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Mestizaje y Diversidad Cultural en Al Andalus

Evaluación 1

Nombre: Millaray Ceballo

1. Reflexione en torno a la noción de orientalismo planteada por Edward Said y


destaque su importancia como filtro para el abordaje que hacen distintas disciplinas
en relación al Oriente árabe-islámico y al estudio de Al Andalus.

Al Andalus fue el nombre con el que denominaron los árabes a la expansión del Islam a
partir del S.VII (711) hasta el S.XV (1492) en la Península Ibérica. Fue un espacio muy
rico y diverso culturalmente, debido a la convergencia de varios pueblos definidos por
origen étnico y religión, como los judíos, bereberes, muladíes, árabes y mozárabes, lo que
permitió conformar una sociedad andalusí multicultural, polilingüista y multirreligiosa.

Pese a este contexto, muchos autores que escriben desde occidente y estudian al territorio
de Al Andalus lo hacen desde una perspectiva orientalista, cayendo en estereotipos,
prejuicios y negacionismos que se alejan de la realidad andalusí durante el periodo
comprendido. Para defender esta afirmación, el presente ensayo reflexivo propondrá una
serie de argumentos que ayuden a desmentir la visión orientalista acerca de Al Andalus.
Siguiendo esta misma línea, se plantean como objetivos; identificar algunas de las
propuestas orientalistas que se tienen de Al Andalus, cuestionarlas y formular nuevas
perspectivas.

El primer argumento, pese a no referirse específicamente a un hecho puntual de Al-Andalus


se condice con el territorio y no puede entenderse como algo excluyente, con esto me
refiero a los prejuicios y visiones orientalistas que se tenían/tienen acerca del Islam,
religión con la que llegaron los árabes al espacio que paulatinamente se conformaría como
Al Andalus. Diversas teorías se dedicaron a demonizar al Islam, planteando incluso que
Mahoma habría sido adoctrinado por Bahira (un monje hereje que se sale de la Iglesia) con
el propósito de atacar al cristianismo, otros plantearon que no fue inducido por un monje,
sino que él mismo fue el monje hereje inducido por el diablo a atacar a la religión cristiana.
Independiente de la teoría, el hecho es uno, la demonización del Islam y su visión
orientalista tras estos análisis, sin darse el tiempo de conocer la religión y sus preceptos.

El segundo punto de análisis se sitúa en la historiografía, donde autores como Henry


Pirenne consideran que con la irrupción del Islam —irrupción no como un concepto menor
ni neutral, puesto que transmite la idea que el Islam significó una aparición violenta y
repentina, como una especie de invasión y hecho catastrófico— se habría “desviado a la
historia de su propio caudal”. Antes de continuar, es pertinente y necesario añadir a la
discusión un pensamiento de Edward Said (1978), respecto al orientalismo, donde plantea
lo siguiente:

El orientalismo se puede describir y analizar como una institución colectiva que se


relaciona con Oriente, relación que consiste en hacer declaraciones sobre él, adoptar
posturas con respecto a él, describirlo, enseñarlo, colonizarlo y decidir sobre él; en
resumen, el orientalismo es un estilo occidental que pretender dominar, reestructurar
y tener autoridad sobre Oriente. (p.3)

Esto es precisamente lo que Henry Pirenne y otros historiadores o intelectuales hacen,


buscando imponer una visión histórica orientalista, sesgada, prejuiciosa, desde una posición
de poder acerca de lo que ocurrió en la península Ibérica —incluso en el mundo— con la
llegada de los árabes y el Islam. Pero como bien se ha podido estipular con nuevos estudios
historiográficos, la población árabe-musulmana en vez de perjudicar a la península, la
benefició en aspectos políticos, científicos, arquitectónicos, filosóficos y culturales, entre
muchos otros.

