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Los estudios han puesto énfasis en la idea de que la toma de decisiones no constituye un

mero proceso racional de contabilizar o comparar las perdidas y ganancias que resultan de
de una elección determinada. Más bien parece ocurrir que los aspectos emocionales,
derivados de la experiencia de situaciones parecidas y aquellos aspectos vinculados al
contexto en el que da la decisión, desempeñan un rol determinante.

Hipótesis del marcador somático:


Esta hipótesis describe cuál puede ser el papel de la emoción en la toma de decisiones y
ha servido de guía para la investigación. Un marcador somático es un cambio corporal que
refleja un estado emocional que puede influir en la toma de decisiones. La anticipación a
posibles consecuencias de una elección genera respuestas somáticas de origen emocional
que guían el proceso de toma de decisiones. Estas respuestas tiene origen en una reacción
emocional producida por las decisiones que se tomaron anteriormente. El marcador
somático agiliza la toma de decisiones, especialmente hablando de la conducta social
donde pueden darse situaciones de mayor incertidumbre.
La respuesta emocional es la reacción subjetiva y somática –motora o vegetativa- .
Cuando determinada reacción se asocia a una situación particular, puede influir de forma
consciente o inconsciente en una conducta futura, convirtiéndose en un marcador
somático. Este marcador es entendido como cambios vegetativos, musculares,
neuroendocrinos neurofisiológicos que pueden proporcionar señales inconscientes que
preceden, facilitan y contribuyen a la toma de decisiones, antes incluso de que le sujeto
pueda explicar por qué toma la decisiones y sea capaz de exponer cuál es la estrategia
que está utilizando.
:Los marcadores somáticos apoyan los procesos cognitivos, permiten una consciencia
social apropiada, contribuyen a la toma de decisiones ventajosas y facilitan la
representación de escenarios futuros en la memoria de trabajo.
Un déficit de estos se traduce en lo contrario y se presenta en pacientes con lesiones
regiones frontales y lesiones bilaterales en la amígdala en los que se da la incapacidad de
experimentar adecuadamente emociones y generar respuestas vegetativas antes
estímulos aversivos.

Corteza prefrontal
Numerosos estudios sitúan a la corteza prefrontal, específicamente la porción
orbitofrontal ventromedial, como la regio clave para la toma de decisiones, puesto que
integraría los diferentes factores implicados en este proceso. Esta región integraría los
estados somáticos con la información presente y suscitada para la integración de la toma
de decisiones, proporcionando información sobre la relación entre situaciones complejas
y estados internos. La activación de esta región puede ser somática y directa, provocada
por la información que alcanza la corteza señorial somática, pero también indirecta. En tal
caso, cuando se va a tomar una decisión, se “reviven” o actualizan en la corteza prefrontal
ventromedial los estados emocionales que aparecían como consecuencia de las decisiones
realizadas en anteriores elecciones similares. Se recupera así el estado somático
provocado por la situación, lo que guía la decisión que se va a tomar. Esta región cerebral
interviene en la estimulación de las consecuencias a largo plazo de las decisiones que se
toman, gracias a la integración de los estados somáticos con información clave procedente
de la propia situación o almacenada en la memoria.
Pacientes con lesión: Estos suelen presentar alteraciones en la conducta social, toma de
decisiones y procesamiento emocional. Y aunque presentan dificultades para aprender de
errores, conservan sus otras capacidades cognitivas a nivel normal. Sin embargo se ve
afectada su vida social, son más proclives a tomar decisiones y adoptar conductas
negativas, pierden flexibilidad conductual, muestran dificultades de planificación, son
insensibles a las consecuencias futuras y se guían en cambio por las consecuencias
inmediatas. Aparentemente han perdido la capacidad de utilizar emociones para guiar la
conducta y la hipótesis mas plausible es que esto se explica porque no tienen acceso a
indicadores somáticos. La impresión es que el paciente con lesión ventromedial, en
ausencia de problemas de memoria, no tiene en cuenta la experiencia anterior en sus
decisiones, no muestra reacciones somáticas anticipadoras, lo que conduce a elecciones
desventajosas.
Se han encontrado diferentes alteraciones en relación a la localización de la lesión dentro
de la región.
Lateralización: La corteza prefrontal ventromedial derecha está más implicada que la
izquierda en la conducta social, en las emociones y en la toma de decisiones. No parece
activarse en las tareas que requieren memoria de trabajo, salvo cuando la incertidumbre
exige un esfuerzo adicional, y su posible función se relaciona con la evaluación de las
consecuencias afectivas o el significado conductual de la elección.

