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La Jurisdicción Especial para la Paz –JEP-, una opción

para garantizar el acceso a la justicia de víctimas de muy


graves crímenes.

Luis Guillermo Pérez Casas


Miembro del Consejo Nacional de Paz y del
Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”.

No hay precedentes en la historia de la humanidad, sobre conflictos armados


internos que hayan concluido por la vía de una negociación, en que las partes
hayan asumido un compromiso para que sus propios crímenes fuesen sometidos
a una forma de justicia. Por lo general se han pactado amnistías de iure y de
facto1.

En Colombia los conflictos armados se han saldado en su mayoría a través de


acuerdos que han concluido con amnistías o indultos -63 indultos y 25 amnistías
desde 1820 hasta 20112-.

Sin embargo llegar al acuerdo sobre la JEP no estuvo exento de dificultades. En


el Acuerdo General, en el punto 5 se pactó que las víctimas tendrían derecho a la
verdad y a la reparación, pero no se asumió un compromiso con la justicia. Por
ello el CAJAR asumió que para facilitar el compromiso de las partes en este tema
se requería generar una alternativa, por ello propusimos en el 2013 un Tribunal
Especial de Justicia para la Paz.

En nuestra propuesta propusimos un tribunal mixto, con jueces internacionales, al


que deberían someterse voluntariamente todos aquellos responsables de
crímenes internacionales: genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de
guerra, fuesen agentes estatales, guerrilleros o particulares; que podrían recibir
penas alternativas, como consecuencia de que reconocieran su responsabilidad,
pidieran genuino perdón a las víctimas y contribuyesen a las garantías de no
repetición de los crímenes. Exentos del sistema estarían los que deberían recibir
amnistías o indultos por delitos políticos y conexos, recuperando la complejidad
del delito político que se perdió con la reforma al código penal de 19803.

1 Esto sucedió en Sudáfrica 90-94, El Salvador 16 enero de 1992 en Chapultepec, México, Guatemala 29 de
diciembre de 1996, Timor Oriental 20 de mayo de 2002, Angola 94-2002, Irlanda del Norte el Acuerdo de
Viernes Santo de 1998, Nepal 2006, Filipinas 27 de marzo de 2014.
2 Mario Aguilera, Amnistías e Indultos Siglos XIX y XX, Revista Arcanos, noviembre de 2011, p. 14.

3 Desde entonces a los rebeldes se les empezó a sancionar separadamente por hechos relacionados con el

conflicto armado desde los muertos o heridos en combate como por las formas irregulares de financiación de
la insurgencia.
Finalmente la Subcomisión de Justicia Transicional conformada por las partes en
el segundo semestre de 2015 4 , logró materializar el acuerdo proponiendo la
Jurisdicción Especial para la Paz de carácter mixto, que se desarrollará a través
de:

- Sala de reconocimiento de verdad, de responsabilidad y de determinación de los


hechos y conductas,
-Sala de Amnistía o indulto,
-Sala de definición de situaciones jurídicas, para los casos diferentes a los literales
anteriores o en otros supuestos no previstos y,
-Unidad de Investigación y acusación, la cual debe satisfacer el derecho de las
víctimas a la justicia cuando no haya reconocimiento colectivo o individual de
responsabilidad,
-El Tribunal para la Paz, será el órgano de cierre de la jurisdicción especial para la
paz, que a su vez tendrá una sección de enjuiciamiento en primera instancia para
quienes no reconocen responsabilidad, otra para los que reconocen
responsabilidad, una sección de revisión y, una sección de apelaciones.

Lo pactado es de una enorme complejidad, implicará inversiones muy importantes


del Estado para materializar este acuerdo5. No se ha establecido una fecha límite
para la Jurisdicción Especial para la Paz, lo que si se hizo con la Comisión de la
Verdad para la que se prevén 3 años de funcionamiento.

Esto a nuestro juicio desnaturaliza la condición de justicia transicional, porque se


puede extender indefinidamente en el tiempo y sustituye las responsabilidades de
la justicia ordinaria. Cargándole además la carga de responsabilidad que no
cumplió el Estado frente a su deber de investigar y sancionar los crímenes de lesa
humanidad, genocidio, crímenes de guerra y otras graves violaciones a los
derechos humanos durante los más de 60 años de conflicto armado interno y los
más de 8 millones de víctimas registradas oficialmente por el gobierno. Pero la
opción es la de que satisfaga por fin el acceso de las víctimas a la justicia y, no lo
que dicen sus críticos de que es un instrumento de impunidad.

