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Tecnologías ancestrales

y reducción de riesgos
del cambio climático
Terrazas precolombinas
Taqanas Quillas y Wachus

5 EDUARDO CHILON CAMACHO


Tecnologías ancestrales
y reducción de riesgos
del cambio climático

Terrazas Precolombinas
Taqanas, quiillas y waachus

E C  C 

Ministerio de Planificación
del Desarrollo
Tecnologías ancestrales y reducción de riesgos del cambio climático
Terrazas Precolombinas Taqanas Quillas y Wachus

•”ž”Publicación ’•—Š˜†‰Š:
© PROMARENA, 2 008
Av. 6 de Agosto No. 2570
Tel./Fax: (591-2) 2430503
La Paz, Bolivia
www.promarena.org.bo

Gestión de:
Lic. John Vargas Vega
Viceministro de Planificación Territorial y Ambiental

Ing. M.Sc Juan Carlos Zapana


Coordinador General PROMARENA

Ing. César Altamirano Bustillos


Responsable del Subcomponente de Apoyo al Manejo de
Terrazas Agrícolas Prehispánicas

Autor:
Ing. M.Scǀ Eduardo Chilon Camacho
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© Ilustraciones: Ing. Carlos Laruta Vin”

Primera ediciónŽ’•—Š˜†: ’†—Ÿ”‰ŠȝțțȤ

Depósito Legal: ȟǂȜǂȜȞȞȠǂțȤ††Ÿǂ”‘Ž›Ž†

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Todos los derechos reservados.


Se autoriza la reproducción total o parcial citando la fuente.
Prológo

Este trabajo es importante en varios sentidos: Es importante porque plantea


la recuperación de la tecnología ancestral sin pretender, en ningún momento, un
retorno al pasado que implique un retroceso y una negación de los actuales
avances de la ciencia y de la tecnología. Implica, más bien, beneficiarse de las
prácticas y conocimientos que se tradujeron en la ciencia de la administración
del territorio y de las sociedades de las culturas americanas en la región andina
que armonizaba profundos conocimientos de ingeniería, agronomía, ecología,
astronomía, meteorología, hidráulica y, sobre todo, conocimientos de
programación de la producción y de los ciclos ambientales y, por ende, de
seguridad alimentaria y económicos. La idea es más bien destacar y obtener el
mayor beneficio posible del manejo ecológico y sostenible de los recursos
naturales que tuvieron las culturas de estos territorios.

Esta investigación, fruto de varios años de trabajo e investigación, también


es importante porque encara una genuina preocupación: no considerar la
posibilidad de revalorizar con su entendimiento y uso la llamada tecnología
ancestral, dice el autor, nos llevará al riesgo que significa no aplicar las
respuestas que ya han funcionado y se han ido adaptando en el tiempo en estos
espacios y sociedades y caer en la ciega adopción de conocimientos y
tecnologías generadas en otras latitudes que responden, usualmente, a medios
diferentes en lo geográfico, cultural y socioeconómico y lo que es aún peor: a
negarnos a generar conocimiento propio a partir de nuestras realidades y del
acervo tecnológico y social local y global.
El autor plantea que recuperar, hoy en día, algunas técnicas ancestrales, ya
sean canales de riego, herramientas,  taqanas, terraplenes o sukakollu, requieren
ser estudiadas previamente en lo que fue su contexto estructural e histórico
(por ejemplo, abundancia de trabajo comunitario gratuito) y no sólo en sus
virtudes tecnológicas intrínsecas. El uso de la ciencia y la tecnología debe incluir
los conceptos de viabilidad técnica, social, económica y cosmológica de los
tiempos presentes y adaptarse a ellos.

Un notable acierto en el trabajo ‰Š‰š†—‰”Ž‘”“†’†ˆ”es que se


destaca la importancia de lograraplicar los conceptos ecológicos ancestrales
†‘ desarrollo del área rural del país,reflexionando sobre las acciones cuidadosas
de recuperación e incorporaciónde las mismas al saber de las comunidades
originarias, y a la experiencia de lostécnicos de campo y profesionales.
En esta línea, los miembros de lascomunidades están reforzando sus
ˆ†•†ˆŽ‰†‰Š˜Š“•—¡ˆ™Žˆ†˜‰Š’†“Š”—†ˆŽ”“†‘‰Š‘”˜—Šˆš—˜”˜“†™š—†‘Š˜ƽˆ”’”
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Es una grata satisfacción presentar esta publicación porque es, sin duda, un
invalorable aporte al conocimiento de las tecnologías ancestrales y,
particularmente, de las terrazas agrícolas, sus características, clasificación y
posibilidades económicas de valorización, lo cual tiene una gran importancia en
el contexto actual de sostenibilidad y uso de las tierras de alta montaña y en la
valorización de los activos de los campesinos más pobres de la región andina.

Roberto Haudry de Soucy


FIDA-AMERICA
Prefacio

La visión boliviana del desarrollo integral y sostenible, la preservación del


medio ambiente, la atenuación de los efectos del cambio climático y la
superación de las limitaciones para que los hombre y mujeres vivan bien y en
armonía con la naturaleza, tiene que repensar con énfasis la recuperación de los
conocimientos y de la ciencia precolombina, desarrollada durante siglos, por las
culturas andino-amazónicas žˆ†–šŠÕ†que se asentaron en el territori”
nacional y deSudamérica en su conjunto. Las impresionantes tecnologías
conservacionistasy productivas inventadas para diversos ecosistemas,
permitieron a nuestrosancestros desarrollar unsistema social y productivo
sostenible que fue la basede su economía y desarrollo.

El desarrollo rural del país y la problemática que plantea el cambio climático


requiere ser enfrentada, entre otras alternativas, con la revalorización de las
estrategias y tecnologías andino-amazónicas de larga data, que posibiliten la
preservación de los recursos naturales a largo plazo, por lo que resulta estratégico
recuperar y validar aquel repertorio de conocimientos y tecnologías que todavía
subyacen en las comunidades originarias, seleccionando aquellas que respondan
al contexto actual y que sean reproducibles en las condiciones actuales.

Debe tomarse en cuenta que la recuperación de las alternativas tecnológicas


precolombinas, en el contexto actual, se ve facilitada por el rol que están
comenzando a ejercitar las comunidades campesinas y los municipios rurales.
Esperamos que se les ofrezca el más amplio apoyo para lograr una identidad de
conciencia nacional, a partir de nuestra herencia cultural ancestral.
Indudablemente que esto implica un cambio en la forma de pensar y actuar
que tradicionalmente sólo consideraba la opción de la “tecnificación moderna y
mercados” del sector agropecuario; sin embargo, en el marco de las mismas leyes
nacionales del cambio, particularmente en los ámbitos educativos, de desarrollo
rural y planificación, se puede lograr una conciencia sobre la validez de la
revalorización y puesta en vigencia de las tecnologías andino-amazónicas
žˆ†–šŠÕ†˜ancestrales.

Adelantándose a estos cambios, desde hace dos décadas, grupos de


estudiantes, docentes y técnicos, cobijados en las universidades públicas y
privadas, confrontándonos con lo que el sistema vigente imponía, logramos
valiosos espacios realizando investigaciones y tesis de grado en tecnología
ancestral andino-amazónica, nutriéndonos del saber de las comunidades
originarias. También se consiguió la incorporación de materias electivas a los
programas de estudios de las Carreras de Agronomía, son los casos de la
Universidad Mayor de San Andrés UMSA, la Escuela Militar de Ingeniería EMI, y
la creación del Taller de Tecnología Andina que derivó en el Centro de
Investigación y Difusión de Alternativas Tecnológicas andino-amazónicas CIDAT
en La Paz, también en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba con
un movimiento agroecológico liderizado por AGRUCO.

El presente trabajo forma parte de este enfoque de investigación y desarrollo,


que es fruto de un proceso de reflexión de docentes, estudiantes y técnicos que
paulatinamente va creciendo y que esperamos se consolide con la incorporación
del ejército de técnicos y profesionales provenientes de las comunidades, que se
han formado en las universidades y particularmente en las Unidades Académicas
Campesinas de la Universidad Católica Boliviana, UCB.

Se cifra la esperanza que el presente trabajo contribuya a seguir animando a


investigadores, estadistas, autoridades municipales, autoridades comunitarias,
ejecutores de proyectos y técnicos a dirigir su mirada a las alternativas
tecnológicas andino-amazónicas. Estamos seguros que en ellas se puede
encontrar muchas respuestas que pueden ser de gran utilidad para resolver los
problemas del desarrollo rural y de los que plantea el cambio climático, en el
contexto de la Bolivia actual y del mundo.

El autor expresa su agradecimiento al PROMARENA por el financiamiento de


la publicación así como a las organizaciones campesinas de Yanacachi, Cohoni,
Mocomoco, Charazani, Curva, Chuma y Ayata y a todos nuestros hermanos
campesinos de las diversas comunidades del país que nos acogieron y
compartieron con nosotros sus conocimientos, experiencias y esperanzas.

Un reconocimiento especial a Amparo Molina, mi esposa y compañera y a


mis queridas hijas Jhoselyne Nadia y Johanna Amparo, por su amor, paciencia,
aliento e invalorable apoyo.

Ing. M. Sc. Eduardo Chilon Camacho


Consultor PROMARENA- Proyecto
Manejo de Recursos Naturales
Consultor Edafólogo, Desarrollo Rural y RR.NN.
Docente Investigador Postgrado CIDES-UMSA
Docente UAC Tiahuanaco UCB, EMI
”ˆŠ“™Š †ˆš‘™†‰Œ—”“”’Æ
Índice

Introducción 13

Primera parte
Fundamentos de la tecnologia ancestral: El software y el harrdwaree
de la tecnología andino–amazónica 15

Antecedentes 15

1. El software de la tecnología andino-amazónica 17


1.1. Construcción del software andino–amazónico 19
1.2. Rituales agropecuarios como expresión del software andino-amazónico 21
1.3. Destinatarios de los rituales agropecuarios 25
1.4. Planificación sistemática andino–amazónica 26
2. El hardware de la tecnología andino-amazónica 32
2.1. Parámetros físicos de funcionamiento de las tecnologías
andinas y amazónicas 33
2.2. Tecnologías ancestrales para la reducción del riesgo de los
fenómenos climáticos 40

A manera de conclusiones 74

Bibliografía 79
Segunda parte
Terrazas agricolas precolombinas taqanas quillas y wachus 83

Antecedentes 83

Alcances y objetivos del estudio 84

1. Las terrazas precolombinas 85


1.1. Conceptos y Denominaciones 85
1.2. Aspectos Históricos y Cobertura Geográfica de las Terrazas Agrícolas 86
1.3. Ciencia Ancestral y Terrazas Precolombinas 91
1.4. Principios Físicos del Funcionamiento de las Terrazas Precolombinas 92
2. Tipología de las terrazas agrícolas precolombinas 97
2.1. Terrazas que reducen la pendiente para el control de la tierra y el agua 97
2.2. Terrazas con pendiente nivelada para facilitar el riego 99
3. Importancia de las terrazas precolombinas en la conservación
de los suelos y el agua 101
3.1. Sobre el control de la Erosión 102
3.2. Sobre el drenaje 102
3.3. Sobre el mantenimiento de la fertilidad del suelo 103
4. Terrazas precolombinas de Bolivia: taqanas, quillas y wachus 103
4.1. Inventario preliminar de terrazas precolombinas 103
4.2. Inventario de terrazas precolombinas en el departamento de La Paz 107
4.3. Posibilidades de recuperación de las terrazas precolombinas 111
5. Clasificación de las terrazas precolombinas de Bolivia 112
5.1. Sistema de clasificación de terrazas agrícolas 113
5.2. Descripción de las clases de terrazas o taqanas 116
6. Uso del sistema de clasificación de terrazas precolombinas 137
6.1. Terrazas agrícolas de qapana 137
6.2. Terrazas agrícolas de ladera 138
7. Componentes estructurales de las terrazas precolombinas 140
7.1. Componentes geométricos de las terrazas o taqanas 140
7.2. Estructura de las terrazas o taqanas 143
8. Quillas de los yungas de Bolivia 147
8.1. Estructura de una quilla precolombina 148
9. Estudios de caso: terrazas precolombinas de los yungas y
valles interandinos del departamento de La Paz 154
9.1. Terrazas precolombinas de yungas. Subcuencas Unduavi y Takesi 155
9.2. Inventario de taqanas y quillas precolombinas de Yanacachi 172
9.3. Terrazas precolombinas de valles interandinos subcuenca
Cohoni-Tahuapalca 200
9.4. Inventario de terrazas precolombinas de Cohoni 212
9.5. Causas del abandono y destrucción de quillas y taqanas en
Yanacachi y Cohoni 23Ȝ
10. Aprendizaje de experiencias de en rehabilitación y construcción de terrazas 23Ƞ
10.1. Experiencias en reconstrucción de taqanas precolombinas 23Ƞ
10.2. Aprendizaje de experiencias en construcción de terrazas nuevas 24ȡ
11. Plan de manejo y conservación de taqanas 2Ƞț
11.1. Organización comunal para el mantenimiento de las taqanas 2Ƞț
11.2. Distribución del tiempo para el mantenimiento de las taqanas 25Ȝ
11.3. Períodos de trabajo de mantenimiento de las taqanas 25ȝ

Conclusiones 25Ȟ

Recomendaciones 25ȟ

Bibliografía 25ȣ
Tercera parte
El promarena y la revalorización de conocimientos locales 26ȟ

Antecedentes 26ȟ

1. Marco institucional y metodológico del PROMARENA 26ȟ


1.1. Componente manejo de recursos naturales 26Ƞ
1.2. Componente de servicios rurales no financieros 26ȡ
1.3. Actividades transversales 26Ȣ
2. Cobertura del PROMARENA 2Ȣț
2.1. Cobertura nacional 2Ȣț
2.2. Cobertura de la UTL-Valles Interandinos La Paz 27Ȝ
3. Los concursos y la revalorización de los conocimientos locales
UTL-VIA La Paz 27Ȟ
3.1. Resultados UTL-VIA La Paz 27ȣ
4. Estudio-diagnóstico de las terrazas agrícolas en el área de trabajo 28Ȟ
4.1. Delimitación espacial y participación 28ȟ
4.2. Antigüedad de las terrazas agrícolas 28Ƞ
4.3. Origen de construcción de las terrazas agrícolas 28ȡ
4.4. Estado de situación de las terrazas agrícolas precolombinas y antiguas 28Ȣ
4.5. Estado de situación de las terrazas agrícolas de construcción recienteȞțț
4.6. Recuperación y construcción de terrazas agrícolas 306
4.7. Prácticas de manejo y conservación 30ȣ
5. Testimonios de los participantes 3Ȝț

Conclusiones 32ȝ

Recomendaciones 32Ȟ

Bibliografía 32ȟ
Introducción

La historia de Bolivia ž‰Š ‡Š—”†’´—Žˆ†Š“ŒŠ“Š—†‘registra un período


precolombino’šžŽ’•”—™†“™Šdesarrollado antes de la conquista. Éste echó
sus raíces en los•šŠ‡‘”˜†“‰Ž“”ǂamazónicos que originalmente se asentaron
en el territorio y–šŠ™š›ŽŠ—”“š“gran desarrollo cultural, organizativo y
político, forjando un˜Ž˜™Š’†Šˆ”“Ø’Žˆ”productivo muy eficiente, fundado
en una sólid†”—Œ†“ŽŸ†ˆŽØ“˜”ˆŽ†‘–šŠposibilitó el desarrollo de tecnoloǂ
gías adecuadas pa—†ˆ”“™—†——Š˜™†—‘†˜ˆ”“‰ŽˆŽ”“Š˜ˆ‘Ž’¡™Žˆasž‹Ž˜Ž”Œ—¡‹Žˆ†˜
†‰›Š—˜†˜. Tomaron como—Š‹Š—Š“ˆŽ††‘†“†™š—†‘ŠŸ†ƽ•†—†ˆ—Š†—˜š˜‰Ž‹Š—Š“™Š˜
ˆ”“‰ŽˆŽ”“Š˜ˆŽŠ“™Ã‹Žˆ†˜ž—Š‘ŽŒŽ”˜†˜ǀ”‰”‘”creado se diversificaba en el
vientre cósmico que conocemosˆ”’”’†‰—Š™ŽŠ——†ƽpor lo tanto, la tierra es la
generadora de la vida, la que da˜š˜‹—š™”˜ƽ‘†–šŠalimenta y protege, es el ente
vivo del cual formamos parte, es‘†ŒŠ“Š—†‰”—†‰Šenergía, por ello desde
tiempos inmemoriales se armonizóž•—Š˜Š—›Ø†‘†naturaleza en su conjunto.
Todo esto fue posible gracias a un trabajo de larga data, que les permitió
desarrollar un software1 y un hardware que se expresa en las tecnologías andino-
amazónicas en las que se incluyen las taqanas o terrazas agrícolas, las quillas,
sukakollu, tarasukas, q´ochas, q´otas, q´otañas, canapas  y otras. Todo lo anterior
se sustentaba en una cosmovisión holística que involucraba diversos
relacionamientos en un conjunto coherente y con una precisa sincronización
espacial y cronológica.
Sin embargo, desde la conquista se ha sufrido intensos cambios y mestizaje
no sólo étnico, sino también cultural, que ha incidido directamente en la
desarticulación de la organización social, la forma de organizar la producción y
la tecnología empleada.
1
Los conceptos software y hardware, se utilizan en analogía con la informática moderna, para explicar de
mejor manera y en lenguaje actual al conjunto de la tecnología andino-amazónica, formada por una
parte intangible (cosmovisión y rituales) y otra material (infraestructura física), como la razón de ser de
la tecnología ancestral andino-amazónica.

13
En la actualidad y a pesar del tiempo transcurrido, todavía es admirable
contemplar, en numerosas comunidades del altiplano, valles, yungas y la llanura
amazónica, inmensas áreas cubiertas con terrazas precolombinas, taqanas,
sukakollu, q´ochas, sistemas de lomas y drenaje, construidas en tiempos en que
aún no se disponía de los conocimientos que hoy existen. Lamentablemente,
por múltiples factores, en la actualidad sólo una pequeña proporción de estas
tecnologías están en uso, la mayor parte se encuentran abandonadas. Lo que
actualmente se observa es un proceso gradual de pérdida de estos
conocimientos y sólo un escaso número de prácticas y tecnologías de origen
ancestral que progresivamente pierden su carácter integral.
Pero nada de esto niega el gran componente indígena presente en nuestra
sociedad, el que se expresa con mayor fuerza en el mundo rural de Bolivia. El
resultado es un país cuya principal característica es la diversidad cultural, la que
al mismo tiempo lo enriquece y lo complejiza. El reto del desarrollo del país es
asumir esta realidad como una premisa básica para planificarse, con
posibilidades de éxito, políticas de investigación y de desarrollo rural integral.
Una racionalidad elemental aconseja hacer una lectura de esta valiosa
historia ancestral, para llegar a entender cómo fue posible, cómo se realizó y
cómo funcionaron los sistemas de producción agropecuaria andino–amazónicas.
En ellas se podría encontrar muchas respuestas que podrían ser de gran
provecho en la actualidad y que sean, además, útiles para enfrentar con éxito la
problemática del cambio climático y del desarrollo de la Bolivia actual y del
mundo. Se tiene que partir del hecho que no es posible definir políticas,
estrategias y acciones concretas de desarrollo, sin remitirse a la lectura de la
historia de épocas precolombinas, sobre todo del uso del espacio andino–
amazónico y de la recuperación y puesta en vigencia de las valiosas tecnologías
andino-amazónicas ancestrales.

14
PRIMERA PARTE

Fundamentos de la tecnología ancestral: El software


y el hardware de la tecnología andino-amazónica1

Antecedentes

Una interrogante que tratan de responder insistentemente numerosos


investigadores de la ciencia ancestral andina y amazónica es la siguiente ¿Cuál
ha sido el software y el hardware que desarrollaron las culturas ancestrales
andinas y amazónicas para asegurar una provisión sostenible de alimentos en el
tiempo, sin afectar a las bases productivas, y que les permitió sostener a una
población numerosa y dispersa sobre un medio fisiográfico contrastante, difícil,
complejo y heterogéneo?
Las evidencias históricas demuestran que en contraste a la situación actual,
en épocas precolombinas en el espacio andino y amazónico, ocupado
actualmente por los países de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y parte de
Argentina se alcanzó un alto grado de desarrollo, basado en una sorprendente
planificación cibernética para el manejo del riesgo, a través de la estructuración
de una adecuada organización social y la creación de una tecnología que les
permitió el manejo adecuado de los recursos naturales: suelo, agua, vegetación,
animales y el clima.
El sistema de producción de alimentos en infraestructuras complejas como
las terrazas agrícolas precolombinas, los sukakollu, las tarazukas, q’otas,
q’otañas, canapas, los campos elevados, sistemas de drenaje en la amazonía y
otras, son una prueba fehaciente del software y hardware desarrollado por el
hombre andino y amazónico, constituyéndose en tecnologías que representan
1
Parte de este trabajo y en su primera versión se publicó como revista el año 1996, con el título de El
software y el hardware de la tecnología andino-amazónica con apoyo de HISBOL y UNIR-UMSA. Sus
planteamientos continúan vigentes y hoy se presenta un documento mejorado y aumentado.

15
la más alta expresión de la sabiduría andino-amazónica para manejar espacios
geográficos heterogéneos.
Estas infraestructuras productivas demuestran que las culturas ancestrales
andino-amazónicas fueron capaces de reconocer su medio y adecuarse a él,
asegurando una oferta estable de alimentos, manejando racional y
adecuadamente los recursos naturales, la biodiversidad, el fraccionamiento y
las fluctuaciones temporales y permanentes.
En el ámbito productivo agrícola y pecuario, lograron perfeccionar el uso y
manejo racional de la tierra, el agua y otros recursos, con el acceso a diversos
pisos agroecológicos y el manejo de la biodiversidad; basta señalar que de los
103 ecosistemas existentes en el planeta, 84 están concentrados en el área
andino-amazónica de Bolivia. Paralelamente se llegó a un exitoso
aprovechamiento de los animales y las plantas mediante la domesticación y el
fitomejoramiento. Para tener una idea de la eficiencia y sofisticación agrícola
precolombina, el 40% de las plantas que consume la humanidad son producto
de la ingeniería genética y de la biotecnología andino-amazónica.
Todo lo anterior se sustentaba en una cosmovisión holística que involucraba
diversos relacionamientos en un conjunto coherente y con una precisa
sincronización especial y cronológica.
Sin embargo, desde la conquista se ha sufrido intensos cambios y un
mestizaje no sólo étnico, sino también cultural, que ha influido directamente en
la desarticulación de la organización social, la forma de organizar la producción,
y las tecnologías empleadas. Lo que actualmente se observa es un proceso
gradual de pérdida de estos conocimientos y sólo un escaso número de prácticas
y tecnologías ancestrales que progresivamente pierden su carácter integral.

16
1. El software de la Tecnología Andino-Amazónica

El software de la tecnología andino-amazónica forma parte del pensamiento


ancestral que está regido por una visión holística, donde todo en el universo
tiene vida, por lo tanto, el espacio es considerado como un sistema vivo e
inteligente, en contraposición a los postulados que rigen el pensamiento
occidental que considera al espacio como algo solamente material.
El software andino-amazónico está reflejado en el pensamiento seminal, que
se traduce en que todo tiene su madre, por ello, para el hombre andino-ama-
zónico, los fenómenos naturales aparecen, se desarrollan y desaparecen cuán-
ticamente y no de acuerdo a las leyes inmutables de Newton. (Medina, J., 1995)
El software de la tecnología andino-amazónica se sustenta en la cosmovisión
ancestral que a su vez se expresa en mitos y rituales que son consubstanciales
a la vida cotidiana de los pueblos andino-amazónicos y que son continuamente
creados y recreados, desde hace milenios hasta la actualidad, como un modo so-
cial de vivir el mundo y sus aconteceres.
A diferencia de la homogeneidad relativa de la geografía europea, que se re-
fleja en el modo de pensar y actuar del poblador de estas latitudes, con un pen-
samiento y planificación lineal, condicionado por tiempos preestablecidos o
“planificados”; el hombre andino-amazónico, en cambio, entendió su geografía
como un espacio biodiverso, complejo y heterogéneo. En el mismo modeló su
forma de actuar y pensar, con una noción de tiempo y espacio muy diferente al
del hombre de occidente.
Las culturas andino-amazónicas, en su desarrollo, generaron distintas estra-
tegias de relacionamiento con su entorno ambiental, delineando los funda-
mentos de una visión eco-sistémica para el control, acceso y uso sostenible de
los recursos naturales, logrando así una distribución equitativa de la riqueza,
que permitió satisfacer las necesidades más sentidas de alimentación, vivienda,
seguridad social y educación de todos sus pobladores.
De los 103 ecosistemas que hay en el mundo, 84 están presentes en la zona
andino-amazónica de Bolivia. Esto fue conocido y manejado por el poblador
ancestral y la eficiencia y sofisticación de su agricultura se manifiesta en que el
17
40% de las plantas que consume la humanidad los produjo la ingeniería genética
y la biotecnología prehispánica, así como la domesticación de la fauna andina y
amazónica2.
Es necesario tomar en cuenta esta realidad del país, sobre todo cuando se
trata de apoyar y financiar proyectos de desarrollo, de transferencia de
tecnología o aplicación de modelos de desarrollo, para mejorar las condiciones
de vida del poblador rural del país. Gran parte de los fracasos de los “Programas
de ayuda externa” en los últimos años, que sólo están dejando una secuela de
“Arqueologías del desarrollo”, se debe a que no se asumió esta realidad del país,
como un elemento básico para planear políticas y acciones de Desarrollo Rural
(gráfico 1).

2
El aporte de plantas alimenticias al mundo, por parte de las culturas ancestrales andino-amazónicas,
está conformado por una variedad de tubérculos, granos, raíces, hojas, plantas medicinales, frutos y se-
millas que, cultivados en diversos pisos ecológicos, les permitieron una soberanía y seguridad alimen-
taria. Después de la conquista, muchos de estos cultivos fueron llevados al continente europeo. En la
zona altoandina y los valles interandinos se domesticó y cultivó papa (Solanum tuberosum), papalisa
(Ullucus tuberosum), oca (Oxalis tuberosum), isaño (Tropaelum tuberosum), quinua (Chenopodium qui-
noa), kañawa (Crenopodium pallidicaule), tarwi (Lupinus mutabilis), achakana o raíz comestible de al-
tura (Tuber edule), maca (Lepidium meyenii), achira (Bulvucastanum bunium), achojcha (Leonia
glycicarpa), aji (Capsicum pubescens), ajipa (Helianthus tuberosus), zapallo (Cucúrbita máxima), cala-
baza (Lagenaria siceraria), frijol (Phaseolus vulgaris), jat´ataco (Amaranthus blitum), Koimi o millmi
(Amaranthus caudadtus), tuna (Opuntia vulgaris), lujma (Cydonia nana), lok´osti (Passiflora malifor-
mis), maíz (Zea mayz), pepino (Cucumus sativus), palto (Inga edulis), pacae (Persea gratissima), tomate
(Lycopersicum esculentum), tumbo (Passiflora laurifolia), wakataya (Capraria peruviana). En los Yungas
se cultivó amachi peke (Maranta allouya), maní (Arachis hypogaea), camote (Hipomoea batata), coca
(Erythroxylum coca), cacao (Theobroma cacao L.), chirimoya (Anona cherimolia), papaya (Carica can-
dins), piña (Ananassa sativa), racacha (Arracacha sculenta), wayaba (Psydium pomiferum), tomate de
árbol (Cyphomandra betacea), walusa (Xanthosoma sagillifolia), yacón (Helianthus acuosus), yuca (Man-
dioca sp). (Cárdenas, M, Gandarillas H., Condarco R. 1984). En la fauna se tiene la llama (Auchenia lama),
alpaca (Auchenia pacos), guanaco (Auchenia guanaco), vicuña (Auchenia vicuña), chinchilla (Eyromis
manigera), vizcacha (Lagidium sp), pato (Sardionis carunculada), parihuana (Phoenicopterus andina),
wallata (Bernicla melanoptera), suri (Pterochemis sp), peces como el ispi (Orestias agassizi), karachi
(Orestias neveui), mauri (Trichomycterus rivulatus), suchi (Trichomycterus dispar) (Condarco R., 1970).

18
Gráfico 1: Heterogeneidad agroecológica de Bolivia y homogeneidad europea

1.1. Construcción del software Andino-Amazónico

El software de la tecnología andina-amazónica se construyó en base a la


lectura profunda de los signos de la naturaleza y del universo, a través de una
lectura semiótica, que permitió al hombre andino-amazónico obtener la
información necesaria para organizar la mano de obra, la vida familiar, cultural,
social y política, puesta directamente al servicio de la producción. Asimismo, le
permitió sincronizar las actividades productivas: agricultura, ganadería,
piscicultura, artesanía y otras, articuladas e interconectadas en tiempo y espacio,
de modo que, con la menor agresión posible a la naturaleza, obtenían el máximo
de beneficios, sin hipotecar ni el uso sostenible de los recursos frágiles no
renovables y dispersos, ni su producción, a los intereses del momento o
mercantilistas.
De lo anterior se desprende que el software de la tecnología andino-
amazónica tiene que ser entendido como un conjunto de prácticas y tradiciones
19
culturales presentes en los rituales de la producción y desarrolladas para tratar,
en un “diálogo recíproco”, con el ambiente físico y biológico, articuladas a un
todo que no puede ser visto independientemente del sistema social del que
formaba parte, en un momento y en un lugar determinado.
El software de la tecnología andino-amazónica está presente y está latente
en el ritual de la producción, que proporciona al hombre de un método
contemplativo y cuántico de observación, que expresa y estimula la sensibilidad
del hombre andino-amazónico hacia la dimensión mistérica de la existencia, de
la fertilidad, de la vida y la muerte.
El ritual de la producción le confiere al hombre andino-amazónico una
confianza saludable para lograr el éxito en un trabajo arriesgado e inseguro,
porque realiza sus actividades productivas en un ecosistema difícil y agreste. Sin
este resorte espiritual hubiera sido difícil enfrentar el riesgo y la incertidumbre.
El desarrollo de este software le permitió al hombre andino-amazónico:
acumular conocimiento, sistematizar información, recordar experiencias,
valorizar saberes, respetar la naturaleza, integrar el todo, enseñar a todos,
aprender de todos y reproducir con todos, el conocimiento, la información y las
habilidades técnicas, que finalmente derivó en una verdadera planificación
andino-amazónica y en una estrategia agraria.
Los juicios acerca de las técnicas en sí mismas, aisladas de su contexto
estructural e histórico y por tanto aparentemente susceptibles de ser
“rescatadas” y transferidas tal cual, provienen de una concepción de la
tecnología sólo como algo material, sólo como un hardware, sea en forma de
infraestructuras de sukakollu, canales de riego, herramientas, terrazas o taqanas,
es decir, como algo básicamente tangible y material.
El concepto de la tecnología andino-amazónica va más allá de esta visión
demasiado estrecha, considera un software que incluye aspectos inmateriales
como el conocimiento, la experiencia, el compromiso social, los rituales y la
cosmovisión que, consecuentemente, articulan y dan la razón de ser a un
hardware representando por las infraestructuras materiales como sukakollu,
taqanas, q’ochas, campos elevados, sistemas de drenaje, qotañas y otras
(gráfico 2).

20
Gráfico 2: El software y hardware de la Tecnología Andino-Amazónica

1.2. Rituales agropecuarios como expresión del software


andino-amazónico

Resulta complicado presentar un trabajo completo de la descripción, análisis


e interpretación de todos los rituales que acompañan a las actividades del ciclo
anual agrícola relacionadas con las tecnologías andinas y amazónicas.

21
Sólo referencialmente, con el propósito de contextualizar el software andino-
amazónico, mencionaremos algunas cuestiones que incluyen ciertas constantes
que se encuentran prácticamente en todos los rituales del mundo andino-
amazónico; remarcándose que es en estos rituales agropecuarios, que en la
actualidad todavía practican las comunidades andinas y amazónicas, donde
subyace el software de la tecnología andina-amazónica.
A mediados de febrero o inicios de marzo, los campesinos del altiplano
boliviano ejecutan unos rituales sencillos en relación con la marcación de los
límites de las nuevas parcelas y con la primera roturación de las aynuqas y de sus
qapanas. Las comunidades de Sococoni y Timusí del municipio de Chuma
cuentan con riego y realizan un ritual de inicio de la siembra.
En el mes de mayo, la comunidad de Moyapampa juntamente con otras
parcialidades del cantón Amarete, municipio de Charazani, realiza un ritual
agrícola y ganadero en el cerro Isqani –para la salud de las personas, para que sea
un año bueno en producción en sus qapanas y que haya armonía en las
comunidades– mediante el pago de una cría de alpaca macho.
En zonas de valle, en los meses de julio y agosto se lleva a cabo la celebración
de la fiesta del agua con la limpieza de estanques o q’otas, y de los canales que
posibilitan el riesgo en las taqanas, q’ochas, tarazukas, e inauguran la época de
la siembra. La comunidad de Cohoni, a pesar de su cercanía con la sede de
gobierno, realiza la fiesta del agua con la limpieza de canales y mantenimiento
de su monumental sistema de riego, que se alimenta de los deshielos del nevado
Illimani. La fiesta del agua se presenta como un complejo y muy elaborado ritual
de ceremonias, que se viene celebrando, cuidadosamente, desde tiempos
inmemoriales y constituye en cada celebración una nueva oportunidad para
estrechar los vínculos que unen a los comunarios con sus divinidades y
antepasados identificados en lugares sagrados.
El mes de agosto es considerado como el mes crucial del año, marca el paso
del invierno a la primavera. Es el mes en que todos los campesinos están atentos
a las señales de la naturaleza para establecer sus pronósticos que orienten el
momento más apropiado para empezar la siembra y, a la vez, predecir el
resultado de la cosecha de próximo año. Para ello se presentan ofrendas a la

22
Pachamama, a los achachilas y a los espíritus de los productos, para conseguir
benevolencia y bendición para una buena cosecha. Las comunidades del
municipio de Tiahuanaco se guían por las nubes presentes los primeros tres días
del mes para programar sus siembras.
En algunas comunidades, como es el caso de Huaraco (comunidad de la
provincia Aroma, departamento de La Paz, en el altiplano central de Bolivia),
nombran a un kamanaca que, durante el periodo del crecimiento de los cultivos
en las taqanas, aynoqas, sukakollu, tendrá la responsabilidad de vigilar las
parcelas. Esta persona, ayudada por otros comunarios jóvenes, construye un
pequeño montículo en el centro de las parcelas. Allí presenta regularmente
ofrendas a los espíritus para que protejan a las plantas y mantengan alejadas de
las parcelas, las granizadas y heladas que pueden destruir las plantas tiernas.
El mes de octubre está relacionado con los difuntos, probablemente se debe
a que es uno de los meses más secos del año por lo que se establece una
asociación entre sequía y los huesos secos de los muertos. A los difuntos se les
pide también colaborar en la protección de las plantas y en su crecimiento, ellos
disfrutan después de los buenos resultados de la cosecha, y es en la fiesta de los
difuntos (2 de noviembre) donde se les retribuye con abundante comida.
A fines de noviembre se presenta nuevamente un momento crucial del año
agrícola, ansiosamente se esperan las lluvias necesarias para fructificar las
siembras. Los campesinos ejecutan ritos para obtener lluvias y tener a su favor
al espíritu de los granizos. (Van Den Berg, 1987)
En muchas comunidades se conserva la costumbre de mantener algunos días
de ayuno durante el mes de diciembre. En la madrugada, los comunarios se
reúnen, piden perdón por sus pecados, rezan pidiendo que no haya helada ni
granizada y que haya buena cosecha. Ofrendan una wilancha (un sacrificio
sangriento), un feto generalmente de llama en el centro de las parcelas y el
ofrecimiento de una misa (ofrenda dulce).
En el mes de enero se intensifican los ritos para conjurar las heladas que
suelen presentarse, al mismo tiempo, los campesinos presentan sencillas
ofrendas a los espíritus de los productos, antes de ejecutar los aporques.

23
El mes de febrero, a menudo llamado el mes loco, en razón de las
precipitaciones pluviales intensas, determina ofrendas que se presentan a la
Pachamama, por el alimento que ofrece a las plantas en crecimiento. Mediante
estas ofrendas también se llama a los espíritus de las parcelas, llevando a sus
casas algunas plantas para festejarlas. Esta tradición se mantiene en la
comunidad de Chacarapi.
En algunas zonas de Potosí todavía se ajusta esta época a las llamadas
batallas rituales; la sangre derramada por los combatientes es considerada como
el mejor abono que puede recibir la tierra.
Al final de la época de lluvias el peligro de la caída de granizadas es mayor y
es por eso que se realizan ritos para apaciguar al espíritu del granizo.
La cosecha es celebrada entre mayo y junio, como una fiesta de
agradecimiento que se caracteriza por manifestaciones de alegría, mediante
libaciones sobre los productos cosechados y mediante danzas antiguas.
El mes de julio es aquel en que más celebraciones de matrimonio se realizan,
posiblemente porque tiene relación con las cosechas y por ser la época cuando
el campesino tiene mayores posibilidades de costear una fiesta. A menudo en
está época del año se construyen las nuevas viviendas (Van Den Berg, 1987).
En la amazonia se cita el caso de la comunidad de San José de Uchupiamonas,
“descubierta” por los conquistadores españoles hace 390 años y habitada por
el pueblo indígena amazónico sipiramonas al que los conquistadores sumaron
pobladores quechuas, trasladadas desde Apolobamba, dando como resultado
la mezcla entre tacanas y quechuas. Sus rituales, costumbres e idioma
permanecieron con el tiempo, utilizándose el quechua en sus relaciones de
intercambio o trueque y el tacana como lengua de comunicación interna.
Francisco Navi, sabio quechua-tacana manifiesta que… “Vivimos en la selva,
comemos, nos curamos y nos vestimos con lo que la selva nos da, sabemos que
los árboles, las plantas y los animales que hay en ella, están poseídos por seres
sobrenaturales que pueden castigarnos…” (Mamani y Limaco, 2006).

24
1.3. Destinatarios de los rituales agropecuarios

Los destinatarios de los rituales agrícolas son, en primer lugar, los espíritus
protectores del hogar, del corral, de la casa, del terreno y del bosque, a los que
se les llama generalmente uywiris. Se distinguen entre uywiri mallku, espíritu
protector masculino, y uywiri tayka, espíritu protector femenino.
Se habla también de los achachilanaka, los achachilas de la casa. Entre ellos
se destaca al kunturmamani, identificado a veces con el fogón de la cocina y
que se personifica con el cóndor; ave majestuosa de los Andes que, con sus
enormes alas extendidas, vela por la seguridad del hogar.
En el espacio ritual de las parcelas está en primer lugar la Pachamama, Madre
Tierra, deidad femenina que es considerada como la más importante, por ser la
sustentadora de la vida, y por eso es invocada en todo los ritos: “Tierra, mi
verdadera madre, tu hijo soy y, como a tal, concédeme buenos y abundantes
frutos; haz que tu seno sea pródigo esta vez más y recompense los trabajos y
desvelos de quien sólo fía en tu inagotable fecundidad” (Paredes, 1920).
La Pachamama está casada con Anata, el protagonista de la gran celebración
de la precosecha, el padre de las parcelas, que una vez por año se presenta para
recibir su parte de la cosecha. Los hijos espirituales de la Pachamama (y de
Anata) son los ispallanaka, espíritus que velan por las parcelas, son como los
espíritus de los productos agrícolas.
Cada producto agrícola, cada árbol o animal del bosque tienen su propio
espíritu. Ellos son los que tienen que ver con la mayor o menor producción de
cada una de las especies de los producto. Por último, está el manq’a tatita, el
señorcito del alimento, el espíritu vital o el alma de cada producto, íntimamente
relacionado con los ispallanka: “… Muchos manifiestan que cuando no se ofrece
ningún rito a los espíritus de los productos o que se desprecia a los mismos ya
sea desperdiciándolos o no recogiéndolos, cuando éstos se encuentren botados
por algún sitio y pisoteados por la misma gente que se alimenta de los
productos, entonces Man’qa tiene que reaccionar contra esos malos
tratamientos y actúa con los espíritus…”.

25
Los destinatarios de los ritos son también los anchanchus, espíritus de la
tierra de carácter maligno, que pueden hacer daño a los cultivos. Por eso, el
campesino siempre tratará de estar en buena relación con ellos, ofreciéndoles
también obsequios y reconociéndolos en sus oraciones.
Otro ritual está completamente dominado por los achachilas, los espíritus
de los cerros y de las montañas, a quienes se invoca igualmente en todos los
rituales. Ellos controlan el tiempo, los vientos, las nubes, las lluvias y las
granizadas. Velan por el bienestar de los hogares y colaboran con la Pachamama
y con los espíritus de los productos para que no haya escasez, sino que siempre
lleguen los alimentos a ellos (Ochoa, 1976).

1.4. Planificación sistemática andino-amazónica

La agricultura andina y amazónica siempre estuvo condicionada por el


problema del riesgo ambiental. Se desarrolló en un espacio geográfico
contrastante, caracterizado por su diversidad ecoclimática, heterogeneidad de
paisajes, con la alternancia de años secos y muy húmedos, con la ocurrencia de
heladas, granizadas, plagas, enfermedades, en las tierras altas, e inundaciones y
sequías en las tierras bajas.
Esta realidad obligó a las culturas andinas y amazónicas a desarrollar un
software y un hardware y a una planificación agraria espacial y temporal para el
manejo de sistemas altamente complejos, desarrollando un sistema tecnológico
andino-amazónico para el manejo del riesgo.
Los planificadores andinos y amazónicos desarrollaron conocimientos que
están directamente relacionados con el uso de planteamientos cibernéticos que
les permitieron la creación e implementación de una estructura agraria
autosuficiente y viable.
En este contexto, la cibernética3 les facilitó la construcción de un modelo de
respuesta a los retos del riesgo climático, que incluyen múltiples y variados
sistemas tecnológicos como las taqanas, quillas, sukakollu, tarasukas, q’ochas,

3
La cibernética es la ciencia que estudia el manejo y control de los sistemas probabilísticas complejos.

26
qotañas, campos elevados, sistemas de drenaje y otros, articulados a la
programación de los ciclos agrícolas y a la estructura de un sistema
astronómico, lo que les permitió contar con mayores opciones para enfrentar
el riesgo (gráfico 3).
Gráfico 3: Planificación sistémica andino-amazónica

27
1.4.1. Relaciones de reciprocidad y acceso a los recursos naturales

La planificación andino-amazónica permitió establecer relaciones de reci-


procidad con la naturaleza, con un acceso espacial y temporal a los recursos na-
turales. Las sociedades prehispánicas andino-amazónicas desarrollaron varios
sistemas de acceso simultáneo a la biodiversidad estableciéndose, de esta ma-
nera, uno de los sistemas de seguridad alimentaria y social más eficientes de la
antigüedad.
Sus estrategias fundamentales de acceso a los recursos naturales y las rela-
ciones de reciprocidad con la naturaleza, se basaron en el acceso vertical, el ac-
ceso horizontal (Murra, 1970; Condarco, 1970; Medina, 1995) y el acceso
transversal a la biodiversidad (Chilon, 1996).

El acceso vertical

Se refiere al acceso a distintos pisos agroecológicos para lograr un máximo


de beneficios sin agresión a la naturaleza. El acceso vertical permitía la utiliza-
ción y aprovechamiento de los recursos de lugares de poca accesibilidad con
pendientes pronunciadas, a zonas medias y bajas en forma simultánea. Este ac-
ceso vertical de los pisos agroecológicos les permitió aprovechar simultánea-
mente sus ventajas relativas.
Un ejemplo del acceso vertical todavía subyace en la comunidad de Coscapa,
perteneciente a la agencia municipal rural de Zongo, de la Alcaldía de La Paz,
provincia Murillo, departamento de La Paz. Esta comunidad se caracteriza por
presentar una fuerte tradición ancestral, evidenciada en el acceso a sus pisos
ecológicos, conocimiento que se ha preservado en la memoria colectiva y me-
diante el cual definen los tipos de cultivos y de animales que se tienen que pro-
ducir en cada ecosistema, lo que les da cierto margen de seguridad alimentaria
–cualidad que ya han perdido muchas comunidades andinas y amazónicas (Chi-
lon, 1996).
Sin embargo, el sistema está en franco proceso de deterioro por la constante
migración a la urbe de La Paz, los problemas fitosanitarios y de sanidad animal,

28
la falta de servicios e infraestructura caminera, que a los productores no les per-
mite insertarse de modo más dinámico a los mercados de La Paz y El Alto.
Los agricultores de Coscapa son muy activos en tareas de seleccionar y adap-
tar cultivos y animales a distintos pisos ecológicos especializados. A pesar de
las dificultades actuales, todavía mantienen una fuerte herencia cultural para
la adecuación, experimentación, aprendizaje y observación de las condiciones
geográficas y ambientales que favorecen a distintos cultivos y animales. Esta
habilidad les permite diversificar su autoabastecimiento, aprovechando al má-
ximo todos los ecosistemas ecológicos disponibles para buscar la mejor pro-
ducción en cada uno de ellos.
De modo general se reconocen tres ecosistemas, cada uno de los cuales se
subdivide en varios sub-ecosistemas, que son utilizados de modo simultáneo
por los comunarios de Coscapa; observándose que en cada uno de ellos se
cuenta con abundante dotación de agua. Se reconocen los siguientes ecosiste-
mas:
• Parte alta o punta altiplánica. Es un ecosistema propicio para el cultivo de
papa amarga y en estos últimos años también de papa dulce, y la crianza de ca-
mélidos y ovinos. la agricultura se realiza en sistema de aynuqa4 y en taqanas o
terrazas agrícolas de origen precolombino. Es apropiada para la crianza de ca-
mélidos andinos y por su ubicación en el contrafuerte de la cordillera oriental
de los Andes, cuenta con humedad permanente. En este piso ecológico, todas
las familias campesinas tienen acceso a las áreas de pastoreo y a los terrenos
agrícolas.
• Parte media o cabecera de valle. Esta zona presenta características favorables
para el cultivo de papa dulce, variedades sani imilla, tarako, imilla negra y otras.
Precisamente por las características de este piso ecológico, especialmente en
clima y suelo, Coscapa es una comunidad productora de semilla de papa. Su
producción la realizan en sistema de terrazas agrícolas precolombinas y en sis-
tema de aynuqa. También realizan actividades ganaderas, especialmente de
4
Aynuqa, sistema ancestral de rotación tiempo espacio, formado por varias zonas, en la que una se cul-
tiva durante cierto número de años, mientras las otras zonas permanecen en descanso recuperando su
fertilidad natural.

29
vacunos, ovinos, presentando una población muy significativa de camélidos,
especialmente de llamas, que son utilizadas como animales de carga y como
fuente de fibra, carne y cuero. Todos los comunarios tienen acceso a la tierra de
este sector.
• Parte baja o de yungas. En este piso ecológico con características de clima y
suelo de yungas subtropical amazónico, se cultiva maíz duro, maíz choclo, lo-
cotos, racacha, walusa y otros cultivos tropicales. Es propicio, además, para la
ganadería de vacunos de leche y de carne. Sin embargo, los problemas fitosa-
nitarios y de sanidad animal afectan la producción actual (gráfico 4).

Gráfico 4: Acceso vertical a los diversos ecosistemas en la comunidad Coscapa, La Paz

30
El acceso horizontal

El acceso horizontal está expresado en el acceso racional y ordenado a los


paisajes, suelos, forestación y otros recursos en zonas relativamente homogé-
neas del altiplano, valles y amazonía con diferentes microclimas a cortas y me-
dianas distancias. Esto permitía establecer una relación de horizontalidad de
trabajo en planos geográficos imaginarios, con el acceso a diversos microclimas;
que posibilitaba a los pobladores ancestrales acceder racionalmente a los re-
cursos naturales, aprovechando la biodiversidad para minimizar los riesgos cli-
máticos. Un ejemplo del acceso horizontal lo constituye la agricultura en qochas
(quechua) o q’otas (aymara), que a modo de grandes hoyos con cierta conexión
entre sí, sirvieron para acumular el agua de lluvia posibilitando realizar agricul-
tura, pastoreo o servir como fuentes de agua para consumo humano o abreva-
dero de animales. Se reporta su presencia en la península de Copacabana, y en
las inmediaciones de Calamarca y en Choquenaira en Irpa Grande.
El acceso horizontal estuvo caracterizado por los llamados sistemas de des-
canso o aynuqa, en las que los terrenos son cultivados por un número determi-
nado de años para luego permanecer sin uso por otro período de años,
garantizándose la recuperación de su fertilidad natural. Así mismo, se conside-
raba una serie de combinaciones y prácticas para la restitución de la fertilidad
de la tierra, del sistema de cultivo que determinaba el tipo de instrumental agrí-
cola adecuado. Indudablemente, estas combinaciones también se extendían a
las otras formas de acceso a la biodiversidad.

El acceso transversal

El acceso transversal se entiende como una forma de acceso a los recursos


hídricos, mediante sistemas hidráulicos complejos y complementarios. Esta
transversalidad se manifiesta en el recorrido de las aguas desde sus orígenes en
las cordilleras y nevados ubicados en altitudes superiores a los 6.000 msnm
hasta las tierras bajas en altitudes menores a los 500 msnm y su desembocadura
en los grandes ríos y océanos.

31
El agua, en su recorrido desde las cumbres nevadas hasta su desembocadura
en los grandes ríos y mares, generó una integración hidráulica entre comunida-
des andinas y amazónicas. En este recorrido transversal se va distribuyendo el
agua y regando todos los pisos ecológicos, desde los pastizales alto andinos
hasta los cultivos de las tierras bajas amazónicas; de este modo los pueblos y la
geografía son integrados en una misma unidad (gráfico 5).
Gráfico 5: Representación del acceso a los pisos ecológicos

2. El hardware de la tecnología andino-amazónica

La planificación sistémica andino–amazónica integra la totalidad del


conocimiento o software, que es la razón de ser de la infraestructura material o
hardware, que en conjunto permiten la transformación agropecuaria y el acceso
a los recursos naturales como un proceso de integración y asimilación de la
naturaleza. En la cosmovisión andina y amazónica coexisten el bien y el mal,
todo tiene su hembra y su macho, Cachu y Orco, lo que indica que no hay macho
o hembra independientemente; y sus vivencias están dentro de la trilogía Alax
pacha-aqa pacha-manqha pacha, buscando una manera armónica de vivir con
todo lo que los rodea.
32
El hardware de las tecnologías andino-amazónicas se refiere a la parte ma-
terial de las mismas expresadas en las infraestructuras físicas tales como los
sukakollu, las taqanas, la q’ochas o q’otas, tarazukas, q’otañas, campos elevados,
sistemas de drenaje y otras, que funcionan exteriorizando tres principios físicos
fundamentales: la regulación térmica, la humedad relativa y la turbulencia y el
flujo continuo de agua y nutrientes del suelo.
Con la finalidad de profundizar el estudio de estos principios básicos de fun-
cionamiento de las infraestructuras productivas andino-amazónicas, se están
llevando a cabo trabajos de investigación utilizando técnicas de análisis armó-
nico, en el marco de las actividades del Centro de Investigación y Difusión de Al-
ternativas Tecnológicas Andino-Amazónicas (CIDAT). Se cuenta con resultados
de estudios de investigación y de tesis en taqanas y sukakollu, realizados en
zonas altiplánicas de Kallutaca, Caquiaviri y Koani-pampa, también el estudio de
Terrazas agrícolas precolombinas en Cohoni, comunidad Yanacachi de la Tercera
Sección de Sud Yungas.

2.1. Parámetros físicos de funcionamiento de las tecnologías


andino-amazónicas

2.1.1. Principio de la regulación térmica

Consiste en la acumulación, almacenamiento y conservación del calor del


sol durante el día en la infraestructura de piedra y/o tierra, en la humedad y la
materia orgánica presente en el suelo. Durante la noche, el calor del sol alma-
cenado y conservado en las rocas, el agua y el humus orgánico del suelo, es irra-
diado lentamente, produciendo un efecto termorregulador microclimático
apropiado, que protege los cultivos de las heladas e incide directamente sobre
la dinámica de los microorganismos del suelo (Vant Kesell, 1999). Este principio
ha sido verificado en campo, por Chilon, E. Vera, G, Mamani, S. (2008), encon-
trando un mayor efecto termorregulador del suelo agrícola de la terraza, deter-
minado por sus componentes humus, la actividad biológica y el contenido de
humedad, en relación al efecto del muro de piedra.
33
Huanca, R. (1996) en un estudio realizado en la localidad de Kallutaca, –pro-
vincia Los Andes, departamento de La Paz–, a una altitud de 3.850 msnm, esta-
bleció que la radiación global, respecto a la radiación neta en los sukakollu del
Altiplano, tiene la particularidad de mostrar durante la noche un comporta-
miento variable en relación a la pampa, considerándose que éste es el factor de
atenuación de las heladas, cuando las temperaturas descienden por debajo de
cero grados centígrados.
Asimismo se determinó que la variación de la temperatura a alturas de 10,
50 y 80 centímetros sobre los cultivos de los sukakollu, presenta diferencias de
alrededor de un grado centígrado y menores a un grado entre sistemas, obser-
vándose también el descenso de los promedios conforme se incrementa la al-
tura, con una amplitud térmica mucho mayor en la pampa. De esta manera se
comprueba la regulación térmica en los sukakollu. Por otro lado, las tempera-
turas diarias mostraron valores interesantes y caprichosos, con valores máxi-
mos a nivel del canal de agua de los sukakollu.
Las temperaturas mínimas registradas confirmaron las diferencias encon-
tradas por otros investigadores, entre los sukakollu y la pampa: la diferencia está
alrededor de un grado centígrado, demostrándose que a mayor profundidad (10,
15 y 30 cm dentro del suelo) la variación es menor (0.07º C), pero la tempera-
tura del agua muestra un comportamiento uniforme sin sufrir fluctuaciones
marcadas.
Mamani, B. (1996), reportó que el flujo térmico en una sola condición o de
testigo, presenta variabilidad, observándose una disminución drástica de la hu-
medad relativa cuando la temperatura alcanzó su máximo valor; las oscilacio-
nes del flujo térmico durante el día son consecuencia de la absorción de la
energía solar por la humedad atmosférica.
El análisis armónico del flujo térmico presentó un valor promedio de 30.06
w/m2 y un máximo de 120.8 w/m2 a horas 12:30 con una amplitud de 49.5 w/m2.
Este comportamiento de las amplitudes es menor en los sukakollu que en la
pampa.
Fernández, C. (1994) en un estudio realizado en el cantón Caquiaviri de la
provincia Pacajes, observó que entre tratamientos de diferentes alturas de

34
tirantes de agua en los canales de los sukakollu en comparación a la pampa,
existe una diferencia de temperatura máxima promedio de 0.5º C, con algunas
variaciones diarias de más de 1º C entre la pampa y los sukakollu.
Durán, A. (1992) encontró diferencias mínimas entre las temperaturas de los
sukakollu y la pampa de sólo 0.3º C en la misma región de Caquiaviri. Estas di-
ferencias aparentemente mínimas, favorecen a los cultivos frente a los drásticos
descensos de las temperaturas.
Martinic, N (1996) introdujo el análisis armónico como una técnica estadís-
tica computarizada para facilitar el estudio termodinámico de los sukakollu. Se-
ñalando que el calor producido por los camellones tiende a difundirse a lo largo
de la atmósfera y que el coeficiente de difusión del aire en el Altiplano sólo se
puede estimar debido a la densidad del aire a la altura andina. El modelo de es-
tudio introducido a los sukakollu verifica que las soluciones dejan de ser simples,
con la posibilidad de que los coeficientes de atenuación efectivos sean de gran
magnitud.

2.1.2. Principio de la humedad relativa y la turbulencia

Este principio ocurre cuando las heladas que se originan por el enfriamiento
de la capa de aire próxima al suelo, se mezclan y son contrarrestadas por el calor
y la humedad relativa irradiados desde las infraestructuras andino-amazónicas
por sus componentes piedra, suelo y agua. El rol del suelo es importante y está
relacionado con su contenido de humus5, la actividad de los microorganismos
y su contenido de humedad, acumulando el calor durante el día e irradiándolo
lentamente por la noche, lo contrario ocurre en suelos pobres en humus y secos,
que se enfrían rápidamente.

5
El humus presente en el suelo está relacionado con la actividad de los microorganismos responsables
de la transformación, síntesis y resíntesis, de la materia orgánica, del intercambio gaseoso, del uso y
almacenamiento del agua y de la acumulación e irradiación del calor. Un gramo de suelo agrícola
contiene de 50 a 100 millones de microorganismos, por lo tanto la dinámica de la regulación térmica,
humedad relativa y el flujo continuo de agua y nutrientes de las infraestructuras precolombinas, depende
mayormente de las características del suelo.

35
Resulta de particular importancia el proceso termodinámico relacionado con
la humedad relativa, que se incrementa en las horas criticas; fenómeno que es
determinante en la protección de las plantas contra la heladas.
Huanca, R (1996) verificó que la humedad relativa es el parámetro agrocli-
mático con mayor diferencia entre los sukakollu y la pampa, mostrándose una
diferencia de 10% a favor del sistema sukakollu, comprobándose que éste es el
factor más importante en la atenuación del efecto pernicioso de las heladas.
Sobre la difusión del calor existe una diferencia marcada del coeficiente de
atenuación de los sukakollu con respecto a la pampa; la diferencia de atenuación
en la pampa es de 6 m, pero en los sukakollu es de 16 m. En consecuencia, se
comprueba que existe una atenuación térmica tres veces mayor en los sukako-
llu en relación a la pampa; demostrándose que existe una capa de aire húmedo
más espesa y con mayor capacidad térmica sobre los sukakollu que sobre la
pampa.
Esta capa de aire húmedo no tiene una estructura lineal, sino que es expo-
nencial y el funcionamiento apropiado de los sukakollu se debe a la posibilidad
que la humedad relativa cubra toda la superficie cubierta por estas infraestruc-
turas.
Huanca, R. y Mamani, B. (1996), utilizando el análisis armónico, comproba-
ron que los coeficientes de atenuación son y = 3 m, y =5 m para la pampa y
sobre los sukakollu respectivamente. Lo que involucra, de acuerdo al modelo de
difusión térmica, que el calor sensible tiende a permanecer adyacente a la su-
perficie del cultivo.
Estas observaciones verifican el fenómeno de la turbulencia, provocada por
la mezcla del aire frío de la atmósfera con el aire caliente adyacente a la super-
ficie de los sukakollu. Este comportamiento es similar y también ocurre en las
terrazas agrícolas precolombinas o taqanas.

2.1.3. Principio del flujo continuo del agua y nutrientes

El agua y los nutrientes disueltos imparten la dinámica operacional al sistema


suelo-agua-planta-atmósfera, incidiendo directamente en los ciclos vegetativos,

36
microbiológicos, de nutrientes, y en la recuperación de la fertilidad natural del
suelo. Esto ocurre porque el agua que llega al suelo se divide en cuatro partes: el
agua que corre, el agua que se infiltra, el agua que se evapora y el agua que es
utilizada por las plantas. El agua que corre en la superficie por acción de las
infraestructuras andinas y amazónicas queda estacionaria favoreciendo su
infiltración, además este proceso lleva las partículas finas o coloides arcillosos en
forma lenta y gradual hacia las partes bajas por eluviación mecánica.
Lo mismo ocurre con los nutrientes que no son utilizados por las plantas, de-
jando en la superficie un suelo de textura media que favorece una pronta infil-
tración que en asociación con el humus reduce al mínimo la pérdidas por
evaporación. Por otro lado, los nutrientes eluviados son nuevamente transpor-
tados hacia las raíces por capilaridad, flujo de masas o difusión. Los nutrientes
extraídos por las plantas son reincorporados al suelo como rastrojos o restos
de cosechas y como enmiendas orgánicas en la forma de abono verde, compost,
estiércol, restituyéndose el ciclo natural de entradas y salidas de los nutrientes.
En los sukakollu ocurre un movimiento ascendente, descendente y lateral
del agua desde los sukahumas (canales) a los camellones por difusión, flujo de
masas y capilaridad y los nutrientes que son lixiviados a los canales de agua lle-
gan a formar parte de la biomasa vegetal que en gran volumen se genera en el
agua, para luego ser incorporados a los camellones como abono orgánico.
Fernández, C. (1994), instaló diques–vertedero de tepes y tierra, en los ca-
nales de agua de los sukakollu, para estudiar el efecto de la altura de tres tiran-
tes de agua, T1 = tirante de agua de 65 cm de altura, T2 = tirante de agua de 50
cm T3 = tirante de agua de 35 cm de altura; encontrando diferencias estadísti-
cas entre tratamiento T1 y T2, sobre todo, en el contenido de humedad del suelo,
tanto en el centro como en el borde de los camellones. El potencial hidráulico
indicó un movimiento ascendente, descendente y lateral del agua que benefi-
ció a los cultivos, especialmente el tirante de agua de 50 cm de alto.
Chilon E. (1994), en un estudio preliminar de análisis de agua que ingresa al
sistema suskakollu de Koani – Pampa, en relación al agua que sale por el canal
de evacuación del sistema, observó que la calidad de agua calificada como
buena al ingresar al sistema , mantenía su calidad a la salida de los sukakollu.

