. ¡Esta tumba ya tiene yapa! ¡Me sonaba, la Josefina esta!
CHACHO empieza a mirar las tumbas que tiene más próximas, hasta que
señala una coronada por una lápida de mármol.
CHACHO
Esa. ¿Le das?
TITO asiente con un gesto de dolor, saliendo del pozo pala en mano.
CHACHO lo detiene y le mira las manos; sangran,
CHACHO
Dejá. Sigo yo.
TITO
Parece inofensivo, el viejo.
CHACHO
¿Sabés qué hacen los animales cuando uno de la manada pone en riesgo a los
demás?
CHACHO
(SORPRENDIDO)
¿Vos no ves la tele? Hay canales que pasan documentales todo el tiempo, día y noche.
TITO
Yo no veo mucha tele. Veo fútbol, nomás.
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CHACHO
Cuando uno de la manada complica a los demás, lo matan o abandonan. No se
pueden joder todos por culpa de uno. Y eso es lo que hizo Turini. Nos jodió a todos.
TITO
En una época veía esa serie de la playa, la de los guardavidas. Me gustaba la rubia
que corría en cámara lenta. ¿Cómo se llamaba, la rubia?
CHACHO
Los programas que yo te digo los dan por cable.
TITO
Lepes tiene cable.
CHACHO
Decile que te muestre. No sé en qué canal están, cuarenta y pico, cincuenta y pico...
TITO
Lepes ve Fashion TV.
TITO
(ACLARANDO)
Por las minitas.
CHACHO
Ayudame.
TITO obedece. Entre los dos arrojan a TURINI dentro del pozo abierto.
Después CHACHO arroja paladas para taparlo. TITO lo ayuda con los pies.
CHACHO
Lepes tiene que cortarla con los burros, a ver si le hablás. ¡Tiene más deudas que
poros! Si no hace buena letra, le voy a dar una patada en el orto… ¡y va a volver a
correr la coneja!
TITO
Lepes tiene el canal de Playboy.
TITO se cubre la boca con una mano, incapaz de frenar sus infidencias.
CHACHO
¿Sabés cómo se le dice a la gente que habla demasiado?
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TURINI (EN OFF)
Pamela Anderson.
CHACHO
Turini, la concha de tu madre… ¿Qué hacés?
TURINI
La rubia de la serie. ¿No se llama así?
CHACHO
Vos estás en pedo, todavía.
TURINI
Disculpemé, patroncito.
TURINI
Eh, che. ¡Así no se puede!
CHACHO
(A TURINI)
Dormí de una vez y dejate de joder. ¡Y saludos a don Gómez!
TURINI
¿Quién mierda es don Gómez?
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5. La red
Al volante de la camioneta, IGNACIO espera que le den acceso a una casa señorial
ubicada en plena montaña. La camioneta está detenida delante de la enorme reja de la
entrada principal. Dentro de la garita de seguridad, el GUARDIA habla por teléfono.
IGNACIO avanza a pie por el enorme jardín de la casa: ligustrinas, pinos enanos,
canteros, cargando un pequeño ataché. Viste camisa y jean, como siempre, pero se ha
echado encima un saco sport, tratando de sugerir una mayor formalidad.
Al final del senderito de grava divisa a un hombre viejo, sentado en un banco
de piedra, el cuerpo quieto y la vista perdida entre los arbustos. A su lado hay un tubo
de oxígeno, conectado a la máscara que el viejo sostiene sobre su nariz y boca; un
sonido asmático. El hombre es más anciano que ANGLADA, pero se le parece
físicamente. IGNACIO se sienta a su lado.
IGNACIO
¿Aníbal? Yo soy Ignacio, el hijo de Ana Laura. La mujer de Rubén. ¿Se acuerda de
mí? Nos vimos un par de veces, hace cinco, seis años…
IGNACIO
Ahora que Rubén está enfermo y usted ejerce la gobernación…
ANIBAL
¿Dónde firmo?
IGNACIO
No, no quiero que firme nada. Pero sí quería contarle…
ANIBAL
(INSISTIENDO)
¿Dónde firmo?
IGNACIO
(INCOMODO)
…Está este proyecto de la represa con los franceses. Como ahora va a quedar a su
firma, quería asegurarme de que entienda bien de qué se trata. (ABRIENDO LA
CARPETA EN UNA PAGINA MARCADA.) La letra chica es engañosa. Lo que se
juega acá no es la represa, es mucho más. (MOSTRANDOLE LA PAGINA.) Vea.
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Pero en lugar de ver o leer, ANIBAL se limita a garabatear una firma encima
de la página, allí donde cae la punta de su bolígrafo.
IGNACIO retira la carpeta de inmediato, sin entender.
IGNACIO
¡No, no…!
ANIBAL
Yo firmo y me dejan en paz. ¡Es muy fácil! Firmo y me dejan en paz.
ANIBAL
Va a llover, ¿no le parece? Llueve y me medican. La medicación adecuada es la
única garantía. ¿Dónde firmo?
Vencido, IGNACIO deja que ANIBAL firme otra vez sobre el papel de la
carpeta.
ANIBAL
Cada trazo es un hilo. ¡El hilo me sostiene!
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psicótico de Aníbal, o de los antecedentes de locura en la familia. ¡Pero los hechos
son los hechos!
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Un relámpago ilumina el cartel del Plan de Viviendas, revelando el dibujo del barrio
tal como quedaría una vez terminado.
CHACHO llega a la explanada debajo de la lluvia. Detiene la camioneta. A
través del limpiaparabrisas, advierte primero que se han llevado casi todos los
materiales –vigas, ladrillos, varas de hierro- y después ve que hay gente revisando
entre los despojos, a pesar de la lluvia.
Baja de la camioneta y encara a la persona que encuentra más cerca. Es un
CARTONERO, que empuja con dificultad un carrito en el que ha cargado unos pocos
ladrillos y un par de vigas de hierro. A su lado va su hijo, un NENE pequeñito, quizá
demasiado pequeñito para su edad real.
CHACHO
¿Qué hacés?
CHACHO
¿Por qué se están choreando todo? ¡No ves que son materiales para el Plan de
Vivienda? ¡Para construir tu propia casa! ¿Cómo te la van a levantar, si vos mismo
te afanás los ladrillos? ¿O me vas a decir que vos la vas a construír mejor, ahora?
NENE
¿No quiere comprar?
En la habitación del hospital. HASSAN sigue hablando por la TV. Sobre la mesita, los
restos de la manzana manchada de sangre; parece cortada a hachazos.
ANGLADA mira la TV con gesto torvo. Tiene los labios manchados de rojo,
la sangre de su dedo que tiñó la manzana y luego su boca; parece una fiera salvaje.
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Un plano con grúa nos muestra a CHACHO, ahora solo, que contempla la desolación
del paisaje. El agua de la lluvia circula por encima del terreno, en mínimos cauces que
se parecen a los tientos de una red.
PP de una mano que aprieta una bomba de goma: el MEDICO toma la presión de
ANGLADA, sobre su brazo izquierdo. (ANGLADA tiene una curita en el dedo.)
El gobernador está sentado en el silloncito de su habitación del hospital. Su
mano sana se aferra al pie metálico del suero; parece un rey en su trono. Además del
MEDICO, en la habitación están RODRIGO, que ocupa una silla, y a un costado
ESTEBAN, que permanece de pie.
MEDICO
(CONTROLANDO LA PRESION)
…Un milagro, realmente. ¡Está hecho un pibe! ¿Está hablando mejor, o me parece a
mí? (ALUDIENDO A LAS VISITAS.) Lo vi de gran palique, acá…
ANGLADA
(PICARO)
A veces me hago el chancho rengo. ¡No sabe cómo se confía, la gente, cuando piensa
que uno es medio bobo!
MEDICO
Lo veo mañana, entonces. (A RODRIGO.) Se lo dije a él y se lo digo a usted: ¡nada
de política! ¡La política es mala para la salud!
ANGLADA
La política es mala para todos… ¡salvo para los políticos!
MEDICO
(RIENDO)
¡Hasta mañana!
ANGLADA
¿Preguntaste en Buenos Aires?
RODRIGO
No están, seguro.
ANGLADA
¿No se habrán vuelto a París?
