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UNIVERSIDAD MARIA AUXILIADORA

FACULTAD DE MEDICINA

ANNA PAULA OCHOA MENDEZ


ANNIE RAQUEL ALMEIDA SANTANA
ALEXIS JULIAN SOSA SERVIN
DOUGLAS LOPES VILLALBA
ELIDA IGNACIA ANTUNEZ CASTILLO
EVER GONZALO PENAYO AYALA
JOSE ABILIO DIAS DE MATOS
JULIANA ALTINO DE SOUZA

SEMIOLOGIA GENERAL DEL TRAUMA ABDOMINAL

ASUNCION
2023
SEMIOLOGIA GENERAL DEL TRAUMA ABDOMINAL

TRAUMA

Trauma proviene de un concepto griego que significa “herida”. Se trata de una lesión
física generada por un agente externo o de un golpe emocional que genera un perjuicio
persistente en el inconsciente.
Es el Daño intencional o no intencional producido al organismo debido a la brusca
exposición a fuentes o concentraciones de energía mecánica, química, térmica, eléctrica o
radiante que sobrepasan sun margen de tolerancia, o la ausencia de elementos esenciales
para la vida como el calor y el oxigeno.

IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN PRE HOSPITALARIA.

La Atención Pre Hospitalaria-APH es el servicio que se presta a la comunidad


cuando se presentan urgencias, emergencias o desastres en el sitio de ocurrencia del
evento y de manera conjunta con los actores del Sistema General de Seguridad Social en
Salud.
La atención hospitalaria inicial incluye la asistencia prestada por el personal médico
especialista tanto en centros de especialidades como en hospitales.
El personal de atención primaria es quien valora la necesidad de asistencia
especializada en cada caso.

TRAUMA ABDOMINAL

Podemos definir el traumatismo abdominal como la lesión orgánica producida por la


suma de la acción de un agente externo junto a las reacciones locales y generales que
provoca el organismo ante dicha agresión.
Todo paciente con traumatismo abdominal puede presentar lesiones en múltiples
órganos abdominales y, por tanto, debe ser considerado como un paciente con traumatismo
grave, o potencialmente grave, desde el momento del ingreso en la unidad de urgencias.
Un tercio de los pacientes que requieren una exploración abdominal urgente tienen
un examen físico inicial anodino, por lo que hay que tener en cuenta que puede tener un
comportamiento impredecible y desestabilizarse en el momento más inesperado.
Es importante conocer el mecanismo lesional con el fin de anticipar las lesiones
esperables.
EPIDEMIOLOGIA

Constituye uno de los traumatismos más frecuentes que precisan ingreso en un


centro hospitalario, estimándose en 1 por cada 10 ingresos por traumatismo en los servicios
de urgencias de un hospital de una de nuestras grandes ciudades.
Las principales causas de muerte en los pacientes con traumatismo abdominal son:
1. Por lesión de algún vaso principal, como vena cava, aorta, vena porta o alguna de
sus ramas, o arterias mesentéricas. Las lesiones destructivas de órganos macizos, como
hígado, bazo o riñón, o sus asociaciones, pueden originar una gran hemorragia interna.
2. Sepsis: la perforación o rotura de asas intestinales o estómago, supone la
diseminación en la cavidad peritoneal de comida apenas digerida o heces, con el
consiguiente peligro de sepsis. Los trastornos de vascularización de un asa intestinal por
contusión de la pared intestinal o de su meso pueden manifestarse tardíamente como
necrosis puntiforme parietal y contaminación peritoneal con sepsis grave.

CLASIFICACIÓN

Los traumatismos abdominales los podemos clasificar según la solución de


continuidad de la piel en:
 Abiertos: presentan solución de continuidad en la piel.
 Cerrados: la piel no tiene solución de continuidad. El traumatismo cerrado
puede involucrar un golpe directo (p. ej., patada), el impacto con un objeto (p.
ej., caen en el manillar de la bicicleta), o desaceleración repentina (p. ej., la
caída desde una altura, accidente de tráfico). El bazo es el órgano dañado
más comúnmente, seguido por el hígado y una víscera hueca (típicamente el
intestino delgado).
A su vez los traumatismos abdominales abiertos los podemos clasificar según la
solución de continuidad del peritoneo en:
 Penetrantes: cuando hay solución de continuidad en la fascia de Scarpa. Las
lesiones penetrantes pueden o no penetrar en el peritoneo y, aunque lo
hagan, pueden no causar lesiones orgánicas. Las heridas de arma blanca son
menos propensas que las heridas de bala que dañan las estructuras
intraabdominales; en tanto, cualquier estructura puede verse afectada. El
traumatismo penetrante en el tórax por debajo del cuarto espacio intercostal
(o línea del pezón) también debe evaluarse como una posible herida
abdominal debido a la ubicación de los órganos abdominales dentro del tórax
durante el ciclo respiratorio.
 No penetrantes: cuando no existe duda de que el peritoneo está íntegro.