Corteza prefrontal dorsolateral y dorsomedial


Desempeña un papel esencial en la memoria de trabajo y en otras funciones ejecutivas y
atencionales. La memoria de trabajo se vincula estrechamente con la toma de decisiones.
Estudios en monos señalan que esta región está implicada en el control atencional e
integra los datos sensoriales de diferentes fuentes de información.
Lesiones:
La dorsolateral Afecta tanto en la toma de decisiones como en la retención de información
y en la memoria de trabajo. Lesiones en dorsolateral Realizan mal algunas pruebas
relativas a funciones ejecutivas y muestran trastornos de planificación. En dorsomedial, en
tanto, muestras tendencia a realizar elecciones desventajosas. La idea general es que
estas lesiones alteran la toma de decisiones indirectamente como consecuencia del
perjuicio a la memoria de trabajo.

Amígdala
La amígdala interviene en la adquisición del miedo condicionado a señales que anticipan el
peligro o amenaza. En esta estructura tiene convergencia la información sensorial del
estimulo condicionado y la del estímulo incondicionado aversivo, de manera que el
significado motivacional y emocional de los estímulos se refleja en las respuestas
vegetativas. En la amígdala se producirían las asociaciones o conexiones previas entre los
estímulos y sus consecuencias aversivas, que pasan a utilizarse después en la toma de
decisiones en situaciones semejantes. Esta estructura procesa el contenido emocional de
las elecciones desventajosas, generando respuestas vegetativas, por lo que es posible que
la valoración de la situación se haga sobre la base de la valoración emocional previa. Se
sitúa a la amígdala en las etapas iniciales de la tarea de toma de decisiones, aun antes de
que el sujeto desarrolle una estrategia definida.
Lesiones:
No se presentan respuestas electrodérmicas como reacción a premios y castigos, pero si
se da la valoración consciente, explícita, de la situación. Las lesiones en el núcleo central
de la amígdala interfieren en el condicionamiento y manifestación del miedo, y dificultan
el reconocimiento de la expresión facial de temor. Estos pacientes no muestran
respuestas de conductancia anticipadoras de elecciones desventajosas. Es decir, se da una
in- capacidad para experimentar de forma suficiente los aspectos emocionales de las
situaciones con carga afectiva, lo que impide la aparición de un estado somático que
facilite una deliberación o juicio sobre las consecuencias futuras de un hecho.

Corteza cingulada anterior


Los estudios de neuroimagen funcional relacionan la corteza cingulada anterior con un
proceso de control o monitorización de la propia conducta que incluye procesos
evaluadores y de inhibición de respuesta. Se activa más en circunstancias como la
incongruencia o el conflicto entre opciones, propios de la toma de decisiones. Aparece
más activa durante la realización de tareas de toma de decisiones en las que existe riesgo
o incertidumbre. La corteza cingulada anterior inter- vendría en el control y selección de
las conductas más adecua- das, la detección del error y los cálculos sobre la probabilidad
de recompensa.
Lesiones:
Las lesiones de la corteza cingulada anterior producen tras- tornos en el control
conductual y en la capacidad de evaluar riesgos o esfuerzo implicados en la búsqueda de
recompensas.
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Bechara propone dos sistemas diferentes que intervendrían en la toma de decisiones, que
interactúan entre sí y que se encuentran alterados en las personas con las lesiones
referidas y en algunas personas adictas a las drogas:
– Un sistema impulsivo o de la amígdala, que indica placer o dolor como resultado
inmediato de las posibles opciones.
– Un sistema reflexivo basado en la corteza prefrontal ventromedial, sensible a las futuras
consecuencias puestas en mar- cha por esas mismas opciones.
El primer sistema responde a lo que está presente en el momento de la elección y
proporciona respuestas motoras o viscerales rápidas. El segundo sistema se basa más en
la memoria y en la anticipación para suscitar respuestas emocionales que guíen las
decisiones. La región crítica es la corteza prefrontal ventromedial, que requiere
-Un primer subsistema integrado por la ínsula y la corteza somatosensorial, especialmente
del hemisferio derecho, que contribuirían a representar patrones somáticos de estados
afectivos y motivacionales.
-Un segundo subsistema compuesto por la corteza prefrontal dorsolateral y el hipocampo,
críticos para la memoria y las funciones ejecutivas, necesarias para la toma de decisiones.
-Un tercer subsistema se ocuparía de la inhibición de conductas, que implicaría la región
cingulada anterior y el cerebro basal anterior.

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