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Más Allá Del Resultado.

Cómo la evaluación continua apoya el


aprendizaje de los niños y conduce a un plan de estudios
significativo. D. T. Dodge; C. Heroman; J. Charles; and J. Maiorca.
Publicado en revista Young Children, Vol 59-Nº1, enero 2004. Washington: NAEYC

Traducción: Carolina Jorquera

A medida que el público se entera cada vez más del potencial de los programas
preescolares para preparar a los niños, especialmente niños vulnerables, para el éxito en
escuela, la presión en los programas de producir resultados positivos han crecido. Los
legisladores, consejos de educación, y las organizaciones de financiamiento desean estar
seguros de que sus inversiones en programas preescolares valgan la pena y que los niños
estén logrando los estándares esperados. Para los programas Head Start, el Congreso ha
asignado resultados específicos para niños preescolares, y se están utilizando pruebas
estandardizadas para determinar qué programas individuales están alcanzando los
resultados deseados.
En los tiempos en que sabemos mucho más sobre el rol de un plan de estudios
comprensivo y una evaluación continua, relacionados a la planificación curricular, el peligro
es que las pautas para los resultados pueden guiarnos en la dirección incorrecta. Debemos
cuidarnos de usar la evaluación solo para satisfacer pautas, y mantener en mente como la
evaluación continua apoya el aprendizaje de los niños y conduce a un plan de estudios
significativo.
La evaluación continua es el proceso de obtener información en el contexto diario de
actividades para obtener una imagen representativa de las habilidades y el progreso de los
niños. Los investigadores recomiendan evaluar a los niños basándose en observaciones de los
procesos que usan los niños, más que en indicadores o hitos simples, concretos y aislados
(Cicchetti & Wagner 1990, McCune y otros 1990, Hauser-Crane & Shonkoff 1995). La
información debe ser recolectada en distintas formas: observando y documentando lo que
los niños hacen y dicen; recogiendo muestras del trabajo de los niños a través del tiempo;
hablando con los niños para aprender más sobre su manera de pensar; intercambiando
información con las familias. La información que los educadores recogen de la evaluación
continua les permite saber más sobre cada niño, planificar para el aprendizaje de ellos,
seguir la pista al progreso de los niños, y, cuando es requerido, hacer informes de
evaluación. La investigación ha demostrado que cuando los educadores usan un currículo
comprensivo y un sistema de evaluación efectivo, los niños están bien preparados para la
escuela y les va bien en lo académico y lo social (Campbell y otros. 2002, HHS, 2003).
El problema es que el valor de la información entregada por la evaluación se
desvaloriza a menos que los educadores entiendan lo que ésta significa y sepan cómo usarla
para guiar el aprendizaje de los niños. A menudo los resultados de una evaluación son vistos
como un producto final, en vez de un conocimiento que permite aprender de cada niño y
planificar un currículo significativo. Una evaluación continua, basada en la sala de clases,
permite al educador responder importantes preguntas:
 ¿Qué están pensando y haciendo los niños?
 ¿Qué debería evaluar?
 ¿Qué he aprendido?
 ¿Cómo debería usar lo que he aprendido para planear el currículo?
En este artículo describimos como la evaluación continua puede ser un proceso
manejable y dinámico directamente relacionado a la planificación del currículo que apoye
cada aprendizaje y desarrollo del niño.

¿Qué están Haciendo y Pensando los Niños?. El Rol del Currículo.


