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E. Suclli , J.

Paucara

INTRODUCCIÓN occidentalis Trelease “cabuya” el cual constituye


importantes asociaciones vegetales que caracte-
Correlacionar información de corte cultural y rizan al bosque seco y matorrales espinosos. La
natural, implica abordar discusiones en torno a metodología aplicada fue a partir de la obser-
los límites de campos de estudio y vínculos dis- vación directa del paisaje natural y/o cultural
ciplinarios expresados en relaciones de filiación, comprendido entre los territorios del Cusco no-
como lo explicaría Bourdieu (2003); es así que roriental y Valle Sagrado de los Incas, así como
este estudio se enmarca en el uso de vegetales entrevistas asociados a una carga teórica (cronís-
por el hombre, mediada por la disciplina botá- tica). Los principios lingüísticos, a través de la
nica -etnobotánica- y fuentes históricas a partir comunicación y la ecuación personal de los ac-
del siglo XVI. tores directos afianzaron el valor cultural de estas
especies en el quehacer local.
También es importante mencionar que existe
una marcada distribución diferencial de especies, La presencia de Agave y Furcraea, en nuestro te-
tal es el caso de Agave americana L. “maguey” de rritorio data desde el Perú Prehispánico, hoy así
origen Mesoamericano cuyo conocimiento está lo corrobora la información histórica, sin em-
arraigado en nuestro pasado histórico; y es a par- bargo no es clara la afirmación respecto a la par-
tir de este hecho, que consideramos que uno de ticipación directa de Agave americana L. “ma-
los factores principales de presencia de una es- guey” y Furcraea occidentalis Trelease “cabuya”
pecie fuera de su centro de origen, es el vínculo o si estas tuvieron una participación indistinta.
cultural relacional afianzado por las particulari- Este hecho apertura un espacio de análisis para
dades y características de la especie que permiti- la investigación Paleoetnobotanica y estudios
rá su movimiento. moleculares. Recientemente los investigadores
Lodé & Pino (2005) refieren que A. americana L.
La presencia del género Agave como elemento “maguey” como la conocemos podría en realidad
integrante del paisaje andino, al extremo de ser tratarse de una especie autóctona denominada
considerada como nativa, subyace en el cono- Agave cordillerensis Lodé & Pino, esta informa-
cimiento botánico tradicional desarrollado por ción está sustentada en base a la caracterización
estas sociedades, estableciéndose una relación morfológica (fenotipo) en ejemplares del declive
directa con el medio natural. Igualmente la in- occidental de los Andes, encontrándose marca-
formación histórica da cuenta de las prácticas das diferencias sobre todo en la disposición de
sociales en el pasado -intervalo temporal- para espinos en las hojas y la inflorescencia.
correlacionar los usos y aplicaciones.  
METODOLOGÍA
Otro aspecto importante es el referido a los nom-
bres comunes atribuidos a las especies, confun- Ámbito de estudio
diendo aún más su procedencia; el género Agave
(incluida en la familia Asparagaceae) representa El área estudiada se localiza en el departamen-
a más de 200 especies siendo el ámbito Centro- to del Cusco, territorios comprendidos entre las
americano la que alberga a más del 50% de las provincias de Cusco, y Urubamba, jurisdicción
especies, además su conocimiento está arraiga- de los distritos de Maras, Urubamba y Ollanta-
do en el quehacer de las culturas Maya y Azteca ytambo entre los 3700 y 2350 m.s.n.m. Este es-
(Sánchez 2003: 75). En contraste el género Fur- pacio ocupa áreas de planicies altoandinas, va-
craea (Asparagaceae) está representado por una lles interandinos y mesoandinos, así como los
veintena de especies distribuidas en todo el re- escarpados de la cuenca de Urubamba donde
corrido de los Andes (Ugent & Ochoa 2006), en destaca la presencia de Agave americana L. “ma-
nuestro medio se presenta la especie Furcraea guey” y Furcraea occidentalis Trelease “cabuya”,

