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El Sexto cambio de diez centavos; pero otros son verdaderos espantajos humanos, humanos,

víctimas de la burla y el sadismo de los más avezados, como el Pianista, el Japonés y el


José María Arguedas Clavel.

Lo ocurrido en torno a Clavel ejemplifica en su máxima expresión el horror carcelario. Clavel


es un muchacho homosexual quien luego de ser violado por los presos, es encerrado por
Puñalada en una celda obligándolo a prostituirse, todo ello con la complicidad de los
Resumen del libro: "El Sexto" guardias y las autoridades penitenciarias. Clavel termina por enloquecer.

Decía Gonzalo Torrente Malvido que «El sexto» es la


Otra escena nos permite conocer el alma bondadosa de Gabriel. Cuando el Pianista
mejor novela sobre la cárcel en lengua española, pero
agoniza en el pasillo víctima de los maltratos sufridos, Gabriel, con ayuda de «Mok’ontullo»,
sobre esto y como escribiera Mario Vargas Llosa, la
lo recoge, lo regresa a su celda y lo abriga con su ropa. Inesperadamente se acerca el
prisión es solo un medio, el decorado que usa Arguedas
Rosita ofreciendo ayuda y protección al Pianista. Pero éste aparece muerto al día siguiente
para representar un drama que lo hostigó toda su vida y
y algunos presos acusan a Gabriel de ser responsable de su muerte, presumiendo que las
que, sin duda, contribuyó a forjar la crisis que culminó
ropas que le regaló habían atraído la codicia de los vagos quienes en el forcejeo para
con su suicidio: el de la marginalidad. en efecto, sobre el
quitárselas lo habrían ahorcado. Esto provoca una disputa entre apristas y comunistas; los
légamo de sordidez de la prisión, por donde campan
primeros acusan a los segundos de provocar el incidente, para enredar a «Mok’ontullo» con
degenerados de toda laya, y donde, por si fuera poco, se
Rosita, y así ensuciar la trayectoria de quien era considerado como la esperanza del
disputan enconadas batallas políticas entre apristas y
partido, por su juventud y entusiasmo. Este incidente provoca una serie de discusiones
comunistas por un país que se halla a extramuros,
entre los militantes de cada partido. Los apristas se consideran los verdaderos
despunta, como único recurso para cualquier existencia
representantes del pueblo peruano y acusan a los comunistas de estar al servicio de Moscú;
posible, un lirismo y una nostalgia, que dotan al relato de una vivacidad y de una
por su parte, los comunistas acusan a los apristas de ser intrigantes y actuar solo como
genuinidad…
instrumentos de la clase oligárquica para frenar la revolución auténtica. Ante tal discusión,
Gabriel no tiene reparos en decir abiertamente que no comulga con ideologías y disciplinas
La novela empieza con el ingreso del joven Gabriel a la prisión de El Sexto, en politizadas que, según él, limitan la libertad natural del ser humano. Los demás comunistas
pleno centro de Lima, donde oye los cánticos de los presos políticos: los apristas le responden que es un idealista y soñador, y que le faltaba compenetrarse más con la
cantan a todo pulmón «La marsellesa aprista» y los comunistas el himno de «La doctrina del partido.
Internacional». Gabriel es un estudiante universitario involucrado en una protesta
contra la dictadura que rige al país y por ello es conducido al pabellón destinado a
Mientras tanto, el Clavel continúa siendo prostituido en su celda, lo que conmueve y
los presos políticos, situado en el tercer piso del penal. Es introducido en una celda,
repugna a los presos políticos. El más afectado es «Pacasmayo», quien para colmo es
que compartirá en adelante con Alejandro Cámac Jiménez, un sindicalista minero
presa de una extraña enfermedad que le hace enrojecer el rostro, ante la indiferencia del
de la sierra central, preso por comunista.
médico de la prisión, quien se limita a decirle que solo es un mal pasajero. El piurano
también demuestra abiertamente su aversión hacia todos los actos homosexuales y de
Cámac se convierte para Gabriel en el guía y consejero en ese submundo violencia sexual que se practican en la cárcel. Los líderes de los presos políticos se ponen
donde se encuentra «lo peor y lo mejor del Perú». La cárcel está dividida en de acuerdo y solicitan una entrevista con el Comisario del penal; asimismo le envían un
tres niveles: en el primer piso se encuentran los delincuentes más peligrosos y petitorio donde exigen que se ponga fin al tráfico sexual y se trasladen a otra prisión al
prontuariados; en el segundo están los delincuentes no avezados (violadores, Puñalada, Maraví y Rosita. Firman la solicitud Pedro, Luis y Gabriel (este último en nombre
ladrones primerizos, estafadores, etc.) y en el tercero se encuentran, como ya de los universitarios e independientes). El Comisario llama a todos ellos a su despacho;
queda dicho, los presos políticos. Gabriel va conociendo uno por uno a los luego de leer el petitorio, lo rechaza iracundo, aduciendo que la cárcel era precisamente
presidiarios. Pedro es el líder de los comunistas y Luis el de los apristas; estos para eso, para que los presos se jodieran entre ellos, y que debían estar más bien
últimos son los más numerosos (más de 200, frente a 30 comunistas). agradecidos los políticos de que no fueran encerrados en el primer piso, lo cual sería, según
Destacan también el aprista Juan o «Mok’ontullo» y el comunista Torralba. él, el verdadero castigo, por traidores a la patria. Luis y Gabriel no se contienen y responden
Otros «políticos» como el «Pacasmayo» y el piurano Policarpo Herrera se digna y airadamente; ante lo cual el Comisario llama a los guardias y ordena que los
consideran apolíticos y aducen estar en prisión por venganzas personales. De golpeen y los devuelvan a sus celdas.
entre los delincuentes del piso inferior Gabriel conoce a los que son los amos
del Sexto: Maraví, el negro Puñalada y el Rosita, este último un travestido. Otro
grupo lo conforman los vagos, algunos de los cuales son pintorescos, como el
negro que enseña su pene, «inmenso como el de una bestia de carga», a
El Sexto La política lo impregna todo, espacialmente, en su forma más baja, la politiquería. Esto lo
José María Arguedas
encontramos a través de los apristas y comunistas, bandos que se disputan el dominio de los tres

