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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual

musicoterapia aplicada a la inter­

vención en personas con discapaci­
dad intelectual
[Music Therapy Applied to Intervention in People with Intellectual Disability]

Juan Robles-de la Puente ■ ■ ■

Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico II
(Psicología Diferencial y del Trabajo). Facultad de Psicología. Universidad
Complutense de Madrid

Amelia García-Moltó
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico II
(Psicología Diferencial y del Trabajo). Facultad de Psicología. Universidad
Complutense de Madrid
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
SIGLOCERO

resumen

El presente trabajo consiste en una revisión sobre la musicoterapia, enten­

dida como terapia creativa, y se centra de forma específica en la aplicación
de ésta en el tratamiento de personas con discapacidad intelectual. En pri­
mer lugar se lleva a cabo una revisión de la literatura existente sobre las
teorías del arte y sus beneficios terapéuticos. Posteriormente se presentan
de una forma breve los principales efectos psicológicos de la música sobre
el ser humano (cognitivos, emocionales y neuropsicológicos). En un tercer
apartado se exponen los fundamentos de la musicoterapia. Acto seguido
se explican las principales técnicas de musicoterapia utilizadas con personas con
discapacidad intelectual y la forma de aplicación de dichas técnicas. Por último,
84

se lleva a cabo una valoración de los retos futuros de esta disciplina.

PALABRAS CLAVE: musicoterapia, discapacidad intelectual.

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Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó

summary

This paper consists of a revision on Music therapy, understood as a creative

therapy, and it focuses specifically in the application of it while treating peo-
ple with intellectual disabilities.

In the first place a literary review is done on the existing literature about the
theories of art and their therapeutic benefits. Afterwards, a brief presenta­
tion is done on the psychological effects of music on human beings (cogni­
tive, emotional and neuropsychological). In a third section, the foundations
of music therapy are put forward. Immediately after, we go into the main tech­
niques of music therapy used on people with mental retardation and the applica­
tion methods of such techniques. Finally, the future challenges of this discipline are
discussed.

KEY WORDS: music therapy, intellectual disability.

introducción: el arte como terapia
■■■
El arte es, desde tiempos remotos, un
poderoso instrumento que permite al ser
estas ideas son, por un lado, el concepto
de gusto estético y, por otro lado, la teo­
ría estética de la antigüedad clásica
(Feijoo y Seca, 1990). A continuación pre­
sentaremos sucintamente algunas de
estas teorías.

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humano profundizar, comprender, refi­

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nar y sublimar sus emociones y senti­
mientos.
Aunque la importancia del poder tera­
péutico del arte ha sido reconocida por la
psiquiatría y por la psicología clínica
desde hace varias décadas, la aceptación
de la arteterapia como profesión y ahora
incluso como formación universitaria es
relativamente reciente. Plokker (1964)
señalaba que antes del año 1956 existían
publicados más de 700 trabajos sobre el
tema, muchos de ellos referidos a los
valores terapéuticos del arte en general y
otros referidos de forma específica a las
artes plásticas. Eagle en el año1978, reco­
ge más de 11.830 trabajos relacionados
específicamente con la musicoterapia en
todo el mundo.
La reflexión sobre el arte y la constitu­
ción de teorías estéticas se inicia en el
La teoría de Tolstoy (1994) es especial­
mente interesante en musicoterapia, ya
que se centra en la influencia del arte en
los sentimientos. Según esta autora, la
capacidad de la persona para recibir la
expresión del sentimiento de otra perso­
na, y la de experimentar estos sentimien­
tos ella misma, constituye la base de la
actividad artística. Para que esto se pro­
duzca no se requiere haber experimenta­
do la circunstancia motivo de la emoción,
sino que es suficiente con el simple
SIGLOCERO
recuerdo de dicha circunstancia o con
imaginarla sin haberla vivido. Según
Tolstoy (1994) la calidad de una obra de
arte puede medirse valorando el nivel de
contagio emocional que genera en los
oyentes y dicho contagio depende de la
individualidad del sentimiento transmiti­
do, de la calidad de dicho sentimiento y
de la sinceridad del artista, referida a la
fuerza con la que éste ha experimentado
85