37
Esta observación no guarda relación con lo reportado por otros investigadores
quienes sostienen que las aguas de evacuación de los sukakollu son de mala ca-
lidad, por la alta concentración de sales que arrastran a su paso. La razón de la
buena calidad de agua al ingreso y a la salida del sistema Koani–Pampa se de-
bería a que en el complejo de sukakollu, de origen precolombino, se ha logrado
un equilibrio en el balance de nutrientes. Otra explicación sería que el análisis
que se realizó al final de la temporada de lluvias.
Mamani, B. (1996), comprobó la influencia benéfica de la materia orgánica
en las propiedades físico–químicas y biológicas del suelo de los sukakollu, sobre
todo, en la densidad aparente, la porosidad y la capacidad de retención de agua.
Así mismo observó que la conductividad y la acidez del suelo aumentan en el
suelo de los sukakollu antes de la siembra en la relación a la pampa, pero dis-
minuye en forma notable después de las cosechas.
Los rendimientos obtenidos en los sukakollu, con la dosis alta de materia or-
gánica (1.5 kg de estiércol/m2) se cosechó 16.5 Tm/ha, con la dosis media equi-
vale a 1 kg estiércol/m2 se obtuvo 9.85 Tm/ha y con la dosis baja (0.5 kg
estiércol/m2) un rendimiento de 5.40 Tm/ha y en el testigo sólo 4.95 Tm/ha de
papa.
Chilon E. (1991), en una investigación realizada en sistema de aynuqa, en
condiciones de secano en la comunidad de Huaraco, provincia Aroma, departa-
mento de La Paz, aplicando en banda continua y al fondo del surco estiércol de
oveja (1,012% N, 30,42% C), estiércol de llama (1,3% N, 24,5%C) y ambos abo-
nos en mezcla con paja brava (Stipia ichu), con el propósito de evaluar su efecto
sobre la capacidad retentiva de humedad del suelo, sobre la estructura, porosi-
dad y el rendimiento del cultivo de papa.
Los resultados de la primera campaña mostraron una marcada influencia be-
néfica sobre las propiedades físicas del suelo y sobre el rendimiento del cultivo.
El estiércol de llama más paja, en una dosis equivalente a 100 kg N/ha, dio el
más alto rendimiento con 8.4 Tm/ha, explicado por la riqueza de compuestos
hormonales y bacterias de este abono, así como a su tratamiento de prehumi-
ficación antes de la siembra. En segundo lugar, el estiércol de llama produjo 7.8
Tm/ha; en tercer lugar el estiércol de oveja más paja con 7.6 Tm/ha, y en cuarto

38
lugar el estiércol de oveja que arrojó 6.1 Tm/ha. Los cuatro tratamientos supe-
raron al testigo, verificándose el efecto del humus proveniente de los abonos
orgánicos, como una fuente y reserva de nutrientes para las plantas, y su efecto
benéfico sobre las propiedades físicas, químicas y principalmente biológicas del
suelo.

Gráfico 6: El hardware de la tecnología andino-amazónica: los sukakollu

39
2.2. Tecnologías ancestrales para la reducción del riesgo de los
fenómenos climáticos

La tecnología andino-amazónica está constituida por un conjunto de alter-


nativas tecnológicas, desarrolladas para enfrentar los retos del riesgo climático.
Estos múltiples y variados sistemas tecnológicos estuvieron asociados al ma-
nejo y conservación del agua, los suelos y la vegetación, de acuerdo a las carac-
terísticas ecosistémicas de una determinada zona (cuadro 1).

2.2.1. Tecnologías que permiten ampliar y fomentar la utilización de técnicas


que reducen el riesgo climático en las tierras altas

Las tierras altas de Bolivia, que incluyen al altiplano norte, central y sur, los
valles secos y el chaco, presentan una larga temporada seca que se extiende por
casi nueve meses y un corto periodo de lluvias. Las culturas precolombinas que
se desarrollaron en estas zonas fueron civilizaciones hidráulicas, que desarrolla-
ron una cultura para contrarrestar la escasez de agua. Las alternativas tecnoló-
gicas generadas con esta finalidad se ordenan en los siguientes grupos.

a) Tecnologías de cosecha de aguas

La cosecha de lluvias permite el aprovechamiento óptimo del agua de lluvias,


en períodos relativamente cortos, mediante tecnologías de captación en reser-
vorios rurales o q´otañas, zanjas de infiltración, riego de pasturas naturales y
otras tecnologías, con la finalidad de transformar cada gota de agua en gramos
de comida y forraje.
- Las q’otañas. Son reservorios construidos en el área de recolección de agua de
las microcuencas, con la finalidad de “cosechar” el agua de las precipitaciones,
para utilizarlas racionalmente en el riego, como abrevaderos y para uso do-
méstico. Las comunidades aymaras las denominan q´otañas, y son mayormente
presas de tierra, que se extienden formando un sistema de espejos de agua que

40
permitían regular térmicamente zonas en pendientes y realizar el riego en zonas
alejadas.
En algunas comunidades, el propósito principal de construir reservorios es con-
tar con agua para la familia y el ganado durante gran parte del año; su uso es co-
lectivo con lo que se reduce el gasto de energía y el maltrato de los animales,
por el traslado desde grandes distancias.
- Técnicas forestales de conservación y reproducción de bosques. Consistentes
en la reforestación en zanjas de infiltración, como una de las formas más efi-
cientes de cosechar y almacenar el agua en el suelo. Las zanjas de infiltración
construidas en curvas a nivel permitían la intercepción del agua de escorrentía,
facilitando su infiltración y almacenamiento en el suelo. La práctica de la fores-
tación, reforestación y recuperación de bosques y especies nativas forestales,
caso de la kishuara (Buddleja incana), queñua (Polylepis sp), aliso (Alnus joru-
llensis), y otras, se daba de modo permanente. Relictos de los grandes bosques
de kishuara es posible admirar a la entrada de Tacacoma, municipio del mismo
nombre en la provincia Larecaja.
Esta tecnología puesta en vigencia en la comunidad de Huaraco, en el altiplano
central, ha permitido la recuperación y reforestación de 3 hectáreas de suelos
sobrepastoreados de laderas. En el primer año de implementación de las zanjas
de infiltración se posibilitó la recuperación del 40%, de la cobertura vegetal na-
tural, llegando al 80% al tercer año, así como el prendimiento de numerosas
especies forestales nativas y exóticas, plantadas dentro de las zanjas de infiltra-
ción (Chilon, E., 1991).
El Programa del PAC, con sede en Patacamaya, realizó un trabajo de difusión de
zanjas de infiltración, en varias comunidades del altiplano, con la metodología
de premiación a la mayor y mejor construcción comunal; se estima que se al-
canzó en conjunto un millón de metros lineales de zanjas de infiltración (Aranda,
B., 1993).

41
Cuadro 1: SISTEMA ANCESTRAL ANDINO-AMAZONICO Y CHAQUEÑO DE REDUCCION DE
RIESGOS DEL CAMBIO CLIMATICO

TIERRAS ALTAS Y TIERRAS SEMIARIDAS TIERRAS BAJAS

Altiplano norte/central/sur, valles interandinos Llanura tropical amazónica, Moxos, Cuenca baja
Valles secos, valles mesotérmicos y chaco ríos Yapacani, Beni, Sub-trópico húmedo, otros

Período Período Inundaciones temporales


Largo período seco
lluvias seco Lagunas
CIVILIZACION HIDRAULICA PARA CIVILIZACION HIDRAULICA PARA
CONTRARRESTAR LA ESCASEZ DE AGUA CONTRARRESTAR EL EXCESO DE AGUA

a) Cosecha de aguas
1. Q´otañas (reservorios) a) Sistema hidráulico de lomas y
2. Zanjas de infiltración terraplenes
3. Forestación y reforestación,
conservación y reproducción de b) Sistema de drenaje a gran escala
bosques
4. Sistemas agrosilvopastoriles c) Lagunas artificiales
5. Técnicas agrostológicas y de control
del pastoreo d) Islas artificiales
6. Manejo de suelos
7. Control de cuencas y microcuencas e) Canales y diques

b) Sistemas Complejos andinos f) Manejo adecuado de bosques


8. Terrazas agrícolas, taqanas y chullpa
tirquis g) Asentamientos en partes altas
9. Sukakollu o camellones
10. Tarasukas h) Clasificación amazónica de suelos
11. Campos hundidos
12. Q´ochas y q´otas

c) Riego ancestral

d) Indicadores y pronósticos climáticos

e) Clasificación ancestral de suelos

Técnicas agronómicas: aynuqa, qapana, milli, lameo, corrales itinerantes, surcos en curvas a
nivel, rotación y asociación de cultivos, labranzas adecuadas, herramientas conservacionistas
chaqkitaclla, huiso, enmiendas y correctores del suelo, abonamiento orgánico (ccompost, bocashi,
estiércol fermentado, abono verde) uso del mulch, otras.
Manejo de la biodiversidad y la complejidad: diversificación de las actividades productivas,
deshidratación de alimentos, almacenamiento y conservación de alimentos, domesticación y
mejoramiento de fauna y flora.
Otras tecnologías: Instrumentos de nivelación prehispánicos.
FUENTE: Chilon E. 2002
42
- Sistemas agrosilvopastoriles. Son sistemas que combinaban racionalmente ac-
tividades de agricultura, silvicultura y pastoreo en un ciclo de extracción y repo-
sición continua de nutrientes. El sistema en sí permite la obtención de cultivos
alimenticios, carne, lana, leña y madera de modo simultáneo o gradual. Todavía
es posible observar la práctica de estos sistemas, o por lo menos parte de ella en
las comunidades de Sorata, Amarete y Charazani.
- Técnicas agrostológicas y de control del pastoreo. Consistente en el manejo, es-
tablecimiento y recuperación de los pastizales nativos, riesgo de bofedales, téc-
nicas especializadas del pastoreo de camélidos, con el uso de corrales itinerantes,
apriscos, descanso y rotación de canapas, parcelas de exclusión para favorecer el
semillamiento de pasturas nativas y la recuperación natural de la vegetación.
El altiplano boliviano es “potencialmente uno de los terrenos de pastos más rico
y productivo del mundo, tanto más que la mejor pradera natural de los Estados
Unidos”. Un campo natural de pastoreo (Canapa) en Santiago de Machaca, que
fue protegido contra el sobrepastoreo con parcelas de exclusión, resultó produ-
cir 6.660 kg de forraje por hectárea, más que cualquier pradera norteamericana.
Así mismo, cuando el terreno sobrepastoreado se recuperó, las especies de mal
sabor fueron sustituidas por especies apetitosas. Se comprobó que las comuni-
dades naturales de gramíneas del altiplano resultan idóneas para la ganadería de
camélidos llama, alpaca, vicuña.
- Manejo de suelos. Basado en el mejoramiento de la capacidad retentiva y de al-
macenamiento del agua por el suelo y en la recuperación y mantenimiento de su
fertilidad, mediante la aplicación de fuentes de materia orgánica tales como el
compost, abonos verdes y estiércol previamente tratados y pre-humificados, en-
riquecidos con la aplicación de enmiendas naturales de roca fosfórica, feldespa-
tos, polvo de huesos y cenizas de th’ola. Se dio especial énfasis a la presencia de
organismos benéficos como las lombrices, musarañas, ciempiés, bacterias, algas,
actinomicetos y hongos benéficos.
Sobre la base de estos principios, la Universidad Rural UAC-Tiahuanaco, a una al-
titud de 4.000 msnm ha logrado un método de elaboración de compost en un
tiempo de 2 a 3 meses, utilizando activadores biológicos e insumos locales como
estiércol de camélidos, malezas, ceniza y agua.

43
- Control de cuencas y microcuencas. Todas las infraestructuras y medios tecno-
lógicos andino-amazónicos estaban orientados al manejo y control integrado de
las cuencas y microcuencas. Mayormente, las poblaciones se ubicaron en las
partes altas de las cuencas, la parte media y baja fueron dedicadas a los culti-
vos y a la ganadería, las partes de los desagües o ríos en su lecho fueron modi-
ficados, si no mantenidos en su forma natural. Se dio mucha importancia al
mantenimiento de la cobertura vegetal y a la forestación, que estando presen-
tes, actuaban como bombas hidráulicas, regulando los excesos de agua de la
época húmeda y la escasez hídrica de la época seca.

b) Sistemas complejos

- Las terrazas o taqanas. Son infraestructuras productivas construidas en las la-


deras, constituidas por un muro de contención de piedra, de tierra o vegetación
y una plataforma de cultivo, que forman microclimas especiales, permitiendo la
protección de los cultivos frente a las heladas y granizadas. Además de resultar
una tecnología eficaz para contrarrestar la erosión en las fuertes pendientes, ga-
rantiza la conservación de los suelos.
Es en las características de construcción de las terrazas agrícolas como son: el
corte de la pendiente, los elementos del drenaje, entre otros, donde se encuen-
tran intrínsecas las medidas de conservación del suelo, así como del agua. Con
las terrazas o taqanas se resolvieron varios problemas referidos a la conservación
de los suelos y del agua:
• Sobre el control de la erosión: especialmente la hídrica, se ve disminuida con
este sistema, porque el tamaño y la cantidad de material que el agua puede
arrastrar o llevar en suspensión dependen de la velocidad con que ésta fluye,
la cual, a su vez, es una resultante de la longitud y el grado de pendiente del
terreno. Al disminuir estas dos condiciones y cultivar en surcos a nivel se evita
la escorrentía del agua superficial, controlando de esta manera el arrastre del
material.
• Sobre el drenaje: aparte de contar con un número de canales, zanjas y des-
agües que permiten un eficiente drenaje, la percolación de excedentes de

44
agua, en algunas taqanas se realiza, por las fisuras del muro de contención;
pero cuando las terrazas eran muy altas y se calculaba que este drenaje no
bastaba, se hacían galerías con lajas de piedra que funcionaban como tubos
de concreto.
• Sobre la retención de la fertilidad del suelo: al hacer las terrazas a nivel, el
agua que corre queda estacionaria, favoreciendo la infiltración; además este
mecanismo permite trasladar las partículas finas, lenta y gradualmente, hacia
las partes bajas por eluviación mecánica, dejando en la superficie un suelo de
textura media que favorece una pronta infiltración y reduce al mínimo las
pérdidas por evaporación. Llegada el agua a las partes inferiores y cumplida
su función nutritiva, se evacua para ser aprovechada en los planos inferiores
llevando a ellos los elementos solubles arrastrados de la terraza superior,
principalmente de nutrientes solubles, caso de los nitratos en el suelo.
Las características son descritas a detalle en la sección correspondiente a las
terrazas precolombinas de Bolivia.
- Los sukakollu o camellones. Forman parte del manejo del espacio geográfico,
que desarrollaron las comunidades andino-amazónicas, para diversificar la pro-
ducción agrícola y contrarrestar los riesgos del clima. Los sukakollu se definen
como campos elevados cultivables, que se intercalan con canales de agua lla-
mados sukahumas, de diferentes dimensiones dispuestos en patrones geomé-
tricos definidos.
Sukakollu en aymara significa “plantación encima de elevaciones” y constituye
el nombre nativo más antiguo, rescatado hasta el presente, de los avanzados
sistemas de producción agrícola que desarrollaron las culturas andino-amazó-
nicas.
Los sukakollu son importantes porque permiten aprovechar las tierras
marginales inundables de mal drenaje, ubicadas en fisiografías planas; siendo
importantes los sistemas de sukakollu, existentes en las zonas aledañas al lago
Titicaca, especialmente los de Koani–Pampa y luego aquellas de la pampa
amazónica inundable de Mojos, en el departamento del Beni.

45
- Las tarasukas. Son variantes de los sukakollu, consistentes en surcos dobles ha-
bilitados en camellones angostos, rodeados de sukahumas o canales de agua,
construidos en áreas inundables.
- Las q’ochas o q´otas. Son excavaciones geométricas formando grandes hoyos
extendidos que posibilitan la cosecha de agua de lluvia y la producción en zonas
áridas, minimizando los riesgos de heladas y sequías en el sistema ecológico an-
dino. Fueron utilizadas para el cultivo de tubérculos andinos, pastoreo o como
fuentes de agua para consumo humano o abrevadero de animales. Su presen-
cia se evidencia en las cercanías de Kalamarca y en Taraco.
- Los campos hundidos. Infraestructuras construidas bajo el nivel del suelo, cuya
función era la de atenuar las sequías en el altiplano y valles secos y posibilitar
la retención de la humedad permitiendo cultivar vegetales y plantas arbustivas.

c) Sistemas de riego ancestral

En los sistemas de riego ancestral, el agua es considerada como un ser vivo,


como todos los demás miembros que habitan en un determinado espacio, a di-
ferencia de los sistemas de riego convencionales en los que el agua es un sim-
ple elemento de la producción agrícola. En este contexto, las sociedades andinas
y amazónicas fueron culturas hidráulicas por excelencia y desarrollaron varios
sistemas de acceso simultáneo al agua y a la biodiversidad para crear, de esta
manera, uno de los sistemas de seguridad alimentaría y social más eficiente de
la antigüedad.
Como consecuencia de varios siglos de dominación, los usos andinos y ama-
zónicos del agua han sido perturbados y debilitados, dando la impresión, desde
fuera, que los conocimientos ancestrales respecto al agua ya no existen. Ac-
tualmente todavía algunos sectores de la sociedad formal siguen negando la
existencia de estos conocimientos o los consideran ineficientes y entonces optan
por transferir tecnologías “modernas” de riego.
Los conocimientos ancestrales respecto al riego no sólo existen sino que
están vigentes en la actualidad y en uso en varias comunidades andinas, siendo
ellas dignas de su recuperación y revalorización, porque el concepto de desarro-

46
llo andino-amazónico es buscar un bienestar duradero para el conjunto de miem-
bros de la comunidad natural (universo, naturaleza, sociedad y divinidades). El
agua es uno de los miembros de esta comunidad viva que coadyuva, bajo múl-
tiples modalidades, al bienestar del conjunto y cada uno de sus miembros.
Para la agroindustria occidental, el agua es un elemento universal para la
producción agrícola. En situación de los sistemas tradicionales de riego y bajo
criterios campesinos, el riego puede distorsionar este concepto, que resulta uni-
lateral y sesgado; sobre todo, en la organización de la distribución de agua por
parte de los usuarios y en consecuencia bajar el rendimiento y la eficiencia de
los sistemas de riego.
En la concepción andino-amazónica, el agua es considerada como un “ser
vivo”, como todos los demás miembros que habitan en el espacio y dependiendo
del estado de ánimo que tenga, su comportamiento puede ser muy variable, un
día bondadoso prodigando favores y otros días malévolo, haciendo daño a los
demás, por lo que es necesario establecer una relación de diálogo y reciprocidad
para comprenderse y poder vivir juntos.
De la misma manera que no hay un ser vivo único, sino un gran número de
ellos, no hay un agua única uniforme y constante, sino una gran variedad de
aguas para riego. Así las diferentes fuentes naturales de agua producen tipos de
agua con características específicas.
Hacer fluir el agua hacia abajo podría parecer la cosa más fácil del mundo.
Pero cuando un caudal respetable de más de 30 l/seg. debe ser transportado
por canales rústicos de fuentes del nevado Illimani, ubicado a 80 km de los cam-
pos de terrazas agrícolas en la comunidad de Cohoni, se convierte en una tarea
difícil. Éste es esencialmente el problema con el que se enfrentaban los anti-
guos “ingenieros” de los Andes. En la actualidad asombra la maestría de los co-
munarios de Cohoni para manejar el agua y realizar el riego en “composturas”
en terrazas precolombinas, utilizando una tecnología de riego que se consideraba
que existía sólo en la zona sur andina de Perú.
En el sector Cuñapata del municipio de Chuma, se encuentra un canal pre-
colombino semi abandonado de 5 km que incluye restos de “estructuras de re-
lleno” como acueductos para salvar las quebradas y taqanas para conducir

47
fácilmente los canales a través de las laderas, y una represa que está taponada
con tierra pero factible de recuperarse. El sistema de riego en su mejor momento
de uso, se estima que sirvió para irrigar 60 hectáreas de terrazas agrícolas. (Ta-
llacagua S., 1995)
El riego campesino actual se define como la totalidad de medidas que per-
miten al usuario superar el déficit hídrico y establecer su cultivo de agua adu-
cida en forma artificial y en forma óptima, utilizando para ello una amplia gama
de conocimientos andino-amazónicos sobre riego que han sido desarrollados y
validados durante muchos años.
Actualmente, el riego, en el ámbito campesino, consiste en pequeñas obras
comunitarias de irrigación con tecnologías de bajo costo y autogestionarias en
su administración y manejo (mantenimiento, tarifas). Pero, además, implica la
recuperación de todo un sistema tradicional andino-amazónico de tecnología de
riego.
El sistema de riego campesino es un producto social, históricamente cons-
tituido, pero nunca totalmente concluido, que involucra relaciones culturales y
étnicas. Aunque el agua de riego sea sometida a las leyes hidráulicas e hidroló-
gicas, cuando la maneja un campesino, obedece más que todo a las leyes y re-
glas sociales del grupo que la aprovecha.
La gestión social del agua descansa, particularmente, sobre un saber hidráu-
lico y agronómico de larga data, desde la evacuación y la captación del recurso
hasta su reparto en las parcelas con cantidades y frecuencias adecuadas a los re-
querimientos de los cultivos.

d) Indicadores y pronósticos climáticos

El sistema de pronósticos andino-amazónicos y los calendarios ecológicos y


astronómicos permitieron adecuar el trabajo agrícola y el pastoreo a las diver-
sas condiciones locales.
El sistema de pronósticos climáticos determina las decisiones importantes
que todo poblador de la comunidad debe tomar cada año. Si bien no se conoce
todavía el fundamento científico de muchos de estos pronósticos, permiten

48
expectativas positivas respecto al éxito de las cosechas y, en parte, contribuyen
a la toma de decisiones relacionadas a las fechas de siembra o las variedades
que serán utilizadas
Los pronósticos climáticos deben entenderse como una respuesta de los co-
munarios para determinar estrategias de cultivos y de siembras, en relación a sus
necesidades de consumo alimenticio y defensa ante los riesgos climáticos.
Las fechas de barbecho, de la siembra, del tipo y variedades de cultivo, em-
padre, separación del ganado, inicio del pastoreo, entre otras, se calculaban y
establecían en base a indicadores climáticos botánicos, zoológicos y astronómi-
cos.
Los indicadores etnobotánicos permitían, a través de la relación entre los ci-
clos anuales de determinadas plantas silvestres o domesticadas y sus ritmos
biológicos particulares, establecer el tiempo de las actividades agrícolas y pe-
cuarias.
En la comunidad de Huaraco, por ejemplo, todavía se planifica las activida-
des productivas, en base a los siguientes indicadores climáticos:
- Si el pájaro leque-leque hace sus nidos en el suelo debajo de las th’olas, el año
será seco. Si, por el contrario, hace sus nidos en las partes altas de las th´olas,
el año será lluvioso.
- Cuando las abejas o ypatas hacen bolsitas en el suelo y están llenas de miel,
será un buen año; pero si las abejas llenan las bolsitas con tierra, el año será
seco.
- Cuando en los campos sale y abunda mucho garbancillo (Astragalus garbanci-
llo) será un año relativamente seco. El mismo pronóstico sirve para la chilca,
planta compuesta cuyo nombre científico es Senecio pampae, que cuando flo-
rece mucho indica un año seco.
- Si los conejos y vizcachas salen de sus cuevas y se trasladan a las zonas altas, será
un año lluvioso; si permanecen en las zonas bajas, será un año de sequía (Chi-
lon, E., 1992).
Rosales, C. (1992), poblador de la comunidad Huaraco, señala lo siguiente:
“En cuanto a los pronósticos del tiempo, en los últimos años las costumbres
han cambiado mucho. Existen señales que se pueden ver en los animales, en la

49
tierra y en las plantas. Para los animales, si se observa que el zorrillo excava en
busca de larvas en las partes altas el año será lluvioso. Al contrario, si busca su
alimento en las partes bajas, húmedas y donde hay inundación, entonces será
un año seco. El zorro está en celo en el mes de septiembre, por lo que grita en
las alturas indicando que la producción agrícola será mejor en las lomas; cuando
grita en las pampas indica que la cosecha será mejor allí. Sin embargo, esta señal
se considera menos segura que la del zorrillo. Para la tierra se puede observar el
suelo en invierno: cuando el ventarrón lleva el sedimento formando oleadas
hacia el sur; significa que habrá bastante lluvia; pero si forma oleadas hacia el
este o el oeste, el año será seco”.

e) Clasificación andina de suelos

El sistema de clasificación andina de los suelos es perceptible en el recono-


cimiento de las capas u horizontes que conforman el perfil del suelo y se puede
comprobar las técnicas de construcción de taqanas o terrazas agrícolas, en los
sukakollu, construcción de camellones altos en suelos con un horizonte arci-
lloso. El sistema representó una de las principales estrategias andino-amazó-
nica que articulaba el conocimiento de la previsión climática y del
comportamiento de los suelos cultivados.
En el gráfico se muestra la caracterización convencional o científica de un
perfil de suelo q’allpa de la comunidad Huaraco, y la denominación campesina,
realizada por los kamanacas o “ingenieros originarios”, con lo que se evidencia
la existencia de un sistema andino de clasificación y uso de suelos (gráfico 7).

50
Gráfico 7: Perfil de una q´allpa - comunidad Huaraco

Chilon, E. (1992) en el estudio de la clasificación andina de suelos, en co-


munidades tipo del altiplano boliviano, estableció que los comunarios de mayor
edad todavía utilizan criterios ancestrales para denominar o clasificar sus sue-
los, tomándose en cuenta los siguientes criterios: la temperatura del suelo, el
color de la capa arable, la profundidad del suelo, el contenido de humedad, la
textura, la ubicación fisiográfica, el contenido de sales, su uso, la facilidad para
trabajarlos, el contenido de materia orgánica y presencia de organismos, sus-
ceptibilidad a la degradación o erosión, y el tipo de tenencia o propiedad.
Los comunarios de Huaraco (comunidad ubicada en la provincia Aroma, de-
partamento de La Paz) y de la comunidad Ejra – Huaraca (ubicada en la provin-
cia Pacajes, departamento de La Paz) jerarquizaron los criterios de clasificación
de sus suelos, priorizando seis criterios: a) por la textura de la capa superficial y
de las capas profundas, b) por el color relacionado con el contenido de materia
orgánica, c) por la salinidad, d) por la actividad biológica, e) por sus uso y f) por
su comportamiento hídrico.
En el gráfico se presenta los criterios de clasificación y los tipos de suelos
identificados por los pobladores de las comunidades de estudio, realizándose el

51
trabajo de comparación de estos conocimientos con la caracterización con-
vencional, mediante el análisis de laboratorio de los suelos clasificados por los
campesinos (gráfico 8).

Gráfico 8: Clasificación andina de suelos

Sistemas de producción en Aynuqa y otras práccas


agroecológicas que garanzaban la sostenibilidad y
protección del medio ambiente.

52
- Clasificación de suelos por su textura
• Cha’lla: Suelos arenosos, limosos y areno-limosos que contienen de 60 a 80%
de arena. No retienen el agua, se secan rápidamente. La humedad es aprove-
chada directamente por las plantas, lo que garantiza una germinación rápida.
Carecen de materia orgánica, pero son cultivables. Son suelos secos y sensi-
bles a las heladas.
• Taquiak’a o japulak’a: Suelos francos, fáciles de trabajar, con regular contenido
de humedad, aptos par cultivo de papa, quinua, trigo, cebada.
• K’arpa o k’ausa lak’a: Suelos limosos y limo-arcillosos que presentan una es-
tructura más densa, por su elevado contenido de limo y arcilla. Se vuelven
compactos y duros al secarse y son difíciles de trabajar. Sirven para fabricar
adobes.
• Ñiq’i o llink’i: Suelos arcillo-limosos y limosos, que contienen de 35 a 40% de
arcilla. A veces resulta difícil distinguirlos de los anteriores.
• Jajwi o qalas: Suelos pedregosos que contienen hasta un 90% de gravas an-
gulares y sub-angulares. Esta capa de gravas reduce la incidencia de las hela-
das y actúa como una superficie de protección frente a la escorrentía y erosión.
• Si hay variación textural, los comunarios nombran distintamente las capas
u horizontes profundos y las superficiales. Para fines de clasificación de sue-
los, hacen referencia siempre a la capa superficial y a veces a capas más pro-
fundas.

- Clasificación según el color y el contenido de materia orgánica


• Janqu lak’a: Suelos de color claro, con bajo contenido de materia orgánica, in-
adecuados para la actividad agrícola.
• Phuq’i: Suelos volcánicos de coloraciones blanquecinas, están presentes en
las colinas, no sirven para cultivos, sólo crecen algunos pastos nativos; se
utilizan para lavar ollas.
• Hiji: Suelos de color gris claro y amarillento, arenosos, no aptos para el cul-
tivo por el exceso de limonita.
• K’arpa chijjmu: Suelos de color oscuro, rojizos (wila lak´a) y ocres. Son sue-
los agrícolas con un buen contenido de materia orgánica, buena estructura

53
y alta estabilidad estructural. El color rojizo está generalmente asociado a la
presencia de carbonatos y a un pH alcalino.
• Ch’iar lak’a: Suelos negros y turbosos. Son suelos de altura y de lugares hú-
medos, presentan un pH ligeramente ácido (pH = 5 a 6) y una textura franca
a franco arcillosa.
• Jap´u: Suelos negros, muy orgánicos, francos a franco arenosos, de estructura
grumosa.

- Clasificación por su contenido de sales


• Qullpa: Suelos salinos, caracterizados por presentar eflorescencias salinas.
Solamente algunos cultivos tolerantes pueden prosperar, tales como la qui-
nua, el tarwi y la cañahua.
• Jayu uma: Son depósitos de salmuera, acumulaciones salinas combinadas
con aguas cargadas de cloruros, sulfatos, carbonatos, y otras sales. No son
cultivables.

- Clasificación por su actividad biológica


• Uma k’ata: Suelos con un alto contenido de humus, con presencia de un gran
número de organismos y microorganismos tales como lombrices, enquitre-
ídos, hongos, algas, bacterias, actinomycetos.
• Jipiña: Designa a un suelo totalmente antrópico, elaborado o “fabricado” por
el hombre; tal es el caso de la capa cultivable de las terrazas o taqanas, su-
kakollu, q’otas y de los campos hundidos.

- Clasificación por el uso del suelo


• Wawa qari: Suelos que están en descanso por uno a tres años.
• Puroma: Suelos que están en descanso por 10 a 20 años, periodo durante el
cual recuperan su fertilidad natural y son incorporados al sistema de aynuqa.
• Wich’u pampa: Suelos de pastura nativas, aptos para el pastoreo de caméli-
dos, ovinos, vacunos, y otros animales.
• Ñak’a k’uchu: Suelos con aptitud forestal que están ubicados, mayormente,
en rinconadas húmedas. Son suelos de colores oscuros.

54
• K’ajui o parqi yapu: Suelos gravosos, franco areno-limosos, que sirven para el
cultivo a secano. Están ubicados en laderas con pendientes pronunciadas.
• S’aja huarancu: Suelos marginales que presentan procesos de erosión irre-
versible; sólo para protección.

- Clasificación por su comportamiento hídrico


• Juri lak’a: Suelos con buen contenido de humedad, con propiedades físicas
que favorecen el almacenamiento del agua, manteniéndose en capacidad de
campo durante periodos significativos de tiempo. Son friables, fáciles de tra-
bajar y roturar.
• Waña lak’a: Suelos secos, generalmente arenosos, en los cuales sólo prospera
una vegetación natural xerofítica.
• Ch’araña lak’a: Son aquellos suelos inundados que están permanentemente
saturados con agua y con mal drenaje; ancestralmente han sido utilizados
para los sukakollu.
• En la clasificación aymara se opone a los suelos húmedos (juri lak´a) los sue-
los secos (waña lak´a). Estas denominaciones se refieren al contenido de
agua que presentan los suelos.

En el estudio respectivo se ha comprobado que los suelos descritos por los


comunarios, como los más secos (ñiq’i k’arpa, suelo arcilloso) son, desde el
punto de vista convencional, aquellos que contienen mayor humedad, del orden
del 21% de humedad volumétrica, y los clasificados como los más húmedos por
los campesinos (ch´alla, jajwi, suelos franco arenosos) contienen sólo 9 % de hu-
medad volumétrica y son los más secos de acuerdo a la ciencia convencional.
Esta calificación campesina de la humedad del suelo demuestra que en el
pensamiento andino la humedad del suelo no se refiere a la cantidad total de
agua del suelo, sino a la disponibilidad del agua para las plantas en un momento
dado. Correlacionando estos conocimientos con la ciencia “moderna” del suelo,
se llega a verificar que a su modo y manera, en la ciencia andina se conocía el
potencial energético del agua, el potencial mátrico, potencial salino, potencial
hidrostático, y otros potenciales del agua.

55
f) Clasificación amazónica de suelos

Las comunidades y etnias amazónicas, también desarrollaron criterios de se-


lección de tipos de suelos, construyendo terraplenes de producción agrícola para
evitar las inundaciones, así mismo observaron la coloración de los suelos. Los
mosetenes introducen a la tierra un objeto metálico como un machete, o una
estaca de madera dura, y luego de un tiempo observan el color que se presenta
en el objeto, si es ocre o rojizo es buena tierra para el cultivo de yuca, si la colo-
ración es amarillenta, la tierra no es buena y requiere drenaje y abonamiento.
Estas observaciones tienen relación con la presencia del hierro en el suelo; la
coloración rojiza indica hierro oxidado, y la coloración amarillenta, presencia de
hierro reducido por un mal drenaje, exceso de humedad o compactación. En la
medida en que se continúen las investigaciones se tendrá una mayor informa-
ción de la clasificación amazónica de suelos.

2.2.2. Tecnologías que permiten ampliar y fomentar la utilización de técnicas


que reducen el riesgo climático en las tierras bajas

Las tierras bajas corresponden a las zonas agroecológicas de la llanura tropi-


cal amazónica de Bolivia, caracterizadas por inundaciones temporales y forma-
ción de lagunas por exceso de agua en la temporada de lluvias. Las culturas
andino–amazónicas que se desarrollaron es estas zonas amazónicas fueron ci-
vilizaciones hidráulicas, con avanzados conocimientos de ingeniería para con-
trarrestar el exceso de agua, algunas de las técnicas relacionadas con este
manejo son las siguientes:

a) Sistema hidráulico de lomas y terraplenes

Son colosales obras de ingeniería, realizadas por una civilización


precolombina hidráulica, para controlar las inundaciones y las sequías. Fueron
construidas en grandes extensiones inundables de la llanura tropical amazónica,

56
constituyendo auténticos sistemas de drenaje y aprovechamiento de zonas
inundadas o saturadas de agua. Restos de estas infraestructuras están dispersas
en más de 400 mil km2, en los llanos amazónicos de Mojos en el departamento
del Beni. Estas lomas artificiales requirieron de un movimiento de tierras
equivalente a 3.5 millones de m3 en cada una, y son terraplenes de cientos de
kilómetros de longitud que servían como diques de contención y comunicación
durante la época de inundaciones. Además, la presencia de lagunas artificiales
geométricas, donde se albergaba a peces y plantas acuáticas utilizados en la
alimentación y elaboración de abonos orgánicos y una agricultura sofisticada
revelan altos conocimientos sobre astronomía, hidráulica y geología. Este
sistema hidráulico les permitió contrarrestar las grandes inundaciones cíclicas
que caracterizan a la planicie amazónica.
Kennet Lee (1977) señala que en este sistema trabajó una enorme población,
y se desarrolló entre los años 1.000 a 500 A. de C. para perderse alrededor del
siglo XII de nuestra era, constituyendo una civilización precolombina hidráulica,
que controló las inundaciones cíclicas y las sequías, para un área de cultivos es-
timada en 50 mil km2. Como esta cultura amazónica, aparentemente, no co-
noció los metales ni la rueda, sus obras civiles debieron realizarlas sólo con
esfuerzo manual. Pinto Parada (1987) señala que una tinaja desenterrada en
1920 en el Beni, presenta un dibujo de la organización social de esta civilización
hidráulica, con hombres jalando cuerdas, que en un extremo arrastran cueros
con montones de tierra.

b) Sistemas de drenaje

Como parte de las lomas y terraplenes en la llanura amazónica, se imple-


mentaron sistemas redes de drenaje a gran escala y de cientos de kilómetros de
extensión, con la habilitación de subsistemas de drenaje articulados entre sí que
permitían el transporte de productos, la comunicación fluvial y la realización de
otras actividades como piscicultura, ganadería, producción de abonos orgánicos
y el cultivo de plantas alimenticias.

57
c) Lagunas e islas artificiales

Estas lagunas e islas artificiales permitían la vida acuática que constituía una
fuente importante de alimentos y las islas como plataformas para la construc-
ción de habitáculos o pahuichis que incluso servían como plataformas para cul-
tivos diversificados.

d) Canales y diques

Canales de cientos de kilómetros de extensión y diques de control de co-


rrientes fluviales que facilitaban el transporte fluvial y el manejo de grandes vo-
lúmenes de aguas en áreas extensas.

e) Manejo adecuado de bosques

Las culturas amazónicas accedieron racionalmente al bosque y a sus recur-


sos, inicialmente con una curiosidad y contemplación, para entender el funcio-
namiento del bosque natural, y luego llevar lo aprendido a la práctica, en una
convivencia y relación armónica con la naturaleza. Perfeccionaron sus sistemas
de acceso al bosque amazónico, adoptando la estructura y dinámica de los bos-
ques naturales, extrayendo, recolectando y cultivando, sin afectar al bosque y
tampoco sin empobrecer los suelos, aplicando sus conocimientos de la riqueza
del bosque y su funcionamiento. Este manejo ancestral del bosque es la base de
las tecnologías actuales de los Sistemas Agroforestales Multiestrato (Yana, W.;
Weinert, H., 2001).

f) Asentamientos en partes altas

Las culturas ancestrales de la Amazonia, definieron la ubicación de sus vi-


viendas y de los asentamientos poblacionales en zonas altas naturales o artifi-
ciales, para evitar los peligros de las inundaciones y dar cierta seguridad a la
familia frente a los fenómenos cíclicos de las inundaciones de la llanura tropical.

58
Mapa 1: Alternativas tecnológicas andino-amazónicas para contrarrestar
el riesgo climático en tierras altas

59
Mapa 2: Alternativas tecnológicas andino-amazónicas para contrarrestar
el riesgo climático en tierras bajas

60
TESTIMONIOS FOTOGRÁFICOS

Qotañas de cosecha de lluvias,


Wilacala.

Q´ocha en uso cercanía de Kalamarca, La Paz.

Terrazas agrícolas en
uso, Amarete.

61
Chakitaklla utilizada en la preparación del suelo de las terrazas ancestrales.

62
Zanjas infiltración Comunidad
Huaraco Altiplano Central.

Uso de mulch en Comunidades de Yungas.

Sukakollu Comunidad Koani


Pampa cuenca del
Lago Titicaca.

63
2.2.3. Técnicas agronómicas que permiten la conservación del suelo y el man-
tenimiento de su fertilidad

a) Sistema aynuqa

Son sistemas de cultivo comunitario, pero de utilidad familiar, bajo la


modalidad de cultivo y descanso a intervalos de tiempo, con uso agrícola por
cuatro a cinco años –de acuerdo a una rotación específica–, seguido de cuatro
o más años de descanso, periodo en el cual se facilita la recuperación de la
fertilidad natural del suelo. Constituye una forma planificada de uso racional de
la tierra de las culturas aymaras, que aseguraron la protección de los recursos
naturales, siendo muy distinta a cualquier otra forma de uso intensivo.

b) Sistema qapana

Son sistemas de manejo ancestral de tierras practicadas por las culturas


quechuas que implican una rotación en tiempo y espacio de las zonas de cultivo,
similares a la práctica de la aynuqa. Existen varias qapanas cada una con terrazas
agrícolas, las cuales se cultivan por periodos tres o más años, y luego se rota a
otra qapana, quedando la anterior en descanso, con lo que se garantiza la
recuperación de su fertilidad natural. Es una práctica tradicional de la zona de
Amarete.

c) Sistema milli

Es un sistema de cultivo de carácter familiar, conformado por la posesión de


terrenos que cuentan con riego y son cultivados inmediatamente de levantada
la cosecha precedente. Se ubican en las partes bajas y abrigadas y son aptas
para el cultivo de maíz, trigo, papa dulce, hortalizas y árboles frutales. En
Sococoni, Chuma, se realiza tres siembras en milli al año.

64
d) Sistema de lameo

Es un sistema de aprovechamiento de las lamas contenidas en las aguas tur-


bias de los ríos por inundación, desviando el agua a los campos de cultivo, pre-
viamente acondicionado con estacas y ramas, donde la lama constituida por
humus, nutrientes y coloides minerales sedimenta, y el agua se infiltra en el
suelo; con esta práctica se mejora el suelo al mismo tiempo que se abona. Esta
práctica se mantiene en la cuenca alta del río Pilcomayo.

e) Las canapas

El manejo de los campos naturales de pastoreo Canapas, era una de las prin-
cipales actividades de las poblaciones que habitaban las partes altas de los
Andes. El desarrollo de la ganadería de camélidos se sustentó en las pasturas
naturales, que estaban asociadas a técnicas de riego de bofedales, parcelas de
exclusión para garantizar el semillamiento de los pastizales, descanso y rota-
ción de los campos de pastoreo.

f) Los corrales itinerantes

Instalados en terrenos de cultivo, donde se encerraba a los animales por la


noche para que dejaran el estiércol y la orina o purina, permitiéndose el abo-
namiento directo de los terrenos.

g) Cultivo en surcos a curvas de nivel

Resulta de particular importancia observar que las comunidades campesi-


nas todavía practican el cultivo en surcos que siguen las curvas a nivel, lo que les
permitió contrarrestar la erosión en zonas productivas ubicadas en laderas con
fuerte pendiente.

65
h) Rotación y asociación de cultivos

Los antiguos pobladores andinos y amazónicos comprobaron las ventajas de


la asociación de gramíneas con las leguminosas que permitían la fijación del ni-
trógeno, un ejemplo de ello es la práctica campesina, en zona de valle, de la aso-
ciación de los porotos con el cultivo de maíz.
Por ejemplo, la secuencia de cultivos en la comunidad de Huaraco es la si-
guiente: papa el primer año, después quinua durante uno o dos años y final-
mente cebada. En casos menos frecuentes se cultiva papalisa u oca en el tercer
año, después de un año de cebada. Cuando se pronostica un buen año con bas-
tante lluvia, se puede realizar una campaña de “kutirpo”, los que significa que se
cultiva para los dos primeros años aprovechando las bondades agroclimáticas.
En la actualidad, en varias comunidades del altiplano se verifica la rotación
de cultivos que incluye una leguminosa en toda la campaña agrícola, que puede
ser: papa-haba-quinua-cebada; papa-cebada-quinua-haba.

i) Prácticas adecuadas de remoción del suelo

Es la labranza y las labores culturales de los cultivos, con una mínima remo-
ción de la tierra, con la práctica de la labranza mínima, el descanso de los sue-
los y la rotación de cultivos.

j) Uso de herramientas conservacionistas

Como la chaquitaclla y el huiso, tradicionalmente utilizados en las comuni-


dades andinas. En tiempos pasados, el poblador de las comunidades de Amarete,
Charazani, Chuma, Huaraco utilizaron estos implementos de labranza o arados
de pie, que permitieron el movimiento del suelo sin causar una desagregación
destructiva. Además de ser muy útil para el trabajo en laderas con pendientes
abruptas, la utilización de estos implementos evita la erosión pronunciada del
suelo por los efectos de la poca remoción del suelo, manteniendo una buena
agregación en el suelo y facilitando la infiltración del agua, evitando la evapo-

66
ración del agua capilar. En lo social, permitía el trabajo compartido y el laboreo
de terrenos ubicados a grandes distancias.

k) Aplicación de enmiendas orgánicas

Consiste en aplicar enmiendas naturales al suelo para mejorar sus propie-


dades físicas, químicas y biológicas. La estructura del suelo y su porosidad se
mejoraba aplicando materia orgánica tratada tipo compost enriquecida con ce-
niza que aportaba potasio y calcio. Su efecto era de generar la floculación de los
coloides del suelo y una mayor estabilidad estructural, corrección de la acidez
mediante la aplicación de piedra caliza finamente molida, la aplicación de azu-
fre natural hidrotermal para bajar la alcalinidad, y el aporte de apatitas, feldes-
patos, dolomitas y piroxenas, para contrarrestar las diferencias de fósforo,
potasio, magnesio, hierro y de otros nutrientes.

l) Abonamiento orgánico

El abonamiento orgánico es conocido en los Andes y en la Amazonía desde


hace miles de años. Se ha encontrado restos de momias precolombinas que sos-
tenían bolsitas de guano de isla y de materia orgánica humificada. Por otra parte,
todavía es posible encontrar en las comunidades algunas técnicas de uso del
estiércol, al cual dependiendo de su facilidad de descomposición lo agrupan en
“estiércol frío” aquellos de lenta descomposición, como el de llama, y “estiércol
caliente” o de rápida descomposición, relacionada con los animales menores,
como cuyes y vizcachas, que eran utilizados de acuerdo al ciclo vegetativo del
cultivo y en forma anticipada o al momento de la siembra.
Es necesario haber referencia a un tipo especial de abonamiento orgánico
que todavía se practica en algunas comunidades del altiplano central de Bolivia,
particularmente en la comunidad de Huaraco, que resulta en una variante de la
“fertilización foliar ancestral”. Los comunarios preparan en una olla de barro,
una suspensión de agua y estiércol de llama o de vicuña, que previamente se ha
fermentado dentro de las pezuñas de otros camélidos. Al momento de colo-

67
carlo al depósito dan 21 vueltas en sentido anti horario, y dejan en reposo por
21 días, cuidando de tapar la olla y enterrarlo por ese tiempo en el centro del te-
rreno de cultivo. Luego extraen el abono líquido y lo aplican utilizando ramas de
thola al follaje de la papa antes del inicio de la floración. Los resultados en el ren-
dimiento final de tubérculos son bastante significativos, además que, por su
fuerte y penetrante olor, previenen los daños al cultivo por los animales espe-
cialmente las ovejas.
También utilizaron abonos verdes de tarwi y porotos, turba y humus en mez-
cla, rastrojos de cosecha, y el compost resaltándose la experiencia de la UAC-Tia-
huanaco, de producir compost en un máximo de dos y medio meses utilizando
activadores biológicos e insumos locales: malezas, estiércol, ceniza y agua, in-
dependientemente de la estación del año en un ecosistema altiplánico y a una
altitud de 4.000 msnm.

m) Uso del mulch

El mulch es una cubierta orgánica inerte de protección que preserva al suelo


de la erosión. Está formada por restos de cosechas, paja de cereales, rastrojos de
leguminosas que se colocan en la superficie del terreno en el espacio libre entre
los surcos. Cumple la función de protección del suelo frente al impacto de las
gotas de lluvia y de mantenimiento de la humedad del suelo. Los productores
de flores de las comunidades del municipio de Yanacachi en Sud Yungas aplican
mulch a sus campos de flores, que al estar en pendientes pronunciadas, prote-
gen a los suelos de la erosión hídrica.

2.2.4. Manejo de la biodiversidad y de la complejidad

Medina, J. (1995) señala que a diferencia de los planificadores que desde hace
500 años tratan de entender y manejar el territorio boliviano, como si fuese una
llanura homogénea, utilizando el concepto de “región”, el hombre andino-ama-
zónico entendió este espacio como biodiverso, complejo y heterogéneo.

68
Es necesaria la referencia que de los 103 ecosistemas existentes en el mundo,
aproximadamente 84 se reproducen en la geografía boliviana. A esta heteroge-
neidad se añade otras variables como la exposición al sol, los cambios bruscos
de temperatura, la insolación, granizos, heladas, inundaciones, sequías, entre
otros factores.
Así se comprende cuán acertados estuvieron los científicos andino-amazó-
nicos para acceder a esta biodiversidad y complejidad, generando cerca del 40%
de las plantas que actualmente consume la humanidad, mediante la práctica
de la domesticación y el fitomejoramiento en el marco de la ingeniería genética
y de la biotecnología andino-amazónica.
Debe incluirse también la extraordinaria técnica del manejo de los camélidos
y animales menores como cuyes, vizcachas, chinchillas. Baste como ejemplo
decir que contaron con más de 6.000 variedades de papa en ocho familias y
cerca de 50 variedades de maíz, cultivados y adaptados a los valles interandinos,
yungas y trópico, así como también a zonas altoandinas como las islas del Lago
Titicaca donde a 4.000 metros de altitud se cultiva un maíz tipo confite.

a) Diversificación de las actividades productivas

Los pobladores andino-amazónicos combinaron sus principales actividades


productivas –agricultura y ganadería–, con la caza, la pesca, recolección de plan-
tas alimenticias y medicinales y con la artesanía, la orfebrería, la peletería, el
arte y la música.

b) Deshidratación de alimentos

Nuestras culturas precolombinas con las técnicas de deshidratación y manejo


del frío extremo (heladas), procesaron alimentos caso del charque, chuño, tunta,
caya, que además de preservar y conservarlos por largos períodos de tiempo,
permitían el transporte a grandes distancias sin sufrir los efectos de alteración,
por el contrario, manteniendo sus cualidades nutritivas.

69
Mapa 3: Técnicas agronómicas para la conservación del suelo y su fertilidad natural

70
c) Almacenamiento y conservación de alimentos

Las culturas andino-amazónicas precolombinas fueron previsoras en cuanto


a almacenar y conservar los alimentos, sobre todo, de los excedentes generados
en años de buena cosecha, utilizando los sistemas de tambos y técnicas de al-
macenamiento. En la actualidad, la comunidad de Chacarapi, Charazani, prac-
tica un sistema de almacenamiento de tubérculos bajo sombra y en hoyos del
suelo, donde se distribuyen los tubérculos por capas separadas con paja ichu y
hojas de muña muña y luego son cubiertas con tierra. Así pueden conservar los
alimentos durante cinco años. Los comunarios aseguran que “… puede ocurrir
una hambruna, una sequía prolongada, pero nosotros tranquilamente podemos
sobrevivir cinco años con nuestros productos almacenados…”.

d) Domesticación y mejoramiento genético de flora y fauna

Las poblaciones ancestrales andino-amazónicas aprovecharon racionalmente


la flora y fauna que le ofrecía cada piso ecológico y, mediante la ingeniería ge-
nética, mejoraron especies y variedades, además de realizar la domesticación
de plantas y animales que les servían y sirven para enfrentar los riesgos del cam-
bio climático.

e) Otras tecnologías ancestrales

• Instrumento de nivelación precolombino: Las evidencias históricas demues-


tran que las culturas andino-amazónicas desarrollaron técnicas topográficas
sofisticadas. Mediante la utilización de diversas ciencias es posible reconstruir
los instrumentos y técnicas de nivelación prehispánicos, por ejemplo, exa-
minando la cerámica en los museos arqueológicos. Se cuenta con informa-
ción sobre una cerámica tiwanakota que muestra con cierta claridad lo que
vendría a constituir un aparejo topográfico.
• Por otro lado, Ortlof (1989) en un estudio realizado sobre figuras que apa-
recen en un ceramio de la cultura chavín, en el museo de Huaraz, Perú, iden-

71
tificó un instrumento topográfico formado por un cilindro que tiene un agu-
jero en un lado y una figura en forma de cruz en el lado opuesto, con un
cuenco de nivelación sujeto a la parte superior del cilindro.
Sobre la base de los estudios de Ortlof, se reconstruyó un sencillo instru-
mento topográfico consistente en un depósito de calabaza con un agujero en
un punto y una figura en cruz en el punto opuesto. Tanto en el brazo vertical
como en el horizontal de la cruz se hicieron marcas de graduación y en la
cara interna del depósito se fijaron tres marcas, que permiten definir una su-
perficie plana paralela a un tubo hueco de observación, cuando el tubo atra-
viesa el agujero y el centro de la cruz. Cuando el cuenco se llena de agua y
se coloca sobre un recipiente mayor de arena, sujeto sobre un trípode, la po-
sición del cuenco se ajusta hasta que el nivel del agua alcance las marcas in-
teriores del cuenco.
La superficie a nivel del agua en el cuenco forma un “horizonte artificial”, o
plano superficial absoluto, que corre paralelo al tubo de observación. El tubo
se puede mover verticalmente para observar, a través de él, un madero de
longitud conocida (H) igual a la altura sobre el suelo del tubo de observación,
colocado verticalmente a determinada distancia (L). Calibrando la apertura
en cruz, se puede medir el desnivel medio del terreno (O) observando el
extremo superior del madero, en razón de que el procedimiento proporciona
el ángulo vertical y el ángulo horizontal, es posible determinarlo mediante
cálculos bastante sencillos.
El instrumento topográfico reconstruido por el Centro de Investigación y Di-
fusión de Alternativas Tecnológicas Andino-Amazónicas CIDAT, bajo los prin-
cipios de la ciencia ancestral, permitió realizar trabajos bastante precisos en
el trazado y nivelación de terrazas agrícolas o taqanas, determinación del
talud de los muros de contención, canales de riego, trazo de sukakollu, q’o-
tañas, así como establecer mediciones con mucha precisión. Es posible que
con mayor estudio e investigación se encuentren versiones mejoradas y más
finamente calibradas que proporcionen mejores resultados que el prototipo
reconstruido (gráfico 9).

72
Gráfico 9: Instrumento de nivelación precolombino

73
A manera de conclusiones

1. Sobre la recuperación de la tecnología andino-amazónica

La referencia a la recuperación de la tecnología ancestral tiene para muchos


una connotación de retroceso, de vuelta al pasado. Con frecuencia se asocia la
tecnología andina y amazónica a las condiciones de vida más adversas y rudas
en las cuales hay que luchar fuertemente para sólo conseguir subsistir a duras
penas.
Esto se debe a un malentendido de la historia de Bolivia. No se debe olvidar
que un componente esencial de la tecnología andino-amazónica en su momento
de mayor esplendor fue la ciencia de la administración estatal que armonizaba
profundos conocimientos de ingeniería, contabilidad, agronomía, ecología, as-
tronomía, meteorología, hidráulica y, sobre todo, conocimiento de cibernética
y de programación de la producción y distribución, de asignación de recursos y
logística.
No se pretende negar ni desmerecer a la cosmología occidental moderna ni
a la ciencia “convencional”, sino entender sus alcances y limitaciones, sobre
todo, cuando se pretende introducir conocimientos y tecnologías generadas en
otras latitudes, a un medio completamente diferente en lo geográfico, cultural
y socio-económico.

2. Sobre la validez de la tecnología andina-amazónica

Una pregunta que siempre estuvo presente en el trabajo de campo de esta


investigación fue: ¿Cuál sería el nivel de preparación y de estudios básicos ne-
cesarios para diseñar el conjunto de obras hidráulicas de la pampa amazónica de
Mojos, de terrazas agrícolas y otras que se observan en zonas altoandinas como
en Cohoni y en los Yungas? Resulta difícil establecer que esto fuera posible con
el saber científico y técnico actual; mucho más difícil es imaginar que esto fue
posible sin estos conocimientos.

74
Las culturas andino–amazónicas, sin utilizar fórmulas y modelos hidráulicos,
máquinas, fotografías aéreas, imágenes satelitales, laboratorios y modelos ma-
temáticos, manejaron ecológicamente y de modo sostenible los recursos natu-
rales.
El debate se hace necesario porque la pregunta planteada no es un ataque
al conocimiento científico actual, todo lo contrario, es un input a animarse y
colocarse dentro del problema que tienen nuestras comunidades rurales.
La importancia de inventariar y reconstituir un repertorio de alternativas tec-
nologías de larga data, es similar a las generadas por los sistemas tecnológicos
modernos; pero las primeras tienen una gran ventaja, la de utilizar materiales lo-
cales y estar sustentadas por cientos de años de aplicación en agroecosistemas
determinados.

3. Sobre el cambio tecnológico

En gran parte de la literatura existente sobre el cambio tecnológico en las


zonas rurales andinas y amazónicas, aparece frecuentemente una contraposición
de opiniones que en ciertos casos llega a ser apasionada, entre quienes –sin
necesariamente negar la importancia de tecnologías modernas o de “punta”–
propugnan la “recuperación y puesta en vigencia en forma masiva” de las
tecnologías andino-amazónicas de origen ancestral, frente a quienes consideran
prioritaria la introducción de nuevas o tecnologías “modernas” al sector
agropecuario.
Esta polémica refleja, evidentemente, factores que están más allá de lo
puramente tecnológico y tiene connotaciones ideológicas en tanto que alude al
proceso histórico que tuvo lugar después de la llegada de los españoles, quienes,
por un lado modificaron la agricultura y los sistemas de producción ancestrales
y, por otro, cambiaron radicalmente el sistema de organización, imponiendo
una cultura distinta, para quienes la afirmación de la inferioridad del “indígena”
y de sus tecnologías productivas, sirvió y sirve como justificación para su
explotación y marginamiento.

75
Las interpretaciones y estudios que ven positivamente a las tecnologías an-
dino-amazónicas ancestrales y sus posibilidades de “recuperarlas” para su puesta
en vigencia hoy en día en mayor escala, se apoyan y, sobre todo, ponen énfasis,
en la relación armoniosa y equilibrada que se estableció entre la base ecológica
para el manejo y preservación del medio ambiente y las técnicas diseñadas por
las culturas andino-amazónicas de larga data, para la transformación y uso pro-
ductivo de las mismas, lo cual establece el concepto de un “desarrollo sosteni-
ble andino-amazónico.

4. Sobre la validación de las tecnologías andino–amazónicas

Los juicios acerca de las técnicas en sí mismas, aisladas de su contexto es-


tructural e histórico y, por tanto, aparentemente susceptibles de ser “recupera-
das” y transferidas tal cual, provienen de una concepción de la tecnología, sólo
como un “hardware”, es decir como algo material, sea en forma de canales de
riego, herramientas, taqanas, sukakollu, lomas y terraplenes, es decir, como algo
básicamente material, tangible, patente.
El concepto de la tecnología andino–amazónica va más allá de esta visión
demasiado estrecha y comprende también aspectos inmateriales como el co-
nocimiento, la experiencia, la cosmovisión, los saberes, a lo que denominamos
“software”.
En una comunidad campesina se debe considerar la existencia de alternati-
vas de desarrollo en el seno de su propia cultura y, mediante la recuperación de
sus tecnologías ancestrales, puede establecerse la posibilidad de un modelo de
desarrollo comunitario propio.
En la actualidad, la investigación sobre las alternativas tecnologías preco-
lombinas es fundamental para el conocimiento de la realidad, sobre todo, si se
realiza a través de un enfoque agroecológico participativo y en la misma parcela
campesina, con resultados aplicables a la realidad, buscando el óptimo ecológico.
Las tecnologías precolombinas juegan un rol muy importante en esta búsqueda.
En otros casos es posible que la solución pueda encontrarse en la mezcla
intencional de tecnologías ancestral y moderna, que tiene que basarse en una
76
investigación y experimentación científica seria. Sin embargo, no se pueden
separar los problemas biológicos del contexto económico-social en el cual se
desarrollan las actividades agrícolas.
Con este propósito, resulta útil la agroecología andino-amazónica, siendo
una ciencia multidisciplinaria, que estudia la agricultura y los sistemas de
producción con el enfoque ecológico y con mayor sensibilidad social, centrada
no sólo en la producción para el mercado, sino también en la sostenibilidad
ecológica del sistema de producción.
Además, se trata de la aplicación de conceptos ecológicos al desarrollo de la
agricultura nacional, en este caso a las tecnologías productivas, con el propósito
de desarrollar una agricultura en amplias zonas rurales del país que sea
ambientalmente sana, socialmente justa, económicamente viable y
culturalmente aceptada.
Bajo estos conceptos se hace necesario incorporar todas aquellas
tecnologías validadas, que resulten adecuadas a nuestro medio y a nuestros
objetivos de desarrollo, independientemente de su origen, grado de antigüedad
o modernidad.

5. Sobre los desafíos del futuro

Las tecnologías andino-amazónicas precolombinas que en su mayor parte


fueron desarrolladas por culturas de larga data, no deben entenderse como un
recetario de propuestas tecnológicas “recuperables” por y en sí mismas; sino
que necesariamente requieren de una rigurosa investigación y un proceso par-
ticipativo de validación para establecer su viabilidad y factibilidad técnica, social
y económica en el contexto actual. Recién entonces se podrá definir en reper-
torio de alternativas tecnológicas productivas sostenibles, aplicables y replica-
bles en condiciones agroecológicas semejantes.
La puesta en vigencia de las tecnologías andino-amazónicas constituye un
proceso gradual de experiencias compartidas entre todos los actores del des-
arrollo, principalmente de los pobladores excluidos del área rural, que en el

77
nuevo marco del Estado puede ser dinamizados y hacer realidad un aspiración
que sólo es de intelectuales y académicos.