FISIOPATOLOGIA

TRAUMATISMO ABDOMINAL ABIERTO

Las heridas por arma blanca y las de arma de fuego de baja velocidad (< 600 m/seg)
causan daño al tejido por laceración o corte. Ceden muy poca energía y el daño se localiza
en la zona perilesional, afectando habitualmente órganos adyacentes entre sí, siguiendo la
trayectoria de, objeto que penetra.
2. Las heridas por proyectiles de alta velocidad (> 600 m/seg) transfieren gran
energía cinética a las vísceras abdominales, teniendo un efecto adicional de cavitación
temporal y además causan lesiones adicionales en su desviación y fragmentación, por lo
que es impredecible las lesiones esperadas.

TRAUMATISMO ABDOMINAL CERRADO

Son varios los mecanismos involucrados en el trauma abdominal cerrado.


Impacto directo: la trasmisión directa de la energía cinética a los órganos adyacentes
a la pared abdominal, puede provocar lesiones.
Desaceleración: mientras el cuerpo es detenido bruscamente los órganos intra
abdominales animados aún por la energía cinética tienden a continuar en movimiento
produciéndose una sacudida, especialmente acusada a nivel de los puntos de anclaje,
vasos y mesenterio que sufren desgarros parciales o totales.
Compresión o aplastamiento: entre dos estructuras rígidas, estas fuerzas deforman
los órganos sólidos o huecos y pueden causar su ruptura o estallido de estos. Este es el
mecanismo típico de lesión del duodeno, en un accidente de automóvil con impacto frontal,
donde aquel es comprimido entre el volante y la columna vertebral.

EVALUACION PRIMARIA

Al recebir um paciente victma de un trauma el principal es evidenciar o descartar


lesiones de riesgo y hacer las medidas de soporte vital.
El traumatismo abdominal debe ser manejado com atencion seguiendo el método
ABC de las reconmendaciones del Colegio Americano de Cirurjanos.
A- Assegurar la permeabilidad de la via aérea, com control cervical
B- Assegurar la ventilacion y oxigenacion del paciente
C- Controlar la circulacion, evaluando la presencia de hemorragias y
signos de Shock.
D- Valorar la función neurológica
E- Prevenir la hipotermia y garantizar un ambiente para el paciente.

Conductas como colocacion de sonda nasogástrica para descompression del


estomago, canalizacion de viaas venosas periféricas com cateteres de gran calibre,
sondagen vesical para avaliar el debito urnario y descomprimir la bejiga deben ser
observadas em ese momento.
Em la evaluación inicial del abdômen se intenta realizar el diagnostico de cual organo
esta lesionado y si existe la necesidad de uma laparotomia inmediata.

AVALIACION SECUNDARIA

Seguir con la obtencion de informacion a partir del próprio paciente, de la famia y de


los profisionales que hicieran la atencion primaria nos va ayudar a inferir las possibilidades y
daños y la magnitude de estós.

Historia Clinica
Hacer recolecion de datos para conocer los mecanismos de produccion del
traumatismo, el tempo de evolucion, conocer los antecentes personales como alergias,
medicaciones usuales y uso de drogas. Preguntar a los profisionales de la atencion pre
hospitalaria sobre las condutas, manobras y medicaciones ya realizadas.
La exploración abdominal debe realizarse de manera meticulosa, sistemática y
siguiendo una secuencia establecida: inspección, auscultación, percusión y palpación.
1. Inspección. Debe comenzar por desvestir al paciente, de modo que se pueda
observar el tórax, abdomen, espalda, pelvis y periné. Observar puntos de impacto, manchas
y dolorimientos. Importante volver al paciente para examen de la espalda y región glútea
debe hacerse con cuidado por si existen lesiones vertebrales o medulares.
2. Auscultación. La auscultación del abdomen es utilizada para confirmar la
presencia o ausencia de ruidos intestinales. Observar la posibilad de sangre libre em la
cavidad intrabdominal e íleo.
3. Percusión. La percusión puede detectar matidez (presencia de líquidos) en caso
de hemoperitoneo; timpanismo (presencia de aire) si hay dilatación gástrica o desaparición
de la matidez hepática por neumoperitoneo.
4. Palpación. Constituye una parte fundamental del examen Primero, dirigirse al
plano parietal buscando la presencia de hematomas, o contusiones musculares. Investigar
la presencia de contractura abdominal refleja, y signo del rebote. Realizar una palpación
más profunda buscando la presencia de puntos o zonas dolorosas cuya topografía nos
oriente a relacionarlas con los posibles órganos lesionados.
La palpación debe realizarse también en espalda, costillas inferiores, fosas lumbares
y anillo pelviano. La exploración del anillo pelviano debe realizarse mediante una cuidadosa
compresión lateral y antero posterior, siendo dolorosa cuando hay fractura pélvica.
Debese examinar el perine y genitales, vaolando se hay e lesiones externas y la
presencia de signos de lesión uretral como sangre en el meato, hematoma escrotal o
desplazamiento hacia arriba de la próstata. La laceración de la vagina puede ocurrir en
heridas penetrantes o por fragmentos óseos de una fractura pélvica.
La realizacion del tacto retal es incuestionable y nos aporta informaciones sobre
rotura uretral, hemorragias intrabdominales, lesion rectal y fracturas pélvicas.

