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Universidad

Mayor de
San Andrés

Facultad de Humanidades y Cs. de la Educación


Carrera: Psicología
Materia: Psicologia Experimental II
Docente: Lic. Edgar Javier De la Riva Quiroga.
Estudiante: María Esther Rios Guarachi

2023
PRINCIPIOS DE ANÁLISIS CONDUCTUAL APLICADO
A. ADQUISICIÓN DE CONDUCTAS:

los estudios se han llevado a cabo en gran variedad de sujetos y situaciones


experimentales de las cuales han podido extraerse principios comunes basados en la
identificación de relaciones funcionales. Los cuatro procedimientos fundamentales son:

Reforzamiento positivo

Un reforzador positivo es aquel objeto o hecho que al presentarse inmediatamente


después de la emisión de una conducta hace que esta se torne más probable en el futuro.
Es importante establecer, con certidumbre, el nivel real de la conducta que deseamos que
el sujeto muestre con cierta frecuencia. El reforzamiento continuo de esta conducta
alterará su probabilidad y la tornará más frecuente en el futuro.

Movimiento por aproximaciones sucesivas

El primer paso consiste en definir de la manera más precisa posible cuál es la conducta
final que deseamos obtener; se comienza por elegir una conducta más amplia dentro de
la cual está incluida la que hemos previsto, Esta se la refuerza consistentemente hasta que
se presente con frecuencia. El paso siguiente consiste en restringir la amplitud de esta
conducta y hacerla cada vez más parecida a la conducta deseada. Este procedimiento
promueve la adquisición de nuevas conductas a través del reforzamiento diferencial de
respuestas cada vez más parecidas a la respuesta final prevista. El resultado del
procedimiento es una nueva respuesta, muy diferente de aquella a partir de la cual
iniciamos el moldeamiento: respuesta que se agrega al repertorio funcional del sujeto.

Reforzamiento negativo

Se llama reforzamiento negativo al aumento en la probabilidad de que una respuesta se


presente como consecuencia de la omisión de un estímulo u objeto.

A diferencia de reforzamiento positivo, ahora se retira un objeto o hecho que


comúnmente antecede a la respuesta que nos interesa; como consecuencia de tal exclusión
aumenta la frecuencia de la respuesta. Se usan estímulos aversivos para manejar el
reforzamiento negativo, de manera que cuando el sujeto da la respuesta desaparece el
estímulo aversivo, y dicha respuesta se vuelve más probable en el futuro.
Tanto el reforzamiento positivo como el reforzamiento negativo aumentan la posibilidad
futura de las conductas. la diferencia entre estas es que, en el positivo, la consecuencia es
un hecho u objeto que se presenta después de la conducta; en cambio, en el negativo, la
consecuencia de la adquisición conductual es la desaparición de un objeto o hecho que se
presentaba antes de la conducta terminal.

Imitación

En general puede utilizarse únicamente con sujetos que poseen un repertorio conductual
mínimo previo. Existentes importantes: a) la semejanza y de la conducta del sujeto
imitador y la del modelo; b) la violación temporal entre estas conductas, y c) la omisión
de instrucciones explícitas para que el sujeto imite la conducta. Un problema de la
limitación es que la conducta del sujeto debe copiarla del modelo que se le presenta; no
es indispensable que las 2 conductas sean idénticas, es suficiente con que se parezcan.
Para que consideremos imitativa la conducta del sujeto, debe existir una relación temporal
estrecha entre la conducta del modelo y la conducta del sujeto; la respuesta del sujeto ha
de producirse inmediatamente después de la del modelo, de no ser así, no podrá
considerarse como respuesta de imitación. Una respuesta o conducta es imitativa cuando
no es forzoso dar instrucciones explícitas para que sea emitida. La respuesta ha de
producirse por sí sola ante la simple presencia de la conducta del modelo.

Cuando tenemos un sujeto que imita, podemos llevarlo a adquirir toda una variedad de
conductas sin necesidad de reforzarlo. esto hace que la adquisición de conductas sea casi
automática cuando se presentan en forma adecuada las conductas del modelo; la imitación
es un procedimiento mediante el cual la conducta del sujeto se coloca bajo el control
topográfico y temporal que brinda la conducta de otro sujeto, Que funciona como
modelo.