ámbito del movimiento prerromántico los sentimientos que transmite. La autora

alemán durante la segunda mitad del señala que de estas tres características la
siglo XVIII. Los ejes en los que se basan más importante es la sinceridad.
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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
La filósofa americana Langer (1953)
define el arte como la creación de formas
simbólicas del sentimiento humano.
Según esta autora, el arte es forma con
significado y las distintas artes expresan
formas de vida y sentimientos vitales.
Asimismo, señala que el arte no es algo
esotérico, extraño o alejado de la vida,
sino que, por el contrario, es el elemento
básico para conectar con ésta, constitu­
yendo el sentimiento y la creatividad las
bases de la naturaleza.
Ross (1994) trata de encontrar unas
bases científicas del arte, partiendo del
supuesto de que una obra de arte puede
ser descrita y analizada a partir de dife­
rentes disciplinas científicas (ciencias del
comportamiento, ciencias sociales, etc.).
Para este autor el mayor servicio que el
arte presta al ser humano reside no tanto
en producir gozo como en ser motivo de
articulación (en el sentido de “unir a”) y
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
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en provocarnos una respuesta. Esta idea
también puede ser aplicada al ámbito
terapéutico, ya que el terapeuta busca
que el paciente se exprese y se sienta
valorado como persona.
Reimer (1970) encontró siete grupos
de comportamientos que muestran la
variedad de actividades mentales que las
obras de arte pueden suscitar. Estos son:
percibir, reaccionar, producir, conceptua­
lizar, analizar, evaluar y valorar. Dicha
SIGLOCERO
variedad muestra el valor del arte en
diferentes ámbitos aplicados de la educa­
ción y la salud, como, por ejemplo, el
área educativa y el trabajo con personas
con discapacidad intelectual.
efectos de la música en el ser
humano ■ ■ ■
La importancia de la música en el ser
86
humano se puede observar desde dife­
rentes ámbitos. Ya desde el nacimiento
existe una preferencia por los sonidos
agradables (consonantes) frente a los
sonidos desagradables (disonantes) y a
los pocos días esta respuesta se hace más
específica, produciéndose una orienta­
ción a los estímulos musicales en mayor
medida que a otro tipo de estimulación
sonora. A la edad de cinco años, la mayor
parte de los niños tiene capacidad para
identificar y comprender secuencias
armónicas y cadencias propias de su cul­
tura, constituyendo la música un factor
muy beneficioso en el desarrollo de la
personalidad, de la vida emocional y del
desarrollo físico e intelectual del ser
humano.
Desde una perspectiva filogenética, la
música ha constituido una práctica ances­
tral desde la prehistoria. Los primeros ins­
trumentos utilizados por el ser humano
para hacer música eran principalmente
de percusión, aunque también se utiliza­
ban algunos instrumentos de viento rudi­
mentarios. Desde la antropología,
Blacking (1995) señala que la importancia
de la música en las sociedades africanas
parece indicar que la habilidad musical es
una característica general de la especie
humana y no sólo un talento. Por otro
lado, Darwin (1871) afirma que la músi­
ca ha precedido al lenguaje como medio
de cortejo. Estas consideraciones ponen
de manifiesto la importante función
social y comunicativa que ésta desempe­
ña ya desde tiempos remotos.
Los efectos de la música en nuestra
especie son de índole muy diversa y abar­
can distintos aspectos de la realidad
humana (psicológicos, físicos, sociales,
espirituales, entre otros). A continuación
nos referiremos a tres tipos de efectos
(cognitivos, emocionales y neuropsicoló­
gicos), ya que son los más relacionados
con el ámbito psicológico.
Cognitivos
La compresión de las líneas melódicas,
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los elementos rítmicos, la armonía que da
estructura y coherencia a las composicio­
nes, los aspectos dinámicos y expresivos y
la integración de todos estos elementos
son los pilares que posibilitan que la
música pueda ser creada, interpretada y
comprendida por los oyentes. En conse­
cuencia, el procesamiento de la música
supone una actividad compleja y dinámi­
ca que requiere la puesta en marcha de
diferentes procesos cognitivos e implica
diversas redes neurales. A continuación
expondremos algunos de los efectos cog­
nitivos producidos por la música.
Debido a la inmediatez, la persistencia
y la constante variedad de los estímulos,
la música ayuda a desarrollar la capaci­
dad de atención sostenida de las perso­
nas. Según Andre Michel (1951), la músi­
ca es “el arte del tiempo”, de algo que es
y deja de ser en el mismo instante, a dife­
rencia de la pintura, por ejemplo. Esta
característica dota a la música de una
potente capacidad para retener la aten­
ción, convirtiéndose en una herramienta
útil en el trabajo con enfermos mentales
y niños.
La memoria y el aprendizaje también
se ven favorecidos con todas las activida­
des musicales (audición, ejecución, com­
posición, canto y danza). La música activa
una gran cantidad de segmentos de
memoria e implica diferentes modalida­
des de la misma (procedimental, semánti­
ca, autobiográfica, entre otras) lo cual
repercute positivamente en otras tareas
cognitivas que realiza el ser humano.
Según Guilford (1950), uno de los psi­
cólogos más importantes en el estudio de
la inteligencia y de las habilidades cogni­
tivas, la creatividad supone fluencia, fle­
xibilidad y originalidad, cualidades que
se ponen de manifiesto de forma notoria
en la música.
La música también contribuye a trans­
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formar el pensamiento de los niños emi­
nentemente prelógico en lógico. Una
ventaja respecto a las ciencias lógicas
(matemáticas, física, etc.) reside en que la
música favorece esta evolución del pen­
samiento dentro de un clima emocional.
Asimismo, la música estimula la capaci­
dad creadora. Es sabido que muchos cien­
tíficos y artistas se estimulan con la músi­
ca ya que ésta es capaz de generar el
clima adecuado para la creación median­
te la estimulación neuronal y el clima
afectivo que ésta genera. La creatividad
se considera una cualidad humana que