EXAMES ESPECIALES DEL TRAUMA


Pruebas complementarias
Analítica: bioquímica, hemograma, tiempo de coagulación, pruebas cruzadas, niveles
de alcoholemia y análisis de orina.
ECG y monitorización de constantes vitales.
Radiografía de abdômen
Radiografía de tórax: es importante para descartar la presencia de hemotórax,
neumotórax o fracturas costales.
Radiografía de pelvis.

EXÁMENES COMPLEMENTARIOS ESPECIALES

Lavado peritoneal diagnóstico. (LPD)


Procedimiento invasivo indicado para pacientes com trauma abdominal cerrado y
evaluacion de trauma abdominales penetrantes por arma blanca. Suele hacerse por técnica
cerrada o aberta.
Un LPD negativo no excluye la presencia de lesiones retroperitoneales o desgarros
diafragmáticos e suele apresentar las seguintes complicaciones si uso de técnica incorrecta:
Perforación del intestino delgado, mesenterio, vejiga y estructuras vasculares
retroperitoneales e Infección de la herida en el sitio del lavado.

Ecografía diagnóstica
El ultrasonido puede ser utilizado para detectar la presencia de hemoperitoneo. Las
indicaciones de este procedimiento son las mismas que para 15 el LPD. Los únicos factores
que comprometen su utilidad son la obesidad, la presencia de gas intestinal y operaciones
abdominales previas.

ECOFAST
Sú denominación en inglés es (Focused Assesment with Sonography for Trauma)
FAST.
El E-FAST está indicado en el traumatismo toracoabdominal cerrado o penetrante y
ante la sospecha de taponamiento pericárdico o de hemotórax o neumotórax. También en el
paciente traumatológico con hipotensión de origen desconocido
La técnica de la ecografía FAST incluye la exploración de cuatro zonas del abdomen
en busca de líquido libre.
Es un método rápido para evaluar si el abdomen, es la causa del shock hipovolémico
Se basa en buscar líquido a nivel perihepático, periesplénico, pelvis, pericardio y luego se
agregó el tórax.

Tomografia Axial Computadorizada (TAC)


La TAC es el procedimento Gold Standard para el doagnostico del Trauma
abdominal, pero solo los paciebtes hemodinamicamente estables puede submeterse al
examen.
Es un procedimiento diagnóstico que requiere el transporte del paciente a la sala de
rayos X, y la administración oral e intravenosa de contraste.
La TAC proporciona información relativa a la lesión específica de un órgano en
particular y también puede diagnosticar lesiones en el retroperitoneo u órganos pélvicos que
son difíciles de evaluar en la exploración física o en el LPD

Laparoscopia
La laparoscopia diagnóstica tene un papel protagonista en la evaluación, así como
en el tratamiento definitivo del paciente traumatizado, pero tiene como limitación principal
en la actualidad es realizar un exhaustivo examen de todo el abdomen y pelvis,
particularmente los fondos de saco posteriores y el retroperitoneo.

MANEJO DEFINITIVO DEL TRAUMATISMO ABDOMINAL

Estadificación general. Una vez superada la etapa inicial, la causa más frecuente
de morbimortalidad de los traumatismos abdominales es la sepsis.

