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El papel de los indicadores somáticos en las decisiones de trading

Creo que este es uno de mis artículos más importantes: una perspectiva sobre la psicología del trading desde el campo de
la neurociencia cognitiva.

En artículos anteriores, he enfatizado la importancia de controlar el nivel de excitación del cuerpo como una habilidad de
trading fundamental porque muchas alteraciones psicológicas del trading se basan en estados físicos concretos. Hay
métodos cognitivos y conductuales para conseguir este control; estos métodos incluyen sencillos ejercicios que los traders
pueden realizar por sí mismos.

La psicología del trading, no obstante, es mucho más que simplemente domar las emociones. La idea de que las
emociones son la raíz de los problemas de trading – y de que los traders de éxito han eliminado sus emociones – es uno
de los grandes mitos en la materia. De hecho, los estudios sobre la neurociencia cognitiva – en especial el trabajo del que
Antonio Damaso es pionero – sugiere que la emoción es absolutamente crucial para la toma de decisiones.

La principal contribución de Damasio en esta área de investigación es su hipótesis de los indicadores somáticos. Se puede
obtener una visión general de esta hipótesis en este artículo. Según ese artículo, lo esencial de la hipótesis de los
indicadores somáticos es que:

"Las estructuras en la corteza prefrontal ventromedial proporcionan el sustrato para el aprendizaje la asociación entre ciertas
clases de situaciones complejas, por un lado, y el tipo de estado bio-regulatorio (incluyendo el estado emocional)
generalmente asociado con esa clase de situación en la experiencia individual pasada. El sector ventromedial contiene los
vínculos entre los hechos que componen una situación dada y la emoción anteriormente emparejada con la misma en la
experiencia contingente de un individuo. Los vínculos son 'disposicionales' en el sentido de que no contienen la
representación de los hechos o el estado emocional explícitamente, sino que contienen el potencial para reactivar una
emoción actuando sobre las estructuras corticales o subcorticales adecuadas…"

¡Parafraseemos eso en cristiano! Una sección de la corteza frontal es responsable de almacenar y procesar las asociaciones
entre las situaciones y las emociones que fueron activadas por esas situaciones. Cuando almacenamos esas asociaciones,
no estamos almacenando recuerdos conscientes. En su lugar, creamos vínculos entre situaciones y cómo nos hicieron sentir
esas situaciones. Esos vínculos son "disposicionales", lo que quiere decir que nos llevan a actuar de una forma u otra.
Un ejemplo sencillo: tengo muchos buenos recuerdos de pasar tiempo en cafeterías en los EEUU y Europa. Si paso por
una cafetería en las calles de Seattle y huelo el aroma del café, esa percepción activa los estados-de-sentimiento
asociados con mi experiencia anterior. Gracias a esos estados-de-sentimiento, estoy predispuesto a entrar en la cafetería y
pasar un rato allí. Mi decisión de entrar en el local no es un proceso simple y racional de ponderar los pros y los contras.
Más bien, el estado de sentimiento mezclado con la percepción del café – un vínculo integrado en la corteza prefrontal
ventromedial – me lleva a esa decisión.

Y así con todas las decisiones, argumenta Damasio. Los sentimientos – desde las emociones explícitas a sensaciones del
cuerpo – se unen con las percepciones para guiar nuestro comportamiento.

El estudio citado en el artículo sugiere que, cuando la gente sufre daños en su corteza prefrontal ventromedial, ya no son
capaces de tomar decisiones razonables. Una línea de investigación particularmente fascinante tiene que ver con un juego
de toma de riesgos que requiere una toma de decisiones parecida a la del trading. Esta "tarea de apostar" se realiza
escogiendo cartas de cuatro barajas. Dos de las barajas tienen un pago mayor cuando se gana, pero también quitan mucho
dinero cuando se pierde, de tal forma que los rendimientos globales son negativos. Las otras dos barajas pagan menos
cuando se gana, pero también quitan menos cuando se pierde y una expectativa global positiva.

Al comienzo de las apuestas, los sujetos del experimento no conocen las probabilidades de las barajas. A lo largo del
tiempo, no obstante, los sujetos normales aprenden a preferir los montones de cartas con las probabilidades positivas.
Cuando se les conecta a instrumentos de biofeedback, muestran unas respuestas de conducción eléctrica en la piel antes
de realizar sus elecciones. Estos estados de sentimientos relacionados con el estrés parecen guiar la elección de las
barajas. Al revés, los sujetos con daño en sus cortezas prefrontales ventromediales no muestran estas respuestas
anticipatorias. Carecen de los sentimientos que guían la buena toma de decisiones. Como resultado, muestran una
preferencia sostenida de las barajas con grandes beneficios y pérdidas y expectativa negativa. Al no tener acceso a sus
estados de sentimientos codificados, no pueden tomar buenas decisiones en condiciones de riesgo e incertidumbre.

Ahora viene la parte realmente interesante. Los adultos normales que se describen a sí mismos como tomadores de riesgos
no tienen dañadas sus regiones de la corteza prefrontal ventromedial, pero muestran una tendencia parecida a seleccionar
persistentemente cartas de las barajas con mucho riesgo y poca rentabilidad. Cuando se les conecta a instrumentos de
biofeedback, los tomadores de riesgos sí muestran señales emocionales antes de tomar sus decisiones, al igual que los
sujetos normales. Tienden, no obstante, a anular esas señales con sus procesos mentales explícitos. Los sujetos con daños
cerebrales, por el contrario, nunca reciben las señales emocionales de la corteza prefrontal ventromedial.
Las implicaciones para el trading son importantes. La idea de que los traders de éxito superan o eliminan sus emociones no
tiene ninguna base. Si eso ocurriese realmente, el trader se comportaría como un paciente con daños cerebrales. Más bien,
es la eliminación de las señales emocionales y de las señales de la experiencia corporal la que facilita la mala toma de
decisiones. Esta eliminación puede producirse debido a la ansiedad, la avaricia, o una multitud de racionalizaciones
cognitivas. Lo que esto implica, no obstante, es que – a algún nivel – los traders experimentados reciben valiosas señales
físicas y emocionales que guían su toma de decisiones. Es la falta temporal de acceso a estas señales la que lleva a los
traders a comportarse como los tomadores de riesgo en los experimentos de Damasio.

En un artículo reciente, enfaticé el valor del biofeedback para conseguir el autocontrol. Bien puede ser, no obstante, que el
mayor valor de las disciplinas como la meditación, la relajación y el biofeedback sea ayudar a las personas a mantener una
mente despejada para que no tengan que eliminar y ocultar los indicadores somáticas que son necesarios para una buena
toma de decisiones. Tengo la sospecha de que los traders aprovecharían mejor las disciplinas que les permiten ser
observadores precisos de sus sentimientos que la recomendación de suprimir esos sentimientos. La capacidad de elección
es el corazón del trading y, si Damasio tiene razón, nuestra experiencia emocional es un sustrato necesario de la elección.
Los indicadores somáticos están allí; es simplemente una cuestión de mantener abierto nuestro acceso a los mismos,
incluso cuando estamos rodeados de riesgo, recompensa e incertidumbre.

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