Para responsabilizar a la JEP de que administrará impunidad y no justicia,


tendríamos que preguntarnos ¿si es que ha habido o hay justicia? ¿ si el Estado
ha cumplido con sus obligaciones para prevenir y sancionar los delitos y en
particular los crímenes de Estado?.

4 Integrada por los juristas Juan Carlos Henao, Manuel José Cepeda, Douglas Casel, Enrique Santiago, Diego
Martínez y Álvaro Leyva Durán
5 Un estudio liderado por la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura calculó el costo del

funcionamiento, requiriendo una planta de apoyo judicial de al menos 533 personas, tan solo en costos
administrativos se debían destinar al menos 173.000 millones de pesos año para el nuevo modelo. Estos
datos, advierte la Judicatura, sin contar gastos adicionales como seguridad, vehículos blindados, entre otros.
http://www.eltiempo.com/contenido/politica/justicia/ARCHIVO/ARCHIVO-16526914-0.pdf
La justicia colombiana colapsó, aunque no se haya querido reconocer
oficialmente, porque sería aceptar, frente a uno de los pilares básicos de cualquier
democracia, que tenemos un Estado fallido6.

Así que no podemos pretender que la JEP, cargue con la responsabilidad de


hacer lo que el Estado colombiano ha dejado de hacer, no ha querido o no ha
podido hacer a lo largo de más de seis décadas frente a su responsabilidad de
administrar justicia.

Hay un compromiso en el acuerdo para administrar justicia frente a los crímenes


no amnistiables, ni indultables que constituyen los crímenes arribas mencionados,
pero el mismo acuerdo autoriza a la JEP para priorizar o seleccionar casos, para
que se autorregule y no colapse.

Sin duda los magistrados de la JEP se centrarán en los casos más graves y
representativos de crímenes de su competencia perpetrados por los distintos
actores armados o particulares que hayan promovido los crímenes, así como
sobre los mayores niveles de responsabilidad en el mismo. Así que hay que
entender que la administración de justicia será parcial y los casos que el sistema
trate serán los más emblemáticos y, las víctimas organizadas colectivamente
serán las que tengan la mejor posibilidad de que sus casos sean tratados.

Debemos advertir que la JEP nacerá colapsada. Según la Fiscalía General de la


Nación le enviarán más de 48 millones de folios, tan solo en procesos aún activos
en la Fiscalía que enviará 32.433 procesos abiertos en los que se investigan
110.086 hechos criminales. Contra 10.329 integrantes de las Farc, 7.500 de la
Fuerza Pública y 4.354 civiles que tuvieron un papel clave en el conflicto, entre
ellos financiadores de los paramilitares. Más los que llegarán de los integrantes del
ELN y, millones de páginas más correspondientes a sentencias de la justicia
ordinaria, fallos de la Procuraduría, la Contraloría y de la justicia contenciosa
administrativa7. A ello se debe agregar los informes que presentarán las víctimas,
sus organizaciones y las ong de derechos humanos.

Frente a la inminencia del colapso, lo más responsable es que las propias víctimas
organizadas por territorios o sectores sociales, como las organizaciones de
derechos humanos, presenten sus casos al sistema con sus respectivos
contextos, los posibles determinadores de los hechos y los beneficiarios de los
crímenes.

6 Reconocimiento que se hizo tácitamente al aprobar el Marco Jurídico para la Paz, acto legislativo 01 de
2012, que faculta a la Fiscalía a priorizar y seleccionar casos, faltando a la obligación del Estado de garantizar
el acceso a la justicia para todas las víctimas.
7 http://www.eltiempo.com/politica/justicia/medidas-para-la-justicia-especial-para-la-paz/16526426
Sobre el particular debemos resaltar aquellos elementos que contiene el acuerdo
sobre la JEP que podría evitar la impunidad de graves crímenes o de sus
determinadores. Precisando que en nuestro concepto los crímenes de lesa
humanidad, que fueron cometidos por razones ajenas al conflicto armado interno,
para obtener provechos de carácter personal –ascensos, condecoraciones, cursos
en el exterior, vacaciones, entre otras prebendas- como los “falsos positivos”, no
deberían ser admitidos en la JEP por no tener relación directa ni indirecta con
aquel.

