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PROTOCOLO DE INTERVENCIÓN

FISIOTERAPÉUTICO Y EJERCICIO COMO


FACTOR PREVENTIVO EN LESIONES DE
RODILLA EN DEPORTISTAS ADOLECENTES
QUE PRACTICAN FUTBOL

Citlali Chávez Martínez


UNIVERSIDAD BENITO JUÁREZ GARCÍA
1

Dedicatoria y agradecimientos

La presente tesis le dedico a mi familia

A mis padres por brindarme la oportunidad de darme estudio y siempre brindarme su apoyo
y amor incondicional, que son el motor para impulsarme a mis sueños y quienes han sido mi
mejor guía

A mi hermana Dulce que a pesar de la distancia, ella me a enseñado a valorar las cosas y que
gracias a sus regaños y exigencias me han ayudado en mi persona y aprender a ser una
persona exitosa

A mi hermana Diana por darme los mejores consejos para seguir adelante y también a ella e
aprendido a valorar las cosas, el amor que siempre me a brindado siempre.

A mi cuñado por darme buenos consejos en la vida y valorar lo que tengo

A mis sobrinas por darme el amor incondicional y mostrarme ese amor tan grande y que ellas
sean mi motor para poder darle buen ejemplo

A mis mascotas porque en los desvelos de estudio y trabajo me acompañaron


2

Índice de contenido

Dedicatoria y agradecimientos ............................................................................................................ 1


Índice de contenido ............................................................................................................................. 2
Capitulo I. Introducción ....................................................................................................................... 3
1.1 Descripción del Problema .................................................................................................... 3
1.2 Justificación ............................................................................................................................... 4
1.3 Delimitación ............................................................................................................................... 5
1.4 Objetivos .................................................................................................................................... 6
1.5 Hipótesis..................................................................................................................................... 6
Capitulo II. Investigaciones Preliminares ............................................................................................ 7
2.1. Concepto de lesión deportiva .................................................................................................... 8
2.2 Lesiones más frecuentes en rodilla por futbol ......................................................................... 10
Esguince medial ........................................................................................................................ 12
Ligamento cruzado anterior (LCA) ....................................................................................... 12
Rotura de Meniscos.................................................................................................................. 13
Lesión de Cartílago .................................................................................................................. 13
Causas de lesión de rodilla en el futbol.......................................................................................... 14
Tipos de lesión de rodilla en futbol................................................................................................ 15
Síntomas de las lesiones de rodilla ................................................................................................ 15
Lesión de Ligamento Cruzado Anterior..................................................................................... 16
Función del LCA ........................................................................................................................ 18
Lesiones Meniscales .................................................................................................................. 22
Mecanismo de lesión.................................................................................................................. 23
Diagnóstico clínico .................................................................................................................... 24
Diagnóstico por imagen ............................................................................................................. 25
Tipos de lesiones ........................................................................................................................ 26
Lesiones multiligamentarias de rodilla .......................................................................................... 27
prevención de lesiones deportiva. Modelos preventivos y características. .................................... 40
El concepto integral de la rehabilitación en el deporte Distintivamente........................................ 49
Terapéutica en rehabilitación deportiva ......................................................................................... 63
Clases de ejercicios pliométricos ................................................................................................... 67
3

Bibliografía .................................................................................................................................... 78

Capitulo I. Introducción

1.1 Descripción del Problema

El ejercicio se trata de una actividad física la cual debe ser planificada y estructurada, esto
con el objetivo de mantener o en su defeco, mejorar las condiciones de la actividad física
practicada por el deportista o atleta.

Realizar una prescripción adecuada del ejercicio garantiza llegar a un proceso de tipo
sistematizado, ordenado y a su vez, individualizado acordé a las necesidades fisiológicas y
adaptativas del deportista, teniendo como resultado los efectos de acondicionamiento físicos
aceptables para la actividad deportiva o física reduciendo los índices de lesión durante el
ejercicio.

El fisioterapeuta cumple un rol importante para efectuar, analizar y determinar las cualidades
del acondicionamiento especializado individual del deportista, cumpliendo así con los
lineamientos de promoción a la salud acordé al atleta que lo requiere, así como a la sociedad
en general. De esta manera, el ejercicio terapéutico, se vuelve una herramienta eficiente para
lograr dichos objetivos, visto desde el punto de vista científico y basado en la evidencia,
dosificar el ejercicio a través de un tratamiento planificado a través del ejercicio terapéutico,
garantiza el estado preventivo de lesiones, trabaja en el estado patológico congénito y
adquirido favoreciendo así, el proceso de readaptación física del paciente que lo requiere.

Dicho sea de paso, el fisioterapeuta al generar una dosificación del ejercicio adecuadamente,
mejorar las condiciones físicas del deportista o paciente, aumenta la confiabilidad de la
práctica deportiva, eleva la autoestima y facilita la movilidad durante las prácticas deportivas
que se mostraron afectadas o limitadas por diferentes estados patológicos. Si bien es
conocido, el ejercicio individualizado mejorar la calidad de vida del paciente, genera
adaptación al ambiente, disminuye el riesgo de lesiones y favorece los estado crónicos
inflamatorios, así como reducción de dolor, aumento de la flexibilidad muscular, de tejido
4

facial y aumento del tono muscular, beneficia el proceso de respiración celular, aumentando
las capacidades aeróbicas y anaeróbicas, así como aumento de las capacidades de potenciales
de acción en las fibras musculares implicadas en la actividad física.

Por otro lado, es necesario tomar en cuenta que el tratamiento de las lesiones se proyecta en
dos fases principales: la fase de recuperación biológica y la fase de recuperación funcional
de los elementos articulares, musculares y tendinosos que se ven afectados por lesiones.

En ambas fases, el fisioterapeuta se vuelve un eje principal para planificar un programa de


actividades físicas que reintegren al deportista a su práctica deportiva, con la finalidad de
prevenir lesiones y aumentar su capacidad física, explotando sus sentidos al máximo
potencial posible.

De esta forma, se obtiene la siguiente pregunta rectora de investigación: ¿Cuáles son los
efectos biomecánicos, fisiológicos y terapéuticos de la realización de un protocolo de
intervención fisioterapéutico y ejercicio como factor preventivo en lesiones de rodilla en
deportistas adolecentes que practican futbol?

En tanto que, las preguntas secundarias, son las siguientes:

1 ¿Cuáles son las principales lesiones en rodilla que afectan al futbolista?


2 ¿Cuáles son los beneficios de generar un protocolo de intervención terapéutica en el
futbolista para prevenir lesiones en rodilla?
3 ¿Cuáles son las principales estructuras anatómicas que se lesionan durante la práctica
deportiva de futbol?

1.2 Justificación

La Presente investigación se encuentra enfocada en realizar un protocolo de intervención


basada en la dosificación de factores terapéuticos en el ejercicio cuya finalidad es centrada
en disminuir el riesgo de lesiones de rodilla en los deportistas que practican futbol con un
rango de edad de 13 a 17 años, cabe resaltar que la importancia de poder realizar un protocolo
eficiente conlleva, a su vez, a generar un campo amplio para proceder al tratamiento y
5

corrección de múltiples estados patológicos que se miran involucrados en futbolistas debido


a diferentes factores que intervienen durante la práctica deportiva.

Generar, al mismo tiempo una dosificación especifica o individualizada en el deportista


garantiza también la adecuada adaptación al deporte, mejora el rendimiento del deportista y
aumenta la agilidad a través de la potencialización de las estructuras musculoesqueléticas
que se muestran involucradas en la actividad física, mejora la flexibilidad de los ligamentos
cruzados, ligamentos colaterales, aumenta la proliferación del líquido sinovial, conceptualiza
la compresión de meniscos y mejorar la flotabilidad del impacto de recepción de las bursas
del complejo articular en rodillas, así como el aumento de la potencia y tono de las diferentes
regiones musculares de los miembros inferiores.

De acuerdo con Sánchez et al (2020), en un estudio realizado a 200 jugadores de futbol en


Lima, Perú, se encontró como resultado a través de un muestreo de tipo probabilístico
aleatorio que el 81,5% de los participantes manifiestan dolor en la articulación de la rodilla
debido a una mala praxis deportiva, factor aunado a la ausencia de un protocolo de
actividades físicas que dosifiquen el ejercicio antes y durante la actividad física. Es por ello,
que la presente investigación se justifica al emplear los datos basado en la evidencia
científica.

Por otro lado, el presente estudio beneficia a la sociedad deportiva, así como al público lector
en general al mostrar los aspectos importantes para la actividad física, al mismo tiempo,
beneficia al área fisioterapéutica al anexar información sobre la importancia de la
dosificación de la actividad física, formando parte del acervo bibliográfico como antecedente
de información para futuras investigaciones científicas o con fines que se correlacionan a la
práctica deportiva.

1.3 Delimitación

El presente estudio de investigación está delimitado a partir de los siguientes aspectos:

Delimitación espacial: la presente investigación se llevó a cabo con deportistas que practican
futbol en la Unidad Deportiva Mario Vazquez Raña, ubicada en la ciudad de Puebla.
6

Delimitación temporal: el tiempo de trabajo empleado para la realización de la investigación


comprende un periodo de 4 meses que dio inicio en el mes de septiembre, finalizando en el
mes de diciembre del 2022, tiempo durante el cual, se emplearon el uso de los contactos
requeridos para ser llevado a cabo el proceso de investigación.

Delimitación conceptual: Fue tomado en cuenta como apartado principal los efectos de la
dosificación del ejercicio en deportistas de futbol, siendo adolecentes que comprenden un
rango especifico de edad de 13 a 17 años.

1.4 Objetivos

Describir un protocolo de intervención fisioterapéutico que favorezca al deportista que


realiza la práctica deportiva de futbol a través del análisis biomecánico y deportivo de
futbolistas de la unidad deportiva Mario Vazquez Raña, así como la evaluación física a través
de la anamnesis con la finalidad de prevenir lesiones del complejo articular de rodilla durante
la actividad física que generan incapacidad progresiva en el deporte.

• Describir las principales causas que generan lesiones en rodilla que afectan al
futbolista.
• Establecer los beneficios de generar un protocolo de intervención terapéutica en el
futbolista para prevenir lesiones en rodilla.
• Identificar las principales estructuras anatómicas que se lesionan durante la práctica
deportiva de futbol.

1.5 Hipótesis

Si se realiza de manera coherente un protocolo de actividades físicas para el deportista antes,


durante y al finalizar sus actividades físicas, por ende, el futbolista podrá disminuir el riesgo
de lesiones en la articulación de la rodilla que se presentan de manera frecuente durante la
práctica del deporte.
7

Capitulo II. Investigaciones Preliminares

La constante manifestación de lesiones en las prácticas deportivas representa, en un orden


estricto, un factor que genera preocupación desde el ámbito del deportista como del experto
en el área de la salud tratante por muy diversos factores, entre los que destacan:

• tiempo de inactividad deportiva


• pérdida de las capacidades físicas debido a la inactividad
• pérdidas económicas
• posibles futuros miedos al enfrentarse a situaciones parecidas a las que se produjo la
lesión

Por mencionar algunos, por ende, son cada vez más los estudios y esfuerzos centrados en la
prevención y readaptación de lesiones, para minimizar todos estos factores que perjudican la
práctica deportiva y los intereses que a ella rodean. Es por ello, que tras realizar el análisis
subjetivo sobre el contexto en el que se han desarrollado de manera constante la formación
de deportistas en futbol se puede observar la necesidad de crear una serie de protocolos de
intervención fisioterapéutica que aborden los procedimientos a seguir con la finalidad de
generar la prevención y readaptación de lesiones, por tal manera la importancia en la cual
radica la creación de protocolos preventivos fisioterapéuticos se basan y al mismo tiempo se
fundamentan en lograr crear una herramienta útil para el trabajo de los distintos profesionales
del club, así como para formar parte del antecedente de tratamientos que puedan ser eficientes
a los entrenadores, fisioterapeutas deportivos y los mismos jugadores.

Cuando se habla especialmente de un deporte de alto rendimiento, este siempre representa


una actividad problemática dentro de la promoción de la salud puesto que por su naturaleza
existen dos riesgos claves (Devis y Peiró, 2019): en primer lugar, el control de su intensidad
y, en segundo lugar, la posibilidad de lesiones que afecten al sistema osteoarticular y
muscular. Siguiendo una visión sistémica de lo que representa de amanera integral el
entrenamiento, ambos conforman aspectos esenciales dentro del proceso entrenamiento-
competición.
8

En el subsistema del control del entrenamiento es esencial que el fisioterapeuta pueda incluir
los aspectos y datos específicos que suelen ser recolectados a través de la anamnesis durante
el proceso de examinación y valoración de la calidad del deportista, así como de su estado de
función biomecánica que facilitan y permiten la retroalimentación, y, de ser el caso, la
adaptación del proceso de entrenamiento (modificación de orientación o magnitud de las
cargas de entrenamiento, inclusión o exclusión de contenidos, etc.). Es un entrenamiento
optimizador.

En cuanto a la aparición de lesiones, obliga a modificar los programas de entrenamiento, por


cuanto requieren una interrupción parcial o total del proceso de entrenamiento y son un hecho
prácticamente habitual en la mayoría de las disciplinas deportivas. Su seguimiento, control,
análisis de los factores etiológicos, curso y evolución son un elemento crítico que puede
proporcionarse con los medios de control adecuados. La relación que existe de manera directa
entre deporte de rendimiento y la salud a corto plazo, exige un constante equilibrio entre
ambas dimensiones ya que, los problemas de salud afectan negativamente al rendimiento
impidiendo, precisamente, el logro de su objetivo fundamental: es rendir deportivamente
hablando.

2.1. Concepto de lesión deportiva

De acuerdo con un estudio realizado por parte de Alfonso (2018) de acuerdo a una Encuesta
Nacional de Deportes efectuada en el 2018 por parte del Ministerio de Deportes, en Chile se
reportó sólo un 33,8% de las personas ejecuta ejercicio físico de forma regular, o por lo
menos, de manera en la cual se hacen las recomendaciones por parte de la Organización
Mundial de la Salud (OMS). A pesar de ello, es notable el aumento gradual y paulatino que
se observa por parte de la práctica de ejercicio físico a lo largo de los años, que es realizado
principalmente por cuenta propia (no como parte de un club u organización) y que, por ende,
no existe un orden en el sentido estricto de cómo se efectúa el ejercicio de manera dosificada.

Sin embargo, a pesar de la gran variedad de existencia de la abundante literatura sobre


lesiones deportivas en sus múltiples variantes, aún existen muchas discrepancias,
fundamentalmente en torno a la epidemiología, y ello se debe a las excesivas definiciones e
9

interpretaciones de lesión, lo que implica que las metodologías para la obtención de datos
son diferentes de unos investigadores a otros, situación por la cual, tanto atletas como
profesionales de la salud mantengan una información discrepante en torno a la cuestión de
las lesiones, su etiología y sobre todo su fisiopatología. Es difícil precisar la incidencia y la
prevalencia de las lesiones deportivas debido a esa variabilidad en las definiciones y a la falta
de métodos estandarizados durante el proceso de obtención de información que permita
comparar las numerosas bases de datos existentes que contienen dicho contenido, por lo
tanto, generar un estándar base, que permita al usuario conocer la sintomatología desde un
punto de vista central, ayudara a reconocer y tratar de manera eficiente la lesión.

Por ende, la palabra lesión, se trata de un término que se aplica a todos los procesos que
cursan con una destrucción o alteración de la integridad de un tejido o parte del organismo,
esto visto desde el punto de vista general, es decir, que el proceso de afección puede ocurrir
durante una actividad que no precisa exclusivamente una actividad deportiva, sino más bien,
que se trata de una alteración en la aceptación de cualquier actividad que genera la
intolerancia en cierto punto. Cuando estos procesos ocurren durante la práctica de actividad
física o deporte, se habla de lesión deportiva.

Lesiones deportivas son aquellas que son producidas durante la práctica deportiva con
propósito de diversión, salud o con fines profesionales que secundan a un hecho que altera el
estado homeostático. De esta manera se entiende lo siguiente, una lesión deportiva puede ser
causada tanto por accidentes como por sobreuso, y no difieren necesariamente de las
resultantes de la actividad no deportiva. Para que sean consideradas como lesiones deportivas
debe existir una relación causal entre el quehacer deportivo y la patología como un efecto de
relación íntima que van entrelazadas para que se pueda manifestar un factor del otro.

Por lo tanto, Del Valle et al (2018) argumentan que se entiende por lesión deportiva,
“Cualquier tipo de lesión, dolor o daño físico que se produce como resultado del deporte, la
actividad física o el ejercicio”, principalmente aplicado a lesiones que comprometen el
sistema músculo – esquelético (5). Su incidencia está poco estudiada en población general

El término “lesión deportiva” se refiere a los tipos de lesiones que ocurren con mayor
frecuencia durante los deportes o el ejercicio, como esguinces, torceduras y fracturas por
estrés. Este tema de salud se centra en los tipos de lesiones deportivas que afectan los
10

músculos, los tendones, los ligamentos y los huesos. Hay varios tipos diferentes de lesiones
deportivas. Los síntomas que tenga y su tratamiento dependerán del tipo de lesión. La
mayoría de las personas se recuperan y vuelven a sus actividades normales, circunstancia por
la cual, la mayoría de los estados patológicos se vuelven reincidentes, incrementando el
índice de lesiones, lo que, a su vez, genera el aumento de tiempo en el proceso de
rehabilitación de su estado patológico.

2.2 Lesiones más frecuentes en rodilla por futbol

El fútbol es uno de los deportes más populares alrededor del mundo, como queda demostrado
por el incremento constante en el número de jugadores que lo practican. En el año 1984
presentaba aproximadamente 60 millones de jugadores federados y 150 países asociados a la
FIFA, habiendo aumentado en la actualidad a 250 millones de jugadores federados
en 208 países asociados. También es uno de los deportes que mayor riesgo de lesión
conlleva1. En Europa representa un cuarto de las lesiones registradas en deportes2,3.

El futbolista profesional se ve sometido a diferentes presiones económicas y contractuales,


lo cual, asociado a cambios en la dinámica del juego en los últimos años, hace que las lesiones
sean un evento adverso mayor en la carrera del deportista, exigiendo entonces poner énfasis
en la cuantificación y prevención de las mismas.

La incidencia de lesiones (IL) es definida como el número de lesiones ocurridas en un período


de tiempo determinado, calculado en horas de exposición, ya sea en partidos oficiales como
en entrenamientos. En la bibliografía revisada, esta incidencia se calcula por cada 1000 horas
de exposición, y se tiene en cuenta el número de lesiones, el número de jugadores y las horas
de exposición multiplicado por 10004,5.

Registros obtenidos a nivel internacional, con el fin de estudiar la IL en países como


Inglaterra, España, Alemania, Francia o Suecia, han constatado resultados similares con una
incidencia de lesiones que oscila entre 1 y 5,3 cada 1000 horas de exposición en
entrenamientos y entre 7,1 y 37,6 cada 1000 horas de exposición en partidos oficiales6.
11

La clasificación de gravedad de las lesiones se basa en lo publicado en el suplemento del


American Journal of Sports Medicine en el año 2000 por Dvorak y Junge7, que las divide de
acuerdo a la cantidad de días necesarios para el retorno deportivo. Así, las lesiones se
clasifican en Grado I, (Leves) las que requieren menos de 7 días de baja deportiva; Grado II,
(Moderadas) aquellas que necesitaron entre 7 y 21 días de baja deportiva y Grado III,
(Graves) las que requirieron más de 22 días de baja. En nuestro país, Vicente Paús y Federico
Torrengo5, le ponen un límite de 22 días a 8 semanas a las lesiones de Grado III y agregan
una cuarta categoría o Grado IV (Severas) para las lesiones que requieran una baja deportiva
superior a las 8 semanas.

La patología músculo-tendinosa es la causa más frecuente de baja en jugadores de fútbol


profesional en todo el mundo4, seguido de las lesiones articulares-ligamentarias y, por
último, las de origen óseo.

Todas las estadísticas de lesiones halladas en la bibliografía se basan fundamentalmente en


lo que ocurre en el fútbol profesional de Primera División, con escasos reportes de equipos
que disputen en la Segunda División de las diferentes ligas8. No se hallaron reportes en la
segunda división de Argentina.

Por lo tanto, el objetivo del presente análisis estadístico es conocer la IL de nuestro equipo,
saber qué sistema orgánico es el más afectado, establecer la gravedad de la lesión, cuantificar
los días de baja futbolística, conocer el mecanismo de lesión, así como el análisis de los
métodos de estudio que fueron empleados, analizar la terapéutica implementada, comparar
nuestro registro con trabajos publicados en la bibliografía y establecer trabajos preventivos
que ayuden a mejorar el estado de salud del paciente.