6. Sobre el desarrollo rural

En definitiva, el desarrollo rural del país que integre a todos sus actores y com-
ponentes, debe estar, necesariamente, vinculado a la sabiduría, valores cultura-
les y tecnologías ancestrales que, sin embargo, requieren ser conjugados con los
conocimientos y avances que nos brindan la tecnología y la ciencias actuales, den-
tro de un diálogo de “tinku” articulado e igualitario, que nos permita lograr un
desarrollo humano armónico, equilibrado y permanente.
El desarrollo del área rural del país debe ser motivo de cuidadosa acciones, que
incorporen la experiencia y el saber de los campesinos, de los técnicos de campo
y profesionales con sensibilidad social para que, en un futuro próximo, tengamos
la satisfacción de recibir la gratitud y el reconocimiento de nuestros hijos y del
país, caso contrario seremos pasibles a demandas que nunca tendrán respuesta.
Por lo tanto, es necesario propiciar un programa nacional de recuperación de
tecnologías andino-amazónicas, encargado de inventariar, caracterizar, describir y
establecer el estado de su situación. Asimismo, fomentar la realización de pro-
yectos regionales de desarrollo rural y de investigación, validación, evaluación,
promoción y transferencia de las alternativas tecnológicas andino-amazónicas en
la participación plena de las comunidades campesinas.
Recomendar a las universidades, centros de investigación y organizaciones pri-
vadas de desarrollo, realizar investigaciones multidisciplinarias orientadas a la re-
cuperación de las tecnologías andino-amazónicas que proporcionen información
básica, sobre la cual se realicen trabajos de recuperación de tecnologías de origen
precolombino.
Recomendar a los centros de educación técnica y superior la incorporación en
su currícula de planes de estudio de materias y cursos sobre la temática de la
revalorización de las prácticas productivas y las tecnologías andino-amazónicas
precolombinas.

78
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82
SEGUNDA PARTE

Terrazas agrícolas precolombinas: taqanas, quillas y


wachus

Antecedentes

En épocas ancestrales, los pobladores del espacio andino-amazónico de Bo-


livia ž‰Š‘”˜•†Ã˜Š˜ ‡Š—”†’Š—Žˆ†“”˜lograron un apropiado y excelente
acceso a los recursos naturales, en unmedio geográfico difícil, agreste, heteǂ
rogéneo y contrastante. Redujeron la incertidumbre de los riegos del cambio
climático a través de la creación y el usoadecuado de tecnologías ancestrales
andino-amazónicas, de la ingeniería genética y otras alternativas tecnológicas,
lo que les permitió preservar las bases productivas y una variedad de plantas y
animales, adaptadas a cada uno de los’últiples pisos ecológicos, que ofrecía
y ofrece la geografía del país, asegurando‰ŠŠ˜™†’†“Š—†š“†•—”›Ž˜ŽØ“†‰Šǂ
cuada de alimentos.
Las impresionantes terrazas agrícolas construidas en diversos ecosistemas
del país, son una prueba fehaciente del trabajo científico de nuestras culturas an-
cestrales. Las terrazas agrícolas precolombinas presentes en Bolivia, denomina-
das taqanas, quillas y wachus son, actualmente, reconocidas como las únicas
infraestructuras jamás inventadas por el hombre, para acceder a los ecosistemas
de alta montaña, evitando la erosión de los suelos.
La actual superficie bajo cultivo del país, estimada en 2.374.605 hectáreas,
incluyendo cultivos industriales, no industriales y las tierras en descanso, po-
dría incrementarse en un 25%, con sólo recuperar el 70% del total de las terra-
zas agrícolas precolombinas abandonadas en diferentes ecosistemas del país.
Lamentablemente persiste el prejuicio de los impulsores de la agricultura
moderna en señalar como causa de la escasa productividad agropecuaria nacio-
nal, a la permanencia de tecnologías ancestrales que estarían condenadas a de-
83
saparecer. Lo paradójico del caso es observar que la erosión que sufren los sue-
los agrícolas y la reducción de las áreas productivas son más bien el resultado del
abandono de los sistemas de producción andino-amazónicos de larga data, es-
pecialmente de los inmensos sistemas de terrazas agrícolas de origen ancestral.
Los problemas que enfrenta el área rural del país y la producción agrope-
cuaria nacional no podrán ser completamente resueltos, solamente, con el fo-
mento e introducción de tecnologías de punta o con la capitalización del sector
sino, también, recuperando las “antiguas y modestas” tecnologías andino-ama-
zónicas, cuya más alta expresión la constituyen las taqanas, quillas y wachus,
que permanecen abandonadas y en proceso de destrucción; pero que, sin em-
bargo, en las pequeñas extensiones en las que todavía están en uso, se com-
prueba que son sistemas de gran eficacia productiva y social.

Alcances y objetivos del estudio

En esencia, la presente investigación trata de fundamentar la incorporación,


al conjunto de alternativas tecnológicas ecológicamente recomendables, eco-
nómicamente viables y socialmente aceptadas, de aquellas tecnologías de origen
ancestral, jamás concebidas por el hombre para la reducción del riesgo climático
y la preservación de las tierras productivas de alta montaña: los sistemas de cul-
tivo en terrazas precolombinas. Éstas reciben diferentes denominaciones en el
extenso territorio del país. Son llamadas taqanas en las comunidades aymaras,
quillas y wachus en la zona de los yungas y jallpa jarkanas o chullpa-tirquis en la
región de los valles donde se asientan las comunidades quechuas de Bolivia.
El presente trabajo, como un aporte al estudio de la cantidad, calidad y va-
riedad de tipos de terrazas presentes en el territorio nacional, se planteó como
objetivo la realización de un inventario a nivel exploratorio, con alcance nacio-
nal y reconocimiento a nivel regional, de las superficies ocupadas por taqanas,
quillas y wachus, en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes; con es-
pecial atención en sus características y tipos existentes, en su estado de con-
servación, en su uso actual y en sus posibilidades de recuperación para ser
incorporadas al actual sistema productivo.

84
Por la amplitud, heterogeneidad y variabilidad de la región andino-amazónica
del país, todavía no es posible un estudio detallado de las terrazas agrícolas en
todas y cada una de las regiones y subregiones. Para los propósitos del presente
trabajo y la validación del Sistema de clasificación de terrazas agrícolas se ha
seleccionado comunidades de los valles interandinos de los municipios de Cha-
razani, Curva, Chuma y Mocomoco y, como estudios de caso, dos áreas repre-
sentativas: Cohoni en los valles interandinos y Yanacachi en los yungas del
departamento de La Paz.

1. Las terrazas precolombinas

1.1. Conceptos y denominaciones

Las terrazas agrícolas precolombinas existentes en el continente americano


tienen diferentes denominaciones que dependen de características étnicas, cul-
turales y ecosistémicas del lugar donde están presentes. Los españoles las de-
nominaron andenes, como una extensión del vocablo Andes, con que designaron
a las cordilleras sudamericanas. Para Garcilazo de La Vega, cronista inca, dicho
nombre proviene de una provincia situada al este del Cuzco. En la lengua que-
chua, las andenerías son conocidas con el vocablo de “patillas o patas”. (Guilet,
1981; Del Busto, 1978).
El equivalente de terrazas agrícolas o andenes en lengua aymara es taqana,
que constituye el nombre generalizado de las terrazas agrícolas en el altiplano
y valles de Bolivia, en los yungas se las conoce como quillas, y en las comuni-
dades quechuas de Potosí y Chuquisaca se las denomina chullpa tirquis, chullpa
pircas y jallpa jarkanas. (Chilon, 1992)
Las taqanas o terrazas agrícolas antiguas precolombinas son estructuras con-
servacionistas escalonadas construidas sobre las faldas o laderas de montañas
empinadas y representan una de las altas expresiones de la tecnología ancestral
andino-amazónica.

85
Las taqanas precolombinas están soportadas por grandes paredes de piedra
en forma de escalinata que, por lo general, siguen las curvas de nivel y presen-
tan superficies cultivables casi horizontales. Las terrazas agrícolas proporcionan
terrenos nivelados y suelos profundos en pendientes que son muchas veces
abruptas.
La función principal de las taqanas es la de evitar la pérdida de suelo en lade-
ras de fuertes pendientes y facilitar el riego en zonas que presentan declives pro-
nunciados, en virtud del control de la caída de agua en una pendiente y por la
distribución del agua de lluvia o de riesgo en la superficie de cultivo. Casi todas
las taqanas bajo riego, son regadas mediante sistemas de canales que incluyen
zanjas, desagües o sistemas de drenaje.

1.2. Aspectos históricos y cobertura geográfica


de las terrazas agrícolas

Considerando una cobertura geográfica continental, en América existen nu-


merosos vestigios de terrazas precolombinas, desde el sur de Colorado en los
EE.UU., pasando por el noroeste de México, Yucatán, Chiapas, Tehuacán, Centro
América en los lugares donde se asentaron los mayas y por toda la región an-
dina, desde Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, hasta el centro de Chile
y el noroeste de Argentina. Las culturas que sobresalieron en la construcción de
terrazas agrícolas fueron maya, azteca, tiwanaku, chavin e inca. (Condarco, R.,
1970; Denevan, W., 1985).
En el lejano oriente, especialmente en la China Continental, Vietnam, Laos,
Camboya se encuentran terrazas antiquísimas, sobre todo en los complejos ar-
quitectónicos presente en Los Himalayas.
En América Latina, las terrazas se remontan hasta los 600 años a.C. en la
sierra del Tamaulipas en México; en la sierra central del Perú por lo menos el
50% de las terrazas abandonadas que existen son vestigios de origen
precolombino. En el caso de la región altiplánica, valles y yungas de Bolivia, un
70% de terrazas agrícolas serían de origen tiwanacota, mollo, lupaca, pacajes e
inca, el restante 30% corresponderían a terrazas agrícolas contemporáneas,
86
construidas en el período republicano y en las últimas décadas con apoyo de
numerosas instituciones privadas de desarrollo tales como PROCADE-UNITAS
(Programa Campesino Alternativo de Desarrollo - Unión Nacional de
Instituciones para el Trabajo de Acción Social), proyectos específicos del Estado
como el Programa de Apoyo Campesino (PAC) y el Proyecto de Manejo de
Recursos Naturales (PROMARENA), y aquellas construidas por las propias
comunidades.
Sobre la existencia de terrazas agrícolas o taqanas y canales hidráulicos, en
el continente americano, los cronistas españoles como Pedro Cieza de León
(1553) y especialmente el Padre Bernabé Cobo (1893), refieren que:

“… aprovechaban el agua de los ríos, regando con ellas todas las


tierras a donde alcanzaba y admirables que tenían, porque estaban
tan bien sacadas y con tanto orden, que admira considerar cómo
careciendo de nuestras herramientas las podían abrir y edificar… y
no solo las encaminaban por tierra llana, sino también por laderas
y cerros altos y fragosos… llevávanla por lugares tan fragosos y
difíciles porque no solo regaban la tierra llana, sino también la
doblada mediante las terrazas de las laderas sin dejar de perder
palmo de tierra…”.

Según su antigüedad, Kauffman (1976) menciona que las terrazas mundial-


mente más antiguas serían las construidas en los Andes aproximadamente 1000
a.C, que corresponden al estadio denominado “Agrícola desarrollado”.
Valcárcel (1943), indica que puede ser que las terrazas no sean un elemento
cultural originario de Perú y Bolivia, pero su perfeccionamiento no fue alcan-
zado por ningún otro pueblo en la medida que lo desarrollaron las culturas de
estos territorios, especialmente las culturas tiwanacota, chavín e inca.
Ballivián, A. (2008) señala que el 98% de las terrazas agrícolas presentes en
Bolivia son de origen precolombino y cita a varios autores que han realizado in-
vestigaciones sobre la antigüedad de las terrazas agrícolas, tales como: Hastorf
(1999), quien estima que la asociación entre asentamientos y terrazas agrícolas
87
y terrazas habitacionales, en la península de Taraco en el Lago Titicaca, ocurrió
entre el 1800 a.C. hasta el presente. Albarracín y Jordán (1996) identificaron te-
rrazas en el valle bajo de Tiahuanaco, correspondientes al período cultural Ho-
rizonte Medio entre el 600 y 1000 años d.C. Por su parte Lecoq (2002) para el
mismo período cultural identificó en Yura, Potosí, diez plataformas de terrazas
en laderas, correspondientes a los años 800 a 1000 d. C., Michel López (2008)
destaca el establecimiento de terrazas de cultivo, en el sitio Huari de la cuenca
sur del Lago Poopó, desarrolladas entre el 300 y 900 d.C., Estévez (1990), res-
pecto a las terrazas presentes en Pasto Grande, señala que se habrían desarro-
llado entre el 300 y 1050 d.C.
El valle de Miguillas de la provincia Inquisive del departamento de La Paz,
ubicado en la cuenca del río del mismo nombre, entre la cordillera Quimsa Cruz
y la serranía Chokerkamir, presenta áreas de terraza agrícolas que habrían sido
construidas por diferentes asentamientos humanos que poblaron la región en di-
ferentes épocas. Las primeras construcciones habrían sido de filiación tiwana-
cota (Quinta época 750 a 1200 d.C.). Luego intervinieron los señoríos aymaras
(Pacajes 1200 a 1425 d.C.) para finalmente verificarse la presencia y desarrollo
de esta tecnología por parte del Imperio Incaico con el Inca Tupaj Yupanqui
(1471-1493 d.C.) mediante la posible implantación de mitimaes.
Huidrobro, J. (2008), cita a Carlos Lemus, sobre los trabajos de prospección
y excavación arqueológica realizados juntamente con Claudia Rivera y Karina
Aranda, en el área de Kellumani de la zona Achumani de La Paz. El área, en sus
inicios, era un complejo agrícola, doméstico y funerario y luego, sucesivos asen-
tamientos explotaron intensivamente el enclave, sobre todo durante la ocupa-
ción de los Incas y en la Colonia. Las terrazas agrícolas que todavía se distinguen
en el valle y en la meseta de Achumani, dan una idea de las primeras labores de
cultivo de la región. La tecnología empleada está muy emparentada con Tia-
huanaco, pues las terrazas agrícolas son grandes, amplias y bajas (de muros
bajos), típicas de esta cultura, en contraste a las terrazas de los Incas y Pacajes
que eran elevadas. Se reporta el hallazgo de una chullpa funeraria afiliada a la
cultura Pakasa, que correspondería al período de ocupaciones multiétnicas de
1300 a 1536 d. C.

88
En el caso de Ambaná enclavada en la vertiente oriental de la provincia Ca-
macho, departamento de La Paz, las características de las terrazas denotan una
marcada influencia Inca, especialmente de aquellas diseminadas en las laderas
de Markapata. Los anfiteatros, ruinas, chullpas y taqanas de Yaskapata verifican
esta aseveración.
En relación al esfuerzo humano requerido para la construcción de las terra-
zas agrícolas, Guaman Poma de Ayala, señala que:

“… Los indios se ocupaban sobre todo de romper la tierra virgen,


hacer andenes en toda la quebrada, cerros y punas, muchas veces se
tomaban el trabajo de cernir la tierra para separar los guijarros y
piedrecillas a fin de hacer el terreno más cultivable... y que en épocas
más recientes procedieron a construir sus andenes llevando tierra
cernida para hacer sus cementeras en las punas, llevando agua en
cántaros” (Regal, 1970).

Con referencia al interés que tuvieron los conquistadores españoles por con-
servar las estructuras de las terrazas agrícolas, se puede aludir a la ordenanza Nº
25 que fuera expedida por el virrey Don Francisco de Toledo (1569-1581):

“… Por cuanto en muchos repartimientos de la sierra, de este reino,


hay gran cantidad de chacras de maíz y papas, que están hechas de
andenes y cerrados los tales andenes con piedras, y de descuidarse
los dueños de ellas de reparar, rezar como es justo que lo hagan, ha
resultado que las avenidas de las aguas que han rodado la mayor
parte de las chacras. Ordeno y mando que los Alcaldes de tales
repartimientos salgan a visitar las chacras de él y harán donde lo
susodicho hubiere los daños de ellas, aderecen y reparen cada uno
lo que fuese obligado de reparar so pena que del que en esto se
desmandase lo manden a su costo a hacer y aderezar y que demás
de lo pagar incurra en pena de 6 pesos para el hospital de dicho
reparamiento” (Regal, 1970).

89
Mapa 4: Cobertura geográfica de terrazas precolombinas en el continente americano

90
1.3. Ciencia ancestral y terrazas precolombinas

Earls, J. (1987) sostiene que el gran laboratorio de experimentación de Moray,


ubicado en el valle de Urubamba en el Cuzco, Perú, representa la más alta ex-
presión del desarrollo tecnológico integrado de la ciencia unificada andina. Este
complejo considerado como una gigantesca computadora agrobiológica, que
analógicamente representa un reloj astronómico incorporado en su estructura,
que, entre otras cosas, habría permitido la simulación de la máxima diversidad
de efectos microclimáticos y su influencia sobre diferentes cultivos, la compila-
ción de registros de máxima diversidad para la toma de decisiones agronómicas
y, por ende, económicas, proporcionar información agrobiológica para la plani-
ficación agrícola andina.
El sistema de terrazas de Moray, habría constituido una auténtica computa-
dora agrobiológica, construida conforme a una estructura geométrica, que inter-
actuaba físicamente con la naturaleza ambiental, de modo que en 27 metros
de escalones de terrazas, se “reproducen”, se “encapsulan” ó “sintetizan” los cli-
mas característicos de pisos ecológicos, distribuidos naturalmente sobre unos
mil metros verticales. En estos pocos escalones de terrazas se producen dife-
rentes y variadas características ecoclimáticas, que se demuestran al considerar
sus características por el número de orden de las terrazas y la dirección del muro
respecto al sol.
Así mismo, el muro de piedra manifiesta influencias específicas sobre los cul-
tivos en función de la altura del muro, su inclinación al sol en una época del año
determinada y su color, que le permitirían producir distintos matices de radia-
ción que inciden sobre las plantas. Por ejemplo, un muro de piedras alto y os-
curo para una terraza cuya superficie queda oblicua al sol, en los meses más
cálidos de los meses de radiación más intensa, aumenta la incidencia de ondas
largas sobre los cultivos. Además, pueden construirse para aprovechar al má-
ximo la radiación solar y generar temperaturas excepcionalmente altas en los
suelos. Las terrazas agrícolas precolombinas, según sus diferentes tipos geomé-
tricos, pueden comportarse como recolectores solares pasivos con marcadas
variaciones en la magnitud de sus oscilaciones térmicas.
91
Investigaciones posteriores han demostrado que toda la estructura de las te-
rrazas agrícolas, muros y suelo de la plataforma de cultivo poseen cualidades ex-
cepcionales, que permiten aumentar o disminuir la influencia de uno u otro
componente ambiental, dentro de límites amplios; en el caso de las terrazas
precolombinas de Bolivia, el complejo de Cohoni de la provincia Murillo, y de Ati-
que y Amarete en la provincia Bautista Saavedra del departamento de La Paz, se
comprueba estas cualidades.
Se señalaba que el muro de piedra de la terraza agrícola era el principal fac-
tor de funcionamiento de la infraestructura (Earls, 1987). Investigaciones de
campo han verificado que el suelo de la terraza tiene igual o mayor importan-
cia que el muro de piedra, porque el suelo, como un ser vivo, almacena, difunde
y libera calor, atenuando las bajas temperaturas ambientales en horas de la ma-
drugada. Además, es en el suelo donde ocurren los procesos de síntesis, resín-
tesis y transformación de los nutrientes y compuestos orgánicos, y el
intercambio de gases, humedad y energía con el ambiente; un gramo de suelo
agrícola de las terrazas, alberga de 50 a 100 millones de microorganismos entre
bacterias, actinomicetos, hongos y algas, que son responsables de la dinámica
edafológica y de producción de sustancias nutritivas, vitaminas, hormonas y
sustancias mucilaginosas que favorecen el crecimiento y desarrollo de los cul-
tivos, lo que guarda relación con el comportamiento térmico del suelo que se in-
crementa cuando la temperatura ambiental es menor, en cambio el
comportamiento térmico del muro de piedra es lineal, calentándose en el día y
enfriándose por la noche (Chilon, E. 2008).

1.4. Principios físicos del funcionamiento de las terrazas


precolombinas

La tecnología andino amazónica se sustenta en una cosmovisión integral,


que se exterioriza como un todo y que incluye una parte espiritual o intangible
(software) relacionada con la experiencia, conocimientos, cosmovisión, rituales
y compromiso social, que dan la razón de ser a la infraestructura material

92
(hardware), por lo que no pueden manifestarse o funcionar separadamente
(Chilon, E., 1996). En el capítulo anterior se desarrolló la conceptualización del
software y el hardware de la tecnología andino–amazónica.
Las terrazas agrícolas precolombinas son estructuras conservacionistas que
funcionan exteriorizando tres principios físicos básicos, que también se mani-
fiestan en otras infraestructuras andino-amazónicas: la regulación térmica, la
humedad relativa y la turbulencia, y el flujo continuo del agua y nutrientes.

1.4.1. Principio de la regulación térmica de las terrazas

El calor del sol que ocurre durante el día es acumulado, almacenado y con-
servado, en las piedras del muro de contención de las terrazas agrícolas y, prin-
cipalmente, en el suelo aprovechando su contenido de humus orgánico, su
actividad microbiológica y el contenido de agua. Según el tipo de terraza agrí-
cola, durante la noche el calor del sol, almacenado y conservado en las rocas del
muro, y en el humus (relacionado directamente con la dinámica de los micro-
organismos) y la humedad presentes en el suelo agrícola, es irradiado lenta-
mente produciendo un efecto termorregulador microclimático apropiado, que
protege a los cultivos de las heladas, generados por los descensos bruscos de la
temperatura.
Chilon, E., Vera, G. y Mamani S. (2008) utilizando geotermómetros, deter-
minaron la variación térmica de una terraza agrícola cultivada en Amarete, mu-
nicipio Charazani, encontrando que la temperatura en el muro de piedra sigue
un patrón de comportamiento regular y acorde con las leyes de la física, alcan-
zando su mayor valor a las 12 del día con 16.6º C, enfriándose gradualmente; a
las 16 horas se registró 15.5º C, a las 18 horas 14.5º C, a las 22 horas 12.5º C y a
las 24 horas 11º C; alcanzando sus menores temperaturas en el nuevo día a par-
tir de las 4 de la madrugada con 10º C y a las 8 de la mañana se registró 9.5º C.
Lo sorprendente es que la temperatura del suelo de la terraza presentó un com-
portamiento atípico; a las 12 del día registró 14º C, a las 16 horas 16º C, a las 18
horas 17º C, a las 22 horas 16.5º C, a las 24 horas 16º C, a las 4 de la madrugada
15º C, y a las 8 de la mañana la temperatura se mantuvo en 15º C. Esta misma
93
temperatura se prolongó hasta las 12 del día. Se evidencia que el suelo y sus ca-
racterísticas relacionadas con su riqueza en humus, presencia y actividad de mi-
croorganismos y su contenido y almacenamiento de humedad son el principal
factor operativo de los principios de funcionamiento de las terrazas precolom-
binas.
Estos hallazgos se contraponen a la teoría de Earls (1987), quien manifiesta
que los muros de piedra se construyeron para aprovechar al máximo la radiación
solar para generar temperaturas excepcionalmente altas en los suelos. Puede ser
que el muro de piedra, que cumple un rol importante en la conservación del
suelo, coadyuve a la temperatura ambiental, pero se ha demostrado que el suelo
enriquecido con materia orgánica, tiene una influencia decisiva en la absorción
de la radiación solar, así como en su difusión en horas de la noche y en la ma-
drugada; las observaciones empíricas de los propios productores refuerzan esta
aseveración: “…En tiempo de heladas, entre las cinco y seis de la madrugada, el
suelo está calientito…” (testimonio de Simón Mamani). Por su parte, Schulte
(1996) estudiando el manejo de la diversidad ecológica en Charazani, también
logró resultados que contradicen las teorías de Earls.

1.4.2. Principio de la humedad relativa y la turbulencia de las terrazas

El aire frío de las heladas que impacta sobre la infraestructura de las terra-
zas agrícolas, se mezcla con el aire caliente que se irradia desde el muro de pie-
dras y del suelo rico en humus y húmedo, atenuándose la temperatura e
incrementándose la humedad relativa, lo que minimiza y controla los efectos
negativos de las heladas. Resulta de particular importancia el proceso termodi-
námico relacionado con la humedad relativa, que se incrementa en las horas
críticas, fenómeno que es terminante en la protección de las plantas contra las
heladas.
Las laderas, cuando están dotadas de infraestructuras de terrazas agrícolas,
evitan el enfriamiento rápido de la capa de aire próxima al suelo, debido a que
el muro de piedra y el suelo –por el humus, microorganismos y la humedad pre-
sentes–, habiendo acumulado suficiente calor del sol durante el día, lo van irra-
94
diando lentamente durante la noche minimizando y controlando los efectos
perniciosos de las heladas sobre los cultivos. Se ha observado que si los suelos
de las terrazas son pobres en humus y secos, se enfrían rápidamente debido a
la pérdida de calor por irradiación nocturna.

1.4.3. Principio del flujo continuo del agua y nutrientes

Este principio está relacionado con el comportamiento del agua, manifes-


tándose como agua que corre por la superficie, agua que se infiltra en el perfil
del suelo, agua que se evapora y agua que es utilizada por las plantas. El agua
que circula por la superficie, por acción de la infraestructura y las característi-
cas del suelo de las terrazas, queda estacionaria favoreciendo su infiltración y al-
macenamiento por la porosidad y los coloides edáficos presentes, además, este
proceso lleva las partículas finas o arcillosas en forma lenta y gradual hacia las
partes bajas por eluviación mecánica.
Los nutrientes eluviados son nuevamente transportados hacia las raíces por
capilaridad, flujo de masas o difusión. Los nutrientes extraídos por las plantas
son reincorporados al suelo como rastrojos o restos de cosechas y como en-
miendas orgánicas en la forma de abono verde, compost, estiércol, restituyén-
dose el ciclo natural de los nutrientes (Chilon, E., 1989).
En las terrazas agrícolas o taqanas, el agua que se infiltra a las partes infe-
riores y, cumplida su función nutritiva, se evacúa para ser aprovechada en los
planos inferiores, llevando a ellos los nutrientes solubles movilizados desde la
terraza superior, principalmente aquellos nutrientes móviles dentro del suelo
como son los nitratos.
Las terrazas agrícolas ubicadas en las partes superiores de una ladera fueron
utilizadas para cultivos poco exigentes en nutrientes, instalándose cultivos apor-
tantes de nutrientes, tal es el caso de leguminosas. En las terrazas de la parte
media e inferior de la ladera, se cultivaron plantas más exigentes en nutrientes.
Esto se evidencia en los análisis físico-químicos de suelos de terrazas agrícolas
muestreados a distintas profundidades en el perfil y a distintas altitudes de ubi-
cación en la ladera (gráfico 10).
95
Gráfico 10: Principios de funcionamiento de las taqanas y quillas

96
2. Tipología de las terrazas agrícolas precolombinas

Para muchos investigadores, las terrazas agrícolas son parte de una configu-
ración agrícola utilizada desde tiempos ancestrales que requerían de una alta
inversión de mano de obra en su construcción y mantenimiento. Generalmente
se relacionan con cultivos intensivos y con métodos de mantenimiento de la
fertilidad de la tierra y con, por lo menos, poblaciones densas, en los lugares
donde se desarrollaron estas infraestructuras ancestrales. Denevan, W. (1994),
agrupa a las terrazas agrícolas en dos categorías:

2.1. Terrazas que reducen la pendiente para el control de la


tierra y el agua

En esta categoría se incluyen los siguientes tipos de terrazas:

2.1.1. Terrazas de barranco

Se caracterizan por presentar muros de contención de 0.5 a 2.0 m de alto,


generalmente de piedra, construidos en ángulo recto que atraviesan los valles
y los arroyos que, por lo general, tienen flujos intermitentes de agua. Los muros
están respaldados por superficies de cultivo, las cuales han sido parcial o
totalmente aplanadas por la acumulación de sedimentos detrás del muro.
Es probable que las plataformas de cultivo de estas terrazas agrícolas se
utilicen bajo lluvia temporal o al secano, antes que con la utilización de agua de
regadío. También se las conoce como trincheras (en México), muros, presas,
weir terraces, terrazas silt-trap (trampas de sedimentos), terrazas de lecho
(channel bottom). Por lo general, las paredes de piedra de las terrazas de
barranco, no tienen estructuras para la caída del agua al próximo campo sin
erosionar el muro.
Estas terrazas se encuentran ampliamente dispersas, las hay en el noroeste
de México, en el suroeste de EE.UU., en el centro de Yucatán (México), así como

97
en Chiapas, Tehuacan, en Bolivia, Perú y Ecuador, en el norte de Chile y en el
noroeste de Argentina.

2.1.2. Terrazas en pendiente

Son el tipo de terrazas más comunes; siguen o se aproximan en su forma a


las curvas de nivel y se ubican en las laderas de los valles, en vez del fondo de los
mismos. La superficie de cultivo tiene pendiente, pero, en la mayoría de los
casos, la pendiente natural ha sido reducida mediante la acumulación de suelo
detrás del muro de retención, que es de piedra y a veces de tierra.
Estas terrazas tienen por función reducir la erosión, profundizar el suelo y
controlar el agua de escorrentía. Pocas veces son regadas por canales o zanjas,
porque debido a una carencia de superficie plana, no se puede esparcir
llanamente el agua. Por consiguiente, las terrazas en campos con pendientes
normalmente se observan en zonas con suficiente agua de lluvia. Se presentan
en terrenos de piedra caliza en la zona central de Yucatán (México); además se
estima que la velocidad de la acumulación de suelo ha sido acelerada por la
eliminación de la vegetación, las piedras, o la capa dura, como se hizo en el
desierto de Neveg antiguo. Este tipo de terrazas también fueron reportadas en
Chile y Argentina.

2.1.3. Terrazas Metepantli

Llamadas también semi-terrazas, se caracterizan por presentar un muro de


retención, usualmente de tierra, sostenido por las raíces de una fila de plantas
de maguey o agave colocadas encima del muro (muro vegetado).
Podían tener desagües para prevenir el lavado de la tierra y para recolectar
el agua de lluvia. Sus funciones principales son la prevención de la erosión y la
retención de la humedad para los suelos. Pareciera que su desarrollo no fue muy
marcado en la época precolombina. Se ha descubierto que tienen una antigüe-
dad de 500 a 700 años d.C. y son muy comunes en México.

98
2.1.4. Terrazas aisladas en segmentos

Estas terrazas presentan muros de retención o superficies de cultivo que


están aislados, dispersos o discontinuos, en contraste con las filas paralelas o
apretadas de terrazas que atraviesan una pendiente. La mayoría son terrazas en
campos con pendientes y posiblemente son formas nacientes de sistemas de
terrazas más complejas, han sido identificadas en la sierra de Perú.
Este tipo de terrazas son similares a las terrazas llamadas quntus presentes
en Potobamba (Potosí) y Presto (Chuquisaca), Bolivia.

2.1.5. Terrazas cortas de coca

Son terrazas pequeñas con superficies de cultivo angostas, dispuestas como


las graderías de un estadio, con muros de retención de piedra o tierra, ubicadas
en fuertes pendientes y que sirvieron para el cultivo de la coca y para reducir la
erosión y aumentar la infiltración del agua de lluvia. Están presentes en la
provincia de Sandia, en Perú, donde se las conoce como “gradas”.
Estas terrazas son parecidas a las identificadas en los yungas de Bolivia,
donde se las denomina quillas y se caracterizan por presentar una plataforma de
cultivo angosta, con muros de contención sólidos y duraderos de piedra pizarra
con una altura de 0.50 m y que fueron utilizados para el cultivo de la coca.
Una variante contemporánea, son los wachus y zanjeos, que presentan
muros apisonados de tierra, que se deterioran fácilmente y sirven para el cultivo
de coca, la misma que se planta en trinchera entre los wachus.

2.2. Terrazas con pendiente nivelada para facilitar el riego

2.2.1. Terrazas precolombinas de banco

Formadas por grandes paredes de piedra en forma de bancos, con superficies


horizontales de cultivo que proporcionan terrenos nivelados y suelos muy

99
profundos en pendientes, a veces, muy agudas; en Perú se las denomina
andenes. Su función principal es la de facilitar el riego en zonas ubicadas en
declive por el control que realiza de la caída de agua en una pendiente y por la
distribución del agua en la superficie de cultivo.
Casi todas las terrazas de banco son regadas mediante sistemas de canales,
zanjas o desagües. Este tipo de terrazas se ve muy bien representado en el
conjunto arquitectónico de Pisac en el Cuzco, donde tienen muros de piedra con
alturas de 1.20 a 2.00 m, una estrecha y larga senda, en gran parte tallada en la
roca sube por entre los andenes, hasta la planicie, donde se ubican los edificios
prehispánicos.
El siglo pasado, Charle Wiener citado por Ravines (1980) en la revista Alpan-
chis, señalaba la ya extraordinaria magnitud de la andenería de Pisac que recor-
taba en escalones de 300 m de longitud, las laderas que cubre totalmente los flan-
cos de la colina, mencionando que “… nada más difícil que franquear las terrazas,
que son de 3 a 4 m de altura, y donde los muros que los sostenían están cubier-
tos de plantas espinosas. Tuvimos que subir 42 de estas gradas, la terraza supe-
rior está separada de la plataforma por una pendiente abrupta de más o menos
300 m que con pequeñas interrupciones , tiene un gradiente que varía entre 35º
y 45º de inclinación, es aquí donde la ascensión es horriblemente fatigante”.
Las terrazas de banco son similares a las taqanas con muro de piedra y la
plataforma de cultivo nivelada presentes en la región aymara de Bolivia.

2.2.2. Terrazas en el fondo de los valles

Son una variante de las terrazas de banco, con superficies de cultivo anchas
y planas (hasta de 100 m o más), y muros de retención comparativamente bajos.
Se las observa en los valles anchos y perpendiculares de los ríos o, a veces, en
las formaciones sedimentarias en forma de abanico fluvial, en las entradas de los
valles más grandes. El flujo de agua por el valle no es interrumpido como en el
caso de las terrazas de barranco. El riego de estas terrazas se realiza por las te-
rrazas bajas naturales de los ríos ubicados ladera arriba, y su función principal es
la de controlar el agua de riego.
100
2.2.3. Los cuadros

Representan un tipo distinto de terrazas presentes en las depresiones natura-


les de los valles, se caracterizan por ser terrazas cuadradas o rectangulares, miden
aproximadamente 5 x 8 m2, aunque algunos son más amplios y están rodeados
total o parcialmente, con lomos de piedra o de tierra de 12 a 28 cm de alto.
Las depresiones resultantes se inundan con láminas de agua proveniente de
inundaciones naturales, o de canales de riego y son protegidos por muros bajos
muy consistentes. Aunque se sabe que estas terrazas son muy antiguas, no se
ha podido comprobar su posible origen precolombino. Se han identificado en los
valles costeros del sur de Perú y en el norte de Chile.
Aparte de este tipo de configuración agrícola, Denevan (1994) señala que se
tiene otras tecnologías como ser: los campos hundidos, los huertos con bordes
de piedras usadas para anclar arena, bordes lineales, canales, acueductos, gale-
rías filtrantes, surcos presas, reservorios, campos de pocitos, pozos, campos ele-
vados, campos con zanjas, diques, represas, sistemas de qotañas, mojones de
piedra, montículos, paredes de límite, camellones pequeños, tablones, q’ochas,
simp’as (surcos trenzados) y otras tecnologías.
Si bien esta tipología responde, en gran medida, a las observaciones y
estudios generales de las terrazas presentes en diversas partes de América,
muchos tipos locales no son tomados en cuenta, por lo que se propone una
clasificación que, considerando diversos criterios, agrupe, si no a todas, a la
mayor parte de terrazas precolombinas existentes en Bolivia.

3. Importancia de las terrazas precolombinas en la conservación


de los suelos y el agua

En los ecosistemas de alta montaña, las medidas de conservación del suelo


y del agua se encuentran intrínsecas en las características de construcción de las
terrazas agrícolas, como son el corte de la pendiente, los elementos del drenaje,
la forma de los muros y la preparación de los suelos de la plataforma de cultivo.

101
3.1. Sobre el control de la erosión

La erosión hídrica se ve disminuida y se controla eficientemente con las terrazas


agrícolas, porque el tamaño y la cantidad de material que el agua puede arrastrar
o llevar en suspensión depende de la velocidad con que ésta fluye, la cual, a su
vez, es resultante de la longitud y el grado de pendiente del terreno. Al disminuir
estas dos condicionantes y cultivarse en surcos a nivel, se evita la escorrentía del
agua superficial, controlando, de esta manera, el arrastre del material.
Esto es posible, en primer lugar, porque toda el agua de escorrentía fluirá
desde las terrazas hacia los canales, siendo drenada por éstos y, en segundo
lugar, porque dado el corte escalonado de las laderas, el agua de escurrimiento
no se podrá acumular a todo lo largo de la pendiente, evitándose el aumento de
su volumen y velocidad y, con ello, sus daños.

3.2. Sobre el drenaje

Las terrazas, aparte de contar con un gran número de canales, zanjas y


desagües que permitían un eficiente drenaje, en cada una, muchas veces, el
subsuelo era impermeable, por estar construidas sobre una superficie rocosa, por
lo que la percolación de los excedentes de agua se realizaba por las fisuras del
muro de contención. Pero, cuando las terrazas eran muy altas y se calculaba que
este drenaje no bastaba para evacuar los excesos de agua, se diseñaban galerías
de piedra laja que funcionaban como tuberías de desagüe. Esta modalidad se ha
observado en terrazas ancestrales de Caata y Amarete, en Charazani.
La evacuación de estas galerías terminaba en una criba a través del muro de
piedra para evitar el escape de las partículas finas y de los nutrientes disueltos
en el agua. Por lo tanto se presentaba un máximo aprovechamiento del agua,
una distribución más homogénea, un aumento en la infiltración de agua en la
terraza inferior aprovechando el agua infiltrada de la terraza superior y la que
corre por los canales. Esta óptima utilización del agua influyó directamente en
la estabilización de la infraestructura y en la fertilidad del suelo.

102
3.3. Sobre el mantenimiento de la fertilidad del suelo

El suelo de la plataforma de cultivo de las terrazas era preparado y


enriquecido con materia orgánica, labrado para su aireación adecuada y
acondicionado para que el agua, en lugar de correr sobre la superficie, quede
estacionaria favoreciendo la infiltración, además que, mediante este proceso,
se transporta las partículas finas en forma lenta y gradual hacia las partes bajas,
dejando en la superficie un suelo de textura media enriquecido con humus
orgánico que favorece el almacenamiento del agua, reduciéndose al mínimo las
pérdidas por evaporación.
El abonamiento orgánico, además de favorecer la porosidad y formación de
agregados del suelo otorgándole una mayor resistencia frente a la acción dis-
persante de las gotas de lluvia, garantizaba la dinámica de la vida microbial y
los procesos de transformación, síntesis y resíntesis en el suelo.

4. Terrazas precolombinas de Bolivia: taqanas, quillas y wachus

4.1. Inventario preliminar de terrazas precolombinas

Aproximaciones preliminares sujetas a comprobación, calculadas sobre la


base de las proyecciones iniciales de los estudios realizados en zonas
representativas del país que, en el pasado precolombino, fueran escenario de
una intensa actividad productiva, permiten establecer una superficie de terrazas
precolombinas a nivel nacional cercana a las 650.000 hectáreas que se
encuentran en diverso estado de conservación, pero con muchas posibilidades
de ser recuperadas.
Sólo en el departamento de La Paz, utilizándose técnicas de fotointerpreta-
ción y comprobación de campo, se ha identificado la existencia de terrazas pre-
colombinas o taqanas, en diverso estado de conservación y en distintas
provincias que cubren, aproximadamente, una superficie de 230.000 hectáreas,
de las cuales en el presente, sólo un 25% está en uso.

103
Al respecto, Ericsson (2000) citado por Ballivián, J. (2008) estima que las te-
rrazas presentes en los alrededores inmediatos del Lago Titicaca, llegarían a cu-
brir una superficie de hasta 500.000 hectáreas. Por su parte, Schulte (1996)
indicaba que la superficie de terrazas prehispánicas existentes en Bolivia seña-
lada por Chilon E. (1996) de aproximadamente 600.000 hectáreas, estaba so-
bredimensionada.
Con la presente investigación se retomó la discusión sobre estas controver-
sias, con una posición sobre aseveraciones y resultados en esta temática.
De acuerdo a los estudios preliminares e información, se reporta la existen-
cia y uso de terrazas precolombinas en varios departamentos del país:
• La Paz: en la cuenca del Lago Titicaca, en las laderas de los valles internadinos
de las provincias Bautista Saavedra, Franz Tamayo, Muñecas, Camacho,
Murillo, Sud Yungas, Larecaja y en las laderas de los ríos de la meseta
altiplánica.
• Oruro: en las serranías de la cordillera oriental, correspondientes al altiplano
central y sur, y en la cuenca del Lago Poopó.
• Potosí: en los valles interandinos y altiplano, en las microcuencas de los ríos,
en los centros arqueológicos de Yura, Puna y Calcha, en el sendero Turqui–
río Pilcomayo1, en Cornelio Saavedra principalmente en Betanzos y en el
cantón Potobamba.
• Chuquisaca: en los valles interandinos, en las secciones municipales de Presto
y Pasopaya, en Tarabuco y Yamparaez.
• Cochabamba: en los valles altos, medios y bajos, en la provincia
Independencia, en Tapacari, Ayopaya, Mizque y Aiquile y, principalmente, en
las laderas de las serranías que limitan con la provincia Inquisivi del
departamento de La Paz.
• Tarija: en las laderas cordilleranas de la provincia Avilés en varias
comunidades de la primera y segunda Sección y en las provincias de Cercado
y Méndez.
• Santa Cruz en las zonas aledañas a la divisoria de cuencas denominada
Siberia, y principalmente en las cercanías de Comarapa, Saipina y el complejo
de Samaipata.

104
Estas importantes infraestructuras conservacionistas y productivas, de origen
ancestral, siguen un patrón de distribución a lo largo de la Cordillera de los Andes
que cruza al país de este a sur oeste y está relacionado con los pueblos andino-
amazónicos que se han desarrollado en dos momentos históricos importantes,
verificándose que la presencia de las terrazas está ligada con los asentamientos
y sistemas productivos de estos pueblos:
Los llamados sitios Tiwanaku de mayor relevancia (500 a.C. a 1050 d.C.)
cuyos lugares más importantes en La Paz son: Tiawanaku, Lucurmata, Pajchiri,
Konko Wankani, Cundisa, Ojje y Chiripa. En Cochabamba: Independencia,
Capinota, Piñani, Quillacollo, Pojpo Collo, Arani, Mizque, Aiquile, Omereque,
Jarqa Pata (Pocona).
Los sitios del Tawantinsuyo Inka desarrollados de 1400 a 1532 d. C. que
incluyen los santuarios y centros ceremoniales de la Isla del Sol, Isla de la Luna,
Copacabana en el departamento de La Paz y Samaypata en Santa Cruz de la
Sierra; los tambos principales y fortalezas ubicadas en Tarija, Potosí, Chuquisaca,
Cochabamba, Oruro y La Paz (mapa 5).

1
Ballivián J. (2008) reporta la presencia de terrazas y plataformas agrícolas asociadas con restos de
cerámica prehispánica, en el sendero Turqui-Pilcomayo, en las Comunidades de Yocalla, Luqueta, Turqui
y Salinas de Yocalla.

105
Mapa 5: Cobertura de terrazas precolombinas en Bolivia

106
4.2. Inventario de terrazas precolombinas en el departamento de la Paz

En el departamento de La Paz se ha realizado estudios de reconocimiento


con mayor rigurosidad técnica que en otros espacios. Los trabajos de fotointer-
pretación y comprobación de campo permiten estimar una superficie de terra-
zas precolombinas de 230.000 hectáreas. Las zonas más representativas de La
Paz, con complejos de terrazas son las siguientes:

• Provincia Bautista Saavedra, en las zonas aledañas a los poblados actuales de


Amarete, Atique, Moyapampa, Tacachillani, Sorapata, Sayhuani, Huato,
Chajaya, Charazani, Caata, Chari, Chacarapi, Chullina, Q´asu y Carijana en el
municipio de Charazani. En las comunidades de Opinhuaya, Caalaya y Curva
del municipio de Curva, existen áreas de taqanas en producción y
abandonadas, que sumadas a las zonas de difícil acceso establecen una
superficie aproximada de 50.000 hectáreas de terrazas ancestrales2.
• Provincia Franz Tamayo, en laderas de valle aledañas a Pelechuco, en laderas
de valles interandinos de Antaquilla e Hilo Hilo, y en zonas aledañas a Atén
y Apolo se contabilizan unas 4.000 hectáreas de terrazas precolombinas.
• Provincia Muñecas, en el Cantón Sococoni, en Timusi, Sococoni y Chajlaya,
y en comunidades del cantón Chuma, del municipio del mismo nombre; en
el municipio de Ayata en comunidades del cantón Cuibaja, y en el área
subtropical del cantón Camata; en el municipio de Aucapata, donde se
encuentra el exponente arqueológico más importante de la zona, el complejo
agrícola de terrazas precolombinas de Chawarani y Pukarilla, ubicados al
noroeste del complejo arqueológico de Cari. Este complejo tecnológico que
incluye sistemas hidráulicos en terrazas agrícolas, fue desarrollado por la
cultura mollo, cuyos adelantos y destreza en esta tecnología pueden
observarse aún en los valles de Llika y Camata. En conjunto se ha logrado
establecer una superficie preliminar de 20.000 hectáreas de taqanas.

2
Se incluye el área estudiada a detalle por Apaza J. (2004) en la microcuenca Phinata en Amarete, donde
inde“tificó 598,34 hectáreas de terrazas ancestrales en uso bajo el sistema de qapanas.

107
• Provincia Camacho, en Ambaná, jurisdicción cantonal de más de 40
comunidades y principalmente en la cima y faldas de Markapata, donde se
encuentran terrazas, posiblemente incaicas, diseminada en diferentes sitios,
muchas de las estructuras de taqanas ubicadas en los valles bajos, están
siendo arrasadas por los ríos Rojo y Blanco o Cho´xawaya.
También en las laderas de las serranías de Carabuco, y mayormente en
Italaque y Mocomoco3, donde se observan laderas cubiertas por terrazas que
se extienden desde Huallpacayo hasta los valles bajos aluviales, incluyendo
los valles cerrados de Paco y Santa Wara, presentando una superficie
estimada en 30.000 hectáreas de terrazas, algunas de ellas en uso y un
número no determinado de terrazas abandonadas.
• Provincia Manco Cápac, en la península de Copacabana, en las comunidades
Titicachi, Zampaya, Chaña, Cusijata, Kopacati, e islas del Sol y de la Luna en
el Lago Titicaca y toda el área circunlacustre que abarca parte de las
provincias de Ingavi, Los Andes y Omasuyos, presentando una superficie
mayor a las 50.000 hectáreas.
• Provincia Inquisivi, en áreas aledañas a Quime, Licoma, Choquetanga, Ichoca,
Inquisivi y Suri, especialmente en el valle de Miguillas ubicado entre la
cordillera Quimsa Cruz y la serranía Chokerkamir que incluye los sitios
arqueológicos de Vilkara, Humapalka, Wilawaranka y Chullpamarca; se
calcula una superficie de taqanas que sobrepasa las 15.000 hectáreas.
• Provincia Sud Yungas, la proyección fotogramétrica permitió calcular una
superficie de 20.000 hectáreas entre quillas y taqanas, siendo uno de los
exponentes más importantes, las terrazas y quillas ubicadas en la cuenca del
río Takesi, especialmente en zonas aledañas al camino precolombino entre la
Mina Chojlla, pasando por Yanacachi hasta Puente Villa.
En la otra vertiente de la cordillera oriental se identificó la presencia de
terrazas entre Lambate y Pasto Grande, en está última zona se tiene el
complejo arqueológico de Inkalakaya.

3
Ricerca e Cooperazione (1999) señala que el valle de Mocomoco junto a su vecino Charazani son los
lugares más notables en terraceo del país, estimando que el área global de tierra cultivable con terrazas
agrícolas en la zona es de 24,000 hectáreas.

108
• Provincia Nor Yungas, en Coripata, Huancané y Tocaña, así como en Coroico
se tiene terrazas, incluyendo quillas, wachus y zanejos, cubriendo una
superficie aproximada de 18.000 hectáreas.
• Provincia Larecaja, en comunidades del municipio de Combaya, Sorata,
Quiabaya y en laderas de la vertiente del río Consata, están presentes unas
3,000 hectáreas.
• Provincia Pacajes, en las zonas aledañas a Comache, Caquiaviri y el complejo
arqueológico de Achiri se tiene una superficie de 2.000 hectáreas.
• Provincia Aroma, en lomadas y laderas de las serranías, se observan terrazas
a lo largo de la carretera La Paz-Oruro, en una superficie de 3.000 hectáreas
aproximadamente.
• Provincia Murillo, existen terrazas precolombinas bajo riego en el complejo
de Cohoni, abarcando más de 32 comunidades; en el cantón Zongo,
principalmente en las comunidades de Coscapa y Chucura, en zonas aledañas
a la sede de gobierno en Achumani en el área de Kellumani y en el distrito
rural de Hampaturi.
En conjunto se encuentra una superficie de taqanas que sobrepasa las 15.000
hectáreas (mapa 6).

109
Mapa 5: Cobertura de terrazas precolombinas en el departamento de La Paz

110
4.3. Posibilidades de recuperación de las terrazas precolombinas

Actualmente, en Bolivia se están proponiendo diversos medios para incre-


mentar la producción y productividad, así como para ampliar la frontera agrícola.
Se mencionan acciones relacionadas con el riego, tecnificación del agro, pro-
gramas de desarrollo rural, programas de lucha contra la pobreza y programas
de colonizaciones.
La mayoría de estos proyectos son de largo y mediano plazo, pues involucran
endeudamiento externo, por la gran cantidad de capital y tecnología requeridos,
gastos que no se ven reflejados en los beneficios obtenidos.
Con una propuesta de rehabilitación y recuperación de terrazas o taqanas
ancestrales, se busca desarrollar una agricultura que sea “agronómicamente via-
ble, económicamente rentable y ecológicamente estable”; y si bien las terrazas
o taqanas se remontan a siglos atrás, son hasta hoy la única forma eficaz de evi-
tar la erosión indiscriminada en las laderas de las zonas montañosas y contra-
rrestar los efectos del cambio climático. Se considera que en estas terrazas o
taqanas, actualmente en desuso o abandonadas, existe un gran potencial para
desarrollar la agricultura recuperando esta tecnología ancestral.
El siguiente análisis en base al inventariado preliminar, permite obtener al-
gunos indicadores bastante alentadores, para la recuperación de las terrazas.
Del área aproximada total que alcanza las 230.000 hectáreas de terrazas,
existentes en el departamento de La Paz, sólo un 25% está en uso, lo que re-
presenta aproximadamente 57.500 hectáreas, las restantes 172.500 hectáreas,
presentan serias posibilidades de recuperación.
Tomando en cuenta, que el área actual cultivada en el departamento de La
Paz, es aproximadamente de 400.000 hectáreas, la incorporación de las 172.500
hectáreas de terrazas recuperables, incrementaría en más del 43% la superficie
cultivable actual.
Bolivia cuenta con una extensión territorial de 1.098.581 km2 de los cuales
la superficie efectiva con cultivos no industriales e industriales y tierras en des-
canso, se estima en 2.374.605 hectáreas4. Esta superficie cultivada, sin tomar en
4
Encuesta Nacional Agropecuaria 2008, INE MDRAyMA, Bolivia.
111
cuenta a las tierras en descanso, podría incrementarse en un 25%, si sólo se re-
cuperara el 70% de las 650.000 hectáreas de terrazas precolombinas, que se
encuentran abandonadas y en diversos estados de conservación, en diferentes
regiones del país.
Una aproximación a los costos y rentabilidades, establecidas en base a las ex-
periencias de reconstrucción en Sud Yungas y en Cohoni por el CIDAT dan, como
resultado, una inversión de USD 900 a 2.000/hectárea de taqanas rehabilitadas.
En el caso de la construcción de terrazas nuevas, realizada por el PROCADE-
AROMA, los costos alcanzaron USD 1.800/ha (Marandola, L. 1995). Estos cos-
tos resultaron menores a los 2.500 USD/ha de microrriego campesino que
ejecutó el Programa Nacional de Riego y Drenaje.
El PROMARENA, con su metodología de concursos y movilización de capa-
cidades locales, ha logrado rehabilitar y construir terrazas precolombinas con
un costo menor a las proyecciones establecidas, con la ventaja que ha coadyu-
vado a la revalorizando los activos patrimoniales de las comunidades, impul-
sando un trabajo por ellos y para ellos mismos.

5. Clasificación de las terrazas precolombinas de Bolivia

Como un aporte al trabajo de inventariación de la amplia variedad, tipos y


cantidad de terrazas precolombinas, existentes en el territorio nacional, se ha
desarrollado un sistema de clasificación, que tomando en cuenta aspectos téc-
nicos relevantes y socio-culturales, agrupa a las terrazas agrícolas en catego-
rías, clases y subclases, con su respectiva nomenclatura.
El sistema de clasificación de terrazas agrícolas tiene la particularidad de que
una misma terraza agrícola puede corresponder a varias categorías y clases. Así
mismo, el sistema toma en cuenta otros criterios de clasificación de terrazas y
taqanas, propuestos por meritorios arqueólogos, antropólogos, sociólogos y
otros estudiosos de las ciencias sociales (Chilon, E. 1997, 2008).

112
5.1. Sistema de clasificación de terrazas agrícolas

La primera versión del sistema de clasificación de terrazas agrícolas, data de


1997, su uso y aplicación ha permitido continuar con el proceso de enriqueci-
miento y perfeccionamiento del mismo. La segunda versión ajustada corres-
ponde al año 2007 y ha sido aplicada en trabajos de investigación de terrazas
precolombinas y tesis de grado.

5.1.1. Categoría de terrazas agrícolas

Las terrazas agrícolas se agrupan en ocho categorías de acuerdo a sus cuali-


dades estructurales: por su uso (A), por su acabado (B), por su forma (C), por el
régimen de riego (D), por su pendiente o desnivel (E), por su formación y tipo de
muro de contención (F), por la altura del muro de contención (G), por el área de
la plataforma de cultivo (H).

5.1.2. Clases de terrazas agrícolas

Cada categoría o grupo se divide en clases de terrazas agrícolas de acuerdo


a sus cualidades y características propias, el detalle se presenta en el cuadro 2.

Cuadro 2: Clasificación de terrazas agrícolas


CATEGORÍA CLASES DE TERRAZAS SÍMBOLO
Terrazas de experimentación A1
Terrazas agrícolas o de producción permanente A2
Terrazas ceremoniales o funerarias A3
Terrazas de contención y sendas de paso A4
Terrazas para viviendas A5
POR SU USO
Terrazas mixtas A6
(A)
Terrazas de uso temporal (descanso) A7
Terrazas corral cancha A8
Quillas de producción de coca y otros cultivos A9
Wachus o zanjeos A10
Chullpa tirquis A11
113
CATEGORÍIA CLASES DE TERRAZAS SÍMBOLO
POR SU Terrazas ornamentales y vistosas B1
ACABADO Terrazas semirústicas B2
(B) Terrazas rústicas o de pueblo B3
Terrazas cóncavas en semiluna C1
Terrazas convexas en semiluna C2
POR SU
Terrazas cóncavas múltiples con un solo vértice C3
FORMA
Terrazas geométricas rectangulares C4
(C)
Terrazas irregulares C5
Terrazas circulares concéntricas C6
POR EL Terrazas de riego y drenaje D1
RÉGIMEN DE Terrazas de inundación D2
RIEGO (D) Terrazas de secano D3
POR SU Terrazas con plataforma de cultivo nivelada E1
PENDIENTE O Terrazas con disminución del 50% de la
E2
DESNIVEL (E) pendiente del suelo
POR SU Terrazas con muro de piedra F1
FORMACIÓN Y Terrazas con muros de tierra con talud inclinado F2
TIPO DE MURO
DE CONTENCIÓN Terrazas con muros de contención vegetados F3
(F) Terrazas de formación lenta F4
Terrazas con muros de contención al ras del suelo y
G1
POR LA ALTURA plataforma de cultivo con su pendiente original
DEL MURO DE Terrazas con muros de contención al ras del suelo y
G2
CONTENCIÓN plataforma de cultivo nivelada
(G) Terrazas con muros sobre la superficie del suelo,
G3
para la nivelación gradual del suelo
Quillas, wachus y zanjeos de coca, con superficie
H1
cultivable menor a 10 m2
POR EL ÁREA DE Chullpa Tirquis, con superficie menor a 20 m2 H2
LA PLATAFORMA
Terrazas con área cultivable de 10 a 100 m2 H3
DE CULTIVO
Terrazas con área cultivable de 100 a 500 m2 H4
(H)
Terrazas con área cultivable de 500 a 1000 m2 H5
Terrazas con área cultivable mayor a 1000 m2 H6

114
5.1.3. Subclases de terrazas agrícolas

La sub-clase de las terrazas agrícolas está determinada por su antigüedad, su


estado de conservación y por la fertilidad de los suelos de las terrazas. Estos cri-
terios establecen la facilidad o dificultad para la recuperación y uso de las terra-
zas agrícolas. Por su antigüedad se consideran tres tipos: terrazas ancestrales o
precolombinas que son aquellas que fueron contruidas por las culturas ances-
trales antes de la conquista, terrazas antiguas o republicanas construidas desde
la fundación de la República hasta la Reforma Agraria del año 1953, terrazas mo-
dernas o recientes aquellas que fueron construidas después de la Reforma Agra-
ria y con mayor intensidad desde la década de los años 60 hasta nuestros días.
Por su estado de conservación se consideran terrazas intactas o en buen es-
tado de conservación, terrazas en estado regular de conservación, terrazas semi-
destruidas y terrazas destruidas, estas últimas sin posibilidades de recuperación.
Por la calidad del suelo se tiene terrazas con alta calidad del suelo eviden-
ciada por su contenido de humus y buena actividad biológica, terrazas de me-
diana calidad de suelo y terrazas con baja calidad de suelo, estas últimas con
posibilidades de recuperación con prácticas de manejo y conservación de suelos.
El detalle se presenta en el cuadro 3.

Cuadro 3: Subclases de terrazas agrícolas


CRITERIOS DE
TIPO DE SUBCLASES SÍMBOLO
SUBCLASES
Terraza ancestral o precolombina op
Antigüedad de las
Terraza antigua o republicana oa
terrazas (o)
Terraza moderna o reciente om
Terraza destruida cd
Estado de
Terraza semidestruida cs
conservación de
Terraza en estado regular cr
las terrazas (c)
Terraza intacta o buena ci
Calidad del suelo Terraza con alta calidad de suelo fa
y estado de su Terraza con mediana calidad de suelo fm
fertilidad (f) Terrazas con baja calidad de suelo fb

115
5.1.4. Nomenclatura

La nomenclatura utilizada en el sistema de clasificación de las terrazas con-


sidera letras mayúsculas y números para nombrar el GRUPO y la CLASE, y la
subclase se nombra con letras minúsculas.
Nomenclatura: GRUPO (Mayúsculas) y CLASE (Números)
Subclase (Minúsculas)

5.2. Descripción de las clases de terrazas o taqanas

5.2.1. Grupo A: Por su uso

• A1: Terrazas de experimentación


Se caracterizan por su geometría simétrica con patrones de diseño, circula-
res, trapezoidales, rectangulares o cuadrados que posibilitan la reproducción
de diferentes y variados parámetros agroclimáticos, permitiendo aumentar
o disminuir la influencia de uno u otro componente ambiental dentro de lí-
mites amplios.
En esta clase de terrazas las características de las rocas del muro, su altura y
su inclinación respecto al sol, así como el contenido de humus y humedad del
suelo agrícola, permiten la obtención de diversas longitudes de onda de luz,
que influyen sobre los cultivos, constituyendo auténticos laboratorios agro-
biológicos para la generación de variedades de cultivos. Un ejemplo de estas
taqanas o terrazas son las de Moray en el Cuzco y los complejos arquitectó-
nicos de Pasto Grande, Amarete, Chawarani y Cohoni, en La Paz.

• A2: Terrazas agrícolas o de producción permanente


Constituyen la clase de terraza más extendida en toda la zona andino–ama-
zónica del continente americano, se caracterizan por presentar muros de
contención de piedra, de acabados rústicos pero sólidos y resistentes, y en
zonas con suficiente agua presentan canales de riego y desagües.

116
Estas estructuras formaban parte del sistema de producción del pueblo y fue-
ron utilizadas para el cultivo de tubérculos andinos, maíz, granos y legumi-
nosas, con prácticas de rotación de cultivos, descanso y aplicación de abonos
orgánicos.
Son terrazas de dimensiones heterogéneas, en unos casos largas y anchas, en
otros muy cortas. Su superficie es variable desde 2 hasta 1.000 m2, pueden
presentar escalinatas de piedras sobresalientes que comunican unas terrazas
con otras, el pircado de sus muros no es exacto dado que se han utilizado pie-
dras heterogéneas y los intersticios están rellenados con clastos pequeños,
lo que ayuda a la oxigenación del suelo y a la intensificación de la actividad
de los microorganismos.
En zonas provistas de amplias extensiones de terrazas rústicas agrícolas, están
presentes estructuras de protección de lluvias y rayos a manera de habitácu-
los circulares de piedra; en el caso de los yungas se observan estructuras de
armazón de varillas de madera con techos de chala de maíz, que protegen de
lluvia y dan sombra en días de fuerte insolación. La mayoría de terrazas iden-
tificadas en el departamento de La Paz, corresponde a esta categoría.