RODRIGO
No, ya preguntamos en Ezeiza y no salieron.
66
ANGLADA
¿Los hoteles, las fincas?
RODRIGO
Ya te lo dije, preguntamos en todas partes.
ANGLADA
¿Quién está controlando a Luján?
ANGLADA
Si no encontrás a los franceses, lo lógico es que vigiles al que los esconde. ¿Y quién
es el primero es beneficiarse si yo quedo fuera de carrera?
ANGLADA
Si me saca del medio, el negocio con los franceses lo hace él solo. Se queda con la
provincia y con la torta. (A RODRIGO.) ¡Ayudame!
ANGLADA
(A RODRIGO)
Y vos que andás siempre en la noche, preguntá por ahí. Si Luján los tiene guardados,
va a tener que entretenerlos de alguna forma.
ANGLADA
¿Qué están esperando?
ANGLADA
Nene.
ANGLADA
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Apenas sepas de ellos, me avisás. Venís, me llamás, como prefieras. Pero no te hagas
el vivo, no te cortes solo. Los franceses son delicados. Como animalitos de cristal.
¡No pretendas manejarlos con tus manos de oso!
Sigue la canción. Del otro lado el espejo es un vidrio, a través del cual vemos al
HOMBRE asegurándose la corbata. El vidrio separa la sala de espera de una suerte de
cuarto de vigilancia, donde un GUARDIA privado controla que nadie se desmadre. El
GUARDIA está hablando con LEPES (no oímos nada más que la canción), que le
enseña una foto. Niega con la cabeza: no, no ha visto a los tipos de la foto.
Es la foto de la cacería, donde se ve a BEINEIX, LAGRANGE y el
TRADUCTOR delante del jabalí muerto, con sus caras de susto.
Sigue la canción. La foto abre al BARMAN de un strip club, que la tiene entre manos.
El tipo también niega reconocer a los hombres de la foto. De fondo vemos a una
STRIPPER sobre el escenario, danzando alrededor de un poste.
Sigue la canción. Frustrado ante la falta de pistas, y atrapado en mitad de una partida
de solitario, RODRIGO cuelga el teléfono.
Sigue la canción. Estamos en una sala de juegos clandestina, oscura y llena de humo.
La foto de los franceses y el jabalí es colocada encima del tapete verde de una mesa.
Los JUGADORES estiran sus cogotes para verla bien, pero no reconocen a nadie.
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SEC 83. INT / EXT. CAMIONETA DE LEPES. NOCHE
Sigue la canción. LEPES conduce su camioneta por las calles de la ciudad. Pasa por
delante de un boliche bailable de cuarta, lleno de gente semiborracha en la puerta, y se
detiene más allá, al llegar a la esquina donde divisa a aquel que busca. Hace luces tres
veces. El DEALER que estaba apostado en la entrada de una casa apura su
transacción y se aproxima a la camioneta. Se saludan efusivamente.
RODRIGO
(SONRIENDO)
El viejo tenía razón. ¡Como siempre!
RODRIGO
…Dejá, le aviso yo.
6. La traición
Estamos en una casa de fin de semana que LUJAN posee en la montaña. Los
ventanales del living se abren a una espectacular vista del valle. (Que ahora, en plena
69
noche, es apenas un rosario de luces.) LUJAN ha montado un espectáculo para sus
huéspedes: además del TRAVESTI hay STRIPPERS esperando su turno y un DJ a
cargo de la música y hasta una QUIROMANTICA que echa las cartas con una
serpiente amarilla enroscada en su cuello; todo contribuye a la sensación general de
decadencia casi circense. Tanto BEINEIX como LAGRANGE están rodeados de
mujeres, prostitutas contratadas para amenizarles la estadía. El otro conocido que
forma parte de la fiesta es el TRADUCTOR, que también ligó con una de las mujeres.
El TRAVESTI se mueve entre ellos, micrófono en mano, jugando con su boa de
plumas.
TRADUCTOR
This is like your own, personal Moulin Rouge!
POLICIA 1 (JOVEN)
Buenas noches. ¿Ustedes están en este auto? Este vehículo está en contravención.
CHOFER
Tengo todos los papeles en regla, vea…
POLICIA 1 (JOVEN)
Documentos, por favor.
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TRADUCTOR
¡Estos señores son extranjeros!
POLICIA 1 (JOVEN)
Con más razón, entonces.
POLICIA 1 (JOVEN)
Para mí que es falso. ¡Voy a tener que verificarlo!
En ese instante sale BEINEIX, todavía alegre y con la boa del TRAVESTI
enganchada en su cuello. No entiende bien qué ocurre, pero ve que el POLICIA se
guarda el pasaporte de LAGRANGE y se pone pálido.
BEINEIX
Mais, qu’est-ce que…
TRADUCTOR
¡Usted no puede hacer eso!
POLICIA 1 (JOVEN)
(AL TRADUCTOR)
Los documentos quedan retenidos. Llamen a la seccional en veinticuatro horas, a ver
si para entonces está listo el trámite. (PAUSA; AMENAZANTE, A LOS
FRANCESES.) En esta provincia hacemos las cosas en serio. ¡No nos gusta que nos
tomen por negros!
BEINEIX
(GRITANDO)
¡Tu no pouvez! The passport is…! Document! C’est important, sacré! ¡Yo voy
telephoner l’Embassade!
Los dos POLICIAS se cagan de risa. El POLICIA 2 mete segunda y acelera, sin
percibir que la gente que quedó detrás (el TRADUCTOR, LAGRANGE, los
71
MATONES) empieza a gritar como loca y a hacer señas mientras corre hacia el auto
que se aleja.
POLICIA 1 (JOVEN)
(RIENDO, MIENTRAS MIRA EL PASAPORTE)
¡Qué pelotudos!
POLICIA 2
(BURLANDOSE DEL TRADUCTOR)
“¡Usted no puede hacer eso!” (IMITANDO EL GESTO DEL GOLPE.) ¡Bam!
POLICIA 1 (JOVEN)
¿Y a éstos qué les pasa?
POLICIA 3
¡Frená, boludo, frená!
POLICIA 1 (JOVEN)
¿Qué es eso? (DESESPERANDO.) ¡Qué es eso, loco, qué es!
72
RODRIGO es la viva imagen de la derrota. Está sentado sobre una banqueta alta en
medio de la cocina, casi como si fuese el banquillo del acusado. Viste un jogging
medio sucio; la barba de días agrega espesor a su imagen de abandono. Cuando habla,
su voz suena empañada por un dolor profundo.
RODRIGO
No me quiere ni ver. Me manda decir cosas a través de Esteban, o de Ana Laura. He
hecho un esfuerzo tan grande para ser su hijo… algo que debería ser tan natural…
porque soy su hijo por el simple hecho de haber nacido, ¿o no?
RODRIGO
…pero yo puse tanta energía en ser su hijo, que no pude ser ninguna otra cosa… y
ahora no soy nada.
RAFAELA
No digas eso. El te quiere. A su manera. Como nos quiere a todos.
RAFAELA
Bastante bien salió, para venir de la familia de que viene… Nadie le enseñó a querer.
¿Cómo querés que…?
RODRIGO sigue besándola, con una efusión casi incestuosa. RAFAELA trata
de apartarse, pero RODRIGO la está abrazando.
RAFAELA
Pará, Rodri... ¿Qué hacés? ¡Por favor!
RAFAELA
¿Qué hacen acá? ¿No les tengo dicho…? ¡En la cocina no se juega!
ESTEBAN está sentado en una sala de espera, la antesala del despacho de LUJAN en
su carácter de presidente de la Cámara de Diputados. La sala está vacía a excepción
de ESTEBAN y de la SECRETARIA de LUJAN, acomodada detrás de un escritorio
73
decimonónico. Todo el ambiente apuesta al clasicismo por la vía del exceso, desde las
molduras hasta las sillas.
ESTEBAN está harto de esperar. Para colmo LUJAN abre la puerta de su
despacho, deja salir a sus visitantes y vuelve a encerrarse.
Dispuesto a no tolerar más, ESTEBAN se levanta y encara a la
SECRETARIA:
ESTEBAN
Decile que me tuve que ir. Que no tengo más tiempo.