TRAUMA HEPÁTICOS
Aspectos generales. El hígado es uno de los órganos más afectados tanto en los
traumatismos penetrantes como contusos. Su lesión grave es uno de los factores
responsables de la mortalidad prehospitalaria en aquellos pacientes que no dan tiempo a
prestar atención médica y fallecen en el lugar del accidente o en camino al hospital por
hemorragias masivas. El traumatismo hepático es el causal del 16 % de las muertes por
accidentes.
Diagnóstico. Se debe sospechar la posibilidad de una lesión hepática en todos los
pacientes sometidos a mecanismos de desaceleración brusca, accidentes vehiculares o
caídas, fracturas costales bajas del lado derecho o heridas en la región torácica inferior.
Los signos y síntomas más frecuentes son los referidos a la hipovolemia por el
hemoperitoneo. Tienen la oportunidad de presentarse en forma progresiva y superpuesta, o
con shock hemorrágico tradicional. caracterizado por una descompensación inicial en el
contexto de la formación de hematoma parenquimatoso o subcapsular, recuperación
transitoria del paciente y un episodio repetido.
Hemoperitoneo o presencia de cuadro peritoneal por Tanto la ecografía como la
tomografía computarizada tienen la capacidad de enseñar e incluso cuantificar la
enfermedad.
Indicación quirúrgica- La indicación de laparotomía Suele nacer de la revisión de un
hemoperitoneo. Cualquier lesión grave o asociada a descompensación Hemodinamia o
sospecha de coleperitoneo y/o heridas Se debe explorar algo similar sin perder tiempo. Sin
embargo, la experiencia diaria demuestra que en el 50% de los casos Con lesiones
hepáticas únicas, no se requiere la maniobra. cualquier procedimiento quirúrgico durante la
laparotomía debido a la generación no hay autohemostasia y sangrado activo.
Procedimientos quirúrgicos. Decidida la laparotomía, ésta debe realizarse sin
demora ya que, como fue explicado, la principal indicación es la hemorragia y en estas
circunstancias el tiempo es vida. La incisión debe ser mediana supraumbilical e
infraumbilical, como para cualquier traumatismo abdominal, ya que es de rápida ejecución,
permite una correcta exploración de todo el abdomen, cualquier lesión puede resolverse a
través de ella, es de fácil ampliación aun hacia el tórax (toracofrenolaparotomía) y es de
cierre sencillo. Una vez identificado el lugar del sangrado, se realizará la hemostasia
transitoria, aunque sea por compresión directa o taponamiento de la zona, mientras se
descartan otras lesiones abdominales.
Las técnicas por emplear dependerán de cada caso en particular según las
circunstancias y la conveniencia.
Complicaciones. La hemorragia es la complicación más temida de esta cirugía. La
hemobilia puede presentarse consecutiva a necrosis e infección. La hemobilia puede
aparecer secundaria a necrosis e infección. El período postoperatorio inmediato como
resultado de una lesión inadvertida en el conducto biliar, y puede conducir a Peritoneo biliar
si no se dirige externamente a través de un drenaje. La necrosis hepática ocurre como
resultado de baños de papel inadecuados, seguidos de infección.
Los hematomas y los abscesos pueden ser intrahepáticos, lesión subhepática o
subdiafragmática En cuestión de días la ictericia se desarrolla como resultado de la presión.
Hematomas, enfermedad iatrogénica o sepsis durante la cirugía.

TRAUMAS ESPLENICOS
Aspectos generales. El bazo ocupa el primer lugar en frecuencia de lesiones por
trauma cerrado que llegan vivos a los servicios de emergencia y el quinto por heridas
penetrantes abdominales.
Diagnóstico. Se debe sospechar la posibilidad de una lesión esplénica en todos los
pacientes sometidos a mecanismos de desaceleración brusca, accidentes vehiculares o
caídas. Si tiene fracturas costales bajas del lado izquierdo o heridas en la región torácica
inferior. Se debe sospechar la posibilidad de una lesión esplénica en todos los pacientes
sometidos a mecanismos de desaceleración brusca, accidentes vehiculares o caídas.
Los signos y síntomas más frecuentes son los referidos a la hipovolemia por el
hemoperitoneo. Pueden manifestarse en forma progresiva y solapada, o con el clásico
shock hemorrágico. Aquí se describe el cuadro en dos tiempos, originado por una
descompensación inicial ante la formación de un hematoma subcapsular.
Tratamiento. La cirugía del trauma esplénico ha cambiado notoriamente en los
últimos años a partir del conocimiento de las funciones del bazo.
Indicación quirúrgica. Ante la certificación del hemoperitoneo, la conducta
quirúrgica siempre es ¡a más segura, pero, al igual que en el hígado, por ser el bazo una
viscera maciza, en ciertas circunstancias pueden implementarse tratamientos conservadores
no operatorios, más frecuente aplicación en niños, e la conservación del órgano adquiere
mayor relevancia, además de poseer cualidades hemostáticas más efectivas que los
adultos.
Procedimientos quirúrgicos. La decisión de una laparotomía no implica en
absoluto la ablación obligada del órgano, como se hacía hasta no muchos años atrás.
Hoy se cuenta con numerosas técnicas quirúrgicas que tienden a conservar el bazo
o, al menos, su función inmunológica.
Esplenorrafia: consiste en la sutura de la lesión consiguiendo su hemostasia.
Procedimiento que pueden agregarse compuestos derivados del colágeno fibrilar, fibrina,
etc. consiguen formar un coágulo hemostático en los sangrados leves o en napa. También
se emplean ligaduras aisladas o electrocauterio.
Ligadura de la arteria esplénica: consigue un descenso de la presión hidrostática que
puede posibilitar la autohemostasia. Requiere de la indemnidad de los vasos cortos
gástricos, dado que serán la única fuente de irrigación del bazo.
Esplenectomías parciales: se basan en estudios que demuestran la existencia de
una segmentación esplénica, que posibilita la resección del segmento afectado mediante la
ligadura selectiva de su pedículo vascular.
Autoimplante esplénico: en aquellos casos en que la esplenectomía es inevitable por
la magnitud de ¡as lesiones, se procede a realizar lonjas de tejido esplénico o una papilla
descapsulada mediante la trituración por raspado con el bisturí, que luego se esparcen
sobre el epiplón mayor confeccionando un bolsillo con éste a fin de evitar adherencias. s. La
técnica está contraindicada cuando existe contaminación peritoneal por lesiones
concomitantes del tracto gastrointestinal.
Esplenectomía total: es la extirpación total del órgano, la cual debe realizarse cuando
no queda otra alternativa.
Complicaciones. La complicación inmediata más temida y más frecuente es la
repetición del hemoperiloneo. En está circunstancia es más común cuando se realizan
cirugías conservadoras y obliga a la reintervención. En el postoperatorio inmediato, la
infección de la herida, los abscesos y las infecciones intercurrentes en otros órganos y
apáralos son más frecuentes en aquellos pacientes a los que se les ha practicado una
esplenectomía total. El riesgo de pancreatitis y/o fístula, por lesión de la cola pancreática al
clampear o movilizar el hilio esplénico, debe tenerse en cuenta.
En cuanto a las complicaciones alejadas, se deben a la mayor incidencia de
infecciones y sepsis, sobre todo en la población pediátrica. . La sepsis postesplenectomía se
caracteriza por la repentina aparición de náuseas, vómitos, confusión y a menudo muerte en
pocas horas (70-75 % de los casos).