Antes de que los educadores comiencen a usar un enfoque sistemático de la
evaluación, necesitan estar seguros sobre que es lo que está pasando en sus salas de clases.
Es aquí donde un currículo comprensivo aparece, éste provee el mapa para poner el
programa en su lugar. Un currículo comprensivo enfocado en la investigación y teorías del
desarrollo infantil proporcionan el marco para qué enseñar, cómo enseñar, y como evaluar el
aprendizaje de los niños. Educadores preescolares tienen la responsabilidad de
“implementar un currículo planeado cuidadosamente, desafiante, sugerente, apropiado para
el desarrollo, cultural y lingüísticamente responsivo, comprensivo y que promueva resultados
positivos para todos los niños pequeños” (NAEYC & NAECS/SDE 2003, 1).
Los educadores deben estar bien informados sobre su currículo y sobre como
construir un ambiente confortable y sugerente para el aprendizaje de un grupo de niños.
Eso significa, como mínimo:
 Conocer a los niños y sus familias.
 Organizar una sala de clases con áreas de interés claramente definidas y
organizadas, materiales etiquetados que inviten a los niños a explorar y
descubrir.
 Establecer una estructura para cada día, incluyendo un horario y rutinas, así los
niños saben qué esperar y experimentan un sentido de orden.
 Ayudar a los niños a aprender cómo actuar en grupos, a relacionarse
positivamente con otros, y a resolver problemas pacíficamente.
 Ayudar a los niños a que aprendan a construir conocimiento de contenido, y a
desarrollar las habilidades y las actitudes necesarias para ser estudiantes
exitosos.
Una vez que el currículo está establecido, los educadores tienen un contexto para
observar lo que los niños pueden hacer mientras trabajan en áreas de interés, participan en
grupos grandes y pequeños, durante la rutina diaria. Estas observaciones, recogidas a
través del tiempo, se convierten en la base para la toma de decisiones. Son los bloques de
construcción de la evaluación. Veamos un ejemplo.
María, Danielle y Jacob, de 4 años, están en el área de juego dramático pretendiendo
estar en un restaurante. Su educadora escribió la siguiente conversación:
María: ¿Puedo tomar su pedido?
Danielle: Claro, quiero espasgeti con albóndigas (Meatballs).
Jacob: ¡No es como tú dijiste! Es “es-pa-gue-ti”.
Danielle: Es-pa-gue-ti.
María: Yo se lo que está diciendo. Déjame escribirlo. (María escribe “SPGTE” y
“METBLS”. Jacob garabatea). ¿Eso es todo?
Danielle: Oh, si... también quiero algo de té (María escribe T. Jacob hace más
garabatos)
Jacob: yo empezaré a cocinar y tú preparas la mesa (Jacob pone lana blanca y
pompones rojos en un pote y revuelve)
Documentar lo que ve y oye le permite reflejar lo que usted aprendió sobre los niños
y captar valiosas impresiones de cada uno. La clave es observar con un propósito y
documentar ejemplos que provean datos valiosos. Esto significa estar muy familiarizado con
las metas y los objetivos del currículo y mantenerlos en mente al observar a los niños y
planificar.
Metas y objetivos son donde tú quieres que lleguen los niños.
Currículo es el mapa para llegar ahí.
Evaluación es la forma de asegurarse de que los niños están progresando.
Un continuo para cada objetivo muestra todos los pasos a lo largo del camino.

¿Qué debo Evaluar? Tener Metas y Objetivos en Mente.


Hay diferentes observaciones que los educadores podrían documentar. ¿Cómo los
profesores saben cuáles revelarán algo importante sobre un niño? Al decidir qué evaluar,
considere estas preguntas:
 ¿Cuáles son las metas y los objetivos del plan de estudios que estoy
implementando?
 ¿Sobre qué resultados necesito recopilar información?
 ¿Cómo están los niños, tanto individualmente como en grupo?
 ¿Hay preocupaciones específicas que necesitan mi atención?

En un plan de estudios comprensivo, las metas y los objetivos están dirigidos hacia
todos los aspectos del desarrollo: cognoscitivo, socio-emocional, lenguaje, y físico (NAEYC
& NAECS/SDE 2003). Dentro de cada área de desarrollo hay amplias metas para el
aprendizaje de los niños.