Esta articulación, que se apoya en los músculos y ligamentos y que está revestida de
cartílagos, está expuesta a una serie de lesiones de rodilla. Dentro del fútbol las más comunes
son el esguince medial, el corte de ligamento cruzado y rotura de menisco. Sin embargo, no
debemos dejar de lado los problemas que se presentan en la rótula y en el cartílago y que
puede degenerar en una artrosis.
12

Esguince medial

Se produce a raíz de un estiramiento o desgarro de los ligamentos (que son las bandas de
tejido que conectan los huesos entre sí y en la rodilla existen 4 tipos) y se pueden producir
por una torcedura forzada de la articulación, provocando una lesión de rodilla, al caer de mala
manera después de saltar o a raíz de un golpe en el lado interno de esta, entre otros factores.
Su recuperación es médica y no necesita intervención quirúrgica.

Los principales síntomas de estas lesiones de rodilla son dolor en la zona, inflamación,
enrojecimiento, incapacidad para estar de pie sobre la pierna afectada, sensibilidad donde el
ligamento lesionado se sujeta a un hueso en la rodilla, etc. Los esguinces de rodilla se gradúan
de acuerdo con su severidad:

Grado 1: Estiramiento y micro-desgarro del tejido del ligamento


Grado 2: Desgarro parcial del tejido del ligamento. Ligera inestabilidad de la
articulación cuando se examina.
Grado 3: Desgarro severo o completo del tejido del ligamento. Inestabilidad
significativa de la articulación.

Ligamento cruzado anterior (LCA)

El LCA es aquel que conecta el hueso tibial (hueso que soporta la mayor cantidad de peso en
la parte inferior de la pierna) con el fémur (muslo) y que se lesiona frecuentemente en
deportes de contacto.

Los síntomas iniciales de estas lesiones de rodilla incluyen dolor e hinchazón casi inmediata.
Es una contusión grave, que requiere operación y su proceso de rehabilitación alcanza en
promedio los 6 meses. Tres son las técnicas que existen para la operación, pero la más
habitual dentro del fútbol es la que se denomina hueso-tendón-hueso, donde se toma el injerto
delante de la rodilla. Esta permite una fijación y una incorporación a la actividad un poco
más rápida.
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Rotura de Meniscos

La rotura de menisco es una más de las lesiones de rodilla que son comunes en el fútbol. Sin
embargo, es cada vez menos frecuente. Cabe señalar que el menisco es un amortiguador, y
como tal se desgasta con el tiempo. En otros casos se lesiona producto de la compresión y
torsión de la rodilla. Es operable y allí se reseca el fragmento en forma artroscópica. Se extrae
parte del menisco roto y en algunas ocasiones solo es necesario suturar el menisco dañado.
Su recuperación va de 1 a 3 meses.

Lesión de Cartílago

El cartílago es una cubierta de tejido que cubre toda la articulación, y que evita el roce en la
misma. Está cubierta puede alterarse por causas mecánicas, es decir, por golpes, giros bruscos
o sobrecargas continuas; por lesiones asociadas (LCA o de menisco) o por alteraciones de la
rótula.

El cartílago no tiene un grado de cicatrización alto. Una lesión de rodilla puede formar grietas
que terminan liberando fragmentos de cartílago en el espacio articular, que son los
denominados cuerpos libres. Este cuerpo libre termina trabando la rodilla, por lo que es
necesario extraerlo a través. Durante la operación, además, se pule y alisa la zona donde se
ha producido la lesión.

El desgaste que sufre el cartílago termina generando una artrosis.

Estas son las lesiones más habituales y sus causas:

1. Esguince de rodilla: esta lesión se produce cuando uno o varios ligamentos se estiran
demasiado a causa de una mala postura, golpe o torcedura. Este hecho puede llegar
producir incluso el desgarro o rotura del ligamento.
2. Distensión muscular de rodilla: esta lesión tiene lugar cuando un músculo se estira
por encima de su capacidad. Los deportistas conocemos comúnmente esta lesión
como “tirón”. Esta lesión de rodilla no es grave y, por lo general, no requiere más que
de reposo y frío en la zona.
14

3. Lesión del menisco: los meniscos son cartílagos cuya función consiste en absorber la
carga de la rodilla. Además, también se encargan de transmitir la fuerza entre el fémur
y la tibia. En los casos más leves de lesión del menisco de la rodilla basta con reposo,
aplicar frío y vendar la zona. En las lesiones más graves la cirugía sigue siendo el
tratamiento más efectivo.
4. Lesión ligamento lateral interno: aunque estamos ante un ligamento fuerte este puede
sufrir un esguince e incluso llegar a romperse especialmente cuando la pierna estirada
se gira al mismo tiempo que se mueve de manera brusca hacia un lado.
5. Lesión ligamento lateral externo: este ligamento recorre la parte externa de la rodilla,
conectando la base del fémur al peroné. No suele dañarse de manera aislada, pero es
conveniente tratarlo si se han dañado otros ligamentos.
6. Tendinitis: la sobreestimulación de la rodilla o la lesión del tendón que conecta la
rótula a la tibia pueden causar lo que se conoce como tendinitis. Una lesión que
también es conocida como “rodilla del saltador”.
7. Bursitis: los movimientos repetitivos sobre la articulación de la rodilla o los periodos
de tiempo arrodillados demasiado largos generan la acumulación de líquidos sobre la
articulación. Esto se conoce como bursitis. Una lesión que afecta principalmente a los
futbolistas.
8. Lesión condral de rodilla: son aquellas en las que se produce un daño focal sobre una
zona del cartílago. Sus síntomas por lo general consisten en el entumecimiento de las
articulaciones, así como en la dificultad para el movimiento con dolor. La
localización exacta de esta lesión es determinante para su tratamiento. Las lesiones
condrales de la rodilla son: la condropatía rotuliana, la condropatía patelar focalizada,
la condropatía femoral y fémorotibial.

Causas de lesión de rodilla en el futbol

Las principales lesiones de rodilla en futbolistas se producen por 2 motivos:

o Accidentes fortuitos donde el jugador se autolesiona al quedar el pie clavado en el suelo


y girar el resto del cuerpo.
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o Accidentes por entradas agresivas de un contrincante en la cual el pie queda bloqueado


y se gira la rodilla.

Tipos de lesión de rodilla en futbol

En ambos se suele producir un movimiento de valgo y rotación externa (aunque son


posibles todas las combinaciones de giro y flexión anormal de la rodilla) que puede ir
produciendo diferentes lesiones de rodilla:

Síntomas de las lesiones de rodilla


Los síntomas asociados a la mayoría de las lesiones de los ligamentos de la rodilla son
similares, independientemente de cuál sea el que se haya dañado.

En el caso de la sintomatología de dolor en la rodilla, inflamación, inestabilidad o “algo ha


estallado o se ha roto” en la rodilla, es necesario consultarlo de manera inmediata con el
traumatólogo ortopedista y en su defecto, al fisioterapeuta experto en el área de la salud
competente acorde a las capacidades y cualidades que le competen.

Los síntomas de lesión de rodilla pueden incluir los siguientes:

• Dolor en la rodilla
• Inflamación, generalmente por la acumulación de líquido en la rodilla
• Inestabilidad en la rodilla, puedes sentir que la rodilla está endeble o se te traba
• Es posible que experimentes la sensación de que algo estalla o se rompe al producirse
la lesión, e incluso que escuches un ruido seco
• También pudiera ser que no logres apoyar correctamente la pierna afectada ni
recargar el peso total de tu cuerpo sobre ésta

Si se dañó el cartílago de la rodilla, no hay manifestación de dolor directamente; sin


embargo, se podrá experimentar cierto grado de dolor en la rodilla o molestia a consecuencia
de la inflamación que produce la lesión. El dolor pudiera presentarse en la parte interna o
externa de la articulación de la rodilla (según la rodilla en que se haya dañado el cartílago),
y es posible que haya cierta inflamación.
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Lesión de Ligamento Cruzado Anterior

La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla es de una importancia


epidemiológica de primer orden, ya que se ha estimado que anualmente una de cada 3,000
personas sufre una rotura del LCA en los Estados Unidos. Dicho de otra manera, cada año se
realizan en Estados Unidos 100,000 reconstrucciones del LCA, cuyos buenos resultados
oscilan entre 75% y más de 90%.1 Para la reconstrucción de LCA se han descrito muchas
técnicas quirúrgicas donde se emplean varios tipos de injertos y fijaciones, tanto a nivel tibial
como femoral. En la actualidad, el injerto con tendón rotuliano es, junto con los tendones de
la «pata de ganso», el más empleado.

El injerto de tendones de la «pata de ganso» está popularizándose cada vez más, esto debido
a su teórica menor morbilidad en la zona donante de donde se obtienen. Está aceptado
universalmente que los injertos biológicos autólogos son los mejores sustitutos para el LCA
roto, especialmente para el tendón rotuliano y los isquiotibiales, cuyas propiedades
estructurales son similares o incluso mejores que las del LCA normal.

Actualmente hay dos opciones de plastías para el LCA: los autoinjertos y los aloinjertos. Los
aloinjertos presentan ciertas ventajas potenciales sobre los autoinjertos. En primer lugar, un
autoinjerto requiere la sustitución del LCA con tejido obtenido de otra parte del cuerpo. Si el
injerto falla, la rodilla puede verse más comprometida por la alteración a nivel de la zona
donante. Además, puede haber morbididad relacionada con la zona donante, por ejemplo,
puede haber problemas femoropatelares significativos tras la obtención del autoinjerto hueso-
tendón rotuliano-hueso.

En segundo lugar, el autoinjerto está limitado por el tamaño del tejido disponible del paciente
(mientras que un aloinjerto no lo está). Esto no sería un problema si utilizamos tendones de
la «pata de ganso», ya que tienen una longitud sufi ciente. Finalmente, el tiempo quirúrgico
se acorta y la estética es mejor con los aloinjertos, ya que se ahorran las incisiones y
procedimientos quirúrgicos de la obtención de tejido autólogo. Sin embargo, el uso de
aloinjertos presenta inconvenientes potenciales de importancia como la inmunogenicidad, el
riesgo de transmisión de enfermedades y la posible incorporación más lenta. Además, los
17

procesos de esterilización y conservación del aloinjerto disminuyen las propiedades


biomecánicas de la plastía.

Anatomía del LCA

El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura intraarticular y extrasinovial. Su


inserción proximal se sitúa en la porción más posterior de la cara interna del cóndilo femoral
externo; se dispone en dirección distal-anterior-interna, abriéndose en abanico hacia su
inserción distal en la región anterointerna de la meseta tibial entre las espinas tibiales; 4
estructuralmente está compuesto por fibras de colágeno rodeadas de tejido conjuntivo laxo y
tejido sinovial.

La vascularización del LCA es escasa y depende fundamentalmente de la arteria geniculada


media. Su inervación depende de ramificaciones del nervio tibial; tiene una escasa capacidad
de cicatrización tras su lesión o reparación quirúrgica, obligando a realizar técnicas de
reconstrucción sustitución ligamentosa.

La longitud media del LCA, tomada desde su tercio medio, oscila entre 31 y 38 mm y su
anchura media es de 11 mm. El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura fibrosa
que se divide en varios fascículos o bandas. El número y la función de estas bandas siguen
siendo un tema discutido, ya que en ocasiones es difícil distinguirlas, ni macro ni
microscópicamente.6 Habitualmente se describen dos fascículos:

• El fascículo posterolateral (PL) se refiere al más posterior y externo en la tibia y al


más posterior y distal en el fémur.

• El fascículo anteromedial (AM) es el más anterior e interno en la tibia y el más


proximal y anterior en el fémur. El fascículo AM es la parte estructural más anterior
y más expuesta a traumatismos. Cuando éste se flexiona, la rodilla tensa el fascículo
AM y el ligamento rota 90o sobre sí mismo. Cuando se extiende la rodilla, se tensa
la banda PL y el ligamento se aplana y ensancha.
18

De todas formas, aunque la disposición anatómica de ambos fascículos no está clara, sí parece
que al flexionar la rodilla 90o hay estructuras fibrilares que se tensan a medida que se va
flexionando la rodilla. Es por este motivo por el que algunos autores hablan de las «zonas
funcionales» del LCA más que de las «estructuras anatómicas».

La inserción femoral del LCA comienza en la parte más alta de la escotadura en la zona de
transición entre el techo de la escotadura y la pared medial del cóndilo femoral externo.
Luego se extiende ocupando toda la altura de la escotadura lateral para terminar en la parte
más inferior en el límite entre el hueso y el cartílago, que suele coincidir con el borde medial
del cóndilo externo. Esto significa que la inserción más alta se encuentra entre las 11 y las
10 horas y la más baja entre las siete y las ocho horas.

El LCA normal presenta una inserción tibial muy ensanchada, cerca del doble que en su
origen femoral. Se ha considerado que la pendiente medial de la espina intercondílea medial
representa el origen del margen medial del LCA nativo (Figuras 1 y 3). Estos hechos
anatómicos hacen posible explicar que un injerto tubular o rectangular no puede reproducir
el aplanamiento anterior de la inserción del LCA nativo.

Función del LCA


Es preciso considerar tres factores:

1. El grosor del ligamento es directamente proporcional a su resistencia e inversamente


proporcionales a sus posibilidades de alargamiento.

2. La estructura del ligamento. Por el hecho de la extensión de las inserciones, no todas


las fibras poseen la misma longitud. Se trata de un verdadero «reclutamiento» de
fibras ligamentosas en el curso mismo del movimiento, lo que hace variar su
resistencia y elasticidad.

3. La extensión y dirección de las inserciones. Los movimientos de cajón son


movimientos anormales de desplazamiento anteroposterior de la tibia bajo el fémur.
Se investigan en dos posiciones: con la rodilla flexionada en ángulo recto y con la
rodilla en extensión completa (prueba de Lachman-Trillat).
19

La resistencia media del LCA medida en especímenes jóvenes es de 2,160 N y la rigidez


media es de 242 N/ mm. 9 El LCA soporta cargas dependiendo del tipo de actividad que
desarrollemos; éstas son expuestas en la tabla 1.

Tabla 1. Resistencia del LCA según el tipo de Actividad, Calori et al.

Tradicionalmente y siguiendo la orientación horaria en la escotadura, se ha recomendado


colocar el túnel femoral a las 11 horas en la rodilla derecha y a las 13 horas en la rodilla
izquierda; sin embargo, en recientes trabajos experimentales se ha localizado el centro
anatómico del LCA, claramente por debajo de las 11 horas.

Un túnel femoral demasiado cerca de las 12 horas en el techo de la escotadura intercondílea


causaría dolor y derrames articulares de rodilla. Para evitar estos efectos habría que iniciar el
túnel tibial desde un punto más medial. Ensanchamiento de los túneles Se sabe que su origen
es multifactorial. Hay investigadores que apoyan una causa mecánica y otros que apoyan una
causa biológica.

Hay teorías que defienden que la expansión de los túneles óseos se debe al movimiento
durante la actividad de la rodilla que sufre la plastia en el interior de los mismos. Otras
sugieren que se producen micro movimientos longitudinales de la plastia a lo largo del túnel.
Los movimientos del injerto también pueden ocurrir en el plano sagital desde anterior a
posterior dentro del túnel, denominándose este hecho el «efecto limpiaparabrisas». Se
considera que hay ensanchamiento del túnel cuando hay un incremento de 2 mm con respecto
a la TAC previa.33 Sin embargo, otros autores34 estimaron que para que un túnel se defina
«ensanchado» su área debería incrementarse al menos 50%.
20

Por otra parte, sería deseable que la fijación del injerto se realice lo más próxima posible al
trayecto articular del nuevo ligamento. Incluso se ha afirmado que la incidencia de
ensanchamiento del túnel tibial es mayor que la del túnel femoral, porque hay un mayor brazo
de palanca en el túnel tibial al ser más largo, al menos en la técnica del HTH. Ayala y
colaboradores41 midieron el ensanchamiento en la que se halla la diferencia en milímetros
entre el túnel más ensanchado y el diámetro del túnel realizado en la cirugía y catalogándola
mediante la clasificación de Nebelung. A saber:

• Grupo I (sin aumento de diámetro): < 0.5 mm


• Grupo II (ligeramente aumentado): 0.5-2 mm
• Grupo III (claramente aumentado): 2-4.5 mm
• Grupo IV (aumento masivo): > 4.5 mm

En este sentido, se entiende que hay progresión del ensanchamiento cuando se pasa de uno o
más grados entre los distintos períodos de seguimiento.

En cuanto al ensanchamiento túnel tibial en el «plano frontal», al final del período de


seguimiento de al menos 10 años, 51% de los casos tuvieron un ensanchamiento grado III o
IV. En el «plano sagital», 66% de los casos desarrollaron dilatación grado III o IV. En lo que
se refiere al ensanchamiento del túnel femoral, en el «plano frontal», sólo 13% desarrollaron
ensanchamiento de grado III o IV y en el «plano sagital» sólo 16% sufrieron ensanchamiento
de grado III o IV.

El ligamento cruzado anterior es una lesión de las más severas que puede sufrir un deportista.
Vemos que las mujeres tienen un porcentaje mucho mayor de sufrirlo y aunque varias razones
son obvias, muchas de ellas no podemos controlarlos y preverlos, por eso buscar los factores
de lesión está resultando bastante complicado, por lo que la prevención, aunque resulta
importante, vemos que no está siendo eficaz y suficiente. Por otra parte, la rehabilitación,
papel fundamental para la recuperación de la lesión, está siendo otro apartado de estudio
estos últimos años.

Se ha visto que, con diferentes estudios y propuestas, el jugador puede rendir en las mismas
condiciones anteriores a la lesión en menos tiempo de recuperación, y es esto último, lo que
el jugador, entrenador y médico pretende. Sin embargo, otros muchos autores critican la
21

opción anterior y dan razones por las que una recuperación más conservadora ayudará en el
rendimiento del paciente. Por lo que, todavía hoy en día, no está claro cuál puede ser el mejor
tipo de rehabilitación. Lo que se pretende en este protocolo de rehabilitación es, teniendo en
cuenta los estudios que se han hecho tanto de un tipo de rehabilitación como de otro, formar
un protocolo donde se tienen en cuenta diferentes protocolos, y así, escoger de cada protocolo
lo más apropiado, completando uno nuevo.

Como conclusión principal de este trabajo, y teniendo en cuenta la experiencia personal del
protocolo en la rehabilitación explicado en las anteriores páginas este mismo año, creo que
para los estudiantes del grado de la actividad física y del deporte, se nos puede abrir una
puerta en el mercado laboral. Hasta ahora, solo hemos visto intervenir a estos, en puestos de
preparación física o de readaptador, quienes en una lesión del ligamento cruzado anterior
intervienen cuando el jugador comienza a ejercitarse en los terrenos de juego.

Después de haber vivido esta experiencia, puedo decir, que el trabajo que he hecho durante
todo el proceso de recuperación acompañado de un fisioterapeuta, lo ha podido hacer el
readaptador. Es verdad que al comienzo, durante el primer mes, el trabajo del fisioterapeuta
es imprescindible, sin embargo a partir de volver a normalizar el patrón de la marcha y poder
realizar muchos otros ejercicios de fuerza y estabilidad, el readaptador podría incorporarse
al equipo de trabajo. En esta rehabilitación, tengo que decir, que en todo momento ha
dependido de mí, quiero decir, no he necesitado, masajes u otro tipo de instrumentos como
el ultrasonido, o el sistema Indiva Active, antes también conocido como tecarterapia.

A partir del primer mes, la rehabilitación ha consistido en hacer diferentes tipos de ejercicios
para la mejora de diferentes cualidades, siempre con la supervisión del fisioterapeuta. Por
eso, creo que, el hecho de trabajar ejercitando y realizando ejercicios, el readaptador, quien
conoce a la perfección todo esto, podría tener mucha más presencia en una lesión de
ligamento cruzado anterior. Además, como experiencia personal, este tipo de rehabilitación
donde el paciente tiene mayor implicación en él, creo que es un punto muy importante para
la elección de la recuperación.

El hecho de que el paciente esté en todo momento ejercitándose y moviéndose, hace que se
sienta más satisfecho y realizado, lo que ayuda mucho mentalmente durante todo el proceso.
Para acabar, y como punto débil, no hay que olvidarse que, en mi caso, el hecho de poder
22

depender mucho más de mí que del fisioterapeuta, lo he visto como un punto muy positivo.
Sin embargo, no todos los jugadores lo verán del mismo modo. Hay momentos, como es
obvio, que el fisioterapeuta tendrá al mismo tiempo a varios pacientes, por lo que, otros
jugadores estarán ejercitándose solos. En este momento, es cuando explico que parte de la
recuperación dependerá de sí mismo. Hay jugadores que trabajarán igual o incluso más
cuando están solos, otros, por el contrario, pueden decidir dejar de trabajar, y aprovechar que
nadie les observa para descansar.