B. MANTENIMIENTO DE CONDUCTAS

El propósito es lograr que una conducta se mantenga indefinidamente incluso bajo


condiciones distintas de las de su adquisición, que no se requiera seguir reforzando.
Podemos perseguir tal objetivo a través de cuatro procedimientos:

Reforzamiento intermitente:

Cuando existe una conducta de probabilidad muy baja, Recalcamos la necesidad de que
el reforzador se administre de manera inmediata; Cuando encontramos que la conducta
se presenta con la frecuencia suficiente como para considerar que el sujeto la ha adquirido,
y queremos que esta conducta siga dándose sin necesidad de que la representamos
continuamente empezamos el procedimiento llamado reforzamiento intermitente.
Consiste en presentar el reforzador de manera discontinua es decir que se reforzarán
solamente algunas de las respuestas. Estos tipos de reforzamiento intermitente se
denominan de razón y de intervalo. Debemos aclarar que para hacer la transición del
reforzamiento continuo de la conducta al reforzamiento intermitente debe ser de forma
gradual.

En reforzamiento intermitente puede administrarse en base al número de respuestas o bien


al transcurso del tiempo; en ambas pueden aplicarse un criterio fijo o un criterio variable.

En un reforzamiento con base en el número de respuestas puede administrarse de manera


fija o variable. En la programación de razón, el reforzamiento se da cada vez que el sujeto
cumple con el criterio que hemos establecido de antemano, Por ejemplo 5 o 10 o 20
respuestas. La razón fija (RF) será de 5.

Cuando es un programa de razón variable el reforzamiento se continúa administrando de


acuerdo con el número de respuestas que da el sujeto, pero ahora, en vez de hacerlo en
base a un número determinado de respuestas, se eligen valores que difieren de
reforzamiento a reforzamiento; el promedio de dichos valores dará la razón del programa.

Los programas de intervalo se definen en función del tiempo, pero se refuerzan en base a
la primera respuesta que se obtiene luego de transcurrido el tiempo previsto; es decir, el
reforzamiento, cualquiera que sea el programa seguido, siempre debe ser consecuencia
de una respuesta. En los programas de intervalo fijo, IF, se establece un valor en segundos
o minutos, al término de las cuales se refuerza la primera respuesta que se emite; así, por
ejemplo, en un IFv se reforzará la primera respuesta que dé el sujeto luego de
transcurridos tres minutos, no antes. Si el sujeto tarda más de tres minutos, el
reforzamiento se pospondrá hasta el momento en que el sujeto proporcione la respuesta.

Los programas de intervalo variable (IV) Elegidos de antemano diversos intervalos de


duración diferente, se refuerza siempre la primera respuesta obtenida al cumplirse el
intervalo respectivo y se designa el programa en base al promedio de los valores
correspondientes a los distintos intervalos.
Así, por ejemplo» podemos aplicar este programa fijando distintos valores en tiempo: V,
4', 3' y 2', o sea que reforzaremos por primera vez a la respuesta formulada al pasar un
minuto; después, a la primera respuesta pasados cuatro minutos, y así sucesivamente. El
valor del IV resultará de la suma de todos los intervalos (10') y su división entre d número
de valores (4), lo cual nos dará un IV de 2.5', En consecuencia, los programas de intervalo
fijo y variable se asemejan en que: a) el reforzamiento siempre se programa en base al
transcurso del tiempo, y b) el reforzamiento siempre se administra después de la primera
respuesta obtenida al transcurrir el intervalo criterio.

Otros tipos de programas de reforzamiento intermitente, se trata de los programas de


reforzamiento diferencial de tasas altas y tasas bajas, y de los programas de reforzamiento
de pausas cortas y pausas largas. En ambos tipos de programas se intenta lograr
directamente que el sujeto responda con frecuencias muy elevadas o muy reducidas; para
ello se utilizan criterios combinados de tiempo y número de respuestas.

Hay tres programas de reforzamiento adicionales, que pueden utilizarse en la


modificación de conducta: los programas múltiples, los programas concurrentes y los
programas conjugados o proporcionales.

