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Entier
Entierrro en decúbito ventral flexionado
en Balcón de Montezuma, V ictoria, T
Victoria, amaulipas
Tamaulipas
Uno de los basamentos que mayor número de entierros presentó fue el núme-
ro 47. De los 28 entierros explorados llaman la atención dos de ellos —el 18 y
25—, ya que tenían una loza recortada intencionalmente para que sirviera de
apoyo al cráneo; se identificaron como perinatal y un infante de 8 años respec-
tivamente (Rivera, 1996). Al sur del basamento 36 “...casi a flor de tierra se
descubrieron numerosos huesos, posiblemente humanos, muy fragmentados,
así como un entierro de dos individuos (...) colocados sobre una gran laja de
roca caliza” (Nárez, 1989: 25).
De igual forma, los entierros 11 y 1 del basa- to perdió piezas dentales ante mortem, ya que la
mento 47 “...se caracteriza(ron) por habérseles mayor parte de los alvéolos estaban reabsorbi-
colocado una hilada de piedras desde la cabeza dos. De igual forma se presentó el raquitismo y la
hasta los pies, como delineando su cuerpo” (Ri- descalcificación (Rivera, op. cit. y Nárez, op. cit.).
vera, 1996: 189).
El entierro 8 del basamento 50 —un infante
De los 28 entierros explorados en el basamen- de cinco años de edad— presentó limado en los
to 47, los dos infantes presentaron ofrendas, incisivos centrales superiores e inferiores, sin
destacando la del entierro 25; éste tenía 100 embargo, la mutilación debió haberse practi-
cuentas alrededor del cuello y 29 pendientes cado con dos años de anterioridad dada la apa-
elaborados en concha, arcilla y jadeita, una olla riencia de uso que se observa en los dientes. La
en color café y un disco de calcedonia rosa. Los importancia de este caso es que se trata del pri-
demás entierros presentaron algunos objetos mer ejemplo de mutilación dentaria infantil, por
asociados como figurillas, pipas, cuarzos crista- lo que cambia la conceptualización que de di-
linos y nódulos de hematita “...de tal forma que cha práctica se tenía1 (Peña Gómez, 1997 y Ná-
todos o casi todos debieron haber contado con rez, 1992). (Sin embargo, la mutilación dental
algún sencillo tributo, principalmente los ni- infantil no es objeto de este trabajo).2
ños...” (ibidem : 195).
Entierros en otros sitios
De este basamento se identificaron 17 restos per- de la Sierra Madre Oriental
tenecientes a infantes que van desde un perina- y Sierra de Tamaulipas
tal hasta uno de ocho años; cinco corresponden
a adultos, uno de ellos es de aproximadamente
Hacia la década de los años cincuenta, Richard
50 años y de sexo femenino, otro es un adulto
S. MacNeish realizó investigaciones arqueoló-
joven de 21 a 25 años, también de sexo femeni-
gicas en varios puntos de la Sierra de Tamauli-
no. Los estudios antropofísicos permitieron
pas. En ella se excavaron algunos entierros
conocer la edad de los individuos de Balcón de
caracterizados por haber sido colocados en po-
Montezuma, presentando en general una taza
sición flexionada o por estar sepultados en far-
de mortandad normal, ya que hay desde peri-
dos o bultos mortuorios y con poca ofrenda. En
natales hasta individuos mayores de 60 años (Cf.
uno de estos sitios se reporta la existencia de
Rivera, 1996; Nárez, 1992).
un cementerio de “fardos funerarios”, todos con
abundante ofrenda. “Se trata de una plaza de
En términos generales la orientación no parece unos cien metros de lado en donde a unos 60 cm
haber tenido un patrón determinado ya que los bajo la superficie se encontraron los enterra-
entierros se depositaron en diferentes direccio- mientos, por lo regular en vasijas y entre vasi-
nes, dependiendo quizá de las circunstancias del jas” (Merino y García Cook, 1997: 358).
terreno: el suelo es poco profundo, y por ello
los entierros se localizaron a poca profundidad.