ESTEBAN
El gobernador te quiere ver.
LUJAN
¿Qué gobernador? ¿Aníbal?
ESTEBAN
No te hagás el boludo.
LUJAN
No sé si tendré tiempo. (HOJEANDO EL CALENDARIO.) Mi agenda está jodida, en
estos días. Estoy tratando de arreglar el quilombo que armó Rodriguito. Como vos
sabés bien, ese es un trabajo full time.
LUJAN se quita los anteojos y los deja sobre el escritorio. Entonces se echa
hacia atrás en su sillón, contemplando a ESTEBAN.
LUJAN
Me pidieron quince veces que fuese a Buenos Aires, pero le estoy dando largas.
¿Quién quiere poner la cabeza en la boca del león?
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ESTEBAN
Si querés evitar el mordisco, hablá con Anglada.
LUJAN
Eso sería cambiar un león por otro.
ESTEBAN
Sentate a hablar con el viejo, en serio. ¡Por el bien de todos! Ninguno de los dos va a
arreglar este bardo por sí solo.
LUJAN
Arreglá el encuentro. (ESTRECHA LA MANO DE ESTEBAN.) Que sea en un lugar
discreto. No quiero prensa, ni alcahuetes de Buenos Aires. Esto es entre el viejo y yo.
LUJAN
Siempre fuiste un tipo con visión de futuro. ¿Qué hacés trabajando para un tipo que
no lo tiene?
IGNACIO está parado en una esquina céntrica de la ciudad, por la que pasan muchos
vehículos todo el tiempo. Se lo ve nervioso. Su mirada salta de uno a otro lado. Tiene
los brazos cruzados, protegiendo contra su pecho la carpeta de Atlantor.
Una camioneta negra 4x4 frena a su altura. La puerta trasera se abre.
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IGNACIO (EN OFF)
Frío frío.
HASSAN
¿Y por qué hacés esto, entonces?
IGNACIO
Decime, ¿para quién jugás, vos, en la provincia?
HASSAN
Yo tengo una empresa, Ignacio. Las empresas existen para ganar plata.
IGNACIO
Si yo te facilitara un material que podés usar contra Anglada… ¿lo usarías?
HASSAN
Depende. Tendría que ver de qué modo me beneficia.
IGNACIO
Yo te vi en la televisión, el otro día. ¡Le diste durísimo!
HASSAN
Fue una jugada de ajedrez. Moví porque me sentía seguro.
IGNACIO
Moviste porque jugás para la oposición.
HASSAN
Eso es lo increíble de este país, Ignacio. La oposición no existe. ¡El peor enemigo es
el que tenés en casa! Mirate a vos, por caso. Al principio creí que te mandaba
Anglada para hacerme una cámara oculta. Justo a mí, que prácticamente inventé el
rubro… Hay unas cámaras nuevas que son como botoncitos. ¡Por suerte nadie usa
botones en la espalda!
HASSAN
Pero ahora… No entiendo qué te traés bajo el poncho. A cualquiera en tu situación le
convendría que Anglada siga arriba, ¿o no? Lo tuyo es raro, no me lo niegues… ¿Por
qué lo hacés, si no es por guita? ¿Para vengarte del negro que te robó a tu mami? ¡Si
querés joderlo a Anglada contale lo de tu vieja con el guardaespaldas!
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Como HASSAN está a sus espaldas, IGNACIO no disimula su expresión de
sorpresa. ¿Su madre traiciona a ANGLADA? Necesita saber más…
IGNACIO
¿De qué estás hablando?
HASSAN
(SABOREANDO SU PODER)
Yo lo escuché varias veces, ya. Parece que tu madre tiene onda con uno de los gorilas
que Anglada contrató hace poco.
IGNACIO
Yo no vine acá a hablar de mi madre.
HASSAN
Pensalo bien, Ignacio. Una cosa es hacerle una putada al viejo para que le reviente el
hígado, y otra muy distinta meterse con sus negocios. Esta gente no es como nosotros.
Razonan de otra forma. Nosotros vemos límites que ellos no ven. ¡Son capaces de
todo!
HASSAN
Ahora, si todavía así insistís… ¿Qué me estás ofreciendo? ¿Es eso que tenés ahí?
IGNACIO
¿Qué? …No. Nada que ver. (SONRIENDO CON AMARGURA.) ¡Ni siquiera los
nenes de mamá somos tan estúpidos! …Tenés razón, lo voy a pensar. Cualquier cosa
yo te llamo. Dejame salir. (PAUSA; HASSAN NI SE MUEVE.) ¡Dejame salir!
77
ANGLADA
Acá no se fuma.
LUJAN
(PITANDO)
Yo no escucho quejas.
ANGLADA
Yo sí. (TOCANDOSE LA SIEN CON UN DEDO.) Acá adentro.
LUJAN
Se lo ve mejor.
ANGLADA
Estoy mejor. (ALUDIENDO A LOS MUERTOS.) Mejor que éstos, por lo menos.
LUJAN
No se puede quejar. Flor de ataque que tuvo, y mírese ahora.
ANGLADA
No fue un ataque. Los médicos no entienden. Tuve una visión, nomás.
LUJAN
(DIVERTIDO; LO CREE GAGA)
¿Ah, sí?
ANGLADA
Fue como si abriesen una cortina delante de mi nariz. ¿Y sabés lo que vi, lo que había
detrás? El tiempo. Todo el tiempo. Todo junto. El principio, el final. Ya sé cómo voy a
morir, y cuándo. Sé quién va a estar conmigo, en esa hora, y quién no.
LUJAN
(IRONICO)
Debe haberme visto, entonces.
ANGLADA
Vi tu muerte, eso seguro.
78
ANGLADA deja caer la sábana nuevamente y mira a LUJAN.
ANGLADA
¿Querés que te cuente?
LUJAN
Lástima que no vio todo eso a tiempo. Podría haber evitado el cagadón que se mandó
Rodrigo.
ANGLADA
Nadie puede escapar a su naturaleza. Ni siquiera vos.
LUJAN
¿Vamos a hablar de lo que importa o no? (PAUSA.) Si seguimos así, vamos a perder
todos.
ANGLADA
(ASINTIENDO)
Vos sentá a los franceses en la mesa…
LUJAN
Eran dos, pero me quedó uno y tres cuartos, nomás.
ANGLADA
…sentá a uno, a cinco o a medio, pero sentalo, y yo te meto en el negocio.
LUJAN
No va a ser tan fácil. Esta gente tiene la peor impresión de nosotros. ¡Se piensan que
somos salvajes!
ANGLADA
Ellos no son mejores. Vienen por codicia, ¿o qué te creías? ¡Acá ganan lo que no
pueden ganar en ninguna otra parte! Antes venían por el oro. Ahora vienen por los
dólares. ¡Y por el agua!
LUJAN
El problema es que se asustaron. Después de semejante… accidente, ¿quién los puede
culpar?
LUJAN
…Va a hacer falta un gesto de su parte.
ANGLADA
Negocialo vos.
79
LUJAN
Mire que no hablo de flores.
ANGLADA
Ofrecé lo que haga falta.
LUJAN
No hablo de plata, tampoco. En Buenos Aires fueron muy claros al respecto.
LUJAN
Un quilombo como este les caga la existencia, porque ahora nadie quiere venir. No
sólo los franceses: no quieren los españoles, no quieren los yanquis, no quieren los
alemanes…
ANGLADA
¿Qué me estás pidiendo?
LUJAN
Un gesto, ya le dije. Algo que los convenza de hasta qué punto este negocio es
importante para usted. Algo que les garantice que nada parecido va a volver a pasar.
Funde a negro.
Un hombre, el PADRE, corre por los pasillos del hospital con su NENA en brazos. La
niña sufre convulsiones. Detrás, caminando como puede debido a una renquera
congénita, va la MADRE. (El color de la escena es artificialmente dorado; con el
correr de los segundos virará a una tonalidad más naturalista.)
La imagen nos parece familiar porque ya la vimos. (Secuencia 28.) Para
corroborarlo vemos a IGNACIO y a RODRIGO que habla por su celular, mientras
marchan en dirección contraria a la familia, rumbo a la zona de terapia intensiva. En
su apuro, el PADRE se choca con IGNACIO, que le pide disculpas:
IGNACIO
Uh. ¡Perdón!