Control de estímulos

Los estímulos no causan necesariamente la respuesta, sino que solo guardan una relación
temporal con ella, con respecto a cuya emisión son en cierto modo neutrales. Si un
estímulo está siempre presente cuando se refuerza una respuesta la conducta en cuestión
se emite con mayor probabilidad ante dicho estímulo que en cualquier otra situación.
Decimos que el sujeto distingue o discrimina el estímulo que acompaña al reforzamiento;
lo denominamos estimulo discriminativo. Los estímulos discriminativos pueden ser todo
lo arbitrarios que se desee. El único requisito o propiedad que deben cumplir es asociarse
siempre a las condiciones en que una respuesta se refuerza.

Para poner una conducta bajo control de estímulos el procedimiento es que una vez que
la respuesta se emite con determinada frecuencia, bajo reforzamiento continuo, se
presenta un estímulo cualquiera, de preferencia fácilmente discriminable y se refuerza la
respuesta proporcionada en su presencia con objeto de obtener que la presencia de tal
estímulo aumente notoriamente Ja probabilidad de la respuesta.
Reforzadores condicionados

Una de las aspiraciones más importantes, dentro de una tecnología conductual, es la


creación de nuevos reforzadores, más frecuentes en el medio natural, que nos permitan a
la larga sustituir a los reforzadores arbitrarios con los que iniciamos el trabajo de
modificación de conducta. La mecánica del procedimiento para establecer lo que se
denominan reforzadores condicionados es aparejar la presentación del estímulo u objeto
que deseamos condicionar como reforzador con la presentación de un reforzador que ya
funciona como tal en la práctica. El objeto o estímulo que vamos a establecer como
reforzador condicionado debe preceder al reforzador incondicionado.

Tal aparejamiento se realiza el número de veces necesario, que varía de sujeto a sujeto,
objeto a objeto y condición a condición, pero que puede probarse en la práctica mediante
los efectos que va adquiriendo el nuevo reforzador. Podemos decir que poseemos un
reforzador condicionado cuando este puede sustituir al reforzador incondicionado que
utilizamos, y seguimos siendo capaces de mantener la conducta puesto que no disminuye
sensiblemente su frecuencia.

Encadenamiento

En variadas situaciones, que nos enfrentamos a la tarea de entrenar a un niño en una


conducta más o menos compleja y tenemos que definir de inmediato los pasos que
seguiremos para lograr tales fines. Lo más recomendable es desarticular en varios
segmentos más simples la conducta terminal o final que nos interesa y trabajar por
separado en cada uno de aquellos. Hecho esto, procedemos a unir los distintos
componentes para rearticular la conducta compleja especificada en un principio. A este
eslabonamiento de segmentos conductuales más simples en una sola conducta compleja,
se le denomina encadenamiento. Para esto es necesario seguir un orden preciso que va
desde la última respuesta, que es la reforzada, hasta la primera dentro de la cadena que es
la que se halla más distante del reforzamiento; obedece a la necesidad de unir los distintos
segmentos conductuales mediante reforzadores condicionados los cuales se hacen
necesarios en un número igual al de componentes de la cadena conductual. Cada parte de
la cadena debe tener como consecuencia un reforzador condicionado que la mantenga
(puede ser el mismo o uno distinto cada vez), excepto la última, a la que debe seguir el
reforzador incondicionado correspondiente a la totalidad de la conducta compleja.
C. ESTÍMULOS SUPLEMENTARIOS

Existe una serie de procedimientos de gran utilidad para facilitar la emisión de algunos
tipos de conducta. Estos procedimientos, que abarcan distintas clases de operaciones, se
utilizan generalmente dentro del moldeamiento de la respuesta o bien vinculados a la
aplicación de reforzamiento positivo. Implican la manipulación de variados tipos de
estímulos; en ocasiones requieren que el sujeto posea conductas previas que permitan la
aplicación del procedimiento. Se les denomina estímulos suplementarios y su función es
importante para la adquisición inicial de la respuesta, como procedimientos de apoyo.
Una vez que, a través de ellas, se ha logrado “extraer” o “facilitar” la conducta, se retiran,
para dejar paso a los procedimientos normales.