• A3: Terrazas ceremoniales o funerarias


Se caracterizan por su simetría y acabado perfecto, con muros de piedra ta-
llados artificialmente; su diseño y uso está relacionado con actividades mís-
tico–religiosas, ceremonias y rituales al sol, la luna y la Pachamama,
celebradas por los kallawayas o autoridades religiosas ancestrales. El sistema
Macchu Picchu en el Cuzco que representa la más alta expresión de la cien-
cia unificada Inca, en su mayor parte está constituida por este tipo de terra-
zas. En esta categoría se incluye el complejo agrícola de taqanas de
Chullpaloma en Cohoni, donde se evidencian cámaras funerarias, también
Chawarani y Pukarilla en el departamento de La Paz.

• A4: Terrazas de contención y sendas de paso


Son aquellas terrazas construidas en zonas de fuerte pendiente, en la cabe-
cera de las cárcavas, en cauces naturales, en afloramiento de rocas y zonas

117
con cambio abrupto de pendiente, con la finalidad de controlar derrumbes
o deslizamientos y para facilitar la comunicación y transporte entre zonas
ubicadas en las altas montañas.
Estas terrazas son de estructuras sólidas y firmes, con muros de lajas de pie-
dra, con un ancho superficial de 1 a 2 m y una altura variable de hasta 2 m.

• A5: Terrazas o taqanas para vivienda


Son las terrazas construidas en las partes más altas de las laderas de
montaña, en suelos muy empinados, pedregosos y no aprovechables para la
agricultura; estas terrazas cumplían la función de plataforma donde se
ubicaban los cimientos y se construían las viviendas, su superficie variaba de
50 a 120 m2.

• A6: Terrazas o taqanas mixtas


Son terrazas que por su longitud y superficie, cumplían una doble función:
para vivienda y para labores agrícolas intensivas, e instalación de huertos
frutícolas. En esta clase están comprendidas las terrazas de más 60 m de
largo por 30 m de ancho.

• A7: Terrazas o taqanas de uso temporal (descanso)


Son terrazas o taqanas, ubicadas en zonas áridas o semi–áridas, caracteriza-
das por su heterogeneidad agroclimática, con sequías cíclicas y otros ries-
gos climáticos, que solo permiten un cultivo por año y durante el periodo de
lluvias estacionales; mayormente se cultivan bajos sistemas de descanso tipo
aynuqa y qapana.

• A8: Terrazas o taqanas corral-cancha


Las terrazas o taqanas corral-cancha, cumplen la función de corrales de en-
cierro, por las noches, de alpacas, llamas y otros animales, y se instalan des-
pués de las cosechas; los animales aportan materia orgánica que incrementa
la fertilidad de los suelos, favoreciendo al siguiente cultivo programado en el
sistema de rotación.

118
• A9: Quillas de producción de coca
Las quillas son pequeñas terrazas o taqanitas de plataforma de cultivo an-
gosta, dispuestas estrechamente y muy juntas, con muros de retención de
piedra pizarra laminares y alargadas perfectamente entrelazadas y estabili-
zadas, con muros que miden aproximadamente de 0.40 a 0.80 m de altura
y ubicadas en laderas de montañas con pendientes muy pronunciadas, per-
mitiendo reducir la erosión y aumentar la infiltración del agua de lluvia.
Las quillas, permitieron dar uso agrícola a laderas muy inclinadas de zonas
sub–tropicales de los Yungas, ancestralmente eran utilizadas para el cultivo
de la coca, mediante una plantación en trinchera entre las gradas. Reciente-
mente, proyectos de recuperación de quillas, están introduciendo cultivos
de café, cítricos, flores, frutales, níspero y pacae.
Las quillas son estructuras características de los Yungas del departamento de
La Paz, habiéndose identificado extensas áreas de quillas abandonadas pero
en buen estado de conservación en la cuenca del Takesi, en el municipio de
Yanacahi, provincia Sud Yungas de La Paz. También se reporta su existencia
en la provincia de Sandia al sur del Perú, donde se las denomina gradas.

• A10: Wachus o zanjeos


Son pequeños terraceos o gradas de origen moderno, que se construye en
suelos de laderas muy empinadas de los Yungas, formando zanjas con talu-
des de tierra moldeados por medio de presión con golpes de paletas de ma-
dera. Por su rápida implementación son utilizadas en el cultivo de la coca, sin
embargo estos wachus y zanjeos se desestabilizan y destruyen con facilidad.

• A11: Chullpa–tirquis de producción de quinua


Son terrazas pequeñas, áreas de cultivo angostas y muros de poca altura,
presentes en laderas de serranías de Potosí y Chuquisaca. Ancestralmente,
fueron utilizadas para la producción de quinua y otros cultivos andinos.

119
5.2.2. Grupo B: Por su acabado

• B1: Terrazas ornamentales y vistosas


Son aquellas terrazas que se caracterizan por presentar muros de piedra con
un acabado artístico y están perfectamente alineadas. En su construcción se
ha utilizado rocas simétricas, talladas y con un encaje perfecto. Esta clase de
terrazas están presentes en los complejos arqueológicos de Cohoni-Chull-
paloma, Curva y Amarete, así mismo en el Valle Sagrado de los Incas en el
Cuzco.

• B2: Terrazas o taqanas semirústicas


Se caracterizan por presentar condiciones intermedias en el acabado de sus
muros; se presentan en lugares semi–húmedos, por lo que su estructura está
asociada a un drenaje interno.

• B3: Terrazas o taqanas rústicas o de pueblo


Constituyen la mayor parte de las terrazas presentes en el espacio geográ-
fico andino-amazónico. Los muros presentan caras externas irregulares y
están hechos de piedras heterogéneas, pero son estructuras sólidas, firmes
y resistentes. Son utilizados para la producción de toda la gama de cultivos
andino-amazónico, por la mayor parte de la población de las comunidades.

5.2.3. Grupo C: Por su forma

• C1: Terrazas o taqanas cóncavas en semi-luna


Son terrazas semicirculares cuya curvatura se desarrolla hacia adentro, están
construidas en escalones secuenciales una sobre la otra; generalmente están
ubicadas en el curso de una quebrada de laderas y lomadas, con el propósito
de controlar la erosión y la escorrentía y aprovechar la infraestructura para
producir cultivos alimenticios. Presentes en Charazani y Amarete.

120
• C2: Terrazas o taqanas convexas en semiluna
Son terrazas semi–circulares cuya curvatura se desarrolla hacia fuera; están
construidas secuencialmente siguiendo las curvas de nivel sobre los pro-
montorios casi verticales de una ladera. Presentes en Charazani y Amarate.

• C3: Terrazas o taqanas cóncavas múltiples con un solo vértice


Son las terrazas cóncavas que nacen de un solo vértice y se extienden como
un abanico; las terrazas inicialmente angostas en el vértice común se van en-
sanchando a medida que se alejan del vértice. Están presentes en Charazani
y en las comunidades de Lunlaya y Chari.

• C4: Terrazas o taqanas geométricas rectangulares


Son las terrazas que presentan muros geométricamente construidos con ta-
ludes, ángulos y vértices simétricos. La plataforma de cultivo está perfecta-
mente nivelada y con una distribución uniforme de las terrazas a manera de
graderío de un estadio gigante.

• C5: Terrazas o taqanas irregulares


Son aquellas terrazas que no presentan una forma definida. Generalmente se
encuentran aisladas; ni los muros ni las plataformas siguen un patrón de
construcción definido. En las comunidades quechuas de Potosí y Chuquisaca
se las denomina q’ontos y están formadas por la acumulación de piedras en
terrenos de cultivo.

• C6: Terrazas o taqanas circulares concéntricas


Son las terrazas que se ubican dentro de una colina, son circulares y están
construidas en anillos concéntricos de diámetro pequeño en el fondo que va
ampliándose a medida que se alcanza la parte superior. Por su forma regu-
lar concéntrica habrían sido utilizadas como infraestructuras experimenta-
les que formaban parte de los laboratorios naturales de mejoramiento
genético y creación de nuevas variedades de semillas.

121
5.2.4. Grupo D: Por el régimen de riego

• D1: Terrazas o taqanas de riego y drenaje


Son las terrazas que se caracterizan por presentar canales de riego, partido-
res de agua, bocas de captación y de desagüe, cuyas dimensiones hidráulicas
están determinadas por el agua disponible para el riego. Sus suelos son me-
dianamente profundos y de textura media a fina.
Los canales presentan dimensiones variables de 20 a 60 cm de ancho, con ti-
rantes de 15 a 30 cm, con un régimen de flujo y caudal determinado por la
destreza de manejo del riego en forma manual. Estas terrazas tienen un dre-
naje perfecto, constituido por un sistema de cribas subterráneas o galerías de
lajas de piedra que se conectan por los desagües a otros canales, posibili-
tando el transporte de nutrientes, coloides y humus a las terrazas inferiores.
Esta clase de taqanas de riego, requiere mayor inversión en recursos de mano
de obra para conservarlas en buen estado.

• D2: Terrazas o taqanas de inundación


Estas terrazas están presentes en suelos bastante profundos, de textura
media, con subsuelo arcilloso que, luego de recibir un riego abundante o de
inundación, tienen la propiedad de almacenar la humedad durante un buen
periodo de tiempo. Actualmente se las observa al pie de monte tropical y
son utilizadas en la producción de cultivos como el arroz.

• D3: Terrazas o taqanas de secano


Son terrazas que presentan plataformas de cultivo sencillas, construidas en
zonas de pendientes con déficit hídrico estacional y amplios riesgos climáti-
cos. Su función es la de interceptar el agua de lluvia y facilitar su infiltración,
posibilitando la cosecha anual de las aguas de escorrentía.

122
5.2.5. Grupo E: Por su pendiente o desnivel

• E1: Terrazas con plataforma de cultivo nivelada


Estas terrazas presentan la plataforma de cultivo nivelada, lo que resulta
ideal para el mejor aprovechamiento y manejo del agua, porque la hume-
dad que llega al suelo se divide en tres partes: el agua que corre, la que se in-
filtra y el agua que se evapora. El agua que corre queda estacionaria
favoreciendo la infiltración, propiciando la movilización de las partículas finas
en forma lenta y gradual hacia las parte bajas, dejando en la superficie un
suelo de textura media que favorece una pronta infiltración y reduce al mí-
nimo las pérdidas por evaporación.

• E2: Terrazas con disminución del 50% de la pendiente del suelo


Son terrazas donde la pendiente original del terreno ha sido disminuida en
más de un 50%, posibilitándose una nivelación gradual del suelo, generada
por la remoción del suelo, a causa de las labores culturales practicadas en el
ciclo de los cultivos. Implica levantar el muro gradualmente de acuerdo a la
movilización de tierra.

5.2.6. Grupo F: Por su formación y tipo de muro de contención

• F1: Terrazas o taqanas con muros de piedra


Son las terrazas o taqanas con muro de contención de piedra ubicado en la
parte frontal del mismo, construido a base de rocas de distinto tamaño con
una buena cimentación y un empalme en apretadas hileras regulares. Gran
parte de las terrazas presentes en el territorio nacional se caracterizan por
presentar muros de piedra lo suficientemente sólidos y fuertes para sopor-
tar el empuje de una masa de suelo húmedo. Su función principal es la de evi-
tar la pérdida de suelo en laderas de fuertes pendientes y facilitar el riego en
zonas con declives.

123
La pared o muro de piedra y el suelo, actúan como recolectores de calor, y
tienen influencia sobre los cultivos en función de su altura, su inclinación al
sol en una época del año determinada y su color, que le permiten producir
distintos matices de radiación que inciden sobre las plantas.

• F2: Terrazas con muros de tierra con talud inclinado


Se denominan así a las terrazas o taqanas construidas mediante la remoción
del suelo, hasta formar escalones con taludes de tierra apisonada. Son de di-
mensión variable y el muro de tierra presenta una altura desde 0.40 a 0.90
m con un ancho de la plataforma de cultivo de 1 a 5 m.
En esta clase se incluyen los wachus o zanjeos, utilizados en el cultivo de
coca y café en los Yungas, imitando la construcción de las taqanas.

• F3: Terrazas o taqanas con muros de contención vegetados


Son terrazas o taqanas, cuyo talud de tierra está cubierto por pastos nativos
de enraizamiento denso, tipo Pennicetum cladestinum, Stipia ichu, o Paras-
trephia sp.; los taludes son de menor altura y con plataforma de cultivos con
cierta pendiente. Este tipo de terrazas está siendo replicado y fomentado en
comunidades de Comanche y Pacajes por la institución SEMTA.

• F4: Terrazas o taqanas de formación lenta


Son aquellas terrazas y taqanas que se forman paulatinamente cuando se
establecen barreras vegetales densas o un cerco de piedras bien anclado en
sentido transversal a la pendiente, donde año tras año, por las labores cul-
turales, el suelo se va desplazando hacia la barrera, permitiendo la forma-
ción gradual de la terraza propiamente dicha.
Este tipo de terrazas son características de algunas comunidades aymaras
de la provincia Aroma, donde se las conoce el nombre de “Campos con
cercos de piedra”. En las comunidades quechuas de Potosí se les denomina
chharis, y la terraza de formación lenta es con muro de piedras.

124
5.2.7. Grupo G: Por la altura del muro de contención

• G1: Terrazas con muros a ras del suelo y plataforma de cultivo con su
pendiente original
Corresponden a las terrazas o taqanas ubicadas en pendientes abruptas con
suelos superficiales, presentan muros piedra y plataformas de cultivo con una
inclinación ostensiblemente menor que la pendiente natural de la ladera.

• G2: Terrazas con muros a ras del suelo y con la plataforma de cultivo
nivelada
Son las terrazas o taqanas propiamente dichas, con plataformas de cultivo ni-
veladas que facilitan la infiltración del agua, presentando muros de conten-
ción de piedra sólidos y firmes a ras del suelo.

• G3: Terrazas con muros sobre la superficie del suelo, para la nivelación
gradual del suelo
Es una modalidad de terrazas, con muros de piedra sobreexpuestos a la su-
perficie del suelo, con la finalidad de lograr una nivelación gradual, producida
por el movimiento de la tierra por las prácticas culturales tales como barbe-
cho, deshierbe y aporque.

5.2.8. Grupo H: Por el área de la plataforma de cultivo

• H1: Quillas, wachus y zanjeos de coca, con un área menor a 10 m2


Las quillas, wachus y zanjeos son estructuras cortas y construidas en laderas
de pendientes abruptas y empinadas, de dimensiones variables desde 6 m
de largo por 0.50 m de ancho, con muros de piedras alargadas, con una al-
tura de 0.40 a 0.80 m. Están presentes cubriendo extensas laderas de mon-
tañas empinadas de los Yungas de La Paz.

125
• H2: Chullpa tirquis de producción de quinua, con área menor a 20 m2
Las terrazas ancestrales llamadas chullpa tirquis son plataformas cortas, de
muros angostos, presentes en laderas empinadas de zonas de valle. En el
caso del cantón Potobamba (Potosí) constituyen auténticos modelos o pa-
trones de construcción de terrazas para las comunidades de la zona.

• H3: Terrazas con un área cultivable de 10 a 100 m2


Son las terrazas o taqanas, construidas en zonas de muy fuerte pendiente,
principalmente como sendas de paso en cárcavas profundas y para prevenir
derrumbes; sus dimensiones varían de 10 a 35 m de largo por 2 a 3 m de
ancho.

• H4: Terrazas con un área cultivable de 100 a 500 m2


Son aquellas terrazas o taqanas, de dimensiones muy variables, determina-
das por las pendientes de las laderas, de 10 a 50 m de largo por 10 a 50 m
de ancho; esta dimensión será menor cuanto más pronunciada es la pen-
diente.

• H5: Terrazas con área cultivable de 500 a 1.000 m2


Son las terrazas o taqanas, ubicadas en laderas de pendiente mediana, con
longitudes entre 50 a 100 m y un ancho entre 10 a 20 m; son terrazas ma-
yormente rústicas, agrícolas y de riesgo y en menor proporción terrazas de
secano.

• H6: Terrazas con un área cultivable mayor a 1.000 m2


Corresponden a terrazas o taqanas ubicadas en zonas con escasa pendiente,
con una longitud mayor a 100 m y un ancho de 20 m o más donde es posi-
ble hacer agricultura intensiva e inclusive utilizar maquinaria agrícola (grá-
fico 11).

126
Gráfico 11: Clases de terrazas precolombinas de Bolivia

Terrazas taqanas A1 de experimentación

Terrazas o taqanas A2 de producción

127
Terrazas o taqanas A3
de ceremonias

Terrazas o taqanas A4 de contención Terrazas o taqanas A5 de vivienda


y vía caminera

Terrazas o taqanas A4 de contención Terrazas o taqanas A5 de viviendas


y sendas de paso

128
Terrazas o taqanas A6 de uso mixto

Terrazas o taqanas A6 de uso continuado Terrazas o taqanas A7 de uso permanente

Terrazas o taqanas A9 de corral-cancha


Terrazas o taqanas A8 de uso temporal

129
Wachus A11 de uso agrícola en los Yungas

Zanjeo A12 de uso agrícola en los Yungas Quillas A10 de producción de coca

130
Terrazas o Taqana B1 ornamentales Terrazas o taqanas B2 semirústicas

Terrazas o taqanas B3 rústicas o de pueblo Terrazas o taqanas C1 cóncavas en semiluna

131
Terrazas o taqanas C2 convexas en semiluna Terrazas o taqanas C4 rectangulares

Terrazas o taqanas C3 cóncavas múltiples con vértice común

132
Taqana C5 irregular o q´onto

Taqana C6 circular concéntrica

133
Taqanas D1 de riego

Distribución del agua de riego en una taqana

134
Terrazas o taqanas D3 de secano Terrazas o taqanas F1 con muro de piedra

Terrazas o taqanas F2 con muro vegetado Terrazas o taqanas F3 con muro de tierra y
de pastos talud inclinado

135
Terrazas o taqanas F5 de
formación lenta

Terrazas o taqanas F4 con muro de contención Terrazas o taqanas G2 con muro de


vegetado contención a ras del suelo y
plataforma de cultivo nivelada

Terrazas o taqanas G1 con muro de Terrazas o taqanas G3 con muro sobre la


contención a ras del suelo y plataforma superficie del suelo
con pendiente original

136
6. Uso del sistema de clasificación de terrazas precolombinas

6.1. Terrazas agrícolas de qapana

Procedencia: comunidad Atique, cantón Amarete, municipio Charazani,


provincia Bautista Saavedra, departamento de La Paz.

TERRAZA DE QAPANA: A7 – B3 – C5 – D3 – E2 – F4 – G1 – H4 / op, ci, fm-b

GRUPO A CLASE SUB-CLASE


A7: Terraza de uso temporal (descanso) op: Terraza precolombina
B3: Terraza rústica o de pueblo ci: Terraza intacta o buena
C5: Terraza irregular fm-b: Terraza con suelo de fertilidad
D3: Terraza de secano media a baja
E2: Terrazas con disminución del 50%
de pendiente del suelo
F4: Terraza de formación lenta
G1: Terraza con muros a ras del suelo y
plataforma con pendiente original
H4: Terraza con superficie cultivable de
100 a 500 m2

Descripción:

• Clase A7: Terrazas de uso temporal, se cultivan una vez al año durante el pe-
riodo de las lluvias estacionales, siendo característico en todas las qapanas.
• Clase B3: Terrazas rústicas o de pueblo, con predominancia de muros con
caras externas irregulares, construidas con piedras heterogéneas, son sóli-
das y resistentes; en la parte baja próxima a la ribera del río se encuentra te-
rrazas con talud de tierra, entremezclada con piedras y vegetales inclinados
hacia atrás.

137
• Clase C5: Terrazas irregulares, no presentan una forma definida, la plata-
forma de cultivo no sigue un patrón de construcción definido, con muros
cortos no alineados.
• Clase D3: Terrazas de secano, evidenciándose en las entrevistas realizadas
que el 100% de las terrazas estudiadas son a secano y no cuentan con siste-
mas de riego; facilitan la infiltración del agua de lluvia y la conservación de
la humedad durante la época de estiaje.
• Clase E2: Terrazas con pendiente disminuida, en más del 50%, posibilitando
una nivelación gradual del suelo por las labores culturales.
• Clase F4: Terrazas de formación lenta, formadas por barreras vegetales den-
sas, o con cercos de piedra en las que, año tras año, por las labores cultura-
les, se va desplazando el suelo hacia la barrera.
• Clase G1: Terrazas con muros de contención a ras del suelo y plataforma de
cultivo con su pendiente original.
• Clase H4: Terrazas con una superficie cultivable de 100 a 500 m2.
• Subclase op: Terrazas de origen precolombino, construidas antes de la con-
quista por los antepasados de los pobladores actuales.
• Subclase ci: Terrazas intactas o buenas, con una estructura y barrera de con-
tención estable y en buen estado.
• Subclase fm-b: Terrazas con suelos de fertilidad media a baja, con escasa ma-
teria orgánica y una textura franco arenosa.

6.2. Terrazas agrícolas de ladera

Procedencia: comunidad Chaguaya, municipio Mocomoco, provincia


Camacho, La Paz

TERRAZA DE LADERA: A7 - B3 - C5 - D3 - E2 - F4 - G3 - H5 / oa, ci, fa

138
GRUPO A CLASE SUB-CLASE
A7: Terraza de uso temporal (descanso) oa: Terraza antigua
B3: Terraza rústica o de pueblo ci: Terraza intacta o buena
C5: Terraza irregular fa: Terraza con suelos de alta fertilidad
D3: Terraza de secano
E2: Terrazas con disminución del 50%
de pendiente del suelo
F4: Terraza de formación lenta
G3: Terraza con muros sobre-expuestos,
nivelación gradual
H5: Terraza con superficie cultivable de
500 a 1000 m2

Descripción:

• Clase A7: Terrazas de uso temporal, se cultivan una vez al año, durante el pe-
riodo de las lluvias estacionales, siendo característico en todas las zonas
bajas, intermedias y altas de cada microcuenca.
• Clase B3: Terrazas rústicas o de pueblo, con predominancia de muros con
caras externas irregulares, construidas con piedras heterogéneas, en otras
con tierra labrada, son sólidas y resistentes a la actividad agrícola, con talud
de piedra entremezclada con vegetales.
• Clase C5: Terrazas irregulares, no presentan una forma definida, la plata-
forma de cultivo no sigue un patrón de construcción definido, con muros
cortos no alineados.
• Clase D3: Terrazas de secano, evidenciándose con las visitas in situ y las en-
trevistas dirigidas que el 100% de las terrazas estudiadas son a secano y no
cuentan con sistemas de riego.
• Clase E2: Terrazas con pendiente disminuida, en más del 50% del área culti-
vable, posibilitando la nivelación gradual del suelo por las labores culturales.
• Clase F4: Terraza agrícola con muros de piedra, entremezclada con barreras
vegetales, donde año tras año, por las labores culturales, se va desplazando
el suelo hacia la barrera.
139
• Clase G3: Terrazas con muros de contención sobre el suelo y plataforma de
cultivo con su pendiente original.
• Clase H5: Terrazas con una superficie cultivable de 500 a 1.000 m2.
• Subclase oa: Terrazas antiguas construidas en la época republicana.
• Subclase ci: Terrazas intactas o buenas con una estructura y barrera de con-
tención estable y en buen estado.
• Subclase fa: Terrazas con un suelo de buena fertilidad, con alto contenido de
materia orgánica y una textura franco arcillo arenosa.

7. Componentes estructurales de las terrazas precolombinas

Las terrazas precolombinas de Bolivia, se caracterizan por presentar compo-


nentes estructurales y geométricos, que caracterizan a su estructura interna y
se extienden externamente a la serie sucesiva de plataformas o terraplenes dis-
puestos en escalones en las laderas de las montañas andinas y amazónicas.

7.1. Componentes geométricos de las terrazas o taqanas

• Pendiente longitudinal de las terrazas o taqanas


La pendiente longitudinal, define la velocidad de flujo de agua y, ancestral-
mente, fue establecida con criterios diferentes a la agrimensura convencio-
nal, entre otras consideraciones en base a las características de textura del
suelo y a la profundidad del perfil; ésta es la razón por la que la altura de los
muros, taludes y la superficie de la plataforma de cultivo, no responde a los
parámetros matemáticos y técnicos modernos, utilizados en la construcción
de las terrazas americanas.

• Pendiente frontal
Muchas de las terrazas o taqanas presentes en la zona montañosa de Sud
Yungas, en La Paz, tienen una pendiente frontal hacia el borde del muro, de
aproximadamente 2 a 3%, y un desnivel longitudinal (hacia el desagüe) de
hasta el 2%. Las terrazas de Cohoni, con un suelo arable de textura franco ar-

140
cillo arenoso, presentan una pendiente promedio de 1 a 3% contraria a la
pendiente del terreno. Esto permite que el agua que cae sobre la estructura
se desplace hacia el talud o pared superior de la terraza en donde se concen-
tra, y por el desnivel longitudinal del 2% de la estructura hacia el desagüe, el
agua se evacúa gradualmente del terreno, evitándose concentraciones per-
judiciales de agua para el desarrollo de los cultivos. La pendiente frontal de
la superficie de cultivo de las terrazas con suelos sueltos o ligeros es a nivel
lo que determina que la infiltración y percolación del agua se realice sin di-
ficultad; en terrazas con suelos arcillosos o pesados, la inclinación del terra-
plén de cultivo puede tener una pendiente suave de 1 a 3%, hasta una
pendiente media de 4 a 8%, para mejorar la retención de humedad en época
de lluvia y facilitar su permeabilidad.
• Talud del muro de contención
El talud o inclinación de los muros de las terrazas, depende de la naturaleza
del terreno. En tierra firme se tiene un talud de 0.5:1, es decir 0.5 unidades
horizontales por 1 unidad vertical, en tanto que en terrazas con suelos más
sueltos, los taludes son más suaves de 1:1 ó 1.5:1. Sin embargo, como ex-
cepción de la regla, muchas terrazas presentan muros completamente ver-
ticales, sin talud.
• Altura del muro de contención
Los muros de contención presentan de 1 a 3 m de altura, predominando los
muros de 1.5 a 2 m, aquellos de alturas mayores a 3 o 4 m, generalmente se
encuentran en cárcavas o accidentes pronunciados de la pendiente natural;
además ésta altura máxima de los muros está condicionada por el tipo y ta-
maño de rocas y por la capacidad humana para edificar muros altos. Los
muros de contención, fueron construidos magistralmente en base a rocas de
diverso tipo, la ligera inclinación de la plataforma de cultivo evita que el agua
de lluvia se retenga en la superficie, la nivelación de los bordes impide que
el agua escurra de un lado a otro, facilitándose que todo el agua de lluvia
caída en la terraza se infiltre uniformemente. Las piedras del muro de con-
tención pueden ser cortadas y encajadas. Estos muros pueden ser de es-
tructuras sólidas de encaje perfecto o de construcción rústica. Los muros

141
más grandes y anchos pueden estar compuestos de más de dos filas de pie-
dra, con las caras planas hacia el exterior sin presentar salientes, separadas
y forradas con clastos pequeños. Para cubrir todos los intersticios se acu-
mula material de relleno compuesto de piedras menudas a fin de evitar todo
escape posible de material fino de la terraza. El cuerpo del muro es inclinado
hacia atrás para lograr un mejor apoyo, su altura y grosor es calculado para
una estructura que pueda sostener un relleno saturado con agua. En el com-
plejo agrícola precolombino de Chawarani y Pukarilla en la provincia Muñe-
cas, La Paz y en Cohoni en el complejo ceremonial y funerario de
Chullpaloma, se han encontrado muros que miden más de 8 m de alto.
• Superficie de las terrazas o taqanas
La superficie de las taqanas no responde a un modelo técnico rígido como
ocurre con las terrazas modernas, sino que estuvo condicionado en su di-
seño por factores mágico-religiosos, estéticos, científico-astronómicos, so-
ciales-organizacionales y también por la presencia de causes naturales:
afloramientos rocosos y cambios abruptos de la pendiente. En general, la te-
rrazas estudiadas en el departamento de La Paz, presentan una longitud que
oscila entre 5 m, para el caso de las quillas, hasta unos 80 m para las terra-
zas agrícolas, por un ancho que varía desde 0.50 m en las quillas, hasta unos
40 m de superficie cultivable. Excepcionalmente, se puede encontrar terra-
zas de 1x2 m2 y de 30x100 m2 o más. Los primeros en la zona de los Yungas
en laderas muy inclinadas y los otros en Amarete, Charazani y Curva, luga-
res de pendiente media.
• Canales de riego y partidores
Muchas terrazas o taqanas pueden incluir muros laterales, canales de riego
con partidores de agua, bocatomas y desagües; en el caso del complejo de
Cohoni las terrazas de riego presentan canales que conducen el agua a las
parcelas con un caudal aproximado de 4 litros/segundo; estos canales están
interconectados entre sí, permitiendo el riego de todas las terrazas, de tre-
cho en trecho se ubican partidores de agua y disipadores de energía hidráu-
lica, en sectores donde los canales presentan pendientes muy pronunciadas.

142
• Escalinatas de acceso
Algunas terrazas presentan escalinatas de acceso, en forma de gradas den-
tro de los muros que facilitan el ingreso y en otras, las gradas son formadas
al cortar el material de las mismas pendientes sin un muro de retención. Ver
gráfico 12.

7.2. Estructura de las terrazas o taqanas

Las terrazas observadas en muchas zonas del país constan, en general, de las
siguientes partes:

• Muro de contención o enchape


Es el muro sólido construido de piedra que actúa como soporte o contención
del suelo de la plataforma de cultivo; tiene un talud que esta en función de
la pendiente del terreno, presentando una cara superficial o externa que en
algunos casos es la parte ornamental de la terraza, y puede o no tener cana-
les labrados en el mismo muro o también escalinatas de puntas rocosas. En
el caso de las terrazas con taludes vegetados o de formación lenta, el muro
de contención está formado por vegetación arbórea y arbustiva, implantada
en los bordes del talud.
• Cuerpo del muro
Es la estructura del muro que se construye a base de piedras de diferente ta-
maño, tierra húmeda y barro. Los muros de las terrazas precolombinas
muestran una destreza excepcional en la construcción con piedras perfecta-
mente colocadas y trenzadas entre sí, que le otorgaban solidez y buena es-
tabilidad.
• Cara interna o contraenchape
Constituida por la superficie interna del muro de piedras; puede o no estar
presente según el tamaño de las piedras utilizadas en el cuerpo del muro y
el esfuerzo a soportar.
• Cimiento o piso de relleno
Son los cimientos sobre los que se asientan el muro de contención y el re-
143
lleno; está constituido por la acumulación de piedras grandes debidamente
acomodadas en una zanja, con una profundidad mayor a 0.5 m de acuerdo
a la altura del muro de contención.
• Capas de relleno de fondo
Formadas por grava angular y fragmentos gruesos que se colocan como re-
lleno del vacío que queda entre el talud de tierra y las primera hileras del
muro.
• Capas de relleno intermedias
Se ubican por encima del relleno de fondo a manera de un estrado interme-
dio y están constituidas por piedras medianas y pequeñas, arena y arcilla
mezcladas, y una capa superior resultante de la mezcla de gravilla y tierra.
• Tierra de cultivo
Es la capa arable de la terraza conformada por el suelo agrícola y humus,
donde se desarrollan las plantas cultivadas. Es en esta capa superficial donde
ocurren las relaciones de intercambio de agua, gases y nutrientes entre las
raíces de la planta, los microorganismos del suelo y el ambiente. Los
microorganismos juegan un rol fundamental en los procesos de
transformación, síntesis y resíntesis de la materia orgánica y los nutrientes
minerales del suelo, así como en la generación de sustancias mucilagínosas
que favorecen la formación de agregados del suelo, y de hormonas y
vitaminas que son aprovechadas por las plantas en crecimiento (gráfico 13).

144
Gráfico 12: Componentes estructurales de las terrazas precolombinas

145
1. Pendiente longitudinal
2. Pendiente frontal
3. Talud del muro
4. Altura del muro
5. Canal de riego
6. Separación entre muros
7. Superficie de la taqana
8. Escalinatas de acceso
Gráfico 13: Configuración y partes de una terraza precolombina

146
8. Quillas de los Yungas de Bolivia

Las quillas son pequeñas terrazas o taqanitas de origen precolombino, con


una plataforma de cultivo angosta de 0.40 m, muros de contención sólidos de
piedras laminares y alargadas, principalmente pizarras, que miden de 0.50 a
0.80 m de altura, y longitudes variables de 6 a 20 m. Ancestralmente fueron
utilizadas para el cultivo de la coca. Las quillas se disponen estrechamente y
muy juntas en forma de escalones continuos, semejantes a las graderías de un
estadio y están ubicadas en pendientes muy fuertes y pronunciadas.
Las quillas están presentes en extensas laderas de montañas de la provincia
Sud Yungas del departamento de La Paz, en su mayoría están abandonadas. Los
restos casi intactos de muros de quillas ancestrales, que se observan, permiten
comprobar que son las únicas infraestructuras que garantizan la protección de
los suelos agrícolas ubicados en fuertes pendientes, ante los peligros de erosión
hídrica.
Las quillas y taqanas antiguas correspondientes a la época republicana, fue-
ron construidas imitando patrones y modelos precolombinos de los Tiwanaco-
tas e Incas, restos que todavía se pueden observar en la cresta de las montañas,
en la ruta llamada Camino del Inca que se extiende desde El Takesi y une la mina
La Chojlla, Yanacachi, Villa Aspiazu, Ticuniri, hasta Chulumani, en la provincia
Sud Yungas. Sólo los comunarios de mayor edad respetan y construyen sus qui-
llas poniendo en práctica la herencia y aprendizaje de sus abuelos.
Lamentablemente, la presión del mercado de la hoja de coca ha obligando a
los más jóvenes a construir variantes modernas con la modalidad de cavada, y
sólo con un muro de tierra apisonada, llamados wachus y zanjeos, que resultan
fáciles de construir y en un tiempo mínimo, pero que definitivamente, al no ser
estructuras estables, se desestabilizan a corto plazo, propiciando una mayor pér-
dida de los suelos, lo que se agrava porque pueden resultar en el origen de cár-
cavas y deslizamientos.
Los wachus, son pequeñas terracitas de origen relativamente reciente, que se
realizan en suelos de textura fina, iniciándose la construcción cavando con la
picota, para luego amontonar las piedras, que son utilizadas como material para
147
construir y rellenar las gradas. Un trabajador construye seis wachus de 6 m de
longitud, en secuencia uno encima del otro, por día. Se observan en el trayecto
de la comunidad Chaguara a Puente Villa.
En las comunidades ubicadas a menor altura, desde Puente Villa hasta Chu-
lumani y otras zonas de los Yungas, los wachus presentan una variante y toman
el nombre de zanjeos.
Los zanjeos, son infraestructuras recientes, formadas al hacer una zanja, se-
parando la tierra y las piedras, para luego colocarlas dentro la zanja, moldeán-
dose el muro externo o umacha de tierra apisonada, golpeando con paletas
especiales, dejándose libre la zona de trasplante para la coca. En la siembra se
remueve la tierra, operación que lo diferencia de la plantación en quillas donde
no se remueve el suelo. En todos los casos el cultivo de la coca se inicia con el
mallky, que es la operación de trasplante de la coca a la quilla, en jornadas pre-
establecidas llamadas corte que se define como el área o medida de trabajo que
tiene de 5 a 6 m de longitud.
Desde el punto de vista de conservación de suelos y aguas, las quillas de ori-
gen precolombino, construidas con muros de rocas laminares, estables y sólidos,
cumplen y garantizan esta función; en cambio los wachus y zanjeos son deses-
tabilizados, fácilmente, por agentes externos como el clima, las pendientes fuer-
tes, el cultivo intensivo de la coca y el movimiento de tierras, dando como
resultado que extensas áreas con wachus y zanjeos abandonados, en la actua-
lidad presenten procesos muy severos de degradación y erosión del suelo.

8.1. Estructura de una quilla precolombina

Las quillas de origen precolombino, e identificadas en los Yungas de La Paz,


estructuralmente presentan las siguientes partes:

• Muro de contención
Es el muro de retención del suelo, construido con piedras laminares y alar-
gadas, principalmente pizarras y esquitos, con una altura de 0.40 a 0.80 m,
cumplen la función de soporte del suelo, presentando un talud que está en
148
función de la pendiente del terreno y una cara superficial externa formada
por las piedras laminares entrecruzadas unas con otras.
• Cuerpo del muro
Es la estructura del muro construida con rocas de pizarra alargadas, dis-
puestas ordenadamente y trenzadas entre sí, lo que otorga solidez y estabi-
lidad al muro.
• Cara interna o contraenchape
Es la superficie interna del muro, conformada por salientes de los fragmen-
tos de rocas que constituyen el muro de la quilla.
• Cimiento o base
Es la base sobre la que se asienta el muro de contención, cuya profundidad
y ancho están en función de la altura del muro de contención.
• Material de relleno
Formado por gravas y fragmentos angulares, que se depositan como relleno
en el fondo de la quilla, con la finalidad de facilitar el drenaje.
• Plataforma de cultivo
Es la capa de suelo cultivable, enriquecida con humus, presenta un ancho de
0.40 a 0.50 m, donde tradicionalmente se planta la coca en un canal o en
trincheras entre las gradas; en esta parte es donde se realiza la dinámica mi-
crobiológica, nutrición de las plantas y el intercambio de gases y aprovecha-
miento del agua, con una notable reducción y control de la erosión hídrica
(gráfico 14).

149
Gráfico 14: Configuración y partes de una quilla

150
TESTIMONIOS FOTOGRÁFICOS

Terrazas agrícolas tipo semiluna


en producción.

Terrazas agrícolas del cantón Amarete.

Terrazas agrícolas múltiples con


vértice común en Charazani.

151
Extensa superficie de terrazas precolombinas de distintos tipos, comunidad Atique Amarete.

152
Modalidad de terraza corral cancha en microcuenca Chacarapi.

Terrazas ancestrales comunidad Huatascapa Mocomoco.

153
9. Estudios de caso: terrazas precolombinas de los yungas y
valles interandinos del departamento de La Paz

Las prácticas productivas relacionadas con la agricultura se realizan desde


tiempos inmemoriales en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes, por
comunidades originarias, comunidades formadas y colonias que se asientan en
los valles interandinos, el altiplano y los ecosistemas intermedios y bajos de la
región de los Yungas.
En las zonas que en la actualidad son ocupandas por las provincias Larecaja,
Muñecas, Bautista Saavedra, Sud Yungas, Nor Yungas e Inquisivi, en sus serra-
nías en los siglos XVI y XVII habitaban grupos étnicamente diversos en las pro-
vincias de Kallawaya (Larecajas), Chuncho (Lekos, Aguachiles, Arabaonas,
Toromonas), Moxos Chachapoyas, y de los indios Yungas que compartían el te-
rritorio con grupos Lupaqa y Pacaxa del Omasuyo Qolla Altiplánico5.
En esta parte, se expone el resultado de los estudios de cuantificación y ca-
racterización de las terrazas, taqanas, quillas y wachus de dos subcuencas ubi-
cadas en diferentes pisos agroecológicos, realizándose un análisis del estado
actual de estas infraestructuras tomando en cuenta las características geográ-
ficas, culturales e históricas del pasado y el presente.
La zona representativa de los Yungas corresponde a las subcuencas de los
ríos Unduavi y Takesi, pertenecientes a la cuenca del río Tamanpaya afluente del
río Beni, ubicada en la provincia Sud Yungas. Como zona representativa de los
valles interandinos se tomó en cuenta la subcuenca del río Tahuapalca-Cohoni,
perteneciente a la cuenca del río La Paz, ubicado en la provincia Murillo, de-
partamento de La Paz.
Ambas zonas fueron, en el pasado precolombino, escenarios de una intensa
actividad productiva, de comunidades andinas y amazónicas ancestrales orga-
nizadas, que generaron y practicaron tecnologías agroecológicas racionales que
les permitieron un manejo sostenible de los recursos naturales, principalmente
del suelo, agua y la vegetación.
5
Saignes 1985, citado por Ballivián J, 2008.

154
Estos sistemas de terrazas agrícolas habrían sido construidos, inicialmente,
por los tiwanacotas, continuados por los pacajes, los mollos y, finalmente, con-
solidados por los incas, quienes perfeccionaron y utilizaron las ya existentes y
ampliaron la superficie de taqanas y quillas de producción agrícola.

9.1. Terrazas precolombinas de Yungas subcuencas Unduavi y Takesi

La región de los Yungas, es el área donde las taqanas y las quillas de origen
ancestral alcanzaron su máxima expresión como tecnologías para conservar los
suelos y producir coca y otros cultivos, en zonas de alta montaña. En la actua-
lidad se puede observar áreas de taqanas y restos arqueológicos, que son una
muestra de la magistral técnica empleada en la construcción de quillas y taqa-
nas ancestrales, probablemente de origen Tiwanacota, y cuyo desarrollo habría
sido completado y extendido por los Incas.
Es admirable observar extensas áreas de taqanas y quillas en toda la región
de los Yungas, desde la cresta de las montañas nevadas hasta las zonas bajas de
los Yungas, lo que se puede comprobar recorriendo la ruta llamada Camino del
Inca que se extiende desde el nevado Takesi, descendiendo a la mina Chojlla y
los asentamientos de Yanacachi, Villa Aspiazu, Ticuniri, hasta llegar a Chulumani,
en la provincia Sud Yungas del departamento de La Paz.
Es posible verificar relaciones de reciprocidad y de producción de esta zona
con la otra vertiente yungueña de Lambate, Pasto Grande e Inkalakaya, donde
también están presentes y se desarrollaron sistemas de producción en terrazas
agrícolas precolombinas.

9.1.1. Ubicación geográfica

El área de estudio corresponde a la Tercera Sección Yanacachi, de la provin-


cia Sud Yungas, departamento de La Paz, estando ubicada en las coordenadas
geográficas 15º20’ a 16º30’ de latitud sur y 67º20’ de longitud oeste, limitando
hacia el norte con la provincia Franz Tamayo, al sur con las provincias Murillo,
Loayza e Inquisivi, al oeste con Larecaja, Murillo y Nor Yungas, al este con la
155
provincia Inquisivi y los departamentos del Beni y Cochabamba. Las poblaciones
más importantes de la provincia Sud Yungas son Yanacachi, Chulumani, Irupana,
Ocobaya, Covendo y Santa Ana.
Las subcuencas de los ríos Unduavi y Takesi, comprenden los cantones Ya-
nacachi y Villa Aspiazu y las comunidades más representativas, donde existen te-
rrazas precolombinas, taqanas y quillas son Unduavi, Hierbani, Chaco, Florida,
Yanacachi, Chawara, Quisno, Pihuaya, Mokori, Hilumaya, Santa Rosa, Macha-
camarca, Villa Aspiazu y Suiqui Milamilani.
Toda el área se encuentra en las laderas de montañas orientales de la parte
norte de la cordillera de los Andes, que atraviesa los departamentos de La Paz,
Cochabamba y Santa Cruz. Presenta pendientes escarpadas descendiendo desde
aproximadamente los 5.000 msnm proyectándose hasta las planicies amazóni-
cas del Beni a 500 msnm, presentando amplias y variadas zonas de vida, dife-
renciadas por su altitud, precipitación y vegetación.
El área presenta vientos dominantes del norte al noreste, que producen pre-
cipitaciones orográficas causadas por procesos adiabáticos en el flanco oriental
de la cordillera de los Andes, durante gran parte del año. Los patrones de hu-
medad y temperatura de la altura tienen fuertes efectos sobre la vegetación ca-
racterística de los yungas, formando tres zonas más o menos definidas: ceja de
montaña de los 4.000 a los 3.000 msnm, yungas medio de 3.000 a los 2.000
msnm y yungas verdadero entre los 2.000 y los 800 msnm. El área de estudio
está ubicada en la ceja de montaña y los yungas medio.

9.1.2. Características agroecológicas

a) Clima: En la zona de estudio, no existen estaciones meteorológicas comple-


tas, por tanto, la descripción del clima del área ha sido inferida a partir de los datos
proporcionados por las semi estaciones más próximas de Unduavi y Chulumani. La
estación de Unduavi sólo cuenta con instrumentos para determinar la cantidad
de lluvia, estando ubicada a 16º19´ latitud sur, 67º55´ longitud oeste y a una alti-
tud de 3.022 msnm. La estación meteorológica de Chulumani es más completa y
está a 16º32´ latitud sur, 67º32´ longitud oeste, a una altitud de 1.811 msnm.
156
• Temperatura. La parte alta de la cuenca presenta una temperatura prome-
dio estimada de 12º C, con temperaturas mínimas de hasta 0º C en los meses
de mayo a junio; la parte más baja de la cuenca, tomando como referencia
la estación de Chulumani con datos de 23 años, presenta una temperatura
media anual de 21.5º C, con las mayores temperaturas en los meses de oc-
tubre a marzo y temperaturas mínimas de 16º C en el mes de julio. Yanaca-
chi, donde se ubica la mayor cantidad de quillas precolombinas, presenta
una temperatura promedio de 18º C. Las comunidades de las partes altas de
la montaña, caso Unduavi, Tres Marías, Hierbani y Chaco, por la cercanía a los
nevados, registran efectos de heladas. Sin embargo, su ocurrencia es menos
probable en los Yungas medio Yanacachi, Santa Rosa, Machacamarca y
Quisno, y definitivamente en los Yungas verdadero no se presentan heladas.

• Precipitación. La parte alta de la cuenca presenta una precipitación anual


promedio de 1.990 mm (promedio de 20 años en la localidad de Unduavi),
siendo los meses más lluviosos de diciembre a marzo, con un promedio de
288.1 mm y los meses menos lluviosos de abril a noviembre con una preci-
pitación promedio de 104.7 mm, registrándose la precipitación mínima en el
mes de julio con 39.45 mm. La parte baja de la cuenca y alrededores regis-
tra una precipitación promedio anual de 1.373 mm (promedio de 23 años, es-
tación de Chulumani). Los meses más lluviosos son de noviembre a marzo,
con una precipitación promedio de 182.64 mm y los meses menos lluviosos
de abril a octubre con una precipitación promedio de 65.7mm. La mayor pre-
cipitación en esta época de ausencia parcial de lluvias se registra en el mes
de junio con un promedio de 3.12 mm.

• Evapotranspiración potencial y balance hídrico. El balance hídrico de la es-


tación de Chulumani indica que la parte baja de la cuenca, casi no presenta
déficit de agua, excepto en los meses de mayo a julio, cuya ETP varía de 31.2
a 39.2 mm y el período con exceso de agua se extiende por cinco meses; el
tiempo en el cual el suelo recupera la humedad perdida en la época seca se
extiende por siete meses. Por observaciones de campo es posible asegurar

157
que la parte alta de la cuenca presenta mayor humedad, debido a la con-
densación de las neblinas.

b) Geología y geomorfología: La Cordillera Oriental de los Andes se originó


en una serie de plegamientos que comenzaron a fines del Cretácico, la ocurren-
cia de una fuerte erosión por acción de los glaciares, dio origen a la formación
de profundos valles en la ladera oriental del macizo andino, que con el paso del
tiempo conformaron bloques paleozoicos y estratificaciones del cenozoico, con
montañas que presentan afloramientos intrusivos de gran magnitud; la erosión
geomorfológica propició material de sedimentos que modelaron llanuras bajas,
formándose basamentos terciarios subhorizontales. La Cordillera Oriental pre-
senta rocas del sistema silúrico, distribuidas en el flanco occidental, devónico,
carbonífero, pérmico y cretácico.

c) Fisiografía: La fisiografía del área de estudio es compleja, mediante fo-


tointerpretación se han identificado los siguientes paisajes:

• Pie de Monte (MPD). Corresponde al paisaje ubicado en la base de la forma-


ción montañosa, y está conformado por abanicos coluvio-aluviales en forma
de terrazas altas no inundables, conos de deyección y laderas muy bajas que
limitan con el paisaje aluvial. Presentan pendientes variables de 8 a 17%, in-
terrumpidos por quebradas que nacen en la línea de la montaña. Este paisaje
está representado por dos subpaisajes:
MPDp: Pendiente suave, ligeramente erosionada.
MPDe: Pendiente moderada a alta muy erosionada.
El subpaisaje MPDe tiene mayor importancia que el MPDp, por cubrir mayor
superficie y mayores riesgos de erosión por pendiente y pérdida de cober-
tura vegetal.

• Laderas de montaña (ML). Este paisaje corresponde a las laderas que se en-
cuentran en la parte alta, media y baja de las montañas, como transición de
la montaña al fondo aluvial del río. Presenta pendientes que fluctúan desde

158
muy altas, altas, moderadas y suaves, se extiende en el margen derecho del
río Unduavi y márgenes derecho e izquierdo del río Takesi. Se distinguen tres
subpaisajes:
MLs: Laderas de pendientes suaves, poco erosionadas.
MLm: Laderas de pendientes moderadas, con mediana y alta erosión.
MLa: Laderas de pendientes altas y muy altas, severamente erosionadas.

• Montañas estructurales de material metamórfico (ME). Este paisaje esta for-


mado por serranías altas, con pendientes muy pronunciadas y disectadas por
ínterfluvios densos. Corresponden a los anticlinales y sinclinales de la Cordi-
llera Oriental y parte del subandino dispuestos casi en forma paralela con
rumbo N-S, encerrando a los valles encajonados o muy angostos en el fondo,
en la zona de acción de los ríos. Está representado por un solo sub-paisaje que
cubre la mayor superficie.
MEpi/H: Montañas metamórficas de pizarras, fuertemente disectadas.

• Otras unidades: Corresponde a todas aquellas unidades pequeñas, que no


son significativas en el área de estudio, caso de las siguientes formaciones:
E: Escarpes casi verticales.
C: Conos de deyección.

d) Caracterización general de los suelos: La descripción, mapeo y clasificación


de suelos, se realizó en base a fotointerpretación y ubicación de perfiles de sue-
los, de acuerdo a los paisajes fisiográficos.

• Suelos de pie de monte de montaña. Los suelos del pie de monte, se dividen
en subpaisajes en función de la pendiente, relieve y susceptibilidad a la ero-
sión. Agrupándolos por su textura de la forma siguiente:
- Suelos de la unidad MPDe. Los suelos de esta unidad de mapeo,
taxonómicamente corresponden al orden Entisols, presentando muy poco
o ningún desarrollo pedogenético y forman una estrecha asociación con
el suborden Orthents, gran grupo Udorthents y subgrupo Andeptic

159
Udorthents. Son laderas de montaña con pendientes moderadas a fuertes,
con un material parental de rocas metamórficas pizarrosas; son suelos poco
profundos a superficiales, con colores variables. Textura de franco arenoso
gravoso a franco gravoso en todo el perfil; estructura de bloques sub-
angulares, consistencia friable, con baja capacidad de retención de humedad.
Con un pH regularmente ácido a fuertemente ácido, sin problemas de
toxicidad; con una capacidad de intercambio catiónico baja lo mismo que de
cationes intercambiables, contenido de materia orgánica de media a baja; los
suelos presentan una fertilidad natural calificada como baja.

• Suelos de ladera alta. Corresponde a los suelos ubicados en laderas con pen-
dientes moderadas a muy fuertes, que se extienden desde las cumbres hacia
las laderas altas.
- Suelos de la unidad MLMpm. Los suelos de esta unidad de mapeo, por su
taxonomía corresponden al orden Inceptisols, suborden Ochrepts, gran
grupo Eutrochrepts y subgrupo Dystic Eutrochrepts. Se caracterizan por
un mediano a poco desarrollo genético, con una estrecha asociación con
el suborden Ochrepts, gran grupo Eutrochrepts y subgrupo Dystric
Eutrochrepts; presentan una topografía en ladera de montaña, ondulada a
ligeramente inclinada; el material parental formado por pizarras, textura
franco arenosa a franca, infiltración moderada, con alta capacidad de
retención de humedad, reacción ligeramente ácida en todo el perfil; una
CIC baja y contenido bajo de cationes básicos, contenido de materia
orgánica alto a medio, fósforo con un nivel medio, y la fertilidad natural del
suelo calificada como media.
- Suelos de la unidad MLMpm-a. Los suelos de esta unidad corresponden al
orden Entisols, suborden Arents, gran grupo Udalfic y subgrupo Udalfic
Arentes. Se caracterizan por presentar una fisiografía de ladera de montaña,
con relieve ondulado y pendientes fuertemente empinadas de 50 a 60%,
textura franco areno gravoso, con rápida infiltración, de baja a mediana ca-
pacidad de retención de humedad. Reacción de fuertemente ácida a me-
dianamente ácida, con una CIC media, bajo contenido de bases cambiables,

160
contenido medio de materia orgánica; fósforo en un alto contenido. Por su
fertilidad natural se califican como suelos de fertilidad media.
- Suelos de la unidad MLMpa. Los suelos de esta unidad de mapeo, taxonó-
micamente se clasifican en el orden Entisols, suborden Orthents, gran
grupo Udorthents y subgrupo Typic Udorthents, se ubican en laderas de
montañas empinadas y chaqueadas con severa erosión; de material pa-
rental conformado por pizarras metamórficas, textura de franco areno ar-
cillo gravoso a franco, con buena capacidad de retención de humedad, con
una infiltración de moderada a rápida. Su reacción es fuertemente ácida,
baja CIC, contenido de alto a medio de materia orgánica, y fósforo en un
nivel bajo. Son suelos de baja fertilidad.

• Suelos de ladera media. Corresponde a suelos ubicados en laderas, con


pendientes moderadas a muy fuertes, extendiéndose gradualmente desde
la parte alta de las laderas hasta el límite con el pie de monte y las angostas
planicies aluviales.
- Suelos de la unidad MLApm.. Los suelos de esta unidad de mapeo,
taxonómicamente se clasifican en el orden Alfisols, suborden Udalfs, gran
grupo Tropudalfs subgrupo Oxic Tropudalfs. Se ubican en laderas de relieve
ondulado y pendientes empinadas, con material parental de pizarras
meteorizadas, textura de franco gravoso a arcilloso, con una capacidad
media de retención de humedad, infiltración de moderada a lenta,
consistencia friable. Reacción fuertemente ácida, con una CIC baja y muy
pocos cationes básicos, contenido medio de materia orgánica, fósforo en un
nivel alto. Por su fertilidad natural son suelos de mediana a baja fertilidad.
- Suelos de la unidad MLApa. Los suelos de esta unidad de mapeo,
taxonómicamente se clasifican en el orden Alfisols, suborden Udalfs, gran
grupo Hapludalfs y subgrupo Ultic Hapludalfs. Están ubicados en laderas de
montaña muy empinadas, con severa erosión, en zonas chaqueadas en
descanso, presentan materiales parentales de pizarras coluvio aluviales.
Textura franco gravoso a franco arcilloso gravoso, baja retención de
humedad, infiltración de moderada a lenta, consistencia friable; reacción

161
medianamente ácida, baja CIC, bajo contenido de materia orgánica. Por su
fertilidad natural se califican como suelos de mediana a baja fertilidad.

Cuadro 4: CORRELACIÓN DE UNIDADES TAXONÓMICAS DE SUELOS

SUB GRAN SUB UNIDAD


ORDEN FAMILIA SERIE
ORDEN GRUPO GRUPO DE MAPEO

TYPIC UDOR- Textura


Pichu 2 MLMpa
THENTS media
UDOR-
ORTHENTS
THENTS ANDEPTIC
ENTISOLS Textura
UDOR- Mokori 1 MPDe
liviana
THENTS

UDALFIC Textura
ARENTS ARENTS Pihuaya 2 MLMpm-a
ARENTS liviana

EUTROCH- DYSTRIC EU- Textura Yanacachi


INCEPTISSOLSS OCHREPTS MLMpm
REPTS TROCHREPTS media 2

Textura
HAPLU- ULTIC HA- Hilumaya
moderad. MLApa
DALFS PLUDALFS 3
pesada
ALFISOLS UDALFS
Textura
TROPU- OXIC TRO- Villa
moderad. MLApm
DALFS PUDALFS Aspiazu 3
pesada

La FAMILIA se clasifica de acuerdo a su granulometria en: textura liviana, textura media y textura
moderada a pesada.
La SERIE se clasifica tomando en cuenta el origen o génesis del suelo en:
PICHU 2 Suelos de origen coluvio-aluvial sub-reciente
YANACACHI 2 Suelos de origen coluvio-aluvial sub-reciente
MOKORI 1 Suelo de origen coluvio-aluvial reciente
PIHUAYA 2 Suelos de origen coluvio-aluvial sub-reciente
HILUMAYA 3 Suelos de origen coluvio-aluvial antiguos
VIILA ASPIAZU 3 Suelos de origen coluvio-aluvial antiguo

162
• Clasificación de tierras por su capacidad de uso. Mediante la clasificación de
tierras por su capacidad de uso (USDA), en el área de estudio se ha identifi-
cado una proporción menor de tierras arables aptas para agricultura de es-
carda y cultivos que se adaptan a las condiciones del suelo y el clima,
pertenecientes a las Clases III y IV. Una gran superficie corresponde a tierras
no arables, correspondientes a las Clases V, VI y VII no aptas para cultivos en
limpio, excepto para cultivos especiales, están ubicadas en laderas de mon-
tañas con pendientes muy empinadas. Las tierras de la Clase VIII no tienen
utilidad económica deben ser declaradas zonas de reserva o de protección.

Cuadro 5: CLASIFICACIÓN DE TIERRAS POR SU CAPACIDAD DE USO

CATEGO- SUPERFICIE SUB SUPERFICIE UNIDADES


CLASE % %
RIAS Hectáreas CLASE Hectáreas DE MAPEO
TIERRAS III 453,75 2,86 IIIs 453,75 2,86 MLMpm
APTAS PARA 886,88 5,59 IVse 770,00 4,85 MLMpa
IV
CULTIVO 632,53 4,0 IVsed 116,88 0,74 MLApm
TIERRAS Vse 268,13 1,70 MPDe
APTAS V 632,53 4,0 Vsd 137,50 0,87 MLMpm-a
SÓLO PARA Vsed 226,90 1,43 MLApa
CULTIVOS VI 1.220,10 7,70 -- 1.220,10 7,70 QArec
ESPECIALES VII 9.250,00 58,30 -- 9.250,00 58,30 MPEi
SIN USO VIII 3.423,00 21,60 -- 3.423,00 21,60 MPEir
TOTAL 15.866,26 100,00 15.866,26 100,00

De acuerdo al USDA, los suelos de las Clases VI y VII no son aptos para cul-
tivos, sin embargo las quillas y taqanas precolombinas, que se esparcen en
grandes extensiones de la zona, corresponden a estas clases de tierras; las
limitaciones relacionadas con las fuertes pendientes y que se constituye en
el factor limitante del sistema convencional, fueron solucionadas por nues-
tras culturas precolombinas mediante la modificación y adecuación del pai-
saje con el terraceo intensivo, que les permitió usar productivamente laderas
con pendientes mayores a 45º, controlando la erosión hídrica y los frecuen-
tes deslizamientos de las tierras de alta montaña.
163
e) Hidrografía: Los rasgos principales de la hidrografía de la región están vi-
sualizados por los ríos del sistema hidrográfico andino-amazónico, que nacen en
la cordillera y abren su paso a través de inmensas formaciones geológicas, for-
mando tres ríos importantes, el río Unduavi, río Coroico y el río Tamampaya,
afluentes del río Beni, que a su vez desemboca en el río Amazonas. Los ríos Un-
duavi y Takesi, nacen en los nevados y glaciares de la cordillera y en su recorrido
van recibiendo numerosos afluentes, se unen a la altura de Puente Villa y con-
forman el río Tamampaya.

f) Vegetación: En el área de estudio, se reconocen tres fajas altitudinales, la


Ceja de montaña situada entre los 4.500 y 3.000 msnm, en esta zona las nubes
se acumulan casi diariamente y se producen lloviznas persistentes, presenta un
bosque muy denso compuesta por especies vegetales siempre verdes, como
Wenmannia microphylla (pucu huaycha), Myrica pubecens (laurel de cera) y Po-
docarpus spp. (pino del monte). También un elevado porcentaje de epifitas es-
pecialmente de musgos, y diferentes tipos de bambú tales como la Chusquea
spp. Yungas medio comprendida entre los 3.000 y los 2.000 msnm con un bos-
que húmedo, una rica flora de árboles, arbustos y helechos arbóreos, cubiertos
con musgos, briófitas y plantas epifitas vasculares, principalmente helechos, or-
quídeas o bromeliáceas. Se observa la presencia de maleza Melinis minutiflora
llamada “pasto gordura” que introducida como pasto en poco tiempo degeneró
en maleza, actualmente invade grandes extensiones de quillas y wachus ani-
quilando a las plantaciones de cocales, por su enorme capacidad de competen-
cia. Yungas verdadero se halla entre los 1.700 y los 1.000 msnm, con un clima
cálido que en algunos lugares se vuelve tan seco como en las zonas más altas del
Altiplano; se caracteriza por presentar un marcado incremento en la diversidad
de plantas vasculares.