80
Vestidos con otra ropa (la acción tiene lugar otro día), los PADRES de la NENA con
convulsiones están sentados delante del JEFE DE SERVICIO del hospital. Se los ve
entre apichonados y sorprendidos. Sobre su imagen aparece el título del nuevo
capítulo:
7. Insumos
PADRE
(DESORIENTADO)
¿Cómo va a tener sida, si es tan chiquita? ¡Es una nena, todavía es virgen!
JEFE DE SERVICIO
Tratándose de una nena hemofílica, es probable que haya recibido una transfusión
con sangre enferma. Puede pasar; a veces los laboratorios meten la pata…
JEFE DE SERVICIO
…Pero las perspectivas son buenas. Ahora hay drogas que prolongan la vida, y que
hasta pueden negativizar al virus. Lo importante es empezar el tratamiento cuanto
antes.
PADRE
¡Empiecen ya mismo!
JEFE DE SERVICIO
Hay un problema. El hospital no les puede dar el tratamiento. Pudo, en una época,
pero ya no: nos cortaron insumos, y esos remedios fueron los primeros en caerse de
la lista de prioridades. Si hablan con una fundación, a lo mejor puedan costearlo de
forma privada.
PADRE
Yo no sé nada de fundaciones.
JEFE DE SERVICIO
Otro camino es ir a la televisión. La gente se sensibiliza enseguida, y a lo mejor algún
particular…
PADRE
Yo no conozco a nadie en la televisión.
JEFE DE SERVICIO
Se podría probar también en el ámbito nacional. A lo mejor el Ministerio de Salud
puede lo que la secretaría provincial no…
81
PADRE
Pero eso va a llevar tiempo. ¿No dijo que había que empezar lo antes posible?
JEFE DE SERVICIO
(INCOMODO)
¿…Por qué no lo piensan, mientras tanto?
Los PADRES regresan a la cama del hospital donde está postrada la NENA, hechos
un par de zombies. La MADRE juega con ella mientras el PADRE, atontado, trata en
vano de hacer orden en su cabeza y en su corazón. En el pasillo de la sala, la gente
(visitantes, pero también enfermeras y hasta algún médico) se detiene frente a la TV
para ver a ANGLADA arribar a un cementerio, donde se procederá a un entierro. Con
gesto compungido, un ANGLADA vestido de negro recibe los saludos de todos los
presentes; todavía renquea, apoyándose en un bastón. El PADRE ve la escena frente a
la TV, ve a la NENA jugando con su MADRE, ve a un POLICIA gordo en pleno
entredicho con la máquina de café. Entonces va hacia el POLICIA, le rompe la nariz
de un cabezazo y le quita el arma reglamentaria. En medio de los gritos y las corridas
de todos los presentes, alcanza a atrapar a una ENFERMERA y le pone el caño en la
cabeza.
PADRE
Cierren la puerta. ¡Si alguien sale la mato!
PADRE
Yo trabajo. Yo pago mis impuestos. Ahora haga usted su trabajo. Llame a una
fundación, a la tele, al Ministerio o a María santísima, pero consígame los remedios.
JEFE DE SERVICIO
(ASINTIENDO)
Está bien. ¿Pero por qué no deja ir a la enfermera? Ella no tiene la culpa. Es una
trabajadora, también, como usted. Hace lo suyo, paga sus impuestos…
PADRE
¿Quién tiene la culpa, entonces? ¿Usted? ¿Quién fue que la enfermó, cuando se
supone que la estaba curando?
JEFE DE SERVICIO
Yo no soy el que cortó el presupuesto. Ni el que deja que los laboratorios hagan lo
que se les canta.
82
Cuando vuelve la mirada a la NENA, la descubre angustiada ante la escena. La
MADRE se limita a cubrirle los ojos.
En la TV, ANGLADA pronuncia un discurso inaudible, la mano sobre un
ataúd y los flashes descargándose sobre su persona.
Afuera del hospital empiezan a apiñarse los patrulleros, después los carros de asalto y
finalmente los camiones de exteriores de la TV.
Un CAMAROGRAFO descarga su equipo y encara al COMANDO de una
formación especial, que viste de negro, con chaleco antibalas y fusil automático:
CAMAROGRAFO
Vos que sabés, ¿qué está pasando ahí adentro?
COMANDO
Un loco.
8. La presa
ANGLADA
Los trajiste, ¿no?
CHACHO
(PROTESTANDO)
Ana Laura se va a dar cuenta.
ANGLADA
Todavía no. Es capaz de estar mirando. ¡Tiene esos largavistas que usa cuando va a
la ópera!
83
CHACHO vuelve a empujar la silla. Pero el camino irregular le dificulta la
marcha.
ANGLADA
Mejor caminemos. ¡No estoy tan inútil como pretenden!
ANGLADA
Qué lindo es este lugar. Juraría que en todo este tiempo, nunca salí a caminar por
acá… ¿Te acordás de la casa de Humboldt? Eso era una tapera, no una casa.
(MIRANDO LA CASA DE LA FINCA.) No nos fue tan mal, ¿no es cierto?
ANGLADA
Ahora sí.
CHACHO
No, yo paso…
ANGLADA
Tenés que fumarte uno. ¡Así te echo la culpa por el olor a tabaco!
ANGLADA
(PITANDO)
Ana Laura dice… todo lo que me gusta es caro, engorda… ¡o hace mal a la salud!
CHACHO
¡Me siento culpable, ahora!
ANGLADA
¡Si me estás haciendo un favor! Pensá que no me quedan muchos placeres por
delante.
84
Mientras enciende su cigarro, CHACHO observa a ANGLADA. Lo ve triste.
ANGLADA
Estoy acabado, Chacho. Todo lo que hice, todo lo que construí, con tanta paciencia,
con tanto trabajo… Cuarenta años, Chacho. ¡Tirados a la basura en cinco minutos!
CHACHO
Un error lo tiene cualquiera. Rodrigo lo adora. ¡Usted es la luz de sus ojos!
ANGLADA
Tendría que haberlo ahogado cuando nació. Como a un gato.
CHACHO no puede creer lo que oye, expresado por ANGLADA con tanta
calma y naturalidad. ¿Cómo puede hablar así de su propio hijo?
ANGLADA
En cambio vos… Vos nunca me fallaste.
ANGLADA
Siempre estuviste ahí, en las buenas y en las malas.
CHACHO
Como usted estuvo por mí, don Rubén. ¡Hasta cuando lo hice pasar vergüenza!
ANGLADA
(SUSPIRANDO)
Pero ahora es tarde. Es tarde…
CHACHO
Estuve pensando. Si me hago un huequito, hasta podría terminar la escuela, ¿qué le
parece?
CHACHO
No sea zonzo, padrino. ¡Usted es rico aunque lo pierda todo! La tiene a Ana Laura,
tiene a sus hijos, sus nietos…
ANGLADA
85
¿Vos estás seguro de que me quieren a mí? ¿O quieren lo que soy? ¿Vos creés que en
el momento en que deje de darles todo, plata, notoriedad… me van a seguir tratando
igual? La culpa es mía, fui yo el que armó esa clase de relación con ellos. ¿Pero
cómo la voy a cambiar ahora, a esta altura del partido? Estoy viejo, Chacho. Ya no
soy el que era. Si no les doy lo que quieren, si no logro ser el Anglada de siempre…
CHACHO
Padrino, usted sabe que yo...
ANGLADA
Vos sos vos. Sos único. ¡Tenés suerte de no llevar mi sangre!
CHACHO
Si hay algo que pueda hacer…
ANGLADA
Lo que habría que hacer nadie lo hará.
ANGLADA
No somos bestias. ¡No me importa lo que piensen esos franceses, ni lo que digan en
Buenos Aires! Qué mierda se créen… ¡No somos bestias! Ojalá lo fuésemos, mirá. Si
fuésemos animales todo sería más fácil. La vida haría lo suyo y todo seguiría su
curso. Pero nosotros somos gente, Chacho, ¡más que muchos! Y eso es lo que
significa ser gente: aceptar que a veces la manada tiene que sufrir, por culpa del más
débil.
