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02/11/2021
La Corte Penal Internacional (CPI), a través del fiscal delegado para atender el
caso de Colombia, después de sus análisis y conclusiones en derecho,
sentenció lo contrario a lo establecido por el tribunal de los pueblos. Poco o
nada de lo que vio el tribunal ético parece haber sido conocido o atendido en
derecho por el fiscal de la CPI, quien al final de su visita, in situ, luego de
resolver una agenda de encuentros privados con rigor diplomático y
prevalencia de lo políticamente correcto, concluyó levantar la mirada de la
corte sobre la responsabilidad y compromiso directo de los actores directos en
el gobierno y los poderes públicos que el tribunal había tipificado en el ámbito
del terrorismo de Estado. Para la Corte primó la razón de Estado sobre la
lógica de los derechos como límites al poder basada en la razón de las
víctimas y de la sociedad como creadores de derechos. En síntesis, estuvo por
encima el derecho, la norma, sobre la razón de los derechos en plural, como
construcción colectiva de los pueblos.
La tesis que hace creer que los derechos ya están y solo basta aplicarlos, queda
refutada, su fundamentación si cuenta, resulta aquí más importante precisar los
conceptos que aplicar teorías en el vacío, sin contexto, ni concreción. El fiscal
de la CPI, con su decisión alejó la norma del sentido de justicia. Aunque haya
matices para justificar la decisión (que permite diversas interpretaciones,
acomodaciones y confusiones), el acuerdo fiscal-presidente, carece de
garantías de cumplimiento.
https://www.alainet.org/es/articulo/214254