todos poseemos en mayor o menor grado
y que depende no solo de factores here­
ditarios sino también del grado de desa­
rrollo adquirido.
Parece que el análisis que implican los
estímulos musicales potencia la capaci­
dad analítica, el sentido del orden y la
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capacidad de emitir juicios de valor, habi­
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lidades relacionadas principalmente con
el hemisferio izquierdo.
Un fenómeno relevante respecto a lo
anterior es el “efecto Mozart” denomi­
nado así por Rauscher y Shaw (1995). Este
autor expuso a estudiantes universitarios
a tres estímulos musicales diferentes
durante un periodo de 10 minutos, sien­
do uno de ellos una Sonata de Mozart. Se
aplicaron diferentes pruebas de habilida­
des cognitivas antes y después de la escu­
SIGLOCERO
cha musical, observándose una mejora
significativa en las habilidades visoespa­
ciales y una mejora del funcionamiento
intelectual de los sujetos que habían
escuchado la obra de Mozart. Sin embar­
go, este resultado no se ha replicado de
forma consistente en trabajos posterio­
res, lo cual pone en entredicho la exis­
tencia de dicho fenómeno.
87
Para terminar este apartado queremos
señalar brevemente los efectos cognitivos
del contrapunto, referido a la coexisten-
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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
cia de varias líneas melódicas dentro de
una composición musical. Este aspecto se
hace más notorio en el repertorio barro­
co, especialmente en la música de Bach.
Parece lógico pensar que la actividad
práctica de seguir varios razonamientos
musicales de forma simultánea así como
su integración puede tener efectos bene­
ficiosos en la inteligencia general y en
algunas funciones cognitivas específicas,
como la atención dividida (Poch, 2008).
Emocionales
La capacidad de la música para modifi­
car el estado de ánimo es conocida por
todos y en la actualidad están aparecien­
do datos procedentes de investigaciones
científicas que avalan este potente efecto
de la música sobre las emociones.
Según Poch (2008) la música estimula
la imaginación, sugiriendo infinidad de
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emociones y de matices emocionales.
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Además, consigue evocar estímulos y
experiencias físicas y materiales. Esta
autora señala que la música no refleja
una realidad fotográfica, sino una reali­
dad transformada bajo el prisma de la
afectividad.
La belleza, el equilibrio y la variedad
del estímulo musical convierten frecuen­
temente a la música en una fuente de
asombro y de admiración, permitiendo al
oyente evadirse de la realidad, pero de
SIGLOCERO
forma sana y creativa. Según Poch (2008)
esta capacidad de asombro y admiración
existente durante la infancia va perdién­
dose a medida que se desarrolla el pen­
samiento lógico. Únicamente las perso­
nas altamente creativas no solo no la
pierden sino que la hacen compatible con
el pensamiento lógico; según la autora,
la escuela infantil debería velar por hacer
compatibles ambas cualidades.
88
Un aspecto neuropsicológico que
apoya este potente efecto de la música
sobre las emociones es la importante par­
ticipación en su procesamiento de las
áreas cerebrales relacionadas con la emo­
ción, principalmente las que forman
parte del sistema límbico (Brown,
Martínez y Parsons, 2004). Asimismo, el
sistema de placer y recompensa cerebral
está relacionado con la escucha de músi­
ca que genera agrado, produciéndose un
amento en la liberación de dopamina
(Blood, Zatorre, Bermúdez y Evans
(1999); Salimpoor, Benovoy, Larcher,
Dagher y Zatorre, 2011).
Neuropsicológicos
Como hemos señalado anteriormente,
el procesamiento de la música es una
actividad compleja que implica la activa­
ción de distintas áreas del cerebro. La
mayoría de las investigaciones recientes
llevadas a cabo principalmente con neu­
roimagen funcional confirman que en la
realización de actividades musicales par­
ticipan los cuatro lóbulos cerebrales, cosa
que no ocurre de forma tan notoria en
casi ninguna de las demás actividades
que realiza el ser humano.
Estudios realizados con neuroimagen
funcional (Levitin, 2008) muestran que
los lóbulos más importantes para el pro­
cesamiento musical son el temporal y el
frontal, aunque también el occipital y el
parietal desempeñan funciones funda­
mentales. Estos hallazgos ponen de
manifiesto que el procesamiento de la
música está distribuido por todo el cere­
bro, implicando diversas áreas y estructu­
ras encargadas de sus diferentes aspectos
(Levitin, 2008).
Los efectos de la música sobre la late­
ralidad han sido poco estudiados hasta el
momento actual y se cuenta aún con
pocos conocimientos sólidos al respecto,
pero mencionaremos dos aspectos rele­
vantes. Como hemos señalado anterior­
mente, el procesamiento musical se
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puede dividir en aspectos productivos y
comprensivos. Los aspectos productivos
como tocar un instrumento, cantar o leer
una partitura musical, parecen más con­
trolados por el hemisferio izquierdo,
mientras que los aspectos comprensivos,
como escuchar música, parecen más con­
trolados por el hemisferio derecho
(Portellano, 2005). También es interesan­
te señalar las diferencias existentes entre
músicos y no músicos: Bleutel y Klimchak
(2004) señalan que los músicos presentan
una ventaja en el hemisferio cerebral
izquierdo para el procesamiento musical
mientras que los sujetos sin experiencia
musical presentan una mayor ventaja en
el hemisferio derecho. Los autores con­
cluyen que el entrenamiento musical
tiende a transformar el pensamiento
“gestáltico” de las personas sin forma­
ción musical en otro de signo más analíti­
co controlado por el hemisferio izquier­
do. Sin embargo, parece lógico pensar
que los músicos llevan a cabo un estilo de
procesamiento musical que implica por
igual ambos hemisferios, ya que procesan
aspectos técnicos sin descuidar el contor­
no global de la melodía y la integración
de los diferentes elementos que compo­
nen la música. Además, parece que los
músicos tienen un cuerpo calloso (estruc­
tura que comunica ambos hemisferios
cerebrales) de mayor grosor que los suje­