ANGLADA
No te preocupés. Ya hiciste por mí todo lo que podías. (SONRIE, RESIGNADO.) ¡La
vida es así, Chachito! La vida es así…
ANGLADA desvía la mirada, incapaz de ver a CHACHO a los ojos. Una serie
de emociones bulle apenas por debajo de su piel: tristeza, angustia, frustración.
CHACHO siente que daría cualquier cosa por no ver así a su padrino, tan débil, tan
vencido. Finalmente ANGLADA fuerza una sonrisa y le tiende a CHACHO la mano.
ANGLADA
Ayudame a levantarme.
86
RODRIGO está en el living de su casa en pleno día, vestido con el mismo jogging que
usaba cuando su encuentro con RAFAELA. Sigue sin afeitarse. Lo descubrimos
sentado en un sillón de un cuerpo con respaldo alto, una copa de whisky en su mano;
está al filo de la borrachera. Espanta con la mano una mosca insistente, que se resiste
a dejar de zumbar alrededor suyo. De fondo se oye el ruido que hacen sus hijos al
jugar.
RUBEN y HORACIO entran corriendo al living. Sin dar importancia a la
presencia de su padre, prosiguen con su juego mientras corren por todas partes.
HORACIO
¡…Yo soy el capitán!
RUBEN
¡Vos no podés ser capitán porque no existís!
HORACIO
¡Sí existo!
RUBEN
Yo no te veo.
HORACIO
¡Acá estoy, mirame!
RUBEN
(FINGIENDO NO VERLO)
¡Yo no veo nada…!
RODRIGO
(CON VOZ ENTURBIADA POR EL ALCOHOL)
¿Qué hacen acá, ustedes?
HORACIO
(A RUBEN)
¡No seas forro! (AGITANDO LOS BRAZOS.) ¿No ves que estoy acá?
RODRIGO
(GRITANDO)
¡Lina! ¡Sacame a estos pibes de acá!
En su cuarto, LINA duerme un sueño químico: hay una botella de vodka semivacía a
un costado de la cama y píldoras derramadas sobre la mesa de luz. Ronca con fuerza,
sin inmutarse cuando le llegan los gritos de RODRIGO.
87
¡LINAAAAA!!! (A LOS CHICOS.) ¡Tomenselás!
RUBEN
(A HORACIO, BURLANDOSE)
¡No te veo, no te veo…!
CHACHO
Perdoname, hermano. No sé por qué hago lo que hago.
88
Un trozo de carne sanguinolienta.
Sigue caminando. Arroja otro pedazo.
La luz del sótano se enciende. CHACHO baja las escaleras. Trae la pala, el sol de
noche apagado, el bolso, el rifle; su comportamiento es furtivo.
Vamos al cuadro donde se ve a CHACHO niño, junto a un pequeño
RODRIGO y un joven ANGLADA. Los movimientos de CHACHO, que regresa el
rifle a su estante, se reflejan en el cristal que protege la foto. Ahora CHACHO se da
vuelta y mira el cuadro. (O sea, a cámara.) Nos quedamos un segundo con él.
CHACHO se aproxima a la mesa y se quita de la cintura el revólver que
ANGLADA le obsequió de niño. Lo contempla. Lo deja encima de la mesa. Lo aparta
de sí, muy lentamente.
ANA LAURA entra en cuadro con un florero lleno de flores frescas. Oye el zumbido
de un celular, deja el florero, mira en derredor tratando de encontrar el teléfono.
La campera de IGNACIO está colgada del perchero. ANA LAURA encuentra
el teléfono, usa el identificador para averiguar quién llama (dice número desconocido)
y atenazada por la curiosidad decide atender:
ANA LAURA
¡Hola!
ANA LAURA
¿Quién habla?
ANA LAURA se sorprende por el llamado; sabe muy bien quién es HASSAN.
89
SEC 109. EXT. FINCA DE ANGLADA / BOSQUE. ATARDECER
RODRIGO
¿En serio atacaron a un peón? ¿A quién?
CHACHO
…Rosales.
RODRIGO
No lo conozco. …Es raro eso. Nunca atacan a gente, a no ser que los acorrales.
CHACHO
Una vez que están cebados… ¿Te acordás del bebé que encontramos? Tenía marcas
de dientes.
RODRIGO
¿N-n-no sería mejor esperar a mañana? Está oscureciendo.
CHACHO
Quién sabe qué barbaridades pueden hacer, de hoy a mañana.
RODRIGO
¿Te puedo pedir un favor?
RODRIGO
Dejame que lo mate yo. (PAUSA.) ¡Así se lo llevo al viejo!
RODRIGO
¿Chacho?
RODRIGO
Chacho, no te veo, ¿dónde estás? ¡Chacho!
90
SUBJETIVA de CHACHO: un tembloroso RODRIGO sigue buscándolo,
temeroso de cada sombra, con gritos que no hacen más que atraer al predador
buscado.
Un resoplido inequívocamente animal hace que RODRIGO se detenga, helada
la sangre. Se da vuelta con lentitud, mirando por encima de su hombro.
El jabalí se le va encima, con un grito salvaje.
RODRIGO tiene tiempo para un único disparo. Cuando tira, no pasa nada.
Como en la cacería inicial, se ha olvidado de amartillar. Grita, sintiéndose perdido.
Trata de amartillar, pero ya tiene encima al jabalí.
RODRIGO
¡Lo maté! ¡Viejo, lo maté! ¡Yo solito, lo hice!
RODRIGO
¡Ay! ¿Qué hacés? ¡Papá, por qué…! ¡Viejo…! ¡Pará, pará, PARA…!
RODRIGO
¡…fue el Chacho, está bien, fue el Chacho! ¡El Chacho lo mató!
91
ANGLADA
¿Dónde está?
ANGLADA
(FURIOSO)
¡Dónde está el Chacho, carajo!
RODRIGO
…No sé. ¡Te juro que no sé! No sé qué le picó… ¡Me pidió perdón y se fue corriendo!
ANGLADA
¡Lo dejo en tus manos!
9. No se culpe a nadie
CHACHO se arrodilla delante del freezer abierto. Siente frío.
En el estante de freezer está el objeto que CHACHO contempla con tanto
temblor. Sus formas nos parecen familiares: la tela que lo cubre, ahora congelada; el
parche de ropita raída; el piecito que asoma.
CHACHO ha conservado el bebé muerto dentro de su heladera.
CHACHO conduce por la ciudad, sin rumbo fijo. Lleva al bebé a su lado sobre el
asiento, cubierto por un trapo; su forma es inequívoca.
92
SEC 115. EXT. CALLE. NOCHE
CHACHO
…Claro. ¡Qué boludo! (SONRIE, MIRA AL BEBE.) Te dejo ahí, donde los curas.
¡Ellos saben qué hacer!
Su fuga lo lleva a una calle de las que lindan con el cementerio, donde trabajan las
PROSTITUTAS. Le salen al paso para ofrecerle sus servicios, obligándolo a frenar su
marcha. Una de ellas lo reconoce: es la PROSTITUTA con quien ya lo vimos en la
cama, que rápidamente se abre paso entre las otras, colgándose de la ventanilla del
CHACHO. Las demás protestan por sus empujones.
PROSTITUTA
(ALEGRE)
¡Qué sorpresa!
CHACHO
93
(NERVIOSO)
Ahora no.
PROSTITUTA
¿Y para qué viniste, entonces? (VIENDO EL BULTO DEL BEBE.) ¿Qué es eso? ¿Es
para mí?
CHACHO
¡Ahora no, te dije!
PROSTITUTA 2
(A CHACHO)
Me buscabas a mí, ¿no es cierto?
PROSTITUTA 3
¡No, a mí!
PROSTITUTA
Hijo de puta. ¡Si querés cojer con otra buscala en otra parte, por lo menos!
CHACHO se mete en una estación de servicio. Baja del vehículo y espera que alguien
salga para atenderlo, pero nadie sale. Se aproxima a los surtidores, no ve a nadie.
Entonces oye un ruido que llama su atención. Al darse vuelta, descubre que
hay tres perros que se han acercado a la camioneta; uno hasta se ha animado a meter
la nariz adentro de la cabina, aprovechando la puerta que CHACHO dejó abierta. El
aroma del bebé muerto los atrae como miel a las abejas.