Estímulos Instigadores

Este tipo de estímulo se utiliza generalmente en el moldeamiento mismo de la respuesta,


o en la "extracción” de respuestas que el sujeto ya posee dentro de su repertorio, pero
fuera del control de los reforzadores en uso. Su función consiste en forzar la emisión de
la respuesta; en consecuencia, debemos tener la certeza previa de que tal respuesta existe
en el repertorio del sujeto como también que el estímulo elegido para instigarla es d
apropiado. Podemos dividir a los estímulos instigadores en dos clases: a) físicos, y b)
verbales. Su aplicación depende directamente de la conducta que deseemos forzar.

Los instigadores físicos se utilizan para producir la emisión de respuestas motoras como
la articulación vocal, movimientos corporales, La instigación asume tantas formas
posibles como formas físicas tenga la respuesta.

Los instigadores verbales; su forma especial depende directamente de la respuesta que


deseamos obtener del niño (generalmente verbal también), el requisito previo es que el
niño pueda imitar sonidos; o sea que el sujeto ha sido entrenado previamente en imitación.
Los instigadores verbales se utilizan con gran frecuencia en el entrenamiento del lenguaje.

Hay dos tipos adicionales de instigadores, son las instrucciones y los estímulos imitativos.

Estímulos de preparación
Los estímulos de preparación son otra clase de estímulos suplementarios de gran utilidad
para estructurar una situación que favorezca la aparición de una conducta. Su función
principal consiste en un procedimiento adicional que añade “información” respecto a lo
que se espera del sujeto, en la situación particular donde se está reforzando una conducta
en especial. Podemos disponer de gran multitud de estímulos de preparación, pero en
general, dentro de nuestro campo especial de interés, los más importantes son los
siguientes: a) estímulos para respuestas de imitación; b) instrucciones, y c) estímulos
discriminativos sobreimpuestos.

Estímulos de apoyo y desvanecimiento

Son estímulos que ya tienen control sobre la conducta que deseamos reforzar dentro de
una nueva situación, o bien son fácilmente discriminables por parte del sujeto; en
consecuencia, establecer una conducta apropiada ante ellos no representa una tarca difícil.

Asociado a la utilización de los estímulos de apoyo, aparece un procedimiento adicional


que reviste doble aspecto: el desvanecimiento de estímulos, que puede ser para identificar
esos aspectos de alguna manera, aditivo o sustractivo, según se añadan o se retiren
estímulos.

Probación y exposición del reforzamiento

La probación del reforzamiento consiste en hacer que el sujeto se familiarice directamente


con el reforzador en la situación particular en que va a ser reforzado, entrando en contacto
directo con dicho reforzador. En el caso de la exposición del reforzamiento, se aplica
cuando no es posible que el sujeto participe activamente, como en el caso de la probación,
en la familiarización con el reforzador. Entonces, se procede a exponerlo a las condiciones
lo más parecidas que se pueda a aquellas en las cuales se utiliza el reforzamiento.

Estas técnicas son suplementarias del procedimiento principal, y en caso de que no


resulten eficaces, debemos buscar un nuevo reforzador más poderoso o moldear la
respuesta misma de utilización del reforzador con otro tipo de reforzamiento.

D. REDUCCION DE CONDUCTAS
Estos procedimientos se aplican cuando deseamos que desaparezca una respuesta que está
dentro del repertorio de conductas de un sujeto, se trata de suprimir aquellas conductas
cuyas consecuencias son aversivas o dañinas para otros sujetos o para el mismo sujeto, o
que le impiden tener acceso a fuentes de reforzamiento adicionales.

Extinción

Consiste en suspender la entrega de reforzamiento, es decir, suprimir las consecuencias


que siguen a determinada conducta. La suspensión del reforzamiento debe ser completa;
el reforzador ya no se debe administrar nunca para esa respuesta. El efecto de la extinción
es una disminución gradual en la frecuencia de las respuestas hasta que desaparece
completamente, pero al principio de la extinción, se produce un aumento transitorio en la
conducta que disminuye luego rápidamente; es aconsejable entonces no cambiar de
procedimiento en forma inmediata, pues los efectos pueden resultar contraproducentes.