tos sin experiencia musical, lo cual va en
consonancia con el estilo de procesa­
miento musical de este colectivo. Sería
interesante profundizar en la investiga­
ción de estos aspectos para obtener datos
más consistentes.
Diferentes investigaciones proceden­
tes del campo de la neuropsicología han
puesto de manifiesto que el aprendizaje
musical tiene un efecto beneficioso en el
desarrollo de las funciones ejecutivas
(Bialystok y DePape, 2009; Gibson, Folley
y Park, 2008; Rosenkranz, Williamon, y
Rothwell, 2007; Trainor y Shanin, 2009),
Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó
pudiéndose implementar como herra­
mienta efectiva en diferentes contextos
clínicos y educativos.
Investigaciones recientes muestran
que la música también influye de forma
notoria en el sistema de neurotransmi­
sión, potenciando la actividad de distin­
tos neurotransmisores como la serotoni­
na, la dopamina, la acetilcolina y el GABA
(Aguilar, 2006).
Existen más hallazgos procedentes del
campo de la neuropsicología en relación
al procesamiento de la actividad musical
que no mencionaremos, ya que no son el
objetivo principal de este trabajo.
concepto y fundamentos de la
musicoterapia ■ ■ ■
El poder curativo de la música ha sido
planteado desde los albores de la civiliza­
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ción, y se ha puesto de manifiesto en los
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diferentes periodos de la historia. Los pri­
meros ejemplos los encontramos en la
mitología Griega: Euterpe era considera­
da la Diosa de la profilaxis a través de la
música y Apolo era el Dios del sol y ejer­
cía como Dios de la medicina y de la músi­
ca. Estos son simplemente algunos
datos que apuntan hacia la relación entre
la música y el ámbito médico.
Son varias las definiciones que se refie­
SIGLOCERO
ren a la musicoterapia partiendo de dife­
rentes perspectivas, pero para aproximar­
nos al concepto desde un punto de vista
general podemos definirla como una
profesión sanitaria y educativa que utili­
za la música en la prevención y el trata­
miento de problemas de tipo emocional,
social y físico de personas de diferentes
edades.
Bruscia (1988, citado en Poch, 2008)
89
entiende la musicoterapia como “un pro­
ceso sistemático de intervención dirigido
a un fin, mediante el cual el terapeuta
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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
ayuda al paciente a incrementar, mante­
ner o restaurar su estado de bienestar,
utilizando experiencias musicales y la
relación que se establece en este proceso,
como fuerzas dinámicas de cambio”
(pág. 31). Esta definición conceptualiza la
musicoterapia más como una técnica o
un proceso de intervención.
La investigación en musicoterapia
encuentra efectividad en una extensa
variedad de ámbitos de la salud y de la
educación (Poch, 2008).
La musicoterapia se aplica en múltiples
contextos: psiquiatría, discapacidad inte­
lectual, educación especial, neurología,
gerontología, ayuda al diagnóstico clíni­
co, intervención temprana con niños pre­
maturos, entre otros. Se diseñan e imple­
mentan programas de desarrollo perso­
nal, educación preescolar, recreación
infanto/ juvenil y mayores, talleres ocu­
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
pacionales, entre otros. Siguiendo a
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Soria-Urios, Duque y García-Moreno
(2011) la musicoterapia tiene efectos
positivos en diferentes dominios clínicos:
demencia, estrés y ansiedad, en enferme­
dades coronarias, depresión, esquizofre­
nia, afasia, autismo y daño cerebral.
Es importante no confundir la musico­
terapia con otras actividades musicales
que pueden favorecer el desarrollo per­
sonal y el bienestar.
SIGLOCERO
En musicoterapia existen ciertos méto­
dos y procedimientos fruto de investiga­
ciones en los ámbitos: musical (antropo­
lógico, sociológico, psicológico, histórico
y folklórico), terapéutico (biológico, neu­
rofisiológico, médico, psiquiátrico, de
educación especial y de marginación
social) o propiamente musicoterapéutico
(efectos de la música sobre el ser humano
y efectividad de la música en los distintos
90
cuadros clínicos).
La musicoterapia supone, como otras
terapias, un proceso de intervención y
consta de diferentes etapas que son:
recogida de información sobre los tras­
tornos a tratar, trazado de objetivos, tra­
tamiento, evaluación, seguimiento y fina­
lización del tratamiento.
A continuación comentaremos algunas
características de la musicoterapia e
intentaremos aclarar aquellos aspectos
que con frecuencia suelen ser motivo de
confusión.
En primer lugar, queremos señalar que
para algunos autores (Poch, 2008) la
musicoterapia no es una terapia alterna­
tiva ni adjunta, denominación que fue
rechazada por muchos expertos hace
años, ya que el calificativo “adjunto”
posee un matiz minusvalorativo, como
“subordinado a”. Estos autores conside­
ran que la musicoterapia es una terapia
en sí misma, incluida dentro del grupo de
las terapias creativas, por sus fundamen­
tos históricos, por los efectos y propieda­
des de la música en sí misma y por su
estado actual de desarrollo y práctica. De
hecho es un tipo de terapia cuya forma­
ción se recoge en programas de grado y
postgrado en diversas universidades den­
tro y fuera de España.
Para que exista tratamiento con musi­
coterapia se deben dar dos condiciones:
la relación terapéutica establecida entre
terapeuta y paciente y la experiencia
musical. Por lo tanto, la experiencia musi­
cal sola no es musicoterapia, tan solo
serán actividades musicales.
Para algunos autores, la musicoterapia
se refiere al hecho de que solo la música
que sea arte puede ayudar realmente al
ser humano, debido a su significado pro­
fundo. Poch (2008) plantea que lo que
realmente cura o ayuda es la emoción
que sugiere o puede sugerir la obra de
arte. El concepto de obra de arte emple­
ado aquí no se limita a las obras de los
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grandes maestros, sino a toda pieza musi­
cal actual o del pasado capaz de generar
emoción. También se incluye la danza
como técnica para trabajar en las sesio­
nes, entendida ésta como la traducción
corporal y emocional de la música.