CHACHO los espanta como puede. Los perros retroceden, pero le gruñen; se
les unen más, igualmente hambrientos. CHACHO se sube a la camioneta y parte, sin
haber podido cargar nafta. Los perros corren detrás, ladrándole.
94
Muerto de sueño, el CHACHO maneja por un camino de tierra. De repente el motor
empieza a ratear. Advierte que se ha quedado sin nafta, y putea. La camioneta se para.
CHACHO
Pero la gran puta… ¡Será posible, che!
CHACHO
¿Y ahora qué mierda hacemos, eh? ¡Decime, qué carajo…!
CHACHO se mete en el agua con el bulto entre los brazos; lo carga con enorme
delicadeza, como si fuese un tesoro. Va hacia donde la corriente es más fuerte, con el
agua al pecho. Una vez allí abre las manos y deja ir al bebé. La corriente se lo va
llevando: contra todo pronóstico, flota a media agua. CHACHO sonríe. Alza una
mano, a modo de saludo, hasta que deja de verlo.
ANA LAURA
¿Desde cuándo conocés a Martín Hassan?
IGNACIO
¿Y ese quién es?
ANA LAURA
Ay, Ignacio, por favor… ¡Soy tu madre! ¡Nunca pudiste ocultarme nada!
95
IGNACIO
¿Qué sabés vos de mí? ¡No sabés nada!
ANA LAURA
Yo sé de vos más que vos mismo.
ANA LAURA
Hassan no es trigo limpio. Juega para Luján, el diputado. Luján es el segundo en la
línea sucesoria. Si Rubén queda fuera de juego, y Aníbal es declarado demente, Luján
se queda con el gobierno y negocia él mismo con los franceses.
ANA LAURA
Pensá lo que vas a hacer, porque de todos modos no va a cambiar nada. Si el negocio
no lo hace Rubén, lo hará otro.
IGNACIO
¿Y quién te dijo que yo quiero cambiar algo? Todo lo que quiero es joder a tu
marido.
ANA LAURA
¿Aun al precio de joderme a mí?
IGNACIO
¿Ves que no entendés? Yo no quiero joder a Anglada porque sí. El viejo me tiene sin
cuidado, me importa un huevo. Lo que quiero pura y exclusivamente, la razón de mi
vida, es joderte a vos. ¡Siempre fuiste una madre de mierda!
ANA LAURA
Y aun así estás loco por mí.
IGNACIO le pega una bofetada. Ella le salta encima, ahora furiosa, pero
IGNACIO la agarra del pelo y la obliga a arrodillarse delante suyo. Una vez que la
tiene ahí abajo alza un puño como para pegarle.
Aun en su situación de inferioridad física, ANA LAURA sabe cómo
dominarlo:
ANA LAURA
Soy todo lo que tenés en el mundo. Todo lo que has tenido. ¡Todo lo que tendrás!
96
IGNACIO la suelta, espantado. Retrocede; agarra la valija y se va. Comienza a
oírse el sonido de un avión que aterriza.
Los altavoces del aeropuerto anuncian que el próximo vuelo a Buenos Aires tiene una
demora de dos horas. IGNACIO se fastidia. Se deja caer sobre una silla y mira en
derredor, mientras agita su rodilla con ansiedad.
Ve las típicas escenas de aeropuerto. Gente que se despide. Gente que lucha
con los envoltorios plásticos del equipaje. Gente común y gente exótica. Su mirada se
detiene finalmente sobre un niño de tres años que llora en medio del hall. No hay
nadie alrededor suyo que parezca su padre o su madre; los busca desesperadamente.
El celular de IGNACIO suena anunciando un mensaje. IGNACIO chequea la
pantalla. El mensaje es de CELINA, su novia. Todo lo que dice el texto es: tibio tibio.
Trata de llamarla. El teléfono lo conecta con una grabación:
JOVEN
97
¡No frene, no frene! ¡Si frena ahora lo chorean seguro! ¡Yo me pongo adelante y
usted sigamé!
IGNACIO descubre entre las astillas de vidrio que quedaron sobre el asiento el objeto
contundente que reventó el parabrisas. Son tres ladrillos atados con alambre. Ladrillos
que llevan la leyenda ANGLADA.
Suena el celular de IGNACIO, con otro mensaje. También es de CELINA.
Esta vez lo que dice es: ¡caliente! Fastidiado, IGNACIO se guarda el celular y pega
un par de golpes secos contra el parabrisas astillado hasta que lo saca del marco; cae
sobre el capot.
Al quedar libre su visión, IGNACIO descubre algo que lo sorprende. Una
silueta femenina, con un teléfono celular en la mano.
IGNACIO baja de la camioneta, sin poder creer lo que ve. Es su novia, CELINA, que
guarda el celular en su cintura, se le echa al cuello y lo besa. CELINA es rubia,
delgada y elegante, una suerte de eco joven de ANA LAURA. IGNACIO responde el
beso a medias, ansioso por respuestas.
IGNACIO
Celina, ¿qué hacés acá?
CELINA
¿No estás contento de verme? Me quedaban unos días de vacaciones…
IGNACIO
Y te mandaste así, sola, sin avisar.
CELINA
¿Cómo que sin avisar? ¿Y mis mensajitos, qué?
IGNACIO
¿Cómo llegaste acá?
98
CELINA
Boludo, tu mamá me mandó la avioneta de Anglada, ¿podés creer?
CELINA
Está hecha una seda conmigo. ¡A ver si terminamos llevándonos bien, a la larga!
IGNACIO
¿No te dijo que me había vuelto a Buenos Aires?
CELINA
(SORPRENDIDA)
¿Vos? ¿Cuándo? ¡…No, no me dijo nada! Lo que sí me dijo es que hay otro cuarto
grande, en la casa, que podemos usar. Puse las valijas ahí. ¿…Me estás oyendo?
CHACHO
¡Pedite otra, pedite otra!
TITO
Yo no puedo más.
LEPES
(A TITO)
Yo te llevo, mejor.
CHACHO
Eh, amargos… ¿Me van a dejar acá, en la estacada?
TITO
99
¡Tengo mucho sueño!
CHACHO
Ya dormirás cuando estés muerto. (LLAMANDO.) ¡Mozo!
CHACHO
(SORPRENDIDO)
¿En serio se van?
LEPES
Hay que ser muy macho para seguirte el tren. ¡Y no es el caso!
CHACHO
Qué poco aguante, hermano. ¡Se van a perder lo mejor! (MIRANDO AL
ESCENARIO.) ¿No es cierto? ¡Mostrale, mostrale!
CHACHO
(A LA STRIPPER)
Ma sí, que se jodan… Mejor, nos quedamos vos y yo. ¿De dónde sos, vos? Yo soy de
Ranquel, acá a cien kilómetros. ¿De dónde sos, vos?
CHACHO
¿Conocés Ranquel? Es lindo. Solo, pero lindo.
CHACHO
(A LA STRIPPER)
Vos tenés pinta de ser de acá, de la capital. Las chicas de la ciudad son más serias.
No les sacás una sonrisa ni a gancho. ¡…Oia!
100
CHACHO
Esto es tuyo. ¡Tenelo, porque después te va a faltar!
CHACHO
¡No te voy a hacer nada! ¡No te voy a hacer nada!
HOMBRE 1
Quedeseló, que la chica debe tener muchos. ¡Haga de cuenta que es un souvenir!
CHACHO
Gracias, don. ¿No quieren un whisky? Yo invito.
CHACHO
Salud. Por la hermandad universal, y, y… (VIENDO EL SOUTIEN QUE CUELGA
DE SU BRAZO.) ¡…la ropa interior femenina!
CHACHO
Yo soy un tipo ordenado, les juro. ¡Esta es la única cosa que me gusta más cuando
no está en su lugar!
Los HOMBRES ríen. Uno de ellos es el asesino VIEJO del segundo relato, El
laburito; ahora no lleva puesta ninguna cadena al cuello.
HOMBRE 1
¿Qué hace acá a esta hora, tan solo? ¿Celebrando o penando?
CHACHO
…Un poco de cada.
HOMBRE 2
¿Pena de amor?