Lesiones Meniscales

Los meniscos, medial y lateral de la rodilla, son láminas semilunares de fibrocartílago que se
apoyan en la cara articular de la tibia y absorben las cargas que pasan a través de esta
articulación. Antiguamente se denominaban cartílagos semilunares por su forma longitudinal
de “C”. Al corte transversal tienen forma de cuña y se insertan con firmeza en sus extremos
a la región intercondílea de la tibia. Sin embargo, no son estructuras exactamente iguales,
mientras que el menisco medial tiene una forma de “C”, más ancho por detrás que por
delante; el menisco lateral es prácticamente circular y se adapta a la forma, también circular,
del cóndilo lateral de la tibia.

En cortes perpendiculares a su eje, los meniscos son triangulares, con una cara superior
cóncava para recibir a los cóndilos femorales, una inferior casi plana para adaptarse a la tibia
y otra externa a la que se fija la cápsula articular, mientras que su borde libre es fino. La zona
periférica es gruesa y está vascularizada por asas capilares procedentes de la cápsula y de la
sinovial, de las arterias geniculares lateral y medial, mientras que la región interna es
avascular.

Aunque están colocados sobre la tibia, no se adhieren a la misma más que por los extremos
de sus arcos o cuernos, por lo que pueden deslizarse sobre ella: en la extensión hacia adelante
y en la flexión hacia atrás, motivo por el cual pueden ser pellizcados por el cóndilo que los
tritura o arranca. El menisco medial se inserta adelante, en el borde anterior de la espina tibial
anterior y el lateral en la superficie preespinal. Por atrás, ambos meniscos se insertan en la
superficie retroespinal.
23

Por adelante, los cuernos anteriores de los meniscos están unidos por el ligamento transverso
que es un delgado fascículo de fibras transversales. La organización histológica de los
meniscos es compleja. El menisco es un fibrocartílago compuesto por colágeno,
principalmente tipo I y en menores cantidades, del tipo III, IV y VI; el cual constituye de 60
a 70% de su peso seco; también están constituidos por glucosaminoglicanos, glucoproteínas
y fibrocondrocitos. Las fibras de colágeno se encuentran organizadas longitudinalmente para
absorber las fuerzas de compresión que se generan en la rodilla, pero también contienen fibras
radiales que aumentan la resistencia del tejido.

Los meniscos ayudan a la congruencia articular entre la epífisis distal del fémur y la proximal
de la tibia. Debido a que las cavidades glenoideas de la tibia presentan una concavidad poco
marcada que no se adapta bien a la convexidad mucho más pronunciada de los cóndilos
femorales, los menis cos elevan sus bordes y aumentan su profundidad. Así mismo, forman
una especie de almohadilla elástica debajo de los cóndilos capaz de adaptarse a su forma y
transmitir a la tibia, de manera uniforme, las presiones que recibe, sobre todo en la posición
de hiperextensión y apoyo de la rodilla, por lo que ofrecen también amortiguamiento.

Debido a las relaciones que guardan con el resto del aparato capsuloligamentario de la rodilla
estabilizan los movimientos articulares mediante el relleno del espacio muerto que existe
entre los cóndilos y los platillos tibiales, adaptándose sin cesar a la forma de este espacio que
varía según las posiciones en extensión y flexión de la rodilla, así como durante los giros por
rotaciones. También favorecen mecánicamente la lubricación intraarticular al permitir con
sus desplazamientos una distribución eficaz del líquido sinovial. Por último, pero sumamente
importante: protegen e interactúan con el cartílago articular ubicado por arriba y debajo de
ellos, al reducir la fricción provocada por las solicitaciones propias de la rodilla.

Mecanismo de lesión
Las lesiones de meniscos obedecen generalmente a un mecanismo rotacional de la rodilla
cuando el miembro en apoyo se encuentra en semiflexión, lo que explicaría por qué el
menisco medial se compromete 5 a 7 veces más que el lateral. Con la rodilla en semiflexión
y con apoyo, al producirse la rotación, el reborde del cóndilo femoral apoya directamente
sobre el perímetro medial del menisco ejerciendo un cizallamiento, ya que lo somete a dos
24

fuerzas de dirección contraria, mientras que su periferia capsular, que es más extensa que la
del menisco lateral, sufre una tracción.

Tanto las rupturas longitudinales como las transversales del cuerpo meniscal pueden suceder
así, aunque la hiperextensión o la hiperflexión también producen lesiones, sobre todo de las
astas anteriores o posteriores de los meniscos. Así mismo, las posiciones bruscas de la rodilla
en varo o valgo suelen causar desgarros meniscales. Si el trauma en valgo es intenso, se puede
producir una ruptura del menisco medial, del ligamento colateral medial y del ligamento
cruzado anterior, entidad patológica conocida como “Tríada de O’Donoghue”.

Diagnóstico clínico

El diagnóstico de las lesiones meniscales es fundamentalmente clínico y se basa en los


antecedentes de lesión y práctica deportiva, el estado funcional referido por el paciente y la
exploración. Los síntomas indicativos de lesión meniscal son dolor en la interlínea articular
femorotibial, derrame articular y los bloqueos de rodilla; su intensidad dependerá del tamaño
y estabilidad de dicha rotura.

El dolor suele ser referido a la zona del menisco lesionado. Aunque hay mucha variabilidad
clínica, a veces se refiere como dolor profundo, otras veces irradiado a hueco poplíteo;
incluso puede referirse al lado contralateral. El derrame articular: Es mucho más indicativo
de lesión meniscal si se produce a las pocas horas de la lesión. También se pueden producir
derrames repetidos en roturas crónicas cuando la porción meniscal rota queda atrapada entre
el fémur y la tibia y se produce una fuerte tracción en la periferia del menisco.

Bloqueo articular: Ocurre en roturas meniscales amplias que presentan un fragmento móvil
que ocasionalmente queda atrapado entre las superficies articulares. Cuando esto ocurre, es
imposible para el paciente realizar la extensión completa o la flexión completa de la rodilla,
tanto por el dolor como por la obstrucción mecánica que ocasiona la interposición del
fragmento. A la exploración, puede ser evidente una hipotrofia de cuadríceps inducida por el
desuso debido al dolor; puede haber derrame articular, limitación de la movilidad por dolor
o bloqueo y dolor a la palpación de la interlínea femorotibial. Todo lo antes descrito, con la
consecuencia lógica del abandono de la práctica deportiva.
25

Maniobras diagnósticas

Se ha descrito una serie de maniobras exploratorias encaminadas a evidenciar dolor o


chasquidos cuando se realiza flexo-extensión combinada con rotación de la rodilla. Las más
utilizadas son las de McMurray, Apley y Steinmann I.

Maniobra de McMurray: En decúbito supino se flexiona la rodilla del paciente y el


explorador coloca su dedo índice en la interlínea articular, en el borde del menisco, y a
continuación se extiende la rodilla con rotación medial y luego en rotación lateral. Si existe
una lesión del menisco medial se notará un chasquido y dolor al extender en rotación lateral
y varo, y si existe una lesión del menisco lateral el chasquido y el dolor se presentarán al
extender en rotación medial y valgo.

Maniobra de Apley: El principio de esta prueba es demostrar que en una lesión meniscal, la
movilidad articular, con la articulación bajo distracción, no es dolorosa, mientras que al
comprimirla sí lo es. La maniobra se realiza con el paciente en decúbito prono y se compara
el dolor que provoca la flexo-extensión con la rodilla bajo compresión y con la rodilla bajo
distracción, al tiempo que se aplica un movimiento rotatorio a la pierna, medialmente para
explorar el menisco lateral, y lateralmente para explorar el medial; el talón del paciente señala
el menisco explorado.

Maniobra de Steinman I: Junto con las maniobras anteriores, ésta se utiliza para valorar la
integridad de los meniscos. El paciente se encuentra en decúbito supino con la cadera y la
rodilla en flexión a más de 90°, el explorador realiza rotación medial y lateral de la pierna; si
se presenta dolor es signo positivo para el menisco medial o lateral según sea el caso.

Diagnóstico por imagen

Dentro de la amplia gama de estudios auxiliares con que se cuenta en la actualidad, el más
útil para la identificación de las lesiones meniscales es la resonancia magnética (Figura 6).
Con este estudio, los trastornos traumáticos del menisco pueden ser demostrados mediante
signos de intensidad anormal en el sustrato del fibrocartílago o por la distorsión de su
configuración triangular o por la separación periférica de su cápsula.
26

Se ha descrito un sistema de graduación de I al III para estos signos anormales que pueden
correlacionarse con cambios anatómicos, de la siguiente manera:

• Grado I: Degeneración zonal difusa.


• Grado II: Degeneración difusa mayor junto a la cápsula.
• Grado III: Ruptura, alteración de los lados del triángulo.

Tipos de lesiones

La clasificación traumática de las lesiones meniscales, está basada en el daño que se pro dujo
en la estructura del menisco, básicamente en la morfología de la modificación sufrida tras la
exposición al trauma. Así que se puede hablar de lesiones circunferenciales, pediculadas,
longitudinales, transversales y en clivaje horizontal. Los dos primeros tipos de lesión son
aquellos que se presentan con más frecuencia en el menisco medial y se describen a
continuación, acotando a este punto que dicha clasificación se realiza por visión directa
durante la artroscopia:9 Rupturas circunferenciales: Suelen iniciarse en el segmento
posterior, pueden progresar hacia el resto del cuerpo del menisco y provocar una rotura en
“asa de cubo” o bien progresar hacia el borde interno del menisco, quedando como una lesión
pediculada.

Completos (Tipo I): Cuando la rotura se produce hasta la inserción anterior y queda el
fragmento roto luxado dentro de la escotadura intercondílea, sorprendentemente producen
poca sintomatología y son una trampa para la artroscopia, ya que, si tienen mucho tiempo de
evolución, pueden quedar ocultos en la sinovial y, por otra parte, puede suceder que el
artroscopio se deslice por debajo del fragmento roto, lo que hace imposible su visualización.
Se debe sospechar una lesión de este tipo cuando se ve un menisco medial muy estrecho y se
presentan dificultades para moverse con el artroscopio en el compartimento medial.

• Incompletos (Tipo II): La rotura se localiza a poca distancia de la inserción del cuerno
del menisco y son las roturas que provocan el bloqueo en extensión de la rodilla
Incompletos (Tipo III): Aquí la rotura queda oculta a la visión desde la óptica
27

anterolateral, por detrás del cóndilo femoral y, por tanto, debemos efectuar extensión
casi completa y una fuerza valguizante con rotación externa para poder visualizarla.
• Fragmentos desprendidos en asa de cubo (Tipo IV): Consiste en la formación de un
largo pedúnculo por desprendimiento de la inserción posterior de un asa de cubo; en
el compartimento medial es muy raro el desprendimiento anterior, al revés que en el
compartimento lateral. Estos fragmentos suelen situarse en el surco medial y
confundirse a la exploración clínica con cuerpos libres articulares, aunque se
diferencian de éstos por su falta de movilidad.
• Roturas pediculadas: cuando la rotura longitudinal progresa hacia el borde libre del
menisco pueden producirse uno o dos pedículos. El extremo del pedículo, modificado
por el conflicto femorotibial, si ya es antiguo, suele calcificarse, dando una
consistencia dura y un aspecto en “badajo de campana”. Suelen ser visibles y de fácil
diagnóstico, aunque pueden girarse y esconderse debajo del menisco o en la rampa
paracondílea, necesitando la utilización del gancho palpador para exteriorizarlo.

Las lesiones más comunes del menisco lateral se clasifican de la siguiente manera: Roturas
longitudinales. Pequeñas roturas en cuerno posterior que pueden comprometer a las
superficies superior, inferior o ambas y que suelen asociarse a lesiones del ligamento cruzado
anterior. Pueden llegar a prolongarse hasta la entrada del hiato del poplíteo formando un “asa
de cubo” corta o si abarca toda la superficie meniscal, se convierte en el “asa de cubo”
convencional.

Lesiones multiligamentarias de rodilla

La estabilidad de la rodilla requiere del funcionamiento adecuado de cuatro ligamentos o


estabilizadores primarios: Ligamento cruzado anterior (LCA), cruzado posterior (LCP),
colateral medial (LCM) y colateral lateral (LCL), así como de otros estabilizadores
secundarios o accesorios de rodilla: los meniscos, la banda iliotibial y el bíceps femoral, los
cuales son elementos compensadores de la estabilidad que resultan muy importantes cuando
los estabilizadores primarios se encuentran lesionados.1 El LCM es el estabilizador estático
28

primario contra el estrés del valgo de la rodilla. El LCL es el estabilizador estático primario
contra el estrés del varo de la rodilla.

El LCA es el estabilizador estático primario contra la traslación anterior de la tibia con


respecto al fémur. El LCP es el estabilizador estático primario contra la traslación posterior
de la tibia con respecto al fémur. Las lesiones ligamentarias de esta articulación ocurren
durante actividades atléticas de contacto o sin contacto, siendo el ligamento cruzado anterior
el más frecuentemente afectado; en Estados Unidos de Norteamérica se estima que ocurren
80,000 lesiones por año.

Los avances en el diagnóstico y tratamiento de estas lesiones permiten que los atletas de
todos los niveles puedan regresar a sus deportes y tener el nivel de actividad que tenían antes
de la lesión. Las lesiones ligamentarias son clasificadas de la siguiente manera: Grado 1,
estiramiento del ligamento sin presentar inestabilidad; grado 2, estiramiento considerable con
presencia de inestabilidad, pero con presencia de continuidad de fibras; grado 3, ruptura
completa del ligamento.

MECANISMO DE LESIÓN

La aplicación de una fuerza significativa sobre la rodilla produce una lesión


multiligamentaria que casi siempre la luxa. Debido a que estas lesiones típicamente son
resultado de un mecanismo de alta energía, el cirujano que evalúa al paciente debe sospechar
la presencia de un trauma adicional, especialmente en los que participa la extremidad inferior
contralateral. Se ha estimado que aproximadamente el 0.01% o menos de todos los ingresos
hospitalarios son por luxación de rodilla.

En las lesiones multiligamentarias de rodilla es frecuente que ocurran lesiones vasculares,


por lo que es necesaria una evaluación intencionada de estas estructuras;4 inclusive la arteria
poplítea puede resultar seriamente lesionada, poniendo en peligro la integridad física del
paciente. La incidencia de esta lesión se ha reportado en 32 a 45% de los casos, con severidad
que va desde el desgarro de la íntima hasta su completa sección. Una lesión de la porción
íntima de la arteria puede ser insidiosa y cursar con un retraso del compromiso vascular,
29

manifestándose en forma severa días después de la lesión, por lo que este tipo de problemas
debe ser asumido en todos los pacientes con rodilla luxada hasta que se pruebe lo contrario
por angiografía.

La rodilla luxada habitualmente presenta una lesión de la mayoría de sus tejidos blandos
estabilizadores, lo que tiene como consecuencia una inestabilidad multidireccional. Cuando
llega a reducirse espontáneamente antes de la evaluación médica, se puede clasificar de
acuerdo con la dirección de inestabilidad. La luxación anterior es la más frecuente,
presentándose en 40% de los casos y generalmente es ocasionada por un mecanismo de
hiperextensión, mientras que la luxación posterior se presenta en 33%, ocasionada por
impactos de alta energía aplicados sobre la rodilla. La luxación lateral o la medial son menos
comunes y se presentan en 18 y 4%, respectivamente, con mecanismo de impacto violento
sobre la rodilla en varo o valgo.

La mayoría de las lesiones del LCA asociadas a lesiones ligamentarias adicionales, distintas
a lesiones del LCP, son relacionadas con la práctica de deportes o caídas, siendo el fútbol
soccer donde con mayor frecuencia ocurren. Las lesiones del LCP, asociadas a otras lesiones
ligamentarias, que incluyan o no lesiones del LCA, se encuentran relacionadas
principalmente con accidentes de tráfico o traumas directos causados por algún objeto sobre
la rodilla. Un retraso significativo entre las lesiones ligamentarias primarias y su
reconstrucción, causa en el paciente una deformidad en varo de la rodilla afectada.6 Dentro
de las lesiones capsuloligamentosas que se presentan en la luxación de rodilla es importante
mencionar las lesiones meniscales.

Las roturas meniscales se han relacionado comúnmente con traumatismos de diversa


intensidad. En pacientes jóvenes con un tejido meniscal sano, generalmente se requiere un
traumatismo importante para que se vea comprometido el tejido meniscal. Los traumatismos
capaces de producir roturas meniscales suelen ser las torsiones de la rodilla con el pie fijo en
el suelo. El menisco se lesiona esencialmente por un mecanismo rotacional en el que la rodilla
del miembro está apoyada en semiflexión. Se estima que solamente de 80 a 90% de los
pacientes refieren un mecanismo de lesión y de 50 a 60% están relacionados con actividades
deportivas. Tanto las rupturas longitudinales como las transversales del cuerpo meniscal
30

pueden suceder así. Las lesiones longitudinales y en asa de balde son las más frecuentes y en
adultos jóvenes, quienes por lo general son los que tienen mayor actividad física.

Exploración física

La exploración de la estabilidad de la rodilla debe realizarse sólo después de que la


supervivencia de la extremidad ha sido garantizada y debe realizarse tan gentilmente como
sea posible para evitar alguna lesión iatrogénica. En muchas ocasiones es difícil realizar una
evaluación completa de todos los ligamentos por el dolor asociado. La prueba más sensible
para determinar alguna deficiencia del LCA es la de Lachman, que se realiza con la rodilla
en flexión de 20 a 30.

La prueba más sensible para determinar una lesión del LCP es la prueba del cajón posterior,
que se realiza con la rodilla a 90o de flexión. Para valorar los ligamentos colaterales debe
aplicarse estrés en el plano coronal a la rodilla con extensión total y con flexión a 30 La
maniobra de Pivot-Shift inverso es positiva si existe la sensación de reducción de la rodilla
cuando es flexionada y rotada externamente y posteriormente extendida con un valgo bajo
estrés. Esta maniobra indica lesión del LCP y del complejo posterolateral. La maniobra de
cajón posterolateral es un tipo específico de cajón en la cual la rodilla está flexionada a 80o
y el pie es rotado externamente a 15° para evaluar el desplazamiento y rotación externa de la
meseta tibial lateral. Ésta sirve para valorar una lesión del complejo posterolateral,

Para las lesiones vasculares se mide la tensión arterial sistólica en el brazo y en el tobillo y
se calcula el índice tobillo/brazo dividiendo la tensión arterial en el tobillo por la tensión
arterial en el brazo. En ausencia de vasculopatía periférica crónica, el índice debe ser superior
a 0.95. Habitualmente el índice tobillo/brazo y los pulsos son simétricos de forma bilateral.
Un índice de tobillo/brazo menor de 0.95 obliga a efectuar una arteriografía

Diagnóstico
31

Se deben solicitar radiografías estándar para evaluar la dirección de la luxación,


característicamente asociada a lesiones óseas (fracturas o avulsiones), y para confirmar la
reducción. Las radiografías iniciales deben obtenerse inmediatamente después de la
evaluación del paciente. La resonancia magnética nuclear (RMN) puede ser utilizada para
identificar lesiones de tejidos blandos y lesiones óseas ocultas, pero sólo después de que el
paciente ha sido estabilizado. La RMN es de gran ayuda para desarrollar un plan quirúrgico.

El momento óptimo para reparar las lesiones multiligamentarias de la rodilla con afección de
los ligamentos colaterales es entre 10 y 14 días después de su aparición. En presencia de
cualquier lesión vascular el tratamiento ortopédico queda en segundo plano hasta que se haya
restablecido la función circulatoria. La reparación definitiva de las estructuras ligamentosas
es una tarea importante que requiere manipulación y disección de la extremidad con el riesgo
de poner en peligro la reparación vascular si es que se lleva a cabo simultáneamente.

La reconstrucción ligamentosa también debe postergarse en presencia de estas lesiones hasta


que las partes blandas permitan un abordaje quirúrgico seguro. El manejo definitivo de la
lesión multiligamentaria de rodilla no ha sido bien estudiado y sigue siendo controvertido.
Las conclusiones definitivas son difíciles de realizar debido a que no es una lesión frecuente
y a los múltiples patrones de combinación de lesiones ligamentarias o meniscales, también a
la variedad de enfoques de tratamiento y a los numerosos métodos de evaluación de
resultados. Antes de mediados de 1970, el tratamiento no quirúrgico, que consistía en una
reducción cerrada seguida de inmovilización, era común.