Desarrollo cognitivo: habilidades de pensamiento, incluye el desarrollo del


pensamiento lógico y simbólico, resolución de problemas y enfoques par el aprendizaje.
Desarrollo del lenguaje: habilidad para comunicarse mediante palabras, tanto en
forma hablada como escrita; incluye escuchar y hablar, leer y escribir.
Desarrollo socio-emocional: los sentimientos de los niños hacia ellos mismos, el
desarrollo de la responsabilidad, y su habilidad para relacionarse positivamente con otros.
Desarrollo físico: habilidades del sistema motor grueso y fino.
Estas metas están basadas en el conocimiento del desarrollo del niño y en
expectativas ampliamente reconocidas para niños preescolares. Las metas se pueden dividir
en objetivos más específicos. Los niños aprenden muchas cosas cuando participan de
experiencias significativas, por lo que no es factible para los educadores evaluar
formalmente cada habilidad o concepto que un niño ha aprendido. Consecuentemente, los
diseñadores de planes de estudios se esfuerzan por determinar de qué manera las metas y
los objetivos específicos deben ser. Cuando las metas y los objetivos son claros y concisos,
aunque bastante amplios para permitir que los niños los logren de muchas y variadas
maneras, pueden derivar en resultados positivos para el niño.
Las metas y los objetivos deben también reflejar contenidos estándares para
diversas disciplinas - literaria, matemáticas, ciencia, estudios sociales, las artes, y
tecnología - y tratar de lograr los resultados requeridos y las expectativas del estado. La
mayoría de los estados han desarrollado, o están en proceso de desarrollar, estándares de
aprendizaje para niños menores de cinco años, y los contenidos estándar para el programa
Head Start. Un objetivo amplio, tal como "Mide y Compara" se puede acomodar a uno más
específico, por ejemplo "Identifica más largo/ más corto".
Documentación que apoye puede demostrar que un niño tiene una comprensión de
este concepto. Así, los educadores pueden estar seguros de estar en la dirección correcta
(al poner un plan de estudios en ejecución) cuando implementan un currículo con metas y
objetivos ampliamente indicados.
Así como permanecemos centrados en la meta cuando utilizamos un mapa de
carreteras para planear nuestra ruta, los educadores necesitan tener los objetivos del plan
de estudios presente a lo largo del día. Exhibir las metas y los objetivos recuerda a
educadores y a visitantes el valor de las actividades de los niños dentro de la sala de clases
en cualquier momento del día. Ellos pueden observar qué están haciendo los niños y
descubrir qué objetivos específicos se están cumpliendo.
Una observación certera como la provista anteriormente (página anterior) ofrece
gran cantidad de información sobre los tres niños, vistos desde la perspectiva de las metas
y objetivos del currículo (ver el cuadro) Así este pequeño episodio de juego de roles, sirve
como un buen punto de inicio para evaluar qué es lo que estos niños ya saben y pueden hacer.
Documentar las observaciones es una de las múltiples opciones que permiten tomar
decisiones de manera informada sobre el progreso de un niño. Mientras más información se
recolecte –observaciones escritas, muestras de trabajos de arte y de escritura,
fotografías, grabaciones de audio y video- más fuertes y validas serán las decisiones
tomadas.
Reflexión Objetivos del currículo relacionados
Todos los niños jugaron cooperativamente
Juega bien con otros niños.
en el área de juego dramático.
Los niños tienen conocimientos previos
Aplica conocimiento o experiencias previas
sobre restaurantes y comida, y lo
a un nuevo contexto.
aplicaron a su juego.
Usaron palabras de vocabulario apropiadas
Se expresa utilizando palabras y oraciones
y oraciones extensas en su juego.
extensas.
Parecían entender las reglas de una
Participa activamente en una conversación.
conversación.
Danielle y Jacob prestaron atención a Escucha y distingue los sonidos del
sílabas separadas en palabras oídas. lenguaje.
Jacob hizo garabateo para representar
palabras. Escribe letras y palabras.
María usó su conocimiento del sonido de Utiliza materiales para escribir y dibujar.
las letras para escribir palabras.
Participa en roles y situaciones ficticias.
Jacob usó lana y pompones para
Utiliza objetos para representar otras
representar espagueti y albóndigas.
cosas.

¿Qué es lo que aprendí? El valor de ver los objetivos de manera continua.


