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CARL JUNG SOBRE POR QUÉ REZAR 

FUNCIONA…
el 22 mayo, 2019

EL PODER DE LA PLEGARIA PARECE TENER QUE VER CON QUE


ABRE EL FLUJO AL INCONSCIENTE Y SU CAUDAL DE
NUMINOSIDAD

Como si nada, en su libro más controversial -al menos de los que publicó en
vida-, C. G. Jung deja una nota al pie:

«La plegaria, por ejemplo, refuerza el potencial del inconsciente, de esta


forma se explica el a veces inesperado poder de la plegaria.»

(Respuesta a Job, p. 94)

La plegaria -o la oración o el rezo-, nos dice Jung, nos hace entrar en relación y
tensión dinámica con el inconsciente. Esto es muy importante, pero es necesario
explicarlo. Jung considera que el inconsciente es la fuente de instintos, imágenes
y hasta propósitos no sólo individuales sino también colectivos, es «el tesoro
espiritual de la humanidad», un gran océano en el que está registrada toda la
historia de la humanidad y posiblemente del cosmos. Un fondo que además
parece tener una intencionalidad o propósito, que es unificar la psique, integrar
los opuestos, hacer completo al ser humano, algo que es equivalente a lo que en
la tradición cristiana es llamado teosis -la divinización del hombre- y en el
hinduismo es la realización del Atman. Jung, sin embargo, no afirma que el
hombre se convierta en dios a través de la manifestación de su inconsciente, sino
que el inconsciente en su hacerse consciente produce imágenes similares a las
que se han generado en las grandes religiones y que dicho proceso es
acompañado de un efecto numinoso, o de una sensación de encontrar sentido en
la vida…

A lo largo de su obra Jung sostiene que el inconsciente es algo así como un


monstruo divino, maravilloso y terrible que responde a nuestra atención e interés.
Rezar es una forma de ponerle atención a este fondo de energía e inteligencia
misteriosa que es parte de nosotros -la parte más grande de lo que somos, «el
socio mayoritario»-. Esto mismo puede ocurrir, por ejemplo, cuando realmente
hacemos un esfuerzo por acordarnos de nuestros sueños: algo se agita en lo
hondo y empieza a simbolizar (el inconsciente se comunica a través de símbolos
o imágenes que comunican algo inefable y trascendente). Rezar es en cierta
forma rezarnos a nosotros mismos, pero en nosotros mismos hay una fuerza
desconocida y autónoma, la cual puede imponerse sobre nuestra voluntad y darle
sentido a nuestra vida. Una fuerza a la vez ctónica *, celeste, titánica y
demoníaca. El ser humano sólo encuentra verdadero sentido cuando se siente
parte de algo más grande que su ego.

En una carta a un paciente, Jung escribió: «He pensado mucho sobre la plegaria.
Ella -la plegaria- es muy necesaria, ya que hace que que lo trascendente en lo que
pensamos y conjeturamos se convierta en una realidad inmediata y nos sitúa en la
dualidad del ego y el Otro oscuro». El inconsciente es, por lo menos mientras no
se ha hecho consciente, lo trascendente, un aspecto trascendente de la existencia,
a la vez íntimo y elusivo. Este diálogo nos abre a la posibilidad de experimentar
que no somos meramente un ego; hay algo más, un Otro. En el diálogo con el
inconsciente, que es el diálogo con lo trascendente, dice Jung, se abre la puerta a
«toda una esfera de conocimiento y experiencia a través de la que todas las
funciones, todas las ideas, logran entrar a un lado de nuestra conciencia
ordinaria». Como abrir la bóveda de los tesoros del mundo de los arquetipos. Así,
rezar puede ser una forma de practicar lo que Jung llamó la imaginación activa o
la función trascendente, que es una manera de abrir paso al contenido que brota
del inconsciente y su profundo manantial de arquetipos. En cierta forma la
oración es a la vida despierta religiosa lo que los sueños son a la vida psíquica,
un espacio en el cual se puede revelar la vida interior, lo que yace oculto en
nuestra psique y que puede producir una experiencia numinosa *, un encuentro
con la radical otredad * de la que habla Rudolf Otto.

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«El inconsciente quiere fluir hacia la conciencia para alcanzar la luz», dice Jung
en Respuesta a Job; «Dios quiere hacerse hombre, pero no del todo». Hay una
fuerte tensión aquí, algo que obstaculiza que se repita el eterno mito que, de
alguna manera, siempre se está produciendo en el fondo: la encarnación del
Logos, la luz que ilumina las tinieblas, que debe ser finalmente comprendida.

Lee también: ‘Mysterium Coniunctionis‘, la obra maestra de Carl Jung en la que


explica la psicología de la alquimia

FUENTE: https://pijamasurf.com/2018/07/
carl_jung_sobre_por_que_rezar_funciona/?
fbclid=IwAR2rxrojcvg2lAMJ06Aaf0DsGFIuESIh1dPGFmwfuRQFDLgyg-
tdyFVz4uA

GLOSARIO DEL BLOGUERO

*  CTÓNICA /O: adjetivo

Del inframundo o el interior de la tierra, generalmente referido a los dioses.

En el Mediterráneo era común la creencia en divinidades ctónicas.

 Origen: Del griego chthónos ‘tierra’ (como autóctono).

* numinosa /o: adjetivo

Perteneciente o relativo al numen como manifestación de poderes divinos.


«ante la presencia de lo numinoso y de lo sagrado, el hombre está ante un
misterio tremendo y fascinante»

* otredad: La otredad es no percibir al otro como igual, sino como alguien
diferente, que no forma parte de nuestra comunidad. Implica la diferenciación de
que el otro no es igual a nosotros, pero no se relaciona con algo negativo.

La otredad no implica que el otro deba ser discriminado, sino que es la


capacidad de respetar, reconocer y poder vivir armoniosamente con
esta diversidad. Esto da la dimensión de que cada persona es única e irrepetible
en el universo.

Este concepto se puede ver en la sociología, antropología y en la filosofía, así


como también en otras ciencias. El distinguir al otro como diferente a uno
mismo, es decir como alguien externo a nuestro ámbito. Esto no quiere decir que
el otro debe ser discriminado o dejado de lado, sino todo lo contrario, es un
concepto que acepta la diversidad y conlleva una convivencia entre las partes.

(…)

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