pisos del presidio. En el contexto del gobierno militar de Óscar R. Benavides (1936-1939), ambos
Con motivo del aniversario 482 de Lima, durante todo el mes de enero, la Biblioteca
partidos eran clandestinos, ya que todas las agrupaciones políticas que no tuvieran un origen
Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana reseñará diferentes libros en
nacional fueron declaradas ilegales. Cuando Gabriel ingresa al penal, lo que encuentra no son
homenaje a la capital. Esta semana, coincidiendo con el nacimiento de José María
divisiones de clases sociales que estratificaran la cárcel, pues la miseria y la inmundicia lo
Arguedas (1911-1969), presentamos su cuarta novela, El Sexto (1961), que cuenta
impregnan todo. Él percibe que los hombres se enfrentan y desunen por criterios y politizaciones
una marcante experiencia en la ciudad de Lima.
marcadamente partidarias. Le sorprende que El Sexto asemeje la escindida realidad nacional de

la cual es víctima. Además, en el día a día cualquier diferencia entre los presos es motivo para la
Por Manuel Barrós Alcántara, Biblioteca Mario Vargas Llosa
politización del conflicto, pues allí parten y culminan todas las pugnas internas. Por eso, el

intercambio de discursos efectistas, las manipulaciones, las actitudes tendenciosas y las malas
El Sexto es una novela corta que narra la experiencia carcelaria de Arguedas entre
intenciones concentran la expresión cotidiana de la maledicencia en la prisión
1937 y 1938 en uno de los penales más conocidos de la capital. Gabriel Osborno,

alter ego del autor, es un estudiante universitario que fue preso por su actividad
A pequeña escala, la cárcel concentra el caos y violencia imperantes en la ciudad. Para el
como líder estudiantil. Joven e idealista, la prisión significará para él conocer de cerca
protagonista El Sexto es consecuencia del sistema racista, excluyente y elitista que impera en el
el mundo criminal. Obligado a convivir con asesinos, maleantes y detenidos de todo
Perú. 
tipo, Gabriel ve amenazada su vida y su sensibilidad al entrar en contacto con la