Después de haber determinado el progreso de un niño en relación con un objetivo, podemos
tomar decisiones sobre que pasos serán los adecuados para continuar. Sin embargo, los
niños no alcanzan un objetivo de una sola vez. Ellos pasan por una serie de niveles que los
educadores pueden anticipar. Conocer esta secuencia de desarrollo y usarla para planificar
para niños con un determinado rango de habilidades, permite conocer realmente a cada niño,
también permite organizar las oportunidades para el aprendizaje de los niños.
Cuando un sistema de evaluación indica niveles progresivos de desarrollo para cada objetivo,
los educadores pueden identificar fácilmente lo que un niño sabe y es capaz de hacer. Un
continuo describe las fases por las que el niño pasa mientras se mueve de un objetivo a otro.
Esto provee una visión sobre lo que el niño puede hacer y como los educadores pueden
planificar el siguiente paso. Muchos modelos curriculares identifican una secuencia de
desarrollo típica para los objetivos predefinidos. Adicionalmente, los expertos en
matemáticas han definido “caminos de aprendizaje” para niños de tres a seis años (NAEYC
& NCTM 2002), y especialistas en literatura describen un continuo para el desarrollo de los
niños en lectura y escritura temprana (IRA&NAEYC, 1998). Estos continuos permiten, por
el hecho de que el desarrollo es desigual, que no todos los niños estén al mismo tiempo en el
mismo nivel en todos los aspectos de desarrollo, y que los niños de la misma edad exhiban un
rango de habilidades que son típicas.
Como ejemplo usemos el objetivo identificado para María, Danielle y Jacob: “Escribe letras
y palabras”. Un continuo puede mostrar una secuencia de niveles para este objetivo.
Basándose en la observación de ejemplo, la educadora puede hacer juicios preliminares
sobre el progreso de María y Jacob a lo largo del continuo para el objetivo curricular
“Escribe letras y palabras. Jacob, quien usa el garabateo para escribir, parece estar en el
nivel 1. María, quien escribió SPGTI por espagueti, parece estar en el nivel 3 “Usa letras que
representan sonidos para escribir palabras”. Ambos niños se encuentran en el mismo juego,
pero están en etapas del desarrollo completamente diferentes para este objetivo. Por
supuesto, antes de tomar una determinación final del nivel de habilidad en que se encuentra
el niño, la educadora recolectará más evidencia que se relacione con este objetivo.
Mientras que estos niveles muestran el continuo de desarrollo para niños de tres a cinco
años, hay muchos comportamientos que preceden al nivel 1 y muchos otros que siguen del
nivel 3. Para lograr que la evaluación incluya a los que aun no están en el nivel 1, es útil
pensar en aquellos comportamientos emergentes, a veces llamados precursores o
iniciadores, que vienen antes del nivel 1. Para el objetivo “Escribe letras y palabras”, algunos
ejemplos de comportamientos emergentes son:
 Garabatea con crayones
 Experimenta con materiales de escritura como plumones o lápices

III
II Utiliza letras que
I representan
Escribe letras
sonidos en palabras
Precursores reconocibles,
Utiliza el garabateo escritas
especialmente
para escribir y
Garabatea con aquellas de su nombre
figuras parecidas a
crayones;
letras
experimenta con
materiales de
escritura como
plumones o lápices

Niños que permanecen en este nivel del desarrollo para un objetivo dado pueden tener un
retraso en el desarrollo o simplemente falta de experiencia u oportunidades, como usar
papel y material para escribir en el hogar.
Además, algunos niños pueden estar al otro extremo del espectro y superar ampliamente la
expectativa definida para la mayoría de los niños de tres a cinco años. Todos los educadores
quieren que los niños progresen, no importando en que nivel del desarrollo se encuentren,
siempre hay un siguiente nivel. La esencia de una práctica apropiada al desarrollo es saber
en qué lugar del continuo se encuentran los niños y ofrecerles experiencias desafiantes
pero alcanzables, para así guiarlos.
Los educadores siguen la pista del progreso de un niño por varias razones: para asegurarse
que el aprendizaje y el desarrollo se están llevando a cabo, para hacer visible el progreso de
los niños a sus padres, y para hacer ajustes en sus estrategias educativas. Mantener un
registro del progreso de los niños de una manera sistemática permite además ver la
situación de toda la clase y de cómo un grupo de niños está progresando. Una vez trazado el
desarrollo de un niño o de un grupo de niños en un continuo, se ha completado la mayor parte
del proceso de evaluación. Ahora es tiempo de usar lo aprendido para orientar la enseñanza.