En 1975 el antropólogo físico Arturo Romano rea-
lizó el estudio de un cráneo fragmentado e
Patología
incompleto, una mandíbula igualmente rota cortos. Fuera de la vasija aparecieron huesos lar-
e incompleta y 17 piezas dentarias, todas pro- gos de extremidades mostrando una posición en
venientes del Ejido de la Torrecilla, municipio decúbito lateral derecho (Ramírez, op. cit.). Pa-
de González, Tamaulipas. En los estudios rea- ra el arqueólogo Gustavo Ramírez es posible
lizados a los restos óseos se observó que éstos “...que se tratara de otro entierro sobre el cual
son muy similares, en cuanto a craneomorfolo- se sobrepuso posteriormente éste...” (Ramírez,
gía y craneomorfometría, a los de la Cueva de la 1998: 6), ya que apareció una pequeña vasija
Candelaria, Coahuila, que a su vez presentan trípode colocada boca abajo entre el esqueleto
un estrecho parecido morfométrico con las y el entierro 2: posiblemente se trata de la ofren-
poblaciones norte, sur, oeste y centro de Texas. da del entierro en cuestión (Cf. Ramírez, op. cit.
Con base en lo anterior es factible que “...esta y Ramírez, et al., op. cit.).
población prehispánica de la Sierra de Tamau-
lipas, biológica y culturalmente haya pertene- El entierro 3 fue secundario e indirecto, se co-
cido a Aridoamérica con fuertes contactos con locó dentro de una vasija invertida o “escudilla
Mesoamérica” (Romano, 1977: 641). funeraria”. Se recuperó parte de un cráneo y
huesos largos de las extremidades inferiores.
Este trabajo permitió definir que los restos co-
rresponden a un individuo de sexo masculino, Un cuarto entierro no se excavó por falta de
dolicocráneo, con rasgos probables de paleo- tiempo, por lo que desconocen sus caracte-
amerindio (incisivos en forma de “pala”); del es- rísticas.
tudio de las piezas dentarias se observó que la
dieta consistió en alimentos relativamente du- De igual forma se recuperaron algunos restos
ros y además se utilizaron en funciones de otro óseos humanos en el sitio Los Cuartones, Los
orden distinto al masticatorio, esto por el gra- Cuartones II y California, todos sin relación
do y tipo de desgaste de las piezas. Cabe men- anatómica (Ramírez, op. cit.).
cionar que algunas de las piezas dentarias se
perdieron antes de morir el individuo, ya que En el sitio serrano La Angostura, localizado en
se apreció la reabsorción alveolar en molares su- el municipio de Llera, Tamaulipas, se llevó a
periores e inferiores (Romano, op. cit.). cabo un rescate en el año 2000. El sitio consta
de algunos montículos de piedra y tierra en for-
En 1998, como parte de las actividades del Res- ma circular. La cerámica —aunque escasa— se
cate Arqueológico “Rumbo Nuevo”, se excava- identificó como perteneciente a los periodos
ron algunos pozos en el sitio serrano de San An- Pánuco III y IV de La Huaxteca (Ekhoml,
tonio. De los once pozos practicados, el número 1944). Entre los trabajos realizados se explora-
7 fue el que proporcionó los datos más intere- ron cuatro entierros, todos directos; tres son
santes con relación a las costumbres funerarias. primarios y uno secundario. Tres de los cuatro
Se recuperaron tres entierros, cada uno con su entierros —número 1, 2 y 3— ya estaban muy
ofrenda respectiva. deteriorados por los trabajos de acondiciona-
miento de caminos y trazo de calles.