Otro aspecto que ha sido con frecuen­
cia motivo de polémica se refiere al
hecho de si el sonido como tal es un ele­
mento terapéutico, aunque no esté
enmarcado dentro de una composición
musical. El criterio mayoritario defiende
que la musicoterapia debe utilizar música
en vez de sonidos aislados.
En relación al estilo musical, es impor­
tante adecuarse a las necesidades y gus­
tos personales de los pacientes, por lo
que se emplea música de estilos muy
variados. También es recomendable que
la música sea de buena calidad y escucha­
da o tocada con el mejor equipo o instru­
mentos posibles.
Aunque el cerebro funciona de mane­
ra holística, también en lo referente al
procesamiento musical (Vera, 1987),
Zwerling (1979) señala que las terapias
creativas, entre las que se incluye la musi­
coterapia, afectan en primer lugar al
hemisferio cerebral derecho, mientras
que las terapias verbales afectan prefe­
rentemente al hemisferio cerebral
izquierdo. Por este motivo las técnicas de
musicoterapia son efectivas con pacientes
con problemas de lenguaje, ya que facili­
tan la comunicación con el sujeto a través
de la vía musical.
Koelsch (2009) apunta la posibilidad
de que la musicoterapia active el hipo­
campo, de manera que prevenga la
muerte de neuronas hipocámpicas y el
bloqueo de la neurogénesis en dicha
estructura.
El musicoterapeuta debe ser terapeuta
y además debe tener conocimientos
Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó
musicales, aun no siendo necesario ser
músico de carrera. Para la aplicación de la
musicoterapia es imprescindible tener
una gran sensibilidad musical, ser una
persona creativa, tener capacidad de
expresarse musicalmente, tener una cier­
ta soltura en lo referente a la improvisa­
ción musical y tocar piezas sencillas.
Asimismo es importante saber elegir la
música adecuada en cada caso basándose
en las necesidades del paciente (Poch,
2008). Por otro lado es un objetivo priori­
tario que las intervenciones cuenten con
el rigor metodológico-científico requeri­
do, basado en la evidencia empírica, ya
sea en la investigación, la planificación o
la implementación de programas
(Ortega, Esteban, Estévez y Alonso,
2009).
Los métodos empleados en musicote­
rapia se pueden clasificar en dos grandes
grupos: métodos activos o creativos y
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
métodos pasivos o receptivos. Esta distin­
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ción entre activo y pasivo se refiere al
hecho de implicar o no una acción exter­
na por parte del paciente. Entre los méto­
dos activos podemos destacar la práctica
de un instrumento, cantar, bailar o la rea­
lización de ejercicios rítmicos. Los méto­
dos pasivos tienen como denominador
común la audición musical la cual puede
revestir varias modalidades. A los méto­
dos pasivos en musicoterapia se les deno­
mina también “métodos humanistas” y
SIGLOCERO
tratan de generar cambios en el estado
de ánimo (Poch, 2008). Se realizan activi­
dades como la escucha y la discrimina­
ción.
En musicoterapia existe un principio
teórico de origen filosófico, el principio
del “iso”, el cual se basa en la utilización
de música de características similares al
estado de ánimo del paciente y a su
“tempo mental” con el objetivo de facili­
91
tar la respuesta mental y emocional del
paciente (por ejemplo, con pacientes
depresivos se debe trabajar con música
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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
triste y en un “tempo andante”, mientras
que con pacientes maniacos o con esta­
dos de exaltación se debe usar música
alegre y en un tiempo rápido).
Paulatinamente debe irse modificando la
música con el objetivo de ajustarla al
estado anímico que se pretende poten­
ciar. Este principio no es solo aplicable a
personas con enfermedad mental sino
que también puede ser utilizado con per­
sonas sanas con diferentes estados aními­
cos. El principio del “iso” es uno de los
más importantes principios teóricos en
los que se basa la musicoterapia y debe
tenerse en cuenta como guía para las
intervenciones.
Para terminar este apartado queremos
señalar que, aunque la investigación
sobre musicoterapia ha avanzado de
forma notoria en los últimos años, aún
son escasos los conocimientos existentes
sobre el tema y, a nuestro modo de ver, es
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
fundamental seguir avanzando en el
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estudio científico de los efectos de la
música sobre el ser humano para poder
alcanzar mayor rigor y eficacia en una
aplicación de la musicoterapia basada en
la evidencia empírica.
aplicación de la musicoterapia al
tratamiento de las personas con dis­
capacidad intelectual ■ ■ ■
Las principales diferencias observadas
SIGLOCERO
en la discapacidad intelectual, respecto a
la población sin discapacidad, tienen que
ver con el funcionamiento intelectual, la
capacidad de aprendizaje, la atención, la
memoria, la motivación, la toma de deci­
siones, la conducta adaptativa, la autode­
terminación, las habilidades sociales, la
comunicación en general y la expresión
de las emociones en particular. La disca­
pacidad intelectual, además, se asocia
92
con una mayor incidencia de ciertos pro­
blemas de salud física y mental (Vera,
1994; Verdugo, 1995).
Según cuanto hemos revisado, pode­
mos afirmar que el objetivo de la musico­
terapia es restablecer, mantener e incre­
mentar la salud mental de los pacientes,
y actúa sobre las siguientes áreas de fun­
cionamiento: procesos emocionales,
motivacionales, cognitivos, comunicacio­
nales y psicosociales. Las personas con
discapacidad intelectual pueden, por
tanto, beneficiarse de estos efectos.
Vera (1990) llevó a cabo un estudio en
el cual comparó niños con discapacidad
intelectual con un grupo control de niños
sin discapacidad, a los que aplicó el test
de aptitudes musicales de Bentley (1966)
encontrando mayor aptitud musical en el
grupo control. No encontró relación
entre la aptitud musical y la inteligencia
en el grupo de estudio formado por
niños con discapacidad intelectual.
Aunque la población con discapacidad
presentó menor rendimiento que el
grupo control, la autora propone que
este colectivo puede participar y disfrutar
en gran medida de las actividades musi­