¿Cómo debo usar lo aprendido? Planificar para cada niño y para el grupo
Las decisiones diarias - sobre las actividades, las experiencias planificadas, el contenido
elegido, el contexto en que el aprendizaje se lleva a cabo, los cambios hechos en el entorno
– se basan en el conocimiento que se tiene de cada niño y del grupo. Decidir cómo usar la
información obtenida de la evaluación parece ser una tarea abrumante. Sería agradable
tener un set de fórmulas o reglas que nos dijeran exactamente que hacer después de lograr
el resultado esperado. Sin embargo, los niños no son robots que podemos programar para
una respuesta prefijada. Debemos considerar muchos factores, como la cultura de los niños,
el lenguaje, las fortalezas, los intereses, el temperamento y los estilos de aprendizaje. Es
reconfortante descubrir que, habiendo usado las metas y objetivos regularmente para
observar a los niños y en la planificación semanal, se está ya involucrado en el proceso de
evaluación. Para planificar para cada niño se debe tener la información de la evaluación a
mano para poder recurrir a ella fácilmente. Esto nos recordará las fortalezas de los niños y
nos ayudará a que es lo que cada niño le guste hacer con los materiales y las actividades que
le facilitamos. Con esta información en mente, podemos observar a un niño mientras juega y
responderle apropiadamente. Por ejemplo, la educadora sabe que Jacob usa el garabateo
para escribir y figuras parecidas a letras. Ella reflexionará sobre como puede extender el
aprendizaje de Jacob. ¿Qué hará y dirá para apoyarlo mientras el avanza por el continuo?.
Cuando Jacob trabaje en otras áreas, ella puede ofrecerle materiales para escribir que
pueda usar en su juego: “Jacob, ¿te gustaría hacer un signo de ‘Abierto’‛ para tu
construcción de bloques?”. O cuando él quiera un turno para usar el atril, ella puede pedirle
que escriba su nombre en la hoja de inscripciones.
El proceso de planificación es mucho más manejable cuando los equipos de educadores-
todos aquellos que trabajan con un niño o con un grupo - trabajan juntos. Ellos pueden
estudiar cada niño individualmente, y decidir cuáles son los siguientes pasos lógicos para el
niño. Además, un equipo de educadores puede revisar el perfil de la clase o las hojas de
resumen para tomar decisiones de manera informada, sobre qué es lo que debería pasar con
el grupo. Habiendo usado los objetivos para decidir qué materiales proporcionar y para
planificar actividades de grupo chico y grande, los educadores pueden preparar el ambiente
de aprendizaje para niños con un rango de habilidades teniendo presente las expectativas
diferentes para cada nivel. Vea la siguiente descripción como un ejemplo de cómo esto pasa.
En nuestra reunión semanal de equipo, hablamos sobre la necesidad de los niños de
experimentar más con la escritura de letras y palabras. Nosotras revisamos para estar
seguras de que teníamos suficientes materiales de escritura, no solo en el área de la
biblioteca, si no que en toda la sala: papeles, crayones, lápices, plumones, letras magnéticas,
timbres de letras y tarjetas con los nombres de cada niño. Revisar el continuo para este
objetivo hizo darnos cuenta de que unos pocos niños estarían garabateando con crayones y
haciendo dibujos simples, otros harían garabatos con forma de letras, algunos escribirían
letras reconocibles, especialmente las de su propio nombre, y unos pocos niños usarían
letras que representan sonidos en palabras. Conocer la secuencia para este objetivo nos
hizo estar más concientes de lo que deberíamos buscar cada vez que los niños dibujen o
escriban mientras juegan.
Además podemos anticipar cuál es el próximo nivel que le corresponde a cada niño,
de esta manera podemos ayudar a cada uno a progresar. Por ejemplo, si nos damos cuenta
de que un niño esta comenzando a hacer garabateo con forma de letras, debemos ver si él
está consciente de esto. Si no lo está hacérselo notar: “mira, Tyrone, tu hiciste una raya
que parece una T, igual que la primera letra de tu nombre. ¿Puedes hacer una igual a esa?
De esta manera podemos ayudar a que el niño aproveche más lo que está haciendo. Ahora
tenemos una idea más clara de nuestro rol.
Planificando con los niveles del desarrollo en mente, los equipos de educadores están
más concientes de cómo guiar el aprendizaje de los niños y hacer cumplir hasta la última
meta del currículo. Ellos pueden anticipar las necesidades de los niños y crear o adaptar
materiales para estimular un rango más amplio de habilidades, para un aprendizaje con un
andamiaje de mejor calidad.