Por diversas razones, el entierro 1 no se excavó
totalmente; tenía asociado una olla globular an- En la unidad 4, se encontraron los entierros 1 y
tropomorfa invertida sobre el cráneo (vasija ca- 2: el primero estaba en posición decúbito dor-
pital) (Cf. Ramírez, 1998a y Ramírez et al., 1998). sal flexionado, el segundo es un entierro secun-
dario y estaba apenas unos centímetros arriba
El entierro 2 se encontró cubierto por una “es- del primero. El tercero, explorado en la unidad
cudilla funeraria”, similar a las encontradas en 5, se localizó al lado del camino perimetral, es
San Antonio Nogalar. Contenía restos del crá- el más deteriorado por lo que no se pudo ob-
neo, maxilar inferior, así como huesos largos y tener su orientación precisa ni la posición; se
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ARQUEOLOGÍA 29 enero-abril 2003
localizaron los huesos del pie derecho, algunas vertebral y la cadera, para finalizar con las ex-
vértebras, costillas y fragmentos de la cadera. tremidades superiores y el cráneo.
El entierro 4 se colocó en posición decúbito dor-
sal flexionado, apreciándose en el perfil la ex- El entierro yacía sobre lajas de caliza colocadas
cavación de una fosa para su colocación (Valdo- ex profeso bajo el esqueleto delimitado por la-
vinos, 2000). jas de pedernal, al parecer en posición vertical
originalmente. El cuerpo se colocó en posición
Entierro humano en decúbito decúbito ventral flexionado, mirando al este y
ventral flexionado en Balcón en dirección norte-sur (figs. 1 y 2). No obstan-
de Montezuma, Tamaulipas te el grado de deterioro en que se encontraba, se
aprecia que es un individuo joven o adulto, de
A mediados del 2000, se tuvo noticia en el Cen- cráneo dolicocéfalo, sin deformación craneana
tro INAH Tamaulipas del hallazgo de un cráneo ni dentaria; del maxilar inferior sólo se recupe-
en la Zona Arqueológica Balcón de Montezuma. raron un molar y un premolar derecho, dos in-
Los trabajos de investigación iniciaron con el cisivos y un premolar izquierdo, todos perdidos
traslado a la zona ubicada en el Ejido Alta Cum- post mortem y presentando un fuerte desgaste,
bre, municipio de Victoria. Luego de observar algunas piezas más fueron perdidas quizás ante
el grado de exposición del cráneo y un fémur, mortem ya que presentan reabsorción alveolar
se procedió a realizar el rescate de dichos res- en los premolares (fig. 3); no se pudo determi-
tos. Los huesos quedaron expuestos por encon- nar en ese momento el sexo ya que la pelvis
trarse en una parte transitable —es el paso de estaba muy dañada.
la gente y animales, y
un sitio que sirve co-
mo desagüe natural
en temporada de llu-
vias— entre las es-
tructuras 49 y 54, en la
Plaza 2. La presencia
de varias raíces grue-
sas de encino termi-
naron por fragmentar
y dañar el esqueleto.
El entierro se locali-
zó en el primero de
dos escalones entre
las dos estructuras (al
sur de la estructura
49), depositado sobre
la huella. Se trazó un
pozo de 1 m2 siguien-
do la orientación del
esqueleto cráneo-pies
(norte-sur). La excava-
ción se realizó siguien- 0 0.1 0.3 0.5 m
do el fémur expuesto,
descubriendo poste- t Fig. 1 Entierro en decúbito ventral flexionado, localizado entre las estructuras
49 (izquierda) y 54 (derecha), Balcón de Montezuma, Tamaulipas; vista superior
riormente la columna (dibujo realizado por Víctor H. Valdovinos).
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ENTIERRO EN DECÚBITO VENTRAL FLEXIONADO EN BALCÓN DE MONTEZUMA...
explorados en el territorio nacional para el For- que se localiza en posición decúbito ventral
mativo o Preclásico, observaron que para el flexionado y con presencia de lajas de caliza deli-
periodo referido se presentan un patrón cons- mitadas por pedernal. Aunque cuenta con ele-
tante, tanto en la posición —flexionados, pre- mentos de otros entierros identificados como
dominando los sedentes, para aparecer al fi- de mayor rango —por ejemplo las lajas en los
nal del Formativo en “flor de loto”—, como en la entierros 18 y 25 del basamento 47—, no se tra-
orientación —oeste-este, principalmente—, y ta de un infante, y la ubicación también es dis-
mencionan: tinta.