164
Cuadro 6: VEGETACIÓN PREDOMINANTE EN LOS YUNGAS

NOMBRE CIENTÍFICO FAMILIA NOMBRE COMÚN


Sinchona amygdalifolia Rubiaceae Quina quina
Ficus bopiana Moraceae Corcho
Cecropia spp Moraceae Ambaibo
Aniba coto Lauraceae Coto
Guarea membra Coranthaceae Guapi upa
Alnus jorullensis Anacardiaceae Aliso
Sambucus spp Loranthaceae Sauco
Gaiadendron spp Halorhagidaceae Quirusilla
Gunneras spp Poaceae Kuri
Podocarpus utiliar Podocarpaceae Pino de monte
Weinmannia fagaroides Cunoniaceae Duraznillo
Oreopanax spp Aranaceae Pumamaqui
Aulomoyrcia leucadendron Myrtaceae Sahuinto
Pouroma uvifera Moraceae Uva de monte
Melinis minutiflora Graminaceae Pasto gordura

g) Fauna: En general, la fauna se encuentra muy empobrecida y alterada por la


intervención del hombre, la región de los Yungas es considerada como una
zona de transición entre la zona andina y la zona tropical, con la presencia de
un hábitat diverso para la fauna, por lo que también existe una variedad de
animales, como el oso de anteojos o jucumari (Tremaretos ornatus), primates
(Cebus albifrons y Cebus apella), armadillo (Euphractus spp), el oso
hormiguero (Tamandua tetradactyla), el lobito de río (Lutra longicaudis) y el
guazu (Manzana). Entre los mamíferos pequeños se encuentran Sylvilagus
brasilensis, el tapiti y algunas especies de roedores de los géneros Oryzomys
y Neacomys. Existe una gran abundancia de murciélagos de los géneros
Artibeus, Myotis Tadarida y Molosuss. Es también frecuente la comadreja o
carachupa (Didelphys marsupiales). En cuanto a las aves, la zona se
caracteriza por la presencia de una multitud de loros, parabas y cotorras, la
pava pintada (Penélope jacquacu), el tucán (Ramphastus toco) y el gallito
165
de las rocas (Rupicola peruviana). Reptiles mayormente de la familia Boidae,
Colubridae e Iguanidae. Varias de estas especies necesitan de acciones de
protección urgentes frente a la caza indiscriminada.

9.1.5. Características económico-productivas y sociales

La zona dominada por una geografía de montañas con fuertes pendientes,


sólo es apta para la agricultura en aquellas laderas de montañas ligeramente
onduladas y con suelos de poca gradiente, mediante la construcción de terra-
zas agrícolas. Ancestralmente los Yungas formaban parte de la lógica andino
amazónica del “Acceso vertical a los pisos ecológicos”.

a) Tenencia de la tierra: La distribución de los predios por tamaño de explo-


tación fluctúa entre 0.25 a 10 hectáreas, con un promedio de 2.7 hectáreas, ten-
diendo a equilibrarse con los predios de 2.25 a 4 hectáreas, un buen porcentaje
de predios tiene de 5 a 10 hectáreas. Esta distribución responde a los linea-
mientos de la Reforma Agraria de 1953, sólo excepcionalmente, donde las ha-
ciendas contaban con grandes extensiones, se dotó a los ex colonos con 10
hectáreas de tierra, la mayoría recibió 5 hectáreas, pero por las condiciones de
la zona esta dotación es considerada alta, en los hechos, esto es relativo, por-
que gran parte del terreno está en laderas con fuertes pendientes, que dificul-
tan las actividades agrícolas y pecuarias.

b) Sistemas de producción agrícola: Las corrientes migratorias impulsaron el


incremento de la producción de coca y maíz aunque este último en menor es-
cala. En cultivos perennes tiene especial importancia la producción de café y cí-
tricos, la producción de variedades mejoradas de plátano y, de modo natural, la
producción de níspero cuyo desarrollo es permanente. De acuerdo a las en-
cuestas realizadas, las comunidades del área de estudio tienen el 65% de sus
tierras en descanso, el 35% de sus tierras están cultivadas. Del área cultivada el
60% está ocupada por plantas permanentes principalmente cítricos, coca, café
y otros frutales, 20% con maíz choclo y el restante 20% con cultivos de raca-
166
cha, walusa, flores y hortalizas. El volumen de producción alcanza las 18.500
docenas de azucenas y lirio, 900 cestos de coca, 200 quintales de café, 1.000
quintales de maíz, racacha 2.000 quintales, walusa 1.300 quintales, cítricos
1.500.000 unidades, plátanos 600 cabezas, paltos 2.000 unidades. Del total de
la producción entre 30 a 40% se pierde por falta de infraestructura caminera,
falta de puentes y caminos vecinales, costos elevados de transporte, falta de ac-
ceso a los mercados, factores climáticos y problemas de sanidad vegetal.

c) Estado actual de las bases productivas: Los pobladores de las comunida-


des de la Tercera Sección Yanacachi, en su mayor parte, no practican medidas efi-
cientes de conservación de suelos, por desconocimiento de las técnicas de
conservación, problemas de tenencia de tierra, ausencia de servicio de capaci-
tación y asistencia técnica, falta de infraestructura y servicios básicos y precios
de mercado que no compensan la inversión en semillas y mano de obra. Sus
métodos tradicionales, se basan en la agricultura migratoria de “chaqueo”, pre-
sionados por la rápida pérdida de la fertilidad de los suelos, lo que ha determi-
nado que en algunos sectores se haya destruido el 70% de la cobertura vegetal
natural. La excepción la constituyen esfuerzos aislados, de algunos comunarios
que por su origen altiplánico, realizan prácticas conservacionistas mediante la
reconstrucción y construcción de terrazas agrícolas, taqanas y quillas. El estado
de situación de las bases productivas por comunidad es el siguiente:
• Comunidad Hierbani (Anexo comunidad Chaco). Presenta suelos ubicados
en laderas extremadamente empinadas y completamente chaqueados, afec-
tados por una severa erosión, sin posibilidades de una ampliación de su fron-
tera agrícola. Los agricultores de la zona se dedican mayormente al cultivo de
flores como lirios o manzonia, agapanto, clavel, nardos y su producción la
destinan a los mercados de La Paz. Los cultivos alimenticios como la racacha,
maíz, rábano, son producidos en pequeña escala sólo para autoconsumo. Sus
sistemas de producción son muy susceptibles al ataque de enfermedades,
los campos de azucena están siendo diezmados por alternaria y fungosis.
• Comunidad Tres Marías (Anexo comunidad Chaco). Sus suelos están en
laderas muy empinadas y soportan una erosión severa, la principal actividad

167
productiva es la producción de flores agapanto, nardo, lirio y azucena. Su
cultivo es en surcos a nivel, con una producción continua durante 4 a 5 años,
después de ese período de agotamiento de la fertilidad de los suelos, las
parcelas son dejadas en descanso entre 8 a 10 años, pero aún con este
descanso no se logra recuperar su fertilidad natural. La presión del mercado,
provoca un agotamiento de las áreas cultivables, y un avance hacia las partes
superiores de mayor pendiente.
• Comunidad Chaco. Es una de las pocas comunidades, donde es evidente la
práctica de medidas de conservación de suelos, con el cultivo en terrazas o ta-
qanas, lo cual repercute en una mayor y mejor producción, con la consiguiente
disminución de las pérdidas por erosión. Su aptitud productiva está relacio-
nada con la producción de flores, racacha, durazno, walusa, yuca, amenaza-
dos por el ataque de plagas y enfermedades propias de la zona sub-tropical.
• Comunidad Pichu. Esta comunidad presenta una extensa área de chaqueo,
con la producción de racacha, maíz, zapallo, hortalizas y flores, también fru-
tales como paltos, cítricos y café; el área cultivada con flores principalmente
lirios, se incrementa con los años alcanzando de 60 a 80 hectáreas “…por-
que el maíz en estos terrenos cansados ya no da buen rendimiento…” (co-
munario Martín Mamani). La memoria colectiva de los pobladores registra
que hasta el año 1952, había una buena producción de claveles y de rosas,
pero una enfermedad hizo desaparecer estas flores, posteriormente se fo-
mentó el cultivo de lirios y nardos con buenos resultado, pero la presencia de
enfermedades hace temer que la catástrofe anterior se repita. Se observa
prácticas de descanso, adaptadas del sistema aynuqa, en razón de que mu-
chos comunarios de la zona, son de origen aymara, cultivan sus parcelas de
3 a 4 años, periodo en el cual es notoria la baja en los rendimiento, por lo que
se deja en descanso hasta por 10 años.
• Comunidad La Florida. Es una comunidad productora de cítricos, con plan-
taciones carentes de manejo técnico, con severos daños causados por el ata-
que de enfermedades, presencia de líquenes y musgos, densidad muy alta
de plantas en un mismo campo, ausencia de podas y los suelos presentan
una gran pérdida de la capa superficial.

168
• Yanacachi: Sus suelos están sometidos a una fuerte erosión, y a una densa
presencia de la maleza Melinis minutiflora (pasto gordura), con extensas
áreas de frutales afectados por plagas y enfermedades, bajos rendimientos
y con el agotamiento de la fertilidad de los suelos por la sobre explotación
agrícola. Sólo los campesinos de mayor edad de origen aymara, practican
cultivos en taqanas y quillas.
• Comunidad Chaguara. Esta zona se caracterizaba por la producción de coca,
muy apreciada por su calidad y consistencia, actualmente las áreas de pro-
ducción han disminuido, así como los niveles de producción, las superficies
cultivables soportan severos daños, por erosión y destrucción de grandes
áreas de quillas, por la presencia del pasto gordura.
• Comunidad Quisno. Es una de las comunidades más afectadas por la ero-
sión y la destrucción y abandono de extensas áreas de quillas y taqanas. La
zona era productora de coca con el trabajo continuo de más de 30 familias,
pero en la actualidad se ha sufrido un éxodo, la mayoría de las familias, se
trasladaron a La Paz y Caranavi, empujados por la baja producción de sus tie-
rras, la represión al cultivo de coca, la falta de vías de comunicación y por la
pérdida de las fuentes de agua que se secaron como consecuencia del in-
tenso chaqueo y del sismo ocurrido hace 40 años.
• Comunidad Mokori: El problema que afecta a la comunidad es la ocurrencia
de deslizamientos y hundimientos de las montañas circundantes, y que
requieren contrarrestarse con urgentes medidas de estabilización de taludes.
Estos fenómenos tendrían su origen en los movimientos sísmicos, y aunque
no existen registros oficiales, los efectos quedaron en la memoria colectiva
de los pobladores. Refieren que hace 40 años hubo un temblor muy fuerte y
otro en el año 1983 con las mismas características que el primero, que
hicieron caer parte de la montaña al río Huacani, causando la destrucción
de extensas áreas de quillas y taqanas, todavía se sienten temblores todos
los años. Se teme que el hundimiento de la montaña en la parte frontal del
río Huacani, sea mayor y genere un represamiento de las aguas de este río y
del Takesi, el embalse natural podría poner en peligro a toda la comunidad
de la parte baja o de pie de monte. Otro problema es la erosión hídrica y el

169
intenso chaqueo, los propios comunarios plantean sus soluciones, tales como
construcción de zanjas de desviación y drenaje en la parte superior de las
laderas afectadas, recuperación de la vegetación natural, utilizando plantas
de alta densidad radicular y raíces pivotantes, protección de riberas y el
desvío de las aguas del río Huacani, para que no siga socavando la base del
cerro.
• Comunidad Pihuaya: Soporta una alta erosión, agravada por la características
de sus suelos superficiales y pedregosos. Sus campos de producción de frutas
y cultivos anuales soportan problemas de sanidad animal y daños por aves
silvestres. Sus áreas chaqueadas no tienen posibilidades de recuperación.
• Comunidad Tuymu: Sus suelos están ubicados en zonas de fuertes pendien-
tes, muchos cultivos perennes están abandonados e infestados de plagas y
enfermedades; las estructura conservacionistas que antes caracterizaron a la
comunidad, están en proceso de destrucción por falta de mantenimiento, lim-
pieza y reparación. Presentan cultivos aislados de nogal, cítricos, café en un
estado deplorable de manejo, sin podas y sin práctica de control sanitario.
• Comunidad Hilumaya. Es una zona con problema de erosión y baja fertilidad
de los suelos, se produce cultivos anuales de maíz, maní, racacha, walusa,
locoto. Esta producción sólo es de subsistencia, no existiendo incentivo para
la producción en escala comercial. El rendimiento de café es de una
libra/planta equivalentes a 15 quintales/hectárea, coca 300 libras/cato (1
cato=1/4 hectárea) o 6 taquias/cato con tres cosechas por año. Un problema
que aqueja a esta y otras zonas es la invasión del pasto gordura, (Melinis
minutiflora) que es considerada como una amenaza para la producción
agrícola. “…Cuando era chico no había este pasto gordura, un sanitario de
Machacamarca me ha contado que el padre Florencio de Chulumani, es el
que ha traído este pasto de otro país para el alimento del ganado, ahora se
ha vuelto una maleza difícil de erradicar, su semilla se desparrama como
polvo por el viento, y hace perder la coca… el deshierbe no lo afecta…”
(comunario Cándido Tarqui).
• Comunidad Santa Rosa. Es una zona con sobreexplotación agrícola, con un
chaqueo intenso y sin posibilidades de extender su frontera agrícola. Los

170
cultivos actuales soportan falta de cuidados culturales y no se realiza
prácticas eficientes de rotación o asociación de cultivos.
• Comunidad Machacamarca. Es una comunidad con serios problemas de ero-
sión y baja fertilidad de suelos, sus campos están invadidos de pasto gor-
dura; no se realiza prácticas de sanidad vegetal, lo que repercute en la merma
paulatina de los rendimientos. Sus cultivos principales son mandarina, na-
ranja, plátano, walusa, maíz y café.
• Comunidad Villa Aspiazu: Además del problema de la erosión de los suelos,
se presentan problemas de tenencia de tierra, en la comunidad están regis-
tradas 21 familias, pero la mayoría de los pobladores vive en la ciudad de La
Paz, y retorna por una sola vez al año en las festividades y de vacaciones; los
comunarios activos y presentes en la zona solo disponen de 2 a 3 catos para
cultivar, los mayores propietarios son los residentes que están asentados en
La Paz, los mismos que no quieren alquilar sus tierras abandonadas. Los cul-
tivos que se practican en el lugar son maíz, racacha, walusa y coca. En su
anexo de Ticuniri existe una mejor producción de coca y de cítricos.
• Comunidad Suiqui Milamilani: Es una zona que produce coca como cultivo
principal, flores nardo y azucena, frutales naranja, mandarina, lima, hortali-
zas repollo, rábano, nabo. En razón del rápido agotamiento de los suelos y los
bajos rendimientos agrícolas, año a año se incrementa las áreas cultivadas
con la coca.

9.1.6. Formas de organización territorial

La Tercera Sección de Sud Yungas se divide en dos cantones, Aspiazu


conformado por ocho comunidades y el Cantón Yanacachi que agrupa a quince
comunidades, cada una de las cuales cuenta con sus respectivas organizaciones
sindicales. Los sindicatos campesinos están conformados por centrales y
subcentrales, con una estructura, organización y funciones que data de 1953, y
que, en algunos casos, sustituye a las organizaciones tradicionales de los a.yllus,
de origen ancestral. En Sud Yungas tiene plena vigencia el sindicato desde que
no existen organizaciones ancestrales. La organización sindical se articula desde
171
los niveles comunales, cantonales, provinciales y departamentales, para
finalmente integrar la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
de Bolivia con sede en La Paz.

9.2. Inventario de taqanas y quillas precolombinas de Yanacachi

El mapeo realizado mediante fotointerpretación del área de estudio y el pos-


terior trabajo de comprobación de campo, permitió la inventariación de 4.378
hectáreas cubiertas con terrazas de diversos tipos, de esta superficie total 714.5
hectáreas corresponden a taqanas y 3.663,5 hectáreas a quillas precolombinas,
entre aquellas que están en uso y abandonadas o en descanso. En el cuadro 7,
gráfico 15 y en el mapa 7 se presenta y caracteriza las áreas cubiertas con taqa-
nas y quillas.

De la superficie total de terrazas inventariadas, están en uso sólo el 15,8%


entre taqanas y quillas, correspondiendo a las taqanas el 12,7%, equivalente a
559.5 hectáreas y el restante 3,1% corresponde a las quillas, lo que representa
133.5 hectáreas. La mayor superficie de quillas corresponde a las estructuras
abandonadas, representando el 80,6%, equivalente a 3.530 hectáreas; en esta
inventariación no se tomó en cuenta aquellas áreas de difícil acceso, por lo que
no se realizó comprobación de campo, siendo posible una pequeña variación de
la cuantificación consignada.

Se evidenció una gran heterogeneidad del estado de conservación de las ta-


qanas y quillas, presentándose estructuras con diferentes grados de aprovecha-
miento y conservación, desde aquellas en uso, hasta las taqanas y quillas en
descanso o abandonadas, las primeras en buen estado o con algún deterioro, y
las segundas mostrando diverso grado de deterioro por el estado de abandono
desde un estado semiruinoso a ruinoso, hasta aquellas quillas abandonadas casi
intactas, en buen estado de conservación.

172
Mapa 7: Inventario de Terrazas Precolombinas en Yanacachi
Tercera Sección Provincia Sud Yungas

173
Cuadro 7: Inventario de taqanas y quillas de Yanacachi
SUPERFICIE DE TAQANAS Has SUPERFICIE DE QUILLAS Has TOTAL
Nº COMUNIDAD Descanso o Descanso o TAQANAS
En uso Total En uso Total Y QUILLAS
abandonad. abandonad.
1 Hierbani 3 3 3
2 Tres Marías 3 3 3
3 Chaco 30 30 30
4 Pichu 15 30 45 45
5 Florida 110 110 10 10 120
6 Yanacachi 230 80 310 30 10 40 350
7 Chaguara 4 15 19 6 35 41 60
8 Quisno 2,5 2,5 0,5 3000 300,5 3003
9 Mokori 17 17 20 70 90 107

174
10 Pihuaya 16 10 26 2 50 52 78
11 Tuymu 5 5 80 80 85
12 Hilumaya 12 12 3 50 53 65
13 Santa Rosa 2 2 8 50 58 60
14 Machacamarca 58 58 30 15 45 103
15 Villa Aspiazu 12 10 22 4 10 14 36
16 Suiqui Milamilani 40 10 50 20 160 180 230
559,5 155 714,5 133,5 3.530,0 3663,5 4.378,0
Cuadro 8: Resumen inventario taqanas y quillas en Yanacachi

SUPERFICIE TAQANAS SUPERFICIE QUILLAS

Descanso o Descanso o TOTAL


En uso Sub Total En Uso Sub Total
Abandonad Abandonad

Has % Has % Has % Has % Has % Has % Has %

559.5 12.7 155.0 3.6 714.5 16.3 133.5 3.1 3.530 80.6 3.663,5 83.7 4.378,0 100,0

Gráfico 15: Distribución se taqanas y quilllas en Yanacachi

175
Superficie
Terrazas (%)
(Has)
Taqanas uso
Quillas descanso (13%) Taqanas
559,50 13
(81%) uso

Taqanas descanso (4%) Taqanas


155,00 4
descanso
Quillas uso (3%)
Quillas
133,50 3
uso
Quillas
3530,00 81
descanso

Total 4378,00 100


9.2.1. Clasificación y caracterización convencional de una taqana precolombina

La taqana tipo, estudiada y clasificada con el Sistema de Clasificación Cul-


tural de Terrazas Agrícolas, está ubicada en la comunidad Pichu, municipio de Ya-
nacachi, en un ambiente subtropical húmedo característico de Yungas. La taqana
tiene la siguiente clasificación:

TAQ
QANA
A: A7 – B3 – C1 – D3– E1 – F1 – G1 – H4 / op, ci, fm-b

GRUPO A CLASE SUB-CLASE


A7: Taqana de uso temporal (descanso) op: Taqana precolombina
B3: Taqana rústica o de pueblo ci: Taqana intacta o buena
C1: Taqana cóncava en semi luna fm-b: Taqana con suelo de fertilidad
D3: Taqana de secano media a baja
E1: Taqana con plataforma nivelada
F1: Taqana con muro de piedra
G1:Taqana con muros a ras del suelo y
plataforma con pendiente original
H4: Terraza con superficie cultivable de
100 a 500 m2

De acuerdo a la clasificación y caracterización convencional, el suelo de la


taqana agrícola tipo, representativa de la zona de estudio, proveniente de la
comunidad Pichu, se clasifica como un Typic Udorthents (U.S. Soil Taxonomy),
con un perfil antrópico formado sobre material coluvio-aluvial de rocas
metamórficas, y establecida en una ladera de montaña, con una profundidad
efectiva mayor a un metro; presenta las siguientes características:

176
UNIDAD DE MAPEO MLMpa
Comunidad Pichu, cantón Yanacachi,
LOCALIZACIÓN
provincia Sud Yungas, La Paz
CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA Typic Udorthents
CLASIFICACIÓN TÉCNICA Apto para producción de cultivos
VEGETACIÓN O CULTIVO En estado de “challido” listo para la quema
MATERIAL PARENTAL Depósito coluvio-aluvial de pizarras
FISIOGRAFÍA Ladera de montaña
RELIEVE Plano (Terraza agrícola)
PENDIENTE 35% en la ladera, 4 a 5% en la taqana
ALTITUD 2.200 msnm
CLIMA TEMPERATURA 20.4º C
PRECIPITACIÓN 1.989 mm/año
PERMEABILIDAD Moderadamente rápido
CLASE DE DRENAJE Regular
CONDICIÓN DE HUMEDAD En capacidad de campo
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Rápido, grado 3
PROFUNDIDAD NAPA FREÁTICA No visible
EROSIÓN Laminar y en surcos
DISTRIBUCIÓN DE RAICES Hasta 0.80 m
SALINIDAD O ALCALINIDAD No presente, clase 1
PEDREGOSIDAD SUPERFICIAL Clase 2
Ing. M.Sc. Eduardo Chilon Camacho
DESCRITO POR
11/05/99

a) Características morfológicas

Las características morfológicas de los horizontes del perfil del suelo de la


taqana son:

• A11 (0 a 21 cm) Textura: Franco areno arcilloso gravoso; estructura: granular


a bloques angulares, grandes a medianos, débiles; consistencia en húmedo:
friable; reacción: regularmente ácido (pH: 5,94); color en seco: 10 YR 3/1,

177
color en húmedo: 2,5 YR 5/1; sin carbonatos; raíces finas, medias y gruesas
abundantes (zona de chaqueo); alto contenido de materia orgánica (6,83%);
permeabilidad moderadamente rápida; límite de horizonte abrupto.

• A12 (21 a 32 cm) Textura: Franco arenoso; estructura: bloques subangulares,


medios, débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción: fuertemente
ácido (pH: 5,49); color en seco: 7,5 YR 4/3, color en húmedo: 10 YR 2/2; au-
sencia de carbonatos; raíces abundantes finas, medias y gruesas; alto conte-
nido de materia orgánica (5,89%); permeabilidad moderadamente rápida;
límite de horizonte gradual.

• A13 (32 a 47 cm) Textura: Franco; estructura: bloques subangulares, finos,


débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción: fuertemente ácido (pH:
4,95); color en seco: 7,5 YR 4/4, color en húmedo: 10 YR 3/3; sin carbonatos;
presencia escasa de raíces; contenido medio de materia orgánica (2,83%);
permeabilidad moderadamente rápida; límite de horizonte difuso.

• A14 (47 a 118 cm) Textura: Franco; estructura: bloques subangulares, finos,
débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción: fuertemente ácido (pH:
5,17); color en seco: 7,5 YR 6/6, color en húmedo: 10 YR 3/6; ausencia de car-
bonatos; contenido medio de materia orgánica (2,56%); permeabilidad mo-
derada a rápida.

El análisis físico–químico del perfil del suelo de la taqana precolombina, pre-


senta una textura gruesa a media, un pH ácido con aluminio activo en los hori-
zontes inferiores, sin presencia de carbonatos en todo el perfil, contenido de
materia orgánica y nitrógeno alto en el horizonte superior, disminuyendo con la
profundidad. Presenta un contenido medio de fósforo disponible en el horizonte
superficial, el potasio disponible es bajo, un valor de CIC de medio a bajo. El
suelo se califica como de mediana a baja fertilidad.

178
9.2.2. Clasificación y caracterización convencional de una quilla precolombina

La quilla tipo, seleccionada para validar el Sistema de Clasificación Cultural


de terrazas, está ubicada en la comunidad Mokori, en la tercera sección de la
Provincia Sud Yungas, departamento de La Paz, y es una zona cuyas caracterís-
ticas agroecológicas corresponden a un clima sub–tropical húmedo de Yungas.
La quilla precolombina presenta la siguiente clasificación cultural:

QUILLA
A: A9 – B2 – C4 – D3– E1 – F1 – G2 – H1 / op, cr, fb

GRUPO A CLASE SUB-CLASE


A9: Quilla de producción de coca Op: Quilla precolombina
B2: Quilla rústica o de pueblo cr: Quilla en estado regular
C4: Quilla geométrica rectangular fb: Quilla con suelo de fertilidad media a
D3: Quilla de secano baja
E1: Quilla con plataforma nivelada
F1: Quilla con muro de piedra
G2: Quilla con muros a ras del suelo y
plataforma de cultivo nivelada
H1: Quilla con superficie de cultivo
menor a 10 m2

De acuerdo a la clasificación y caracterización convencional, el suelo de la


quilla precolombina, proveniente de la comunidad Mokori, se clasifica como un
Andeptic Udorthents (U.S. Soil Taxonomy), con un perfil antrópico estratificado
establecido en una ladera de montaña, sobre un material coluvio-aluvial de
rocas metamórficas pizarras y esquistos micáceos, con una profundidad efectiva
de 0.60 m; presenta las siguientes características:

179
UNIDAD DE MAPEO MLMpa
Comunidad Mokori, cantón Yanacachi,
LOCALIZACIÓN
provincia Sud Yungas, La Paz
CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA Andeptic Udorthents
CLASIFICACIÓN TÉCNICA Apto para producción de coca
VEGETACIÓN O CULTIVO Helechos, chume y malezas
MATERIAL PARENTAL Depósito coluvio-aluvial de pizarras
FISIOGRAFÍA Ladera de montaña
RELIEVE Ondulado (en graderío)
PENDIENTE 70% en la ladera, 3% en la quilla
ALTITUD 1.360 msnm
CLIMA TEMPERATURA 20.4º C
PRECIPITACIÓN 1.989 mm/año
PERMEABILIDAD Moderadamente rápido
CLASE DE DRENAJE Bueno
CONDICIÓN DE HUMEDAD En capacidad de campo
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Rápido, grado 3
PROFUNDIDAD NAPA FREÁTICA No visible
EROSIÓN Laminar y en surcos
DISTRIBUCIÓN DE RAICES Hasta 0.60 m
SALINIDAD O ALCALINIDAD No presente, clase 1
PEDREGOSIDAD SUPERFICIAL Clase 4
Ing. M.Sc. Eduardo Chilon Camacho
DESCRITO POR
1/05/2000

a) Características morfológicas

Las características morfológicas de los horizontes del perfil del suelo de la


quilla son:

• A11 (0 a 16 cm) Textura: Franco arenoso gravoso; estructura: bloques sub-


angulares, medianos a finos, débiles; consistencia en húmedo: friable; reac-
ción: fuertemente ácido (pH: 5,34); color en seco: 10 YR 4/3, color en

180
húmedo: 7,5 YR 3/2; sin carbonatos; raíces finas abundantes, escasas media-
nas y gruesas; modificador textural: 58,5% de grava laminar fina; contenido
medio de materia orgánica (2,72%); permeabilidad moderadamente rápida;
límite de horizonte difuso.

• A12 (16 a 39 cm) Textura: Franco arenoso gravoso; estructura: bloques sub-
angulares, medios a finos, débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción:
fuertemente ácido (pH: 4,98); color en seco: 10 YR 4/3, color en húmedo: 10
YR 2/2; ausencia de carbonatos; escasas raíces finas, medias y gruesas; mo-
dificador textural: 53,2% de gravas laminares; contenido medio de materia
orgánica (2,52%); permeabilidad moderadamente rápida; límite de horizonte
gradual.

• C (39 a 98 cm) Textura: Franco arenoso gravoso; estructura: bloques suban-


gulares, finos, sueltos a débiles; consistencia en húmedo: suelto; reacción:
fuertemente ácido (pH: 5,12); color en seco: 7,5 YR 5/4, color en húmedo: 10
YR 3/3; ausencia de carbonatos; modificador textural: 55,4% de gravas la-
minares; bajo contenido de materia orgánica (1,3%); permeabilidad mode-
radamente rápida.

El análisis físico–químico, del perfil de suelo de la quilla precolombina en es-


tudio, presenta una textura de gruesa a media, pH ácido con aluminio cambia-
ble en los horizontes inferiores, ausencia de carbonatos, contenido medio de
materia orgánica y nitrógeno en el horizonte superior, disminuyendo con la pro-
fundidad, contenido medio a bajo de fósforo y potasio, CIC bajo en todo el per-
fil. El suelo se califica como de baja fertilidad.

181
TESTIMONIOS FOTOGRÁFICOS

Wachus de cultivo de coca,


Comunidad Machacamarca.

Detalle estructural de una quilla ancestral.

Gran cantidad de quillas


abandonadas con posibilidades
de recuperación,
Comunidad Quisno.

182
Quillas abandonadas y en pro-
ceso de destrucción.

Muro de contención de terraza ancestral con requerimiento de limpieza y mantenimiento.

Terraza agrícola con modalidad


de muro sobreexpuesto en
Yungas.
183
9.2.3. Posibilidades de ampliación del área cultivable mediante la recuperación
de terrazas agrícolas

Las posibilidades de recuperación de las taqanas y quillas abandonadas, en


el municipio de Yanacachi, tercera sección de la provincia Sud Yungas,
departamento de La Paz, han sido proyectadas, en forma genérica, a partir de las
observaciones de campo.
Esta apreciación se ha realizado por comunidad en base al estado de
conservación de las terrazas, y no se ha tomado referencias sobre taqanas o
quillas o grupos de ellas en particular, ni sobre sistemas de riego ni otros detalles
específicos.
Las comunidades con mayores posibilidades de recuperación de taqanas
precolombinas son Yanacachi con 80 hectáreas y la comunidad Pichu que puede
alcanzar hasta 30 hectáreas. Las zonas donde existen posibilidades de nuevas
construcciones son la comunidad de Suiqui Milamilani con 80 hectáreas,
Hilumaya con 60 hectáreas y Chaco que podría habilitar hasta 60 hectáreas.
Sobre las posibilidades de recuperación de las quillas precolombinas
abandonadas, la comunidad de Quisno presenta un alto potencial de
rehabilitación de hasta 980 hectáreas, Tuymu y Suiqui Milamilani con 80
hectáreas en cada una de ellas; en el caso de construcción de nuevas quillas, se
estima una construcción de 5 hectáreas de quillas en la comunidad Florida.
La superficie total de taqanas y quillas con posibilidades de recuperación, es
de 1.956 hectáreas, de las cuales la superficie de taqanas recuperables es de 125
hectáreas que representa el 6,4% y las taqanas nuevas son 396 hectáreas, que
significan el 20,2%.
La superficie de quillas con posibilidades de recuperación es de 1.430
hectáreas, lo que representa el 73,1%, y la construcción de quillas nuevas sólo
alcanzaría 5 hectáreas, constituyendo el 0,3% del total de la superficie
recuperable.
Si bien las comunidades tienen serias posibilidades de recuperación de las
terrazas precolombinas abandonadas, existe una severa limitación referida al

184
escaso número de pobladores que permanecen en las comunidades y al
problema de tenencia de la tierra. Por lo que un proyecto de recuperación de
terrazas agrícolas y de conservación de suelos, tiene que considerar el diseño de
una estrategia, que permita motivar a los pobladores a asentarse en sus
comunidades y forjar su propio desarrollo. En el cuadro 9 y el gráfico 16, se
observa las hectáreas posibles de incorporar al sistema productivo, mediante la
rehabilitación y construcción de taqanas y quillas.

185
Cuadro 9: Posibilidades de ampliación de área cultivable con la rehabilitación
y construcción de terrazas agrícolas

SUPERFICIE RECUPERABLE SUPERFICIE RECUPERABLE


TOTAL
N DE TAQANAS Has DE QUILLAS Has
COMUNIDAD TAQANAS
o. Descanso o Área Taqanas Descanso o Área Quillas
Total Total Y QUILLAS
abandonad. recuperable nuevas abandonad. recuperable nuevas
1 Hierbani 3 3 3
2 Tres Marías 3 3 3
3 Chaco 60 60 60
4 Pichu 30 30 30 60 60

186
5 Florida 10 10 5 5 15
6 Yanacachi 80 50 40 90 10 10 10 100
7 Chaguara 15 15 10 25 35 35 35 60
8 Quisno 30 30 3.000 980 980 1010
9 Mokori 10 10 70 70 70 80
10 Pihuaya 10 10 5 15 50 50 50 65
11 Tuymu 5 5 80 80 80 85
12 Hilumaya 60 60 50 50 50 110
13 Santa Rosa 10 10 50 50 50 60
14 Machacamarca 10 10 15 15 15 25
15 Villa Aspiazu 10 10 30 40 10 10 10 50
16 Suiqui Milamilani 10 10 80 90 160 80 80 170
155 125 396 521 3.530 1.430 5 1.435 1.956,0
Cuadro 10: Resumen ampliación area cultivable con la rehabilitación de taqanas y quillas

SUPERFICIE RECUPERABLE TAQANAS SUPERFICIE RECUPERABLE QUILLAS

TAQANAS TAQANAS QUILLAS QUILLAS TOTAL


SUB TOTAL SUB TOTAL
PRECOLOMB NUEVAS PRECOLOMB NUEVAS

Has % Has % Has % Has % Has % Has % Has %

125 6.4 396 20.2 521 26.6 1.430 73.1 5 0.3 1.435 73.4 1.956 100,0

Gráfico 16: Ampliación de áreas de cultivo con la rehabilitación de taaqanaas y quiillas

187
9.2.4 Manejo actual de las terrazas agrícolas

La tercera región de la provincia Sud Yungas, está constituida básicamente


por un territorio de laderas ubicadas en montañas empinadas. La conservación
de los suelos y el uso apropiado y óptimo de las tierras de laderas constituyen
la base para el desarrollo de esta región. En contraste al estado actual, los po-
bladores de estas zonas en épocas precolombinas, desarrollaron tecnología al-
tamente conservacionistas del suelo y del agua, tal como lo demuestran los
gigantescos restos de taqanas y quillas. Los bosques actuales son solamente los
últimos vestigios de aquellos que anteriormente cubrían grandes extensiones
de cerros con laderas empinadas, otorgando una protección inmejorable al
suelo, contrastando con la situación actual de grandes áreas chaqueadas y sin
cobertura vegetal. Toda evidencia demuestra que en la época precolombina, el
hombre andino-amazónico y en este caso el hombre yungueño, accedió de
modo integral y óptimo a los recursos naturales, minimizando los riesgos de los
fenómenos naturales, por lo que se puede decir que fue un geotécnico experto.
El manejo de las terrazas agrícolas por comunidad es la siguiente:

• Comunidad Hierbani (anexo comunidad Chaco): Los comunarios de Hierbani,


manifiestan que para el cultivo de flores hacen taqanas “…porque los suelos
son muy pendientes, del suelo sacamos piedras y hacemos cimiento y
muramos con piedras, sembramos el nardo, azucena, queda suavito el
terreno; eso detiene el suelo que es arrastrado por las lluvias…” (comunario
Teófilo Choque). El mismo informante se queja, porque las taqanas no
producen como el suelo chaqueado; de su explicación sobre la forma cómo
construyen la terraza, se determina la causa “…movemos y sacamos todas
la piedras, la tierra de encima que tienen su abono lo mezclamos y colocamos
abajo, dentro de la taqana… seguro sacamos la sustancia que tenía la
piedra…”. En este caso el problema es técnico, porque al invertir y colocar la
capa superficial y fértil del suelo en el fondo o cimiento de la taqana y sacar
a la superficie el subsuelo de muy poca fertilidad, los rendimientos son bajos.
Este hecho demuestra que falta orientación y asistencia técnica para

188
construir taqanas, no sólo como estructuras anti-erosión, sino también que
garanticen la conservación de la fertilidad y propiedades físicas del suelo.
• Comunidad Tres Marías (anexo comunidad Chaco): Las flores son cultivadas
en taqanas, según los productores para contrarrestar el efecto de las fuertes
pendientes. Los cultivos son realizados en surcos en curvas de nivel, lo que
es importante como práctica de conservación de los suelos. Los comunarios
no se convencen de las ventajas de las taqanas, además se fijan mucho en el
esfuerzo y requerimiento de mano de obra para su construcción.
• Comunidad Chaco: Es la comunidad donde mejor se practica la reconstruc-
ción y construcción de taqanas, guiados por un productor Santiago Velarde
con muchos conocimientos de está tecnología y que tiene sus parcelas lle-
nas de terrazas estables y bien construidas. En su comunidad es llamado Ka-
manaka (maestro), informa que llegó a la zona en 1942 procedente del
Altiplano y que a la fecha ha construido cerca de 10 hectáreas de taqanas en
su propia dotación de tierra; critica a sus compañeros que hablan mal de las
terrazas agrícolas “…Son flojos, no hacen cavada para el cimiento por eso sus
taqanas se caen rápido…”, sus taqanas son recientes, pero fueron construi-
das en base a los modelos precolombinos. Los comunarios diferencian las
taqanas tiwanakotas de las actuales, porque las taqanas precolombinas pre-
sentan sus muros estables, conformados por bloques rocosos de gran ta-
maño, bien amarrados y cruzados, a veces con muros perfectamente tallados
y ornamentales, caso las terrazas presentes en la ruta del Takesi; en cambio
las terrazas recientes y la de la época de los abuelos, son de piedras peque-
ñas principalmente de fragmentos de pizarras, de poca estabilidad. Los pro-
ductores practican un sistema de rotación azucena-maíz-nabo en las
terrazas, sin tomar en cuenta a las leguminosas o la aplicación de materia or-
gánica. Otro ejemplo de rotación es utilizar las taqanas con tres años de nar-
dos y 5 años de descanso. Una taqana tipo de esta comunidad presenta las
siguientes características: largo 10 m, ancho 5 m, altura de muro 1.50 m,
ancho de muro 0.70 m, inclinación del muro 20%, tipo de piedra lajas de pi-
zarra. Se requiere un trabajo aproximado de 10 jornales, que aumenta o dis-
minuye en función de la existencia de material para hacer el muro. La

189
construcción incluye un cimiento de 50 cm de profundidad, que se construye
con piedras grandes y planas, luego se levanta el muro, la nivelación de la pla-
taforma de cultivos se realiza paralelamente con la construcción del muro.
En el trabajo participa toda la familia campesina, las mujeres ayudan a re-
colectar las piedras, los hombres cavan el cimiento y construyen el muro, y
las mujeres y los niños van nivelando y rellenando las terrazas con cascajo,
grava y tierra. Los comunarios refieren que la construcción de taqanas debe
realizarse con piedras “machos” que son de color blanco, sólidas y duras (roca
metamórfica tipo gneis), porque las piedras “hembras” (fragmentos de pi-
zarras) no sirven para hacer taqanas por su corta duración.
• Comunidad Pichu: Es una comunidad que presenta una experiencia reciente
en la construcción de taqanas. La falta de orientación técnica ocasiona des-
ánimo en algunos comunarios porque, al no estabilizar bien el muro de con-
tención y no realizar un cimiento apropiado, la vida útil de la estructura es
muy corta. Algunos comunarios de la zona, con la metodología de prueba y
error, están demostrando que haciendo un buen cimiento, sobre el cual se
construye el muro, utilizando piedras “macho”, la taqana es bastante esta-
ble y duradera. Sobre el origen de las taqanas, hacen una diferenciación entre
terrazas antiguas de origen precolombino y las actuales. Manifiestan que los
tiwanacotas y los incas hacían sus terrazas con piedras muy grandes, ama-
rradas entre sí y por eso duraban muchos años, en cambio las actuales son
muy simples y de poca duración, por la falta de piedra apropiada. Una ta-
qana tipo de la comunidad Pichu, presenta un largo de 5 m, ancho de muro
0.60 m, altura de muro 1.20 m, tipo de piedra: fragmentos de pizarras, talud
del muro vertical, ancho de la plataforma de cultivo 5 m. En su construcción,
si la piedra está disponible, la terraza requiere 5 jornales, la recolección de
piedra requiere de 3 a 4 jornales adicionales. Por su cercanía a la comunidad
Chaco, es posible mejorar la capacidad técnica, con un intercambio hori-
zontal de productor a productor. Como una innovación se ha observado una
modalidad de taqana, con una especie de senda de paso a bajo relieve al
borde del muro de contención, que además funciona como canal de eva-
cuación de los excedentes de agua.

190
• Comunidad La Florida: Las taqanas existentes se cultivan intensivamente por
5 a 7 años y luego se dejan en descanso o q’allpa durante 5 a 6 años, durante
el cual se cultiva en otras parcelas, retornando después del descanso, pero
según los propios comunarios, los rendimientos son más bajos en este se-
gundo período, en comparación al primero; esto se explica porque el suelo no
logra recuperar su fertilidad natural. Sobre la presión social al uso de la tie-
rra, se testimonia: “…Cuando terminemos de cultivar las 400 hectáreas que
tenemos en conjunto, nos iremos a otras tierras que tenemos en el lugar co-
lindante con Sirupaya… son alrededor de 30 hectáreas que son para los
hijos… también tenemos en Monte Redondo unas 20 a 30 hectáreas que son
del Estado y es como si nos perteneciera a toda la comunidad… es la única
solución que tenemos para nuestros hijos…” (comunario Martín Mamani).
• Comunidad Yanacachi: Presenta taqanas y quillas en su mayor parte en des-
canso o abandonadas, estas infraestructuras son semejantes a las de la co-
munidad La Florida, tanto en su forma y características, como en su uso y
cultivo.
• Comunidad Chaguara: En esta comunidad se construyen wachus con la mo-
dalidad de cavada, que se diferencian de las quillas precolombinas por su
forma de zanjas, empezándose a cavar con la picota, para luego amontonar
las piedras, que son utilizadas como material para construir las pircas pe-
queñas. Respecto a los requerimientos de jornales para su construcción, en
lugares pedregosos se puede construir hasta cuatro wachus/día/hombre, en
lugares donde no hay material rocoso se construyen 3 wachus/día/hombre.
En esta comunidad se ha observado con gran preocupación el derrumbe y
abandono de quillas y taqanas, muchas de las cuales presentan posibilidades
de recuperación.
• Comunidad Quisno: Es una de las comunidades que presenta la mayor ex-
tensión de quillas y taqanas abandonadas, con posibilidades físicas de recu-
peración; pero la limitante radica en la ausencia de población, como
resultado de la migración. Respecto al origen y diferencias entre taqanas pre-
colombinas y recientes el siguiente testimonio se constituye en una signifi-
cativa respuesta: “…los abuelos contaban que los incas jefes hacían construir

191
quillas arreando y azotando a las piedras…así debió ser porque existen qui-
llas en zonas muy pendientes, muy peligrosas para trabajar…” (comunario
Pascual Choque). El Secretario General del sindicato agrario por su parte sos-
tiene que las quillas abandonadas de la época de los patrones fueron cons-
truidas por los pongos esclavos de las haciendas, porque no se encuentra
otra explicación para la construcción de quillas en semejante extensión de
tierra.
• Comunidad Pihuaya: En esta comunidad, diferencian a las quillas y taqanas
por su tamaño y uso, llamando taqanas a las terrazas amplias dedicadas a
cultivos perennes y anuales, con las siguientes características: altura de muro
1 m, ancho de muro 0.60 m, tipo de piedras fragmentos de pizarras, talud
25% de inclinación, ancho de plataforma 4 m, longitud de terrazas 30 m. El
muro no sólo tiene la función de contener el suelo y evitar la erosión sino que
también sirve como lindero y cerco para evitar el daño de los animales; se uti-
lizan para cultivar frutales, plátanos, maíz, cítricos y café. Las quillas son te-
rracitas pequeñas, mayormente utilizadas para el cultivo de coca, presentan
un ancho de plataforma de 0.40 m y una altura de muro de 0.50 m.
• Comunidad Hilumaya: Construyen y rehabilitan quillas que son utilizadas
para el cultivo de coca, también siembran en wachus que son similares a la
cavada. Estos wachus son de origen reciente, de la época de los patrones,
pero tuvieron como modelo a las quillas y taqanas precolombinas, que se
encuentran muy distantes en la cresta de los cerros “…los Incas se metían
por todo los sitios…habían sido buenos trabajadores…de ellos hemos apren-
dido a construir terrazas y quillas…”. (comunario Emerson Mamani). Para
los comunarios de Hilumaya, las taqanas son terrazas grandes, con un muro
de piedra cuya altura depende de la pendiente; las quillas son terracitas an-
gostas y sólo sirven para la coca. Su técnica de construcción de taqanas es
similar a otras comunidades, inicialmente sacan un surco y remueven la tie-
rra para extraer y seleccionar las piedras largas que servirán para el muro,
como unión entre piedras se utiliza tierra fresca; se continúa con el volteo de
la tierra superficial enterrándola al fondo y sacando el suelo profundo a la su-
perficie, luego realizan la nivelación de la taqana. Desde el punto de vista

192
técnico, esta última operación indica falta de conocimientos y experiencia
para construir la taqana, porque al colocar la tierra superficial en el fondo, se
pierde la tierra fértil y sus respectivos nutrientes. Una taqana tipo de la co-
munidad de Hilumaya, presenta las siguientes características: largo 10 m,
ancho 5 m, altura de muro 1.50 m, requerimiento de 10 jornales/taqana. Un
concepto campesino interesante sobre la terraza como tecnología de con-
servación es el siguiente: “…La diferencia entre taqana y sólo pendiente está
en que no se arrastra la tierra…el abono se conserva allí mismo porque la ta-
qana hace un suelo plano…en la pendiente toda la tierra se va hacia abajo,
especialmente la tierra negra…”.
• Comunidad Machacamarca: Las características de una taqana tipo de esta
comunidad son las siguientes: largo 8 m, ancho 8 m, altura de muro 1.80 m,
tipo de piedra fragmentos de pizarra. Un requerimiento de 8 jornales/taqana,
siempre y cuando se tenga piedra disponible en el lugar de construcción, si
no se incrementa en 2 a 3 jornales para el acarreo de piedra.
• Comunidad Villa Aspiazu: Para los comunarios de esta zona las quillas y
taqanas actuales se construyeron en base a los modelos precolombinos
tiwanacotas, restos de los cuales están esparcidos desde las montañas hasta
Yanacachi, Villa Aspiazu, Ticuniri enlazando con Chulumani, a lo largo de la
ruta del Takesi, donde además están presentes restos arqueológicos
funerarios, templetes, tambos y caminos antiguos. Las taqanas de la
comunidad, se utilizan para el cultivo de maíz, papa, maní y flores, y las
quillas para el cultivo de coca. Un proyecto de recuperación y construcción
de taqanas, quillas y wachus en la zona dependerá de la solución al problema
de tenencia de tierras.

9.2.5. Definición campesina de taqanas, quillas y wachus

Se presentan las definiciones de los productores de Yanacachi, recogidas en


campo, para cada una de las infraestructuras conservacionistas presentes y que
todavía se practican en la zona.

193
• Taqana: Son terrazas amplias con muros de piedra, tierra o vegetación, utili-
zadas para la siembra de diversos cultivos anuales y perennes.

• Quillas: Son terracitas angostas conformadas por un muro estable de piedra


y que están dedicadas al cultivo de la coca.

• Mallky: Es la operación de trasplante de la coca en la quilla, con la modali-


dad de trinchera.

• Wachu: Son pequeñas terrazas, que presentan relleno de cascajo y grava mez-
clada con tierra, con muros de tierra estabilizados a base de compactación por
golpeo con una paleta especial. Se construyen en laderas formando una es-
pecie de graderío, con un rendimiento por día, de 6 wachus de 6 metros de
longitud por 6 graderíos. Son inestables y de mediana a corta duración.

• Zanjeo: Consiste en construir una zanja a nivel en zonas de fuerte pendiente


para cultivar coca especialmente donde nunca existieron quillas o taqanas
antiguas. El zanjeo comienza de arriba hacia abajo, sacando las piedras que
van a constituir la umacha de la zanja; en el zanjeo se remueve la tierra para
realizar el trasplante, en la quilla la siembra se realiza sin remover la tierra.

• Corte: Se define como el área o medida de trabajo en los cocales, tiene de 5


a 6 m de longitud.

9.2.6. Superficie y distribución de cultivos en las taqanas y quillas en uso actual

El área total de taqanas y quillas en uso actual, alcanza una superficie de 693
hectáreas, sin tomar en cuenta las tierras cultivables de lomadas, planicies on-
duladas y pequeñas áreas aisladas de poca pendiente. El total de la superficie co-
rrespondiente a taqanas y quillas abandonadas que suma 3.685 hectáreas,
supera ampliamente al área cubierta por estas estructuras conservacionistas en
uso. Se agrupan taqanas y quillas en diverso estado de conservación.

194
Los rubros agrícolas más importantes producidos actualmente en las taqanas
son: flores, racacha, walusa, maíz, frutales caso plátano, paltos, nísperos,
hortalizas, yuca y café, en las quillas en uso se produce mayormente coca,
presentándose un proceso reciente del cambio por café y frutales.
En el cuadro 11 se registra la superficie y distribución de cultivos en terrazas
agrícolas, observándose que las comunidades de Suiqui Milamilani, Mokori,
Yanacachi, Florida, Pichu y Chaco presentan las mayores superficies.
Cuadro 11: Superficie y distribución de cultivos en terrazas en uso

ÁREA EN TERRAZAS, TAQANAS Y QUILLAS EN USO


Nº COMUNIDAD PROD. Distribución de Terraza Descanso/ OBSERVACIONES
Has Total
Cultivos en Has en uso abandona
Maíz (15), Taqanas en uso
1 Hierbani 18 Racacha (0.5), 3 3 agrícola sin
Flores (1) mantenimiento
Maíz (1), Taqanas en
2 Tres Marías 15 Racacha (1.85), 3 3 proceso de
Durazno (0.15) deterioro
Maíz (10), flores
Comunidad con
(6), racacha (5),
buena aplicación
3 Chaco 70 Papa/yuca (5), 30 30
de la tecnología
Hortalizas (2),
de terrazas
Frutales (2)
Flores (10),
Cítricos (2),
Posibilidades de
4 Pichu 100 Racacha (0.5), 15 30 45
diversificación
Maíz (1), Maní
(0.3), Papa (1)
Azucena (20),
Cítricos (20), No se realiza
Plátano (20), rotación,
5 Florida 200 Café (10), 120 120 presencia de
Paltos (5), plagas y
Racacha (5), enfermedades
Coca (10)

195
ÁREA EN TERRAZAS, TAQANAS Y QUILLAS EN USO
Nº COMUNIDAD PROD. Distribución de Terraza Descanso/ OBSERVACIONES
Has Total
Cultivos en Has en uso abandona
Coca (30),
Plátano (50),
Níspero (50), Quillas invadidas
Cítricos (60), por la maleza
6 Yanacachi 260 Paltos (15), 260 90 350 Melinis
Racacha (15), minutiflora o
Walusa (15), pasto gordura
Flores (20),
Hortalizas (5)
Coca (6),
Taqanas sin
Walusa (0.5),
mantenimiento.
7 Chaguara 10 Níspero (3), 10 50 60
Quillas
Varios: Palto,
abandonadas
Café (0.5)
Quillas
Paltos (0.5),
abandonadas
8 Quisno 4 Cítricos (2), 3 3.000* 3.003
cubiertas de
Coca (20)*
malezas
Cítricos (2), Quillas con
9 Mokori 60 Walusa (2), 37 70* 107 producción de
Coca (20) coca
Cítricos (2),
Microclima
Café (1),
10 Pihuaya 18 18 50* 10** 78 favorable para
Plátano-Papaya
frutales
(2), Coca (12)
Quillas
Walusa, Yuca,
abandonadas
11 Tuymu 5 Racacha (3), 5 80* 85
pero
Café (2)
recuperables

196
ÁREA EN TERRAZAS, TAQANAS Y QUILLAS EN USO
Nº COMUNIDAD PROD. Distribución de Terraza Descanso/ OBSERVACIONES
Has Total
Cultivos en Has en uso abandona

Frutales varios
(5), maíz-maní-
Cultivos sin
12 Hilumaya 15 Locoto (4), 15 50* 65
manejo técnico
Coca (3),
Papa (3)

Coca (8),
Quillas invadidas
Papa (0.5),
13 Santa Rosa 18 10 50* 60 por pasto
Racacha (0.5),
gordura
Frutales (1)
Plátano (25),
Cocales
Walusa (13),
Machaca- deteriorados por
14 90 Racacha (10), 88 15* 103
marca maleza pasto
Coca (30),
gordura
Café (10)
Cítricos (5),
Maíz (4), Quillas
Walusa (1), abandonadas
15 Villa Aspiazu 19 16 10* 10** 36
Racacha (1), cubiertas de
Coca (4), malezas
Café (1)
Flores (5),
Quillas
Cítricos (20),
Suiqui 160* abandonadas,
16 65 Coca (20), 60 230
Milamilani 10** práctica de
Walusa (9),
wachus.
Racacha (6)

958 693 3.685 4.378

197
9.2.7. Otras medidas de conservación de suelos practicadas en la tercera
sección de sud Yungas

a) Rotación de cultivos: En la zona de estudio los agricultores no conocen


muy bien las ventajas de la rotación de cultivos, cultivan la misma o varias
especies que sembraron por largos años y sin embargo lo suficiente, lo cual trae
como consecuencia el agotamiento del suelo o sea la pérdida de su fertilidad,
que repercute en los bajos rendimientos, tanto en calidad como en cantidad, a
esto se suma el ataque creciente de plagas, enfermedades, invasión de malezas,
etc. Sin embargo, la rotación de los cultivos en algunas zonas es ejecutada según
la topografía, tipo de suelos, problemas tecnológicos y la presión que ejerce la
población sobre los terrenos cultivables. En suelos de textura fina (arcillosos)
que se encuentran en las partes bajas de las laderas de las comunidades de Santa
Rosa y Machacamarca practican las siguientes secuencias: flor – descanso –
descanso – descanso; o también maní – yuca – maíz – arveja.
En aquellos suelos de textura liviana, (franco arenosos) ubicado en las partes
medias de las laderas de montañas de la comunidad La Florida, donde el pH de
la capa arable es medianamente ácido, los cultivos se desarrollan
secuencialmente, pero no se incluye una leguminosa. Otra forma es la llamada
rotación a secano, en la que se consideran cuatro campañas sólo con cultivo de
azucena, para luego entrar en descanso. En las otras comunidades del área de
estudio no se realiza rotación de cultivos. El descanso de la tierra es variable
desde tres hasta diez años, en función de la extensión de tierras disponibles. El
problema que se advierte es que la rotación no obedece a consideraciones
agronómicas ni culturales, es influenciada fuertemente por la presión ejercitada
sobre la tierra, lo que acorta los periodos de descanso y repercute en bajos
rendimientos por el empobrecimiento de los suelos, exposición a la erosión
hídrica y al ataque de muchos insectos fitófagos.

b) Surcos en curvas de nivel: Es una práctica incipiente presente en algunas


comunidades productoras de flores y de cultivos anuales. La ventaja de este tipo

198
de práctica es que impide la escorrentía superficial libre, posibilitando la
retención del suelo y los nutrientes en los campos de cultivo.

c) Uso del mulch: Esta medida es practicada en las comunidades productoras


de flores Hierbani, Tres Marías, Chaco y Pichu pero no de manera directa o
inducida, sino en forma natural, como producto de la acumulación de restos de
hojas y raíces de flores, que hacen las veces de mulch protector del suelo contra
la erosión, que a su vez coadyuva en una mayor y mejor producción de flores.

d) Descanso y cultivo en sayaña:: La sayaña se define como el sistema de


cultivo en parcelas chaqueadas de propiedad individual constituida por la sayaña
propiamente dicha y sus anexos o tiscus. Cuando se agotan, la sayaña se deja en
descanso por un período de 5 a 10 años, y el agricultor se traslada al tiscu; por
lo general un comunario tiene de 2 a 3 sayañas (0.5 a 2 hectáreas).

e) Uso de plantas conservacionistas: Es importante la identificación y


selección de plantas con características morfológicas como raíces muy densas,
de buena cobertura y altamente rústica, que coadyuvan a la protección del
suelo. En la comunidad Villa Aspiazu se utiliza el sarakachu, que es una planta
palatable como pasto para las mulas, caballos, además se puede utilizar como
cercos vegetados para evitar la erosión de los suelos y como protección de
taludes de las taqanas. Por otro lado, en las comunidades de la zona alta prolifera
gran cantidad de árboles y arbustos nativos, como el aliso (Agnus jorullensi),
que son utilizados sólo como leña. Lo que se desconoce es su alto potencial para
la conservación de suelos por su capacidad de fijación del nitrógeno, además
por su rusticidad utilizada como barreras vivas y cortinas de contención, en
actividades de teñido y para la industria de cerillos.

199
9.3. Terrazas precolombinas de valles interandinos subcuenca Cohoni y
Tahuapalca

Las terracerías que construyeron los antiguos pobladores de Cohoni, en las


laderas alto-andinas de las montañas colindantes con el nevado Illimani, son
parecidas a las graderías de un gran anfiteatro; en estas infraestructuras
conservacionistas desarrollaron la agricultura bajo regadío, utilizando de modo
magistral, las aguas provenientes de los deshielos del nevado Illimani.
El sistema de terrazas está asociado a un sistema hidráulico precolombino
que a manera de las pequeñas venas de un sistema circulatorio, supieron captar
el deshiele y aprovecharlo en la producción de cultivos. Muchas de las terrazas,
se encuentran abandonadas pero con muchas posibilidades de ser recuperadas
y utilizadas en los actuales sistemas de producción.

9.3.1. Ubicación geográfica

El cantón Cohoni corresponde a la primera sección Palca, de la provincia


Murillo, departamento de La Paz, y limita al este con el valle de Araca, al oeste
con Palca y Collana, al norte con Sud Yungas y al sur con la provincia Loayza.
Geográficamente se encuentra situado a 16º42’00” latitud oeste y 67º50’15”
longitud sur.
Las 32 comunidades que integran el cantón Cohoni, ocupan un espacio
territorial de serranías que se extienden en laderas de montañas desde los 2.500
hasta los 4.200 msnm. Las comunidades son: Tarujmaña, Choro, Achojpaya,
Lurata, Hussi, Chotocollo, Kotaña, Mutuhuaya, Caimbaya, Atahuallani,
Tanimpata, Yaricachi, Chaja, Challacirca, La Granja, Pacoya, Chojawaya, Tirata,
Huarina, Tamurini, Pucaya, Caripo, Lluquicachi, Cachapaya, Tahuapalca, Khapi,
Chañurani, Jalancha, LLujo, Cebollullo, Wichurata y Glorieta.
El área de estudio comprende la zona montañosa, en cuyas laderas se asientan
las comunidades que desarrollan actividades productivas agrícolas con menores
riesgos que en la parte baja y sin problemas de contaminación; las limitaciones

200
están referidas a las fuertes pendientes, la erosión y presencia de suelos
superficiales que en gran parte fueron controladas por las poblaciones ancestrales
mediante la construcción de terrazas agrícolas precolombinas, llamadas taqanas
y sistemas de riego que aprovechaban el agua de los nevados, principalmente del
Illimani. En la actualidad se observan impresionantes complejos de taqanas
abandonadas con una menor proporción en uso.
A diferencia de lo que se observa en la actualidad, estas subcuencas tuvieron
una activa ocupación por culturas precolombinas, confirmándose el hecho de
que eran unos expertos geotécnicos, ubicaban sus centros productivos y
poblaciones en las partes altas de la cuenca, evitando los riesgos de mazamorras
y deslizamientos, aprovechando de modo racional y sostenible el agua pura de
los nevados y controlando la erosión con los magistrales sistemas de terrazas
agrícolas.