Tiempo-fuera del reforzamiento

Lo que se hace es sacar al sujeto de la situación cuando emite la conducta que deseamos
suprimir; como consecuencia, el sujeto pierde contacto con los estímulos discriminativos,
reforzadores condicionados y reforzadores incondicionados. Este procedimiento produce
efectos más rápidos que la extinción, aun cuando tiene la obvia desventaja de que no
modifica de manera directa la administración de reforzadores en el medio y no nos otorga
seguridad alguna de que la respuesta no vuelva a aparecer un tiempo después. Lo más
recomendable es asociar el tiempo-fuera del reforzamiento con estímulos discriminativos
que son una forma de control dentro del medio en el que el sujeto da la respuesta
indeseable.

Castigo positivo

El castigo es un procedimiento mediante el cual aplicamos un estímulo (punitivo) como


consecuencia de una conducta; el efecto que persigue es la supresión de dicha conducta
por reducción de su probabilidad futura. Hay que llenar dos requisitos; uno, que el
estímulo punitivo se presente después de la respuesta y como consecuencia de ésta; dos,
que efectivamente se reduzca la probabilidad de la conducta en cuestión. Si no se cumplen
ambos requisitos no podemos hablar de castigo. El castigo representa el único
procedimiento que, bajo condiciones óptimas de aplicación, produce supresión o
desaparición permanente e inmediata de la conducta. Naturalmente, ello depende de su
intensidad, de que sea aplicado de inmediato, de que la conducta por suprimir no esté
siendo reforzada al mismo tiempo, y de muchos otros factores.

Estímulos aversivos condicionados

En la supresión condicionada se presenta un estímulo neutral que parece no tener efecto


alguno sobre la conducta, y se lo asocia con un estímulo punitivo. El estímulo neutral,
que puede ser una palabra, un estímulo físico cualquiera, debe presentarse muy poco antes
del estímulo punitivo. Dado que el estímulo punitivo, por definición funciona como
castigo, se da por supuesto, que la asociación de estos dos estímulos se efectuará en
presencia de la conducta indeseable que se va a suprimir. Después de repetir varias veces
la presentación conjunta de estos estímulos, bastará presentar el estímulo neutro para que
la conducta se suprima mientras aquel está presente. Décimos, pues, que se ha convertido
en un estímulo aversivo condicionado. EI estímulo aversivo condicionado puede
mantener sus propiedades por largo tiempo, siempre y cuando se le asocie
intermitentemente con el estímulo punitivo o aversivo.

Reforzamiento de conductas Incompatibles (RDO)

Se basa en el reforzamiento de otras conductas, incompatibles con la respuesta que se va


a suprimir. El diseño del procedimiento es muy simple: se especifica una conducta tal
que, al emitirse, imposibilite que la conducta indeseable se efectúe. Una vez planeada la
situación de respuesta, se refuerza activamente la conducta incompatible de manera
continua, RFC, sin aplicar ninguna consecuencia a la conducta indeseable. El aumento de
la conducta incompatible se traduce en una disminución concomitante de la conducta
indeseable. Este procedimiento, que se denomina de reforzamiento diferencial de otras
respuestas, RDO, puede asumir varias modalidades. Es importante posponer el
reforzamiento si aparece una respuesta indeseable, pues podría suceder que se estuviera
estableciendo involuntariamente una especie de encadenamiento entre la respuesta
indeseable y la respuesta reforzada.

Costo de respuesta o castigo negativo

Se emplea cuando el sujeto tiene a mano algún reforzador que es susceptible de ser
retirado, es decir cuando podemos quitarle al sujeto un reforzador que obra en su poder,
la naturaleza de este reforzador puede ser muy variada. Consiste en la posibilidad de
quitar, como consecuencia de la conducta, algún reforzador disponible; ello ocasiona la
reducción de la respuesta, cuya consecuencia es la perdida de reforzamiento.

Saciedad

En este caso la supresión de una conducta se basa en la utilización del propio reforzador
que la mantiene. Se aplica de manera muy simple: se aumenta en forma considerable la
administración del reforzamiento, como consecuencia o no de la conducta indeseable que
está manteniendo, hasta que se sacia al sujeto, de manera que el reforzador pierde su valor
como tal. Un reforzador que se presenta con mucha frecuencia y en grandes cantidades
produce saciedad y pierde su eficacia en el mantenimiento de la conducta.

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