Los resultados observados son muy variados, con la duración del tratamiento conservador: a
largos periodos de inmovilización se recupera la estabilidad, pero con rigidez de la rodilla,
mientras que con periodos cortos hay una excelente movilidad, pero con gran inestabilidad.
Desafortunadamente, no hay un estudio prospectivo que compare las opciones de manejo
quirúrgico del no quirúrgico en este tipo de lesiones. El objetivo del tratamiento quirúrgico
es proveer estabilidad, mantener el movimiento y lograr que la rodilla tenga funcionamiento
activo para que el paciente pueda realizar sus actividades diarias.

Actualmente, la mayoría de los autores recomiendan la cirugía para la lesión


multiligamentaria de rodilla y/o luxación de rodilla. Aún persisten controversias con relación
al momento quirúrgico, la técnica (reparación vs reconstrucción), la selección del injerto y la
32

rehabilitación. Generalmente, la reparación simultánea de ambos ligamentos cruzados, así


como de lesiones de ligamentos colaterales grado III o lesiones capsulares son el método más
fiable para restaurar la estabilidad ligamentaria, la movilidad de la rodilla y, en general, la
función de esta articulación.

Con respecto al momento quirúrgico adecuado, se dice que cuando no es necesario realizar
una cirugía de urgencia, la intervención quirúrgica puede ser retrasada hasta que exista una
adecuada perfusión de la extremidad y sean garantizados todos los factores para realizar una
cirugía de reparación segura. La cirugía retrasada por 10 a 14 días ofrece varias ventajas;
permite un periodo de monitoreo vascular, y la resolución de la inflamación aguda y la
hinchazón de los tejidos blandos.

El periodo de espera, dentro de lo posible, no debe superar las tres semanas por la retracción
de las estructuras capsuloligamentosas y en caso de que no pueda hacerse la intervención
antes de este tiempo, es prudente esperar hasta que la articulación recobre su movimiento
articular dentro de los valores normales o lo más cercanos a la normalidad, para considerar
entonces una cirugía de tipo reconstructiva si existiera deformidad residual o inestabilidad.
La decisión de reparar o reconstruir un ligamento desgarrado depende de varios factores. La
mayoría de las lesiones del cruzado son desgarros no tratables exitosamente con la cirugía
reparadora. Algunos cirujanos reconstruyen los desgarros de ligamentos cruzados con
aloinjertos.

Las reparaciones exitosas pueden ser realizadas en casos de avulsión ósea, usando cualquier
sutura no absorbible que pasa a través de pequeños orificios perforados, atándose por encima
de la cortical cruzando el hueso, o lograr la colocación de un tornillo de fijación, dependiendo
del tamaño del hueso asociado. Para el LCM y las estructuras posterolaterales, la reparación
quirúrgica primaria en el estado agudo (< 3 semanas) producirá resultados satisfactorios;
durante este tiempo las avulsiones o los desgarros del LCM pueden ser reparados
directamente.

Los desgarros similares de LCL también se pueden reparar, pero deben complementarse con
tejido de aloinjerto. Después de tres semanas, la formación de cicatriz y la contractura de los
tejidos blandos limitan el éxito de la reparación primaria del ligamento; frecuentemente el
procedimiento reconstructivo es necesario. Para la reconstrucción disponemos de una gran
33

variedad de injertos, dependiendo de la extensión de la lesión; el tejido de autoinjerto puede


ser obtenido de la extremidad ipsilateral o contralateral. Sin embargo, el tejido de aloinjerto
tiene ventajas sobre los autoinjertos en rodillas con lesión multiligamentaria, ya que elimina
la morbilidad en la zona del injerto, disminuye el tiempo de disección, y reduce el número y
la extensión de las incisiones en una rodilla traumatizada.

El uso de aloinjerto también disminuye el tiempo de uso del torniquete durante la cirugía, el
dolor postquirúrgico y la rigidez postquirúrgica. Sus desventajas pueden ser comparadas con
las del autoinjerto; incluyen el elevado costo, el riesgo de transmisión de enfermedades, así
como el retraso en la incorporación y remodelación del injerto. El tejido de aloinjerto, hueso–
tendón rotuliano–hueso (HTRH), es recomendado en la reconstrucción del LCA. El injerto
HTRH proporciona una fuerza adecuada y una fijación ósea rígida, tanto en el fémur como
en la tibia en los sitios de adhesión.

Es preferible el uso de taquetes cilíndricos de hueso de 11 mm de diámetro x 25 mm de largo,


y un tendón de 11 mm de ancho. Para facilitar el paso del injerto, se colocan dos suturas no
absorbibles del No. 5 en ambos tapones: tibial y patelar, a través de pequeños orificios. Para
la reconstrucción de LCP puede usarse un aloinjerto del tendón de Aquiles en combinación
con un tendón de la corva ipsilateral, como un autoinjerto de un solo haz o doble haz,
respectivamente. El aloinjerto del tendón de Aquiles es efectivo para la reconstrucción del
LCP debido a su área de sección transversal y al taquete de hueso calcáneo obtenido junto
con el aloinjerto, el cual provee una fijación ósea rígida en el sitio de adhesión femoral. El
taquete se obtiene de la porción central del calcáneo y debe tener 11 mm de diámetro por 25
mm de largo, al cual se colocan dos suturas no absorbibles del No. 5.

La terminación tendinosa del injerto es tubularizada con un doble amarre con sutura del No.
5 no absorbible. El LCL se reconstruye con un aloinjerto del tendón de Aquiles con un taquete
de 7-8 mm de diámetro. Alternativamente, el aloinjerto HTRH restante del injerto del LCA
puede ser utilizado para la reconstrucción del LCL. Cualquier aloinjerto del tendón tibial
anterior o aloinjerto del tendón de la corva ipsilateral pueden ser utilizados para la
reconstrucción del ligamento popliteofibular. Estos injertos son preparados con un diámetro
de 7 mm y asegurados con suturas no absorbibles del No. 2 en ambos extremos.5 Se ha
34

descrito con detalle la reconstrucción del LCA y LPC. La inserción femoral y tibial de los
ligamentos cruzados se identifica artroscópicamente.

Los túneles femorales para LCP son realizados para reproducir el haz anterolateral del LCP
nativo, mientras que los túneles para el LCA son realizados en el centro de sus inserciones
anatómicas. En la lesión aguda de rodilla, una técnica de túnel transtibial para la
reconstrucción del LCP es más segura que la técnica de incrustación tibial. Esta técnica
requiere una disección extensa de tejidos blandos y aumenta el riesgo de lesión vascular
asociada con el abordaje posterior. Algunas técnicas modificadas son útiles para la
reconstrucción multiligamentaria.

Un orden para la reconstrucción de los ligamentos cruzados en reportes recientes se ha


demostrado que la reconstrucción del LCA con un solo haz, da como resultado que un
número considerable de pacientes curse con persistencia de laxitud anteroposterior y
persistencia del PivotShift. La evaluación biomecánica indica que la reconstrucción con
ambos componentes, haz anteromedial y haz posterolateral, puede proveer un alto grado de
estabilidad anteroposterior y rotacional de la rodilla. Las continuas preocupaciones con la
técnica del doble haz incluyen un elevado riesgo de osteonecrosis del cóndilo femoral lateral,
fractura del cóndilo, el choque de injertos y la elevada dificultad en la revisión de casos.

Las técnicas de reconstrucción con doble haz se han introducido con la pretensión de
reproducir de forma más exacta la compleja anatomía funcional del ligamento cruzado
posterior (Figura 4). Los estudios biomecánicos han demostrado que la incorporación de un
haz posteromedial reduce el desplazamiento posterior de la tibia al flexionar la rodilla, así
como al extenderla, lo que indica que este haz cumple una importante función a lo largo de
su movimiento de flexión.

Se han reportado muchas técnicas artroscópicas para la reconstrucción del LCP usando un
doble haz con injerto de tendón conformado en Y (2 túneles femorales y un túnel tibial). Sin
embargo, este procedimiento es en ocasiones difícil, debido a que el injerto debe ser
reforzado en diferentes grados de flexión, obteniendo la fuerza completa de ambos haces.
Otros autores consideran que realizar la reconstrucción de LCP usando doble haz con doble
túnel (2 túneles femorales y 2 túneles tibiales) permite una reconstrucción anatómica, una
mejor restauración biomecánica de la rodilla y por lo tanto, mejores resultados.
35

A pesar de los avances logrados en la cirugía artroscópica de rodilla, la capacidad de acceder


con seguridad a la región posteromedial y posterolateral sigue siendo una habilidad útil para
cirujanos ortopédicos generales, así como especialistas en cirugía de rodilla y en medicina
del deporte. Las indicaciones quirúrgicas incluyen la reparación o reconstrucción alrededor
de la región posteromedial y posterolateral de rodilla, reparación meniscal «dentro-fuera»,
reconstrucción del ligamento cruzado posterior con incrustación tibial y escisión de un quiste
de Baker. Enfocados en el abordaje, éste puede ser realizado a través de incisiones muy
pequeñas, de 2 a 3 cm; se pueden usar abordajes más extensos para reparar las lesiones
traumáticas o para realizar procedimientos de reconstrucción.

Albright y Brown describieron un procedimiento tipo arnés para el tratamiento de la


inestabilidad rotatoria posterolateral, que incluye el uso de autoinjerto (un deslizamiento
central de la banda iliotibial) o un aloinjerto (tendón de Aquiles o banda iliotibial) para
aproximar la reconstrucción del tendón poplíteo y por tanto mejorar la estabilidad. El injerto
(que actúa como arnés) es pasado a través de un túnel en la parte proximal de la tibia y se fija
sólo proximal al origen del ligamento colateral lateral sobre el cóndilo femoral. Para lesiones
que incluyen el complejo poplíteo deben abordarse tanto el tibial como el peroneo (ligamento
popliteofibular) anexos al tendón poplíteo.

Con lesiones aisladas del componente tibial o peroneo del complejo poplíteo, el cirujano
puede usar un solo injerto fijado dentro del cóndilo femoral lateral que se extiende
distalmente a través de un túnel en la tibia o en la cabeza del peroné, respectivamente. En los
casos en que ambos componentes del complejo poplíteo estén rotos, puede usarse un solo
aloinjerto de tendón de Aquiles dividido o un autoinjerto o aloinjerto del tendón patelar. Con
esta técnica, el injerto con taquete óseo se fija en el cóndilo femoral lateral; el injerto es
dividido distalmente y se pasa a través de túneles en la parte proximal de la tibia y el peroné.
Bullis y Paulos usaron una técnica similar empleando un aloinjerto bífido del tendón de
Aquiles para reconstruir el complejo poplíteo.

La reconstrucción de Clancy es el mejor método para el tratamiento de la inestabilidad


posterolateral y lesión del LCL grado III, aunque técnicamente es más demandante. La
reconstrucción posterolateral de Clancy fue descrita en 1978 y actualmente sigue siendo la
elección de su autor para tratar este problema. Él utiliza dos túneles en el fémur y aloinjerto
36

de cadáver: tendón de Aquiles. Fernando Radice D. y cols. modificaron esta técnica con
autoinjerto del tendón del cuadríceps, que se prepara dividiéndolo en tres bandas con
Ethibond 2.0 y conservando un taquete óseo de 9 a 10 mm de ancho y 20 mm de largo.

El injerto debe de tener al menos 12 cm de largo para que sobre a lo largo de los túneles. La
reconstrucción posterolateral es una técnica más demandante, pero permite resolver todos los
problemas. El utilizar el injerto de tendón del cuadríceps contralateral preparado en dos o tres
bandas, nos ha solucionado completamente la falta de aloinjertos. La restauración anatómica
que se alcanza es óptima.

Pavlovich y Berumen utilizaron una técnica trivalente para la reconstrucción de la esquina


posterolateral y lateral de rodilla, utilizando un nuevo abordaje que resuelve el viejo
problema ocasionado por el endurecimiento del ligamento colateral fibular, ligamento
arcuato, la cápsula (parcialmente) y el tendón del bíceps en un solo paso mediante la
realización de una osteotomía oblicua de la cabeza del peroné, jalando posteriormente estas
estructuras hacia abajo, con lo que se obtienen muy buenos resultados.

La artroscopia ayuda a definir el tipo de daño interarticular, pero este procedimiento no debe
ser realizado antes de las dos semanas de transcurrido el traumatismo, porque durante este
tiempo aún no ocurre el cierre del daño capsular y se produce el escape de líquido fuera de
la articulación, además debe ser realizada a baja presión para evitar lo descrito con
anterioridad.

Métodos diagnóstico de lesiones de rodilla Exploración física

Cuatro síntomas o signos principales: Dolor: Nos puede orientar sobre la zona lesionada, su
intensidad no siempre está relacionada con la magnitud de la lesión. La causa más frecuente
en atención primaria es el dolor en la parte interna, que suele estar causado por desequilibrio
muscular a nivel rotuliano causado por una liegar atrofia del vasto medial, con lo que produce
el desplazamiento del hueso. Es importante conocer si se trata de un dolor mecánico, (al
apoyar) o inflamatorio (por la noche), en el segundo caso precisa mayor atención pues se
puede tratar de una enfermedad reumática, infecciosa o tumoral. Dolor referido por patología
37

de la cadera: Forma de comienzo de la epifisiolisis atraumática de a cadera. Hinchazón:


Puede estar causado por un derrame articular, o a una tumefacción de las partes blandas.

El derrame lo distinguimos por estar más marcado por encima de la rótula, el resto se
localizan en otros puntos. Pero si el traumatismo es grave puede romper la cápsula articular
y difundir hacia los tejidos blandos. Atrofia de cuádriceps: Refleja de forma objetiva un
problema importante. Otros menos importantes en el niño: Fallos o sensación de inestabilidad
de la rodilla, por insuficiencia aguda o crónica de alguno de los ligamentos. También pueden
referir bloqueos, con imposibilidad de extensión completa, casi siempre por lesión meniscal,
aunque también se puede deber a la presencia de un cuerpo libre intraarticular, el paciente
suele referir “algo suelto en la rodilla”, es importante no confundirlo con la limitación
provocada por el derrame. - Inspección Si camina o no, si dobla la rodilla o no al quitarle la
ropa.

También han de observarse si hay heridas, equimosis, enrojecimiento o hinchazón. -


Palpación Con la punta de los dedos detalladamente, en supino, desnudo desde la ingle hasta
los pies y la rodilla en extensión completa. Advertir un aumento de calor local, si hay
presencia de crepitación articular y puntos dolorosos. Estudios por imagen - Radiología
simple El estudio radiológico básico de la rodilla es la radiografía simple en proyecciones
anteroposterior y lateral. Una radiografía anteroposterior bien realizada debe cumplir los
siguientes requisitos: Estar centrada en el espacio articular femorotibial. Los cóndilos
femorales deben estar situados en las mesetas tibiales. La porción lateral de la tibia debe
superponerse un 25-50% sobre la cabeza del peroné.

• La rótula debe verse proyectada sobre la escotadura intercondílea. Valoraremos las


estructuras óseas en busca de patología ósea y/o variantes de la normalidad. El
alineamiento entre fémur y tibia se produce con 7º de valgo, a la vez que el
compartimento lateral suele ser más ancho que el medial. El espacio articular de
ambos compartimentos debe tener la misma altura.

Si existe sospecha de afectación del espacio articular conviene realizar una Rx


anteroposterior en bipedestación. En ocasiones podremos ver calcificaciones en el espacio
articular, que en mayor frecuencia corresponden a pirofosfato cálcico de la condrocalcinosis,
depositado sobre los meniscos. Por último, se debe valorar el estado de las partes blandas, en
38

busca de desplazamientos de planos, masas, etc. Una radiografía lateral bien realizada debe
cumplir los siguientes requisitos:

Se realiza con flexión de 30º con el paciente tumbado sobre el lado afecto. La cabeza del
peroné se superpone parcialmente con la porción posterior de la tibia. Los cóndilos femorales
deben estar superpuestos. El cóndilo interno está ligeramente magnificado ya que está más
alejado de la placa radiográfica. La rótula debe estar situada anteriormente a la tróclea
femoral y los cóndilos femorales sobre los platillos tibiales. En los cóndilos se observa una
línea craneocaudal y posteroanterior que marca la escotadura intercondílea y se denomina
línea de Blumensaat.

Sobre ella se visualiza una línea horizontal que corresponde a la cicatriz de la fisis. La rótula
de situarse entre ambas líneas. En esta proyección podemos observar la fabela, hueso
sesamoideo inconstante del gemelo externo, así como otras calcificaciones, normalmente a
nivel posterior. Esta es la mejor proyección para valorar la existencia de derrame articular,
que se presenta como una masa ovalada de densidad agua entre el tendón cuadricipital y el
fémur Proyecciones radiológicas especiales La proyección axial de la rótula debe solicitarse
cuando se sospeche patología femoropatelar.

Se realiza con el paciente en decúbito prono y la rodilla a estudio en flexión de unos 120º,
con inclinación del rayo de unos 15º. Valoraremos el ángulo de la tróclea que debe ser de
unos 140º, así como la homogeneidad del espacio articular y el centrado de la rótula, así
como otras alteraciones a nivel patelar. La proyección de Fick o proyección de la escotadura
intercondílea se realiza en decúbito prono con la rodilla a 40º de flexión y una inclinación de
40º del rayo. Es útil para valorar la porción posterior de los cóndilos femorales, la escotadura
intercondílea y la eminencia intercondílea de la tibia. Las proyecciones oblícuas medial y
lateral se utilizan sobre todo para valorar fracturas a nivel de la rodilla.

Las proyecciones forzadas en varo/valgo/cajones se realizan para valorar la estabilidad de la


rodilla y la integridad de los ligamentos. - TAC Las indicaciones de la TAC en la articulación
de la rodilla son:

1. Completar el estudio de las fracturas, especialmente de meseta tibial.


2. Valorar estructuras calcificadas (cuerpos libres intraarticulares, lesiones blásticas…).
39

3. Valorar la congruencia articular.


4. Estudio rotacional de la extremidad inferior.
5. Servir como guía para punciones diagnósticas o tratamientos percutáneos.
a. Ecografía Las indicaciones de la ecografía en la articulación de la rodilla son:
i. Estudio de patología muscular, tendinosa y ligamentosa superficial.
ii. Lesiones quísticas periarticulares
iii. Valoración de derrame articular.
iv. Estudio de masa superficiales.
v. Patología vascular (TVP, patología arterial…) - RMN Sus
indicaciones son:
vi. Estudio de la patología meniscal, ligamentosa, sinovial y del cartílago
articular.
vii. Detección y valoración de evolución de osteonecrosis, osteoporosis y
fracturas ocultas.
viii. Estudio de tumores óseos y de partes blandas, así como de infecciones
(figura 3). - Artroscopia La artroscopia es la cirugía que se utiliza
haciendo pequeños cortes en la rodilla y observando su interior con el
uso de una micro-cámara y es actualmente, el único método que
permite la visualización directa de las estructuras intraarticulares,
establecer el diagnóstico y el tratamiento de la mayoría de estas
dolencias.

Los hallazgos muestran una importante incidencia de diagnósticos adicionales o diferentes


al comparar el diagnóstico clínico de ruptura meniscal con el diagnóstico artroscópico. Esta
alternativa diagnóstico terapéutica permite una pronta rehabilitación. Mediante la clínica y el
conocimiento de los mecanismos de las lesiones podemos establecer el diagnóstico de los
principales padecimientos de la rodilla, pudiendo corroborar éste o diagnosticar patologías
agregadas en las lesiones de rodillas mediante la artroscopia.”

• Artrocentesis La artrocentesis consiste en la punción articular y la extracción de


líquido sinovial del espacio articular con fines diagnósticos o terapéuticos. Realizada
en condiciones de asepsia rigurosa es una técnica sencilla, con escasos riesgos, que
40

puede establecer u orientar el diagnóstico de una inflamación articular. La principal


indicación de la artrocentesises el diagnóstico diferencial de la monoartritis o
tumefacción, dolor y limitación funcional de una sola articulación.

prevención de lesiones deportiva. Modelos preventivos y características.

En los ochenta, Ekstrand, J., y colaboradores (Bizzini, Junge, & Dvorak, 2013), desarrollaron
el primer programa de prevención de lesiones de varios deportes. Especialmente, el fútbol
a partir de un estudio científico, y posteriormente en 1992, Van Mechelen et al. (Cos, Cos,
Buenaventura, Pruna, & Ekstrand, 2010; Van Mechelen, Hlobil, & Kemper, 1992),
estructuraron el “Modelo secuencial para la prevención de lesiones”, basado en la vigilancia
de lesiones. Contemplaban cuatro fases tendientes a identificar factores de riesgo.

1.- Primera o fase A: Retomaba la información posible, estableciendo magnitud del


problema, identificación de incidencia y severidad lesional acorde al deporte, la disciplina
deportiva y la especialización del deportista;

2.- La fase B: Identificaba factores de riesgo y mecanismo lesivo;

3.- La fase C: Establecían medidas de prevención con base a la etiología y mecanismos


lesionales.