9.3.2. Caratecterísticas agroecológicas

a) Clima: La caracterización del clima se ha realizado en base a datos parcia-


les e inferidos de la semi-estación de Mecapaca para la parte baja y de la esta-
ción de Palca para la parte alta de la cuenca, la zona no cuenta con estaciones
meteorológicas establecidas.
• Temperatura. La parte alta de la cuenca, donde se encuentran las comuni-
dades con grandes extensiones de terrazas precolombinas, presenta una tem-
peratura promedio anual de 11.0º C, con temperaturas promedio más altas
en el verano de noviembre a marzo, llegando a un máximo promedio de 14º
C.Los pobladores de la zona informan que en pocas ocasiones se presentan
temperaturas mínimas por debajo de 0º C y que en todo caso éstas son ate-
nuadas por las taqanas. En la parte baja de la cuenca, la temperatura pro-
medio anual es de 15.32º C calculado en función del gradiente térmico
considerando datos de tres estaciones: Palca, Collana y La Paz. Las tempera-
turas más altas se registran en el verano de noviembre a marzo, llegando las
máximas promedio a 17.3º C. Los pobladores informaron que en escasas
oportunidades se registraron temperaturas mínimas inferiores a 0º C.
201
• Precipitación. La parte alta de la cuenca, donde se encuentran grandes ex-
tensiones de terrazas precolombinas, presenta una precipitación pluvial pro-
medio anual de 672.7 mm distribuida en el año en dos épocas bien marcadas,
la lluviosas que comprende los meses de noviembre a marzo y la época seca
de abril a noviembre. La parte baja de la cuenca que corresponde a la lla-
mada ribera de Río Abajo, presenta una precipitación promedio anual de
482.6 mm, la distribución a través del tiempo no es uniforme presentándose
una marcada época seca y una época húmeda limitada. La distribución de la
precipitación anual comprende el período seco de marzo a diciembre y un pe-
ríodo húmedo de diciembre a marzo. En el cuadro 12 se presenta la precipi-
tación promedio de Palca, Cohoni y Quilihuaya.
Cuadro 12: Precipitación promedio de la zona
PALCA COHONI QUILIHUAYA
MES
PP mm. PP mm. PP mm.
Enero 97,3 151,4 90,6
Febrero 83,1 126,5 77,7
Marzo 51,6 95,4 46,1
Abril 22.,1 34,2 20,6
Mayo 4,6 17,4 3,0
Junio 2,0 8,7 1,2
Julio 1,4 12,7 0,0
Agosto 10,6 29,6 28,1
Septiembre 29,7 42,5 28,1
Octubre 26,1 48,5 23,3
Noviembre 28,5 54,1 25,3
Diciembre 52,2 77,4 49,1
TOTAL 409,1 698,4 373,0

• Evapotranspiración potencial y balance hídrico. La parte alta de la cuenca


presenta una evapotranspiración promedio anual calculada de 653.89 mm,
comparada con la precipitación promedio anual de 672.7 mm, existe un re-
manente de 18.81 mm, lo que implica un ligero superávit de humedad en la
época de lluvias, en los meses de diciembre a abril. La evapotranspiración

202
promedio anual calculada en la parte baja de la cuenca es de 705.09 mm, que
comparada con la precipitación promedio anual de 482.6 mm, se presenta
una diferencia de 222,49 mm, como déficit de humedad en los meses de
abril a noviembre y por otra parte se presenta un exceso de humedad du-
rante los meses de enero a marzo.

b) Geologia y geomorfología: El área de estudio, geológicamente


corresponde al borde noreste de la Cordillera Real, constituida por una cadena
montañosa cuyas cumbres más elevadas superan los 5.500 msnm de altitud;
se caracteriza por la ocurrencia mayoritaria de rocas paleozoicas muy
deformadas, además de la presencia de grandes plutones alineados al eje de la
cordillera. La actual morfología de la cuenca se debe a la acción fluvial, que
presenta el principal proceso erosivo, seguido de la glaciación en épocas
anteriores, además de la remoción en masa; todos estos factores fueron más
intensos por el clima semiárido propio de la región. La morfología que
caracteriza a la cuenca, es la presencia mayoritaria de colinas y montañas
sedimentarias e ígneas denudacionales, valles estrechos juveniles, antiguas
superficies de erosión y la llanura aluvial del río La Paz que representa un canal
encajonado que, localmente, presenta terrazas cíclicas. Por otro lado, también
son frecuentes formas glaciarias y de remoción en masa, depósitos coluviales,
conos de derrubio y abanicos pequeños. Los sedimentos de la parte alta y baja
de la cuenca, especialmente los ubicados en la zona de influencia del río La Paz,
pertenecen al cenozoico superior, por lo general son sueltas siendo muy
susceptibles a la erosión y proveen el material para las mazamorras. Es frecuente
observar procesos de remoción en masa que incluyen flujos rápidos conocidos
como torrenteras y mazamorras en dirección a la parte baja de la cuenca, siendo
este sector el más afectado por estos procesos.

c) Fisiografía. La fisiografía del área de estudio se definió por fotointerpreta-


ción, identificándose los grandes paisajes y subpaisajes por las formas y carac-
terísticas del relieve, en base a la similitud de aspectos edafogenéticos, geológico
y geomorfológicos, que dan lugar a las asociaciones y complejos de suelos que

203
a su vez permiten definir las unidades de mapeo. Los afloramientos rocosos die-
ron origen a las planicies o llanuras aluviales y los frecuentes ciclos de erosión y
sedimentación del cuaternario moldearon el actual relieve. Los paisajes identi-
ficados son los siguientes:
• Montañas estructurales (ME): Este paisaje está conformado por serranías
altas, con pendientes pronunciadas y disectadas por interfluvios densos. Co-
rresponde a los anticlinales de la cordillera oriental, dispuestos así en forma
paralela con rumbo N-S, encerrando a los valles angostos en forma de V;
este paisaje está representado por dos subpaisajes.
- ME Sar/E-H: Laderas de estructuras montañosas sedimentarias de rocas
areniscas, fuertemente disectadas.
- MEIgr/E-H:: Laderas de estructuras montañosas ígneas graníticas y volcá-
nicas, fuertemente disectadas. Estos subpaisajes, cubren la mayor super-
ficie del área de estudio, el mismo que aparentemente no tiene
importancia para el aprovechamiento agrícola, excepto por los magistra-
les sistemas de terrazas agrícolas precolombinas actualmente abandona-
das, pero aquellas que todavía se utilizan para la producción de cultivos,
garantizan una inmejorable conservación de los suelos.
• Colinas denudacionales (CD): Paisaje conformado por ondulaciones pro-
nunciadas con elevaciones menores a los 300 m sobre el nivel de base local,
constituidas por material sedimentario de areniscas y materiales metamór-
ficos de pizarras meteorizadas; se incluye otras intrusiones en menor pro-
porción y en este paisaje se encuentran geoformas de lomadas y colinas. Las
colinas altas de cimas redondeadas e irregulares, altamente disectadas pre-
sentan divisoria de aguas muy discernible, pendientes medias a escarpadas,
presentan erosión en cárcavas; está formada por sedimentos constituidos
por areniscas, argilitas y conglomerados.
• Planicie coluvio-aluvial (PAc): Conformado por los siguientes subpaisajes:
- PAcal/C: Abanicos aluviales moderadamente inclinados, con geoformas
producidas por la acción fluvial, con la presencia de materiales heterogé-
neos, depositados en depresiones y zonas onduladas, por su antigüedad
sustentan terrenos en producción actual.

204
- PAccd/C: Conos de deyección moderadamente inclinados, de origen flu-
vial y que se concentran en la parte final de los sistemas de drenaje; se ca-
racterizan por su textura moderada a gruesa.
• Otras unidades: Se tienen como otras unidades o paisajes, a todas aquellas
unidades que no son significativas en el área de estudio.
- E: Escarpes casi verticales, considerados como áreas de protección, por su
pendiente y tipo de suelos.
- D: Zonas de deyección reciente (coladas de barro o mazamorras)

d) Caracterización general de los suelos: Los suelos de la zona de estudio son


de una gran variabilidad tanto en sus propiedades físicas, químicas y biológicas
como en su génesis. Los terrenos de las laderas empinadas son superficiales en
tanto que aquellos de las terrazas precolombinas presentan una capa arable
antrópica de buena fertilidad. Los suelos de la parte intermedia, principalmente
aquellos que forman parte de las taqanas o terrazas, son más secos, pero
producen buenas cosechas por el riego suplementario que reciben de las aguas
del Illimani.

e) Hidrografía : Los deshielos del nevado Illimani constituyen la principal


fuente de agua del cantón Cohoni, de donde nacen gran número de vertientes
que son utilizadas por el sistema hidráulico precolombino para el riego de las
terrazas. El sistema hidrográfico no es definido sino que está conformado por
una red intrincada de venas de agua que posibilitan el riego de los terrenos
agrícolas. En algunas zonas el agua se infiltra y aparece pendiente abajo en forma
de manantiales. El caudal de estas fuentes de agua disminuye en los meses de
mayo, junio, julio y agosto, por el congelamiento del nevado, lo cual genera un
déficit hídrico en las comunidades. Más adelante se desarrolla en detalle las
características del sistema hidráulico precolombino de la zona.

f) Vegetación: La vegetación del área de estudio está en estrecha relación


con las unidades fisiográficas. La parte alta y media de la cuenca corresponde a
la formación “Monte espinoso-Subtropical” /Me-ST por las condiciones de clima,

205
se observan más arbustos y árboles nativos caso bosques de queñua, y algunas
plantaciones de especies exóticas de eucaliptos y coníferas. La parte baja de la
cuenca, que corresponde a la formación “Estepa espinosa-montano bajo
subtropical” (ee-MBST), se caracteriza por presentar arbustos de tipo espinoso,
cactáceas y árboles de poca altura; en el cuadro 13 se consigna la vegetación
más importante de la zona.
Cuadro 13: VEGETACIÓN PREDOMINANTE EN COHONI
CLASE DE NOMBRE
NOMBRE CIENTÍFICO
VEGETACIÓN COMÚN
Pennicetum clandestinum Kikuyo
Cortaderia cubata Sehuenca
Atriplex sp. Tunu
Heterosperma sp. Chamico
HERBÁCEAS
Achirocline alata Wira wira
Adesmia miraflorensis Tagargaya
Dondonea viscosa Chacotea
Tecoma cochabambensis Sago sago

Carica lanceolada Karalawa


Spartium junceum Retama
Ambrosia arborecena Malco
ARBUSTIVAS
Cassia tormentosa Mutuy
Satureja boliviana C´oa
Solanum nitidum Ñuñumaya

Acacia sp. Anuchapi


Coulteria tintorea Tara
Prosopis sp. Thago
Schinus molle Molle
ARBÓREAS
Salix sp. Sauce
Eucaliptus globulus Eucalipto
Cupresus sp. Ciprés
Pinus radiata Pino

CACTÁCEAS Opuntia ficus indica Tuna

206
9.3.4. Características económico-productivas y sociales

a) Tenencia de la tierra: La mayor parte de las comunidades del cantón Cohoni


remontan sus orígenes a épocas precolombinas, como parte del Ayllu central de
Cohoni, conformado por cuatro parcialidades: Aransaya, Tiwanaku, Pucarani y
una cuarta que desapareció a causa de un derrumbe provocado por la actividad
minera. Durante la colonia, aparecieron muchos patrones que se posesionaron
como los nuevos dueños de las tierras, expropiándolas a las comunidades
originarias, provocando una grave desestructuración de la organización ancestral
en torno al acceso racional a los recursos naturales. Posteriormente, luego de la
Reforma Agraria de 1952, en las ex haciendas se formaron nuevas comunidades,
con una población inicial de mitayos. En la actualidad existe una creciente
parcelación que está ocasionando un minifundio acelerado en las familias que
cuentan con pocos terrenos y, lo que es más grave, litigios entre las comunidades
que todavía no cuentan con sus documentos de propiedad y los ex patrones; es
el caso de las comunidades de Mutuhuaya, Atahuallani y otras. De modo general,
se estima que en la parte baja y media de la cuenca la tenencia de la tierra es la
siguiente 26% de la población posee hasta dos hectáreas de tierra, el 54% de 3
a 5 hectáreas y el restante 20% una extensión mayor a 10 hectáreas; en la parte
alta de la cuenca la distribución es mayor, pero gran parte de estos suelos sólo
tienen vocación ganadera. De la superficie total del cantón Cohoni, solo el 40%
es cultivable, sin embargo esta porción no es utilizada por factores tales como
falta de mano de obra, terrazas abandonadas o en destrucción y descanso de las
parcelas; de la superficie en uso sólo un 10% tiene acceso al riego y no por falta
de agua sino porque el sistema de riego de origen precolombino no es mantenido
adecuadamente. Frente al problema del minifundio, en las comunidades, todavía
se practican algunas estrategias de acceso a la tierra, tales como la minka, el
arriendo, el waqui y la phaina. Asímismo, los siguientes casos de propiedad: una
propiedad familiar denominada qallpa, que es equivalente a una parcela de 50 a
300 m2, y una propiedad comunitaria llamada aynuqa. La qallpa y la aynuqa
constituyen una sayaña, que representa la tierra a disposición de la familia para
su seguridad alimentaria.

207
Cuadro 14: AYNUQAS POR COMUNIDAD

COMUNIDAD Nº AYNUQAS NOMBRE DE AYNUQA

Pucaya 3 Williri, Chixipata, Itapalluni

Tultutasa, Ojepata, P´isaka Umaña,


Yaricachi 8
Pararanipata, Linasa, Ch´uñawi, Putrera

Pululuni, Chulpapata, Puní, Estancuni,


Chojawaya 7
Tanujumaña, Condorsamana, Umalage

Picutani, Churisinpata, Pajonal Mancaja,


Pine, Jacha Tanari, Jisca Tamani,
Ojicallpa, Lamapata, Lama Winchunca,
Ñuñukollu, Altamisani, Huaquipiña,
Caimbaya 25 Jacha Pampata, Sequepata, Huacajipiña,
Jacha Pampa, Paster Corral, Picotaki,
Jachatamani, Jiskatamani,
Pacawawachaña, Ojesalpata, Lomapata,
arcupunku.
Ch´uchijaraña, Pucarapata, Ch´uñawi,
Atahuallani 10 Kelluani Cota, Ph´utu Uta, Ch´allapata,
Sixillani, Mujuna, Miluaya Moroni

Cebaniri, Ullu Ullu, Pueblo, Cirruni,


Tanimpata 10 Ovejería, Sank´ayuni, Minsakollu,
Quchark´awa, Machacamarca, Cebarriri

b) Sistemas de producción agrícola: La economía local se basa en el sistema


de producción agrícola en las taqanas, siendo los principales cultivos por su vo-
lumen de producción: la papa, el tomate, el durazno, vainita y otras hortalizas;
estos cultivos son destinados al mercado, al autoconsumo y en algunos casos
al trueque. Es frecuente la asociación de cultivos entre hortalizas y frutales o
entre forrajeras y frutales principalmente el durazno, manzano, lujma, tuna,
plato, ciruelo, higos y guindas. Sin embargo la utilización excesiva de insumos
208
químicos tales como fertilizantes y plaguicidas para combatir plagas y enfer-
medades, está generando problemas de contaminación y resistencia a estos
productos. Los rendimientos promedio son: haba 6.300 kg/ha, tomate 5.000
kg/ha, papa 5.200 kg/ha, arveja 2.300 kg/ha, vainita 1.000 kg/ha, repollo 8.000
kg/ha, lechuga 9.000 kg/ha y maíz 144 qq/ha. (cuadro 15).

c) Sistemas de producción pecuaria: El sistema de producción ganadero está


conformado por bovinos, equinos, porcinos, animales menores (gallinas y
conejos) y un número muy escaso de llamas. Las fuertes pendientes y la escasez
de terrenos condicionan el número de unidades animal, principalmente de los
vacunos que son necesarios como fuente de tracción para las tierras, sin
embargo son muy propensos a accidentes por embarrancamiento, siendo la
principal causa de muerte del ganado; por otro lado las mulas constituyen la
población más importante por su utilidad como medios de transporte y carguío.

d) Destino de la producción: La producción obtenida en la zona se destina a


la comercialización, al autoconsumo y al intercambio o trueque.
• Comercialización. Las cosechas son comercializadas en forma directa por la
asociación de mujeres vendedoras de Cohoni, en el mercado Rodríguez de
La Paz, donde cuentan con un lugar exclusivo para exhibición y venta. La
fluctuación de precios y el deficiente embalaje reducen el valor de los
productos. Los principales cultivos comercializados en orden de importancia
son: durazno, tomate y vainita, haba, arveja, camote, lechuga, cebolla,
zapallo, acelga, apio, locoto y rabanito. Los pobladores utilizan tres días en
ir y venir de la ciudad para ofrecer sus productos y aprovisionarse de otros
alimentos caso de arroz, azúcar y fideos.
• Autoconsumo. El cultivo principal de autoconsumo es la papa, también la
oca, la papa lisa y algunas hortalizas y frutales. La cosecha es almacenada en
ambientes oscuros, en un lugar cercano a la vivienda de los comunarios. El du-
razno cosechado es, en gran parte, deshidratado y convertido en mocochin-
che para la elaboración de refrescos, siendo comercializado en la ciudad.
• Intercambio o trueque. El trueque es una relación de reciprocidad, de origen

209
ancestral, que todavía se practica entre las comunidades del valle y altiplano,
constituyendo un mecanismo que garantiza la vida y el mantenimiento
familiar. El trueque o intercambio comunal, se realiza después de la cosecha
de los productos, en los meses de mayo a junio principalmente en la feria de
Pocota, intercambiándose maíz, papa y durazno por pescado, queso y
charqui del altiplano.

e) Vías de comunicación: La mayor parte de las comunidades del cantón


Cohoni se integran a la ciudad, sede de gobierno, por tres caminos carreteros de
Palca, Collana y el camino de las riberas del río La Paz. En la época seca, los
medios de transporte se movilizan a través del camino que recorre las riberas del
río La Paz, utilizando un tiempo de tres horas para el trayecto La Paz– Cohoni.
En época de lluvias, el río La Paz incrementa ostensiblemente su caudal,
inundando las zonas agrícolas de Río Abajo e inhabilitando el camino carretero.
El transporte se realiza por las carreteras de Palca y Collana, con un recorrido de
5 a 6 horas dependiendo del estado de los caminos. El pueblo de Cohoni, cuenta
con servicios de telefonía rural.

f) Formas de organización social:: La célula organizativa de las comunidades


es el Sindicato Agrario, cuyas autoridades son elegidas anualmente; su
composición es la siguiente: Secretario General, Secretario de Relación,
Secretario de Justicia, Secretario de Actas, Secretario de Hacienda, Secretario
de Deportes, Secretario de Agricultura, Secretario de Ganadería, Secretario de
Educación, Vocal, Alcalde Escolar, Presidente de la Junta Escolar. Las autoridades
que más responsabilidades tienen son el Secretario General, de Relación y de
Justicia; los otros cargos son figurativos pero algunos asumen sus funciones con
seriedad. La elección del Secretario General, se realiza por turnos entre aquellos
comunarios originarios, que poseen tierra en la comunidad, siendo una norma
que todos los comunarios con este estatus asuman en algún momento el cargo.
La central de Cohoni está constituida por siete subcentrales.

210
Cuadro 15: Labores culturales por cultivo

Cultivo Labor Época Responsables Herramientas Jornales


Almácigo, preparación Julio y agosto se planta
Tomate, lechuga,
del terreno, surcado, tomate, la cosecha en Picotas, chontillas,
vainita, haba, camote,
riego y trasplante, diciembre. Lechuga, palas, arado, reja, yugo
arveja, zapallito, Toda la familia y
tratamiento de plagas vainita, camote y (fabricados Trabajo familiar
zapallo, cebolla, parientes cercanos
y enfermedades, zapallito, siembra en localmente), mochilas
perejil, zanahoria,
abonamiento con septiembre, la cosecha fumigadoras
apio, acelga y repollo
abono natural a fines de noviembre
Primera cosecha 24 de
Durazno Almácigo y plantación enero, el resto en
febrero y marzo Para podas: machetes
Injerto de ciruelo en y tijeras
Ciruelo Noviembre y diciembre
pie de durazno Para cosecha:
cuchillos, hacha y

211
Injerto manzana en pie Toda la familia y
Manzana Abril a mayo serrucho. Trabajo familiar
criollo parientes cercanos
Secado de hojas por 5 Cajones para chipar
Tuna Enero a marzo (embalar)
días luego plantación
Transporte con
Plantación de los
Lujma Enero a marzo caballos, mulas y asnos
brotes de la raíz
Siembra directa de
Palta Noviembre a diciembre
arbolitos
Preparación de suelo, Noviembre a junio (a
Maíz riego, surcado y secano), marzo a abril
siembra (choclo)
Preparación de suelo, Picotas, chontillas,
Toda la familia y
Haba riego, surcado y Agosto a marzo palas, arado, reja, yugo Trabajo familiar
parientes cercanos
siembra (fabricados localmente
Preparación del suelo, Siembra agosto a
Papalisa, papa, oca chonteada, khapujeada septiembre, cosecha a
y siembra partir de marzo
9.4. Inventario de terrazas precolombinas de Cohoni

El estudio de las fotografías aéreas de la zona de Cohoni y la verificación de


campo han permitido la identificación de 32 áreas con terrazas precolombinas,
distribuidas en las cinco subcuencas que conforman el sistema hidráulico pre-
colombino de Cohoni, con una superficie total cubierta por terrazas de 9.126
hectáreas, incluyéndose terrazas agrícolas en uso actual y aquellas que están en
descanso y abandonadas con distinto grado de deterioro.
De la superficie total de terrazas inventariadas, está en uso actual sólo el
21% equivalente a 1.923 hectáreas, con la ventaja de que las terrazas agrícolas
cuentan con riego complementario, proveniente de los deshielos del nevado
Illimani. Las terrazas en uso actual están bien conservadas y mayormente se
encuentran ubicadas en la parte intermedia y baja de la cuenca, a una altitud de
2.400 a 3.800 msnm, las comunidades con la mayor superficie de terrazas
agrícolas en uso son Cohoni, Khapi, Tarujimaña, Atahuallani, Mutuaya, Kotaña,
Tanimpata, Pucaya, Yaricachi y Caimbaya. De acuerdo al testimonio de los
comunarios, el área en uso actual es menor que aquella de hace 15 años, como
consecuencia de factores históricos, naturales, antrópicos y socioeconómicos
que se detallan más adelante. La superficie de terrazas agrícolas en descanso y
abandonadas representan el 79% y cubre una superficie aproximada de 7.203
hectáreas, de esta superficie se puede rehabilitar un 53% equivalente a 4.835
hectáreas, con lo cual se podría ampliar la frontera agrícola de Cohoni a 6.758
hectáreas de terrazas agrícolas (mapa N° 8).
Las terrazas precolombinas de Cohoni, presentan una amplia variabilidad y
complejidad en cuanto a su estructura y estado de conservación, evidencián-
dose que muchos de los tipos de terrazas del sistema de clasificación, se en-
cuentran presentes en Cohoni; las taqanas con muro de piedra presentan
diversas formas y modalidades, también se observan taqanas con muro vege-
tado o de tierra, taqanas de formación lenta, taqanas de riego, taqanas de se-
cano, taqanas para viviendas, taqanas de sendas de paso, taqanas mixtas,
taqanas funerarias y otras, que están presentes y se distribuyen en diferentes
altitudes desde 2.400 hasta 4.800 msnm.
212
El complejo arqueológico de Chullpaloma, ubicado frente al nevado Illimani,
resulta de particular importancia, no solo por la presencia de taqanas
ceremoniales, funerarias, de producción agrícola y otras infraestructuras
conservacionistas productivas, que representan una especie de patrón o modelo
constructivo, sino también por su significado mágico religioso verificado por los
restos arquitectónicos funerarios, llamados por los pobladores de la zona
chullpas, siendo un sitio de veneración y respeto, considerado sagrado, que las
comunidades organizadas cuidan y resguardan desde tiempos inmemoriales. La
ubicación del complejo de Chullpaloma, en la parte alta y sobresaliente de una
montaña, en una dirección equidistante y frente al majestuoso Illimani, llama
poderosamente la atención, por su similitud de ubicación con otros sitios de
veneración precolombina distribuidos a lo largo de la cordillera de los Andes.
En el cuadro 16, gráfico 17 y mapa 8 se presenta el inventario de terrazas
agrícolas por comunidad.

213
Mapa 8: Inventario de terrazas precolombinas en el cantón
Cohoni Provincia Murillo

214
Cuadro 16: Inventario de terrazas precolombinas en Cohoni
SUPERFICIE TAQANAS o TERRAZAS AGRÍCOLAS (hectáreas)
ALTITUD
No. COMUNIDAD TOTAL APROX. DESCANSO
msnm TOTAL EN USO RECUPERABLES
hectáreas ABANDONAD
1 Jalancha 4.160 170,00 60,00 10,00 50,00 40,00
2 Tanimpata 3.800 1.158,00 350,00 45,00 305,00 200,00
3 Pucaya 3.680 613,00 250,00 60,00 190,00 120,00
4 Llujo 3.620 719,00 280,00 50,00 230,00 120,00
5 Cohoni 3.590 980,00 650,00 162,00 488,00 350,00
6 Khapi 3.500 2.670,00 540,00 120,00 420,00 380,00
7 Yaricachi 3.440 1.038,00 340,00 65,00 275,00 200,00
8 Caimbaya 3.420 660,00 290,00 70,00 220,00 190,00
9 Atahuallani 3.340 1.830,00 650,00 72,00 578,00 380,00
10 Tarujimaña 3.300 2.630,00 680,00 70,00 610,00 380,00
11 Achojpaya 3.300 530,00 230,00 120,00 110,00 70,00
12 Mutuaya 3.260 2.740,00 664,00 90,00 574,00 350,00
13 Hussi 3.200 1.125,00 410,00 75,00 335,00 200,00
14 Chocotollo 3.200 982,00 320,00 80,00 240,00 150,00
15 Choro 3.200 1.110,00 342,00 85,00 257,00 200,00

215
16 Chañurani 3.160 194,00 42,00 17,00 25,00 20,00
17 Pancoya 3.150 250,00 95,00 25,00 70,00 40,00
18 Caripo 3.120 722,00 212,00 40,00 172,00 150,00
19 Luquicachi 3.100 475,00 200,00 48,00 152,00 120,00
20 Challasirca 3.050 138,00 30,00 9,00 21,00 15,00
21 Pampa Huerta 2.960 420,00 180,00 68,00 112,00 80,00
22 Huarimutuaya 2.900 725,00 345,00 52,00 293,00 160,00
23 Wichurata 2.900 292,00 132,00 50,00 82,00 60,00
24 Cachapaya 2.840 275,00 114,00 40,00 74,00 40,00
25 Cebollullo 2.760 119,00 62,00 40,00 22,00 10,00
26 Chojawaya 2.740 844,00 420,00 71,00 349,00 260,00
27 La Granja 2.590 344,00 67,00 40,00 27,00 10,00
28 Glorieta 2.590 268,00 137,00 75,00 62,00 40,00
29 Kotaña 2.580 1.938,00 640,00 84,00 556,00 300,00
30 Tahuapalca 2.360 657,00 394,00 90,00 304,00 200,00
31 Tirata 2.145 538.00
32 Tamurini 2.140 194,00
33 Murata 2.000 519,00

TOTAL 27.867,00 9.126,00 1.923,00 7.203,00 4.835,00


Cuadro 17: Resumen inventario terrazas precolombinas Cohoni

SUPERFICIE TAQANAS (hectáreas)

SUPERFICIE TOTAL SUPERFICIE TAQ


QANASS SUPERFICIE TAQANA
AS SUPERFICIE
TAQANA AS EN USO DESCANSO/ABANDONAD RECUPERABLE
Has % Has % Has % Has %

9.126,00 100,00 1.923,00 21,00 7.203,00 79,00 4.835,00 53,0

Gráfico 17: Posibilidades de recuperación de terrazas precolombinas

216
Posibilidades
Hectáreas (%)
recuperación

Recuperables 4.835 53,0

No
2.368 25,9
recuperables

En uso 1.923 21,1

Total 9.126 100


9.4.1. Clasificación y caracterización convencional de taqana precolombina de
Cohoni

La taqana tipo, estudiada y clasificada con el Sistema de Clasificación


Cultural de Terrazas Agrícolas, está ubicada en la comunidad Yaricachi, cantón
Cohoni, municipio de Palca, en un ecosistema característico de los valles
interandinos. Las taqanas se clasifican en:

TAQ
QANA
A: A2 – B2 – C4 – D3– E1 – F1 – G2 – H4 / op, ci, fm-b

GRUPO A CLASE SUB-CLASE


A2: Taqana agrícola o de producción op: Quilla precolombina
permanente cr: Quilla en estado regular
B2: Taqana semi rústica fb: Quilla con suelo de fertilidad media
C4: Taqana geométrica rectangular a baja
D3: Taqana de secano
E1 : Taqana con plataforma nivelada
F1 : Taqana con muro de piedra
G2 : Taqana con muros a ras del suelo y
plataforma de cultivo nivelada
H4: Terraza con superficie cultivable de
100 a 500 m2

De acuerdo a la clasificación y caracterización convencional, el suelo de la


taqana agrícola precolombina, proveniente de la comunidad Yaricachi, se
clasifica como un Typic Ustortheents (U.S. Soil Taxonomy), con un perfil
antrópico formado sobre material coluvio-aluvial de rocas ígneas y establecida
en una ladera, con una profundidad efectiva de 0.90 m; presenta las siguientes
características:

217
Comunidad Yaricachi, cantón Cohoni, provincia
LOCALIZACIÓN
Murillo, La Paz
CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA Typic Ustorthents
CLASIFICACIÓN TÉCNICA Apto para producción agrícola
VEGETACIÓN O CULTIVO Maíz, papa, haba, cebada
MATERIAL PARENTAL Depósito coluvio-aluvial de rocas volcánicas
FISIOGRAFÍA Ladera de montaña
RELIEVE Plano (terraza agrícola)
PENDIENTE 30% en la ladera, 3 a 5% en la taqana
ALTITUD 2.800 msnm
CLIMA TEMPERATURA 14ºC
PRECIPITACIÓN 698,4 mm/año
PERMEABILIDAD Moderada
CLASE DE DRENAJE Bien drenado, grado 2
CONDICIÓN DE HUMEDAD En capacidad de campo
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Rápido, grado 3
PROFUNDIDAD NAPA FREÁTICA No visible (posiblemente 4 a 8 metros)
EROSIÓN Laminar y en surcos
DISTRIBUCIÓN DE RAICES Hasta 0.90 m
SALINIDAD O ALCALINIDAD No presente, clase 1
PEDREGOSIDAD SUPERFICIAL Clase 0

DESCRITO POR Ing. M.Sc. Eduardo Chilon Camacho 1/05/2000

a) Caracteristicas morfológicas

Las características morfológicas de los horizontes del perfil del suelo son:

• A11 (0 a 19 cm) Textura: Franco; estructura: bloques subangulares, finos,


débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción: neutra (pH: 7,1); color en
seco: 10 YR 5/3, color en húmedo: 10 YR 3/3; sin carbonatos; raíces finas y
medias abundantes; alto contenido de materia orgánica (3,76%);
permeabilidad moderada a rápida; límite de horizonte difuso.

218
• A12 (19 a 42 cm) Textura: Franco arcillo arenosa; estructura: bloques
subangulares, medios moderados; consistencia en húmedo: friable; reacción:
neutra (pH: 7,0); color en seco: 10 YR/ 6/3, color en húmedo: 10 YR 4/3;
ausencia de carbonatos; raíces finas y medias abundantes; contenido medio
materia orgánica (1,99%); permeabilidad moderada; límite horizonte claro.

• A13 (42 a 62 cm) Textura: Franco; estructura: bloques subangulares, finos,


débiles; consistencia en húmedo: friable; reacción neutra (pH: 7,0); color en
seco: 10 YR 5/3, color en húmedo: 10 YR 3/3; ausencia de carbonatos; escasa
presencia de raíces finas; contenido medio de materia orgánica (2,15%);
permeabilidad moderada; límite de horizonte difuso.

• A14 (62 a 90 cm) Textura: Franco arcilloso; estructura bloques subangulares,


finos, moderados; consistencia en húmedo: friable; reacción: ligeramente
ácida (pH: 6,8); color en seco: 10 YR 3/3; color en húmedo: 10 YR 4/4;
ausencia de carbonatos; bajo contenido de materia orgánica (1,64%);
permeabilidad moderada; límite de horizonte claro.

• Bw (90 a 110 cm) Textura: Franco arcillo limoso; estructura: bloque


subangulares, medios, moderados; consistencia en húmedo: friable; reacción:
ligeramente alcalina (pH: 7,2); color en seco: 10 YR 6/2; color en húmedo: 10
YR 4/3; trazas de carbonatos; contenido medio de manera orgánica (2,15%);
permeabilidad moderada.

El análisis físico-químico del perfil del suelo de la taqana precolombina,


presenta textura media, pH neutro, sin presencia de carbonatos en todo el perfil,
alto contenido de materia orgánica y nitrógeno en el horizonte superior,
disminuyendo en profundidad, contenido medio a bajo de fósforo y potasio, un
valor medio de CIC en todo el perfil; el suelo se califica como de media a alta
fertilidad. Se verifica que el horizonte superior de la terraza, presenta
características físico-químicas similares al suelo in situ de la ladera, lo que
muestra que no es material transportado y que, por el contrario, los pobladores
precolombinos preservaron y cuidaron sus suelos.

219
9.4.2. Caracterización del sistema hidráulico precolombino de Cohoni

Las comunidades del cantón de Cohoni, perteneciente a la primera sección


de Palca, provincia Murillo, departamento de La Paz, herederas notables de
una “Sociedad hidráulica precolombina”, están asentadas en laderas de
pendiente pronunciada de la cordillera Oriental de los Andes, en las
estribaciones del nevado Illimani; sus antiguos pobladores dependían por
completo del riego para producir el alimento necesario para el mantenimiento
de la población.
Las evidencias de campo demuestran que se convirtieron en expertos
ingenieros hidráulicos, capaces de diseñar con gran precisión obras de toma,
reservorios, qótas, qotañas, terrazas o taqanas, trazado de canales y de
construirlos con una eficiencia digna de admiración.
Hacer fluir el agua hacia abajo podría parecer la cosa más fácil del mundo,
pero cuando un caudal respetable de más de 140 lts/segundo debe ser
transportado por canales rústicos desde las fuentes de deshielos del nevado
Illimani, ubicado a más de 50 km de los campos de terrazas agrícolas
cultivadas bajo riego, se convierte en una tarea difícil. Éste era esencialmente
el problema con el que se enfrentaban los antiguos “ingenieros” de los Andes
particularmente los “ingenieros hidráulicos” de Cohoni.
Observaciones de campo permiten aseverar que los antiguos pobladores de
Cohoni necesitaban todos los conocimientos técnicos a su alcance, porque su
entorno se transformaba de modo amenazador para la duración de los
canales, por las fuertes pendientes en las que realizaban su agricultura; hoy en
día el sistema todavía es utilizando, pero presenta una serie de problemas de
filtraciones, derrumbes y la destrucción de amplios tramos de canales.
Asombra la maestría de los comunitarios actuales de Cohoni para manejar
el agua y realizar el riego en la modalidad de “composturas” en terrazas
precolombinas, utilizando una tecnología de riego que se pensaba sólo se
practicaba en otras zonas de los países andinos caso Perú y Ecuador. El
impresionante sistema hidráulico de Cohoni, presenta restos de estructuras
de relleno y acueductos para salvar las quebradas, cárcavas y deslizamientos

220
abiertos por la erosión, así como taqanas y puentes para conducir fácilmente
el agua a través de canales, por laderas empinadas y muy accidentadas.
La localización de las numerosas compuertas y viaductos precolombinos, en la
red física y los puntos de control actuales, ayudan a entender las reglas de
distribución del agua, cuyo uso es, fundamentalmente, para la producción agrícola
en terrazas agrícolas bajo riego, ubicadas en las partes intermedias de montañas
escarpadas, donde se cultiva papa, maíz, calabazas, alfalfa, frutales, cereales y
hortalizas. Las comunidades usuarias del sistema hidráulico de Cohoni todavía
utilizan estrategias ancestrales para el ordenamiento de uso, calendarios
astronómicos y tecnologías tradicionales para organizar la producción, en función
de la disponibilidad del agua y de las características socio-espaciales de las
comunidades.
La mujer juega un rol importante en el riego parcelario, se encarga de ir a la
toma del canal principal que transporta el agua de los deshielos a las terrazas
agrícolas, encargándose de rodear todo el tramo del canal, en una longitud de más
de 10 km y en laderas empinadas, cuidando que el agua no se pierda, reparando
los daños menores del canal; cierra la compuerta cuando observa la señal de humo
en su parcela, lo que indica que el esposo y la familia han concluido con el riego
de sus terrazas agrícolas. (Molina, 2001).
El sistema hidráulico de Cohoni está conformado por una red intrincada pero
ordenada de acequias sencillas y canales que, a manera de las venas del sistema
circulatorio sanguíneo, se entrecruzan y alimentan sistemáticamente, permitiendo
el riego de grandes extensiones de terrazas agrícolas. Existen filtraciones y
ramificaciones que se desprenden a manera de desagües de los canales principales,
que se unen a otros canales aguas abajo, donde son utilizadas para consumo
humano y riego, mucha de la humedad aparece en la parte baja como filtraciones
y ojos de agua; este fenómeno explica la humedad de los suelos de la comunidad
Tahuapalca, así como la formación de su microclima especial.
En la actualidad, el riego parcelario es realizado por hombres y mujeres, con una
maestría que demuestra que los regantes tienen un amplio conocimiento de las
técnicas de riego que sin duda tiene sus orígenes en las culturas precolombinas
(gráfico 18).

221
El riego parcelario se realiza en horas de la noche o por la madrugada; en el
siguiente cuadro se presentan las principales características del riego parcelario
de Cohoni.
Cuadro 18: Características del riego parcelario
PERÍODO FORMA FORMA FRECUENCIA DURACIÓN
RESPONSABLES/
CULTIVOS DE DE DE DE DEL
HERRAMIENTAS
CULTIVO SIEMBRA RIEGO RIEGO RIEGO

0.30 m
Papa entre
En
Haba Junio y plantas; La familia
composturas 1 vez al mes 2 horas
Maíz octubre 0.40 m Picotas y palas
y por surcos
entre
surcos
0.30 m
Dos veces entre
Tomate al año plantas;
Por surcos y 2 veces por La familia
Lechuga enero- 0.80 a 1 hora
camellones semana Picotas y palas
Vainita febrero 0.40 m
mayo-junio entre
surcos
Una vez
2.50 m
Durazno año al En fosas y 1 vez por La familia
entre 2 horas
Ciruelos febrero- por surcos semana Picotas y palas
plantas
marzo

222
Gráfica 18: El sistema hidráulico precolombino de Cohoni

223
a) Tomas de captación y caudales

El trabajo de campo, en la zona de deshiele del nevado Illimani que forma el


sistema hidráulico precolombino de Cohoni, ha permitido identificar cinco
subsistemas ancestrales de riego que tienen su inicio en las tomas
precolombinas ubicadas en la zona de deshielo.

• T´ojra. Es una zona bastante representativa de la “Crianza ancestral del


agua”, conformada por numerosos regueros que a manera de pequeñas
surcos, conducen el agua de los deshielos a una q´ota o reservorio
precolombino, ubicado en una depresión natural de las faldas del Illimani;
cuenta con un original sistema de aducción de agua que consiste en un canal
cortado en una roca, cuyo caudal es regulado por piedras acomodadas en la
garganta del reservorio; el sistema se completa con una segunda q´ota o
reservorio contiguo al primero, conectados entre sí por un sifón natural que
tiene por función recolectar los excedentes de agua de la primera q´ota,
contando con un sistema de salida de agua, en forma de un canal
subterráneo empedrado, que a manera de una galería filtrante posibilita la
salida del agua 300 metros más abajo, en forma de un manantial que
alimenta a los canales que riegan las terrazas de las comunidades de
Tanimpata, Pucaya y Huarimutuaya (gráfico 19).
• Puente Roto. Es una toma que sirve a las comunidades de los tres ayllus de
Tiwanaku en el mismo pueblo de Cohoni. La historia oral refiere que un ayllu
fue enterrado por la mina y que antiguamente se contaba con cuatro ayllus,
característicos de las culturas andinas.
• Jalancha. Está conformado por una caída de agua que forma el río del mismo
nombre, las aguas de esta vertiente facilitan el riego en las comunidades de
Jalancha, Khapi, Challasirca, La Granja, Cebollullo y Tahuapalca, Chañurani,
Cachapaya, Pucarani y Luquicachi.
• Mina Urania. Es una fuente de agua que sale de la boca de la mina del mismo
nombre y que está en actual explotación; riega las terrazas agrícolas de las
comunidades de Yariachi y Cachapaya, los comunarios se quejan por la
contaminación que producen esta agua en sus campos.
224
• Misa K´ala. Es una toma de significado místico-religioso, es el lugar donde
encuentra la piedra del ritual del agua; esta fuente abastece a las comuni-
dades de Mutuaya y Atahuallani.

En todos los casos, en época de congelamiento, el caudal disminuye hasta


en un 85%, coincidiendo con la llamada época seca, causando un déficit hídrico
que impide la producción de nuevas cosechas y afecta incluso a la dotación de
agua para consumo humano. De modo general, el caudal de los canales de riego,
en la estación de inicio de los deshielos, medido en el ingreso a los campos de
terrazas que abastecen a las comunidades más representativas de Cohoni, se
presenta en el siguiente cuadro.

Cuadro 19: Caudal de los canales precolombinos

Nº CANAL CAUDAL l/segundo

1 Canal Tiwanacu 160 l/seg.


2 Canal Pucaya 140 l/seg.
3 Canal Huarimutuaya 160 l/seg.
4 Canal Caimbaya 60 l/seg
5 Canal Yaricachi 60 l/seg.
6 Canal Lukikachi 160 l/seg
7 Canal Tanimpata 40 l/seg.
8 Canal Mutuaya 130 l/seg

b) Pecularidades de las tomas y canales precolombinos

Para los antiguos pobladores de Cohoni, no se trataba de capturar o represar


el agua, tal como ocurre con los sistemas modernos de riego, que se basan
necesariamente en la construcción de presas que incluyen sofisticados sistemas
de tuberías y llaves para garantizar la eficiencia del manejo del agua. Los
ingenieros de Cohoni partieron del hecho de que el agua es un ser vivo al que hay
que criar, en la actualidad los pobladores hablan de la crianza del agua, por lo
que cada volumen de agua es cosechada del modo más natural posible, con
medidas de encauzamiento a regueros y zanjas de conducción.

225
Los canales precolombinos no guardan relación con las recomendaciones de
los métodos convencionales y modernos de riego. Los canales principales de
origen precolombino, en la toma son angostos y pequeños, y a medida que se
alejan de las q´otas y qotañas, van recibiendo volúmenes de carga de numerosas
fuentes de agua, que hacen que los canales se vayan ensanchando y
profundizando, presentando dimensiones amplias en el sector de ingreso a las
parcelas de riego, observándose la maestría en el riego parcelario por parte de
actuales pobladores de Cohoni.
En los seguimientos de campo a nivel de parcela se puso en evidencia, que
la erosión debida al riego es menor a la esperada, aún cuando la agricultura se
realiza en laderas muy empinadas, en razón de que el sistema hidráulico
precolombino de Cohoni está asociado al sistema de las impresionantes terrazas
agrícolas en uso actual.

Gráfico 19: Sistema hidráulico de Cohoni y ubicación de tomas de riego

226
c) Confrontación cultural hidráulica ancestral vs. la actual

Los primeros en aproximarse a Cohoni fueron algunos meritorios cientistas


sociales, pero sus apreciaciones no fueron compartidas con los técnicos de ins-
tituciones estatales y privadas de desarrollo, ni menos con los comunarios. Ésta
situación generó que los técnicos planteen que el problema del riego es solo
falta de agua por la ineficiencia de conducción y que los productores campesi-
nos sigan utilizando el agua que disponen de la mejor manera posible en sus
parcelas y territorios.
La faceta real del problema, difícilmente aparecía en las solicitudes de apoyo
formuladas por la misma comunidad, porque resulta más fácil evaluar las can-
tidades de cemento y trabajo que requiere el mantenimiento de un canal o la re-
construcción de un reservorio, que realizar una “aprehensión” de su realidad de
modo participativo, que incluya aspectos culturales, sociales, económicos y téc-
nicos.
El punto de partida de los organismos de desarrollo frente a la demanda de
los agricultores, es insuficiente para definir una forma de intervención capaz de
resolver los problemas reales. Aún cuando los comunarios manejan su irriga-
ción y perciben bien los problemas, ellos sólo plantean a veces lo que suponen
que les interesa a sus interlocutores.
Como la producción agrícola se orienta hacia los mercados de la metrópoli
de La Paz, la comunidad ha definido que frente a esta demanda, es necesario in-
crementar los volúmenes de agua de los deshielos rehabilitando los reservorios
precolombinos de las alturas, las q´otas y qotañas ubicadas en los campos de
cultivos e interconectados a la red hidráulica y la rehabilitación de taqanas y te-
rrazas actualmente abandonadas.

d) La fiesta del agua

El sistema de crianza y acceso tradicional al agua en Cohoni, alcanza su


máxima expresión simbólica en la celebración de la Fiesta del Agua en el mes de

227
agosto; en esta fiesta participativa se manifiesta la gran riqueza de la vida
comunal en todos sus niveles: social, económico e ideológico.
La fiesta del agua se presenta como un complejo y muy elaborado ritual de
ceremonias, que se viene celebrando cuidadosamente desde tiempos
inmemoriales y constituye en cada celebración una nueva oportunidad para
estrechar los vínculos que unen a los comunitarios con sus divinidades y
antepasados, identificados en lugares sagrados.
En esta costumbre primero se efectúa una wajta preparada por un yatiri de
la comunidad. El acto consiste en brindar una “mesa” al achachila del Illimani de
cuyos deshielos mana el agua de la vida.
La limpieza de las acequias es organizada por el Secretario General, cada jefe
de familia lleva consigo una picota o pala, los jóvenes se organizan con un grupo
de música, los niños llevan banderas de Bolivia y blancas. El Secretario de
Agricultura disfraza a la ahuila que también es un joven disfrazado de mujer y se
fabrica una tejeta (muñeco de trapo), que simboliza la fecundidad.
En esta festividad simbólica se resalta cierta pureza de las costumbres que
aún se mantienen vigentes a pesar de todos los cambios sociales, económicos,
políticos y culturales que han experimentado las comunidades en los últimos
años.

228
TESTIMONIO FOTOGRÁFICO - COHONI (VALLES INTERANDINOS)

Modalidad de terrazas mixtas


vivienda y cultivo en Cohoni.

Estudio edafológico de terrazas ancestrales.

Terrazas ancestrales en uso


zona Chullpaloma en Cohoni.

229
Sistema Hidráulico y terrazas agrícolas de Cohoni, que dependen de los deshielos del nevado Illimani.

230
9.5. Causas del abandono y destrucción de quillas y taqanas en
Yanacachi y Cohoni

Los principales factores causales del abandono y destrucción de las taqanas


y quillas de las zonas de estudio, Yanacachi y Cohoni, son los siguientes:

9.5.1. Factores naturales

Están relacionados con los cambios que acontecen en el paisaje, como


consecuencia de los procesos geodinámicos internos y externos propios de la
corteza terrestre. Por ejemplo, movimientos sísmicos, deslizamientos y otros
procesos erosivos, como las mazamorras y torrenteras; tampoco se descarta
probables cambios climáticos, a pesar de las discrepancias que puedan existir en
cuanto a su época de ocurrencia. La parte andina de Bolivia, se encuentra sujeta
a una actividad sísmica que por sus propias características modela el paisaje
natural, a la vez que destruye las obras artificiales construidas por el hombre.
En el ámbito de la Cordillera Oriental, el servicio geológico de los Estados
Unidos de Norte América, ha reportado un total de 501 sismos de magnitud
variable entre 5 y más de 6,6 grados de la escala de Ritcher, en un lapso de
tiempo comprendido entre los años 1964 a 2004.
En el medio rural los efectos de los sismos son generalmente menos
apreciables que en el medio urbano, pero en el caso de la infraestructura agrícola
como las taqanas, quillas, qotañas y canales de riego se suelen producir
deslizamientos y desestabilización de los muros de piedra.
En épocas precolombinas, estos daños eran reparados rápidamente en días
o semanas, sin embargo en épocas recientes, la reparación no se realiza en forma
sistemática, ni en el área estudiada, ni en la región andina en general, y los
efectos de tales sismos han quedado en la memoria de los pobladores y han
sido registrados en la presente investigación.
Aunque en la zona de Sud Yungas en Cohoni no existen registros oficiales, los
efectos de los sismos quedaron en la memoria colectiva de los pobladores,

23Ȝ
refieren que hace 30 años se presentó un movimiento sísmico muy fuerte y otro
que se repitió el año 1983 con la misma intensidad que el primero, que
desestabilizó a la montaña que da al río Huancani, parte de la cual se derrumbó,
causando la destrucción de extensas áreas de quillas y taqanas en muchas
comunidades, particulamente en Mokori e Hilumaya.

9.5.2. Factores antrópicos

Son aquellos relacionados con las actividades que realiza el propio hombre,
dentro de un complejo marco económico, social, político y cultural, sin dejar de
lado las políticas de los gobiernos a través de la historia, los cambios de los
patrones de cultivo y la migración de la población, que constituyen las
características inherentes a esta problemática.
El proceso de destrucción empezó con la llegada de los conquistadores
españoles, que iniciaron también un proceso de reducción de la población
indígena; en la época republicana el sistema de haciendas con los llamados
patrones, incidió directamente en la gravedad de este proceso, y sólo en algunos
casos se realizó la construcción de quillas nuevas para el cultivo de coca,
lamentablemente la hoja de coca fue y es utilizada para la fabricación de
alcaloides, lo que generó una represión a su cultivo, con el abandono sistemático
de grandes superficies de quillas.
Otros aspectos que contribuyeron con la destrucción de la infraestructura de
taqanas y quillas, son las prácticas indiscriminadas del chaqueo y la agricultura
migratoria, así como la introducción del ganado exótico representado
principalmente por equinos, asnos, vacunos, porcinos y caprinos; especialmente
los primeros que por sus hábitos de alimentación, muy devastadores, se
asentaron en las laderas empinadas y, en la actualidad, caballos y asnos,
pastorean libremente en áreas de quillas abandonadas, agravando el estado de
conservación de las taqanas y quillas y del suelo en general. En las laderas de la
comunidad Quisno, se observan destrozos de los muros de quillas ancestrales,
provocados por los animales de carga (mulas) que pastorean libremente.

23ȝ
9.5.3. Migración definitiva y temporal

La migración es un fenómeno social importante que viene acentuándose en


las últimas décadas en Bolivia. En las comunidades de la tercera sección de Sud
Yungas: Ticuniri, Villa Aspiazu, Hilumaya, Suiqui Milamilani, Chaco, Pichu y
Quisno, éste movimiento se origina por la existencia de medios y recursos
limitados y deficientes, los mismos que son explotados por la mayoría en forma
tradicional; también a las escasas tierras habilitadas caracterizadas por una
propiedad de fragmentación parcelaría constante y al abandono de las
tecnologías e infraestructuras productivas precolombinas.
La progresiva descapitalización y marginamiento de la economía campesina
de la zona, sumándose a ello el tipo de suelo con serios problemas de fertilidad
y erosión, la falta de vías de comunicación como puentes peatonales y
carreteras, restringen las oportunidades de una mayor producción, de ocupación
de mano de obra y mayores ingresos económicos; todo ello repercute en la tasa
de migración, que en algunos casos se constituye en la única alternativa que
tiene el comunario para obtener algún tipo de remuneración para subsistir y
paliar sus múltiples necesidades.
La migración definitiva constituye la reproducción de la fuerza de trabajo no
calificada que se acrecienta cada vez más en las ciudades del país y de otros
países vecinos caso Argentina y Brasil. De acuerdo a los resultados de la
encuesta, los comunarios y sus familias migran a centros urbanos donde
demandan fuerza de trabajo, así como también a departamentos y provincias
que han desarrollado una agricultura de tipo capitalista, sumándose a esto
algunas familias que migraron definitivamente a valles agrícolas de Chile y la
Argentina.
La migración temporal o estacional, generalmente la realizan los jefes de
familia y en menor proporción las mujeres, con la finalidad de encontrar nuevas
fuentes de trabajo por determinados períodos de tiempo, desde una semana a
varios meses o por años, en función al calendario agrícola, y también a los
fenómenos climáticos, relacionados con altas precipitaciones y en otros a la
disposición del tiempo en la utilización de la mano de obra para las labores

23Ȟ
agrícolas. En su mayoría, los migrantes temporales no poseen mucha tierra de
producción y dejan sus tierras para ser trabajadas por sus familiares, porque al
retornar al medio originario, éstos continúan apegados al cultivo de sus tierras.
En el caso de Cohoni se presentan tres clases de migración: migración
definitiva, migración temporal y migración “golondrina”, esta última se
caracteriza por la movilización a otras comunidades donde se requiere mayor
mano de obra para las labores agrícolas.

9.5.4. Problemas de tenencia de la tierra

Estos problemas están relacionados con el minifundio, tal como se verifica


en los Yungas. Esto se complica porque los propietarios de las mayores
extensiones de tierra en las zonas de estudio, no viven en las comunidades y
prohíben el trabajo en sus propiedades a los escasos pobladores que
permanecen en la comunidad; los dueños de las mayores extensiones de tierra
sólo retornan para las festividades y de vacaciones.

9.5.5. Cambio de patrones de cultivo

La necesidad de producir para el mercado, está ocasionando un


desplazamiento de los cultivos tradicionales, lo que a su vez está generando un
desmantelamiento de las terrazas prehispánicas.

9.5.6. Presencia de malezas altamente agresivas

Un factor que coadyuva a la destrucción de las quillas y taqanas en la zona


de los Yungas, es la presencia exuberante del pasto gordura (Melinis minutiflora)
que por sus características de maleza de alta competencia por agua y nutrientes,
aniquila sistemáticamente a la plantación de cocales; los comunarios de mayor
edad sospechan que la introducción del pasto gordura a la zona habría sido para
destruir los cultivares de coca.

23ȟ
10. Aprendizajes de experiencias en rehabilitación y construcción
de terrazas

En el país existen limitadas pero valiosas experiencias de reconstrucción de


terrazas de origen precolombino, si bien estos trabajos son puntuales,
representan avances en una temática que se hace necesaria abordar con todos
los recursos metodológicos y técnicos necesarios.
Algunos proyectos del Estado, caso PROMARENA y, sobre todo,
organizaciones privadas de desarrollo, llevan a cabo programas de
reconstrucción y construcción de terrazas agrícolas; las universidades y centros
de investigación del país, caso de la Universidad Católica Boliviana con sus
Unidades Académicas Rurales, UMSA, EMI y el CIDAT en La Paz, AGRUCO de la
UMSS en Cochabamba, Universidad Tomás Frías de Potosí y la Universidad San
Francisco Javier de Chuquisaca, entre otras instituciones, están generando
información mediante investigaciones y tesis, sobre la viabilidad de incorporar
estas infraestructuras conservacionistas a los actuales sistemas de producción.
Como un aporte al aprendizaje de experiencias, se cita información de
proyectos que han difundido sus resultados y que permiten establecer las
posibilidades de un Programa Nacional de rehabilitación de terrazas.

10.1. Experiencias en reconstrucción de taqanas precolombinas

a) El caso Kollasuyo y Yumani – Wiñaymarka

Wiñaymarka (1994) reporta que las comunidades de Yumani y Kollasuyo


fueron las beneficiarias del proyecto de rehabilitación de taqanas de la península
de Copacabana y de la Isla del Sol. En las laderas de los cerros de estas zonas,
existes taqanas precolombinas en proceso de destrucción, por los efectos
erosivos del viento y la lluvia además del abandono al que fueron relegadas
como consecuencia de la quiebra cultural inducida por la conquista. La
experiencia de rehabilitación de taqanas, arrojó un impacto positivo y buena

23Ƞ
aceptación por parte de los comunarios, sin embargo también se presentaron
limitaciones que impidieron una mejor actividad.
Los logros en la rehabilitación de la superficie de taqanas en estas dos
comunidades son los siguientes, comunidad de Kollasuyo: rehabilitación de 1.43
hectáreas de taqanas con trabajo familiar y 0.24 hectáreas de taqanas con
trabajo comunal. Comunidad de Yumani, rehabilitación de 2.98 hectáreas de
taqanas con trabajo familiar.
Las limitaciones presentadas están referidas al abandono de este sistema
de cultivo por un largo período y el cambio de costumbre en el trabajo agrícola
por otros sistemas que demandan menor esfuerzo, determinando, en última
instancia, que los agricultores muestren desconocimiento y desconfianza en las
ventajas de esta tecnología. Un problema frecuente fue la falta de materiales
locales, piedra y cascajo durante la ejecución de los trabajos, causada por la
movilización y erosión del material original, además de la extracción de las
piedras de los muros de contención de las taqanas precolombinas para la
construcción de cimientos de las viviendas y muro de delimitación de las
parcelas. A esto se suma en gran medida la pérdida del espíritu de trabajo
comunal con el consecuente retraso en el avance de las obras de rehabilitación.

b) El caso PROMARENA

El Proyecto de Manejo de Recursos Naturales (2008), bajo tuición del


Ministerio de Planificación, desde el año 2005 a 200Ȥ, propició en su
Componente de Manejo de Recursos Naturales la reconstrucción de terrazas
precolombinas por las propias comunidades de los municipios de Charazani,
Curva, Aucapata, Ayata, Chuma, Mocomoco, Pelechuco, con una metodología
de movilización de capacidades locales, basada en concursos comunales y
familiares, donde los miembros de la comunidad trabajan por ellos y para ellos
mismos y, dependiendo de la calidad y cantidad de las terrazas rehabilitadas,
reciben un incentivo económico proveniente de fondos públicos.
Los logros: Se rehabilitaron cerca de 102 hectáreas de terrazas
precolombinas, además de la construcción de aproximadamente 122,3

23ȡ
hectáreas de terrazas nuevas y 84 has de formación lenta, en comunidades de
su área de acción del departamento de La Paz, sin incluir aquellas terrazas
rehabilitadas y/o construidas por el efecto multiplicador, que triplican esta
cantidad. Esta dinámica se presentó en las comunidades del cantón Amarete
del municipio Charazani y en las comunidades del municipio de Curva.
Las limitaciones: La falta de agua para riego y el cambio notorio de la
frecuencia y estacionalidad de las lluvias producto del cambio climático, genera
cierta inseguridad, sobre todo en aquellas comunidades que no reciben
capacitación y asistencia técnica, para una rehabilitación masiva de las terrazas
abandonadas y en descanso.

10.1.1. Metodología de reconstrucción de terrazas precolombinas

Inicialmente, la reconstrucción de terrazas precolombinas o taqanas, tiene


que constituirse en un trabajo que necesariamente debe ser identificado,
generado, planificado y ejecutado por la propia comunidad campesina, con
asesoramiento externo. De ninguna manera debe ser una actividad impuesta,
sólo así se garantizará que esta labor comunal se convierta en una experiencia
masiva, que permita incrementar la producción de alimentos y realizar una
experimentación agrícola comunitaria para implementar un Centro de
Capacitación para la rehabilitación de los sistemas de taqanas abandonadas
constituyendo un referente de validación de la tecnología andino-amazónica.
La mano de obra necesaria para la reconstrucción de taqanas precolombinas,
está en función del grado de deterioro que presenta, lo que significa la realización
de un cuidadoso trabajo previo para evitar su total derrumbamiento y
destrucción. El trabajo requiere de varias etapas, los comunarios, debidamente
organizados, deben realizar faenas de trabajo, inclusive durante los fines de
semana y feriados, así mismo, se requiere la participación de los miembros de
la comunidad ya sea formando grupos familiares pequeños o grupos colectivos,
siendo necesaria la organización y planificación en la asamblea general de la
comunidad, para conformación de grupos de trabajo y la asignación de
responsabilidades y tareas concretas.

23Ȣ
10.1.2. Técnica de reconstrucción de taqanas y quillas

Tomando en cuenta las experiencias de rehabilitación de taqanas en las


comunidades de Yanacachi de la tercera sección de Sud Yungas, Cohoni de la
primera sección de la provincia Murillo, Amarete del municipio Charazani, Curva,
Aucapata y San Pedro, se sistematiza la tecnología de reconstrucción de taqanas
y quillas:

1. Remoción a mano de bloques y piedras provenientes de muros destruidos


de taqanas o quillas superiores, materiales que se encuentran diseminados
sobre las plataformas derruidas; haciendo uso del barreno o barreta se
extraen las piedras angulares y subangulares enterradas, separándolas por
tamaños y acumulándolas en los bordes.

2.Se procede a desmontar los restos del muro anterior que presenten signos de
inestabilidad, limpieza de gravas y tierra hasta descubrir los antiguos
cimientos; esta sección en las taqanas está constituida por grandes bloques.

3.Se levanta la nueva pared o muro con las piedras recolectadas


anteriormente, estableciendo los estribos de refuerzo, escogiendo las piedras
angulares de mayor tamaño que en lo posible encajen perfectamente con
las inferiores; el acarreo de las piedras se realiza, en unos casos por gravedad
por el talud de tierra de los muros y en otros con el uso de las andadillas,
disponiendo ordenadamente las piedras en capas o hileras en el borde del
muro en reconstrucción.

4.El vacío que queda entre el talud de tierra y la primera hilera de piedras, se
rellena con gravas, guijarros y piedras chicas hasta alcanzar el mismo nivel.

5.Seguidamente se vuelve a disponer otra capa de piedras, siempre buscando


un buen amarre; para el alineamiento e inclinación del talud se hace uso del
cordel y, a golpe de combo, se estabiliza y se da la dirección conveniente a
las piedras.
23ȣ
6.Sobre esta hilera se dispone nuevamente otra capa de piedras y así sucesi-
vamente hasta que las brechas del muro sean reparadas en su totalidad.

7. Finalmente, se procede a la nivelación de la plataforma de cultivo, moviendo


la tierra con el uso de la chaquitaclla o huiso; de esta manera la terraza o ta-
qana queda lista para las labores de labranza.