Usando la Evaluación para Llegar a cada Niño y Familia.


El resultado más poderoso de una evaluación continua es la posibilidad que tienen los
educadores de construir relaciones positivas con cada niño. Todos los niños son diferentes,
pero algo que todo niño necesita es sentirse aceptado y apreciado. Algunos niños son fáciles
de conocer y de agradar. Ellos forjan rápidamente relaciones positivas con adultos. Otros
son más desafiantes, siendo difícil para los adultos ver características agradables y por lo
tanto establecer relaciones positivas. Estos son los niños que más nos necesitan (Doxge,
Colker, &Heroman 2002). Investigaciones muestran que la calidad de la relación con el
educador preescolar es un predictor importante de las futuras relaciones sociales y del
éxito escolar (Peisner-Feinberg et al.2000). El enfoque sistemático a la observación de los
niños nos invita a apreciar las características y fortalezas de cada uno. Esto da al educador
una oportunidad para construir relaciones positivas. Un sistema de evaluación continua
además ayuda a los educadores a relacionarse con la familia de cada niño. La familia es un
colaborador del educador en el cuidado y la educación de sus hijos. Son una fuente
invaluable de información sobre la las experiencias únicas de cada niño, sobre sus
necesidades e intereses y sobre su estilos de aprendizaje. A cambio, las familias quieren
averiguar qué es lo que el educador sabe de sus hijos y el progreso que están logrando.
La mayoría de los miembros de la familia no tiene conocimiento del desarrollo del
niño y muchos no están seguros de las expectativas típicas para un grupo de niños de la
edad de sus hijos. El proceso de evaluación entrega gran cantidad de información que los
educadores pueden compartir con las familias. Cuando los familiares ven cuanto saben los
educadores sobre sus hijos y las formas en que ellos apoyan su desarrollo y aprendizaje,
crece la apreciación de lo que está pasando en el programa. Al discutir un área particular
del desarrollo con las familias, el educador puede mostrarles el continuo para un objetivo
específico, para así entregarles un imagen real de como los niños crecen, y qué es lo que se
espera que aprendan próximamente.
Un continuo es importante en las reuniones de un IEP (Programa de Educación
Individualizada), donde las metas y los objetivos deben ser escritos (redactados) con
expectativas realistas que los niños pueden lograr. Incluir a las familias en este proceso
construye un verdadero compañerismo. Los familiares sienten que tienen participación de
una forma significativa en la planificación para un progreso continuo de sus hijos. Además
se sienten más aptos para ayudar en el aprendizaje de sus hijos al trabajar las mismas
metas y objetivos en casa. Una educadora preescolar de una escuela urbana comparte su
trabajo con las familias, usando un continuo como referencia:
Jamie es una niña de cuatros años cuya familia ha experimentado bastantes
cambios de casa, trabajo, cuidado de los niños y estructura familiar. Jamie tiene serias
dificultades para separarse de su familia, manejar las transiciones, y hacer amigos. Ella
tiene berrinches frecuentes y periodos prolongados de llanto. Para entender el
comportamiento de Jamie y lo que éste podría estar diciéndonos, miramos el continuo. En
las áreas de desarrollo físico, lenguaje y cognitivo, Jamie manifestó un progreso más o
menos típico. Sin embargo, en el área de desarrollo socio/ emocional, Jamie manifestó
muchas habilidades del nivel principiante. Esto reveló que las expectativas que teníamos
para ella eran irreales. Con esta nueva información pudimos planificar la forma en que
moveríamos a Jamie paso a paso por el continuo.
Una de las fortalezas de Jamie, revelada en el proceso de evaluación, es su
habilidad para crear dibujos representativos detallados y para combinar colores
creativamente. Apoyándonos en su habilidad, estructuraríamos actividades para invitar a
otros niños a unirse a Jamie en actividades de arte. Usaríamos Jamie como la experta,
animándola a compartir la forma en que ella dibujó sus flores con los otros niños.
Implementaríamos el uso de signos visuales, como el horario con fotos para guiarla en las
transiciones. Haríamos dibujos mostrando emociones con el rostro y los usaríamos como
pistas para ayudarla a identificar y clasificar sentimientos. Además estableceríamos
situaciones a través del juego de roles, observaciones, y literatura para ayudar a Jamie a
hacer amigos.
Para involucrar a la mamá de Jamie en nuestra planificación y para obtener más
información, la invitamos a una reunión. Sabiendo que los padres pueden ser sensibles,
comenzamos hablando de las fortalezas de Jamie. Al discutir los objetivos de área socio/
emocional, usamos el continuo para explicar cada paso y luego le pedimos a la mamá e Jamie
que nos dijera donde ella veía a su hija. Aun cuando hubo algunas discrepancias en donde
nosotras veíamos a Jamie en el continuo, en la mayor parte coincidimos. Después
compartimos nuestras planificaciones para Jamie en la sala. Juntas desarrollamos un plan
de estrategias de intervención para usar en la casa, y programamos una reunión para ver
los progresos.