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estos principalmente como elementos naturales por Bridson & Forman (1992) a fin de determi-
de delimitación de predios agrícolas y caminos. nar la ubicación taxonómica de las especies en
En éste espacio destacan también testimonios estudio.
de ocupación humana desde épocas tempranas
(Pre Inka) como el caso de Ak’awillay en la pam- La determina¬ción taxonómica familia, género y
pa de Anta, el S. A de Wata margen izquierda especie se efectuó a través del uso de claves y des-
de la Subcuenca del rio Pomatales, Yuthu en las cripciones disponibles en la literatura botánica,
proximidades de la laguna de Huaypo, Cheqoq a teniendo como base las publicaciones de Flora of
la vera del camino rumbo a Maras (Belisle 2011, Peru (Macbride et al. 1936 - 1971). Como parte
Bauer 2008, Davis & Delgado 2009, Covey et al. del proceso de identificación se realizaron com-
2013, Quave et al. 2012), finalmente el sitio ar- paraciones con las colecciones depositadas en los
queológico de Ollantaytambo, tambo Inka, como herbarios Vargas - CUZ. UNSAAC y Ferreyra de
entrada al Santuario Histórico y Natural de Ma- la UNMSM. El sistema de clasificación empleado
chupicchu en la cuenca del río Vilcanota. para el ordenamiento de los taxones es acorde a
Angiosperm Phylogeny Group III (2009). El re-
Método ferente temporal de los usos y aplicaciones, fue-
ron sustentados a partir de la información cro-
Consistió en la evaluación y observación directa nística, destacando el trabajo de Cieza de León
In situ, así como entrevistas que permitieron gra- (1973 [1553]) Crónica General del Perú, el cual
ficar las aplicaciones actuales de estos vegetales. refiere sobre la plantas alimenticias utilizadas
Los usos y atributos conferidos fueron discerni- principalmente para la costa occidental de Amé-
dos a partir de toda una carga de conocimientos rica del Sur. Gonzalo F. de Oviedo (1959 [1553])
aplicados producto de una formación especia- en su Historia Natural y General de las Indias
lizada en la apertura y construcción de infraes- aporta datos importantes sobre la flora y la fau-
tructura vial y agrícola (como ejemplos sobresa- na de nuestro territorio. Acosta (1979 [1590]) en
lientes). Los principios lingüísticos a través de la su Historia Natural y Moral de las Indias y la de
comunicación y la ecuación personal asociado Bernabé Cobo (1895 [1653]) en su Historia del
a analogías etnográficas permitieron interpretar Nuevo Mundo, estos últimos compilan impor-
el valor cultural de Agave y Furcraea en nuestro tante información sobre las especies económicas
medio. del Perú, incluyendo aspectos relacionados a la
morfología, distribución, cultivo. Finalmente la
Desde el actuar botánico, se emplearon técnicas obra de Garcilaso de la Vega (1829 [1609]) en sus
estándares para la colecta, herborización y mane- Comentarios Reales aporta información impor-
jo posterior de los especímenes, recomendados tante de los usos de estas especies.
Figura N° 1

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RESULTADOS años se define el periodo de vida de esta plan-