4.- En la fase D: Miraba la efectividad de las medidas preventivas, las que debían evaluarse
una vez reinicie la fase A. Ya en 1994, (Meeuwisse, Tyreman, Hagel, & Emery, 2007),
publicaron el “Modelo multifactorial de causación”: Que analizaba los factores intrínsecos-
extrínsecos, así como, estos eventos incitan a una lesión.

Los anteriores aspectos fueron ampliados desde las interacciones que desarrollaban entre
sí, es decir, dividieron en factores de riesgo internos (edad, sexo, composición corporal,
entre otros) y externos (superficies y aditamentos necesarios para la práctica), los autores
indicaban que la presencia de estos factores no son los únicos que supeditaban la aparición
de la lesión deportiva, concluyendo que es la suma de estos más las interacciones entre sí
41

con el medio, los que la ocasionan, esto lo resumen en el “Acontecimiento


Desencadenante” (Cos et al., 2010). En 2005, se amplió la descripción biomecánica general
y la importancia de la situación de juego, el comportamiento del jugador y oponente, como
elementos del evento incitante (Bahr & Krosshaug, 2005).

Otro autor rediseñó y revisó la eficacia de modelos anteriores. Finch, 2006 (Cos et al., 2010),
anexo al modelo de Van Mechelen y colaboradores, las fases C y D, en donde se resaltó la
validación de los programas, imprimiendo la metodología científica y la efectividad de las
medidas en la práctica deportiva; los autores, también establecieron la determinación de la
eficiencia a nivel económico, administrativo y de mejora del deportista, otros aspectos
contemplados eran como realizar las implementaciones y aplicaciones del mismo, es decir
viabilidad.

Sin embargo, el abordaje del deportista en ausencia de lesión, como estas circunstancias
pueden afectar la predecesión de la lesión, conllevan a que un factor de riesgo cambie el
cuadro etiológico, es aquí, donde la propuesta combinada de los modelos de (M.D., 1994),
(Gissane, White, Kerr, & Jennings, 2001) y (Bahr & Krosshaug, 2005) en el 2007, tomaban
fuerza desde el “Enfoque de tipo dinámico”, se analizaron consecuencias, haciendo énfasis
en adaptaciones del contexto del deporte [la presencia y ausencia de lesión].

Por último, estos modelos fueron complementados por: Van Tiggelen, 2008 (Cos et al.,
2010), en donde las lesiones deportivas se asociaban a factores multicausales, es decir,
establecieron el riesgo de un deportista en una determinada situación [factores de riesgo]
y cómo se producen las lesiones [mecanismo lesional]. Prevención de lesiones deportivas
en el jugador de fútbol. Modelos actuales. Hacia 1999-2000, el comité médico de la Unión
of European Football Associations (UEFA), desarrolló una serie de debates en torno al
diseño más apropiado para el estudio metodológico de lesiones en el fútbol, llegando a la
construcción del documento “Recomendaciones UEFA”. Hägglund et al. (Cos et al., 2010;
Hägglund, M., Waldén, Bahr, & Ekstrand, 2005), analizaron el factor de exposición o
participación, contabilizado por minutos jugados, es decir, diferenciarse el jugador que más
carga desarrollaba por juego;
42

Otro aspecto, era el tiempo de contraída la lesión: pretemporada, temporada,


posttemporada; conocimiento del historial médicodeportivo, previo al evento lesivo y la
lesión y sus características, teniendo en cuenta: Edad, peso, estatura, pierna dominante
(pierna de chut) e historia de antiguas lesiones y procedimientos quirúrgicos; historial de
entrenamiento y sus contenidos [capacidades físicas condicionales y coordinativas],
condición física, superficies de juego. La prevención de lesiones en el jugador de fútbol, es
una estrategia de abordaje fundamental, relacionada con consecuencias negativas para la
salud del jugador a largo plazo. Sin embargo, la erradicación lesiva total no es una
posibilidad a contemplar, debido a que, es un factor intrínseco de la práctica.
Paralelamente, acelera el proceso de recuperación funcional del jugador al terreno de
juego, con mejores condiciones físicoatléticas.

programas de prevención de lesiones en el fútbol, han sido desarrollados y analizados tanto


en hombres como en mujeres, en el caso de estas últimas, se han estudiado su anatomía y
factores de riesgo específicos, presentes durante las ejecuciones deportivas.
Específicamente, en el gesto del pateo, la literatura también muestra que, en cuanto al
hombre a nivel abdominal y Hamstring, son zonas más documentadas, debido a su
incidencia lesiva. A continuación, se expondrán los principales programas preventivos
reconocidos por su especificidad y otros desarrollados por la Federación Internacional de
Fútbol AsociadoFIFA. FIFA 11 (Nouni-García et al., 2018).

Programa reconocido a nivel mundial, protocolizado y creado por la Federación


Internacional de Fútbol (FIFA) y su Centro de Evaluación e Investigación Médica (F-MARC),
se ha aplicado a jugadores (masculinos y femeninos) practicantes de fútbol como método
de prevención de lesiones. 'El 11', como fue conocido, era un programa preventivo para
jugadores amateurs. Su efectividad demostrada ampliamente en un estudio realizado en
Suiza. Programa preventivo simple, atractivo y efectivo, no requería ningún material
específico, solo una pelota.

Los objetivos principales de este programa de 10 ejercicios, eran la estabilización lumbo-


pélvica o central, ejercicios pliométricos, agilidad y control neuromuscular. FIFA 11+ (Bizzini
43

et al., 2013). El más conocido y difundido, desarrollado en 2006 por la “Fédération


Internationale de Football Association” (FIFA). Centro de Investigación y Trauma Deportivo
de Oslo (OSTRC), Fundación de Investigación en Ortopedia y Medicina Deportiva de Santa
Mónica (SMSMF) y su Centro de Evaluación e Investigación Médica (F-MARC), es un
programa de calentamiento y preventivo de lesiones neuromusculares, con ejercicios de
carrera al principio y al final para activar el sistema cardiovascular y ejercicios preventivos
específicos que se centran en la fuerza, el equilibrio y la agilidad del core y piernas (Ejercicios
de carrera a baja intensidad, fuerza, pliometría y equilibrio;

Ejercicios de carrera combinados con movimientos propios del fútbol), cada uno con tres
niveles de dificultad creciente (15 ejercicios, integrados en 3 bloques) para proporcionar
variación y progresión, tarda en promedio 20 minutos para su desarrollo, diseñado para
aplicarlo antes de entrenamientos o partidos de fútbol. (Owoeye, Akinbo, Tella, & Olawale,
2014), examinaron la eficacia del programa FIFA11+ en la reducción del riesgo de lesiones
en jugadores jóvenes de fútbol de la Liga Juvenil, intervinieron 20 equipos [416 jugadores,
14 y 19 años]. Se aplicó durante una temporada [Septiembre 2012-Febrero 2013]. El grupo
control, realizaba un programa de calentamiento habitual sin estructuración, el
seguimiento de equipos se desarrolló semana a semana por tres fisioterapeutas expertos,
de acuerdo al consenso de (Fuller et al., 2006). Se registraron lesiones deportivas, que
influían en la no participación plena en entrenamientos y partidos de jugadores afectados;
amplió la documentación con entrenadores.

En total, 130 lesiones se registraron en 104 (25%) de los 416 jugadores. El FIFA11+ redujo
significativamente la tasa general de lesiones en el grupo experimento (41%) y fueron
menos las lesiones en extremidades inferiores en (48%). El programa demostró eficacia en
reducir la tasa de lesiones en jugadores jóvenes. Un estudio desarrollado por
(SilversGranelli et al., 2015), empleó el programa FIFA11+ en jugadores universitarios en 61
instituciones con 27 equipos [1525 jugadores entre 18-25 años], pertenecientes a National
Collegiate Athletic Association (NCAA).
44

Se registraron lesiones en liga nacional, [lesión/exposición, registrados semanalmente por


entrenador del equipo, capacitado para ello, en temporada competitiva] frecuencia de
aplicación 3 veces/semana/20 minutos [Agosto-Diciembre de 2012], en el grupo
experimental-GE y en el grupo control-GC, no se estructuró ningún programa de
calentamiento.

El total de días perdidos, debido a una lesión fue significativamente mayor para el GC (media
±SD, 13.20 ± 26,6 días) que para el GE (media ± SD, 10,08 ± 14,68 días) (P = .007). En
conclusión, se redujo significativamente la tasa de lesiones (46,1%) y la pérdida de tiempo
de una lesión (28,6%) en el jugador de competición universitaria. (Hammes et al., 2015),
desarrollaron un estudio controlado aleatorizado en jugadores de fútbol veteranos en
situación real, emplearon el consenso de (Fuller et al., 2006) para el registro de lesiones
[horas de exposición: partidos-competición y las lesiones: ubicación, tipo, recurrencia,
causa y ocurrencia].

No se encontraron diferencias significativas entre la incidencia general de lesiones, sólo las


lesiones graves alcanzaron significancia estadística con mayor incidencia en GC. En
conclusión, el "FIFA 11+", no tuvo efectos en la prevención lesiones en los futbolistas
veteranos. Estos hallazgos son similares en resultados más no en población de estudio, al
desarrollado en Colombia 2017 (García-Solano, MontealegreMesa, & Pérez-Parra, 2019); se
buscó determinar el efecto del programa de calentamiento FIFA 11+® sobre la prevención
de lesiones deportivas de miembros inferiores en futbolistas juveniles de 14- 16 años, las
conclusiones arrojaron que no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en
la incidencia de lesiones deportivas de miembros inferiores. Por su parte (Lagas et al., 2019)
aplicaron FIFA 11+ en equipos masculino holandeses conformados por adolescentes [16 y
19 años], tampoco, se halló efectividad de estos ejercicios en el GE, en contraste con el GC;
la reducción del movimiento de valgo de rodilla y el rango de movimiento articular- ROM,
de flexión de rodilla, no demostraron cambios significativos, tampoco la ratio de fuerza
cuádriceps/isquiotibiales [Q/H] en ambos grupos (García-Solano et al., 2019; Sadigursky et
al., 2017).
45

Por último, se destaca la diversidad de estudios y resultados frente a su aplicación, algunos


indicaban que no se encontraron diferencias significativas en incidencia general de lesiones
o gravedad de lesiones entre el grupo de intervención y de control, con énfasis en el jugador
de fútbol masculino. Particularmente, en jugadores amateur (Lagas et al., 2019); otros
señalan la eficacia para el entrenamiento y acondicionamiento de la mejora en fuerza y
equilibrio muscular alrededor de la articulación de la rodilla (Ayala et al., 2017) y su práctica
a modo de calentamiento, requiere por lo menos dos veces/semana/tres meses
consecutivos (Van Beijsterveldt et al., 2012).

En cuanto a poblaciones específicas, las mujeres son las más estudiadas, por la
particularidad anatómica femenina [rodillas, ligamento cruzado anterior y región caderas],
además de la predisposición del género a presentar mayor riesgo de lesiones durante
ejecuciones deportivas. Específicamente, en el gesto del pateo, mientras que el jugador
masculino, requiere el trabajo del CORE y de los Hamstring, por su incidencia lesiva
documentada (Pérez-Parra, J.; García-Solano, K.; Montealegre-Mesa, L., 2017). FIFA 11 +
Shoulder (Ejnisman et al., 2016). Es derivado del FIFA 11+, constituido por un grupo
internacional de expertos [ortopedistas en lesiones de hombro, fisioterapeutas con
experiencia en lesiones de fútbol y especialistas en rehabilitación deportiva]. Constituido
por tres partes: Parte I: Ejercicios de calentamiento general; Parte II: Ejercicios para
desarrollar fuerza y equilibrio de músculos de hombros, codos, muñecas y dedos; Parte III:
Lo constituían ejercicios avanzados de estabilidad del núcleo y control muscular. 20 -25
minutos, 3 veces por semana y reemplaza el calentamiento habitual. Los ejercicios se
centran en estabilidad del core y control neuromuscular, la fuerza de mecanismo excéntrico
y agilidad. El “FIFA 11 + Kids" (Rössler et al., 2018).

Programa basado en ejercicios para prevenir lesiones de fútbol en niños. Se basó en un


estudio epidemiológico de incidencia de lesiones y características del fútbol infantil. Consta
de siete ejercicios diferentes, se realizaban en 15-20 minutos. Los ejercicios eran estabilidad
unilateral y dinámica de extremidades inferiores: saltar, saltar/aterrizar, otros ejercicios
fuerza / estabilidad de cuerpo y tronco. La dificultad va progresiva: cinco niveles,
46

relacionados con edad, madurez y habilidades motoras de niños de 7 a 13 años. Programa


poco reconocido en Colombia.

Programas preventivos lesiones de rodilla. La rodilla es una articulación de importancia en


este deporte, especialmente el ligamento Cruzado Anterior – LCA, ocupa el 5% de lesiones
en miembros inferiores – MMII. En cuanto al sexo, las mujeres presentan entre 2 a 3 veces
mayor riesgo lesivo que los hombres, en una situación de sobrecarga, mientras que los
hombres, se lesionan a edades tempranas, asociados a mecanismos de trauma directo
(Quero, D., Peláez, M., Núñez-Sánchez, 2011). Knäkontroll [Knäkontroll, SISU
Idrottsböcker©, Sweden, 2005] (Martín Hägglund et al., 2013; Quero, D., Peláez, M., Núñez-
Sánchez, 2011; Robles-Palazón & Sainz de Baranda, 2017), programa preventivo
neuromuscular de calentamiento ordenado y diseñado para disminuir lesiones agudas de
rodilla en jóvenes deportistas, desarrollado por grupo de expertos y fisioterapeutas
pertenecientes a la organización médica de la Asociación Sueca de Fútbol, en colaboración
con la Federación de Balonmano, de Baloncesto y de Floorball del mismo país [Hägglund,
Waldén, & Atroshi, 2009].

Combina 6 ejercicios de fuerza y control de correcta alineación de rodillas: sentadilla


unipodal, puente lumbar dinámico, sentadilla bipodal, plancha frontal, zancadas, y técnica
de salto y caída. (Martin Hägglund et al., 2013), estudio aplicado a 184 equipos de fútbol,
conformados por mujeres jugadoras [12 a 17 años], encontrando que redujo lesiones de
rodilla, se evidenció el grupo de alto cumplimiento, obtuvo una disminución del 88% [tasa
de lesiones LCA], se observaron reducciones entre 72% y 90% para lesiones graves y lesiones
agudas de rodilla específicamente, LCA. (Walden, Atroshi, Magnusson, Wagner, &
Hagglund, 2012).

Corroboraron reducción de lesiones en rodilla en su estudio aplicado durante una


temporada a 4564 mujeres jugadoras de fútbol de edades iguales. Harmoknee (Impellizzeri
et al., 2013; Robles-Palazón & Sainz de Baranda, 2017; Walden et al., 2012). Programa
aplicado a jóvenes jugadores, mejora los principales factores de riesgo modificables de
47

lesiones de rodilla. Específicamente, aquellos relacionados con esguinces y rupturas LCA


(control de la rodilla en acciones de salto y caída, estabilidad dinámica global de la
extremidad inferior, fuerza excéntrica, rango de movimiento articular entre otros en 5
bloques de ejercicios: carrera con variante, ejercicios de activación muscular, equilibrio,
fuerza y estabilidad del CORE).

En estudio hecho por (Kiani et al., 2010), aplicaron este programa en 1506 mujeres
jugadoras de fútbol, [3- 19 años], evidenció elevada reducción de incidencia lesional de
rodilla, propiamente en lesiones sin contacto articular (Kiani et al., 2010; Robles-Palazón &
Sainz de Baranda, 2017). De igual modo, parece que también tiene repercusiones positivas
en la mejora el control neuromuscular del tronco (Daneshjoo, Mokhtar, Rahnama, & Yusof,
2013; Elliott, Zarins, Powell, & Kenyon, 2011). Pero, no se conocen los efectos agudos del
programa, en el rendimiento físico (Impellizzeri et al., 2013). (Mandelbaum et al., 2005;
Romero-Moraleda et al., 2017).

Objetivo combatir determinados déficits que puedan presentar jóvenes jugadoras de fútbol
e incrementar riesgo de lesión en articulación de la rodilla y LCA, consta de: 5 bloques de
19 ejercicios, se integran componentes de carrera, flexibilidad, fuerza, pliometría y agilidad.
(Mandelbaum et al., 2005) desarrolló en 1041 jugadoras de fútbol durante 2 temporadas
un programa preventivo y de calentamiento, el estudio reveló una reducción significativa
de la incidencia lesional del LCA en la temporada 1 y 2. En otro estudio hecho por Gilchrist
et al.(Romero-Moraleda et al., 2017) se mostró una reducción del 70% de incidencia lesional
del LCA en el grupo intervención en comparación con el grupo control, tras aplicar el PEP
durante 12 semanas de entrenamiento en una población de 1435 mujeres jugadoras de
fútbol. "Nordic Hamstring Exercise" [NH] (Kiani et al., 2010; Raya González, 2017;
RomeroMoraleda et al., 2017). Ejercicio diseñado para fortalecer la musculatura posterior
del muslo [isquiotibiales]

Los isquiotibiales se lesionan ya sea por aumento de su longitud muscular o por


desaceleración excéntrica en la fase final de la carrera, y es evidente, que en el fútbol estas
dos acciones son de continua aparición (Nessler, Denney, & Sampley, 2017; Sconce, E.,
48

Jones, P., 2013), desarrollado de manera excéntrica por en parejas, minimizando la carga
en la fase concéntrica, (1 semana: 1 sesión, 2 series, 5 repeticiones; 2 semana: 2 sesiones,
2 series, 6 repeticiones; 3 semana: 3 sesiones, 3 series, 6-8 repeticiones; 4 semana: 3
sesiones, 3 series, 8-10 repeticiones; 5-7 semana: 3 sesiones, 3 series, 12-10-8 repeticiones;
posición de inicio fue en rodillas).

En el estudio hecho por: Van Der Horst et al. (Opar et al., 2015) que aplicaron
entrenamiento NH en jugadores profesionales holandeses por 13 semanas/25 sesiones, se
redujo las lesiones en isquiosurales. (Petersen, Thorborg, Nielsen, Budtz-Jørgensen, &
Hölmich, 2011), otros aplicaron NH como programa preventivo [jugadores amateurs y
profesionales de Dinamarca], se encontraron resultados significativos en la disminución de
la ratio de lesiones de isquiotibiales por cada 100 jugadores/temporada, y de igual forma,
la ratio de recaídas en lesiones de isquiotibiales por cada 100/temporada.

Programa KLIP/KIIP Program [Knee Ligament Injury Prevention] (Mandelbaum et al., 2005;
Petersen et al., 2011; Pfeiffer, Shea, Roberts, Grandstrand, & Bond, 2006). Es un programa
neuromuscular, incluye ejercicios de fortalecimiento, pliometría, equilibrio y agilidad que
inciden en la correcta flexión de miembros inferiores y en una adecuada amortiguación del
salto evitando el valgo de rodilla (41 ejercicios, se completan en 3ra semana de aplicación
del programa). El estudio de (LaBella et al., 2011) demostró que un calentamiento
neuromuscular disminuye significativamente las lesiones del LCA, mostrando una reducción
del 65% de las lesiones de no contacto en 1492 jugadoras de fútbol y baloncesto, al aplicar
el programa KLIP durante 6 semanas en pretemporada. Otros estudios, (Pfeiffer et al.,
2006), no demostraron reducción de incidencia lesional del LCA en el grupo de intervención
comparado con el grupo control [1439 jugadoras de fútbol durante 2 años, frecuencia 2
sesiones/semana/20 minutos. Ejercicio de Aducción de Copenhague [CA] (Harøy et al.,
2017). Se enfoca en aductores de cadera. Se decidió incluir el ejercicio en el programa FIFA
11+ y se evidenció aumento de fuerza de aducción de cadera excéntrica, se consideró
efectivo la combinación de ambos programas con un enfoque preventivo en las lesiones de
la ingle.
49

El concepto integral de la rehabilitación en el deporte Distintivamente

Con respecto a la rehabilitación convencional, la rehabilitación deportiva requiere no sólo la


completa restauración del rendimiento funcional de la articulación o extremidad afecta, sino
que también comprende el mantenimiento de las capacidades atléticas del deportista,
mediante su trabajo según un plan de entrenamiento modificado de acuerdo a las
características de la lesión. De este modo, el modelo de plan de tratamiento para una lesión
deportiva se asemeja mucho a una planificación de entrenamiento, con los añadidos de la
terapéutica necesaria sobre el foco patológico.