Otra concepción orientalista que se tuvo/tiene acerca de Al Andalus, fue que se consideraba
a este espacio como un territorio intolerante con las demás culturas que allí habitaban,
imponiéndoles supuestamente la conversión forzosa al Islam. Sin embargo, con lo que se
pudo corroborar durante las cátedras del curso, en Al Andalus se produjo una convergencia
multicultural, donde los pueblos monoteístas (dimmies) —que no profesaran el Islam—
podían habitar y practicar su religión mediante el pago de un impuesto llamado yizya. Lo
que le permitió al Islam ser un espacio multicultural, polilingüista y multirreligioso,
conformado por judíos, bereberes, muladíes, árabes y mozárabes. Además, hay que tener en
consideración que las personas no se podían convertir al Islam por medio de la coacción o
coerción, sino que debía ser una decisión absolutamente autónoma y libre, lo que desmiente
la aseveración orientalista planteada en un inicio.

Por el contrario, una vez que los reinos cristianos lograron la conquista de la Península
Ibérica, en el año 1492, con la caída del Reino de Granada, mediante la violencia. Sí
obligaron a la población musulmana a convertirse forzadamente al cristianismo,
sometiendo —luego de su conversión— a la población morisca a una serie de “pruebas”
para corroborar que realmente habían sido conversos, por ejemplo hacerlos comer carne de
cerdo, actividad que en el Islam no está permitida. Visto de este contexto, cabe preguntarse
y replantearse, ¿Quiénes fueron los intolerantes?

A modo de conclusión, además de enfatizar que se logró desmentir y deconstruir los


planteamientos orientalistas tanto historiográficos como culturales acerca de la realidad de
Al Andalus (711-1492) que se analizaron a lo largo del ensayo, quisiera cerrar este escrito
invitando a la reflexión, al cuestionamiento, al re pensamiento y replanteamiento acerca de
las categorías, “verdades” y análisis que se nos imponen acerca del territorio andalusí y la
población árabe-islámica. Es importante y necesario, no solo quedarse con fuentes
occidentales acerca de estas realidades que muchas veces tienden a caer en prejuicios
sesgados y totalizantes, para también conocer fuentes, relatos y autores propios de la
realidad andalusí. No obstante, con esto no busco plantear que solo personas provenientes
de cierta cultura o espacio —en este caso andalusí— puedan escribir acerca de lo que allí
acontece o aconteció, porque de hecho yo misma escribo desde un lugar de enunciación
distinto, sino que apelo al escribir desde el respeto y la intención de reconstruir y acercarse
a las realidades árabe-islámicas con nuevas perspectivas, estudiando su contexto y sus
propias vivencias; y no venir desde fuera a imponer una “verdad” totalizante, cargada de
los conceptos y pensamientos occidentales.

Bibliografía

- Said, E. (1978). Introducción. En Orientalismo (pp. 1-29).


2. ¿Por qué es imposible para Núñez Muley aceptar las nuevas ordenanzas de
asimilación a las normas cristianas impuestas para los moriscos? ¿Cuáles son estas
normativas? ¿Soluciona Núñez Muley el problema? (Profesora María Olga
Samamé).

El Memorial de Francisco Núñez de Muley (1566) es una respuesta dirigida a don Pedro de
Deza, presidente de la Chancillería de Granada, que buscaba evitar la aplicación una serie
de normativas prohibitivas a costumbres y prácticas culturales de los moriscos (también
conocidos como cristianos nuevos, puesto que eran descendientes de musulmanes que
fueron obligados a convertirse al cristianismo). Las normativas eran las siguientes:

 Prohibición definitiva al lenguaje árabe. No solo a hablarlo, sino también a


escribirlo.
 Prohibición de los sobrenombres y apellidos en árabe.
 Prohibición de la vestimenta y del velo tradicional. Ámbito a que afecta
principalmente a las mujeres, puesto que en los varones ya estaba introducido el
hábito castellano.
 Prohibición de fiestas y música (las zambras) pero también de las reuniones que
llevan implícitas
 Prohibición de los baños donde se asocian las costumbres higiénicas a prácticas
musulmanas.
 Obligación de mantener las puertas abiertas de las casas los viernes, domingos y
días de fiestas.
 Prohibición de tener esclavos negros.