cales, señalando la posibilidad de com­
pensar otras áreas del desarrollo cogniti­
vo por medio de un programa de activi­
dades musicales diseñado especialmente
para personas con discapacidad intelec­
tual.
Uno de los principales problemas de
las personas con discapacidad intelectual
es el de la comunicación, ya que les resul­
ta difícil expresarse y relacionarse. Esto
puede deberse a diversas causas físicas o
psíquicas. El entrar en contacto con ellos
es uno de los problemas más difíciles de
resolver. La música, al ser una vía de
comunicación no verbal, facilita la rela­
ción y comunicación, así como la expre­
sión emocional.
Con frecuencia, la persona con disca­
pacidad intelectual tiene conciencia de su
falta de desarrollo y de sus dificultades,
lo cual repercute en su autoestima. Sin
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embargo, cuando participa en activida­
des musicales, se siente miembro de un
grupo, comprende que puede ser útil en
algo y obtener éxito en una tarea. De
acuerdo con Alvin (1965) la música puede
convertirse en una fuente de autorreali­
zación. Ésta puede representar un
mundo “no-amenazador” con el cual
puede comunicarse, donde no ha conoci­
do el fracaso, donde puede integrarse e
identificarse. Además, la música potencia
la percepción estética y el desarrollo inte­
lectual, dada la puesta en marcha de dis­
tintos procesos cognitivos.
Por otro lado, la actividad musical
desarrolla todos los sentidos. Se potencia
la capacidad de discriminación percepti­
va, que será cada vez más rica y permitirá
aumentar el conocimiento de las pala­
bras y de los sonidos. Asimismo, aprende­
rá a escuchar y discriminar diferentes
sonidos, proceso que ayuda al desarrollo
de la atención.
Según López, García y Monje (1983) en
musicoterapia se distinguen tres niveles ó
etapas que corresponden a distintos
momentos evolutivos y madurativos del
ser humano, y, como consecuencia de
ellos, a cada etapa le corresponden dis­
tintos contenidos. El primer nivel está
relacionado con el ritmo y favorece la
ejecución de movimientos y la coordina­
ción psicomotora (contenido corporal).
El segundo nivel se basa en el desplaza­
miento y la direccionalidad (contenido
espacial). El tercer nivel está relacionado
con la audición musical, la entonación
musical, así como con la ejecución de ins­
trumentos musicales (contenido melódi­
co).
Los objetivos que suelen perseguirse
en la aplicación de la musicoterapia a
personas con discapacidad intelectual
son: provocar cambios en el sujeto para
conseguir una mayor adaptación a su
medio ambiente: cambios emocionales
Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó
(por ejemplo identificación y control de
emociones), cambios comunicacionales
(por ejemplo expresión de estados emo­
cionales) y cambios en la personalidad
(por ejemplo potenciar la extraversión);
estimular mediante la práctica musical las
funciones cognitivas; estimular y desarro­
llar la fantasía; vencer los problemas de
incomunicación verbal; fomentar la ima­
ginación y la creatividad; desarrollar las
facultades psicomotoras; alcanzar una
readaptación social a través del trabajo
en grupo; desarrollar la autoestima y la
confianza en uno mismo; desarrollar la
percepción sensorial y estética; conocer y
gozar la música; mejorar el desarrollo
personal e individual y enriquecer la for­
mación de experiencias (Lacárcel, 1995).
A la hora de realizar sesiones de musi­
coterapia es fundamental valorar las
características de cada persona, teniendo
en cuenta tanto su grado de discapacidad
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
intelectual como sus necesidades, espe­
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
cialmente las de carácter afectivo y social.
Es conveniente elaborar una ficha en la
cual se registren las deficiencias y se seña­
len las que pueden ser tratadas con musi­
coterapia. Asimismo se deben registrar
las características demográficas, su histo­
rial clínico y los progresos observados.
En las sesiones de musicoterapia es
importante trabajar con grupos homogé­
neos, atendiendo, si es posible, a la edad
cronológica, pero principalmente al tipo
SIGLOCERO
de deficiencia presentada. Estás sesiones
deben ser variadas intercalando el des­
canso con ejercicios de movimiento, de
observación y de ejecución de la tarea
musical. El procedimiento para presentar
las actividades debe adaptarse a las posi­
bilidades intelectuales, motrices y emo­
cionales de las personas siguiendo un
riguroso orden en cuanto a la progresión
de dificultad y estructuración de ejerci­
93
cios. Asimismo, debe quedar claramente
definido qué se va a hacer, cómo y en qué
momento. Este procedimiento debe ser:
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musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
simple, con pasos lógicos, con repetición
frecuente y con un gran número de cla­
ves facilitadoras (Lacarcel, 1995).
En las sesiones de musicoterapia debe
llevarse a cabo una correcta aplicación de
los refuerzos (reforzando diferencial-
mente conductas positivas y negativas).
También se debe procurar que el clima
que rodee al paciente se ajuste a sus
necesidades en cuanto a tolerancia y
prohibiciones. Asimismo, hay que ense­
ñarle a tener paciencia consigo mismo y
procurar que la música funcione como un
elemento enriquecedor y compensador
de sus carencias y soledades.
Es conveniente que la música emplea­
da tenga las siguientes características:
debe poseer una gran expresividad, una
gran calidad estética, debe tener una
importante carga emotiva (para poten­
ciar el desarrollo emocional), debe des­
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
pertar la imaginación e incluir elementos
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
sorpresa (con el objetivo de mantener la
atención y dotar a las sesiones de un
carácter lúdico). También es importante
que la música posea repeticiones y estri­
billos claros con el objetivo de potenciar
la familiaridad de la música escuchada,
permitiendo una mayor participación por
parte del sujeto.
Como se ha señalado anteriormente,
las actividades que se pueden llevar a
cabo en las sesiones de musicoterapia son
SIGLOCERO
de muy distinta índole y se pueden dividir
en activas y pasivas. Las principales son:
canto (individual o en grupo), danzas,
interpretación rítmica, interpretación
musical instrumental, recitales (poesías
con música), cuentos escenificados can­
tando (improvisación), juegos musicales,
composición de canciones, relajación,
audición musical y apreciación musical.
94
La literatura existente sobre el uso de
la musicoterapia en el trabajo con perso­
nas con discapacidad intelectual está
referida en su mayoría a población infan­
til, siendo escasas las publicaciones referi­
das a adultos. A continuación expondre­
mos algunas de las actividades más fre­
cuentemente utilizadas en el trabajo con
niños que presentan deficiencia intelec­
tual y posteriormente mencionaremos
algunos trabajos referidos a población
adulta.
El canto y los ejercicios vocales son muy
beneficiosos en el trabajo con niños con
discapacidad intelectual y en especial con
los que presentan problemas de lengua­
je. Una buena forma de enseñar a hablar
es introduciendo palabras a través de
canciones, utilizando la técnica de mode­
lado. Se pueden realizar diferentes activi­
dades, como son los juegos con ruidos y
con los parámetros del sonido, la realiza­
ción de ejercicios que impliquen juegos
con la voz (onomatopeyas, efectos espe­
ciales, palabras rítmicas, rimas, trabalen­
guas…) etc. A la hora de seleccionar las
canciones es importante basarse en las
características del niño. Deben estar den­
tro de sus intereses, y es conveniente que
reúnan las siguientes características:
melodía simple y asequible, estructura
clara, texto reiterativo, ritmo repetitivo y
atrayente y deben tener un aumento cre­
ciente del nivel de dificultad. Asimismo
deben ser cortas, breves, variadas y con
un significado simple. Suele ser conve­
niente hacer variaciones en las canciones
(de intensidad, de tiempo...) así como
acompañarlas con gestos y movimientos
corporales.
Las actividades rítmicas y de movimien­
to son importantes. Estas actividades se
pueden realizar individualmente o en
grupo. Con frecuencia y en los casos más
graves sobre todo, es necesario trabajar
en primer lugar a nivel individual y pasar
posteriormente a trabajar en grupo. Las
actividades grupales permiten que se
sientan identificados y unidos en una
misma acción para conseguir unos fines
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colectivos, y a la vez individuales, que son
expresarse y vivenciar el movimiento. A la
hora de llevar a cabo ejercicios rítmicos
debe tenerse en cuenta el principio del
ISO, ajustando éstos a la velocidad del
propio ritmo biológico de los niños. El
ritmo y el movimiento también sirven de
gran ayuda en el aprendizaje de la lecto­
escritura (Lacarcel, 1995). Otro aspecto
importante del movimiento será la expre­
sión libre sobre música escuchada, donde
el niño se moverá a su gusto creando sus
propios movimientos.
El trabajo con instrumentos musicales
ha de pasar por dos fases diferenciadas.
En una primera fase el sujeto tomará con­
tacto con los instrumentos a nivel indivi­
dual, explorará sus posibilidades sonoras
y los matices y ritmos que puede obtener
con ellos. Según el grado de deficiencia,
cada persona estará capacitada para la
manipulación del instrumento bajo dos
condiciones: la complejidad del propio
instrumento, y la capacidad física y men­
tal que se posea para ejecutar adecuada­
mente las consignas dadas. En la segunda
fase se llevarán a cabo actividades musi­
cales en grupo, para lo cual el musicote­
rapeuta establecerá unos planes y un
nivel de exigencia para todos. Es impor­
tante ofrecer a cada persona una función
a desempeñar dentro del grupo según
sus posibilidades, de tal forma que cons­
tituya un desafío y que a la vez perciba
que es capaz de llevarla a cabo con éxito.
Para la realización de audiciones musi­
cales ha de tenerse en cuenta a qué tipo
de niños van dirigidas, por ejemplo, acti­
vos, retraídos, etc. Deben ser cortas y
sobre todo muy motivadoras. Cuanto
más sentidos hagamos intervenir en la
actividad, mayor será la atención presta­
da. Es conveniente que participen por
medio del movimiento, la expresión plás­
tica, escrita y corporal. Cuando se hayan
realizado varias sesiones, se les debe
pedir que escuchen la música presentada
Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó
en las sesiones anteriores para observar si
la reconocen y si manifiestan emociones y
de qué tipo. Después de las actividades
musicales, es conveniente realizar una
sesión de audición y relajación escuchan­
do una canción infantil o escuchando
algunas composiciones relajantes que
conozcan o que sean nuevas para él. Las
sesiones de audición son excelentes para
los niños que no pueden actuar con el
resto del grupo, sino sólo llevar a cabo
actividades receptivas (Lacarcel, 1995).
Jiménez (1978) propone distintas acti­
vidades de musicoterapia para el trabajo
con niños con discapacidad intelectual
organizadas en varias unidades didácti­
cas. Cada una de ellas persigue un objeti­
vo diferente, como son la creatividad, el
contacto con los instrumentos, descubrir
los sonidos del cuerpo, hacer efectos
sonoros o instrumentar e interpretar can­
ciones sencillas. Las sesiones propuestas
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
son grupales.
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
López, García y Monje (1983) presen­
tan una serie de ejercicios de musicotera­
pia aplicables a personas con distinta
afectación de deficiencia intelectual, lige­
ra, media y severa que dividen en cinco
apartados: discriminación auditiva (inves­
tigación del entorno sonoro y sonidos
producidos por el propio cuerpo), audi­
ciones musicales, manejo de instrumen­
tos musicales, desarrollo del lenguaje
SIGLOCERO
(canto y metodología para el aprendizaje
de una canción) y desarrollo del sentido
rítmico (ejercicios prácticos de ritmo-
movimiento, ejercicios de ritmo y motrici­
dad fina, ejercicios de ritmo y motricidad
manual, ejercicios de grafismos básicos
de música y expresión mediante la
danza).
Otro campo dentro de la discapacidad
intelectual en el que la musicoterapia ha
95
mostrado efectos beneficiosos es en el
trabajo con niños con síndrome de Down,
ya que incluso los más afectados son muy
siglo cero 242 30/7/12 17:24 Página 96
musicoterápia aplicada a la intervención en personas con discapacidad intelectual