101
VIEJO
¿Qué otra pena existe?
CHACHO sale del cabarute prácticamente en andas, arrastrado por los tres
HOMBRES. En el camino se le cae la pistola que llevaba en la sobaquera.
CHACHO
(ABOCHORNADO)
Ups…
VIEJO
A ver si se lastima. ¡Las fatalidades pasan de la manera más estúpida!
HOMBRE 1
Yo creo que el amigo no está en condiciones de manejar.
HOMBRE 2
¿Por qué no nos dice dónde vive, y nosotros lo alcanzamos?
CHACHO
¡Después dicen que no hay gente amable!
VIEJO
¿Adónde lo llevamos?
CHACHO
A mi casa no. Hace frío, ahí. ¡Déjenme en mi oficina, en todo caso, que es calentita!
CHACHO y los HOMBRES llegan a la fábrica de ladrillos. El auto que los transporta
es el mismo que vimos en El laburito. Lo conduce el VIEJO.
102
Ya dentro de la fábrica, CHACHO camina flanqueado por los dos HOMBRES, que lo
sostienen; el VIEJO va adelante.
CHACHO
…Hay catorce clases de ladrillos. No una, ni dos: ¡catorce! ¿Saben cuál es el secreto
del mejor ladrillo? ¡…La viruta de hierro! ¡Les juro! Acá no hacemos de esa clase,
¿quién te paga el precio de un ladrillo bueno?, pero es así, les juro.
CHACHO
Toda esta parte de la fábrica ni la usamos, ahora.
CHACHO
Pero tenemos planes. ¿A qué no saben qué pensamos poner, acá?
HOMBRE 1
¡Vení acá!
CHACHO
¡Cht!
LEPES
103
(GRITANDO)
¡Está acá!
VIEJO
(GRITANDO)
No la compliqués, Chacho. Es al pedo. ¡Vos sabés cómo es esto!
CHACHO
(GRITANDO)
Yo te tengo visto, a vos.
VIEJO
(GRITANDO)
Claro que me viste. Más de una vez. ¿De veras no sabés para quién trabajo?
CHACHO sopesa el arma inútil que tiene en la mano. Una idea brilla en sus
ojos. La arroja entre unos hierros, para confundirlos respecto de su ubicación.
El VIEJO se aparta del pasillo, buscando la fuente del ruido.
CHACHO se mueve en silencio hacia su oficina. Llega a la puerta, entra.
CHACHO
¿Qué hacés?
TITO no dice nada. Serio como la muerte, se limita a apuntarlo. Lo único que
se oye es la voz del LOCUTOR que narra el documental en la TV:
104
LOCUTOR (EN OFF)
…el león como sólo lo que necesita. El resto queda para los predadores menores,
como los chacales y las aves rapaces.
CHACHO
(RESIGNADO)
…Tirá, dale.
El estruendo del disparo alerta a los HOMBRES, que salen a la carrera en dirección a
la oficina de CHACHO.
El VIEJO les gana de mano. Cuando llegan a la puerta, sólo ven el lamparón de
sangre.
TITO está adentro de la oficina, sentado en el sofá enfrente de la televisión.
Parece concentrado en la pantalla, como si nada fuera de lo común hubiese ocurrido;
pero el arma cuelga todavía de su mano.
VIEJO
(DESCONCERTADO, A TITO)
¿Dónde está?
Con una mano en el cuello baleado, CHACHO avanza a trompicones por una rampa
que se extiende por encima de la boca de un gran horno. Sangra a borbotones un
líquido arterial que se ve negro. Los colores del fuego tiñen su cuerpo, cuyos
contornos se difuminan por el humo y los vapores.
De repente oye voces a sus espaldas. El VIEJO y los HOMBRES están en la
boca de la rampa, atemorizados; no se atreven a avanzar. Transpiran; el calor se
potencia a medida que se acercan al horno.
CHACHO les sonríe, sin sacar la mano de su cuello.
VIEJO
¿Adónde vas?
105
dejado sin voz. Sacude la cabeza; parece cansado. Apoya ambas manos sobre la
baranda de la rampa, mirando el abismo. Y se impulsa hacia delante, dejándose caer al
vacío.
Las llamas se avivan al abrasar a CHACHO; parecen bramar.
El VIEJO se detiene y mira hacia el fuego, el rostro desencajado. Lo que
CHACHO acaba de hacer lo llena de horror. Es demasiado tarde; allá abajo no se ven
más que llamas y más llamas. El VIEJO repara en lo que tiene en la mano: la cadena
de oro con su medalla, que arrancó del cuello del CHACHO cuando le pegó el
manotazo.
ANA LAURA
Voy a acompañar al doctor. ¡Enseguida vuelvo!
ANA LAURA abre la puerta. El MEDICO sale. Conversan en voz baja en el umbral
de la casa. La silueta de ANGLADA se percibe al fondo, apenas por delante de la
chimenea.
ANA LAURA
(SUSURRANDO)
Me da miedo su corazón. ¡Con tantas desgracias…! El adoraba a ese chico, era un
hijo más. ¡Vivió con él desde los ocho años!
MEDICO
Quédese tranquila. Ahora va a dormir de un tirón, seguro. Con lo que le di tiene para
toda la noche. Cualquier cosa, sabe dónde llamarme.
Al oír el estruendo inicial (estallido de cosas que se rompen, muebles que caen), ANA
LAURA gira y avanza hacia el interior del living. Se ha puesto pálida, no sabe qué
hacer.
106
ANGLADA lo está arrasando todo con su bastón: destruye veladores, macetas
y adornos, voltea sillas, mesitas…
ANA LAURA se le acerca para contenerlo, pero tiene miedo de que en su
locura le pegue a ella también.
ANA LAURA
¡Rubén, por favor…! ¡Te vas a hacer daño, te vas a lastimar!
ANA LAURA
Tranquilo, viejo. Tranquilo… Todo va a estar bien, vas a ver.
CELINA
Menos mal que te traje más ropa. Si fuese por vos, vivirías en campera.
107
SEC 148. INT. FINCA DE ANGLADA / LIVING. DIA
CHACHO
Entonces don Rubén me lo dio, y me dijo: cuando yo no estoy, usted cuida la casa.
En el auto del cortejo van ANGLADA y ANA LAURA, IGNACIO y CELINA, que
lleva puestas unas medias de red que hacen recordar a la telaraña de ANIBAL. El
silencio es incómodo. De anteojos oscuros, flaco y demacrado, ANGLADA no deja
de ver hacia fuera, la mirada perdida. Lleva un bastón entre las piernas.
CELINA
Era un chico joven, ¿no?
CELINA
¿Había tenido problemas, ya? ¿Algo que permitiese prever que podía hacerse daño?
ANA LAURA
Era un chico introvertido, el Chacho. Dicen que tenía una querida, por ahí.
CELINA
¿Quiere decir que pudo haberse matado por ella? ¿Por amor?
ANGLADA
El amor es una cosa preciosa. Hasta que te mata.
108
SEC 151. INT / EXT. AUTO FUNEBRE. DIA
Cuando los ANGLADA llegan hasta el ataúd, que espera en la boca abierta de la
bóveda familiar, se crea un silencio sólo interrumpido por los flashes de las cámaras.
El lugar está repleto de flores, entre ellas una corona que los mismos ANGLADA han
pagado, y que lleva en su centro una foto de un CHACHO taciturno. ANGLADA se
hace la señal de la cruz y da un paso hacia delante, poniendo la mano sobre el cajón.
Parece a punto de quebrarse. Los flashazos arrecian, es la misma imagen que vimos
por TV en el hospital del capítulo Insumos. Entonces ANGLADA empieza a hablar,
con un tono calmo y a la vez profundamente dolorido que trasunta dignidad:
ANGLADA
Uno viene a este mundo, crece, trabaja, se multiplica. Al hacerse viejo, cuando pierde
las fuerzas y se le ablandan los huesos, son los hijos los que lo sostienen. Esa es la
lógica de la vida. Así debería ser. (AMARGADO.) ¡Uno no puede vivir más que sus
propios hijos…! Cuando eso pasa, es porque el universo está patas para arriba. Se
rompió el orden de las cosas. Los finales se vuelven principios. Los viejos entierran a
los jóvenes, y se quedan sin nadie que los entierre a ellos. Giramos alrededor del
dolor, como el caballo que empuja la noria... Me gustaría creer que todo esto me cae
encima desde afuera, culpa de la fatalidad, la sangre, designio de Dios. Pero no
puedo dejar de pensar que no es así. Que este muerte es obra nuestra, una cama que
hemos tendido y en la que nos hemos acostado. Algo habremos hecho para que las
cosas sean así. Algo habremos dejado de hacer, para que las cosas sean así.