Es importante entender el contexto y desde la posición que escribe Francisco Núñez Muley
para poder comprender con mayor profundidad su ferviente oposición a estas ordenanzas.
Núñez Muley fue un personaje de la alta sociedad de la Granada cristiana posterior a la
conquista y uno de los líderes de la comunidad morisca en el antiguo reino, lo que lo hace
escribir desde una posición híbrida, pero en pro de la defensa de las costumbres y prácticas
culturales moriscas, ya que consideraba que las prohibiciones que se buscaban impulsar
eran una imposición de ideas y un etnocidio planificado, que pretendían borrar la memoria
de este grupo, junto con eliminar lo morisco de los moriscos, lo que conllevaría la
‘destrucción’ y ‘perdición’ del grupo.

Para este propósito, Núñez Muley emplea una serie de argumentos jurídicos, apelando a los
derechos de los ‘naturales’, estos argumentos los ordena de la letra a hasta la letra n, donde
va analizando punto por punto cada prohibición y planteando en profundidad el porqué de
su oposición a estas nuevas imposiciones. Por ejemplo en el punto e. plantea que “las
tradiciones son neutras, no religiosas. Ni los baños públicos ni las zambras tienen que ver
con el Islam” (Núñez Muley, como se citó en Perceval, 2009). De esta forma también
defiende la lengua árabe y su escritura, la vestimenta y joyas moriscas, el velo, la higiene,
etc. Apelando sobre todo a que estas prácticas culturales no tienen que ver con el Islam y
que los moriscos respetan las autoridades reales.

Como ya se mencionó anteriormente Núñez Muley, escribe desde una posición híbrida
(clase/casta – nación/etnia), lo cual denota las intenciones de este importante personaje del
S.XVI, el problema es que él tenía el afán de hacer converger esta hibridez y conseguir una
armonía entre las prácticas culturales moriscas en territorio ahora dominado por los reyes
católicos (post conquista). Sin embargo, pese su Memorial no logró su cometido, porque
los reyes católicos no tenían la intención de que ambas culturas convergieran, sino que
buscaba exterminar la cultura morisca y transformarlos completamente a los parámetros del
catolicismo, borrando su lengua, cultura, costumbres, vestimentas y cualquier vestigio de su
historia y memoria. Es por ello que el conflicto no pudo solucionarse, porque es imposible
el diálogo entre “una etnia agredida en un país colonizado” (Perceval, 2009) y los
conquistadores. Y, como era predecible, fueron los conquistadores dominantes quienes se
impusieron sobre la tradición morisca.

Bibliografía

- Perceval, M. J. (2009). “El memorial de Núñez Muley (1566) a la vista de los


estudios poscoloniales o ¡qué difícil es bañarse en Granada!”. En F. Benlabbab & A.
Chlakha, (Eds), Los Moriscos y su legado desde esta y otras laderas. Instituto de
Estudios Hispano Lusos.
3. ¿Cuáles son los poemas de “voz femenina” que conoce y cuáles son las
características de la poesía de la princesa Wallada que más le llaman la atención?

A lo largo de las cátedras se pudieron analizar distintos poemas de “voz femenina” muy
variados entre sí, escritos por poetizas provenientes de heterogéneos estatus sociales, desde
esclavas hasta princesas, como Wallada.

Cuando se habla de poemas en voz femenina es muy importante destacar las jarchas (salida
o final), fueron breves composiciones líricas que cerraban las muwwasahas (poesía
estrófica). “La mujer se dirige directamente a su amado, requiriéndole de amores. En ellas
se manifiestan claramente el deseo femenino, a veces imperioso, por la caricia o el acto
sexual” (Rubiera, 1990: 41). Como se puede aprecia en este fragmento que explica qué es
una jarcha, se puede destacar que el tópico principal es el amor y que van dirigidas al
habibi (amigo/amante) de la poetisa. Un ejemplo de jarcha es el siguiente:

Si os vais, ¿oh señor!,


Antes quiero besaros la boca roja,
Bermeja como cúrcuma.
(Anónima, como se citó en Rubiera, 1990: 43)

Esta jarcha demuestra explícitamente un tópico amoroso, donde le manifiesta a su habibi


sus deseos por besarle la boca, algo muy común además es el uso de la metáfora, utilizada
en este caso en el tercer verso. No obstante, las poetizas también escribían acerca de otras
temáticas —además del requerimiento— mediante sus canciones, entre las que se
encontraban las canciones de queja, de confidente, de ausencia, de cuna y las albas.