TRAUMAS GASTRICOS
Aspectos generales. Se suelen producir por heridas penetrantes de arma blanca o
de fuego. Es muy infrecuente la lesión gástrica por contusión. La incidencia de lesión
gástrica. dentro de la totalidad de los traumatismos abdominales, es de) 7 al 15 % en los
penetrantes y del 0.3 al 1 % en las contusiones. más frecuente en traumatismos por
accidentes automovilísticos, caídas de importante altura y menos frecuentemente por
maniobras de reanimación cardiopulmonar. El mecanismo más común es un brusco
aumento de la presión intraabdominal como resultado de un impacto directo en un estómago
lleno que se desgarra. Un ejemplo es la distensión gástrica que ocurre por ventilación con
máscara facial durante maniobras de reanimación.
Diagnóstico. El paciente con lesión gástrica presenta dolor abdominal con defensa
muscular que puede llegar al abdomen en tabla si pasó suficiente tiempo para provocar la
reacción peritoneal difusa. En los traumatismos cerrados, la radiografía simple de tórax de
ingreso puede mostrar aire subdiafragmático (neumoperitoneo) que es orientativo de lesión
de viscera hueca, pero este signo falta en más del 35 % de los casos. se puede utilizar la
prueba de insuflación con aire que se evalúa clínica y radiológicamente, El lavado peritoneal
puede ser positivo para sangre o líquido gástrico. La laparoscopia presenta falsos negativos
en el 16 % de las contusiones y en el 19 % de los traumatismos abiertos, La ecografía y la
tomografía computada son de uso infrecuente; se utilizan sólo ante un traumatismo cerrado
y no diagnostican específicamente las lesiones gástricas.
Tratamiento. Ante una lesión gástrica se efectúa regularización de los bordes,
resección de éstos en caso de heridas por proyectil y sutura, En heridas extensas y
cercanas al píloro, su cierre puede estrechar la luz y, por lo tanto, se debe confeccionar una
piloroplastia. La gastrectomía es excepcional. Sólo se la efectúa ante laceraciones muy
extensas (como perdigonada a corta distancia, heridas múltiples, etc.) La gastrectomía total
está indicada en lesiones extensas de la mitad superior gástrica.
Complicaciones. La morbilidad específica es del 5-7 % y las causas más frecuentes
son absceso de pared, absceso intraabdominal, sepsis, hemorragia por sonda nasogástrica,
dehiscencia de sutura con peritonitis y fístula, empiema y neumopatía. La mortalidad
específica es del 0,3-0,5 % y se debe generalmente a sepsis con falla múltiple de órganos y
sistemas.