Ciertamente la JEP prevé sanciones de dos a cinco años para las conductas que
se consideren menos graves, de 5 a 8 años con sanciones de justicia restaurativa,
para las demás y con privación efectiva de la libertad si se reconoce tarde la
responsabilidad. Mas si no reconoce responsabilidad y el Tribunal para la Paz le
encuentra culpable puede ser condenado de 15 a 20 años de prisión efectiva de la
libertad.

Es cierto que hay disposiciones en el acuerdo que son ambiguas y otras que
pueden parecer contradictorias, pero los magistrados de la JEP tendrán que
interpretarlas en función de garantizar el respeto de los derechos de las víctimas,
las garantías de no repetición y la consolidación de la paz.

Debemos destacar aquellos compromisos del sistema con la justicia, sin entrar en
el debate de si las sanciones restaurativas no son restrictivas de la libertad y
serían sinónimo de impunidad, porque de la efectividad en la aplicación de las
mismas se puede asegurar mejor la reparación de las víctimas y de la sociedad a
través de trabajos comunitarios. Sobre todo cuando las garantías de no repetición
para los insurgentes, se da esencialmente en el momento que hagan dejación de
las armas.

En la competencia de la Sala de Reconocimiento de Verdad y


Responsabilidad, se establece que:

-“A efectos de emitir su resolución, deberá concentrarse desde un inicio en los


casos más graves y en las conductas o prácticas más representativas” y
luego agrega

-“Al ejercer estas facultades tendrá en cuenta la necesidad de evitar tanto que las
conductas graves y representativas queden impunes así como prevenir la
congestión del Tribunal”. Facultad que en los mismos términos se establece para
la Sala de definición de situaciones jurídicas.

-La persona que haya guardado silencio, una vez que sea ubicada, en caso de
aceptar las responsabilidades será acreedora de las sanciones ya impuestas
siempre que cumpla las condiciones del Sistema. En caso de no aceptar
responsabilidades o mantener silencio, será remitida a la Unidad de Investigación
y Acusación.

En la competencia de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas se


encuentran los elementos más complicados porque ciertamente si se leyeran por
fuera de la obligación de los magistrados de aplicar integralmente el acuerdo
podría ser la fuente de una amnistía de facto para miles de responsables de
crímenes de competencia de la JEP.

-Aquí se establece en el numeral (f) A petición del investigado, definir la situación


jurídica de las personas que, sin pertenecer a una organización rebelde – como
particulares o miembros de la fuerza pública, podría al definir la situación jurídica
renunciar al ejercicio de la acción penal o disciplinaria, o aplicar cualquier otro
mecanismo jurídico según el caso. La resolución que defina la situación jurídica
hará tránsito a cosa juzgada.

Se podría interpretar que esta Sala tendría facultades superiores a las del Tribunal
para la Paz, porque no tendría control del mismo, sería autónoma y, sus
decisiones harían tránsito a cosa juzgada sin poder ser objeto de recurso por parte
de las víctimas. Pero resulta no sólo incoherente sino contraria al espíritu del
acuerdo, porque sino se satisfacen los derechos de las víctimas, los victimarios no
pueden gozar de ninguna manera de una amnistía de facto. En todo caso en el
acuerdo final se excluye toda posibilidad de que los crímenes no amnistiables
puedan ser objeto de la renuncia a la persecución penal.

Recordamos el numeral 11º de la JEP que establece: “-En los demás casos no
amnistiables ni indultables, para la definición de la situación jurídica o para
recibir y cumplir las sanciones previstas en el SIVJRNR –Sistema , es necesario
reunir las condiciones que sobre verdad, reparación y no repetición se
establezcan en el mismo” (Resaltados fuera del texto original).

El numeral 12º que establece el deber de garante del Estado:- “La responsabilidad
de los destinatarios del SIVJRNR no exime al Estado de su deber de respetar y
garantizar el pleno goce de los derechos humanos y de sus obligaciones,
conforme al Derecho Internacional Humanitario y al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos”. ( Resaltado fuera del texto original). Que se complementa
con los numerales:

El numeral 13º: - Para acceder al tratamiento especial previsto en el


componente de Justicia del SIVJRNR es necesario aportar verdad plena,
reparar a las víctimas y garantizar la no repetición. ( Resaltado fuera del texto)

“21.- Igualmente el Estado colombiano tiene el deber de asegurar, por medios


razonables dentro de su alcance, la verdad, justicia, reparación, y medidas de
no repetición, con respecto a las graves infracciones del DIH y graves
violaciones de los derechos humanos.”