Informando a Otros – Un Último Paso.

Como último paso en el proceso de evaluación, la información que los educadores han
obtenido y utilizado para planificar y guiar el aprendizaje de cada niño, puede ser usada
para informar el progreso del grupo. Como promotores de una práctica adecuada al
desarrollo, es importante para los profesionales de la niñez temprana compartir, lo que los
niños están aprendiendo, con aquellos educadores que no pertenecen a su programa. Esta
información puede ser compartida con muchos personas: administradores, oficiales de
gobierno, organizaciones de financiamiento, familias, y el público en general.
En un programa en el que es requerido informar sobre el progreso de los niños en
algunos indicadores específicos- como el Head Start u otros en algunos estados- es
necesario tener una forma de conectar la evaluación de los niños con estos indicadores. Aun
cuando esto puede ser hecho a mano, puede ser muy tedioso y significar una gran pérdida
de tiempo. Muchos sistemas de evaluación tienen soluciones electrónicas,- ya sea softwares
(programas) o servicios online- para hacer la tarea más sencilla. Por ejemplo, un sistema
online de planificación curricular y de evaluación permite a los educadores crear portafolios
electrónicos, llenos con muestras del trabajo de los niños, el progreso de un niño es
entonces anotado en el continuo online. Esta tecnología basada en Internet, ofrece
actividades apropiadas y estrategias para ayudar al niño a pasar al siguiente nivel.
Un perfil de la clase muestra rápidamente al educador los nombres de los niños que
están en cada nivel del continuo en cada objetivo. Esto hace que la planificación en grupos
pequeños sea más sintonizada a las necesidades de los niños. Las familias pueden compartir
con los educadores observaciones sobre sus hijos online. Informes que resuman el progreso
de los niños son mas fáciles de hacer usando sistemas online de evaluación. Sistemas de
planificación curricular y de evaluación online ayuda a los educadores a orientar su trabajo,
para así poder estar más tiempo con los niños. Y la información de la evaluación genera
informes de resultados automáticamente.

Conclusión
Hemos descrito una forma de hacer la evaluación un proceso natural de observar
que es lo que los niños pueden hacer y de planificar para apoyar su aprendizaje. Los
educadores usan los objetivos del currículo para enfocar sus observaciones hacia lo que los
niños pueden hacer. Habiendo obtenido observaciones fructíferas, los educadores pueden
reflexionar sobre lo que han aprendido y usar esta información para planificar para cada
niño y para el grupo.
Cuando la evaluación es vista como una parte significativa y dinámica del trabajo con
niños pequeños y cuando está relacionada con el currículo, los educadores obtienen
verdaderos beneficios de una evaluación continua. También tienden a encontrar su trabajo
más agradable, gratificante y efectivo.

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