8. Si se cuenta con agua, el primer riego en las taqanas se aplica con mucho
cuidado, para evitar la sobresaturación, la inundación y que se produzcan
filtraciones y derrumbes.

10.1.3. Materiales requeridos

10.1.3.1. Herramientas

El empleo de herramientas en la ejecución de cualquier obra, determina el


nivel de desarrollo de los pueblos. La importancia de los instrumentos de labor
en cualquier actividad, especialmente en la reconstrucción de las taqanas, se
manifiesta como una extensión de la capacidad de maniobra del hombre andino,
que le permita una mayor eficiencia, más allá de su capacidad física. Las familias
campesinas dedicadas a la actividad agrícola tienen una variedad de
herramientas para la agricultura, algunas de origen precolombino, que se siguen
utilizando y otras de tipo moderno de fabricación industrial que se vienen
imponiendo en detrimento de las primeras que van desapareciendo
paulatinamente.

a) Herramientas tradicionales

• Chaquitaklla, t’aklla – Huiso


Es una herramienta de origen milenario, los cronistas hacen referencia
constante a su existencia, su construcción está hecha en base a un madero
extraído de un árbol llamado q’olli o aliso, en el que una vez secado al sol, se

23Ȥ
coloca la reja conjuntamente con la cinta de cuero de camélidos que se envuelve
alrededor del palo logrando formar la tak’lla.
La tak´lla es producto de un desarrollo tecnológico autóctono y todavía se
utiliza en las comunidades originarias altoandinas. En el pasado llegaron a
fabricar grandes cantidades de tak’llas de diversos tamaños. Sus funciones son
diversas, pero fundamentalmente se utiliza para la roturación de la tierra, para
la extracción de piedras y como apoyo para ayudar a sostener el peso de las
rocas durante la construcción de las taqanas.
Chilon, E. (1994) señala que el poblador de los valles interandinos y del
altiplano, desde tiempos precolombinos, utilizaba como herramienta de
labranza la tak´lla o chaquitaklla, que a manera de un arado de pie, permitía el
movimiento del suelo, manteniendo y conservando los agregados del suelo
(estructura) en su forma natural. Esta herramienta conservacionista evita la
erosión pronunciada del suelo, porque limita su remoción a una labranza
mínima, manteniendo una buena agregación de los terrones, al mismo tiempo
facilita una mejor infiltración del agua, disminuyendo la evaporación del agua
capilar del suelo, además, por tratarse de un instrumento sencillo, resulta muy
útil para el trabajo en laderas con pendientes medias a fuertes.
El uso de esta herramienta contribuye a los lazos sociales, por el trabajo
compartido y el laboreo de terrenos ubicados a grandes distancias, así mismo,
estos instrumentos de origen mágico espiritual, expresan la concepción
armónica de la relación respetuosa al penetrar en la tierra simbolizando un acto
de amor sensual para procrear la simiente que se deposita en ella. El hombre
andino con la creación de estos instrumentos sólo es un mediador que facilita
esta relación (gráfico 20).

• La liuq’ana

Es otra de las herramientas andinas que consiste en un pequeño palo recto


que termina en una curva de 35º aproximadamente, donde se coloca y amarra
la reja con una cinta de cuero de llama o de oveja. La liuq’ana es utilizada por la
población andina para sus faenas agrícola, especialmente en labores de

2 ȟț
extracción de los cultivos (papas, ocas, ollucos, etc.), también es útil en la
rehabilitación de taqanas, especialmente para la separación y clasificación de
piedras y cascajo de relleno (gráfico 20).

• Kupaña
La kupaña, llamada también huactana (desterronador), es una herramienta
andina utilizada para romper los terrones grandes del suelo, posibilitando su
desmenuzación para dejar bien mullido el suelo después de la roturación. Es
utilizado en la época de las siembras, además de ser útil en la reconstrucción de
las taqanas. En cuanto a su estructura, consta de un madero de un metro de
longitud, con un diámetro de 4 cm en su parte final y 8 cm en su cabezal donde
lleva una punta de hierro pesado o se amarra una piedra grande para el
rompimiento de los terrones.

• Andadilla
Es una especie de transportador de rocas y tierra, constituido por dos
maderos, que sostienen a una tela de lana gruesa que sirve como base para
trasladar los materiales y es operado por dos comunarios.

• El nivel en “A”
Es un instrumento de fácil construcción que permite el trazado de curvas a
nivel, para la nivelación de la superficie de cultivo de las taqanas, para establecer
el talud o inclinación de los muros de piedra, para la construcción de zanjas de
infiltración y canales de riego. Consta de dos maderos delgados de dos metros
de largo, un madero delgado de un metro de largo, un cordel o pedazo de hilo,
una piedra y un lápiz. Para su construcción se atan o clavan en un extremo los
dos maderos largos, el tercer madero se asegura en la mitad de los palos largos
de tal manera que forman una “A”. Luego se ata en el extremo superior la pita o
cordel y la piedra se ata en el extremo inferior, se calibra y se usa directamente
en el campo.

24Ȝ
• Instrumentos de nivelación precolombinos
Las evidencias históricas demuestran que las culturas andino amazónicas
desarrollaron técnicas topográficas sofisticadas; con la intervención de diversas
ciencias es posible reconstruir los instrumentos y técnicas de nivelación
precolombinos, por ejemplo examinando la cerámica de los museos
arqueológicos. Ortlof (1989), reconstruyó un sencillo instrumento topográfico
consistente en un cuenco con un agujero en un punto y una figura en cruz en el
punto opuesto, tanto en el brazo vertical como en el horizontal de la cruz, se
hicieron marcas de graduación y en la cara interna del cuenco, se fijaron tres
marcas, que permiten definir una superficie plana paralela a un tubo hueco de
observación, cuando el tubo atraviesa el agujero y el centro de la cruz.

Gráfico 20: Herramientas de origen precolombino

Chaquitaklla

Porra de madera
liuq’ana

liuq’ana
Huiso

Huiso

Lampa

24ȝ
b) Herramientas modernas
Actualmente las familias de las comunidades, también utilizan herramientas
modernas, en combinación con las tradicionales, sobre todo en la construcción
de taqanas y quillas.

• Picota
Es una herramienta que consta de un palo de un metro de largo, en su base
lleva un hierro, plano en uno de sus lados y en el otro una punta afilada. Por lo
general es utilizada para el roturamiento de la tierra, para la excavación y
extracción de piedras utilizadas en la construcción de taqanas. La picota o
azadón es utilizado por todas las familias de casi todas las comunidades andinas
en sus diferentes actividades agrícolas y de construcción.

• Pala
Es otra herramienta comúnmente empleada por los agricultores y es un
instrumento fabricado de metal, tiene forma de cuchara sujeta por un mango de
madera de 80 cm, todas las familias tienen esta herramienta para el
levantamiento y volteo de la tierra.

• Combo
Esta herramienta consta de un cuerpo pesado de metal en forma rectangular
que en su parte media lleva introducido un madero de unos 60 cm de largo, que
permite el uso por el hombre. Es utilizado para romper y acomodar las piedras,
en la construcción del muro de las taqanas.

• Carretilla
Es una herramienta de menor uso en las comunidades campesinas, sirve para
transportar materiales como tierra, piedras, cascajo y otros de un lugar a otro.
Esta herramienta utilizada en la construcción de taqanas facilita el acarreo de
materiales por una sola persona.

24Ȟ
• Cernidor
Esta herramienta es utilizada por las familias campesinas para cernir y separar
la tierra y las gravas por tamaños y acondicionar la plataforma de cultivo.

• Rastrillo
El rastrillo es utilizado en las actividades agrícolas para la nivelación y
emparejamiento de la tierra y para separar el cascajo sobre la superficie del
cultivo. Esta herramienta está hecha de hierro fraccionado en forma de dientes
doblados y sujeto a un palo largo para manipuleo por el hombre.

• Cordel o lienzo
El cordel consta de un hilo grueso manufacturado industrialmente, es
utilizado para marcar y delinear desde un punto a otro, tanto el muro de las
taqanas, así como la superficie de cultivo en la fase inicial de construcción, y en
la culminación de las mismas.

• Barreno o barreta
Es una herramienta que se utiliza en las zonas andinas, para la reconstrucción
y construcción de taqanas. Es una herramienta de forma lineal, constituida en
su totalidad por una barra metálica resistente, presentando uno de sus extremos
de forma plana y el otro extremo acabado en punta, es utilizado como palanca
para acomodar las piedras en los muros de las taqanas.

• Rocas de diferentes tamaños


Se trata de rocas disponibles en la zona, preferentemente de naturaleza ígnea
o metamórfica, por ser más resistentes a la meterorización física y química del
ambiente, las rocas recomendables para levantar los muros de las taqanas son
granito, cuarcita, gneiss, granodiorita, andesita y pizarra.

10.1.3.3. Fuente de energía

Únicamente humana.

24ȟ
10.1.4. Consideraciones para un programa nacional de rehabilitación de
terrazas precolombinas

El principal sustento de un futuro programa de rehabilitación de terrazas de


origen precolombino es esencialmente socio-cultural, porque tiene que ser
propuesto por los propios comunarios para que sean ellos mismos, quienes
generen su propio desarrollo, lo cual se espera para un mediano plazo, pues 500
años de impacto social, económico, político y cultural no se puede enmendar o
remediar en unos cuantos años. El desarrollo rural del país requiere
fundamentalmente de la autoconfianza de las comunidades, dar oportunidad a
los técnicos locales y una decidida participación del Estado.
En este contexto se debe destacar el interés de la mujer campesina por los
proyectos de rehabilitación y construcción de terrazas y el desarrollo de su
comunidad en general, tal como se evidenció en el proyecto PROMARENA. Las
mujeres campesinas tienen ascendencia, espíritu de colaboración y de trabajo,
que es múltiple dentro de la comunidad, porque conjugan tareas domésticas,
familiares y de liderazgo con las faenas agropecuarias.
Las comunidades tienen que ser los usuarios prioritarios de la rehabilitación
de tierras y por lo tanto los beneficiarios directos de la rehabilitación de las
terrazas ancestrales. Tienen que tener conciencia de las ventajas que representa
la rehabilitación de terrazas y, por lo tanto, deben mostrar interés en que esta
tarea sea realizada y, de ninguna manera, esta necesidad debe ser impuesta.
También debe tomarse en cuenta consideraciones ecológicas y medio
ambientales, sobre todo, las características agroecológicas de los diferentes
pisos ecológicos donde se encuentran ubicadas las terrazas precolombinas. Se
tiene que tomar en cuenta la influencia de la precipitación, temperatura,
evapotranspiración, la orientación respecto al sol, pendiente de la ladera, tipo de
suelo y disponibilidad de agua para riego.
De acuerdo a las observaciones realizadas en Cohoni las terrazas
precolombinas que están en uso presentan un buen estado de conservación y se
encuentran en la parte media y baja de la cuenca, distribuidas en laderas desde
los 2.400 a los 3.800 msnm. Al presente, todavía subyace en la memoria
24Ƞ
colectiva de los comunarios un sistema de clasificación de ecosistemas que el
CIDAT está investigando, razón por la cual no se presenta la denominación de
zonas de vida convencional, frecuentemente utilizada por otros investigadores.
Una consideración importante a tomar en cuenta es de orden económico, si
bien por el nivel del presente estudio sólo se ha obtenido información
económica preliminar relativa a los costos de rehabilitación de las terrazas, es
posible establecer que los mismos serán menores que los que demande la
construcción de terrazas nuevas. Los mayores costos residen en la reparación de
los muros de piedra y en la reparación y limpieza de los canales de riego, todo
ello dependiendo del estado en el que se encuentren estas infraestructuras.
Muchas comunidades están capacitadas para proporcionar la dirección técnica
y la mano de obra, y con un apoyo externo puntual, pueden habilitar fácilmente
las tierras de los sistemas de terrazas precolombinas actualmente abandonadas.

10.2. Aprendizaje de experiencias en construcción de terrazas nuevas

La construcción de terrazas nuevas se basa en el conocimiento popular de


esta tecnología ancestral, aquella que es eficaz y orgánica frente a las
necesidades del acceso del hombre a la naturaleza. Los comunarios previamente
motivados recobran su memoria colectiva de construcción de taqanas y, lo más
importante, vuelven a poner en prácticas esos conocimientos técnicos que
paulatinamente permiten volver a utilizar las laderas de cerros antes
improductivos, mediante la construcción de terrazas agrícolas productivas.

a) El caso de ACLO-Potosí

ACLO-Potosí, es una institución privada de desarrollo que trabajó en la


microrregión de Potobamba, en Tuero-Saavedra, reporta que los comunarios
muestran un interés creciente por los restos de sistemas de terracerías de origen
precolombino a los que llaman chullpas o chullpa-tiquis. Los vestigios de
sistemas antiguos de cultivos precolombinos abandonados se extienden en
laderas empinadas en altitudes que van desde los 2.900 a los 3.500 msnm. En
24ȡ
Vila Vila se observa un sistema de terrazas cortas con muros de piedra de 0.40
a 0.60 m de alto, con un ancho de plataforma de cultivo de 1 a 0.80 m.
La institución impulsó un programa de manejo y mejoramiento de las bases
productivas de la zona, con énfasis en la conservación de los suelos, mediante
la construcción de terrazas, aplicando la minka como una forma de trabajo de
reciprocidad andina, mediante la cual uno o varios comunarios prestan su
trabajo de apoyo a otro, con la condición que éste les devuelva el apoyo en
trabajo personal.
Logros: Entre los años 1992 y 1995 se ha logrado proteger con terrazas de
banco y terrazas de formación lenta 3,71 hectáreas de tierras agrícolas, con la
construcción de 2.608,7 metros lineales de muros de piedra. Con el proyecto
“Recuperación y estabilización de Bases Productivas” en un período de 6 meses
habilitaron 4.2 hectáreas de tierras agrícolas con la construcción de terrazas, en
esta superficie se incluye la superficie real recuperada con terrazas de banco y
la superficie potencial que se refiere a las tierras habilitadas con terrazas de
formación lenta, sumándose a ella, la porción de tierra ubicada en la parte
superior de las terrazas de banco. Participaron 81 comunarios, con un promedio
de habilitación de 515 m2 de terrazas por usuario, el impacto en términos de
superficie agrícola habilitada en un tiempo tan corto alcanza a 173,55 m2 que
aproximadamente hacen 17,4 hectáreas. Un 66% de las terrazas nuevas se han
construido en suelos agrícolas en descanso, el restante 34% lo fueron en suelos
vírgenes denominados localmente suelos purumas.

10.2.1. Metodología de construcción de taqanas nuevas

El paisaje andino-amazónico presenta una topografía sumamente compleja


y accidentada, en cualquier lugar y en un mismo paisaje se desarrollan infinidad
de unidades fisiográficas y diferentes macro y micropaisajes. Esto significa que
no existen grandes extensiones de tierras con pendientes uniformes aptas para
la agricultura, sino extensiones reducidas, configurando un verdadero mosaico
ecológico con un gran número de microclimas. Sus altitudes varían de los 1.000
a los 4.800 msnm, con pendientes mayores a 45º, constituyendo una topografía

24Ȣ
que condiciona sólo la aplicación de cierto tipo de tecnologías. Por ello la
comunidad tiene que designar el lugar y un determinado número de hectáreas
de tierras de laderas para la construcción de las taqanas.

• Criterios de ubicación del sitio de construcción

La designación del sitio de construcción, tiene que tomar en cuenta ciertos


criterios, tales como:
- Orientación respecto al sol, que permita una acumulación de radiación e
incida en el desarrollo óptimo de los cultivos en las taqanas.
- Ubicación del lugar, que sea accesible y que cuente con materiales como
piedra y suelos adecuados.
- Pendiente, que determina la viabilidad o no de construir taqanas, ciertos
lugares muy accidentados no son aptos para la construcción de nuevas
taqanas porque su deterioro sería más rápido con el transcurso del tiempo.
Los comunarios de las zonas alto andinas, agrupan y tipifican las
pendientes de acuerdo a su inclinación y longitud, agrupándolas en cuatro
categorías.
a) Pendientes de 1 a 15%, baja o moderada, constituida por las parcelas que
generalmente contienen terrazas cortas naturales o construidas por el hombre
y se ubican en los conos de deyección de las quebradas y en lomadas y llanuras.
b) Pendiente de 15 hasta 50%, incluye todas aquellas parcelas ubicadas en
las laderas cuya pendiente no es muy pronunciada y los comunarios puede
realizar la labranza del suelo, con mediana a alta dificultad.
c) Pendientes mayores a 50%, ubicadas en las laderas de montañas muy
empinadas, presentando serias dificultan para la labranza, no es posible hacer
surcos o curvas de nivel, por ello los aporques se realizan usando únicamente
herramientas manuales. Cuando las lluvias son muy intensas estos suelos son
afectados por erosión laminar, en surcos y cárcavas.
d) Pendientes cercanas y mayores a 100%, que únicamente pueden utilizarse
con medidas de conservación de suelos, tales como taqanas y chullpa tirquis, y
en casos extremos son lugares destinados sólo como protección y reservas.

24ȣ
- Las taqanas técnicamente bien diseñadas y construidas permiten el
escurrimiento superficial del agua, evacuando el exceso hídrico hacia otras
taqanas. La modificación de la pendiente de las laderas con el terraceo,
permite un buen diálogo con el riego o con la lluvia, logrando que el suelo
se conserve en buen estado y el microclima mejore y sea más benigno.

10.2.2. Técnica de construcción de taqanas nuevas

Una vez definido el sitio para la construcción de taqanas, elegidos los


responsables del trabajo y definidas las tareas específicas, los kamanakas o guías
forman grupos de trabajo, en base a criterios de afinidad, parentesco y
compadrazgo, dando inicio a las labores de construcción; previamente se realiza
el ritual de agradecimiento y ofrenda a la Pachamama.

1. El trabajo se inicia con la excavación y amontonamiento de la piedra y la


tierra, tarea que es realizada por el grupo, que además tiene que realizar el
desmonte de la pendiente, requiriéndose la participación de los varones
mayores de edad; la excavación de la tierra y separación de las piedras, se
realiza con una técnica sencilla, que consiste en aflojar la tierra y aflojar las
piedras, utilizando herramientas como la chaquitaklla, picota y barreno.

2.Clasificación y separación de las piedras por tamaño, y su traslado al sitio de


construcción de los muros, utilizando andadillas y carretillas. Acarreo de la
tierra, con participación de comunarios de ambos sexos incluyendo los niños.

3.Construcción del muro, con el trazado del cimiento y la nivelación de la


superficie utilizando el nivel en “A”, siendo necesario colocar un hilo guía
para la colocación en la base de las piedras más grandes, y luego levantar el
muro acomodando las piedras con la ayuda de los barrenos y a golpes de
combo se asienta y nivela las piedras, quedando firmemente unas sobre
otras, formándose el muro de contención.

24Ȥ
4.Relleno del muro y nivelación de la plataforma de cultivo, se debe rellenar los
hoyos que quedan entre el suelo y el muro en construcción con mucho
cuidado, incorporando una capa de grava en el fondo, para regular la
evacuación de las aguas de lluvias en exceso hacia las capas inferiores de la
plataforma de cultivo, evitándose el encharcamiento y saturación de agua,
que provocaría la desestabilización y derrumbe de las taqanas.

5.Finalmente se realiza el acondicionamiento de la tierra de cultivo con abono


y la nivelación de la plataforma de cultivo; la capa cultivable debe ser de la
mejor tierra previamente escogida y libre de materiales gruesos, para que
reciba a las semillas y proporcione los nutrientes requeridos para lograr una
buena cosecha.

11. Plan de manejo y conservación de taqanas

Las taqanas son estructuras que requieren cuidados y mantenimiento


permanente, para conservar sus características y propiedades, de manera que se
eviten los riesgos de desestabilización y derrumbes de los muros de contención
y se controle la erosión del suelo provocada por lluvias excesivas y por acción
antrópica. Es necesario que los miembros de la comunidad asuman el
compromiso de participación en los trabajos de mantenimiento y conservación
de las taqanas.

11.1. Organización comunal para el mantenimiento de las taqanas

El momento de realizar los trabajos de mantenimiento de las taqanas es


definido por acuerdo y decisión comunal, porque es a este nivel que se deciden
y coordinan las tareas, así como se definen las qapanas a cultivar en el año. Cada
familia asume de modo responsable e independiente el trabajo de limpieza y
refacción de los muros, reparación de canales y conductos de drenaje, y el
arreglo de la plataforma de las taqanas. Los miembros de la comunidad, saben

2 Ƞț
por experiencia el modo de realizar el trabajo de mantenimiento de las taqanas
y el tiempo que se requiere para ello.

11.2. Distribución del tiempo para el mantenimiento de las taqanas

El calendario para el mantenimiento de las taqanas no es rígido y depende


de cada comunidad. Se toma en cuenta la rotación de las qapanas y el estado
en que se encuentran las taqanas, porque pueden ser constantemente afectados
por factores naturales como lluvias, granizadas, vientos y heladas, y factores
antrópicos como el excesivo uso de las terrazas y por los animales que provocan
daños y perjuicios tanto en los muros como en la plataforma de cultivo.
En el caso de la comunidad de Chacarapi, que cuenta con siete qapanas, se
cultiva una qapana por año, por lo que cada qapana queda en descanso por seis
años; la siembra en la taqanas de la qapana seleccionada se realiza en los meses
de septiembre y octubre y se cosecha entre abril y mayo del siguiente año,
paralelamente, en el mes de febrero se realiza el mantenimiento de las taqanas
de la qapana a cultivar en la siguiente campaña, con la remoción de la tierra y
la extracción de las piedras del suelo, utilizando la chaquitaclla y la refacción de
los muros, nivelación de las plataformas y labranza de la tierra conformando
surcos entrecruzados y camellones, quedando listos para la siembra que se
realiza en septiembre; entre tanto, en los meses de junio y julio se realiza la
selección de semillas de oca, papa, papalisa, isaño y papa Luque; en agosto los
mayores interpretan los indicadores astronómicos, botánicos y zoológicos y
pronostican si las siembras son adelantadas o atrasadas, y presagian en qué
sectores de tierras altas o de valle se esperan mejores cosechas y por lo tanto hay
que cultivar más. Del 12 al 15 de septiembre se realiza la ceremonia ritual y
cultural lu´jchi de pago a la Pachamama, para que se tenga buena cosecha y
que las energías cósmicas ayuden a tener un buen año, dándose inicio a las
siembras.

25Ȝ
11.3. Períodos de trabajo de mantenimiento de las taqanas

El mantenimiento que se da a las taqanas en la zona andina, considera dos


épocas o momentos:

11.3.1.Inicio de la estación de lluvias

Al inicio de la época de lluvias de septiembre a octubre, las familias realizan


la refacción del muro de contención, así como la limpieza general; la refacción
y limpieza, de las partes caídas del muro se realiza mediante el recojo y
devolución a su lugar pero de una forma más segura, permitiendo así una mejor
estabilización. Esta actividad se asocia con las labores culturales de preparación
del terreno y la siembra, que incluye el desterroneo y mullido del suelo,
apareciendo piedras de diferentes tamaños que son recogidas y llevadas hacia
el perímetro del muro, para luego ser acomodadas unas sobre otras. Durante el
deshierbe, aporques y cosecha se recolectan las piedras provenientes de
derrumbes o de daños causados por los animales, se recogen y colocan en el
lugar adecuado del muro de contención.

11.3.2. En la época seca

Se puede realizar un mantenimiento constante, porque al ser recolectadas


todas las cosechas y dejar en descanso los terrenos, hasta la época de lluvia, se
posibilita un reacomodo de toda la estructura. Es recomendable realizar el
mantenimiento de las taqanas al finalizar el ciclo agrícola, porque además se
cuenta con el tiempo necesario para planificar el arreglo de los sitios dañados
durante el ciclo de la producción.

25ȝ
Conclusiones

• Las terrazas precolombinas de Bolivia llamadas taqanas, quillas y chullpa-


tirquis formaron parte del impresionante sistema de alternativas tecnológi-
cas, concebidas para enfrentar los riesgos climáticos y para el manejo y
preservación de los suelos de alta montaña. Forman parte de las terrazas
más antiguas que fueron construidas en la cordillera de los Andes, constitu-
yendo parte de un sistema agroecológico creado y recreado por las culturas
andinas y amazónicas en un contexto de relación armoniosa con la natura-
leza, posibilitando la preservación del medio ambiente, facilitando el acceso
a los diferentes y variados sistemas ecológicos, y garantizando la seguridad
y soberanía alimentaria de la población.
• Una pregunta que siempre estuvo presente en el trabajo de campo de esta
investigación fue ¿Cuál sería el nivel de preparación y de estudios básicos
necesarios para diseñar el conjunto de terrazas o taqanas, obras hidráulicas
y otras de desarrollo agrícola que se observan en diversas zonas del país, par-
ticularmente en Yanacachi y en Cohoni? Resultando difícil establecer que
esto fuera posible con el saber científico y técnico actual; mucho más difícil
es imaginar que esto fuera posible sin estos conocimientos.
• Las culturas andino-amazónicas, sin utilizar fórmulas y modelos hidráulicos,
maquinaria, fotografías aéreas, imágenes satelitales, laboratorios, modelos
matemáticos convencionales, accedieron racional y ecológicamente a los
recursos naturales, construyendo infraestructura productiva en lugares cali-
ficados actualmente como inaccesibles o de protección. La importancia de
inventariar, recuperar y reconstituir los sistemas de producción de terrazas
ancestrales y de otras alternativas tecnológicas de larga data, es igual a las
generadas por los sistemas tecnológicos modernos; pero las primeras tienen
la gran ventaja de utilizar materiales locales y estar sustentadas por cientos
de años de aplicación en diversos agroecosistemas del país.
• A nivel nacional, la superficie total de terrazas precolombinas se estima en
650.000 hectáreas,, incluyéndose las terrazas en uso actual, las que están en
descanso y aquellas abandonadas y en diverso estado de deterioro. La mayor
concentración de terrazas ancestrales se localiza en aquellas zonas andino-
25Ȟ
amazónicas del país que en el pasado precolombino fueron escenarios de
una intensa actividad cultural y productiva.
• En el departamento de La Paz es donde se han realizado los mayores estu-
dios de reconocimiento, calculándose una superficie de terrazas precolom-
binas mayor a las 230.000 hectáreas, de las cuales solo un 25% está en uso,
el 75% restante presenta muchas posibilidades para su recuperación y rein-
serción al sistema productivo actual.
• La actual superficie bajo cultivo del país estimada en 2.374.605 hectáreas
que incluye cultivos no industriales e industriales y tierras en descanso, po-
dría incrementarse en un 25% si sólo se recuperara el 70% del total de las te-
rrazas precolombinas abandonadas en diferentes ecosistemas, con la ventaja
de garantizar una sostenibilidad productiva y la preservación de los suelos.
• Las terrazas precolombinas del país, presentan una gran heterogeneidad en
formas, modalidades de construcción y usos, por lo que para facilitar su es-
tudio y sistematización se ha propuesto un sistema de clasificación de te-
rrazas precolombinas, que ha permitido la identificación inicial de 38 tipos
de terrazas agrícolas.
• Un tipo importante de terraza precolombina presente en el país, lo consti-
tuyen las quillas, que presentan peculiaridades propias y que fueron utiliza-
das ancestralmente para el cultivo de la coca, tienen la forma de escalones
cortos y angostos; su modalidad de construcción con muros de rocas lami-
nares estables y sólidas, garantizó la conservación de los suelos y el manejo
del agua en pendientes muy abruptas. Estas quillas fueron construidas an-
cestralmente en extensas áreas de los Yungas del departamento de La Paz.
• El área de estudio en los Yungas de La Paz, que abarca las subcuencas de los
ríos Unduavi y Takesi en la tercera sección de la provincia Sud Yungas del
departamento de La Paz, presenta una superficie cubierta con taqanas y
quillas, en uso, en descanso y abandonadas de 4.378 hectáreas de las cuales
714.5 hectáreas corresponden a taqanas y 3.663,5 hectáreas a quillas. De
esta superficie están en uso solamente el 15,8% entre taqanas y quillas,
correspondiendo a las taqanas el 12,7% (559.5 has) y el restante 3,1% a las
quillas que hacen un total de 133.5 has. La mayor superficie de quillas
corresponde a aquellas abandonas, que representan el 80,6% equivalente a

25ȟ
3.530 hectáreas; la superficie de taqanas y quillas con posibilidades de
recuperación, alcanza a 1.956 hectáreas, correspondiendo 555 hectáreas a
taqanas y 1.435 hectáreas a quillas recuperables.
• La zona de estudio de los valles interandinos, correspondiente al cantón Co-
honi, de la primera sección de Palca, provincia Murillo, departamento de La
Paz, presenta una superficie total de terrazas precolombinas de 9.126 hectá-
reas, incluyéndose terrazas en uso, en descanso y abandonadas con distinto
grado de deterioro, localizadas en cinco subcuencas que conforman el sis-
tema hidráulico precolombino del Illimani. De la superficie total, solamente
se utiliza el 21% que equivale a 1.923 hectáreas que cuentan con riego del sis-
tema hidráulico precolombino que aprovecha los deshielos del Illimani. Las
taqanas en descanso y aquellas abandonadas representan el 79% con una su-
perficie aproximada de 7.203 hectáreas. Se puede rehabilitar un 53% que
equivale a 4.835 hectáreas con lo cual se podría incrementar el área bajo
cultivo a 6.758 hectáreas de terrazas agrícolas.
• Los pobladores de Cohoni han heredado una concepción cultural muy
arraigada que relaciona el culto al agua, su crianza y la disponibilidad de este
recurso bajo condiciones de estricta reciprocidad. El sistema hidráulico
precolombino aprovecha los deshielos del Illimani y cuenta con cinco
subsistemas con tomas ancestrales. Los caudales de riego de los canales
oscilan entre 40 a 180 l/seg con tiempos de riego que varían de 4 a 8 horas,
así como profundidades de lámina de riego entre 20 y 30 cm en cabecera de
surco y 30 a 50 cm al final del surco. La siembra de las terrazas se efectúa en
surcos perpendiculares a la pendiente, ordenados en composturas que
facilitan el riego de los cultivos.
• El abandono y destrucción de las taqanas y quillas, está determinado por
factores naturales y por la intervención del hombre. Los primeros están
relacionados con los procesos geodinámicos internos y externos propios de
la corteza terrestre, que han modelado el paisaje natural a la vez que
destruyen las modificaciones artificiales; el hombre con sus actividades
socio-económicas y culturales, también es un factor contraproducente, con
la práctica indiscriminada del chaqueo y la agricultura migratoria, la
introducción de pastos exóticos que devinieron en malezas altamente

25Ƞ
agresivas, la introducción de ganado exótico, tenencia de la tierra, los
cambios de los patrones de cultivo y la migración definitiva y temporal que
en las últimas décadas se acentuó como un fenómeno social alarmante.
• En el país se están generando valiosas experiencias de reconstrucción y
construcción de terrazas precolombinas, llevadas a cabo por proyectos
estatales caso PROMARENA, organizaciones privadas de desarrollo, caso
UNITAS, y las universidades del país, que son importantes avances en el
proceso de enriquecimiento de los recursos metodológicos y técnicos
necesarios, para una aproximación con mayor realismo a las tecnologías
andino-amazónicas; especialmente para impulsar un proceso de reha-
bilitación de las terrazas precolombinas sobre bases científicas sólidas, para
su vigencia en el nuevo escenario de cambio que plantea la realidad del país.

Recomendaciones

• Las posibilidades de incrementar la frontera agrícola actual del país son


restringidas, sin embargo la política de incremento de la producción no
debiera basarse sólo en el aumento de áreas de cultivo y en la introducción
de paquetes tecnológicos generados en latitudes y altitudes diferentes a las
del país, sino también en recuperar y utilizar tecnologías andino-amazónicas
tales como las terrazas agrícolas, que por siglos se practicaron en diversos
agroecosistemas del país.
• Es necesario propiciar un programa nacional de recuperación de terrazas
precolombinas, que se encargue de inventariar, caracterizar, describir y
establecer el estado de su situación; así mismo, que fomente la realización
de proyectos regionales de rehabilitación que incorporen proyectos de
investigación, de validación, de evaluación, promoción y transferencia de
conocimientos y tecnología con la participación plena de las comunidades.
• Sobre la base del estudio realizado, se recomienda su proyección hacia otras
áreas del país, para profundizar el nivel de estudio de manera de contar con
información sobre las características de las terrazas de una determinada
zona, su extensión, su estado de conservación y sus posibilidades de
recuperación.
25ȡ
• Los resultados del presente estudio, sobre todo de las subcuencas de
Yanacachi en los Yungas y Cohoni en los valles interandinos, establecen la
viabilidad de su rehabilitación, no sólo en estas áreas, sino en todo el país,
verificándose que puede constituir una alternativa de interés en relación a la
habilitación de tierras para ampliar las áreas productivas, bajo un concepto
de sostenibilidad. Es necesario considerar criterios de orden cultural,
ecológico, socio-económico y de participación efectiva de los comunarios,
tanto en la toma de decisiones sobre la recuperación de las taqanas, quillas
y chullpa-tirquis, como en el plan de uso, manejo y mantenimiento de las
terrazas.
• En muchas zonas con terrazas precolombinas se hace necesario evaluar,
inventariar y caracterizar los sistemas hidráulicos que estuvieron asociados
a la producción bajo riego en las terrazas, que permitan su rehabilitación,
ampliación y mejoramiento.
• Se recomienda un estudio económico para establecer los costos reales y los
costos sombra de la rehabilitación de las terrazas, también se debe tomar en
cuenta no sólo el costo/beneficio económico, sino también el
costo/beneficio social y ecológico.
• Es necesario que las universidades, los centros de investigación y las
organizaciones privadas de desarrollo, apoyen la realización de
investigaciones multidisciplinarias orientadas a la recuperación de las
terrazas pre-colombinas, así como de sus sistemas de producción:
abonamiento, rotación de cultivos, labranza, riego parcelario y otros.

25Ȣ
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Paz, Bolivia.

26Ȟ
TERCERA PARTE

EL PROMARENA y la revalorización de conocimientos


locales

Antecedentes

El Proyecto de Manejo de Recursos Naturales PROMARENA es un proyecto


del Estado boliviano y está regido por Ley de la República Nº 2326 de 01 de
febrero de 2002 y Convenio de Préstamo 540-BO entre la República de Bolivia y
el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola-FIDA, depende del Ministerio de
Planificación de Desarrollo. Es un proyecto dirigido a las comunidades excluidas
de municipios calificados por el mapa de pobreza del país como extremadamente
pobres. Inició sus operaciones el año 2004 atravesando una serie de situaciones
críticas, el año 2005 logró adecuar el accionar del proyecto a la normativa
nacional y los resultados técnicos y sociales comenzaron a ser tangibles desde el
año 2006.
A mediados del año 2007, la visión, misión y objetivos estratégicos se
reajustaron y adecuaron al nuevo escenario nacional y el año 2008, con los
resultados logrados, consolida su metodología de trabajo, ocurriendo un proceso
paulatino de apropiación por otros proyectos y programas de desarrollo rural, e
incluso es tomado en cuenta por las nuevas políticas y estrategias estatales.

1. Marco institucional y metodológico del PROMARENA

A mediados de la gestión 2007, la visión del PROMARENA se encamina a


constituirse en la “Institución líder que contribuye a la reducción de la pobreza
para vivir bien”. Su misión “Mejorar la calidad de vida de las familias rurales”. Su
objetivo “Reducción de la pobreza rural a través de la reversión de los procesos
de desertificación y mejorar los ingresos de las comunidades campesinas e

26ȟ
indígenas del área rural, a partir de la planificación estratégica comunitaria, la
movilización de capacidades locales y la transferencia de recursos financieros
en concordancia con los Pilares del Plan Nacional de Desarrollo”. El
PROMARENA se ejecuta mediante dos componentes: Manejo de Recursos
Naturales y Servicios Rurales no Financieros.
El ingreso de las comunidades al proyecto es por demanda, es decir, por vo-
luntad propia y, aquellas que cumplan con los requisitos, firman convenios y
contratos con el PROMARENA, habilitándose para recibir semestralmente la
transferencia de fondos financieros en su cuenta comunal. Estos recursos son
destinados a la contratación y pago de los técnicos capacitadores de los con-
cursos familiares, realización de pasantías regionales y para el fondo del pago
mensual de los promotores zonales. El primer fondo comunal es transferido a la
firma del contrato y los subsiguientes a la presentación de los descargos y con-
formidad con el uso correcto de los fondos.

1.1. Componente manejo de recursos naturales

Promueve la participación de las familias campesinas, hombres y mujeres en


el manejo racional y la preservación de los recursos naturales para las futuras ge-
neraciones, a través de la revalorización de conocimientos locales y la intro-
ducción de innovaciones tecnológicas, con la finalidad de incrementar el valor
patrimonial de sus propiedades.
Este componente tiene por objetivos: Promover el manejo de los Recursos
Naturales en los predios de las familias campesinas a través del auspicio de con-
cursos intercomunales, concursos interfamiliares, concursos de mujeres, con-
cursos escolares y concursos especiales. Propiciar el desarrollo autónomo de las
comunidades mediante la transferencia de fondos económicos para el manejo
racional de los recursos naturales.

26Ƞ
1.2. Componente de servicios rurales no financieros

Su finalidad es atender y satisfacer la demanda de asistencia técnica para


resolver problemas productivos, de gestión, transformación y comercialización
de productos, mediante la transferencia de recursos financieros a Grupos de
Emprendedores de Negocios (GEN), previa aprobación de sus Propuestas de
Negocios (PRONE).
El Grupo emprendedor perteneciente a una comunidad que tiene convenio
y contrato con el proyecto es responsable de la definición del servicio de asis-
tencia técnica, de la contratación del Oferente Técnico y de la conducción y eva-
luación de las actividades de la asistencia técnica. El objetivo de este servicio es
facilitar el acceso de los productores campesinos a los Servicios de Asistencia
Técnica para mejorar sus negocios rurales e incrementar sus ingresos.
Se financia la asistencia técnica de negocios con identidad cultural, en ru-
bros multisectoriales, turismo, artesanía, cultura, valor agregado, manejo de
cuencas, complejos agroproductivos que incluyan los rubros de producción agrí-
cola, producción de semillas, fruticultura, artesanía de tejidos, cerámica, pisci-
cultura, apicultura, producción pecuaria, ganadería de camélidos, bovinos,
porcinos y ovinos, ecoturismo vivencial, priorizándose las actividades de trans-
formación y comercialización.
La solicitud de asistencia técnica se presenta en un formulario, junto con
todos los requisitos, que son sometidos a una evaluación de gabinete y evalua-
ción de campo. Si la propuesta es viable pasa a su aprobación en el Comité de
Aprobación de Propuestas, integrado por representantes de la sociedad civil. El
Grupo emprendedor, juntamente con su técnico, defiende y explica su pro-
puesta. El financiamiento aprobado y otorgado al grupo de emprendedores es
exclusivamente para pagar el servicio de asistencia técnica.

26ȡ
1.3. Actividades transversales

El proyecto realiza actividades que son transversales a los dos componentes


principales, siendo importantes para la sostenibilidad de las acciones comuna-
les y municipales.

1.3.1. Rutas de aprendizaje

Las rutas de aprendizaje constituyen una actividad fundamental de capaci-


tación e intercambio de experiencias entre grupos organizados de usuarios y
técnicos que participan en el PROMARENA, con viajes a proyectos de desarro-
llo rural de otros países como Perú, Ecuador, Colombia, Chile y Argentina. Los
participantes en las rutas de aprendizaje tienen la obligación de socializar sus
experiencias en talleres comunales y municipales, así mismo mantener contacto
con los monitores de la ruta, informando sobre la aplicación de su aprendizaje
en el desarrollo de sus proyectos comunales.

1.3.2. Pasantías de intercambio de campesino a campesino

También se realizan pasantías como eventos de capacitación e intercambio


de experiencias, que incluyen viajes de grupos organizados a comunidades y
centros productivos del país y del exterior, con la finalidad de “aprender viendo
y haciendo”, y lograr que los pasantes se animen a emprender acciones inte-
grales en manejo de recursos naturales y negocios rurales, así mismo, que re-
pliquen y mejoren los proyectos y actividades que desarrollan en sus propias
comunidades.
El intercambio horizontal y diálogo entre productores campesinos con rea-
lidades y aspiraciones similares, genera en los pasantes un aprendizaje viven-
cial, pero también los anfitriones reciben lecciones y experiencias; tal es el caso
de comunidades nuevas que comienzan sus actividades con el proyecto y las
comunidades más avanzadas y desarrolladas.

26Ȣ
1.3.3. Formación de recursos humanos

La formación de recursos humanos ocurre como un proceso continuo,


principalmente con la formación y capacitación de promotores, jurados y
técnicos locales. Los promotores zonales son los responsables de la articulación
de las comunidades de un grupo zonal con el proyecto, con las funciones de
apoyar y animar la participación de los usuarios en las actividades del proyecto,
en la elaboración de informes, descargos y la realización de concursos y negocios
rurales. Los recursos humanos locales formados y capacitados por el
PROMARENA, son importantes para la sostenibilidad de las acciones del
proyecto, así como para la ejecución de otros proyectos de desarrollo rural.

1.3.4. Ferias y ruedas de negocios

El Proyecto promociona y financia la organización y participación en ferias lo-


cales, regionales y nacionales, y el intercambio de experiencias y ruedas de ne-
gocios entre productores, clientes y empresarios. Las ferias locales y regionales,
expo-ferias, ruedas de negocios y otros eventos permiten a los emprendedores
de negocios mostrar sus productos y comercializarlos, así como también viabi-
liza el intercambio de experiencias y el aprendizaje horizontal con otros pro-
ductores, sobre todo, en comercialización y marketing.

1.3.5. Mujer rural

La visibilización del rol de la mujer campesina, se realiza mediante el


reconocimiento y difusión de sus iniciativas productivas familiares y comunales,
sus negocios y emprendimientos a favor de la familia, propiciando su
participación en concursos regionales, nacionales y en concursos de mujeres de
alcance internacional.

26ȣ
1.3.6. Lucha contra la desertificación

Apoyo a la lucha contra la desertificación, como una contribución al cono-


cimiento del proceso de desertificación en Bolivia y de la tecnología desarro-
llada para combatir la degradación en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas
secas. Más allá del discurso, el PROMARENA realiza en las comunidades rurales
acciones concretas de manejo y conservación de suelos, aguas y vegetación,
tales como reforestación masiva, rehabilitación y construcción de terrazas agrí-
colas, manejo integral de microcuencas, recuperación de praderas, cosecha de
lluvias, control de cárcavas, educación ambiental en las unidades educativas,
revalorización de conocimientos ancestrales y otras acciones.

1.3.7. Campaña de plantación de millones de árboles

La campaña de “Plantación de un millón de árboles”, ejecutada el año 200Ȥ,


constituye un objetivo estratégico que está relacionado con el propósito nacio-
nal y mundial de preservación del medio ambiente y la adecuación al cambio cli-
mático, la producción de oxígeno y, además, en el ámbito regional, con la calidad
de vida, adecuación del paisaje, mejora del ornato, conservación de los suelos y
el agua. La utilidad de una plantación forestal no sólo es económica, sino tam-
bién por el valor agregado que aporta a la conservación de los recursos suelos y
agua, la industria, medicina, flora, fauna, hábitat y otros rubros productivos.

1.3.8. Investigación en manejo de terrazas agrícolas

El manejo de terrazas agrícolas, diseñada inicialmente para la investigación


y catastro del Centro Arqueológico de “Pasto Grande” y su área de influencia,
con los ajustes respectivos se avanzó en la sistematización de procedimientos
técnicos de reconstrucción y manejo de terrazas precolombinas.

26Ȥ
1.3.9. Promoción de crecimiento comunitario-desnutrición crónica

Apoyo a la disminución de la desnutrición crónica, con el propósito es coad-


yuvar a los esfuerzos del estado, para disminuir el nivel de desnutrición crónica
de los niños de las comunidades rurales. Se seleccionó al Municipio de Luribay,
provincia Larecaja, departamento de La Paz, ejecutándose el proyecto de Pro-
moción del Crecimiento Comunitario (PCC).

2. Cobertura del PROMARENA

El PROMARENA es un proyecto de alcance nacional que, año tras año, am-


plía su cobertura de atención a las comunidades más necesitadas de apoyo para
su desarrollo, ubicándose en La Paz, Cochabamba, Tarija, Chuquisaca y Santa
Cruz. Su experiencia está siendo recogida por otros proyectos y programas pú-
blicos relacionados con la lucha contra la pobreza, la desertificación de los sue-
los y el manejo racional de los recursos naturales.

2.1. Cobertura nacional

El proyecto cuenta con cuatro Unidades Técnicas Locales (UTLs), que me-
diante convenios con los municipios trabajan con las comunidades que deman-
dan su participación; su distribución y cobertura es la siguiente:

2 Ȣț
Cuadro 20: Distribución de las UTLs y cobertura de atención

Nº Nº GRUPOS Nº Nº MUJERES HOMBRES


UTL
MUNICIPIOS ZONALES COMUNID. FAMILIAS PARTICIP. PARTICIP.
Valles
Interandinos 21 70 469 6.225 2.490 3.735
La Paz

Chaco Tarijeño
9 29 175 2.174 1.099 1.075
Chuquisaqueño

Valles Altos
10 35 222 5.376 1.005 4.371
Cochabamba

Norte
Integrado 8 25 120 1.400 589 811
Santa Cruz

FUENTE: Unidad de Seguimiento UEA-PROMARENA, enero 2009.

2.2. Cobertura de la UTL-Valles Interandinos La Paz

El ámbito de trabajo de la UTL-VIA La Paz corresponde a comunidades del


altiplano, valles interandinos y yungas del departamento de La Paz, y que se
ubican en nueve provincias: Bautista Saavedra, Franz Tamayo, Eliodoro Camacho,
Idelfonso de las Muñecas, Omasuyos, Larecaja, José Ramón de Loayza, Inquisivi
y Sud Yungas. Los municipios en los que se desarrolla el proyecto son 21:
Aucapata, Ayata, Combaya, Curva, Charazani, Mocomoco, Pelechuco, Quiabaya,
Sorata, Luribay, Sapahaqui, Palos Blancos, Tipuani, Teoponte, Guanay, Achacachi,
Cajuata, Licoma, Quime y Colquiri, consolidándose la participación de 469
comunidades.

27Ȝ
Cuadro 21: Ámbito de trabajo UTL- VIA La Paz
Nº km2/
DEPARTAMENTO PROVINCIA MUNICIPIO
COMUNIDADES Municipio
Bautista Charazani 35 1.616
Saavedra Curva 8 630

Aucapata 25 1.181

Muñecas Ayata 14 1.229

Chuma 50 2.555

Camacho Mocomoco 61 412

Sorata 32 1.430

Combaya 8 116

Quiabaya 22 294
Larecaja
Teoponte 29 1.550

La Paz Tipuani 5 120

Guanay 7 118

Franz Tamayo Pelechuco 21 1.020

Omasuyos Achacachi 4 1.280

Luribay 29 825
Loayza
Sapahaqui 36 430

Sud Yungas Palos Blancos 29 1.600

Cajuata 6 230

Licoma 6 184
Inquisivi
Quime 10 278

Colquiri 32 980
9 21 469 18.078
TOTAL
Provincias Municipios Comunidades km2 *
* Dato aproximado
Fuente: UTL-Vía La Paz PROMARENA, enero 2009.

27ȝ
3. Los concursos y la revalorización de los conocimientos
locales UTL- Valles Interandinos y Yungas La Paz

La metodología de trabajo del PROMARENA consiste en la movilización de


las comunidades para manejar racionalmente los recursos naturales e incre-
mentar el valor de sus activos patrimoniales, mediante la revalorización de sus
conocimientos locales y la introducción de innovaciones tecnológicas.
Se basa en un sistema de concursos denominados Pachamama Kausay que
significa “La madre tierra es vida”, con una competencia entre comunidades y
entre familias y la entrega de incentivos diferenciados de acuerdo al trabajo y re-
sultados logrados por las comunidades participantes, con la condición de que en
la calificación superen las metas mínimas establecidas. La democratización de
los incentivos, con la premiación de todas las comunidades que superen las
metas mínimas, tiene por finalidad animar y alentar su participación, enten-
diéndose que “el premio es un incentivo por el trabajo realizado en favor de la
comunidad misma y de la familia”.
De acuerdo a los resultados del concurso, se establece un incentivo econó-
mico para comunidades y familias, acorde al trabajo realizado y al cumplimiento
de metas mínimas. El trabajo realizado por ellos y para ellos mismos, posibilita
la revalorización de sus activos y el manejo apropiado de los recursos naturales.
El incentivo que se entrega no constituye un pago en efectivo, porque es mí-
nimo y no alcanza a cubrir los jornales que emplea la familia y la comunidad en
la construcción de sus obras físicas; pero este pequeño incentivo resulta un po-
deroso aliciente para movilizar capacidades locales, animar al trabajo y visuali-
zar a los líderes comunales.
Un concurso del PROMARENA tiene similitud con lo que ofrece la vida co-
munal, por ejemplo, el cargo de Jilakata (autoridad comunal) es el premio que
se gana si se cumple con los requisitos y si se demuestra trabajo a favor de la co-
munidad. En el concurso de construcción de terrazas agrícolas, por ejemplo, la
comunidad y la familia participan y construyen sus terrazas. Con estas estruc-
turas, la tierra de las laderas se valoriza y se incrementa los cultivos y rendi-

27Ȟ
mientos, la tierra se conserva y el proyecto, al concluir, no se lleva nada, ni una
piedra. La familia tiene “su terraza” y la cultiva y maneja porque primero está su
seguridad alimentaria. ¿Acaso esto no es sostenibilidad?.
Así mismo, las comunidades tienen la posibilidad de ejercitar el control social,
verificando el trabajo realizado por ellas mismas. En conclusión, el incentivo es un
aliciente para el trabajo y depende de su forma de uso, siendo evidente que en
muchos casos existe la necesidad de adecuarlo a la realidad de las comunidades.
Esto sólo se logra cuando comunidades y técnicos están juntos en el campo “hom-
bro a hombro y codo a codo” definiendo y decidiendo las mejores soluciones.
El concurso inicial “Diagnóstico y Propuestas de Desarrollo Comunal” con-
siste en que cada comunidad realiza su autodiagnóstico, utilizando como he-
rramientas los mapas parlantes, reflejando en ellos su pasado, su situación
actual y su deseo futuro de desarrollo como comunidad. Complementan el au-
todiagnóstico con su propuesta de desarrollo comunal a ejecutar a corto, me-
diando y largo plazo. El PROMARENA apoya con un Consultor de Gestión
externo que organiza y capacita a cada una de las comunidades. El producto se
constituye en una línea de base realizada por las propias comunidades.
Los siguientes concursos comunales y familiares consisten en la realización
de trabajos físicos, previo consenso y acuerdo con las comunidades, en obras
integrales de manejo y conservación de suelos, manejo y conservación de aguas,
manejo y conservación de la cobertura vegetal, producción agrícola, manejo de
ganado y otras actividades inherentes a los recursos naturales.
En el caso de la UTL-La Paz, se ha ejercitado una planificación secuencial de
concursos integrales que se presentan en el diagrama adjunto. El proyecto di-
funde los concursos mediante afiches y la entrega anticipada de las bases donde
se consigna los requisitos de participación, los trabajos a realizar, los criterios de
calificación, las metas mínimas a cumplir para aspirar a un premio o incentivo,
y el calendario de inicio y culminación del concurso. Así mismo, el PROMARENA
financia un consultor externo especialista en el tema del concurso, que en cali-
dad de Asistente Visitante, organiza, capacita, hace seguimiento y califica a cada
una de las comunidades. También se programa y realiza concursos familiares,
concursos de mujeres, concursos escolares y concursos especiales.

27ȟ
TESTIMONIO FOTOGRÁFICO - PROMARENA

Terrazas construidas en la
comunidad Lampayani,
municipio de Quiabaya.

Terrazas precolombinas de Patacusi, cantón TajanŽ, municipio de Mocomoco.

Comunarios de Ilave, planifican


la recuperación de sus
infraestructuras que recibieron
de herencia de sus antepasado.

27Ƞ
27ȡ
Terraza construída en ladera muy empinada, Comunidad Inca Roca.
Habilitación de laderas con la construcción de terrazas agrícolas, comunidad Challapata.

La mujer cumple un rol importante en la siembra y manejo de las terrazas agrícolas, Amarete.

27Ȣ
3.1. Resultados UTL-Valles Interandinos y Yungas La Paz

El PROMARENA, mediante sus UTLs, recoge las iniciativas comunales del au-
todiagnóstico y Plan de Desarrollo comunal y, en consenso con las comunida-
des integrantes de un grupo zonal1, organiza y ejecuta los concursos en temas
relacionados con el manejo de los recursos naturales, por ejemplo, terrazas agrí-
colas en valles, recuperación de praderas naturales en altiplano, reforestación,
control de cárcavas, elaboración y producción de abonos orgánicos y muchas
otras actividades.
Por estar ligada a la temática del presente libro, se tomó como referencia las
actividades y trabajos en construcción y reconstrucción de terrazas agrícolas,
control de cárcavas, cosecha de lluvias, reforestación y producción de abonos or-
gánicos, realizadas por las comunidades y familias participantes en la UTL-VIA
La Paz, en las gestiones 2006, 2007 y 2008.
En el altiplano, se destaca la recuperación de 1.250 hectáreas de praderas
naturales y la producción y conservación de forrajes y en los Yungas la produc-
ción de 280.000 plantines de cacao, con la plantación inicial de 112.000 plan-
tas injertadas, en sistemas agroforestales ocupando una superficie de 180
hectáreas, acompañada de acciones para la reconstitución de los bosques sub-
tropicales.
En los valles interandinos de La Paz, como resultado tangible del trabajo co-
munal y familiar, se tiene la construcción y rehabilitación de un total de 308,16
hectáreas, de las cuales 122,27 hectáreas corresponde a terrazas construidas lo
que representa el 40% del total, incluyéndose 122.284 m3 de muros de con-
tención de piedra, la rehabilitación en qapanas de 101.91 hectáreas de terrazas
precolombinas y antiguas representando el 33% y la construcción de 83,98 hec-
táreas de terrazas de formación lenta que constituyen el 27%. En el cuadro se
presenta el detalle por gestiones.
1
Un Grupo Zonal está conformado por seis a ocho comunidades, integradas bajo criterios de cercanía,
similitud geográfica y ecológica, facilidad de comunicación y acceso entre ellas. En los valles se integran
comunidades con vocación productiva y problemática de conservación y manejo de recursos naturales
similares.

27ȣ
Cuadro 22: Construcción y rehabilitación de terrazas agrícolas UTL-VIA La Paz

TERRAZAS
MUROS
Nº Nº FAMILIAS TERRAZAS PRECOLOM- TERRAZAS
PIEDRA
GESTIÓN COMU- PARTICI- CONSTRUIDAS BINAS FORMACION
TERRAZAS
NIDADES PANTES hectáreas REHABILITADAS LENTA has
CONST. m3
hectáreas
2006 234 3.092,00 37,33 41.026,00 16,63 30

2007 357 4.284,00 35,5 38.146,00 30,5 7,5

2008 217 2.821,00 49,44 43.112,00 54,78 46,48

TOTAL 808 10.197,00 122,27 122.284,00 101,91 83,98

TOTAL TERRAZAS CONSTRUIDAS, TERRAZAS REHABILITADAS Y TERRAZAS FORMACIÓN LENTA 308,16 *

Fuente: Informes técnicos UTL-VIA La Paz, PROMARENA.


(*) Nota: La superficie total de terrazas construidas y rehabilitadas incluye los datos registrados en las
planillas de calificación de los concursos comunales y familiares, aquellas de áreas habilitadas con los
concursos de mujeres, con la ejecución de Prones de producción y comercialización de papa-semilla, fru-
tilla, plantas medicinales, flores, alfalfa.

Adicionalmente, se cita la implementación de medidas mecánicas de control


de cárcavas para proteger las laderas en donde se construyeron las terrazas agrí-
colas y que, en el futuro mediato, éstas puedan ser ampliadas por las mismas co-
munidades. Se destaca la recuperación de 26 hectáreas de cárcavas con medidas
biomecánicas, diques de contención, zanjas de coronación, reforestación y re-
cuperación de la vegetación natural. El detalle de estos trabajos comunales se
presenta en el cuadro siguiente:

27Ȥ
Cuadro 23: Medidas de control de cárcavas

Nº Nº FAMILIAS DIQUES CÁRCAVAS ZANJAS DE ZANJAS


GESTIÓN COMU- PARTICI- CONTEN- RECUPERA- CORONA- INFILTRA-
NIDADES PANTES CIÓN m3 DAS has CIÓN ml CIÓN ml

2006 81 1.140,00 3.940,00 6,00 11.169,00 5.131,00

2007 118 1.416,00 1.911,38 7,70 8.549,15 2.300,00

2008 126 1.890,00 2.440,50 12,30 12.300,00 12.812,00

TOTAL 325 4.446,00 8.291,88 26,00 32.018,15 20.243,00


Fuente: Informes técnicos UTL-VIA La Paz, PROMARENA.

Otras actividades y trabajos inherentes a la construcción de terrazas agríco-


las corresponden a la construcción de infraestructura de cosecha de lluvias, en
lugares adecuados de las microcuencas. En estos reservorios rurales denomina-
dos jiskaqotas se almacena el agua de lluvias captada y cosechada por los ca-
nales de captación. El aprovechamiento del agua se realiza con los canales de
riego que transportan el agua hacia las terrazas agrícolas; las jiskaqotas tam-
bién cumplen la función de abrevaderos para los animales, mejoran el hábitat y
propician el incremento de la fauna. Las comunidades participantes en la UTL-
La Paz, han construido cerca de 180 jiskaqotas con un volumen total de capta-
ción de 346.579,20 m3 que técnicamente asegurarían el riego de
aproximadamente 70 hectáreas de terrazas agrícolas.

2ȣț
Cuadro 24: Construcción de infraestructura de cosecha de lluvias

Nº Nº FAMILIAS VOLUMEN CANALES DE CANALES DE CANALES DE


GESTIÓN COMU- PARTICI- JISKAQOTAS CAPTACIÓN RIEGO RIEGO
NIDADES PANTES m3 ml CONSTR. ml REPARAD. ml

2006 49 70,00 2.179,20 938,50 1.075,30 19.083,00

2007 320 3.492,00 179.508,00 106.858,30 45.681,86 20.603,00

2008 323 3.842,00 164.892,00 78.358,00 38.546,00 17.323,00

TOTAL 692 7.404,00 346.579,20 186.154,80 85.303,16 57.009,00

Fuente: Informes técnicos UTL-VIA La Paz PROMARENA.

Como acciones de sostenibilidad productiva, y poniendo en práctica el cui-


dado y preservación de la Madre Tierra, las comunidades producen compost2 y
biol, utilizando recursos locales. Con el producto orgánico humificado obtenido
abonan las terrazas agrícolas y utilizan los biocidas para el control biológico de
plagas y enfermedades de los cultivos. Por otro lado, las familias implementa-
ron y/o mejoraron sus biohuertos optimizando el espacio de las terrazas agrí-
colas, realizando el abonamiento con el compost y el biol.

2
El proceso de compostación, data de épocas precolombinas, su efecto benéfico como abono orgánico
se evidencia en la formación y estabilización de los agregados del suelo, en el almacenamiento de hu-
medad, en el suministro de energía y nutrientes a los microorganismos, en los procesos edafogenéticos,
en la protección del suelo contra la erosión y en mayores y mejores cosechas. La experiencia de com-
postaje a 4.000 msnm. en la U.A.C. Tiahuanaco de la Universidad Católica Boliviana, estableció que el
manejo adecuado de los volteos y aireación, humedad y activadores biológicos, permite obtener un ex-
celente compost en 2.5 meses, independientemente de le época o estación del año. Esta experiencia está
siendo transferida masivamente a las comunidades participantes por la UTL-VIA La Paz.

28Ȝ
Cuadro 25: Producción de abonos orgánicos y biohuertos familiares


Nº COMPOST BIOL BIOCIDAS BIOHUERTOS
FAMILIAS
GESTIÓN COMU- PRODUCIDO PRODUCIDO PRODUCIDOS INSTALADOS
PARTICI-
NIDADES tm litros litros hectáreas
PANTES

2006 191 1.733,00 287,30 5.541,00 2.193,00 10,80

2007 178 1.424,00 540,00 9.070,00 3.071,00 6,84

2008 194 1.800,00 850,00 5.200,00 2.500,00 23,00

TOTAL 563 4.957,00 1.677,30 19.811,00 7.764,00 40,64

Fuente: Informes técnicos UTL-VIA La Paz, PROMARENA.

La protección de las laderas donde se construyen las terrazas, y el control de


las cárcavas es posible con una reforestación intensiva, las comunidades y fa-
milias participantes en la UTL-La Paz han realizado, hasta la gestiónȝțțȤƽ
una plantación total de Ȟ.ț00.000 ‰Šarbolitos y la producción en viveros
familiares y comunales de 964.000 plantines forestales. Un caso especial es la
producción de 280.000 plantines de cacao en los yungas de La Paz, con la plan-
tación de 112.000 plantas injertadas, en una superficie aproximada de 180 hec-
táreas. Los concursos familiares cumplieron un rol decisivo en la consecución
de estos resultados, permitiendo la masificación de la reforestación, con fami-
lias que producen sus propios arbolitos y realizan la plantación en sus parcelas,
campos con potencial forestal y cabeceras de cárcavas.