ta periodo en el que emite desde el centro de la
Agave americana Linneo 1753, “maguey” roseta una espectacular inflorescencia (chuchao)
de hasta 12 m. de altura con un grosor de 40 cm.
Sinónimo: Agave americana var. expansa (Jaco- rematando en una enorme panícula con 15 a 35
bi) Gentry umbelas ascendentes que crecen lateralmente
desde el eje central y en las que brotan flores pe-
Etimológicamente el nombre genérico fue dado diceladas, alargadas de hasta 9 cm. de color ama-
a conocer por Linneo en 1753, quien lo tomó del rillo-cremosas sobre un ovario verdoso.
griego Agavos. Según la mitología griega Agave
era una ménade hija de Cadmo rey de Tebas que El fruto es una cápsula oblonga de 4 a 5 cm. que
al frente de una muchedumbre de bacantes, ase- contiene numerosas semillas alargadas de 6 x 8
sinó a su hijo Penteo sucesor de Cadmo en el tro- mm. (Cerrate 1988; Gentry 1998; Brack 1999;
no. La palabra Agave alude pues a algo admirable Irish & Irish 2000). Algunas plantas mueren tras
o noble (www. Google.com). la floración, aunque sus rizomas pueden originar
nuevas plantas. La planta puede crecer también a
En el Perú actualmente este género además de partir de semillas, bulbos o raíces subterráneas.
los nombres introducidos de: “maguey”, “agave”,
“maguey mexicano”, “penca” o “cabuya”, recibe Este género tiene su centro de origen y de diver-
los nombres (incluye variantes ortográficas) de: sidad en una amplia zona geográfica que se ex-
“pajpa”, “packpa”, “pacpa”, “p’apa”, “chuchao”, “chu- tiende desde el sudoeste de EEUU por el norte
chau”, “pinca”, “mara”, “oje-pajpa”, “okce”, “kellu- hasta Nicaragua por el sur, incluyendo algunas
pancarita”, (Soukup 1970). B. Cobo afirma que islas del Caribe, aunque algunos autores amplían
en las dos lenguas generales del Perú, quechua y el área hasta el norte de Sudamérica (Chanzaro
aimara se los denominan como “chuchau” y “tau- 1989: 45; González & Galván 1992: 57). Contiene
ca” respectivamente. La voz quechua es también cerca de 200 especies, distribuidas desde el sur
señalada por Garcilaso de la Vega quién escribe de los EEUU a través de México hasta el norte de
"los españoles la llaman “maguey” y los indios Sudamérica y en las Antillas, cuatro especies se
“chuchau". En el vecino país de Bolivia, además presentan en el Perú.
de “maguey” y “agave” se mencionan los nom-
bres “q´ellu pangarita” en aimara y “chunta p’ajra” Este género está estrechamente emparentado a
en quechua según De Lucca & Zalles (1992). Furcraea y otros 2 géneros de la tribu Agaveae
algunas especies no están bien definidas desde el
Agave americana L. “maguey” es una hierba pe- punto de vista botánico (Ugent & Ochoa 2006:
renne con hojas suculentas que puede abarcar 27). A. Gentry (1998) sostiene que existen más
hasta cuatro metros de diámetro y dos de alto, de 400 binomios debido a los numerosos nom-
presenta un tallo corto de donde nacen la hojas bres varietales que en muchos casos no están
sésiles a modo de roseta, lanceoladas y suculen- asociados a diferencias específicas claras.
tas de hasta 25 cm, pudiendo alcanzar los dos
metros de largo, son anchas en la base angostán- Esta situación se explica en parte porque los ca-
dose al extremo y terminar en un espino de color racteres florales, que son determinantes en la
café oscuro o grisáceo, que puede alcanzar hasta identificación de la especie, se pueden obser-
5 cm, estas hojas son planas y acanaladas de color var en un único escapo floral que se desarrolla
verde o gris pálido hasta fuerte, cubiertas de una al cabo de varios años, luego de la cual la planta
cutícula lisa o levemente áspera, dentadas en el muere (10 a 15 años aprox.). También contribuye
borde con espinas rectas, sinuosas o ligeramente el hecho que muchos estudios taxonómicos han
curvadas largas en más de 1cm. Entre los 7 y 15 sido realizados sobre ejemplares cultivados en