TRAUMAS DUODENALES
Aspectos generales. La incidencia de las lesiones duodenales oscila entre el 3 y el
5 % de los traumatismos abdominales. Las heridas penetrantes son las responsables en el
75 % de los casos. Las lesiones en los traumatismos cerrados se producen por impacto
directo con aplastamiento duodenal contra la columna (volante del automóvil en un choque
frontal) o por mecanismos de desaceleración brusca y cizallamiento (caídas de grandes
alturas).
Diagnóstico. La clínica de la lesión duodenal frecuentemente se encuentra
enmascarada por el hemoperitoneo o las lesiones asociadas, sobre todo en los
traumatismos penetrantes, donde el diagnóstico suele realizarse durante la laparotomía. En
traumatismos cerrados, el médico debe mantener un alto índice de sospecha e indagar la
mayor cantidad de detalles sobre el accidente, tales como el estado del vehículo y la cabina,
la dirección del impacto, la deformidad del volante, o las caídas de alturas que pueden
acompañar a este tipo de lesión.
La radiología directa del abdomen puede mostrar la presencia de aire contorneando
el riñon o el borde del psoas derecho en las rupturas retroperitoneales. La ingestión de
líquido de contraste hidrosoluble por boca o por sonda nasogástrica puede mostrar
hematomas parietales o perforación duodenal. La endoscopia tiene una sensibilidad inferior
a la seriada para el diagnóstico de rupturas del duodeno. La ecografía sólo permite objetivar
el hemoperitoneo y colecciones retroperitoneales. La tomografía computada con contraste
oral y endovenoso es el método más sensible para el diagnóstico de lesión del duodeno y
órganos retroperitoneales.
Tratamiento. En las formas contusas no perforantes, con hematomas intramurales
pequeños o moderados y sin lesiones asociadas de indicación quirúrgica, puede
implementarse una conducta expectante con reposo digestivo y descompresión por sonda
nasogástrica. las lesiones perforantes, los procedimientos varían desde la simple sutura del
defecto en los casos leves, pasando por la anastomosis duodenoyeyunal, la diverticulización
duodenal o la exclusión duodenal con ligadura del píloro y gastroenteroanastomosis en
casos más graves, hasta la duodenopancreatectomía en los casos mas extremos.
Complicaciones. La más temida es la fístula duodenal y la consiguiente sepsis, que
obliga a la inmediata reintervención para su cierre o drenaje adecuado. e las complicaciones
de las frecuentes lesiones asociadas que contribuyen a la alta morbimortalidad de estos
pacientes.

TRAUMAS PANCREATICOS
Aspectos generales. Ocurren en el 3 al 12 % de los traumatismos abdominales y en
más del 90 % de los casos la edad del paciente es inferior a 40 años. Se caracterizan por la
dificultad del diagnóstico preoperatorio y la frecuente presencia de lesiones asociadas.
Clasificación. La clasificación de Donovan (1972) es útil y además sirve como guía
terapéutica.
Diagnóstico. Varía según se trate de traumatismos abiertos o cerrados. En los
abiertos, el compromiso multivisceral es la regla y la sintomatología depende en general de
las lesiones asociadas. En los cerrados, los síntomas suelen ser tardíos y engañosos, y si la
lesión es única, la ubicación retroperitoneal hace que la repercusión abdominal sea mínima
y de aparición tardía.
Ante signos mínimos, la modalidad traumática debe alertar sobre una posible lesión
pancreática (por ejemplo, conductor que sufre un impacto frontal contra el volante, que
aplasta el páncreas contra la columna). Clínicamente, el paciente presenta dolor espontáneo
o provocado en la región epigástrica, con las irradiaciones características. Es acompañado
de una acalmia engañosa. . En los cuadros no diagnosticados a tiempo puede desarrollarse
una necrosis peripancreática progresiva.
La ecografía abdominal es un método útil en manos experimentadas.
La tomografía axial computada es el mejor método diagnóstico. Su sensibilidad oscila
entre el 96 y el 98 %. La mayoría de los falsos negativos corresponden a estudios que se
realizan durante las primeras 12 horas del traumatismo.
La pancreatografía endoscópica sólo está indicada cuando no existe disrupción del
páncreas en la tomografía computada. la pancreatografía también es útil para evaluar
estenosis ductales, fístulas o seudoquistes.
Tratamiento. Al páncreas se lo puede dividir en derecho e izquierdo tomando como
referencia el eje mesentericoportal; son más difíciles de solucionar las afecciones del lado
derecho. El reconocimiento, la localización precisa y la descripción de la naturaleza de la
lesión son de vital importancia para implementar la terapéutica adecuada.
Complicaciones. En general están relacionadas con el compromiso del conducto de
Wirsung, que es lo que marca la gravedad del daño.