Este plan se construye sobre el conocimiento de los límites en la regeneración del tejido, y a
través de la recuperación de la fuerza, potencia y resistencia musculares, mientras que la
flexibilidad estructural y la capacidad cardiovascular se mantienen o mejoran. De este modo,
el proceso de rehabilitación se puede estructurar según los principios de la planificación
moderna del entrenamiento, dado que se van a trabajar muchas de las cualidades físicas del
deportista, con las modificaciones dictadas por su lesión.

Esta planificación se puede materializar en el diseño de un macrociclo de rehabilitación, que


es caracterizado por el objetivo concreto de la recuperación de la lesión, y con objetivos
secundarios de mantenimiento o mejora de otras cualidades físicas. No podemos olvidar que
el tiempo de baja es un excelente momento para mejorar áreas de rendimiento del deportista
cuyo trabajo se ha podido limitar anteriormente por cuestiones de priorización y gestión de
tiempo.

De este modo, durante el periodo de lesión se pueden trabajar aspectos como la flexibilidad
o la musculación de algunos segmentos corporales, de modo que se consigan mejoras a la
hora de la vuelta al entrenamiento. El macrociclo de rehabilitación puede estructurarse en
mesociclos de acumulación, transformación y realización, y en microciclos, de acuerdo a los
principios de la planificación deportiva contemporánea. Los objetivos funcionales finales del
proceso de rehabilitación suelen ser mucho más ambiciosos en el deportista que en el
individuo sedentario, ya que las demandas de aquel sobre su sistema musculoes^ quelético
son mucho mayores. El establecimiento de los objetivos rehabilitadores debe pues basarse en
50

un conocimiento profundo de estas demandas, las cuales varían según la especialidad


deportiva y que comprenden no sólo un alto grado de desarrollo de las cualidades físicas
básicas, sino además unas elevadas prestaciones de control neuromuscular y de funcionalidad
deportiva.

A este respecto, destaca la importancia del trabajo sobre la propiocepción y sobre la


readquisición de las destrezas propias del deporte. Progresando de general a específico, de
simple a complejo, de fácil a difícü con incrementos en la intensidad y repetición, el
deportista es reintroducido en su actividad deportiva habitual. De este modo, la progresión
del deportista a través de su lesión se estructura según unos objetivos parciales complejos,
para cuya obtención cada etapa se basa en los progresos obtenidos en la anterior. Puesto que
tanto la lesión del deportista, como el propio deportista en sí, representan problemas
complejos, la rehabilitación deportiva necesita integrar numerosas herramientas diagnósticas,
terapéuticas y de entrenamiento.

Una aproximación multidisciplinar al problema resulta sin duda en la mejor disposición de


los esfuerzos ante la patología deportiva, ya que la diversidad de factores que hay que
monitorizar y mejorar aconseja la intervención de diferentes expertos. En el campo
diagnóstico, se hace necesaria la integración de exploraciones clínicas e instrumentales, con
aquellas llamadas funcionales y con tests de rendimiento deportivo seleccionados. La lesión
deportiva provoca un proceso de desentrenamiento que es necesario valorar en todas sus
áreas. Para ello, es muy interesante la aportación de pruebas físicas estandarizadas propias
del medio deportivo.

Las evaluaciones debieran ser continuadas, como parte de un proceso de retroalimentación


constante, común con el sistema cerrado característico del entrenamiento deportivo moderno.
En el campo terapéutico, el gran arsenal de medios disponibles requiere la gestión cuidadosa
de elementos tales como la medicación, los medios físicos, la fisioterapia, las ortesis y
equipamiento, la nutrición, la corrección biomecánica, la intervención psicológica y la
planificación de entrenamiento integrado, entre otros. Cada uno de estos ítems es dominado
por diversos tipos de especialistas, cuyo trabajo coordinado es la mejor garantía de eficacia.
Enfoques individualistas de la lesión deportiva dan lugar indefectiblemente a carencias
importantes en la recuperación del deportista.
51

Fisiología de la condición física y de la rehabilitación Dado que la rehabilitación deportiva


emplea un programa de entrenamiento modificado para restablecer la función perdida y
mantener la condición general, el proceso debiera estar presidido en todo momento por los
principios generales del entrenamiento.

El rendimiento de un deportista está influenciado por un gran número de factores, cuya


importancia es necesario identificar, priorizar, evaluar y modificar si se quiere sacar el
máximo partido a las condiciones individuales. Muchos de los condicionantes que afectan
negativamente al rendimiento pueden salir a la luz en el momento de una lesión, y ésta puede
ser la consecuencia de aquellos. En numerosas ocasiones, es a partir de una lesión cuando los
necesarios cambios en el entrenamiento del sujeto son realizados.

De este modo, el proceso de rehabilitación surte un efecto corrector, que trasciende del
tiempo de lesión para formar parte de la estrategia de entrenamiento del deportista. Durante
el tiempo en el que el deportista está lesionado, es importante la conservación del mayor
número de componentes de la condición física posible. El abandono total de la actividad y la
sustitución de ésta por media hora al día de fisioterapia es una práctica bastante frecuente,
que condiciona sin duda un mayor tiempo de baja, un rendimiento disminuido al término del
proceso y un mayor riesgo de lesión recurrente. No se debería de perder de vista que la
condición física es un conjunto complejo de factores que podríamos agrupar
convencionalmente en:

1. Sistemas de energía muscular, representados en las vías aeròbica, anaeróbica láctica y


anaeróbica aláctica, cuyo desarrollo expresa una potencia y capacidad determinadas para
cada una de ellas.

2. Sistema cardiorrespiratorio, en el que se podrían englobar las características de la función


respiratoria, cardiaca, circulatoria y hemática.

3. Sistema neuromuscular, el que se incluirían las cualidades musculares de fuerza, potencia


y resistencia, junto con factores neurales complejos como el reclutamiento, frecuencia de
contracción, la sincronicidad, la secuenciación de patrones de movimiento, el equilibrio o el
control de la estabilidad de una articulación.

4. Flexibilidad, con sus componentes articulares, tisulares y neurales.


52

5. Composición corporal, con sus componentes de masa grasa, masa muscular y masa ósea,
de importancia relativa al tipo de deporte.

Es fácil comprender como, si la reparación de una lesión dura, por ejemplo, dos meses, estos
factores quedarán dramáticamente mermados en caso de que no se le someta a un programa
serio de trabajo. Si esto no es así, al alta del deportista nos podemos encontrar con. por
ejemplo, varios kilos de más y una condición física pobre que requiera un tiempo adicional
para volver a ser la que era. De este modo, se hace absolutamente necesario el entrenamiento
continuado de estos factores, de una manera integrada con el programa de rehabilitación.

De hecho, algunos deportistas de elite pueden trabajar más horas durante su rehabilitación
que durante el entrenamiento normal, cuando no tienen problemas. En condiciones ideales
de alto rendimiento, el programa de rehabilitación preside la vida del deportista durante el
tiempo en que éste está lesionado. En deportistas de menor nivel, el programa debe adaptarse
a los recursos y tiempo de cada individuo, pero no debe obviarse en absoluto, dado que no
solamente tiene incidencia sobre el rendimiento posterior, sino también sobre la propia
predisposición a lesionarse de nuevo.

La práctica habitual de partir de cero tras una lesión tiene un alto coste en lesiones
recidivantes, y esto se observa, desgraciadamente, de forma frecuente en la práctica clínica.
Parte importante del programa de rehabilitación la constituye el entrenamiento de la
condición muscular, expresada en sus características de fuerza, potencia y resistencia.

La mayoría de las lesiones deportivas motivan una afectación de alguna o de todas estas
cualidades, cuyo restablecimiento es materia de trabajo común para el equipo de
rehabilitación, el cual debiera trabajar en conexión con el entrenador para desarrollar
programas, tanto generales como específicos a las demandas del deporte. Para ello, se hace
necesario el conocimiento de las adaptaciones que se dan en respuesta al entrenamiento de
fuerza, así como de los tipos y sistemas de entrenamiento reconocidos, de la metodología
para la documentación de este tipo de entrenamiento, y del diseño de programas
individualizados para lesiones específicas. Por otra parte, para prescribir un programa de
entrenamiento, es necesario basarse en una serie de principios.
53

En primer lugar, éste debiera ser individualizado, fundamentándose en la edad biológica,


condiciones genéticas, estado de condición física, estado de salud, y estado de fatiga, entre
otros factores. Igualmente, es aconsejable optimizar el desarrollo de los componentes de la
condición física de acuerdo al tipo de deporte practicado, puesto que no en todos se requieren
unos niveles máximos de cada uno de ellos. Además, y según la fase de programación, es
demandable un nivel de especificidad concreto, con una adaptación de las características del
entrenamiento a los patrones funcionales del deporte en cuestión.

No se puede pasar por alto que las respuestas corporales a las cargas de ejercicio son en gran
parte específicas a las estructuras y funciones estimuladas. En cuanto a la aplicación de
cargas, es importante respetar los principios de estímulo y supercompensación mediante el
adecuado descanso/descarga, para lo que se hace necesario conocer los tiempos de
recuperación de las cualidades musculares para cada tipo de entrenamiento. Una mala
planificación en este aspecto es especialmente grave cuando se trabaja en la recuperación de
una lesión, puesto que ésta es especialmente sensible a la sobrecarga.

La progresión en el ejercicio, manteniendo el efecto de estímulo, también debe ser cuidada


al máximo, ya que una estructura lesionada presenta una menor tolerancia a los incrementos
bruscos. La periodización del entrenamiento, su monitorización y su evaluación son aspectos
igualmente a tener en cuenta. En general, se puede decir que el programa de rehabilitación
deportiva se apoya en los pilares básicos del entrenamiento deportivo. Es fácilmente
apreciable como el concurso de un especialista formado en este aspecto es de gran valor
dentro del contexto integral de la rehabilitación en el deporte. De igual modo, el trabajo en
equipo con el entrenador o educador habitual del deportista es muy deseable. Son
desgraciadamente frecuentes los casos en que un deportista pierde los beneficios de su
tratamiento obtenidos en la clínica, debido a sesiones de entrenamiento demasiado intensas
o no adecuadas para el momento evolutivo de su lesión, en base a una mala coordinación
entre el equipo de rehabilitación y el entrenador.

Para evitar estas circunstancias, se debería asegurar que el programa de actuaciones es


aceptado y consensuado con el entrenador, tanto como con el propio deportista, así como
definidas sus tareas en estas actuaciones. No se puede olvidar que es el entrenador quien tiene
la responsabilidad principal sobre la actividad deportiva del paciente, y es quien mejor puede
54

motivar y dirigir a éste para el cumplimiento del plan de entrenamiento modificado que
supone el programa de rehabilitación. Su papel es, pues, fundamental. De igual manera, la
rehabilitación deportiva se fundamenta en la ciencia básica de la rehabilitación, puesto que
la respuesta del cuerpo humano a un traumatismo sigue una secuencia temporal predecible y
relativa a la severidad, extensión y tipo de afectación del tejido.

Aunque un manejo adecuado tras la lesión y una intervención ortopédica y rehabilitadora a


tiempo, en adición a la buena salud del atleta y a su adecuado estado psicológico y nutricional,
pueden optimizar las condiciones para la cicatrización y recuperación, en realidad no existe
un factor absoluto que acelere este fenómeno. La respuesta inicial a un traumatismo es la
inflamación. Sin la respuesta inflamatoria, la normal cicatrización no puede realizarse. dado
que la inflamación dispara los factores locales y sistémicos que inician el proceso de
reparación y sustitución del tejido afectado, con la consecuente restauración de la función.

La lesión primaria resultante de la acción traumática afecta a la integridad del tejido,


produciendo lo que usualmente se refiere como lesión secundaria o hipoxia. Se inicia
mediante la liberación de mediadores químicos por parte de las células afectadas, los cuales
alteran el'tono vascular y la permeabilidad capilar, permitiendo al plasma sanguíneo con sus
proteínas el escapar hacia el tejido circundante para producir el característico edema. La
siguiente respuesta corporal es la concentración de elementos defensivos, que usualmente ser
encuentran en la circulación, en el sitio de la lesión. Una vez que los macrófagos completan
la fagocitosis de los detritus procedentes del proceso inflamatorio, el proceso de reparación
puede comenzar.

Es importante reseñar que la inflamación es necesaria para la reparación, pero la verdadera


regeneración del tejido no puede realizarse hasta que la primera decrezca. Si no se
proporcionan las condiciones para que esto se produzca, bien por la aplicación de carga antes
de tiempo o bien por la utilización de medios terapéuticos no adecuados, se puede dar una
condición crónica de inflamación a menudo resistente al tratamiento. Por otra parte, una
duración excesiva del periodo de inmovilización da lugar a una atrofia muscular y a una
inhibición neural refleja que condicionan un progresivo daño articular, lo que muestra la
absoluta necesidad de moderar los síntomas causados por la inflamación y de mantener el
periodo de inmovilización dentro de un mínimo.
55

De hecho, la gestión de la intensidad y de los momentos de introducción de cargas de trabajo


constituye un aspecto primordial y delicado en rehabilitación deportiva, dado que la urgencia
en los tiempos de recuperación requeridos descarta la utilización de las pautas conservadoras
propias de la rehabilitación para la población sedentaria. En el proceso de reparación, los
tejidos no viables son reemplazados a través de un proceso de proliferación fibroblástica,
estableciéndose un puente con una densa red de capilares y de tejido conectivo. El colágeno
se deposita en esta matriz, formando el tejido de cicatrización. Además de este tejido de
reparación, se regenera parte del tejido original, de modo que en el resultado final ambos
tipos de tejido coexisten. Un tratamiento apropiado permite un mayor porcentaje de tejido
regenerado, y por tanto funcional, sobre el tejido fibroso de cicatrización.

El fin de la fase de proliferación fibroblástica marca el inicio de la llamada fase de


maduración. En esta fase, el original patrón desorganizado de disposición de las fibras de
colágeno cambia a un alineamiento • conforme a las líneas impuestas por el estrés físico.
resultando en una organización de superior fuerza tensil. La restauración final de la integridad
del tejido hasta el estado anterior a la lesión es altamente variable en tiempo, y es todavía una
de las principales áreas de investigación en medicina deportiva. No cabe duda de que el
avance en el conocimiento de la historia natural de la lesión es decisivo para el desarrollo de
estrategias de tratamiento rehabilitador eficaces y rápidas, las cuales deberían estar en todo
momento basadas en los hechos científicamente probados, más que en experiencias
individuales aisladas.

Las lesiones deportivas firecuentemente requieren descanso, en orden a respetar los tiempos
de reparación. Sin embargo, el deportista normalmente mantiene o mejora la ñmcionalidad
del sistema musculoesquelético a base de someterlo a estrés repetidamente a través del
entrenamiento. De igual modo, la falta de entrenamiento o desuso causa rápidamente cambios
nocivos en este sistema, con una rápida reducción de sus cualidades mecánicas. En contraste
con la rapidez de la pérdida, la recuperación es más prolongada en el tiempo. La atrofia es el
decremento en el tamaño del tejido, y la medida de la circunferencia de la extremidad es una
medida comúnmente usada que proporciona cierta idea de la extensión de la atrofia muscular.
Sin embargo, los efectos de la inmovilización son numerosos y afectan directamente al
rendimiento, ya que no se limitan al sistema musculoesquelético, sino que también afectan
56

al sistema cardiovascular. Por consiguiente, es un continuo reto para el equipo de


rehabilitación el minimizar los efectos de la inmovilización para agilizar el retorno seguro a
la actividad.

La ultraestructura del músculo inmovilizado desarrolla alteraciones casi inmediatamente.


Conforme el tiempo de desuso avanza, se producen cambios como un descenso en la síntesis
de proteínas, en la capacidad oxidativa, en las propiedades contráctiles y en el área
transversal, con un aumento relativo del colágeno intramuscular, lo que incide en un déficit
de fuerza muscular. En los ligamentos, se observa un descenso de las propiedades mecánicas
y funcionales con déficit de fuerza tensil y de elasticidad, debido a la reducción de la masa y
densidad del colágeno, y a un aumento de su desorganización.

En el hueso, se desarrolla osteoporosis y alteraciones en la unión hueso-ligamento, mientras


que en las articulaciones se observa una reducción en la síntesis de proteoglicanos por parte
del cartflago, con una disminución en el contenido en agua y una proliferación de tejido
lipofibrótico dentro del espacio articular, lo que da lugar a una creciente rigidez. Estos
cambios pueden ser reducidos por medio de técnicas tales como el estiramiento muscular, la
estimulación transcutánea o la movilización pasiva continua.

El trabajo muscular es una piedra angular en rehabilitación deportiva, y la fisiología de la


contracción muscular debe tenerse presente en los protocolos de recuperación. La idea de
que los humanos pueden activar todas las unidades motoras de un músculo en una
contracción máxima ha sido propuesta, aunque éste no suele ser el caso. El reclutamiento
motor es menor en las contracciones excéntricas máximas que en las concéntricas.
Paradójicamente, es posible ejercer una fuerza mayor en la contracción excéntrica.

De igual modo hay diferencias entre las contracciones máximas voluntarias de músculos
agonistas y antagonistas, mientras que, por ejemplo, parece que el entrenamiento continuado
e intensivo de la carrera causa una inhibición nerviosa central de la contracción máxima
voluntaria de los extensores de rodilla. De este modo, varios factores afectan a la calidad de
la contracción muscular, si bien se acepta que la producción de máxima fuerza se relaciona
directamente con el área muscular transversal.
57

Aparte de este hecho, las variaciones en el reclutamiento de unidades iiiotoras afectan


significativamente a la producción máxima de fuerza. De hecho se cree que la respuesta
inicial al entrenamiento de fuerza es la adaptación neural, más que el cambio hipertrófico del
músculo en sí. B-BÍe fenómeno podría explicar las ganancias de fuerza bilaterales que se
producen tras el entrenamiento unilateral de una extremidad. De igual modo, este
reclutamiento puede comprometerse en condiciones patológicas.

Por ejemplo, la asociación clínica entre el hidrartros de rodilla y la atrofia de cuadríceps


puede ser explicada en parte por la inhibición neural que motiva esta efusión sobre las
motoneuronas del cuadríceps. El músculo esquelético es un tejido extremadamente
adaptable. Al igual que el desuso motiva la atrofia muscular, el incremento de carga por
medio del entrenamiento de fuerza resulta en un incremento del tamaño muscular conocido
como hipertrofia. Esta hipertrofia es dependiente de la intensidad, duración y frecuencia del
entrenamiento, así como de la composición fibrilar y del estado de entrenamiento del sujeto.

La rehabilitación muscular incluye el desarrollo de hipertrofia, pero también de otras


cualidades musculares. La resistencia muscular ha sido descrita como lo opuesto a la fatiga,
y esta fatiga muscular es el resultado de varios mecanismos fisiológicos. Se caracteriza por
un agudo descenso del rendimiento motor manifestado por un incremento de la sensación de
esfuerzo necesario para mantener un determinado nivel de fuerza o bien por un decremento
involuntario del nivel de fuerza ejercido. Paradójicamente, la atrofia muscular, aún teniendo
un gran efecto sobre la fuerza contráctil absoluta, no tiene una acción tan drástica sobre la
fatigabilidad muscular, lo que debiera tenerse en cuenta en los programas de tratamiento.
Otro aspecto clásico y fundamental del trabajo de rehabilitación es la mejora del arco de
recorrido de una articulación («Range of Motion» - ROM) en todos los planos.

En condiciones no patológicas, el ROM puede estar limitado por la extensibilidad del tejido
muscular y tendinoso, por las restricciones ligamentosas, y por la rigidez capsular. Después
de una lesión, el ROM puede estar limitado por la efusión articular, el espasmo y contracturas
musculares, y la acumulación de tejido de cicatrización en la articulación.

Además, el ROM de un deportista puede ser muy diferente al de una persona sedentaria;
baste pensar en la cadera de las gimnastas o en el hombro del lanzador. Las limitaciones en
el ROM están en función de las características de viscoelasticidad del tejido conectivo que
58

forma parte de músculos, tendones y ligamentos. Este tipo de respuesta a la carga se


caracteriza por una deformación elástica instantánea y proporcional a la carga, y por una
deformación viscosa proporcional a la velocidad con que esta carga se aplica. El estiramiento
produce cambios en la extensibilidad del tejido conectivo, el cual responde mediante sus
características de «creep», o elongación en respuesta a una fuerza tensil fija, y relajación de
estrés, o disminución de la tensión del tejido con el tiempo en respuesta a esta fuerza tensil
fija. El reconocimiento de estos fenómenos forma la base para las técnicas de estiramiento y
de ganancia de ROM.

Diagnóstico clínico y funcional en rehabilitación deportiva La evaluación en rehabilitación


deportiva comparte con la de la rehabilitación convencional el carácter funcional, que
proporciona la base para el manejo del paciente a partir del diagnóstico clínico. Este
diagnóstico clínico puede estar ya realizado cuando el deportista es remitido al equipo de
rehabilitación, de manera que éste realiza la evaluación complementaria precisa para el
diseño de los objetivos funcionales y plan de tratamiento.