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jardines botánicos europeos debido a la crecien- para la construcción utilizando las hojas acana-
te importación de especies Americanas a Euro- ladas en techos y vigas, finalmente la obtención
pa en el siglo XVI por importantes taxónomos de jabón, miel, vinagre y otros brebajes. Guamán
como Haworth (1768, 1833), Moench (1794), Poma (1975 [1613]) hace un dibujo evidente de
Jacobi (1864-1867) los que probablemente nunca redes elaboradas con fibras de esta especie para
vieron un Agave en su lugar de origen, como lo la captura de aves. Cobo (1895 [1653]) menciona
señala Gentry (1998). su utilización como vigas, constituido por los ta-
llos de la inflorescencia “chuchao”.
La multiplicación clonal frecuentemente usa-
da en los jardines se puede haber traducido en Durante los siglos XVIII y XIV, Haenke (1761-
una diferenciación fenotípica, que no determina 1817) da cuenta del uso de la planta para la con-
necesariamente la existencia de una especie dife- fección de sogas que llaman “cabuya” y para cons-
rente, a lo que se suma una gran facilidad de hi- truir maromas que sirven en los puentes, además
bridación. Todo esto determina una clasificación de bayetas, suelas y zapatos. El padre de la orden
taxonómica confusa. Salesiana J. Soukup (1970) la concibe como una
planta medicinal como cicatrizante, desinflama-
En nuestro medio Agave americana L. “maguey” torio estomacal y ocular, igualmente en el trata-
representa a una planta de hábito xerófito, por lo miento de la ictericia, dolencias hepáticas y de la
que se adapta fácilmente a regiones de altura has- apendicitis. Reynel & Morales (1987) reportan el
ta los 3800 m.s.n.m. donde las condiciones impe- uso tintóreo y agroforestería en la modalidad de
rantes son la sequedad y bajas temperaturas, ha- cercos vivos con espinas.
ciéndola resistente a ambientes secos, igualmente
muestra una amplia tolerancia a diferentes tipos Del mismo modo Reynel & León (1990) dan
de suelos adaptándose a todos los territorios no cuenta de su uso en los bordes de canales para
húmedos o pobres en materia orgánica. mantener las riberas estables, reafirmando su uso
como cerco vivo además, confirman la obtención
Prefieren suelos pedregosos (litosoles) secos ex- de productos como leña, fibras, jabón y miel y
puestas a pleno sol (Gentry 1998: 45). Según Bu- como medicinal. Dharmashaktu et al. (1987)
casov (1981) crecen bien en las pendientes secas mencionan el efecto biocida de la planta contra
de los cerros y en conglomerados calizos sueltos. las larvas de Anopheles sp “zancudos” cuando se
utiliza el extracto de sus hojas, también en Ma-
Los usos y aplicaciones de la especie se remontan rinos et al. (2004). Pardo (2005) reporta la pro-
al pasado histórico. Acosta (1954 [1590]) lo men- ducción de chancaca a partir del aguamiel en el
ciona como “maguey” señalando también que de centro del Perú.
ella se obtienen alimentos como: miel, arrope,
aceite, bebidas alcohólicas, vino, aguardiente, vi- A portas del siglo XIX, Brack (1986, 1999) men-
nagre, agujas, fibras como hilos y cuerdas, ade- ciona su uso como alimento en forma de chicha,
más de su uso como combustible “leña”. miel y vinagre; en la obtención de fibras para la
confección de cuerdas y bolsos; en la construc-
Valera (1879 [1551]) y Garcilaso (1985 [1601]) en ción para la fabricación de vigas y techumbres; en
imaginería para la fabricación de esculturas, en agroforestería como cerco vivo y controlador de
medicina para la curación de llagas canceradas erosión en laderas, estabilización de canales, ace-
o inflamadas, extirpar gusanos y para la limpieza quias, muros y andenes. Su uso medicinal como
de la piel; como uso doméstico para la limpieza planta vulneraria, anti-cefaleas, anti-irritante,
de manchas en la ropa, también la obtención de depurador de la sangre y su uso en el tratamien-
fibras para la confección de ropa, suelas de cal- to de la ictericia, enfermedades hepáticas, apen-
zado, sogas e hilos para redes de captura de aves, dicitis, hidrofobia, conjuntivitis, quebraduras y

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luxaciones, además se utiliza para la obtención ba, Ollantaytambo) usan las fibras secas a mane-
de jabones, agujas que son reportados desde el ra de hilos para tejer sacos y vestidos llamados
Prehispánico. Su uso como planta ornamental y “tukuyos”.
plaguicida contra la rancha y la polilla de la papa,
finalmente como combustible principalmente las El Lic. Guillermo Miranda A. y el Bach. Edwin
hojas secas “leña”. Masias U. recogen la información de que en las
proximidades del Humedal Lucre-Huacarpay los
En nuestro medio investigadores como el Dr. lugareños utilizan el escapo florífero “chuchao”
José L. Venero (2006) reporta nuevos usos para como alimento temporal para el ganado vacuno,
el área circunlacustre del Humedal Lucre – Hua- este uso estaría sujeto a la disponibilidad de es-
carpay ubicado a 32 Km al sur de la ciudad del capos tiernos principalmente entre los meses de
Cusco, reportando que especies de aves princi- septiembre a enero, coincidiendo en afirmar que
palmente rapaces utilizan los escapos floríferos se les da de comer porque contiene vitaminas
como perchas, avistando a Falco femoralis y Fal- siendo así buen alimento, los pobladores también
co sparverius “killincho” los cuales acostumbran refieren que la ingesta de este ayuda a combatir al
posarse en las ramas de la inflorescencia cuando “kallotaka” fasciola hepatica, parásito del hígado
esta alcanza su plenitud, para desde ahí, otear y que diezma al ganado en este sector.
capturar sus presas; menciona también que los
escapos frescos sirven de soporte para la instala- Igualmente se reporta nuevos usos para el esca-
ción de cercos de alambres para así proteger los po florífero de Agave americana L. denominado
cultivos, igualmente anota que los campesinos “chuchao”, como: la restauración de imágenes
generalmente jóvenes realizan inscripciones en (santos, niños, vírgenes) y la restitución de apén-
el haz de las hojas, estos son hechos con carác- dices por la maleabilidad y fácil trabajo del chu-
ter sentimental los cuales al secar quedan per- chao, además de que esta madera presenta casi
fectamente grabados utilizando para este fin las siempre un buen estado sanitario (sin fitófagos).
propias espinas del ápice de la hoja a manera de Para la fabricación de instrumentos de percusión
punzones. llamados “jambes” (base de la planta).