TRAUMATISMOS DE INTESTINO DELGADO, COLON, RECTO Y ANO


Aspectos generales. Las lesiones intestinales representan un grave problema
debido a la alta morbimortalidad por las complicaciones sépticas. En su mayor parte son
debidas a heridas penetrantes, y las inadvertidas siguen siendo una causa frecuente de
muerte evitable.
En los traumatismos extrínsecos no penetrantes el mecanismo es la contusión
visceral que produce desgarro, laceración o estallido, con destrucción tisular y compromiso
vascular. Generalmente son debidos a accidentes automovilísticos, laborales o deportivos.
Diagnóstico. En los traumatismos cerrados las manifestaciones clínicas más
importantes son dolor abdominal espontáneo, defensa muscular con reacción peritoneal y
ausencia de ruidos hidroaéreos.
La radiografía simple de abdomen puede mostrar en el 60- 65 % de los casos
neumoperitoneo o aire en el retroperitoneo.
La TAC puede orientar hacia el diagnóstico de lesión intestinal si muestra líquido
intraperitoneal lejos de un órgano sólido, engrosamiento de la pared intestinal o hematoma
en el mesenterio o el mesocolon.
La ecografía tiene alta sensibilidad para el diagnóstico de líquido libre en cavidad (98
%), pero es baja (48 %) para el diagnóstico de lesión de viscera hueca.
La laparoscopia puede detectar la presencia de líquido entérico y en ocasiones
visualizar la lesión intestinal.
La anoscopia, la rectosigmoidoscopia y la fibrocolonoscopia pueden ser de utilidad
para el diagnóstico de fisuras anales, perforaciones y lesiones rectocolónicas sangrantes, y
para observar fragmentos óseos o cuerpos extraños endoluminales.
Tratamiento. Intestino delgado. Si la lesión es por una herida penetrante por arma
blanca, salvo que exista compromiso vascular mesentérico, la sutura simple suele ser la
conducta adecuada. En las heridas por arma de fuego o múltiples debe realizarse una prolija
exploración e identificación de todas ellas, para luego decidir si conviene efectuar la
reparación individual o la resección segmentaria de la zona afectada.
Colon. La conducta varía según la etiología, características de la lesión, tiempo
transcurrido y grado de contaminación (clasificación de Flint).
Recto y ano. Se debe intentar reparar la lesión por vía abdominal o transanal, con el
agregado de colostomía proximal de protección y un amplio drenaje de la zona perineal por
el peligro de celulitis retroperitoneal.
Complicaciones. La morbilidad oscila entre el 12 % y el 42 % y es directamente
proporcional a la demora entre la injuria y el tratamiento quirúrgico, lo cual determina mayor
contaminación y diseminación bacteriana. Los abscesos, la peritonitis y la sepsis son las
complicaciones postoperatorias más comunes. . La mortalidad es de alrededor del 10 % y
sus causas más frecuentes son la falla múltiple de órganos y sistemas por sepsis y el
tromboembolismo pulmonar.

TRAUMATISMOS RENALES
Aspectos generales. Las lesiones renales y de las vías urinarias están presentes en
el 10 % de las laparotomías por traumatismos abdominales. El riñon es un órgano bien
protegido, Por todo esto se infiere que para producirse una lesión renal el trauma debe ser
de magnitud y generalmente irá acompañado de lesiones en otros órganos, sobre todo
cuando el impacto es en las caras anterior y lateral.
Clasificación. Se utiliza la clasificación de Sargent y Marquardt (1950): Grado I:
Contusión; Grado II: Laceración; Grado III: Ruptura-perforación, y Grado IV: Lesión
pedicular. La incidencia por grados es: Grado I, 70 %; Grados II y III, 15 a 20 %, y Grado IV,
10 %.
Diagnóstico. La manifestación clínica más frecuente es la hematuria, ya sea
macroscópica o microscópica. Se observan importantes hematurias en lesiones leves y a la
inversa. Este signo puede no aparecer hasta en el 25 % de los casos, por lo que la ausencia
de hematuria no descarta una lesión renal.
La radiología comienza con el urograma excretor, que puede mostrar la falta de
funcionalidad de un riñon, debido a una interrupción pedicular o un estallido renal. Otros
signos son la acumulación irregular del contraste, extravasación de éste por laceración o
ruptura, defecto de relleno por coágulos y borramiento del espacio nefropsoico por colección
perirrenal, con desplazamiento ureteral o sin éste. Es tan importante observar las
características del riñon traumatizado como del contralateral.
La ecografia puede mostrar hematomas intrarrenales, colección líquida perirrenal
debida a hematoma o urinoma, fractura renal o patologías preexistentes. Una ecografia
normal no descarta la lesión renal severa, ya que no refleja el funcionamiento del riñon ni
detecta la trombosis vascular renal.
La tomografia computada en combinación con el urograma tiene más de 95 % de
sensibilidad para el diagnóstico de lesión renal. Debe indicarse ante imágenes dudosas o
normales del pielograma con hematuria persistente.
La arteriografía se emplea sólo ante la imposibilidad de realizar una tomografía. La
efectividad de la resonancia nuclear magnética está en estudio, La videolaparoscopia. sólo
permite identificar el hematoma perirrenal y sus características. Todos estos métodos
diagnósticos se emplean sólo si el paciente se encuentra compensado; en caso contrario se
indica laparotomía inmediata sin estudios previos.
Indicaciones quirúrgicas. Se pueden presentar distintas situaciones:
1. La lesión renal es diagnosticada como única lesión en un traumatismo cerrado.
Según el caso, se puede optar por una conducta conservadora o por la exploración
quirúrgica.
2. La lesión renal es diagnosticada junto a otras lesiones por traumatismo cerrado.
Se toma en cuenta lo anterior y el tipo de lesión asociada, aunque por lo general la cirugía
está indicada.
3. La lesión renal es por herida penetrante. Aunque la lesión sea menor, siempre
debe explorarse.
4. La lesión es diagnosticada durante el acto quirúrgico.
Procedimientos quirúrgicos. Se debe ser lo menos reseccionista posible.
Complicaciones. Las complicaciones específicas más frecuentes son la hemorragia
parenquimatosa y vascular por falla de suturas, la trombosis vascular renal y el hematoma
abscedado perirrenal. En caso de presentarse hematuria, ésta es generalmente transitoria.