ANGLADA
¿Te habré largado en banda de alguna manera, Chacho, para que hoy me largues vos
a mí? ¿Por qué nunca es suficiente lo que uno hace, por qué no alcanza? (PAUSA.)
Debe ser por eso que yo sigo acá y vos no. Vos ya hiciste tu parte. Vos ya lo diste
todo. Yo tengo que hacer más. Yo tengo que seguir tratando.
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ANGLADA
Voy a seguir. ¡Te lo prometo!
Por corte vamos al interior de la bóveda, para ver desde la perspectiva del cajón cómo
los EMPLEADOS del cementerio cierran la puerta de hierro, dejándonos a oscuras;
somos enterrados con el CHACHO.
ANA LAURA
¿Le diste el pésame?
IGNACIO
Ay, mamá, ¿me estás jodiendo? ¡Si vinimos juntos!
CELINA
Andá a darle el pésame.
Conminado por sus dos mujeres, IGNACIO no tiene más remedio que ir donde
ANGLADA. Entonces presencia el saludo del francés de Atlantor, LAGRANGE, que
se inclina delante del gobernador, expresándole sus condolencias. ANGLADA las
acepta con la mayor seriedad.
IGNACIO espera que LAGRANGE se retire y entonces se acerca. Está ya a
dos pasos cuando ANGLADA trastabilla con su bastón. IGNACIO lo sostiene por el
brazo. Los flashes de la prensa arrecian. Incómodo, IGNACIO apura su pésame:
IGNACIO
Lo siento mucho. De verdad. Chacho me caía muy bien.
ANGLADA
¿Y al final qué vas a hacer? ¿Te quedás o te vas? Si te quedás, me podrías dar una
mano con la represa.
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Envidioso del privilegio que ANGLADA está concediendo a IGNACIO,
RODRIGO mira la escena desde un segundo plano.
IGNACIO
Yo pensé que esa historia había quedado en la nada.
ANGLADA
Yo también. Pero el francés me llamó esta mañana. Por lo del Chacho, pobrecito. ¡El
dolor acerca a la gente!
Las cámaras han dejado de disparar y de grabar, las luces se han apagado. Los
equipos de la TV salen apresuradamente, regresando a sus camiones móviles.
ANGLADA
¿Qué les pasa, a estos? ¿Quién los corre?
ANGLADA
Acompañame.
Los ruidos que produce la comitiva que se aproxima ponen en alerta a la gente
encerrada en el interior de la sala. Han transcurrido algunas horas desde el inicio de
esta acción, tal como la describió el capítulo Insumos: el PADRE está transpirado y
transmite desasosiego, sentado en una silla con el arma reglamentaria en la mano; la
MADRE sigue consolando a la NENA, preocupada por su PADRE; el POLICIA ha
recibido primeros auxilios sobre su nariz rota; el JEFE DE SERVICIO está junto a las
ENFERMERAS, sentados sobre una cama.
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En la doble puerta de entrada a la sala, el JEFE policial trata de disuadir a
ANGLADA:
JEFE
El hombre está desequilibrado, señor. Si me autoriza, en cinco minutos le resuelvo el
problema.
ANGLADA
No se preocupe por mí. ¡Soy un hombre grande!
ANGLADA asoma dentro de la sala, levantando una mano abierta en son de paz.
Al verlo entrar, el PADRE se pone de pie y agarra por el brazo a una de las
ENFERMERAS, usándola como escudo. Después apunta a ANGLADA y le dice:
PADRE
Quédese ahí. ¡Yo no di permiso a nadie para entrar!
ANGLADA
¿Vos sabés quién soy?
ANGLADA
Dejá ir a la piba. Esto es entre vos y yo.
ANGLADA
Yo soy el que buscás. Yo soy el que armó esto, el que le cortó los víveres al hospital,
el que puso a tu nena como está. Si yo fuese vos, tiraría. Tenés una oportunidad
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única. No sabés la de gente que daría cualquier cosa por estar ahora en tu lugar.
¿Vas a tirar o no?
ANGLADA
¿Vas a tirar o no? ¿Vas a tirar o no?
PADRE
¿Usted no me puede conseguir los remedios?
ANGLADA comprende que el PADRE no tirará, que le perdonará todo con tal
de que lo provea de las medicinas para la NENA. Suspira, vencido, y le suelta la
mano.
ANGLADA
¿Qué necesitás?
PADRE
El que sabe es él…
ANGLADA
(AL JEFE DE SERVICIO)
Asegúrese de que la chica reciba tratamiento. (AL PADRE.) Si quiere que se lo
ponga por escrito, se lo pongo. Yo perdí un hijo, hoy. Y no quiero que nadie más pase
por lo que paso yo.
JEFE DE SERVICIO
(PROTESTANDO)
Hay mucha gente que está en las mismas condiciones, o peores. Gente que ya no
podemos tratar. ¡Esto no es justo!
ANGLADA
¡No le haga caso! (AL JEFE DE SERVICIO, SEVERO.) Hay que ver el lado bueno
de las cosas, ¿no le parece?
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El PADRE baja el arma. ANGLADA extiende su mano. El PADRE le entrega
la pistola. ANGLADA se da vuelta lentamente y exhibe la pistola recuperada a los
policías.
ANGLADA
¡Tranquilos! ¡Todo está bajo control!
La mayor parte de los presentes está fascinada por lo que ANGLADA acaba
de hacer. Casi a su pesar, IGNACIO también. Y el PADRE de la niña, que abraza al
gobernador. Sólo el JEFE DE SERVICIO tiene un rictus de amargura; sabe que lo de
ANGLADA es demagogia pura, que no se extenderá al resto de sus pacientes.
Cuando la prensa y los POLICIAS los rodean, ANGLADA da una declaración
pública:
ANGLADA
Este hombre cometió un error, pero se le extenderá un perdón oficial. ¡Quiero que
salga de acá caminando, libre, como cualquier hijo de vecino!
PADRE
Va a estar todo bien. ¡Va a estar todo bien!
11. Caudillo
ANGLADA
Tratá de no hacer mucho ruido. Dejá distancia entre unos y otros. Y apuntá siempre
al suelo, hasta que llegue la hora de tirar.
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En ese instante se les acerca el killer VIEJO, que sigue desempeñándose como
guardaespaldas. Se lo ve ojeroso, exigido por el madrugón. IGNACIO, que apenas le
había prestado atención, descubre que en el cuello del killer brilla la cadenita del
CHACHO. Una luz de entendimiento cruza por sus ojos; su mirada va del killer
VIEJO a ANGLADA, que trata al guardaespaldas con familiaridad.
ANGLADA
(AL VIEJO)
Estás a la miseria. ¿Qué te anda pasando, últimamente?
VIEJO
Me está costando dormir.
ANGLADA
A ver si te me enfermás… Si querés, andá, ahora. ¡Ignacio me cuida!
VIEJO
¡Con su permiso!
ANGLADA
Según tu madre, vos sos medio pariente de Hassan. ¿Qué clase de gente es? Digo,
más allá de lo que se ve en la tele.
IGNACIO no sabe muy bien qué decir, no entiende a qué apunta ANGLADA.
ANGLADA
Me anduvo llamando en estos días. Quiere hablar y no sé para qué. ¿Qué podrá
querer?
ANGLADA
Bah. Querrá guita, seguro. ¡Como todos!
IGNACIO
(TERMINANTE)
No.
IGNACIO
Seguro que no es eso. Hassan no es de los que se conforman con guita.
ANGLADA
¿Y cómo lidiás con un tipo así?
IGNACIO
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Todo hombre tiene su precio.
ANGLADA
¡Lo dejo en tus manos, entonces!
fin
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