receptivos a la música. En este trabajo es
importante que la frecuencia y duración
de las sesiones sea la adecuada, así como
tener en cuenta las capacidades y la pro­
gresión del niño. Se han obtenido resul­
tados positivos con ejercicios y activida­
des como: reconocer sonidos, cantar can­
ciones, moverse marchando a un compás
determinado, imitar ritmos simples pro­
puestos, marcar ritmos escritos, inventar
fragmentos rítmicos, improvisar peque­
ñas melodías, tocar instrumentos, danzar
individualmente y en grupo, y realizar
montajes de expresión corporal (Lacarcel,
1995).
Valverde y Sabeh (2011) llevaron a
cabo un programa de musicoterapia con
personas con discapacidad intelectual en
proceso de envejecimiento. Dicho pro­
grama era de carácter preventivo y tuvo
como objetivo prioritario ofrecer apoyo
socio-emocional mediante la utilización
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
de la música y el sonido. Se aplicaron téc­
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
nicas específicas de musicoterapia, como
la ejecución musical, la escucha activa, la
improvisación vocal e instrumental, el
movimiento, la expresión corporal y la
creación de espacios sonoros. Se observa­
ron cambios cualitativos a nivel actitudi­
nal y socioemocional, encontrando los
participantes un espacio de libre expre­
sión y una nueva forma de comunicación
e interacción social.
Una experiencia que nos parece intere­
SIGLOCERO
sante señalar es la denominada
“Tambores de Pozuelo”, llevada a cabo
por Afanias durante los últimos años,
consistente en la realización de distintas
actividades rítmicas de carácter grupal
con adultos con discapacidad intelectual
que, además, presentaban conductas
agresivas. Los objetivos perseguidos fue­
ron la creación de un espacio de expre­
sión y desahogo personal controlado y
96
seguro, la identificación de emociones así
como la adquisición de responsabilidad
personal respecto a dichas emociones.
Los resultados fueron muy positivos y se
redujeron en gran medida las conductas
agresivas.
Otra experiencia de interés, aunque no
persiga un objetivo terapéutico, es la lle­
vada a cabo, también por Afanias, en la
actualidad, que ha puesto en marcha
talleres musicales de ritmo, percusión y
canto, dirigidos a personas con discapaci­
dad intelectual de todas las edades y gra­
dos de afectación, cuyo objetivo es el
desarrollo personal y el disfrute de la
música en el marco de actividades de pla­
nificación centrada en la persona.
Por último, la musicoterapia aplicada a
la discapacidad intelectual es un tema
presente en algunos de los postgrados
universitarios sobre musicoterapia que se
realizan actualmente en España:
Universidad de Barcelona, Universidad de
Extremadura, Universidad Católica de
Valencia, Universidad Autónoma de
Madrid, Universidad Pontificia de
Salamanca, entre otras.
En resumen, podemos decir que el
campo de la actividad terapéutica musi­
cal aplicada a la rehabilitación de las per­
sonas con discapacidad intelectual es
muy amplio. Es importante hacer hinca­
pié en el rigor metodológico, la imagina­
ción y la creatividad del terapeuta así
como aplicar los avances que se vayan
produciendo en la investigación en este
ámbito.
retos de la musicoterapia aplicada
a la discapacidad intelectual ■ ■
■
La musicoterapia cuenta con diferen­
tes modalidades de trabajo profesional
en prevención, tratamiento y rehabilita­
ción. Atendiendo a los efectos potencia­
les que presenta, sus beneficios pueden
ampliarse y su aplicación puede alcanzar
siglo cero 242 30/7/12 17:24 Página 97
cada vez más objetivos. Para ello es nece­
sario investigar sobre nuevas áreas de
aplicación. Esta circunstancia aconseja
recoger el ejercicio de la musicoterapia
en la enseñanza universitaria, dentro del
Espacio Europeo de Educación Superior
(EEES), sistematizando las competencias,
contenidos y método de la impartición de
la materia en programas que faculten a
los futuros profesionales para el óptimo
ejercicio de esta aplicación.
Desde nuestro punto de vista, es nece­
saria una delimitación del contexto aca­
démico al que debe dirigirse: psicología,
medicina, terapia ocupacional, educación
especial, entre otros, a nivel de grado y/o
postgrado. En cualquier caso, el musico­
terapeuta deberá reunir los necesarios
conocimientos terapéuticos combinados
con los pertinentes conocimientos musi­
cales. Afortunadamente, como ya se ha
mencionado, existen en España diversas
experiencias formativas a nivel de post­
grado, que incluyen en su programa la
aplicación de la musicoterapia a la disca­
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Juan Robles-de la Puente Amelia García-Moltó
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Siguiendo a Mateos (2011) uno de los
retos de la musicoterapia es desarrollar y
aplicar códigos éticos, así como potenciar
el conocimiento y reconocimiento social
de esta especialidad terapéutica.
Aunque existen datos que muestran la
eficacia de la musicoterapia en distintos
contextos clínicos y educativos, es funda­
mental seguir avanzando en el estudio
de los efectos de la música sobre el ser
humano en general, y en la discapacidad
intelectual, en particular, con el fin de
que la aplicación de esta disciplina tenga
una mayor fundamentación científica y
una mayor eficacia. De acuerdo con
Ortega et al. (2009), los trabajos referidos
a musicoterapia deben llevarse a cabo
con un mayor rigor experimental, de
manera que permitan mostrar la eficacia
de ésta en distintos contextos. Asimismo,
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual
sería conveniente llevar a cabo más tra­
Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99
bajos referidos a población adulta con el
fin de desarrollar técnicas y procedimien­
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Vol 43 (3), Núm. 243, 2012 Pág. 84 a pág. 99

Recibido el 6 de marzo de 2012, revisado el 5 de abril y aceptado el 21 de mayo

SIGLOCERO

Dirección para correspondencia:

Amelia García-Moltó
INICO. Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico II
99

(Psicología Diferencial y del Trabajo). Facultad de Psicología. Universidad Complutense

de Madrid. Campus de Somosaguas. Pozuelo de Alarcón 28223 Madrid.
E-mail: agarciam@psi.ucm.es