Por otro lado, en El Sabinito, aún no se han en- Por otro lado, se tiene el reporte de los ejida-
contrado entierros humanos por lo que las carac- tarios de que al realizar obras públicas, han en-
terísticas de la población que habitó el lugar se contrado “huesos largos y cráneos”, muchos de
desconocen (Morelos, 1996, 1997 y Nárez, 1994).
4
En el entendido de que aún no hay fechamientos absolutos
Para el caso particular de los entierros excavados por radiocarbono u otro método que nos dé seguridad sobre
en Balcón de Montezuma, éste es el primero la datación.
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ENTIERRO EN DECÚBITO VENTRAL FLEXIONADO EN BALCÓN DE MONTEZUMA...
ellos acompañados de “ollas”; algunos más han Quizás la búsqueda de datos deba ampliarse a
sido encontrados con una “olla” sobre la cabe- otros campos de la cultura, como sus manifes-
za, por lo que es posible que se trate de vasijas taciones culturales evidenciadas en posición y
capitales. Se tiene noticias de esta práctica para orientación de los entierros humanos. Aunque
finales del Clásico en la Huaxteca y con más podría resultar más difícil lograr establecer la
seguridad para el Posclásico en enterramientos presencia de grupos huaxtecos en la sierra a par-
de la costa (Ochoa, 1979). Desafortunadamen- tir de estos datos, la combinación de ellos jun-
te no contamos con más datos referentes a los to con otros aún no explotados podría llevarnos
entierros como la edad, sexo, deformación a proponer una hipótesis alternativa.
craneana o dentaria, ya que los restos fueron en
todos los casos puestos en bolsas y redeposita-
dos en otro sitio (Valdovinos, 2000). Tal parece
que esta descripción tiene correspondencia con
algunas prácticas funerarias realizadas por los
huaxtecos, sin embargo no es posible asegurar
la presencia de este grupo étnico en la sierra a
partir de una descripción.
b i b l i o g r a f í a
• Du Solier, Wilfrido • Nárez, Jesús
1947.“Sistema de entierros entre los 1989. “Informe de los trabajos de la
Huastecos Prehispánicos”, Journal segunda temporada de campo del
de la Societé des Americanistes, Proyecto Arqueológico ‘Balcón de
núm. XXXVI, París, pp. 195-214. Montezuma’, Tamaulipas”, México,
t. I, marzo-julio 1989, mecanoescrito.
• Ekholm, Gordon
1944. “Excavations at Tampico and 1992. Materiales Arqueológicos de Balcón de
Panuco in the Huasteca, México”, Montezuma, Tamaulipas. Catálogo de
Anthropologist papers of the National Colecciones Arqueológicas
Museum of Natural History, del Instituto Tamaulipeco de Cultura,
vol. XXXVIII, part V, New York, México, INAH.
pp. 321-509.
1993. “Proyecto Arqueológico ‘El
• García Cook, Ángel y Beatriz Merino Carrión Sabinito’ Municipio de Soto la Marina,
1989. “Investigación arqueológica Tamaulipas. Informe de la Primera
en la cuenca baja del Pánuco”, en Temporada de Campo”, México,
Lorena Mirambell S. (coord.), Subdirección de Estudios Arqueológicos
Homenaje a José Luis Lorenzo, del INAH, Consejo Estatal para
México, INAH (Científica, núm. 188). la Cultura y las Artes, INAH,
mecanoescrito.
• Guevara Sánchez, Arturo
1993. “Rescate y Consolidación de • Ochoa Salas, Lorenzo
la zona arqueológica de Las Flores, 1979. Historia Prehispánica de la Huaxteca,
en Tampico, Tamaulipas”,, México, Universidad Nacional
Arqueología, núms. 9-10, México, Autónoma de México, Instituto
INAH, pp. 35-43. de Investigaciones Antropológicas.