El Video Assistant Referee, conocido en español como videoarbitraje, tiene
como objetivo ayudar al árbitro a evitar errores graves durante un partido de fútbol, como por ejemplo un penal claro no pitado o un gol efectuado en offsite. A diario tomamos decisiones que afectan nuestra vida, y muchas de estas decisiones son sobre hacer el bien o el mal. En la mayoría de los casos resulta fácil actuar moralmente cuando el pecado que estamos a punto de cometer, tiene repercusiones públicas; pero ¿Qué sucede cuando lo que estamos a punto de consumar es incorrecto y se lo hace en lo oculto?, es decir cometer pecados de los que nadie se enterará. ¿Necesitamos un VAR espiritual para que se nos indique lo mal o lo bien que estamos? “¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?” Isaías 29:15. Cuando desarrollas una intimidad con Dios, recibes de parte del Espíritu Santo la convicción y la capacidad de conocer y actuar frente a lo que es bueno y lo que es malo. Normalmente, conoces que algo está mal pero no tienes la fuerza para decir ¡No!, sin embargo, cuando haces equipo con el Espíritu Santo, Él te da de la fuerza para rechazar lo incorrecto en tu vida; mira lo que dice en Gálatas 5:6, “Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.” Una de las reglas del uso del VAR en un partido es que ni el árbitro, jugadores, o entrenadores pueden pedir la asistencia del VAR, solo el propio VAR puede recomendar al árbitro que vaya a revisar una jugada. Existen momentos en que no somos capaces de detectar pecados en los que estamos inmiscuidos y sólo el Espíritu Santo nos muestra esta realidad. Apreciado lector debes entender que la decisión de actuar en santidad tiene repercusiones eternas. No pierdas tu salvación por un plato de lentejas, mantente en comunión con Dios y persevera haciendo siempre lo correcto. “Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.” 1 Corintios 9:25 Lic. Héctor Montiel Insta y Fb @hmontielc