En el caso del deporte, este tipo de evaluación suele ser compleja, como lo son los
requerimientos de la actividad del paciente y las prestaciones que debe efectuar el aparato
musculoesquelético del deportista. Cualquier tipo de prueba en medicina debería cumplir
unas premisas fundamentales de fiabilidad y validez. En el caso del deporte, la validezde una
prueba es correlacionada frecuentemente con el rendimiento del deportista en pruebas
atléticas estandarizadas. Asimismo, en el ámbito deportivo, los requerimientos de
sensibilidad y especificidad para los tests de evaluación suelen ser mayores que en la
rehabilitación convencional.

El diagnóstico funcional básico en rehabilitación puede comenzar con la evaluación de los


parámetros básicos de fuerza muscular, arco de movimiento y propiocepción. Su medida
sirve para valorar las repercusiones funcionales causadas por una patología y para
monitorizar la progresión del deportista lesionado en el tiempo. También actúa como
herramienta motivacional para el deportista, en cuanto comprueba el cumplimiento
progresivo de las metas parciales fijadas por el equipo de rehabilitación.
59

La evaluación de la fuerza muscular se ha usado para estimar la integridad y función del


sistema musculoesquelético desde finales del siglo pasado. Los instrumentos usados
clínicamente se pueden resumir en: la evaluación manual, la cual es subjetiva y adolece de
falta de fiabilidad y sensibilidad; los dinamómetros de mano, los cuales son mecánicamente
fiables, gozando también de buena fiabilidad intra-observador e inter-observador en manos
de evaluadores experimentados; los dinamómetros isocinéticos, que permiten una evaluación
dinámica y cuyos resultados son fiables si se siguen protocolos estandarizados; y los
dinamómetros isométricos, cuyas medidas son fiables pero estáticas, y se correlacionan
altamente con la producción de fuerza isocinética a bajas velocidades.

Todos estos sistemas requieren la aplicación del máximo esfuerzo por parte del sujeto
evaluado si se quieren obtener registros máximos y reproducibles. A estos sistemas clínicos
se pueden añadir otros propios del medio deportivo, en forma de diferentes tests dinámicos
con pesos libres, aparatos de resistencia fija o variable, o ejercicios de autocarga, adaptados
a partir de la evaluación de fuerza muscular en el deporte. De igual manera, los parámetros a
evaluar varían con respecto a las mediciones habitualmente usadas en rehabilitación
convencional.

Debido a los requerimientos complejos de fuerza muscular del deportista, es importante la


utilización de medios para medir diversas áreas de esta cualidad, en relación siempre con los
objetivos finales y de acuerdo a la especialidad deportiva en cuestión, de modo que se
establezcan las bases para el trabajo específico y restitución de éstas áreas. No se debiera de
perder de vista que las características de fuerza muscular tienen una importante relación con
la función y el rendimiento. Sin embargo, se ha prestado relativa poca atención a la validez
de las mediciones de fuerza en este contexto, aunque sí es cierto que diferentes autores han
relacionado positivamente el registro de valores de fuerza con diversas acciones funcionales
deportivas.

En rehabilitación deportiva, el concepto clínico tradicional de medición del arco articular se


debe completar con la medición precisa de la flexibilidad de una articulación. Podríamos
englobar estos dos conceptos en la evaluación de la movilidad de una articulación, que
incluye también la medición de las traslaciones articulares cuando tienen significación
patológica (artrometría de la traslación sagital de la rodilla, por ejemplo). Esta movilidad
60

articular debiera situarse dentro de unos límites de normalidad, diferentes para cada deporte,
fuera de los cuales podríamos hablar de patología susceptible de actuación.

Por ejemplo, unos isquiotibiales cortos pueden ser un factor de riesgo para el desarrollo de
pubalgia en algunos deportes, al igual que una laxitud articular generalizada se relaciona con
un mayor índice de lesiones de ligamentos en otros. De este modo, existe una relación directa
demostrable entre alteraciones de la movilidad articular en alguno de sus componentes y la
aparición de lesiones en el deportista. En la evaluación rehabilitadora del deportista, es
exigible el registro de pruebas de flexibilidad de, al menos, las articulaciones y segmentos
más relacionados con la patología.

Una batería de tests en este sentido es de ayuda. La propiocepción es el sentido de la posición


articular y del movimiento articular (kinestesia). Es mediada por receptores en la piel,
músculos y articulaciones, y juega un importante papel en el rendimiento deportivo. Además,
está comprobado que mejoras en la propiocepción reducen el riesgo de lesión. De este modo,
la medida de la capacidad del deportista para detectar cambios en la posición de sus
articulaciones y reaccionar ante ellos corrigiendo su postura es un aspecto importante en
rehabilitación deportiva, lo que ha llevado al desarrollo de diferentes tests, la mayoría de los
cuales basados esencialmente en la estabilometría.

El problema de estos tests suele ser que miden la sensación propioceptiva conjuntamente con
aferencias de sensibilidad superficial cutánea, así como información procedente de los
órganos visuales y laberínticos, de modo que lo que se toma a veces como valoración
propioceptiva es en realidad valoración del equilibrio, la cual puede estar alterada como
resultado de la afectación de alguna de estas aferencias. Así pues, para medir el estado
propioceptivo de un deportista, alterado por una lesión, mediante un test de equilibrio, se
debe de asumir la integridad de los otros sistemas neurológicos que intervienen en este
sentido.

Algunos sistemas modernos de valoración del equilibrio, modifican las vías vestibular y
ocular para medir de manera más precisa el mecanismo propioceptivo, pero su verdadero
valor está todavía por demostrar, dado su elevado costo y la ausencia de valores normativos.
Mientras tanto, algunos tests clínicos de equilibrio sencillos de realizar, permiten tener una
idea del estado del control neuromuscular propioceptivo de una extremidad y de su evolución
61

con el tratamiento. La mayoría de los movimientos deportivos comprenden la acción


integrada de segmentos corporales y la transmisión y absorción de fuerzas.

Por ejemplo, el tronco forma una base de apoyo desde la cual se generan las ñierzas para
chutar un balón de futbol. Estas relaciones forman el concepto de cadena musculoesquelética.
Este concepto se demuestra bien en condiciones patológicas, en las cuales un defecto en un
eslabón de la cadena puede afectar «a distancia» a otros eslabones. La asociación entre lesión
distal y afectación proximal es un hallazgo común en lesiones de extremidad inferior. La
evaluación clínica o instrumentada de las alteraciones de la biomecánica de los segmentos
musculoesqueléticos, en reposo o bien durante la actividad deportiva en condiciones de
laboratorio o de campo, debiera ser de rutina en la valoración diagnóstica en rehabilitación
deportiva.

Esta evaluación se puede focalizar en diferentes áreas de estudio, como el análisis de la


marcha, de la pisada o de la alineación de los segmentos corporales, para lo cual se dispone
de equipamiento más o menos sofisticado. De igual manera, es necesario el conocimiento
adecuado de los gestos deportivos de cada especialidad, así como de las cargas que se ejercen
y de las demandas funcionales de cada disciplina deportiva. La demanda funcional de un
tobillo de un saltador de triple no tiene nada que ver con la de un nadador, por poner un
ejemplo. Incluso en presencia de buenos registros en la valoración clínica básica de fuerza
muscular, arco de movimiento y propiocepción, y una vez corregidos los déficits
biomecánicos, un deportista lesionado puede tener todavía importantes lagunas en el
rendimiento funcional del segmento musculoesquelético que está rehabilitando. Los
llamados tests funcionales evalúan conjuntamente el control neuromuscular, la fuerza, la
potencia y la habilidad funcional.

Deben de tener la misma exigencia en cuanto a estandarización, validez, fiabilidad,


sensibilidad y especificidad, que cualquier otro test clínico, y usar datos de poblaciones muy
definidas en orden a proporcionar comparaciones válidas en el ámbito deportivo. Diversos
autores han desarrollado tests funcionales. Los más utilizados para la extremidad inferior son
los tests de salto, como elsalto vertical y el de longitud. También se utilizan tests de carrera
y cambio de dirección. Por otro lado, existen tests estandarizados de condición física que,
62

debido a que requieren una integridad funcional del aparato locomotor, pueden utilizarse para
evaluar el rdvel alcanzado en el proceso de rehabilitación del deportista.

Entre ellos se cuentan tests de rendimiento anaeróbico como el tests de Wingate o el de


Margaria-Kalamen, o tests de agilidad, como el de figura de ocho o el de zigzag de Barrow.
Estos tests funcionales no sólo miden fuerza muscular, sino también otros factores que
contribuyen al rendimiento físico, como el dolor, edema, integridad ligamentosa,
flexibilidad, coordinación, agilidad, potencia y propiocepción. Cualquiera de estos tests debe
demostrar su capacidad de discriminación entre grupos patológicos y sanos. A este respecto
y como ejemplo, es interesante destacar que algunos autores (Lephart et al, 1992) han
encontrado que las medidas clínicas convencionales, incluyendo la evaluación de fuerza y la
artrometría de traslación sagital, se correlacionan poco con la capacidad de un sujeto afecto
de una deficiencia en el ligamento cruzado de la rodilla, para volver a los niveles deportivos
prelesionales.

Sin embargo, los deportistas que retornaban a estos niveles puntuaban significativamente
mejor en los tests funcionales que estos autores utilizan, comparados con los que no podían
retornar a su nivel deportivo previo. Entre los problemas en la aplicación de los tests
funcionales se encuentran la escasez de estudios bien diseñados acerca de su ñabilidad y
validez. Además, existe poca estandarización, lo que hace la comparación de resultados es a
veces difícil o imposible. Estos tests deben ser seleccionados en base a su facilidad de
aplicación y equipamiento necesario, e incorporación del mayor número de destrezas
relacionadas con el rendimiento en una especialidad deportiva. Por otro lado, no se conocen
tests válidos y fiables para la extremidad superior o el tronco.

En rehabilitación deportiva, es necesario determinar la capacidad de regreso a la competición


de forma segura y eficiente. Esto no es posible si se utilizan tests no funcionales o no
probados. Por tanto, este es un área de desarrollo fundamental en la disciplina que nos ocupa.
Durante el desarrollo del proceso de rehabilitación, es necesaria la planificación de los
controles médico-clínicos pertinentes, y el uso de cuantas pruebas complementarias sea
preciso. El diagnóstico por la imagen en particular ha conocido un importante desarrollo en
los últimos tiempos, y los avances en ecografia musculoesquelética permiten controles
seriados poco costosos de la evolución de muchas patologías.
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El uso de estas y otras pruebas complementarias, así como la planificación de controles


clínicos y la coordinación de las actuaciones de otros especialistas, como biomecánicos,
psicólogos u ortopedas, permiten la monitorización y modificación del proceso de
rehabilitación, que se convierte así, idealmente, en un sistema cerrado basado en la evidencia.
Por último, y dado que el proceso de rehabilitación en deportistas cuida los aspectos de
condición física, en aras de una reintegración a la actividad al mejor nivel deportivo posible,
se hace necesaria la evaluación seriada de estas capacidades físicas, y la actuación en
consecuencia.

La pérdida de capacidad aeròbica y la ganancia de porcentaje adiposo es un hallazgo


demasiado común en deportistas que terminan su proceso de rehabilitación de una lesión.
Una evaluación física completa antes del alta definitiva nos indicará si el trabajo integral de
rehabilitación deportiva ha sido efectivo.

Terapéutica en rehabilitación deportiva

La evaluación diagnóstica y funcional del deportista lesionado permite la definición de unos


objetivos rehabilitadores - «cosas que hay que arreglar»- precisos hacia cuya consecución
deben dirigirse las medidas terapéuticas que se elijan. La terapia en rehabilitación deportiva
es de características complejas, y requiere el concurso de uno o varios profesionales
dedicados en contacto diario con el deportista. Podría decirse que las técnicas de fisioterapia
son la piedra angular del tratamiento, y en este aspecto es necesario destacar de nuevo las
profundas diferencias entre la fisioterapia digamos «convencional» y la fisioterapia
deportiva.

La fisioterapia deportiva debiera alcanzar el mayor grado de especialización, parecida a la


fisioterapia de la lesión traumatològica del sedentario tanto como se parece un taller
mecánico de ciudad a un «box» de fórmula uno. El diseño y aplicación de la fisioterapia en
el deporte es un asunto complejo, dado que la elevada demanda funcional del deportista
requiere personal entrenado al respecto. Un gran número de opciones terapéuticas está
disponible, y su número aumenta día a día.
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El manejo acertado de los medios térmicos, la electroterapia, la hidroterapia y la terapia


manual, entre otras modalidades, proporciona los mejores resultados cuando su uso se orienta
por medio de unos claros objetivos de tratamiento definidos en el plan inicial y basados en
una cuidadosa evaluación del deportista. La constante aparición y desarrollo de alternativas
de terapia, demanda un conocimiento, evaluación y aplicación de éstas por parte del
terapeuta, proceso que, sin duda, debería basarse en criterios de evidencia científica y médica.
La fisioterapia se complementa con otras aportaciones terapéuticas que se encaminan al
tratamiento integral del deportista.

La adecuada medicación local o general, la provisión de ortesis y equipamiento protector, y


la programación del entrenamiento y rehabilitación funcional del deportista durante el
proceso rehabilitador por medio de la coordinación de los entrenadores y personal
especializado pertinente, así como la integración de otras posibles actuaciones de diversos
tipos de profesionales que atiendan a consideraciones especiales del deportista en base a su
edad, sexo o problemas patológicos intercurrentes, precisan una coordinación médica
general, así como una evaluación continua.

La responsabilidad sobre la evolución médica del deportista lesionado, tanto ante su


entrenador y su entorno como ante el deportista mismo, debiera ser del médico coordinador
de todo el proceso, tal como ocurre en cualquier proceso patológico en medicina. En el medio
deportivo, el objetivo final del programa de rehabilitación es la reincorporación rápida y
segura a la actividad. Aunque es virtualmente imposible el acelerar el normal proceso de
cicatrización que sigue a una lesión, se puede hacer mucho para optimizar el entorno en el
que esta cicatrización ocurre, asegurando que nada impide este proceso.

Para lograr este objetivo, el deportista debería participar en la fase de la rehabilitación


llamada comúnmente Rehabilitación Funcional. El programa de rehabilitación funcional
toma en cuenta las fases normales de reparación tisular, mientras que prepara al deportista, a
través del trabajo de sus necesidades específicas, para las demandas que encontrará al
reintegrarse a la competición. De este modo, este concepto se integra con el resto de los
elementos que componen la estructura de rehabilitación deportiva.

El equipo de rehabilitación deportiva, multidisciplinar en todo lo posible, identifica los


objetivos clínicos y funcionales para el deportista. Los primeros se caracterizan por ser
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medibles en condiciones clínicas, y se refieren a parámetros como fuerza, arco de


movimiento, inflamación, dolor, resistencia cardiovascular o resistencia muscular. Los
objetivos funcionales se centran en los factores requeridos por el deportista para rendir en su
deporte, y se refieren a parámetros como la velocidad, potencia, agilidad, control
neuromuscular del movimiento, estabilidad neuromuscular de las articulaciones, y resistencia
deporte-específica. Estos parámetros se miden por medio de tests funcionales.

La pregunta formulada con más frecuencia por un deportista lesionado es: ¿cuándo podré
volver a entrenar normalmente? Dada la individualidad de cada deportista y lesión, cuando
la respuesta es dada en términos de tiempo, por ejemplo, un número dado de días o semanas.
el deportista podría retornar demasiado pronto o demasiado tarde. Sin embargo,
estableciendo una serie de objetivos que el deportista debe cumplir antes de progresar a la
siguiente fase del programa, el equipo de rehabilitación puede estar seguro de la seguridad
de la vuelta a la actividad normal.

Esta aproximación permite igualmente el entendimiento por parte del deportista del papel
que él mismo juega dentro del programa, lo que aumenta su implicación. La obtención de
éxitos parciales dentro del programa estimula la motivación del paciente y reduce su
sentimiento de desánimo por no participar en su deporte, a la vez que evita la «trampa
temporal» en la que se puede caer («usted dijo que volvería a competir en dos semanas»).
Por último, este tipo de enfoque mejora la información y la coordinación entre el equipo de
rehabilitación, el entrenador y el entorno del deportista. Para cumplir los objetivos
seleccionados, se debe diseñar el programa en una progresión secuencial etapa tras etapa, con
cada etapa exigiendo un mayor nivel de rendimiento.

El tipo y severidad de cada lesión indica dónde debe comenzar esta progresión, pero el último
paso es, en cualquier caso, el retorno a la actividad deportiva. Esto requiere una comprensión
de las demandas impuestas al deportista por su prueba o especialidad. Lo que puede
considerarse fuerza o arco de movimiento «normales» para la mayoría de los pacientes en
rehabilitación probablemente se consideraría inadecuado para la mayoría de los deportistas.
Es pues conveniente poner al deportista en un entorno de rehabilitación que simule los
requerimientos de su deporte, lo que mejora directamente la calidad de su recuperación y
reduce las posibilidades de recidiva de lesión.
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Desde un buen principio del proceso lesionai, en el que es necesario la descarga de la zona
afectada, es posible el mantenimiento de la fuerza, flexibilidad del resto de los segmentos
corporales y de la condición cardiovascular por medio del ejercicio alternativo no interferente
con la cicatrización de la lesión, o bien mediante la modificación de la actividad deportiva
en volumen, intensidad u otros parámetros del ejercicio. Existen numerosas actividades que
se pueden usar como formas alternativas de ejercicio. El empleo de ejercicios de control de
las piernas como las minisentadillas o las extensiones de tobillo puede iniciarse en las
primeras fases, con progresión a ejercicios más complejos, y siempre funcionales.

Igualmente, el uso del ciclismo, la retrorehabilitación (ejecución de ejercicios en el sentido


contrario al normal), el ejercicio de bajo impacto, el ejercicio en agua, y toda una serie de
actividades que mejoran la propiocepción (sensibilidad de posición de una articulación y de
su movimiento) por medio de diferentes dispositivos, son recursos que se pueden emplear.
De este modo, en adición al entrenamiento y restitución de las cualidades físicas llamadas
clínicas, que clásicamente se han atendido en la rehabilitación convencional, se integra el
trabajo de la velocidad, agilidad, potencia y destrezas específicas por medio de una batería
de ejercicios progresivos entre los que se enfatizan los llamados ejercicios de cadena cinética
cerrada, que se caracterizan por ser realizados con el extremo distal de la extremidad fijado,
produciéndose el movimiento en los segmentos proximales.

Este tipo de ejercicios producen mejoras neuromusculares de la velocidad, equilibrio y


coordinación, además de producir un aumento de la estabilidad articular por medio de la
coordinación neural de la musculatura que rodea a dicha articulación. En algunos casos, estos
ejercicios se suman a los convencionales, pero en otros los reemplazan totalmente debido a
sus mayores beneficios. En adición, la realización de este tipo de ejercicios provee la base
para el desarrollo de la progresión hacia actividades deporte-específicas como esprintar,
lanzar, fintar o saltar, de forma más temprana. La realización bajo condiciones de carga
progresiva de este tipo de actividades marca el contenido de las últimas fases del programa
de rehabilitación funcional.

Un programa preventivo en general estipula el entrenamiento neuromuscular, como


herramienta de mejora de la capacidad de generar patrones óptimos de activación muscular,
aumentando estabilidad dinámica articular y patrones de movimiento necesarios durante
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actividades de la vida diaria y deportivas. El entrenamiento propioceptivo y equilibrio


complementando el control postural (Nessler et al., 2017), evitando desequilibrios en las
extremidades inferiores.

Otro elemento es la pliometría mejora la mecánica corporal y reducen lesiones graves,


particularmente del LCA. Por otra parte, el rol del fisioterapeuta al interior de cada programa
revisado, muestra una participación tímida en la gran mayoría. Sin embargo, existe también
un rol destacado en la construcción de algunas propuestas de programa preventivos,
específicamente, en aquellos donde el nivel lesivo es significativo (Ver tabla 1). El
fisioterapeuta debe ser un miembro activo sumado al preparador físico, y demás,
profesionales del ámbito deportivo, garantizando estudiar de manera correcta la relación del
cuerpo humano con el ejercicio físico (Mantilla, A., 2018).

Por lo tanto, es necesario, conocer aquellos aspectos que desencadenaron el evento lesivo al
deportista, combinando conocimientos anatómicos y curación de tejidos, desarrollando una
simbiosis entre el entorno interno del sujeto, sus representatividades desde el cuerpo objeto
y su relación con el mundo externo, uniendo las interrelaciones particulares del deportista
como un todo, desarrollando programas preventivos que fortalezcan capacidades atléticas del
deportista como: discriminar las sobrecargas y accidentes deportivos, teniendo en cuenta
esto: Asumir de manera adecuada, la labor al interior del equipo interdisciplinario, debido a
que como especialista del movimiento corporal humano, reconoce de primera mano, cada
aspecto del deportista desde el factor de riesgo interviniente.