escoria criminal de la cual empieza a formar parte.  En el desarrollo del relato


Son las tensiones sociales, los conflictos a nivel material y simbólico las que conducen a la
encontramos tres ejes constitutivos que nos dan a conocer esa experiencia: los
sociedad a una inevitable crueldad. De ahí que el envilecimiento de los internos sea una
diversos registros políticos de lo carcelario, el envilecimiento de los reos y los
respuesta, muchas veces necesaria, para la supervivencia en el medio carcelario.
ideales del protagonista a

La historia proviene y deviene en la brutalidad y enajenamiento de los presos. Las


partir de un horizonte étnico compartido. Son esos tres matices los que configuran el
violaciones, acuchillamientos, complots y negociaciones internas transcurren en la
horror de los once meses que el autor estuvo preso. De ahí que en la
novela como pasajes fundamentales no solo de la historia que se cuenta, sino, sobre

todo, del devenir de la vida limeña que en una prisión se suscitan. Tras ello se atisba
obra, todo es decadencia y desengaño por parte del joven estudiante, por parte del propio
mucho más que costumbres carcelarias; hay un factor social más marcado. Los
Arguedas.
rezagos de las organizaciones políticas agravan las consecuencias sociales de las verdadera reconciliación de la sociedad yace en compartir el acervo cultural del Perú, ese que los

estructuras económicas y convierten la cárcel en un espacio de una disputada presos comparten sin siquiera saberlo y que los hace herederos de la diversidad nacional. El

conquista colectiva. Una y otra vez El Sexto se impone como un bloque y ante él hay autor matiza el relato a través de ciertas manifestaciones culturales, musicales y dancísticas; lo

que tomar un bando. vuelve un muestrario de las diferencias y proximidades étnicas que hay entre los presos. Ahí, más

que una danza o forma musical específica, el uso que este recurso tiene en el relato es el

En esa lucha por sobrevivir y, más aún, por resistir a sus propios ideales —la libertad, divertimento, la mansedumbre e, incluso, la compasión. Pero en la cárcel, este como cualquier

la compasión, el afecto, la solidaridad— lo llevaban a buscar un horizonte por otro detalle sentimental, era visto como mera ingenuidad, una cojera al momento de actuar. En su

compartir. Aunque Gabriel ha hecho algunas amistades, ni ellas mismas lo consideran alter ego, Arguedas ensaya lo que paralelamente y a futuro se convertiría en una de sus

totalmente afianzado al bando. Él no es ni comunista ni aprista. Mientras todos se principales aportes a la cultura nacional: la valorización, el rescate y el impulso a las entonces

preocupan por corresponder a los partidos a los cuales pertenecen, el accionar de formas actuales de las culturas nacionales, especialmente, la andina. Frente a la violencia y la

Gabriel no se entusiasma por lo colectivo. Más allá de las posiciones partidarias, el miseria, Gabriel militaba desde su frágil sensibilidad. Era así como desplegaba el ejercicio de su

autor se posiciona con sus preocupaciones existenciales y sociales desde su libertad.

individualidad. En una conversación con un preso, el autor escribe: “Pero yo no soy

comunista, Cámac; muchos otros participan de los ideales de justicia y libertad, acaso

mejor que los comunistas”. No es la teoría, sino la conducta. No son los ecos de

grandes elaboraciones intelectuales las que alejan a las gentes, sino el entusiasmo

exagerado por moldear la realidad a partir de ellas. Gabriel no es un idealista a partir

de dilemas metafísicos, sino un idealista sentimental. Más que sensible, muchas

veces el protagonista yace absorto e irresuelto por su imperante fragilidad: añora la

infancia, piensa en la música y canciones significativas en su vida, intercambia

recuerdos con amigos

intercambia recuerdos con amigos y compañeros de celda.

El oscilante registro emocional de Gabriel conduce su individualismo y lo lleva a la valoración de

otros aspectos de la vida en la prisión. Aunque no lo dice textualmente, el autor sugiere que la

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