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La toma de decisiones y la interacción social de los adictos

a las drogas.
Investigación conjunta entre la Facultad de Psicología de UCU y la Pontificia
Universidad Católica de Chile
Por Dra. Marcela Carballo

Uno de los mayores problemas de la adicción es la dificultad de controlar el


comportamiento de consumo y mantener la abstinencia. Quienes presentan este
problema generalmente intentan –sin éxito– controlar el uso de las drogas porque son
conscientes de sus consecuencias negativas. Entender por qué las personas
desarrollan una dependencia y por qué es tan difícil modificar ese comportamiento es
fundamental para poder ayudarlos en la recuperación.

La amplia investigación sobre los efectos de las drogas en el organismo nos ha


ayudado a entender mejor cómo el consumo reiterado afecta diferentes aspectos del
funcionamiento cerebral; hoy en día tenemos conocimiento acerca de algunos de los
mecanismos que se alteran. Sin embargo, la ciencia aún está intentando comprender
mejor de qué forma influye la adicción en la manera en que percibimos e interpretamos
el mundo y nuestro propio comportamiento. En la Facultad de Psicología de la
Universidad Católica del Uruguay, en conjunto con la Universidad Católica de Chile,
estamos investigando con el objetivo de comprender algunos aspectos del
funcionamiento cerebral de las personas con adicción y su relación con algunos de los
problemas que los psicólogos observamos en la práctica clínica.

A través de estudios de la actividad eléctrica del cerebro buscamos profundizar en la


comprensión de ciertos mecanismos encargados de monitoreo del comportamiento.
Estos mecanismos automáticos del cerebro se encargan de señalar cuándo se cometió
un error, y por lo tanto es necesario desplegar estrategias de ajuste para evitar futuros
errores. La falla en los mismos podría tener repercusiones en la toma de decisiones, lo
que significa problemas en los adictos, quienes se caracterizan por elegir recompensas
inmediatas a pesar de conocer las consecuencias negativas a largo plazo de sus
acciones. En esta investigación observamos que, si bien aparece una disfunción de
estos mecanismos –hecho que confirma lo observado en estudios previos–, los mismos
parecerían recuperarse con el tratamiento y el tiempo sin consumo.

Otro aspecto que estamos estudiando es cómo se relacionan estos procesos con la
interacción social. Al relacionarnos con otras personas, en nuestro cerebro se
despliega una red compleja de mecanismos destinados a entender diferentes señales,
como por ejemplo saber cuál es la emoción que está experimentando el otro para
poder actuar en consecuencia. Nosotros observamos que, si bien en las personas con
adicción no parece haber problemas específicos en los mecanismos encargados de
reconocer las emociones, cuando la información emocional que tienen es ambigua o
contradictoria, la comprensión de la misma puede verse afectada, así como también los
mecanismos que monitorean el propio comportamiento. Este es un aspecto que
requiere de mayor estudio y en el que seguimos profundizando en esta línea de
investigación.
Con estos trabajos buscamos comprender mejor estos problemas y tendemos puentes
entre diferentes disciplinas que han estudiado el tema. De esta forma podemos trabajar
en la formulación de intervenciones más efectivas para ayudar en la recuperación.

En este post trataremos de cómo influyen las drogas en nuestra forma de decidir y los procesos
neurofisiológicos que utilizamos para ello.

Tomar decisiones es una de las tareas cotidianas que llevamos a cabo las personas a cada instante.
Requieren la implicación de la memoria de trabajo y de las funciones ejecutivas. Pero la toma de
decisión no constituye un mero proceso racional. Los aspectos emocionales y los relacionados a las
consecuencias o al contexto en el que se da la decisión desempeñan un papel determinante. Esa toma
de decisión puede ocurrir, por tanto, de dos maneras diferentes:

– voluntaria o consciente

– involuntaria e insconsciente

Cada uno tiene un sustrato anatómico único aunque son capaces de interactuar entre sí. En la toma de
decisión consciente está involucrado el lóbulo frontal y el hipocampo; y en la toma de
decisión insconciente los lóbulos parietales y el núcleo estriado.

Ambos sistemas están regulados por el neurotransmisor dopamina (implicado en los procesos
de aprendizaje, en las sensaciones de placer y en los actos de motivación y recompensa).

Una decisión planificada requiere plantear diversas alternativas de respuesta y elegir aquella que
permite obtener el mejor resultado posible ante la situación que se deba afrontar, proceso que
requiere planificación, flexibilidad y tiempo.

En cambio, las decisiones apresuradas generan respuestas rápidas y automatizadas. Respuestas


impulsivas mediatizadas por las emociones. De acuerdo con la hipótesis del marcador somático, la
incapacidad para procesar dichas señales emocionales produciría una miopía hacia el futuro, es decir,
una incapacidad para anticipar las posibles consecuencias positivas o negativas de nuestra conducta.

En situaciones de aprendizaje, ambos sistemas pueden interactuar provocando la automatización de


una conducta que primero fue voluntaria y luego pasa a realizarse de manera inconsciente.

Las adicciones a sustancias (alcohol, cocaína y otras drogas) y/o comportamentales (ludopatía,
internet,…) se inician como decisiones conscientes y controladas hasta que pasan a ser decisiones
inconscientes y automáticas.

Las personas con un problema de adicción tienden a tomar decisiones rápidas y adoptar conductas
negativas. Pierden la flexibilidad conductual y presentan problemas para adaptarse a los cambios en la
rutina. Muestran dificultades en la planificación de sus tareas diarias y de futuro. Son insensibles a las
consecuencias futuras a largo plazo, guiándose por las consecuencias inmediatas (búsqueda de
gratificación inmediata).
El área ventral tegmental (AVT) juega un papel fundamental en este tipo de aprendizaje junto con
ciertos factores genéticos que predisponen a la persona a desarrollar una adicción.

Estudios recientes muestran que estas alteraciones en la toma de decisiones en personas con una
adicción (drogodependencia, juego patológico…) son relativamente estables ya que no parecen guardar
relación con el tiempo de abstinencia. Tampoco se relacionan con el tipo de sustancia consumida ni la
cronicidad del consumo, por lo que podría tratarse de un deterioro previo al consumo, o bien de
un efecto neurotóxico ejercido por las drogas a partir de un determinado umbral. Estas dificultades
podrían estar relacionadas con alteraciones emocionales y no solamente cognitivas.

Estos resultados muestran la necesidad de incorporar la perspectiva de las neurociencias en el ámbito


de las drogodependencias con el objetivo de reducir la incidencia de recaídas en el consumo.

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