El fisioterapeuta desarrolla acciones desde la educación, como uno de los grandes


mecanismos preventivos en el deportista. Finalmente, el papel del Fisioterapeuta deportivo
se ha transformado en una de las áreas de estudio en ciencias de la salud, con trascendencia
a acciones en el alto rendimiento deportivo, basando sus labores en la prevención de lesiones,
planificación y metodología de procesos de rehabilitación y recuperación funcional deportiva
(Adamuz & Nerín, 2006; Pinzón, 2014).

Clases de ejercicios pliométricos

Los ejercicios pliométricos pueden clasificarse en tres categorías: ritmo, potencia y


velocidad. La clasificación depende del objetivo del ejercicio y de la naturaleza de la
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sobrecarga. La pliométrica de ritmo desarrolla técnicas de movimientos coordinados y fuerza


balística básica. La pliométrica de potencia combina la fuerza máxima y la velocidad en una
acción explosiva. La pliométrica de velocidad acorta el tiempo en que una acción debe
realizarse.

Ejercicios pliométricos con ritmo

• Saltos rítmicos
• Carrera con las rodillas en alto
• Saltos con balanceo
• Patadas a las nalgas
• Rebotes con los tobillos
• Cariocas
• Rebotes rítmicos
• Pisadas fuertes [Roach Stompers]
• Patadas con saltos Saltos.

El salto ayuda a desarrollar una buena mecánica de carrera. El salto es un ejercicio de todo
el cuerpo que construye tanto la fuerza de la parte inferior como de la parte superior del
cuerpo. Son el ejercicio pliométrico básico. Realice entre 2 y 3 series de 30 a 50 yardas.
Saltos con balanceo. El salto con balanceo es una variante del salto rítmico. En lugar de tomar
la postura de carrera, los brazos se columpian libremente con cada salto. El ejercicio combina
relajación con ritmo. Realice entre 2 y 3 series de 30 a 50 yardas. Carrera con las rodillas en
alto. Este ejercicio desarrolla buena carrera y fortalece el músculo flexor de la cadera al hacer
hincapié en el salto con la rodilla en alto. Una buena mecánica y postura de carrera son
fundamentales para realizar este ejercicio. La velocidad de avance debe ser lenta y
controlada.

Realice 2 series de 20 yardas. Patadas en las nalgas. Este ejercicio fortalece los músculos del
tendón de la corva y desarrolla rapidez y coordinación en la recuperación del tranco.
Mantenga la postura de carrera erguida e intente patear las nalgas con los talones, mientras
trota hacia adelante. Buenos movimientos con los brazos y una velocidad controlada son
importantes. Realice entre 2 y 3 series de 20 yardas. Rebotes con los tobillos. Este ejercicio
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fortalece los músculos, los tendones y los ligamentos de los tobillos, que tienen que
enfrentarse con los desafíos de los diferentes terrenos de juego del fútbol.

Este ejercicio puede realizarse siempre en el mismo lugar o moviéndose lentamente hacia
adelante. El salto a la soga es un ejercicio alternativo. Realice entre 2 y 3 series de 20 a 30
repeticiones. Patadas con saltos. Las patadas con saltos requieren la coordinación de muchos
movimientos rápidos. Mientras brinca en un pie, lleve el otro hacia los glúteos y luego patee
hacia delante, llevando la rodilla hasta la línea de la cintura. El pie extendido regresa al suelo,
para iniciar un nuevo salto. Realice entre 2 y 3 series de 20 yardas. ¨Cariocas.¨ Este ejercicio
requiere una coordinación relajada y ritmo en un movimiento complejo. El atleta corre de
costado con la segunda pierna pisando alternativamente hacia adelante y hacia atrás de la
primera pierna. Realice 2 series de 30 a 50 yardas en cada dirección. Rebotes rítmicos.

Estos rebotes desarrollan la potencia de la pierna a baja intensidad. Resultan ser una buena
introducción para la pliométrica de potencia. Los rebotes son un movimiento exagerado de
carrera en el que el atleta trata de mantenerse en el aire con cada tranco. Realice entre 2 y 5
series de 30 a 50 yardas. Pisadas fuertes. Este ejercicio desarrolla la fuerza dinámica en las
pantorrillas y en los tobillos y ayuda a tomar conciencia de la fase de empujar que existe en
el tranco de carrera. El atleta realiza un salto corto concentrándose en llevar los talones con
fuerza hacia el suelo. Realice entre 2 y 3 series de 20 yardas.

Ejercicios pliométricos de potencia Antes de comenzar los ejercicios pliométricos de


potencia, asegúrese primero de que sus atletas puedan realizar los ejercicios con ritmo. Haga
hincapié en la buena utilización de la técnica. Una técnica inapropiada es señal de que el
atleta no está listo para realizar estos ejercicios pliométricos de potencia.

• Saltos de potencia
• Rebotes de potencia
• Saltos con las dos piernas
• Saltos con una pierna Saltos de potencia. Esta clase de brinco enfatiza la acción
enérgica de los brazos y el empuje desde el suelo.

El atleta debe intentar alcanzar la mayor altura posible. Realice entre 2 y 4 series de 10 a 15
brincos, o de 20 a 50 yardas. Rebotes de potencia. El movimiento básico es similar al rebote
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rítmico, exceptuando que la primera rodilla se eleva energéticamente hasta la línea de la


cintura. El atleta intenta lograr tanto altura como distancia. Realice 2 series de 8 a 12 rebotes,
o de 30 a 50 yardas. Saltos con las dos piernas. Los saltos con las dos piernas desarrollan
potencia en la parte inferior del cuerpo.

Deben realizarse saltos consecutivos, sin pausas. Los novatos y los atletas más débiles
deberán utilizar un salto pequeño entre cada salto completo. El atleta debe intentar alcanzar
la mayor distancia y altura posible con cada salto, sin dejar de moverse constantemente.
Realice entre 2 y 3 series de 6 a 8 repeticiones. Saltos con una pierna. Los saltos con una
pierna incluyen los mismos grupos musculares de la parte inferior de las piernas que los saltos
con las dos piernas, pero se concentran en el equilibrio y la potencia. Éste es un ejercicio
exigente que deberá realizarse con precaución.

Tal como sucede con los saltos con las dos piernas, una buena forma de introducir el ejercicio
es mediante la intercalación de un brinco pequeño entre cada brinco completo. Realice entre
2 y 3 series de 6 a 8 repeticiones con cada pierna. Ejercicios pliométricos de velocidad Los
ejercicios pliométricos de velocidad utilizan la velocidad para forzar al sistema
neuromuscular a que desarrolle velocidad y rapidez. Para el fútbol, inclúyalos como
ejercitación para realizar antes del entrenamiento de carrera.

• Saltos de velocidad • Rodillas en alto en velocidad


• Patadas en las nalgas • Manos rápidas/pies veloces
• Saltos en velocidad Saltos en velocidad. Estos saltos hacen hincapié en la rápida
ejecución, no en la distancia. El atleta debe aparentar estar dando un paso con cambio
rápido de dirección. Realice entre 2 y 3 series de 10 a 15 yardas.

Rodillas en alto con velocidad. Tal como sucede con los ejercicios normales de rodillas en
alto, los brazos y las rodillas se elevan enérgicamente, pero en este caso se enfatiza el cambio
rápido de pierna. El alcance del movimiento será de 1/3 a _ de lo normal. Realice entre 2 y 3
series de 10 a 15 yardas.

EJERCICIOS PLIOMÉTRICOS ESPECÍFICOS DEL FÚTBOL


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Además de los ejercicios pliométricos generales antes mencionados, quizá quiera incluir una
cantidad de ejercicios que desarrollan específicamente el tipo de capacidades de potencia
utilizadas en el fútbol. El entrenamiento pliométrico es especialmente eficaz para desarrollar
aceleración explosiva y habilidad en el salto. En el fútbol, eso se traduce en poder dejar atrás
rápidamente a un defensor, realizando cambios de dirección explosivos y rápidos, grandes
saltos verticales para cabecear la pelota y mejorando la velocidad de carrera. Los siguientes
ejercicios incorporarán un carácter específico a sus sesiones pliométricas de fútbol. Saltos de
conos El fútbol requiere una gran cantidad de movimientos laterales explosivos, tales como
amagar y luego salir corriendo alrededor de un defensor.

Los ejercicios pliométricos que incluyen movimientos de saltos laterales ayudan a desarrollar
la fuerza y potencia que esos movimientos necesitan. Los saltos a los conos son una manera
de incorporar saltos explosivos con movimientos laterales. Los conos de plástico de distintos
tamaños utilizados como señales de tránsito son perfectos para estos ejercicios. Los conos de
plástico son un obstáculo seguro que sus atletas pueden saltar. Saltos de costado con ambas
piernas. Los atletas simplemente saltan de costado sobre un cono de plástico para el tránsito.
El cono obliga al atleta a saltar mientras se mueve en forma lateral.

Utilice conos de distintas alturas. Si quiere enfatizar la velocidad, utilice conos pequeños.
Para enfatizar la potencia, utilice los conos altos. En todos los casos, el atleta debería poder
saltar el cono sin tocarlo.

Saltos de costado con una sola pierna. Estos saltos son similares a los saltos con ambas
piernas, con la excepción de que en este caso el atleta salta de un pie al otro. Cuando enseñe
este ejercicio, asegúrese de que el jugador, al realizar el salto, levante la rodilla de la pierna
que no está utilizando.

Este movimiento evita que el atleta simplemente caiga sobre un pie o sobre el otro. Saltos a
los conos con giro. Haga que el atleta realice saltos de lado a lado mientras realiza medios
giros (180 grados). Esto ayuda a desarrollar la habilidad de realizar cambios explosivos de
dirección. Saltos a los conos en diagonal.

Coloque una línea de varios conos. Ahora haga que su atleta salte de lado a lado sobre los
conos, mientras se mueve hacia delante. El ejercicio puede realizarse utilizando las dos
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piernas o una sola. Advierta cómo la versión del ejercicio con una pierna se parece al
movimiento que realizan los jugadores cuando driblan esquivando varios oponentes.

Saltos múltiples con sprint. Coloque varios conos en línea. Haga que el atleta salte en forma
diagonal sobre los conos. Una vez que pase por encima del último cono, el atleta debe realizar
inmediatamente un sprint de 20 a 30 yardas. Por supuesto, todos los ejercicios antes
mencionados pueden ser realizados sin conos.

Algunos entrenadores utilizan simplemente las marcas de tiza sobre el campo de juego.
También puede crear sus propios ejercicios. Por ejemplo, construya un pentágono y haga que
sus jugadores salten de vértice a vértice.

Lanzamientos del balón de cuero pesada Los saques de banda son una importante parte del
juego. La fuerza explosiva de la parte superior del cuerpo ayuda a que los atletas arrojen el
balón con distancia y con ritmo. Con la misma importancia, los lanzamientos del balón
pesada de cuero ayudan a desarrollar la potencia del tronco abdominal que se utiliza al
cabecear o al patear el balón. Mediante la utilización de pelotas de cuero con poco peso, o
pelotas de fútbol viejas, o pelotas de voleibol rellenas con arena, haga que sus atletas realicen
lanzamientos sobre la cabeza utilizando ambas manos, tanto de pie como arrodillados.

Para todos los ejercicios, haga énfasis sobre la ejecución rápida y rítmica. Cada serie debe
contar con 6 a 12 contactos. Recuerde, está desarrollando el carácter explosivo y la potencia,
no la resistencia. No necesita programar ejercicios específicos que hagan hincapié en el
entrenamiento pliométrico. Para los jugadores de fútbol, los ejercicios pliométricos pueden
incorporarse luego del calentamiento y antes del entrenamiento principal. Estos ejercicios
deben enfatizar una gama completa y continua de movimientos más que una carga de trabajo
excéntrica y utilizar la elongación previa del músculo para facilitar el movimiento rápido, la
eficiencia mecánica y la coordinación. Tal como sucede con otras clases de entrenamiento,
los ejercicios pliométricos deben realizarse en forma periódica a lo largo de la temporada. El
volumen y la intensidad variarán a lo largo de la temporada.

En general, el volumen de los ejercicios pliométricos para los jugadores de fútbol será de
bajo a moderado. La intensidad también irá de baja a moderada. Comience cada temporada
con una suave introducción al entrenamiento pliométrico utilizando sólo el ritmo y los
73

ejercicios. A medida que sus atletas se acostumbren a los ejercicios y adquieran estado físico,
aumente gradualmente el volumen y la intensidad. Una vez que los atletas hayan aprendido
las técnicas básicas del ritmo, introduzca lentamente los ejercicios de potencia. Los jugadores
de fútbol utilizarán una reducida cantidad de los ejercicios de potencia combinados con los
ejercicios de ritmo.

Cuando comienza la fase de competición de la temporada, el trabajo pliométrico hace


hincapié en el desarrollo del ritmo y de la velocidad. Una vez que la fase culminante de la
competición comienza, reduzca el entrenamiento pliométrico a una sesión leve por semana,
aunque sus atletas pueden seguir incluyendo ejercicios pliométricos en el calentamiento.
Suspenda todo tipo de entrenamiento pliométrico intenso por 7 a 10 días antes de que
comiencen los partidos eliminatorios.

Un jugador debe moverse para alcanzar el balón mediante la alineación del cuerpo con la
trayectoria del balón. El jugador debe decidir, antes de la llegada del balón, qué parte del
cuerpo utilizará y preparar entonces la parte del cuerpo elegida. El jugador debe estar relajado
y equilibrado, listo para adaptarse a la trayectoria del balón. Cuando el balón hace contacto
con el cuerpo, el jugador debe retirar levemente la parte del cuerpo utilizada, para amortiguar
así el impacto del balón. Una superficie dura hará rebotar el balón, lo que a menudo significa
perderla. Una vez que el jugador controle el balón, debería prepararse para el próximo
movimiento.

Un jugador puede utilizar todas las partes del pie para driblar con el fin de mantener la
posesión de el balón. Los costados de los pies son mejores para patear el balón, mientras que
la planta y el talón son mejores para cambiar de dirección. Finalmente, el jugador debe driblar
con la cabeza en alto para poder ver a los defensores. El jugador podrá observar tanto el balón
como el campo de juego a su alrededor usando su visión periférica. Si el jugador se concentra
sólo en el balón, no verá a los compañeros sin marca o a los defensores que se acercan.

Otra de las técnicas de driblar es proteger el balón. El jugador, cuando se encuentra frente a
un defensor, debe proteger el balón hasta recibir la ayuda de un compañero. El jugador
atacante debe colocar su cuerpo entre el defensor y el balón. Enséñele al jugador a mantenerse
de costado entre el defensor y el balón. El jugador debe inclinarse levemente hacia el defensor
74

y utilizar el brazo para ayudar a repeler al adversario. Esto permite que el jugador sepa dónde
está el defensor sin perder de visa el campo de juego.

Finalmente, los jugadores deben recibir y dominar el balón con el pie que está más alejado
del defensor, para así evitar que les saquen el balón. A menudo, los jugadores les dan la
espalda a los defensores y mantienen el balón directamente delante de sus cuerpos. Este
movimiento deja el balón expuesta entre las piernas del jugador atacante, lo que permite que
algún defensor le quite el balón. A menudo, a los jugadores que protegen el balón de esta
forma se los sanciona con obstrucción, ya que tienden a inclinarse sobre el balón y moverse
hacia atrás hacia el defensor.

Driblar para penetrar con el balón se refiere simplemente a atacar al defensor avanzado
driblando hacia el arco del adversario. Los jugadores deben atacar el espacio libre detrás del
defensor mediante la utilización de la creatividad y diferentes amagues para vencer al
defensor, de tal manera que queden frente al arco del adversario. Haga hincapié en la
importancia de lanzarse, o acelerar, hacia el espacio libre que dejó el amague.

Este cambio de ritmo permite que el jugador en posesión del balón deje atrás al defensor y
penetre hacia el arco. Los mejores jugadores del mundo son creativos. Aliente a sus jugadores
a realizar nuevas jugadas durante la práctica. Enséñeles a utilizar el cuerpo para engañar al
defensor dejando caer un hombro, arremetiendo contra un adversario y utilizando sus ojos y
su voz. Cuando les enseñe a sus jugadores a realizar diferentes amagues y gambeteos,
recuerde comenzar con jugadas simples. Una vez que los jugadores se sientan más ómodos
con este tipo de movimientos, enséñeles a realizar amagues más difíciles. Los jugadores
suelen utilizar en los partidos las jugadas con las que se sienten seguros, por lo que usted
debe asegurarse de que practiquen los amagues con regularidad.

Enséñeles a sus jugadores a driblar en línea recta hacia un defensor para que sean capaces de
realizar una jugada penetrante hacia cualquiera de los costados del adversario. El jugador que
realiza el ataque debe elegir el momento para realizar la jugada con exactitud. Si el jugador
realiza el amague antes de tiempo, el defensor podrá responder y obstruir el espacio libre.
Por otro lado, una jugada hecha demasiado tarde a menudo termina con el detenimiento del
atacante y el contraataque. Por esto, una jugada realizada en el momento oportuno genera el
espacio necesario para que penetre el atacante.
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Es fundamental que el jugador en posesión del balón utilice amagues para que el defensor
realice su jugada primero. Una vez que el defensor se haya movido hacia un lado,
inclinándose o moviéndose hacia el lugar, el atacante debe acelerar, pasar al defensor y
ocupar el espacio libre.

La rehabilitación adecuada de las lesiones deportivas requiere secuencialmente

(1) el inmediato y preciso diagnóstico de la naturaleza y severidad de la lesión con el


reconocimiento de los tejidos específicos afectados;

(2) la inmediata iniciación de los tratamientos apropiados dirigidos a minimizar los efectos
secundarios de la reacción inflamatoria;

(3) una secuencia de rehabilitación ordenada, incluyendo la aplicación de medidas


terapéuticas y de carga progresiva para mejorar la reparación de las estructuras tisulares
dañadas;

(4) la integración de actividades funcionales para mejorar la restauración de los patrones de


movimiento coordinado propios del deporte y especialidad del individuo; y

(5) la ejecución satisfactoria y confiada de las actividades específicas de la especialidad


deportiva, con el adecuado control corporal a niveles similares a los anteriores a la lesión.

A veces los profesionales que trabajamos en el medio deportivo estamos más preocupados
de cuántas credenciales, títulos o cursos podemos poner en nuestro curriculum, tendiendo a
olvidar cuál debiera ser nuestro principal objetivo: la prestación de una asistencia sanitaria
competente y de calidad al deportista. La rehabilitación deportiva es un gran paraguas donde
se refugian numerosas áreas de especialización profesional, las cuales están más o menos
implicadas en, o bien mejorar el rendimiento del deportista, o bien en cuidar de su patología.
Con una experiencia en el entorno deportivo más o menos profunda, fisiólogos del ejercicio,
biomecánicos, nutricionistas, psicólogos del deporte, entrenadores, preparadores físicos,
enfermeros, médicos, fisioterapeutas o «athletic trainers», podrían todos legítimamente
reclamar el ser «especialistas» en rehabilitación deportiva. Ciertamente, cada una de estas
áreas puede realizar una buena contribución hacia el atleta. Es esencial para todos estos
profesionales, la realización de una aproximación en equipo, lo que saca el máximo partido
a sus conocimientos, talento y experiencia, y redunda en el mejor rendimiento del deportista
76

^. La rehabilitación de lesiones de aparato locomotor en deportistas es sólo un área dentro


del gran cuerpo de conocimiento de la traumatología, de la rehabilitación y de la medicina
deportiva. Idealmente, es un proceso activo y participativo, en el que el deportista es
motivado para conseguir sucesivas metas a través de un proceso continuo altamente
estructurado y a la vez altamente individualizado; proceso que debiera estar fundado
científicamente en la anatomía, biomecánica, fisiología básica y del deporte, teoría del
entrenamiento, y en la terapéutica rehabilitadora. La aproximación multidisciplinar es sin
duda lo más deseable, siempre y cuando se consiga una buena coordinación de todos los
esfuerzos en bien del paciente. La carencia de oferta de formación especializada integral en
rehabilitación deportiva ha fomentado la aparición de numerosas aproximaciones desde
diferentes campos. Mientras no se consiga la homogeneización de criterios, es posible que la
mejor solución sea el aunar y coordinar estas aproximaciones dentro de los equipos. Y quizá
esta palabra, «equipo», sea la clave para la optimización, de cara al deportista y a su lesión.
77

Bibliografías

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