Otros investigadores sociales como el Arqlg. En el poblado de Maras los agricultores utilizan
Marcelino Soto H., investigador de la Red Vial las hojas anchas de A. americana L. para mon-
Inca - Qhapap Ñan Cusco refiere que el “ma- tarlos a manera de canaletas los que permiten
guey” se constituye como elemento vegetal que una correcta distribución del agua a los surcos
delimita muchas secciones de caminos en nues- de “maíz” evitando su percolación en sitios no
tra región, dando cuenta de que éste se instauró deseados.
con mayor asidero durante el periodo colonial.

El Hist. Donato Amado G. alega que muchos


pobladores andinos muestran cierto rechazo al
cultivo de la “pajpa” o “maguey” como se le co-
noce también en esta región, esto principalmen-
te cuando crecen próximos al cultivo de “maíz”
aduciendo a que no favorece su desarrollo, este
hecho podría estar asociado al carácter alelopá-
tico de la planta.

El Antr. José Peña B. también señala que los po-


bladores del valle sagrado de los Incas (Urubam-

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Agave americana L. “maguey” / a.- detalle de la planta entera, b.- Hojas y flores, c.- Delimitación del
camino con plantas de “maguey”, sección Chinchero – Cruzpata (proximidades de la laguna de Hua-
ypo, 3650 m.s.n.m.), d.- misiva escrita en la hoja.

Furcraea occidentalis Trelease “cabuya” rrera (1939), “maguey” Pizarro, ([1571]), "penca"
Sinónimo: Furcraea andina Trel. Macbride (1936: 666-667).

Etimológicamente el género Furcraea fue llama- Esta especie representa a plantas grandes y grue-
do así por Etienne Pierre Ventenat en 1793 en ho- sas con cáudice erecto aéreo o subterráneo, las
nor del conde Antoine de Fourcroy, químico del hojas están agrupadas en el ápice del cáudice, es-
Jardín Botánico Do Roy de Paris. Francia (www. tas son de formas lanceoladas largas y angostas
Google.com). Representa a una especie nativa pudiendo ser delgadas o gruesas, márgenes sub-
de América del Sur y endémica de siete depar- enteros o espinoso-dentados, ápice con un mu-
tamentos del Perú entre los 500 – 3500 m.s.n.m. crón “espino” cortó.
Brako & Zaruchi (1993: 113).
Inflorescencia en panículas grandes terminales,
En el Perú los nombres atribuidos a esta especie usualmente de forma piramidal, flores erectas
son: “cañamo” Estete (1918 [1533]), “cabuya” Cie- o pendientes, solitarias o fasciculadas de color
za de Leon (1973 [1553]) “chuchao” o “cardon” blanco a verdosas, ocasionalmente reemplaza-
Garcilaso de La Vega (1985 [1609]), “chuchao” das por bulbillos; perianto (corola y cáliz) con 6
Yacovleff & Herrera (1934), “chuntapacpa” He- segmentos iguales, segmentos ovalado-oblongos