TRAUMAS URETERALES
Aspectos generales. Las lesiones ureterales se producen generalmente por
traumatismos penetrantes. La laceración ureteral distal por contusión, si bien excepcional,
es más frecuente en los niños.
Diagnóstico. La lesión ureteral se manifiesta únicamente por hematuria
macroscópica o microscópica, la que puede estar ausente en el 10-20 % de los casos. Si así
ocurre, el diagnóstico es generalmente tardío y se presume la lesión por el dolor en el flanco
con masa palpable.
El urograma excretor muestra la extravasación del líquido de contraste en el 90 % de
las lesiones. La ecografía sólo puede identificar una colección inespecífica en el
retroperitoneo. La tomografia con contraste también detecta la fuga del uréter señalando su
acumulación en la región posterior. La consecuencia de la falta de diagnóstico será el
urinoma, el absceso y la estrechez, con la posterior hidronefrosis.
Tratamiento. Generalmente las lesiones abarcan poca longitud del uréter (no más
de 2 cm) y se resuelven con la regularización de los bordes y anastomosis terminoterminal.
La ecografía puede revelar una colección perivesical. La tomografia con contraste marca la
fuga vesical y la colección pelviana perivesical.

TRAUMAS URETRALES
Aspectos generales. Las lesiones de la uretra son más frecuentes en el hombre. En
la mujer son excepcionales dada la corta longitud de aquélla y la menor incidencia de
traumatismos en el sexo femenino.
A la uretra masculina se la clasifica en anterior y posterior de acuerdo con la posición
respecto del diafragma urogenital. Las lesiones pueden ser completas o incompletas. En la
uretra posterior, si la lesión es completa, se produce la elevación de la próstata y la vejiga a
causa de la sección de la inserción prostática inferior en la uretra y su fijación ligamentaria
anterior en el pubis.
Diagnóstico. La injuria uretral se puede sospechar ante la imposibilidad de orinar, la
presencia de sangre en el meato, edema o hematoma a nivel de los genitales y e! periné, o
la existencia de una fractura de pelvis.
Tratamiento. Aún es tema de controversia entre los urólogos. Las conductas
actualmente aceptadas son la uretroplastia con drenaje perineal en agudo, o la cistostomía
sola, para diferir la reparación definitiva días o meses después, cuando se resuelva el
hematoma.
Complicaciones. Ante la sospecha de traumatismo uretral nunca debe intentarse el
sondeo vesical, dadas las posibilidades de convertir una lesión incompleta en completa,
producir una falsa vía con aumento de la hemorragia, infección del urohematoma perivesical
y aumento del riesgo de futura impotencia. incontinencia y estrechez uretral.

TRAUMAS VESICALES
Aspectos generales. Las lesiones de la vejiga se clasifican en intraperitoneales,
extraperitoneales y mixtas. La lesión vesical es más factible cuando la vejiga está llena en el
momento del traumatismo; en cambio, cuando está vacía, se esconde en el fondo de la
pelvis, donde es difícilmente alcanzable por el impacto.
o. Las lesiones intraperitoneales ocurren en general por traumatismos en el
hipogastrio y rara vez se acompañan de fractura pelviana. Las extraperitoneales se
producen por impacto anterolateral con fractura de la pelvis e incrustación de fragmentos
óseos que perforan la pared vesical.
Diagnóstico. Las manifestaciones clínicas de las lesiones intraperitoneales son
hematuria, tenesmo vesical y dolor abdominal. La hematuria puede estar ausente en el 10 %
de los casos. El dolor predomina en. el hipogastrio y no hay defensa muscular importante si
la lesión es única. En más del 90 % de los casos existen otras lesiones viscerales
asociadas. En las lesiones extraperitoneales se agrega el hematoma perineoescrotal.
La ecografía puede revelar una colección perivesical. La tomografia con contraste
marca la fuga vesical y la colección pelviana perivesical.
Tratamiento. Consiste en la regularización de los bordes y la sutura de la herida
colocando una sonda de Foley de tres vías transuretral. Cuando la lesión es anfractuosa
puede agregarse una talla vesical.
Complicaciones. Las posibles complicaciones son: hematuria, en general
transitoria; urinoma por filtración, que debe ser drenado sólo en caso de infección,
hematoma perineal y menos frecuentemente fístula vesicocutánea, vesicorrectal o
vesicovaginal
BIBLIOGRAFIA

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