28ȝ
Cuadro 26: Reforestación, producción y plantación de arbolitos
Nº PLANTINES ESPECIES
Nº PLANTINES ARBOLITOS
FAMILIAS FRUTALES E ARBÓREAS Y
GESTIÓN COMU- FORESTALES PLANTADOS EN
PARTICI- INDUSTRIALES ORNAMEN-
NIDADES PRODUCIDOS CAMPO LA PAZ
PANTES PRODUCIDOS TALES

2007 9 90 10.000 1.000 1.000 2.000

2008 84 840 500.000 280.000 4.200 320.000

152 1.520 454.000 21.465 1.800 ȝ.ȡ78.000


2009
TOTAL 245 2.450 964.000 302.465 5.200 Ȟ.ț00.000
Fuente: Informes técnicos UTL-VIA La Paz, PROMARENA.

4. Estudio-diagnóstico de las terrazas agrícolas en el área de


trabajo

Para conocer el estado de situación de las terrazas agrícolas en el área de in-


tervención de la UTL-VIA La Paz PROMARENA, se realizó un estudio-diagnóstico
recogiendo información en boletas de encuestas, en comunidades de municipios
representativos, donde el proyecto, con la metodología de concursos comuna-
les y familiares, ha propiciado la rehabilitación de terrazas precolombinas, así
como la construcción de terrazas agrícolas nuevas.
Los datos de 82 boletas de encuestas se vaciaron en el software SPSS y luego
se realizó el análisis empleando la estadística descriptiva con tablas de frecuen-
cia, diagramas de tortas y barras, cálculo de estadísticos de tendencia central y
dispersión (medias, mínimos, máximos). Estos resultados se complementarán
con la determinación de un modelo estadístico multivariante o de análisis de co-
rrespondencias múltiples entre las clases de terrazas y sus variables categóricas3.
3
Para la determinación de un modelo estadístico multivariante o de análisis de correspondencias múlti-
ples entre las clases de terrazas y las variables categóricas, se está realizando un nuevo trabajo de com-
plementación de datos a nivel de agricultor, con la recolección de información sobre aspectos específicos
y en condiciones in situ y en la propia parcela, sobre superficies, cultivos, producción, rotaciones y las
categorías y clases de terrazas presentes, con un muestreo estratificado representativo.

28Ȟ
4.1. Delimitación espacial y participación

Los municipios participantes en el estudio: Ayata, Charazani, Chuma, Curva


y Mocomoco, son aquellos que en el pasado reciente cultural histórico fueron
escenario de una intensa actividad de terraceo, presentando grandes áreas cu-
biertas con terrazas agrícolas precolombinas. El porcentaje de participación de
los municipios y comunidades se presenta en el cuadro 27 y gráfico 25. Por mu-
nicipio se tiene la participación siguiente: Mocomoco 47%, Chuma 26%, Cha-
razani 16%, Ayata 7% y Curva 4%. Respecto a los cantones, las comunidades de
Mocomoco alcanzaron el 22,1%, Aucapata 13% y Chuma 11,7%. La investigación
se realizó de mayo a octubre de 2008.

Cuadro 27: Municipios y cantones participantes en el estudio

Zona Porcentaje
Municipio Cantón Nº
agroecológica (%)
Ayata Tarisquia 1 1,2
Amarete 6 7,3
Charazani
Charazani 7 8,5
Cañuhuma 1 1,2
Curva Curva 1 1,2
Opinhuaya 1 1,2
Valles Chuma 11 13,4
interandinos Chuma Luquisani 4 4,9
Tuiluni 6 7,3
Ilave 5 6,1
Italaque 5 6,1
Mocomoco Mocomoco 18 22,0
Pacobamba 1 1,2
V.Rosario 10 12,2
Yungas Ayata Camata 5 6,1
TOTAL 82 100,0

28ȟ
Gráfico 21: Proporción de participación por municipios

4.2. Antigüedad de las terrazas agrícolas

Por el criterio de antigüedad, la clasificación de terrazas agrícolas en subcla-


ses, que se detalla en la segunda parte del libro, considera tres tipos: terrazas an-
cestrales o precolombinas, que son aquellas que fueron construidas por las
culturas ancestrales hasta antes de la conquista; terrazas antiguas o republica-
nas, construidas desde la fundación de la República hasta la Reforma Agraria del
año 1953 y terrazas modernas o recientes, construidas después de la Reforma
Agraria y con mayor énfasis desde la década de los años 60 hasta nuestros días.
De acuerdo a la información recabada en la zona de estudio, el 47,6% co-
rresponde a terrazas ancestrales o precolombinas, el 42,7% a terrazas antiguas
o republicanas y sólo el 9,7% a terrazas modernas o recientes. Estos datos evi-
dencian el desarrollo tecnológico de las culturas ancestrales para manejar eco-
sistemas de alta montaña.

28Ƞ
Cuadro 28: Antigüedad de terrazas agrícolas

Antigüedad Porcentaje

de terrazas (%)

Precolombinas 39 47,6
Antiguas o republicanas 35 42,7
Modernas o recientes 8 9,7
Total 82 100,0

Gráfico 22: Terrazas agrícolas por antigüedad

4.3 Origen de construcción de las terrazas agrícolas

Sobre el origen de construcción de las terrazas agrícolas, el 48,6% de los in-


formantes señala que fueron los “gentiles”, haciendo referencia a los tiahuana-
cotas, mollos, pacajes y kallawayas, quienes habrían construido los sistemas de
terrazas existentes en la zona, el 31,1% señala que fueron los incas, y el 20,3%
indica que fueron los abuelos y pobladores actuales, lo que correspondería al
período republicano y a épocas recientes.

28ȡ
Cuadro 29: Origen de construcción de las terrazas agrícolas

Porcentaje
Constructores de las terrazas agrícolas Nº
(%)

Gentiles (Tiahuanacotas, mollos, pacajes, kallawayas) 36 48,6


Incas 23 31,1
Abuelos y pobladores actuales 15 20,3
Total 74 100,0

Gráfico 23: Terrazas agrícolas por su origen de construcción

Abuelos Incas Gentiles


4.4. Estado de situación de las terrazas agrícolas precolombinas y
antiguas

4.4.1. Estado de conservación de las terrazas antiguas

La clasificación de las terrazas en subclases por el criterio de estado de con-


servación, considera cuatro tipos: terrazas en buen estado de conservación, te-
rrazas en estado regular de conservación, terrazas semidestruidas y terrazas

28Ȣ
destruidas, estas últimas sin posibilidades de recuperación. El estado de con-
servación más frecuente, a criterio de los agricultores, es de conservación regu-
lar de las terrazas (41,25%), lo que indica que las comunidades actuales hacen
labores de mantenimiento que si bien no son óptimas, garantizan la preserva-
ción de las terrazas, el 21,54% corresponde a terrazas en buen estado de con-
servación, siendo mayormente precolombinas. La presencia de un porcentaje
significativo de terrazas en estado semi-destruido (23,53%), pero con posibili-
dades de ser recuperadas por las propias comunidades, tendría un impacto en
la ampliación de la frontera agrícola de los municipios de la zona.

Cuadro 30: Estado de conservación de las terrazas antiguas

Estado de conservación n Porcentaje (%)


Bueno 16 21,54
Regular 31 41,25
Semidestruido 18 23,53
Destruido 10 13,68
Total 75 100,0

Gráfico 24: Estado de conservación de las terrazas antiguas

Bueno Regular Semi- Destruido


destruido

28ȣ
4.4.2. Recuperación de las terrazas precolombinas

Pocos entrevistados contestaron la pregunta, pero las razones de mayor peso


porque no se realiza la recuperación masiva de las terrazas precolombinas en las
comunidades de los municipios estudiados, son la falta de orientación y apoyo
técnico, la poca de disponibilidad de tiempo en el momento requerido para los
trabajos, la baja producción en las terrazas actuales que desaniman a recuperar
las terrazas abandonadas, la tenencia de la tierra que es un problema central en
las comunidades, porque los residentes en las ciudades no permiten el uso de las
terrazas abandonadas y tampoco alquilan las mismas. También se menciona,
pero con menor frecuencia, el abandono de las terrazas por la migración esta-
cional de los pobladores, que es una fuente de ingresos, pero influye en la dis-
ponibilidad de la mano de obra en el momento requerido, la falta de riego y el
respeto a los lugares sagrados o apachetas que de albergar terrazas agrícolas
precolombinas no pueden ser tocadas, salvo que se realice un ritual ancestral.

Gráfico 25: Razones porque no se recuperan las terrazas antiguas

4.4.3.Riego y mantenimiento de las terrazas precolombinas y antiguas

La mayor parte de las terrazas agrícolas precolombinas y antiguas no cuen-


tan con riego, la producción es a secano representando el 94,5%, con lo que se

28Ȥ
evidencia que estas infraestructuras, además de conservar los suelos, servían
para cosechar las lluvias y almacenar la humedad en el suelo, sólo el 5,5% de las
terrazas cuenta con riego. Por otro lado, el 92% de los encuestados manifiesta
que realizan prácticas de mantenimiento de las terrazas, lo que indica que estas
prácticas son inherentes a los sistemas de producción local, manteniendo en vi-
gencia los sistemas de trabajo y producción de origen milenario. Se debe tomar
en cuenta que las instituciones presentes en la zona, entre ellas el PROMARENA,
coadyuvan e incentivan estos trabajos de mantenimiento tradicional.

Gráfico 26: Prácticas de riego y mantenimiento de las terrazas precolombinas

4.4.4.Organización del mantenimiento de las terrazas antiguas

Los trabajos de mantenimiento de las terrazas agrícolas en uso se cumplen


anualmente y de acuerdo a la información de los agricultores, el 66.16% de las
iniciativas de organización de las actividades y tareas de mantenimiento co-
rresponde a la propia familia, respetando la determinación comunal de la rota-
ción de las qapanas, sayañas o aynuqas; notándose que las formas de trabajo
comunal están disminuyendo y, por el contrario, la influencia de otras institu-
ciones, caso de PROMARENA, para la realización de estos trabajos, está au-
mentado significativamente.

2Ȥț
Cuadro 31: Iniciativa de mantenimiento de las terrazas antiguas

Organización del trabajo Nº Porcentaje (%)

La familia 45 66,18
Apoyo de instituciones 10 14,8
Comunidad 10 14,6
Asociación productores 3 4,42
Total 68 100,0

4.4.5. Época del año en que se reparan las terrazas antiguas

La época en que se dedican a los arreglos es variada y depende de la dispo-


nibilidad de mano de obra familiar y de otras actividades familiares. En los va-
lles interandinos, los meses más frecuentes de trabajo dedicado a las terrazas
son de junio a septiembre (48.6%). En la zona agroecológica de Yungas, la época
dedicada al arreglo de terrazas es generalmente en invierno.

Cuadro 32: época del año de reparación de las terrazas antiguas


Valle interandinos Yungas
Época
n (%) Nº (%)
Dic-Enero 3 4,2
Mar-Abril 3 4,2
Abr-Junio 3 4,2
Jun-Septiembre 36 50,7
Octubre 1 1,4
Primavera 1 1,4
Invierno 2 2,8 4 80,0
Rotación 1 1,4
Estación de lluvia 5 7,0 1 20,0
Antes / época siembra 14 19,7
Después cosecha 2 2,8
Total 71 100,0 5 100,0

29Ȝ
4.4.6.Tiempo dedicado al arreglo de las terrazas antiguas

De manera similar a la época de reparación de las terrazas, se presenta una


gran variabilidad en el tiempo destinado a esta actividad. De acuerdo al criterio
de los agricultores en los valles interandinos, varía de 1 a 30 jornales, resaltán-
dose el tiempo continuo de una semana destinada a mantener las terrazas. En
el caso de la región agroecológica de Yungas, como el mantenimiento es esta-
cional, principalmente en invierno, dedican de 20 a 40 jornales al acondiciona-
miento de las terrazas agrícolas.

Gráfico 27: Tiempo dedicado al arreglo de las terrazas antiguas

4.4.7. Número de cultivos presentes en las terrazas antiguas

El número de cultivos instalados en las terrazas agrícolas antiguas –y en una


misma época– varía de 1 a 6 cultivos, estableciéndose una disminución signifi-
cativa de variedades y especies de plantas cultivadas en una misma época, en re-
lación a la mayor variabilidad de cultivos de épocas precolombinas,
posiblemente por influencia del mercado y los efectos del cambio climático.
29ȝ
Gráfico 28: Número de cultivos en terrazas antiguas

4.4.8. Frecuencia de cultivos en las terrazas antiguas

En los valles interandinos, en orden de frecuencia de los cultivos que deter-


minan su importancia para la seguridad alimentaria y económica de la familia,
se tiene, mayormente, el cultivo y producción de papa, maíz, oca, trigo, arveja,
haba y cebada y, en menor proporción, avena, papalisa, quinua, hortalizas y ce-
bolla. La zona agroecológica de yungas presenta maíz y locoto como cultivos
importantes, destacando cultivos como la caña, frutilla, cítricos, chirimoya, pal-
tos, tomate, ají, camote y café.
Cuadro 33: Frecuencia de cultivos por zona agroecológica

Zona agroecológica Cultivo Fi


Papa 46 Zona agroecológica Cultivo Fi
Maíz 43 Maíz 3
Oca 20 Locoto 3
Trigo 19 Caña 2
Arveja 16 Frutilla 2
Valles Haba 14 Cítricos 2
Zona de Yungas
interandinos Cebada 10 Chirimoya 2
(Camata y Carijana
Avena 6 Paltos 1
Papa lisa 5 Tomate 1
Quinua 3 Ají 1
Hortalizas 2 Camote 1
Cebolla 2 Café 1
29Ȟ
Respecto a los rendimientos, los datos de los informantes fueron diversos,
encontrándose dificultades en la estimación de superficies por la diversidad de
tamaños y forma de las terrazas agrícolas, con máximos y mínimos extremos
para los cultivos tradicionales. Es necesario un estudio más profundo y a nivel
de parcela.

4.4.9.Tipología de las terrazas precolombinas y antiguas

El estudio permitió verificar la presencia, con mayor o menor frecuencia, de


todas las categorías, clases y subclases de terrazas agrícolas establecidas en el
Sistema de Clasificación de Terrazas Agrícolas, siendo posible encontrar, con una
profundización del estudio de agricultores, otros tipos de terrazas agrícolas que
pueden enriquecer el sistema de clasificación.
En la categoría de terrazas por su uso, se verificó una mayor presencia de te-
rrazas de producción agrícola permanente (67,1%) lo que indica una significativa
presión sobre la tierra y de terrazas de uso temporal (16,4%), y en menor pro-
porción de los otros tipos de terrazas; en la categoría de terrazas por el acabado
de su muro, existe una mayor frecuencia de terrazas semi-rústicas (54%) y rús-
ticas (38,5%) y una menor presencia de otras terrazas (Gráfico 29).
En la categoría de terrazas antiguas por su forma, se presentan mayormente
terrazas geométricas (46,9%) e irregulares (15,6%) y en menor proporción otras
formas. Estos datos comprueban el cuidadoso trabajo de construcción que
realizaron las culturas ancestrales. En la categoría de terrazas por su régimen de
riego, mayormente son de secano. En la categoría de terrazas por su pendiente
y desnivel de la plataforma de cultivo, se presentan los dos tipos con la
plataforma de cultivo nivelada y con la disminución de la pendiente de la
plataforma al 50%. En la categoría de terrazas por el tipo del muro de
contención destacan las terrazas con muros de piedra (72,7%) y terrazas con
muros de tierra con talud inclinado (12,1%) y en menor proporción los otros
tipos de terrazas (Gráfico 30).

29ȟ
Gráfico 29: Tipos de terrazas antiguas por su uso y acabado del muro

29Ƞ
Gráfico 30: Tipos de terrazas antiguas por su forma y por el tipo de muro

29ȡ
En la categoría de terrazas por la altura del muro de contención existe una
mayor presencia de terrazas con el muro a ras del suelo y la plataforma con su
pendiente original (40,6%), en menor proporción los otros tipos de terrazas. En
la categoría de terrazas por la superficie de la plataforma de cultivo, mayor-
mente se presentan terrazas con un área de plataforma de cultivo de 10 a 100
m2 (38,9%), seguido de las terrazas con un área de 100 a 500 m2 y en menor por-
centaje los otros tipos.

Gráfico 31: Tipos de terrazas por la altura del muro y por el área de la plataforma de cultivo

29Ȣ
Cuadro 34: Resumen tipología de terrazas agrícolas antiguas
Categorías Fi Porcentaje (%)
Por uso
Experimentación 2 2,7
Agrícolas o de producción 49 67,1
Mixtas 1 1,4
Uso temporal 12 16,4
Varias categorías (*) 9 12,3
Total 73 100,0
Por su acabado
Ornamentales o vistosas 3 4.8
Intermedias o semirústicas 34 54,0
Rústicas o del pueblo 24 38,1
Varias categorías (*) 2 3,2
Total 63 100,0
Por su forma
Cóncavas en semiluna 6 9,4
Convexas en semiluna 8 12,5
Cóncavas múltiples con un solo vértice 2 3,1
Rectangulares (geométricas) 30 46,9
Irregulares 10 15,6
Circulares concéntricas 2 3,1
Varias categorías (*) 6 9,4
Total 64 100,0
Régimen de riego
De riego y drenaje 16 23,9
De inundación 3 4,5
Secano 47 70,1
Varias categorías (*) 1 1,5
Total 67 100,0
(*) Se refiere a la presencia otros tipos de terrazas consideradas en el Sistema de Clasificación, y que se
presentan en menor proporción
29ȣ
Categorías Fi Porcentaje (%)
Pendiente y desnivel
Con plataforma de cultivo nivelada 23 39,0
Con disminución del 50% de su pendiente 23 39,0
Ambas categorías (*) 13 22,0
Total 59 100,0
Tipo de muro de contención
Con muro de piedra 48 72,7
Con muros de contención de tierra con talud inclinado 8 12,1
Con muros de contención vegetados 2 3,0
De formación lenta 2 3,0
Varias categorías (*) 6 9,1
Total 66 100,0
Altura del muro de contención
Con muros de contención al ras del suelo y plataforma con
28 40,6
pendiente
Con muros de contención al ras del suelo con la plataforma
21 30,4
nivelada
Con muros sobre la superficie del suelo, para nivelación gradual 18 26,1

Varias categorías (*) 2 2,9


Total 69 100,0
Por área de plataforma de cultivo (m2)
Quillas, wachus o zanjeos de cultivo de coca, con un área menor a
5 6,9
10 m2
Chullpa tirquis de producción de quinua, con un área menor a 20 m2 10 13,9
Terrazas con área de 10 a 100 m2 28 38,9
Terrazas con área de 100 a 500 m2 19 26,4
Terrazas con área de 500 a 1,000 m2 9 12,5
Terrazas con área mayor a 1,000 m2 1 1,4
Total 72 100,0
(*) Se refiere a la presencia otros tipos de terrazas consideradas en el Sistema de Clasificación, y que se
presentan en menor proporción
29Ȥ
4.5. Estado de situación de las terrazas agrícolas de construcción
reciente

En el grupo de terrazas agrícolas construidas, se considera a las terrazas de


construcción reciente con participación del PROMARENA y aquellas terrazas
construidas desde la década de los años sesenta hasta nuestros días.

4.5.1. Riego y mantenimiento de terrazas construidas

De las terrazas construidas, el 26% cuenta con riego, lo que muestra que se
hicieron esfuerzos para ubicar sitios con fuentes de agua donde construir las
terrazas, sin embargo, estas infraestructuras, en su mayor parte, se utilizan al
secano, aprovechando la estación de lluvias. Respecto a los trabajos de
acondicionamiento, en el 95% de las terrazas se realiza el mantenimiento, lo
que indica que lo pobladores valoran el esfuerzo que requiere la construcción de
terrazas nuevas, asimismo se presenta un proceso paulatino de apropiación de
la orientación técnica que ofrecen las instituciones caso PROMARENA, que
auspicia concursos comunales, apoyando con técnicos especialistas que
capacitan, hace seguimiento y evalúan los trabajos de manejo de las terrazas.

Gráfico 32: Labores en las terrazas construidas

Ȟțț
4.5.2. Organización del mantenimiento de las terrazas construidas

De manera similar a lo que ocurre con el mantenimiento de las terrazas pre-


colombinas y antiguas, la iniciativa para el mantenimiento de terrazas cons-
truidas surge de la familia (56,25%), por necesidad y responsabilidad de obtener
los alimentos para la subsistencia familiar, así como la generación de exceden-
tes para el intercambio y el mercado. La participación del PROMARENA, con
capacitación y orientación técnica para el mantenimiento y acondicionamiento
de las terrazas, es significativa (24,5%), esperándose que ésta sea apropiada por
la comunidad que retome su rol de organizador de los trabajos y no solo como
espacio de acuerdos para la rotación espacial de los cultivos.

Cuadro 35: Organización del mantenimiento de terrazas construidas

Organización del trabajo Nº Porcentaje (%)

La familia 45 56,25
PROMARENA 18 24,50
Comunidad 14 15,50
Asociación de productores 3 3,75
Total 80 100,0

4.5.3. Época del año en que se repara las terrazas construidas

La época más frecuente de mantenimiento de las terrazas construidas en los


valles interandinos es de julio a septiembre (47,9%) y está en función de la dis-
ponibilidad de mano de obra familiar y de otras actividades familiares. En la zona
agroecológica de yungas, la época dedicada al arreglo de terrazas es general-
mente entre otoño e invierno.

30Ȝ
Cuadro 36: Época del año de reparación de las terrazas construidas
Valle interandinos Yungas
Época
n (%) N (%)
Dic-En 3 4,1
Abr-Mar 3 4,1
Mar-May 5 6,8
May-Jun 5 6,8
Jul-Sep 35 47,9
Oct-Nov 3 4,1
Antes lluvia 4 5,5 1 20
Antes siembra 12 16,4
Después cosecha 1 1,5
Invierno 1 1,4
Otoño/Invierno 4 80
Rotación 1 1,4
Total 73 100,0 5 100.0

4.5.4. Tiempo dedicado al arreglo de las terrazas construidas

Se establece la misma tendencia de tiempo invertido en la reparación que se


observó en las terrazas antiguas, en los valles interandinos varía de 1 a 30 jorna-
les, y en la región agroecológica de yungas, el mantenimiento se realiza entre otoño
e invierno con una inversión de 20 a 30 jornales, por lo que los agricultores dedi-
can más tiempo al arreglo y reparación de las terrazas agrícolas construidas.
Gráfico 33: Tiempo dedicado a la reparación de terrazas construidas

30ȝ
4.5.5. Número de cultivos presentes en las terrazas recientes

Los cultivos instalados en las terrazas agrícolas construidas, y en una misma


época varían de 1 a 4, verificándose una disminución significativa de variedades
y especies de plantas cultivadas en una misma época, en relación a la amplia va-
riabilidad de cultivos de épocas ancestrales, esta situación se debería a la in-
fluencia del mercado y a los cultivos introducidos de corto período vegetativo

Gráfico 34: Número de cultivos en terrazas construidas

4.5.6. Frecuencia de cultivos en las terrazas recientes

De acuerdo a la frecuencia de cultivos, de las terrazas construidas en los va-


lles interandinos, que verifica su importancia en la seguridad alimentaria de la
familia, se tiene una mayor producción de papa, maíz, oca, haba y cebolla y, en
menor proporción, hortalizas, arveja, cebada, quinua, avena y trigo. En la zona
agroecológica de yungas destaca como cultivo importante la frutilla, siguiendo
en orden de importancia los frutales, locoto, racacha, caña, zanahoria y durazno.

30Ȟ
Cuadro 37: Frecuencia de cultivos por zona agroecológica

Zona Agroecológica Cultivo Fi


Papa 51 Zona Agroecológica Cultivo Fi
Maíz 34 Frutilla 3
Oca 13 Frutales
Haba 11 (palta,
2
Cebolla 10 chirimoya,
Valles
Hortalizas 7 Zona de Yungas cítricos)
interandinos
Arveja 6 (Camata y Carijana) Locoto 2
Cebada 6 Racacha 1
Quinua 5 Caña 1
Avena 4 Zanahoria 1
Trigo 3 Durazno 1

4.5.7. Clasificación de las terrazas construidas

El estudio diagnóstico verificó la presencia de la mayor parte de las catego-


rías, clases y subclases establecidas en el Sistema de Clasificación de Terrazas
Agrícolas, estimándose, con un estudio más detallado de parcelas, encontrar
otros tipos de terrazas construidas que pueden enriquecer el sistema.
Las terrazas construidas que con mayor frecuencia se presentan en cada ca-
tegoría del sistema de clasificación son:
- Por su uso. Las terrazas de producción agrícola permanente y las terrazas
de uso temporal y, en menor proporción, de los otros tipos de terrazas.
- Por el acabado del muro. Mayor frecuencia de terrazas semi-rústicas y una
menor presencia de otras terrazas.
- Por su forma. Terrazas rectangulares geométricas.
- Por el régimen de riego. Terrazas de secano y bajo riego en este último caso
se evidencia la construcción de terrazas en sitios que tienen o están cerca-
nos a fuentes de agua para riego.
- Por su pendiente y desnivel. Terrazas con la plataforma de cultivo nivelada.
- Por el tipo de muro de contención. Terrazas construidas con muro de piedra.

30ȟ
- Por la altura del muro de contención terrazas con muros de contención a
ras del suelo y plataforma de cultivo con su pendiente original.
- Por el área de plataforma de cultivo terrazas con una superficie de 10 a
100 m2.
En el cuadro 38 se muestra en detalle la clasificación correspondiente.

Cuadro 38: Tipología de terrazas agrícolas construidas

Categorías Fi Porcentaje (%)


Por Uso
Experimentación 3 4,1
Agrícolas o de producción 52 70,3
Ceremoniales 1 1,4
Mixtas 2 2,7
De uso temporal 7 9,5
Wachus o zanjeos de producción 2 2,7
Varias categorías (*) 7 9,5
Total 74 100,0
Por su acabado
Ornamentales o vistosas 2 3,4
Intermedias o semirústicas 43 72,9
Rústicas o del pueblo 14 23,7
Total 59 100.0
Por su forma
Cóncavas en semiluna 2 3,0
Convexas en semiluna 5 7,5
Cóncavas múltiples con un solo vértice 4 6,0
Rectangulares (geométricas) 48 71,6
Irregulares 4 6,0
Circulares concéntricas 1 1,5
Varias categorías (*) 3 4,5
Total 67 100,0

30Ƞ
Categorías Fi Porcentaje (%)
Régimen de riego
De riego y drenaje 20 31,3
De inundación 2 3,1
Secano 39 60,9
Varias categorías (*) 3 4,7
Total 63 100,0
Pendiente y desnivel
Con plataforma de cultivo nivelada 29 45,3
Con disminución del 50% de su pendiente 18 28,1
Varias categorías (*) 17 26,6
Total 64 100,0
Tipo de muro de contención
Con muro de piedra 40 62,5
Con muros de contención de tierra con talud inclinado 11 17,2
Con muros de contención vegetados 3 4,7
De formación lenta ó Cariz 3 4,7
Varias categorías (*) 7 10,9
Total 64 100,0
Altura del muro de contención
Con muros de contención a ras del suelo y plataforma con
26 38,8
pendiente
Con muros de contención al ras del suelo con la plataforma
22 32,8
nivelada
Con muros sobre la superficie del suelo, para nivelación
15 22,4
gradual
Varias categorías (*) 4 6,0
Total 67 100,0

30ȡ
Categorías Fi Porcentaje (%)
Por área de plataforma de cultivo
Quillas, wachus o zanjeos de cultivo de coca, con área menor
4 5,6
a 10 m2
Chullpa tirquis de producción de quinua, con un área menor a
3 4,2
20 m2
Terrazas con área de 10 a 100 m2 32 44,4
Terrazas con área de 100 a 500 m2 21 29,2
Terrazas con área de 500 a 1,000 m2 10 13,9
Varias categorías 2 2,8
Total 72 100,0
(*) Se refiere a la presencia de otros tipos de terrazas consideradas en el Sistema de Clasificación, y que
se presentan en menor proporción

4.6. Recuperación y construcción de terrazas agrícolas

Sobre los criterios que tienen las comunidades para la recuperación de las te-
rrazas precolombinas y la construcción de terrazas nuevas, en ambos casos los
criterios más comunes que dan los informantes son la necesidad de producción
de cultivos (45,5%), para satisfacer los requerimientos de la seguridad alimen-
taria y la generación de excedentes, y la conservación de recursos naturales
(37,9%) que involucra a los recursos naturales suelo, agua y planta, lo que tam-
bién es corroborado con los criterios de las ventajas de la recuperación y cons-
trucción de terrazas agrícolas.

30Ȣ
Cuadro 39: Resumen de criterios de la recuperación y construcción de terrazas agrícolas

Criterio n Porcentaje (%)


Recuperación de terrazas antiguas
Ampliación terrenos de cultivo 1 1,5
Recuperación de conocimientos 2 3,0
Conservación de recursos naturales 25 37,9
Facilidad de trabajo en laderas 3 4,5
Habilitación de tierras en descanso 1 1,5
Manejo de suelos 3 4,5
Necesidad de ingresos 1 1,5
Producción de cultivos 30 45,5
Total 66 100,0
Construcción de terrazas agrícolas
Ampliación de terrenos de cultivo 1 1,4
Conocimientos 2 2,8
Conservación de recursos naturales 40 55,6
Más cultivos 1 1,4
Producción de cultivos 26 36,1
Recuperar terrenos desocupados 2 2,8
Total 72 100,0
Ventajas de las terrazas en actividades productivas
Conocimientos 15 23,5
Conservación de recursos naturales 17 26,6
Manejo de suelos 5 7,8
Producción de cultivos 27 42,2
Total 64 100,0

4.7. Prácticas de manejo y conservación

Las comunidades conocen y practican medidas biomecánicas de


conservación de suelos, como resultado de los procesos de capacitación de los
programas y proyectos que interactuaron en la zona caso Programa de Apoyo
Campesino PAC II, Centro de Educación Técnica y Humanística de Adultos

30ȣ
CETHA, Proyecto de Capacitación Campesina PROCAP, Programa Integral de
Nutrición PIN, otras ONG, Gobierno Municipal y, con mayor énfasis, el
PROMARENA desde 2006, con su metodología de concursos.
Todas las prácticas de manejo se realizan con una frecuencia mayor al 50%,
destacando las terrazas de formación lenta que es practicada por el 80% de los
entrevistados, la rotación de cultivos por el 88% y las zanjas de infiltración
practicada por el 84% de los agricultores. Luego se ubican las prácticas de
control de cárcavas con diques de contención, surcos en contorno y manejo de
pasturas.
La totalidad de abonos orgánicos empleados son de origen animal y vegetal,
destacando el compost, bocashi, los bioles, abonos verdes y estiércol de
vacunos, ovinos, conejos, cuyes, asnos y camélidos. Las prácticas de manejo y
conservación de suelos y aguas están asociadas con herramientas apropiadas y
conservacionistas. En los valles interandinos se usa chaquitaclla, chontilla, huiso,
liucana, picota, cuti, pala, rastrillo, barreta, machete, carretilla y yunta. En los
yungas se emplea tajlla, liucana, picota, machete, pala, chontilla, carretilla y
azadón. El 90% de los productores entrevistados ha recibido algún tipo de
asistencia técnica y sólo el 10% reporta que no fue usuario de proyectos de
desarrollo rural.
Gráfico 35: Frecuencia de prácticas de conservación aplicadas

30Ȥ
5. Testimonio de los participantes

P etrona Flores y Simón Mamani, esposos, líderes locales de la comunidad


Moyapampa, Cantón Amarete, municipio Charazani. Petrona es experta
en artesanía originaria en fibra de alpaca, Simón es técnico local en crianza de
camélidos sudamericanos. Cuentan con la Asociación de Artesanía Originaria
Moyapampa, estando en trámite la conformación de su microempresa comunal.

“…En nuestra comunidad contamos con terrazas agrícolas muy antiguas,


según nuestros abuelos provienen de la cultura mollo, son importantes para
atajar la tierra, para que no sea arrastrada por la lluvia hacia las quebradas y ríos,
continuamente estamos reparando y rehabilitando de acuerdo a la qapana que
nos toque trabajar. Con el PROMARENA también estamos construyendo terrazas
en las laderas desnudas. Nuestro sistema de cultivo en qapanas proviene de la
antigüedad, antes formábamos un solo ayllu junto a Jotahoco, Takachillani y
Sorapata, actualmente contamos con seis qapanas, de las cuales cultivamos tres
qapanas al año y las otras tres quedan en descanso. Del 14 al 16 de septiembre
se realiza el ritual comunal de la siembra, llamada q´oa a cargo del maestro Wata
purichi. En el mes de febrero se realiza el ritual para la buena cosecha inoka, para
protección contra las heladas, además es el mes más importante de reparación
de las terrazas agrícolas. Con el movimiento de tierra con el huiso, se prepara la
tierra en las terrazas de la qapana correspondiente con el surcado. En mayo hay
ritual agrícola y ganadero, con el pago de una cría de alpaca macho, en el cerro
Isqani. Participan todas las comunidades, pidiendo salud y bienestar para las
personas, unidad de las comunidades, la educación de los niños. En agosto se
realiza el pronóstico del tiempo, a nivel familiar con la socialización a la
comunidad para tomar decisiones y planificar las actividades productivas.

En este tiempo ya se siente el cambio climático, porque nuestros pronósticos


ya no son como antes. Antes, en las cercanías de la comunidad de Moyapampa,
se sembraba papa luqui, ahora con el calentamiento estamos subiendo cada vez
más a sembrar en las partes más altas, y en las partes bajas todo es papa dulce,
nos damos cuenta que el cultivo en terrazas disminuye este efecto, por ello

3Ȝț
estamos construyendo terrazas nuevas para enfrentar el calentamiento. El
PROMARENA nos incentivó con los concursos comunales y familiares, ahora
estamos construyendo terrazas por nuestra propia cuenta, se tiene cuatro
terrazas grandes de dos mil metros cuadrados cada una. Para garantizar y guardar
la semilla ahora estamos practicando la siembra chuqui.

Como una diversificación productiva hemos conformado la Asociación


Integral de Productores de Camélidos y de Artesanía Originaria, con 14 socios y
con apoyo de PROMARENA estamos a un paso de constituir nuestra
microempresa originaria, con nuestros estatutos y reglamentos y nuestro registro
de ventas. PROMARENA nos ayudó en la parte social, nos ha fortalecido en la
parte de producción y comercialización, las organizaciones originarias siempre
buscamos plata o financiamiento, pero PROMARENA nos ha hecho darnos
cuenta que el trabajo estaba en nosotros mismos y la plata en nuestra propia
casa, en nuestra propia fibra de alpaca, que regalábamos a precios bajos; se ha
valorado a los técnicos locales, lo que ha permitido que entiendan todos los
participantes. Hemos aprendido a aportar nuestra contraparte, a controlar el
avance de actividades de los técnicos capacitadores, así como a seleccionar y
contratar a los técnicos nosotros mismos. Hemos avanzado por fases con el
acompañamiento del PROMARENA, a la fecha ya estamos en capacidad de seguir
trabajando por nuestra cuenta, buscando exportar nuestros productos de
transformación de fibra en artesanías y tejidos originarios, sin descuidar nuestras
terrazas agrícolas que nos dan el sustento y preservamos la tierra para nuestros
hijos”.

J aime Layme Mayhua, líder local de la comunidad Chacarapi, municipio de


Charazani, especialista en medicina natural Kallawaya. Ha formado un
grupo de negocios en medicina natural Kallawaya, que se moviliza a distintos
lugares del país, cuentan con un convenio con la Universidad Mayor de San
Simón de Cochabamba donde, además de vender sus medicinas naturales,
interactúan con los profesionales médicos. Actualmente están tramitando la

31Ȝ
constitución de una microempresa con registro SENASAG, que les permita
comercializar y exportar sus medicinas naturales.

“… Las terrazas agrícolas existentes en nuestra comunidad son muy antiguas,


desde la época de nuestros ancestros Kallawayas, que dominaban el idioma
puquina, que actualmente muy pocos dominamos y ya se está perdiendo, sólo
existió en Chacarapi, Curva y Chajlaya. Las terrazas están relacionadas con
nosotros los Kallawayas, porque no sólo sirven para cuidar la tierra y cultivar
nuestros alimentos, sino que en los bordes y entre las piedras del muro crecen las
plantas medicinales, que cuando uno no conoce piensa que son malezas,
recolectamos las plantas para elaborar las medicinas naturales. Los Kallawayas
sólo estamos para hacer el bien, existe el maestro Kallawaya que es el yachaj “El
que sabe”, que domina los dos campos, los rituales espirituales y la medicina
natural En la comunidad sólo existen dos maestros Kallawayas ancianitos Juan
de Dios Layme y Adolfo Llanos, y luego el Kallawaya que domina sólo la medicina
natural como es mi caso y el Kallawaya que domina los rituales espirituales,
luchamos contra la maldad de los brujos.

Contamos con siete qapanas, cada una de las cuales se siembra un año y
descansa seis años; los trabajos en la nueva qapana se inicia en febrero, con la
reparación de las terrazas agrícolas, removemos la tierra con la chaquitaclla,
aflojamos y sacamos las piedras de la tierra, para reparar los muros de las terrazas,
nivelamos y removemos, dejamos listo el terreno hasta la siembra en septiembre.
Mientras tanto realizamos la cosecha de la anterior qapana entre abril y mayo. De
junio a julio realizamos la selección de semilla de papa, oca, papa lisa, isaño, luque
en la parte alta; en agosto nuestros dos maestros Kallawayas, que ya son
ancianitos realizan los pronósticos climáticos junto a algunos jóvenes, a quienes
enseñan sus secretos, observan las estrellas, la posición de las flores de los cactus,
si miran al este el clima será bueno en los valles, si las flores miran al oeste no será
muy bueno, por lo que hay que asegurar la cosecha sembrando en la altura. En
el mes de septiembre del 12 al 15, se realiza la ceremonia ritual y cultural “Lujchi”,
para iniciar la siembra y pedir a los achachilas y a la madre tierra una buena
cosecha; la cosecha lo esperamos para abril y mayo del siguiente año, y en febrero
trabajamos la nueva qapana, iniciando un nuevo ciclo.

31ȝ
Con el apoyo del PROMARENA, estamos recuperando nuestras tradiciones y
cultura que ya se estaban perdiendo, con los concursos comunales y familiares
hemos reconstruido y construido nuestras terrazas agrícolas, tenemos cosechas
pero también plantas medicinales, que no sembramos sino que aparecen entre
los muros y en las cabeceras de las terrazas; creo que el mejor premio que
recibimos no es el incentivo económico, que también es importante, sino la
terraza que es nuestra y servirá para cultivar con nuestra costumbre en qapana.
Tenía pena porque me estaba quedando solo como kallawaya en medicina
natural, porque los jóvenes se están yendo, ahora gracias al PROMARENA tengo
un grupo de 12 socios de mi comunidad, que han aprendido a elaborar las
medicinas naturales, pomadas, jarabes, parches, infusiones, mates y otros, pero
no sólo eso, también a recomendar la medicina adecuada, mediante la
observación del paciente y dejándolo hablar sobre su dolencia. Los Prones que
nos ha financiado el PROMARENA han ayudado mucho a capacitar y formar
nuevos kallawayas naturistas. Los secretos y el conocimiento kallawaya lo
trasmitimos de padres a hijos en lengua puquina, no es posible darle a
desconocidos o fuera de la comunidad, porque nuestros padres decían que había
el riesgo del mal uso de estos conocimientos y, actualmente, nosotros somos
celosos para no generar competencia porque ya es un trabajo y nos permite
ingresos para mantener nuestras familias”.

C leto Marcelino Titirico Kuno, líder local y dirigente de los cantones


Sococoni, Timusí y Chajlaya del municipio de Chuma. Impulsor del
trabajo del PROMARENA en su zona, portavoz e interlocultor de las
comunidades originarias ante las autoridades nacionales.

“… Las terrazas existentes en Sococoni son bastante antiguas,


probablemente de herencia mollo. Están ubicadas mayormente en las cabeceras
de valle, también hay muchas terrazas hechas por las nuevas generaciones,
tomando como base los modelos antiguos. Las terrazas antiguas están
desparramadas en el camino de Timusí a Cusaguaya y de Timusí a Sococoni, son
terrazas con muros perfectamente construidos y el camino también está
perfectamente empedrado. Actualmente, donde hay riego las terrazas se cultivan
año redondo en milli, y donde no hay agua en aynuqa. Antes, los descansos eran

31Ȟ
de cinco años, ahora son sólo de dos. La preparación de tierras y la refacción de
las terrazas se realizan en febrero, se usa el huiso y la barreta para remover la
tierra, sacar las piedras grandes y reparar los muros de la terraza. En mayo, se
realiza siembra con el primer milli, y luego el siguiente; al año se realizan tres
cultivos en milli, antes se hacía dormir ahí a los animales de enero a abril para que
abonen las terrazas; actualmente esta costumbre está desapareciendo y, más
bien, están entrando los fertilizantes químicos. La construcción de terrazas la
estamos haciendo impulsados por el PROMARENA, con los concursos comunales
y familiares, para lo cual tomamos como modelo las terrazas de nuestros
antepasados del complejo de Cuñapata donde están las mejores terrazas y
también las terrazas de los chullpares de Chuñumpata. Organizadamente, todas
las comunidades cuidamos estos restos históricos y hacemos terrazas largas con
muros sobre-expuestos, que con los aporques se va nivelando.

Con el PROMARENA, la gente y las comunidades nos hemos dado cuenta


que muchas soluciones están en nosotros mismos, por ejemplo, las quebradas
que crecen año a año se pueden controlar con diques y forestación, nos faltaba
tecnificación para hacer terrazas, viveros, qotañas y plantaciones que ahora ya
tenemos; como es valle ahora cultivamos tomate, ají, pimentón, pepino,
lacayote. Los incentivos económicos en dinero son beneficiosos, porque cada
comunario aprendió a administrar sus recursos, y se ha utilizado de acuerdo al
gusto y necesidad de cada uno, en la compra de semillas, para comprar útiles
escolares y para la ropita de nuestros hijos. Esto nos agradó porque ya no hay
nadie que impone en qué vamos a gastar, además aprendimos a manejar una
cuenta bancaria. Ahora una mayoría ya no trabaja por la plata, sino por tener “su
terraza”, “sus arbolitos”, “su qotaña”, es cuestión de conciencia”.

R ómulo Calle Trigueros, líder local proveniente de la comunidad Sulcatiti,


de San Andrés de Machaca, Técnico Superior Agropecuario y Profesor de
Religión y Ética Moral, cumple funciones de Asistente Visitante promoviendo la
ejecución de los concursos comunales y familiares.

“… El PROMARENA me ha permitido, como asistente técnico, transferir mis


conocimientos y experiencia a los hermanos de Sococoni, pero también aprender

31ȟ
de ellos, depende de ser sociable y utilizar técnicas de animación para interesar a
las personas mayores y a las mujeres luego la capacitación se facilita, pero es
importante el idioma. La comunidad tiene sus conocimientos previos, los mayores
tienen la práctica, y el técnico lo que hace es complementar y enseñar en campo
donde es necesario. En el caso de las terrazas de Sococoni, algunas están en uso
otras en descanso en qapana. Existen zonas para recuperar terrazas antiguas, los
hermanos son conscientes de que las terrazas agrícolas son importantes sobre
todo en las laderas que presentan declives. El agua causa erosión lo que se impide
con la terraza, además que se mejora el valor de las propiedades de los hermanos,
una ladera con terrazas tiene más valor que una ladera pelada…”

M ario Callampa Vila, Alcalde del municipio de Curva, Segunda Sección


de la Provincia Bautista Saavedra, declarada por la UNESCO como
Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad la Cultura
Kallawaya.

“… Las terrazas precolombinas de Curva son de origen muy antiguo desde la


época de los Kallawayas, y según los abuelos al llegar los incas respetaron a los
sabios y a las tecnologías desarrolladas. Gracias a las terrazas ahora tenemos
sayañas donde producir nuestros alimentos, porque la tierra se ha conservado en
su lugar y no se ha perdido, cultivamos dos años seguidos en cada sayaña,
primero papa y luego oca, con descansos de seis años; para cereales el descanso
es sólo de cuatro años. Nuestros kallawayas realizan el ritual de la siembra en
septiembre, luego preparamos la tierra y reparamos las terrazas en ayni y minka,
la siembra se realiza en octubre y la cosecha de abril a mayo. Durante este
tiempo, los Kallawayas recolectan las plantas medicinales que crecen entre los
muros y en los bordes de las terrazas, que aparecen como malezas. Recuerdo que
al llegar PROMARENA a Charazani, los técnicos me explicaron y rápido entendí
cuáles eran los pilares del proyecto, entonces me puse a animar a mis
comunidades y en asamblea general acordamos solicitar la inclusión de Curva en
el proyecto. Ahora, como autoridad, continúo apoyando la participación
comunal porque PROMARENA somos nosotros, y los concursos de rehabilitación
de terrazas nos han unido más y nos hacen tomar conciencia de cuidar nuestros
recursos, y preservar nuestra cultura y tradiciones. Además, la promoción de

31Ƞ
nuestros líderes y técnicos locales es importante para el futuro, porque
capacitando a nuestra propia gente podremos ejecutar otros proyectos, sobre
todo aquel con el que fuimos premiados por la UNESCO, sobre la inventariación
de los conocimientos kallawayas. Con el PROMARENA, las comunidades han
aprendido a recibir y descargar fondos públicos, así como a manejar cuentas
bancarias, esto nos ha favorecido a las autoridades, porque antes pensaban que
el alcalde podía gastar a su gusto la plata. Los premios en forma de incentivos
económicos a las comunidades es positivo, porque premia al trabajo que uno
realiza en su propio beneficio, la plata del Estado llega directamente a las familias
y éstas se animan a hacer obras por cuenta propia, el ser humano siempre
necesita de un incentivo, a veces una palmada en el hombro resulta suficiente
para emprender grandes obras”.

T eófila Pachani Mamani, Técnica Superior Agropecuaria y egresada de la


Carrera de Zootecnia, proveniente de la comunidad de Agial Ingas del
municipio de Mocomoco, cumple funciones de Asistente Visitante promoviendo
la ejecución de los concursos comunales y familiares, así como la formación de
microempresarios con grupos de emprendedores de negocios.

“… Las comunidades y el PROMARENA me han dado la oportunidad de


interactuar con las comunidades y de trabajar compartiendo mis conocimientos
y experiencias, así como aprender de mis hermanos de Mocomoco, realizando
actividades de capacitación y ejecución de los concursos comunales en manejo
integral de microcuencas altoandinas, siendo la obra principal la rehabilitación de
terrazas agrícolas. Las terrazas existentes en la zona son de origen muy antiguo,
hechas por nuestros ancestros, hay diferentes tipos de terrazas o taqanas y se
puede verificar su importancia porque hasta hoy los muros están buenos, las
terrazas son la mejor medida de conservación de suelos y es la herencia que nos
han dejando nuestros antepasados. En mi trabajo me he dado cuenta que algunas
comunidades mantienen la tecnología de manejo y rehabilitación de las terrazas
antiguas, pero en otras se han olvidado entonces hay que motivarlos para que
recuperen este conocimiento, compartiendo la conjunción de los conocimientos
que se aprende de la comunidad y aquellos recibidos en la universidad.

31ȡ
El PROMARENA es el primer proyecto en Mocomoco, que ha dado
oportunidad a los técnicos locales, sobre todo, a las mujeres. La metodología de
concursos y de pasantías nos ha permitido compartir nuestras experiencias y
saberes con otros hermanos y proyectos de Italaque, Chuma y de otras
provincias, en manejo de los recursos naturales, manejo de las terrazas agrícolas
y en los conocimientos de nuestros ancestros sobre la preservación de nuestros
recursos genéticos de plantas y animales para que no se pierdan y sirvan para
las futuras generaciones”.

J imena Blanca Quecaña Quispe, Egresada Técnica Superior Agropecuaria,


con experiencia de trabajo en comunidades, en transferencias de
tecnología en con institución de desarrollo. Fue seleccionada por las
comunidades de Charazani, Curva y Mocomoco para realizar asistencia técnica
en recuperación y construcción de terrazas agrícolas y control de cárcavas.

“… La institución PROMARENA me dio la oportunidad de mostrar mi


experiencia y capacidad de transferencia de conocimiento a los beneficiarios del
proyecto; a pesar de que las terrazas agrícolas en el sector eran conocidas por los
usuarios, se habían perdido los valores sociales de construir las terrazas,
solamente las familias realizan arreglos de terrazas antiguas para las siembras.
Este enfoque familiar cambió con el apoyo de la institución PROMARENA, se
complementó la revalorización de la tecnología andina por las constantes
erosiones de suelos que en momentos las familias perdían la esperanza de
recuperar sus terrenos. Con la capacitación cambia la mentalidad de las familias
campesinas y aprovechan mejor los espacios de terrenos topográficamente
empinados. Por último, estas terrazas han sido cultivadas y producen, por ello
están muy agradecidos por el apoyo que se les brinda, con la facilitación de
asistentes técnicos para recuperar y aprovechar suelos desertificados y contar
con suelos recuperados a favor de las familias de las comunidades de los Grupos
Zonales de Tajani en Mocomoco, Isqani en Charazani y en Curva; donde fui testigo
de los cambios, donde ahora se acepta la realidad y se encara los trabajos que al
final es para los mismos hermanos, y esa es una buena respuesta del desarrollo
rural. Además en los trabajos en el sector y otras áreas de intervención, se valora
y se incorpora a la mujer como un actor social, asumiendo su responsabilidad en

31Ȣ
la lucha contra la pobreza. Recomiendo a los usuarios que no bajen la guardia
después de beneficiarse con el proyecto, más al contrario, deben aplicar y
compartir los conocimientos adquiridos en campo, apoyando a las comunidades
vecinas que no han tenido la oportunidad de participar para que repliquen las
técnicas, no deben ser mezquinos y siempre tienen que luchar por el desarrollo
y superación de todas las familias rurales.

F ortunato Calamani Kuno, Alcalde del municipio de Charazani, Primera


Sección de la Provincia Bautista Saavedra, región de los Kallawayas,
declarada por la UNESCO 07/11/03, junto a Curva como Obra Maestra del
Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad la Cultura Kallawaya.

“… Todas la tecnologías y el conocimiento ancestral presente en Charazani,


distribuido en su variedad geográfica desde las alturas hasta los valles, es una he-
rencia que nos dejaron nuestros antepasados, es una riqueza cultural invalorable,
y constituye un patrimonio de toda la humanidad, tenemos que cuidarlo y pre-
servarlo porque lamentablemente mucho de este conocimiento se está per-
diendo, también las forma de trabajo y el respeto a la Pachamama, antes se
trabajaba en faenas para mantener la comunidad, ahora sólo por la plata. Es el
gran reto de mi municipio, recuperar nuestros valores culturales; pero también la
naturaleza está cambiando, se siente el cambio climático, tal vez antes ocurrió,
pero nuestros antepasados supieron sobrellevar esto. Desde niño he admirado
tantas terrazas en los cerros del valle, es impactante para todo el que llega, pero
la altura también tiene sus potencialidades, pero como es pampa no se nota
mucho, nuestros antepasados accedían a la altura y al valle, cuidando y mane-
jando bien la tierra. Nuestra estrategia para afianzar nuestro desarrollo en el cam-
bio actual, es lograr la afirmación de la Circunscripción Especial Indígena Nación
Kallawaya. Con su presencia, el PROMARENA nos apoya en esta dirección, por-
que no sólo nos incentivó a recuperar nuestros saberes, sino que también hubo
transferencia de conocimientos, y los incentivos que recibimos nos animaron a
trabajar para nosotros mismos. El convenio que firmamos ha sido bueno, con la
asistencia técnica se mejoró nuestras actividades productivas, artesanales y cul-
turales, pero se requiere continuidad para lograr avances, por ello espero que otros
proyectos parecidos al PROMARENA vengan a nuestro municipio”.

31ȣ
R ufino Quispe Apaza, líder local de la región Suni Alpaqueros de Charazani,
proveniente del Centro de Formación AYNIKUSUM, técnico en manejo
de recursos naturales de altura, ha adquirido experiencia en la constitución de
microempresas comunales y con apoyo del PROMARENA ha ejecutado dos fases
del proyecto de producción y comercialización de charque de alpaca.

“… Los saberes locales formaron parte de esos grandes saberes de nuestros


antepasados, caso del charque en la altura y las terrazas en los valles, tienen un
origen ancestral, y, en el momento, la combinación de estos saberes con los
conocimientos científicos tienen que darnos mejores cosas, eso espero, porque
antes la sanidad animal y vegetal se daba con extractos de hierbas, ahora eso se
ha perdido y todo es inyecciones y fumigaciones. Como estamos hablando de
terrazas agrícolas, son muy buenas para evitar que la tierra se lleve la erosión,
tiene su manejo que viene de lo antiguo, pero hay secretos que se han perdido,
todavía quedan los rituales. En las terrazas se producía maíz y papa y se
interrelacionaba con la altura con el intercambio por charque, fibra y abono
orgánico, ahora este sistema se está perdiendo, tal vez por nosotros mismos y por
el cambio climático, me acuerdo que cuando era niño en la parte alta sólo se
cultivaba papa luqui, algo medio raro ahora se da papa dulce, con el tiempo los
del valle tendrán que venir por papa a la altura.

El PROMARENA con su metodología para el aprovechamiento racional de


los recursos naturales y valorar a los técnicos locales, para aprovechar el saber
local, pero sin olvidar el conocimiento universal, nos ha hecho abrir los ojos. Tuve
la suerte de viajar a Colombia con una pasantía, y aprendí mucho ampliando mi
visión, espero que la experiencia PROMARENA se vuelva política regional y
nacional. Ahora generamos empleo y autoempleo, con “ALPAQUITA ANDINA”
que es una organización emergente de la comunidad Llachuani Ayllu Marka
Marka SUNI Alpaqueros. Su objetivo principal es mejorar los ingresos
económicos familiares mediante el uso y aprovechamiento de Recursos
Naturales Renovables, empleando procesos técnicos y metodológicos de
transformación y comercialización de productos camélidos. Con la presencia de
PROMARENA se ha afirmado el manejo de nuestros recursos naturales, y el uso
y aprovechamiento de los productos camélidos, como fibra en tejidos, carne en

31Ȥ
charque, piel en colchas y otros, incorporando técnicas y tecnologías científicas
sin perder la identidad cultural, saberes y “haceres” propios de las comunidades.
La naturaleza nos ha dotado la sabiduría y capacidad al hombre, éstas hay, lo
único es emprender y desafiar con responsabilidad y optimismo, no es quejarse
y buscar empleo en la ciudad, hay que crear nosotros mismo los espacios de
trabajo, para ello no se necesita ser sabio o político; la asistencia y la bendición
de Dios, nada más hacer y hacer conocer nuestro trabajo”.

A quilino Yujra Ticona, líder local del cantón Amarete, Presidente del
Concejo Municipal de Charazani, comprometido con la revalorización
de las tradiciones, costumbres y conocimientos de sus comunidades originarias.

“…Nuestros abuelos antiguos tuvieron una buena visión, pensaron en


proteger la tierra de la erosión, con algo que parece simple, el pirqueo. Nuestras
terrazas de Amarete posiblemente sean de origen inca, porque al viajar a Cuzco
hemos visto similitud en los colores de la ropa que vestimos los originarios así
como en las terrazas; todavía manejamos de acuerdo a los abuelos en qapana,
con rotación y descanso de 4 a 7 años quedando en puruma, cultivamos papa,
oca, cebada, arveja y estamos introduciendo alfalfa, un 30% de las terrazas
antiguas están abandonadas por la migración campo ciudad. La conservación de
las semillas que cultivamos en las terrazas es realizada por cada familia,
cuidándolas como un tesoro y en las fiestas se muestra y consume variedades de
papa que solo son nuestras y que no van al mercado. El manejo de las terrazas
también es familiar, cada zona y las qapana tiene como responsables a las
familias originarias del lugar. PROMARENA ha generado un buen cambio en
cuanto a la conciencia sobre el manejo racional de los recursos naturales, a la
valoración de nuestros conocimientos y herencia local, dar oportunidad a los
peritos locales, reforestado nuestros campos, hemos comprometido al municipio
a dar contraparte y apoyo directo a las comunidades para nuestros proyectos y
hemos manejado nuestros fondos comunalmente; un poco tarde nos damos
cuenta que los amareteños no hemos aprovechado todo lo que la institución nos
brindaba, pero hemos aprendido que el PROMARENA somos nosotros las
comunidades y familias”.

3ȝț
Petrona Flores y Simón Mamani Jaime Layme Cleto Titirico

Rómulo Calle Triguero Jimena Quecaña Mario Callampa

Fortunato Calamani Teófila Pachani Aquilino Yujra Ticona

32Ȝ
Conclusiones

• La revitalización de los conocimientos y tecnologías locales de larga data,


que propicia el PROMARENA, junto con la transferencia de conocimientos
universales en un diálogo igualitario, aporta al fortalecimiento de las orga-
nizaciones comunales y a los municipios, en la lucha contra la pobreza y en
contra de los procesos de desertificación de la tierra.
• La metodología de concursos facilita la movilización de las comunidades y fa-
milias para el manejo racional de los recursos naturales y el trabajo por ellos
y para ellos mismos, lo que posibilita la realización de actividades que dan
como resultado el incremento del valor de los bienes patrimoniales de la co-
munidad y la familia.
• Los incentivos económicos que se entrega a las comunidades y familias de
acuerdo al trabajo realizado y cumplimiento de metas mínimas no consti-
tuyen un pago en efectivo por el monto es mínimo y no cubre los jornales
que emplean en la construcción de sus obras físicas de manejo y conserva-
ción de recursos naturales. Sin embargo, este pequeño incentivo resulta un
poderoso aliciente para movilizar las capacidades locales, animar al trabajo
comunal y failiar y reforzar las iniciativas de los líderes locales
• En el ámbito de La Paz, las comunidades participantes en el PROMARENA,
mediante competencias y concursos integrales, han logrado construir 308.16
hectáreas de terrazas agrícolas, entre terrazas construidas, rehabilitadas y
terrazas de formación lenta y, adicionalmente, han controlado cárcavas con
medidas biomecánicas y una reforestación masiva, construido infraestruc-
tura para cosecha de lluvias y riego de las terrazas, y la producción intensiva
y uso de abonos orgánicos, caso compost.
• El trabajo de investigación sobre el estado de situación de las terrazas agrí-
colas precolombinas y aquellas construidas con apoyo del PROMARENA, de-
mostró que para las comunidades es una infraestructura fundamental para
la seguridad alimentaria que se tiene que preservar, no sólo como una me-
dida de conservación de suelos, sino también como un patrimonio y heren-
cias cultural dejada por los antepasados precolombinos.

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• Para los comunarios, la mayor parte de las terrazas son de origen precolom-
bino, con un regular estado de conservación y todavía se mantienen las for-
mas de trabajo y manejo ancestral, presentándose la mayor parte de las
categorías y clases del sistema de clasificación. Los miembros de las comu-
nidades conocen varias prácticas de manejo y conservación de suelos y aguas
y todas ellas se realizan con una frecuencia mayor al 50%, producto del tra-
bajo del PROMARENA y de otras instituciones.
• Los criterios de más alta prioridad para la toma de decisiones en el manejo
y uso de las terrazas agrícolas son la conservación de los recursos tierra, agua
y vegetación y la producción agrícola, para satisfacer las necesidades los re-
querimientos de la seguridad alimentaria, lo que determina la necesidad fa-
miliar de recuperar terrazas precolombinas o construir nuevas terrazas.

Recomendaciones

• Propiciar la difusión y transferencia de las experiencias y lecciones de la me-


todología PROMARENA a otros proyectos y programas de desarrollo rural es-
pecialmente de la temática de uso de laderas altoandinas con la recuperación
y construcción de terrazas agrícolas, estos avances y logros pueden consti-
tuirse en políticas de Estado.
• Profundizar los estudios para cuantificar los impactos económicos de la cons-
trucción y reconstrucción de terrazas agrícolas, inversión en mano de obra y
tiempo de recuperación de la inversión, así como un estudio de costo bene-
ficio ecológico y ambiental.
• Aprovechar las capacidades locales de los recursos humanos formados, en la
ejecución de proyectos de desarrollo rural, dando oportunidad a los peritos
y técnicos con vivencia de campo.

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Bibliografía

HERNADEZ, Roberto (1999) “Metodología de la Investigación”, 4ta. Edición, Editorial


McGraw-Hill, Barcelona, España.

PROMARENA (2002) “Documento Ex ante Proyecto PROMARENA”, Fondo Interna-


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PROMARENA (2008) “Revista Institucional”, año 1, Nº 1. La Paz, Bolivia.

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Local Valles Interandinos La Paz”, La Paz, Bolivia.

UTL-La Paz PROMARENA (2007) “Bases se concursos interfamiliares Unidad Técnica


Local Valles Interandinos La Paz”, La Paz, Bolivia.

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