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libres casi hasta la base, filamentos dilatados por rio en Chancay cerca de Huacho fueron identifi-
arriba del punto medio adnados a la base de los cados (Ugent & Estrada 1997).
segmentos del perianto y más cortos que éstos,
anteras linear-oblongas; ovario ínfero, 3-locular, Para el Horizonte Tardío (1450-1532 d.C.) se
usualmente cortamente rostrado en el ápice, es- reportó la confección sandalias de fibras de Fur-
tilo columnar engrosado por debajo del medio, craea, este material se encontró en tumbas Inca
estigma pequeño inconspicuamente 3-lobado, en la ciudad del Cusco (Yacoleff & Herrera 1985).
óvulos numerosos y en 2 hileras en cada lóculo.
Para el Periodo Colonial los registros de cro-
Fruto en cápsula oblonga u ovoide loculicida por nistas durante los siglos XVI y XVII refieren los
3 valvas rostrada en el ápice estipitada o compri- usos de esta especie durante este periodo (Este-
mida en la base; semillas aplanadas y deltoideas te [1535], Cieza de León [1554], Casas [1550],
(Angiosperm Phylogeny 2009). Betanzos [1551], Pizarro [1571], Garcilaso de la
Vega [1609], Cobo [1653]), es así que en la cróni-
Este género contiene cerca de 20 especies dis- ca El descubrimiento y la conquista del Perú de
tribuidas en México, Centroamérica y oeste de Estete (1918 [1535]) se menciona que las fibras
Sudamérica, 2 especies son nativas de América fuertes fueron utilizadas para la fabricación de
Septentrional (Weberbauer 1945) Solamente una sogas que soportaban los puentes, esta informa-
de las especies nativas Furcraea occidentalis Tre- ción es corroborada por Blas Valera en Garcilaso
lease es conocida en el ámbito peruano y nuestra de La Vega (1985 [1609]) sosteniendo que la ho-
región. (Ugent & Ochoa 2006: 27). jas secas y maduras de la base de esta planta pre-
sentan fibras fuertes que pueden ser usadas para
Los referentes arqueológicos e históricos estu- hacer hasta suelas de zapatos, sogas, correas y
diados por Donald Ugent y Cesar Ochoa para otros productos toscos, otras fibras menos toscas
la costa occidental del Perú, constituyen uno de fueron utilizadas para hacer hondas, en la prepa-
los principales aportes de los usos de esta especie. ración de redes para cazar aves, bandas que van
En el orden cronocultural se tiene la procedencia alrededor de la cabeza y vestuarios a la falta de
de fibras teñidas de azul “añil” para confeccionar lana o algodón.
cabellos artificiales de una momia, esto durante
un Periodo desconocido en el valle de Chillon Otra información importante recogida es el
(Yacovleff & Herrera 1934). aporte del botánico Hipólito Ruiz refiriendo que
el “maguey mexicano” Agave americana L. “ma-
Para el Periodo Inicial antes de nuestra era, en el guey” se usaba de preferencia para la fabricación
yacimiento El Paraíso (1800 -1500 a.C.) valle de de setos y la “cabuya” para la obtención de fibra
Chillon se reportó la presencia de restos vegeta- (Ruiz 1952: 149-150), esta información corrobora
les correspondientes a esta especie (Quilteret et la predisposición del uso de la “cabuya” Furcraea
al. 1991). Para el Intermedio Temprano (400 a.C. occidentalis Trelease “cabuya” en la construcción
- 450 d.C.) en la Necropolis de Paracas (ca. 2300 de puentes; del mismo modo, otro reporte men-
a.C.) las fibras de Furcraea fueron utilizadas para ciona el uso de fibras de “cabuya” atadas a ambas
la confección de dos ondas y un cordón plegado orillas del río permitiendo así cruzarlos, atribu-
(Towle 1952). yéndosele de allí el nombre de “cabuyas” a cier-
tos puentes célebres de “crizneja” que datan del
Para el Intermedio Tardío (900-1450 d.C.) Ne- Perú Prehispánico, actualmente muchos de estos
crópolis de Ancón (cerca 1300 d.C.) se encontra- puentes siguen en uso en las localidades de Sar-
ron fibras de esta especie para la confección de hua y Huayopampa en el norte del Perú. Se hace
sandalias (Rochebrune 1879), igualmente en Ce- (la crizneja) de cabuya que es la planta de que se
rro Colorado los restos vegetales de un cemente- hace la pita (Anónimo 1958: 86-87).

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Implicancias en el uso del “maguey” y la “cabuya” desde el horizonte tardío (inca): un continuo relacional enmarcado...

El uso indistinto de “maguey” o “cabuya”, como de 6000 hombres, igualmente basándose en da-
ejemplos de caso, es aplicado durante la edifica- tos de Fray Blas Valera, Garcilaso describe que
ción de la fortaleza de Sacsayhuamán en Cusco, del “maguey” se obtenían dos tipos de fibras, un
según Cieza de León (1880: 192 [1554]) se con- tipo particular de fibra procedía de las hojas se-
feccionaron maromas de cuero para movilizar las cas de la base de la planta, y otra de las hojas fres-
imponentes piedras a partir de este vegetal, para cas cortadas y mojadas en agua (Garcilaso 1945:
lo cual se contaba con un número aproximado 183-184 pt. II [1617]).