Otro de los poemas de voz femenina que conozco es el escrito por Safiyya Bint ‘Abd
Allah de Málaga (S.XI). No se sabe mucho de ella, pero presume que fue de una familia
acomodada, “su orgullo era tener buena letra y la caligrafía ocupaba” (Rubiera, 1990: 93)

Ella me ha puesto faltas a mi caligrafía


Y le he dicho: ¡Basta!
Te mostraré las perlas del collar de mis líneas;
Le he pedido a mi mano
Que escriba las mejores letras,
He buscado mis cálamos,
Mis hojas y mi tintero;
He escrito estos tres versos
Que he compuesto para mostrarle mi escritura
Y he dicho: ¡Mira!

Este poema demuestra la variedad de temas acerca del que escribían las mujeres, en éste la
poetisa busca demostrar su intelecto y su capacidad de escribir, buscando el reconocimiento
de su maestra por su buena y notable escritura.

Por otro lado y en un contexto muy distinto al anterior, se encuentra el poema de Vélez,
mujer de la que no se sabe su nombre, por lo que fue nombrada por su lugar de nacimiento.
“Era analfabeta por lo que debió aprender a hacer poesía de manera oral” (Rubiera, 1990:
123).

La mejilla de mi amado es como una rosa


por la belleza de su blancura;
Cuando está entre la gente es irritable,
Pero, a solas, es amable.
¿Cuándo se hará justicia al oprimido,
cuando el injusto es el juez?
Como ya se mencionó, la temática es muy distinta a la anterior, aquí se aprecia una especie
de tristeza porque su amado no es igual con ella cuando están en público, como cuando
están a solas.

Por último, quisiera destacar una canción de queja. Que transmite su angustia por la
agresividad (al parecer en el ámbito sexual) por parte de su habibi, donde señala:
¡Por Dios!, me desahogué gritando,
Me ha roto mi pecho,
Me ha herido mis labios
y me ha deshecho el collar
(Anónima, como se citó en Rubiera, 1990: 49)

Respecto a los poemas escritos por la princesa Wallada de Omeya, me gustaría destacar una
de las estrofas de sus poemas, para explicar qué es lo que me llama la atención de sus
escritos.
IV
Sátira del seis, contra Ibn Zaydūn
Te apodas el seis
Y este mote no te dejará mientras vivas:
Pues eres marica, puto y fornicador,
Cornudo, cabrón y ladrón.

Ibn Zaydūn era el amado de la princesa Wallala, quien la dejó (como señala en otro de sus
poemas) por una esclava negra, ella fuertemente dolida, sobre todo en su orgullo, decide
dedicarle un poema donde lo trata muy mal, como se puede apreciar en el fragmento
escogido. Quise destacar esta parte porque es una mujer que no tiene miedo a escribir lo
que siente y piensa, se expresa con libertad, coraje y entereza. No teme a lo que digan los
demás y se muestra firme y orgullosa de quien es.

Aunque, no solo escribe poemas como este, con insultos y desde la rabia, he aquí
precisamente otro de los puntos que me llama la atención de sus poemas, es una mujer con
una variedad temática en sus poemas increíble, demostrando en algunos; sensualidad,
coquetería, amabilidad, orgullo por sí misma en una autoalabanza, etc. Fue una mujer libre,
que vivió su amor en libertad y como dije, no tuvo miedo a expresar sus emociones y
pensamientos a través de sus escritos, lo que me parece sumamente destacable.

Bibliografía
- Rubiera, M. J. (1990). Poesía femenina hispanoárabe. Editorial Castalia.

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