“22.- En materia de justicia, conforme al DIDH, el Estado colombiano tiene el


deber de investigar, esclarecer, perseguir y sancionar las graves violaciones
del DIDH y las graves infracciones del DIH”. ( Resaltados fuera de texto).

“32.- El componente de Justicia también se aplicará respecto de los agentes del


Estado que hubieren cometido delitos relacionados con el conflicto armado y con
ocasión de este… En dicho tratamiento deberá tenerse en cuenta la calidad
de garante de derechos por parte del Estado, así como la presunción de que el
Estado ejerce de manera legítima el monopolio de las armas”.

Y se define que será considerada una verdad plena:

-significa relatar, cuando se disponga de los elementos para ello, de manera


exhaustiva y detallada las conductas cometidas.
-las circunstancias de su comisión
-las informaciones necesarias y suficientes para atribuir responsabilidades, para
así garantizar la satisfacción de los derechos de las víctimas a la reparación y a la
no repetición.

El numeral 15º orienta la aplicación de la JEP de manera integral .- El


funcionamiento del componente de justicia del SIVJRNR es inescindible y se
aplicará de manera simultánea e integral a todos los que participaron directa e
indirectamente en el conflicto armado, y sus decisiones ofrecerán garantías de
seguridad jurídica a todos los anteriores. Así que no se podrá argumentar sobre un
artículo aislado del espíritu general del Acuerdo para generar impunidad.

Y por si quedaran dudas se establece en el acuerdo “Rendición de cuentas,


mediante el establecimiento de responsabilidades, todos los participantes en el
conflicto, de forma directa o indirecta, combatientes o no combatientes, deberán
asumir su responsabilidad por las graves violaciones e infracciones cometidas en
el contexto y en razón del conflicto armado”. Así que nadie puede pretender
beneficiarse de la JEP sin contribuir al respeto de los derechos de las víctimas y
las garantías de no repetición.

Respecto a la ejecución de las sanciones frente a agentes estatales, si bien se


reconoce que mantendrán el fuero carcelario de que hoy gozan, se garantiza que
estarán sometidos al monitoreo que se pactó en la JEP.

Agregando el acuerdo en el numeral 74 del acuerdo.- El SIVJRNR en su


funcionamiento deberá hacer énfasis en el fin de la Impunidad.
Por otra parte sobre la forma en que serán electos los integrantes de la JEP, el
mecanismo acordado cumple con las garantías de imparcialidad, autonomía e
independencia estableciendo que todos los magistrados de la JEP, así como de
Unidad de investigación “deberán estar altamente calificados y deberá incluirse
expertos en distintas ramas del Derecho, con énfasis en conocimiento del DIH,
Derechos Humanos o resolución de conflictos”. Estarán conformadas con criterios
de equidad de género y respeto a la diversidad étnica y cultural.

Por último si bien es cierto que parecería un logro del gobierno a favor de la
impunidad de los crímenes de agentes estatales, que a diferencia de las FARC
que estarían sometidas al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, al
Derecho Penal Internacional y al Derecho Internacional Humanitario, la fuerza
pública sólo a este último; esto queda desvirtuado en el mismo acuerdo por lo que
ya hemos señalado, con otras normas que reivindican el deber de garante del
Estado. La responsabilidad de comisión por omisión tendrá que interpretarse a la
luz del Estatuto de Roma, aunque en un numeral aislado se pretenda lo contrario.

Finalmente en el acuerdo se incluyó nuestra recomendación de que si se llegara a


incumplir las penas de naturaleza restaurativa verificadas por el mecanismo de
monitoreo pactado, las sanciones se transformarán en penas efectivas de prisión.
Serán sanciones restaurativas entre otras el desminado de territorios, la
sustitución de cultivos de uso ilícito, reconstrucción de infraestructura y otros
trabajos comunitarios.

Lo pactado no es perfecto, es el resultado de la necesidad de superar la guerra de


más de 50 años, pero es histórico en relación con la justicia transicional y las
sanciones deberán ser efectivas de lo contrario se podría activar la competencia
de la Corte Penal Internacional, como lo ha advertido la Fiscal de la Corte Penal
Internacional, Fatou Bensuda en reciente pronunciamiento8.

8 https://www.icc-cpi.int/Pages/item.aspx?name=160901-otp-stat-colombia&ln=fr

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