Figura N° 3

Furcraea occidentalis Trelease “cabuya” / a.- Planta entera con el escapo florífero, “cabuya” como agen-
te delimitador del camino, b.- Inflorescencia, c.- Hojas: Ollantaytambo - Machupicchu (margen iz-
quierda del río Vilcanota 2800 m.s.n.m.).

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Aproximaciones al tratamiento botánico de Aga- ca de Paris Francia” ésta sería la variedad que se
ve americana L. “maguey” halla en varios lugares del Mediterráneo y cuyo
origen Gentry sitúa al sudoeste de los Estados
Varias especies de Agave son cultivadas en Cen- Unidos y Jalisco en México.
troamérica y Sudamérica como ornamentales,
para la obtención de fibra, preparación de bebi- Entre 1864 y 1867 el General Georg Albano von
das alcohólicas (pulque, mezcal y tequila), cercos Jacobi describió 78 especies de “Agaves” en un
vivos y otros múltiples usos locales. inicio y terminó con la cifra exorbitante de 157
especies y 18 “Furcraeas” todos descritos a partir
Agave americana L. “maguey” es descrita como de especímenes cultivados en los jardines e in-
especie tipo para el grupo Americanae y para vernaderos de Europa. Otra información refiere
todo el género (Gentry 1998: 24). Su uso ha sido que en un artículo sobre la nomenclatura de los
muy difundido por lo que su área de distribución Agaves, Jan Kolendo escribió sobre Jacobi, men-
natural es especulativa e incierta, no pudién- cionando: “El problema de sus trabajos y los de
dose determinar su origen con certeza (Irish & ciertos autores de la época es que los nombres
Irish 2000). Según Middendorf (1974) su área de estaban basados en plantas cultivadas en mace-
dispersión es muy grande encontrándose desde ta, frecuentemente inmaduras en las colecciones
América Central a América del Sur y hasta los europeas lejos de las condiciones de México” es-
3700 m.s.n.m. considerándose como la especie tos hechos muestran que los autores de las des-
de agave más difundida, aunque no es posible cripciones no conocieron el género Agave en su
asegurar que él se haya referido exclusivamente estado natural, no pudiendo observar los rasgos
a A. americana L. fisonómicos y morfológicos que tipifican a la es-
pecie; hoy en día se sabe que las diferencias en
Se pueden reconocer variedades como: Agave la inflorescencia (escapo florífero) y órganos flo-
americana L. var. oaxacensis Gentry, Agave ame- rales, representan un carácter indispensable para
ricana ssp. protamericana Gentry y Agave ame- clasificarlos. Howard Scott Gentry en el año 1982
ricana var. expansa (Jacobi) Gentry. Igualmente fue el primer botánico en incluir los caracteres de
existen varias plantas “variegadas” cultivadas y la inflorescencia para la identificación.
especies similares que se confunden frecuente-
mente como el caso de Agave americana var. pic- En nuestro ámbito el naturalista A. Weberbauer
ta (Salm-Dyck) Terrac., también llamada Agave al referirse a Agave americana L. escribe: “es
picta Salm-Dyck e inclusive Agave ingens. En aparentemente salvaje en ciertos parajes” pero
Sudamérica se da por hecho que el agave cultiva- agrega: “es dudoso que sea verdaderamente in-
do por doquier en la zona andina es una especie dígena...”. Tomando en consideración su origen
introducida desde la época Prehispánica natura- y distribución los autores Joël Lodé y Guillermo
lizada en ciertos parajes y reconocida como Aga- Pino designan a esta especie como Agave cordi-
ve americana var. expansa (Jacobi) Gentry. Sin llerensis J. Lodé & G. Pino, considerándola como
embargo, últimos estudios botánicos (filogenia) autóctona, su trabajo se sustenta en variaciones
refieren que esta especie “introducida”, podría morfológicas entre ambas especies con marcadas
tratarse en realidad de otra especie autóctona diferencias sobre todo en la disposición de los es-
presente en Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia. pinos en las hojas, la inflorescencia (inserción de
Estos estudios están fundamentados en informes los pedicelos en los pedúnculos) y el tamaño de
de investigadores botánicos, al respecto de Aga- la planta. A la luz de estos hechos la descripción
ve americana var. expansa, Gentry nos informa: original de Agave americana L. denota grandes
“Esta variedad es conocida sólo como cultivar, diferencias con la descripción morfológica de
introducida en el Oeste de Europa donde ha sido Agave cordillerensis J. Lodé & G. Pino, acrecen-
descrita creciendo en St. Germain en Laye cer- tando la posibilidad de que un tipo de “maguey

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Implicancias en el uso del “maguey” y la “cabuya” desde el horizonte tardío (inca): un continuo relacional enmarcado...

andino” haya sido conocido y utilizado desde este hecho este asociado al carácter utilitario ex-
nuestros antepasados. clusivo de las fibras como nos presenta Guamán
Poma de Ayala (dibujo de un indígena con redes
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES para cazar aves). Finalmente los especialistas que
trabajan con plantas en la era del hombre (Holo-
La noción de origen único ligado a un espacio ceno) saben que los seres humanos tienen algún
físico delimitado y una agrupación humana no es vínculo relacional con ellas.
aplicable a los procesos socioeconómicos en que
se enmarca la manipulación de especies vegeta- Los géneros Agave y Furcraea, están actualmen-
les. Es así que la presencia de Agave en nuestro te incluidas en la familia ASPARAGACEAE, se
territorio data del Perú Prehispánico, ésta afir- constituyen como parte de la flora local del Cus-
mación se corrobora con información etnohis- co y Valle Sagrado de los Incas (declive oriental).
tórica y etnobotánica que establece un continuo Son elementos importantes para la preservación
entre el uso actual y la percepción histórica que de suelos, aterrazamiento de taludes, delimita-
se tuvo de éste en el pasado. El tratamiento de ción y soporte de caminos, demarcación de pre-
Agave y Furcraea en el contexto cultural apertura dios agrícolas y en la agroforestería.
una nueva línea de investigación que involucra
vínculos disciplinarios, con la consecuente ade- Su presencia está condicionada por la gradiente
cuación teórica y metodológica. altitudinal y factores climáticos imperantes del
medio. Agave americana L. “maguey” se halla en
Son los estudios en Paleoetnobotánicos y Bio- los pisos de Q´eswa, Suni y Yunga entre los 2500
moleculares aplicados a restos vegetales arqueo- y 3700 m.s.n.m. su presencia es dominante en los
lógicos los que podrán ampliar las relaciones de dos primeros pisos; en contraste Furcraea occi-
progenitura, distribución espacial, rango crono- dentalis Trelease “cabuya” crece por debajo de los
lógico, conocimiento adquirido, y así poder su- 2800 m.s.n.m, correspondiente al piso de Yunga
mar información de la economía vegetal preté- de carácter más cálido.
rita. Los reportes de evidencia arqueológica, no
son conocidos para nuestro medio, quizá la natu- El cultivo de “maguey” en nuestro medio ofrece
raleza del medio impide su conservación. muchísimas ventajas por su naturaleza prolífica
no demandando inversión económica para su
Es preciso afianzar las técnicas correctas de recu- producción, éste se reproduce vegetativamente
peración del material arqueológico y su análisis y con gran eficiencia, presenta también multipli-
en laboratorio. Estos tratamientos podrían dar cación por viviparía pues las semillas germinan
luz para esclarecer respecto de la especie utiliza- dentro de los frutos y cuando caen al suelo ya son
da. Por el momento es claro que la oferta ambien- plántulas independientes. Las labores culturales
tal, disponibilidad del recurso, biología y hábitat de corte de los escapos floríferos emergentes,
definen el uso indistinto, como se observa en la constituye una forma de manejo de la especie,
delimitación de caminos: el “maguey” para cotas especialmente cuando llegan a desarrollar com-
altoandinas y la “cabuya” para pisos más cálidos pletamente pudiendo causar desestabilización de
y bajos. muros al tumbarse.

Varias culturas del Perú Prehispánico modela- Considerando que tenemos escenarios geográ-
ron y representaron artísticamente en cerámica, ficos diferentes, la discusión acerca del carácter
arte rupestre, dibujos en paños, murales y en los autóctono de Agave conlleva a escrutar más al
vasos ceremoniales llamados Keros varios repre- respecto, hay que acotar que los datos compa-
sentantes de la flora local, no registrándose plan- rativos entre las especies de Agave reportados
tas de “maguey” ni de “cabuya”, posiblemente actualmente con claras diferencias en el tamaño

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E. Suclli , J. Paucara

de órganos vegetativos podrían estar condiciona- LODÉ J.; PINO G. en línea 2007 Una nueva especie de
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